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Feijóo y los Españnoles Aýmerican.os S IMPATICA es la figura de aquel ilustre benedictino. deltsiglo -XV III,. el P. Benito Jerónimo Fei jóo,. que en el retiro de su monasterio de Oviedo dedicó gran parte de su vida a destruir con sus escritos los errores populares del vulgo, a despertar interés en los adelantos y progresos científicos de su tiempo y a encauzar las energías intelectuales de los españoles hacia la ciencia y cultura ver- daderas.- Todo error o conse ja popular era para él un incentivo de lucha, tanto más si el error prevalecía entre el vulgo '"de bonete y capilla". ,Entre los varios temas que preocuparon a Fei jóo hay uno que es de interés para la historia de las relaciones de simrpatía y aprecio intelectuales entre España y los paises de América, colonias entonces del imperio español. En varias partes de sus obras hay re- ferencias. a América y a los hispanoamericanos de. su tiempo, o '"españoles -americanos" como él los llama. Coffiprendía en estos términos a los españoles establecidos en América, 'a sus descendien- tes, los criollos, y creo que también a los mestizos. 1 Para Fei jóo los criollos o mestizos de América eran tan españxoles como los na- turales de la. península. Hay que -tener en cuenta este dato para comprender bien la importancia de las opiniones de Fei jóo, que ya en el siglo XVIII supo apreciar el mérito y excelentes cualidades de la. población colonial y tuvoel valor de ser su campeón.contra errores populares establecidos, al parecer, en España. La América española produ jo, desde los primeros. tiempos de la conquista, espíritus extraordinarios en las letras y profesiones que no pudieron menos de ser notados y admirados en España. A pesar de envidias, pre juicios y. obstáculos, sus méritos fueron re-

Españnoles Aýmerican.os S -XV

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Feijóo y los Españnoles Aýmerican.os

S IMPATICA es la figura de aquel ilustre benedictino. deltsiglo-XV III,. el P. Benito Jerónimo Fei jóo,. que en el retiro de sumonasterio de Oviedo dedicó gran parte de su vida a destruir consus escritos los errores populares del vulgo, a despertar interés enlos adelantos y progresos científicos de su tiempo y a encauzar lasenergías intelectuales de los españoles hacia la ciencia y cultura ver-daderas.- Todo error o conse ja popular era para él un incentivode lucha, tanto más si el error prevalecía entre el vulgo '"de bonete

y capilla".,Entre los varios temas que preocuparon a Fei jóo hay uno

que es de interés para la historia de las relaciones de simrpatía yaprecio intelectuales entre España y los paises de América, coloniasentonces del imperio español. En varias partes de sus obras hay re-ferencias. a América y a los hispanoamericanos de. su tiempo, o

'"españoles -americanos" como él los llama. Coffiprendía en estostérminos a los españoles establecidos en América, 'a sus descendien-tes, los criollos, y creo que también a los mestizos. 1 Para Fei jóo

los criollos o mestizos de América eran tan españxoles como los na-turales de la. península. Hay que -tener en cuenta este dato paracomprender bien la importancia de las opiniones de Fei jóo, que yaen el siglo XVIII supo apreciar el mérito y excelentes cualidadesde la. población colonial y tuvoel valor de ser su campeón.contraerrores populares establecidos, al parecer, en España.

La América española produ jo, desde los primeros. tiempos dela conquista, espíritus extraordinarios en las letras y profesionesque no pudieron menos de ser notados y admirados en España.A pesar de envidias, pre juicios y. obstáculos, sus méritos fueron re-

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conocidos. El inca Garcilaso de la Vega, el mexicano Alarcón, SorJuana Inés de la Cruz,. son e j emplos que vienen en seguida a la

memoria. Otros hombres eminentes hubo, como Sigülenza y Góngoraen México y Peralta y Barnuevo en el Perú que, aunque _.de famai

casi circunscrita a sus respectivas regiones, fueron también cono-cidos, y alabados por los españoles sinceros y desinteresados,

No hay duda de que los españoles peninsulares se consideraban-por derecho propio los Verdaderos representantes de la. cultura es-pañola. Tacañiam ente concederían excelencia- en las letras o en lasprofesiones a los españoles americanos que venían a Españia. Estoera natural y excusable. En España estaban las antiguas y veneradasuniversidades, con sus Estudios .mayores y numerosos Colegios ; deEspañia salían -principalmente- los maestros, doctores -y licenciados.que iban a ocupar las cátedkas de las Universidades y Estudioýde América. El español americano o criollo que aspiraba a descollaren la península, o aun en su propio pais, tenía que vencer obstáculosmuy grandes. con sus talentos y aplicación. Quizás este incentivode igualar- o superar la prima.cía establecida del español peninsularharía que muchos americanos cultivaran sus dotes con extraordinario

esfuerzo y se aplicaran a. los estudios con redoblada intensidad. Elloes que la proficiencia y distinción de -los hispanoamericanos en todaclase de estudios llegó a ser tan notable y general, que vino a con-vertirse en tradición. Pero al mismo tiempo nació también una le-yenda: el hispanoamericano desplegaba una inteligenéia. clara y bri-

llante en. su juventud,. mas esta inteligencia. caducaba temprano, yen -la edad madura perdía su esplendor y viveza,- si es que no se tro-caba. en mentalidad. obtusa o chocha.

Feijóo ;se hizo :cargo. de aestas: opiniones: en el segundo tomo desu Teatro critico ;(1728)-, cuando,- al hablar, de. la ýcultura y habilidadnatural; de los sujetos de varias .- naciones en- su ; Discurso "MVapa

intelectual =y cotejo de.:naciones", -dice de los americanos: Y"Muchos

han_ observado que.-los criollos o hij os .de españoles : que ::nacen enaquella tierra son'.de- mrás ýviveza intelectual que: los queý produce.Es-pañia. Lo que añaden otros,, que aquellos ingenios así como amanecenmas: temprano. también se. anochecen. más. presto ;,no :sé que estéj ustificádo". 2

*Feijóo no se detiene. a. refutar el error, que menciona de pasada,_quizás por no creer que . estuviera rmuy extendido. -Pero dos, años

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más tarde, en el tomo IV del Teatro (1730),ý dedicó todo un:Discursoa refutar la leyenda. de la temprana decadencia mental del americano,el titulado "Españoles Americanos"'. Su= motivo, no, fué otro. que. salira- la- defensa de la verdad. Una pluma como la suya, "destinada a im-pugnar -errores comunes, nunca se empleará mnás bien que. cuandola persuasión vulgar.., es perjudicial e in juriosaaáalguna Repú-blica o cúmul o de individuos que hagan cuerpo considerable enella". 3

¿*Por qué se decidió Fei jóo a escribir esta defensa de los hispa-noamericanos ?Había -llegado a su noticia que en Madrid era co-rriente la, creencia susodicha respecto a ellos, aun entre personajesde- influencia- y distinción en la -corte, pues -un caballero de gran im-

portancia en -ella le rogó que desvaneciese tal error en sus- escritos. 4Dice Fei jóo : "Habiendo yo tocado en el segundo tomo la opinióncomúnide que los criollos o hijos de españoles que nacen en la, Amé-rica así como les amaniece más temprano que a los de acá -el dis-curso también pierden el uso de él más temprano, un. caballero deilustre sangre,- de: alta discreción, de superior juicio, de inviolableveracidad- y de. una erudición verdaderamente portentosa en todogénero de noticias.. me avisó que esta opinión común debía com-prenderse enitre los errares comunes, proponiéndome tan conclu-yentes pruebas contra ella, que si añado algunas de mi reflexión,noticia y lectura, será, no porque aquéllas no sobren para el desen-gaño, sino para dar alguna extensión al presente discurso, en elcual pretendo °desterrar una opinión tan in juriosa a tantos españo-les (algunos de alto mérito ) que la transmigración de sus padreso abuelos hizo nacer debajo del cielo americano'. 5

Procede luego Fei jóo a demostrar. que hubo anteriormente :y

había en su- tiempo: hombres distinguidos por su inteligencia- y porel desempeño de sus altos cargos, todos criollos, todos de edad avan-zada, que brillaron por la .lucidez de su inteligencia ya en Españ.a,ya en América. Cita al que fué Arzobispo de Santiago, don Fr. An-tonio de Monroy, que llegó a la. edad nonagenaria ; al entonces Con-sejero' de Hacienda don José de los Ríos, de ochenta y seis años,desempeñando su 'cargo "con la asistencia y conocimiento que si notuviese más de cincuenta" ; al Marqués de Villarrócha, septuagenariorPresidente que había sido de Panamá y "ha cuatro años quevinodel mar, del Sur por las Filipinas y el cabo de Buena Esperanza a.

5*ý

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6 REVISTA IpEILOAMERICANrA

Holanda ; es insigne matemático e instruido en toda buena literatu-ra";i al Virrey de México, el Marqués de Casa-Fuerte, "cuya ade-lanitada edad se puede colegir de que ha más de cincuenta años queestá sirviendo a su Majestad en varios empleos políticos. y mnilita-res...-quien, bien lejos de -ser notado de que los años le hayan de-teriorado el juicio, está sumamente aplaudido- por su cristiana yprudente conducta, de modo -que es voz común en México que no

se vió hasta ahora gobierno como el suyo" ; al Capitán General de

la Real Armada, don redro Corvete, "sin. que jamás decaeciese porlos años (que eran muchos) de la entereza de genio y hermosurade espíritu que tuvo" ;y al Inquisidor Decano en Toledo, el señorOvalle, "ique ya pasa de sesenta añ.os".

Es notable el párrafo que dedica al enciclopédico peruano Pe-

ralta- y B3arnuevo, que por constituir un documento de apreciación

justa y por haber contribuido a esparcir en Españia la fama de esteextraordinario criollo, merece citarse entero :"En Lima reside DonPedro Peralta y Barnuevo, Catedrático, de Prima, de Matemáticas,Ingeniero y- Cosmógrafo mayor de aquel reyno : su jeto de quienno se puede hablar sin admiración, porque apenas (ni aun apenas)se hallará en toda Europa hombre alguno de superiores talentos yerutdición. Sabe con perfección ocho lenguas y en todas ocho ver-sifica con notable elegancia. Tengo un librito que poco -ha comnpuso,

describiendo las Honras del Señor Duquie de Parma, que se hicieronen Lima. Está bellamente escrito y Ihay en él varios versos suyos

harto buenos en latín, italiano y español. Es. profundo mnatemático,en cuya facultad o facultades logra algunos créditos entre los eru-ditos de otras naciones, pues ha merecido que la Academia' Real deCiencias de Paris estampase en su Historia algunas observacionesde eclipses que ha remnitido ; y el .Padre Luis- Feville, doctísimoMínimo y miembro de aquella Academia, en su Diario qúe imprimió

en tres tomos en cuarto, le celebra mucho. Lo mismo hace MonsieurFrezier,' Ingeniero francés, en su Via je impreso. Es -historiador con-sumado tanto en lo antiguo comno en lo moderno;s de modo que 'sinrecurrir a más libros que lIos- que tiene impresos en la biblioteca

de su, memoria satisface a cuantas preguntas se le hacen en mnate-,rias de Historia. 'Sabe con perfección (aquella de que el presenteestado- de estas- facultades es capaz) la Filosofía, la- Química, laBotánica, lxa Anatomía y la Medicina. Tiene hoy sesenta y ocho años

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ESTUDIOS 6

o algo más:; en esta edad ej erce- con: sumo acierto no- sólo los emnpleosque hemos dicho arriba, mas también el de Contador de cuentas y

particiones de la Real Audiencia y demás de la ciudad ; a que añade'la ocupación de Presidente de una Academia' de Matemáticas yElocuencia que formó a sus expensas. Una erudición tan vasta, esacompañada de una crítica exquisita, -de un juicio exactísimo, de unaagilidad y claridad en concebir y explicarse adlmirables. Todo estecúmulo de dotes excelentes resplandecen y tienen perfecto uso "en

la edad casi septuagenaria de este esclarecido criollo. 6Por no ser prolj oomitiré la mención de otros criollos distiguí-

dos que nombra. Feijóo p ara soportar su defensa de los hispanoame-

ricanos. El que éstos fueran todos conocidos y celebrados en Españaen su tiempo, movió a.Feijóo a incluirlos en su D]iscurso, pues "sólo~

se propusieron aquéllos que sus sobresalientes méritos y. empleos

hicieron. recurrir mnás presto a la memoria, en que también se tuvola atenición de nombrar sujetos tan conocidos que sea a todos fácil la

comprobación de que la edad no. indu jo en su juiicio el menor de-

trimento".Pero no se contenta con esto. Indaga las causas de la supuesta

precocidad mental de los hispanoamericanos. Después de estudiar

el 'caso detenidamente, de pedir información- a personas que habían

vivido en Amnérica, llega a la conclusión de que '<no es menos falso

que en ellos amnanezca más temprano que en los europeos el ds

curso,'que el que se pierda antes de la edad correspondiente". Lacausa, según Feijóo, es- que en América los jóvenes empezaban susestudios en edad tierna y había mayor cuidado y empeño en su apro-vechamiento intelectual. "Yo me he informado exactamenite sobre

esta materia" - dice, al darnos en detalle los informes recogidos

por él, de los usos y métodos seguidos en Amnérica en la educaciónde la juventud.

"ábese, dice, que en la América por lo común a los doce añosy muchas veces antes, acaban de estudiar los niños la gramática y

retórica y a proporción 'en :años mnuy jóvenes se gradúanl en 14sFacultades mayores. De aquí se ha inferido la anticipación de .sudiscurso ; sien do así que este adelantamiento se debe úýnicamnente almayor cuidado que hay en su instrucción y mayor trabajo a quelos obligan, y proporcionalmente en los Estudios mnayores' sucedelo mismo. Acostúmbrase por allá poner a estudiar los niños en una

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edad muy tierna. Lo regular es,}comenzar a estudiar gramática a losseis años, de suerte que a un mismo tiempo están aprendiendo a es-,cribir y estudiando; de que depende que por la mayor parte son ma-los plumários, siendo el mayor conato de los padres que se adelantenen los estudiospor cuyo motivo los precisan a una aceleración algoyi9lenta en la gramática, no dejándoles tiempo, no só10 para tra-vesear, mas ni aun casi para respirar;

"De este modo no es maravilla que a los doce años, y muchoantes, empiecen aestudiar Facultades.mayores: Estas se estidianpor los: seculares en Colegios, de los cuales, los' de la fundación realestán ea cuenta de los Padres de la Compañía. No escriben cursoalguno, sino que estudian' alguno impreso, pero'no .a su arbitrio,porque (a). cada 'Colegial graduado se le seiala ciéto número dediscípulos, a quienes explica todo lo que han de' estudiar, y to-marles juritanerite la lección, como en la gramática, castigando a losqUe rio lo cumplen, sin exceptuar la vapulación que es el castigdordinario de los' inherbes. Estudien lo que estudiaren, mientras soncursantes sólo el domingo pueden salir después de haber estudiadohasta las nueve del día; pero aun esto no se permite si las ,leccionesde la semana no han sido buenas, en cuyo caso todo el día de do-mingo se les, vbliga a estudiar. A la noche siempre se recogen alasseis y hay su hora de conferencia antes de cenar, tanto los dias fes-tivos como los feriales. Juntas todas las vacaciones .que hay en elaño sólo componen un mes; por lo cual en dos a!ños solos absuelven to-da la Filosofía; pero echada la cuenta, segú n la práctica de las Uni-versidades de España, que en cada año tienen casi seis meses devacación, mayor tiempo dan al estudio de la' Filosofia allá que acá.Y si se hace cómputo del exceso en el número de horas que estudiancada día y de lo que se añade en los días de fiesta, sale el tiempomás que duplicado. Lo mismo se hace en las denás Facultades rest

pectivas. ,Conque bien mirado todo, el aprovechamiento anticipadode los criollós en ellas no se debe a la anticipación de su capacidad,si a la anticipáción de estudio ycontinua aplicación a él. Si en Es-paña se practicara el mismo método, es de creer que a los veinte añosse verian por acá Dctores graduados in uro que como en lau Amé-rica: "7

Duélele a Feijóo que estas prácticas no existieran en España,prácticas que a su parecer contribuian a moderar las pasiones de la

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juiventud americana. "En nuestras Universidades, añiade, bien lejosde marchitarse en los cursantes la viciosa fecundidad de las pa-siones; se cultivan infelizmente en los intervalos del. estudio. y

brotan furiosamente antes. de tiempo, de modo que vuelven a-las ca-sas de sus padres aquellos ýjóvenes mucho peores que salieron deellas;, y a.tanto cuanto. que -ayude una siniestra índole, al acabarsus cursos, son mejores- galanteadores y espadachines que f ilósofos."No fué Feij óo el primero en hacer notar, el gran númnero -de his-panoamericanos extraordinarios, conio él mismo nos lo dice al citarla opinión de muchos autores 8 que los declaraban,_ no sólo igualesa los europeos, sino superiores en muchos casos. Conforma él estaopinión diciendo que " entre los hombres eruditos, que ha tenidonuestra España de dos siglos a esta parte no, encuentro algunode igual universalidad a la. de D. Pedro Peralta... Si discurriffospor las mu jeres sabias y agudas, sin of ensa. de alguna, se pítedeasegurar que ninguna dió -tan altas muestras (que saliesen. a la luzpública) como la famosa monja de -México, Sor Juana Inés de- la

Cruz". 9Laméntase Feijóáo de que suceda el caso de haber grandes in-

genios hispanoamnericanos1 completamente :desconocidos en Españá.Cita el nombre del distinguido limeño don José Pardo de Figueroa,nombre que vió por primera vez, no en alguna obra española, sinoen un poema latino, "Proedium Rusticum", del jesuita- francésJacobo Vaniere. Esta noticia excitó la curiosidad de Feijóo ; hizo élIdiligencias- para informarse de 'sus méritos y erudición y acabó por

entablar amistad y correspondencia epistolar con él. "El aprecio

que hace de él el sabio jesuita es tan alto que le propone como ejem-'lr b sat o ip r ceia d xeets m sl si g no

de Limal Yo, después que le he comunicado, no sólo puedo, sus-cribir aquel elogio, pero darle mnás dilatada extensión, por la admi-rable universatlidad, de noticias quxe me representan sús cartas entodo género de materias, acompañada de delicado discurso, elo-cuente estilo, crítica exacta,' juicio profundo.. (cartas que) sonmuchas y muy largas y conservo como un tesoro de toda erudición ;

y para testimonio público de9 mi agradecimiento confieso y protestoaquí, que me han dado mucha luz en muchas materias que toco eneste tomo". 10.

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Ya en el siglo XVII, sesenta y tres años antes que Fei jóo -es-

cribiera su defensa de los españoles americanos, se había consignadoel hecho antes m rencionado de que se hiciera poco aprecio en Españade las dotes intelectuales de los criollos. En el Prólogo a la HistoriddeTfobias (16657), escrita por don Antonio Peralta Castañeda,Catedrático de Prima de los Reales Estudios de la Puebla de losAngeles, se lee: "Está entendido en este Hemisferio que se miranen la Europa con poco aprecio sus obras porque tienen poco crédito

sus letras ; y en esto como en otras cosas están ofendidos sus suje-tos. De la escuela de Alcalá soy. discipulo. .. y, sin comparar esto

con- aquello puedo asegurarque comúnmnente hay en este Reyno

en menor concurso más estudiantes adelantados, y que en algunoshe visto lo que nunca vi en iguales obligaciones en España ; y norefiero singulares, porque no se tenga a pasión referir prodigios.Todo lo he. dicho por llegar a desagraviar este Reyno (México)de una calumnia que padece con los que saben que (de)- mozosson prodigiosos los sujetos ; pero creen que exhalan sus capacida-

des y se hallan defectuosos en los progresos. Pobres de ellos que. losmás vacilan de la necesidad, desmayan de falta de premios, y aun deocupaciones, y mueren de oýlvidados que es el mnás mortal achaquedel qúe .estudia". 11

En las razones mencionadas en estas últimas frases ve tambiénFeijóo las causas del error común acerca de la decadencia mental-

de. los americanos : las muchas dificultades que encontraban parahacer fortuna en la carrera" de las letras, el tener que abandoºnar

los. estudios para encontrar medios de subsistencia en ocupaciones

más asequibles, el olvido y abandono en .que se encontraban loscriollos cuando tenían que competir con los españoles peninsulares.Y añade :"Nótese que este autor había nacido en España y estudiado

en Alcalá. Así no se debe reputar por interesado, ni en lo que elogia

a los ingenios' de la América, ni en la apología que hace por elloscontra el error común desu 'pronta disipación". 12

Feijóo continuó durante toda su vida- apreciando el mundo lite-rario hispanoamericano y manifestando siempre que venía al caso

su admiración generosa por todo lo 'de América. Aun en su anciani-

dad, treinta y dos años después de haber hecho su defensa de loshispanoamericanos, consigna en el tomo V de sus Cartas.(1760 ),con ocasión de comentar el libro Re flexiones sobre la despoblación

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de Espiaña, escrito por un hispanoamericano : licho escrito mne con-f irma 'más eni el asiento de una verdad que mucho tienripo ha por eltrato, en parte de palabra y mucho más por escrito, con algunos ca-balleros indianos había comprendido : esto es, que la cultura en todogénero de letras humanas entre los que no son profesores por destino,

florece más en la América que en España ;los que con esta misma,expresión me certificó el Sr. Conde de las Torres cuando en susegundo arribo del Perú a nuestra península, sólo por favorecerme,tomó de Galicia el rodeo por Oviedo para la Corte". 13

Es notable el aprecio que Fei jóo hizo de Sor Juana Inés de 'laCruz. Al enumerar las mujeres famosas en la historia en su Dis-curso <'Defensa de las mu jeres" nos da un j uicio bastante acertadode los méritos de la mon ja mexicana. Cosa muy notable si conside-ramoós la severidad que manifiesta en muchas partes de sus1 obrascon otros poetas. Los modelos supremos de Feijóo en poesía eranlos clásicos latinos y, algunos pocos españoles del siglo de oro. Te-

niendo en cuenta la hojarasca poética. que llovió sobre España yAmérica desde fines del siglo XVII y las aspiraciones neoclásicasque se iban. imponiendo, en el XVIII, Fei jóo supo mantener. unaactitud sincera y justa en la apreciación de Sor Juana, apreciaciónque faltó en Nicasio Gallego años más tarde, cuando la juzgó según lasnormas rigurosas del clasicismo reinante, sin sentir la nota tierna y hu-miana de la famosa mexicana. Menéndez y Pelayo cree que las me-jores poesías de Sor Juana son dignas del .alto juicio que le mere-cieron a Feij óo. 14 También hay que notar que la universalidadde conocimientos' de Sor Juana constituía para él su mérito mnásgrande; no podía ser de otro modo, dado el espíritu de Fei jóo, uni-versal, ávido de curiosidad 'científica, enciclopédico y' poco poético.

"La célebre mon ja de México, dice, Sor Juana Inés de la Cruz, esconocida de todos por sus eruditas y agudas poesías : y así es excusadohacer su elogio. Sólo diré que lo menos que tuvo fué el talento para

la poesía, aunque es el que más se celebra. Son muchos los poetasespañoles que la hacen grandes venta jas en el numen, pero ningunoacaso la igualó en la universalidad de noticias de todas facultades.Tuvo naturalidad, pero faltóle energía. La crisis del. sermón. del P.Vieyra acredita su agudeza". 15,

Los críticos de Fei jóo (Mañer, Soto-Marne ), que no- de jaronpunto sin atacar en los escritos del benedictino, trataron "de destruir

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8REVISTA IB.EROAM1+ERiCANA

sus argumentos en,-defensa de los hisPanoamericanos. Evidentementeýla leyenda contra ellos tenía 'bastantes 'partidarios. Aquel erudito y,alter ego de -Feijóo, el IP. Martin Sarmiento, -dedica nueve páginasde su "Demnostración critico-apologética" a defender a su mraestro yamigo y a destruir por completo las consejas corrientes en contrade los hispanoamericanos, 16 contra las. cuales también presentóun Memoriál al Rey el mexicano, don Juan Antonio de Ahumada,con el titulo de. "Representación político-legal", viniendo él mismode México a Madrid para este efecto. En defensa. de los mexicanosdecía este- Memorial. que."la astuta sagacidad de sus émulos ma-'quinó varias trazas;l disputando primero su idoneidad, teniéndolos-apenas por dignos del nombre de racionales... Aun por incapaesde órdenes los han juzgado, sólo por haber allí nacido.. ." Después.que se vió a luces claras que los hispanoamericanos eran tan capacespara todo como cualquier europeo, inventaron nueva calumnnia : la deque desde los treinta- años en adelante- se les iba' trastornando .la

racionalidad. La explicación era que "hasta el tiempo de los treintaaños traba jan (en sus estudios )'coni honra y empeño, pero, llegandoa él, totalmente desesperan del premio. De los que viven con algunaesperanza ov que tienen -empleo de letras, no se verificará tal pro-posición". 17

5econtinuaban en e9te Memorial las- quejas, ya notadas porMVenéndez 'y Pelayo, de "los malhumorados'y empobrecidos descen-dientes de los conquistadores (criollos o, mtestizos) contra.los nue-vos aventureros que venían, de España y que por más hábiles o másactivos se iban alzando con todos los provechos". 18

No- hay duda que los hispanoamericanos, y especialmente losmexicanos, quedaron agradecidos a Feijóo por la defensa de su

causa. Sus. libros fueron extensamente -leidos fy grandemente apre-ciados en toda América y en Filipinas. Algunos americanos tuvieronocasión de mostrarle su agradecimiento en las aprobaciones enco-miásticas que escribieron para vadios tomos de sus obras. El doctorFrancisco Antonio Vallejoa (mexicano), en la "Aprobación"' alprimer, tomo de las- Cartas eruditas,. declaró su fama "en ambos he-misferios". Igualmente generosos en sus alabanzas fueron -don DiegoRodríguez de Rivas, arcediano de la Iglesia Metropolitana de Gua-temala, y don- Tomás de Querejara, catedrático de la Real Univer-sidad de Limna, en las. aprobaciones del, tercer torno de las Cartas.

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ESTUDIOS

Pero el que directamente correspondió a la fineza de Feijóo, por subrillante defensa de los hispanoamericanos, fué don José MarianoGregorio de Eizalde Ita y Parra (mexicano), rector que habia sidode la Real Universidad de México. Sus palabras son sinceras ysentidas cuando, en la "Aprobación" del tomo VI del Teatro crítico,dice: "Mayor empeño que el de censor es el en que me hallo, sién-dome necesario mostrarme agradecido. Remitírseme el tomo VIdel Teatro crítico, que el autor pretende dar a luz, es sacarme a la luzen este teatro. Facilitando con el precepto una ocasión que si demuchos americanos es con noble envidia deseada para un cortodesahogo de su reconocimiento, de mí, porque la coyuntura de hallar-me presente en esta Corte lo ofrece, viene por dicha. Solamenteagrada para insinuar el especial afecto con que al Rmo. Padre Maes-tro venero. Vindicó su Reverendisima a los' ingenios americanos;

.aunque la permanente luz de sus ingenios ha sido bien manifiestaa todos desde el primer día de su descubrimiento, con todo nuncallegaron a acreditarse sus brillos. .. hasta que los colocó con sudocta y erudita defensa este autor". 19

HERMENEGILDO CORBATÓ,'University of California

at Los Angeles.

NOTAS

1 Varios de los "españoles americanos" mencionados por Feijóo eranhijos de padre español y madre mexicana o peruana. Evidentemente, paraél la ascendencia española, aun sólo por parte de padre, bastaba para la clasi-ficación de "español americano". Las distinciones genealógicas no eran delagrado de su generoso espíritu. Respondiendo a don Salvador Mañier, quienen su Anti-Teatro había atacado la opinión de Feijóo sobre los hispanoame-ricanos, escribe: "Lo que de éstos nos dice el Sr. Mafñer es derechamente opuestoa lo que nos refiere el Sr. D. Juan de Palafox en su Retrato Natural de losJndios. Y no hallando modo de conciliar a los dos, me resuelvo a conformar-me antes con el dictamen de su Illna. que con el de su merced. . . Por tantoaquella exacta distinción genealógica de Criollos, Gachupines, Mestizos, Quar-terones, Saltatrases puede guardarla para mejor ocasión". Ilustración Apologé-tica, Discurso XXXI, n. 19.

2 Teatro crrtico, II, discurso XV, n. 21. Para las citas de Feij&o eneste artículo, uso la edición de sus obras hecha en Madrid en 1773. Me permitomodernizar la ortografía.

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REVIST A IBEROAMERICANA

3 Teatro, IV, disc. VI, n. 1.

4 Ibid., n. 2.

5 Ibid., n. 3.

6 Ibid., n. .10.

7 Ibid., n. 21-23.

8 "Tales son el Padre Fr. Juan de Torquemada en su Monarquía In-diana; Garcilaso de la Vega en sus Comentarios Reales de los Incas; el señfiorDon Lucas Fernández Piedrahita, Obispo de Panamá; en su Historia del NuevoReyno de Granada; el Padre Alonso de Ovalle en su Historia de Chile; DonJosé de Oviedo y Baños en su Historia de Venezuela; el Padre Manuel Ro-dríguez en su Historia del Marañóvn. A que podemos ana'dir Bartolomé Leo-nardo de Argensola en su Historia de la Conquista de las Molucas, y el emi-nentisimo Señor Cardenal Cienfuegos en la Vida que escribi6 de San Franciscode Borja, donde con la ocasión de haber sido el Santo autor de la Fundacin delas Provincias de la Compaiñia del Perú y Nueva-Españia, llena dos capitalosenteros con elogios grandes de los ingenios de aquellos reynos". Teatro critico,IV, disc. VI, n. 25.

9 Ibid., n. 27.

10 ibid., n. 28.

11 Citado por Feijóo, Ibid., n. 32.

12 Ibid., n. 33.

13 Cartas eruditacrs, V, carta X, n. 1.

14 V. Menéndez y Pelayo, Antologia de poetas hispano-americanos.

15 Teatro, I, disc. XVI, n. 115.

16 V. Sarmiento, Demostración critico-apologética, II, disc. XXXI,S. VI I(Madrid, 1779).

17 Citado por Sarmiento, Ibid., n. 457-459.

18 Antologia, I, xxxix.

19 Teatro, VI, p. xxiv.

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