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Panace@ Vol. 2, n. o 6. Dicembre, 2001 63 Español de América y español de Europa (1.ª parte) 1 Günther Haensch Universidad de Augsburgo Augsburbo (Alemania) Tribuna Sumario 1. El español de América, un mosaico lingüístico 2. El español de América, ese desconocido 3. Diferentes opiniones y posturas ante el español de América 4. ¿En qué consiste la diferenciación del español de América? 4.1. Generalidades 4.2. Diferencias en la pronunciación 4.2.1. Diferencias de la pronunciación americana frente a la peninsular que se dan en toda o casi toda América 4.2.2. Diferencias que se dan en una serie de países 4.2.3. Fenómenos fonéticos del nivel inculto 4.3. Ortografía 4.4. Morfosintaxis 4.4.1. Verbo 4.4.2. Pronombres 4.4.3. Otras diferencias morfosin- tácticas 4.4.4. El traductor ante los problemas morfosintácticos 5. El léxico 5.1. Observaciones generales 5.2. Distinción entre exotismos y universalismos 5.3. Clasificación de las diferencias del léxico 5.3.1. Diferente grafía 5.3.2. Diferente acento tónico (y gráfico) 5.3.3. Diferente género 5.3.4. Diferente uso del número 5.3.5. Uso absoluto de verbos 5.3.6. Verbos reflexivos y verbos intransitivos 5.3.7. Diferente uso de preposiciones y preposiciones típicamente americanas 5.3.8. Uso de adjetivos en función adverbial y adverbios especí- ficamente americanos 5.3.9. Mismo radical, mismo signifi- cado, pero distinto sufijo o distinta terminación (a veces con cambio de género) 5.3.10. Misma unidad léxica formal, pero distinto significado 5.3.11. Misma unidad léxica formal, mismo valor referencial, pero diferente connotación (nivel de estilo, matiz despectivo, etc.) 5.3.12. Misma unidad léxica formal, mismo significado, pero diferente frecuencia de uso 5.3.13. Distinto uso contextual y pragmatismo lingüístico 5.3.14. Casos peculiares de diferenciación léxica 5.3.15. Modismos 5.3.16. Tabuización, destabuización y eufemismos 5.3.17. Tecnicismos 5.4. Distribución de las diferencias del léxico del español americano y del peninsular 5.4.1. Distribución geográfica de las unidades léxicas 1 Este artículo, que no está destinado a filológos y lingüistas, sino a traductores médicos, es, hasta cierto punto, un artículo «de divulgación». Por lo tanto, no se pueden abordar en él todos los problemas históricos, sociales, étnicos y culturales del español de América, sino principalmente aquellos que interesen al grupo de destino señalado. Pero aun así no se puede prescindir totalmente de explicaciones de índole histórica, filológica etc., ya que la lengua no se usa en un vacío, sino en una sociedad con todas sus peculiaridades. En este artículo, que es una versión actualizada del publicado en Terminologie & Traduction, 1994; (1): 149-198, se reproducen, en parte, ideas, hechos y ejemplos expuestos en otros trabajos. En muchos casos nos tendremos que limitar a remitir a otras publicaciones, teniendo en cuenta el espacio disponible para este artículo

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Panace@ Vol. 2, n.o 6. Dicembre, 2001 63

Español de América yespañol de Europa(1.ª parte)1

Günther HaenschUniversidad de AugsburgoAugsburbo (Alemania)

Tribuna

Sumario

1. El español de América, un mosaico lingüístico

2. El español de América, ese desconocido

3. Diferentes opiniones y posturas ante el español de América

4. ¿En qué consiste la diferenciación delespañol de América?

4.1. Generalidades4.2. Diferencias en la pronunciación

4.2.1. Diferencias de la pronunciaciónamericana frente a la peninsularque se dan en toda o casi todaAmérica

4.2.2. Diferencias que se dan en unaserie de países

4.2.3. Fenómenos fonéticos del nivelinculto

4.3. Ortografía4.4. Morfosintaxis

4.4.1. Verbo4.4.2. Pronombres4.4.3. Otras diferencias morfosin-

tácticas4.4.4. El traductor ante los problemas

morfosintácticos

5. El léxico5.1. Observaciones generales

5.2. Distinción entre exotismos yuniversalismos

5.3. Clasificación de las diferencias delléxico5.3.1. Diferente grafía5.3.2. Diferente acento tónico (y

gráfico)5.3.3. Diferente género5.3.4. Diferente uso del número5.3.5. Uso absoluto de verbos5.3.6. Verbos reflexivos y verbos

intransitivos5.3.7. Diferente uso de preposiciones y

preposiciones típicamenteamericanas

5.3.8. Uso de adjetivos en funciónadverbial y adverbios especí-ficamente americanos

5.3.9. Mismo radical, mismo signifi-cado, pero distinto sufijo odistinta terminación (a veces concambio de género)

5.3.10. Misma unidad léxica formal,pero distinto significado

5.3.11. Misma unidad léxica formal,mismo valor referencial, perodiferente connotación (nivel deestilo, matiz despectivo, etc.)

5.3.12. Misma unidad léxica formal,mismo significado, perodiferente frecuencia de uso

5.3.13. Distinto uso contextual ypragmatismo lingüístico

5.3.14. Casos peculiares dediferenciación léxica

5.3.15. Modismos5.3.16. Tabuización, destabuización y

eufemismos5.3.17. Tecnicismos

5.4. Distribución de las diferencias delléxico del español americano y delpeninsular5.4.1. Distribución geográfica de las

unidades léxicas

1 Este artículo, que no está destinado a filológos y lingüistas, sino a traductores médicos, es, hasta cierto punto, un artículo«de divulgación». Por lo tanto, no se pueden abordar en él todos los problemas históricos, sociales, étnicos y culturales delespañol de América, sino principalmente aquellos que interesen al grupo de destino señalado. Pero aun así no se puedeprescindir totalmente de explicaciones de índole histórica, filológica etc., ya que la lengua no se usa en un vacío, sino en unasociedad con todas sus peculiaridades. En este artículo, que es una versión actualizada del publicado en Terminologie &Traduction, 1994; (1): 149-198, se reproducen, en parte, ideas, hechos y ejemplos expuestos en otros trabajos. En muchoscasos nos tendremos que limitar a remitir a otras publicaciones, teniendo en cuenta el espacio disponible para este artículo

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5.4.2. Consideraciones sobre el caudalléxico que usa o conoce unhispanoamericano

5.5. Formación de palabras

6. Otras diferencias entre el español deAmérica y el peninsular

7. Consecuencias de la diferenciaciónlingüística

7.1. Ideologías y actitudes individualesante la diferenciación del español

7.2. Comprensión o incomprensiónmutua entre hispanohablantes

8. Conclusiones

Anexo

Bibliografía sumaria sobre el español deAmérica

1. Trabajos de conjunto y obras deintroducción2. Pronunciación3. Morfología y sintaxis4. Léxico5. Bibliografías

1. El español de América, un mosaicolingüístico

Para un español o un no hispanohablante (porejemplo, un inglés o un alemán) con buenosconocimientos del español de España (que sesuele llamar «español peninsular»2), el encuentrocon el español de América es siempre unavivencia interesante, a veces divertida, a vecesdesconcertante, pero nunca aburrida. Por un lado,impresiona y emociona el que se pueda viajardesde México hasta Chile usando la mismalengua; por otro lado, se notan importantesdiferencias en la pronunciación, en lamorfosintaxis y en el léxico (con inclusión demodismos, colocaciones usuales, etc.) entre elespañol de América y el peninsular. Para eltraductor o el intérprete estas diferencias puedenpresentar problemas de comprensión tanto entextos escritos como en enunciados orales. Enestos últimos, la pronunciación es otro factorde peso que puede dificultar enormemente elentendimiento, como ocurre a veces incluso enEspaña con el andaluz o el canario, cuando unono está acostumbrado a la peculiar fonética delespañol de estas tierras. Un traductor o intérpretepuede tener también problemas para hacerseentender en determinados contextos por usarpeninsularismos que los hispa-noamericanos(claro está, los que no tengan experiencia en eltrato con peninsulares) no entienden, p. ej.,

americana f (‘chaqueta’; Am: saco m), albarán(‘boletín de entrega’), ordenador (en América:computadora o computador, este último menosusual, p. ej. en Ecuador), hora(s) punta (en eltráfico) (en América: hora(s) pico), o por usarpalabras o giros que en América tienen otrosignificado que en España, p. ej., el allanamiento(de morada) es en España un delito (penetraciónilícita en un inmueble; en francés: violation dedomicile; en alemán: Hausfriedensbruch); enAmérica, en cambio, allanamiento significa quela policía penetra legalmente en el domicilio deuna persona. Más adelante daremos másejemplos de este tipo.

Pero existen diferencias no sólo entre elespañol de América y el de la Península Ibérica,sino también entre las distintas variantes delespañol americano, por ejemplo, el de la Argen-tina y el de México, o bien el de Cuba y el deChile. Por eso no existe un «español deAmérica» como conjunto más o menos homo-géneo, sino muchas variantes del español condiferentes porcentajes de coincidencia y dedivergencia frente al español peninsular. Por lotanto no se puede ni enseñar ni aprender un«español de América» en general para producirenunciados l ingüísticos como intérprete,traductor o simple hablante, pero, teóricamente,sí el español de Bogotá o el de Montevideo.

El español de América es una realidadlingüística muy compleja que se presenta a losojos de un observador imparcial como un

2 Se llama «peninsular» porque el español de Canariasrepresenta ya un tipo de lengua de transición entre el españolde la Península Ibérica y el de América.

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abigarrado mosaico. En él no existen dialectosbien delimitados en los que coincidan losfenómenos fonéticos, morfosintácticos yléxicos como ocurre en Europa, donde loslímites de un dialecto con otro (naturalmente, aveces con zonas de transición) son muy claros ydonde cada dialecto presenta, a pesar de susdiferencias internas, que se manifiestan ensubdialectos y hablas locales, una suma de rasgoscomunes que lo diferencian de los otrosdialectos. Esto ocurre, por ejemplo, al pasar delbávaro (Bairisch) al suabo (Schwäbisch), delveneciano al lombardo o del murciano al andaluz.

Si dividiéramos el territorio tan extenso deHispanoamérica en distintas zonas según varioscriterios (fonéticos, morfológicos, sintácticosy léxicos), llegaríamos a resultados bastantediferenciados. Cuando hay, por ejemplo,coincidencia léxica y morfosintáctica entre unenunciado en el español de Castilla la Vieja y otroamericano, puede haber, en cambio, divergenciafonética, p. ej., Yo me llevo la llave (con l pala-tal en la mitad norte de España) y [sho me shevola shave] en Montevideo. En otros casos, ladiferencia está en el léxico, como lo demuestranestos ejemplos:

Español de Colombia (centro) Español peninsular

1. —Oye, negra3, ¿dónde está el mono? —Oye, cariño (mi amor), ¿dónde está elrubiales?

—Pues, se fue (popular: se jué) con los —Pues, se ha ido con los chicos del ad-chinos del agregado a la fama a comprar ministrador (de la finca) a la carniceríamuchacho. a comprar babilla (un tipo de carne).

2. ¡Bota el chicote a la caneca! ¡Tira la colilla al cubo de la basura!

3 La palabra negra, expresión de cariño, corresponde en Co-lombia (y otros países hispanoamericanos) a cualquier mujer,sea blanca, mestiza, india, mulata o negra (de verdad)4 La pronunciación de ll como l palatal (como en la mitadnorte de la Península) se llama lleísmo; como [y] se llamayeísmo; como [j] se llama jeísmo (o rehilamiento); como [sh]se llama sheísmo.

En este ejemplo, la única diferenciasintáctica es el uso del perfecto simple en Co-lombia (se fue ) frente al pretérito compuesto(se ha ido) en España; el resto de lasdivergencias corresponde al léxico. Otroejemplo: en Perú, Chile, Bolivia, Paraguay,Uruguay y Argentina se usa, en vez de fresa (fr.f raise , al . Erdbeere, in. s trawberry , i t .fragola), la palabra frutilla, pero, según el área,con cuatro realizaciones fonéticas diferentes:[frutilla] (con l palatal), [frutiya], [frutija] (jcomo en francés jour) y [frutisha] (sh como lash del inglés, la sch del alemán o la ch delfrancés) 4. La comprensión de un enunciadolingüístico en español americano puederesultar difícil cuando la densidad de lasdivergencias es muy grande y aparecen

simultáneamente muchas diferencias fonéticas,morfosintácticas y léxicas.

2. El español de América, ese desconocido

Aunque disponemos de una ampliabibliografía sobre el español de América (datoshistóricos, fonética, morfosintaxis, léxico,etc.) y de un repertorio bibliográfico recientede los diccionarios y vocabularios del españolde América, que se concluyó en 19915 y ofrecemás de 2000 títulos, se puede afirmar quenuestro conocimiento del español de América,por mucho que sepamos ya sobre él, siguesiendo incompleto y fragmentario, ya que labibliografía existente es muy desigual encantidad y calidad en cuanto a las distintas áreashispanohablantes del Nuevo Mundo. Para unárea hispanoamericana determinada puedeexistir, por ejemplo, un estudio sobre fonética,

5 Esta bibliografía, cuyo autor es Djemel Benhacine, hasta1990 ayudante de la cátedra de Lingüística Aplicada (LenguasRománicas) de la Universidad de Augsburgo, permaneceinédita.

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pero nada sobre léxico o morfosintaxis, y alrevés. La situación actual es particularmenteinsatisfactoria en cuanto a diccionarios,vocabularios, glosarios, etc. del español deAmérica, la mayoría de los cuales dejan muchoque desear. Como este tema ha sido tratado muydetalladamente en una serie de publicaciones,hemos de limitarnos a remitir al lector a lasrespectivas bibliografías6. Si pensamos que enHispanoamérica hay unos 300 millones dehispanohablantes y en Estados Unidos (dondees muy difícil obtener datos exactos, debido,en parte, a la inmigración clandestina) hay unos35 millones, frente a 40 millones en España,nos damos cuenta de que esta situación es verda-deramente preocupante. Para contribuir a unaactualización y renovación metodológica de lalexicografía del español de América, se inicióen la cátedra de Lingüística Aplicada (LenguasRománicas) un gran proyecto cuya finalidad espublicar diccionarios de los distintos países deAmérica con una metodología perfeccionada7.De este proyecto han salido hasta ahora tresdiccionarios de americanismos, publicados porel Instituto Caro y Cuervo, de Bogotá (Colom-bia): G. Haensch y R. Werner (directores):Nuevo Diccionario de Argentinismos, Bogotá,1993; G. Haensch y R. Werner (directores):Nuevo Diccionario de Colombianismos,Bogotá, 1993; G. Haensch y R. Werner(directores): Nuevo Diccionario de Urugua-yismos , Bogotá, 1993.

A finales del siglo pasado, la publicación delos diccionarios de americanismos fue confiadaa la editorial Gredos, de Madrid. En ésta,salieron con un nuevo título y una metodologíaperfeccionada: G. Haensch y R. Werner(directores): Diccionario del español de Ar-

gentina, Madrid, 2000 (Edición mejorada delDiccionario de Argentinismos publicado enBogotá), y G. Haensch y R. Werner (directores):Diccionario del español de Cuba , Madrid,2000. A mediados del año 2001, los trabajosdel Diccionario del español de Bolivia estántan adelantados que es de esperar que la obrase publique en 2002 o, a más tardar, en 2003.

3. Diferentes opiniones y posturas ante elespañol de América

Es importante saber que muchas veces larealidad lingüística del español de América seha discutido, y se discute, con criteriossubjetivos y desde posturas apriorísticas:paternalismo peninsular, nacionalismolingüístico americano, triunfalismo unitarista,regionalismo a ultranza, purismo exageradofrente a los fenómenos lingüísticos hispa-noamericanos, etcétera8.

Sólo la extraordinaria complejidad delespañol de América y nuestros conocimientosinsuficientes de toda la realidad lingüística delespañol de América tal como se nos presentahoy en día explican el hecho de que los autores,tanto españoles como hispanoamericanos, quese han ocupado de esta temática hayan emitidojuicios tan discrepantes sobre el español delNuevo Mundo, especialmente sobre el tandiscutido tema de la unidad y la diferenciaciónactuales y futuras del español a ambos lados delAtlántico.

Entre los españoles se ha podido observar aveces, mucho más en el pasado que hoy en día,cierta actitud paternalista frente a Hispano-américa, no sólo en cuanto al problema de la

6 Una bibliografía de este tipo se encuentra en Haensch G. Elespañol de América en el umbral del siglo XXI» En: Presenciay destino. El español de América hacia el siglo XXI. Bogotá:Instituto Caro y Cuervo; 1991; p. 41-77.7 Cada uno de estos diccionarios es descriptivo, diferencial ycontrastivo, es decir, registra sólo palabras y giros que noexisten en el español peninsular o que tienen otro significadou otras condiciones de uso (nivel de estilo, régimen yconstrucción, e tc . ) En el Colegio de México se estáelaborando, bajo la dirección de Luis F. Lara, un Diccionariodel español de México (DEM) que recoge todo el léxico delespañol de México, se use o no en España y en otros paísesde habla española

8 Sobre esta temática véanse: Haensch G. Der Wortschatz desamerikanischen Spanisch: Einheit und Verschiedenheit deseuropäisch-spanischen und h ispanoamer ikanischenWortschatzes. En: Jahrbuch der Universität Augsburg 1990,Augsburgo, 1991; Haensch G. La lexicografía del español deAmérica en el umbral del siglo XXI, op. cit., págs. 41-77, yespecialmente, Haensch G. Opiniones de filólogos y actitudesde hablantes ante el contraste español de América/españolpeninsular. En: Boletín de Filología. Homenaje a AmbrosioRabanales. Vol. XXXVII, 1998-1999, Universidad de Chile, p.565-593.

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lengua, sino también en la apreciación de otrasrealidades hispanoamericanas. Así, porejemplo, el escri tor español Clarín(1852-1901) dijo todavía: «La lengua esnuestra». Para los que pensaban así, Madridseguía siendo el centro del mundo hispánico, ylo que se hablaba en Hispanoamérica era unespañol con unas cuantas diferenciasdialectales que sólo estorbaban, y a vecesdificultaban, la comunicación. Naturalmenteesta actitud paternalista no era del gusto de loshispanoamericanos, que suelen rechazar la tu-tela de la antigua madre patria (y no sólo encuanto a la lengua) y que, a veces, llegaron aposturas extremas en su nacionalismolingüístico; como algunos autores argentinosde comienzos de este siglo que propagaban elideal de un «idioma nacional argentino» que,según ellos, sería otra lengua distinta alespañol. El deseo de mantener la unidad delespañol por motivos de tradición, cultura,espiritualidad o, simplemente, como instru-mento de comunicación, influye subje-tivamente en el juicio de no pocos autoressobre la realidad lingüística hispanoamericana,que se puede valorar sólo con hechos concretosy no desde posturas apriorísticas.

Eminentes lingüistas españoles, comoRafael Lapesa y Alonso Zamora Vicente,sostienen que las diferencias lingüísticas en-tre cualesquiera territorios de América son hoyen día mucho menores que las existentes entrelas diferentes regiones españolas. Estaafirmación no carece de fundamento, ya queentre el aragonés, el asturiano y el andaluz haydiferencias enormes, pero hay que relativizarlay matizarla. ¿Cuántos hablantes del dialectoquedan hoy en Asturias y en Aragón? Fuera delas regiones donde se habla otra lengua(gallego, vasco y catalán), pero que sonbilingües, en el norte y el centro de España sehabla un castellano regional que no presentatantas diferencias de una región a otra comopresenta, por ejemplo, el español mejicanorespecto al argentino. Es cierto que el españolde un andaluz o de un canario presenta aún hoyimportantes diferencias frente al español deMadrid y, apunta ya, en muchos de sus rasgos,pero no en todos, al español de América.

Efectivamente, creo que es mínimo dentro deEspaña el peso que puedan tener hoy en díadialectos como el asturiano, el leonés o elaragonés, que, en el fondo, son «lenguasvenidas a menos» con un sistema lingüísticodiferente (por ejemplo, conservación de la [sh],que suele escribirse x). Se podría argumentarque, en cambio, el andaluz tiene mayor peso porel número de hablantes, su protagonismopolítico, etcétera.

Frente a la tesis de la mayor diferenciaciónlingüística en España que en América, se podríaresaltar que, si bien esto puede ser cierto enalgún nivel, por ejemplo, en la pronunciación,no lo es desde luego en cuanto al léxico. No escomparable la diferenciación léxica entreMadrid y Andalucía con la existente entreEspaña y cualquier país hispanohablante enAmérica. La tesis de la mayor diferenciaciónlingüística dentro de España frente a la deHispanoamérica ha sido rechazada enér-gicamente por excelentes conocedores delespañol de América, como José Rona, JuanManuel Lope Blanch, María Beatriz Fontanellade Weinberg y por el hispanista checo LubomirBartoš. Rona, por ejemplo, habla del «mito dela homogeneidad del español de América»9.

Textualmente dice lo siguiente:

Se trata de uno de los numerosos mitosque circulan en este terreno, y quecreemos poder atribuir al hecho de quese empezara a hablar y escribir del españolamericano antes de conocerse el españolamericano. En otro plano, este verdaderolugar común pudo conservarse debido alhecho de que el contacto entre hispano-americanos se realiza casi siempre en unnivel cultural elevado o semielevado,nunca en un nivel cultural bajo, sobre todocuando las distancias entre los doshablares que se comparan son relati-vamente grandes. Finalmente, los estudioslingüísticos han sido al principio merasrecolecciones locales, después meros

9 Rona J. El problema de la división del español americano enzonas dialectales. En: Presente y futuro de la lengua española.Vol. I, Madrid, 1963; p. 216.

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estudios filológicos y sólo en los últimospocos años se ha comenzado con estudiosque realmente podemos llamar dialec-tológicos, en el sentido cabal de la palabray con aplicación de todos los requisitos ymedios metodológicos de esta ciencia.Para entonces ya se había repetidodemasiadas veces que el español ame-ricano era «sorprendentemente homo-géneo». En posesión de los datosrecopilados en las dos últimas décadas, nopodemos ya aceptar esta afirmación. Bastacon la comparación de textos americanosprocedentes del nivel vulgar y transcritosen notación fonética para percibir lasgrandes diferencias existentes, nosolamente entre casos extremos comoChile y Cuba, sino aun entre zonasrelativamente cercanas como Perú y Ven-ezuela. Si nos atenemos a la experienciapersonal de los investigadores quetrabajan actualmente en la dialectologíahispanoamericana –experiencia consis-tente, en la mayoría de los casos, de ma-terial inédito–, la realidad heterogénea delespañol americano se presenta aún másclaramente ante nosotros.

Luego prosigue:

Si bien no podría prestarse a ninguna cla-se de medición la intercom-prensibilidadrelativa entre los diferentes hablares his-panoamericanos, no creemos estar muyequivocados al firmar que la diversifica-ción en América no es menor que dentrodel territorio que le podemos asignar alespañol en la Península Ibérica. Es ciertoque en la Península hay hablares mutua-mente incomprensibles, pero lo mismosucede en el Nuevo Mundo también, sóloque esto último no suele decirse. Así, porejemplo, no creemos que un mexicano yun paraguayo, o un cubano y un chileno,pertenecientes a los niveles culturalesbajos, pudieran comprenderse hablando ensus respectivos dialectos. Aun a un rio-platense de nivel culto le sucede muchasveces en la ciudad de México que losmexicanos semicultos no entienden una

frase que contenga varias (j) o varios vo-cablos que el mexicano inculto o semi-culto ignora hasta en ese plano.

Puedo afirmar, después de 26 años de estu-dios del español de América, que las diferen-cias entre el español peninsular y el americanoson mucho más numerosas y profundas desdeuna perspectiva sincrónica de lo que creen lamayoría de los españoles e incluso algunos lin-güistas españoles. También son mayores lasdiferencias que existen entre las distintas áreaslingüísticas de Hispanoamérica de lo que pien-san muchos. El filólogo español Vicente Garcíade Diego dijo al respecto:

La profecía del castellano americano, notiene las mismas bases que las del caste-llano peninsular, porque España es una yAmérica es múltiple . Las fronteras decada Estado son una aduana que intercep-ta la libre circulación lingüística10.

En este momento sería prematuro sacarconclusiones definitivas sobre todos los ele-mentos comunes y todas las diferencias queexisten, por una parte entre el español penin-sular y el americano y, por otra, dentro del es-pañol americano, porque, como ya se ha seña-lado, nuestro conocimiento del español ame-ricano es incompleto y, en ciertos aspectos,fragmentario. El filólogo español Juan ManuelLope Blanch, uno de los mejores conocedoresdel español de América, que vive desde hacemuchos años en México, dice al respecto:

[...] si el observador (del español ameri-cano) es un especialista, un estudioso –unfilólogo, en suma– su capacidad de juicioestará condicionada, lógicamente, por elnúmero de datos, por los elementos dejuicio de que disponga. Y es el caso que lafilología hispanoamericana no ha propor-cionado todavía información seria y pre-cisa sobre las hablas de muchos y muy va-riados territorios de Hispanoamérica. Ysobre otros, proporciona a veces informa-ciones parciales, cuando no superficiales

10 García de Diego V. Los malos y buenos conceptos de launidad del castellano. En: Presente y futuro de la lengua es-pañola. Vol. II. Madrid, 1963; p. 13. La cursiva es nuestra.

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y aun erróneas. El lingüista se encuentra,así, sólo parcialmente capacitado para ha-cer evaluaciones11.

El mismo autor destaca que la impresión delos lingüistas españoles es favorable a la tesisde una mayor homogeneidad de las hablas ame-ricanas12. Lope Blanch, en cambio, al referirseconcretamente al léxico, constata:

Y ahora sí, adentrándonos en el mundo delas palabras, habremos de reconocer quelas diferencias que separan a unas regioneshispanoamericanas de las otras son enverdad colosales13.

En 1988 se celebró en Bogotá el PrimerCongreso sobre Lexicografía del español deAmérica, con participantes de 12 países hispa-noamericanos y de España, al final del cual sellegó a la conclusión de que el vocabulario deuso corriente hoy en día en Hispanoaméricasólo se conoce en parte, y que es probable queel 30% de este vocabulario, y en casos extre-mos el 50%, no esté registrado14.

Insistimos en que existen diferenciasconsiderables no sólo entre el español penin-sular y el americano, sino también de un árealingüística hispanoamericana a otra, pero queno conocemos el español de América losuficiente para emitir juicios definitivos sobreestos dos problemas15.

Ello no impide que todas las variantes delespañol, tanto las europeas como lasamericanas, pertenezcan a un sistemalingüístico común, el español. El interés de todala comunidad hispanohablante debe sermantener la unidad de la lengua. Si hemos

aludido a posturas y opiniones extremas sobreel español americano, que afortunadamente vandesapareciendo cada vez más, ha sido para quelas personas que entren en contacto con elespañol de América no hagan demasiado casoni a los puristas fanáticos (muchos de elloshispanoamericanos) que rechazan palabras ohechos gramaticales del español de América,consagrados por un uso colectivo prolongado,por el simple hecho de no coincidir con el usopeninsular, ni a aquellos hispanoamericanosque, por comodidad, ignorancia o indiferenciaante la lengua, justifican cualquier disparatelingüístico alegando que es propio del españolde su tierra americana.

4. ¿En qué consiste la diferenciación delespañol de América?

4.1. Generalidades

Para valorar los distintos tipos dediferenciación del español de América y nocaer en generalizaciones precipitadas, hay queproceder con gran rigor y aplicar varioscriterios. Un primer criterio son los distintosniveles lingüísticos. La unidad del castellanohablado aquende y allende el Atlántico es mayoren los niveles lingüísticos que se sitúan porencima del estándar, entendiendo por estándaraquellos fenómenos que no tienen ningunamarca, ni cronológica (arcaísmo, etc.) nidiatópica, ni diastrática, ni diafásica, es decir,que tienen marca cero. En efecto, en el lenguajeliterario y en la prosa científica y didáctica hayun mínimo de diferencias entre el españolamericano y el peninsular, y también dentro delespañol de América. Los elementos léxicos deun buen periódico (prescindiendo de laspáginas locales), un libro de matemáticas, un

11 Lope Blanch JM. Fisonomía del español en América: uni-dad y diversidad. En: Actas del I Congreso Internacional so-bre el español de América, 1982; San Juan, Puerto Rico. SanJuan de Puerto Rico: Academia Puertorriqueña de la LenguaEspañola, 1987; p. 65.12 Op. cit., p.65.13 Op. cit., p.72.14 Sobre el Coloquio de Bogotá, véanse: Noticias Culturales,2.ª época, Bogotá, núm. 35, marzo-abril de 1988, p.1-40;Dueñas de Haensch M. Primer Coloquio Internacional deLexicografía del Español de América. En: Hispanorama.Mitteilungen des Deutschen Spanischlehrerverbandes.

Nuremberg, núm. 3/88; p. 152; Haensch G. Deutsch-hispanoamerikanisches Kolloquium über Lexikographie desamerikanischen Spanisch. En: Lebende Sprachen. Zeitschriftfür fremde Sprachen in Wissenschaft und Praxis, 1988; 3:142-143.15 Por falta de espacio no podemos tratar aquí las distintascausas de diferenciación del español de América tanto frenteal español peninsular como dentro del territorio de hablaespañola en América. Un breve resumen de estas causas seencuentra en Haensch G. Der Wortschatz des amerikanischenSpanisch..., p. 261-264. Ver nota 8.

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tratado de filosofía, un ensayo literario o unanovela son fundamentalmente los mismos enEspaña y en América.

En la literatura puede haber excepcionescuando el autor quiere evocar el color local odescribir un ambiente rural, proletario ohampesco, especialmente a través de lospersonajes que hablan. En este caso, la densidaddel léxico específico del país en cuestión esmayor, y muchos enunciados pueden resultarincomprensibles para el no iniciado. Tambiénen la prensa amarilla y en la prensa del corazón,en el teatro popular y en la literatura trivial (p.ej., en la novela rosa) aparecen ya máselementos de diferenciación, generalmente enel léxico. En el nivel del estándar ya existendiferencias entre el español de los 20 paíseshispanohablantes. No se trata aquí defenómenos coloquiales, sino de diferenciasque pueden aparecer en textos no literarios,como buenos periódicos, libros de cocina,instrucciones de uso, catálogos, formulariosoficiales, etc., y también en la lengua habladaculta. En este nivel su número aún es limitado16.Las diferencias se van acentuando y mul-tiplicando a medida que nos alejamos del nivelestándar «hacia abajo»: lengua familiar, popu-lar o vulgar y lenguas de grupo (jergas o argots).Desgraciadamente hay también diferencias enlos tecnolectos, especialmente en el léxico, p.ej., del derecho, de la economía y de latecnología, lo cual representa a veces gravesproblemas para la comprensión y la traducciónde ciertos enunciados lingüísticos, tanto máscuanto que para el español de América haypocos diccionarios espe-cializados. Por eso esde desear que los autores de diccionariosespecializados cuya lengua de partida o dellegada sea el español tengan en cuenta no sóloel español peninsular, sino también unmáximum de americanismos tecnolectales.

Otra diferenciación importante tanto en lapronunciación como en el léxico es el contrasteambiente urbano-ambiente rural.

En este último hay más diferenciación de

pronunciación, y aún más de léxico, debido ala conservación de arcaísmos en dichoambiente –p. ej., agora (en vez de ahora ) ,enantes (en vez de antes), alante (adelante),un fenómeno que se puede observar también enEspaña, p. ej., en la lengua rural de Murcia,Aragón y Andalucía.

Los demás tipos de diferenciación aparecenespecialmente en el léxico y serán tratados másadelante.

4.2. Diferencias en la pronunciación

En cuanto a las diferencias en la pro-nunciación (y entonación) entre el españolamericano y el peninsular, hay que distinguirmuy claramente su extensión geográfica (todaAmérica, algunos países o un área reducida) ysu status social (estándar, coloquial, vulgar orural).

4.2.1. Diferencias de la pronunciaciónamericana frente a la peninsular que se danen toda o casi toda América

4.2.1.1 Pronunciación predorsal de la s (comoen el español meridional, francés y alemán) envez de la s apical fuertemente sibilante deCastilla de Vieja. Existen, sin embargo, algunaszonas que tienen una s similar a la castellana,p. ej., los departamentos de Antioquia, Caldasy Santander de Colombia.

4.2.1.2. Seseo. Es decir, pronunciación de cante e e i, y de z como s en palabras como cero ,cifra, zoo ([sero], [sífra], [so]). Este fenómenoes general en América.

4.2.2. Diferencias que se dan en una serie depaíses

4.2.2.1. El yeísmo

En extensas zonas existe, como ya se haseñalado, yeísmo , es decir, pronunciación de llcomo (y), lo mismo que en español meridional.El lleísmo se ha conservado en ciertas zonasandinas (altiplano de Colombia, Nariño, Perú),

16 Ver los ejemplos en 3.5 (léxico).

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pero, como ocurre también en España, elyeísmo va ganando terreno. En Bogotá, p. ej.,las generaciones jóvenes se han pasado ya alyeísmo 17. Una extensión geográfica mucho máslimitada tienen el jeísmo (j como en francésjour) y el sheísmo (vide supra), que se dan enel español rioplatense (especialmente enBuenos Aires y Montevideo).

4.2.2.2. La aspiración de la s

La aspiración de -s en final de sílaba y depalabra, como en el español meridional, estámuy extendida en el área rioplatense, en Chiley el área del Caribe; p. ej.: ¿Ehtán uhtedehlihtoh? (¿Están ustedes listos?).

4.2.2.3. La r asibilada

En Chile, el NO de Argentina, Bolivia, Perú,Ecuador, el altiplano de Bogotá y Centro-américa se pronuncia una r asibilada querecuerda la pronunciación inglesa: tres, tren.

4.2.3. Fenómenos fonéticos del nivel inculto

A un tercer grupo pertenecen los muchoscasos de pronunciación coloquial, popular yvulgar, que se dan también en el español vulgarpeninsular y que son considerados comocontrarios a la norma, o por lo menos máspropios de la lengua hablada informal a amboslados del Atlántico, p. ej. la pronunciación delos grupos bue- , hue- y vue- como güe: güeno(bueno), güevo (huevo), güelto (vuelto).

Otro fenómeno característico del nivelinculto es el paso de la f y de la h (muda en lanorma peninsular) a j (como en Juan): se jue(se fue), jondo (hondo). Esta pronunciación seha lexicalizado en algunas palabras como jarto,jartera («hastío», Colombia) y el verbo, tanfrecuente, jalar (halar; tirar hacia sí) en Co-lombia, Venezuela y el área de Caribe.

La supresión del hiato en los grupos -ea y

-eo , que se reducen a los diptongos -ia e -iorespectivamente es frecuente, hasta en ellenguaje culto informal de muchos países, p.ej., en Colombia: peliar (pelear), acordión ,pior.

(Nos limitamos a esta enumeración de losfenómenos más frecuentes, pero hay unoscuantos más que por falta de espacio nopodemos tratar aquí.)

4.3. Ortografía

La unidad casi absoluta de la ortografía delespañol en todo el mundo hispánico es un fac-tor importantísimo para mantener la unidad dela lengua. Como comenta Antonio Tovar: «Elprestigio de la literatura moderna en lenguaespañola ha unificado la ortografía, que en elsiglo pasado corrió el peligro de escindirse,pues una ortografía «americana», ya propugnadapor Andrés Bello y apoyada por el gran argentinoSarmiento, fue oficial en Chile de 1844 a1927»18. De paso quiero señalar que un autorcolombiano, Antonio Silba Mojica19, propusonuevamente una ortografía peculiar más omenos colombiana. Si los argentinos tambiénescribieran como pronuncian, tendríamos yados sistemas bastante diferenciados(recuérdese el ejemplo: yo me llevo la llave -sho me shevo la shave), lo cual acabaría con launidad gráfica del español, la única integral queexiste todavía aquende y allende el Atlántico,ya que en la pronunciación, la morfosintaxis yel léxico esta unidad es sólo parcial. Las pocasdiferencias que hay en la grafía de algunaspalabras se tratarán en 5.3.1.

4.4. Morfosintaxis

En cuanto a la morfología y la sintaxis, lasdiferencias entre el español americano y elpeninsular son pocas, pero, con todo, algunasde ellas son fundamentales por su efectomultiplicador. Las más importantes son:

17 Ver sobre esto Flórez L. El español hablado en Colombia ysu atlas lingüístico. En: Presente y futuro de la lenguaespañola. Actas de la Asamblea de Filología del I Congresode Instituciones Hispánicas. Vol. I. Madrid; 1964; p. 5, nota 2.

18 Tovar A. La lucha de lenguas en la Península Ibérica.Madrid; 1968; p. 16.19 Silba Mojica A. Rebolusión ortográfica (sic). Bogotá, s.a.,pero posterior a 1970.

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4.4.1. Verbo

4.4.1.1. Supresión de las formas verbales y delos pronombres personales y posesivos de lasegunda persona del plural:

España América

vosotros, -as (trabajáis) ustedes (trabajan)os (dativo) (doy) les (doy)os (acusativo) (veo) los, las (veo)vuestro, -a, -os, -as su, sus

Este fenómeno se da en toda Hispa-noamérica. Se oye muy raras veces vosotros,os , vuestro, etc.; en un discurso muy solemne,por ejemplo, o en un sermón. A los lati-noamericanos, el uso de estas formas les suenararo y les recuerda el teatro del Siglo de Oro.

4.4.1.2. En extensas zonas de América existeel voseo, es decir el uso de vos en vez de tú,con una serie de formas verbales peculiares, p.ej., vos tenés (tú tienes), vos cumplís, etc. Enalgunos países (Argentina, Uruguay, Paraguay,Centroamérica, a excepción de Panamá), elvoseo es la norma general; en otros países oáreas donde el voseo coexiste con el tuteo,generalmente, a nivel popular, tiene menosprestigio que este último (Chile; en Colombia:Antioquia, Valle del Cauca; ciertas zonas deBolivia).

Donde hay voseo combinado con lasustitución de vosotros por us tedes, porejemplo en Argentina, dos de las seis formasdel paradigma verbal cambian en todos lostiempos y modos.

4.4.1.3. En Hispanoamérica se usan casiexclusivamente las formas del imperfecto delsubjuntivo en -ra y no las en -se: tuviera,hiciéramos (y no: tuviese, hiciésemos).

4.4.1.4. En una serie de países se sustituye elpretérito compuesto (según el uso peninsular)por el pretérito simple:

España América (p. ej.,Colombia, Argentina)

Me he levantado a las seis. Me levanté a las seis.

Por fin has llegado. Por fin llegaste.

4.4.1.5. En la lengua escrita, especialmenteen la del periodismo, es frecuente el usoenclítico del pronombre personal conformas finitas del verbo al comienzo de unafrase. Este uso que existe en España, peroallí parece más afectado, p. ej., búscasetipógrafo; reúnense los ministros. Se usamucho en titulares de la prensa y en anuncioscomerciales.

4.4.2. Pronombres

4.4.2.1. En España el acusativo delpronombre personal de la tercera personadel singular referido a personas es le (loexiste en España a nivel regional); enHispanoamérica, en cambio, se usa sólo lo:Este señor, no lo conozco.

4.4.2.2. Otros pronombres: sobre lasupresión de vosotros, -as; os y el uso devos, ver 4.4.1.2.

4.4.3. Otras diferencias morfosintácticas

Una serie de fenómenos gramaticalesestán estrechamente ligados a determinadaspalabras: cambio de género o número en lossustantivos, diferente régimen de ciertosverbos, uso reflexivo en vez de intransitivode ciertos verbos, y al revés. Por esto lostrataremos en el subcapítulo dedicado alléxico.

También cambia a veces en el españolamericano el orden de palabras frente alespañol peninsular, pero este fenómeno estápoco estudiado hasta ahora. ¢¢

(continúa en Panacea@, n.º 7)