Upload
others
View
4
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
ERSIDAD.D "RAFAEL LAN DIVAR"FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y SOCIALES
LAS COSTAS PROCESALES
TESIS
/ Presentada l Consejo de la
Facultad dá Ciencias Jurídicas y Sociales-
de la¡1 1
/-Universidad RAFAEL LANDIVAR
1Por
ç
\ AÑAISABELPRERAFLORES
- dcoflf&irselppIgdoacad'micode1/ 1LICENCIADAEN CIENCIAS JURIDICAS Y SOCIALES
Cylos Títulos Profesionales de
ABOGADO Y NOTARIO
c7
GUATE MALA; ENERO 1977
AUTORIDADES DE LA UMV.ERSIDADRAFAEL LAN DIVAR
Consejo Directivo:
Rector Dr. Santos Pérez Martín
Vice Rector Lic. Jorge Skinner Klee
Secretario General Lic. Carlos Amann
Director Financiero
Director Administrativo
CONSEJO` DE LA FAC ULTAODECIENCIASJURIDICAS Y SOCIALES
Decano Lic. Eduardo Castillo Montalvo
Vice-Decano Dr. Francisco Javier Garballo
Secretario Lic. Gabriel A. Medrano Valenzuela
Vocales
Lic. Rodolfo Rohrmoser Valdeavellano
Lic. Roberto Cervantes Granados
Jefe de Area:
Lic. Gabriel Orellana RolasDr. Edgardo Barr€'da Valenzuéla
Representante Estudiantil Francisco Villagrén ( Br.
TRIBUNAL QUE PRACTICO ELEXAMEN TECNICO PROFESIONAL:
Presidente Lic. Eduardo CastilloMontalvo
Lic. César Fernando Alvarez Guadamúz
Lic. Hugo Pellecer Robles
Lic. Carlos Coronado Von Lanbsdorff
Secretario Lic. Gabriel Medrano Valenzuela
INDICE
Página
•OICTAMEN DEL ASESOR DE TESIS
DICTAMEN DEL REVISOR DE TESIS
DEDICATORIA. 1
INTRODUCCION 1
CAPITULO PRIMERO
3
Las Costas Procesales 3
A. Concepto de Costas Procesales. Costas Procesales y daños
originados del proceso
3
B. Naturaleza jurídica de las costas procesales 7
C. Fundamento Jurídico del pago de las Costas Procesales
13
D. La condena en costas. Su naturaleza jurídica. Diferentes
sistemas doctrinales y legislativos. 15
CAPITULO SEGUNDO
21
El Patrocinio Gratuito. Su concepto y su fundamento 21
CAPITULO TERCERO
23
Las Costas Procesales en el Derecho Guatemalteco. 23
A. En el Proceso Civil. Caso especial de la Nulidad y del Despojo
Judicial
23
B. Las costas en el Proceso PENAL
29
C. Las costas procesales en el Proceso Laboral
30
D. El pago de salarios caídos en el proceso de trabajo. ¿Puede
comprenderse el mismo dentro del concepto de costas
procesales?
31
u
CAPITULO CUARTO 33
El Patrocinio Gratuito en el Derecho Guatemalteco 33
A. La Asistencia Judicial Gratuita en el Proceso Civil. 33
B. La Declaración de Pobreza en el Proceso Penal 35
CAPITULO QUINTO 37
Las Costas Procesales y la Constitución. Estudio sobre si el pago deCostas Judiciales es constitucional de conformidad con lo dispuesto enel Artículo 240 de la Constitución de la República 37
CONCLUSIONES 39
BIBLIOGRAFIA 41
Guatemala, 8 de noviembre de 1976.
Muy Señores míos: respetuosamente me dirigoa ustedes por este medio, a
efecto de dar cumplimiento al acuerdo tomado por ese Honorable Consejo en su
sesión celebrada el primero de septiembre del año en curso, y por el cual se menombró como asesor de tesis de la señorita Ana Isabel Prera Flores, en relación a locual, después de saludarlos cordialmente, me pérmito informar: que he dirigido a laseñorita Prera Flores en la elaboración de su 'trabajo de tesis titulado "Costas
Procesales", indicándole la bibliograf(a disponible sobre el mismo, de la cual alguna leproporcioné y haciéndole las indicaciones y sugestiones que estimé convenientes.
Ahora que me lo ha presentado elaborado opino que la sustentante hatratado con acierto los principales aspectos que la institución de las costas procesalespresenta, habiendo hecho correcto uso dé las fuentes de consulta sobre la materia yrefiriéndose a ella, aunque brevemente, también en lo que atañe a su regulación legal,
haciendo, especialmente en referencia al proceso civil, varios comentarios personalesque me parecen valiosos.
La señorita Prera Flores, además, trató asimismo el instituto del patrociniogratuito que, por la relación que tiene con la materia referente a costas y gastosprocesales, sirve para aclarar más el concepto y la naturaleza de éstos,
Considero, en consecuencia, que la autora ha efectuada un trabajo quereune los requisitos para ser aceptado como su tesis de licenciatura, pues, aunque elmismo- no constituye una exposición completa de la materia a que se refiere, debetomarse en cuente la dificultad que la misma presenta y lo poco investigada que estáen nuestro medio, materia que, como nos dice el Profesor De La Plaza; 'sólo al genio
fecundsimo de Chiovenda ha ofrecido ocasión para una voluminosa y agotadoramonografía",
- En conclusión de lo anterior, y salvando el mejor parecer vuestro, dictaminoen el sentido de que debe admitirse como tesis el trabajo escrito por la señorita Prera
Flores.
Sin otro particular que manifestarles, y agradeciéndoles el honor que me hanconferido, aprovecho la oportunidad para presentar a los Señores Miembros delConsejo Directivo de esa ilustre casa de estudios, las muestras de mi consideración.
(fi Gustavo A. de León Asturias.
SEÑORES MIEMBROS DEL CONSEJO DE LA FACULTAD DE CIENCIASJURIDICAS Y SOCIALES DE LA UNIVERSIDAD.
Ciudad de Guatemala, 29 de noviembre de 1976
Señor Licenciado:
Gabriel Medrano ValenzuelaSecretario de la Facultadde Ciencias Jurídicas y Socialesde la Universidad Rafael Land(varSu Despacho.
Estimable Señor Licenciado:
En forma atenta me dirijo a usted, con el objeto de referirme a su oficioReg. - No. D-977-76 de fecha 11 del mes en curso, mediante el cual se sirve
transcribirme el punto SEPTIMO del Acta de la Sesión 3676 de la Sesión celebradapor el Honorable Consejo de la Facultad, mediante el cua1 e me designa comoRevisor de Tesis del trabajo elaborado por la señorita ANAÍSABEL PRERAFLORES, defiominado "COSTAS PROCESALES" y manifestarle que he ie(do condetenimiento el mismo, considerando que además de ser una adecuada elaboraciónmonográfica del tema, cuyo aporte puede servir de orientación para estudiosos delDerecho, considero que llena los requisitos indispensables para ser aceptado comotrabajo para los fines para los cuales fuera presentado.
- En consecuencia de lo anterior, suplico a Ud Transmitir al HonorableConsejo de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad RafaelLandívar, mi opinión favorable, para que se acepte como trabajo de tesis, elelaborado por la señorita Prera Flores, que quedara mencionado anteriormente,
Sin otro particular por el momento y agradeciendo la atención que lemerezca la presente, me es grato suscribirme de Ud, con las muestras de mi elevada
consideración, como deferente servidor
(f) Licenciado Ricardo Morales Taracena
Guatemala, 3 de Diciembre de 1976
Señorita Anaisabel Prera FloresCiudad
Señorita Prera:
A continuación transcribo a usted el punto Décimo Cuarto del Acta No, 40-76 de lasesión celebrada por este Consejo el d(a 'lo. de Diciembre del año en curso, queliteralmente dice
JáDECIMO CUARTO: Con respecto a ¡a solicitud de la Snta, Ana Isabel Prera Floresa efecio de que se autorice la impresión de su trabajo de Tesis ttulado: "COSTAS
PROCESALES", el Consejo acuerda, en base al dictamen del Revisor de Tesis, Lic,Ricardo Morales Taracena, autorizar la impresión solicitada-,
Sin otro particular, me suscribo de usted atentamente.
(f) Lic. Gabriel Medrano Valenzuela
SECRETARIO
FACULTAD DE CIENCIAS JU RIDICAS Y SOCIALES
DEDICATORIA
A DIOS
A MS PADRES:
CARLOS ALBERTO PRERA SIERRA YROS'TA FLORES DE PRERA
A MIS HERMANOS Y SOBRINOS
INTRODIJCCION
He seleccionado para tema de mi trabajo de tesis a discutir en el ExamenPúblico correspondiente, previamente a obtener el grado de Licenciada en CienciasJurídicas y Sociales y los títulos profesionales de Abogado y Notario, el relativo a lasCOSTAS PROCESALES, por parecerme ur y terna que ha sido poco investigado ennuestro medio, no obstante presentar gran interés dentro del amplio campo de lasmaterias procesales. Y, sin desarrollar completamente el tma en referencia a nuestroderecho positivo, aparte de la exposición de los principales aspectos teóricos de dichainstitución de las Costas Procesales, presento breves comentarios a la regulación legalde la misma, así como a la del Patrocinio Gratuito, en nuestros procesos civiles, penaly laboral que, creo, podrían dar lugar a ulteriores desarrollos.
Este pequeño trabajo se encuentra dividido en cinco capítulos que
respectivamente, se refieren: el primero, al concepto de Costas Procesales, a las cuales
se les distingue tanto de los gastos procesales en general, como género al quepertenecen, como de los daños originados del proceso, a la naturaleza jurídica de lascostas, al fundamento jurídico de su pago, y a la condena en costas, su naturalezajurídica y los diversos sistemas existentes para determinar su imposición; el segundo,al concepto del Patrocinio Gratuito y al fundamento jurídico del mismo; el tercero,al régimen de las Costas Procesales en el Derecho Procesal Guatemalteco, tanto civil,como penal y laboral; el cuarto, a la regulación legal del Patrocinio Gratuito en el
proceso civil y en el penal; y el quinto, a la institución de las Costas Procesales enrelación con el principio constitucional de la gratuidad de la administración dejusticia. Así, se ofrece tanto una pequeña exposición doctrinal de la materia, comouna breve exégesis de nuestra legislación respecto a los principales aspectos quepresenta sobre el particular.
La naturalez&Jurídic&de las Costas Procesales cro,tI_como._shace en esta tesis, debe ser estudiada en relación a dos momentos distintos: elailor a la condena en costas y el posterior a la misma, y,tal como se expresa,pensamos que mientras en el primero las costas presentan el carácter_deer a la vezu?a carga procesal y una obligación, en el segundo únicamente tienenje.Lcafácter_d?
cuanto al criterio para la imposición de la condena al reembolsoie las costas, presentamos brevemente la evolución doctrinal y legislativa que hallevado al predominio del principio del vencimiento de carácter objetivo, que evita losdifíciles problemas de estimación de la concurrencia de culpa en cada caso, puessiendo la misma un elemento subjetivo de difícil comprobación, puede llevar talcriterio subjetivo a soluciones injustas. En cuanto a la filosofía en que se basa el pago
de las costas procesales, la misma se manifiesta al estudiar el fundamento jurídico deellas, estudio que lleva a la conclusión de que ese pago no contradice el carácter de
servicio público que pueda reconocerse a la función jurisdiccional, pone en evidencia,
como ocurre en casi todas las instituciones procesales, que en el proceso se
encuentran conjugados tanto el interés público en la composición del litigio como el
interés particular de los litigantes; y, además, hace manifiesto como, si el pago de las
costas no corriese a cargo de las partes, la litigiosidad de las personas aumentaría
anormalmente, además de la imposibilidad en que se encuentra el Estado de sufragarla totalidad de los gastos que todos los procesos originan. Sin embargo, ello lleva
precisamente, para evitar que la existencia de las costas haga nugatorio el derecho de
todos a la tutela jurídica del Estado, a la institución del Patrocinio Gratuito, que
remueve el obstáculo que para participar en un proceso pueda representar para una
persona pobre su mala condición económica, consiguiéndose así la igualdad procesal.
Los principales resultados a que el análisis realizado conduce, se encuentran
expuestos en las Conclusiones, y esperamos que, aunque esquemático, el presente
trabajo pueda servir para despertar interés en el estudio de las Costas Procesales, así
como para meditar sobre una posible reforma legislativa que regule en forma más
completa tanto las Costas Procesales como el Patrocinio Gratuito en nuestro
ordenamiento jurídico en relación a los diversos tipos de procesos, pues dichas
instituciones son determinantes para reglamentar debidamente la participación de las
partes en el proceso y posibilitar la misma a todos.
Consciente de que el tema seleccionado para desarrollar en esta tesis amerita
mayores y más profundas investigaciones, me permito someter este trabajo a la
consideración del Honorable Consejo de nuestra Facultad de Ciencias Jurídicas y
Sociales de la Universidad Rafael Landi'var y a los señores miembros del Tribunal
Examinador.
Id
CAPITULO PRIMERO
LAS COSTAS PROCESALES
A.
CONCEPTO DE COSTAS PROCESALES. COSTAS PROCESALES YDAÑOS ORIGINADOS DEL PROCESO.
Según el profesor Vicente Herce Quemada, debe entenderse por Costas
Procesales "la serie de desembolsos que es preciso hacer dentro de un proceso para la
persecusión o la defensa del derecho". (1) 0, también, "los gastos de dinero
ocasionados por un proceso determinado y cuyo abono incumbe a las partes que
intervienen en el mismo, generalmente". (2) En sentido semejante, Manuel de la Plaza
expresa que "el concepto de costas es equivalente, en general, al de gastos que es
preciso hacer para obtener la declaración judicial de un derecho". (3)
Tales gastos son consecuencia necesaria del proceso y están en proporción a
la duración y complejidad del mismo, derivándose de la actividad que los sujetos
procesales (oficio judicial y partes) deben realizar dentro de él. De ahí que sea nota
especi'fica de las Costas Procesales aquellos otros gastos que, si bien tienen relacióncon el proceso, no son una consecuencia directa de él, como serían los "honorarios
pagados al Letrado por consejo y asesoramiento previo a la actuación judicial, las
cantidades satisfechas para procurarse documentos, antecedentes, pruebas anticipadas
y semejantes". (4)
Ello indica que el concepto de gastos procesales es más amplio que el de
costas, pues que aquéllos comprenden todos los gastos que se hacen con relación a un
proceso, sea dicha relación directa o indirecta, mientras que las costas, que
constituyen sólo una parte de tales gastos, deben ser consecuencia directa e inmediata
del proceso mismo.
Tal doctrina es recogida en el artículo 578 de nuestro Código Procesal Civil
y Mercantil, al estimar, como costas reembolsables, "el valor del papel sellado y
(1) Emilio Gómez Orbaneja y Vicente Herce Quemada, Derecho Procesal Civil. Sa. Ed' ArtesGráficas y Ediciones, S.A., Madrid 1961, pág. 803.
(2) Emilio Gómez Orbaneja y Vicente Herce Quemada. Derecho Procesal Penal. 7a. Ed.Artes Gráficas y Ediciones .A., Madrid 1972, pág. 320.
(3) Manuel de la Plaza Derecho Procesal Civil Español. Vol, 1, 3a. Ed. Editorial Revista deDerecho Privado, Madrid, 1951, pág. 566.
(4) Emilio Gómez Orbaneja y Vicente Herce Quemada, Derecho Procesal Civil, págs.803-804.
IN
4
timbres fiscales, los honorarios del abogado director, de los notarios, procuradores,
expertos, depositarios e interventores; los gastos causados por embargos, despachos,
edictos, publicaciones, certificaciones, inventarios; las inscripciones en los registros; la
indemnización a los testigos por el tiempo que hubieren invertido y los gastos de
viaje", así como, respecto a diligencias judiciales, los gastos que se originen con
motivo de viajes, como pago de vehículos, de transporte en general o
comunicaciones, y la compra de sustancias u otros artículos que fueren necesarios *
para la averiguación de algún hecho. Dicho artículo está tomado del artículo 160 del
anterior Código de Enjuiciamiento Civil y Mercantil y, como se explica en el
Proyecto de Código en vigor, únicamente se ha introducido algún cambio en la
redacción", consistente en haberse consignado como costas "los honorarios del
abogado director" en vez de "los honorarios de abogados", por estimarse que
únicamente deberán ser reembolsables los honorarios de unaboio director, para no
dejar al arbitrio de la parte elevar la cuantía de las costas por este concepto, haciendo
intervenir varios abogados en el proceso como directores suyos, aunque el mismo
propósito se hubiese logrado con permitir al juez excluir de la condena en costas las
que estimase excesivas o superfluas, pues podrán presentarse casos en que por la
naturaleza de la materia, el cometido procesal haga necesario el concurso de dos o
más consultores técnicos, así como en haberse suprimido la palabra "portestos" por
estimarse que los gastos que los mismos Importen están incluidos en los honorarios de
notarios.
Sin embargo, creemos que la ley no ha definido suficientemente lo que debe
entenderse por Costas Procesales, pues, como se vio, el artículo 578 citado se refiere
a las "costas Reembolsables, por lo que, del solo texto de dicho artículo, no puede
extraerse un concepto legal de costas procesales, no obstante que, en general, se
acomoda dicha disposición al concepto que antes hemos delimitado, debiéndose
asimismo tener presente que en el artículo 572 del mismo Código Procesal Civil y
Mercantil se expresa que "cada parte será directamente responsable de los gastos que
se ocasionen por los actos que lleve a cabo y por los que pida......, pues por "actos"
deberá entenderse precisamente, actos procesales.
El concepto de costas procesales deberá, pues, contraerse a aquellos gastos
que, como dice Guasp, reconozcan en el proceso la "causa inmediata o directa de su
producción". (5), sin comprender aquéllos que, aun efectuados con referencia al
proceso, no tengan tal nota característica.
(5) Jaime Guasp. Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento Civil, Tomo 1, 2a. Edición,Editorial M. Aguilar, Madrid, 1948, pág. 1134.
b
Una segunda nota diferencial entre gastos procesales en geneaI y costas
procesales como una especie de éstos, radica en que por costas deben entenderse
únicamente aquellos gastos del proceso cuyo pago recae sobre las partes de msmo,
por lo que no entran en tal concepto los gastos procesales que satisface el popo
Estado como lo es la retribución a los componentes del oficio jurídico, que es un
gasto hecho para la administración de justicia con independencia de cada proceso en
particular. A ese respecto es interesante examinar cómo entonces el pago de papel
sellado y timbres fiscales constituyen parte de las costas, tal como se esiablece en el
citado artículo 578 de nuestro Código Procesal Civil y Mercantil, y la razón de ello se
encuentra en que tal pago no constituye una retribución al Estado por la prestación
general de la función jurisdiccional, ya que, como lo señala el mismo Profesor Guasp,
a que entre el importe de tales gastos y la "cuantía del gasto general" que hace el
Estado para la prestación de su función de justicia, "no existe una relación
inmediata", (6). Creo que al respecto podría señalarse, como la hace Goldschmidt,
según expresión de Calamandrei que "la obligación de pagar las tasas judiciales, es
una consecuencia de la relación general que tiene lugar entre todo contribuyente y el
Estado " (7); y, por ello, así como porque la necesidad de pagar tales tasas deriva
inmediatamente del proceso, las mismas sí deben estimarse como constitutivas de
costas procesales, aunque no lo sean los gastos generales del Estado para servir a las
personas mediante la prestación de la función jurisdiccional.
Como conclusión de lo anterior, creemos que son acertadas las definiciones
que Jaime Guasp da, respectivamente de gastos procesales y de costas procesales, y
que rezan así: Los gastos procesales son, efectivamente, todas las inversiones de
carácter económico que reconocen, de una manera más o menos inmediata, al
proceso como su causa generadora", mientras que por costas procesales debe
entenderse "aquella porción de los gastos procesales cuyo pago recae sobre las partes
que intervienen en un proceso determinado y reconocen a este proceso como su
causa inmediata o directa de su producción. (8) Conforme a tales criterios, el
Tribunal Supremo Español, por sentencia de nueve de julio de mil ochocientos
ochenta y ocho, declaró que quedan excluidos del concepto de costas procesales
aquellos gastos que se produzcan fuera del proceso, "aunque tengan relación con elmismo".
Partiendo de la característica de las costas de que éstas deben ser causados
inmediata y directamente por la producción del proceso, es decir, que son
(6) Jaime Guasp. Comentario a la Ley de Enjuiciamiento Civil, Tomo L a edfición,Editorial M, AguJa. Madrid, 1948, pág. 1134,
(7) Fiero Calamandrei. Estudios sobre el Proceso Civil, Trad, de Santiago Santis MelendoEdit, Bibliográfica, Argentina 1965, págs. 216-2.17.
(8) Jaime Guasp, Derecho Procesal Civil. 3a, Ed. Tomo i. lnstuto de Estudios Políticos,Madrid 1968, pág. 565.
6
indispensables para que éste pueda producirse, resulta necesario distinguir entre
costas procesales y la indemnización de daños y perjuicios a que el proceso pueda dar
lugar pues, respecto a ésta, pensamos que (como diría Goldschmidt) el proceso no
viene considerado como relación jurídica sino como un hecho productor de daños y
perjuicios por los cuales hay que responder. En relación al tema que tratamos Herce
Quemada explica que "si una de las partes es condenada al pago de las costas, en la
condena no deberá ser inclu(do, a falta de disposición en contrario de la Ley, el
importe de los daños y perjuicios que a las partes se haya podido ocasionar con
motivo del proceso. Tal distinción no quiere decir que el pago de las costas no pueda
ir acompañado de la obligación de indemnizar daños y perjuicios, sino que es
necesario en todo caso que exista una norma especial que así lo declare
expresamente, pues a falta de dicha norma tal indemnización tendrá que ser exigida
con independencia' (9).
Señalemos ahora algunos casos previstos en nuestra ley, y que constituyendo
daños y perjuicios derivados del proceso, deberán distinguirse de las costas
procesales: en el artículo 77 del Código Procesal Civi l y Mercantil se establece que
quien autorice una notificación nula, aparte de incurrir en una multa de cinco a diez
quetzales, deberá "responder de wanio daños y perjuicios se hayan originado por su
culpa"; en el artículo 531 del mismo Código se prescribe que "de toda providencia
precautoria queda responsable el que la pide. Por consiguiente, son de su cargo las
costas, los daños y perjuicios que se causen, y no será ejecutada tal providencia si el
interesado no presta garantía suficiente, a juicio del juez que conozca del asunto"; y,
en el mismo texto legal, también en relación a las medidas de garantía se establece
que "el que obtenga la providencia precautoria queda obligado a pagar las costas, los
daños y perjuicios: lo. Si no entabla la demanda dentro del término legal; 2o. Sila
providencia fuere revocada; y 3o. Si se declara improcedente la demanda".
(9) Emilio Gómez Orbaneja y Vicente Herce Quemada, Derecho Procesal Civil, págs.807,808.
7
B. NATUPALEZA JURIDICA DE LAS COSTAS PROCESALES.
Manuei de la Plaza estima que las costas son una obligación procesal,
agregando que las mismas "tienen un título constitutivo, que es ajeno al que se hace
valer en la htis; este título es la sentencia, que "recogiendo —como dice Beceña-
todos los elementos de obligatoriedad dispersos en el proceso, construye con ellos un
derecho de crédito", que se hace valer contra el obligado al pagó en la ejecución,
aunque en nuestra legislación sea susceptible de actuarse en un proceso especial"
(10), obligación a la cual le señala dicho profesor las notas de ser accesoria y derivada
del juicio. Como puede verse, dicho tratadista se refiere especialmente al momento de
la condena en costas, pues menciona a la sentencia como título ejecutivo de laobligación de pagar las costas.
El profesor Guasp al referirse al tema distingue diversas hipótesis, así: a)
"Cuando la obligación de pagar las costas se impone en o se deriva de una resolución
judicial se puede hablar de obligación judicial, aunque la resolución se inspire más o
menos inmediatamente en una declaración legal. Este es, sin duda, el caso más
importante y-el que plantea problemas de mayor dificultad, ¿a quién, en efecto
puede imponerse la obligación judicial de pagar las costas de un proceso ? "; b) el casogeneral que responde a la "regla general" de que la parte "que viene obligada al pagode las costas- es la "que origina o es causa de las mismas por su actividad en el
proceso: tal es la norma primaria que debe, pues, tenerse en cuenta en este punto; en
efecto, a falta de una prescripción especial, deberá cada parte pagar las costas que ha
originado. Para determinar qué costas son las que ha originado una parte y cuál es la
otra, es preciso indagar si, habiéndose abstenido dicha parte de realizar una actividad
procesal, el acto producido posteriormente se hubiese realizado o no; debe haber,
pues, un enlace directo entre un acto de parte, no necesariamente una petición, y el
acto que da lugar a los gastos. Ahora bien, como existen actos que deben considerarse
originados por la actividad de diversas partes a la vez, ya ocupen estas partes la misma
posición procesal, ya sean contrarias entre sí, hay que completar la fórmula indicada,
haciendo una distribución igualitaria de esta clase de gastos, de modo que las costas
que no puedan imputarse a una sola de las partes, es decir las llamadas costascomunes, deberán distribuirse por mitad entre las partes obligadas a su pago, y si
éstas fueran más de dos, deberán repartirse por partes iguales" y, c) el caso de la
condena en costas, respecto al cual dice: "Hasta aquí la regla general sobre
imposición judicial del pago de las costas procesales. Puede ocurrir, sin embargo, que
al pago de las costas vengan judicialmente obligadas personas distintas de las que las
causan, por sí solas o en unión de otras, En tal caso se dice que existe condena en
costas, y la condena plantea una serie de problemas a que aquí se hace forzosoaludir", (11)
(10) Manuel de la Plaza. Obra citada. Vol, 1, pág 567.
(11) Jaime Guasp. Derecho Procesal Civil, Tomo 1, págs. 569 y siguientes.
t.
8
De lo espuesto por el profesor español Guasp puede verse que él también
estima que el pago de las costas procesales, en todos los casos, tiene la naturaleza de
ser una obligación. Se refiere él, tanto al momento anterior a la condena en costas,
cuando cada parte debe sufragar sus costas, como al posterior a tal condena en costas,
James Goldschmidt expone al respecto lo siguiente: "La obligación de
abonar las costas, es, según el caso, o un deber público de pagar los derechos
correspondientes al Estado, los suplidos que han de abonarse a los órganos procesales
(Tribunal, abogado, ejecutor judicial) y los gastos o suplidos que la parte realice. Las
leyes relativas a las costas procesales determinan los casos en que la parte debe pagar
las costas indicadas en primer lugar. La obligación de abonar las costas, es, según el
caso, o un deber público de pagar los derechos correspondientes al Estado, o una
obligación de carácter privado, entre una parte y su abogado. Puede, además,
considerarse como una carga procesal, en cuanto que su cumplimiento es necesario
para evitar perjuicios procesales. (12) Goldschmidt, en la parte transcrita de su
exposición se refiere únicamente al primero de los dos momentos que hemos
indiciado, es decir, al anterior a la condena en costas, diciendo, en cambio, respecto a
dicha condena que "la ZPO (Código Procesal Civil Alemán) se limita a regular la
cuestión secundaria del pago de las costas por las partes, en sus relaciones mutuas
(obligación de restituir las costas). (13)., obligación a la cual le atribuye carácter
pnvado.
Partiendo de la premisa que hemos señalado, nosotros estudiaremos el
carácter jurídico de la necesidad en que se encuentra la parte de pagar las costas que
su actividad provoque dentro del proceso.
A este respecto debemos observar que en el artículo 572 del Código Procesal
Civil y Mercantil, bajo el nombre de "carga de las costas", se establece que "cada
parte será directamente responsable de los gastos que se ocasionen por los actos que
lleve a cabo y por los que pida, debiendo anticiparlos cuando así lo establezca la ley".
Si nos atuviésemos a la designación del artículo podríamos concluir en que
para nuestro ordenamiento procesal civil el pago de las costas es una carga de las
partes. Sin embargo, estimamos que tal interpretación peca de superficial, por lo cual
(12) James Goldschmidt. Derecho Procesal Civil. Trad. de la 2a. edición alemana porLeonardo Prieto Casto. Edit. Labor S.A. Barcelona, 1936. pág. 214.
(13) James Goldschmidt. Derecho Procesal Civil. Traducción de la 2a. edición alemana porLeonardo Prieto Castro Editorial Labor, S.A., Barcelona, 1936, pág. 214.
9
oeseamos penetrar más en la materia que nos ocupa Para ello, nos parece que
primeramente, y aunque sea en forma sumar.ia, debemos señalar las diferencias
existentes entre estas tres categorías jurídicas: el deber jurídico (en sentido estricto),
la obligación y la carga. Principiaremos por distinguir entre deber jurídico y
obligación, para después referirnos brevemente al concepto de carga.
Mi asesor de tesis, Licenciado Gustavo Antonio de León Asturias, puso
amablemente a mi disposición sus apuntes de la cátedra de Derecho de Obligaciones
que sirvió en la Universidad de San Carlos, y en los cuales he encontrado una síntesis
de la distinción entre deber jurídico en sentido estricto y obligación bastante
acertada, apuntes que, como él mismo me indicó, provienen principalmente de las
ideas expuestas por Enneccerus, Messineo y Santi Romano (14), fuentes a que me
remitió para una mejor comprensión del tema. Para llegar a conclusiones sobre la
materia conviene partir de la noción de relación jurídica que, como dice Messineo,
"denota una relación intersubjetiva, o sea entre dos (o más) sujetos: uno (o algunos)
sujeto activo y el otro (o los otros) sujeto pasivo", siendo, en consecuencia, propio de
la relación jurídica "la correlación necesaria que la misma establece entre dos
términos, de los cuales el uno es el derecho subjetivo (de este derecho, es titular uno
de los sujetos), el otro es el correspondiente deber (que incumbe sobre el otro o sobre
los otros sujetos de la relación) y que son, por lo tanto homólogos. Se hace así de la
relación jurídica la resultante del derecho subjetivo y del deber, sin postular una
prioridad lógica entre relación jurídica de una parte, y derecho y deber, de la otra,
hasta el punto de considerarlos surgidos en el mismo momento". Por su parte,
Enneccerus define la relación jurídica como aquella "relación de la vida ordenada por
el derecho objetivo, y que consiste en una dirección jurídicamente eficaz de una
persona hacia otras personas o hacia ciertos objetos (cosas o derechos)". Así, como
expresa el Licenciado de León, "el concepto de relación jurídica nos lleva, entonces,
a los de derecho subjetivo y deber para poder determinar en qué caso ambos se
encuentran de tal manera vinculados que son los dos términos de una relación
jurídica".
Conforme a las explicaciones del profesor Santi Romano (15) debe
entenderse por deberes en sentido estricto aquellos, especialmente de carácter
negativo, que son manifestaciones del principio general "alterum non laedere", y que
consisten especialmente en el deber de respetar la esfera jurídica ajena en toda su
(14) Ludwig Enneccerus, Theodor Kipp y Martin Wolff, Tratado de Derecho Civil.Traducción de la 35a. Ed. Alemana. Editorial Bosh, Barcelona 1948; FrancescoMessineo, Manual de Derecho Civil y Comercial Tradubción de Santiago SantísMeleondo. Ediciones Jurídicas Europa-América, Buenos Aires, 1971; Santi Romano.Fragmentos de un Diccionario Jurídico. Ediciones Jurídicas EuropaAmerica, BuenosAires, 1964, traducción de Santiago Sentís Meleondo y Mariano Ayerra Redin.
(15) Santi Rumano, Obra citada. pági. 96 y siguientes.
lo
extensión y frente a los cuales, de consiguiente, no encontramos un verdadero ypropio derecho subjetivo, sino más bien intereses y bienes, sin que entre el sujeto de
éstos y del deber se de una relación jurídica, razón por la cual el deber en sentidoestricto no es elemento de una relación jurídica concreta. Por el contrario, al lado de
los anteriores encontramos otros deberes (en sentido amplio) que "constituyen uno
de los términos" de "relaciones particulares" frente a "determinadas personas" y que
serían, por tanto correlativos a verdaderos derechos subjetivos. Tales obligaciones, osean los deberes jurídicos correlativos a derechos subjetivos en sentido propio(obligo) pueden a su vez distinguirse en obligaciones de contenido no patrimonial, y
obligaciones en sentido estricto (obligazione), que tendrían carácter patrimonial.
Como el pago de las costas procesales tienen, por una parte, la característica
de deberse efectuar en relación a persona (o personas) determinada, no podríaconsiderarse que tal pago fuera el cumplimiento de un deber jurídico en sentidoestricto, pues aquel pago se hace porque es debido a una determinada persona (opersonas) y es cumplimiento, entonces, de un deber (en sentido amplio) que escorrelativo a un derecho subjetivo. Y, por otra, como el pago de costas procesalestiene un contenido patrimonial, como su propio nombre lo indica, no podría sertampoco resultado de una relación de obligación de carácter no patrimonial, sino, entodo caso, de una obligación en sentido estricto, patrimonial (obligazione). Ello,claro está, si se aceptase en definitiva que el pago de costas es realmente, y en todossus aspectos posibles, una obligación.
Nos queda por dilucidar, previamente a tratar de resolver el problema que
nos ocupa, la noción de carga.
Existe una carga procesal "cuando la parte tiene que ejecutar un acto paraprevenir un perjuicio procesal, y en definitiva una sentencia desfavorable" (16), o seaque por tal se entiende "la necesidad de una actuación para prevenir un perjuicioprocesal, y, en último término, una sentencia desfavorable" (17), distinguiéndoseprecisamente las cargas procesales de los deberes en que, mientras éstos
(comprendiéndose las obligaciones desde luego) son "imperativos impuestos por elinterés de un tercero o de la comunidad", las cargas "son imperativos del propiointerés" (18).
De las consideraciones antes hechas, podemos extraer nuestra opinión acerca
de la naturaleza jurídica de las costas procesales y de su correspondiente pago.
(16) James Goldschmidt. Teoría General del Proceso. Editorial Labor, SA., Barcelona, 1936.Pág. 52.
(17) Idem. Pág. 52.(18) Idem Pág. 82.
r -
11
En cuanto se refiere a las costas antes de que existe condena al reembolso de
las mismas, es decir, cuando cada parte debe responder de los gastosque ocasionen
los actos que lleve a cabo y los que pida dentro del proceso, debe considerarse que la
necesidad de tales gastos a efecto de poder actuar dentro del proceso, si la
contemplamos en relación a las personas (abogados depositarios, el Estado, notarios,
empleados, etc.) que han de percibir el importe de los mismos, nos encontramos ante
un fenómeno que constituye sin duda una relación de obligación entre personas,
teniendo el pago de las costas el carácter de ser el cumplimiento de una obligación o
satisfacción de un derecho de crédito, ya sea de índole pública, como el pago de
papel sellado y timbres fiscales, o bien de carácter -privado, como el pago de
honorarios al abogado director.
Ahora bien, en cuanto a su relación directa con el proceso, nos parece que el
fenómeno presenta un carácter distinto que se origina de la circunstancia de que las
costas van enlazadas instrumentalmente a los actos procesales realizados por iniciativa
de las partes y como condición de los mismos, lo que los hace participar de la
naturaleza de tales actos, y, en consecuencia, presenta dicho fenómeno el carácter de
constituir una carga procesal, aspecto que aparece con modalidades distintas según
que las costas deban o no ser anticipadas o pagadas con relación a la realización
misma del acto procesal, en cuyo caso, tal pago o anticipo constituye, como lo señala
Micheli, "una modalidad del ejercicio del poder procesal que debe cumplirse por el
sujeto titular de dicho poder...", agregando, atinadamente que "en todo caso, la falta
de anticipo de las sumas constituye un impedimento-para que el acto sea válidamente
cumplido" (19). Este aspecto resalta en nuestro Código Procesal Civil y Mercantil, en
la disposición contenida en el segundo párrafo del artículo 171 en el cual, en relación
a la prueba pericia¡, se establece que "el juez prevendrá a cada parte que deposite loshonorarios correspondientes, así como la suma necesaria para gastos, los cuales
calculará el juez prudencialmente, según la naturaleza del dictamen y trabajo que
exija. En cuanto al tercero, la parte a quien interese la diligencia deberá hacer el
respectivo depósito". Lo mismo ocurre respecto al pago del papel sellado, en cuanto
el primer párrafo del artículo 87 del mismo Código estipula que "la parte que sea
omisa en el cumplimiento de las leyes fiscales que gravan el proceso, no podrá
presentar nuevos escritos ni formular petición alguna hasta tanto no regularice su
situación".
Ahora, cuando tal pago o anticipo previos no sean necesarios para la
realición de un acto procesal, el aspecto de carga procesal queda reducido a la
necesidad de contraer, en la forma que corresponda, la necesaria obligación con la
(19) Gian Antonio Micheli, Curso de Derecho Procesal Civil. Traducción de Santiago Santís- Melendo, Volumen 1. (Parte General). Ediciones Jurídicas Europa-América, Buenos
Aires, 1970 Pág. 271.
12
persona a quien habrá de hacerse el pago, quedando entonces al régimen de la
concreta relación obligatoria la fijación del momento en que la obligación debe ser
cumplida, es decir, pagada.
Estimamos, pues, que, la necesidad de pagar las costas procesales por la
misma parte que las provoca tiene una naturaleza jurídica doble: la de obligación
respecto a la persona destinataria del pago, y de carga procesal en relación a la
actividad procesal en sí misma considerada, resaltando, según los casos, más uno o el
otro de tales aspectos, en la forma que hemos señalado.
Por el contrario, la obligación de reembolsar a la otra parte las costas que su
actividad haya producido, como consecuencia de la condena en costas tiene
únicamente, como vimos lo enseña de la Plaza, el carácter de ser eso precisamente,
una obligación, fundando tal condena una relación de crédito y el título ejecutivo
para la realización del mismo.
/
13
C. FUNDAMENTO JURIDICO DEL PAGO DE LAS COSTAS PROCESALES.
Se comprueba, dice Manuel de la Plaza que "aunque doctrinalmente puededefenderse el establecimiento de una justicia totalmente gratuita, esa tesis no haprevalecido, y lomismo la técnica que la legislación regulan los gastos procesalescomo carga que pesa sobre 1 los litigantes" (20), agregando que "Presupuesta laimposibilidad de ejercer la justicia gratuttuita, ideal tentador. pero irrealizable, asípor la carga ingente que para el Estado supondría, como por el previsible aumento deuna morbosa litigiosidad, sólo cabe, razonablemente, moderar la cuantía de las costasde modo que en ningún supuesto resulten desproporcionadas con el valor de lolitigado, ni menos se consienta que pueda pechar con su pago quien demostró estarasistido de razón". (2).) En realidad la existencia de las costas procesales y de losgastos es del proceso en general es "una necesidad evidente que no puede sereliminada, puesto que el proceso, como toda obra humana, exige invertir en een éluna cantidad de riqueza, que es en lo que consiste el gasto precisamente" (22).
Se ha propugnado el principio de la gratuidad de la justicia, argumentándose
que siendo la prestación de la jurisdicción un servicio público y en cuyo ejercicioestán todos los ciudadanos interesados dada la naturaleza pública del interés en elarreglo pacífico de los conflictos de intereses, es decir, con término de Carnelutti, sucomposición, la composición de la litis. Y, en verdad, dice el ilustre profesor italiano,podría ser el Estado quie en sufragara todos los gastos del proceso, y, tal solución"tendría estricactamente en cuenta el carácter público di del servicio y el interés de
todos los ciudadanos en la composición de los litigios". (23) A dicho argumento seagrega el de que "el que la justicia haya de ser un servicio retribuído por loslitigantes, hace a unos de peor condición que los otros, al depender de la posicióneconómica de una parte sus posibilidades de que los Tribunales le hagan justicia '.
(24)
Tal tesis, sin embargo, no ha prevalecido, pues, si es cierto que el procesosirve a un fin de naturaleza pública, también lo es que, como explica Carnelutti,"además de este interés, existe el interés de los litigantes, que así como esutilizado para determinar y para facilitar el desenvolvimiento del proceso, así
(20) Manuel de la Plaza, obra citada. Vol 1, pág. 566.
(21) Idem.
(22) Jaime Guasp. Obra citada, pág. 567.
(23) Francisco Canick!tti. Si§tema de Derecho Procesal Civil. Tomo II. Traducción de NicetoAlcalá-Zamora y Castillo y Santiago Sentís Melendo. Ed. Uteha Argentina, Buenos Aires,1944, pág. 113.
(24) Jaime Guasp. Obra citada, pág. 567.
14
también puede ser aprovechado par ra resolver la cuestión financiera". (25). Por el
contrario, se estima que las ¿ostas procesales deben ser aportadas por las partes,
prevaleciendo la causa que motiva el servicio público de la jurisdicción sobre el
inter(és que tal servicio sirve. Debe tomarse en cuenta, se explica, que no es verdad
que en todo caso el valor de un servicio público deba recaer a todos por igual y no
con más energía sobre aquéllos que hagan uso del servicio, debiendo asimismo
considerarse "que el litigante por lo menos el litigante vencido, aunque no sea
culpable, es la causa inmediatá de la existencia del proceso, porque su resistencia o
pretensión injustificada da lugar a que no resulte inconveniente que pese sobre él la
carga económica de atender a los gastos de dicho proceso; ni cabe desconocer que el
problema que plantea la existencia de pretensiones u oposiciones, cuyos titulares
carecen de los recursos económicos suficientes para acudir a un proceso, puede
resolverse mediante una ordenación satisfactoria del llamado beneficio de pobreza".
(26)
La tesis dominante deriva según Carnelutti tanto de un principio de justicia
distributiva consistente en que es justo que quien ha hecho necesario el servicio
público jurisdiccional soporte su carga, así como de un principio de higiene social o
de política legislativa, pues la previsión de dicha carga de las costas hace al litigante
más cauto, pues debe tenerse presente que, como lo señala Guasp, la abolición de las
costas llevaría a un "extraordinario aumento de la litigiosidad", siendo ésta "siempre
un mal, aunque dentro de ciertos límites debe considerarse como un mal necesario, se
comprende que el principio de la existencia de las costas procesales no puede ser
combatido de una manera tan radical" (27).
Además, recuérdese que los gastos procesales que exceden del conçetoxle
as coás, o sean los gastos de carácter general que la admnistraci6n de justicia conlle
va sin referencia a un proceso determinado, son efectivamente prestados por el Esta--
do, es decir, por los contribuyeñtes.
(26) Jaime Guasp. Obra citada, pág. 567.
(27) Idem.
15
D. LA CONDENA EN COSTAS. SU NATURALEZA JURIDICA.DIFERENTES SISTEMAS DOCTRINALES Y LEGISLATIVOS.
Explica Chovenda (28) que si se plantea abstractamente el problema de la
regulación de las costas procesales, se ofrecen tres sistemas para resolverlo: lo, el que
propugna que cada litigante pague las suyas. 2o. El que se decide porque todas las
soporte el vencido. Y, 3o. El que siguiendo un criterio intermedio, estima que las
satisfará o no el vencido conforme a determinadas condiciones.
El sistema mmás antigUamente empleado fue el primero, sistema en el cual
no se présenta la condena en costas y dentro del cual cada uno de 7 los litiganteL
resulte vencedor o vencido, responde únicamente de las costas causadas por su
propioa actividad procesal.
Posteriormente, ante el litigante temerario y para evitar el ánimo de
litigiosidad se impusieron penasal mismo. Luego, dichas penas fueron precisamente
sustituidas por la condena en costas, la cual en un primer momento se basó en la mala
fe (dolo) del vencido. Después se asimiló la mala fe la culpa que, siendo procesal, no
contractual, se entendió como culpa aquiliana, matizándose la responsabilidad en
cuanto a las costas según los grados de la culpa (grave, leve o levísima), según la
clásica evaluación de la culpa por su gravedad, entendida dicha culpa en forma
abstracta, por lo que se aceptaba asimismo que en casos que se estimaban de culpa
sólo leve o levísima, el vencedor cargara con sus propias costas.
Como último momento en la evolución de la condena en costas se ha llegado
al criterio puramente objetivo de la condena absoluta e incondicional del vencido, al
cual se pasó, como expresa Herce Quemada (29) "por la influencia de dos hechos
concomitantes: la dificultad práctica de comprobar, en la mayor parte de los casos, la
mala fe (dolo) o la temeridad (culpa) del litigante, y la idea que fue penetrando en el
ánimo de los juristas de considerar los gastos procesales (costas) como una
disminución del derecho, que debe resarcirse coetáneamente con el derecho
declarado". (30)
(28) Citado por Gómez Orbaneja y Herce Quemada. Derecho Procesal Civil, pág. 804.
(29) Gómez Orbaneja y Herce Quemada. Derecho Procesal Civil, pág. 804.
(30) Idem.
'- *
H 16
En cuanto a las doctrinas que basan la condena en costas al elemento
subjetivo de la culpabilidad, se expusieron dos teorías contrapuestas acerca de su
fundamento:
Según la primera denominada teoría de la pena, en la condena en costas
debía verse una medida punitiva aplicable al litigante doloso, malicioso, toda vez que
cualquier tipo de daño o perjuicio ocasionado intencionalmente debía ser resarcido,
ni aún en el caso del proceso, que era el instrumento lícito para la tutela de los
derechos, pues en tal caso se hacía de él un uso a todas luces abusivo.
Se estima tal tesis inaceptable, no porque deba considerarse que al litigante
malicioso deba exonerársele de la condena en costas, sino al contrario, por limitada,
pues parece obvio que existen casos en los cuales, aún no mediando el dolo, la
actuación del litigante hacía imperativa su condena en el pago de las costas.
La segunda teoría, denominada del resarcimiento encontraba el fundamento
de la condena en costas en la culpa del litigante, imponiéndosele como consecuencia
de ella el pago como resarcimiento de los daños y perjuicios causados a la parte
contraria.
El punto débil de esta doctrina radica, no en la idea de que la condena en
costas sea efectivamente un resarcimiento, sino porque resulta muy difícil la
estimación de ese elemento subjetivo constituido por la culpa o negligencia.
Por tales motivos, y como ya antes se señaló, la doctrina moderna, las ideas
anteriores y con ellas el criterio subjetivo para la fundamentación de la condena en
costas, se inclina por encontrar tal fundamento en el vencimiento puro y simple, o
sea a un hecho objetivo.
Por ello en varias legislaciones se formula como norma general en la materia
la de que la parte vencida debe pagar las costas, no porque tal pago tenga el carácter
de una pená, ni porque se presuma en el vencido la concurrencia de culpa o
negligencia, sino por la razón objetiva de que el vencido, aún actuando con buena
intención y la diligencia del caso, ha dado lugar a un proceso objetivamente injusto
que la otra parte tiene que sufrir, de manera que, si el pago de las costas no se
impusieran al vencido, el vencedor sufriría daño sin motivo en su derecho por el
hecho de haber tenido que recurrir a la tutela jurisdiccional en defensa del mismo,
daño que constituiría una infundada disminución patrimonial para él.
Esta doctrina, llamada del vencimiento, es la que recoge nuestro Código
Procesal Civil y Mercantil como sistema general en sus artículos 573 y 576, que,
respectivamente y en lo pertinente, establecen que "el juez en la sentencia que
wi
17
termina el proceso que ante él se tramita, debe condenar a la parte vencida al
reembolso de las costas a favor de la otra parte"., y que "en los incidentes, las costas
se impondrán al vencido en ellos aunque no se soliciten...".
Históricamente, dice Manuel de la Plaza, la doctrina del vencimiento "fue a tesis del
Derecho romano justiniano, que, sobre la base de la Constitución de Zenón,
introdujo el principio en la Leg. 5, P, 1, Codex "De fruct,", y ésta también la doctrina
medieval que, además, otorgó al vencedor el derecho de repetir contra el vencido por
las que hubiese anticipado". (31)
Una vez suprimida la base subjetiva de la culpa como determinante de la
condena en costas e inclinada la opinión general a favor de la teoría del vencimiento,
se ha intentado fundamentar tal criterio objetivo de diversas formas, así: algunos
expusieron que la condena del vencido se fundaba en un cuasicontrato judicial, o sea
que por el hecho de tomar parte en la litis debía presumirse el consentimiento de las
partes para ser condenadas en costa en caso de resultar vencidas. Tal explicación es
errónea, bastando para refutarla pensar en la absoluta decadencia en que ha entrado
la noción, nunca bien precisada por cierto, de cuasicontrato, del todo artificiosa;
otros adujeron que la condena en costas del vencido se basaba en razones de
naturaleza pública, teniendo un carácter preventivo encaminado a disminuir los
litigios, explicación que, en el fondo, tiene un matiz subjetivo pues tácitamente hace
alusión entonces al litigante temerario; una tercera opinión hacía consistir el
fundamento de la condena del vencido en el fenómeno de la responsabilidad sin
culpa, la cual presenta el defecto de que entonces se supone que cualquiera actuación
procesal del vencido por muy dolosa que fuese siempre sería excusable e indiferente,
cuando en algunos casos puede tener repercusiones más gravosas que la normal
condena en costas.
Por ello actualmente muchos defienden la posición de que la condena en
costas del vencido se basa en una pura necesidad objetiva con abstracción de los
motivos que tuvieron los litigantes al actuar, necesidad que consiste en reparar el
perjuicio que el proceso infundado ocasione en el vencedor cuyo derecho debe serie
satisfecho íntegramente ya sea que su realización se efectúe dentro o fuera del
proceso; "las costas —dice Secchi— (32) son un factor más de la perturbación que la
necesidad de acudir al proceso lleva consigo; para que el orden se restablezca, es
preciso que el vencido satisfaga al vencedor las costas que fueron necesarias para el
ejercicio de la acción y para la defensa".
(31) Manuel de la Plaza. Obra citada, pág. 569.
(32) Citado por Manuel de la Plaza. Obra citada, pág. 570.
18
Al respecto nos dice el profesor Gian Antonio Micheli que "puesto que en
nuestro ordenamiento existe la fundada preocupación de actuar la tutela
jurisdiccional como si el proceso no hubiera sido necesario", "la regla general al
respecto es que las costas se carguen por el juez a la parte vencida, puesto que una
victoria en el fondo, no acompañada también de la posibilidad de obtener de la parte
contraria el reembolso de las costas soportadas en el proceso, en muchos casos haría
dicha victoria meramente nominal, dados los costos no insignificantes a que el
proceso expone a las partes en causa. De ello se sigue que, en el proceso de cognición
contencioso el juez condene, con la sentencia que cierra el proceso ante él, a la parte
cuya demanda ha sido en todo o en parte rechazada al reembolso de las costas a favor
de la parte vencedora" (33), criterio doctrinal éste sostenido, entre otros, por el
jurista Micheli, que merece de Manuel de la Plaza la siguiente apreciación: "esta
posición de la doctrina, aparte su poderosa fuerza de convicción, tiene la considerable
ventaja de fijar inequívocamente el concepto de las costas, no amparando bajo esa
genérica denominación ni los gastos que sean obligada consecuencia de la litis, ni los
engendrados en una conducta dolosa del adversario que, lógicamente, deben ser
reparados con separación. La idea de la temeridad y la mala fé (dolo) y aún de la
culpa, por su condición subjetiva, no deben jugar en la imposición de costas, cuya
imposición se justifica por consideraciones de índole marcadamente objetiva" (34).
De conformidad a tal criterio objetivo del vencimiento el juez emitirá la
condena en costas sin realizar investigaciones sobre la culpa en que el vencido haya
podido incurrir, siéndole suficiente con constatar tal hecho del vencimiento. Dicha
condena en las costas difiere en su presupuesto del que es normal de la tutela
jurisdiccional que supone haberse violado alguna obligación substantiva, debiendo
pronunciarse tal condena cualquiera que sea la forma de tutela judicial otorgada o
negada, inclusive si la sentencia se basa en un rechazamiento puramente procesal o en
cualquier materia de fondo que tenga carácter prejudicial.
El vencimiento debe establecer —salvo entre nosotros en el caso de los
incidentes— referido no a las etapas particulares del proceso, sino atendiendo al
resultado final del juicio. En caso de existir pluralidad de pretenciones entre las
partes mismas, cada una de ellas deberá ser condenada en costas respecto a la
demanda en relación a la cual es vencida.
Por lo demás, debe señalarse que existen casos en los cuales puede discutirse
si se puede presentar verdaderamente el vencimiento, como sería por ejemplo
respecto al Ministerio Público dada su especialísima naturaleza, o en el caso de
procesos constitutivos necesarios, es decir, cuando es forzoso acudir al proceso para
(33 Gian Antonio Micheli. Obra citada, pág. 274.
(34) Manuel de la Plaza. Obra citáda, pág. 570.
19
conseguir alguna modificación jurídica. Se estima, así, por ejemplo que no puede
hablarse de vencimiento en los procesos voluntarios, sino que, únicamente de las
costas que recaen sobre la persona que se dirige al órgano jurisdiccional para obtener
la correspondiente tutela de su parte.
En cuanto a legislaciones extranjeras se refiere, nos limitaremos a indicar
que en España la imposición de costas parte, como norma general, de que la misma se
impone con fundamento en la culpa, mientras que, con ciertas modalidades, el
principio delvencmiento es el predominante en el derecho francés, italiano y alemán.
1 •*
a
CAPITULO SEGUNDO
EL PATROCINIO GRATUITO, SU CONCEPTO Y SU FUNDAMEJT
Dado a que el costo del proceso puede impedir que personas no pudientes,
de escasos recursos, pudieran valerse del instituto del proceso, se admite a exencon
en el pago de las costas procesales y de su anticipo cuando éste es procedente
conforme la ley respecto a dichas personas, llamándose tal institución e ' patrocinio
gratuito o el beneficio de defensa gratuita, la cual, como dice Herce Quemada
encuentra su fundamento sin necesidad "de acudir a los principios dei derecho
natural, a la equidad o a las exigencias de la justicia social de nuestra época, ya que en
todo caso resulta evidente la necesidad de que se dispense del pago de los gastos
procesales a las personas a quienes, por imposibilidad en que se hallan de sufragarlos,
se les cerraría el paso a la vía judicial para defender sus pretensiones, produciéndose
con respecto a ellas una inicua denegación de justicia". (35)
En cuanto se refiere al órgano encargado de conocer en relación a la
concesión del beneficio de defensa gratuita, existen dos sistemas: uno que otorga tal
competencia a la propia autoridad jurisdiccional, y otro que, por el contrario, se la
confiere a un órgano especial aunque compuesto también pro funcionarios de la
administración de justicia. El primer sistema, que es el que sigue nuestra legislación,
se aplica también a los derechos alemán y español, mientras que en la legislación
italiana se estructura la institución de conformidad con el segundo principio,
existiendo en cada tribunal, en cada corte de apelaciones y en la Corte de Casación,
una comisión para la defensa pór pobre, a las cuales la doctrina italiana les reconoce
el carácter de jurisdicciones especiales.
Dicho patrocinio gratuito confiere, especialmente, las prerrogativas
siguientes: la defensa gratuita del proceso por parte de abogado, constituyendo en
este sentido para quienes lo prestan un oficio honorífico y gratuito, el cumplimiento
gratuito de actos procesales, la exoneración del pago por publicaciones judiciales, por
embargos, etcétera.
Históricamente, "el patrocinio de asistencia judicial gratuita se conoció ya
en el Derecho Romano de la época imperial. Constantino dictó una Constitución que
permitía a los pobres presentar su demanda directamente al Emperador. En el Fuero
Juzgo se coloca a los pobres bajo la protección de los Obispos y se establecía, con el
(35) Gómez Orbaneja y Herce Quemada. Obra citada, pág. 812.
21
22
fin de nivelar las cçndiciones de la lucha procesal entre pobres y ricos, que el rico que
litigase con pobre no podía tener Procurador de mayor fortuna que el de su
adversario. Las partidas reprodujeron casi a la letra la Constitución de Constantino.
El beneficio de que venían disfrutando los pobres se confirma en las leyes
recopiladas" (36).
El fundamento jurídico del patrocinio gratuito es, además, de naturaleza
constitucional, pues el derechó de defensa en juicio y de acudir ante los tribunales de
justicia para pedir la tutela jurídica es un derecho inviolable en todo Estado.
Según la doctrina más autorizada, y tal como se regula la materia en alguna
legislación como la italiana, la condición de ser legalmente pobre no determina de por
sí la obtención del patrocinio gratuito, puesto que se persigue favorecer no sólo a
aquéllos que son pobres sino que, además, no tienen el carácter de litigantes
temerarios; por ello, el pobre tiene que aportar los elementos necesarios para que el
órgano respectivo, haciendo un estudio superficial y sin prejuzgar la materia,
determine las posibilidades de triunfar que tiene el pobre respecto a su pretensión o
defensa, aspecto éste no contemplado en nuestra legislación vigente que en esta
materia casi no innovó respecto a la legislación procesal civil anterior.
(36) Gómez Orbaneja y Herce Quemada. Obra citada, pag. 812.
23
CAPITULO TERCERO
LAS COSTAS PROCESALES EN EL DERECHO GUATEMALTECO
fA. EN EL PROCESO CIVIL. CASO ESPECIAL DE LA NULIDAD Y DEL
DESPOJO JUDICIAL
En general, la materia acerca de las costas procesales se encuentra regulada
en nuestro Código PROCESAL Civil y Mercantil en el Capítulo III, del Título IV
(Inventarios y avalúos, consignación y costas), del Libro V (Alternativas comunes a
todos los procesos), normándose la misma en los artículos del 572 al 580.
En cuanto al artículo 572, aparte de los comentarios que en el curso de este
trabajo se han hecho sobre él, es conveniente hacer resaltar que, atinadamente, se
establece que en caso de condena en constas, la parte condenada indemnizará a la
otra por aquellos gastos "necesarios" que hubiere hecho, con lo cual, como se
expresa en el Proyecto de dicho Código, "no debe haber lugar al reembolso de los
gastos superfluos, lo que en definitiva graduará discreciona¡mente el juzgador",
Además, se contempla el caso en el cual las costas deban ser anticipadas cuando así lo
establezca la ley, como ocurre según el artículo 171 del Código respecto a los
honorarios de los expertos para la prueba mediante Dktamen de Expertos.
En el artículo 573 se establece el principio general del vencimiento como
determinante de la condena en costas, disnosición que establece que "el juez en la
sentencia que termina el proceso que ante él se tramite, debe condenar a la parte
vencida al reembolso de las costas a favor de la otra parte". Sobre ésto, debe tenerse
presente que cuando el Ministerio Público actúa dentro de un proceso asumiendo,
como dice Micheli "una posición de órgano de iniciativa para sustituirlo para integrar
la iniciativa del sujeto por el cual se pide una cierta forma de tutela que lo coloca en
el mismo plano de la parte, aunque sea diverso el interés que lo mueve", la existencia
de su interés objetivo en la aplicación del derecho, "determina que el ministerio
público no pueda ser considerado nunca como parte vencida, como las partes
verdaderas y propias, con la consecuencia de que él no soporta tampoco los gastos del
proceso, ya que encuentra la propia satisfacción en el hecho de que el juez pronuncia,
esto es, ejercita el poder jurisdiccional, en cuyo ejercicio el ministerio público está
precisamente interesado" (37). Creemos, no obstante que desde luego la solución
deberá ser otra cuando el Ministerio Público represente al Estado en una materia
determinada en la cual éste aparezca como verdadera parte y en el mismo nivel
jurídico que el adversario.
(37) Micheli. Obra citada, págs. 241 y siguientes y 276.
cs
24
Estamos también de acuerdo con dicho profesor en cuanto, como ya antes
indicamos, piensa que no puede hablarse de vencimiento en los procesos cbnstitiitivos
necesarios, ni en los voluntarios, en los cuales, según él, sólo puede hablarse de "carga
de las costas que recaen sobre quien se dirije a la autoridad judicial para obtener la
tutela jurídica" (38).
No obstante que, como hemos visto nuestro Derecho Procesal Civil se basa
en la materia de condena en costas en el principio del vencimiento, para evitar en
todo su rigorismo dicho principio establece en el artículo 574 diversos motivos que
facultan al juez para eximir al vencido, total o parcialmente, de la condena al *
reembolso de las costas, los cuales son los siguientes:
a) Cuando haya litigado con evidente buena fe: sobre este extremo es
necesario tomar en cuenta que no es suficiente que se litigue con buena fe, sino que
la misma ha de tener el carácter de evidente; no obstante ello, en el artículo 575 no
-: - se expresa que "no podrá estimarse evidente buena fe", sino simplemente "buena
fe", lo cual entonces deberá interpretarse en el sentido de que aún no concurriendo
ninguno de los motivos que dicho artículo señala, ello no determinará por sí que el
Juez pueda eximir al vencido del pago de las costas por haber litigado con "evidente"
buena fe, pues si no concurriendo alguno de dichos motivos, se podrá apreciar que ha
existido de parte del vencido buena fe, quedará al arbitrio judicial el determinar si la
misma es "evidente". Así, dicho artículo 575 señala como motivos que impiden
considerar que ha concurrido buena fe en el vencido, los siguientes:
1) Cuando el proceso se siga en rebeldía del demandado;
2) Cuando haya habido necesidad de promover ejecución contra el deudor para
la satisfacción del crédito. Respecto a este motivo surge a nuestro juicio el
siguiente problema: Que en el artículo 573 se establece que la condena en
costas deberá hacerse por el juez "en la sentencia qué termina el proceso",
y, entonces, ¿en qué momento se haría tal condena si se sigue una ejecución
en la vía de apremio, en la cual no se dicta sentencia! . A nuestro parecer,
no queda otro camino que el recurrir al artíuío 297 en consonancia con los
artículos 300 y 319 del Código y estimar, en consecuencia, que el título del
pago de las costas es, en este caso, la resolución de que despacha el
mandamiento de ejecución;
3) Si el vencido hubiere negado pretensiones evidentes de la demanda o de la
contrademanda que el proceso indique que debió aceptarlas al contestar
(38) Micheli, obra citada, pág. 276.
4..,4.'
a25
uéllas. Sobre este partiar deberá tenerse en cuenta que no se trata deque las correspondientesLretensiones sean eidentes con la sola demanda'o reconc,6n sino que es necesario 4bé así resulte del proceso es decir,sobre todo, de la situación probatoria en éste existente;
•
Si la parte hubiere aducido documentos falsos o testigos falsos osobornados, motivo que se explica por sí solo desde luego que una actitudde esa naturaleza, no 'sólo lleva a determinar que no puede estimarse que la -parte haya actuado con buena fe, sino que demuestra por el contrario que lohizo efectivamente con ew,idente mala fe, dado el carácter ilícito de suactividad, Problema que queremos dejar aquí planteado es cómo seresolvería sobre la condena en costas cuando fuera el vencedor y no elvencido quien hubiera incurrido en tal ilicitud; y
5) Si no irendiere ninguna prueba para justificar la demanda o las excepcionesinterpuestas, motivo que únicamente me parece aplicable cuando lademanda o las excepciones se basen en motivos de heclo,púés si, por elcontrario se trata de puntos de puro derecho, no habría por qué rendirpruebas; y, además, es necesario que haya sido procedente abrir a prueba el
juicio, pues, de lo contrario, si, por ejemplo, no obstante la contestaciónnegativa de una demanda, se hubiesen admitido los hechos en que la mismase fundara y sólo se negara la razón o fundamento de derecho, al no haberhechos controvertidos no habría motivo alguno para rendir probanzas, encuyo caso dicho motivo excluyente de la buena fe no deberá estimarse.
b) Cuando la demanda o la contrademanda comprendan presensionesexageradas, o admita defensas 'de importancia invocadas por el vencido. Este motivodebe entenderse que se. refiere al elemento cuantitativo de una pretensión, pues esjusto que en tal caso el demandado o reconvenido se vio forzado a litigar debido auna injustificada actitud del demandante o conirademandante.
C) Cuando el fallo acoja solamente parte de las, peticiones fundamentales dela demanda o de la contrademanda. Este caso contempla lo que podría llamarsevencimiento parcial y tendría su más común caso,de aplicación en los.supuestos deacumulación objetiva de pretensiones. En cuanto en el mismo apartado la ley se
refiere al supuesto de que en sentencia se "admita defensas de importancia invocadaspor el vencido" me parece que está demás, pues si se admiten tales defensas, suacogimiento débe conducir a la absolución de la pretensión de que se trate, por lo.que quedaría comprendido en 'el caso anterior de vencimiento parcial.
L
1 11
26
d) Cuando haya vencimiento recíproco: este caso será aplicable a aquellos
procesos en los cuales se da tanto la demanda como la reconvención y ambas son
declarados con lugar, y que consituye el fenómeno denominado de compensación delas costas.
e) En casos de allanamiento: en forma tan categórica me parece que este
motivo de exoneración del vencido del pago de las costas es exagerado, pareciéndome
que el mismo debiera haberse establecido en el motivo indicado por Rosenberg (39)
con referencia al Derecho Alemán cuando se refiere al caso en el cual "el demandado
no haya dado motivo con su conducta a la controversia, y reconozca en el acto la
pretensión", pues el allanamiento por sí solo determinará o bien que el demandado
dió origen realmente a la controversia o que el demandante sin necesidad de recurrir
al proceso, habría alcanzado el fin perseguido como por ejemplo, "si el demandado
no hubiese incurrido en mora ni discutido la pretensión". Por ello con solo allanarse,
es decir, con reconocer la pretensión no debiera bastar para exonerar al vencido del
reembolso de las costas pues "el demandado que no está dispuesto al pago da motivopara la demanda" (40).
En el último párrafo del artículo 574 se establece que el Juez podrá también
eximir al vencido "del pago de aquellas costas que se hubieren causado en diligencias
que el Juez califique de ooiósas oinnecesaras';, disposición que nos parece que está
demás atendiendo a que ya en el artículo 572, como vimos, se hace referencia
únicamente a los gastos "necesarios", dentro de los cuales quedarían involucrados los
que ahora referimos, con el defecto, que mientras en el artículo 572 tal exoneración
aparece como imperativa, en el párrafo final del artículo 574 resulta ser sólo unafacultad del juez.
El artículo 576 se refiere en especial a las costas causadas en los incidentes,
siguiéndose también como principio general el del vencimiento, tal como viene
establecido en el segundo párrafo del artículo 202 del Proyecto de Código de
Procedimiento Civil de Eduardo J. Couture 41), según el cual "en los incidentes,
todas las costas serán de cargo del vencido", si bíen también se establece como
excepción la de que el juez podrá eximirlo cuando se trate de cuestiones dudosas de
derecho. Además, se establece en dicho artículo 576 la modalidad de que la
liquidación de tales costas podrá hacerse ya sea al finalizarse el proceso o antes si el
favorecido lo solicita, tramitándose en este caso la liquidación en cuerda separada.
(39) Leo Rosenberg. Tratado de Derecho Procesal Civil, Traducción de Angela Romera Vera.Ediciones Jurídicas Europa-América, Buenos Aires, 1955, Tomo I. Pag. 474.
(40) Leo Rosenberg. Tratado de Derecho Procesal Civ!, Pág. 475.
(411) Eduardo J. Couture. Proyectos de Código de Procedimiento Civil, Editorial De Palma,Buenos Aires, 1945, Pag. 203.
27
CASO ESPECIAL DE LA NULIDAD Y DEL DESPOJO JUDICIAL
Si bien la reglageneralesque solamente ,las partes pueden ser condenadas en
costas, existen al respecto algunas excepciones, de las cuales mencionaremos ahora
aquellas a que se refieren los artículos 618 del código Procesal Civil . y Mercantil en
relación al Recurso de Nulidad, y el artículo 258 del mismo Código respecto al
despojo judicial.
En ambos casos se tratan de excepciones como hemos indicado respecto al
sujeto de la condena en costas y se refieren a supuestos en los cuales tal condena
recae sobre un órgano jurisdiccional (juez en sentido amplio) o. a empleados
subalternos, por lo que tales imposiciones de las costas .,a miembros del oficio judicial
adoptan el carácter de correcciones disciplinarias.
En cuanto al artículo . 618 citado, el mismo indica que "las costas
correspondientes a las actuaciones nulas, serán a cargo de [os func!onarios..o
empleados públicos, en forma solidaria si les fueren imputables Dicho articulo vino
a sustituir al numero 503 del anterior Codigo de Enjuiciamiento Civil y Mercantil
según el cual "si la nulidad fuere declarada por vicio de. , procedimiento, lasactuaciones se repondrán desde que se incurrió en nulidad, En, este.caso las costas
coriespondientes a las actuaciones serán a cargo del juez que haya infringido el
procedimiento La reforma merece el siguiente comentario por una parte esta bien
que ahora no se limite la posibilidad de responsabilidad por las costas "al juez", sino
que se amplÍ a "los funcionarios o empleados públicos, en forma solidaria"; sin
embargo menos aceptable nos parece la indicación que se hace respecto a que ello
será así "si les fueren imputables", pues obvio que una nulidad causada por un
funcionario o un empleado judicial siempre le será imputable mientras que con la
vigente redacción del artículo parecería que ello podría ser o no ser, no obftante ser
el funcionario o el empleado el autor del acto procesal nulo. Además, en el actual
artículo no se indica si tal responsabilidad por las costas se refiere tanto al Recurso de
Nulidad por vicio de procedimiento como por el mismo recurso planteádo por
violación de ley, extremo sobre el cual nos parece más acertado el derogado artículo
503 del Dto. Legislativo 2009. En el proyecto del Código a tal regla se anteponía, la
de que "el juez que pronuncia la nulidad, debe disponer, cuando sea posible, la
renovación de los actos a los cuales extiende la nulidad" y, al explicar todo el
artículo se dice que "en los casos en que hubiere lugar a la renovación de los actos
nulos, el juez así lo dispondrá, siendo las costas a cargo de quienes hayan causado la
nulidad, funcionarios o empleados judiciales, en forma solidaria", explicación que
parece ambigua pues no determina con precisión si las costas a imponer a los
funcionarios y empleados eran las causadas por las actuaciones nulas o las que
ocasionaría la renovación de los actos a los cuales se extendía la nulidad, lo cual se
28
originaba en confusión al tratar de unir el artículo ya citado 503 del Decreto
Legislativo 2009 y el artículo 162 del Código de Procedimiento Civil de Italia que,
respectivamente, se refieren a dichas dos posibilidades.
De conformidad con la última parte del mismo artículo 618 del Código
Procesal CIVil y Mercantil, "en la resolución que declare la nulidad se hará el
pronunciamiento de costas y se ordenará a la Secretaría la formulación del proyectode liquidación del caso".
En cuanto se refiere al despojo Judicial, en el artículo 258 del Códigó
Procesal Civil y Mercantil se establece que "el juez despojante será condenado en las
costas y a la reparación de los daños y perjuicios que no hubiesen causado, estimados
prudencialmente por el Tribunal; siendo además responsable en el orden penal".
Ahora bien en realidad el problema que origina dicho artículo es el de determinar si
las "costas" a que se refieren son las de las actuaciones judiciales dentro de las cuales
se realizó el despojo, por el contrario, las costas del correspondiente interdicto de
despojo, estimando yo que la correcta es la segunda interpretación y que, teniendo la
actividad originadora carácter ilícito, lo que dentro de las originarias actuaciones se
hubiere gastado en costas, deberán ser computadas dentro de los "daños". Debe
notarse asimismo que de admitirse esta interpretación, el caso del despojo judicial a
este respecto no ofrece peculiaridad alguna, toda vez que el juez despojante es parte
en el juicio sumario correspondiente, y que lo especial estaría entonces en que las
costas en que haya podido incurrirse en las originales actuaciones vienen atransformarse en daños a reparar.
29
EL LAS COSTAS EN EL PROCESO PENAL.
Comenzaremos diciendo que en nuestra legislación, equivocadamente, en el
artículo 42 del Código Penal se establece el pago de costas y gastos procesales dentro
de las penas accesorias, con lo cual se desconoce su verdadera naturaleza jurídica. De
lo anterior deriva que, procesalmente, deberán ser estimadas las costas, al declararse
sobre ellas en sentencia, dentro de las penas accesorias.
En el Código Procesal Penal, Decreto número 52-73 del Congreso de la
República no se encuentra un apartado que regule debidamente la materia
concerniente a las costas del proceso, lo cual puede ser reflejo de su inadecuado
enfoque en el Código Penal dentro de las penas accesorias. En el artículo 47 del
Código Procesal Penal se establece que "durante el período de investigación, en
ningún caso, podrá exigirse pago alguno", que "en el proceso deberá emplearse papel
español cuya reposición será obligada y resuelta en forma respectiva, si se tratare de
persona que económicamente puede hacerlo"; específicamente, se indica en el mismo
artículo que "los peritajes y gastos causados durante la investigación se cubrirán con
la condena en costas, si ésta fuere procedente", usándose indebidamente los términos
de "gastos causados durante la investigación", pues, en primer lugar, ya vimos que el
concepto de gastos procesales es más amplio que el de costas; y, en segundo, costas se
causan durante todo el proceso y no sólo durante la investigación, ante lo cual dicha
palabra "investigación" deberá interpretarse en el sentido de "proceso".
Por otra parte, en el inciso VI del artículo 190 del Código, al establecerse lo
relativo al contenido de la sentencia condenatoria, se hace referencia, por separado:
en el numeral c) a las sanciones (penas accesorias) accesorias, y en el numeral f) a lo
relativo a la reposición del papel empleado en la causa y a las costas procesales, lo que
viene a estar en contradicción con el Código Penal que considera, como vimos, a las
costas procesales como una pena accesoria.
IM
C. LAS COSTAS PROCESALES EN EL PROCESO LABORAL
Dada la naturaleza propia del proceso laboral, en el artículo 321 del Código
de Trabajo se establece que "no es necesaria la intervención de asesor en estos
juicios", indicándose asimismo en el párrafo ginal del artículo 332 que "en la
demanda pueden solicitarse las medidas precautorias, bastando para el efecto
acreditar la necesidad de la medida", es decir, sin que sea preciso prestar para ello
garantía. Es, además importante, tener en cuenta la disposición general contenida en
el artículo 11 en el cual se establece que "quedan exentos de los impuestos de papel
sellado y timbres todos los actos jurídicos, documentos y actuaciones que se trámiten
ante las autoridades de trabajo, judiciales o administrativas, en relación con la
aplicación de este Código, de sus reglamentos o de las demás leyes de trabajo o deprevisión social".
Como se ve, el proceso laboral, dado su carácter social, presenta una
acentuada característica de gratuidad, por lo cual aunque se recurra a los servicios de
un abogado asesor, los honorarios del mismo no pueden considerarse constitutivos de
costas, ya que, como explica Leonardo Prieto Castro (42) para el derecho español,
aplicable a nuestro proceso laboral, "por tratarse de actuaciones que son de mero
interés para la parte, la ley excluye de las mismas, por ejemplo, los honorarios de
profesionales que actúan en el proceso cuando no es preceptiva su intervención".
Obedeciendo a tals rezones, podrá observarse que nuestra práctica judicial
no se pronuncia condena en costas en las sentencias dictadas en juicios de trabajo.
Es
(42) Citado por Gómez Orbaneja y Herce Quemada. Obra citada, pág. 807.
31
O. EL PAGO DE SALARIOS CAlDOS EN EL PROCESO DE TRABAJO.¿PUEDE COMPRENDERSE. EL MISMO DENTRO DEL C NCEPTO DECOSTAS PRCCESALE:
En el Código de Trabajo se impone al patrono en ciertos casos el pago a los
trabajadores que litiguen contra él y resulten vencedores, el pago de salarios caídos.
Así, por ejemplo, en el artículo 78, para el caso de despido injustificado establece
que el trabajador tendrá derecho, aparte de la correspondiente indemnización por el
despido, al pago. "a título de daños y perjuicios" de "un mes de salario, si el juicio
respectivo se ventila en una instancia, y dos meses de salario, en caso de apelación de
la sentencia"; en el artículo 242 se prescribe que si la huelga es declarada justa, el
patrono será condenado al "pago de los salarios correspondientes a los días" en que
los trabajadores "hayan holgado"; en el artículo 251 se establece semejante
obligación del patrono para el caso de que el paro se declare ilegal, ocurriendo lo
mismo en el supuesto de que el paro sea declarado injusto, según se establece en elartículo 252 del propio Código de Trabajo.
Ante tales disposiciones surge la duda acerca de si el pago de los llamados
salarios caídos constituyen en tales casos costas procesales, cuestión a la que creemos
debe responderse negativamente, pues, como en la parte general de esta tesis se
expuso, es necesario distinguir entre daños y perjuicios derivados del proceso y costas
procesales. En tal virtud, entendemos que esos salarios a pagarse —ienen considerados
en la ley precisamente como daños o perjuicios ocasionados al trabajador como
consecuencia de un proceso injusto, por lo cual deben separarse taxactivamente de lascostas procesales.
Por otra parte, tales daños y perjuicios también deben ser deslindados de los
daños y perjuicios de naturaleza material o sustantiva que se ordene pagar al patrono
vencido, como en el caso de despido, pues mientras éstos tienen el carácter de una
indemnización el derecho a la cual surgió antes del proceso, los salarios caídos se
pagan en concepto de daños y perjuicios pero originados del hecho mismo delproceso injustificado o improcedente.
1 •*
a
33
CAPITULO CUARTO
EL PATROCIOIC GRATUITO EN EL DERECHO GUATEMALTECO
A. LA ASISTENCIA JUDICJA11BATUITA EN EL PROCESO CIVIL.
La materia viene regulada en nuestro Código Procesal Civil y Mercantil en el
Capítulo V del título IV de Libro Primero.
En el artículo 89 se establece que tendrá derecho a tal beneficio quienes
carezcan de recursos para litigar en razón de su pobreza. En cuanto a las prerrogativas
que origina la asistencia judicial gratuita, nuestra regulación legal es bastante amplia y
comprensiva, pues, como se expresa en el artículo 90 del Código, "el declarado con
derecho a la asistencia judicial gratuita litigará en papel español, será asistido por
abogado y no estará obligado al pago de honorarios, constitución de depósitos y
demás gastos que ocasione el proceso, salvo que mejorare de fortuna."
Como antes se indicó nuestra legislación sigue el sistema según el cual es la
propia autoridad jurisdiccional quien conoce la solicituad de gozar de la asistencia
judicial gratuita y, así precesamente se establece en el artículo 91, en el cual se indica
sobre el trámite a seguir que será el procedimiento de los incidentes con audiciencia
del Ministerio Público y de "la persona con quien se va a litigar", debiendo el
interesado rendir la prueba correspondiente sobre su estado de pobre. Sobre la
regulación contenida en dicho artículo 91, creemos que no debiera darse audiencia a
la parte contraria sino únicamente al Ministerio Público, pues el conocer el adversario
que va a ser sometido a proceso le origina una ventaja indiscutible, aparte de que tal
materia debe estimarse que es de orden público y que, por tanto es el Ministerio
Público quien debe intervernir en la tramitación de la cuestión;
En el artículo 92 se establecen dos posibilidades que recaen sobre la
recepción de las pruebas, pues, en el caso de no haber oposición, el juez recibirá de
inmediato las pruebas resolviendo posteriormente dentro del término de cinco días,
mientras que, si existe oposición, debe abrir a prueba el incidente por diez días y
resolver posteriormente dentro de tres. Lo anterior nos confirma en el criterio antes
expuesto de que no debiese darse intervención a la parte litigante contraria, pues es
natural que ésta se oponga, aún sin tener suficientes motivos para ello.
En el artículo 93 se establece que las diligencias sobre la prestación de la
asistencia judicial gratuita habrán de tramitarse en cuerda separada "a efecto de que
los recursos que se interpongan no interrumpan el curso del asunto principal", en lo
34
cual encuentro cierta contradicción con lo establecido en el artículo 91, pues en éste
se hace referencia únicamente a la persona "con quien se va a litigar", mientras que el
93 parece referirse a que ya se está litigando el asunto principal. Estimo, pues, que la
ley debió haber separado debidamente el caso de aquél que solicita la asistencia
judicial gratuita antes de iniciar el proceso, del que pide tal beneficio estando ya en
curso el proceso principal.
El artículo 94 tiene un contenido profundamente humano al establecer que
podrá el juez otorgar la asistencia judicial gratuita en forma provisional y por el
término de dos meses, cuando su otorgamiento presente el carácter de urgente y sea
notoria la pobreza de quien la pide.
Por último, en el artículo 95 se regula la cesación de la declaratoria de
asistencia judicial gratuita, la cual, también por el procedimiento incidental y en
cuerda separada, se tramitará, dice la ley, a petición del Ministerio Público o "por el
demandado", siendo, a nuestro parecer, inadecuada esta última expresión pues es
obvio que no sólo el demandante puede ser pobre sino también el demandado. El
presupuesto jürídico de lacesaci6n del beneficio de asistencia judicial gratuita radica
en el hecho de que quien goce del mismo mejore de fortuna.
Como se podrá apreciar, la regulación legal es demasiado escueta y padece
de algunas obscuridades, amén de que no regula ciertos aspectos importantes, como
serían los de determinar cómo debe procederse si quien goza del beneficio de que
tratamos vence en el proceso, pues no se indica a quién correspondería el importe de
las costas que tuviera que reembolsar la otra parte vencida. En la legislación italiana,
por ejemplo, se determina que en tal caso el ingreso se hará a favor del fisco.
Tampoco instituye nuestra ley ningún medio de control para establecer que
la persona que solicita la asistencia judicial gratuita no es un litigante doloso.
r.
VI
B. LA DECLA9ACIO!S1 DE POBREZA EN EL PROCESO PENAL.
En el Código Procesal Penal la institución del patrocinio gratuito se regula
bajo el nombre de Declaración de Pobreza, estableciéndose que a tal beneficio tienen
acceso tanto el procesado como el acusador, según se contempla en el artículo 175.
Se establece asimismo dos posibilidades: la primera, cuando se trata del procesado y
éste no tenga un sueldo mayor de cincuenta quetzales, en cuyo caso, si así ameritara
en vista del "núcleo familiar que dependa económicamente del procesado, su sueldo,
emolumento o salario, en su caso, el de su cónyuge o conviviente o el de sus hijos, su
forma de vida y las otras condiciones y circunstancias que fueren necesarias y
evidentes dentro del proceso", se podrá otorgar el beneficio con audiencia del
Ministerio Público por tres días, según dicho artículo 175; la segunda, si el imputado
tiene un salario mayor de cincuenta quetzales mensuales, y siempre en el caso del
acusador, situación en la cual la cuestión se tramitará por el procedimiento
incidental, "con noticia de los otros sujetos procesales y del Ministerio Público. (Art.
176).
En el artículo 177 se prescribe que si la solicitud de declaración de pobreza
para litigar se desestima, quien la pidió será condenado en las costas del incidente. En
el párrafo segundo del mismo artículo se establece los beneficios que trae consigo la
declaración de pobreza, y en el párrafo final se prescribe que tal declaración
únicamente surtirá efectos para el asunto concreto en que se otorgue, y sin
menoscabo de las posibles responsabilidades civiles.
La revocatoria de la declaración de pobreza para litigar podrá decretarse
tanto de oficio como a solicitud del Ministerio Público "o de cualquiera que hubiere
resultado afectado" tramitándose el asunto Incidentalmente si se plantea solicitud al
respecto. La revocatoria surte efecto a partir del momento "en que se hizo evidente"
la posibilidad económica del declarado pobre para "afrontar los gastos de la acción
que ejerce" (Art. 180)
En el artículo 178 se establecen las responsabilidades si el interesado enser
declarado pobre incurre en falsedad, y en el 179 se expresa atinadamente que "la
declaración de pobreza no demerita la situación del beneficiado dentro del proceso"
estableciéndose que los funcionarios y empleados que no respeten la dignidad e
igualdad del pobre dentro del proceso serán responsables y sancionados
disciplinariamente.
35
1 •*
a
37
CAPITULO QUINTO
LAS COSTAS PROCESALES Y LA CONSTITU ClON
ESTUDIO SOBRE Si EL PAGO DE COSTAS JUDICIALES ES CONSTITUCIONAL1
DE CONFORMIDAD CON LO DISPUESTO EN EL ARTICULO 240 DE LACONSTITUCWN DE LA REPUBLICA.
Efectivamente, en el artículo 240 de la Constitución de la República se
consigna, en su Tercer Párrafo, que "la administración de justicia es obligatoria,
gratuita e independiente de las demás funciones del Estado", norma que parece venir
contradicha y violada por la exigencia a las partes de soportar la carga-obligación de
pagar las costas del proceso, por lo cual es natural que nos planteemos el problema
sobre la constitucionalidad de la institución de las costas procesales.
Dicho problema, a nuestro juicio debe resolverse en el sentido de que las
costas procesales no son inconstitucionales, pues, en primer lugar, por su propia
naturaleza, ya se vio en este trabajo que las costas no comprenden los gastos generales
que el Estado efectúa para poder prestar su función jurisdiccional, y estos gastos
generales causados sin relación a un determinado proceso son efectivamente gratuitos
en el sentido de que los realiza el Estado; en segundo lugar, ya se vio cómo la
institución del patrocinio gratuito viene a superar en la realidad las inconveniencias
de que podrían sobrevenir para las partes económicamente débiles dentro del
proceso; y, por último, debe, fundamentalmente, observarse que la Constitución se
refiere a la "administración de justicia" en el párrafo que nos interesa del artículo
240, mientras que en el párrafo anterior al mismo se refiere a la "función judicial",
estimando que cuando se refiere a la "administración de Justicia" menciona la
organización exterior necesaria para el ejercicio de la función jurisdiccional ensentido estricto o función de juzgar.
ElPor lo demás me parece que al hablar la Constitución de la administración
de justicia enfoca a ésta como un todo, genéricamente, y no específicamente a cada
proceso en particular, por lo que la exigencia constitucional viene cumplida con el
hecho de que el Estado sufrague los gastos procesales que también tienen tal carácterde generalidad.
1 •*
a
r
39
CONCLUSIONES
Creo que de la exposición anterior, las principales conclusiones a que se llega
son la siguientes:
la. Que las costas procesales, como una especie de los gastos del proceso tienen
como notas características las de derivar en forma inmediata de un proceso
concreto y porque, generalmente, su pago recae sobre las partes.
2a. Que los gastos y las costas procesales deben distinguirse netamente de los
daños y perjuicios que puedan causarse a una parte por la otra como
consecuencia del proceso como hecho.
,3. Que para determinar la naturaleza jurídica de las costas procesales debe
enfocarse a las mismas en dos momentos: el anterior y el posterior a la
condena en costas, presentando en el primero el carácter de ser al mismo
tiempo una obligación y una carga procesal, y en el segundo únicamente el
primero. (
4a.
Que consideradas como obligación las costas deben diferenciarse del llamado
deber jurídico en sentido estricto.
5a. Que el fundamento de las costas procesales radica tanto en que el hacer uso
de la jurisdicción como servicio público no implica la necesidad de que la
prestación del mismo sea gratuita, en la razón política legislativa de exitar la
litigiosidad, y en el hecho de que en el proceso también juega el interés
particular de las partes que muchas veces presenta carácter económico.
6a. Que la condena en costas debe basarse en el principio objetivo del
vencimiento, con abandono de las doctrinas que la hacen basar en los
factores subjetivos de la culpabilidad.
7a.
Que en consecuencia debe dilucidarse adecuadamente en qué casos puede
hablarse de vencimiento y en cuáles no.
8a. Que el criterio del vencimiento se funda tanto se funda tanto en la dificultad
de establecer elementos subjetivos de culpa como en la exigencia de que el
titular de un derecho no lo vea menoscabado por su ejercicio dentro de
proceso.
140
9a. El patrocinio gratuito tiene fundamento constitucional, y mediante él se
persigue que la 'persona de escasos recursos económicos no quede por tal
motivo fuera de la tutela jurisdiccional del Estado.
lOa. Las costas procesales están reguladas en el Código Procesal Civil y Mercantil
con base en el principio del vencimiento.
ha. En dicha regulación se encuentran algunas deficieñcias que se han señalado
en el desarrollo de este trabajo.
12a. Que en materia penal, existe en nuestra legislación la lamentable confusión
entre costas procesales y penas accesorias, estando, además, muy poco
regulada la materia de costas.
13a. En el proceso laboral guatemalteco predomina el principio de la gratuidad,
dado su carácter social.
14a. Que el pago de salarios caídos a los trabajadores vencedores en un proceso,
no constituye costas judiciales sino daños y perjuicios derivados del proceso.
1 5a. Que es asimismo insuficiente la regulación tanto procesal civil como procesal
penal en materia de patrocinio gratuito.
16a. La institución de las costas procesales no es inconstitucional en nuestro
ordenamiento jurídico, ni contradice lo dispuesto en el artículo 240 de la
Constitución de la República.
11
1
1
41
BIBLIOGRAFIA
1. Emilio Gómez Orbenaje y Vicente Herce Quemada. Derecho Procesal Civil.5a. edición. Artes Gráficas y Ediciones, S.A. Madrid, 1962.
2. Emilio Gómez Orbaneja y Vicente Herce Quemada. Derecho Procesal Penal.7a. edición. Artes Gráficas y Ediciones, S.A. Madrid, 1972.
3. Manuel De la Plaza. Derecho Procesal Civil Español. 3a, Edición, EditorialRevista de Derecho Privado, Madrid, 1951.
4. Jaime Guasp. Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento Civil, 2a, Edición.Editorial M. Aguilar, Madrid, 1948.
5. Piero Calamandrei, Estudios sobre el Proceso Civil. Traducción de SantiagoSentís Melendo. Editorial Bibliográfica Argentina, Buenos Aires, 1945.
6. Jaime Guasp. Derecho Procesal Civil. 3a. Edición. Instituto de EstudiosPolíticos, Madrid, 1968.
7. James Goldschmidt. Derecho Procesal Civil. Traducción de la 2a. ediciónalemana por Leonardo Prieto Castro. Editorial Labor, S.A., Barcelona,1936.
8. Ludwig Enneccerus, Theodor Kipp y Martin Wolff. Tratado de Derecho cioCivil. Traducción de la 35a. edificón alemana. Editorial Bosch, Barcelona,1948.
9. Franueco Meineo. Manual de Derecho Civil y Comercial, Traducciónde Santiago Sentís Melendo. Ediciones Jurídicas Europa-América, BuenosAires, 1971,
* 10. Santi Romano, Fragmentos de un Diccionario Jurídico, Traducción deSantiago Sentís Melendo y Mariano Ayerra Redín, Ediciones JurídicasEuropa-América, Buenos Aires, 1964.
11. James Goldschmidt. Teoría General del Proceso, Editorial Labor, S.A.Barcelona, 1936.
URC'
003331
rera Flores, Misabe1,TR-113 .,Las cots p.cesa1s.
42 "
12. Gian Antonio Micheli. Curso eo de Derecho Procesal Civil. Traducción deSantiago Sentís Melendo. Ediciones Jurídicas Europa-América, BuenosAires, 1970.
13. Francisco Carnelutti, Sistema de Derecho Procesal Civil. Traducción deNiceto Alcalá-Zamora y Castillo y Santiago Sentís Melendo. Ed. UtehaArgentina, Buenos Aires, 1944.
14. Leo Resenberg. Tratado de Derecho Procesal Civil. Traducción de AngelaRomera Vera. Ediciones Jurídicas Europa-América, Buenos Aires, 1955.
15. Eduardo J. Couture. Proyecto de Código de Procedimiento Civil. EditorialDepalma, Buenos Aires, 1945.
LEGISLACION
1. Constitución de la República de Guatemala.
2. Código Procesal Civil y Mercantil (Decreto Ley número 107).
3. Proyecto del vigente Código Procesal Civil y Mercantil.
4. Código de Enjuiciamiento Civil y Mercantil (Decreto Legislativo número
2009).
5. Código de Trabajo (Decreto número 1441 del Congreso de la República).
6. Código Procesal Penal (Decreto 52-73 del Congreso de la República).