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Relación entre la Iglesia universal y las iglesias particulares El cardenal Kasper es obispo de Rottenburg-Stuggart Alemania, y fue profesor de Teología en la Universidad de Tübingen. En este texto, que subtitula "Una res- puesta amistosa al cardenal Ratzinger", refuta la posición de éste sobre la relación entre la Iglesia universal y las Iglesias particulares, Pero, sobre todo, ofrece una cuidadosa explicación de su posición, especialmente por las amplias consecuencias pastorales y ecuménicas que la esa relación tiene*. ACERCA DE LA IGLESIA Cardenal Walter Kasper Este texto fue publicado originalmente en el periódico germano Stimmen der Zeit (diciem- bre de 2U00), y en abril de este año en la revista America, de EE.UU. tntre los teólogos católicos "la relación entre la Iglesia universal y las Iglesias parti- culares" es hoy una cuestión candente, mo- tivo de intensos debates. En 1999 publiqué mí opinión en un ensayo titulado "Sobre la misión del obispo". Fn el 2000, el cardenal Joseph Ratzinger respondió en una conferen- cia "Sobre la eclesiología del Concilio Vati- cano II" y asumió una perspectiva fuertemente crítica de mi posición. Dado que la resolu- ción de la cuestión tiene consecuencias de magnitud, el debate debe proseguir. Rara elaborar mi posición no partí de un razonamiento abstracto sino de la experien- cia pastoral. Como obispo de una vasta dió- cesis, he podido observar cómo fue surgien- do una brecha, que progresivamente se fue patentizando, entre las normas promulga- das en Roma por la Iglesia universal y las necesidades y prácticas de nuestra Iglesia particular. Gran parte de nuestro pueblo, in- cluso sacerdotes, no podía comprender la razón que estaba detrás de las reglamenta- ciones provenientes del centro; y tendía por ello a ignorarlas. Esto sucedió en lo referi- do a cuestiones éticas, disciplina sacra- 32 288

Esclesiologia Kasper

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Relación entre la Iglesia Universal y las Iglesias ParticularesWalter Kasper

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  • Relacin entrela Iglesia universal ylas iglesias particulares

    El cardenal Kasper es obispo deRottenburg-Stuggart Alemania, yfue profesor de Teologa en laUniversidad de Tbingen. En estetexto, que subtitula "Una res-puesta amistosa al cardenalRatzinger", refuta la posicin deste sobre la relacin entre laIglesia universal y las Iglesiasparticulares, Pero, sobre todo,ofrece una cuidadosa explicacinde su posicin, especialmentepor las amplias consecuenciaspastorales y ecumnicas que laesa relacin tiene*.

    ACERCADE LA IGLESIA

    Cardenal Walter Kasper

    Este texto fue publicadooriginalmente en elperidico germanoStimmen der Zeit (diciem-bre de 2U00), y en abril deeste ao en la revistaAmerica, de EE.UU.

    t n t re los telogos catlicos "la relacinentre la Iglesia universal y las Iglesias parti-culares" es hoy una cuestin candente, mo-tivo de intensos debates. En 1999 publiqum opinin en un ensayo titulado "Sobre lamisin del obispo". Fn el 2000, el cardenalJoseph Ratzinger respondi en una conferen-cia "Sobre la eclesiologa del Concilio Vati-cano II" y asumi una perspectiva fuertementecrtica de mi posicin. Dado que la resolu-cin de la cuestin tiene consecuencias demagnitud, el debate debe proseguir.

    Rara elaborar mi posicin no part de un

    razonamiento abstracto sino de la experien-cia pastoral. Como obispo de una vasta di-cesis, he podido observar cmo fue surgien-do una brecha, que progresivamente se fuepatentizando, entre las normas promulga-das en Roma por la Iglesia universal y lasnecesidades y prcticas de nuestra Iglesiaparticular. Gran parte de nuestro pueblo, in-cluso sacerdotes, no poda comprender larazn que estaba detrs de las reglamenta-ciones provenientes del centro; y tenda porello a ignorarlas. Esto sucedi en lo referi-do a cuestiones ticas, disciplina sacra-

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  • I g l e s i a

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    M e d i a n t e s u c o n s a g r a c i n s a c r a -

    m e n t a l , r e c i b e la p l e n i t u d d e l p o d e r

    leyes universales.

    L A PRUDENCIA EPISCOPAL

    q u e n e c e s i t a p a r a g o b e r n a r su d i -

    ce s i s . Es t a e s la e n s e a n z a del C o n -

    cilio V a t i c a n o II.

    mental y prcticasecumnicas. El obs-

    V tinado rechazo a ad-ministrar la comu-nin a todos los di-vorciados vueltos acasar y las normas al-tamente restrictivasde hospitalidad eu-c.irstica son buenosejemplos.

    Un obispo no de-bera callar o perma-necer impasible antesemejante situacin.Sin embargo, enfren-ta un dilema difcil.Si bien su misin esser vnculo de uninentre la Santa Sede y

    su pueblo, se encuentra impelido en dos direccio-nes. Por un lado, es miembro del colegio episcopaluniversal en solidaridad con el Papa y sus obisposhermanos, por lo tanto debe velar por la unidad dela Iglesia catlica. Por otro, es pastor de una Iglrsi.iparticular, por lo que debe cuidar a su pueblo, te-ner en cuenta sus expectativas y responder a suspreguntas. Acaso no orden el Concilio VaticanoII que cada obispo atendiera a los fieles, en espe-

    Conceder esa libertadresponsable no significafranquear la puerta a acuer-dos indignos. Ella no per-mite a un obispo local ha-

    cer concesiones en materia de fe. Su deber es dartestimonio de la verdad, sea oportuna o no; siempredebe respetar la integridad de la tradicin. Sin em-bargo, ms all de los inmutables artculos de fe ymoral, se extiende el amplio campo disciplinar de laIglesia, que es esencialmente variable, aun cuandolas normas hayan sido creadas para sostener, con ri-gor o laxitud, una posicin doctrinal. Nuestro puebloconoce bien la flexibilidad de las leyes y reglamenta-ciones. La ha experimentado en las dcadas pasadasa travs de cambios que nadie vislumbr o ni siquie-ra imagin posibles.

    Dar libertad a I os obispos I oca I es para mplementarresponsablemente leyes universales se encuentra den-tro de nuestra tradicin; no es contrario a ella. Desdesus comienzos, la Iglesia ha desarrollado un amplioespectro de principios y reglas para la adaptacin res-ponsable y flexible de las reglamentaciones universa-les a las situaciones particulares y concretas. La Igle-sia occidental siempre mantuvo en alta estima la vir-tud cardinal de la prudencia. Cuando circunstanciasespeciales lo justificaron, permiti excepciones a lasnormas generales, impuso justicia templada por lacaridad, dio espacio a la equidad y cre un rgimende dispensas amplio. Adems, la Iglesia reconoci alobispo local el derecho de "excepcin" (remonstrate);es decir, la suspensin temporaria de una nueva ley sila juzgaba perjudicial en su territorio. La Iglesia orien-tal desarroll la doctrina y la prctica de la oikonomin,"economa": una prudencia superior que gua a loscial al clero?

    Pero cmo puede un obispo reunir a ambas par obispos y les permite resolver problemas que no es-tes y ayudarlas a que se comprendan mutuamente tan bajo el alcance de las leyes.cuando sus mentalidades estn tan distantes una de Esos principios se fundan en la teologa misma,otra, incluso hasta el punto de sostener posiciones en especial en la teologa de la Iglesia particular y enrecprocamente excluyentes, como a menudo su- la funcin del obispo. La Iglesia particular no es nicede en nuestros das? Si el obispo intenta imponer una provincia ni un departamento de la Iglesia uni-las normas generales inflexiblemente -como espe- versal; es la Iglesia en un lugar determinado. El obis-ran a veces sus superiores en Roma- es probable po local no es el delegado del Papa sino alguien en-que su esfuerzo sea intil e incluso contraprodu- viado por Jesucristo, quien le confi una responsabi-cente. Si permanece pasivo, pronto se lo juzgar l idad personal. Mediante su consagracincomo desobediente. Parece estar atrapado en un ato-Iladero. Sin embargo, existe una salida: dar al obis-po el necesario espacio para tomar decisiones res-ponsables en lo que hace a la implementacin de

    sacramental, recibe la plenitud del poder que necesi-la para gobernar su dicesis. Esta es la enseanza delConcilio Vaticano II.

    La comprensin de la misin del obispo hubiera

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  • I I e

    llevado a la descentralizacin en el gobierno de la trina de la Fe, l sali en su defensa. La afirmacin,Iglesia. Sucedi lo contrario: despus del Concilio se criticada por muchos, sostiene que "en su misteriorecuper la tendencia a la centralizacin. esencial, la Iglesia universal es una realidad anterior

    ontolgica y temporalmente a cada Iglesia individual".POSICIN DISCUTIDA Me opuse a esta teora.

    En su respuesta, el cardenal Ratzinger me acusSin embargo, no toda la carga de este proceso de proponer una comprensin de la Iglesia carente

    reaccionario debe recaer en la Curia Romana. Es pre- de profundidad teolgica y reductora de su esencia aciso reconocer que a veces ha debido intervenir no comunidades separadas empricamente desarrolladas,por afn de poder sino porque algunas Iglesias parti- Esto tergiversa malamente mi posicin y laculares parecieron olvidar la necesidad de la unidad caricaturiza. Afirm lo opuesto en el artculo que l-tan fuertemente enfatizada en el Nuevo Testamen- objeta y en muchas otras publicaciones. A lo largo deto-. Permitieron que pretendidos movimientos des- mi ministerio como obispo, luch coherentementeplegaran un pluralismo excesivo: particularismo lo- contra las tendencias sociolgicas que pretendan re-cal y nacionalismo religioso.Tambin el proceso mun- clucir la Iglesia a asambleas inconexas. Precisamentedial de "globalizacin" plante a la Iglesia sus pro- por defender la unidad de la Iglesia he tenido mu-pias demandas: vivimos en "una aldea", y solucio- chos problemas.nes singulares en Iglesias particulares no siempre son Ahora, con el propsito de evitar mayores equ-deseables; adems, la facilidad de comunicacin en- vocos, ofrezco una cuidadosa explicacin de mi po-tre el centro y las provincias es una fuerza poderosa sicin. Tanto ms cuanto que considero que la solu-de "unificacin". Menos deseable aun: las mismas cin del problema de la relacin entre la Iglesia uni-Iglesias particulares pueden promover la centraliza- versal y las Iglesias particulares tiene amplias conse-

    cin cuando abdican cuencias pastorales y ecumnicas.de su responsabili-

    Las mismas Iglesias par t i - dad y miran hacia DIMENSIONES HISTRICAS DE LA IGLESIAculares pueden promo- Roma en procura de

    una decisin: un ar- La relacin entre la Iglesia universal y las Iglesiasver la central izacin cuan- did para evadir sus particulares no puede explicarse en abstracto por la

    deberes y ampararse va de deducciones tericas, porque la Iglesia es unado abdican de SU respon- detrs de una orden realidad histrica concreta. Bajo la gua del Espritusabilidad y miran hacia suPer i r- * d t*P l i eSa e n la h i s t o r i a ; Pr la m i s m a [eo{o&a de"

    Sea por lo que bemos remitirnos, pues, a la historia.R o m a en procura de una fuere, hasta ahora Las principales tendencias en desarrollo pueden

    esas actividades y discernirse entre los complejos datos histricos.decis in: un ard id para procesos "unitivos" Las Escrituras deben ser el punto de partida. Enevadir sus deberes V a m - h a n ^ demasiado las cartas de Pablo, la Igesia local est en el centro

    lejos. Se ha perdido de modo claro y terminante. Cuando Pablo en suspararse detrs de una or- e ' equilibrio adeca- principales cartas utiliza la palabra "iglesia" iecclesia)

    do entre Iglesia uni- en singular, se refiere a una Iglesia particular o a unaden super ior . versal e Iglesias par- comunidad determinada. Cuando habla de "iglesias"

    ticulares. No se trata en plural, se refiere a varias asambleas locales. Paraslo de mi propia Pablo la nica Iglesia de Dios cobra vida en cada

    percepcin. Es la experiencia y la queja de muchos Iglesia particular (por ejemplo, la Iglesia do Dios enobispos en todo el mundo1. Corinto). La Iglesia de Dios est presente en cada

    lamentablemente, el cardenal Ratzinger ha enfo- una de ellas. En las cartas del cautiverio (que encado el problema de la relacin entre la Iglesia uni- opinin de muchos investigadores no pertenecen aversal y las Iglesias particulares desde un punto de Pablo) este significado de eedesia se retrotrae a losvista meramente abstracto y terico, sin tener en cuen-ta situaciones y experiencias pastorales concretas.Cuando objet una afirmacin de la "Carta a los obis- Se * f i e r e a u n a posicin dada en Oxford por John

    > i i i / - ' ! j i Quinn, arzobispo emrito de San Francisco, y apos de a gesia Cato ica acerca dea gunos aspectos _? . , . . .J,', k.\ 6 - i i i declaraciones formuladas por el cardenal Cario Mana

    de la comprensin de la Iglesia como comunin", M a r ( i n i ; a r z o b i s p o d e M i | n y e t cardenal Franz

    publicada en 1992 por la Congregacin para la Doc- Koenij>, arzobispo emrito de viena.

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  • e s i a

    antecedentes y la Iglesia universal como conjuntoaparece en el centro.

    En el evangelio de Lucas, la palabra ecciesia pue-de significar tanto comunidad local como domsti-ca. Lucas ya tiene una concepcin teolgica de laIglesia universal.

    La Iglesia primitiva se desarrull a partir de co-munidades locales. Cada una presidida por un obis-po; la nica Iglesia de Dios estaba presente en cadauna de ellas. Porque la nica Iglesia estaba presenteen todas y cada una, estaban en comunin. De estacomunin se derivan prcticas: al menos se necesi-tan tres obispos para ordenar a un obispo local; tam-bin, desde el siglo III, los obispos vecinos se re-nen y deliberan en snodos. En el ao 325 el Con-cilio de Nicea concedi a las muchas Iglesias unaestructura unificadora: reuni a las Iglesias particu-lares en provincias y a stas en unidades mayores,ms tarde llamadas patriarcados. En el 343, el Con-cilio de Sardica continu el trabajo de organizacin;incluso cre un sistema administrativo sobre la basede lo que hoy llamaramos pr inc ip io desubsidiariedad. Cada Iglesia particular mantuvo suimportancia, pero ninguna obtuvo autonoma. Exis-tan dentro de un sistema de comunin de iglesiasmetropol tanas y patriarca les. Todas el las juntas cons-tituan la Iglesia universal.

    Desde los tiempos primitivos y dentro del siste-ma de comunin, la Sede romana asumi cierta res-ponsabilidad y autoridad. Al comienzo delsiglo II, Ignacio de Antioqua se refera a laIglesia romana como "la que preside en lacaridad", hsta referencia no constitua unadeclaracin de la jurisdiccin universal enmateria doctrinal y disciplinar; significabaque la Iglesia romana era la autoridad con-ductora y orientadora cuando se trataba dedeterminar cul era la esencia del cristia-nismo. Si bien Roma fue la primera de lassedes episcopales, su poder estaba circuns-cr i to. Los decretos del Conc i l io deConstantinopla en 381 (canon 3) y del Con-cilio de Calcedonia en 451 (canon 28)muestran claramente que la autoridad delobispo de Roma posea carcter deliderazgo moral. Rara la Iglesia oriental estaautoridad no conllevaba poder jurisdiccio-nal, pero era ms que un mero primadohonorfico. En suma, la eclesiologa delprimer milenio exclua la parcialidad tan-to en favor de las Iglesias particulares comode la Iglesia universal.

    Si bien este resumen histrico es breve.

    contiene1 datos de importancia fundamental para lareflexin teolgica ulterior, precisamente porque pro-vee informacin acerca de convicciones y prcticasque en el primer milenio eran comunes a las Iglesiasorientales y occidentales. Lo que ha sido nuestro pa-trimonio comn en el pasado puede ser nuestra guacomn en el presente.

    ECLESIOLOGA DE LA COMUNIN

    En 1976 en una conferencia pronunciada en Graz,Austria, el cardenal Ratzinger afirm: "Lo que fueposible en la Iglesia durante 1.000 aos no puede serimposible hoy. En otras palabras, Roma no puede de-mandar a Oriente ms reconocimiento de la doctrinadel primado que el conocido y practicado en el pri-mer milenio". La as llamada "proposicin Ratzinger"fue bien recibida, tuvo amplio eco y lleg a ser eltema principal de varios dilogos ecumnicos.

    La proposicin adquiere mayor significacin aundespus de la separacin del Este. Es decir, desde elcomienzo del segundo milenio, Occidente desarro-ll una nueva concepcin de la Iglesia que puso n-fasis en la universalidad. Esta tendencia culmin atri-buyendo toda la autoridad al Papa. No obstante, To-ms de Aquino se mantuvo indiferente respecto deesa doctrina; y se opuso a Buenaventura, quien laapoyaba.

    La doctrina de la autoridad papal absoluta y ex-

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  • i g l e s i a

    I

    El cardonalKasperconsideraque louniversalexiste en unarealidadconcreta

    elusiva desempe un papel importante en la luchacontra el conciliarismo, la reforma protestante, el ab-solutismo de Estado, el galicanismo y el josefinismo.El Concilio Vaticano I la reforz con su enseanzasobre el primado de la jurisdiccin papal. Finalmen-te el Cdigo de Derecho Cannico de 191 7 sell este

    desarrollo.El Concilio Vaticano II

    busc revivir las creenciasy actitudes de la Iglesiaprimitiva tratando de ar-monizarlas con las del Va-ticano I. lo hizo exitosa-mente a travs de sus dis-posiciones referidas a laIglesia local, al carctersacramental de la ordena-cin episcopal y la cole-gialidad episcopal. Des-pus del Concilio hubo unesfuerzo por luminar elsignificado pleno de susenseanzas a travs deuna "eclesiologa de co-munin". En 1985 el S-nodo extraordinario deObispos estableci quecomunin era la idea cen-

    tral y fundacional del Concilio Vaticano II. Este enfo-que ha ido ganando reconocimiento: la idea de"communio" ha ocupado el lugar central como metacomn del movimiento ecumnico.

    Fn 1992 la Congregacin para la Doctrina de laFe en su "Carta a los Obispos sobre algunos aspectosde la Iglesia comprendida como comunin", enfocla cuestin de modo fundamentalmente positivo.Objet correctamente una eclesiologa parcial queotorgaba peso excesivo a las Iglesias particulares yconsideraba a la Iglesia universal como el resultadofinal de la suma de Iglesias particulares. Ciertamen-te, segn la enseanza del Vaticano II, las Iglesiasparticulares y la Iglesia universal existen cada una enlas otras. La Congregacin, sin embargo, excedi loslmites de la doctrina conciliar de que la Iglesia uni-versal existe "en y a partir de" las Iglesias particula-res. La Congregacin afirm que las Iglesias particu-lares existen "en y a partir de" la Iglesia universal. Ycon el propsito de impugnar la tesis del primado dela Iglesia local propuesta por algunos telogos, ex-puso la tesis de la "prelacin ontolgica e histricade la Iglesia universal".

    Sobre la base de los datos histricos examinados,surgen muchos interrogantes respecto de la posicin

    de la Congregacin. Por cierto, provoc profusas cr-ticas que llevaron a una clarificacin cuasi oficialun ao despus de la publicacin del documento.

    FUNDAMENTOS ECLESIOLGICOS COMUNES

    Antes de explicar mi posicin, quiero establecerlos puntos doctrinales en los que el cardenalRatzinger y yo estamos de acuerdo. En la medida delo posible quiero evitar toda tergiversacin. La doc-trina comn que los telogos catlicos deben acep-tar puede resumirse en tres puntos:

    1. Jesucristo quera slo una nica Iglesia. Poresta razn profesamos en el Credo que "creemos enla Iglesia una, santa, catlica y apostlica". As comocreemos en un solo Dios, en un Jesucristo redentor,un Espritu, un bautismo, creemos, por lo tanto, enuna Iglesia. Esta "unidad" no est en un futuro idealque nos esforzamos por alcanzar a travs del movi-miento ecumnico: la Iglesia una existe en el pre-sente. Sin embargo, no es una "suma de fragmentosde la nica Iglesia" (como si hoy cada iglesia fueraun mero fragmento d1 la nica Iglesia). La nica Igle-sia de Cristo "subsiste" en la Iglesia catlica roma-na; est presente concretamente en ella misma, apesar de todas sus debilidades, por la fidelidad doDios a lo largo de la historia.

    2. La nica Iglesia de Jesucristo existe "en y apartir de" las Iglesias particulares. Existe, por lo tan-to, en cada Iglesia local; est presente all especial-mente en la celebracin de la Eucarista. Es por elloque no puede haber Iglesia particular aislada sinoslo en comunin con todas las dems Iglesias par-ticulares. As como la Iglesia universal se forma "eny a partir de" las Iglesias particulares, cada Iglesialocal existe "en y a partir de" la nica Iglesia de Cris-to. La unidad de la Iglesia universal es unidad encomunin, Excluye todo egocentrismo e indepen-dencia nacional en las Iglesias particulares. Las Igle-sias particulares y la Iglesia universal se incluyen mu-tuamente cada una en las otras.

    3. As como las Iglesias particulares no son me-ras extensiones o provincias re la Iglesia universal,la Iglesia universal no es la mera suma de Iglesiasparticulares. Las Iglesias particulares y la Iglesia uni-versal estn ntimamente unidas. Comparten la mis-ma existencia; viven unas en la otra. La Iglesia no seasemeja a una federacin de varios Estados ni tam-poco a un Estado gobernado centralmente. Su es-tructura constitucional es nica; ninguna ciencia so-cial puede explicarla. Su unidad es finalmente unmisterio. Se constituye segn la imagen de la Trini-dad: un Dios en tres personas. La unidad de la Igle-

    ib .

  • I g l e s i a

    sia no es uniformidad, incluye diversidad.AI afirmar estos tres puntos, pienso que estoy en

    sustancial acuerdo con Henrt de Lubac, quien ex-pres esas condiciones bsicas en una frmula con-cisa: "Siempre1 que haya presencia e inclusin mu-tuas habr perfecta relacin". La Congregacin parala Doctrina de la Fe rebas esas condiciones cuandoutiliz la "doctrina de la mutua inclusin" para afir-mar el primado de la Iglesia universal. Rara validaresta afirmacin se requeriran pruebas vlidas.

    PUNTOS DE DESACUERDO

    El cardenal Katzinger defiende la tesis del prima-do histrico y ontolgico de la Iglesia universal so-bre las Iglesias particulares con argumentos prove-nientes de fuentes histricas y estudios sistemticos.

    Plantea que la doctrina del primado de la Iglesiauniversal surge de la historia del acontecimiento dePentecosts narrado por Lucas en los Hechos de losApstoles. "A travs del tiempo, la Iglesia nace el dade Pentecosts. Es la comunidad de los cientoveintecon Mara y los doce Apstoles. Los Apstoles repre-sentan all la nica Iglesia; ms tarde sern los fun-dadores de las Iglesias particulares. Ellos son los por-tadores de un mensaje enviado al mundo entero. LaIglesia ya habla todas las lenguas".

    Esta argumentacin es altamente cuestionable.Muchos exgetas sostienen que el "acontecimientode Pentecosts" en los Hechos de los Apstoles esuna construccin de Lucas. Tambin ocurrieron si-milares "acontecimientos de Pentecosts", probable-mente desde el comienzo, en las comunidades deGalilea. Por su parte, Michael TheobaldJ seala co-rrectamente que la narracin del "acontecimiento dePentecosts" no se refiere a la Iglesia universal comotal, sino a la reunin de la dispora juda que en eltranscurso del tiempo, con la gua del Espritu Santo,

    se expandir en una Iglesia de todas las naciones. Estoes lo que Lucas procuraba mostrar. La historia correc-ta de los comienzos de la Iglesia se encuentra amplia-mente en los relatos de su expansin inicial y no enpasajes aislados de Lucas acerca de Pentecosts.

    Indudablemente, el cardenal Ratzinger es cons-ciente de la debilidad de sus argumentos histricosporque admite la dificultad de una prueba histrica;por lo tanto la cuestin debe decidirse, en definitiva,sobre la base de la conexin intrnseca entre la Iglesiauniversal y las Iglesias particulares. La fortaleza de laprueba del primado ontolgico (distinto del histrico)es as el asunto ms importante.

    Pero, en qu consiste esta "prueba"? Sorprenden-temente, el cardenal Ratzinger funda su teora del pri-mado ontolgico en una tesis acerca de la preexisten-cia de la Iglesia. l encuentra la justificacin para esatesis en las palabras del apstol Pablo, quien habla dela Jerusaln celestial como nuestra madre, como laciudad del Dios vivo, la asamblea ccclesia- de losprimognitos cuyos nombres estn escritos en el cielo(ver Heb 12,22 ss). Clemente, Orgenes y Agustn,Padres de la Iglesia, comentaron ampliamente estetexto. Asimismo, la idea de "preexistencia" tena suparalelo en el judaismo primitivo: era una opinin di-fundida que laTorah constitua una realidad celestialantes de la creacin del mundo. Concepciones simi-lares eran corrientes en otras religiones y en las es-cuelas de filosofa platnica.

    Sobre la base de esta doctrina de la preexistenciade la Iglesia, san Pablo sostiene que la Iglesia no esproducto de circunstancias, desarrollos y decisioneshistricos accidentales sino que est fundada en laeterna voluntad salvadora de Dios. Sus orgenes ya-cen en el misterio eterno del Dios salvador. Esto esprecisamente lo que Pablo est enfatizando cuando

    Profesor de Teologa en el Centro Sevres, Pars.

    [ 37 293

  • 11 g I e s i a

    en sus cartas habla del misterio de la salvacin eter-na, oculto en los primeros tiempos, pero que se ma-niiesla ahora en la Iglesia y a travs de ella (Ef 1, 3-14; 3, 3-12; Col 1,26ss).

    Esa preexistencia de la Iglesia no puede ser dis-cutida; es indispensable para la correcta compren-sin teolgica de la Iglesia. Pero no es un argumentoa favor del primado ontolgico de la Iglesia univer-sal. Quin puede afirmar que cuando Pablo hablade la preexistencia de la Iglesia en la voluntadsalvfica de Dios, se refiere slo a la Iglesia universaly no a la Iglesia histrica concreta que existe "en y apartir do" las Iglesias particulares? Quin dira quela nica Iglesia histrica que existe "en y a partir de"las Iglesias particulares no preexiste en plenitud enel misterio de Dios?

    Los textos paulinos acerca de la preexistencia dela Iglesia no resisten la tesis acerca de la preexisten-cia de la Iglesia universal. Sin embargo, s soportanla doctrina que defiendo, junto con otros, de la pre-existencia simultnea de la Iglesia universal y las Igle-sias particulares.

    Las reflexiones del cardenal Ratzinger fracasan alprobar e! primado de la Iglesia universal, as comofracasaron los argumentos histricos. La preexisten-cia de la Iglesia debe ser comprendida como la Igle-sia concreta que es "en y a partir de" las Iglesias par-ticulares. Un telogo como Henri de Lubac afirm:"Una Iglesia universal que tuviera una existencia se-parada o que alguien pudiera imaginar corno exis-tente fuera de las Iglesias particulares es una meraabstraccin". Explic adems: "Dios no ama abstrac-ciones vacas. Ama a seres humanos concretos decarne y hueso. La voluntad salvfica eterna de Diosquioro la encarnacin del Logos en vista de la Iglesiaconcreta compuesta por gente de carne y hueso".

    U N A CUESTIN LIBREMENTE DISPUTADA

    Cuando se examina crticamente la cuestin del"primado de las Iglesias", resulta evidente que eldebate no se plantea acerca de un punto cualquierade "doctrina catlica". El conflicto es entre opinio-nes teolgicas y premisas filosficas subyacentes. Unlado [Ratzinger] cultiva el mtodo platnico; su puntode partida es el primado de una idea que es un con-cepto universal. El otro [Kasper] sigue el enfoquearistotlico y considera que lo universal existe enuna realidad concreta. Este enloque, por cierto, nodebera ser mal interpretado como que todo conoci-miento se reduce a meros datos empricos.

    La controversia medieval entre escuelasplatnicas y aristotlicas era un debate dentro de los

    parmetros de la fe catlica comn. Buenaventura yToms de Aquino eligieron diferentes caminos en suenfoque de cuestiones teolgicas, incluyendo el temade la autoridad universal del Papa. Sin embargo,ambos son honrados como doctores de la Iglesia;ambos son venerados como santos. Si en la EdadMedia se admita semejante diversidad, por qu nopuede ser posible hoy?

    CONSECUENCIAS PARAEL MOVIMIENTO ECUMNICO

    La resolucin de la relacin entre Iglesia universale Iglesias particulares tiene decisiva importancia p.iralas situaciones pastorales que mencion al principiode este artculo. Originalmente, consider la cuestincomo un tema pastoral dentro de la Iglesia. Ahora loveo como un problema clave que afecta nuestras rela-ciones con otras Iglesias cristianas. La meta del movi-miento ecumnico es "unidad a travs de la comu-nin de las Iglesias", unicidad en comunin.

    En el vasto mundo ecumnico, no podemos de-fender creblemente esa meta a menos que en nues-tra Iglesia catlica promovamos una sana relacinentre la Iglesia universal y las Iglesias particulares;es decir, a monos que promovamos la unidad y ladiversidad. Un nfasis parcial en la universalidadest destinado a desportar dolorosos recuerdos yprovocar desconfianza; decepciona a los demscristianos. En nuestros dilogos con las Iglesias pro-testantes y ortodoxas (comunidades eclesiales) esimportante dejar claro que una Iglesia particularno puede ser plenamente una Iglesia de Jesucristofuera de la comunidad que es universal. Esa "unidad en comunin" no limita las legtimas tradicio-nes de la Iglesias particulares; les brinda espaciopara la libertad. Ninguna comunidad cristiana po-dr encontrar otro camino hacia la plenitud de laIglesia de Cristo.

    Ese equilibrio entre la Iglesia universal y las Igle-sias particulares no se opone al ministerio del Papa-do, sino todo lo contrario: el Papado tiene comoprincipal misin crear ese equilibrio. La misin delPapa es "fortalecer a sus hermanos". Por lo tanto,debe fortalecerlos y mantenerlos juntos en la uni-dad del episcopado y las Iglesias particulares. JuanPablo II invit a las Iglesias a un dilogo ecumnicopara considerar cmo todo esto puede llevarse acabo en el orden concreto.

    Cuando el Papa formula una invitacin a un di-logo tan amistoso, no puedo resultar improcedenteexpresar la propia opinin respecto de la relacinentre la Iglesia universal y las Iglesias locales.*