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ESCUELAS Y POBREZA - Patricia Redondo Entre el desasosiego y la obstinación Capitulo 4 - LAS FAMILIAS, EL BARRIO Y LA ESCUELA 2.3. "Hoy es muy duro mandar a los chicos a la escuela" De esta experiencia y del trabajo de campo realizado, se desprende que el papel de decidir, incidir y sostener dicha escolaridad no es necesariamente ocupado o ejercido por el padre o la madre . De modo indistinto, en diferentes ocasiones, puede ser desempeñado por otros adultos: hermanos mayores, abuelos, bisabuelos, tíos o vecinos que por una diversidad de motivos se hacen cargo de la situación. La ausencia de claves de lectura en los maestros y profesores que permitan comprender estas maneras diferentes , individuales o colectivas, de intentar sobrevivir y evitar ; al mismo tiempo, seguir cayendo aún más en el abismo de la exclusión construye una distancia, a veces insalvable, entre las familias y la escuela . La trama de vínculos que escuela establece y produce cotidianamente con las familias urge ser puesta en cuestión para reinventarla . Un primer paso consistiría en poner en juego críticamente las propias concepciones que organizan las miradas sobre los barrios y comunidades en que se trabaja , para facilitar una apertura a la comprensión de las relaciones familiares que se articulan alrededor de la escolaridad de niños, adolescentes y jóvenes, sobre todo las más invisibles. Distintas constelaciones familiares se dibujan y ponen en movimiento en la cartografía escolar . Reconocerla y legitimarlas implica una oportunidad aún no explorada suficientemente. Esta posición cuestiona la idea de una familia tipo que se presenta como modelo y que, al mismo tiempo, actúa como parámetro para evaluar y, en última instancia considerar a las familias de los alumnos como socialmente desorganizadas. En ocasiones, muchos educadores han optado por construir muros en la escuela sostenidos en modos de selección arbitraria del alumnado , en formas sutiles de expulsión de los alumnos y alumnas con más dificultades, derivándolos a alguna escuela que en la zona pasa a ser conocida como "el depósito " de aquello que las otras escuelas dejan afuera. La escuela como punto de partida , la instrucción como condición para "ser persona ", nos habla de la escolaridad asociada a la posibilidad de una vida buena en el futuro. En efecto, el supuesto implícito de que la escuela pública es gratuita , oculta que el sentido público de la escuela no está resuelto por su gratuidad y que la escolaridad no es gratuita ya que históricamente ha sido responsabilidad de las familias sostener los costos de la trayectoria escolar de sus hijos , con los efectos diferenciadores que ello produce en situaciones de profunda desigualdad social. Es común ver a las niñas-adolescentes hacerse cargo de sus hermanos menores , asumiendo muchas veces ese lugar adulto. Es notable cómo estas niñas-adolescentes, si quedan embarazadas, integran a su bebé al núcleo familiar primario y la maternidad queda subordinada al ejercicio de ese rol por parte de su propia madre. Sin embargo, en la cotidianidad del

Escuelas y Pobreza Resumen punto 2

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Page 1: Escuelas y Pobreza Resumen punto 2

ESCUELAS Y POBREZA - Patricia RedondoEntre el desasosiego y la obstinación

Capitulo 4 - LAS FAMILIAS, EL BARRIO Y LA ESCUELA2.3. "Hoy es muy duro mandar a los chicos a la escuela"De esta experiencia y del trabajo de campo realizado, se desprende que el papel de decidir, incidir y sostener dicha escolaridad no es necesariamente ocupado o ejercido por el padre o la madre. De modo indistinto, en diferentes ocasiones, puede ser desempeñado por otros adultos: hermanos mayores, abuelos, bisabuelos, tíos o vecinos que por una diversidad de motivos se hacen cargo de la situación. La ausencia de claves de lectura en los maestros y profesores que permitan comprender estas maneras diferentes, individuales o colectivas, de intentar sobrevivir y evitar; al mismo tiempo, seguir cayendo aún más en el abismo de la exclusión construye una distancia, a veces insalvable, entre las familias y la escuela.La trama de vínculos que escuela establece y produce cotidianamente con las familias urge ser puesta en cuestión para reinventarla. Un primer paso consistiría en poner en juego críticamente las propias concepciones que organizan las miradas sobre los barrios y comunidades en que se trabaja, para facilitar una apertura a la comprensión de las relaciones familiares que se articulan alrededor de la escolaridad de niños, adolescentes y jóvenes, sobre todo las más invisibles. Distintas constelaciones familiares se dibujan y ponen en movimiento en la cartografía escolar. Reconocerla y legitimarlas implica una oportunidad aún no explorada suficientemente. Esta posición cuestiona la idea de una familia tipo que se presenta como modelo y que, al mismo tiempo, actúa como parámetro para evaluar y, en última instancia considerar a las familias de los alumnos como socialmente desorganizadas. En ocasiones, muchos educadores han optado por construir muros en la escuela sostenidos en modos de selección arbitraria del alumnado, en formas sutiles de expulsión de los alumnos y alumnas con más dificultades, derivándolos a alguna escuela que en la zona pasa a ser conocida como "el depósito" de aquello que las otras escuelas dejan afuera. La escuela como punto de partida, la instrucción como condición para "ser persona", nos habla de la escolaridad asociada a la posibilidad de una vida buena en el futuro. En efecto, el supuesto implícito de que la escuela pública es gratuita, oculta que el sentido público de la escuela no está resuelto por su gratuidad y que la escolaridad no es gratuita ya que históricamente ha sido responsabilidad de las familias sostener los costos de la trayectoria escolar de sus hijos, con los efectos diferenciadores que ello produce en situaciones de profunda desigualdad social.Es común ver a las niñas-adolescentes hacerse cargo de sus hermanos menores, asumiendo muchas veces ese lugar adulto. Es notable cómo estas niñas-adolescentes, si quedan embarazadas, integran a su bebé al núcleo familiar primario y la maternidad queda subordinada al ejercicio de ese rol por parte de su propia madre. Sin embargo, en la cotidianidad del grupo familiar, y en tanto es la mujer quien sostiene el hogar, es la niña-adolescente la que reemplaza a su madre. Esta situación se modifica cuando estás adolescentes pueden sostener su escolaridad y el Estado genera políticas específicas de atención que garanticen tanto la trayectoria escolar de estas mamas adolescentes como asimismo, y esto es clave, la educación maternal para los bebés.