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Esta es la historia de mi Kowy Kowy llego a mi cuando tenía un mes era muy pequeño y me fue regalado por el tío de mi novio, al inicio mi Kowy era bastante pequeño y se escondía, mordía los zapatos, hacia muchas travesuras. Yo trabajo en un quirófano y me preocupaba no poderlo cuidar adecuadamente, pensé mil veces en darlo en adopción a un amigo médico, y las mil veces que lo pensé me arrepentí, hasta que llegaron sus dos meses, recuerdo que el día en que sucedió el accidente aun no sabía muy bien qué hacer con él, como acomodarnos para que las cosas pudieran funcionar. El nueve de noviembre Kowy jugaba en el patio cuando de pronto entro corriendo a la casa y al verme se desplomó en el suelo a llorar tan fuerte y con tanto dolor que nunca lo olvidaré, mi novio lo tomo en sus brazos para consolarlo y revisarlo , entonces nos dimos cuenta que su ojo se había salido, lo llevamos inmediatamente al hospital de urgencias veterinarias, donde lo metieron a cirugía para intentar salvar su ojo, pasaron dos horas de cirugía hasta que me lo entregaron dormido envuelto en una manta. La doctora que lo había operado hablo conmigo sobre el proceso de recuperación, en el que me dijo que mi perro podría perder la vista o el ojo como tal, ella menciono que Kowy era un ángel de la guarda y yo debía protegerlo; en realidad no sé si fueron esas palabras o la angustia que sentí o el amor que descubrí en mi preocupación pero luego de eso jamás volví a pensar en separarme de Kowy. Pasamos una semana difícil de llantos y dolor, hasta que cumplido el plazo debimos ir al veterinario a que le retiraran los puntos y descubrí si había recuperado la vista y si conservaría su ojo. Afortunadamente

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Esta es la historia de mi Kowy

Kowy llego a mi cuando tenía un mes era muy pequeño y me fue regalado por el tío de mi novio, al inicio mi Kowy era bastante pequeño y se escondía, mordía los zapatos, hacia muchas travesuras. Yo trabajo en un quirófano y me preocupaba no poderlo cuidar adecuadamente, pensé mil veces en darlo en adopción a un amigo médico, y las mil veces que lo pensé me arrepentí, hasta que llegaron sus dos meses, recuerdo que el día en que sucedió el accidente aun no sabía muy bien qué hacer con él, como acomodarnos para que las cosas pudieran funcionar.

El nueve de noviembre Kowy jugaba en el patio cuando de pronto entro corriendo a la casa y al verme se desplomó en el suelo a llorar tan fuerte y con tanto dolor que nunca lo olvidaré, mi novio lo tomo en sus brazos para consolarlo y revisarlo , entonces nos dimos cuenta que su ojo se había salido, lo llevamos inmediatamente al hospital de urgencias veterinarias, donde lo metieron a cirugía para intentar salvar su ojo, pasaron dos horas de cirugía hasta que me lo entregaron dormido envuelto en una manta.

La doctora que lo había operado hablo conmigo sobre el proceso de recuperación, en el que me dijo que mi perro podría perder la vista o el ojo como tal, ella menciono que Kowy era un ángel de la guarda y yo debía protegerlo; en realidad no sé si fueron esas palabras o la angustia que sentí o el amor que descubrí en mi preocupación pero luego de eso jamás volví a pensar en separarme de Kowy.

Pasamos una semana difícil de llantos y dolor, hasta que cumplido el plazo debimos ir al veterinario a que le retiraran los puntos y descubrí si había recuperado la vista y si conservaría su ojo. Afortunadamente estaba perfecto, nada había sucedido, desde ese día me siento la más afortunada no solo por tener una mascota que amo con todo mi corazón sino por haber tenido la suerte de que él no sufriera.

Este es mi Kowy ahora ya tiene diez meses y aun que aún es travieso, eso me encanta, hoy y siempre viviremos juntos.

Deyanira Garcia Canseco.