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Estabilidad de taludes
La mayoría de los contratistas generales trabaja muy bien en construcción verticales,
sobre el nivel del terreno; sin embargo, bajo el nivel del terreno muchos de ellos tienen
dificultades. Son números los que pierden dinero en sus proyectos, debido a problemas en
el subsuelo.
A menudo se escoge el gerente el proyecto por su capacidad ara levantar estructuras de
acero, colar concreto o efectuar otras construcciones verticales, pero con mucha
frecuencia no entiende los problemas que se presentan en el subsuelo por lo que pronto
se encuentra con graves dificultades, y tiene que pedir ayuda.
La construcción en el subsuelo es tan difícil y exigente como la que se realiza sobre el
terreno.
Angulo de inclinación
Muchas excavaciones se inician con un corte vertical. Algunos suelos se mantienen
erectos hasta profundidades considerables, cuando se cortan verticalmente; pero la
mayoría se desploma. Cuando los taludes verticales se desploman hasta un ángulo
estable, grandes bloques de material pueden caer al fondo de la excavación.
En general, en los suelos arenosos, la arna tenderá a deslizarse y desplomarse durante el
proceso de excavación. Por lo común, ésta se estabiliza a un determinado ángulo, sin
riesgos importantes.
No obstante, los suelos limosos, arcillosos o de arena cementada se excavan a veces
hasta profundidades considerables, antes de que los grandes bloques de material se
deslicen hasta el fondo.
Durante las excavaciones se puede calcular el ángulo al que puede esperarse que se
mantenga el suelo temporalmente. En la tabla 1 se presentan algunos ángulos
aproximados y empíricos.
Al iniciar una excavación, es más fácil comenzar el corte en el ángulo de inclinación
propuesto. Si el ángulo deseado del talud temporal tiene una relación de una horizontal a
uno vertical y la profundidad de la excavación es de 15 pies (4.5 m), la parte superior de la
excavación debe principiarse a 15 pies (4.5 m) fuera del fondo propuesto.
Tabla 1
Tipo de suelo Algunos ángulos típicos de inclinación temporal
1. Arena o arena y grava45° para laderas mojadas; 35° o 1 ½ a 1 para laderas secas; los taludes húmedos deben ser más tendidos.
2. Arena cementadaVertical a 10 pies (3 m); ½ a 1 a 20 pies (6m) o más; ¾ a 1 para taludes altos.
2. Arena cementadaVertical a 3 pies (0.90 m); ½ a 1 a 6 pies (1.80 m); ¾ a 1 a 10 pies (3 m); 1 ½ a 1 para laderas altas. Para taludes húmedos, inclinaciones menores, de hasta 4 a 1.
3. Limo blando o arcilla blanda
Vertical a 6 pies (1.80 m); ½ a 1 a 10 pies más altos; pero las inclinaciones deberán ser menores par laderas mojadas.
4. Limo o arcilla moderadamente firme
Vertical a 10 pies (3 m) ½ a 1 a 20 pies (6 m); ¾ a 1 a 30 pies (9 m); la 1 para taludes más altos, excepto taludes planos en suelo mojado.
5. Limo o arcilla firmeVertical a 10 pies (3 m) ½ a 1 a 20 pies (6 m); ¾ a 1 a 30 pies (9 m); la 1 para taludes más altos, excepto taludes planos en suelo mojado.
Hay muchas excepciones. Los “valores típicos” anteriores no son para utilizarlos en el
diseño de taludes. La ley federal conocida como “Ocupational Sfety and Health Act”, así
como también los códigos industriales estatales, limitan la altura de los cortes verticales no
apuntalados, donde haya hombres trabajando.
Socavaciones
Después de cortar un talud, a veces es necesario socavarlo para introducir cimentaciones
o líneas de servicio público.
Cuando es necesario socavar y no es posible lograr un ángulo estable para el talud, la
socavación deberá hacerse en secciones estrechas. La parte superior del talud deberá
descargarse todo lo que sea posible y no deberá dejarse encima ningún equipo de
construcción.
A veces, los taludes se socavan en el proceso de la excavación. El suelo se desploma y
corre hasta la máquina excavadora. Esto no es muy peligroso en arena limpia, que se
deslizará hasta su ángulo de reposo; no obstante, puede resultar peligroso en suelos
cementados, arenas mojadas, con aparente cohesión, o limos y arcillas que permanecerán
verticales temporalmente y, luego, un gran bloque se desprenderá y caerá como un
deslizamiento de tierras.
Erosión
Las laderas de excavación no tienen ningún recubrimiento y ninguna protección natural,
por lo que son muy susceptibles a la erosión por fuertes lluvias.
Es muy importante limitar la cantidad de agua que corre por las laderas de excavaciones.
Esto se puede hacer mediante la construcción de un dique o una barrera en la parte
superior de talud, que desvíe al agua de la excavación, en lugar de correr sobre el talud.
Antes de lluvias inminentes, el frente de la excavación también se puede proteger
cubriéndolo con láminas de materiales plásticos, o bien, rociándolo con varios materiales
impermeables. El silicato de sodio es uno de los materiales que se utilizan con este fin
(una modificación del proceso de Joostn). Este material se puede inyectar en una ladera,
o bien, se puede rociar sobre la superficie de un talud.
Agrietamiento
El agrietamiento de las laderas excavadas en pendientes muy inclinadas puede plantear
un problema grave, como resultado de la desecación del suelo. El suelo tenderá a
desmoronarse y desplomarse. Lo que es todavía peor es que las grietas profundas
pueden hacer que se deslicen grandes bloques de material. A menudo, los taludes
parecen encontrarse en una pendiente segura; pero puede caer algún boque de material
que se desprenda de la pared de la excavación, lo cual suele provocar muchos daños y
heridos.
Luego, cuando se completa el relleno, el suelo puede volver a mojarse. En esas
condiciones, el suelo puede dilatarse y, quizá, resquebrajar muros o losas de concreto
situados sobre el talud.
Los agrietamientos se pueden reducir con facilidad, limitando la evaporación del agua. A
veces esto se lleva cabo rociando frecuentes o “aspersiones atomizadas” de las laderas.
Figura anterior. Guía para establecer la distancia de seguridad desde el borde de
los taludes o las laderas, para le almacenamiento de materiales o la colocación de
equipos.
También se puede lograr mediante un recubrimiento protector de la ladera. Los
recubrimientos de protección pueden ser láminas de material plástico, compuestos
químicos rociados, materiales bituminosos rociados u otros materiales impermeables.
Cargas en la parte superior del talud.
Es natural que los contratistas depositen maquinaria en la parte superior de los taludes,
amontonen el exceso de materiales de excavación en el suelo, o bien, almacenen
materiales de construcción en la parte superior de las laderas. Además, la maquinaria
pesada puede causar vibraciones que aumenten los riesgos de desplome de las laderas.
La distancia hacia atrás del borde superior de una ladera puede estimarse como guía
aproximada, suponiendo que el talud podría considerarse seguro, si fuera más alto; pero
se situará en el ángulo de inclinación utilizado al efectuar la excavación. Si ese ángulo de
inclinación es de ¾ a 1, por ejemplo, y el peso sobre las bases de una unidad del equipo
es de 500 Lb/pie2 (2,2400 kg/m2), esto equivaldría a hacer que la excavación tuviera 5
pies (1.5 m) más de profundidad. Esto se ilustra en la figura . Puesto que el equipó se
puede utilizar para levantar cargas, puede aumentar la presión máxima ejercida sobre la
base más cercana a la excavación. Al efectuar los cálculos, este aumento debe agregarse
a la carga de las bases. Por ejemplo, si al elevar alguna carga, de las bases se debe
incrementar a 1,000 Lb/pie2 (4,880 kg/m2), la altura equivalente de suelo nuevo es de 10
pies (3 m). Como se muestra en la figura , los 10 pies (3 m) de suelo nuevo se pueden
reemplazar con un bloque de material. El borde del bloque se encuentra
aproximadamente a 4 pies (1.20 m) de distancia del borde de la ladera. La base de la grúa
debe mantenerse también por lo menos a 4 pies (1.20 m) de distancia del borde de la
excavación.
Detección de movimiento
Los deslizamientos de tierras y las fracturas de las laderas no se producen de pronto y sin
advertencias. Dan señales de la inminencia de la fractura, antes de que se produzca
realmente. El problema más importante consiste en que muchas veces no se observan o
toman en consideración esas indicaciones.
Durante el funcionamiento de equipos en posiciones precarias en la parte superior de
pendientes, debe darse a alguien la tarea específica de inspeccionar con frecuencia la
parte superior del talud. Se deberá observar si hay señales de agrietamientos a una
distancia de borde igual a la altura del talud. Asimismo, se deberán observar los
hinchamientos en el centro o al pie de la ladera y las partículas de tierra que se
desprendan del talud por debajo de la maquinaria.
Los movimientos ligeros de las ladras se pueden descubrir observando puntos fijos de
referencia. Un método más conveniente, pero también más costoso, consiste en instalar
recubrimientos especiales en orificios perforados. Esos casquillos o recubrimientos y los
instrumentos para medir sus movimientos se pueden obtener en varios lugares; sin
embargo, sería mejor trabajar con un ingeniero de suelos que esté familiarizado con el
funcionamiento de esos equipos.
Cortes verticales
En algunos casos se pueden hacer cortes verticales en suelos cementados o que se
componen de limos o arcillas de gran cohesión. También se pueden efectuar cortes
verticales en suelos arenosos que tienen una “cohesión temporal aparente”, debido a su
contenido de agua.
En general, los cortes verticales se deben considerar temporales y rellenarse o
estabilizarse en alguna otra forma, tan pronto como sea posible.
En general la máxima altura vertical a la que se puede mantener un suelo limoso o
arcilloso es igual a la expresión siguiente:
La cohesión se mide mediante pruebas de laboratorio, y se debe incluir en los informes de
suelos.
En un terreno arcilloso con una cohesión de 500 Lb/pie² (2,440 kg/m²) y un peso de 100
Lb/pie³ (1,625 kg/m³), la altura temporal a la que se puede cortar un tlud vertical es de 10
pies (3 m). Este cálculo no incluye ningún factor de seguridad. Con un factor de seguridad
de 1.5, latura permitida del corte sería de 6 ½ pies (1.95 m).
En general, se deben evitar los cortes verticales. Los operadores de equipos no deben
iniciarse ninguna excavación verticalmente para descubrir, cuando concluye el trabajo, que
es muy difícil volver atrás y tender el talud. Las excavaciones deben iniciarse de acuerdo
con las líneas de corte requeridas para la pendiente deseada.
Si una ladera es demasiado escarpada y comienza a desplomarse, el método más
evidente de estabilización consiste en disminuir su pendiente. Cuando no haya espacio
para tender un talud, se necesitará tomar alguna otra medida. Es conveniente que esas
medidas se tomen antes de iniciar una excavación o antes de que se haya avanzado
demasiado.
Los métodos de estabilización incluyen:
Desagüe: En muchos casos la extracción de agua muy atrás de las pendientes, utilizando
pozos o “web points”, hace aumentar la estabilidad de las laderas.
Cubierta de gunite: Si la ladera no tiene una pendiente excesiva, una cubierta de gunite
retendrá a veces la humedad del suelo y agregará cierta resistencia.
Productos químicos: Cuando es necesario cortar laderas muy escarpadas en zonas con
grandes limitaciones de espacio, es posible estabilizar algunos suelos, inyectándoles
productos químicos.
Apuntalamiento: Con frecuencia los taludes se estabilizan por medio de
apuntalamientos.