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EPISTEMOLOGÍA CYBORG Carlos Rojas Nicolás Rojas CONTENIDO. 1. Introducción 2. Lógica de los mundos. 2.1. Indexación trascendental. 2.2. Procedimientos y reglas. 3. Conexiones parciales. 4. Cíborg y realidad aumentada. 4.1. El concepto de ciborg. 4.2. Realidad aumentada. 5. Medio-real. 6. Paradigmas parciales. 7. Dialécca de los campos sociales. 7.1. Campos sociales. 7.2. Dialécca de los campos sociales. 8. Doble vínculo. 1. INTRODUCCIÓN. Este largo siglo XXI que estamos viviendo ha empezado a darle la espalda al siglo anterior mucho más rápidamente de lo que creíamos. Se han abierto la puerta de grandes descubrimientos y transformaciones cienficas y tecnológicas, el desarrollo de los mundos virtuales no ene precedente, la invasión de las redes sociales, las prometedoras y amenazantes biotecnologías. Un largo siglo que, al mismo empo, se inició con la crisis más salvaje del capitalismo desde su inicio y que, lamentablemente, no ha tenido una respuesta amplia y profunda que nos permiera construir un mundo alternavo; los desastres ecológicos se suceden unos a otros; millones de personas viven en la extrema pobreza o son arrojados al desempleo incluso en las economías desarrolladas; el capitalismo de las marcas llega al extremo de ulizar la esclavitud para incrementar sus ganancias; el fundamentalismo religioso avanza a pasos agigantados. Nunca ha sido tan cierto que estamos ante el “socialismo o la barbarie”, aunque pareciera que la barbarie lleva la delantera por mucho, corre en una fórmula uno mientras el socialismo lo hace en el Dakar. Y en medio de todo esto, el espectáculo triunfa por todos lados, la historia sigue siendo contada por los vencedores que no han dejado de vencer. Si volvemos el rostro hacia los temas del conocimiento, de nuestra capacidad de comprender esta realidad, nos topamos con el retraso impresionante de los instrumentos para reflexionar, para dar cuenta de lo que está pasando; el pensamiento críco aún es marginal y más que 1

EPISTEMOLOGÍA CYBORG

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EPISTEMOLOGÍA CYBORG

Carlos Rojas

Nicolás Rojas

CONTENIDO.

1. Introducción 2. Lógica de los mundos.

2.1. Indexación trascendental. 2.2. Procedimientos y reglas.

3. Conexiones parciales. 4. Cíborg y realidad aumentada.

4.1. El concepto de ciborg. 4.2. Realidad aumentada.

5. Medio-real. 6. Paradigmas parciales. 7. Dialéctica de los campos sociales.

7.1. Campos sociales. 7.2. Dialéctica de los campos sociales.

8. Doble vínculo.

1. INTRODUCCIÓN.

Este largo siglo XXI que estamos viviendo ha empezado a darle la espalda al siglo anterior mucho más rápidamente de lo que creíamos. Se han abierto la puerta de grandes descubrimientos y transformaciones científicas y tecnológicas, el desarrollo de los mundos virtuales no tiene precedente, la invasión de las redes sociales, las prometedoras y amenazantes biotecnologías.

Un largo siglo que, al mismo tiempo, se inició con la crisis más salvaje del capitalismo desde su inicio y que, lamentablemente, no ha tenido una respuesta amplia y profunda que nos permitiera construir un mundo alternativo; los desastres ecológicos se suceden unos a otros; millones de personas viven en la extrema pobreza o son arrojados al desempleo incluso en las economías desarrolladas; el capitalismo de las marcas llega al extremo de utilizar la esclavitud para incrementar sus ganancias; el fundamentalismo religioso avanza a pasos agigantados.

Nunca ha sido tan cierto que estamos ante el “socialismo o la barbarie”, aunque pareciera que la barbarie lleva la delantera por mucho, corre en una fórmula uno mientras el socialismo lo hace en el Dakar. Y en medio de todo esto, el espectáculo triunfa por todos lados, la historia sigue siendo contada por los vencedores que no han dejado de vencer.

Si volvemos el rostro hacia los temas del conocimiento, de nuestra capacidad de comprender esta realidad, nos topamos con el retraso impresionante de los instrumentos para reflexionar, para dar cuenta de lo que está pasando; el pensamiento crítico aún es marginal y más que

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nunca, lo que proviene del exterior de Occidente se halla excluido o reducido a una minoría marginal. Esto, desde luego, incluye a América Latina.

Es en este contexto, expresado de forma extremadamente breve, que se propone una nueva dialéctica, que contribuya al desarrollo de instrumentos de reflexión crítica, de elaboraciones conceptuales con intención emancipadora.

Al abrir la puerta, entramos en un laberinto disperso, con propuestas aisladas, en donde el diálogo de unas propuestas con otras es ocasional, a pesar de los parentescos de familia que encontramos en las teorías. Por una parte, en un mundo en donde se privilegian los enfoques dogmáticos –no solo en la religión sino en la academia-, esta pluralidad de dialécticas difícilmente reducibles a una sola, rompe con cualquier esquematismo fácil que quiera imponerse de nuevo.

Por otro lado, se requieren de unos hilos conductores, de unas tematizaciones, de la explicitación de los vínculos, de sacar a la luz los contactos subterráneos, de posibilitar la expresión de unos términos en el lenguaje de la otra corriente y, simultáneamente, señalar las incompatibilidades, los movimientos opuestos, los giros contradictorios, las perspectivas irreductibles.

En la síntesis parcial -¿y qué síntesis no lo es?- que intentaré, se quedan muchas cosas fuera, porque el campo es demasiado amplio para que una sola persona lo pueda abarcar y porque hay un proceso selectivo inevitable que quiere mostrar las principales tendencias o, al menos, las más conocidas, las que permitirían tener un panorama aceptable de aquello que se llama nueva dialéctica.

Una nueva dialéctica que se inicia con los conceptos de orden más general y abarcativos y –en cierto sentido- universales. Parto de la noción de forma, entendida como “todo aquello que introduce una distinción.” (Spencer Brown, 1972)

La forma se asocia a esa nada originaria, que jamás está completamente vacía, sino que oscila por decirlo de alguna manera y se llena de partículas virtuales (Close, 2009). A partir de ella todo se produce. Lo que aquí nos interesa no es tanto seguir la evolución del universo desde sus inicios, sino establecer la forma de tal desarrollo.

Una vez que esta forma comienza a existir, lo hace desdoblándose en dos elementos que funcionan como correlatos, que no pueden ir separados; de una parte, los hechos y de otra, las reglas de su producción; o lo es igual: historia y lógica, contenido y forma.

En esta lógica de los mundos, estos se dan como multiplicidad prácticamente infinita, como diversidad; me gustaría retomar el término deleuziano (Deleuze, Gilles and Guattari, Félix, 1987): principio de proliferación, que rompe con la navaja de Occam que sostenía que las entidades no debían multiplicarse innecesariamente. En el mundo las entidades se multiplican innecesariamente. (Badiou, 2009)

Una vez que el universo estalla en sus multiplicidades, estas se indexan: son parte de mundos específicos que siguen reglas; se conforman conjuntos, órdenes, estructuras relativamente permanentes, que siguen reglas y leyes. (Badiou, 2009)

Ahora bien, esos mundos indexados establecen conexiones parciales con otros mundos y con otros elementos de esos mundos. Su significado profundo nos dice que existen únicamente

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partes, que son partes de partes y no partes de un todo, que dicha multiplicidad produce exclusivamente órdenes y estructuras parciales. (Strathern, 2004)

Los procesos generales de indexación nos conducen a su concreción, por la vía de los procedimientos y reglas, que en último término desembocan en unidades operacionales.

Como si todo este despliegue de multiplicidades formador de mundos que existen con su propia lógica no fuera suficiente, el principio de proliferación nos lleva todavía más lejos: cada realidad se vuelca hacia afuera, se manifiesta, se expresa de manera tropológica.

Los tropos no son, primariamente, instrumentos del lenguaje: metáforas, metonimias, sinécdoques, etc., sino tienen estatuto ontológico porque son características de la realidad: esta se desliza hacia otros órdenes, manifestaciones, síntomas, formas, contenidos, imágenes. Esto es lo que significa un universo holográfico.

Con todos estos elementos, la dialéctica toma el rumbo de lo negativo, que hace su aparición en el seno mismo de lo existente.

El trabajo de lo negativo es, quizás, el aspecto de mayor ruptura con la dialéctica tal como se la entendía en sus formulaciones clásicas, dogmáticas o no. Digamos que ha estallado en mil pedazos y que ha dejado de estar supeditada a ser un momento que viene luego de una positividad dada, puesta.

Tenemos, entonces, el lado de la superación –la vieja negación de la negación que casi ha sido dejado de lado- o el aspecto puramente destructivo –poco tratado, aunque se le debería dar mucha más importancia en un mundo como el nuestro-

Tres dialécticas, de las que presentamos, están construidas sobre el concepto de lo negativo y se presentan como “grandes lógicas”, aunque no siempre sistemáticas. Así tenemos la lógica y dialéctica sistemáticas de Roy Bhaskar (Bhaskar, 2008), centradas en la noción de ausencia que luego se convertirá en negación.

Por su parte, Jameson insiste en sacar a la luz aquella negación inherente a toda realidad, que no le lleva a su realización sino a su destrucción inevitable y que le es constitutiva ontológicamente. Es un Jameson oscuro, diferente de lo que solemos ver en otros textos suyos. (Jameson, 2009)

Zizek, a su vez, introduce la negación por la vía de aquello que regresa incesantemente bajo la forma de repetición, uno de los conceptos claves del psicoanálisis lacaniano, que aquí es elevado a principio dialéctica general. La negación se presenta bajo la forma de aquello se niega a resolverse, a superarse, a desaparecer y que, además, es el núcleo de lo existente, sin lo cual las cosas no pueden darse. (Zizek, 2012)

En estos tres autores se encuentra la negación como inherente a la realidad, a cualquier de sus procesos o ámbitos; por supuesto, en cada uno de ellos toma una forma distinta, unos matices diferentes, que insisten en un aspecto o en otro.

Sin embargo, esto no quiere decir que sean fácilmente reducibles a una sola matriz o que tengan, en último término, el mismo exacto significado. Sería más justo decir que son parcialmente compatibles, que comparten segmentos y que otros requieren de estudios más detenidos a fin de establecer sus oposiciones o cercanías, su alcance, su capacidad explicativa, los ámbitos de su aplicación.

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Ausencia/negación, negación interna y repetición son los términos claves en estos autores. Radical contingencia de lo existente, que está definido por lo que ya no está o por lo que no todavía no está; y que se transforma, en determinados procesos, en negación. (Bhaskar, 2008)

Radical contingencia de lo real porque contiene en su núcleo interno, la semilla de su propia destrucción, que no la puede evitar, que la conducirá a su desaparición o, lo que es peor, al triunfo de su lado más destructivo, contradictorio, que se opone a las transformaciones que había iniciado. (Jameson, 2009)

Radical contingencia de lo real por su núcleo interno negativo que lleva a una lógica de la repetición; sería este aspecto el que provoca el regreso incesante de ciertos fenómenos; y que esta repetición de aquello que falla, es la escisión constitutiva. (Zizek, 2012)

Esto no significa que estos autores aceptarían los vínculos señalados, los recorridos propuestos que los pondrían en contacto. Además, habría que dejar abierta la puerta a los cuestionamientos que pueden hacerse a estos enfoques: ¿hay siempre el privilegio de lo ausente en la conformación de lo real?, ¿todo lo que existe termina en la imposición de su momento destructivo, necesariamente?, ¿tiene ese alcance tan universal la lógica de la repetición?

La radical contingencia que introduce el trabajo de lo negativo en el mundo conduce a concebirlo como medio-real. Este término que proviene del análisis de los videojuegos serviría para comprender la lógica interna de lo negativo.

Los videojuegos son medio reales, porque aquello que sucede dentro del juego solo pasa virtualmente; sin embargo, muchas de las consecuencias del juego son reales: se pierde o se gana, hay implicaciones sociológicas, se crean redes sociales, se modifica la percepción, entre otras tantas cosas. (Jesper, 2005)

Lo real es medio-real desde diversas perspectivas: desde la perspectiva de los seres humanos, lo real se acompaña de lo imaginario, necesitamos pensarla con un lenguaje, transformarlo en idea y proyectarlo hacia adelante. Lo real es real por la acción de lo imaginario.

Por otra parte, esas negatividades que hemos introducido –ausencia/negación, negación interna, repetición- muestran la deficiencia del ser de lo real; esto es, necesita de algo más que no está presente o que lo niega para ser tal; requiere de salir de sí misma para darse plenamente a sí misma.

También lo medio-real proviene de las conexiones parciales, que implican no solo que las relaciones son parciales sino que lo que existe es parcial. Lo parcial es una forma de ser de lo medio-real: la incompletitud de lo real.

Si la realidad es incompleta, entonces tiene que ser constantemente suplementada, aunque este sea un proceso interminable. Ponemos los aspectos que le faltan y constantemente harán falta otros que no los vimos o que aparecieron como novedades.

Una vez más retomo los desarrollos del mundo digital para utilizar el concepto de realidad aumentada: Entendemos por realidad aumentada la complementación de la realidad que vemos con otros elementos –reales o no- que no estaban presentes o que no se mostraban de manera explícita aunque correspondan a esos fenómenos.

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“La realidad aumentada (RA) es el término que se usa para definir una visión directa o indirecta de un entorno físico del mundo real, cuyos elementos se combinan con elementos virtuales para la creación de una realidad mixta en tiempo real.” (Gómez, 2011)

La realidad aumentada tal como la vemos en los entornos virtuales no es otra cosa que la explicitación de un nivel ontológico que atraviesa todo lo que existe; esto es, la necesidad que tiene lo real de ser completado.

Para comprender efectivamente lo real tenemos que ponernos unas “gafas” que nos permitan ver lo elementos que le faltan, sin los cuales se encuentra incompleta; esto es, parcial; aunque, insistimos, por más elementos que coloquemos, ese carácter de parcial no se perderá. Solo será más o menos parcial, en cierto grado.

De entre todas las conexiones parciales, hay un tipo que es especialmente importante para la comprensión de un determinado rango de fenómenos, especialmente aquellos que están vinculados a las nuevas tecnologías y a las relaciones que se establecen entre campos que son manifiestamente diferentes.

A partir de las consideraciones de Strathern (Strathern, 2004), se amplía la noción de ciborg, de tal modo que cubre un espectro mucho más amplio de conexiones parciales. Definimos ciborg como aquellas conexiones parciales que se establecen entre elementos compatibles pero no comparables.

El aparecimiento de lo ciborg –como fenómeno diferente, por ejemplo, de lo híbrido- significa la explicitación de los parcial de las conexiones, porque una parte queda sin conectarse con otro elemento –lo incomparable de sus características reales- y de otra, la funcionalidad que logran entre los dos elementos parciales, que adquieren características que rebasan sus componentes.

Poner juntos a los elementos compatibles pero no comparables, cuestiona su forma de existencia y le exige volverse otro, transformarse mutuamente y dar lugar a la emergencia de nuevas realidades, objetos, fenómenos.

AsÍ, un cíborg es una indexación que sigue reglas particulares: aquellas que establecen con toda claridad el funcionamiento y las restricciones que provienen de los aspectos no comparables. Desde luego, es importante de anotar que ya no se está hablando exclusivamente de cualquier tipo de prótesis, sino de la interrelación de realidades que tengan las características mencionadas, sin importar el ámbito en el que nos encontremos.

Será importante resaltar que esta dialéctica que se propone en este texto, es una dialéctica ciborg: está clara que hay elementos que pertenecen a diferentes ontologías; la cuestión es hacerlas funcionar juntas, sin diluir la una en la otra.

Esta apretada síntesis de la dialéctica en sus propuestas nucleares y desde sus orígenes diversos, está lejos de forma una unidad consolidada, que hubiera dado lugar a una dialéctica sistemática, estructurada.

Por el momento –ese es el estado de su desarrollo y de sus debates-, hay contactos, yuxtaposiciones, posibilidades de diálogo, entrecruzamientos epistemológicos; porque esta

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dialéctica ciborg se vuelca en primer lugar sobre sí misma. Ella misma es una dialéctica parcial hecha de conexiones parciales, que requiere de unas estrategias de conocimiento aumentado.

Dada su provisionalidad, es muy recomendable que las proposiciones contenidos en este trabajo, sean sometidas a un riguroso escrutinio que muestra tanto su coherencia como su capacidad de servir de guía para una mejor comprensión y transformación del mundo en que vivimos; y, lo que es particularmente relevante, si está en capacidad de portar una intención emancipatoria.

El siguiente paso que damos en esta construcción de una dialéctica ciborg consiste en entrar en el ámbito de lo social y, por ende, en el de las ciencias sociales. Propongo incorporar dos enfoques a esta dialéctica: la de los campos sociales y el doble vínculo.

La teoría de los campos sociales tal como la desarrollan Fligstein y McAdam (Fligstein and McAdam, 2012) es un cíborg compuesto de un campo que existe a nivel meso social y la teoría de los actores-red, que proviene del interaccionismo simbólico.

Antes que intentar supeditar una teoría en la otra, se pretende –creo que con bastante éxito- mostrar cómo son compatibles a la hora de analizar los fenómenos sociales. Por el momento, colocamos esta teoría como una continuación de la dialéctica ciborg, aunque el trabajo de leerlo desde la perspectiva de la lógica de los mundos es un trabajo pendiente.

El otro gran componente que no podía es el que se nombra como doble vínculo, siguiendo a Spivak (Spivak, 2012). Aquí el interés básico está en realizar la pregunta sobre el lugar de enunciación: ¿cómo se piensa todo esto desde América Latina? O, lo que es mucho más radical, ¿cómo se piensa desde el subalterno si no podemos tener acceso a este, a su punto de vista?

A mi modo de entender, también aquí puede ser útil la noción de ciborg, para acercarse al subalterno, reconociendo su otredad ontológica y las consecuencias que tiene esta exterioridad para la conformación del campo de las ciencias sociales.

2. Lógica de los mundos.

La refundación de la dialéctica tiene en Alain Badiou a uno de sus pilares, especialmente en sus dos obras: Ser y acontecer y La lógica de los mundos. En este segundo libro se propone un sistema conformado como un gran lógica, tan profunda y comprensiva como de la Hegel. (Badiou, L´etre et l´evénement, 1988) (Badiou, Logic of worlds) Muchas de sus categorías son novedosas respecto de la dialéctica clásica y completamente alejadas de cualquier forma del dogmatismo. Ciertamente que habrá que confrontar estos conceptos con su capacidad explicativa de la realidad, en un momento en donde requerimos de urgencia de instrumentos necesarios para escapar de la férrea lógica del capital y de su sociedad, que siguen imponiéndose a pesar de su crisis global. Creo que es indispensable emprender una serie de aproximaciones técnicas, lo más rigurosas posibles, a una obra ardua que tiene el peligro de ser incansablemente citada sin ser realmente leída.

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Un concepto central para la refundación de la dialéctica es el de trascendental. Para ayudarnos en su comprensión, dada la larga historia y ambigüedad del concepto, lo confrontaremos con el significado que tiene en Kant y en Husserl. Encontramos el concepto de transcendental ubicado al inicio de la Gran Lógica; esto es, en el Libro II de La Lógica de los mundos: “Libro II Gran Lógica, I. Lo trascendental.” Se encuentra en el pórtico de esta gran lógica, como la primera noción que servirá de eje al resto del sistema. Seguiré una ruta inversa a su desarrollo en el texto; esto es, inicio con la definición que está colocada al final, retrocede hasta los enunciados que le preceden y discuto en detalle el cuerpo del texto que está, como se ha dicho, en el Libro II. Badiou define trascendental de la siguiente manera: “…trascendental designa un mundo, en el que las puras multiplicidades aparecen bajo el aspecto de objetos*, como una red de identidades y diferencias que se refieren a los elementos de lo que aparece.” (Badiou, Logic of worlds 596) El universo entero, desde su origen, se produce a sí mismo como la emergencia de diversidades, de multiplicidades. Más aún, en cualquier lugar o momento de su desarrollo, encontraremos que esta tendencia se repite: la realidad está sometida a un constante proceso de proliferación, de variación y de invención de lo nuevo. De igual manera, nuestra comprensión de dichos mundos múltiples no se puede ser sino diversa, cambiante, variable. Ninguna verdad es definitiva; todo lo que sabemos es provisional. Siempre cabe la posibilidad de una mejor explicación que la que tenemos. Permanentemente nos topamos con la variable que no habíamos tomado en cuenta, con el contexto que se nos había escapado, con la información a la que no tuvimos acceso. Nuestros errores nos saltan a la vista. En la Proposición 15 dice: “Para pensar un múltiple tal como está inscrito en la lógica de un mundo*, o para pensar el ser-allí de un múltiple, presupone la formulación de una lógica* del aparecer* que no es idéntica a la ontología* matemática de un puro múltiple.” El llegar a ser del mundo en sus multiplicidades se da siguiendo una lógica; esto es, unas reglas o unas leyes. Jamás se da sin más. Incluso los fenómenos caóticos terminan por adquirir una determinada forma. Por eso, a más de las multiplicidades que están sometidas al principio de proliferación incesante, tenemos unas reglas que le dan forma a su surgimiento, sin las cuales no existirían. El mundo entero está hecho de estos dos aspectos de la misma realidad: multiplicidad y reglas del aparecer; esto es: el mundo y su lógica. Y en el enunciado 16: “Una lógica* del aparecer, que es la lógica de un mundo*, desciende a una escala unificada para la (intrínseca, sin sujeto) medida de las identidades y diferencias y para las operaciones que dependen de esta medida.” (Badiou, Logic of worlds 571) Esas reglas penetran en cada nivel de los procesos de diferenciación, produciendo identidades y diferencias, que las encontramos en cualquier aspecto de la existencia que estemos tratando; esto incluye nuestras subjetividades y la manera cómo conocemos el mundo.

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Conocemos el mundo y las reglas que estructuran su existencia; y, al mismo tiempo, ese conocimiento está sometido a determinadas reglas, ellas mismas diversas, múltiples, provisionales, cambiantes. Lo trascendental se relaciona con la noción múltiple puro y con las dificultades de su pasaje al estado de la situación mediante el exceso, tal como se había mostrado en Ser y acontecer. Su dilucidación quizás tenía un tono demasiado metafísico. Badiou avanza sobre esta cuestión y sostiene que el mundo no puede ser reducido a múltiple puro sino que está organizado, de tal manera que hay en él una orden estructural. Por eso la pregunta ontológica crucial se transforma en: “¿Por qué y cómo hay mundos en vez de caos?” (Badiou, Logic of worlds 101) La lógica de lo trascendental muestra cómo el mundo está organizado de acuerdo a un orden estructural, cuya base mínima puede expresarse en más y menos. Una serie de “operaciones inmanentes” hacen que este mundo sea tal como es. “Trascendental es el nombre de estas operaciones… La máxima final puede ser enunciada como sigue: respecto de la inconsistencia del ser, lógica y aparecer son una y la misma cosa.” (Badiou, Logic of worlds 101) Hay que resaltar antes que esa identidad entre lógica y aparecer, el hecho de que los mundos devienen tales mundos-allí siguiendo una lógica que les hace desembocar en una organización con un orden estructural. Se debe evitar cualquier dualismo entre mundo y lógica; en último término son lo mismo y se muestran como correlatos: el uno no puede existir sin el otro. Las reglas y leyes sin mundo estarían vacías. El mundo sin reglas sería totalmente caótico.

Ilustración 1 Mundos y lógicas

Dada esta noción de trascendental, veamos cómo funciona: “Un mundo no es sino una lógica de ser-allí y está identificado con la singularidad de esta lógica. Un mundo articula la cohesión de múltiples alrededor de un operador estructural (lo trascendental).” (Badiou, Logic of worlds 102) Los mundos fragmentados se organizan de manera estructurada, porque un conjunto de sus elementos caben dentro de una misma lógica; se han trasformado en una unidad operacional

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que funciona con reglas similares. Es indispensable, entonces, conocer este principio organizador –operador estructural- para comprender una realidad específica. El orden estructural que se deriva de lo trascendental tiene tres operaciones fundamentales y suficientes:

“a. Un mínimo de apariencia es dado. b. La posibilidad de conjunción de valores de aparición de dos múltiples (y por lo tanto de cualquier número finito de múltiples). c. La posibilidad de una síntesis global de valores de aparición de cualquier número de múltiples, aún si hay un número infinito de ellos.” (Badiou, Logic of worlds 103)

Un elemento del mundo comienza a existir. Apenas lo hace, no tiene otra alternativa –si quiere seguir existiendo- que vincularse con otros múltiples. Un conjunto de estos puede formar grupos, conjuntos, a través de síntesis que siguen reglas similares o que están sometidos a las mismas leyes. Si volvemos al plano cognoscitivo, su posibilidad se deriva de reconstruir las operaciones que han dado lugar a un mundo, o lo que es igual su lógica trascendental en el sentido técnico que se le da aquí. Esto le permite redefinir a Badiou su noción de situación o estado del mundo:

“Nosotros llamamos ´situación del ser´ para un ser singular, el mundo en el que este inscribe un procedimiento local de acceso a su identidad sobre la base de otros seres.” (Badiou, Logic of worlds 114)

Una vez que hemos llegado a este podemos confrontar estos planteamientos con otros que se han hecho sobre la noción de trascendental. Sin embargo, no se trata tanto de una comparación o de mostrar las influencias, desplazamientos, oposiciones que se hayan dado en la construcción de lo trascendental, sino de proponer redefiniciones de otros planteamientos a la luz de los hallazgos realizados. Una de las cuestiones sobresalientes de la metafísica caníbal –y de la estética caníbal- que es en este momento, extremadamente útil se refiere no solo a los debates con el pensamiento occidental sino a la posibilidad de alterarlo, aclararlo, mostrar su lógica interna, obligarlo a que se desplace a otros campos de significación. Por esto, la pregunta que se hace a continuación tiene que ver con los cambios que introduciríamos en el concepto kantiano y husserliano de trascendental a la luz de las reflexiones de Badiou. Sin esto, el movimiento dialéctico estaría incompleto. Esto es lo que aporta la perspectiva caníbal.

2.1. Indexación trascendental

Se trata de determinar los procesos y procedimientos de paso de los mundos y sus lógicas; el ir y venir del uno al otro, el desarrollo y los modos de especificación que siguen tanto las realidades emergentes como sus ordenamientos y sus estructuraciones. A este particular proceso de lo trascendental Badiou le denomina indexación.

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La indexación trascendental consiste, precisamente, en mostrar cómo de la juntura entre los mundos y sus lógicas, deviene la realidad entera, el conjunto de los objetos que la pueblan y que conforman todo lo que conocemos: el universo en el que vivimos, la sociedad en la que habitamos. Solo de este modo podremos comprender tanto la lógica de los mundos así como la historicidad concreta de estos, sin perdernos en ninguno de los extremos; esto es, entendiendo tanto los modos de funcionamiento de la lógica, el cómo se expresan en los mundos y sus objetos y, al mismo tiempo, capturando la lógica interna de la serie interminable de procesos históricos dispersos, difusos, vagos, en los que parecería no existir ninguna estructuración interna. ¿Qué entender por indexación trascendental en la Lógica de los Mundos? La existencia de los objetos de los mundos se denomina indexación; o lo que es igual, la explicitación de los mundos, su desarrollo, su volcarse a la existencia siguiendo una lógica. Así hacen su aparición unos objetos determinados, con sus propias características, diferenciados de los demás múltiples:

“…la indexación de un ser-múltiple es uno y el mismo que la aparición de este ser en ese mundo; es lo que localiza el ser de ese ser como un ser-allí-en-un-mundo.” (Badiou, 2009, pág. 194)

Cuando se produce el encuentro entre un mundo y una lógica trascendental se produce una indexación que, en último término, consiste en una doble concreción tanto del mundo en el que surgen unos objetos y las operaciones específicas que tienen que darse para que esos objetos existan:

“… es necesario afirmar que hay un vínculo efectivo entre el ser-múltiple y el esquema trascendental de su aparición –o de su existencia.” (Badiou, 2009, pág. 195)

La existencia de los objetos, su ontología, se hace posible únicamente en la confluencia entre un plano lógico y un mundo que siempre es un ser-múltiple; más aún, múltiple entre múltiples. Cada múltiple está vinculado entre a una operación que tiene que colocarse en su mismo nivel para que sea eficaz:

“Estamos aquí dentro de una axiomática materialista que presupone que hay un punto obligatorio de articulación entre la lógica de aparición y la ontología de lo múltiple.” (Badiou, 2009, pág. 196)

Tres operadores entran en funcionamiento en la concreción del vínculo entre un mundo dado y el esquema trascendental que le da forma a una existencia: El primero que enuncia la correspondencia entre un objeto y su posición en dicho mundo que dependen igualmente de una especificación de lo trascendental, de una explicitación de la lógica, de un conjunto de operaciones plenamente determinadas:

“1. El primero, que es de tipo topológico, es la localización de un elemento (ontología) o de un átomo (lógica de la aparición) en un grado trascendental.” (Badiou, 2009, pág. 196)

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El segundo tiene que ver con la relación entre los objetos de ese mundo y con la pregunta por la accesibilidad de unos con respecto a otros. Y esto también depende la derivación de esa lógica, del hecho de que hayan compartido similares operaciones que dieron lugar a su existencia. A esto se le denomina compatibilidad:

“2. El segundo que es más algebraico es una relación (mundanal) de ´compatibilidad´ entre dos elementos de un ser-múltiple.” (Badiou, 2009, pág. 196)

Como sabemos la lógica trascendental entiende la existencia de realidad como un orden-estructural, que sigue una serie de reglas para tornarse efectivas; porque esos objetos se ubican en órdenes jerárquicos ontológicamente respecto de otros que, a su vez, dan lugar a un orden-estructural de cada uno de los mundos:

“3. El tercero es del orden de la relación que está directamente definidos en los elementos de un ser-múltiple (un múltiple que aparece en el mundo).” (Badiou, 2009, pág. 196)

Hay que dejar constancia de que estos órdenes estructurales son parciales y jamás están cerrados o definitivamente completos. Más adelante veremos las implicaciones importantes de esta ontología parcial. Badiou sintetiza muy bien esta serie de ideas de la indexación trascendental:

“En un nivel intuitivo, estas tres operaciones indican que ningún múltiple sale ileso de su aparición en el mundo.” (Badiou, 2009, pág. 196)

2.2. Procedimientos y reglas. 2.2.1. Procedimientos.

Hay un privilegio del procedimiento sobre el proceso; o si se prefiere, el tipo de proceso implicado es el de un procedimiento: situación muchísimo más delimitada y especificada que la vaga noción de proceso o de práctica. En el caso de las llamadas prácticas conducen, en general, a la construcción de estas unidades operacionales a través de sus lógicas procedimentales. (Bogost, 2006) Un procedimiento es un proceso más sus reglas, que conforman una unidad operacional. La adecuada comprensión de esta noción de parcial requiere que se rompa con la dualidad entre todo y parte. Se deja de lado la idea de que el conjunto de expresiones parciales de la realidad nos ayudaría a reconstruir un tipo de totalidad perdida. Son partes de partes que jamás han pertenecido a un todo. (Strathern, 2004) El mismo ethos tardío –o cualquier otro ethos solo es representación parcial- de una cultura, porque esta misma es la articulación de elementos que entran en relaciones parciales, provisionales, que en muchos casos se deslizan para pertenecer a otras unidades operacionales.

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Por ejemplo, en la obra de arte pone en obra al ethos tardío y lo hace de manera intensiva, antes que extensiva. Por eso, una obra de arte alcanza, en determinadas situaciones, a expresar el ethos en su dinámica general. Al interior de la unidad operacional que es la obra de arte, sus diferentes componentes tienen conexiones parciales: cada fragmento se solapa con los demás y lo hace, en cada caso, de modo incompleto y provisional.

Incompleto porque siempre queda un residuo, porque las conexiones no agotan las posibilidades de composición del elemento en cuestión –forma y substancia-, en donde siempre caben otras posibilidades. Aquí hay un principio de contingencia que lo penetra todo.

Provisional porque los elementos parciales pronto están listos para desprenderse de la unidad operacional y para entrar a formar parte de otras unidades operacionales.

2.2.2. Reglas. Entendemos la unidad operacional como un dispositivo que funciona, que se concreta y entra a ser parte del mundo real o virtual. Cuando hablamos de funcionamiento nos referimos a la serie de procesos tanto para la producción como para su desempeño real. Podemos tomar el ejemplo de un celular y señalar los procesos de su fabricación, que van desde la materia prima, hasta la elaboración de los chips, sin dejar de lado los aspectos puramente formales del aparato. Una vez listo, podemos llamar, enviar mensajes, conectarnos al internet o golpearlo contra el suelo cuando no obtenemos la respuesta que esperamos. Aquí se ve con claridad el carácter procesual de la unidad operacional diseñada. Ahora tenemos que dar un paso más y decir que el diseño de las unidades operacionales no solo es procesual sino procedimental. Hay que distinguir entre procesos y procedimientos. Los procedimientos son un tipo de procesos que están sometidos a reglas. De tal manera que cuando diseñamos una unidad operacional seguimos unas reglas. ¿Qué es, entonces, una regla? Una regla tiene en primer lugar una curiosa definición: es aquello que acordamos colectivamente seguir o cumplir. Esto quiere decir que la característica que aparece inmediatamente es el acuerdo entre un grupo o más concretamente, de la comunidad de diseñadores y de la industria cultural en la que está inmersa. Una regla a más de ser algo que se sigue, es también una norma, una guía para la acción, con una serie de pasos, secuencias, órdenes, jerarquías. (En este sentido, una regla es un dispositivo.)

Por ejemplo, en el caso del diseño: está lejos de ser una actividad arbitraria, en donde cualquiera pudiera hacer lo que quisiera. Ciertamente que la inventiva y la creatividad son parte esencial al diseño; sin embargo, estas tienen un límite. Por otra parte, diseñar no es algo que esté sometido a leyes inflexibles, que no admitan excepciones y que sean sancionadas. El diseño no es ni arbitrario ni está sometido a leyes; como unidades procedimentales están reguladas por reglas.

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Para resumir: las unidades operacionales están sometidas a reglas, tanto para su producción como para su funcionamiento.

Las reglas es un procedimiento que se sigue. Mostremos ahora en qué consiste seguir una regla. Si tenemos: 1 – 2 – 3 – 4 ….. 2 – 4 – 6 – 8 ….. 1 – 3 – 5 – 7 - 11 … Entonces pedimos que se complete la serie siguiendo la regla correspondiente. Sin embargo, estas reglas al pertenecer a la matemática son rígidas. Hay otras mucho más flexibles que se corresponden mejor con el diseño. Podemos encontrar un excelente ejemplo de esa doble característica de la regla, que permite tanto establecer una norma y abrir un campo flexible de aplicación, en los juegos. En el ajedrez tenemos una serie de reglas: el peón avanza un solo paso a la vez, siempre hacia adelante, cuando come lo hace en diagonal, no puede retroceder, al llegar a la octava fila puede convertirse en una ficha distinta. En el desarrollo del juego, si bien tenemos en cuenta estas reglas, la manera cómo movemos los peones depende mucho más de la estrategia del juego. Por lo general, no nos detenemos a definir una regla, sino que mostramos a los demás cómo se sigue una regla: el conjunto de procedimientos debidamente especificados y flexibles que conforman la regla que estemos usando. Si bien seguimos reglas, estas se pueden romper o alterar. Por razones de ejercicio, establecemos un tablero en donde hay solo cuatro caballos y manteniendo la regla del movimiento del caballo, intentamos intercambiar sus posiciones. La ruptura de una regla puede ser momentánea como en el ejemplo del ajedrez o, en algunos casos, da lugar a la generación de una nueva regla. Cuando establecemos una regla hacemos dos cosas: describimos la regla que seguiremos y acordamos seguirla; esto es, nos comprometemos con los demás y con nosotros mismos a cumplir con la regla tal como la hemos establecido.

3. Conexiones parciales. El mundo está hecho de conexiones parciales, que son las únicas que existen. Diversas consideraciones tienen que hacerse al respecto. Quiero decir el mundo no está hecho de cosas cerradas, completas, definitivas, sino de partes. (Strathern, 2004)

Quizás estamos tan acostumbrados a pensar la relación entre partes y todo, que nos es difícil escaparnos a esta idea. Lo que dicen las conexiones parciales es que la realidad entera está hecha de partes de partes y no de partes de un todo.

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Ilustración 2 Partes de partes

En el momento en que introducimos la idea de parcial, estamos diciendo que los diversos elementos que entran a ser parte de un "objeto" no se agotan completamente, no son absorbidos de modo exhaustivo.

Dos razones sustentas estas conexiones parciales dentro de las unidades operacionales: los componentes guardan la memoria del mundo al que pertenecían y desde el que han sido tomados; por lo tanto, traen consigo expresiones y contenidos, formas y substancias, de vidas pasadas, de otras unidades operacionales.

Y luego, una vez que está ya construido el "objeto" que se quería, esos mismos elementos están listos para marcharse a ser parte de otras unidades operacionales. Hay aquí una inquietud que no les deja permanecer quietos y que les obliga a desplazarse constantemente.

Además, tenemos un aspecto adicional de las conexiones parciales. El "objeto" que se ha elaborado se traslada a un espacio en donde tiene que convivir con otros "objetos" diseñados; con estos entra a su vez en una serie de relaciones parciales, que pueden ser tanto de diálogo como de confrontación.

Con esto se ha establecido un triple plano de las conexiones parciales: las que provienen de otras realidades, aquellas de su presente persistente y las que conforman los estados de cosas futuro. (Si quisiéramos darles nombres técnicos podríamos designarlos como: arqueología, momento y tendencia.)

Las conexiones parciales se desarrollan a través de la Obviación y explicitación (Obviation y eliciting forms.) Se entiende por obviación el hecho de que las relaciones que dan origen a los entes parciales y a los modos en que estos precisamente se vinculan, constituyen una “diversidad simbólica”, en cuanto se encuentran constantemente en un proceso de emergencia de “de formas recursivas procesuales.” (Strathern, 2004, pág. 79) La utilización de este término “obviation”, que tiene el mismo sentido que obvio, se refiere a que la relación misma es obviada, o si se prefiere, que se vuelve obvia en el modo en que las entidades parciales entran en relación –y por eso mismos comienzan a existir como tales-; y por eso mismo, pueden ser dejadas de lado a través del trabajo de los tropos. Así desembocamos en un constante proceso que consiste en:

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“Personas y cosas están así descompuestos para revelar las relaciones que las constituyen.” (Strathern, 2004, pág. 79)

Proceso que, por ejemplo, para la estética nos importa muchísimo porque alude a la permanente sustitución de unas imágenes por otras, de unos tropos por otros, en una sucesión interminable de formas –y de formaciones- La obviación conduce al proceso de explicitación, que contiene dos aspectos: emergencia de entidades y emergencia como entidades concretas. El camino sin embargo no se detiene en este primer aspecto, sino que se torna recurrente y recursivo. Nuevas relaciones que desembocan en otras tantas formaciones y formas:

“Una es testigo, por así decirlo, de cómo las imágenes crean imágenes.” (Strathern, 2004)

Para persistir como tales, las imágenes tienen que producir nuevas imágenes. Y para completar nuestro entendimiento de este proceso, hay que tomar en cuenta que cada nueva imagen, aunque provenga de la anterior, tiene con la primera una relación parcial y está lista para entrar en otra relación, trans-formarse y adquirir otro sentido.

4. Cíborg y realidad aumentada.

4.1. El concepto de cíborg.

El concepto de cíborg ha estado vinculado a la unión de seres humanos con partes mecánicas, cuyo mejor ejemplo son las prótesis. El concepto se ha desarrollado para ser más inclusivo y para reflexionar cómo las nuevas tecnologías de la información y la comunicación nos convierten, en gran medida a todos, en cíborgs.

Sin embargo, hace falta un concepto mucho más técnico que cubra sus diferentes usos y aplicaciones, especialmente desde la perspectiva de aquello que ahora se llama posthumano. Siguiendo los trabajos de Donna Haraway (Haraway, 2012), Marilyn Strathern avanza sobre la noción de cíborg a fin de generalizar su significado, de tal modo que puede ser aplicado a diversos campos, en su caso a la antropología.

"Melanesian cíborgs: un circuito de diferentes figuras o componentes. Los componentes nunca son iguales a lo que les hace funcionar, que está centrado en la persona." (Strathern, 2004, pág. 118)

Para llegar a este punto, hay que introducir fuertemente la idea que la distinción entre natural y artificial no se sostiene más; más aún, se puede decir que no hay nada tan natural como los dispositivos de comunicación que usamos; no hay nada tan artificial como los cuerpos humanos que cada vez más son producidos.

"Un cíborg no es ni un cuerpo ni una máquina, en donde los principios en base de los cuales funcionar sus diferentes partes no forman un sistema único. Sus partes no son ni proporcionadas ni desproporcionadas. Sus conexiones internas constituyen un circuito integrado pero no una unidad singular." (Strathern, 2004, pág. 36)

Lo importante es entender en este contexto que esos elementos que entran a formar parte de la nueva entidad tienen un estatuto ontológico diferente: cada uno existe a su manera y por lo

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tanto son "entidades que están hechas y se reproducen de un modo diferente –tienen orígenes diferentes en este sentido- pero trabajan juntos." (Strathern, 2004, pág. 37)

Por esta misma razón las conexiones que se establecen entre esos distintos componentes son siempre parciales, jamás se agotan dentro de la entidad que forman, de tal manera que "están conectados (pero) no son comparables." (Strathern, 2004, pág. 39) El hecho de estar conectado hace que la entidad funcione, en la medida en que el un componente potencia o desarrolla las capacidades del otro.

Un cíborg es una unidad operacional en donde sus elementos son compatibles pero no comparables.

Ilustración 3 Cíborg

Podemos sintetizar lo que se puede entender por cíborg, a fin de que sea aplicable a cualquier campo que vaya desde las clásicas prótesis hasta la antropología, pasando por todas las variantes imaginarias o reales que se den.

Un cíborg implica:

• Una relación de prótesis que le permite a otra entidad desarrollarse y abrirse otros campos de experiencia.

• Las relaciones entre los componentes son siempre parciales, de tal manera que los elementos no forman un unidad indiferenciada, aunque funcionan.

• Los componentes pertenecen a órdenes ontológicos distintos; esto es, son formas de vida incomparables, como el caso del cuerpo humano y las prótesis mecánico-digitales: celular, computadora, tablet. Esto es: son compatibles pero no comparables, por eso se pueden conectar para funcionar pero no pueden reproducirse como una unidad.

4.2. Realidad aumentada.

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Este largo siglo XXI tiene marcado en la frente la tecnología, su exaltación, su triunfo, su promesa y su maldición. Difícilmente cualquier propuesta de comprender el mundo en el que vivimos podrá escapar a un profundo diálogo con la tecno-ciencia.

Hemos ido tan lejos que los límites entre lo natural y lo artificial se vuelven cada vez más borrosos. ¿Qué puede ser más natural que la tecnología que usamos todos los días como el celular o la computadora? ¿Qué puede ser más artificial que un maíz transgénico? La naturaleza es naturaleza producida y lo artificial se incorpora a lo humano para convertirnos en cíborgs. Lo posmoderno se transforma en poshumano.

Por esto, cabe entrar en las reflexiones que se desprenden de la tecnología; es pertinente analizar la utilidad de los conceptos de ese campo cíborg para nuestra comprensión dialéctica del mundo y no solo como metáforas sino como verdaderos instrumentos analíticos. Un ejemplo esclarecedor de esta relación lo encontramos en la comprensión de la dialéctica como realidad aumentada.

Entendemos por realidad aumentada la complementación de la realidad que vemos con otros elementos –reales o no- que no están presentes o que no se muestran de manera explícita aunque correspondan a esos fenómenos.

Un celular que toma una foto de una calle y la realidad aumentada le provee del resto de la información que se requiere: distancias, transporte, servicios, la dirección que buscamos. La imagen delineada de un auto o el logo de Toyota que mostrados a la cámara de un determinado programa nos permite conducir virtualmente el auto, verlo por dentro, desarmarlo.

En el momento en que se afirma que la dialéctica es la realidad aumentada se quiere decir que nos proporciona los elementos que nos llevan más allá de las apariencias, de lo que efectivamente vemos, en donde emergen los otros componentes de la realidad.

Esos otros aspectos de lo real están ocultos porque lo que vemos no puede proporcionarnos toda la información y nosotros no estamos en capacidad de percibirla de modo completo. Además, la dialéctica corrige las distorsiones introducidas por la ideología dominante, dejando que salgan a la luz los procesos de explotación, de dominación, de sometimiento al que nos tiene sometido el capital y su sociedad.

La dialéctica como realidad aumentada también actuaría como espacio virtual en el que rastreamos ese otro mundo posible que anhelamos, esa sociedad alternativa, esos procesos de emancipación por los que luchamos. Nos permitiría construir virtualmente a partir de la realidad actual, esa otra sociedad sin explotación.

Igualmente la utilizaríamos como instrumento educativo, por ejemplo, en el ámbito ecológico para explicitar los efectos de la explotación minera o para proponer un entorno en donde se cuide de la naturaleza.

En síntesis, la realidad aumentada le serviría a la dialéctica para insistir en lo insuficiente de nuestro concepto de realidad, que tiene que ser sustancialmente ampliado para incorporar todo lo que ella oculta.

5. Medio-Real

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Todos somos medio reales, de muchas maneras y en muchos sentidos.

Una de las características más llamativas de los juegos de video es el entrecruzamiento de lo real y de lo virtual. Con todo derecho, la persona que se sienta a jugarlos puede ser llamada un cíborg, porque está perteneciendo tanto al mundo de lo real como al virtual –en este caso: al orden de la ficción-

Habrá un impacto en los dos lados del espejo: las influencias del mundo de los videojuegos en la realidad social; y la manera cómo podemos rastrear los conflictos reales en el espacio virtual: cuestiones de la subjetividad, violencia, renacimiento de un pensamiento estratégico.

Como señala Jesper Juul (Juul, 2005), las reglas son reales; las personas se encuentran efectivamente teniendo una experiencia determinada frente al computador y ganan o pierden; estas reglas no pueden ser evadidas o evitadas, porque hay una restricción que lo impide, aunque son de una extrema flexibilidad para permitir que el juego tenga diferentes desarrollos. Pero, se trata de todas formas de una ficción y se la toma como tal, a pesar de lo inmersiva que pueda ser la experiencia.

En palabras de Juul:

“En el título, Medio-Real se refiere al hecho de que los juegos de video son dos cosas diferentes al mismo tiempo: los juegos de video son reales en cuanto tienen reglas reales con jugadores que actúan efectivamente, y en cuanto perder o ganar es un evento real. Sin embargo, cuando se gana un juego cuando se mata un dragón, este no es un dragón real sino una ficticio. Por lo tanto, jugar un juego de video es interactuar con reglas reales mientras imaginamos un mundo ficticio, y un juego de video es un conjunto de reglas al mismo tiempo que un mundo ficticio.” (Juul, 2005, pág. 1)

Los videojuegos segmentan su propio mundo ficcional y una vez que se pasa la fase del juego, uno se encuentra con segmentos. Ni siquiera hay la intención de colocarlo de modo completo que, por otra parte, sería imposible de hacerlo.

“Esto también muestra que aunque los gráficos describen un elaborado mundo ficcional, solo una parte de este mundo es actualmente implementado en las reglas del juego...” (Juul, 2005, pág. 1)

De tal manera, que un pequeño número de reglas da lugar a un campo de variación prácticamente infinita, en donde se introducen las estrategias de los jugadores. En su carácter performativo, se tiene que completar un conjunto de acciones para concluir el juego.

El juego ni muestra el mundo ficticio completamente, ni provee de la narración de forma exhaustiva, de tal manera que deja al jugador en la libertad de inventar lo que allí pasa. Así, al jugador se le exige que construya su propio orden ficcional:

“De hecho, la experiencia del jugador acerca del juego de ficción aparentemente no requiere mucha consistencia –el mundo del juego es algo que el jugador a menudo elige imaginar libremente.” (Juul, 2005, pág. 6)

Los juegos en su forma actual, tienen esa enorme capacidad de ocupar prácticamente todos los medios, sin restringirse a uno solo. Se caracterizan por una enorme amplitud de soportes y el término que se usa para expresarlo es: transmedial.

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“Adicionalmente, el modelo no une el juego a ningún medio específico y los juegos son por lo tanto, transmediales en la misma medida en que la historia narrada es transmedial… los juegos son transmediales en la medida en que muchos diferentes medios (o instrumentos) pueden ser usados para jugar un juego.” (Juul, 2005, pág. 7)

Con estos elementos que muestran a los videojuegos como medio-reales podemos pasar al mundo del arte. La primera pregunta que resalta de estos razonamientos, es si el mundo del arte como el del videojuego es medio real; y de serlo, de qué manera lo es.

Se afirma aquí, entonces, que el mundo del arte es medio-real, porque pertenece tanto al campo de lo ficticio como al de lo real. Una obra de arte es un hecho o un evento sociológico, cultural, que penetra en el mercado, en las noticias, que estructura un gusto, entre otras cosas. Pero, el mundo de la obra de arte no es real: se trata de una ficción.

No importa cuánto pretenda ser una realidad, su mitad no puede escapar a la ficción. Y por más esfuerzos que haga, la cuestión de su relación con la realidad –en cuanto evento- surge a cada paso.

(Me pregunto, aunque este tema no puede tratarse ni siquiera aproximativamente en este contexto, en qué medida el arte y el juego no están mostrando el carácter medio-real de todo lo real, incluidos nosotros mismos.)

Las cuestión de las reglas, sin embargo, muestran que videojuegos y arte están estructurados con estos elementos: realidad y ficción, pero lo hacen de manera invertida.

Quiero decir que mientras los videojuegos consisten de un mundo ficticio y reglas reales, postulo que en el arte las reglas son ficticias y los mundos son reales. Hay que precisar que cuando se dice: reglas ficticias, no se trata de no que existan, sino que son inventadas por el artista y no esperan tener consecuencias reales como finalidad fundamental. Quizás sea preferible hablar de reglas que pertenecen al mundo de las ficciones.

Por su parte, los medios, los recorridos, las visualidades son plenamente reales. Y entre los mundos reales y las reglas ficcionales se producen una serie de sentidos, jamás cerrados completamente, nunca abiertos de modo indefinido. Toda obra de arte un conjunto más o menos definido de interpretaciones posibles en un momento y contexto dados.

Ahora quiero establecer un paralelismo entre el modo como funciona el plano real y el ficticio en los videojuegos, con lo que sucede en la manera en que desde nuestra subjetividad se apropia del mundo. La hipótesis central es que somos radicalmente medio reales; o si se prefiere: mitad reales y mitad virtuales. Los videojuegos no serían otra cosa que la exteriorización plena de una característica que todos nosotros poseemos.

“La interacción entre reglas del juego y reglas de la ficción es una de las más importantes características de los videojuegos…” (Juul, 2005, pág. 1)

El papel de la imaginación es clave en este contexto. Lo real no está conformado solo de lo que está presente, sino de lo ausente por una parte; y por otra, de lo que imaginamos, de aquello que visualizamos como posible o como imposible. Estiramos la realidad por todos los lados hasta que finalmente la quebramos, para que aparezca una nueva realidad. Sin el trabajo de la imaginación llevar a cabo esta tarea sería imposible.

Tomando a Jesper Juul hay que dar un paso adelante: se tiene que reconocer que tanto la realidad como la ficción están sometidas a reglas; y que estas entran en constante relación, de

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tal manera que se alimentan unas a otras en su doble plano, tanto en el modo cómo la realidad se representa en la ficción y cómo la ficción altera la realidad; y, por otra parte, las interrelaciones específicas entre las dos clases de reglas. (Bogost, 2006) (Juul, 2005)

“…dos maneras básicas en que los juegos están estructurados y proponen desafíos a los jugadores: el de la emergencia (un número de reglas simples que se combinan para formar variaciones interesantes) y el de la progresión (desafíos separados presentados serialmente.” (Juul, 2005, pág. 5)

En nuestra realidad social e individual tendríamos que indagar sobre las reglas que nos conforman –que muchas veces se vuelven reglas rígidas que se nos imponen- y la progresión que siguen; esto es, la manera cómo se desarrollan en condiciones histórico-concretas en contextos definidos.

La manera cómo se conforma el mundo de los videos juegos, según Juul, aparece en el siguiente cuadro en donde el espacio central corresponde al video juego: (Juul, Half-real, 2012)

Ilustración 4 Niveles de abstracción. (Juul, Half-real, 2012)

Lo que trata de mostrar este autor es que los videojuegos ponen en relación las reglas que provienen de la realidad con las historias que se viven en los diferentes desafíos del juego y que el margen de la abstracción es susceptible de desplazarse hacia la izquierda o derecha, ampliando los niveles virtuales o reduciéndolos, incorporando segmentos más grandes de ficción o aproximándolos a la realidad.

Si se generaliza este esquema para que sea aplicable de modo mucho más general, quedaría de la siguiente manera:

Ilustración 5 Medio real

Mundos y reglasRealidad*ficción

Medio-realMundos ficticios

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6. Paradigmas parciales.

Un paradigma se caracteriza, ante todo, por su inconmensurabilidad; lo que implica que en la relación entre varios de estos, el acceso desde un paradigma a otro es imposible, porque no comparten términos con significados comunes que pudieran ser comparables entre sí. (Kuhn, 1971)

De tal manera que aquellos aspectos que conforman un paradigma: categorías, generalizaciones simbólicas, ejemplos compartidos, le pertenecen a cada uno de ellos de forma exclusiva.

Parecería que hablar de paradigmas parciales es una contradicción que no se sostiene. Digamos en primer lugar que conservamos la idea de inconmensurabilidad y que efectivamente no podemos pensar alguno de ellos desde las categorías de otro.

Sin embargo, esta inconmensurabilidad paradigmática la concebimos –en esta redefinición que estoy haciendo de la epistemología de Kuhn- como parcial. Los paradigmas son parciales porque su inconmensurabilidad es parcial.

Cuando hablamos de inconmensurabilidad parcial queremos referirnos a un conjunto de aspectos que le dan forma a este nuevo concepto: existencia de segmentos del paradigma que son inconmensurables y que, por lo tanto, no pueden ser trasladados a otro ni expresados desde una mirada externa.

Esta inconmensurabilidad de los paradigmas se origina en el campo de lo real y después desciende al mundo del conocimiento, de la epistemología. Hay realidades que son inconmensurables, segmentos del mundo incomparable con otros que provienen de otras realidades, que se expresan en lo que hemos llamado conexiones parciales. Como lo expresa Agamben:

“La inteligibilidad, que está en cuestión en el paradigma, tiene carácter ontológico, no se refiere a la relación entre sujeto y objeto, sino al ser.” (Agamben, 2008, pág. 34)

Aspectos de un paradigma que son efectivamente utilizados por otros, a pesar de sus elementos incomparables. Por ejemplo, en el caso de la física o la psicología, nos estamos refiriendo a paradigmas científicos aunque estos mismos términos tengan diversas acepciones y, de hecho, no comparamos teoría que no son científicas.

Capacidad de narrar un paradigma utilizando los medios de otro paradigma, como en al caso de los procedimientos de traducción, que siempre son parciales. A pesar de esto, por más difícil que sea un concepto en una determinada lengua y que no tenga una palabra equivalente en el idioma que le queremos transferir, es posible escribir un libro entero para explicar y aproximarse al sentido que esa palabra tiene en la lengua original. Tenemos, como ejemplo, el enorme trabajo de la hermenéutica de los textos clásicos.

Poner en contacto paradigmas significa reconocer que hay en ellos núcleos intransferibles que, a lo mucho, pueden ser narrados desde sus propios términos; y, al mismo tiempo, detectar los otros componentes que comparten o que son traducibles.

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Se salva la noción de paradigma que sigue siendo útil en muchos campos y se permite su apertura para tener visiones más integrales de la realidad, sin tener que mantenerse aislado en uno de ellos.

7. Dialéctica de los campos sociales.

La noción proviene de la física y ha sido trasladada a diferentes ámbitos; en este caso tomo las elaboraciones realizadas por Fligstein y McAdam (Fligstein and McAdam, 2012), que constituyen una buena síntesis de los debates actuales y de las posibilidades de aproximación y síntesis con otras corrientes, especialmente con las teorías del actor-red.

Antes de entrar directamente en estos dos autores, algunas consideraciones sobre la teoría de los campos. Se entiende por campo un espacio en donde cada elemento tiene un valor. Sobre esta definición generalísima es indispensable avanzar hacia algunos aspectos de la teoría de campos cuánticos.

En esta última se rompe con el determinismo de la física clásica; por eso, el campo cuántico es fundamentalmente indeterminístico. Esto es importante para nosotros porque nos puede permitir una aproximación mucho más flexible y dinámica a los campos, a sus dinámicas y transformaciones, incluso a su ruptura y a la emergencia de otros.

Se trata, por lo tanto, de mostrar que estos campos –desde la física hasta las ciencias sociales- si bien tienen reglas y leyes, consisten en mundos con un grado alto de incertidumbre, que penetran hasta en las decisiones estratégicas de los actores-red.

Por otra parte, la teoría cuántica de campos muestra que estos no se reducen a los elementos que lo conforman y a los valores que toman en las diferentes regiones de su espacio; sino que el mismo campo tiene propiedades que se describen como tales y que, desde luego, se expresan en la posición que toman los elementos en dicho campo.

Las características del campo no solo permiten la adopción de valores sino que determinan el surgimiento de los elementos, la construcción de estos que de otro modo no existirían. Esto evitaría cierto esencialismo de los campos aplicados a las ciencias sociales, en donde los actores-red parecieran pre-existir al campo o al menos ser independientes en su existencia, aunque una vez que entran en ellos, queden definidos por estos.

Los elementos del campo dependen para su existencia del campo; incluso en aquellos casos de objetos que provienen de otros campos, al ingresar a uno nuevo sus características ontológicas, su modo de ser, se transforma por el sometimiento a las nuevas condiciones.

Con estas consideraciones breves pero claves, podemos entrar en los campos de acción estratégica. La primera afirmación que sirve de punto de partida es que las estructuras de las que está formada una sociedad está partida en campos que ocupan un nivel meso, frente a los macro niveles, como el estado o la sociedad civil; y frente a los espacios micro sociales.

La primera cuestión para aproximarnos a la comprensión de cualquier fenómeno social consistiría en establecer a qué campo pertenece en este meso nivel. Una vez que hemos hecho esto, se puede pasar a las acciones estratégicas; esto es, a preguntarnos por las acciones

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orientadas hacia fines que los actores-red realizan dentro del campo específico al que pertenecen y en el que actúan relacionándose con los otros actores-red. Como señalan los autores mencionados antes:

“Primero, la teoría descansa sobre una perspectiva que ve el campo de acción estratégica, que puede ser definido como el nivel meso del orden social, como los bloques estructurales básicos de construcción de una vida organizacional y política moderna en la economía, la sociedad civil y el estado.” (Fligstein and McAdam, 2012, pág. 3)

Cambio y continuidad siguen siendo las claves del análisis: cómo los campos garantizan su estabilidad, de qué manera se producen transformaciones que lo alteran de una manera parcial o radical, qué medios utilizan para contrarrestar las tendencias a la ruptura, qué dinámicas de conflicto llevan a su ruptura y reemplazo.

“La preocupación por la estabilidad y el cambio en las dinámicas a nivel de campo es la tarea central de teóricos como Bourdieu…” (Fligstein and McAdam, 2012, pág. 3)

Desde luego, estos campos diversos, múltiples, variados, no se encuentran aislados en compartimentos estancos; por el contrario solo actúan en relación con otros, desarrollando toda clase de vínculos; soporte, confrontación, apoyo, oposición, creación de marcos de acción y de sentido comunes, entre tantos otros.

Más aún, generalmente forman unidades mayores que terminan por adquirir grados de organización más elevados, jerarquizados o no:

“…vemos cualquier campo cada uno como incluido en un ambiente más amplio que consiste de innumerables campos próximos o distales, así como estados, que están ellos mismos organizados como sistemas intrincados de campos de acción estratégica.” (Fligstein and McAdam, 2012, pág. 3)

De esta manera, los campos son tanto productores de realidades como producidos por las acciones de los actores-red. Los comportamientos de estos actores, si bien siempre están enmarcados en una determinada lógica del poder –toda acción está guiada por intereses-, al pertenecer a un campo se amplían e incorporan un conjunto de elementos que tienen que ver con nuevos tipos de acciones y de sentidos de estas que se definen a partir del marco de referencia.

Los campos crean el espacio para que unas acciones sean posibles y otras no, para que unos sujetos y subjetividades se constituyan y, lo que es igualmente importante, para que estas acciones tengan unos sentidos y los sujetos adquieran unas identidades y diferencias.

Las acciones de los actores-red quedan enmarcadas en los intereses, el poder y además el conjunto de los diversos aspectos de la vida, tanto lo que hace referencia a su reproducción material como simbólica. La existencia entera queda implicada:

“Finalmente, en el núcleo de la teoría está una descripción de cómo los actores sociales incluidos buscan producir y mantener un campo dado. Mientras la mayoría de las teorías resalta la importancia central de los intereses y el poder, nosotros insistimos que la acción estratégica en los campos gira hacia una complicada mezcla de consideraciones materiales y existenciales.” (Fligstein and McAdam, 2012, pág. 3)

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Así se establecen marcos de referencia de la acción que incluyen sus propias reglas de operación y que proveen de sentido a todo lo que hacemos. Los emprendedores institucionales transportan estos marcos a otros ámbitos sociales:

“Todo lo que hemos descubierto es que en tiempos de cambios dramáticos, nuevas formas de organizar “marcos culturales” o “lógicas de acción” llegan a existir. Estas son muy utilizadas por actores sociales entrenados, algunas veces llamados “emprendedores institucionales” quienes innovan, propagan y organizan campos de acción estratégica.” (Fligstein and McAdam, 2012, pág. 4) Por esto, el campo termina “…enfocado en el rol de “enmarcar procesos” en la acción colectiva.” (Fligstein and McAdam, 2012, pág. 5)

Hasta ahora cada una de la ciencias sociales se han ocupado de alguno de los aspectos, bien sea lo economía, la política, la cultura o cualquier otro. Hace falta un enfoque integral, una teoría que sea capaz de incorporar los diversos aspectos desde una sola perspectiva y que permita superar las dualidades en las que hemos estado prisioneros.

Especialmente aquella que hace referencia al colectivo y a los individuos, a los campos de un lado y a los actores-red por otro. Cada teoría privilegia una de las entradas y tiende a dejar de lado la otra, o a considerarla una subsidiaria. El enfoque de Fligstein y McAdam trata, precisamente, de aunar estas dos tendencias en unos conceptos que los sintetizan, produciendo un nuevo ámbito del conocimiento, sin limitarse a colocarse de modo adyacente:

“El problema es que estos elementos –acción colectiva, espacio social, cultura, organización, el estado y la movilización- que están presentes en esta literatura, no han sido integrados en una teoría sistemática en cualquier de los subcampos. Realmente, los autores tienden a enfocarse no solo en los fenómenos empíricos sino a menudo enfatizan solamente en pocos de estos elementos.” (Fligstein and McAdam, 2012, pág. 5)

El nuevo enfoque conceptual que se propone nos permitiría tener un mejor instrumento para la comprensión de las sociedades actuales, en la inmensa diversidad y riqueza, así como en los profundos conflictos que la atraviesan. No se limitaría a ser testigo de lo que sucede sino que podría transformarse en instrumento de acción; y, desde mi punto de vista, en ponerse al servicio de intereses emancipatorios. En síntesis, acciones estratégicas en marcos referenciales –campos- orientados hacia tareas liberadoras.

“La teoría de la acción de nivel meso implica que la acción tiene lugar entre y con los grupos organizados. Al entender de manera más clara el rol de los actores sociales en producir, reproducir y transformar sus campos de acción locales, pensamos que ganamos un gran nivel de manejo de temas fundacionales de la vida social.” (Fligstein and McAdam, 2012, pág. 7)

Los procesos dialécticos hacen aquí su aparición, porque entramos de lleno a las condiciones de producción y reproducción de la vida social, que no se limitan a los temas económicos o del poder sino que incorporan los demás componentes, como la cultura, la ideología o la vida misma y se lo hace tanto desde los aspectos estructurales como desde la perspectiva de los individuos entendidos como actores-red.

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“Todavía es más difícil la cuestión de la emergencia de arenas sociales o campos. Hay dos problemas interrelacionados aquí. El primero es especificar las condiciones bajo las cuales sucede. La segunda es teorizar la agencia que está incluida en estos procesos. Cómo nuevos campos son creados, por quién y para qué propósitos?” (Fligstein and McAdam, 2012, pág. 7)

Finalmente los autores lo sintetizan de la siguiente manera, enfatizando en las deudas con las dos corrientes, la de los campos y la teoría del actor-red:

“Seguro que están a la mano teorías que pueden verse como alternativas legítimas a la nuestra. Estas incluyen las nuevas teorías institucionales en los estudios organizacionales, la teoría de la estructuración de Anthony Giddens, y más cercana a nuestra perspectiva, la descripción de Bourdieu del habitus, campo, capital social y vida política. Hemos rescatado elementos de cada una de estas perspectivas y admiramos la ambición inherente en ellas. Al mismo tiempo, sin embargo, vemos esas alternativas, de una forma u otra, inadecuadas, de tal manera que queda por explicar la estructura subyacente de, y las fuentes de cambio y estabilidad, de la vida institucional de las sociedades modernas.” (Fligstein and McAdam, 2012, pág. 8)

Componentes Descripción 1.Campos de acción estratégica

Meso nivel social en donde se dan acciones estratégicas de los actores-red, que adquieren sentidos compartidos determinados y que siguen reglas de gobierno.

2.Titulares, desafiantes, unidad de gobernanza

Titulares son los que gobiernan el campo y aprovechan de las reglas, que se imponen sobre los demás. Desafiantes: actores que ocupan posiciones subordinadas en el campo aunque reconozcan su legitimidad. Unidades de gobernanza: campos en donde se articulan titulares y desafiantes.

3.Destrezas sociales Estratégicas, emocionales, cognitivas, comunicacionales y que expresan la función existencial de lo social y que aseguran la cooperación intersubjetiva.

4.Campo amplio del entorno

Los campos entran en relación con otros campos y están incluidos en campos más amplios que forman unidades organizativas más amplias.

5. Choques exógenos, movilización, el inicio de la competencia

Los campos están sometidos a influencias externas que pueden ser destructivas y que provienen de la movilización de los actores, a través de acciones de competencia. Se produce una dinámica de amenazas y oportunidades.

6. Episodios de competencia

Los períodos de cuestionamiento de un campo nunca son permanentes. El campo se rehace en el momento en el que vuelven las certezas y la legitimidad de las acciones.

7.Ajustes Los episodios de competencia muchas veces conducen a ajustes del propio campo, que reacciona para incorporar y neutralizar la competencia o el conflicto.

Fuente: Elaboración propia a partir de (Fligstein and McAdam, 2012, págs. 9-12)

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Desde la perspectiva dialéctica que estamos utilizando en este segmento, los campos de acción estratégica adquieren nuevas connotaciones que no están descritos por los enfoques clásicos, tanto por Bourdieu como por McAdam. Señalemos, entonces, aspectos cruciales a la hora de entender la dinámica de los campos.

Lo vamos a formular en términos de tesis que requerirán futuras ampliaciones:

- La existencia de los campos siempre es múltiple y diversa, constituida por identidades y diferencias.

- Los elementos de un campo pertenecen a otros campos o tienen la posibilidad de articularse con elementos de otros campos.

- Los elementos de un campo pertenecen a este de manera parcial. Ningún elemento pertenece completamente a un solo campo.

- Los campos existen como tales –esencialismo estratégico- aunque inmediatamente oscilan hasta llegar a sus diversos componentes; y de otra vez de regreso, en un movimiento constante que, como se verá más adelante, corresponde a la teoría del doble vínculo. (Spivak, 2012)

- Los campos son medio reales: reales e imaginarios; los dos componentes están completamente entrelazados y los campos deben ser comprendidos teniendo en cuenta la dinámica permanente entre ellos. Por eso se realizan acciones en los campos a partir de entendimientos compartidos.

- Un conjunto de campos forma un mundo con su propia lógica.

8. DOBLE VÍNCULO.

El pensamiento de Gayatri Spivak (Spivak, 2012) se instala de lleno en una imposibilidad, que no tiene que ser evitada o esquivada con algún gesto intelectual o teórico, que lo disuelva de algún modo. Persistir en esa imposibilidad, reconocer el doble lazo que nos ata tanto a un lado como a otro.

Se trata de reconocer que allí afuera hay otros, a los que no tenemos acceso, que no podemos comprenderles en cuanto tales, en su especificidad, en los que les hace que sean otros y que sean ellos mismos. Esta conciencia de la alteridad es indispensable si no que quiere caer en cualquier forma de colonialismo o de opresión.

En el otro extremo, y con igual fuerza, está el capitalismo en su fase de globalización, con la abrumadora invasión del capital financiero y, desde luego, con la crisis monstruosa a la que nos ha sometido y que estamos pagando. La comprensión de los fenómenos obligatoriamente involucra a la globalización; sin esto, simplemente se corre el riesgo de estar jugando a favor de estas fuerzas, de estarse integrando inconscientemente a la lógica del capital.

Así que se trata de una imposibilidad real, porque no se puede alcanzar al otro desde la perspectiva del capital; y ser subalterno significa, precisamente, escapar radicalmente a la lógica del cálculo, de la racionalidad de la ganancia.

Imposibilidad real que se expresa con igual violencia en el plano epistemológico y epistémico, porque los caminos para entender al otro también están cerrados. Desde luego, no es posible

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evadirse de esta situación; por el contrario, hay que tomarle en las manos aunque nos queme, hay que incorporarla a nuestra experiencia aunque la haga estallar.

El punto de partida de Spivak se encuentra en ese doble vínculo expresado como nuestra característica de ser intersubjetivos y, al mismo tiempo, encontrarnos que hay unos otros que se escapan a nuestro pensamiento; esto es lo que ella llama una alteridad radical:

“La alteridad radical –el otro total-debe ser pensado y debe ser pensado a través de imágenes. Nacer humano es nacer inclinado hacia el otro y los otros. Dar cuenta de esto es presuponer lo realmente-otro.” (Spivak, 2012, pág. 98)

Ahora bien, ¿qué hacer para resolver aunque sea parcial y provisionalmente esa imposibilidad constitutiva, porque aunque sepamos que está allí, tenemos que encontrar algún camino de negociación?

Primero leamos este párrafo crucial completo:

“La alteridad radical si uno puede decirlo, parece requerir de unas imágenes de lo que es la figuración de lo ético como imposible. Si la ética es asida como un problema de relación antes que un problema del conocimiento, no es suficiente construir bases de datos, convertir el “don”, si hay alguno, a lo “dado” (datum)… Es necesario imaginar esta mujer como otra y como ella misma. Esto es, estrictamente, imposible. La imaginación es estructuralmente no verificable. Así, la imagen del otro como autoproducida por la imaginación que suplementa al conocimiento o su ausencia es la figura que marca la imposibilidad de la realización total de la ética. Es en la experiencia de esta figura (de lo que no es lógicamente posible), que nosotros hacemos nuestros cálculos de lo político y lo legal. El don del tiempo asido como nuestro presente no anticipable, como un momento de vida y de agonía, de ser llamado por los otros tanto como distanciarse de esa llamada, se inicia como reparación, como responsabilidad, como dar cuenta.” (Spivak, 2012, pág. 104)

Y ahora trabajemos sobre él en detalle. Antes que expresar conceptualmente esa alteridad radical, la imaginamos, nos hace figuras acerca de ella, porque nos topamos con esa resistencia a ser conceptualizada, a ser volcado sin más en enunciados. Siguiendo a Wittgenstein diríamos nos hacemos figuras del mundo y solo podemos mostrar su sentido, porque le es completamente exterior.

Entonces, aquí se repite el movimiento a lo Wittgenstein (Wittgenstein, 1981), pasamos de la lógica y la lingüística a la ética. Es en este campo en donde aquello que no puede pensarse se muestra como imagen. Así logramos hacernos una imagen del doble vínculo como imagen de lo que es imposible. Nos limitamos a mostrar, a señalar: allí hay una imposibilidad, allí afuera hay alguien que es radicalmente otro. Y esta es una afirmación ética: “La alteridad radical si uno puede decirlo, parece requerir de unas imágenes de lo que es la figuración de lo ético como imposible.”

Este don –don puro a la Mauss añadiría (Mauss, 2009)- que es la imagen del otro, al cual no tenemos acceso y por lo tanto, ocupa el lugar de lo imposible, se resiste epistémica y epistemológicamente: no encontramos los procedimientos para describirlos o explicarlos y tampoco lo podemos convertir simplemente en la ciencia del otro, de la radical alteridad del otro –cuestión en la que sea cae con mucha frecuencia-: “Si la ética es asida como un problema

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de relación antes que un problema del conocimiento, no es suficiente construir bases de datos, convertir el “don”, si hay alguno, a lo “dado” (datum).”

Dicha imposibilidad del doble vínculo –esto es pensar la alteridad radical desde la globalización y viceversa-, se enreda todavía más, porque no solo que vemos ante nosotros ese otro –ese realmente otro- que se nos muestra como otro, en su plena diferencia, sino que somos arrojados a preguntarnos si ese otro no será como nosotros; esto es, un sí mismo. Husserl ha mostrado los vericuetos de mirar al otro no solo como otro sino de saber que tiene la misma estructura intencional que la mía y que por lo tanto es como igual derecho un sí mismo. (Husserl, 1991) (Husserl E. , 1997)

Como diría Baudrillard (Baudrillard, 1997), la necesidad de oír al otro por sí mismo y no a través de cualquier mediación o delegación, democrática o no. El otro como un sí mismo que se muestra como sí mismo. Diríamos que no solo la fenomenología de las cosas es una fenomenología alien, sino que toda fenomenología es alien, tal como lo señala Ian Bogost. (Bogost, 2012)

Para el caso de las mujeres, Spivak lo expresa así: “Es necesario imaginar esta mujer como otra y como ella misma. Esto es, estrictamente, imposible.” (Spivak, 2012, pág. 104)

Si el ámbito cognoscitivo falla, entonces tenemos que acudir a otro plano y es la experiencia como experiencia de la alteridad del otro. Nuevamente se tiene que eludir la tentación de un racionalismo extremo de quererlo reducir a algún tipo de semiótica y debemos quedarnos en el plano de la experiencia ética.

Experiencia ética que quiere decir fundamentalmente que mirar al otro que se muestra como otro y como sí mismo, tiene para nosotros el carácter de la responsabilidad. Aproximarnos a ese doble vínculo tiene, ante todo, consecuencias reales, concretas, en la sociedad en la que vivimos, porque tenemos que dilucidar con mucha claridad nuestra responsabilidad para con el otro, para que no invadir el espacio del otro como sí mismo. Salir del dilema quiere decir asumir en toda su dimensión la responsabilidad para con el otro:

“Esta es una responsabilidad del doble vínculo de lo ético… Cuando uno decide hablar de doble vínculo y de las aporías, uno es cazado por los fantasmas de lo indecidible en cada decisión… Más aún, no es posible permanecer en la aporía o en el doble vínculo. No es un problema lógico o filosófico como una contradicción, un dilema, una paradoja, una antinomia. Solo puede ser descrito como una experiencia.” (Spivak, 2012, pág. 104)

Cualquier decisión que tomemos, los razonamientos que hagamos, las aproximaciones que lancemos, los recursos y estrategias que utilicemos nos llevan siempre a la responsabilidad. Es una ética de la responsabilidad: “En la aporía o en el doble vínculo, decidir es cargarse de responsabilidad.” (Spivak, 2012, pág. 105)

Esta es solo la mitad del problema, un fragmento del doble vínculo. Esa imposibilidad de acceder a la alteridad radical del otro, tiene que ubicarse en la relación entre cultura y capital, entre dicha alteridad que pertenece al ámbito cultural y la existencia brutal de la globalización que lo penetra todo y que subsume a la misma alteridad radical.

“En esta particular situación, entonces, la globalización es también el sitio para una decisión correcta. Para hacer esta crítica una debe juntarse con lo abstracto, con la virtualidad del dinero virtual.” (Spivak, 2012, pág. 105)

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Es una alteridad radical existiendo en la época de la globalización; son los nuevos subalternos de la globalización. Esos otros tienen que encarar al capital, a la lógica del dinero. Lo más concreto –que es el otro sí mismo- confrontado como lo más radical: el dinero virtual.

“En este entendimiento rarificado y marxista, la globalización, la financiarización del globo, es lo abstracto como tal, lo abstracto como virtual, pura estructura. En contraste con esto, la cultura es la irreductible text-il en donde lo que las mujeres tejen siempre se despliega hacia adelante, en un futuro siempre anterior. La cultura viva siempre fluye, como decimos una y otra vez.” (Spivak, 2012, pág. 105)

Entonces, a más de lo que se ha dicho sobre la carga de responsabilidad que nos toca llevar frente al otro, tenemos que ubicar a este en la lógica del capital, en el modo en que quedan subsumidos en este, penetrados por las abstracciones del dinero.

Esas configuraciones culturales del otro que nos son dadas en la experiencia ética, ahora requiere ser codificadas siguiendo el rastro de la influencia –y de las determinaciones- del capital sobre ellas: “Yo estoy sugiriendo su constante desplazamiento por medio de prestar atención al posicionamiento de las mujeres sobre los ejes abstractos del capital, que necesitan una codificación cultural.” (Spivak, 2012, pág. 108)

Spivak da ahora un giro, que es lo que estructura en su último libro, hacia la educación, con el fin de diseñar unas estrategias educativas que permitan, de alguna manera, dar cuenta de la imposibilidad del doble vínculo y quizás abrirse a espacios de resolución parcial.

La educación desde la perspectiva del relacionamiento entre nosotros y los otros –como otros y como sí mismos- inaugura una nueva forma de tratamiento de nuestro sí mismo, que nos conduce a escindirnos, a rompernos, a fracturarnos y que desembocará en nuestra conversión en otros: “Yo soy otro.” (Rimbaud)

El gesto de escisión –o quizás de descubrimiento de que estamos constituidos en esta falla como diría Lacan- no está destinado a un trabajo orientado a la resolución de las dificultades de la economía psíquica de cada uno, sino que es un instrumento, una guía para el rito de pasaje que nos muestre cómo sería eso de entender al otro por sí mismo:

“…que es nuestra capacidad incorporada para volvernos otros a nosotros mismos, lo que puede quizás conducirnos a entender a otras gentes desde adentro…” (Spivak, 2012, pág. 111)

La “imaginación como una virtualidad de lo real…” (Spivak, 2012, pág. 112) nos abre hacia la intersubjetividad ciertamente, pero más allá, nos deja vislumbrar ese otro que en su alteridad radical se nos ha escapado hasta ahora. La tarea es: “… volviendo otro al sí mismo y acercando tanto como sea posible el acceso al otro como sí mismo.” (Spivak, 2012, pág. 113)

El enfoque de la educación, sus estrategias, más aún su responsabilidad, quedan signadas por el doble vínculo y por la necesidad de aprender a ser otros para comprender a los otros: “Cualquier truco para entrenarles a ellos en el hábito mental de volverse otros más que proveerles de herramientas descriptivas.” (Spivak, 2012, pág. 112) (Con seguridad mucho de este tendría que ver, para nosotros aquí y ahora, en el mundo amazónico y andino, con el perspectivismo ontológico y con la metafísica caníbal que postula, precisamente, que solo se es uno mismo volviéndose otro.) (Viveiros de Castro, A inconstancia da alma selvagem, 2002) (Viveiros de Castro, From the enemy´s point of view, 1992) (Viveiros de Castro, Métaphysiques cannibales, 2009)

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9. La signatura del mundo.

A partir del texto de Agamben, vamos aproximarnos al concepto de signatura. En este primer momento, me quedaré en los aspectos lingüísticos sin ir más allá; esto es, más adelante habrá que preguntarse si las signaturas son fenómenos del lenguaje o de la misma realidad. Hay palabras y enunciados, significantes y significados, semiología y hermenéutica. Estamos acostumbrados a pensar –seguramente por la ya vieja tradición lingüística- en la relación entre significados y significantes, entre el plano semiótico y el plano semántico; y lo hacemos estableciendo una especie de vínculo directo, que no requiere de otra mediación. Adherimos a los signos unos significados, que ciertamente dependen de su uso y tienen cierto grado de variabilidad y de ambigüedad. Nada más. La cuestión que abre la signatura se dirige a cuestionarse este presupuesto. Se trata de interrogarnos por aquello que produce el vínculo, que permite que ese significante sea leído de esta manera, en este contexto, en estas circunstancias. Aquí el tema está referido a la eficacia del signo y no solo a su significado. Las signaturas son aquellos elementos que nos permiten pasar de la semiología a la hermenéutica: “Semiología y hermenéutica, de todos modos, no coinciden perfectamente a través de la semejanza; resta, entre ellas, una distancia, en la cual se produce el saber…” (Agamben G. , 2010, pág. 78) Se ubican en esa distancia y tienen la misión de convertirse en un puente entre los dos. Sin este paso, sin este elemento que salva el hiato, el acto comunicativo no se produciría: “Los signos no hablan si las signaturas no los hacen hablar. Pero esto quiere decir que la teoría de la significación lingtiística debe ser integrada a una teoría de las signaturas. La teoría de la enunciación, que Benveniste desarrolla en ese mismo período, puede considerarse el intento de construir un puente sobre ese hiato, de hacer pensable el pasaje entre lo semiótica y lo semántica.” (Agamben G. , 2010, pág. 82) Entonces, una signatura se ubica del lado de la existencia, tiene un aspecto ontológico, que lleva de la mano al significante para que pueda encontrarse con el significado, que cierra la brecha entre semiología y hermenéutica; y que posibilita, en último término, que podamos hablar. Y solo lo hacemos cuando reestablecemos el nexo entre palabras y cosas: “Significa, en una palabra, buscar en todo evento la signatura que lo cualifica y especifica, y en toda signatura, el evento y el signo que la soporta y condiciona. Es decir, aún más, en las palabras de Foucault, «mostrar que hablar es hacer algo, y no simplemente expresar un pensamiento» (Foucault 1969: 272).” (Agamben G. , 2010, pág. 106) Esta línea de razonamiento tendrá contactos evidentes con: los planteamientos de Deleuze y Guattari sobre el lenguaje, las reflexiones sobre los actos del lenguaje y la pragmática, la performatividad del lenguaje, las estrategias deconstructivas. Y, lo que es más importante, con la ontología general y con la del ser social.

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