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ESO QUE REVIENTA J. Andrés Herrera

Eso Que Revienta (Poemario)

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Poemario Eso que revienta del 2012J. Andrés Herrerahttp://poesiamaconha.blogspot.com

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  • ESO QUE

    REVIENTA

    J. Andrs Herrera

  • Eso que revienta

    Poesa Maconha

    Edicin digital de autor (us Word)

    http://poesiamaconha.blogspot.com

    @Juan Andrs Herrera

    Cuerna-D.F.-EdoMex-Lima-Marte, 2012

  • Contra la mayora que se pronuncia por el arte llamado social Contra la minora que lo hace por el llamado puro

    Yo me abstengo Yo voto con el brazo hacia abajo

    Yo voto porque no se vote

    (Testimonio) ENRIQUE GONZLEZ ROJO

    La poesa no hace nada. Y yo escribo estas pginas sabindolo.

    (Declaracin de inicio) MARCO ANTONIO CAMPOS

  • ESO QUE REVIENTA

  • P g i n a | 4

    A mi viejo y mis viejas: Juan, Andrea, Ara, Norma, Ane, Viole y Favi

    A la banda guayaba

    A la pandilla de Hispnicas: esas noches en C.U.

    A la mierda, qu!

  • 5 | P g i n a

    ndice:

    6 -

    7 -

    8 -

    10 -

    12 -

    13 -

    14 -

    16 -

    17 -

    18 -

    20 -

    22 -

    23 -

    25 -

    26 -

    27 -

    28 -

    29 -

    Ciudad

    I

    Ciudad

    Tarde 2012

    Boceto

    Volvimos de lugares increbles...

    Rematriacin

    Besos de Gin

    II

    Azul

    Quiero entregarte

    Las cosas

    Espejos

    Flaca, flaca, flaca

    Eso que revienta

    III

    En realidad, yo no quiero

    Eso que revienta

    -

  • P g i n a | 6

    CIUDAD

  • 7 | P g i n a

    I

    Y aunque tardes lo que el agua al desierto

    convnceme de ser

    acumulada violencia

    en silencio.

  • P g i n a | 8

    Ciudad

    a Aline, su (eterna lectora)

    I

    En esta ciudad no cabe un ruido ni la boca de las muchachitas muertas,

    que fueron amantes, juegos, poemas.

    En esta tierra no se aceptan gotas de cometa.

    No cabe una alfombra mgica

    que mueva todo al otro lado de la tierra.

    En este lugar no se llenan los pulmones.

    No se puede hacer fuego.

    Esta ciudad se qued sin oxgeno.

    II

    Quemamos todo:

    La luz y los cables.

    Aprendimos la alquimia.

    y devastamos todo,

    todo,

    todo.

    No dejamos recuerdos

    ni trampas,

    ni vuelos.

    Desaprendimos el camino

    y quemamos la posibilidad de iniciar un fuego finalizador.

    III

    As se desenmascara este lugar:

    una nube se revienta

    y ataca punzante de recuerdos.

  • 9 | P g i n a

    Se aprisiona fcilmente lo que la construye:

    escribes URBE y despus lo borras con el dorso de los ojos.

    Aqu no cabe

    ni el polvo.

    Esta Ciudad se derrumba en el silencio de los dioses.

    Es el flujo de archivos en una computadora:

    un supr, un delete, una formateada y le dices adis.

  • P g i n a | 10

    Tarde 2012

    al Jero, a Yeni y a Dircio

    Y as un da te viene la ocurrencia

    de querer ser poeta.

    Se te enredan las emociones

    y ni el Radio es tan inestable.

    Te sumerges en mares, bosques, calles.

    Amaneces con la paranoia atravesada.

    Sabemos que nos hemos frito el cerebro,

    que conocimos terrores con LSD y amanecimos

    con la rbita deshecha.

    La tensin est presente:

    Vota!, Vota!, Vota!

    Sientes

    la ansiedad comindote.

    Te escondes en cerros, redes, nudos.

    Lloras

    Asesinaron a lvaro y al Bola.

    No pasa nada.

    No importa nada.

    Los hechos estn vacos;

    pero todo fue intil.

    Tanta hambre de justicia tan virtual.

    Cualquier otra maana

    el tedio del opio te despierta

    entre rumor de viejos cuerpos.

  • 11 | P g i n a

    La carrera, un oficio, formas, textos,

    letras,

    letras,

    letras.

    Ya no es rojo el cielo.

    Sublimas la terrible ocurrencia de vivir en el verbo.

    Nombras al mundo para materializarlo.

    Sigues con el hocico suelto

    pero cuando naciste ya lo tenas reventado.

    Caminas con la sangre a gotas.

    Lodo, golpes, besos.

    No sabas que la poesa sera veneno;

    y aunque ests medio muerto,

    y aunque nadie te lo diga

    sales a la calle, tienes 22 aos,

    ests solo, y eres poeta.

  • P g i n a | 12

    Boceto

    A ti

    De entonces ya no tenamos la piel en la boca. Estbamos resecos.

    Nos dio asco estar vivos.

    Quisimos comenzar a morirnos, poco a poco, despacito para sentir;

    a ver si alguien nos encontraba una noche y nos rompa la madre.

    Andbamos todos los das plidos.

    Eran buenos tiempos.

    Las montaas seguan hmedas y de Junio a Agosto hubo hongos de

    colores, formas y tamaos distintos.

    Tepoztln era tu cuerpo.

    Las montaas se vean de fondo y de repente estbamos incrustados en la

    ciudad de nuevo,

    montados en algn vehculo a ciento cincuenta.

    Haban atropellado a un hombre y estaba el desmadre.

    T tenas la cara llena de lgrimas, pero no haba ningn lquido

    escurriendo,

    slo esa profundidad de haber conocido la tristeza.

    Esa certeza de estar muerta.

    Y ramos como dos planetas en silencio

    . . .

    . . .

    Y ramos un espejo de sol y agua

    Porque estbamos muertos

    . . .

    . . .

    Porque estbamos muertos

    nos sentbamos frente a frente con historias.

    Luego nos veamos; el clima y los dramas nos hacan rer.

    Dos senos, nada ms; cabello largo y lacio.

    Acabbamos desnudos y llorando;

    con poesa en el cuarto, alterados y llorando.

    Olamos a bosque.

    Entonces sentamos que no estbamos tan locos ni tan solos.

  • 13 | P g i n a

    a Migue, Jordan, Abo, Uriel, Pablo y Michael

    VOLVIMOS DE LUGARES INCREBLES derramados en palabras, frases, versos,

    sobrecargados de tiempo verde, entre niebla.

    Vinimos del ter, de la ltima calle empedrada;

    hmedos de musgo, la espalda copulando con una lata de aluminio;

    con asco y culpa, y un vmito brotando de la lengua.

    Baados en luz por los rboles y la hojarasca,

    pero tambin llenos de angustia,

    de desesperacin,

    de ira;

    con la severa aprehensin en el cuello:

    nos estamos transformando en locos!,

    con el filo de la navaja en la vena, el sabor acre de los labios.

    Lista la mano para reventarnos la cabeza, la rbita del ojo.

    Regresamos con el alma destrozada,

    con miedo a verles la cara a los dems.

    Nos miramos de perfil: sonrisa estpida, tez plida, dedos resecos.

    Nos vemos las caras y nos asustamos. Enfermos.

    El cuerpo sucumbe.

    Hemos vuelto.

  • P g i n a | 14

    Rematriacin

    I

    Venamos de lejos. Tenamos los cartuchos entre los pies.

    Arrancbamos a todo lo que da y siempre venamos de lejos,

    de ms y ms lejos, aunque no nos moviramos.

    Pudimos haber hecho la revolucin, pero no podamos detenernos.

    Y nos camos un da

    Un da nos camos porque el miedo nos invadi.

    Compramos en tiendas y andbamos a gusto.

    Siempre cremos que ramos el barrio pesado.

    Andbamos lejos.

    II

    Venamos del paraso con los ojos trabados;

    no ciegos, no comidos, no empapados,

    slo trabados de tanta belleza.

    Bailbamos a los dioses del agua

    y Zapata era un hroe.

    Ahora el cuerpo nos sirve para montarle el caballo,

    para que al jalar la palanca la mierda se vaya a trote lento.

    Tenamos caballos antes,

    venamos de lejos, de muy lejos.

    III

    El metro de la ciudad!

    Vamos al metro de la ciudad.

    Robamos carteras y repegamos el cuerpo.

    Si te apendejas, hasta te nos mueres ah.

    Vamos corriendo al fondo de la ciudad,

  • 15 | P g i n a

    a ver si es cierto que los intraterrestres vienen de lejos.

    Huyamos a las cloacas.

    Estoy harto de sentirme tarado, todo quieto.

    Pondremos manifiestos:

    Asesino para sentir. Estoy vivo.

    Lo dems se los quito porque es bien fcil

    Vamos al metro de la ciudad.

    Pero ya no lloren, ya no chillen, agrrense fuerte.

    Ya no andamos tristes; no se apendeje, seor.

    Nos vamos por donde vinimos.

    Nos vamos lejos, muy lejos, muy muy lejos de la ciudad.

  • P g i n a | 16

    BESOS DE GIN

  • 17 | P g i n a

    II

    El nmero ureo,

    la perfeccin,

    el infinito,

    dios.

    Qu ms pruebas se necesitan de la existencia de la poesa?

  • P g i n a | 18

    Azul

    "En los bares saben cundo te ties el pelo,

    el firmamento huele a tu perfume,

    Dios tiene un beso tuyo en los labios"

    (Lila)

    "Azul, azul, una msica lenta y azul

    un rasguo en la media (Azul)

    "Eras t o era el sol o ese rayo que eman de ti (Beso de ginebra)

    Real de Catorce

    I

    Dios no hall lugar en nuestro reino Hemos ordenado suicidio a la hermandad

    II

    Azul

    como un libro de Daro

    o un pjaro dentro de la cabeza,

    Mujer Kamikaze,

    ataca y no te quedes en silencio.

    Pon tu espalda al fuego,

    tu pecho en el can

    y devasta;

    inndame el cuarto,

    que me ahogue hasta el salbutamol,

    que te andes despacio

    como sin saber qu quieres.

    Sbele al radio, deshazme las ideas,

    abre la boca y que comience el blues.

  • 19 | P g i n a

    III

    He descubierto que mueres de sudor en sudor sobre mi vientre. Tengo

    un ansia todo el tiempo de comerte, de penetrarte, de encontrarme una

    mordida tuya, por ah, entre las venas, para ver si la sangre sabe a ginebra,

    si no te quedas tambin fermentada, si te destilo o me pudro o me

    embriago o eyaculo una gota que despus, a solas, cuando recuerdes,

    emane de tu piel.

  • P g i n a | 20

    QUIERO ENTREGARTE TODA LA VIOLENCIA DE MI CUERPO de un zarpazo entre tus labios

    y sentir la lengua quemndome el sitio ms sensible del aire.

    Esto cuando ests ya presente con el cuerpo humeando

    y te lo digo:

    no, flaca, no hubieras hecho eso...

    Como cerebros a la expectativa son los sntomas

    de mi cuerpo,

    que se enferma en cada clula

    y desea con todo alboroto,

    y no se tranquiliza si no hay un perfume

    como de aliento de poesa

    rozndole ese punto que ya conoces detrs de mis ojos.

    Cuando tus ojos y el fuego pasan al lado,

    somos ms veloces.

    Por aqu tambin anduvo ella,

    me dicen los crteres

    en el tiempo.

    Dej su huella, se vol como todo

    lo que nace infinito.

    Yo quiero atarme a ti del ombligo para siempre

    como algunas cosas

    que se encontraron porque perdieron el camino.

    Quiero repegarme con toda locura a tus estallidos

    porque vienes y te posas delante de m

    con tu cuerpo despreocupado,

    no me queda lucidez mortal,

    y me matas con tus voces,

    pero ah sigue tu constancia

    brillando como ciertos detalles de la selva.

  • 21 | P g i n a

    Me atraganta tu luz.

    Soy una explosin de infinidad.

    Y t ofrecindome tu cuerpo,

    que es verde y transpira los calores de la lluvia de la noche anterior,

    que es voluntad humana, energa de dios petrificada:

    mares celestes, lejanas dimensiones atemporales

    donde vive una hormiga, todo el pan, otras pieles

    y esta cama donde estoy sentado

    y t ests a punto de entregar

    la cadencia de tu cuerpo.

  • P g i n a | 22

    Las cosas

    Las cosas fabulosas estn ocurriendo all afuera. Nos trenzamos.

    Pienso en una boca.

    La tormenta nos devora como un sapo inmenso.

    Estos huesos derruidos son un recuerdo.

    Djame tocarte el cabello.

    Djame oler este ratito.

    Puedo guardarlo todo,

    o tirarlo todo,

    u olvidarlo todo

    otra vez.

    Que no quede esta cara de ventana rota.

    Sobre un jugo celeste

    veo una boca.

    Tornados convergen en tu vagina lunar.

    Como electroshockes

    tus piernas

    confunden mi sexo.

    La noche croa.

    Un satlite estalla en su rbita.

    Planetas en combustin/ el ncleo de la tierra implota/ algo se derrite.

    Nos miramos serios.

    Escuchamos:

    Todo cruje en silencio.

    Parece que las cosas fabulosas ocurren all afuera.

  • 23 | P g i n a

    Espejos

    I

    Puede pararse en frente y hacer que el polvo se levante.

    Ella es como el bosque:

    es verde.

    Cuando paso la mente por su cuerpo, el tiempo transcurre de otra forma.

    Puede sacudirse el cabello para alterar la existencia.

    Ella sabe oler:

    es como tierra fresca.

    II

    Puedo mirarte los ojos como sueo inagotable.

    Mirarte es quedarse en los tiempos que no vuelven.

    Lo que miras es una sola vez.

    Tus ojos son portales.

    Puedo mirarte y la vida pasa.

    Me asusto cuando tu pupila se desliza para un lado.

    As que callo,

    mejor,

    y me dejo inventar para siempre.

    III

    Si decimos agua, hueles.

    Puede decirse papel, clavo, hacha, y ser como nombrarte.

    Si decimos con, quemas,

    si decimos aire, quemas,

    si decimos dos, quemas,

    si decimos poesa, ardes.

  • P g i n a | 24

    IV De repente

    ya no se construye el mundo.

    De repente se para y las cosas,

    como en una experiencia con salvia,

    se quiebran en espejos que se alejan y reducen infinitamente.

    Para saber qu somos

    buscaremos la parte ms slida del encuentro.

    De repente

    estamos tan cerca

    que las cosas se descuartizan en nuestras caras.

    Nos desconocemos por lejanos.

    Eres otra, soy otro: somos otro

    Lo otro se vuelve inmenso

    y uno cabe a la perfeccin.

    Consumo tu existencia como una dosis

    de fructuosa para mi vida.

    Quiz

    ya no se nos antoja hacer nada juntos.

    Entonces nos reflejamos con toda violencia desnuda.

    Te pinto en tu cuerpo mi cuerpo,

    me araas tu cuerpo en mi cuerpo.

    Los espejos son las pieles.

    Lo otro somos uno.

    T me sorprendes

    repujada en el aire.

    Nos petrifica reconocernos en aquello.

    Nos rompemos.

    El reflejo no cambia.

    Todo se mira distinto.

  • 25 | P g i n a

    Flaca, flaca, flaca

    T y yo sabemos, flaca, y bien sabemos que esto no es un poema,

    que ste no es un poeta,

    que stas no son mis manos

    relatando puro cuento de poema.

    Este poema es puro cuento,

    se me olvidaba: no es un poema

    ni la extensin de un cuerpo del que no es poeta.

    Es mi arteria llenando el papel.

    Ojal tuviera la extravagancia para arrancarme la sangre ahora

    y llenar un poema de amor donde decirte:

    Ah te va, cario mo, flaca diosa, poesa bendita,

    i te va mi sangre: bbela,

    pero no.

    Mejor te invito un pulque.

    Ac no hay un poema, ni una reflexin, ni un vmito de newpoet.

    Es un jazz trastornado en ska trastornado en narcocumbia,

    aunque no me guste,

    aunque al poeta le moleste.

    Esto no es un poema, pero se chingan, esto s es poesa y es de amor

    y se le dedica, se le entrega,

    se le escurre, todo el tiempo, en arterias, en sus vmitos,

    en todas sus extravagancias

    a la flaca.

  • P g i n a | 26

    ESO QUE REVIENTA

  • 27 | P g i n a

    III

    Inicias con tus voces.

    Una boca se abre y derrama pjaros sobre el suelo.

    Es tu mi su cuerpo,

    el cuerpo se que andamos descubriendo,

    la llama que no se apag despus de la ceguera...

  • P g i n a | 28

    EN REALIDAD, YO NO QUIERO una voz joven. Soy joven. Mi poesa es ms hbrida que todo lo que siento. Nadie se culpe. Eso s: algo soy de lo esperado.

    Al final, yo no conozco otra vida que mi vida. Yo no quiero una voz que no sea

    mi voz. Mi vida es el poema de mi vida. Yo no conozco mundo sin verde, sin

    frica, sin dos, sin lengua. Yo no conozco vida pasada ni futuro; sin patria ni

    dinero. Yo no s que lo otro viva por estar vivo. Porque yo no s qu es que

    viva lo otro, una posibilidad gramatical?

    En realidad, am el verso ideal. Era romntico. Sent la fiebre por la revolucin.

    Me hubiera armado con una playera del Che a los diecisiete aos. Vi ejemplares

    de libros como fusiles revolucionarios. Pero aqu hay ruido, semforos, pantallas

    lquidas, comunicacin mundial interespacial, robos, religiones, costos, niveles,

    razas, crceles, sexualidades. Aqu norma y ruptura. Uno segmentado en partes.

    No somos colectivos ni enajenados. Estamos rotos.

    Yo no quiero un pedazo de mi voz.

  • 29 | P g i n a

    Eso que revienta

    a Omar, Roberto, Julio, Cynthia, Renzo,

    Joy, rika, Plinio, scar y Miguel

    por Tajo (salud!)

    Debera narrar las cosas del alma, pero me dieron la lengua. Quera liberarme como mstico a travs del poema,

    hacerme un poeta-bomba en medio del zcalo para matar a Lentejo

    Manda.

    No, ya no tengo estas palabras ac.

    No me basta reinventar al mundo:

    este cuadro hinchado de pintura verde,

    alumbrado de tintura de televisin,

    de albahaca y nsperos, de pared de ladrillo,

    de segmento urbano rumbo a Tepoztln, no me basta!

    Gritar que tenemos la mala costumbre de ser poetas,

    de ser bombas y msticos drogadictos y poetas;

    que no me siento mexicano, ni ruso, ni ahuatepeo (a veces guayabo).

    Ah donde el gallo canta y yo no soy indgena, ni gero, ni rojo

    me han torturado desde que tengo su idea de infancia ac en el pecho y no

    estalla.

    No importa, damita, caballero, ac le va el cuento:

    Yo no soy poeta.

    Soy el fuego, eso que revienta: tapu, ma, pam, can, chn,

    recio como parvada de guajolotes,

    urgente de jazz y mota, escandaloso, oiga noms.

    Yo tengo este fuete amarrado al brazo.

    Reviento crneos, despunto el alba,

    tengo un arco devastador, detono rifles, estallo cuerpos.

    Las nias vienen y me piden un helado.

    (Esa tarde yo ya no estaba ah.

  • P g i n a | 30

    Los camiones de Atlixco se metieron al nirvana

    y lejos se escuchaba una cancin de Real de Catorce

    eras t o era el sol

    y el cuarto era una lmpara de gas, lleno de energa fluyendo.

    o ese rayo que eman de ti

    Ella arda como beso de ginebra.

    Su pecho era el sonido de una cueva:

    Mar y silencio

    .

    Mar y silencio

    .)

    Nunca ms explotar mi pecho esa imagen de mujer y cuarto.

    Soy un hombreverso, poeta-bomba, fundamentalista del verbo;

    pero rase, qu mis cuadernos ni qu ocho fieras tristes.

    Yo soy eso con lentitud de cuerpo devastado por muertes y paranoias,

    por desvaro de no ser Humano envuelto en llamas,

    quemando la receta de la vida exacta y civilizada.

    Despus del asesinato de los silencios, qued un lugar con fuego.

    Tena un cuerpo y era niebla de luz, cueva sin colores, casa de ciegos.

    Mir dentro y nos qued un universo carente de sentido.

    Mira, mujer, te entrego el universo vaco.

    Llnalo de tu risa.

    Llnalo de este pecho; tu mi su nuestro amor de todos.

    Dile con tu boca cuerpo y haz una aurora boreal.

    Nombra canto, ballenas, pasto y gira, vuela conmigo.

    Trae de nuevo incendios Qumame la boca Tmame de la

    espaldaAaraazos dime que somos lo que somos, esto que sentimos, que

    nostamos divididos, questamos vacos Llmame humano, orqudea, cerdo,

  • 31 | P g i n a

    luz, fuego, verso, rama, poeta y dime que sentimos poesa aunque lo

    llamemos miedo, dime que poesa es el ansia; dime que subirse al tren y

    desgajar al mundo, poco a poco para no quebrarse, es poesa.

    Llmame despacio Dame verde, jade, piedra, hueso Dame luces, agua,

    truenos Dame tierra, clvame la obsidiana, embrigame en Sake,

    destirrame de Estambul, avintame al Mar Rojo, grita mi nombre en

    Tlayacapan, cllame en Tenochtitlan, splame desde Neza o Asuncin, en

    cualquier calle donde extraar a los patas de Lima.

    Hazme sentir que algn da estaremos ms cerca

    Dime que aquello era una espera,

    que as el universo aguarda a que le pongamos nombre

    Que nos deseaba el silencio

    Y nmbrame

    Trata de darle forma a esto

    Dame un sentido

    Dime

    que

    sigo

    cuerdo

    _

  • P g i n a | 32

    Esta obra nunca se imprimi en los talleres de Lnula Fuentes

    con una tipografa Mmer, 200 en un tiraje de 45000 ejemplares.

    NINGN PINCHE DERECHO RESERVADO

    (Los textos son mos; la poesa, de tochos)

    MexRanch, 2012

    J. Andrs Herrera. Naci en 1990 en Cuernavaca, Morelos, Mxico. Le gusta bailar reggae, beber

    pulque y subir el Tepozteco. Ha participado en diversos proyectos editoriales. Parte de su obra

    ha sido impresa en revistas como La Piedra y Habitantes de Moria en Cuernavaca, Estro en la

    Cd. de Mxico y Tajo en Lima; asimismo, ha colaborado en publicaciones electrnicas como

    Punto en lnea, Radiador Fanzine, Revista Hotel, Hojas al aire, Revista Clarimonda, El jolgorio

    cultural, Litoral-e y la Antologa virtual de minificcin mexicana. Colabora habitualmente con la

    revista Tajo de Per y semanalmente publican un texto suyo en la revista electrnica Ombligo

    de Cd. Jurez. Actualmente, estudia la Lic. en Lengua y Literaturas Hispnicas en la Facultad de

    Filosofa y Letras de la UNAM. Eso que revienta es su primer poemario.

  • 33 | P g i n a