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Escritores Modernistas de Guatemala Es este el primero de una serie de tres estudios; los otros tratan de Fla- vio Herrera y Rafael Arivalo Martinez. CARLOS WYLD OSPINA I SE ha dicho que el movimiento modernista lleg6 muy tarde a Gua- temala, o mejor dicho, que floreci6 alli despues de haber arrai- gado en otras partes de la America espaiola. Generalmente se concede que los precursores mis eminentes del movimiento fueron Gutierrez Nijera, Julian del Casal y Jose Asunci6n Silva. En Guatemala no se puede sefialar a un solo poeta, con excepci6n de Domingo Es- trada, como precursor del modernismo. Los metros viejos y los temas aceptados por los clasicistas y rominticos todavia dominaban en las letras. No hubo cambios rudos en el modo de pensar o de es- cribir; los giros inusitados, las imagenes coruscantes, los pensa- mientos intrincados y las metiforas espantables, no aparecen en la poesia guatemalteca de 1888. Sorprende no hallar tal cosa en vis- ta de que Joaquin Palma, Jose Marti, Ruben Dario y Santos Cho- cano eran conocidos en Guatemala y hasta habian vivido alli. Pero si la tecnica de la poesia nueva no se acept6 generalmente, si se aceptaron las ideas que la engendraron. La inquietud universal que hizo popular los movimientos parnasiano y simbolista, la des- confianza en la ciencia y el interes renovado en las artes, todos se

Escritores Modernistas de Guatemala

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Page 1: Escritores Modernistas de Guatemala

Escritores Modernistas de Guatemala

Es este el primero de una serie detres estudios; los otros tratan de Fla-vio Herrera y Rafael Arivalo Martinez.

CARLOS WYLD OSPINA

I

SE ha dicho que el movimiento modernista lleg6 muy tarde a Gua-temala, o mejor dicho, que floreci6 alli despues de haber arrai-

gado en otras partes de la America espaiola. Generalmente se concedeque los precursores mis eminentes del movimiento fueron GutierrezNijera, Julian del Casal y Jose Asunci6n Silva. En Guatemala nose puede sefialar a un solo poeta, con excepci6n de Domingo Es-trada, como precursor del modernismo. Los metros viejos y lostemas aceptados por los clasicistas y rominticos todavia dominabanen las letras. No hubo cambios rudos en el modo de pensar o de es-cribir; los giros inusitados, las imagenes coruscantes, los pensa-mientos intrincados y las metiforas espantables, no aparecen enla poesia guatemalteca de 1888. Sorprende no hallar tal cosa en vis-ta de que Joaquin Palma, Jose Marti, Ruben Dario y Santos Cho-cano eran conocidos en Guatemala y hasta habian vivido alli.

Pero si la tecnica de la poesia nueva no se acept6 generalmente,si se aceptaron las ideas que la engendraron. La inquietud universalque hizo popular los movimientos parnasiano y simbolista, la des-confianza en la ciencia y el interes renovado en las artes, todos se

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REVISTA IBEROAMERICANA

hicieron sentir en Guatemala como en el resto del mundo, pero natu-ralmente en un grado de intensidad mucho mas debil. Solamentelos raros fueron influidos por el nuevo sentimiento. Un caso a pro-p6sito nos ayudara a sostener esta observacion.

En 1888 Ram6n Uriarte public6 la segunda edici6n de la Gale-ria pottica centroamericana. La primera edici6n de 1877 natural-mente no incluy6 versos de Ruben Dario, aunque la segunda sitenia unos cuantos. Los apuntes de Uriarte sobre Dario merecenla pena de considerarse:

Para nosotros bistanos con saber, y poder asegurar, que es un

verdadero poeta, si no tan original como Acosta, ni tan clisico como

Aycinena, tan inspirado, si, como Lola Montenegro, tan ficil co-

mo Urrutia y tan fecundo como Gonzilez Campo, para consignar su

nombre en esta Galeria con satisfacci6n y orgullo.

Incompleto hemos recibido de Nicaragua un tomo de suspoesias; conocemos las que en peri6dicos del Salvador, Chile y M-

xico se han publicado en diversas epocas; mas no han llegado a nues-

tras manos sus iltimas producciones, que se nos asegura son muy

superiores a las otras. Creemoslo asi, pues en Ruben Dario se nota

que corrige de dia en dia su estilo, y de dia en dia se eleva en la

concepci6n de la ciencia y del arte. 1

Uriarte sabia que Dario gozaba de una reputaci6n formidableen el extranjero y 1l mismo observa que Dario cambiaba de estilocada dia; que corregia y revisaba las poesias constantemente; peroparece ignorar el hecho de que Dario estaba contribuyendo con algoinusitado a la expresi6n poetica. Acosta nunca dej6 de escribir "lin-dos y perfumados versos"; Aycinena sigui6 su manera clhsica; Lola

Montenegro era una cantadora de versos sentimentales no leidosya hacia mucho tiempo; los otros dos nunca se acercaron al moder-

nismo, aunque Urrutia escribi6 un nocturno poco musical. Los mo-

vimientos literarios se ven ftcilmente en mirada retrospectiva, pero

los profetas son innumerables y los nuncios de ideas nuevas muy amenudo son despreciados en su tiempo.

Hablando del movimiento modernista en Guatemala, CarlosWyld Ospina dice:

La poesia guatemalteca, antes de 1910-12, vegetaba linguida-

mente bajo el claustro romintico. Un cenaiculo de poetas, convencidos

de que la expresi6n literaria habia alcanzado su excelencia suprema,

insuperable con los modelos clisicos y rominticos, desde Homero has-

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]EsT -UDIOS

ta Niiez de Arce, hacia del verso una especie de propiedad espi-ritual, protegida por una marca de fibrica.

Aquel conventillo de escritores ajustibase perfectamente al gus-to pueril de una sociedad para la cual un poeta no era mas que unsefior serio e iluso, encargado de componer odas a la patria, himnos ala uni6n de Centro America y loas a los caudillos del partido poli-tico dominante, o bien entonar baladas a la luna y deshacerse engimoteos por pretendidas desdichas de amor... 2

Como dijimos al hablar de los precursores entre los modernistas,la poesia guatemalteca no tenia nada notable en 1888, y se le puedeaplicar la censura de Wyld Ospina bastante bien. Pero como hemosvisto, habia poesia que no "vegetaba linguidamente bajo el claus-tro romintico", como dice el guatemalteco. Ademas, los prosistastenian conocimiento de las tendencias de la literatura nueva muchomas antes que los poetas; se puede verificar esto al leer a DomingoEstrada, Soto-Hall y Enrique Martinez Sobral.

Los poetas de Guatemala no siguieron rapidamente la poesianueva, a pesar de que Ruben Dario habia pasado casi un aio entreellos, y les habia mostrado la tecnica nueva. Los autores mas in-fluidos por Dario fueron Maximo Soto-Hall y Enrique G6mezCarrillo, pero ellos no fueron poetas. Ademas, los dos marcharon apaises extranjeros donde se hicieron famosos, de manera que, encierto sentido, no ejercian influencia marcada sobre los escritoresde su pais natal. Maria Cruz, muy influida por Dario, se fue a Fran-cia, donde vivi6 escribiendo poesias modernistas; pero su influenciaen Guatemala fue escasa. Ni aun la edici6n de Azul ... , de 1890, cos-teada por el gobierno de Guatemala, suscit6 mucho entusiasmo entrelos poetas ubicados alli, pues los interesados eran o demasiados viejospara cambiar de estilo, o faltos de pericia para producir algo devalor. S6o10 al encontrarnos con Arevalo Martinez hallamos un poetagenuinamente modernista.

Cuando la poesia nueva se radic6 en Guatemala, los escritoresj6venes siguieron las huellas de los precursores mas de su gusto:Arevalo Martinez se model6 al estilo de Dario; Carlos Wyld Ospinase aline6 con Santos Chocano y el mondonovismo casi en seguida;y Felix Calder6n Avila logr6 escribir poesias que incluyeron aspectosde los dos grandes maestros de la tecnica nueva.

Aunque comenzaron su vida literaria como poetas, ArevaloMartinez, Carlos Wyld Ospina y Flavio Herrera -los escritores

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RE VISTA IBEROAMERICANA

mas eminentes de Guatemala en estos momentos- abandonaron lapoesia por la prosa; el lltimo de ellos, sin embargo, todavia sededica al hai-kai. Es cosa bastante curiosa que las reputaciones lite-rarias de los tres escritores citados se cifren principalmente en susobras en prosa, pero como empezaron su carrera literaria como ver-sificadores y en Guatemala se les considera poetas mas bien queprosistas, es bueno hablar algo de las dos formas de su expresi6nliteraria, para dar a conocer al piiblico sus meritos respectivos.

II

Uno de los escritores mas prominentes del movimiento moder-

nista en Guatemala es Carlos Wyld Ospina, nacido en la bellisima

ciudad de Antigua, en 1891. Aunque se halla entre los mas j6venes

de la poesia nueva, es indudablemente uno de los mejores. Ha pasado

la mayor parte de su vida dedicado al periodismo, y desde 1930 se

ha retirado a Quetzaltenango, el viejo Xelaj6i, una ciudad que

anida entre las cumbres. Alli vive pacificamente, cultivando sus

intereses agricolas y literarios, especialmente el folklore de los in-

dios. Como observa el editor de la revista Trdpico:

Fue originalmente poeta... Pero un dia el poeta -cosa muyde este tiempo- declar6 al verso anticuado y vacio, propio s61o parafeminas, incapaz de conducir a un s6lido prestigio; y le di6 con elpie. No volvi6 desde entonces -van varios afios- a hacer versos.Se dedic6 a mis severas disciplinas. 3

Chocano y Dario admiraron mucho los versos de Wyld Ospina,y esperaban cosas notables del joven guatemalteco. Y no resultarondefraudados porque e1 logr6 escribir verdaderas poesias, s6lo queapenas lleg6 a la madurez de expresi6n abandon6 la poesia, de maneraque nunca tendremos lo mejor que pudiera haber escrito.

Aunque la influencia de Chocano sobre Wyld Ospina furgrande, no eclips6 la poesia madura del guatemalteco, porque isteera y es un pensador original, duefio de un marcado sentido del len-guaje. Su estilo esti Ileno de color y es nervudo y terso, aunquebastante flexible para admitir los matices delicados en su poesia.Wyld Ospina ha sido influido por Oscar Wilde, Flaubert y Huys-

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EsTUDIOS

mans; Ega de Queiroz y Herrera y Reissig son sus autores predi-lectos, y tambien Ortega y Gasset y Valle-Inclhn. De todos ellos elguatemalteco recibi6 inspiraci6n, como lo demuestra profundamentesu estilo.

Antigua ha sido objeto de la poesia y de la especulaci6n entrelos guatemaltecos; tanto lo ha sido, que parece un relicario nacional.Los primeros versos de Wyld Ospina tratan de la vieja capital quereposa en un pequefio valle a los pies de tres volcanes altaneros, yes ahora una ciudad de iglesias arruinadas y abandonadas. "Laciudad de las perpetuas rosas" es un poema largo, nostilgico, m'sromintico que modernista en espiritu:

Las muertas horas, los cansados diasdesdoblando un iluso panoramaque se pierde en astrales lejanias,dejaron rastros de un infausto dramaentre rotos fragmentos de elegias...Y el ojo del misterio nos acechay el brujo encanto se abre como unaflor... i Leyenda sin titulo ni fecha,historia sin prestigio ni fortuna,ensuefio donde rueda la ilusoriamisica del silencio de la lunasobre el horror de la ciudad deshecha!

No por tal poesia se leery al poeta guatemalteco, pero cuandollegamos al lenguaje vigoroso y expresivo de "La canci6n de loscaminos" encontramos algo de mejor gusto para el espiritu mo-derno. La similitud con el estilo de Chocano es evidente, sin restarle,empero, valor al poema:

Los estrechos caminos pendientesque suben en curvas energicas, como,con el impetu elistico, arquean el lomovibrantes serpientes;

Los anchos caminos por donde los torospasan mancornados, con broncos mugidos;los hondos caminos perdidosentre raudales de gritos sonoros...

Los viejos caminos curvados, torcidos,que de la montafia se pierden en pos;los viejos caminos tendidosque son los caminos de Dios.

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Wyld Ospina sale con bien al comunicar elasticidad tanto comovigor a su verso, al mismo tiempo que lo llena de color y de sonido.

En "Triptico tropical" el poeta nos da tres cuadros de asuntos

montafieses: el buey, el burro y la carreta. Otra vez nos acordamos

de Chocano y tambien de Valle-Inclin. El verso compacto, henchido

de calor y de imtgenes sensoriales, sefiala al poeta como algo mis

que un mero imitador:

EL BUEY

Es grande y tranquilo, nervudo y cobarde.Sobre un claro instinto su vida descansa;de sus dos pupilas en el agua mansatoda su tristeza le dej6 la tarde.

En el tibio establo, junto al cubo leno,cuando al sol se entrega la tierra desnuda,fil6sofo cinico, digiere su henoy espanta las moscas con la cola ruda.

Son dos pozos hondos y grises, sus ojos;en ellos lejano temblor se refleja;todo lo que pasa sangrando, entre abrojos,tristezas de mudos desfiles les deja.

LOS BURRITOS TARDOS

Cargan blandos haces de espigas bermejas,que su aroma esparcen en el aire fresco;y de las movibles y grandes orejasmarca sus andares el ritmo burlesco...

Son fuertes y dulces. Sus graves pupilassaben del prodigio de sacras leyendas,porque con pisadas lentas y tranquilascruzaron la arena de biblicas sendas.

LA CARRETA

Carreta de bueyes de marcha cansina,tiene todo el ritmo del Tr6pico tardo:por anios y tierras, camina y camina...iy siempre parece que va con retardo!

,Desde d6nde viene? De lejos, de lejos...,Hacia d6nde el viaje? Distante, distante...En todo camino se escuchan los dejosde su acompasado rodar rechinante.

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EsTUDIos S

No es la que se agobia, colmada de espigasentre los trigales de campifias claras;es la ruin carreta de humildes fatigas:un eje, dos ruedas y unas cuatro varas.

(Tal como estos versos de mftrica vieja,que acuerda el pausado ritmo campesino,y en que el consonante rechina y se quejaen su eje cansino.)

"El poema de los Arboles" es uno de los mejores de Wyld Os-pina, un himno o elogio escrito en estilo 6pico. La repetici6n devocales semejantes, con aliteraciones no comunes en la versifica-ci6n espafiola, hace bastante musical este poema, de versos bienconstruidos y no solamente bonitos.

"Buc6lica" representa a Wyld Ospina como poeta de la natu-raleza. El suelo, las rocas, la arena, el fango y el cesped son casi unareligi6n para l. Ni aun Chocano -a pesar de su amor por la na-turaleza- logra hacer de la tierra una parte integral de si mismo,como lo ha conseguido el guatemalteco.

Pero si el verso de Wyld Ospina es muy manso, no lo es supensamiento. Muchas veces se muestra aspero, con una tendenciaesceptica y argumentadora. A pesar del amor por su pais y por todolo espafiol, se revela como critico del cura de la vecindad y nos lepresenta de esta manera:

Socarr6n y ventrudo; bajo, el color cetrino,los labios sensuales, los ojillos traviesos:el buen cura se pirra por dos cosas: el vinoy de garridas mozas las mieles de los besos.

Holgadamente caben sus ocios en la aldea;y largamente bebe, se achispa y parlotea,en digna compafiia con discretas personas...Es amigo de chistes ambiguos. Su sotanarevuela entre corrillos de beatas cuarentonasy amores en que hay dejo de madurez lozana...

Al buen vivir le llaman cura gordo de aldea;y a fe que el sefior cura le hace honra a la vida.(i Ante una guapa hembra y una mesa servida

la vista se alboroza y el alma se recrea!)

Y cuando algfin mendigo, absurdo en su miseria,se llega al sefior cura y le tiende la mano,el cura frunce--el cefio, pone la expresi6n seriay, paternal, exclama: resignaci6n, hermano...

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SE V I S TA IB ER OAM ERI CAN A

El poeta siempre se nos presenta mas atractivo cuando tienealgo que criticar o cuando encuentra algo contra lo que puede lu-char. El combate es la vida para Wyld Ospina y sabe ponerse formi-dable en cuanto at contrincante. Tiene a veces el espiritu picante delcolombiano Luis C. L6pez, como se puede ver en este soneto:

DONA TIRAPELLEJOS

Dofia Tirapellejos se asoma a la ventana

a husmear Avidamente que ocurre en la ciudad.

Del juez o del alcalde fue antafio barragana,pero boy s6lo la intrigan los casos de moral:

Una escabrosa y parda moral, porque la vieja

gusta de las historias de picante sabor:

anecdotas de alcoba y aventuras de rejason el manjar sabroso de su predilecci6n.

Como una arafia mea y expele su ponzofia,asi dafia la arpia a quien le niega el Dofia,o sin contar con ella quiere vivir en paz.

Y curiosa, atisbando por puertas y resquicios,murmura, inventa, miente .. y es sintesis de viciosque grita por las calles preceptos de moral.

Se ha interesado Wyld Ospina mis en el lenguaje de la poesiaque en las pautas de los versos y la mayoria de sus poesias estinescritas en metros convencionales. De vez en cuando, sin embargo,se deshace de las formas mis usuales para expresarse como quiere."Sabia displicencia" es un poema escrito en metros irregulares.Muy a menudo, empero, Wyld Ospina repite esta irregularidad deforma, de manera que, en conjunto, el poema posee unidad ritmica.De Valle-Inclhn y de E<a de Queiroz, Wyld Ospina ha aprendidoel arte de la expresi6n sensorial, apasionada, mientras que de Herreray Reissig ha asimilado el espiritu correoso y tenaz, a la par que lahabilidad de emplear imigenes vividas y simb61licas.

Durante su ejercicio periodistico, no produjo Wyld Ospinamucho que pueda llamarse literatura. En 1929 public6 "El aut6-crata", estudio de los tres grandes dictadores en Guatemala: RafaelCarrera, J. Rufino Barrios y Estrada Cabrera. Este excelente ensayoha sido celebrado en los Estados Unidos, en Sudambrica y en Espafiay alz6 al autor del rango de poeta desconocido al elevado de los cri-ticos famosos.

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EsTUDI4O S

Como era de esperarse, tal estudio se lee como una novela nos610 por su estilo vigoroso, la dicci6n poetica y la expresi6n vehe-mente, sino por el fondo critico en que esti basado. Escrito duranteun tiempo en que la condenaci6n de un gobierno era extremadamenteimpopular entre los politicos, "El aut6crata" sefial6 al autor comopensador atrevido. Pero el lector no debe dejarse extraviar, por suestilo ardiente, a creer todo lo que dice Wyld Ospina. Su pasi6n,su lenguaje colorido, su capacidad de hacer frases efectistas, en mu-chos casos le impide liegar a un juicio ponderado.

III

Pero es en La tierra de las nahuyacas (1933) donde nos encon-tramos con el autor en su mejor vena. Este libro consiste en unacolecci6n de cuentos y ensayos, regionales en caricter y tan ilenosdel folklore del indigena como de su lenguaje. Un cuento, "Lasiembra", hasta contiene una oraci6n en la lengua Kecchi.

Como lo demuestra su poesia, Wyld Ospina es mis mondono-vista que modernista, y cuando examinamos su prosa nos damoscuenta de que es completamente mondonovista.

La figura principal de este libro es Sebastian Ax, una sintesisdel var6n indigena, a quien atribuye Wyld Ospina todas las cuali-dades que constituyen la raza india. Como el autor dice, SebastianAx es el arquetipo elegido por e1 para hacerlo conocer de quienno le haya visto u observado: "la vida vulgar del kecchi... su poli-morfismo religioso; la suma increible de sus supersticiones; sumodo de concebir la vida; sus pricticas habituales". 4

Mas que un libro de cuentos, La tierra de las nahuyacas es unlibro de ensayos en los cuales nos delinea la vida material y espi-ritual del indio guatemalteco. Mediante escenas tipicas de ritos reli-giosos, de la vida agricola, de la pesca y Ia caza, nos revela WyldOspina la psicologia del indio. Y ha logrado crear un libro muyinteresante, escrito en un estilo directo, sin circunloquios y sin "mu-cha cursileria literaria", segin las palabras del autor.

Especialmente dignos de atenci6n son el mencionado cuento"La siembra" y "La hembra mala", que revelan la inclinaci6n delindio hacia la vida fuerte y su voluntad para superar cualquier obs-ticulo. La prosa de este libro es fina, pulida, al mismo tiempo quenervuda y tenaz.

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R E V I S T A I B E R O A M E R I C A N A

IV

Con La gringa termina Wyld Ospina su tarea de novelador, puesdesde su publicaci6n se ha dedicado al ensayo para comentar el mun-do en general, incluyendo la literatura. En 1935 public6 esta novelacriolla, en la cual trata de presentar una escena tipica y exclusiva-mente hispanoamericana.

La liamada novela americana halla favor con Wyld Ospina, ysobre ella ha escrito varios ensayos. Los Estados Unidos del Norte,dice, y con mucha raz6n, no tienen una verdadera literatura nove-lesca, y en cuanto a la America espafiola concurre con la mayoriade los criticos, al decir de Don Segundo Somnbra, Doia Bdrbara yLa vorigine son tres novelas verdaderamente americanas. Modesta-mente agrega la suya a la lista.

La gringa es un estudio de una sefiorita europea, una girl -tipoque enfada al autor- moderna, masculina, musculosa, que sabemontar a caballo y que vive s61o por si y para si misma; es tambienarrogante, desdefiosa del hombre, a quien ignora, cosa horrenda paraWyld Ospina. En la novela, la gringa resulta vencida por un machode tipo cavernario, para quien la mujer debe ser domada por el hom-bre y puesta a su servicio domestico. Despues de numerosos choquesde voluntad y de temperamento, los protagonistas se reinen s61opara separarse definitivamente cuando ella sale rumbo a Europa pa-ra enterrar a su padre.

La novela esti muy bien escrita, aunque revela un defecto seriodebido a la tendencia polmica del autor. Mis bien debate que no-vela, carece de verosimilitud, especialmente en cuanto al protagonista,que es altanero y casi medieval en sus nociones acerca de la mujermoderna; por esto no gana nuestra simpatia. Sin embargo, el estiloatrevido y vigoroso de la obra es de mucho interes. La influenciade los naturalistas es en ella visible, aunque su naturalismo es limpioy franco, sin la preocupaci6n sexual de los franceses. Aqui lo sexuales joven, fiero y violento, pero no ofende como entre los naturalis-tas. Si pudiera emplearse una sola palabra para describir a WyldOspina, esa seria la palabra "macho", porque s6lo el hombre fierov dominante cabe en el mundo que describe.

Como lo hizo Cesar, Wyld Ospina divide su libro en tres par-tes: la primera se intitula "El matapalo"; la segunda "La alondra",

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EsTUDIos

y la tercera "Garra y ala", 5 titulos que muestran al poeta en el no-velista.

Para el lector interesado en el estilo y en el lenguaje, la primeraparte de la novela lo resarcird del trabajo de leerla. La mejor prosadel autor se halla aqui en las bellisimas descripciones del matapaloy lo que significa este parisito para el autor. En frases cadenciosas yrefinadas el novelista ha hecho todo lo posible para impresionaral lector.

El tr6pico, la jungla, la gdndara, que atrae tanto al autor, esti

caracterizada asi:

America tropical es el individualismo. Un cosmos que busca suconciencia. El inico caricter hist6rico definido que se sorprendeen ella es el verniculo - el indio; pero se halla subyacente y susraices estin petrificadas. El caricter hist6rico superficial -color,linea, movimiento- comienza a apreciarse. Pegada a las mamasextrafias, America tropical absorbe una cultura, pero sabe Dios enque tiempo acabari su tarea. Ahora todo lo confunde, lo muele ylo amalgama en creaciones de dios nifio, sin detenerse, aprisa, mascon la implacabilidad pacienzuda de un gran asimilador. Todas lasrazas pelean aqui. Todas engendran, trabajan y esfuman su fisonomia,tras de empapar en sangre y en leche el humus titnico. Americaes el taller de un alfarero ensayista. Esboza figuras que un mo-mento despues estrella contra el suelo. No se le pida lo que no puededar: la unidad. Su signo es el regionalismo. 6

El tr6pico engolfa al hombre, quitindole su propio ser:

El tr6pico modifica, muchas veces subvierte por entero, todo

lo psiquico que el hombre trae consigo a esta zona solar. Es el caso de

los extranjeros que, segin el vulgo, "se vuelven peores que los delpais". Es que sobrepujan las caracteristicas del criollo con la fuer-za de una planta joven en una tierra nueva. Esto demuestra queen nuestra America, los caracteres raciales son anulados ripidamentepor el influjo ambiental. Soberania del ambiente. 7

Piensa Wyld Ospina que el tr6pico es la tierra del futuro, apesar de retar al hombre a la conquista:

Mas el porvenir esta aqui. Aqui vienen los hombres que sabenc6mo es la vida aventura y tienen el coraje de entregirsele.

El tr6pico desprecia a los cobardes. Quiere, para su prefiezde civilizaci6n, billonadas de zinganos violadores. 8

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RE-VISTA IBEROAMERICANA

Divaga el novelista muchas veces al explicar al lector los pro-blemas del finquero, la superstici6n de los indios y tantas otras cosas,

haciendo el papel del cientifico tambien, aunque su ciencia abarca el

folklore frecuentemente. En una digresi6n sobre el tr6pico, sigue

el autor una teoria a la moda para darnos su versi6n del aserto

que el clima hace al hombre:

Al hablar de e1 (el tr6pico), tenemos invariablemente un mirajet6rrido. Olvidamos que en el tr6pico hay muchas escalas. La alti-planicie frigida y la costa caliginosa representan dos mundos dife-rentes. Casi no se reconocen, entre ellos, los hombres de una y otraaltitud. El montafids se ha encaramado a horcajadas sobre el tr6pico,y asi p6nese a resguardo de sus peligros de densidad. El montafibses sobrio -salvo en el uso del alcohol, que bebe para producirsecalorias suplementarias- ensimismado y energico. Trabaja bien,con mesura e inteligencia. Ama la poesia. Le gusta la ret6rica. Leatrae el estudio. F6rmase e1 mismo, de esta manera, su ambienteintelectual y artistico. Tiene alta concepci6n de la patria y de lahistoria. Cultiva la tradici6n. Los inicos partidarios verdaderosde la uni6n centroamericana que yo he conocido, los conoci en laspoblaciones de la altura. Del liberalismo han hecho su credo. Adoranlas grandes palabras: progreso, uni6n, libertad. Y en estos moldesvuelcan una esencia espiritual; lo que el dictador Estrada Ca-brera llam6 un dia, refiriendose al pueblo de Quetzaltenango: "suvirtual autonomia". 9

Fascinase Wyld Ospina con el tr6pico:

Al decir tr6pico, se dice magia. Mas los superficiales obser-vadores extranjeros y nuestros artistas (inicamente epidermicos no venmas que la figura del caudillo improvisado, del mestizo matoide,del indio sudra, de la hembra primitiva; y ponen a restallar acialesy machetes. La pendencia lo barre todo. La borrachera lo enturbiatodo. Y la sangre es el diario riego de la tierra. Mas ello significa loepis6dico. La realidad completa del tr6pico americano no ha sidorepresentada todavia. 10

Dice el autor que la novela es el medio sin par para expresar lavida americana, pero

la novela no es la inica forma adaptable a la expresi6n actualde America. Creo que el ensayismo -la etnografia hist6rica, socialy geogrifica- es forma tan poco explotada como fecunda. 11

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ESTUDIOS

Y en esto se alinea Wyld Ospina con los cientificos contra losliteratos, porque ya se ha retirado al estudio para explicar la vidadespues de abandonar la poesia que es "femina", mientras Wyld Os-pina es tan hombre.

Toda la novela, sin embargo, no es tan seria. Un tipo de la no-vela, que nos hace mucha gracia, es el americano, mecanico extraor-dinario, cuyo espafiol nunca puede compararse con su mafia tecnica.Aunque ha vivido por mucho tiempo en Guatemala, nunca ha apren-dido ni los rudimentos del idioma. Su lengua consiste solamente ennombres, infinitivos y adjetivos, y su confusi6n, completa cuando setrata de casos objetivos y nominativos, es muy divertida. He aquial gringo hablando el espafiol:

-Oh, mi no desir tinto. Mocho uso, no mis. Miss Meich nopoder atender todo a la ves. Para eso mi estar aqui. Mi dejarlocomo nuevo si Miss Meich quiere... con poca gasto. 12

Para el lector moderno, Wyld Ospina tiene mucho interns por-que siempre habla en un estilo vital. Apasionadamente aficionado ala vida, se halla firmemente convencido de que el futuro de la Americahispinica esti en la America tropical, antes que en la Argentina oen Chile.

Por una casualidad muy curiosa no se incluye esta novela enlas historias recientes de la literatura hispanoamericana, aunque biense puede comparar al autor con los grandes novelistas americanos.Duefio de un estilo tan limpio como poderoso, Wyld Ospina merecela pena de leerse. Es lhstima que un novelista con tantos dones nose haya dedicado con fidelidad a una tarea tan exaltada para dar almundo su explicaci6n del indio, del tr6pico, porque no cabe dudaque Wyld Ospina es uno de los valores contemporneos mas autin-ticos de America.

MARTIN E. ERICKSON,

Northwestern University,Evanston, Ill.

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492 REVISTA IBEROAMERICANA

NOTAS

1 Galeria poetica centroamericana, tomo 3, p. 205.2 Boletin de la Biblioteca Nacional, mayo de 1934, p. 294.3 "Poetas guatemaltecos", 20 de marzo de 1937, p. 5.4 La tierra de las nahuyacas, p. 6.5 La novela l1eva ese titulo en la traducci6n alemana, Pranke and

Schwinge, Leipzig, marzo de 1941.6 op. cit., p. 52.7 ibid., p. 56.8 ibid., p. 61.9 ibid., p. 58.

10 ibid., p. 236.11 ibid., p. 238.12 ibid., p. 52.