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SECRETARÍA DE EDUCACIÓN PÚBLICA
DIRECCIÓN GENERAL DE EDUCACIÓN SUPERIOR
ESCUELA NACIONAL DE BIBLIOTECONOMÍA Y ARCHIVONOMÍA
EL BIBLIOTECARIO EN LA FORMACIÓN DE
CONDUCTAS LECTORAS EN COMUNIDADES
INFANTILES (6-12 AÑOS)
T E S I N A
Q U E P A R A O B T E N E R E L T Í T U L O D E
L I C E N C I A D O E N B I B L I O T E C O N O M Í A
P R E S E N T A :
M A R T Í N I S M A E L B E R N A L F L O R E S
A S E S O R : L i c . A n g é l i c a M a r í a R o s a s G u t i é r r e z P r o f r . N a h ú m P é r e z P a z
MÉXICO, D. F. 2005
AGRADECIMIENTOS
A Dios, por permitirme llegar al termino de esta etapa de mi vida cuando muchas personas
se quedaron en el camino.
A mi familia, por su apoyo en los momentos de flaqueza. A mis padres y hermanos por su
apoyo moral. A mi tía, la maestra Rosa Estela Flores de la Puente, por ser una segunda
madre para mí y por su apoyo y conocimientos que quedan impresos en este trabajo y a la
memoria de mi tía Gloria Alicia de la Puente Mora, cuyos consejos y cariño jamás olvidaré.
A mis asesores, la Licenciada Angélica María Rosas Gutiérrez y el Maestro Nahum
Pérez Paz por su apoyo y disposición en los momentos de duda.
A la Generación 2000-2005 de la Licenciatura en Biblioteconomía y muy especialmente a
Francisco Hernández Campos, Beatriz Vargas Salinas y Yuri Rendón Ibarra por tantos
momentos inolvidables, consejos y enseñanzas que compartimos juntos.
PREFACIO
La formación del gusto por la lectura en la población infantil es deficiente debido a que
las autoridades escolares (directores e inspectores de zona) ven como una obligación el que
los niños lean y requieren comprobar que esto suceda mediante concursos de lectura, esto
hace que los niños efectivamente lean, pero sin comprender realmente por qué lo hacen ni
qué es lo que están leyendo. A esto hay que añadir que algunos directivos, maestros, e
inclusive padres de familia, consideren la lectura como un castigo para los niños inquietos.
Esto no es privativo de las escuelas primarias, sino que es incluso más grave en el caso de
las escuelas privadas, en donde la existencia de una biblioteca significa la asignación de un
mayor presupuesto pero nada más.
De todo esto me he podido percatar gracias a que mi familia está conformada en su
mayoría por maestros de educación primaria, lo que me ha permitido además estar presente
en muchas actividades que se realizan en el ámbito escolar como son los Rincones de la
Lectura implementados durante el sexenio de Ernesto Zedillo que fueron implementados (al
menos en las escuelas en las que pude observar) en cada salón de clase como un estante en
el que eran colocados libros que los mismos niños donaban aunque más adelante ya se
determinara un salón como biblioteca.
Lamentablemente, estas iniciativas no funcionaban ya que no había nadie permanente
que vigilara el buen uso de estas bibliotecas lo que motivaba que no se hiciera uso de ella o,
inclusive, que comenzara el robo de libros. Ahora existe la Comisión de Rincón de Lectura
quien, a su vez, designa a alguien como el encargado de vigilar el correcto uso de las
instalaciones y los materiales: en el Distrito Federal se nombra a un maestro de grupo para
que, mediante un vale, ceda cierta cantidad de libros a cada grupo, mismos que deben ser
devueltos al final del curso, mientras que en el Estado de México la comisión de la
biblioteca queda a cargo de un maestro sin grupo.
1
Sería mejor que un bibliotecario profesional se hiciera cargo ya que, además, con el paso
del tiempo estos salones lucen abandonados y los libros se van amontonando en los
estantes. Además, a pesar de que los maestros se esfuerzan en enseñar a los niños a leer, no
se cuenta con el material suficiente ya que los niños se aburren de leer lo mismo (ellos
mismos lo dicen) y en la primaria –desde primer año para ser más exacto- es donde se
detectan los problemas de lenguaje o de conducta así como los de lectura (los niños que
omiten palabras o las distorsionan), lamentablemente las autoridades lo que desean es que
los niños lean de corrido sin importar nada más.
También debemos admitir que nosotros los bibliotecarios realmente no consideramos a
los niños como usuarios de la biblioteca que investiguen o simplemente lean porque en sus
casas no existe el espacio o los libros que les permitan hacerlo, por consiguiente sólo existe
una pequeña sala con muebles bajos pero con materiales no muy adecuados para los rangos
de edad en los que se ha delimitado esta investigación.
Otro error que se comete constantemente es no considerar que un niño es diferente a otro
y, menos aún, que existen niños con problemas físicos, psicológicos o de conducta además
de no considerar a los que viven en pueblos o rancherías alejadas de las grandes ciudades
sino que se les engloba como traviesos y problemáticos y se evita tener contacto con ellos.
Esto se debe a que el bibliotecario del siglo XXI está preparado para crear y acercar al
público al catálogo automatizado y a las bases de datos, pero no está preparado para atraer a
los niños a la lectura, mucho menos a tratar a los niños con necesidades específicas.
¿Cómo reconocer a los niños con problemas de conducta y cómo motivarlos a que lean?
¿Y en el caso de los niños sordos o invidentes? Es un hecho que existen y no se les puede
negar ese derecho, que tenemos todos, de leer, pero el bibliotecario de hoy en día
desconoce cómo adquirir libros en Sistema Braile o siquiera que existen estos materiales y
si en la biblioteca nos encontramos a un niño que golpea a los demás, lo que hacemos es
decirle a los padres que no lo lleven más.
2
Lo que se necesita es que el bibliotecario se acerque a los especialistas de otras
disciplinas como los maestros, los psicólogos y los pedagogos e, inclusive, que en la
preparación del bibliotecario se incluya la impartición de estos conocimientos, así podría
determinar cuales son las estrategias que debe emplear para comprender a ese niño y que no
se aleje de la biblioteca.
El objetivo personal al realizar esta Tesina es, pues, que el bibliotecario revalore su papel
como enlace entre los niños y el libro, haciéndole ver además los conocimientos que
necesita para cumplir adecuadamente con ese papel. De la misma forma, me planteé
mostrar con este documento la necesidad del fortalecimiento de los lazos entre la biblioteca
y la escuela ya que la primera facilita los materiales que contienen y sustentan los
conocimientos de la segunda.
Para poder sustentar todo lo que he mencionado, se recurrió previamente a la búsqueda en
documentos (libros, tesis, publicaciones periódicas y páginas electrónicas), el análisis de la
información presentada en ellos y la síntesis de la misma. Por lo tanto, agradezco al
personal de la Biblioteca “Francisco Orozco Muñoz” de la Escuela Nacional de
Biblioteconomía y Archivonomía, así como al personal de la Biblioteca “Samuel Ramos”
de la Facultad de Filosofía y Letras y al Centro Universitario de Investigaciones
Bibliotecológicas por permitirme realizar mi investigación haciendo uso de sus acervos.
De la misma forma, agradezco a mis asesores, la Licenciada Angélica María Rosas
Gutiérrez y el Maestro Nahum Pérez Paz por su apoyo y orientación en la búsqueda de
fuentes de información.
3
INTRODUCCIÓN
La formación de conductas lectoras en niños de seis a doce años es un aspecto del que se
ha abordado poco ya que sólo algunos bibliotecarios y promotores de lectura han llevado a
cabo acciones encaminadas a la cimentación de los hábitos lectores en sus bibliotecas.
Acciones más concretas como las cajas viajeras se han realizado en Colombia o España.
En México, lo que se ha realizado es muestra del interés por parte del gobierno para
disminuir el índice de personas que no saben leer ni escribir, pero se requiere del apoyo de
bibliotecarios profesionales. Como ejemplo, tenemos los “Rincones de Lectura”, en el que
se habilitan salones como bibliotecas pero que no se tiene un orden ni un control en el
material.
En el caso de las bibliotecas públicas es escasa la asistencia de los niños, lo que genera
que los bibliotecarios no los consideremos como asistentes regulares y cuando éstos acuden
(por lo regular a consultar paras cumplir con alguna tarea escolar) no sabemos cómo
conducirnos, pues es fácil que se alejen de la biblioteca si perciben una actitud de molestia
o se les limita su curiosidad.
Esto nos obliga como bibliotecarios a plantearnos qué nos hace falta en nuestra
preparación: requerimos formarnos a nosotros mismos como lectores para poder formar a
otros lectores, debemos conocer las distintas estrategias e instrumentos de formación de
conductas lectoras; acercarnos al psicólogo, al maestro y al pedagogo, quienes son los que
mejor conocen a los niños, su manera de pensar, las distintas etapas de maduración física y
emocional por las que pasan y cuyos conocimientos les permiten identificar problemas de
conducta o cualquier tipo de discapacidad.
Lo más idóneo es que además de los conocimientos bibliotecológicos que se imparten, se
incluyera un enfoque orientado a la atención a los niños mediante materias como Didáctica,
Pedagogía o animación a la lectura además de cursos sobre literatura infantil, porque
generalmente la gente piensa que los libros que tienen a niños y animales como
4
protagonistas son literatura infantil aunque haya veces que estos textos usen un lenguaje
muy elaborado para el entendimiento que poseen los niños del rango de edad al que se
enfoca esta investigación.
Estas son las razones que me motivaron a realizar esta monografía, en cuyo proceso de
búsqueda en bases de datos y catálogos se recurrió al uso de términos como conducta
lectora, literatura infantil, animación a la lectura, promoción de la lectura, bibliotecario,
biblioteca pública y, al encontrar bajo este rubro poca información sobre las características
del bibliotecario enfocado a la atención de los niños, bibliotecas escolares. Esta forma de
búsqueda se debe a que la literatura sobre el tema formación de conductas lectoras es
escasa y en ella se trata el tópico de manera muy general, como parte de la formación de
usuarios.
Durante el proceso de investigación, análisis y síntesis de la información se determinaron
los contenidos de los cuatro capítulos de los cuales consta el presente trabajo. El primero de
ellos presenta a los niños en los distintos grupos o comunidades en que los han considerado
Psicólogos, Pedagogos e Institutos de Investigación como Henry Wallon o la American
Academy of Child & Adolescent Psychiatry, con las características que consideran para
tales clasificaciones así como la definición de niño y comunidad, lo que permite la
definición del término comunidades infantiles.
El capítulo dos aborda la formación de conductas lectoras destacando los elementos que
permiten que se lleve a cabo como es la existencia de una lectura significativa,
posteriormente se destaca la importancia del desarrollo de estas conductas, así como las
distintas formas en que el niño se relaciona con la lectura como, por ejemplo, para tener un
tema de plática. El último punto que se toca en este capítulo es la necesidad del apoyo de
los padres de familia, la buena relación entre el niño y el bibliotecario y la presencia de la
literatura infantil en el acervo de la biblioteca como puntos muy importantes para lograr la
formación y el fortalecimiento de éstas conductas.
5
El capítulo tres está dedicado al bibliotecario, en él se presentan las características que
debe reunir o desarrollar quien se dedique a formar a los niños en hábito de la lectura. Lo
primero que se presenta es un bosquejo de los conocimientos que se requerían en la década
de los setentas para, posteriormente, mencionar los conocimientos, habilidades, aptitudes y
características que se requieren en el siglo veintiuno.
En este mismo capítulo se establece la importancia de fomentar y fortalecer el vínculo
maestro-bibliotecario ya que el primero debe reconocer la importancia de la biblioteca en la
formación de sus alumnos.
El cuarto y último capítulo se enfoca a mencionar las estrategias e instrumentos que
permiten la formación de conductas lectoras como son la lectura en voz alta, la lectura en
silencio, los lecto-juegos, todas estas son estrategias para acercar a los niños a la lectura. En
el caso de los instrumentos se mencionan los audiolibros o la dramatización del libro para
los niños en general o, de manera específica, los libros en sistema Braile para los niños
invidentes y el Sistema de Señas Mexicano y la necesidad de su valorización como un
instrumento que permite la comunicación y el aprendizaje de los niños sordos.
Finalmente se hace una propuesta de estrategias e instrumentos, una de las cuales es una
mejor preparación en el bibliotecario como profesional, en el sentido de la necesidad de
adquirir conocimientos pedagógicos.
En el último aspecto, las conclusiones, se destaca, pues que dichos conocimientos
permitirían al bibliotecario no sólo ser un enlace entre el niño y el libro, sino reencontrarse
como investigador y como lector, pues esta es la base para que funcionen las estrategias e
instrumentos que se implementen. Si el bibliotecario no lee ¿Cómo espera entonces formar
lectores?
6
CAPITULO 1:Comunidades Infantiles.
A manera de antecedente podemos decir que la población infantil representa, en ciertas
regiones de nuestro país, el mayor porcentaje en habitantes, sobre todo en las rancherías y
pueblos del interior de la República. De acuerdo con el censo realizado en el año 2000 por
INEGI1, la población infantil de nuestro país está compuesta por 5,677,711 niños y
5,537,612 niñas de 5 a 9 años, la cantidad correspondiente al rango de edad de 10 a 14 años
es de 5,435,737 niños y 5,300,756 niñas. En la conjunción de ambas poblaciones, 93.9 %
en el caso de los niños y 93.8 % en el de las niñas asisten a la escuela y tienen la
preparación adecuada, o al menos eso es lo que arrojan las estadísticas pero la realidad es
diferente.
Los niños son el futuro de nuestro país y no es sólo un discurso, se requiere de brindarles
una educación mejor y la creación de áreas donde se promueva la lectura a los niños porque
al leer se conoce. Con respecto al universo al que se avoca esta investigación, durante el
periodo presidencial de Ernesto Zedillo se implementaron los Rincones de Lectura
(RILEC) que brindaban a los niños un espacio con libros adecuados a su edad, pero no se
contaba con el personal adecuado para motivar la lectura ni satisfacer su curiosidad
característica, de aquí surge la inquietud de saber cómo tratar a los niños y acercarlos a la
lectura pero para eso es necesario primero conocerlos.
Es por eso que el presente capítulo está dedicado a las Comunidades infantiles. Es
pertinente aclarar que al realizar la búsqueda del término, se encontró que es más empleado
el término COMUNIDAD INFANTIL, pero creo que los niños que comparten
características en común como son el medio en el que se desarrollan e inclusive
discapacidades conforman distintas comunidades y no se pueden englobar ni soslayar con
un termino general como es el de COMUNIDAD, sino que es necesario hablar de las
distintas COMUNIDADES que existen.
1 Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. Censo Nacional de Población y Vivienda. Disponible en www.inegi.gob.mx Fecha de Consulta: 05-Septiembre-2004
7
En primer lugar debemos conocer a los niños de acuerdo a las concepciones de expertos
psicólogos y pedagogos, posteriormente se ofrece la definición de comunidad para, a partir
de estos elementos, dar la definición de comunidad infantil.
Posteriormente se presentan las tipologías que se han detectado con respecto a los niños y
por último, las características de estas clasificaciones con el objetivo de que estas sean
tomadas en cuenta en la planificación de futuros talleres, cursos o jornadas de fomento a la
lectura, implementando acciones con respecto a cada grupo de niños, además, esto es
beneficioso para la biblioteconomía porque al conocer estas clasificaciones podemos
trabajar en conjunto con otras disciplinas, concretamente con maestros, pedagogos y
psicólogos. Siempre debemos tener presente que no todos los niños son iguales.
1.1. Definición
Antes, los maestros conceptuaban al niño como una réplica en miniatura del adulto al que
había que enseñarle lecciones y darle los conocimientos que le permitieran desenvolverse
correctamente. Para María Montessori los niños son “seres humanos, colegas que deberían
ser tratados como tales...”2 Descubrió en su comportamiento fenómenos básicos aplicables
en el desarrollo humano es por eso que el Sistema Montessori considera al individuo como
un observador participante y los maestros no deben intervenir en la sucesión de eventos a
menos que sea necesario. Con respecto a su concepción del niño, abunda “... el niño no
debería ser considerado como una criatura desvalida y frágil con la única necesidad de ser
protegida y ayudada sino como un embrión espiritual en posesión de una activa vida
psíquica desde el día de su nacimiento, guiado por sutiles instintos que lo capacitan para
edificar activamente las capacidades humanas...”3de esta manera, el niño es capaz de elegir,
por instinto y los maestros cumplen la función de guías y facilitadores de conocimiento sin
necesidad de forzar el conocimiento, sino aplicando la motivación.
2 MONTESSORI, Mario, jr. La Educación para el Desarrollo Humano. Comprendiendo a Montessori. p. 21 3 MONTESSORI, Mario Op. Cit. p. 13
8
Parte de esta idea es compartida por la Psicología Intelectualista que expone que el niño
“representa en germen, en embrión, todas las condiciones y capacidades del adulto...”4 y
debe formar y fortalecer estas capacidades. Para hacer posible esto es necesario brindarle el
ambiente y las herramientas que le sean propicios, esto le permite formar parte de una
comunidad ya que, como vimos en la definición, persiguen los mismos fines y realizan
actividades en común.
Esto es posible debido a que antes de enfrentarse a la escolaridad los niños han realizado
una exploración sistemática y activa del mundo y han construido modos coherentes de
considerar a los objetos y acontecimientos que ocurren o existen en su entorno
Con respecto al término comunidad, este queda definido como “el grupo de individuos
que comparten las mismas características e intereses y realizan actividades en común”5 . los
niños representan la comunidad más compleja dentro de la sociedad debido a que su
pensamiento racional aún tiende a combinarse con la imaginación lo que no les impide
socializar y realizar actividades en conjunto, sobre todo en la etapa a la que se enfoca esta
investigación, en la que comienzan a desligarse de su círculo familiar y a vivir experiencias
por su cuenta.
Una vez que conocemos los dos conceptos: “niño” y “comunidad” podemos inferir que el
término comunidades infantiles lo emplearemos para referirnos a los niños que comparten
un espacio y realizan actividades en común: la ESCUELA es una comunidad que brinda
enseñanza; los PARQUES RECREATIVOS y CURSOS DE VERANO enseñan el trabajo
en equipo, la solidaridad y el desempeño de roles además de desarrollar el sentido de la
responsabilidad y la autosuficiencia y las BIBLIOTECAS promocionan en los niños el
gusto por la lectura.
Para efecto de la investigación, se establece que las comunidades infantiles son todos
aquellos niños que, en nuestro caso, pueden ser introducidos al mundo de la lectura
4 MERANI, Alberto I. Psicología y Pedagogía. Las ideas pedagógicas de Henri Wallon. p. 52 5 SALZMANN, Zdenek. Antropología. Panorama General. p. 16
9
atendiendo a sus características sociales, esto debido a que la lectura ayuda a resolver
cuestiones y les permite de manera gradual ser más extrovertidos dándoles pautas de
comportamiento además de conocimientos útiles.
1.2Tipología
Los niños son clasificados al momento de llevar a cabo estudios así como para ciertas
disciplinas dependiendo de las características de los mismos ya que tienen su propia manera
de ser y pensar, viven y se relacionan con su medio de diferente manera. Así mismo,
debemos tomar en cuenta que el que sean despistados o excesivamente impulsivos no es
malo, los problemas se presentan cuando a causa de estas dificultades ven alterada su vida
cotidiana tanto en la escuela como en la casa y comienzan a presentarse peleas con
amiguitos que terminan en castigos por parte de los padres y los maestros. En el caso de los
niños con algún tipo de discapacidad se requiere de instalaciones, equipo y personal
especializado, también se considera el medio ambiente en el que el niño se desarrolla.
No sólo debemos considerar las discapacidades, sino las condiciones de vida, el medio que
rodea al niño y los usos y costumbres, Macías6 dice que un niño citadino tiene una distinta
forma de interpretar la realidad que un niño nacido en el campo, ya que aunque el primero
recibe una educación más global, el chiquillo campesino aprende conceptos que son
aplicables a su medio por ejemplo: sabe lo que es un guaje y para qué se utiliza. Además,
éste último tiene la oportunidad de conocer historias por medio de la narración, situación
que ya no ocurre en las ciudades ante la ausencia de los padres y los abuelos, quienes
transmiten valores y conocimientos a través de sus historias.
En la educación básica se clasifica a los niños por grados: de seis a siete años se colocan
en primer grado; el segundo grado está compuesto por niños de siete a ocho años; el tercer
grado está destinado para los niños de ocho a nueve años; cuarto grado, destinado a niños
de nueve a diez años; en quinto grado se ubican los niños con edades de diez a once años y
en el sexto grado se encuentran los niños de once a doce años. Además, la mayoría de las
escuelas primarias contemplan un grupo especial denominado “nueve/catorce” integrado
6 MACÍAS, Luis Fernando, Narración Oral y Pedagogía. p. 54
10
por niños de edades comprendidas de 9 a 14 años que por alguna razón no accedieron a la
educación básica en la edad regular.
En la década de los noventas, hubo una tendencia por “clasificar” a los niños por grupos
tomando en cuenta edad cronológica, aprovechamiento (rendimiento escolar) o edad mental
(desarrollo mental o inteligencia), de estos, el último es el más aceptable al recurrir a
cuestiones técnicas. La clasificación por aprovechamiento es deficiente pero aceptable y en
nuestro país se aplicaba todavía no hace mucho, pero esto a lo que conducía era a la
formación de “filas” de niños aplicados y de niños que reprobaban, lo que creaba estigmas
a los niños a lo largo de su trayectoria escolar.
HENRY WALLON7 clasifica en sus estudios Pedagógicos a los niños en: el niño típico
del que dice que un niño con un adecuado desarrollo físico y mental puede ser capaz de
concentrarse y trabajar solo, presenta un pensamiento reflexivo, saber jugar siguiendo unas
reglas y trabajar en grupo y el niño con déficit de atención quien presenta dificultades para
establecer un orden en sus tareas, se distrae con cualquier estímulo, presenta problemas
para mantener la atención hasta finalizar las tareas, pierde u olvida cosas y parece no
escuchar cuando se le habla, lo que regularmente se conoce y engloba dentro del término
problemas de aprendizaje. En este caso se debe pensar en un modo atractivo de dar clases
para contrarrestar esta característica además de tomar en cuenta la inquietud natural de los
niños.
Dentro del grupo de niños con déficit de atención, integra a los niños impulsivos y niños
hiperactivos. Dentro de la clasificación de los niños con trastornos de psicomotricidad,
Wallon engloba a los niños que padecen dislexia y los niños tartamudos, que presenta
desórdenes del lenguaje aunados con trastornos de coordinación motora. El cuarto grupo
engloba a los niños con trastornos mentales, abarcando la esquizofrenia paranoide y el
autismo. El quinto y último grupo está conformado por los niños con discapacidades
físicas, como son los invidentes, sordomudos y minusválidos. Por su parte, la American
Academic of Child & Adolescent Psichiatry menciona a los niños con autismo, que
7 MERANI, Alberto I. Op Cit p. 5-7
11
contempla también los trastornos psicomotrices ya que dicha institución sostiene que el
autismo conlleva una dificultad para realizar movimientos en forma rápida y a los niños
con problemas de conducta además de los niños con retraso mental.
En nuestro ámbito, el ámbito bibliotecario JOHN SPINK8 clasifica a los niños en función
a la utilización de los materiales en Buenos Lectores y Usuarios problema, los primeros
son aquellos que saben conducirse de manera autónoma en la biblioteca mientras que los
segundos son más dependientes del personal y siempre tienen dificultades para encontrar su
información.
Cada una de las clasificaciones aquí presentadas fueron ideadas para distintos propósitos:
médicos, educativos o pedagógicos y bibliotecológicos, estas investigaciones nos sirven de
apoyo en la planeación de talleres, cursos de verano o programas de difusión de la lectura.
Además debemos tomar en cuenta al niño como usuario de las bibliotecas, sobre todo en
aquellas que se encuentran cerca de escuelas ¿cómo saber que ese niño que nunca se sienta
y se la pasa molestando a los demás solo desea llamar la atención o hacer patente que la
actividad que está realizando (cualquiera que sea) ya le aburrió? ¿Es posible que los niños
con enfermedades mentales puedan leer de manera que nosotros consideramos normal? ¿Es
posible que los niños con problemas de conducta exterioricen sus emociones y encuentren
alivio a las situaciones conflictivas que viven por medio de las lecturas adecuadas?
Para responder estas cuestiones, es necesario conocer lo que los investigadores
mencionados anteriormente tomaron en cuenta para dividir sus grupos de estudio, a
continuación presento las características que se identifican
1.3 Características de los Distintos Grupos Propuestos por los Investigadores
Con la existencia de los diferentes padecimientos físicos, emocionales y mentales se hace
necesario saber cómo reaccionarán los niños al entrar en contacto con sus compañeros y sus
maestros. En los niños con desordenes de la conducta se presentan problemas tanto
8 SPINK, John. Niños Lectores, p. 87, 123
12
emocionales como del comportamiento, los niños que sufren de estos trastornos tienen
mucha dificultad en seguir reglas y en comportarse de manera socialmente aceptable
además de que otros niños, los adultos y las instituciones sociales los consideran “malos” o
“delincuentes”.
A continuación se presentan las características de estas clasificaciones de manera
detallada.
CLASIFICACIÒN DE HENRY WALLON9
Los NIÑOS CON DEFICIT DE ATENCIÒN son aquellos que no pueden permanecer
atentos realizando una misma actividad por mucho tiempo, es normal que los niños sean
inquietos, pero el hecho de que no entreguen trabajos escolares o los entreguen incompletos
entre otros actos, es indicio de un déficit de atención. Forman parte de esta clasificaciòn el
niño impulsivo y el niño hiperactivo.
Las características de los primeros son: con frecuencia actúan sin pensar, hablan en
momentos poco oportunos o responden precipitadamente a preguntas que, incluso, no se
han terminado de formular, les cuesta obedecer órdenes, no porque no quieran, sino porque
no están atentos cuando éstas se formulan e interrumpen a menudo durante juegos o
explicaciones. Su lectura es demasiado rápida, se adelantan a los párrafos “comiéndose las
palabras” y por eso mismo la mayoría de las ocasiones no comprenden lo que han leído.
Estos niños requieren de una persona paciente que en muchas ocasiones deberá repetir las
instrucciones y guardar el orden, las lecturas que se les ofrezcan deberán ser cortas y es
conveniente y hasta necesario hacerles preguntas una vez terminada la lectura para ver si
han comprendido el texto.
9 Doctor en Letras y Medicina, se especializó en Psicología del Niño, cátedra que impartió en La Sorbona y el Colegio de Francia
13
Los niños hiperactivos a menudo mueven los pies y las manos y se levantan de la silla,
van de un lugar a otro sin motivo aparente, se balancean sobre las sillas, juguetean con
pequeños objetos entre las manos, canturrean o hacen movimientos inapropiados con la
lengua, hablan en exceso y les cuesta mucho trabajo esperar su turno en los juegos o jugar
en forma tranquila. Como en el caso anterior, se requerirá de una persona paciente con una
buena modulación de voz en caso de ser parte de una actividad como”la hora del cuento” ya
que los niños prestarán más atención si el que lee baja intencionalmente el nivel de voz, una
vez que se tenga la atención de los niños se podrá regresar gradualmente al tono normal,
para animarlos a leer se requiere de libros con ilustraciones para atraerlos ya que es común
que se aburran si el libro “no tiene dibujitos” y un libro debe ser atractivo desde la
encuadernación.
NIÑOS CON TRASTORNOS DE PSICOMOTRICIDAD.- Comportamientos típicos
son: el golpearse la cabeza contra la pared u otras superficies (comportamiento conocido
como Offensa Capitis), el ensortijamiento del cabello con las manos con el progresivo
arrancamiento de mechones ó tricotilomanía, el comerse las uñas y la aparición del tic.
Todos estos trastornos están relacionados también con problemas emocionales o impulsos
agresivos mal conducidos. Wallon considera dentro de esos Trastornos a la dislexia.
La dislexia se caracteriza por una dificultad en la lectura que se pone de manifiesto en
una serie de confusiones gráficas como b y d, m y n o r y l. Aunque estos trastornos
existen también en el niño normal, estos desaparecen a los seis años, si esta característica
perdura más allá de esta edad debe considerarse como una manifestación de dislexia,
también es característica la inversión silábica en el momento de la lectura (es por se, o pro
por por), la omisión de letras tanto en la lectura como en la escritura, la invención de
palabras y la unión y desunión de vocablos.
Puede acompañarse de imposibilidad para seguir un ritmo musical, desconocimiento del
reloj antes de los ocho años, incapacidad para establecer la relación correcta de los días de
la semana y al mismo tiempo se ignoran las estaciones del año.
14
Otros trastornos que pueden presentarse son los relacionados con el lenguaje, en este
caso, hay que establecer que la organización del lenguaje en un niño con déficit intelectual
no es el mismo que el del resto de la población escolar y conlleva la aparición de retardos
en el lenguaje (tardar demasiado. en responder a preguntas que se hacen, hablar con faltas
de ortografía), la audiomudez, el farfulleo (cuando el niño dice las palabras de manera
rápida y, por lo tanto, ininteligible) o la tartamudez. Regularmente estos trastornos se
detectan desde los seis años y pueden ser tratados permitiendo a estos niños integrarse a la
vida escolar.
Es necesario en este caso una labor de conjunto entre los maestros, los bibliotecarios,
pedagogos y psicólogos para determinar, en primer lugar, el grado del problema de cada
uno de los niños e implementar los programas adecuados. Las lecturas deben ser de
diferentes niveles conforme la capacidad lectora de los niños se vaya desarrollando:
primero palabras simples y después oraciones completas.
NIÑOS CON TRANSTORNOS MENTALES.- Son aquellos cuyas funciones mentales
son deficientes o no se han desarrollado completamente ya sea por genética, enfermedad
padecida por la madre durante el embarazo o una deficiente atención post-parto al recién
nacido. Es posible que aprendan oficios y lleven una vida social plena aunque en algunos
casos como los esquizofrénicos será necesario un tratamiento con medicamentos.
NIÑOS CON DISCAPACIDADES FÌSICAS.- Se clasifican dentro de este grupo a los
invidentes, sordomudos, tullidos y minusválidos. Requieren de instalaciones y equipo
creados especialmente para ellos pero pueden llevar una vida social y laboral aceptable. Los
niños minusválidos no presentan por lo regular problemas en la lectura, aunque si requiere
de motivación. En el caso de los niños invidentes se requiere de la adquisición de libros en
Sistema Braile, también existen libros editados en formato CD y máquinas con sistema
lector integrado.
15
CLASIFICACIÒN DE LA AMERICAN ACADEMIC OF CHILD AND
ADOLESCENT PSYCHIATRY10
NIÑOS CON PROBLEMAS DE COMPORTAMIENTO.- La sociedad los tipifica
regularmente como niños delincuentes o niños infractores y regularmente son destinados a
reformatorios. Algunos de los problemas de comportamiento que presentan son:
• Acosamiento, amenaza e intimidación a los demás.
• A menudo inicia peleas físicas.
• Uso de armas para causar daño físico a otros como: palos, ladrillos, botellas rotas o
cuchillos.
• Robo a sus víctimas mientras las confronta.
• En los adolescentes, es frecuente que obligue a otro a iniciar una actividad sexual.
• Deliberadamente destruye la propiedad de otros.
• Miente constantemente.
• Deja de asistir a la escuela.
Muchos factores pueden contribuir al desarrollo de los desórdenes de la conducta en el
niño incluyendo un daño al cerebro, el haber sufrido abuso, vulnerabilidad genética, el
fracaso escolar y las experiencias traumáticas de la vida.11
Este tipo de niños debe recibir una evaluación comprensiva sin obligarlos a interactuar
con otros compañeros, con los maestros ni con los consejeros. Es necesario trabajar con los
padres para que apoyen a su hijo, sin este tratamiento, muchos de estos muchachos no
lograrán adaptarse a las demandas que conlleva ser adulto y continuarán teniendo
problemas en sus relaciones sociales.
NIÑOS AUTISTAS.- El Acta para la Educación de los Individuos con Discapacidades
(IDEA), la legislación federal bajo la cual los niños y los jóvenes con discapacidades
10 Organización destinada a investigar y dar tratamiento a los distintos padecimientos psíquicos y emocionales en niños y adolescentes 11 American Academic of Child & Adolescent Psychiatry. Niños con Problemas [en línea] Disponible en http://www.aacap.org/publications/apntsfam/fff33.htm Fecha de Consulta: 24-Julio-2004
16
reciben servicios de educación especial aplicable en países de America Latina, define el
autismo como “ una discapacidad del desarrollo que afecta significativamente la
comunicación verbal y la no verbal y la interacción social usualmente evidente antes de los
3 años, que afecta adversamente el rendimiento escolar del niño”.12
Las características del niño autista son: problemas de comunicación, dificultad para
relacionarse con las personas, objetos y eventos, el uso de juguetes y objetos de manera
poco usual y los movimientos corporales repetitivos. En este caso es necesario el trabajo
conjunto de psiquiatras, maestros y padres de familia. Con respecto a la lectura se requiere
de paciencia y la utilización de libros con ilustraciones llamativas y un trabajo más cercano
con el niño para vencer su timidez y su mutismo, el bibliotecario no deberá impacientarse,
sino conocer la naturaleza y características del autismo y no forzar la lectura.
NIÑOS CON RETRASO MENTAL.- Se usa el término RETRASO MENTAL para
designar una limitación en el funcionamiento mental y en destrezas referentes a la
comunicación, cuidado personal y destrezas sociales. Estas limitaciones causan que el niño
aprenda y se desarrolle más lentamente que el niño típico.
Las causas del retraso mental son por condiciones genéticas, problemas durante el
embarazo, problemas al nacer como falta de oxígeno, problemas de salud de la madre
durante el parto como la rubéola, si la madre fuma o es alcohólica o si el niño durante sus
primeros meses de vida padece tos convulsiva o laringitis.
Los niños con retraso mental pueden aprender pero es probable que necesiten ayuda
individualizada, no obstante, pueden llevar una vida productiva. En lo referente a la lectura,
pueden hacerlo de manera corrida al cabo de lecciones y comprender lo que se lee.
12 Centro Nacional de Diseminación de Información para Niños con Discapacidades. Trastornos del Habla y Lenguaje [en línea] disponible en http://www.nichcy.org/pubs/spanish/fs11stxt.htm Fecha de Consulta: 28-Julio-2004
17
CLASIFICACIÒN DE JOHN SPINK13
Los BUENOS LECTORES son aquellos niños que, según Spink, sabe cómo, qué y dónde
buscar volviéndose gradualmente independiente. Con respecto a los USUARIOS
PROBLEMA, lo compara con los delincuentes juveniles ya que comete “pequeños delitos”
como lo es el sustraer libros, intercalarlos incorrectamente o mutilarlos. Recomienda
alentar la conducta de los primeros y actuar fijando límites y haciéndole saber lo incorrecto
de su conducta a los segundos, en caso necesario, recomienda hacerles la invitación a
abandonar la biblioteca.
Existen niños con un coeficiente mental considerado “bajo”, con problemas de motricidad
o de conducta, pero también existe otra clasificación que no fue tomada en cuenta por
ninguna de las investigaciones realizadas: la comunidad infantil rural. En las zonas
apartadas como las rancherías, la Selva Lacandona o las tierras altas de Durango existen
poblaciones autónomas que no tienen un sistema educativo bien estructurado y, mucho
menos, una biblioteca. Una acción emprendida por el gobierno ha sido la edición de libros
de texto en distintas lenguas indígenas así como en español pero realmente se carece de
personal que promueva la lectura debido a que muy pocos están dispuestos a desplazarse a
esos lugares.
En países como Colombia se implementaron las bibliotecas móviles, consistentes en
camionetas en las que se guardan los libros para ser llevados a los poblados, en los cuales
permanecen, como máximo, dos semanas. Esta es una opción interesante pero en nuestro
caso es necesario primero enseñar a los niños de estas poblaciones a leer y escribir.
De cualquier manera, una característica común a todo niño es una curiosidad innata. El
desarrollo de la inteligencia implica procesos naturales o espontáneos que pueden ser
utilizados y acelerados por la educación familiar y escolar y tiene su base en la experiencia
13 Bibliotecario estadounidense, promotor del uso de las bibliotecas por parte de los estudiantes de educación básica.
18
de la cual se reconocen dos tipos: la experiencia física, que implica la interacción del
individuo con los objetos para conocer sus características y la experiencia lógico-
matemática inherente a las acciones que se pueden hacer con los objetos. A éste respecto,
Piaget14 siempre habló de una interacción entre el sujeto y el objeto, siendo el conocimiento
la síntesis del encuentro entre el individuo y el mundo exterior.
Cada edad en el niño representa un paso adelante, un nivel superior que existe esto mismo
dentro de la formación escolar, además, llegará el momento en el que el niño tendrá que
elegir y sus elecciones no se realizarán sin sufrimiento, sin pesar ni regresiones eventuales
pero, al franquear cada etapa nada queda destruido en lo que se abandona, nada queda sin
acción en lo que se supera. La forma en la que el niño percibe el mundo que le rodea
cambia a medida que va creciendo, así, el niño de los cinco a los siete años se centra en sí
mismo, lo quiere todo para si. El lenguaje es más concreto y es capaz de establecer una
conversación tanto en presencia como en ausencia física del interlocutor (un ejemplo de
esto último es la comunicación por teléfono), la etapa del sueño a partir de los seis años ya
no es tan ritual como a los cuatro años cuando requería de la presencia de la madre como
agente liberador de los miedos, ahora duerme por sí solo.
La socialización comienza a ser más fuerte a partir de los seis a los siete años cuando
empieza a integrarse en los juegos de otros y a actuar con libertad. Esto ayuda al niño a
crear y solucionar sus propios conflictos además de asumir para él cierto grado de utilidad
dentro de “su” grupo. 15
De acuerdo con Jean Piaget 16, de los siete a los ocho años el niño ya conoce la diferencia
de cantidades, correspondencias, clasificaciones de objetos pero todo esto es necesario
mostrárselo en la práctica; entre los once y los doce años se presenta el periodo en el que no
sólo se refiere a objetos existentes en la realidad sino también comienza a elaborar
supuestos.
14 PIAGET, Jean. La Formación del Símbolo en el Niño. México: Fondo de Cultura Económica, 1961 p.91 15 SALVAT, Manuel [et. al]. El Niño. México: Salvat, 1973 p.94 16 PIAGET, Jean. Op. Cit.p.89
19
Entre los siete y los nueve años el niño comienza a demostrar interés por la vida social
aunque su mundo necesita constantemente la presencia y colaboración de los adultos. A los
nueve años el carácter desenvuelto que presenta en familia (el ambiente que conoce) se
extiende a la escuela y a su grupo de amistades pero también comienza a fijar su atención
en aquello que más le interesa, formándose así su individualidad.
En esta edad también se presentan pormenores con respecto a la sexualidad, el niño
comienza a sentir curiosidad por los órganos reproductores y cómo nacen los niños además
de establecer la diferencia entre los “juegos de niños” y “juegos de niñas”.
De los nueve a los once años el niño irá liberándose progresivamente de las actitudes y
estructuras que el adulto ha establecido dentro del medio familiar pero sin implicar todavía
un enfrentamiento o una puesta a prueba de sus posibilidades dentro de la estructura
familiar. La existencia de los grupos sociales se hace más fuerte, el juego ya es un
mecanismo competitivo con el deseo de medir su potencia con los compañeros o de
mejorar.
Pero en este periodo también pueden presentarse anomalías que se centran en el Síndrome
del Fracaso Escolar, esto se refiere a un periodo no inferior de dos años en la adquisición
del aprendizaje que puede ser global (involucrando a todas las áreas del aprendizaje) o
electivo (referente a ciertos efectos como el conocimiento de las ecuaciones, la
comprensión de las clases, etc.) de cualquier manera, el que se presente esta situación y
pueda ser fácil para el estudiante pasar por esta etapa depende de varios factores que los
psicólogos y pedagogos agrupan en tres causales:
1.- FACTOR FAMILIAR.- En este caso se contempla la actitud de los padres frente al
fracaso escolar, las ideas de la familia, el comportamiento de los hermanos, el nivel cultural
de los padres y su dedicación frente a las tareas escolares.
2.- FACTOR ESCOLAR.- Si el niño entra a la escuela a una edad menor a la establecida
los maestros pueden juzgar que su nivel intelectual no es el mismo que el del resto de sus
20
compañeros. Otro aspecto es la regularidad en la asistencia a la escuela así como la
respuesta que dentro de la familia obtienen las actividades escolares.
El imponer actividades sin la suficiente explicación y los métodos de enseñanza
inadecuados en función de las características individuales, hablando en el terreno educativo
y, a nivel emocional, la existencia de una relación conflictiva con el maestro, crea
mecanismos de rechazo que dificultan la enseñanza.
Debe existir un ambiente de mutuo respeto y antes de una actividad debe proporcionarse
una introducción clara sobre el tema o dinámica a desarrollar, si existen dudas, la actividad
no se llevará a cabo satisfactoriamente.
3.- FACTORES EXISTENTES EN EL NIÑO.- La incapacidad psicomotriz, dificultades
oftalmológicas como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo; la dislexia (dificultad
para lograr una lectura en el tiempo habitual) ligada a su vez con la disgrafía o alteración en
la sincronía en el movimiento gráfico, la disortografía o incapacidad para escribir
adecuadamente y la aparición posterior de la disintáxis o la alteración de la capacidad de
estructuración sintáctica en la redacción, provocarán un retraso considerable en el
aprendizaje de la lecto escritura por lo que estos problemas deben detectarse desde un
principio para recurrir al apoyo de pedagogos o psicólogos.17
Una pregunta que siempre se han hecho por igual los padres de familia y maestros es
¿cómo lograr que los niños, cada uno con sus características y la forma de ser de cada uno,
puedan desarrollar conductas lectoras si en los “niños normales” es de por si difícil
acercarlos a los libros? y la respuesta es que regularmente se ve a la lectura como un
castigo: se le dice al niño “¡y como castigo, te pones a leer este libro en el rincón¡” la
biblioteca es también vista por maestros, padres y alumnos como un lugar de castigo donde
mandar a los indisciplinados ¿Cómo pretenden entonces acercar al niño a los libros?
17 SALVAT, Manuel [et. al] Op Cit p. 126
21
Se debe aprovechar la segunda característica presente en todo niño: el juego. Es la
manera natural como el niño se interesa en algo, para Piaget “... el juego representa la
liberación o la solución de los conflictos que el niño vive, así, si un niño no quiere comer le
da la comida a un muñeco. También es una sobremotivación al convertir una actividad
ordinaria en juego...”18 a partir de los seis o siete años empieza a aparecer el tipo de juego
necesariamente social: los juegos de reglas.
Lo característico de este tipo de juegos es que los jugadores deben respetarlas y son estas
las que determinan quién gana el juego, a lo largo de esta etapa (de los seis a los ocho años)
la lectura aparece como un medio para escapar de la realidad. También es frecuente a la
edad de diez años la necesidad de escribir diarios, de esta manera el niño desahoga sus
emociones y el adulto debe respetar esta actividad pero es precisamente en esta etapa
cuando debe hacerse presente el libro como vehículo para que el niño viva sus propias
situaciones o conflictos y los resuelva.
Entre los nueve y diez años se presenta una gran aptitud para aprender de memoria que
debemos aprovechar y fomentar, no obstante, el raciocinio aún no está presente porque el
niño sigue guiándose por sus fantasías pero ya empieza a buscar lecturas de hechos reales a
la vez que existe una plena identificación con el héroe o el personaje principal. En el
ámbito social, prefiere relacionarse con personas abiertas a las que puede comprender con
facilidad y que se distingan por sus rasgos afables.
A los once o doce años comienza a rebelarse contra todas las imposiciones de la sociedad
y la lectura le ofrece la posibilidad de vivir aventuras, también le interesan los libros con
experimentos o acontecimientos que puede comprobar en el mundo real. Así, es posible que
el niño se desarrolle “de la mano de los libros”.
El ambiente en el que se desarrolle debe fomentar y enriquecer el interés por la lectura si
en casa el niño tiene libros al alcance y sus padres los leen despertarán su curiosidad natural
pero este es un proceso que debe iniciarse desde la primera infancia del niño ya que el
18 PIAGET, Jean. La Formación del Símbolo en el Niño. México: Fondo de Cultura Económica, 1961 p. 219
22
sonido es uno de los elementos por los que el niño conoce el mundo. Es común que los
niños pequeños soliciten a sus padres que les lean cuentos, esta costumbre la conservan
hasta alrededor de los siete años cuando su vocabulario se expande y son capaces de leer
por sí mismos. Debe enriquecer su vocabulario durante los primeros diez años de vida y la
narración de cuentos así como de rimas, villancicos y adivinanzas contribuyen a este fin.
Con el paso del tiempo los niños recurren a los libros para leer por sí mismos, conocer
nuevas cosas o saber el significado de ciertas palabras. Al ingresar a la escuela, adquiere
nuevas palabras y debe contar con los elementos que le permitan saber cómo se dice una
palabra y su significado. La forma en la que el niño satisfaga su curiosidad en los libros
dependerá de su interés, como lo orienten los maestros y sus padres y la posibilidad de
acudir a una biblioteca.
23
CAPITULO 2: La Formación de Conductas Lectoras.
Cada niño vive situaciones diferentes por lo que su relación con la lectura la vive también
de manera diferente, es por eso que buscan literatura específica en la que ven reflejadas las
situaciones que viven y se les presentan para conocer la manera como pueden resolverlas.
Algunos autores como es el caso de Román Haza manejan el término conducta lectora, sin
embargo, la lectura es, a mi forma de ver, toda una experiencia en la que los sentimientos y
recuerdos reviven, y esto lo he podido constatar gracias al contacto frecuente con niños de
educación primaria. Ellos no tienen ninguna inhibición al demostrar sus impresiones
durante la narración de una historia, además, la lectura permite corregir nuestro lenguaje
mediante competencias y recitales, obtener información para mantenernos actualizados,
encontrar una alternativa de diversión y desarrollar las habilidades de búsqueda, análisis y
síntesis.
Todo esto es más fácil desarrollarlo cuando el lector es capaz de elegir qué tipo de textos
le interesan y sobre todo, comprende para, de esa manera, expresar con sus propias palabras
lo que el autor expone. Como dice Ramírez Leyva19 “la lectura debe convertirse en una
actividad placentera y que se cobre conciencia social de ello, a la vez, tendrá que ser un
acto espontáneo y sincero”.
¿Cómo lograr esa relación de introspección entre los niños y la lectura? En primer lugar
debemos conocer todos los elementos referentes a las conductas lectoras, posteriormente
establecer la importancia de las conductas lectoras y después es necesario tratar la relación
que se establece entre el niño y la lectura como punto base para mencionar las acciones que
se han emprendido para la formación de las conductas lectoras tanto en la escuela como en
la biblioteca.
19 RAMÍREZ LEYVA, Elsa Margarita. La Lectura: entre el placer y la obligación. p. 13
24
2.1 Elementos que Favorecen la Formación de Conductas Lectoras
La lectura debe ser de gran importancia en la formación de cualquier persona porque de la
calidad y cantidad de los textos que se leen dependerá el alto o bajo nivel intelectual que se
logre en el país, Garrido20 estima que en la década de los noventas doce o trece de cada
cien personas mayores de ocho años todavía eran analfabetas, a pesar de esto, los lectores
habituales eran muy escasos, según el punto de vista de este autor y los lectores de libros
eran todavía mucho menos ya que lo que más existía eran los lectores de diarios, revistas,
fotonovelas e historietas. Aunque también aclara que no es malo leer este tipo de literatura:
“Lo malo es que alguien no sea capaz de leer nada que vaya más allá de las fotonovelas y
las historietas, que no tenga la costumbre de leer un texto más o menos largo, de páginas
completas, en lugar de las frases elementales de los globitos, donde no hay espacio para
profundizar en las ideas, en la información ni en la naturaleza de los personajes”21 es decir,
es necesario profundizar y poder interpretar lo que se lee.
Para lograr la valoración a las conductas lectoras y que con ello se impulse su formación
debe existir la conciencia sobre su importancia a nivel individual y colectiva, primeramente
debemos conocer qué es lo que entendemos por lectura. Flores Ramos22 define la lectura
como “la formación derivada de la utilización de materiales recreativos y agradables que
permitan al lector descubrir sus propios gustos a través de variados autores, para que la
lectura sea óptimamente aprovechada se requiere una participación activa del lector por
medio del comentario y la compenetración emocional”.
Fernández de Zamora23 menciona que la Dirección General de Bibliotecas del Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes, responsable de la conducción del programa Nacional
de Bibliotecas Públicas ha llevado a cabo investigaciones, entre otras temáticas, sobre la
conducta lectora de los usuarios y sobre la afluencia de usuarios a la biblioteca.
20 GARRIDO, Felipe. Cómo Leer (Mejor) en Voz Alta:una guía para contagiar la afición a leer, 1997. p. 11 21 GARRIDO, Felipe. Op. Cit. p. 12 22 FLORES RAMOS, Martha I. La Promoción de la Lectura como Parte de los Servicios de la Biblioteca, 1985 p.20
25
“Desafortunadamente, también se debe señalar que el programa ha tenido varias deficiencias y entre ellas
destaca el problema de los recursos humano. No puede haber biblioteca sin bibliotecario para lo que se
impulsó un importante subprograma de capacitación y talleres. Sin embargo, el bajo nivel educativo del
personal que las atiende (incluso con casos de analfabetismo), la situación política a que se ven sujetos sus
nombramientos en gran número de casos, así como los bajos salarios, llevan a que todos los esfuerzos de
capacitación se anulen”.
En nuestro caso, debemos motivar la lectura en los niños, para lo cual se recomienda el
uso de textos de la literatura infantil que recurre a un lenguaje sencillo y fácilmente
comprensible ya que, por lo regular, contienen un número equilibrado de imágenes y texto
por lo que es recomendable que nos familiaricemos con este tipo de literatura con cursos y
talleres para bibliotecarios. A medida que conozcamos la variedad y características de esta
literatura, estaremos en la posibilidad de brindarles a los niños una variedad de textos y así
ellos gradualmente, dependiendo de la confianza que nosotros les inspiremos, se sentirán
con la libertad de escoger y sugerir los libros que desean leer, de esta manera estamos
formando las conductas lectoras que son facilitadas en un ambiente tranquilo y sin
distracciones como lo es la biblioteca donde no sólo se lee para aprender, sino también para
informarse y para disfrutar.
Cabe señalar que el primer paso para la formación de conductas lectoras es que el niño
desee leer, ya que la lectura se constituye principalmente en el deseo y una lectura amena
da un mejor rendimiento que la lectura obligada debido a que esta última se realiza
forzosamente, no se comprende totalmente y a la larga resulta molesta.
En cambio, si el niño encuentra en los libros situaciones o personajes que le gusten o con
los que se identifique, o se percate que el texto está escrito con palabras que él conoce, el
acercamiento es más sencillo. Para lograr el vínculo emocional, intelectual y lúdico entre el
niño y la lectura se requiere analizar cada caso para saber qué tipo de obras suelen preferir
los niños y preadolescentes en sus distintos estadíos de maduración emocional y
23 FERNÁNDEZ DE ZAMORA, Rosa María. Debe Trabajarse en un Cambio de Conceptos de la Biblioteca Pública [en línea]. Disponible en: http://www.conaculta.gob.mx/bibliotecario/ano1/nov_6.htm FECHA DE CONSULTA: 10-nov-2004
26
psicológica, no es lo mismo leerle a un niño al que le gusta jugar que a un joven de once ó
doce años al que le gusta vivir experiencias nuevas y, sobre todo, que está entrando a un
periodo de maduración sexual.
Pero además hay que considerar la personalidad de cada uno porque en cada grupo de
niños hay un tímido, un bromista, alguien a quien le gusta realizar experimentos o al ya
mencionado aventurero y a cada uno hay que ofrecerle el libro adecuado: libros de
experimentos sencillos, libros de cuentos, libros de chistes o libros de aventuras, todos
estos redactados con un estilo adecuado y de fácil comprensión.
Según Trinidad Román24, “para que las personas lean, es necesario que éstas quieran
hacerlo porque lo disfrutan” implica además el desarrollo de una actitud positiva hacía los
libros como una distracción y no como un castigo o algo tedioso hasta la asimilación de
conocimientos mediante el aprendizaje significativo25 que presenta a su vez las siguientes
características:
1.- Lo leído se asimila al plano del SER, no del TENER. Quien lee de esta manera no
sólo tiene más en su haber, sino que es más como persona.
2.- Lo que se lee significativamente se asimila y queda como un recurso que puede ser
utilizado en cualquier momento.
3.- Lo que se lee significativamente se integra con los conocimientos y experiencias
anteriores.
4.- Es autoiniciada, es decir, la persona elige el tema que verdaderamente le interesa y
fomenta sus sugerencias e iniciativas. De esta manera también se libera la curiosidad innata
de la persona y se estimula su deseo de leer.
5.- Es una comunicación con nosotros mismos.
6.- La persona que lee significativamente está capacitada para reflexionar y apreciar el
valor de esa lectura en su vida.
24 ROMAN HAZA, María Trinidad. El Desarrollo de una Conducta Lectora a Través del Lenguaje Significativo. 1989. p.27 25 el aprendizaje que tiene sentido en la vida de quien aprende, es decir, que le es interesante, motivante e incluso necesario para su desarrollo y realización personal.
27
Una vez que el niño determina qué quiere leer y tiene el espacio y el tiempo para hacerlo,
se esperará de manera natural que comience a solicitar material en la biblioteca, busque
información, la seleccione, la sintetice y la .comprenda, estaremos desarrollando las
conductas lectoras aunque, como indica Ramírez Leyva,26 no existen estudios suficientes
que permitan valorar la influencia de la lectura obligatoria en el rechazo a la lectura.
2.2 Importancia de las Conductas Lectoras
El gusto por la lectura no es innato, el niño que ve leyendo a sus padres exigirá también
un libro para él, cuando los padres leen un libro a sus hijos se produce una relación afectiva
y cuando los muchachos escuchan cuentos con regularidad suele despertarse en ellos el
deseo de leer por sí mismos. Además, permite una inserción a la sociedad más rápida y fácil
por el hecho de conocer cosas, lo que le permite participar en conversaciones.
La lectura permite asimilar o rechazar ideas, conceptos o comportamientos, conocer y
comprender la cultura y las costumbres de la región, pueblo y país al que pertenece. A nivel
individual, se da el desarrollo emocional al exteriorizar lo que se siente o se piensa al
respecto de lo que se está leyendo o si existe una conexión entre lo que se lee y vivencias
del lector, también es posible un mejor uso del tiempo libre y una mejor interacción social
cuando se tienen temas para conversar y compartir con los demás ya que recordamos más
fácilmente los libros que nos han dejado algo de aprendizaje porque estas lecturas
despiertan en nosotros la idea de que nuestras alegrías, temores e interrogantes son
compartidos por otros.
Cuando lo que se quiere es obtener conocimientos, deben brindarse gran variedad de
textos, con lenguaje sencillo o al menos comprensible para que quien los lea sea capaz de
interpretar correctamente. Así mismo, es necesario que exista una explicación profunda de
cada clase en la escuela para despejar dudas, de esta manera, cuando el lector interactúa con
la información es cuando está presente el lector que comprende y asimila, pero cuando se
26 RAMÍREZ LEYVA, Elsa Margarita. op. cit. p. 12
28
realiza la lectura por compromiso, por ejemplo, con las tareas de la escuela, lo único que
hacen los niños es entregar pedazos de los trabajos y pensamientos de otros.
Sobre el hecho de hacer que la información sea provechosa para el lector, Alvarez27 dice
“ me pregunto cuál será el papel de la biblioteca en ésta tarea de hacer que la información
sirva. ¿Será sólo tenerla bien organizada o tendrá que preocuparse también por el usuario o,
mejor dicho, por el lector?” menciona además la necesidad de una labor interdisciplinaria
para la formación de lectores que debe ser compartida además por los autores de los libros
para que compartan la magia de la lectura ¿quién mejor que quien imaginó y creó a los
personajes y los escenarios de una historia para contarla? Como ejemplo de un autor que
realiza este tipo de actividades mencionaré a Eduardo Robles Boza, autor de cuentos que
inclusive llegó a tener un programa de televisión28 en el que actuaba sus historias e
interactuaba con los niños, para él hubiera sido simple escribir sus cuentos y publicarlos,
pero reconoce que le gusta tener ese contacto con los niños quienes lo inspiran a
reinventarse y escribir.
Los bibliotecarios debemos estar preparados para recibir a los niños como usuarios y la
realidad es que esta posibilidad en muchas ocasiones la vemos lejana. Hace falta
mentalizarnos que alguna vez tendremos a esos usuarios que preguntan, no les gusta estar
quietos mucho tiempo y se aburren fácilmente, por lo que la labor bibliotecaria se vuelve
multidisciplinaria: necesitamos de la Pedagogía para saber cómo relacionarnos con ellos, de
la Didáctica para saber qué actividades implementar cuando notemos que se comienzan a
aburrir e, incluso, de la psiquiatría porque como vimos en el capítulo anterior, nos podemos
encontrar ante niños hoscos o excesivamente violentos o muy inquietos y no podemos
simplemente sacarlos de la biblioteca y desear que nunca regresen, simple y sencillamente
no estaríamos formando conductas lectoras.
27 Director de la Biblioteca de la CONFENALCO en Medellín, Colombia. Citado en Algunas Ideas para Promocionar Integramente la Lectura desde la Biblioteca, 1992 p. 30 28 Programa “Cuentos del Tío Patota”, transmitido por el canal 34 de la Televisión Mexiquense
29
2.3 Relación entre el Niño y la Lectura
Los niños que cursan la primaria son capaces, desde primer año, de diferenciar el dibujo
del texto por lo que ya es posible ofrecerle lecturas cortas acompañadas de un dibujo que
las ilustre, esto permite que descubran que no es necesario un libro con demasiadas
imágenes porque leer es sencillo. Después que los niños se habitúan a leer es cuando se le
brinda a la lectura el fin de estudio, que es más usado para memorizar y los fines
informativos, utilizada por personas mayores de dieciocho años cuya información necesita
renovarse constantemente y el fin recreativo, acercar a los niños a la lectura.
Lamentablemente, muchos niños descubren la lectura y sus placeres sólo en el transcurso
de una enfermedad que obliga a permanecer en cama. Otros, en cambio, se acercan a la
lectura por la censura a ese libro que, precisamente, desean leer. Estas circunstancias hacen
pensar a muchos padres y bibliotecarios cuáles son los libros más adecuados para los niños.
Los pedagogos y expertos en el lenguaje tipifican la lectura de acuerdo a lo que se quiere
expresar con ella en: apelativa, que expresa señales y órdenes; expresiva, en la que
manifestamos lo que sentimos por lo que la usamos en los escritos personales;
representativa, mediante la cual se transmite información general, y metalingüística, que
es nuestro vocabulario de uso común.
Flores Ramos29 menciona, a su vez las siguientes clasificaciones de la lectura de acuerdo
a los propósitos que se persiguen al leer:
ESCAPISTA.- Se relaciona con la necesidad de satisfacer el deseo de escapar de la
realidad. Un ejemplo de este tipo de lectura es el cuento de hadas.
INFORMATIVA.- Permite obtener información actualizada, ejemplos de este tipo de
lectura son el periódico y la revista.
29 FLORES RAMOS, Martha I. La Promoción de la Lectura como parte de los Servicios de la Biblioteca, 1985 p.20
30
LITERARIA.- Se realiza sólo por el gusto de leer.
COGNITIVA.- Tiene como motivación el ansia de conocimiento y la comprensión de
nosotros y nuestro mundo.
SOCIAL.- Capaz de conferir nivel social ya que aquellas personas que leen se consideran
cultas.
En cuanto a la tipología de los lectores, la misma autora antes citada brinda la siguiente
clasificación de acuerdo con las obras que prefiere leer:
FANTÁSTICO.- Crea su propio mundo habitado por personajes salidos de su
imaginación.
ROMÁNTICO.- Tiene una imaginación elaborada pero la combina con la realidad.
REALISTA.- Busca lecturas que narren hechos reales con personajes existentes y
situaciones que ocurren en el mundo real.
INTELECTUAL.- Interesado en las obras clásicas de la literatura y en textos de
investigación, regularmente aplica sus conocimientos en la vida cotidiana.
ESTETICO.- Lee por el simple gusto de hacerlo. Asimila lo que lee sin importar un tema
en específico ya que lo atrae la lectura en sí.
Lo que tienen en común estos tipos de lectores es la capacidad de fantasear. Pikouch30
dice “...la ciencia y el arte de hoy se deben a la fantasía del ayer...el niño nace con una
predisposición natural a la fantasía, la palabra nos permite elaborar las imágenes
mentalmente, a nuestro antojo y un niño puede emocionarse, reírse, llorar o enojarse
dependiendo de lo que sucede en el libro”
González Zamora31 menciona además las siguientes categorías de acuerdo a lo que los
lectores buscan desarrollar:
30 PIKOUCH, Natalia. La Literatura Infantil: Factor de personalidad, 1986 p.20 31 GONZALEZ ZAMORA, Mario. La Lectura Significativa, 2001 p.23
31
AQUELLOS QUE LEEN PARA SI MISMOS.- Leen de diversos temas muy a menudo
de acuerdo a sus intereses.
AQUELLOS QUE LEEN USANDO LA LECTURA COMO UN ELEMENTO PARA
FACILITAR LA COMUNICACIÓN.- La lectura les permite tener un tema de
conversación.
AQUELLOS QUE LEEN POR PURO GOZO INTELECTUAL.- Comprenden lo que
leen y lo asimilan.
AQUELLOS OBSESIONADOS POR LA INFORMACIÓN.- Forman el público de las
revistas profesionales y de las publicaciones especializadas.
Dubovoy32 considera que sólo existen 2 tipos de lectores: los que nacen y los que se
hacen ya que, a su juicio, “son pocos los lectores de nacimiento y su característica
distintiva es que simplemente les gusta leer, por haber encontrado ese algo que los atrajo de
una lectura... la mayoría tienden a ser de los que se hacen, que requieren de la guía de
maestros y bibliotecarios al momento de adentrarse al mundo de la lectura”
Por su parte, los pedagogos y bibliotecarios han ubicado los gustos de la lectura en los
niños de acuerdo a su edad cronológica, así, de los seis a los siete años se sienten atraídos
por las leyendas; de los ocho a los nueve años se despierta el interés por los cuentos de
hadas y de los diez a los doce años sus intereses lectores se diversifican, buscan relatos de
aventuras y de misterio, narraciones de historia novelada, biografías y temas de ciencia,
mecánica y de invenciones. Precisamente en esta etapa, las muchachas revelan gustos por
cuentos y novelas sentimentales, situaciones del hogar o sobre la vida escolar.
Además de lo mencionado, Litton33 menciona que existen también otras situaciones en las
que el niño busca un refugio emocional en el libro como el deseo de ser popular y de
pertenecer a un grupo, conocer la emoción del amor y el deseo de sobresalir identificándose
con los héroes o los personajes principales. En la vida cotidiana ese papel se le otorga a los
padres y en los libros se identifican no sólo con el personaje principal, sino con cualquiera
32 DUBOVOY DE GREBER, Silvia. Leer y Crecer: Bibliotecas para niños y talleres de lectura infantil, 1981 p. 157 33 LITTON, Gastón. Los Lectores en sus Libros, 1971 p.37
32
de éstos que pasen por situaciones similares a los que pasa el niño, como las historias
terminan con una recompensa al personaje principal, los niños pueden percatarse que aún
sus propios problemas tienen solución.
Aquí es donde se debe tomar en cuenta a todos los niños: los inquietos, los melancólicos,
los de carácter difícil, todos tienen algo que deben exteriorizar, por ejemplo: a un niño que
se siente rechazado por sus padres o su grupo escolar, puede dársele la opción de leer textos
en los que el personaje principal –de preferencia debe ser un niño- es valorado después de
realizar algunas labores o pasar algunas aventuras en las que demuestra su valor, su amor a
una persona o una profunda amistad y el compromiso de ayudar a otros como es el caso de
De los Apeninos a los Andes, El Pequeño Escribiente Florentino ó Sangre Romañola,
incluidos en Corazón: Diario de un Niño de Edmundo de Amicis; los niños sordomudos
requerirán que primero se les dramaticen las lecturas para después impulsarlos a leer por sí
mismos; los niños con dislexia necesitan del apoyo del maestro y del bibliotecario pero
gradualmente mejorarán sus habilidades lingüísticas además de que la lectura les permitirá
perder su timidez al querer compartir lo que han leído.
Pero no sólo los libros pueden ayudarnos, la biblioteca dispone de otros instrumentos
para acercarlos a la lectura: las publicaciones periódicas, el periódico y aún los mismos
bibliotecarios (para lo que es vital que a los bibliotecarios nos guste leer) esto último es
quizá lo más importante, tener a un bibliotecario al que le guste leer permitirá que los niños
sientan curiosidad de acercarse a los libros. Este principio es lo que ha dado origen a
actividades como la hora del cuento, que consiste en la lectura ante un grupo de niños de
un libro que se encuentre dentro de la colección de la misma biblioteca y que tiene como
propósito el estimular la imaginación y la memoria del niño. Esta actividad se realiza, por
lo general, al mediodía porque es la hora en la que los niños salen de la escuela; o bien a las
cinco de la tarde, cuando se sienten más descansados, así, se sienten más dispuestos a
participar en la narración del cuento y al final comentarlo.
También pueden comentarse las noticias del periódico o realizarse búsquedas respecto a
algunas temáticas que se ven en la escuela, pero la mejor manera de acercar al niño a la
33
lectura es con libros de cuentos para mostrarles el lado divertido de la lectura. Robles
Boza34 recomienda que si el bibliotecario es el encargado de leer a los niños, muestre el
libro donde está escrito el cuento, adivinanza o juego para así inspirar a los niños a leerlo
por si mismos.
Otra actividad, por todos conocida, es la Feria del Libro Infantil y Juvenil que se realiza
cada año en el mes de noviembre y en la que se realizan, a su vez, otras actividades como la
lectura en voz alta, la narración de cuentos, la convivencia con autores, exposiciones y
venta de libros y talleres de lectura y redacción, recitales, lecturas dramatizadas, creación
de cuentos que después los mismos niños pueden leer al público.
De las actividades mencionadas, la narración de cuentos constituye uno de los aspectos
más agradables y profundos cuando se trata de la transmisión de las tradiciones ya que el
cuento brinda muchas enseñanzas sobre la conducta en general y brindan las primeras
nociones de lo que es bueno y lo que es malo al ser una metáfora de la vida real –sobre
todo, las fábulas, en las que los animales personifican las virtudes y defectos humanos
como: la codicia, la humildad, el orgullo, etcétera-lo que permite que los sentimientos y
conductas de las que tanto han oído hablar los niños tomen cuerpo. Así, un niño que ha
oído hablar sobre la envidia, entenderá mejor el concepto cuando lee o escucha el cuento de
La Cenicienta o entenderá –de manera sencilla- que mentir es malo al leer Pinocho.
Una vez que hemos logrado la plena identificación entre el niño y la lectura, habremos
formado a un lector autónomo, capaz de buscar información por sí mismo, de decidir entre
una gran variedad de fuentes de información y, sobre todo, con la capacidad de asimilar y
sintetizar lo que ha leído, así como de identificar sus necesidades de lectura no sólo para
informarse o cumplir con sus deberes, sino también para divertirse.
34 Escritor y narrador de cuentos para niños
34
2.4 Formación de Conductas Lectoras
Sabemos que existe el analfabetismo real, es decir, aquellas personas que no saben leer,
pero también existen los analfabetas funcionales, que son aquellos que pueden leer sólo en
niveles elementales o sólo en niveles especializados, es decir, son aquellos que leen lo que
deben o lo que quieren sin disfrutar el placer de la lectura en sí. Es peor el caso de los que
saben leer pero que no lo hacen pues la consideran una actividad aburrida o conservan el
pensamiento de que un libro es aburrido si no tiene ilustraciones.
Lo que se busca con la formación de conductas lectoras es hacer que desaparezcan los
analfabetas reales y reorientar a los analfabetas funcionales.
Primero debemos dejar en claro que es lo que no debemos hacer: no debemos imponer al
niño la lectura ya que esto no creará sino aversión a la misma y de lo que se trata es que al
niño le guste leer e, inclusive, a vivenciar lo que está plasmado en papel, lo que le ayudará
a desarrollar criterios para seleccionar los textos de su interés y emitir juicios sobre ellos.
Desgraciadamente, debemos reconocer que en el siglo veintiuno se busca conocer y
obtener información de manera rápida y con el menor esfuerzo físico y mental posible por
lo que el proceso lector se ha convertido en un proceso que no se interesa por los
contenidos sino sólo por recabar datos por lo que la simple idea de acudir a la biblioteca a
muchas personas les parece una pérdida de tiempo.
En el caso de los niños, debemos buscar hacer de ellos lectores habituales, para eso es
necesario detectar las necesidades, intereses y expectativas de cada uno para implementar
las actividades de promoción de la lectura, también es necesario que se implementen estas
actividades durante su tiempo libre como pueden ser los fines de semana o las vacaciones
de verano ya que, según Venegas35 “demasiado tiempo libre sin realizar alguna actividad
que funcione como agente distractor, genera la violencia y la delincuencia, hechos que las
bibliotecas deben resolver y prever en el caso de niños y jóvenes”. Otro elemento que
35 VENEGAS, María Clemencia. Promoción de la Lectura en la Biblioteca y en el Aula, 1993 p.31
35
debemos tomar en cuenta son los adultos que reforzarán el deseo del niño por leer, por lo
tanto, estos deben ver a la lectura como un proceso interesante y estimulante para así
involucrarse en ella. La búsqueda compartida de libros debe ser una actividad gozosa para
padres e hijos, además de que hay numerosas personas deseosas de leerles a los mismos,
entre los cuales deberíamos encontrarnos nosotros.
Cuando los niños son pequeños se recomienda hacer uso de los libros de cuentos porque
presentan texto e imágenes de manera equilibrada, pueden ser comprendidos fácilmente y
el final es siempre gratificante o brinda una enseñanza, la presencia de los adultos (padres,
maestros y bibliotecarios) permite al niño resolver sus dudas respecto a palabras que
desconozca además, esto hace que surja en él la curiosidad de investigar qué significan.
Además, la fantasía suele ser muy atractiva para ellos, por lo que no sólo deben tener los
libros de texto oficiales, también necesitan de los cuentos de hadas, las fábulas y las
leyendas. Las lecturas deben ser más complejas a medida que aumenta el dominio de la
lectura, con palabras de uso común y de trama atractiva en el caso de las novelas y de letra
fácilmente legible ya que la tipología pequeña hace la idea de que el texto es grande en
extensión, lo que contribuye a que el lector se aburra.
Otro aspecto que siempre se debe considerar es la utilización de imágenes en los libros, es
común que a los niños no les guste leer porque el libro no tiene dibujitos. En éste caso se
deben buscar libros con imágenes dosificadas y, a la vez, convencerlos que la palabra, en sí,
encierra imágenes. A este respecto, Aurora Díaz Plaja36 menciona el caso de un no leyente
–aquél que sabiendo leer, no lo hace- que se sorprende con un lector que comienza a reírse
con el libro abierto “por encima del hombro intentó ver lo que podría hacerle reír y como
no veía ni una sola imagen le preguntó –¿De qué te ríes?-. de lo que leo le contestó el
lector”.
Si los niños se sienten inhibidos, es mejor que las actividades dentro de las bibliotecas se
realicen en grupos no mayores de diez integrantes ya que cuando se saben acompañados
36 DIAZ PLAJA, Aurora. La Lectura: Su selección, su necesidad, su placer, 1962 p.16
36
por otros de su misma edad y con su mismo nerviosismo, gradualmente ganan confianza y
se desenvuelven con más soltura. La escuela debe organizar, conjuntamente con la
biblioteca, visitas guiadas de los grupos escolares porque es entre compañeros donde se
siente la confianza suficiente para entrar en un ambiente nuevo, en este caso, la biblioteca.
De la misma manera se requiere del apoyo de los adultos, ya sea de un maestro designado
o del mismo bibliotecario encargado. Quien lleve a los niños por los caminos de la lectura
debe presentar una superioridad basada en la madurez afectiva, es decir, la capacidad que
tenga de comprender y apoyar a los niños respetando sus opiniones y animarlos a
exponerlas y la autonomía con la que se conducen en la biblioteca, así, el niño tiene un
adulto con quien identificarse y en quien apoyarse cuando surgen dudas.
Después del personal, debemos pensar en los libros que se van a ofrecer. Es importante
que tengan ilustraciones porque llaman la atención de los niños, pero también hemos
hablado que el que tengan demasiadas ilustraciones inhibe la imaginación y los condicionan
a no leer o a abandonar una lectura que consideran cansada por no tener el atractivo que
siempre suponen las imágenes, es mejor que tengan el texto acompañado de un dibujo y no
al revés.
El bibliotecario debe investigar cuáles son los libros para niños más populares, por
ejemplo, los niños de siete a doce años e inclusive mucho más se sienten emocionados de
leer los libros de Harry Potter, puede que éstos sean libros de éxito momentáneo y en diez
años bajen sus ventas hasta los índices normales, pero es un hecho que ahora son libros que
se venden mucho y todos los niños quieren leerlos. También es necesario constituir un
comité encargado de seleccionar los libros más idóneos para adquirirse y entrar en contacto
con proveedores, librerías y editoriales.
Las Ferias del Libro representan la mejor opción de entrar en contactos con las editoriales
además de que en estos eventos los libros tienen precios accesibles. Con respecto al libro,
se debe tomar en cuenta el uso adecuado del lenguaje en cuanto a la conjugación de los
verbos y la concordancia entre sujetos y predicados, el vocabulario debe ser comprensible o
37
el libro debe contar con un glosario al final del mismo ya que en muchas novelas se utilizan
palabras propias de un lugar o país como es el caso de Doña Bárbara de Rómulo Gallegos.
En otros géneros literarios como la poesía debe existir ritmo y rima, misma regla que
debe observarse en las canciones y adivinanzas. Una vez que han sido elegidos los textos,
se determina quién leerá, debe ser alguien con buena modulación de voz y un control
adecuado del grupo, por eso se recomienda que los grupos no sean mayores de 10
integrantes, demasiados niños arman mucho barullo y distraen a los que quieren prestar
atención.
Es necesario que cuando se lee un cuento, se dice una adivinanza, se recita un poema o se
canta una canción se muestre a los niños el libro de donde se encuentran escritos para
despertar el interés en el niño por leerlos por si mismo. El encargado de narrar las historias
debe estar preparado para hacerse niño jugando con ellos, cantando y haciendo
pantomimas. No se pierde la identidad como bibliotecario, sólo se busca una manera de
acercarse a los niños.
38
CAPITULO 3: El Bibliotecario
Ahora que hemos analizado a los niños, sus intereses y la manera de formar en ellos
conductas lectoras, lo siguiente que se debe analizar es el papel que nosotros los
bibliotecarios debemos desempeñar sobre todo en este caso en específico, donde estamos
en contacto con los niños y además de los conocimientos que hemos adquirido debemos
apoyarnos de otras disciplinas y despertar en nosotros, o mantener vivo, al investigador, al
psicólogo, al animador, al cuentista y al maestro que va mostrando cómo buscar
información, los materiales que se encuentran en la biblioteca y su uso correcto, pero
además, buscar nuevos lectores.
Para lograr que los niños sean lectores autónomos es necesario no sólo trabajar con ellos
respetando su manera de ser y pensar, se requiere también apoyarse en los padres de familia
y en los maestros. Debe aclararse que, en primer lugar, la lectura debe comenzar en la casa,
sin obligarlos y, en segundo lugar, la enseñanza escolar debe ir de la mano con la
utilización de la biblioteca para que los niños se habitúen a asistir a ella desde el primer año
que asisten a la escuela.
Es pertinente aclarar que en el proceso de búsqueda de información para sustentar este
capítulo se recurrió, en primera instancia al término biblioteca pública, encontrando que es
muy escasa la literatura referente a la formación de conductas lectoras, éste mismo tema
enfocado a los niños es todavía más escaso. Por esa razón se realizaron búsquedas bajo el
término biblioteca escolar y, partiendo de éste, empleando términos como bibliotecario,
formación de usuarios, animación a la lectura, promoción de la lectura y literatura
infantil con el fin de identificar el perfil del bibliotecario encargado de la formación de
conductas lectoras.
3.1 El Papel del Bibliotecario como Formador de Conductas Lectoras
Cuando hemos decidido participar en la formación de conductas lectoras, debemos
reconocer si tenemos las habilidades y aptitudes necesarios tomando en cuenta que será a
39
los niños de educación básica a quienes acercaremos a la lectura y debemos hacerlos
sentirse a gusto en nuestra compañía porque nos verán como un maestro que sabe lo que
hace ¿cómo podemos conducirnos ante los niños?
En la década de los sesentas y principios de los setentas se solicitaba que la persona
encargada de la biblioteca escolar o la sección infantil de la biblioteca pública tuviera una
especialización en historia o literatura así como cursos básicos en ciencia, sociología y las
demás humanidades ya que debía ser uno de los miembros mejor preparados del plantel
docente. En cuanto a los estudios bibliotecológicos, debía tener conocimientos de
bibliografía, sobre obras de consulta, selección y organización de libros así como el uso de
técnicas y materiales audiovisuales, para lograr estos conocimientos a los estudios de
especialización había que agregar, al menos, un año más de estudios.
También resultaba imprescindible que conociera la historia y la filosofía de la educación
pública, psicología infantil y juvenil así como los métodos didácticos37. Resulta interesante
que en aquellas épocas se consideraba sólo a las mujeres para estos puestos, quizá por
considerar que el instinto maternal, siempre presente, la ayudaría a desempeñar un
adecuado papel trabajando con los niños, además, los estudios pedagógicos que se
solicitaban le permitirían recurrir a diversas técnicas para lograr la relación niños-lectura.
Actualmente es necesario ante todo que la persona encargada sea bibliotecario
profesional y tenga conocimientos sobre catalogación, clasificación, fuentes de
información, etcétera, pero también es necesario que se apoye en otras disciplinas y, sobre
todo, que tenga un gusto genuino por la lectura.
Esto último es vital para la formación de las conductas lectoras ya que deberá participar
en la selección de material junto con los profesores y, por lo tanto, deberá conocer las obras
que recomiende en el caso de las bibliotecas escolares. En el caso de las bibliotecas
públicas el bibliotecario puede sugerir la literatura más idónea para los niños. Esto también
37 ELLSWORTH, Ralph E. La Biblioteca Escolar, 1971 p. 50
40
es beneficioso con los niños ya que se sienten más interesados cuando el bibliotecario les
comenta un libro que realmente ha leído.
3.1.1 Conocimientos
El Manifiesto de la UNESCO sobre la biblioteca escolar38 menciona, con respecto al
bibliotecario:
“ Es el miembro del personal de la escuela que, con la debida formación profesional, se hace cargo de la
planeación y administración de la biblioteca escolar con el apoyo de un personal tan completo como sea
posible y en colaboración con todos los miembros de la comunidad escolar, manteniendo vínculos con las
bibliotecas públicas, entre otras.
Las funciones del bibliotecario de la escuela variarán de acuerdo con los objetivos económicos, los
programas de estudio y la metodología de enseñanza de la escuela en cuestión dentro del marco de la
situación económica que prevalece y la legislación nacional... En un mundo de redes informáticas cada vez
más desarrolladas, el bibliotecario debe tener la debida competencia para planificar y enseñar diferentes
habilidades del manejo de información tanto a maestros como a alumnos. Deben, por lo tanto, actualizar
constantemente su desarrollo y su formación profesionales”.
Así, es obligatorio que el bibliotecario asignado a atender a los niños no sólo conozca la
administración de la biblioteca, clasificación, catalogación, préstamo y todas las labores
que se desempeñan para explicar a los niños en qué consisten, sino también debe
actualizarse en cuanto a conocimientos bibliotecológicos y de literatura infantil cuando
menos cada año, para lo que debe asistir a talleres y cursos. Además debe tener
conocimientos en pedagogía y una inagotable paciencia ya que cuando un niño acude tanto
para leer como para hacer investigación escolar, deberá tratarlo de manera amistosa,
permitiéndole revisar los textos y guiándolo sobre sus inquietudes particulares
respondiendo a sus preguntas.
38 Citado en GARCIA GUERRERO, José. Actividades de Dinamización Desde la Biblioteca Escolar, 2002 p. 127
41
Los estudios en pedagogía nos ayudarán a saber cómo motivarlos y qué actividades
realizar, también es necesario que se realice una labor conjunta con psiquiatras en caso de
que el niño se muestre aislado, tenga comportamientos violentos o presente dificultades
para concentrarse o seguir una lectura correctamente. También debemos tener en cuenta el
material con el que contaremos, hay que estar en contacto con las principales editoriales
para conocer los títulos más recientes en literatura infantil recreativa, formativa e
informativa y, de ser posible, conseguir algún ejemplar de cada título para exhibirlo en el
estante destinado para ese fin y ponerlo a consideración de los niños y los padres de
familia, y en el caso de la biblioteca escolar, a la vista de toda la comunidad de la escuela.
Además, el bibliotecario debe realizar las labores inherentes a su profesión: sellar y
registrar las nuevas adquisiciones, revisar el catálogo continuamente y añadir las fichas que
falten, sobre todo las del nuevo material; revisar la organización de los estantes y cambiarla
si así se requiere, elaborar las señalizaciones correspondientes a cada área de la biblioteca,
elaborar boletines para dar a conocer las nuevas adquisiciones, los fondos, las exposiciones,
etcétera; llevar a cabo las labores de préstamo y utilizar medios informáticos para la
organización y dinamización del fondo y otras tareas de la biblioteca.39
A pesar de que las bibliotecas escolares son regularmente pequeñas, deben realizarse los
mismos procesos y eso obliga al bibliotecario a actualizarse constantemente y a ser más
dinámico pues los niños buscan lecturas novedosas.
Consciente de que el trabajo del bibliotecario con niños requiere de una preparación
específica, Fernández40 propone un perfil de formación del bibliotecario especialista en el
trabajo con niños y adolescentes. Con respecto a las comunidades infantiles, los
conocimientos adecuados son los siguentes:
Con respecto a las distintas etapas de evolución de los niños para saber observar el nivel
de madurez de cada uno de ellos independientemente de su edad física.
39 RUEDA, Rafael. Bibliotecas Escolares: Guía para el profesorado de educación primaria, 1998 p. 40 40 FERNÁNDEZ DE AVILÉS, Paloma. Servicios Públicos de Lectura para Niños y Jóvenes, 1998. p. 35
42
En relación con los procesos de aprendizaje, la formación debe incluir el conocimiento
sobre cómo aprenden los niños, principalmente los procesos de la lectura y sus técnicas.
Significa saber detectar las dificultades que a veces tienen los niños cuando empiezan a leer
o cuando ya arrastran problemas y saber desarrollar estrategias adecuadas que faciliten el
aprendizaje o ayuden a superar las dificultades.
Para facilitar el trato con el público infantil se requiere una preparación en técnicas
especiales de comunicación, pues se necesitan en mayor grado que en la atención al público
adulto, ya que la relación que se establece con los niños es más estrecha. Para lograr esto es
necesario transmitirles una sensación de disponibilidad, prestándoles ayuda para encontrar
los libros o la información que necesiten, sugiriéndoles lecturas adecuadas cuando sea
necesario sin imponer criterios y sin establecer juicios de valor sobre sus gustos.
Esta investigación presentó en su primer capítulo las distintas comunidades infantiles que
pueden conformar el entorno de la biblioteca, además, hay que recordar que dentro de estas
comunidades existen también características individuales. Los bibliotecarios debemos
familiarizarnos con las distintas culturas a las que pertenecen los niños, hablando de las
comunidades indígenas así como conocer qué medios o ayudas técnicas se precisan para
facilitar el acceso a la lectura en algunas discapacidades.
Se requiere también de una formación en literatura infantil mediante el conocimiento de
los autores clásicos de la literatura infantil como Perrault, los hermanos Grimm ó Hans
Christian Andersen, así como los autores contemporáneos en cuanto a corrientes, temas y
estilos así como es necesario conocer los materiales que requieren las diferentes
comunidades: colecciones para pre-lectores, libros en otras lenguas ó materiales específicos
para niños discapacitados. Esta formación no debe olvidar otros materiales que no son
libros, especialmente los materiales electrónicos.
El bibliotecario debe familiarizarse con las técnicas de animación a la lectura como son:
la narración oral, poesía, presentación de libros o exposiciones mediante el intercambio de
experiencias en eventos como la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil.
43
3.1.2 ¿Cómo Debe ser el Bibliotecario con los Niños? Características
Quien se haga responsable de formar a los niños en el hábito de la lectura debe tener más
sentimientos y pasión por lo que hace y una gran sensibilidad ya que debe ser un guía de los
niños en el que ellos puedan confiar para despejar sus dudas y hasta puedan divertirse
juntos.
La actitud del bibliotecario ante los niños debe ser muy cuidadosa porque es la persona
encargada de crear el ambiente, de programar y difundir todas sus actividades. Debe tener
la disposición de platicar con los niños para lo que es necesario que conozca el nivel de
escolaridad que tienen y así dirigirse a ellos con palabras que comprendan. McClovin41
considera algunas características indispensables para las personas responsables de la
formación de las conductas lectoras:
DISCIPLINA.- Es importante tener una imagen de respeto ante los niños ya que, aunque
se conviva con ellos por mucho tiempo, se hagan bromas y se cree un ambiente de
diversión habrá un momento en que se tenga que llamar la atención cuando la conducta de
alguno de los niños sea inapropiada.
CARÁCTER.- La persona que ha de convivir con los niños debe poseer un carácter y
temperamento tranquilo, paciente y tolerante ya que es importante que los niños se sientan
en confianza.
AMOR AL TRABAJO.- La persona encargada debe sentir gusto e interés por su labor en
la biblioteca dedicándole a esto el tiempo suficiente.
La disciplina se basa en la madurez afectiva y la autonomía del niño, la primera se
refiere a la capacidad de expresar sentimientos y brindar confianza, y la segunda hace
énfasis en que en el bibliotecario el niño encuentra a alguien con quien identificarse, a su
41 McCLOVIN, Lionel R. Servicios para Niños en las Bibliotecas Públicas. Citado en: RUIZ RUIZ, Rosa Angélica. Los Servicios Bibliotecarios para Niños en México: su contribución para formar una conducta lectora, 1994. p. 77
44
vez, el bibliotecario debe considerar al niño como alguien que piensa y tiene sus propias
opiniones.
Además, es vital que el bibliotecario guste de leer ya que sólo puede transmitirse lo que
se siente y se ama, y sólo puede amarse lo que se conoce. Esta característica es también
mencionada por Marshall42 mencionando además “que sean capaces de poner con
entusiasmo al servicio de los niños los libros y demás materiales”.
3.1.3 Habilidades
La principal habilidad del bibliotecario encargado de la formación de conductas lectoras
es la de la lectura, debe amar la lectura porque simple y sencillamente no se puede
transmitir lo que nosotros mismos no valoramos. Se recomienda que sea alguien con voz
clara y natural y que no tenga “pánico escénico” porque habrá ocasiones en las que necesite
actuar el cuento para no perder el interés de los niños, así como deberá tener una
interacción más profunda con ellos, tal vez preguntándoles si han vivido experiencias
parecidas a las que se encuentren en la historia que se esté leyendo.
Cuando nos reconocemos lectores y estamos dispuestos a asumir las responsabilidades de
fomentar esta conducta en los niños, se pasa por una serie de estadíos que nos conducirán
de una etapa entusiasta a una de verdadero compromiso. Rodríguez y Yepes43 dividen este
proceso en 3 etapas:
a) ETAPA DEL ENTUSIASMO.-Al inicio del proyecto es cuando el bibliotecario
aporta ideas y adquiere material adecuado, implementa una estrategia de animación
para que la lectura no sea aburrida y motiva la realización de talleres o actividades
inspiradas en las realizadas en otras bibliotecas.
b) ETAPA DE LA REFLEXIÓN.- Ya puesto en marcha el proyecto y después de
llevar a cabo algunas acciones, nos planteamos si son las correctas o si existen
42 MARSHALL, P. Children and Young People: Guidelines for public library services. Citado en: FERNANDEZ DE AVILES, Paloma. Op. Cit, 1998. p.34 43 RODRÍGUEZ SANTA MARIA, Rosa María y YEPES OSORIO, Luis Bernardo. Estatua y Actitud: El juego del bibliotecario escolar, 1997 p.63
45
variantes de éstas. Aquí surge la inquietud del bibliotecario por innovar basándose
en los por qués, para quién, y cómo.
c) ETAPA POLÍTICO-ADMINISTRATIVA.- Es la última etapa, pero también es la
central ya que el bibliotecario entiende que sin recursos adecuados es imposible
realizar acciones de formación de conductas lectoras y que se requiere atender a las
políticas de la biblioteca, los planes y programas de estudio de las escuelas y la
coordinación de esfuerzos entre las bibliotecas, las escuelas y el gobierno por lo que
se originan principios de reformas y programas gubernamentales.
Se requiere, así mismo de una gran imaginación e inventiva para crear el ambiente con
una decoración llamativa, el uso ocasional de música suave que tranquilice a los niños
demasiado ruidosos.
La modulación de voz es una habilidad que se adquiere con la práctica, al principio si será
difícil, pues los niños son inquietos, pero cuando perciben un cambio en el tono de voz
(debe ir bajando, así los niños deben guardar silencio para poder escuchar) su actitud
cambia. No es bueno hablarles en tono fuerte porque lo interpretarían como un enojo por
parte del bibliotecario.
3.1.4 Aptitudes
A partir de la década de los noventas el bibliotecario ha debido especializarse más
recurriendo al estudio de la computación y del Internet así como compenetrándose con
otras disciplinas para ofrecer orientación a sus usuarios. El bibliotecario enfocado a los
niños no debe ser la excepción, antes bien, Rodríguez y Yepes consideran que el
bibliotecario debe reunir en su ser al científico que observa, investiga, experimenta y está al
pendiente de cada acción que se emprende en la Formación de Conductas Lectoras; al
filósofo que debe saber qué es la promoción de la lectura y todo lo que concierne a esta
actividad para saber explicar qué es lo que hace; al místico con dedicación, disciplina y
gusto por lo que hace y al artista creador, innovador y sin miedo de romper esquemas.
46
F. W. Lancaster44 considera así mismo que el bibliotecario debe cumplir con cuatro
funciones académicas: como educador instruirá a los usuarios sobre como acceder y
explotar por sí mismos los recursos de información; como consultor de información
conectará a los usuarios con los recursos de información a través de una red; como
ingeniero del conocimiento deberá ser el creador de nuevos sistemas de bases de datos que
satisfagan las necesidades de información de los usuarios y como creador de nuevo
conocimiento facilitará el acceso a la información, siendo un enlace entre ésta y los
usuarios.
Esto último pareciera más apto para los bibliotecarios que laboran en bibliotecas
universitarias y públicas, pero con las aptitudes mencionadas, el bibliotecario que tiene
trato con niños les permitirá conocer cómo utilizar los recursos de la biblioteca, los
conducirá en la búsqueda en Internet y, como mencioné en el párrafo anterior, será un
enlace entre la información y los niños, explicándoles palabras que no conocen o
mostrándoles donde buscar un determinado tema.
Fernández45 propone además aptitudes de base sobre las que, a su juicio, debe construirse
la formación profesional. Dentro de estas características se tomaron en cuenta aquellas que
pueden ser aplicadas en la formación de conductas lectoras en comunidades infantiles:
- Capacidad de observación. Esto le permite detectar a los niños con problemas, cuáles
son los libros más buscados o consultados y los posibles errores de los programas
que se planteen.
- La curiosidad e interés por lo que ocurre en el mundo actual.
- La facilidad y el gusto por comunicarse
- La capacidad para transmitir entusiasmo.
- La capacidad para trabajar en equipo
44 LANCASTER, F. W. Reunión de Investigadores y Educadores de Iberoamérica y del Caribe en el Área de la Bibliotecología y Ciencia de la Información. En: VOUTSSAS, Juan M. [et. al]. El Significado del Bibliotecario: una antología para el futuro profesional, 1998. p. 29 45 FERNÁNDEZ DE AVILÉS, Paloma. Op. Cit., 1998. p. 23
47
Por su parte, IFLA y UNESCO46 definen en sus directrices las siguientes aptitudes
requeridas para el personal de la biblioteca pública: 1.- La capacidad para comunicarse positivamente con otras personas.
2.- La capacidad de comprender las necesidades de sus usuarios.
3.- El conocimiento y la comprensión de la diversidad cultural.
4.- El conocimiento del material que constituye el acervo de la biblioteca y el modo de acceder a él.
5.- Imaginación, visión y apertura a nuevas ideas y prácticas.
6.- Facilidad para modificar los métodos de trabajo a fin de responder a nuevas situaciones
Como queda manifestado, se requiere mantener activo el espíritu investigador del
bibliotecario y de una facilidad de palabra para comunicar las novedades, el bibliotecario
no debe quedarse detrás del mostrador, sino investigar y enseñar a investigar.
3.2 Relación Bibliotecario-Maestro
En las escuelas primarias del sector oficial, cada año se le asigna la comisión de
Biblioteca a un docente, maestro de grupo, pero como lo dice Castro47 la guía para la
organización y el control de la Colección “Rincones de Lectura” sugiere que, de ser
posible, se promueva la formación de un Comité de Lectura dentro de la escuela que esté
formado por docentes, alumnos y padres de familia.
Esto se lleva a cabo en muy pocas bibliotecas escolares y el maestro a quien asignan la
responsabilidad de la biblioteca desconoce por lo general la forma de organizar, cuidar y
hacer que los libros sean utilizados tanto en la biblioteca como en el préstamo a domicilio,
ni de fomentar la lectura en forma recreativa. Además, como también es maestro de grupo
no le puede dedicar el tiempo necesario, a no ser que atienda estas responsabilidades en su
grupo o que ceda parte de su tiempo en el recreo o en horas extras a su jornada laboral.
46 GILL, Philip. Directrices IFLA/UNESCO para el Desarrollo del Servicio de Bibliotecas Públicas, 2000. p. 126 47 CASTRO, Martha D. Presente y Visión Futura de las Bibliotecas Públicas y Escolares Frente al Hábito Lector, 2001 p. 345
48
Muy pocos maestros aceptan responsabilizarse de la biblioteca escolar por lo que hay
ocasiones en las que los mismos padres de familia se encargan de atender las labores
bibliotecarias, sin embargo, al no contar con alguien que tenga conocimientos sobre las
bibliotecas, sólo algunas bibliotecas escolares cumplen con sus objetivos.
En cuanto a los alumnos, se les atribuye la función de receptores de conocimiento y
habilidades que se les proporcionan de manera verbal. Vega48 dice, con respecto al libro de
texto: “Desempeñó un papel preponderante en este tipo de enseñanza (la básica) y la metodología estaba basda en
señalar la lección sobre estos libros que el alumno memorizaba. En este tipo de escuela había pocas ocasiones
para usar otro material escolar perteneciente a otros recursos que no fueran el libro de texto, la llamada
biblioteca no jugaba papel esencial alguno en los programas educativos y comúnmente consistía en una
simple colección de libros desorganizados, sin catalogar y pobremente seleccionados.
Dentro de los nuevos programas de estudio de la educación primaria a partir de tercer año se contempla la
vinculación entre el niño y la biblioteca”.
Este aspecto también es considerado por Garrido49 quien expresa: “cada año se entrega a
los niños de educación primaria un libro de lectura, lamentablemente, la lectura que se
fomenta entonces es la lectura por obligación”, entonces, cuando un bibliotecario
profesional se hace cargo de la biblioteca escolar, a la par de trabajar en la formación de las
conductas lectoras en los niños, debe acercarse a los profesores ya que el buen
funcionamiento de la biblioteca dependerá de una convivencia armónica entre el
bibliotecario y los docentes porque de la mayor contribución del maestro resultará un
rendimiento más eficaz de la biblioteca, de los alumnos y del propio maestro.
De acuerdo con Yuspa50 si además se obtiene la participación de la Dirección Escolar, se
logrará lo que todo Director debe ansiar: una perfecta armonía entre sus colaboradores y un
afán de perfeccionamiento y superación para lo que es necesario que el bibliotecario
48 VEGA BARRERA, Laura. Bibliotecas Escolares y su Función Social en la Promoción de la lectura. [en línea] Disponible en: http://www.dgbiblio.unam.mx/servicios/dgb/publicdgb/bole/fulltext/volIII1/escolares.html Fecha de Consulta: 10-noviembre-2004 49 GARRIDO, Felipe. Op. Cit. p. 17
49
exponga su Plan de Trabajo a las autoridades para lograr su apoyo. Con respecto al
maestro, McClovin51 dice: “el bibliotecario debe trabajar conjuntamente con él, si el
maestro no comprende que la biblioteca es una necesidad y un placer, no comprenderá por
qué deben sus alumnos de disponer y disfrutar de una biblioteca”.
Sólo de esta manera el maestro y el bibliotecario pueden trabajar alternadamente o en
conjunto, destinando al menos dos horas a la semana a alguna actividad en la biblioteca:
leer, escuchar historias, escribir historias que después pueden incluirse en los estantes de la
biblioteca, realizar debates sobre libros, o hacer investigaciones donde se requiera de la
asesoría del maestro de grupo.
Al final de cada año escolar, de acuerdo con la autora antes citada, se solicita a los niños
una redacción o que contesten un pequeño cuestionario sobre ¿Cuál es el libro que más te
gustó en el año? ¿Qué libros te gustaría que adquiriera la biblioteca? ¿Qué libro de
literatura te gustaría en la biblioteca para disfrutar su lectura? De esta manera, cada maestro
comentará este cuestionario con su grupo (de no más de 20 alumnos según mi experiencia)
lo que es más sencillo que hacer que el bibliotecario se haga cargo de repartir y recoger el
promedio de 30 a 60 cuestionarios al día. Además, el maestro puede así determinar los
intereses de los niños y, en conjunto con el bibliotecario, elegir los libros más adecuados.
50 YUSPA, Ilda Nelly. La Biblioteca Escolar, 1968 p. 34 51 McCOLVIN, Lionel. El Servicio de la Extensión Bibliotecaria en la Escuela Pública citado en:YUSPA, Ilda Nelly. Op. Cit.1968 p.42
50
CAPÍTULO 4:Estrategias e Instrumentos para la Formación de Conductas Lectoras
En los capítulos anteriores se analizaron las distintas comunidades infantiles que pueden
ser usuarios de la biblioteca, las conductas que esperamos formar y las características del
bibliotecario que ha de contribuir en la formación de estas conductas. Ahora se dan a
conocer los instrumentos y las estrategias que se pueden utilizar para desarrollar y mantener
el vínculo entre el niño y la lectura con base en las experiencias de bibliotecarios así como
investigaciones realizadas como parte del Programa Nacional de Bibliotecas Públicas.
En el proceso de análisis de los documentos se realizaron búsquedas en las bases de datos
con los términos técnicas lectoras, hábitos lectores, así como conducta lectora, siendo
estos los que proporcionaron los documentos que sustentan este capítulo.
4.1 Estrategias e instrumentos para la formación de conductas lectoras.
Es posible que en el transcurso por la escuela se enseñe a los niños a ejercitar la crítica, la
argumentación reflexiva, la voluntad de entender y ser entendidos, la capacidad de escoger
los argumentos y de anticiparnos a lo que se va leyendo, escribiendo u oyendo pero también
es posible que hayan aprendido a aceptar sin estar plenamente convencidos de lo que leen,
escriben o dicen; a considerar la reflexión, y en consecuencia la interpretación, como un
trabajo molesto e improductivo. En resumen, a ignorar el placer de leer.
La lectura entonces, se aplica como un factor de memoria. En la escuela es usual que se
hagan lecturas de comprensión donde el niño lee un texto y después explica lo que leyó,
esto es más una prueba a la memoria que a la comprensión. Las estrategias de formación de
conductas lectoras permitirán una verdadera comprensión de los textos porque se recurre al
instinto lúdico del niño y no a la memorización.
Un programa de lectura es definido por la International Reading Association como “un
plan que busca el desarrollo de la lectura que debe tomar en cuenta distintos planes, medios
51
y enfoques didácticos y de promoción a fin de incluir una amplia gama de las diferencias
individuales entre todo el universo estudiantil de una escuela o centro estudiantil”.52
Lo que se busca con la implementación de un programa de lectura es la formación de
conductas lectoras. Verdugo53 dice, en relación al ámbito de la biblioteca y demás
unidades de información, que la formación debe entenderse como “el conjunto de
actividades pedagógicas que, expresadas en términos graduales dentro de un programa de
enseñanza – aprendizaje, están encaminadas a la óptima explotación de los recursos de
información necesarios y suficientes para la resolución de algún requerimiento académico o
de cualquier otra índole”. Con respecto a las conductas lectoras, no sólo se buscaría
satisfacer las necesidades informativas y formativas, sino también la necesidad de una
lectura divertida con la que el niño se identifique y pueda pasar un buen rato.
Para atraer a los niños e ir formando o fortaleciendo las conductas lectoras, se requiere
del apoyo de las técnicas de animación a la lectura. Sobre el término en cuestión, Morales
Campos54 dice: “se define como un acto consciente realizado para producir un acercamiento afectivo e intelectual a un
libro concreto, de forma que este contacto produzca una estimación hacia los libros. También está orientada a
despertar en los niños el gusto por los libros de mérito literario caracterizados por la calidad de su contenido y
por sus valores estéticos, que permiten el desarrollo de la expresión y el lenguaje del niño”.
Para llevar a cabo programas enfocados ya sea a la formación de conductas lectoras o a la
animación a la lectura, es necesario tomar en cuenta a quién se van a enfocar estos
programas, los materiales con los que se cuentan y los fines que se persiguen. Como un
ejemplo, en nuestro país se emprendió en 1983 el Programa Nacional de Bibliotecas
Públicas55 ante la dificultad del acceso a la lectura debido al aumento en el precio de los
libros.
52 International Reading Association. Diccionario de Lectura y Términos Afines, 1985. p. 325 53 VERDUGO SÁNCHEZ, José Alfredo. Hacia un Concepto de Formación de Usuarios y Propuesta de un Programa, 1993. p.14 54 MORALES CAMPOS, Estela. Las Librerías Infantiles en México: una exploración a su universo, 2002. p. 192 55 Secretaría de Educación Publica y Dirección General de Bibliotecas. Programa Nacional de Bibliotecas Públicas, 1983. p. 7
52
El objetivo de este programa era el establecimiento de servicios bibliotecarios
coordinados en todo el territorio nacional que garantizaran el acceso a los libros. Para
lograrlo el programa se proponía crear bibliotecas donde se requiriera, aprovechar mejor las
existentes y articularlas en un sistema que permitiera la prestación óptima de sus servicios.
Entre las acciones que se realizaron se encuentran actividades de fomento al hábito de la
lectura cuyo propósito fué generar y orientar la demanda de los bienes culturales
transmisibles por la palabra escrita por medio de actividades como talleres de lectura,
círculos literarios y lectura de cuentos infantiles. Como punto de partida para implementar
estas acciones, un año después Magaloni y Gayol56 realizaron una investigación mediante
una encuesta telefónica a ciento ocho familias escogidas al azar para conocer el tiempo que
se le dedica a la lectura con respecto al que se le dedica a la televisión.
Los encuestados, en su gran mayoría, dijeron dedicar tres horas diarias a ver televisión
frente a la respuesta de menos de una hora diaria que dedicaban a leer a pesar de tener una
respuesta favorable ante ella. Entre los materiales más citados se encontraba la literatura
(dividida posteriormente y de acuerdo con las respuestas obtenidas en tres categorías:
literatura universal, las novelas de autores importantes y los éxitos de librería) seguida por
el periódico , los libros especializados y las revistas comerciales.
Como resultado de esta encuesta, se obtuvo que cada persona tenía, al menos, tres horas
diarias que podía emplear en actividades como la lectura pero que eran empleadas en ver
televisión y eso se debía a que ésta se encuentra dentro de los hogares, en cambio, la
biblioteca sólo es visitada si se tiene la necesidad de buscar información.
La información que ofrece la televisión (o la forma de presentarla) es más entretenida,
pero, en la mayoría de los casos, es muy pobre, sobre todo si se requiere compartirla como
expositores o maestros. Los libros en cambio ofrecen una información más profunda. De la
misma forma, dentro de las propuestas que arrojó este estudio, se encontraba la de
56 MAGALONI, Ana María y GAYOL, Yolanda. Lectura y Televisión: encuesta telefónica en el Distrito Federal, citado en: MAGALONI, Ana María y GAYOL, Yolanda. Bibliotecas Públicas y Conducta Lectora: Investigaciones, 1988. p. 16
53
organizar ciclos de cine en las bibliotecas que remitieran a las obras clásicas de la literatura
mexicana y universal o la historia nacional, procurando poner las obras a las que hacen
referencia a disposición del público.57
Durante la década en la que se realizó este estudio, y aún actualmente, una de las
estrategias más empleada es la lectura en voz alta pero, aplicada a la escuela, le permite al
maestro calificar –según su escala de valores y creencias- el desempeño de sus alumnos
frente al libro lo que hacía que los niños temieran leer ya que se juzga como mal lector al
que omite palabras, cambia unas por otras o lee de forma pausada. Esto trae consecuencias
como lo demuestra el estudio realizado por Pulido, Ruíz, Moreno y González58 en el que,
con base en la pregunta ¿Qué es “leer bien” en la escuela? Se obtuvieron respuestas como:
• Pasar a leer al frente
• Leer renglón por renglón
• Leer fuerte y claro
Estas respuestas, según los investigadores, reflejan la noción de aprendizaje que tienen
los docentes, por lo tanto, las experiencias lectoras de un alumno que aprende en un
ambiente institucionalizado no se dan de manera natural, no ocurren con los ritmos que él
decide y establece ni en los espacios que considera propicios. Para que la lectura sea
agradable, el ambiente debe ser también agradable y el crear este ambiente es labor del
personal de la biblioteca.
Sastrias59 recalca la importancia de la lectura en voz alta insistiendo en que “tomar un
libro y leérselo en voz alta a los niños ayuda a despertar su curiosidad y los motiva a hacer
sus propias lecturas. Escuchar textos leídos en voz alta acerca a los niños a la palabra
escrita antes de enfrentarlos a la lectura individual”.
57 MAGALONI, Ana María y GAYOL, Yolanda. Op. Cit, 1988. p. 20 58 PULIDO, Roberto [et. al] La Lectura en la Escuela Primaria. Citado en: SASTRIAS, Martha. Caminos a la Lectura, 1997. p. 40 59 SASTRIAS, Martha. Lectura en voz alta. Citado en: SASTRIAS, Martha. Op. Cit. p. 76
54
Durante la lectura, la autora recomienda darle expresión a la voz y sentido y énfasis a las
palabras. No es recomendable, a su juicio, pedir silencio. Para que los niños se entretengan,
su propuesta es que antes de que se comience la lectura se les entregue papel y lápiz para
que dibujen –no se les debe decir expresamente que lo hagan-, otras recomendaciones son:
- Permitir que los niños vean el rostro del narrador así como sus expresiones faciales.
- No mostrar imágenes a los niños, sino motivar que ellos formen las propias.
- Participar con los niños cuando estos hagan algún comentario.
- Realizar una actividad relacionada con la lectura sólo si los niños se sienten a gusto.
Al respecto de cómo atraer lectores a la biblioteca, Rodríguez y Yepes60 consideran que
los bibliotecarios aceptan cualquier técnica sin evaluarla, lo que hace que la biblioteca se
convierta en un lugar donde a los niños se les enseña a pintar, se proyectan películas y se
presentan danzas mientras los libros permanecen en los estantes. Así, no se cumple la
formación de las conductas lectoras ya que el instrumento más importante, el libro, está
guardado y careciendo de importancia al no considerarla como literatura de entretenimiento
sino sólo como objeto que satisface los planes de estudio de las escuelas.
En el capítulo dos se menciona la importancia de la literatura infantil en la formación de
conductas lectoras. Para Heuer61 “el narrar cuentos es un arte y quien lo practica debe sentir
placer al contar con la gente y para la gente. El narrador debe transmitir sus sentimientos
para mover interiormente al auditorio y juntos, público y narrador, unirse en un acto de
amor”.
Para lograrlo, el narrador debe elegir un cuento que realmente le agrade, que sea breve, de
lenguaje sencillo, con personajes bien definidos. Su forma de lectura ha de ser con voz
natural aunque matizada en los momentos adecuados, narrar el cuento cerca del auditorio y
mirarlos a los ojos.
Dentro de los aspectos que debe evitar están: el aprenderse el cuento de memoria, es
mejor mostrar el libro que contiene el cuento para motivar el interés de los niños. También
60 RODRÍGUEZ SANTAMARÍA, Rosa María y YEPES OSORIO, Luis Bernardo. La Lectura en la Biblioteca. Citado en: SASTRIAS, Martha. Caminos a la Lectura, 1997. p. 45 61 HEUER, Margarita. La Narración Oral. Citado en: SASTRIAS, Martha. Caminos a la Lectura, 1997. p. 51
55
es recomendable evitar el uso de muletillas, herir los sentimientos del público, elegir un
cuento que tenga demasiados personajes y, a consideración de la autora antes citada,
ofrecer disculpas si es que se comete una equivocación.
La misma autora reconoce que la inquietud natural de los niños les imposibilita prestar
atención por demasiado tiempo por lo que recomienda estrategias auxiliares como es el que
los niños representen el papel de cada uno de los personajes del cuento y lo dramatice
mímicamente con el uso de vestuario o utensilios que el narrador proporcione como:
máscaras, coronas, cetros, capas, pelucas, barbas o bigotes postizos.
No sólo se puede recurrir a los cuentos, Venegas62 menciona la alternativa de la poesía.
“El sonido es uno de los primeros elementos por los que el niño conoce el mundo... la
capacidad auditiva y de retención de un niño es grande y la utilización de poemas, rimas y
villancicos fijan en el niño palabras que después utilizará en su vida diaria”. El escuchar
cantos, juegos, trabalenguas y adivinanzas es habitual en la edad preescolar ¿Por qué no
intentarlo en la escuela primaria? Los niños de primer a tercer año sienten todavía atracción
por los juegos de palabras, porque son un reto a su capacidad lingüística, además, esta
actividad puede ser una forma de detectar a los niños que presentan problemas como la
dislexia.
Alrededor de la lectura pueden realizarse además actividades como conferencias
realizadas por el bibliotecario e, incluso, por los niños. La manera de llevarlas acabo es, en
primer lugar, leer un libro de manera individual o grupal y comentarlo tomando en cuenta
el tema de la historia, los valores que busca transmitir o los personajes que intervienen.
Para crear un ambiente entretenido y que capte la atención de los niños, pueden auxiliarse
de transparencias, carteles, dibujos y música.
Una vez terminada la conferencia, se debe promover la formación de un grupo que se
reúna esporádicamente a convivir y a compartir sus experiencias en torno a los libros
62 VENEGAS, María Clemencia. Promoción de la Lectura en la Biblioteca y en el Aula, 1993. p. 8
56
Sastrias63 reconoce la necesidad del juego en los niños (algo de lo que se habló en el
capítulo uno, dedicado a definir las características de las distintas comunidades infantiles)
por lo que recurre al uso de los lecto – juegos los cuales “son la asociación de la literatura
con el juego, una actividad innata en los seres humanos que disfrutan tanto adultos como
niños y les sirve para relajarse y expresarse sin inhibiciones. Los lecto – juegos han sido
creados específicamente para ayudar a la formación de lectores; por lo mismo, podemos
considerarlos como juegos propiciadores del interés del niño por la lectura”.
Entre los lecto – juegos que propone, se encuentran los siguientes:
- TE LO DIGO CON MI CUERPO, TE LO DIGO CON MIS GESTOS.- Se
narran cuatro o cinco cuentos y se divide a los niños y las niñas en grupos de acuerdo
al número de cuentos que fueron leídos, se leen de nuevo pero esta vez los niños los
representan con movimientos y gestos.
- LA LOTERÍA.- A cada niño se le entrega una hoja en blanco, se dibujan personajes
o cosas que existen en el cuento, se les dan a los niños frijoles o botones y se
comienza a narrar el cuento. Se da una entonación mayor cuando aparezca algo
incluido en las hojas, se continúa la narración hasta que alguno de los niños haga
lotería.
- ¡NO ES CIERTO¡.- Se lee el cuento en forma normal, después se hacen cambios en
los nombres de los personajes pero sin cambiar el contexto ni las situaciones que
suceden y se vuelve a leer el cuento. Cuando alguno de los niños detecte el cambio
debe decir –no es cierto- y contar esa misma parte de la manera correcta.
- CONTINÚA EL CUENTO.- Antes de comenzar a leer el cuento, se reparte a los
niños una hoja conteniendo una parte del texto, el bibliotecario se quedará con las
hojas en las que está la primera parte. Se comienza el cuento, pero los niños deben
terminarlo, leyendo cada uno la parte que le corresponde.
63 SASTRIAS, Martha. Cómo Motivar a los Niños a Leer: lecto – juegos y algo más, 1992. p. 33
57
El momento de la lectura es algo mágico para los niños pero ¿y después? Para detectar si
realmente han comprendido la lectura, Puente64 recomienda el uso de preguntas
relacionadas con el texto que pueden ser planteadas al comienzo o después de la lectura. Lo
segundo es más usual porque los niños pueden poner atención a todo el cuento, también
puede pedirse a los niños que dibujen al final de la narración al personaje que más les haya
gustado, esto hace que los niños pongan atención para recordar cómo van vestidos, de qué
color es su pelo, etcétera.
Hasta aquí se ha tratado la manera de atraer a los niños en general, pero ¿qué pasa con los
niños con discapacidad, con problemas de conducta o con problemas mentales? Hace falta
que se emprendan acciones enfocadas a estos grupos, lo que involucraría la creación de
programas de formación de conductas lectoras con el apoyo del gobierno, una preparación
pedagógica y didáctica en el perfil del bibliotecario y el trabajo conjunto de los
bibliotecarios con otras disciplinas.
A manera de ejemplo de las deficiencias en cuanto a material y estrategias para niños con
discapacidad, Cita65 menciona que se han editado libros en disco compacto y casset pero
estos son elaborados con fines comerciales y no como apoyo a los niños invidentes sino que
su fin es puramente comercial. Mucho más escasa es la existencia de libros en Sistema
Braile y los existentes son costosos
Con respecto a los niños sordos, la autora menciona que, a pesar de los estudios
realizados por varios países (México incluido) que demuestran que el lenguaje de señas es
una lengua verdadera, la mayoría no sabe leer ni escribir y eso se debe a que aún existen
creencias absurdas, como que el lenguaje de señas aisla a los niños, pero la Lengua de
Señas Mexicana (LSM) permite al niño sordo una educación integral.
64 PUENTE FERRERAS, Aníbal. Cómo Formar Buenos Lectores. Citado en: CERRILLO, Pedro C. y GARCÍA PADRINO, Jaime. Hábitos Lectores y Animación a la Lectura, 1996. p. 40 65 CITA ARZANI, Eileen. El Bilingüismo de los Sordos. Citado en: ROMAN HAZA, María Trinidad. Lectura y Escritura Significativas para Grupos con Discapacidad Auditiva y Visual, 2001. p. 41
58
Sin embargo, es necesario aceptar que el niño sordo no aprende de la misma manera que
los niños sanos porque estos últimos aprenden la palabra por el oído, en cambio, el niño
sordo aprende el español como segunda lengua ya que primero se le enseña el lenguaje de
señas para que pueda comunicarse.
Con el fin de permitir a los niños prepararse y acceder a los libros, se creó hace 59 años la
Escuela Normal de Especialización. Esta institución prepara a docentes para la enseñanza a
grupos con necesidades educativas especiales como son: ceguera y debilidad visual,
deficiencia mental, infracción e inadaptación social y problemas de aprendizaje, entre
otros.66 Cita67menciona que para aprender español, los niños sordos requieren ser
enseñados por maestros que sean también sordos para que se asuman como tales, no como
discapacitados, pero con la existencia de escuelas como la antes mencionada, se permite a
los niños desenvolverse en sociedad sin grandes problemas, al enseñarles lo elemental: a
leer y, por lo tanto, a escribir.
Para los niños que viven en comunidades indígenas, la Secretaría de Educación Pública
organiza el Concurso Nacional “Las Narraciones de Niños y Niñas Indígenas”68 a través de
la Dirección General de Televisión Educativa de la Subsecretaría de Educación Básica y
Normal con el propósito de fomentar los hábitos de lectura y escritura tanto en lengua
indígena como en español de las niñas y niños indígenas en el nivel primaria del Sistema
Educativo Nacional.
Durante quince semanas, alumnos seleccionados presentan un texto de temática libre
cuyo contenido se presenta en forma bilingüe (en español y en cualquiera que sea la lengua
indígena que el niño domine) pudiendo ser narraciones, poemas, biografías, monografías,
historias de vida, ensayos, entrevistas, cartas, cuentos, rimas, adivinanzas, trabalenguas,
descripciones, relatos breves, fábulas, leyendas, obras cortas de teatro, canciones, reseñas,
autobiografías, entre otros.
66 Información proporcionada por la Profesora de Educación Primaria Rosa Estela Flores de la Puente 67 CITA ARZANI, Eileen. Op cit. p. 41
59
En relación con los niños con problemas de conducta y los niños tímidos, he tenido
experiencias personales con la lectura y las experiencias del niño. En 1999, se pidió a unos
niños de tercer año de la Escuela Primaria “República del Sudan” que escribieran su
biografía –aquí debo aclarar que mi madre es profesora de educación primaria, por lo que
se me ha facilitado interactuar con los niños- al revisar las biografías, encontré una que me
llamó la atención. No recuerdo el nombre del niño, pero lo que conservo en mi memoria es
que en una parte de su texto mencionaba: “mi papá nos pega con los cables cuando llega a
la casa... nos saca al patio aunque haga frío”.
Esto a juicio de alguien, no tiene que ver con el propósito de ésta investigación, pero aquí
la primera barrera, la de la timidez, está vencida ya que el niño se atrevió a expresar por
escrito lo que le sucedía. Esto habla de la confianza que debe inspirar el bibliotecario,
nosotros podemos ser ese confidente que estos niños buscan desesperadamente.
Otra experiencia fue al leerles el cuento “Historia de una Madre”, en la que una mujer
hace todo lo posible por rescatar a su hijo de la muerte, en cierto momento, una niña
comenzó a llorar y al preguntarle la causa, dijo que la historia le había recordado a su
mamá. Ambas experiencias sucedieron hace aproximadamente cinco años por lo que los
sucesos no los recuerdo totalmente, lo que si conservo en mi memoria son las reacciones
que los niños tuvieron.
Cada una de éstas comunidades como ya se mencionó en el capítulo uno, son diferentes,
pero comparten intereses comunes, el principal es el juego. Aún los niños con un
comportamiento violento juegan, también son capaces de prestar atención a algo, los niños
invidentes desarrollan con más agudeza los demás sentidos y requieren de materiales que
desarrollen sus conductas lectoras, que les permitan investigar, informarse y divertirse así
como los niños sordos. A continuación se presentan las propuestas de instrumentos y
estrategias para formar conductas lectoras en las comunidades infantiles.
68 SECRETARIA DE EDUCACIÓN PÚBLICA. Séptimo Concurso “Las Narraciones de Niños y Niñas Indígenas”. [en línea] Disponible en: http://www.sep.gob.mx/wb2/sep/sep_7_concurso_nacional FECHA DE CONSULTA: 21-Noviembre-2004
60
4.2 Propuesta de Estrategias e Instrumentos para Formar Conductas Lectoras en
Comunidades Infantiles en México.
En México se han desarrollado programas como el Programa Nacional de Bibliotecas
Públicas durante el sexenio de Miguel de la Madrid, los Rincones de Lectura en el sexenio
de Ernesto Zedillo y Hacia un país de Lectores en el sexenio de Vicente Fox además de
una serie de acciones emprendidas por bibliotecarios y promotores de la lectura como
Margarita Heuer y Martha Sastrias. Algunas de estas acciones pueden ser retomadas como
acciones que conduzcan a la formación de conductas lectoras en las comunidades infantiles
que se han mencionado. A continuación se mencionan las estrategias e instrumentos.
UNA MEJOR PREPARACIÓN EN EL PROFESIONAL BIBLIOTECARIO.- Además
de la preparación en catalogación, clasificación, automatización y demás materias incluídas
en la formación del bibliotecario profesional, es necesario que se incorporen materias como
pedagogía y didáctica para prepararlos con los conocimientos que les ayuden a comprender,
identificar y satisfacer las necesidades de estos usuarios.
También se requiere de la implementación de talleres y cursos de literatura infantil que
sean correctamente difundidos y que apoyen a los bibliotecarios con materiales. La Feria
Internacional del Libro Infantil y Juvenil debe ser el lugar propicio para estos talleres ya
que así los bibliotecarios trabajarían verdaderamente en conjunto con autores, editores y
pedagogos.
EL TRABAJO CONJUNTO DE LAS BIBLIOTECAS CON OTRAS DISCIPLINAS. Se
requiere que el bibliotecario se acerque y asesore con psicólogos y pedagogos para saber
cómo tratar al niño inquieto, al tímido y al que golpea a otros antes de desesperarse y
sacarlos de la biblioteca. El bibliotecario con los conocimientos adecuados puede reconocer
entre su grupo de niños al niño disléxico o al parcialmente autista y, apoyándose con las
personas adecuadas, encontrar la manera de acercarlos también a ellos a la lectura.
61
EL RECONOCIMIENTO HACIA SI MISMO DEL BIBLIOTECARIO COMO
LECTOR.- Como se dijo en el capítulo anterior, la principal característica de un formador
de conductas lectoras es el gusto por la lectura, ya que así conocerá sus colecciones y
además podrá transmitir esa característica a los niños recomendando lecturas.
LA CREACIÓN DE LAZOS MAS FIRMES ENTRE LA BIBLIOTECA Y LA
ESCUELA.- En los libros de texto de quinto grado se contempla la visita a la biblioteca
pero no es suficiente, el bibliotecario debe hacer promoción de la misma organizando
visitas guiadas y trabajando de manera conjunta con los directores de las escuelas y los
maestros en la asignación de tiempos para que los niños acudan a la biblioteca así como en
la selección de libros.
Desde 1997, en el sexenio de Ernesto Zedillo, se planteó el Programa Escuelas de Calidad
(PEC), con la asignación de planteles como escuelas piloto en las que se dan clases
normales de ocho a doce y media de la mañana y talleres de las dos a las cuatro y media de
la tarde.69 Con estas actividades se procura democratizar la vida escolar y elevar su
aprovechamiento.
Actualmente, este programa beneficia a tres y medio millones de alumnos en quince mil
escuelas de educación primaria70, ante el número cada vez mayor de escuelas que adoptan
este programa, podrían desarrollarse jornadas de lectura de cuentos o poesías o clubes de
lectura en el horario destinado a los talleres.
LA INCORPORACIÓN DE LA LITERATURA COMO MATERIA EN LAS
ESCUELAS DE EDUCACIÓN BÁSICA.- Es necesario que no sólo se tengan los libros de
texto sino además se adquieran los clásicos de la literatura infantil y se incorpore la
literatura a los planes de estudio porque ¿de qué manera pueden acercar a los niños a la
lectura en la biblioteca si no es con la lectura en la escuela.
69 Información proporcionada por la profesora de educación primaria Marta Lourdes Flores de la Puente 70 SECRETARIA DE EDUCACIÓN PÚBLICA. A Mitad de la Jornada. Avances de la educación 2001-2003, 2003. p.4
62
El Programa Nacional de Lectura fortalece el desarrollo de las habilidades comunicativas
–hablar, leer, escribir y escuchar- a través de la lectura por lo que hasta el año 2003 se han
integrado ochocientas quince mil bibliotecas de aula con doscientos ochenta y nueve títulos
además de ciento sesenta y nueve mil quinientas bibliotecas escolares con doscientos
cincuenta y tres títulos. En conjunto, los libros distribuidos suman más de veintiocho
millones,71 pero no se les da difusión por lo muchos de estos libros siguen en sus cajas y
muchas de estas bibliotecas permanecen cerradas, sin niños.
CREAR UNA SERIE DE CICLOS DE LA LITERATURA EN EL CINE.- Una de las
acciones que persigue desde su creación el Programa Nacional de Bibliotecas Públicas es el
acercamiento a la lectura por medio del cine. El bibliotecario puede leerle a los niños un
cuento clásico y a los adolescentes de 12 años una novela (un capítulo por día) y después
decirles ahora vamos a ver este libro como película, me gustaría que después me dijeran si
vieron algo diferente a lo que leímos. De esta manera verían las diferencias que pudieran
existir entre el libro y la película, desarrollando además su sentido de la crítica.
En el caso de los niños invidentes, aunque la Comisión de Libros de Texto Gratuitos
reparten libros en Braile a los institutos de educación especial, es necesario LA
CREACIÓN DE UNA EDITORIAL ESPECIALIZADA EN TEXTOS BRAILE, que los
libros que han sido grabados en disco compacto se enfoquen, al menos cierto número de
ellos, a los niños invidentes y que las bibliotecas los adquieran así como los libros en
Braile. Sólo he visto libros de éste tipo en la Biblioteca México, se requiere que las
bibliotecas públicas tomen en cuenta las necesidades de sus potenciales usuarios invidentes.
RECONOCER LA LENGUA DE SEÑAS MEXICANA.- De esta manera no se verá la
sordera como una limitante para aprender. De la misma manera, los niños sordos no
requieren que su enseñanza sea impartida por maestros también sordos que les transmitan, a
su manera, los conocimientos ya que, como se mencionó con anterioridad existe una
institución que prepara a los docentes para impartir clases a esta comunidad en específico.
71 SECRETARIA DE EDUCACIÓN PUBLICA. Op. Cit. p. 5
63
En lo referente a los instrumentos en los que el bibliotecario puede apoyarse, se
destacan:
LA LECTURA INDIVIDUAL EN SILENCIO.- Es difícil que los niños lean en voz alta
desde su primer ingreso a la biblioteca o, más propiamente, a un círculo de lectura. Primero
debe permitírseles leer para sí mismos, con el paso del tiempo, ellos mismos querrán
compartir lo que han leído.
LA LECTURA EN VOZ ALTA.- La manera de atraer a los niños a la lectura es que
nosotros, los bibliotecarios, leamos para así motivarlos. Cuando los niños leen es posible
detectar problemas de lectura.
LA MOTIVACIÓN A LOS PEQUEÑOS NARRADORES.- Cuando los niños adquieren
la confianza suficiente para leer en público, el bibliotecario puede preguntar ¿Alguien
quiere leer el cuento de hoy? Voluntariamente un niño se levantará y se ofrecerá como
narrador, no debe ser algo forzado, ni debe haber burlas por parte de los demás niños.
EL DEBATE.- Una vez que se ha concluido la lectura, se puede iniciar un debate
preguntando ¿Cómo les hubiera gustado que terminara el cuento? ó ¿Les parece bien lo
que hizo este personaje? ¿Ustedes que hubieran hecho? Cada niño tendrá una respuesta
diferente y el bibliotecario asumirá el papel de moderador que cederá a cada niño la palabra
evitando el desorden e invitando a los demás a escuchar el punto de vista de cada uno.
LA REPRESENTACIÓN DEL CUENTO.- Permitirá a los niños leer el cuento con el fin
de dar la interpretación correcta, además de contribuir a que sientan la lectura como algo
suyo al darle un aspecto divertido adicional.
EL ACERCAMIENTO A OTRAS CORRIENTES LITERARIAS.- Una vez que se haya
explorado el cuento, se puede pasar a la leyenda, la fábula o, inclusive, la poesía. El
bibliotecario puede dar la introducción: bueno, ahora vamos a conocer otro tipo de libros
(o de historias) y a continuación explicar en qué consisten la fábula es un cuento pero te
enseña algo; las canciones pueden leerse también porque son palabras, etcétera.
64
LA ADAPTACIÓN DE OBRAS LITERARIAS AL CINE.- Cada mes o cada tres meses,
el bibliotecario puede mostrar un libro que ya hayan leído (y que haya sido adaptado al
cine) y decir ¿Se acuerdan que ya leímos este libro? Cuando los niños hayan contestado
afirmativamente, el bibliotecario dice pues ahora vamos a ver este mismo libro en película.
Se proyecta la película y una vez que haya terminado les dice a los niños quiero que me
digan si vieron algo diferente entre el libro que leímos y la película.
Si se proyectaran muchas películas, los niños sólo irían para verlas y se marcharían de
inmediato, además de que, como ya mencionaron Yepes y Rodríguez, la biblioteca se
estaría empleando para fines ajenos a la lectura.
AMBIENTACIÓN AL MOMENTO DE LEER EL CUENTO.- Hay en el mercado discos
compactos con sonidos de la naturaleza (trinos de pájaros, caídas de agua o lluvia) y de
música instrumental que pueden ambientar la lectura.
Todas las estrategias e instrumentos sólo son auxiliares, hay que recordar que lo principal
es que al niño le interese leer. Debe referirse al nosotros, involucrando a los niños y a sí
mismo en las actividades. Es obvio que para algunas de estas estrategias el gobierno u otras
instancias (como la SEP) deben tomar parte como es el caso de la publicación de más libros
en Braile o el reconocimiento del Lenguaje de Señas, pero las demás acciones no sólo las
podemos implementar, debemos hacerlo para que todos los niños puedan adquirir el hábito
de la lectura que contribuya a la formación de las conductas lectoras que deseamos.
65
CONCLUSIONES
Los niños no conforman un solo grupo como se piensa, sino varias comunidades con
características e intereses en común y aún dentro de esas comunidades existe la
individualidad. No obstante, los niños sordos, invidentes y discapacitados, los provenientes
de comunidades indígenas, con problemas mentales o de conducta tienen la misma
oportunidad de desarrollar conductas lectoras de investigación, información y recreación.
La forma ideal para la formación de estas conductas es el juego, ya que es una
característica presente en todos los niños por lo que la lectura debe acercárseles como
juego, como algo placentero, no como un requisito para que pasen el año escolar o, peor
aún, como un castigo. Para lograr esto, es necesario que el bibliotecario adquiera
conocimientos pedagógicos y didácticos además de la preparación que se imparte de
manera curricular.
Esto sería útil debido a que en los planes de estudio de quinto grado se contempla la
asistencia y la consulta de materiales en la biblioteca. También deben programarse e
impulsarse talleres o cursos de literatura infantil para los bibliotecarios encargados de las
salas infantiles en las bibliotecas, ya que regularmente se considera que todo libro con
ilustraciones puede ser leído por niños.
Cada vez más escuelas se adhieren al programa Escuelas de Calidad, pero las horas que
le siguen a las destinadas a la enseñanza regular son empleadas en talleres de carpintería o
de Artes Plásticas. Son horas que podrían ser empleadas en la biblioteca con actividades
como narración de cuentos, representación de historias o la aplicación de algunos lecto-
juegos.
Sería igualmente provechoso si la asistencia a la biblioteca fuera una experiencia
compartida entre padres e hijos mediante, por ejemplo, la lectura en voz alta o la narración
de historias. Muy pocos padres les leen a sus hijos porque no se sienten en confianza, la
biblioteca es ese espacio sin ruidos y donde un padre y su hijo pueden encontrar a otros
padres con sus hijos en la misma situación, lo que aminoraría la timidez de ambos.
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El bibliotecario no debe olvidarse de sí mismo como lector, debe desarrollar y mantener
viva esa conducta y leer por gusto para poder recomendar libros, revisarlos y decidir así si
se adquieren.
Así mismo, es necesario reactivar aquellas bibliotecas escolares que han quedado
olvidadas y con libros arrumbados mediante, precisamente, bibliotecarios profesionales con
conocimientos pedagógicos y de animación a la lectura. De esta manera las instituciones
encargadas de la formación bibliotecaria podrían establecer contacto con escuelas de
educación primaria, creando fuentes de trabajo.
Además, de esa manera se formaría a los niños como lectores desde temprana edad y se
presentarían menos dificultades en cuanto a la reticencia a realizar lecturas y los
correspondientes ensayos o resúmenes sobre las mismas.
Con respecto a las salas infantiles, éstas deben ser ampliadas, dotándolas de los
materiales adecuados: libros, revistas y videos, los cuales deben servir de apoyo a la
fijación de la conducta lectora mediante, por ejemplo, la proyección de películas sólo
después de que se haya realizado la lectura del libro en el cual esté basada.
¿Qué acciones deben emprenderse para permitir el desarrollo de las conductas lectoras en
las demás comunidades infantiles? Se debe dar un mayor impulso a los libros en Sistema
Braile, personalmente, sólo he visto este tipo de libros en la Biblioteca México. Las
bibliotecas escolares, universitarias y públicas deben adquirir este tipo de materiales
porque, como sucede al hablar de los niños en general, realmente no se contempla a los
invidentes (mucho menos a los niños invidentes) como usuarios de la biblioteca.
Otra opción serían los audio libros. Las bibliotecas o bibliotecarios podrían ponerse en
contacto con las editoriales que los realizan para adquirir algunos materiales. El
acercamiento a los niños sordos es más complicado, pues se requeriría conocer el Lenguaje
de Señas y una relación más cercana para enseñarles a leer, creo que la representación de
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las lecturas sería la opción más viable dado el papel que juegan el cuerpo y las facciones en
ese caso.
La lectura permitiría en el caso de los niños con enfermedad mental una adecuada
socialización o, al menos, permitiría que exteriorizaran los sentimientos de la misma
manera que sucede con el dibujo y la pintura. Para lograr un acercamiento adecuado se
requiere conocer las características de cada trastorno. Una vez que conocemos, por ejemplo
los niños autistas son callados y de escasos movimientos, podremos saber qué esperar en un
primer momento.
Lo mismo se aplicaría en el caso de los niños con problemas de conducta, desde los niños
inquietos hasta los verdaderamente violentos necesitan ser motivados con lecturas
adecuadas lo que hace necesario una convivencia previa para conocerlos y poder prever sus
reacciones.
En estos casos es necesario que el bibliotecario se relacione con profesionales de otras
áreas: maestros, pedagogos y psicólogos. La Escuela Normal de Especialización prepara
docentes con conocimientos pedagógicos para enseñar a niños sordos, invidentes o con
problemas mentales y de conducta que podrían ser de gran apoyo.
Para los niños que viven en comunidades apartadas es necesario que el bibliotecario
apoye la labor de los maestros, es un hecho que en los pueblos pequeños rara vez existe una
biblioteca por lo que los gobiernos de cada estado deben promover, junto con la Red
Nacional de Bibliotecas, el apoyo a las bibliotecas que existan en esas comunidades
mediante el envío de materiales así como de personal con los conocimientos adecuados.
Para lograr que todos los niños, sin importar su condición, puedan desarrollar conductas
lectoras, debo insistir en la necesidad de la inclusión de los conocimientos pedagógicos en
el perfil del bibliotecario profesional ya que de esa manera se reencontraría como
investigador, al analizar las técnicas que le permitirán acercarse a los niños; como lector, lo
que le permitirá decidir con conocimiento cuáles son los libros adecuados para cada edad
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del niño; y, sobre todo, como ser humano al compartir sus experiencias a los niños a la vez
de motivarlos a leer respetando sus gustos y, tomando en cuenta éstos, buscando nuevas
lecturas y nuevas formas de atraerlos hacia ellas.
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