34
Historia Contemporánea 46: 213-246 ISSN: 1130-2402 «¿ES JUSTO QUE LOS JUDÍOS TENGAN SU ESTADO PROPIO EN PALESTINA? MIL VECES JUSTO»: EL PARTIDO COMUNISTA DE LA ARGENTINA Y LA CREACIÓN DEL ESTADO DE ISRAEL «IS IT A FAIR THAT THE JEWS HAVE THEIR OWN STATE IN PALESTINE? A THOUSAND TIME RIGHT!» THE ARGENTINIAN COMMUNIST PARTY AND THE CREATION OF STATE OF ISRAEL Mercedes Saborido Universidad de Buenos Aires Entregado el 12-1-2012 y aceptado el 24-4-2012 Resumen: En el trabajo se propone revisar la visión del Partido Comunista de la Argentina, (manifestada tanto en los órganos de prensa partidarios, como las opiniones de los dirigentes especializados), acerca de la creación del Estado de Israel y la primera guerra árabe israelí. En particular, se preocupa en destacar el discurso utilizado por el comunismo argentino a la hora de legitimar y avalar la creación de un estado judío en la zona de Palestina y su visión con respecto al mundo árabe y al imperialismo británico. Palabras clave: Partido Comunista de la Argentina, Medio Oriente, inde- pendencia, catástrofe, nacionalismo, antiimperialismo. Abstract: The present work proposes a revision of the Argentine Com- munist Party (express both in the party press and specialist leaders’ opinions), about the creation of the State of Israel and the first Arab Israeli war. In particu-

«¿ES JUSTO QUE LOS JUDÍOS TENGAN SU ESTADO PROPIO EN PALESTINA? MIL VECES JUSTO»: EL PARTIDO COMUNISTA DE LA ARGENTINA Y LA CREACIÓN DEL ESTADO DE ISRAEL

Embed Size (px)

DESCRIPTION

«¿ES JUSTO QUE LOS JUDÍOS TENGAN SU ESTADO PROPIO EN PALESTINA? MIL VECES JUSTO»: EL PARTIDO COMUNISTA DE LA ARGENTINA Y LA CREACIÓN DEL ESTADO DE ISRAEL

Citation preview

  • Historia Contempornea 46: 213-246ISSN: 1130-2402

    ES JUSTO QUE LOS JUDOS TENGAN SU ESTADO PROPIO EN PALESTINA?

    MIL VECES JUSTO: EL PARTIDO COMUNISTA DE LA ARGENTINA

    Y LA CREACIN DEL ESTADO DE ISRAEL

    IS IT A FAIR THAT THE JEWS HAVE THEIR OWN STATE IN PALESTINE?

    A THOUSAND TIME RIGHT! THE ARGENTINIAN COMMUNIST PARTY

    AND THE CREATION OF STATE OF ISRAEL

    Mercedes SaboridoUniversidad de Buenos Aires

    Entregado el 12-1-2012 y aceptado el 24-4-2012

    Resumen: En el trabajo se propone revisar la visin del Partido Comunista de la Argentina, (manifestada tanto en los rganos de prensa partidarios, como las opiniones de los dirigentes especializados), acerca de la creacin del Estado de Israel y la primera guerra rabe israel. En particular, se preocupa en destacar el discurso utilizado por el comunismo argentino a la hora de legitimar y avalar la creacin de un estado judo en la zona de Palestina y su visin con respecto al mundo rabe y al imperialismo britnico.

    Palabras clave: Partido Comunista de la Argentina, Medio Oriente, inde-pendencia, catstrofe, nacionalismo, antiimperialismo.

    Abstract: The present work proposes a revision of the Argentine Com-munist Party (express both in the party press and specialist leaders opinions), about the creation of the State of Israel and the first Arab Israeli war. In particu-

  • 214 Mercedes Saborido

    Historia Contempornea 46: 213-246

    lar, is concerned to highlight the discourse used by the Argentine Communism when legitimize and support the creation of a Jewish state in Palestine area and its view regarding the Arab world, British and French imperialisms.

    Key words: Argentine Communist Party, Middle East- independence, catas-trophe, nationalism, anti-imperialism.

  • Es justo que los judos tengan su Estado propio en Palestina?... 215

    Historia Contempornea 46: 213-246

    Introduccin

    La conformacin del Estado de Israel estuvo rodeada de enorme ex-pectativa mundial. El sufrimiento por el que haba tenido que pasar la co-munidad juda durante el III Reich, adems de mostrar hasta qu punto llegaba la irracionalidad del hombre, haba generado un gran sentimiento de culpa en las potencias europeas. La matanza de 6.000.000 de judos llev al sionismo a presionar fuertemente a la comunidad internacional para lograr establecer en tierras palestinas un Estado nacional que alber-gara a la comunidad juda.

    Luego de fuertes desavenencias dentro del mandato britnico1, en 1947 Gran Bretaa decidi ceder el problema palestino2 a la ONU, la cual determin mediante una votacin realizada en noviembre de 1947 que la mejor solucin para el futuro de la zona era la creacin de dos Estados separados, uno judo y otro rabe, cuya fecha de creacin se-ra en mayo de 1948. Esta solucin no fue la pretendida por la comunidad rabe representada en la flamante Liga rabe, ya que la consideraba una injusticia, sobre todo en lo relacionado con la reparticin territorial. Fue as que, una vez que el lder sionista David Ben Gurin proclam la independencia del Estado de Israel, la coalicin de pases rabes decidi declararle la guerra al flamante Estado. Esa contienda fue denominada por los dos bandos de formas diametralmente opuestas; mientras que para la comunidad juda fue una guerra de Independencia, para la comunidad rabe fue una Naqba (catstrofe) ya que ms de 400.000 rabes fueron desplazados de forma violenta de sus hogares.

    Los Estados Unidos y la Unin Sovitica, pese a sus diferencias en otros conflictos internacionales3, decidieron apoyar la conformacin de una nueva organizacin poltica, denominada Estado de Israel. Existen distintas explicaciones para esta indita coincidencia ruso-americana aun-que todas parecen apuntar a dos razones principales. La primera se rela-ciona con el Holocausto: el lobby judo fue una causa fundamental para la casi unnime aceptacin internacional de esta flamante entidad pol-tica en el seno del mundo rabe. En relacin con esta creencia, Fin kelstein

    1 El sistema de mandatos surgi luego de la Primera Guerra Mundial como nueva forma de enfrentar el problema colonial.

    2 Referido este a los fuertes conflictos entre la potencia mandataria y los habitantes de estas tierras, tanto judos como rabes.

    3 Como el caso de Alemania o Grecia.

  • 216 Mercedes Saborido

    Historia Contempornea 46: 213-246

    asegura, no obstante, que tal lobby no tuvo xito en el caso norteameri-cano. En su polmico libro titulado La industria del Holocausto el autor sostiene la hiptesis de que los Estados Unidos en general, pero la comu-nidad anglo juda en particular, desoyeron los reclamos del sionismo en torno a la creacin de un Estado independiente. Al parecer, segn Finkels-tein Medio Oriente no fue un inters prioritario en las planificaciones es-tratgicas de Estados Unidos hasta 1967. Eisenhower se esforz durante esos aos en equilibrar el apoyo de Israel (por el voto judo) y a los pases rabes (de acuerdo a los intereses del Departamento de Estado).4

    Un segundo factor que influy de forma destacada en las negociacio-nes, fue la situacin geoestratgica de la zona medio oriental: las dos po-tencias triunfantes, aunque todava tmidamente, se estaban dividiendo sus areas de influencia y esos territorios eran apetecibles para ambas. De all que intentaran desplegar al mximo su estrategia de alianzas, buscando influir en el nuevo Estado.

    En el caso particular de Rusia, los investigadores trataron de explicar el apoyo brindado a la causa juda-sionista por parte de los soviticos, dif-cil de entender si se tiene en consideracin el acusado antisemitismo prego-nado por el mismo Josep Stalin. Avigdor Dagan y Galia Golan parten de la idea de que el apoyo brindado por los rusos a la causa juda se debi funda-mentalmente a ciertos aspectos de corte ideolgico. Por un lado, la solidari-zacin con la comunidad semita por los sufrimientos atravesados; por otro, como consecuencia de la presin de los partidos comunistas mundiales.5

    Otras explicaciones brindadas por Dagan, y sostenidas en la poca por la Unin Sovitica, refieren a la suspicacia que generaban los regmenes rabes, ya que aos atrs haban apoyado al Eje.6 Asimismo, esa descon-fianza se basaba en el hecho de que despus de finalizada la guerra esos regmenes haba optado por apoyar la causa britnica en los conflictos de esta potencia mandataria con los pueblos rabes y judos. La opcin de la particin y el apoyo a la causa juda era, a corto plazo, la estrategia ms

    4 Norman G. Finkelstein, La industria del Holocausto. Reflexiones sobre la explota-cin del sufrimiento judo, Siglo XXI, Madrid, 2000, p. 24.

    5 Avigdor Dagan, Moscow and Jerusalem. Twenty years of relation between Israel and the Soviet Union, Abelard-Schuman, London, 1970, pp. 20-21. David, Schoenbaum, The United States and the State of Israel, Oxford, 1993 y Galia Golan, Soviet policies in the Middle East. From World War II to Gorbachev, Cambridge Soviet, Cambridge, 1990, pp. 3-36.

    6 Avigdor Dagan, Moscow and Jerusalem, op. cit., pp. 20-21.

  • Es justo que los judos tengan su Estado propio en Palestina?... 217

    Historia Contempornea 46: 213-246

    rendidora para los soviticos si se considera que su objetivo era erosionar el poder britnico en la zona:

    () La justificacin de la posicin pro juda-sionista por parte de los soviticos, tiene que ser pensada desde una perspectiva cortopla-cista, ya que la victoria juda en la zona le era til a la URSS. Un estado binacional en Palestina sera un estado dominado por rabes y como consecuencia, por los britnicos. La particin era no solo la nica so-lucin viable para las hostilidades entre ambas comunidades, sino tam-bin, para los intereses soviticos en la zona ().7

    De all que, con la intencin de penetrar en la zona, e ignorando la vi-sin pro-occidental del sionismo, Stalin decidi enviar una considerable asistencia a los judos en la primera guerra palestina desde Checoslova-quia, incluso antes de que los comunistas checoslovacos se hicieran del poder en Praga.8

    La Repblica Argentina, gobernada en ese entonces por el general Juan Domingo Pern, opt por abstenerse en la votacin del 29 de no-viembre de 1947 en la Asamblea General de la ONU que procedi a ra-tificar la formacin del Estado de Israel. Esta actitud fue interpretada de diferentes maneras por los observadores, pero se puede sostener que la decisin se debi fundamentalmente a los vnculos existentes tanto con el mundo rabe como con el judo.9 A partir de ese hecho histrico, la apre-ciacin del conflicto de Medio Oriente por parte de los gobiernos argen-tinos estuvo caracterizada por ciertas ambigedades, lgicas como con-secuencia de la realidad de una situacin lejana en el aspecto geogrfico pero sumamente importante para la poltica nacional.

    El Partido Comunista de la Argentina (PC), escisin del Partido So-cialista en 1918, se encontr desde su origen fuertemente condicionado por el rgimen sovitico10. Si bien nunca logr consolidarse como un par-tido de masas, logr sobrevivir a lo largo de la historia jugando un papel

    7 Galia Golan, Soviet policies in the Middle East, op. cit., p. 36. Traduccin del autor.8 Vojtech Mastny, The Cold War and soviet insecurity. The Stalin years, Oxford Uni-

    versity Press, New York, 1996, p. 569 Para el anlisis de las diferentes interpretaciones Raanan Rein, Argentina, Israel y los

    judos. De la particin de Palestina hasta el caso Eichmann, Lumiere, Buenos Aires, 2001.10 En 1919 se cre en Mosc la Tercera Internacional destinada a coordinar las estra-

    tegias y el accionar de los partidos comunistas nacionales que se iban conformando. Sobre este tema Milos Hayek, Historia de la Tercera Internacional, Barcelona, 1984.

  • 218 Mercedes Saborido

    Historia Contempornea 46: 213-246

    de cierta trascendencia en algunos episodios de la historia local. Al igual que la mayora de sus colegas latinoamericanos, los comunistas argenti-nos respondieron de forma casi lineal a las directrices emanadas desde el PCUS en Mosc. De all que con frecuencia se encontr enfrentando con-tradicciones surgidas de la inadecuacin entre las directivas soviticas y la situacin poltica local.

    Dentro de este contexto histrico, el objetivo del trabajo es analizar la postura del comunismo en relacin con los sucesos de Medio Oriente. El tema es pertinente si consideramos la importancia que tiene la comu-nidad juda en argentina, tanto a nivel cuantitativo la nmero uno en toda Amrica Latina11, como tambin a nivel cualitativo ha desta-cado en muchos mbitos, fundamentalmente en el intelectual y la im-portancia que ha tenido y tiene el discurso de izquierda en ciertos sectores de elite y sectores del movimiento obrero, aunque su fuerte haya sido du-rante el perodo anterior al peronismo12. Merece una especial atencin la estrecha relacin que se plantea entre el PC y la comunidad juda, que se puede constatar desde el origen mismo del partido sobre todo en las sec-ciones idiomticas, creadas con el objeto de integrar en la militancia a las distintas comunidades por medio de sus idiomas. Con excepcin del anar-quismo, fue el nico de los partidos de izquierda que cont, con esas sec-ciones dentro de las cuales se encontraba la Seccin Idiomtica yiddish, que despus de la italiana, fue la numricamente ms significativa. Desde su origen hasta mediados de la dcada de 1930, el comunismo judo fue, como explica Ariel Svarch, clasista e internacionalista.13 Esta postura los

    11 Los censos sobre la religin datan de 1960 ya que despus de entonces, no se pre-gunt ms sobre religin. Los judos eran el 1,54 por ciento de la poblacin, un total de 200.000 habitantes. Ese porcentaje deja a la Argentina en el primer pas con mayor por-centaje de poblacin juda de Latinoamrica y el tercero en toda Amrica, por detrs de Estados Unidos y Canad. Para este tema: AA.VV., Atlas de las religiones, Le monde di-plomatique, abril 2009. Fernando Devoto, Historia de la inmigracin en la Argentina, Sudame ri ca na, Buenos Aires, 2003. Ignacio Klich, rabes y judos en Amrica Latina. Historias, representaciones y desafos, Siglo XXI, Buenos Aires, 2006. Boleslao Lewin, Cmo fue la inmigracin juda en la argentina, Plus Ultra, Buenos Aires, 1983. U. O S y Sergio Della Prgola, La demografa de los judos en Latinoamrica, revista Rumbos, Je-rusaln, n. 15, marzo de 1986 y junio de 1986.

    12 Hernn Camarero, A la conquista de la clase obrera. Los comunistas y el mundo del trabajo en la Argentina, 1920-1935, Siglo XXI, Buenos Aires, 2007, p. 297.

    13 Ariel Svarch, Comunistas judos o judos comunistas? La rama juda del PC en el contexto de crisis identitaria, 1920-1950, X Jornada Interescuelas. Universidad Nacional de Rosario, Rosario, 2005, p. 9.

  • Es justo que los judos tengan su Estado propio en Palestina?... 219

    Historia Contempornea 46: 213-246

    enfrent directamente con la vertiente socialista sionista de la comunidad juda que, presentaba la identidad juda como factor aglutinante del con-junto de la sociedad, a la inversa de los comunistas que primaban la cues-tin clasista e internacional. Mientras que los comunistas sostenan como objetivo ultimo la revolucin socialista, para los sionistas era la creacin del Estado de Israel.

    Si bien el peso poltico del PC a nivel de movilizacin de masas y ca-pacidad de negociacin y presin respecto de otros sectores polticos y sociales era limitado, tuvo una fuerte presencia en los debates de la iz-quierda y fue tanto un espacio de concentracin intelectual como un mo-delo negativo para las izquierdas no comunistas. Como explica Bulacio, el PC fue, hasta los primeros aos de la dcada de 1960, la principal fuerza marxista de la Argentina, tanto por la extensin de su estructura organiza-tiva, como por sus lazos con el llamado socialismo real y debido a su po-ltica editorial vastsima que se expres en sus peridicos, revistas, libros y folletos.14 Eso hizo del PC un punto de referencia ineludible dentro del mbito intelectual-poltico. En este sentido, los avatares polticos del PC fueron un centro de atencin y discusin para el pensamiento y la militan-cia de izquierda en el momento.

    El perodo elegido es considerado importante por varias razones: la primera de ellas, porque es el germen de un conflicto aun no resuelto hoy en da. Asimismo, por la significacin actual del tema de Medio Oriente y la fuerte propaganda que existe a nivel mundial en contra del Estado de Israel. Por otra parte, es importante porque se estn revisando actualmente muchos archivos de la poca que tratan de esclarecer los acontecimientos que marcaron el devenir de la historia.

    A pesar de que en las ltimas dcadas ha habido un notable incre-mento de los estudios cientficos que toman como objeto de estudio el PC15, en la actualidad todava no existe uno exhaustivo y metdico acerca

    14 Julio Bulacio, Intelectuales, prcticas culturales e intervencin poltica: la expe-riencia gramsciana en el Partido Comunista, en Hugo Eduardo Biagini y Arturo Andrs Roig (coord.), El pensamiento alternativo en la Argentina del siglo XX: Obrerismo, van-guardia, y justicia social (1930-1960), Biblos, Buenos Aires, 2006, p. 53.

    15 Daniel Campione, El Comunismo en Argentina. Sus primeros pasos, Centro Cul-tural de la Cooperacin Floreal Gorini, Buenos Aires, 2005. Daniel Campione, El Par-tido Comunista de la Argentina. Apuntes sobre su trayectoria, en Elvira Cocheiro y otros ( coord.), El comunismo: otras miradas desde Amrica Latina, UNAM, Mxico, 2007. Jorge Cernadas, Roberto Pittaluga y Horacio Tarcus, La historiografa sobre el Partido Comunista de la Argentina. Un estado de la cuestin, El Rodaballo. Revista de poltica y

  • 220 Mercedes Saborido

    Historia Contempornea 46: 213-246

    del comunismo argentino que permita hablar con seriedad de una histo-ria del PC. Existen, en primer lugar, textos tradicionales teidos de fuerte contenido ideolgico, escritos hace aos, y que si bien son la base para un estudio completo, no avanzan en determinados temas fundamentales16. Se encuentran tambin trabajos realizados por investigadores en las lti-mas dcadas que, estudiando la labor cultural del comunismo argentino17, analizando la incidencia del partido dentro del mundo del trabajo18, o am-pliando la relacin del mismo con Mosc19 nos permiten una profundiza-cin en el tema. La intencin del trabajo es aportar material para ampliar ese conocimiento, fundamentalmente en su vertiente ideolgica, pero tam-bin en la organizativa y discursiva.

    1. El comunismo argentino y el problema de Medio Oriente

    El PC, legalizado a partir de 1945, haba vuelto a su normalidad ins-titucional propia de la poca anterior a los aos 30. No obstante, durante ese perodo el comunismo, si bien sufri fuertes reveses a nivel organiza-

    cultura, IV, 1998, pp. 30-39. Luciano Nicols Garca, La psiquiatra comunista argentina y el problema del antisemitismo sovitico, Polticas de la Memoria, Anuario de Investi-gacin e informacin del CeDInCI, vol. 10, 2011 (en prensa). Sebastin Rodrguez y An-drs Ivn Gurbanov, Revisando las posturas del Partido Comunista frente al peronismo (1943-1955), Ponencia presentada en el X congreso Interescuelas de la ciudad de Rosa-rio, 2005. Jos Gabriel Vazeilles, La izquierda argentina que no fue, Biblos, Buenos Ai-res, 2003.

    16 Jos Aric, Orgenes del comunismo: para construir una historia non sacra. Punto de vista. Revista de Cultura, VII, 21, agosto de 1984. pp. 5-7. Emilio Corbiere, Or-genes Del Comunismo Argentino (El Partido Socialista Internacional), CEAL, Buenos Aires, 1984. Leonardo Paso, Historia del origen de los Partidos Polticos, Centro de es-tudios, Buenos Aires, 1972. Rodolfo Puiggrs, La izquierda y el Problema Nacional. His-toria critica de los partidos polticos argentinos (Vol. 3), Jorge lvarez, Buenos Aires, 1967. Jorge Abelardo Ramos, El Partido Comunista en la Poltica Argentina, Coyoacn, Buenos Aires, 1962.

    17 Cristina Mateu, Expresiones de la cultura de clase en la cultura nacional ponen-cia presentada en las 4as Jornadas de investigadores de la cultura, Instituto Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, UBA, 1998. Nstor Kohan, De Ingenieros al Che. Ensayos sobre el marxismo argentino y latinoamericano, Biblos, Buenos Aires, 2000.

    18 Hernn Camarero, A la conquista de la clase obrera, op. cit.19 Silvia Schenkolewki-Kroll, El Partido Comunista en la Argentina ante Mosc: de-

    beres y realidades, 1930-1941, http://www1.tau.ac.il/eial/index.php?option=com_content&task=view&id=587&Itemid=233 (31/1/2010)

  • Es justo que los judos tengan su Estado propio en Palestina?... 221

    Historia Contempornea 46: 213-246

    tivo por la represin ejercida desde el Estado, cont con herramientas para mantener fieles a sus militantes y para manifestar su pensamiento. En este contexto es donde la prensa partidaria toma una especial importancia como trasmisor de las ideas del partido. Desde mediados de la dcada del 30, el PC cont con un rgano de prensa oficial denominado Orientacin.

    El semanario se public a lo largo de una dcada y media, entre sep-tiembre de 1936 y diciembre de 1949. Surge en un primer momento con el nombre de Hoy, figurando como el director de ste ltimo Cayetano Cr-doba Iturburu, pero una semana despus, arguyendo problemas legales, se le cambi el nombre a Orientacin. En el nuevo semanario, a diferencia del anterior, no se sealaba el nombre del director, aunque de hecho, en el perodo que se analiza, Ernesto Gidice ocup ese cargo.20

    Como otras publicaciones comunistas, Orientacin estuvo clausu-rada desde 1943 hasta 1945. Durante su primer perodo hasta la clau-sura se autodenomin Semanario de informacin poltica, social y eco-nmica, pero a partir de su reaparicin en 1945 lo hizo con el nombre de rgano Oficial del Partido Comunista.21 Surgido en el perodo de conformaciones de Frentes Populares, su principal objetivo era la uni-dad en la Argentina frente a las fuerzas fascistas; fue por ello que se di-rigi en repetidas ocasiones al radicalismo, al socialismo y a la demo-cracia progresista de Lisandro de la Torre. Su prdica de lucha contra el fascismo y defensa de la Espaa republicana fueron algunas de las temticas recurrentes durante los finales de la dcada del 30, reapare-ciendo la primera luego del ingreso de la URSS en la Segunda Guerra Mundial (1941). Finalizado el conflicto, un foco de atencin fue lo que ellos denominaron el naziperonismo, caracterizacin dada al gobierno del Gral. Juan Domingo Pern.

    Durante los aos de su publicacin, el semanario Orientacin22 cont con la participacin de importantes personalidades del mundo comunista argentino como Victorio Codovilla (1894-197), Rodolfo Puiggrs (1906-1980)23, Rodolfo Ghioldi (1897-1985), Orestes Ghioldi (1901-1982), Hc-

    20 Informe realizado por el CEDINCI (Centro de Documentacin e Investigacin de investigacin de la Cultura de izquierda en la Argentina).

    21 Ibidem.22 Para la fecha haba logrado alcanzar un tiraje de 173.000 ejemplares.23 Militante, historiador, periodista y profesor, fue originariamente comunista hasta

    1946. Luego ser idelogo del nacionalismo popular revolucionario y finalmente dirigente de montoneros.

  • 222 Mercedes Saborido

    Historia Contempornea 46: 213-246

    tor P. Agosti (1911-1984)24 y Ernesto Gidice (1907-1992)25, entre otros, as como tambin figuras relevantes del comunismo mundial como Jorge Dimitrov, Dolores Ibarruri y clsicos traducidos de Lenin y Stalin.

    Si bien su tirada era semanal, y tena una extensin no mayor de 10 pginas, en el semanario se le otorgaba una especial atencin a las problemticas internacionales. Contaba con una seccin llamada Se-mana Internacional donde se haca un resumen sucinto de los aconte-cimientos ms trascendentes de la semana, pero no por ser escueto era de baja calidad. Por el contrario, en ese resumen semanal trataba todos los temas de trascendencia a nivel mundial, pero adems se desarrolla-ban en cada nmero por lo menos dos temticas de forma ms elabo-rada.

    Durante el perodo estudiado se puede percibir que el rgano de prensa del comunismo tena ciertos temas estrellas como el rgimen franquista, la independencia de la India y la revolucin china, que ocupa-ban una importante cantidad de pginas. Asimismo, en el perodo 1946-49 realiza un interesante tratamiento de la cuestin de Medio Oriente. No todas las semanas figuraba como parte de los asuntos internacionales; sin embargo, toda la problemtica de la zona fue frecuentemente tenida en cuenta por el semanario.

    La prensa partidaria cumpli la misin de propagar la doctrina y el sentir del ncleo poltico al que sirvi; result una voz alternativa de gran validez ya que cohesion voluntades en torno a una ideologa. Dentro de la estructura partidaria, sirvi para reforzar la militancia pro-porcionando la solidez del anlisis escrito. Por tanto, no solo incorpor nuevas lealtades sino que reforz las ya existentes. Es por eso que se la

    24 Ensayista poltico, periodista y secretario de cultura del PC, que particip en muchas publicaciones peridicas de renombre en el mbito del comunismo. Como secretario del cultura del PC, dirige la revista Cuadernos de Cultura durante dos periodos (1951-1964. 1967-1976) mbito desde el que intenta realizar una renovacin en el universo comunista sobre todo desde la llegada de Gramsci. Pero algo a destacar es que cuando se produce la escisin dentro del partido del grupo de la revista de Pasado y Presente en 1963, l se ali-nea con el partido.

    25 Dirigente e intelectual que en sus orgenes fue socialista pero que en 1934, inte-grando el ala izquierda del PS, se une al PC. Participa en un gran nmero de publicaciones peridicas Tuvo la oportunidad de viajar a Cuba en 1964 donde se entrevist varias veces con el Che Guevara. En 1973 renuncia al PC y meses despus presentara oficialmente sus crticas al partido, todas ellas centradas fundamentalmente en la ortodoxia y el burocra-tismo del mismo.

  • Es justo que los judos tengan su Estado propio en Palestina?... 223

    Historia Contempornea 46: 213-246

    considera de suma importancia para el anlisis de las posiciones, en este caso concreto, del PC.26 Es importante aclarar un tema pertinente como es el de la formacin de la noticia. Por un lado, resulta evidente que el aparato de propaganda comunista tena una influencia en los partidos locales, y que enviaba artculos para publicar, de all que nos encontre-mos en reiteradas ocasiones con artculos de autores extranjeros. Pero, por otro lado, hay que considerar que, si bien la ortodoxia del partido en particular y del comunismo sovitico en general condicionara ciertos temas, la produccin de los artculos publicados era en su mayora lo-cal. Nos resulta difcil pensar que el engranaje de la propaganda comu-nista mundial funcionara con tanta eficacia que pudiera controlar todas las publicaciones de todos los partidos comunistas mundiales. Pero al hablar de independencia nos referimos estrictamente a la idea de po-der crear y narrar la noticia de motus propio. No obstante esa libertad, la ortodoxia y el verticalismo del partido no permitan ningn tipo de opi-nin disidente o diferente.

    Para finales de 1950, el PC era una institucin poltica compleja y bien organizada, con no menos de mil funcionarios, militantes y un n-mero de pensadores, intelectuales, gente de cultura. As, tena en su ha-ber las direcciones de ms de veinte sindicatos y en los restantes, se pre-sentaba como la gran alternativa opositora. Su influencia se poda percibir en organizaciones de carcter social, muchas de ellas funcionando en la clandestinidad y en una estructura de inteligencia y un aparato de prensa envidiable para otros partidos minoritarios. Todo eso haca del PC de esa poca un partido de trascendencia.27

    Asimismo, y como herramienta fundamental para el anlisis del posi-cionamiento del PC en relacin con el conflicto en Medio Oriente, conta-mos con una fuente de suma importancia: el libro de Orestes Ghioldi La guerra en Palestina, el Estado de Israel defiende su independencia28. Es tambin importante el papel de intelectual partidario u orgnico, ya que como tal es una fuente generadora de opinin. Se concibe a los in-telectuales como productores de cultura y por lo tanto, constructores de

    26 Edith Rosala Gallo, Prensa Poltica. Historia del radicalismo a travs de sus publi-caciones peridicas, Dunken, Buenos Aires, 2006, p. 7.

    27 Juan Manuel Domnguez, Victorio Codovilla. La ortodoxia comunista, Capital Inte-lectual, Buenos Aires. 2009, p. 64.

    28 Orestes Ghioldi, La guerra en Palestina. El Estado de Israel defiende su indepen-dencia, Anteo, Buenos Aires, 1948.

  • 224 Mercedes Saborido

    Historia Contempornea 46: 213-246

    identidad.29 En el caso del PC, el grupo de intelectuales agrupados tras de la institucin fue sin duda numeroso; aunque lo que s podemos acla-rar es que dentro de ese amplio abanico de personajes, los encargados de desarro llar el tema del Medio Oriente no fueron muchos. Eso sin duda tiene que ver con la lejana de los sucesos y de su poca inmediatez en los asuntos locales.

    Orestes Ghioldi, hermano de Rodolfo y Amrico, comenz su carrera poltica muy joven pregonando ideas socialistas. Simpatiz con la Revo-lucin Rusa y luego de ciertos vaivenes, ingres a la Federacin Juvenil Comunista en 1922. Con una meterica carrera poltica, visit por pri-mera vez a la URSS en 1931. Fue director de publicaciones comunistas de menor importancia, pero en 1940 lo nombraron codirector del diario co-munista La Hora y luego secretario de redaccin de la revista Nueva Era (1949-1976) dirigida por Codovilla. Perteneci a la primera lnea de diri-gentes comunistas hasta su muerte en 1982.30

    1.1. El PC de la Argentina y la caracterizacin del Mandato britnico

    Alineado con el perfil ideolgico del comunismo a nivel internacio-nal, el PC se manifest en contra del imperialismo de las potencias eu-ropeas. El comienzo de la Guerra Fra y la profundizacin de los proce-sos de descolonizacin fueron el marco de referencia para el discurso del comunismo local. Basado en los preceptos marxistas-leninistas surgido de El Imperialismo ltima fase del capitalismo31, el concepto del impe-rialismo tom mucha fuerza discursiva, transformndose en el leitmotiv de esos aos, impulsando la liberacin de los pueblos oprimidos, funda-mentalmente en frica y Asia. Sin lugar a dudas, era el principal mal que aquejaba al mundo, y como tal, se tornaba imprescindible extirparlo.32 En

    29 Pierre Bourdieu, Campo de poder, campo intelectual, Montressor, Buenos Aires, 2002. Antonio Gramsci, Cuadernos de la Crcel, Era, Puebla, 2003. Cuaderno XII.

    30 Horacio Tarcus, Diccionario bibliogrfico de izquierda, Emece, Buenos Aires, 2007. pp. 247-249.

    31 Vladimir Ilich Ulianov (LENIN), El Imperialismo ltima fase del capitalismo, Qua-drata, Buenos Aires, 2006.

    32 En el famoso libro de Lenin, el autor dedica un pequeo apunte acerca de la Argen-tina, en la que la caracterizaba no como una semicolonia sino como una colonia comercial de Inglaterra. Alejandro Cattaruzza, Visiones del pasado y tradiciones nacionales en el Partido Comunista Argentino, en A Contracorriente, vol. 5, n. 2, 2008, p. 174.

  • Es justo que los judos tengan su Estado propio en Palestina?... 225

    Historia Contempornea 46: 213-246

    ese sentido se presentaba como la gran representante de los ideales de li-bertad e igualdad.

    Asimismo, la relacin entre el imperialismo y el fascismo era una aso-ciacin que con frecuencia se plante en el discurso comunista mundial y local. La utilizacin discursiva de estos dos trminos denotaba el con-texto internacional y el comienzo de la Guerra Fra, donde el comunismo conform nuevamente un nosotros y un ellos propio de discursos de mediados de la dcada de los treinta, pero modificando esta vez el adver-sario-enemigo: en la dcada de los cuarenta, era el mundo capitalista re-presentado en las potencias occidentales, fundamentalmente Gran Bretaa y los Estados Unidos.

    En el caso de la problemtica del Medio Oriente, fueron reiteradas las ocasiones en las que tanto el semanario Orientacin como Ghioldi en su libro, formularon una crtica severa al sistema de mandatos britnico. Los ataques se asentaban en tres pilares fundamentales: el primero de ellos, era la aplicacin por parte de la potencia mandataria de polticas clara-mente antisemitas en territorios palestinos. A partir de esta idea, los co-munistas afirmaban que los ingleses y eso se comprueba en cada uno de los artculos que abordan el tema eran los sucesores de los ideales racistas de Hitler y del nazismo. El segundo pilar giraba en torno a los in-tereses econmicos y militares que la potencia mandataria sostena en la zona, hecho que la llevaba a negarse de forma rotunda a abandonarla. El ltimo de ellos, pero no menor en importancia, haca referencia a la alta traicin perpetrada por el imperio a las expectativas y promesas reali-zadas tanto a la comunidad juda (Declaracin Balfour) como a la comu-nidad rabe local; esto se manifestaba en la perpetuacin del sistema de mandatos que, desde su origen, estaba creado con el objetivo de encami-nar la futura independencia de los pueblos, pero que en la mayora de los casos, haba sido una clara prolongacin del antiguo sistema imperial pro-pio del siglo XIX.

    El Libro Blanco de Ernest Bevin en 1945, planteaba limitar la inmi-gracin juda en la zona, estipulaba que los refugiados judos deban que-darse en Europa, y declaraba que no se cambiara la cuota de 14.500 in-migrantes anuales. Esta poltica fue sostenida por el gobierno de Su Majestad incluso haciendo caso omiso al pedido del presidente nortea-mericano Harry S. Truman de aumentar esa cuota a 100.000. La falta de flexibilidad mostrada por los britnicos ante la penosa situacin de la co-munidad juda, fue interpretada por los comunistas como una actitud ins-pirada en el odio racial de Hitler. En ese sentido, y responsabilizando so-

  • 226 Mercedes Saborido

    Historia Contempornea 46: 213-246

    lamente a los britnicos, consideraban que el ministro Bevin utilizaba el argumento de la limitacin en la inmigracin juda ya que ella solivian-tara los intereses del mundo rabe33. Pero ellos estimaban una farsa esta defensa, ya que plantearon que los rabes nunca miraron con desprecio el ingreso de judos a sus tierras hasta la alianza de Hitler con Muft34.

    En palabras de Ghioldi, el Libro Blanco era: () de esencia antide-mocrtica y racista ().35 Asimismo, el informe antisemita,

    () asevera que los judos no tienen porvenir en Europa y que por lo tanto deben salir del continente y terminan solicitando que entren a Palestina solo cien mil judos. Vaya la genial solucin de los sagaces integrantes de la comisin! Digamos al pasar que no es cierto que los judos no tengan porvenir en Europa; all estn los judos de Polonia, y de los otros pases de las nuevas democracias, reconstruyendo sus hoga-res y en igualdad de derechos () Esa posicin falsa, que ha sido soste-nida por el sionismo de derecha, sirve para soslayar un problema vital: la desnazificacin de Europa ().36

    El discurso comunista gir en torno de la defensa de los judos, rela-cionando el problema que atravesaban en ese momento con el Holocausto. Debido a las contrariedades que esa comunidad haba debido atravesar aos atrs, sostenan se deba tener extrema consideracin a sus necesi-dades. Si bien Europa haba logrado eliminar el bastin nazi ms fuerte, fundamentalmente gracias a la intervencin sovitica, pensaban que toda-va quedaban resabios anclados en gobiernos capitalistas que seguan apli-cando medidas antisemitas. En ese sentido, para ellos era lgico matizar los actos terroristas37 por parte de las milicias judas en pos de la defensa

    33 Los sucesos de Palestina, Orientacin n. 369, 11 de diciembre de 1946.34 Jurisconsulto entre los rabes que estudia los puntos de derecho controvertidos y

    hace justicia. Hace referencia al Muft de Jerusaln, principal lder rabe-palestino. 35 Orestes Ghioldi, La guerra en Palestina op. cit., p. 14.36 Idem, p. 15.37 Utilizamos el concepto de terrorismo de acuerdo a lo expresado por Gonzlez Ca-

    lleja: el terrorismo no es ni una doctrina ni un rgimen poltico; constituye una forma com-pleja de lucha violenta, un tipo particular de violencia poltica de la cual se ha servido y se sirven estados, partidos de derecha o izquierda, comunidades tnicas y religiosas, organi-zaciones y movimientos nacionales o internacionales y grupsculos de muy diversa ideolo-ga. No es una escuela filosfica ni de pensamiento; lo que cuenta siempre es la accin y la utilizacin de la violencia. La organizacin terrorista cuestiona el monopolio del uso de la fuerza por parte del estado, y su objetivo es la transformacin de la situacin reinante. Pero

  • Es justo que los judos tengan su Estado propio en Palestina?... 227

    Historia Contempornea 46: 213-246

    de su comunidad ante cualquier posible agresin de caractersticas antise-mitas:

    () Lo que no encuentra explicacin son el lenguaje terrorista del jefe militar britnico en Palestina ni sus procedimientos terroristas, ni en general, la poltica antisemita del ministro Bevin. Desde los das de Hitler no se ha visto ni odo nada semejante ().38

    Ejemplo de la justificacin de los actos terroristas fueron las decla-raciones presentadas en el semanario a raz del atentado al Hotel Rey David por parte del Irgun, grupo terrorista judo en julio de 1946, como respuesta al famoso sbado negro, en el que los ingleses detuvieron a miembros de la Agencia Juda acusndolos de colaborar con las fuerzas paramilitares ilegales judas: () Si bien nadie justifica un acto de terro-rismo como el del Hotel Rey David () tales hechos tienen alguna expli-cacin: traducen el sentimiento de independencia ().39

    En ocasin de la sentencia emitida por el tribunal ingls en Pales-tina, en el XI Congreso nacional del Partido Comunista de la Argentina (agosto de 1946), ste se manifest explcitamente en contra de la con-dena a muerte de 18 jvenes judos patriotas por actos terroristas. In-cluso ms: ponen en duda la idea de que aqullos fueran actos terroristas, ya que la palabra terrorista la marca con comillas. El partido elev su pro-puesta al embajador britnico en la Argentina, y solicit la inmediata revi-sin de la sentencia por parte de los ingleses. Esa actitud denota una ma-nifiesta movilizacin por asuntos internacionales propia de un partido con sus caractersticas.

    En ese discurso se volvi a sostener la idea de la culpabilidad del im-perialismo britnico, respecto de todos los acontecimientos que sucedan en tierras palestinas, mostrando una solidaridad con el pueblo judo y() solicitando la inmediata derogacin del Libro Blanco y el otorgamiento de la inmediata independencia a Palestina () y () respetando la auto-determinacin de los pueblos que habitan ese territorio ().40

    como tal, la organizacin utiliza el terrorismo como una forma de accin poltica, presu-poniendo su situacin de minora en la sociedad. Eduardo Gonzlez Calleja, El fenmeno terro ris ta, Dastin, Madrid, 2006, p. 13.

    38 Palestina, Orientacin, n. 351, 7 de agosto de 1946.39 Ibidem.40 Ibidem.

  • 228 Mercedes Saborido

    Historia Contempornea 46: 213-246

    El concepto filosfico de libre determinacin de los pueblos fue utili-zado y defendido tanto por Lenin como por Woodrow Wilson, influyendo asimismo en la configuracin de la Sociedad de las Naciones. Para el pri-mero de estos era entendido como el derecho a la secesin de un poder subyugador, como era el caso del podero zarista. Pero para ese entonces sirvi de marco de referencia para el contexto europeo. Recin a partir de la segunda posguerra, empez a resonar en el Tercer Mundo.

    Frente al potencial conflicto entre judos y rabes el planteamiento del semanario, fue que ambas eran comunidades igualmente oprimidas por el imperialismo britnico. Eso queda claro en el artculo publicado el 7 de agosto de 1946 de William Z. Foster, conocido dirigente comunista de los Estados Unidos:

    () ni los judos ni los rabes podrn tener su libertad bajo el impe-rialismo. Solo en una Palestina libre, independiente y democrtica, donde no opera la opresin ni las intrigas imperialistas que durante tantos aos azuzaron a un pueblo contra el otro, podrn tanto judos como rabes, di-rigir sus miradas hacia una existencia libre, de paz y de igualdad ().41

    Y afirmaba con respecto al rgimen poltico: () judos y rabes por igual estn sujetos a un rgimen poltico rgidamente represivo, en el cual no existe libertad ni democracia, simplemente para salvaguardar los inte-reses estratgicos y petroleros britnicos ().42

    El reclamo gir en torno a la liberacin de la zona y la retirada de ca-rcter urgente de las tropas britnicas: () Debe caducar el status co-lonial de Palestina y las tropas deben ser retiradas (...).43 Palestina era (y es) un territorio que, adems de ser un lugar de importancia para tres religiones monotestas cristianos, judos y musulmanes, tena un re-levante valor econmico. Esa significacin estaba clara para los comu-nistas, que consideraron al petrleo la razn principal para la negativa bri-tnica de retirarse de suelo palestino:

    () lo que en primer trmino le interesa a la poltica britnica es mantener vivo un conflicto que les proporcione un pretexto mediana-mente razonable para estacionar una fuerza militar en esa base estrat-

    41 Ibidem.42 Palestina Orientacin, n. 380, 26 de febrero de 1947.43 William Foster, El sangriento juego imperialista en Palestina, Orientacin,

    n. 351, 7 de agosto de 1946.

  • Es justo que los judos tengan su Estado propio en Palestina?... 229

    Historia Contempornea 46: 213-246

    gica del Mediterrneo, ruta de su imperio colonial y llave del petrleo del Cercano Oriente ().44

    Pero tambin era una zona geopoltica importante al funcionar como plaza militar, esencialmente por su cercana con el canal de Suez, as como tambin por ser una base estratgica para los intereses imperialistas en el Medio Oriente.45 Y esa importancia no es exclusiva del imperialismo britnico sino tambin del norteamericano:

    () El Cercano Oriente ha pasado a ser una de las zonas fundamen-tales hacia las que se dirige el expansionismo norteamericano () el imperialismo yanqui busca bases, posiciones estratgicas, dominio de rutas vitales y petrleo.46

    El lenguaje utilizado tanto por el semanario Orientacin como por el dirigente poltico Ghioldi, era una mezcla de conceptos que en determi-nados escenarios no se adecuaban a la situacin poltica social local e incluso mundial. Eso se debi entre otras razones, a la coyuntura his-trica, que atravesaba una poca de transicin hacia una nueva situacin mundial caracterizada por un bipolarismo extremo.

    Una apelacin que se plasm con frecuencia fue la asociacin de la Liga rabe fundada en marzo de 1945 y representante de los intereses del mundo rabe, con el imperialismo anglo-norteamericano y lo que ellos denominaron la Liga Truman, refirindose obviamente al presidente de los Estados Unidos, lo que daba como resultado la perduracin de los ideales fascistas en la zona:

    () Detrs de la Liga rabe capitaneada por el Gran Mufti hitle-rista est el imperialismo britnico que no quiere dejar escapar la ex-celente base militar para la agresin que constituye el territorio palesti-niense. Tambin est detrs de esa Liga Truman, quien con su cara de cuquero compungido, aboga pblicamente por la admisin de judos desplazados en Palestina y secretamente alienta la resistencia de los fas-cistas rabes ().47

    44 Los sucesos de Palestina, Orientacin n. 369, 11 de diciembre de 1946.45 Sobre Palestina, Orientacin n. 388, 23 de abril de 1947.46 Orestes Ghioldi, La guerra en Palestina, op. cit., p. 19.47 La posicin de la Unin Sovitica en la Cuestin Palestina Orientacin n. 393,

    28 de mayo de 1947.

  • 230 Mercedes Saborido

    Historia Contempornea 46: 213-246

    Tambin lo afirm Ghioldi en su libro:

    () La Liga rabe fue creada con el objetivo de servir a Gran Bre-taa, distraer a las masas rabes de sus verdaderos objetivos de lucha y complicar la situacin del Cercano Oriente para permitir a Inglaterra permanecer en sus posiciones imperiales. () en vez de luchar contra el imperialismo, los dirigentes venales y fascistas de la Liga, han des-viado la atencin de las masa hacia Palestina, propagando el ms crudo chauvinismo y excitando el fanatismo religioso ().48

    Al poco tiempo de conocido el Holocausto, el tema gener a lo largo del mundo una sensibilidad muy particular. El sentimiento de culpa de las potencias europeas se manifest en este perodo en la insistencia en avalar la creacin de un estado judo. El planteamiento de que fuera en Palestina, apenas haba tenido eco inicialmente en el movimiento sionista. No era condicin sine qua non que el nuevo Estado se cimentara en la llamada Tierra Prometida; la idea surgi recin en 1903, ao en que se celebr el sexto Congreso Sionista Mundial. La utilizacin de la Shoah por parte de un sector de la comunidad juda para hacer efectivo su derecho hist-rico fue el gran xito del sionismo, ya que lograron hacerse de un terri-torio que dcadas atrs resultaba inimaginable conseguir para la inmensa mayora de la elite juda. Sin embargo, debido a la sensibilidad que gener el genocidio nazi, para los comunistas entre otros todo aquel que es-tuviera en contra de los anhelos del movimiento sionista, o incluso ms, en contra de esta nueva entidad poltica, era catalogado de antisemita, no importaba la razn por la cual se cuestionara su accionar.

    Para el autor el antisemitismo estaba asociado de forma lineal al fas-cismo. De all que se pueda demostrar, a lo largo de las sucesivas pginas, que se hizo una utilizacin casi indistinta entre estos dos conceptos:

    () Gran Bretaa utiliza la bandera fascista para sabotear el acuerdo de la ONU () Es hora de que la conciencia mundial se le-vante para poner fin a estos crmenes sin nombre para barrer de la faz de la tierra la floracin pestilente del antisemitismo que reaparece de forma ms cruda y canibalesca en ciertas fases del desarrollo de algu-nos pases ().49

    48 Orestes Ghioldi, La guerra en Palestina, op. cit., p. 34.49 Idem, pp. 36-38.

  • Es justo que los judos tengan su Estado propio en Palestina?... 231

    Historia Contempornea 46: 213-246

    En esos artculos se comienza a vislumbrar con cierta claridad una confrontacin importante con los Estados Unidos, que si bien en este asunto en particular no se presentaba como un adversario decla-rado, segn los comunistas, secundaba los intereses britnicos en la zona, adems de mostrar una ambigedad intencional respecto del tema:

    () En cuanto a los Estados Unidos, las declaraciones recientes de un miembro de la comisin anglo americana que haba sido designada para estudiar la situacin y proponer soluciones, han puesto al descu-bierto la repugnante duplicidad del Departamento de Estado: cada vez que pblicamente formulaba una solucin favorable a los judos hacia saber secretamente a los rabes que no deban asignarle ninguna impor-tancia ().50

    Lo expres claramente Ghioldi con el ttulo de un apartado de su li-bro: El imperialismo yanqui se ha convertido en potencia del Mediterr-neo y del Cercano Oriente.51 En el mismo, el autor explica cmo se es-taba dando la penetracin de la nueva potencia del mundo capitalista en remplazo de imperialismo britnico en decadencia:

    () esa penetracin fue facilitada por el debilitamiento creciente de Gran Bretaa, que ante la imposibilidad de atender sus enormes com-promisos militares y financieros durante la guerra, hubo de inclinarse a solicitar la ayuda de su poderoso rival ().52

    Esa penetracin yanqui tena sus peculiaridades que la hacen coincidir con la potencia en decadencia:

    () Cul ha sido la poltica yanqui en Palestina? Pues aplic exac-tamente la misma poltica dual clsica de Inglaterra de estimular ora a los rabes, ora a los judos. La poltica dual de los lores del dlar y de la bomba atmica no ha hecho ms que encender la guerra en el Cercano Oriente ().53

    50 El problema de Palestina en la ONU, Orientacin n. 389, 30 de abril de 1947.51 Orestes Ghioldi, La guerra en Palestina, op. cit., p. 19.52 Idem, p. 20.53 Idem, p. 23.

  • 232 Mercedes Saborido

    Historia Contempornea 46: 213-246

    Consideraban al pueblo rabe como una vctima de los intereses fu-nestos de su elite y de sus intereses egostas que no contemplaban los an-helos de un pueblo pacfico sino inicialmente los propios.54

    Asimismo, los comunistas realizaban una clara diferenciacin entre pueblo y gobierno, ya que los reyes o emires que se encontraban gober-nando no eran verdaderos representantes del heroico pueblo rabe:

    () Cuando hablamos de reyes o emires no debemos olvidar que ellos no representan al pueblo rabe que supo luchar heroicamente por su independencia contra la autocracia turca. Esa independencia les fue arrebatada despus de la Primera Guerra Mundial por Inglaterra. Pero el movimiento de Liberacin Nacional vive ().55

    En su posicin de subordinacin ante los intereses egostas y proimpe-rialistas de los lderes, el pueblo rabe era considerado un aliado potencial que () esta aunando fuerzas diariamente en todo Medio Oriente en la lucha por la liberacin ().56 Pero en ningn momento plantearon una so-lucin para los intereses del pueblo rabe, amen de sus dirigentes corruptos. De alguna forma, el pueblo pareca estar condenado por lo fascista de sus lderes sin definir el comunismo, una estrategia para las partes.

    Para ellos, todo el problema que se planteaba en Palestina tena un solo culpable, y sin duda era el Imperio britnico: de no ser por sus malas intervenciones y falsas promesas como la Declaracin Balfour judos y rabes habran llegado a un entendimiento:

    () El respeto por los compromisos contrados por parte de Gran Bretaa hubiese permitido una cierta solucin. Pero el respeto significa la prdida de Palestina como colonia y como base estratgica para la proteccin del imperio. Ah reside el soliviantamiento del mundo rabe y el embrollo de la situacin ().57

    Pues no solo no cumplieron con sus promesas, sino que, muy por el contrario, llenaron de penurias la vida de la comunidad juda:

    () Al cabo de treinta aos de la Declaracin Balfour, el brutal im-perialismo britnico asegura al pueblo judo, en lugar de un hogar na-

    54 Sobre Palestina, Orientacin n. 388, 23 de abril de 1947.55 Orestes Ghiodi, La guerra en Palestina, op. cit., p. 35.56 Sobre Palestina, Orientacin n. 388, 23 de abril de 1947.57 Ibidem.

  • Es justo que los judos tengan su Estado propio en Palestina?... 233

    Historia Contempornea 46: 213-246

    cional, campos de concentracin en todas partes y en lugar de un Es-tado Independiente, una horca ().58

    Y con tono esperanzador declararon:

    () expresamos nuestra ms ardientes esperanza de que las fuer-zas del movimiento nacional rabe y las fuerzas progresistas de la co-lectividad juda de Palestina, reconociendo su identidad de intereses, actuaran rpidamente hacia su meta comn () y procuraran crear las condiciones que puedan asegurar no solo un acuerdo poltico sino tambin la accin comn y la unidad en la lucha por la liberacin de su pas ().59

    1.2. El papel de la ONU

    La ONU (Organizacin de las Naciones Unidas), fue creada como re-sultado de la conferencia de todas las potencias anti-Eje reunidas en San Francisco en 1945. Su objetivo inaugural al menos el declarado fue el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional, estimulando la cooperacin en la solucin de los problemas sociales, econmicos, cultu-rales e internacionales, y trabajando para la igualdad y la expansin de la libertad humana. Como institucin internacional, fue desde su formacin la institucin vlida para discutir los conflictos internacionales. Su papel fue fundamental en determinados momentos de la Guerra Fra, as como tambin en lo relacionado con el proceso de descolonizacin. De all que en el caso del Plan de Particin de las tierras palestinas, adquirieran im-portancia los puntos debatidos en las distintas sesiones ordinarias y ex-traordinarias de la institucin.

    Para el comunismo argentino era fundamental el papel de la organiza-cin trasnacional en lo referido al conflicto del Medio Oriente. Es ms, la exigencia reiterada por parte de esta fraccin de la izquierda argentina era la urgente intervencin de la ONU en el conflicto:

    () el problema de Palestina debe ser sometido a la ONU, de modo que, con la ayuda internacional, judos y rabes puedan co-

    58 Ibidem.59 Ibidem.

  • 234 Mercedes Saborido

    Historia Contempornea 46: 213-246

    menzar a construir un Estado democrtico en una Palestina Libre. Solo en el proceso de construccin de su propia democracia, sin in-terferencias exteriores, judos y rabes aprendern que sus intereses coinciden y que ni los dictados britnicos ni sus propios extremistas reaccionarios cuidan realmente de los intereses de cada una de ambas comunidades ().60

    Una vez que Gran Bretaa decidi delegar el problema en la ONU, para los comunistas se planteaba un nuevo problema:

    () tendr all mejor suerte que cuando era manipulado solamente por Gran Bretaa y los Estados Unidos? y aclaran: eso depende de la medida en que las dos grandes potencias consigan imponer en la Asam-blea su propio criterio y sus mtodos ().61

    Sin embargo, en el libro de Ghioldi tambin se manifest la discon-formidad con el papel de la ONU en el conflicto, fundamentalmente en lo que refiere a la defensa de la lucha juda. Con el ttulo El Consejo de Se-guridad de la ONU aplica la poltica de no intervencin62, el autor en-cabeza un apartado en el que explica que, debido al voto de los Estados Unidos, se declar el alto el fuego, sin decidir la adaptacin de una me-dida de intervencin para preservar la paz: ( ) Por esa decisin el Con-sejo de Seguridad de la ONU abandona el camino de la seguridad colec-tiva, para elegir el tortuoso de la no intervencin ().63

    Esa actitud generaba un problema que el autor se atreve a comparar con el caso de Espaa, y era el que tena que ver con el tema del embargo de armas ya que el mismo se aplic slo para el caso judo y no para el rabe. Estados Unidos e Inglaterra seguan vendiendo armas a los ra-bes mientras que, supuestamente, los judos no tenan a quien comprarle: () el embargo decretado por Estados Unidos e Inglaterra a rabes y judos afecta solo a judos, puesto que en los pases rabes existen abun-dantes arsenales ingleses ().64

    60 Palestina, Orientacin n. 380, 26 de febrero de 1947.61 El problema de Palestina en la ONU, Orientacin n. 389, 30 de abril de 1947.62 Orestes Ghiodi, La guerra en Palestina, op. cit., p. 42.63 Idem, pp. 42-43.64 Idem, p. 43.

  • Es justo que los judos tengan su Estado propio en Palestina?... 235

    Historia Contempornea 46: 213-246

    1.3. Era posible la convivencia entre rabes y judos?

    Fue en abril de 1947 cuando el semanario por primera vez manifiesta de forma clara que la finalizacin del mandato britnico en Palestina y las aspiraciones de los habitantes de esas tierras no es un problema sen-cillo de resolver por sus vinculaciones con el pasado. De all que se atre-vieron a afirmar que () el problema palestiniense no es solo un con-flicto colonial, tampoco un conflicto entre dos poblaciones; involucra un arduo problema histrico ().65 No obstante, consideraban que exis-ta claramente una solucin al potencial conflicto y ella se basaba funda-mentalmente en el entendimiento entre ambas comunidades, el cual con-sideraba posible:

    () ni la historia ni la actual situacin de las cosas permite una so-lucin unilateral favorable a la creacin de un estado rabe indepen-diente reconociendo los derechos legtimos del pueblo judo o bien fa-vorable a la creacin de un estado judo independiente desconociendo los derechos legtimos de la poblacin rabe () se podr hallar una solucin justa solo cuando se tomen en consideracin los legtimos in-tereses de ambos pueblos ().66

    Plantearon la posibilidad de dos soluciones al conflicto el da des-pus de la salida de los britnicos de tierras palestinas. En primer trmino, la conformacin de un estado binacional: () Tal estado debe fundarse en la igualdad de derechos de la poblacin juda y rabe y podr servir de base para la cooperacin de los dos pueblos en pro de su inters co-mn ().67 Esa solucin del problema sobre el futuro de Palestina po-dra crear una base slida para la amistosa convivencia y cooperacin de la poblacin judeo rabe de ese pas, en bien de los intereses de ambos pueblos, por el bienestar de toda la poblacin y por la paz y seguridad de todo el Cercano Oriente ().68 Como segunda opcin, se barajaba cada vez con ms fuerza la conformacin de dos Estados separados, uno judo y otro rabe:

    65 El problema de Palestina en la ONU, Orientacin n. 393, 30 de abril de 1947.66 Ibidem.67 No puede negarse a los judos el derecho de tener su propio Estado, Orientacin

    n. 396, 18 de junio de 1947.68 Ibidem.

  • 236 Mercedes Saborido

    Historia Contempornea 46: 213-246

    () si se comprobara que el plan es impracticable, debido a la ti-rantez en las relaciones entre judos y rabes, entonces habra que bus-car una segunda solucin que consiste en la divisin del pas en dos dis-tintos estados independientes, uno judo y otro rabe ().69

    1.4. Derecho de los judos a la creacin de un estado independiente una vez que se plante el voto en la Asamblea de la ONU

    Ante la escalada de violencia en Medio Oriente, y debido a la ausen-cia de una solucin viable, el gobierno britnico consider preferible tras-ladar la solucin del problema a las Naciones Unidas. As pues, a finales del mes de abril de 1947 se convoc una sesin extraordinaria de la Asam-blea general de las Naciones Unidas con la intencin de tratar el problema palestino. En ella se sentaron varias posiciones respecto del conflicto de Medio Oriente pero ninguna de carcter vinculante, ya que se estaba espe-rando la resolucin de los diferentes estudios solicitados. Una de las prin-cipales fue la exposicin por parte de la URSS, y la misma fue tenida en cuenta por el PC, que no dud en tomarla como ejemplar, ya que en ella se realiz un anlisis exhaustivo de la situacin en la zona, incluyendo un juicio sobre el mandato britnico y una referencia a todos los sufrimientos que padecieron los judos durante la Segunda Guerra Mundial.70 En el ar-tculo tambin se transcribe parte del discurso de Andrei Gromyko, el re-presentante sovitico ante la ONU, en el que manifiesta sin ambages que el problema judo no se limitaba solamente a los judos residentes en Palestina sino a todos los judos del mundo, ya que ninguno de los pases de Europa Occidental pudo garantizar los derechos elementales de esta comunidad ni de compensarlos por los actos de violencia de que fueron vctimas a manos de los verdugos fascistas: () sera una injusticia no tomarlo en cuenta y negar el derecho del pueblo judo a realizar su aspi-racin ()71 Y como lo expres Ghioldi:() La lucha de Israel es una lucha de liberacin nacional, en defensa de una causa santa ().72

    En junio de 1947 el semanario Orientacin sigui de cerca las opi-niones encontradas dentro del organismo, prestando especial atencin a la

    69 Ibidem.70 Ibidem.71 Ibidem.72 Orestes Ghioldi, La guerra en Palestina, op. cit., p. 7.

  • Es justo que los judos tengan su Estado propio en Palestina?... 237

    Historia Contempornea 46: 213-246

    posicin de la URSS y de su representante Gromyko respecto del tema, en un artculo titulado No puede negarse a los judos el derecho a tener un propio Estado discurso de Gromyko ante las Naciones Unidas, en el que mediante subttulos tales como la bancarrota del mandato, cons-truy la justificacin de cmo haba llegado a su fin el sistema de manda-tos, y con subttulos como la tragedia juda es indescriptible argument acerca del derecho moral de conformar un estado:

    () muchos judos que sobrevivieron a la guerra quedaron sin pa-tria, sin techo y sin medios de vida. Cientos de miles de judos deam-bulan por Europa en busca de medios de subsistencia y un lugar donde establecerse () la Organizacin de las Naciones Unidas no puede ni debe permanecer indiferente ya que semejante actitud no concordara con los altos principios proclamados en su creacin (...).73

    Luego de diseadas las opciones posibles por los comits especiali-zados, se proclam como la alternativa vlida la creacin de dos Estados, uno judo y otro rabe. Para los comunistas, la definitiva proclamacin de estos dos Estados independientes aseguraba la solucin del problema no solo de 600.000 judos residentes en tierras palestinas sino del conjunto del pueblo judo en dispora por el mundo, vctima de los horrores del na-zismo.74

    El 29 de noviembre de 1947 se aprob la particin del territorio pales-tino, por una mayora de 33 votos: la Repblica Argentina, como se men-cion anteriormente fue de abstencin. Ante la actitud argentina, el comu-nismo tuvo algo decir. Ghioldi reserv un captulo titulado Arce viola la tradicin democrtica argentina75, para criticar la postura nacional ante los acontecimientos en Medio Oriente. El gran reclamo del dirigente co-munista contra el representante de la Argentina ante la ONU, fue el hecho de que la Argentina formara parte de las naciones que prestaron apoyo a los intereses imperialistas: () No podemos comprender la actitud del seor Arce en la ONU haciendo el juego a los feudales rabes y al impe-rialismo ingls ().76

    73 No puede negarse a los judos el derecho a tener su propio Estado, Orientacin n. 396, 18 de junio de 1947.

    74 La declaracin britnica sobre el problema de Palestina, Orientacin n. 411, 1 de octubre de 1947.

    75 Orestes Ghioldi, La guerra en Palestina, op. cit., p. 43.76 Idem, p. 36.

  • 238 Mercedes Saborido

    Historia Contempornea 46: 213-246

    Dentro de esa lnea, el no apoyo a la causa juda fue interpretado por el autor como una falta de comprensin del fenmeno histrico, compa-rndolo con la situacin argentina en mayo de 1810:

    () Arce afirm superficialmente de que Palestina era un territorio sin gobierno, pese al que se denomina supuesto Estado de Israel. Si el Sr. Arce hubiera vivido en 1810 habra hablado despectivamente de la Primera Junta como de un supuesto estado ().77

    La resolucin 181 aprobada por la Asamblea General de la ONU, esti-pulaba tambin la finalizacin del mandato sobre Palestina el 1 de agosto de 1948, y el establecimiento de un rgimen internacional para la ciudad de Jerusaln. Los britnicos optaron por anunciar su retiro definitivo para el 15 de mayo de ese ao.

    La votacin sobre el Plan de Particin (Resolucin 181) estuvo col-mada de expectativas por parte de ambos bandos; los judos optaron por acatarla, ya que su objetivo, era obtener el reconocimiento internacional de su Estado, para luego pasar a concretar sus ambiciones territoriales. En la posicin opuesta se encontraban los rabes, que vean en el Plan de Par-ticin un fracaso de sus expectativas, ya que el 60 por ciento del territorio era otorgado a menos de una tercera parte de la poblacin. A pesar de esta observacin, el comunismo argentino, as como otros grupos polticos, no capt la verdadera dimensin del problema, ya que no tena en cuenta al pueblo palestino con identidad propia, sino que hablaba del mundo rabe de manera indiferenciada.78 Eso fue lo que lo llev a no percibir la injusticia del Plan de Particin realizando afirmaciones como:

    77 Idem, p. 44.78 Tmese en consideracin que estos sern uno de los aspectos ms discutidos a pos-

    teriori en relacin con el Plan de Particin y con el aspecto fundacional del conflicto. Si bien la tendencia de esa poca es desconocer la existencia de un nacionalismo palestino, eso no es cierto del todo. El descontento popular causado por la poltica britnica en la zona trajo aparejado la creacin de cinco partidos polticos palestinos de extraccin nacio-nalista encabezado por cinco lideres palestinos de renombre: Jamal Al-Husseini del Par-tido rabe-Palestino, de mayor envergadura creado el 27 de marzo de 1935; el Dr. Hussein Al-Khalidi del Partido de la Reforma; Abdel Latif Salah del Partido del Bloque Nacional; Raghib Al-Nashashibi, del Partido de la Defensa; Ahmad Hilmi del Partido Istiqlal. Estos partidos, cuya fuerza era relativa frente a un poderoso enemigo, con el tiempo y luego de la cada de Palestina en 1948, se fueron ensamblando en la dcada del 50 en el Movimiento de Liberacin de Palestina Al Fatah.

  • Es justo que los judos tengan su Estado propio en Palestina?... 239

    Historia Contempornea 46: 213-246

    () De acuerdo a la decisin de la ONU el Estado judo tiene 13.500 kilmetros cuadrados, entre los cuales figuran 7.500 del desierto del Negrev. La poblacin juda alcanza 500.000 de personas. Comp-rese esa cifra con los 3.826.500 kilmetros que poseen los pases de la llamada Liga rabe poblada de 27.660.000 de rabes y se comprender lo ridculo de la afirmacin de que el estado judo pone en peligro a los pases rabes ().79

    El apoyo de las dos potencias mundiales al Plan de Particin responda a intereses estratgicos y a fuertes presiones internas y externas. En el caso de los Estados Unidos, potencia hegemnica en ascenso, estaba dispuesta a desplazar a los britnicos para pasar a ser el pas con ms peso en la zona.

    El comunismo argentino estim que una vez que la potencia capita-lista vot en las Naciones Unidas a favor del Plan de Particin conjun-tamente con la Unin Sovitica, se arrepinti debido a que los intereses econmicos eran ms fuertes y sus aliados preferenciales eran los lderes de los pases rabes. Eso fue expresado en el artculo titulado Palestina, otra traicin imperialista:

    () la presin de las empresas petrolferas sobre Truman que de-nunciramos oportunamente han podido ms que el cumplimiento de los pactos internacionales y son abandonados a su suerte los pobladores judos ().80

    Con respecto al apoyo brindado por parte de la URSS, investigaciones recientes afirman que el apoyo a la causa sionista estuvo solamente ava-lado por Stalin y Molotov, encargado de las relaciones exteriores. Todo el resto de los lderes soviticos estaban en contra de esta postura. Segn se estima en esa investigacin:

    () el apoyo de Stalin al movimiento sionista pudo haber sido su nica herramienta para debilitar la influencia britnica en Medio Oriente. Es ms, l debe haber tenido la esperanza de exacerbar las ten-siones entre britnicos y americanos respecto del movimiento sionista e incluso ganar un acceso al Mediterrneo ().81

    79 Orestes Ghioldi, La guerra en Palestina, op. cit., p. 40.80 Palestina: otra traicin imperialista, Orientacin n. 435, 24 de marzo de 1948.81 Vladislav M. Zubok, A failed empire. The Soviet Union in the Cold War. From Sta-

    lin to Gorbachev, Universtiy of North Carolina, 2007, p. 57. Traducido por el autor.

  • 240 Mercedes Saborido

    Historia Contempornea 46: 213-246

    No obstante, a nivel discursivo-propagandstico, el apoyo a la causa juda era incondicional y se basaba en ideales supremos propios del leni-nismo. As fue como los comunistas argentinos consideraron que el pro-blema del futuro nuevo Estado tena que estar relacionado con el modelo comunista implantado en la Unin Sovitica:

    () el problema judo no puede resolverse en su integridad den-tro del marco de los regmenes capitalistas. No es casual que al rena-cimiento del estado judo hayan contribuido de forma tan decisiva la Unin Sovitica, en primer trmino, y las nuevas democracias, des-pus ().82

    Y para darle una importancia ideolgica mucho mayor, se atrevieron a asociar el problema judo con el del mundo: en cualquiera de sus co-nexiones la solucin de la cuestin juda est ligada al progreso de la de-mocracia en el mundo.83

    1.5. La declaracin de Independencia del Estado de Israel

    El 14 de mayo de 1948, horas antes de que los britnicos se retira-ran de tierras palestinas, David Ben Gurin anunci por radio en Tel Aviv el nacimiento del Estado de Israel. Con motivo de la creacin del Estado judo, el PC public la declaracin del Comit Ejecutivo del partido, ti-tulado Con motivo de la proclamacin del Estado judo en Palestina. En ese artculo se dio a conocer una declaracin en la que el comunismo adhera a la alegra del pueblo judo, asocindolo no solo al pueblo en s, sino tambin a la democracia consecuente en todos los pases del mundo.84

    Por su parte, Ghioldi, en consonancia con el posicionamiento del se-manario, escriba:

    () la perfidia inglesa no fue suficiente para impedir que el 14 de mayo se propalase por radiofona la proclama de Ben Gurin en nom-

    82 Con motivo a la proclamacin de un estado judo en Palestina, Orientacin n. 443, 19 de mayo de 1948.

    83 Ibidem.84 Ibidem.

  • Es justo que los judos tengan su Estado propio en Palestina?... 241

    Historia Contempornea 46: 213-246

    bre del primer gobierno de Eretz Israel, sobre la independencia del Es-tado judo abierto a la inmigracin de todos los judos en dispora, basado en la plena igualdad, sin distincin de razas, sexo o credo, que se compromete a garantizar la libertad de conciencia, de culto y de edu-cacin. ().85

    Asimismo consideraron este hecho histrico como una tarda pero de-finitiva recompensa al pueblo judo: () una justa reparacin histrica para un pueblo ferozmente perseguido en aras de brbaros prejuicios ra-ciales ()86 Era un da histrico porque se logr vencer las intrigas del imperialismo anglo-britnico; no obstante, todava haba que luchar con sus aliados locales, la Liga rabe, conjunto de caudillos feudales, que pretenda impedir la construccin del estado:

    () los monopolios yanquis e ingleses que luchan entre s por po-siciones estratgicas y por la posicin de petrleo y que azuzan a unos y otros caudillos feudales de los pases que integran la Liga rabe, es-tn interesados en comn en impedir la constitucin del Estado Judo en Palestina ().87

    Consideraban asimismo que la declaracin de independencia generaba esperanzas en el Cercano Oriente, ya que al ser un gobierno progresista que se apoy en la Unin Sovitica para lograr sus objetivos, tena en s mismo la capacidad de poder generar un cambio en la zona, abriendo una zona al progreso y a la civilizacin, y posiblemente a la liberacin social y nacional de los pueblos vecinos.88

    1.6. La guerra rabe juda

    La guerra comenz el mismo da que el movimiento sionista declar la independencia del Estado de Israel. Los comunistas argentinos sostu-vieron que el tema del conflicto entre rabes palestinos y judos no te-na relacin con el movimiento nacional palestino, es decir con el pueblo rabe en general, sino que lo estaba con la elite dirigente agrupada en la

    85 Orestes Ghioldi, La guerra en Palestina, op. cit., pp. 8-9.86 Ibidem.87 Ibidem.88 Ibidem.

  • 242 Mercedes Saborido

    Historia Contempornea 46: 213-246

    Liga rabe, caracterizada por tener intereses sectoriales y estar asociada con las potencias imperiales: Estados Unidos y Gran Bretaa, formando conjuntamente la Liga Fascista.

    La primera guerra rabe juda fue comentada exhaustivamente por el semanario, asociada a las luchas por la independencia, como fue el caso de la guerra de Indochina, y ubicada dentro del proceso de descoloniza-cin. En relacin con el tema de la contienda en particular, se escribieron textos firmados por autores argentinos, como el caso de Orestes Ghioldi. El primer artculo que escribi se titul Guerra en Palestina: una guerra de agresin desatada por el imperialismo ingls a travs de los gobernan-tes satlites de la llamada Liga rabe89.

    Ghioldi afirmaba que esa contienda estaba supuestamente conducida por la coalicin de pases rabes, pero en realidad era dirigida por los bri-tnicos:

    () La guerra de Israel se conduce en el nombre de los pases ra-bes, pero todo el mundo conoce la desnuda verdad: ella es conducida por el Estado Mayor del Imperio Britnico ().90

    Segn el comunismo, los lderes rabes cuyos nombres parecen ex-traidos de algunas pginas del cuento Las mil y una noche, sin ningn in-ters en su pueblo, buscaron acuerdos con las potencias capitalistas, como Inglaterra y los Estados Unidos, para salvar sus intereses sectoriales. Para poder llevar a una poblacin a la guerra, para convencerla de la importan-cia de la misma, los gobernantes rabes hablaban de la defensa de los in-tereses del pueblo rabe convocando a una guerra santa.91

    La guerra trataba de ser planteada como un conflicto racial o reli-gioso, pero se trataba, segn Ghioldi, de una burda mentira ya que con-sideraba que el pueblo rabe y el judo haban cohabitado esas tierras sin ningn enfrentamiento:

    () No hay tal (guerra santa). Es una burda patraa. De una gro-tesca y trgica mistificacin. En Palestina durante siglos han coexis-tido sectas mahometanas cristianas y judas y ni siquiera bajo la auto-

    89 Orestes Ghioldi,Especial sobre la guerra de Palestina, Orientacin n. 447, 16 de junio de 1948.

    90 Ibidem.91 Ibidem.

  • Es justo que los judos tengan su Estado propio en Palestina?... 243

    Historia Contempornea 46: 213-246

    cracia turca se logr que entrasen en litigio. Los conflictos religiosos y los choques supuestamente raciales aparecieron all como arte de birlibirloque, con la instalacin de las autoridades inglesas a partir de 1917().92

    El tema fue tratado tambin en su libro, utilizando trminos muy simi-lares:

    () Se supone tendenciosamente que existe un conflicto racial o re-ligioso entre rabes y judos. Que es una guerra religiosa por la posesin de los lugares santos mahometanos, judos y cristianos () Se trata de una burda patraa. De una grotesca y trgica mitificacin ().93

    Adems de esta reflexin poltica, en el mismo semanario se insert un apartado a modo de conclusin firmado por el mismo Ghioldi. All, el autor consider la lucha por el petrleo, una de las claves actual de la guerra ya que en ese territorio denominado Medio Oriente existan por ese entonces las reservas de petrleo ms grandes del mundo. Debajo de la nota principal, el autor realiz una descripcin de quines eran los integrantes de la Liga rabe. Utilizando lenguaje marxista consi-der que los pases que la componen eran economas atrasadas, de carac-tersticas feudales tanto en lo econmico como en lo socio-poltico, y por lo tanto, dependientes del imperialismo bsicamente del britnico gobernado por lderes con prcticas corruptas, y con intereses petroleros asociados al mundo capitalista:

    () Los pases rabes del Cercano Oriente son pases atrasados desde el punto de vista de su desarrollo econmico-social. Se mantie-nen relaciones de tipo feudal y existe un estado de dependencia con res-pecto al imperialismo ().94

    Pero en esa asociacin se encontraban agrupados slo los lderes, que en ningn momento tenan que ver con el pueblo rabe, que se encontraba oprimido por esta plutocracia autoritaria y viva en condiciones desastro-

    92 Ibidem.93 Orestes Ghioldi, La guerra en Palestina, op. cit., pp. 8-9.94 Orestes Ghioldi, Especial sobre la guerra de Palestina, Orientacin: n. 447, 16

    de junio de 1948.

  • 244 Mercedes Saborido

    Historia Contempornea 46: 213-246

    sas: () las masas en general, y las campesinas en particular, oprimidas y explotadas viven en un bajo nivel social y cultural ().95

    Por ltimo, Ghioldi aleg de forma rotunda el porqu del derecho de esa comunidad a un Estado. Record las persecuciones antisemitas de-sencadenadas en Europa antes de la guerra; la matanza sistemtica de 6.000.000 de judos en cmaras de gas; la existencia en Europa de ms de un 1.500.000 de judos sin patria, sin techo y sin vida; y finalmente la existencia de campos de concentracin. Como conclusin, finaliza di-ciendo: () Es justo que los judos, despus de tantos horrores, tengan su ESTADO PROPIO EN PALESTINA? Mil veces justo ().96

    2. Algunas consideraciones

    La creacin del Estado de Israel y la primera guerra rabe-israel (1948-1949), marcaron el comienzo de un conflicto entre dos comunida-des que aun hoy no ha logrado ser resuelto de forma definitiva.

    Como hecho histrico, la conformacin del Estado de Israel fue un acontecimiento memorable para gran parte del mundo y por supuesto de los protagonistas porque signific la manifestacin material de un anhelo primordial para sectores de la comunidad juda. No obstante, la co-munidad rabe residente en la zona no apreci los sucesos de 1948 de la misma forma, ya que consideraron que con la creacin de esa nueva en-tidad poltica se estaban desconociendo sus derechos originarios sobre el territorio de Palestina.

    El apoyo brindado por las potencias hegemnicas a nivel mundial, fue de carcter absoluto, aunque sus justificaciones eran aparentemente distin-tas. Tanto los Estados Unidos como la Unin Sovitica se mostraron como defensores de los ideales emancipatorios, el primero justificado por idea-les de libertad, y el segundo por ideales de igualdad. Salvando la cuestin discursiva, es menester aclarar que los intereses en la zona estaban condi-cionados por el petrleo, ya que como es sabido esos territorios eran uno de los principales yacimientos petrolferos a nivel mundial.

    La defensa a ultranza de la causa nacional juda por parte del comu-nismo ruso, que durante la poca stalinista haba mostrado acusados ras-

    95 Ibidem.96 Ibidem. Las maysculas son originales de la cita.

  • Es justo que los judos tengan su Estado propio en Palestina?... 245

    Historia Contempornea 46: 213-246

    gos antisemitas, se debi a cuestiones meramente geoestratgicas. El apoyo no fue producto de la empata o solidaridad con la causa nacional juda sino lisa y llanamente un inters poltico-econmico en la zona. No obstante, a la hora de presentarlo pblicamente, se utilizan aspectos polti-cos que hacen pensar en la existencia de una comunin ideolgica con los sionistas.

    Por su parte, el comunismo argentino, mostrando una vez ms su fiel alineamiento a las polticas y directivas emanadas desde PCUS, se mostr solidario con la causa nacional juda. Discursivamente, el caso del Estado de Israel lo asociaron a los procesos independentistas caractersticos de la era de descolonizacin propia de la poca. La utilizacin del discurso de Liberacin Nacional, incorporando la causa nacional juda dentro del mismo, mostr la escasa capacidad de anlisis por parte del comunismo que se pierde de identificar problemas tnicos, religiosos y culturales mu-cho ms complejos. Ello se debi, entre otras causas, a la falta de adap-tacin de la cosmovisin comunista a los acontecimientos de la zona en particular, ya que su ortodoxia tendi siempre a quitarle riqueza en el an-lisis.

    Se ha podido comprobar cmo el comunismo local apoy enrgica-mente la causa juda en el Medio Oriente, ms aun si se considera que uno de los principales dirigentes del partido escribi un libro para analizar el problema y marcar un posicionamiento ante el mismo.

    Al analizar los sucesos histricos, el PC manifest de forma clara su posicin contraria al sistema de mandatos, exigiendo la inmediata libera-cin de la zona. El discurso antiimperialista era recurrente e inherente al comunismo mundial. La URSS se present luego de la segunda posgue-rra como la defensora de las causas emancipadoras; de hecho, su ideolo-ga, desde una perspectiva meramente terica, impuls los movimientos de liberacin. Pero se evidencia en esta situacin lo limitado de esa teo-ra, ya que en la prctica, los soviticos aplicaron similares polticas im-perialistas a las realizadas por las antiguas potencias coloniales. Adems, se puede comprobar un discurso efusivo y entusiasta en la defensa de cau-sas internacionales, evidenciando si se quiere, una distancia considerable acerca de los asuntos locales.

    La asociacin que realiz el comunismo con el fascismo y el imperia-lismo britnico destaca en todos los textos. Reforzando as la dialctica manejada durante la dcada de 1930, donde el binomio en pugna era el fascismo versus comunismo, el PC reaviva la lucha presentando al comu-nismo como la nica opcin segura y eficiente en la lucha mundial contra

  • 246 Mercedes Saborido

    Historia Contempornea 46: 213-246

    el fascismo. El hecho de seguir sosteniendo este tipo de esquema terico-conceptual, habla de un arcasmo en la formacin terica de los dirigentes argentinos.

    Cuando los britnicos decidieron delegar la resolucin de la cuestin del Medio Oriente en la ONU, los comunistas consideraron positiva esa medida, ya que vean en ella una institucin imparcial capaz de encon-trar una solucin al conflicto. Con el tiempo esta postura fue criticada por otros sectores de izquierda, fundamentalmente el sionismo, pero en ltima instancia mostraba una vez ms el respeto relativo que tena la URSS, y por lo tanto el comunismo mundial, por el sistema jurdico de relaciones internacionales que se construy luego de la segunda guerra.

    El apoyo a la causa sionista, basado tanto las legitimas reivindicacio-nes histricas, como en los sufrimientos atravesados recientemente por esa comunidad, olvidaban o dejaban de lado la causa rabe, demostrando una parcialidad extrema en el asunto, condicionada por el accionar sovi-tico en la zona. Ante los enfrentamientos blicos entre judos y rabes, los comunistas consideraron que la guerra era ocasionada por el imperialismo britnico asociado con los lderes de la Liga rabe, caudillos autoritarios y fascistas que, pretendiendo favorecer sus intereses sectoriales, dejaron de lado a su pueblo y se aliaron con los intereses britnico-americanos. En todo momento qued claro para los comunistas que el pueblo rabe no es actor consciente de los acontecimientos, sino simples lacayos dominados por los intereses britnicos.

    En relacin con el tema de los refugiados, que fue tratado incluso por la ONU y la Resolucin 181, el PC no esboz ni un mnimo comentario. Al transformarse en un problema humanitario producto de la guerra y de la poltica aplicada por el bando israel en la zona, es de suponer que si se prest apoyo a la causa juda, no se iba a hacer referencia a un tema de esas dimensiones, porque de haberlo hecho cabe esperar que hubiera ha-bido una cierta culpabilizacin hacia Israel.

    Por ltimo, tampoco hubo ninguna mencin acerca de la no observan-cia del Plan de Particin y de las fronteras establecidas en ste por parte de Israel. Se estima que se debi al hecho de que, como la contienda fue iniciada por los rabes, los mismos que no aprobaron el Plan, los culpa-bles eran solo los lderes rabes y las consecuencias de la contienda, en ltima instancia, eran responsabilidades del bando agresor.