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Armona con la naturalezaHECHOS RELEVANTES>> La huella ecolgica del pas arroja un balance negativo en trminos de la capacidad del territorio para satisfacer las demandas de consumo de su poblacin. Esta diferencia fue de un 12% en el 2008. >> Las poblaciones de diecisiete especies de reptiles y anfibios de la Reserva Biolgica La Selva, en Sarapiqu, muestran una disminucin de hasta un 75%. >> Inici el Programa de monitoreo ecolgico de las reas protegidas y corredores biolgicos de Osa (Promec-Acosa). >> El 54% de la cobertura forestal nacional es de propiedad privada. >> La tasa de reforestacin ha bajado en promedio de 9.000 a 3.000 hectreas anuales, por la especulacin en el costo de la tierra y la competencia con los cultivos de exportacin. >> Las tarimas para embalaje de productos agrcolas de exportacin consumieron el 43% de la madera cosechada en plantaciones. >> El cultivo de pia mantiene un crecimiento sostenido. El 93% del rea de siembra se concentra en las regiones Huetar Norte y Huetar Atlntica. >> Hay treinta y un denuncias interpuestas ante el Tribunal Ambiental Administrativo por problemas ambientales en empresas pieras. >> Se aprob el Plan Pesquero Nacional, orientado al desarrollo de la maricultura. >> Se declar de inters pblico el proyecto de minera a cielo abierto Las Crucitas, que desencaden un serio conflicto socioambiental en el pas. >> Se aprob la Ley de aprovechamiento de agua para produccin de energa hidroelctrica. >> La cobertura del alcantarillado sanitario disminuy del 31% al 25,6% de la poblacin entre 2000 y 2008. >> La cuenca de la pennsula de Nicoya es una de las ms concesionadas en volumen de agua y, al mismo tiempo, una de las ms secas del pas; adems muestra un acelerado crecimiento turstico con alta demanda de agua. >> La gestin administrativa del ICAA, en relacin con el proyecto de ampliacin del acueducto El Coco-Ocotal y mejora del acueducto Sardinal, gener conflictos socioambientales en la zona. La Contralora General de la Repblica identific incumplimientos de la legislacin.

INDICEHechos relevantes Valoracin general Valoracin del Dcimo tercer Informe Aspiraciones Introduccin Resultados de la gestin ambiental Huella ecolgica Del pas supera su capacidad Uso, estado y disponibilidad de recursos comprometen sostenibilidad Patrimonio natural requiere ms atencin Impato de los enevtos naturales se torna en desastres Prosesos de la gestin Elementos especficos sobre la gestin de recursos naturales Nota especial: la participacin social refuerza la conservacin La gestin urbana: desafos mltiples y de largo plazo en la GAM Nuevo Tipo De Conflictos Desafa La Gestin Ambiental Capacidades para la gestin ambiental

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CUADRO 4.1

Resumen de indicadores ambientales. 2004-2008Indicador Gestin del cambio socioambiental rea en permisos de construcciones nuevas en la GAM (m2) rea en permisos de construcciones nuevas en cantones costeros (m2) rea en permisos de construcciones nuevas en el resto del pas (m2) Nmero de pozos legales perforados (acumulado) Volumen anual de explotacin de agua por medio de pozos (m3) Domstico (%) Industrial (%) Turismo (%) Agrcola (%) Poblacin que recibe agua de calidad potable (%) Poblacin que recibe agua sometida a control de calidad (%)a/ Procesamiento anual de madera en rollo (m3) Pago por servicios ambientales en reforestacin (hectreas) Volumen autorizado por el Sinac para aprovechamiento de madera (m3) rea sembrada de productos agrcolas (hectreas) rea sembrada de productos orgnicos (hectreas) Nmero de intoxicaciones por plaguicidas Consumo de energa secundaria (terajulios) Hidrocarburos (%) Electricidad (%) Biomasa (%) Crecimiento del consumo de energa secundaria (%) Ventas de energa elctrica (GWh) Crecimiento del consumo elctrico (%) Intensidad energticab/ Promedio anual de concentracin de PM-10 en el aire, San Jos (g/m3) Rechazos en Riteve por emisiones contaminantes (%) Recoleccin de residuos slidos en la GAM (gramos per cpita/da) Gestin del patrimonio reas estatales con proteccin permanente (hectreas)c/ reas estatales con proteccin parcial (hectreas) reas marinas protegidas (hectreas) reas en la Red de Reservas Privadas (hectreas) Pago por servicios ambientales en proteccin de bosque (hectreas) Nmero de especies en el Inventario Nacional de Biodiversidad (artrpodos, plantas, hongos y lquenes) Gestin del riesgo Nmero de desastres por eventos hidrometeorolgicos y geolgicos Nmero de emergencias qumico-tecnolgicas atendidas por el INS Gestin institucional Presupuesto del sector ambiental como porcentaje del PIB Presupuesto del Minae como porcentaje del PIB Nmero de denuncias ante el Tribunal Ambiental Administrativo Causas ingresadas por delitos ambientales en el Ministerio Pblico 2004 1.559.032 379.573 550.335 11.500 39.715.885 68,8 16,0 3,2 11,9 82,8 68,1 1.557 1.767.948 431.812 10.682 1.554 97.657 74,10 25,80 0,03 -1,3 7.000,2 4,4 0,059 36 32,8 1.088 897.740 382.146 500.206 71.081 22.843 749 25 13,2 0,15 400 2005 1.712.197 487.960 600.260 12.091 52.950.284 76,0 9,3 4,5 10,2 82,2 63,5 1.018.569 3.602 443.395 9.800 2.091 106.189 75,02 24,95 0,04 8,7 7.358,7 5,1 0,061 35 21,8 1.036 964.784 374.745 501.033 83.450 53.493 24.648 939 31 13,7 0,12 415 2.412 2006 1.972.502 752.829 648.130 12.884 55.382.011 77,0 6,1 7,4 9,4 81,2 73,4 1.130.232 4.866 526.623 441.552 10.711 2.061 110.680 74,56 25,40 0,04 4,2 7.810,4 6,1 0,059 30 24,4 1.032 959.894 373.970 521.044 98.375 19.972 25.793 557 53 14,1 0,14 284 2.534 2007 2.119.440 897.218 803.578 13.739 40.928.768 80,7 3,9 5,1 10,3 82,0 76,0 1.339.140 5.826 458.755 7.874 1.949 117.792 74,81 25,15 0,04 6,4 8.166,3 4,6 0,059 38 23,9 1.030 965.725 374.192 521.992 125.350 60.567 26.669 1.577 143 14,3 0,11 303 2.727 2008 2.348.697 854.238 858.237 14.014 53.581.486 68,7 13,6 11,8 5,8 83,4 76,0 5.743 448.585 8.004 119.536 74,62 25,33 0,04 1,5 8.349,8 2,2 0,058 24,2 1.083 965.416 374.283 520.880 126.070 66.474 26.775 1.265 149 17,1 0,13 451

a/ Este dato comprende la cobertura de agua con control de calidad, y considera las conexiones comerciales y domiciliares. b/ Es la energa utilizada para la produccin de cada unidad monetaria en un pas. En este caso se calcul con base en el consumo final de energa secundaria medida en terajulios y el PIB en colones (base en 1991). c/ En proteccin permanente se incluyen parques nacionales, reservas absolutas, reservas biolgicas, refugios nacionales de vida silvestre de propiedad estatal y monumento nacional. En la modalidad de proteccin parcial se agrupan los refugios nacionales de vida silvestre mixtos y privados, zonas protectoras, reservas forestales, humedales y monumentos naturales. Cabe sealar que en esta ltima modalidad la proteccin es del 100% del territorio y cuenta con declaratorias formales; su carcter parcial refiere a que tienen categoras de manejo menos restrictivas, acordes con la legislacin. Las reas marinas son las reas protegidas continentales que tienen rea marina, con excepcin de la isla del Coco, que s es completamente marina.

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VALORACIN gENERALDados sus patrones de uso de los recursos naturales, Costa Rica ha sobrepasado la capacidad de su territorio para satisfacer los requerimientos de la poblacin. Esta insuficiencia abarca todos los recursos, pero seala de manera particular dos reas sobre las cuales resulta urgente trabajar: el ordenamiento territorial -una deuda de muchos aos- y las emisiones de gases contaminantes generadas por el sector transporte. En este marco de uso intensivo de los recursos, las acciones pblicas y privadas enfrentan inditas expresiones de conflicto. Este doble reto, de mejorar el balance ambiental y encarar los crecientes antagonismos sociales en este mbito, topa con escasas capacidades institucionales para la gestin de los recursos, y poco dilogo poltico entre los principales actores. Todo ello limita la posibilidad de construir polticas pblicas ambientales participativas e informadas, que resuelvan las tensiones entre la actividad productiva y la proteccin del ambiente, en favor de la sostenibilidad. Este Informe incursiona por primera vez en la medicin del ndice de huella ecolgica, a partir de datos nacionales. El principal hallazgo de este ejercicio es que el pas est en deuda: su ritmo de uso de los recursos naturales supera la capacidad del territorio para reponerlos, y esto pone a Costa Rica ante un escenario complejo en trminos de la sostenibilidad ambiental. Si bien los esfuerzos de conservacin aportan una slida base positiva a la ecuacin (consumo versus capacidad), el uso descuidado, con poco fundamento cientfico y hasta irresponsable de los recursos, lleva a una situacin en la que se requerira un 12% ms del territorio productivo actual para satisfacer la demanda de cada persona. La presin presente y futura que esto representa podra traducirse, cada vez ms, en prdidas graves en la disponibilidad y calidad de los elementos naturales clave en que se sustenta el desarrollo nacional, lo que a su vez comprometera la sostenibilidad, en detrimento de las generaciones futuras. Esta deuda ecolgica del pas es significativa, aunque no se compara con la deuda promedio mundial (alrededor de un 30% por encima de la capacidad del planeta), o con la de las naciones que cuentan con menos recursos (El Salvador: 125,1%), polticas de conservacin ms dbiles, o mayores ritmos de consumo (Estados Unidos: 88%). Ahora bien, como se seal al principio, la deuda costarricense puede reducirse abordando dos asuntos prioritarios. En primer lugar, desde hace varios aos el ordenamiento territorial se presenta como el desafo central para un aprovechamiento sostenible, para minimizar los impactos de algunas prcticas productivas y para distribuir ms equitativamente el acceso y uso de los recursos naturales. Tanto en las zonas urbanas como en las reas de nuevas presiones sobre el patrimonio natural, la tarea de construir de manera participativa e informada instrumentos de ordenamiento sin duda ayudara a mantener y reforzar los logros en conservacin, y a reducir el impacto de prcticas inadecuadas, el incumplimiento de la normativa y los efectos negativos sobre la salud y los ecosistemas. En segundo lugar, el peso que tienen en la huella ecolgica las emisiones de carbono hace que este pas, dependiente y poco responsable en el uso de los hidrocarburos, tenga como una tarea muy concreta el mejoramiento del sistema de transporte pblico y privado. Trabajar en cualquier aspecto que atene la presin y disminuya la deuda ecolgica no ser sencillo pues, como se viene advirtiendo desde el Decimocuarto Informe, el pas vive una poca en que las decisiones y omisiones en materia ambiental generan fuertes tensiones. Algunos conflictos tienen que ver con una dinmica territorial especfica, como sucede en la zona de Osa. Otros responden a pugnas entre la actividad productiva y la proteccin ambiental, como ocurre en los casos de la expansin piera en la regin del Caribe, la minera a cielo abierto en Crucitas, o las disputas por el uso del agua en comunidades como Barva y Sardinal. La complejidad de este reto no proviene solo de la intensidad de los conflictos, sino tambin de la dimensin nacional que han ido adquiriendo, por la intervencin de mltiples actores sociales y polticos, por las acciones contradictorias de los entes estatales, y por el costo de oportunidad que muestran las acciones y omisiones con que se dan las tensiones que los originan; es decir, por la constatacin de que cualquier camino que se tome tendr efectos sobre la dimensin social, econmica o ambiental del desarrollo local. Las lecciones aprendidas de estas experiencias parecen indicar que: a) las tensiones vividas recientemente, lejos de ser hechos aislados, conforman un nuevo tipo de conflicto, derivado de la competencia por el uso de la tierra y los recursos, b) las instituciones y los actores sociales no parecen estar preparados para negociar (o evitar) esos conflictos y trabajar de manera conjunta en favor del desarrollo humano sostenible, y c) el Estado ha pasado de ser un mediador entre el sector privado y las comunidades (o la sociedad civil), a constituirse, l mismo, en generador del conflicto, a travs de sus acciones u omisiones, o por las divergencias de fondo que se dan entre sus diversas entidades. Esto refuerza la necesidad de analizar algunas debilidades y vacos de la poltica ambiental, que dificultan la relacin entre los actores del Estado y la sociedad civil. Con logros innegables en el campo de la conservacin, el pas ha mostrado limitaciones para incorporar la responsabilidad ambiental en su quehacer productivo, social y poltico. El problema es que las deudas son sustantivas. Hoy el pas percibe con mayor claridad el carcter diverso y conflictivo de los elementos que conforman la poltica ambiental, y enfrenta los efectos actuales y futuros de sus carencias y omisiones. Ejemplos evidentes de ello se notan en los impactos ambientales, sociales y econmicos por no haber realizado un ordenamiento territorial siquiera mnimo. Esta desatencin ya deja situaciones irreversibles de dao sobre algunas zonas. Tambin ejemplifican esa sustantividad las tendencias aceleradas y descuidadas de uso de los recursos naturales, asociadas al recurrente incumplimiento del marco normativo que regula y establece la tutela ambiental en relacin con esos impactos. Se agrega cierta complicidad de la institucionalidad, dbil, fragmentada y contradictoria. A nivel mundial, hoy en da est claro que el tiempo para asumir seriamente la responsabilidad ambiental se agota, y que la ausencia de sta genera impactos de fondo. Los efectos del consumo desmedido e irracional de la comunidad internacional se perciben ya en la capacidad del planeta para sostener el nivel de vida de las sociedades, en la calidad y la disponibilidad de los recursos naturales para su uso actual y futuro, en la salud de los seres vivos y en el equilibrio natural. Se ha sealado con mucha urgencia la necesidad de acciones rpidas para revertir este proceso, antes de que la presin sobre los servicios ecolgicos aumente el riesgo de colapso de los ecosistemas. Frente a las dimensiones de la responsabilidad ambiental global, los logros y fortalezas que exhibe Costa Rica no deben dar lugar a una actitud autocomplaciente. La informacin que arrojan los indicadores internacionales, como la huella ecolgica y el ndice de desempeo ambiental, no permiten precisar la celeridad y la fecha cierta en que los patrones actuales de uso y afectacin de los recursos naturales llevarn a una situacin negativa, e irreversible, de la sostenibilidad en el pas. Los conflictos actuales, la exposicin meditica, e incluso la crisis econmica internacional -que ha frenado el ritmo de crecimiento de algunas actividades ante las cuales la ciudadana no pareca reaccionar- ofrecen oportunidades extraordinarias para la revisin de la poltica, la generacin de nuevo conocimiento, la ejecucin efectiva de las tareas institucionales, el dilogo abierto, la rendicin de cuentas y el seguimiento social y colectivo de las acciones pblicas y privadas que tienen implicaciones sobre el ambiente. Es decir, lo que a primera vista puede sugerir caminos sin salida, puede ser la entrada a un tiempo de acuerdos en materia ambiental, para dar coherencia y un orden de prioridades a las acciones futuras.

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VALORACIN DEL DECIMOCUARTO INfORMECosta Rica lleg a una situacin lmite en materia de gestin ambiental, condicin que resulta crtica en lo que concierne al ordenamiento territorial. Existe una tensin derivada de la mayor competencia por el uso de la tierra y los recursos naturales, as como dinmicas econmicas aceleradas y actores e intereses ms fuertes y diversos que en dcadas pasadas. Por tanto, el balance entre desarrollo econmico y proteccin del ambiente es cada vez ms frgil, y entre ambos parece erigirse una frontera conflictiva, no solo por las tensiones, sino porque una inadecuada gestin ambiental puede tener consecuencias negativas para el desarrollo sostenible. Es, por tanto, una coyuntura que pone a prueba la voluntad nacional en este campo, y en la cual ningn camino est exento de dificultades. Las decisiones y acciones en torno a la proteccin del patrimonio natural tienen hoy un alto costo de oportunidad. No es de extraar que cada propuesta o accin -pblica o privada- con implicaciones ambientales, encuentre reacciones entre los actores sociales y econmicos, segn las actividades o intereses que afecte.

ASPIRACIONES>> UTILIzACIN DE LOS RECURSOS NATURALES SEgN SU CAPACIDAD DE REPOSICINLa tasa de utilizacin de los recursos naturales es menor o igual a la de reposicin natural o controlada por la sociedad, siempre y cuando esto no amenace la supervivencia de otros seres del ecosistema.

>> PARTICIPACIN DE LA SOCIEDAD CIVILLa sociedad civil participa en el diseo, ejecucin y seguimiento de medidas de proteccin y manejo responsable y sostenido de los recursos naturales.

>> UTILIzACIN DEL TERRITORIO NACIONALEl uso del territorio es acorde con la capacidad de uso potencial de la tierra y su ordenamiento, como parte de las polticas de desarrollo en los mbitos nacional y local.

>> MINIMIzACIN DEL IMPACTO DE LOS DESASTRESEl impacto de los desastres provocados por fenmenos de origen natural o humano es minimizado por medio de las capacidades de prevencin, manejo y mitigacin.

>> CONOCIMIENTO E INfORMACIN AMbIENTALLas instituciones pblicas y privadas generan, amplan y socializan conocimiento e informacin que permite dar seguimiento al desempeo ambiental y a la sostenibilidad en el uso de los recursos naturales.

>> NIVEL ASIMILAbLE DE PRODUCCIN DE DESECHOS y CONTAMINANTESLa tasa de desechos y contaminantes es igual o inferior a la capacidad del ambiente para asimilarlos, ya sea en forma natural o asistida por la sociedad, antes de que puedan causar daos a la poblacin humana y a los dems seres vivos.

>> EqUIDAD EN EL USO y DISfRUTE DE LOS RECURSOS NATURALESExiste equidad en el uso y disfrute de los recursos naturales, de un ambiente saludable y de una calidad de vida aceptable para toda la poblacin.

>> REDUCCIN DEL DETERIORO AMbIENTALExisten medidas socioeconmicas, legales, polticas, educacionales, de investigacin y de generacin de tecnologas limpias, que contribuyen a evitar un mayor deterioro ambiental.

>> CONCIENCIA EN LAS y LOS CIUDADANOSExiste conciencia acerca de la estrecha relacin entre la sociedad, sus acciones y el ambiente, y de la necesidad de realizar un esfuerzo individual y colectivo para que esa relacin sea armnica.

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Armona con la naturaleza

IntroduccinEste captulo valora el desempeo del pas con respecto a la aspiracin de vivir en armona con la naturaleza. Para este fin, desde el ao 2006 se han venido realizando algunos ejercicios de anlisis y revisin de la estructura y marco conceptual del captulo, lo cual ha llevado a una organizacin distinta en esta edicin (recuadro 4.1). La principal novedad consiste en la incorporacin paulatina de indicadores integrados, con los que se busca mejorar la observacin a lo largo del tiempo del estado y evolucin de la sostenibilidad de los patrones de uso del territorio y los recursos naturales (para este ao con la medicin de la huella ecolgica). Del mismo modo, se mantiene como concepto central el de gestin ambiental, pero con una organizacin centrada en sus resultados y procesos. El captulo est organizado en tres secciones. En el mbito de los resultados, se realiza el clculo de la huella ecolgica para Costa Rica y se comentan algunas de sus implicaciones; posteriormente se ilustran varios elementos relacionados con el estado y uso de los recursos naturales y la conservacin. En el apartado sobre procesos de la gestin ambiental se identifican algunos rasgos caractersticos de los conflictos socioambientales recientes y se explora la dinmica territorial en la GAM, los actores y las acciones que intervienen en su manejo; as como otros aspectos de la gestin territorial y de riesgo en el pas. En la tercera parte se hace un

RECUADRO 4.1

Apuntes sobre la estructura del captulo en esta edicinEn las anteriores catorce ediciones del captulo Armona con la naturaleza se logr consolidar una plataforma de fuentes de informacin y datos que permiten identificar los avances y desafos ambientales del pas. Desde el Sexto Informe, el captulo se ha organizado a partir del concepto de gestin ambiental, que examina las acciones relacionadas con la conservacin y uso de los recursos naturales y la administracin del patrimonio natural en nombre de las generaciones futuras (Proyecto Estado de la Nacin, 2000). Las modificaciones que se realizan en esta edicin pretenden mejorar paulatinamente el tratamiento integrado de temas que antes eran presentados de manera fragmentada, incorporando indicadores globales que posibiliten un anlisis de sostenibilidad, y tratando de reflejar -sin eliminar o reducir temas- la interrelacin que existe entre los diversos elementos sociales y naturales que configuran la gestin ambiental. As, la exploracin se ha dividido en tres dimensiones principales: gestin del patrimonio, gestin del cambio socioambiental y gestin del riesgo. En esta entrega el concepto antes mencionado se mantiene, pero se organiza en tres ejes de estudio: resultados, procesos y capacidades de la gestin ambiental. Por resultados se entiende el conjunto de elementos que dan cuenta de la situacin del uso de los recursos naturales (como consecuencia de la gestin ambiental en un sentido amplio), el estado de estos ltimos y la sostenibilidad de los patrones de consumo o explotacin. Esto se analiza introduciendo, como un primer acercamiento, la metodologa de huella ecolgica aplicada con la informacin nacional disponible. El objetivo es crear un punto de partida para el uso de indicadores globales, integrados, que permitan evaluar la sostenibilidad de los patrones de uso de los recursos naturales. Los procesos son las acciones pblicas y privadas que se dan en el marco de la gestin ambiental, cuyas diversas dimensiones se integran para generar determinados resultados. Representan movimiento e interaccin de mltiples aspectos que posibilitan su funcionamiento: actores sociales, dinmicas territoriales, factores sociales y econmicos, manejo y administracin (pblica y privada), participacin y conflicto. Por capacidades se entienden los recursos y potestades con que cuentan los diversos actores para llevar a cabo la gestin ambiental. Refieren a la cantidad y calidad de los recursos tcnicos, financieros y operativos que las entidades tienen a su alcance para cumplir con sus roles de regulacin, control, legislacin, definicin de polticas, etc. Esto incluye el marco normativo e institucional que define las potestades de esos rganos. Este esquema se presenta de manera tentativa, y se ir afinando de acuerdo con la disponibilidad futura de informacin. La idea es ir sentando las bases para un anlisis menos fragmentado, que permita conocer si la utilizacin actual de los recursos naturales, y la forma en que el pas la gestiona, comprometen su uso por parte de las generaciones futuras. La adaptacin y aprovechamiento de metodologas e indicadores integrados no depende, sin embargo, de los esfuerzos que realice este Informe, sino principalmente de la construccin de un sistema nacional de seguimiento y de la generacin oportuna, sistemtica y actualizada de datos por parte de las entidades del sector ambiental.

Fuente: Elaboracin propia.

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breve anlisis de las capacidades institucionales para la gestin ambiental, especficamente de los recursos financieros y las tendencias en materia de inversin, como primer acercamiento para una seccin que deber ampliarse con el tiempo, mediante el anlisis de los recursos y acciones que los sectores pblico y privado destinan a este mbito.

Resultados de la gestin ambientalEn este apartado se presenta una visin de lo que el captulo define como resultados de la gestin ambiental, los cuales se relacionan con el estado y los impactos de esa gestin sobre los recursos naturales y las acciones de conservacin, el uso del territorio y los riesgos asociados. Se hace un esfuerzo por integrar el seguimiento del estado y uso de los recursos naturales con una visin global derivada de indicadores de sostenibilidad, en este caso con la aplicacin de la metodologa de medicin de la huella ecolgica. Como se explicar ms adelante, este es un primer indicador global con el que se pretende ir construyendo instrumentos para medir la sostenibilidad, un tema en el que Costa Rica tiene importantes vacos de conocimiento. La seccin analiza los resultados de esta medicin, en los cuales Costa Rica exhibe una deuda importante en trminos de la relacin entre su huella ecolgica y la capacidad de su territorio para satisfacer la demanda actual de recursos por parte de sus habitantes. Posteriormente, en un intento inicial por entender dicha deuda, se analizan datos especficos de los resultados de la gestin ambiental.

nibilidad y capacidad de regeneracin natural del territorio (recuadro 4.2). El principal hallazgo del ejercicio de la huella ecolgica es que Costa Rica exhibe un ritmo en la demanda por recursos naturales mayor que la capacidad de su territorio para satisfacerlo. Es decir, tiene una deuda ecolgica. Para el 2008, la huella ecolgica de sus habitantes presenta un ritmo de uso de los recursos que sobrepasa en un 12% el territorio disponible para satisfacer esa demanda y absorber sus residuos y emisiones de carbono, tal como seala la razn, mayor que 1 (1,12), entre ambos indicadores (cuadro 4.2). Al analizar los aos 2002 y 2008, la huella ecolgica por persona se mantiene relativamente

constante, en tanto que la biocapacidad por persona baj en el 2008 en relacin con 2002 y 2005. Esto hace que esa brecha del 12% sea mayor que el 3% registrado en esos dos aos. La condicin de pas ecodeudor se debe principalmente a patrones de consumo (que requieren una mayor cantidad de territorio productivo) que, unidos al aumento de la poblacin, generan una menor disponibilidad de rea por habitante. Ambos factores han ampliado la deuda ecolgica durante esta dcada. Como es obvio, esto tiene implicaciones para la sostenibilidad en el uso de los recursos y la tierra. La deuda de Costa Rica es menor que la que se presenta a nivel mundial,

RECUADRO 4.2

La metodologa de huella ecolgicaLa huella ecolgica es un indicador ambiental desarrollado en los aos noventa por Wackernagel y Rees (1996). Define el rea de territorio ecolgicamente productivo (cultivos, pastos, bosques o ecosistemas acuticos) necesaria para proveer los recursos naturales que la poblacin emplea y asimilar los residuos que genera, con un modo de vida especfico. Determina las reas de tierra y agua que requiere esa poblacin para producir el recurso que consume y absorber sus desechos usando la tecnologa prevaleciente (Ewing et al., 2008a). Esto se hace mediante las comparaciones entre las variables huella ecolgica y biocapacidad, resumidas en un ndice que permite conocer la distancia entre el ritmo y forma de los patrones y estilos de vida de una poblacin y la capacidad de su territorio disponible para satisfacerlos. El ndice arroja un valor representativo de la sostenibilidad en dichos patrones, que es la razn resultante entre la huella ecolgica y la biocapacidad, por persona. Si esa razn es mayor a 1, significa que el consumo de recursos sobrepasa la capacidad disponible para satisfacer la demanda. La metodologa de clculo de la huella ecolgica parte del supuesto de que la mayora de los recursos que las personas consumen para la satisfaccin de sus necesidades pueden ser medidos y transformados en hectreas globales de tierra biolgicamente productiva, mediante la aplicacin de un factor de equivalencia. De esta forma se puede comparar con la biocapacidad promedio disponible para cada persona en una regin, y determinar si el consumo de recursos en ella es el adecuado segn su disponibilidad y su capacidad de regeneracin natural (Global Footprint Network, 2009). Los supuestos y detalles completos de la metodologa y sus alcances se desarrollan ampliamente en el Anexo Metodolgico del presente Informe, donde tambin se consignan las fuentes de informacin que se aplicaron para este ensayo, a nivel nacional. Es fundamental que el anlisis de los resultados que aporta este indicador se realice con prudencia. Su inclusin representa un primer acercamiento, que en aproximaciones sucesivas buscar construir un eje de indicadores globales de seguimiento de la sostenibilidad. El pas requiere mejor y ms actualizada informacin para cubrir nuevos temas e indicadores. Adems, no todos los ejercicios son comparables por las diferencias en las fuentes y adaptaciones metodolgicas. De ah que no se efecten comparaciones con las mediciones internacionales. Fuente: Elaboracin propia con base en Global Footprint Network, 2009 y Ewing et al., 2008a.

Huella ecolgica del pas supera su capacidadEn este apartado se aplica, como novedad, la metodologa de huella ecolgica, adaptada a la informacin nacional disponible, y se resumen sus principales hallazgos. Este es un indicador ambiental agregado y de carcter integrador, que pretende reflejar la brecha entre el rea demandada por el ritmo de uso de los recursos naturales por parte de la poblacin, y la dispo-

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CUADRO 4.2

Costa Rica y el mundo: principales indicadores de la huella ecolgica y la biocapacidad. 2002 - 2008Principalesindicadores 2002 Huella ecolgica por persona Biocapacidad por persona ndice de Huella Ecolgicac/ Dficit en hectreas globales Planetas necesarios si todos vivieran como Costa Rica 1,87 1,81 1,03 -256.514 0,91 CostaRica (hectreasglobales) 2005 1,78 1,73 1,03 -212.183 0,86 2008b/ 1,86 1,66 1,12 -879.706 0,90 2,69 2,06 1,31 -4.082.670.718 N/A Mundoa/

a/ Datos para el ao 2005. b/ Los datos del 2008 son estimados. c/Razn entre la Huella Ecolgica y la biocapacidad. Un valor superior a 1 indica que el consumo de recursos sobrepasa la capacidad disponible. Fuente: Elaboracin propia con base en Chaverri, 2009.

segn el clculo realizado por la Ecological Footprint Network en el 2005; en l se observan patrones de consumo que superan hasta en un 30% la capacidad del territorio ecolgicamente productivo disponible y su capacidad de regeneracin natural. Por supuesto, las mediciones internacionales varan entre los pases de mayores ritmos de consumo, y por ende mayor huella ecolgica, y naciones de bajo consumo. Por ejemplo, si todo el mundo viviera como Costa Rica, se necesitaran 0,9 planetas para satisfacer la demanda de la poblacin; pero, internamente, el ritmo actual demanda 1,12 Costa Ricas. Lo importante de sealar para el caso nacional es que: a) los patrones de consumo han generado una creciente deuda ecolgica, b) esto seala desafos concretos para mejorar la sostenibilidad de esos patrones, c) el tema de las emisiones y la huella de carbono, as como el consumo forestal son los ms relevantes, por lo que trabajar sobre ellos modificara significativamente las mediciones, as como las decisiones en torno al uso adecuado del territorio por la va del ordenamiento territorial. Aunque esto no debe tomarse como un indicador consolidado, s provee una base comparativa a futuro para medir sostenibilidad, incorporando el anlisis del uso del territorio ms all de las reas protegidas, que siguen represen-

GRAFICO 4.1

Costa Rica: biocapacidad promedio por persona segn uso de la tierra. 2002-2008 (hectreas globales por persona)2,0 1,8 1,6 1,4 1,2 1,0 0,8 0,6 0,4 0,2 0,0

2002 Forestal Cultivos Pesca

2008

a/

Pastoreo Infraestructura

a/ Los datos del 2008 son proyecciones. Fuente: Chaverri, 2009.

>> PARA MS INFORMACIN SOBRE HUELLA ECOLGICA Vase Chaverri, 2009, en www.estadonacion.or.cr tando la mayor fortaleza de la agenda ambiental. La biocapacidad promedio por persona (grfico 4.1) para cada tipo de uso de la tierra determina el rea biolgicamente productiva, por tipo de uso, de la que dispone el territorio para satisfacer el consumo de sus habitantes. De acuerdo con

datos del CCP, la poblacin del pas present un crecimiento porcentual del 9,3% en el perodo 2002-2008; consecuentemente, la demanda sobre la tierra para la satisfaccin de las necesidades humanas no se hace esperar, y parte de ese efecto expansivo se refleja en el hecho de que la biocapacidad disminuy de 1,81 a 1,66 hectreas globales por persona entre los aos 2002 y 2008. No se pretende dar por sentado que el aumento poblacional es la causa nica de la disminucin de la biocapacidad; los factores son muchos pero, en ausencia de modificaciones importantes en los patrones de consumo de los recursos naturales, no se puede negar su peso. La huella ecolgica promedio por persona es la suma de los usos particulares de productos que se obtienen de cada tipo de uso de la tierra, ms la huella de carbono medida con base en la emisin de toneladas de carbono (CO2) por ao, que deben ser absorbidas sobre todo por reas marinas y forestales. La mayor parte de la disponibilidad de rea productiva para cada persona por ao corresponde a zonas dedicadas al uso forestal, la produccin de cultivos y el pastoreo. La huella ecolgica presenta valores relativamente similares entre 2002 y 2008: 1,87 y 1,86 en cada caso (grfico 4.2). No obstante, los cambios en la biocapacidad hacen que la brecha entre ambas sea mayor en el segundo ao, lo que aumenta el dficit ecolgico del pas (grfico 4.3).

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ESTADO DE LA NACION

ARMONA CON LA NATURALEZA

CAPTULO 4

GRAFICO 4.2

Costa Rica: huella ecolgica per cpita segn uso de la tierra. 2002- 2008 (hectreas globales por persona)2,0 1,8 1,6 1,4 1,2 1,0 0,8 0,6 0,4 0,2 0,0

2002 Forestal Absorcin de carbono Pesca

2008a/ Cultivos Pastoreo Infraestructura

a/ Con excepcin de las emisiones de carbono, los datos del 2008 son proyecciones. Fuente: Chaverri, 2009.

GRAFICO 4.3

Costa Rica: huella ecolgica per cpita y biocapacidad per cpita. 2002- 2008 (hectreas globales por persona)1,90 1,85 1,80 1,75 1,70 1,65 1,60 2002 Huella ecolgica 2008a/ Biocapacidad

a/ Los datos del 2008 son proyecciones. El rea de mar patrimonial se obtuvo de la basa de datos del World Resources Institute (WRI) Fuente: Chaverri, 2009.

Uso adecuado del territorio y control de emisiones: dos desafos concretosComo se ha dicho, la huella ecolgica de un pas se determina por sus patrones de consumo y el tamao de su poblacin, no por su biocapacidad. Tanto es as que tres de las ocho naciones con mayor biocapacidad (Estados Unidos,

China e India) son deudores ecolgicos (WWF, 2008). Comparativamente, Costa Rica tiene una biocapacidad mucho mayor, pero con un consumo mucho menor. El manejo cuidadoso de la biocapacidad permite a los pases mantener sus opciones y los asegura contra futuros impactos econmicos y ambientales (WWF, 2008). Por ello, Costa Rica tiene una ventana de oportunidad en su marco normativo e institucional para prevenir a tiempo situaciones insostenibles, conociendo a fondo las posibilidades que tienen sus patrones de consumo de generar presiones sobre el territorio. Por su peso en el indicador de huella ecolgica, la deuda del pas revela desafos en materia de uso adecuado del territorio (cultivos, produccin forestal) y, sobre todo, en la reduccin de su huella de carbono, a travs del control de emisiones contaminantes, originadas mayoritariamente en el sector transporte. Las mejoras en este sector, as como un ordenamiento territorial que cumpla con la aspiracin de un uso acorde con la capacidad, sobresalen como formas concretas de modificar este dficit. En un mundo ecodeudor, la distribucin desigual de la biocapacidad plantea cuestiones polticas y ticas en torno a la participacin en el uso de los recursos. No obstante, est claro que los pases con deuda ecolgica enfrentan el riesgo de depender cada vez ms de la capacidad biolgica de otras naciones. Los que tienen reservas ecolgicas, por su parte, pueden considerar esa riqueza como un activo que les brinda una importante ventaja competitiva (WWF, 2008). Por el lado de la oferta, la biocapacidad est determinada por la cantidad de rea biolgicamente productiva disponible y su productividad. Sin embargo, los aumentos en esta ltima pueden darse a expensas de un mayor uso de recursos o una mayor generacin de desechos (WWF, 2008). Ewing et al. (2008b) sealan que poseer una huella ecolgica menor que la biocapacidad no es suficiente para garantizar la sostenibilidad. Es necesario tomar en cuenta el bienestar social y la equidad. La huella ecolgica tampoco mide la viabilidad a largo plazo de las estructuras sociales,

las economas y los sistemas polticos. Otro aspecto para el cual este no es el mejor indicador es el relacionado con el uso de recursos no renovables (petrleo, gas natural, depsitos de metales). La metodologa tampoco toma en cuenta la degradacin ecolgica, como el incremento en la salinidad del suelo y otros factores que podran afectar la productividad futura. Segn WWF (2008) existen diversas estrategias que podran acortar la brecha entre la demanda humana y la capacidad ecolgica, vinculando los tres factores determinantes de la huella antes mencionados. Esto implica promover la reduccin del consumo por persona y buscar tecnologas ms eficientes y amigables con el ambiente. Otras estrategias, como las que disminuiran y eventualmente revertiran el crecimiento de la poblacin, pueden tener un menor impacto en el corto plazo, pero a futuro conduciran a grandes reducciones acumulativas en el exceso de presin sobre el territorio, como la rehabilitacin de tierras degradadas para aumentar los rendimientos agrcolas (WWF, 2008). Tambin se menciona la necesidad de lidiar con las principales categoras de consumo (alimentos, vivienda, medios de transporte, bienes y servicios). La huella alimentaria, por ejemplo, podra reducirse al optimizar la relacin entre la distancia a la que son transportados los alimentos y la eficiencia con que se producen localmente. Tambin se puede incrementar de manera significativa la eficiencia de los recursos energticos utilizados en edificios residenciales y comerciales, e integrar los servicios pblicos de modo que los desechos de un sistema sirvan como insumo para otro. Asimismo, las medidas de eficiencia energtica y el desarrollo de alternativas al uso de combustibles fsiles facilitaran avances hacia la sostenibilidad (WWF, 2008). En este sentido, el peso del sector transporte, como consumidor de ms de la mitad de la energa secundaria usada en el pas, es un aspecto clave. A nivel mundial, y en particular en pases eco-deudores, es necesario actuar con rapidez para revertir esta tendencia a sobrepasar la capacidad del

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territorio, ya que mientras ms tiempo persista el exceso, mayor ser la presin que se ejerza sobre los servicios ecolgicos y, por ende, aumentar el riesgo de colapso de los ecosistemas, con prdidas potencialmente permanentes de la productividad (WWF, 2008). En la medida en que crece la poblacin, hay menos biocapacidad disponible para satisfacer las necesidades de cada individuo, lo que incrementa la dependencia de la biocapacidad de otros pases, o la probabilidad de que se presente un exceso a nivel local, con la consecuente disminucin de los servicios ambientales (WWF, 2008). En todo caso, tal como se mencion anteriormente, en contraste con la presin de otros pases, y segn los clculos aqu presentados, se requeriran 0,9 planetas al da de hoy si el resto del mundo viviera de la misma forma en que lo hacen los habitantes de Costa Rica. Sin embargo, en el territorio nacional se ha sobrepasado la capacidad para mantener el ritmo de consumo y uso de los recursos que se ha desarrollado en las ltimas cuatro a cinco dcadas. Este consumo sigue aumentando, al tiempo que disminuye la biocapacidad y, con ella, la habilidad para absorber los crecientes desperdicios. De ah la necesidad de debatir en torno a las oportunidades concretas que tiene Costa Rica para reducir emisiones, fijar carbono, disminuir y ahorrar en el consumo de recursos y usar fuentes de energa limpias, entre otros.

en trminos de la brecha que seala la huella ecolgica, esta seccin recoge y analiza la informacin disponible en torno al estado y uso de algunos de los recursos clave en la presin humana sobre la naturaleza, tales como el agua, la tierra, los recursos forestales, marinos y costeros, y la energa, entre otros.

Disponibilidad y usos del agua mantienen grados de incertidumbreEn Costa Rica el aprovechamiento del agua se ha dado en un marco de poco conocimiento acerca de los impactos en su disponibilidad futura y, por tanto, acerca de la sostenibilidad de los patrones de uso. En algunos casos, como el aumento de la perforacin de pozos en los ltimos cinco aos, la presin sobre el recurso ha respondido a dinmicas econmicas y productivas (como el crecimiento inmobiliario), sin que exista claridad sobre los lmites y las repercusiones de esos procesos en el recurso mismo y su sostenibilidad. Segn estimaciones preliminares del balance hdrico nacional ms reciente1, la disponibilidad media anual superficial de quince cuencas estudiadas es de 37.373 hm3/ao, lo que representa un capital hdrico de 11.085 m3/hab/ ao. El escurrimiento promedio anual en lmina se calcula en 1.272 mm. Las cuencas que presentan resultados crticos en disponibilidad de agua, dado que la demanda mensual supera por mucho la oferta, son las del lago Arenal, Tempisque-Bebedero, pennsula de Nicoya y Grande de Trcoles. En Arenal, el volumen de escurrimiento natural, de 463 hm3/ao, no es suficiente para el volumen que se extrae del embalse, de 1.363 hm3/ao. Aun si todo el caudal de lluvia que cae en su superficie de tierra, 1.363 hm3/ao, llegara directamente al lago, hay tres meses en los que el volumen es menor a 50 hm3 y al embalse se le extraen en esos mismos meses, de

febrero a abril, en promedio 100 hm3 (BID et al., 2008). Ante la escasez de informacin hidrogeolgica que permita estimar el balance hdrico subterrneo por acufero, se hizo un anlisis por cuenca hidrogrfica considerando una variacin de volumen en las cuencas de estudio igual a cero, excepto en la cuenca Grande de Trcoles, donde s se conoce que existe una variacin de volumen de -31,6 hm3/ao. Las variables de descarga consideradas son los volmenes de extraccin por bombeo, los volmenes de manantiales -informacin tomada de la base de datos del Minaet- y los volmenes de escurrimiento base de los ros principales. La cuencas con mayor y menor recarga media anual en lmina (mm) son las de San Carlos (2.152 mm) y Abangares (223 mm), respectivamente. Las tres cuencas con mayor extraccin de agua de pozos son Grande de Trcoles, TempisqueBebedero y Reventazn (BID et al., 2008). Todo lo anterior refuerza la necesidad de aumentar y fortalecer las iniciativas relacionadas con el manejo de cuencas hidrogrficas (recuadro 4.3). El mayor usuario del agua en Costa Rica siguen siendo los proyectos de produccin hidroelctrica, con el 72% del total concesionado para todos los usos. En el grfico 4.4 se analizan, en orden de importancia, los dems componentes, como riego, consumo humano,GRAFICO 4.4

Uso, estado y disponibilidad de recursos comprometen sostenibilidadComo se vio en la seccin anterior, para dar seguimiento al tema de la sostenibilidad es fundamental analizar el uso, estado y presin sobre los recursos naturales, de manera que se puedan monitorear los patrones que generan esa presin en la huella ecolgica del pas. En algunos casos los recursos muestran ritmos de uso acelerados y existe poca informacin sobre su sostenibilidad, o escaso control sobre el impacto de las actividades humanas en su calidad o disponibilidad. Para conocer los resultados de la gestin ambiental

Distribucin porcentual de usos para los caudales de agua otorgados en concesin a nivel nacional. 2008

>> PARA MS INFORMACIN SOBRE RECURSOS HDRICOS Vase Astorga, 2009, en www.estadonacion.or.cr

Agroindustrial Turismo

Acueducto Comercial

Industrial

Fuente: Astorga, 2009, con datos del Departamento de Aguas del Minaet.

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CAPTULO 4

RECUADRO 4.3

Ro fro: otra iniciativa de gestin integrada de cuencaEn la cuenca hidrogrfica de Ro Fro, principalmente en los cantones de Guatuso y Los Chiles, en la zona fronteriza con Nicaragua, se est llevando a cabo un proyecto que nace en el seno del programa Araucaria XXI. Los principales socios costarricenses2 de la iniciativa son el Minaet, a travs del Sistema Nacional de reas de Conservacin, las municipalidades de Guatuso y Los Chiles, las Asada de la regin y el grupo tnico maleku. El Comit Coordinador, cuya funcin principal es ser el nexo entre el proyecto y las comunidades e instituciones, y el canal de comunicacin que gua las directrices de trabajo, lo constituyen los alcaldes de Los Chiles y Guatuso, el director del rea de Conservacin Arenal Huetar Norte, dos representantes de organizaciones de base, un delegado de la universidad Earth y otro del Instituto Nacional del Biodiversidad (INBio); esta ltima entidad funge como administradora y ejecutora. El objetivo del proyecto es mejorar la calidad de vida y reducir la vulnerabilidad social, econmica y ambiental de los habitantes de la cuenca de Ro Fro, a la vez que garantiza la sostenibilidad del suministro de los bienes y servicios ambientales. La seleccin de la zona se bas principalmente en dos criterios socioambientales: por un lado, la importancia de los ecosistemas -que se encuentran tanto en Costa Rica como en Nicaragua- como generadores de bienes y servicios ambientales para las poblaciones locales, con ecosistemas que van desde los bosques nubosos hasta llanuras de humedales y, por otro lado, la existencia, en la zona fronteriza de Costa Rica, de un elevado porcentaje de poblacin en situacin de pobreza y extrema pobreza, incluyendo algunos de los distritos ms pobres del pas. El proyecto contempla el diseo de herramientas de planificacin que permitan gestionar el territorio de la cuenca de una forma integral, mediante planes reguladores de los cantones, planes de manejo de las reas silvestres protegidas y un plan de cuenca que integre los esfuerzos y actividades de todos los actores de la cuenca. Los resultados que se espera obtener despus de los cuatro aos que durar el proyecto (de marzo de 2006 a marzo de 2010) son: a) que las instituciones con mandato ambiental en el territorio de la cuenca de Ro Fro aumenten su capacidad para la gestin del capital natural, b) que organizaciones locales vinculadas con el tema ambiental (en especial las relacionadas con el recurso agua) se consoliden y logren el empoderamiento necesario para tener una participacin activa en la gestin del capital natural, c) que se fomenten nuevas acciones y se fortalezcan las existentes en la formacin y desarrollo de capacidades para visualizar el valor del capital natural, d) que se refuerce la capacidad adaptativa de las comunidades a los procesos globales, nacionales y locales, y e) que se reduzca la degradacin de los ecosistemas terrestres y acuticos dentro de la cuenca.

Fuente: Astorga, 2009.

agroindustria y sector agropecuario, entre otros. De acuerdo con la distribucin porcentual de concesiones vigentes y de caudal otorgado a nivel nacional, la cuenca con mayor nmero de concesiones es la del ro Grande de Trcoles (36%) y las de mayor caudal concesionado son Reventazn-Parismina y San Carlos, segn informacin actualizada del Departamento de Aguas del Minaet. Esto se debe principalmente a los volmenes concesionados a los proyectos hidroelctricos de las dos primeras cuencas mencionadas. A diferencia de las cuencas Grande de Trcoles y Reventazn-Parismina, la distribucin porcentual de usos en caudal concesionado de las cuencas de los ros Tempisque y Bebedero corresponden fundamentalmente a riego y actividades agroindustriales o agropecuarias. En cuanto a la presin sobre el uso de aguas subterrneas, en 2008 el nmero de permisos de perforacin de pozos se redujo con respecto a los aos anteriores,

de 600 a 1.000 solicitudes, que ha sido el rango usual, a solo 275. El volumen total autorizado en el 2008 suma 12.652.718 m3/ao. El mayor porcentaje de permisos es para aprovechamiento del agua en el uso domstico, con lo cual se mantiene la tendencia observada en los ltimos cinco aos (cuadro 4.3). La causa de esta baja en los permisos de perforacin probablemente sea una resolucin del Senara publicada el 1o de marzo de 2008, la cual se emiti con base en el artculo 3, inciso h, de La Ley del Senara y en el principio precautorio mencionado en el Informe FOE-PGA-42/2007, de la Contralora General de la Repblica (E3: Romero, 2009). El principio precautorio citado en el Informe de la Contralora seala que se debe denegar las solicitudes de nuevos permisos de perforacin de pozos y concesiones de agua que no estn respaldadas con informacin tcnica suficiente y confiable, que garantice

la disponibilidad del recurso para el consumo humano actual y futuro. Es posible que esta disposicin haya dado lugar a un aumento de la perforacin de pozos ilegales (Astorga, 2009).

Importantes deudas en control de contaminacin y tratamiento de aguasEn el 2008 la cobertura de agua de calidad potable4 aument de 82% a 83,4%, al igual que la estimacin de cobertura de agua de consumo humano, de 98,3% a 99,4% de la poblacin total. El 95,6% de los habitantes del pas se abastece con agua por caera y, un 3,8% por fcil acceso (pozos y nacientes propias) y acueductos privados (urbanizaciones); se desconoce de dnde obtiene el lquido el resto de la poblacin. Se registr un incremento en la calidad del agua suministrada por los municipios y una disminucin de 1,1% en la cobertura de agua potable, con respecto al 2007, de los acueductos rurales; por su

CAPTULO 4

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CUADRO 4.3

Indicadores sobre extraccin de agua y uso de pozos. 2003-2008Indicador Nmero de pozos legales perforados (acumulado) Volumen anual de explotacin de agua por medio de pozos (m3) Uso domstico (%) Uso industrial (%) Turismo (%) Uso agrcola (%)Fuente: Archivo Nacional de Pozos, Senara.

2003 10.995 36.547.148 44,5 19,9 1,6 34

2004 11.500 39.715.885 68,8 16 3,2 11,9

2005 12.091 52.950.284 76,0 9,3 4,5 10,2

2006

2007

2008

12.884 13.739 14.014 55.382.011 40.928.768 53.581.486 77,0 80,7 68,7 6,1 3,9 13,6 7,4 5,1 11,8 9,4 10,3 5,8

CUADRO 4.4

Tratamiento, desinfeccin y calidad del agua en los acueductos nacionales, por nmero de sistemas segn ente operador. 2006 a 2008Enteoperador Total Nmero 173 244 12 1845 2274 Porcentaje 7,6 10,7 0,5 81,1 100,0 Tratamiento Nmero 18,0 3,0 0,0 21,0 42,0 Porcentaje 0,8 0,1 0,0 0,9 1,8 Acueductos Desinfeccin Nmero 153 139 12 281 585 Porcentaje 6,7 6,1 0,5 12,4 25,7 Agua de calidad potable Nmero 147 175 11 523 856 Porcentaje 6,5 7,7 0,5 23,0 37,6

ICAA Municipalidades ESPH CAAR y Asada TotalFuente: Mora y Portuguez, 2009.

parte, el ICAA y la ESPH mantuvieron los altos ndices de potabilidad del ao precedente. No obstante estos logros, Costa Rica tiene desafos pendientes en materia de tratamiento de aguas, tanto de consumo como residuales5. El cuadro 4.4 presenta el total de acueductos por entidad operadora y segn sus condiciones de calidad, tratamiento y desinfeccin. Las Asada y los CAAR siguen siendo las entidades que administran ms acueductos en el pas (81,1%), pero tambin las que menos ofrecen agua potable, apenas un 28,3% los de acueductos que ellas operan, lo que representa un 23% del total de acueductos nacionales. San Jos (8,2%), Heredia (16.2%) y Limn (24%) se mantienen como las provincias que estn recibiendo menor porcentaje de agua no potable. Las provincias con mayor porcentaje de agua no potable son Puntarenas (28,6%) y Alajuela (35%).

Desde hace varias dcadas la principal fuente de contaminacin de los sistemas de abastecimiento de agua es la fecal. Sin embargo, a partir del ao 2001 han venido ocurriendo incidentes de contaminacin qumica, dadas por el uso excesivo de plaguicidas en actividades agrcolas tipo monocultivo, como es el caso de la pia en la regin de Siquirres y San Carlos, y por hidrocarburos. Esto es resultado de una expansin agrcola y urbana, que no ha considerado, ni respetado, las mrgenes de proteccin de las fuentes de captacin de agua para consumo humano. En el cuadro 4.5 se resumen los episodios ms relevantes acaecidos desde esa fecha. En cuanto al saneamiento, en el 2008 solo el 25,6% de la poblacin contaba con alcantarillado (3,6% con tratamiento adecuado); el 70,7% dispona de tanques spticos, un 3,0% de letrinas, un 0,2% tena otros sistemas y un 0,5% defecaba al aire libre. La

cobertura de alcantarillado sanitario, en vez de aumentar, disminuy de 31% a 25,6% entre 2000 y 2008, debido a la poca inversin realizada en este rubro. De este modo se fortaleci el uso de tanques spticos, que implican altos riesgos de contaminacin de las aguas subterrneas. En esta materia, pese algunos esfuerzos, en el 2008 el ICAA no logr dar un salto hacia un saneamiento ms responsable, a travs de sistemas de alcantarillado sanitario con tratamiento previo al vertido en el cuerpo de agua receptor (Astorga, 2009). En el ao bajo anlisis, el ICAA impuls un conjunto de proyectos de inversin en los acueductos del rea Metropolitana y Prez Zeledn, cuyos resultados podrn valorarse en prximas ediciones. Dado a que en Costa Rica ya se han alcanzado las metas 10a, de acceso al agua de consumo humano, y 10b, de acceso a saneamiento, propuestas por las Naciones Unidas como

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CAPTULO 4

parte de las Metas del Milenio, el ICAA se ha planteado metas nacionales ms estrictas; a saber: a) ampliar la cobertura de alcantarillado sanitario con tratamiento, para pasar del 3,6% actual a 28% en el 2015, y b) reglamentar la operacin y mantenimiento de los tanques spticos, y promover la construccin de plantas de tratamiento de lodos. Entre los esfuerzos en este sentido se encuentra un proyecto de saneamiento ambiental en Heredia, impulsado por la ESPH (recuadro 4.4).

CUADRO 4.5

Contaminacin qumica en las fuentes de agua. 2001-2008Nombredelacueducto Planta de Guadalupe Ro Quebradas, Prez Zeledn Planta Los Sitios, Moravia Embalse El Llano, Orosi Pozo AB-1089, Beln Banderillas de Cartago Fuentes de Mon, Limn Planta San Ignacio de Acosta El Cairo, Milano y Luisiana de Siquirres Veracruz, San CarlosFuente: Mora y Portuguez, 2009.

Aos 2001 2002 2003 2004 2005 2005 2006 2007 2003-2008 2008-2009

Contaminante Hidrocarburos Hidrocarburos Hidrocarburos Hidrocarburos Gasolina y diesel Nitratos Hidrocarburos Hidrocarburos Bromacil, diurn y otros Terbufos

Riesgos en la sostenibilidad forestalUno de los elementos con mayor peso en la huella ecolgica del pas es el uso de los recursos forestales y el territorio productivo, tanto para la obtencin de los servicios ambientales del bosque como para la produccin de madera. El mercado de madera representa, por tanto, un tema de importancia capital para la gestin ambiental y sus resultados. Durante algunos aos las autoridades han venido sealando que el abastecimiento de madera para consumo se acerca a su lmite. Esto ha requerido una revisin de la poltica forestal, pero no existe consenso en cuanto a la forma de enfrentar este desafo, tal como se report en el Decimocuarto Informe (Programa Estado de la Nacin, 2008). En lo que concierne al mercado, la oferta nacional de madera ha oscilado entre 600.000 m3 por ao en 1999 y 1,3 millones de metros cbicos por ao en 2007 (ltima informacin disponible al cierre de esta edicin), y ha sido consistente con un aumento sostenido en la demanda. En el pasado la madera provena de la deforestacin ocasionada por las actividades agropecuarias, luego de proyectos de manejo de los bosques y, ltimamente, de plantaciones, tierras de uso agropecuario e importacin. Las plantaciones forestales siguen siendo la fuente ms importante de madera en la actualidad (recuadro 4.5); su produccin pas de 128.000 m3 en 1998 a 968.042 m3 en el 2007 y hoy suple el 72% del volumen requerido. La demanda de madera para tarimas provoca la cosecha temprana. Por otra

RECUADRO 4.4

Proyecto de saneamiento ambiental en HerediaLa Empresa de Servicios Pblicos de Heredia (ESPH) es la responsable de los servicios de agua de consumo domiciliar y del alcantarillado sanitario en los cantones de Heredia, San Isidro, San Rafael y parte de Barva, con una poblacin beneficiaria de 190.000 habitantes. La red de alcantarillado sanitario de la ESPH solo cubre el casco urbano del cantn Central de Heredia, con descargas directas y sin tratamiento en los ros Pirro, Bermdez y Buro. En los municipios de San Rafael y San Isidro no hay redes de alcantarillado, ni tratamiento de aguas residuales y negras. Todas estas aguas drenan hacia los tanques spticos o hacia los cuerpos de agua superficial en forma cruda o con un tratamiento muy deficiente, dada a la falta de operacin y mantenimiento de los cinco sistemas de tratamiento existentes en urbanizaciones. Considerando el alto riesgo de contaminacin que supone la situacin descrita, as como la alta vulnerabilidad de los acuferos de Heredia, en febrero del 2009 la ESPH decidi iniciar, en el ao 2010, un proyecto de saneamiento, recoleccin y tratamiento de aguas residuales en ocho cantones de esa provincia, atendiendo en primera instancia las zonas con mayor densidad poblacional. Se espera beneficiar as a ms de 370.000 personas, mediante la instalacin de ms de 500 kilmetros de colectores y una planta de tratamiento de aguas residuales con una capacidad de ms de 100.000 m3 diarios. El proyecto contempla la ampliacin y rehabilitacin de la red sanitaria existente (sectores del cantn Central de Heredia y los cantones circunvecinos), la construccin de estaciones de bombeo y la edificacin de una planta de tratamiento de aguas residuales. Parte de las disposiciones acordadas es que todas las nuevas urbanizaciones de tamao importante (ms de 100 casas) no podrn incorporar tanques spticos, sino redes terciarias de alcantarillado sanitario, y tendrn la posibilidad de instalar una miniplanta de tratamiento de aguas residuales. Fuente: Astorga, 2009, con informacin de la ESPH.

parte, desde 1999 el manejo de bosques ha producido 54.000 m3 de madera en promedio por ao, con un repunte a 121.000 m3 en el 2007. Los rboles cosechados en potreros, sistemas agroforestales y otros muestran un comportamiento variado, segn cambios que se

han aplicado en la poltica y los controles forestales, tales como el Programa de Tala Ilegal; el aporte de esta madera ha venido decreciendo desde el 2005 (grfico 4.5). En el 2007 los sectores que consumieron la madera cosechada en

CAPTULO 4

ARMONA CON LA NATURALEZA

ESTADO DE LA NACION

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RECUADRO 4.5

Tendencias de reduccin en reas dedicadas a plantaciones forestalesLas plantaciones forestales tuvieron un gran auge en los aos ochenta, como resultado de la propuesta de ofrecer incentivos estatales para la reforestacin, que buscaba aliviar la presin sobre la madera de los bosques naturales. Las estadsticas sobre la extensin de las reas plantadas es pobre por falta de registros histricos confiables, aunque hay estimaciones para el perodo 1972-1996, de alrededor 172.700 hectreas sembradas (Calvo-Alvarado et al., 2006) y de 41.800 hectreas entre 1997 y 2008, segn Fonafifo. La mayora de las reas plantadas ya han sido cosechadas y reconvertidas a nuevos usos, como cultivos de pia, tubrculos, palma africana, caa de azcar, ctricos y banano para exportacin. La tasa de reforestacin se mantuvo cercana a 9.000 hectreas anuales durante los noventa, pero en los ltimos aos ha bajado a un promedio de 3.000 hectreas, aun cuando el Estado ofrece recursos para reforestar hasta 6.000 hectreas por ao. Este desinters reciente se asocia al valor especulativo de la tierra para el negocio inmobiliario, la competencia con los cultivos de exportacin y nuevos requisitos legales que elevan los costos administrativos y excluyen a muchos propietarios (Barrantes, 2008; Sotela y Ugalde, 2008). En consecuencia, las empresas reforestadoras que plantan con recursos propios se han trasladado a pases vecinos, debido al alto precio de la tierra en Costa Rica (E: Lujn, 2009). El panorama es preocupante para el sector forestal, pues pone en riesgo la sostenibilidad futura de los procesos industriales asociados. A finales del 2007 quedaban 40.000 hectreas de plantaciones, de las cuales casi la mitad estaba sembrada con Gmelina arborea; el 40% del rea total tena en ese momento menos de seis aos de haber iniciado el cultivo (Barrantes, 2008), lo que conlleva una mayor importacin de madera. Para lograr continuidad en la produccin se requerira mantener una tasa de reforestacin de 7.500 hectreas por ao (Barrantes, 2008; De Camino y Detlesfsen, 2008). Sin embargo, ese esfuerzo tendr sentido solo si se acompaa de una estrategia clara de encadenamiento industrial que d valor agregado y aumente tanto el empleo como la sostenibilidad del modelo. En un anlisis espacial de 114.000 hectreas de plantaciones sembradas entre 1980 y 2005 a lo largo de todo el pas, se detectaron 18.400 unidades reforestadas de seis hectreas en promedio. Esto revela la existencia de una mayora de pequeos y medianos fragmentos de bosque distribuidos en el paisaje rural, lo que a su vez da cuenta de un uso del suelo menos intensivo y ms amigable con el ambiente que otros cultivos agrcolas (Calvo-Alvarado et al., 2006). En cuanto al manejo de bosques, existen varias estimaciones sobre la extensin de tierras forestales privadas que se podran manejar para seguir abasteciendo el mercado local de madera. El Sinac las calcula en 150.000 hectreas, mientras que Barrantes (2008) reporta 255.000 y De Camino y Detlesfsen (2008) informan de 558.900 hectreas, pues incluyen algunos bosques secundarios. Fuente: Calvo-Alvarado, 2009.

Agropecuario, bosque y plantaciones

plantaciones fueron embalaje (43%), construccin (20%), mueblera (3%) y otros (7%); se produjeron 5,7 millones de tarimas para la exportacin, la mayora para banano (46%) y pia (24%). Si bien los sectores de construccin y mueblera emplean madera de sistemas agropecuarios o de manejo de bosques, ya el 45% de su consumo proviene de plantaciones. (Barrantes y Salazar, 2008).

GRAFICO 4.5

Consumo de madera segn fuente. 1998-2007 (miles de metros cbicos)1.000 900 800 700 600 500 400 300 200 100 0 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 Total 2007 1.300 1.200 1.100 1.000 900 800 700 600 500 400 Total

>> PARA MS INFORMACIN SOBRE RECURSOS FORESTALES Y BOSQUE vase Calvo-Alvarado, 2009, www.estadonacion.or.cr

En cuanto al desabastecimiento de madera, se estima un dficit de 850.000 m3 anuales a partir del 2010, y un costo de importacin de 194 millones de dlares en ese ao, a 277 millones en 2020.

Agropecuario

Bosque

Plantaciones

Fuente: Barrantes, 2008; Barrantes y Salazar, 2008.

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CAPTULO 4

Lo anterior conlleva, entre otros, una problemtica de fuga de divisas, desempleo en la economa rural y aumento en los costos de construccin, produccin de muebles y exportacin de productos agrcolas (Barrantes, 2008). Ante esta situacin se han planteado varias estrategias. El Minaet, por ejemplo, ha propuesto: a) iniciar un plan de reforestacin de 7.500 hectreas por ao en plantaciones en bloque, sistemas agroforestales y silvopastoriles, y b) someter a planes de manejo forestal 150.000 hectreas de bosque, con un ingreso de 10.000 hectreas anuales en un plazo de quince aos. Otros sugieren cubrir reas mayores e incluir el manejo de algunos bosques secundarios. Sin embargo, hay discrepancias en las visiones de los grupos conservacionistas, los tcnicos y el sector forestal o productivo. La controversia genera confusin en la toma de decisiones en un sector vital para el desarrollo integral del pas, el cual complementa la economa, fomenta la diversificacin rural y coadyuva en la conservacin de los servicios ambientales (Baltodano, 2007). En el 2007, 764 industrias estacionarias y porttiles procesaron 1.339.140 m3 de madera en rollo, un 18% ms que en 2006. La cadena productiva gener 23.730 empleos directos, equivalentes a un aumento de 12% en el decenio de 1997 a 2007 (Barrantes y Salazar, 2008). Las importaciones de carbn vegetal, productos y manufacturas de madera representaron 52 millones de dlares, que en contraste con 47 millones en exportaciones dieron lugar a un dficit comercial de 5 millones de dlares. El sector forestal costarricense desaprovecha su recurso, pierde competitividad y deja pasar oportunidades de desarrollar modelos integrados bosque-industria; por ejemplo, en el 2007 el mayor rubro de exportacin (casi 14 millones de dlares) fue el de madera en bruto y el principal producto de importacin (40 millones) fueron los muebles y la madera aserrada. El balance entre ambos renglones deja un saldo negativo de 26 millones de dlares, y refleja un incremento de 43% en el dficit de los ltimos dos aos. No obstante, si se incluyen las tarimas exportadas habra un supervit mayor a 35 millones de dlares.

Presin sobre los recursos marinos y costeros carece de informacin bsicaLos recursos marino-costeros de Costa Rica son un importante patrimonio que incluso es reconocido internacionalmente. No obstante, una vez ms este Informe debe recalcar que desde el ao 2006 no se cuenta con estadsticas del sector pesquero en lo que respecta a captura total, embarcaciones y otros datos fundamentales para el seguimiento de este tema. Ello impide conocer a fondo la sostenibilidad en el uso de la biodiversidad marina, sobre la cual suelen existir no solo presiones conocidas en cuando a la explotacin productiva legal, sino altas presiones de explotacin ilegal y escasamente controlada, pese a importantes esfuerzos pblicos y privados. Mientras el 99% del territorio marino costarricense se encuentra desprotegido, la pesca desmedida e ilegal se mantiene como la principal razn del deterioro de los recursos. Entre 1997 y 2006, la explotacin descontrolada provoc una disminucin del 51% en los desembarques de camarn blanco, y segn datos de Procomer las exportaciones de camarn de pesca pasaron de 62,5 millones de dlares en 1997, a 4,9 millones en 2008. Los peces como pargos, corvinas, meros, rbalos, jureles, macarelas y cabrillas estn corriendo la misma suerte y tambin se percibe una cada en la pesca deportiva. En el torneo nacional 2007 del Club de Pesca, los pescadores deportivos no lograron una sola captura de pez vela, mientras en aos anteriores cada participante pescaba hasta ocho ejemplares. Se estima que la poblacin de esta especie se ha reducido en un 50% en el sector del Pacfico, donde haba una gran densidad de picudos y era sitio predilecto para el turismo de pesca deportiva (MarViva, 2009). Por su parte, las reas dedicadas a la produccin acucola no mostraron cambios importantes en el 2008, con excepcin de un incremento en 51 hectreas (7%) en el cultivo de tilapia. La produccin total del sector acucola ascendi a 26.800 toneladas mtricas.

Se mantienen preocupaciones sobre el impacto de las prcticas agrcolasEl uso del territorio agrcola es tambin uno de los factores de mayor incidencia en la huella ecolgica. El manejo eficiente y de bajo impacto de las reas de cultivo es fundamental para mantener la productividad y abastecer a la poblacin, de manera amigable con el ambiente. Durante muchos aos, una parte importante de este sector gener efectos negativos en la salud del medio y de las personas, en especial por la alta dependencia de agroqumicos y la escasa regulacin sobre su empleo; actualmente la preocupacin por prcticas similares genera notorios conflictos socioambientales. Asimismo, los esfuerzos por desarrollar la agricultura orgnica cobraron relevancia, pero se han estancado en los ltimos aos, incluso despus de la aprobacin de una ley de fomento para esta actividad. En la mayora de los cultivos el rea de siembra se mantuvo estable en el 2008. En otros casos tendi a la baja, como en palma africana, palmito, macadamia, meln, pltano, frijol y yuca. El cultivo con mayor rea continu siendo el caf, seguido por arroz, caa de azcar, palma africana, pia (que mostr el crecimiento ms significativo, como se ver ms adelante), banano y naranja. La siembra de arroz aument en 6.666 hectreas y la pia sigue mostrando un crecimiento sostenido desde la gran expansin observada en aos anteriores (Sepsa, 2009 y CNP, 2009). La participacin relativa de la actividad agrcola en el PIB fue de 6,5%. El aporte en trminos de toneladas mtricas (TM) y en orden de importancia fue de 3.504.000 TM de caa de azcar, 1.881.783 de banano, 1.624.568 de pia, 248.045 de arroz, 197.273 de meln, 66.126 de papa y 97.846 de yuca (Sepsa, 2009). En materia de valor agregado la mayora de los cultivos present una tasa de crecimiento negativa. La produccin de caf fue afectada por lluvias intensas y frecuentes, que ocasionaron la cada del fruto, disminucin de la fertilizacin por prdida de nutrientes y el ataque de enfermedades fungosas, entre otros. Los bananales se daaron

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por factores climticos extremos como sequa, bajas temperaturas e inundaciones por lluvias, que impactaron 11.000 hectreas y sacaron del mercado alrededor de 4.500 hectreas. Las lluvias tambin provocaron la aparicin de plagas y enfermedades en los melonares (Sepsa, 2009). Todo lo anterior tuvo efectos importantes en la poblacin (vase captulo 2) Algunos productores de caa de azcar dejaron la actividad por los altos costos de los insumos agrcolas (cuadro 4.6) y el bajo precio de venta del producto. Por otro lado, es importante sealar que el pas solo produce la mitad del arroz y la cuarta parte del frijol que consume, e importa todo el maz amarillo requerido para la alimentacin de animales. Los costos de estos tres productos se duplicaron en los ltimos dos aos y la oferta en el mercado mundial se ha reducido, lo que constituye unCUADRO 4.6

incentivo para los productores nacionales (Barquero, 2008). En respuesta a esta situacin, en el 2008 el MAG propuso un Plan de granos bsicos para apoyar a cerca de 4.500 familias en la siembra de 6.200 hectreas con maz, arroz y frijol (Bolaos, 2008). Lamentablemente las lluvias excesivas que se presentaron a finales de ao en el Caribe afectaron unas 3.000 hectreas de pltano, arroz y maz, cultivados por pequeos agricultores con la ayuda de entidades como el IMAS. >> PARA MS INFORMACIN SOBRE AGRICULTURA vase Roldn, 2009, en www.estadonacion.or.cr En materia de agroqumicos, Costa Rica tiene un total de 2.944 plaguicidas registrados, aunque no todos estn

Importacin de insumos agropecuarios. 2004-2008 (millones de dlares)Descripcin 2004 2005 790,1 77,1 109,2 53,7 49,7 64,9 2006 956,3 88,1 106,8 40,8 44,8 67,1 2007 1. 078,7 143,8 114,9 52,8 60,3 107,0 2008 1. 590,4 190,5 130,4 128,0 116,6 112,8

Derivados de petrleo 544,2 Maz 91,4 Insecticidas, fungicidas, otros plaguicidas 100,5 Abonos minerales o qumicos nitrogenados 30,6 Trigo 42,3 Soya 76,7Fuente: Procomer, con datos del BCCR.

CUADRO 4.7

Produccin de pia. 2007-2008 (hectreas) rea de siembra total Huetar Norte Huetar Atlntica Brunca Resto del pas rea de siembra neta Produccin neta (toneladas)a/ Dato estimado Fuente: CNP, 2009.

2007a/ 40.000 18.000 11.000 8.500 2.500 33.000 16.632.000

2008 43.500 19.575 11.963 9.244 2.719 34.800 17.539.200

Estructuraen2008 100,0 45,0 27,5 21,3 6,3

en uso. Los residuos de plaguicidas ms detectados en vegetales analizados por el Servicio Fitosanitario del Estado durante el segundo semestre de 2008 fueron, en orden de importancia, mancozeb, clorotalonil, metamidofos, acefato, clorpirifos, endosulfan, PCNB, protiofos, dicluoflanid y malation (Matarrita, 2009). Sobre este tema la Contralora General de la Repblica (2008b) ha sealado: a) la inexistencia de sistemas de informacin sobre exposicin a residuos de plaguicidas en vegetales, b) los Ministerios de Salud, Agricultura y Ambiente no cuentan con informacin que les permita generar y establecer criterios suficientes y oportunos para reducir la emisin y exposicin de los ecosistemas sometidos a mayores niveles de riesgo de contaminacin, c) actualmente no se analiza la informacin sobre intoxicaciones de manera que se pueda observar los sectores ms afectados por regin, cultivo y perodo en forma integrada, y d) se maneja informacin muy bsica, que adems no se analiza. Otro tema que ha generado preocupacin en materia de impactos agrcolas es la contaminacin de aguas y otros efectos provocados por los crecientes cultivos de pia en las regiones Huetar Norte, Huetar Atlntica y Brunca, en las cuales se concentra el 93% de este cultivo en el pas (cuadro 4.7). El incremento en la produccin de pia ha convertido a Costa Rica en uno de los principales suplidores de esta fruta en el mercado mundial. El sistema de produccin tipo monocultivo, como el de la pia, es poco compatible con el ambiente tropical, y es por eso que requiere una aplicacin continua y alta de agroqumicos. Las denuncias planteadas ante las autoridades han llamado la atencin sobre que el incumplimiento de la regulacin ambiental en cuanto a los cuerpos de agua, manejo de suelos y de desechos, entre otros. Se da una prdida de suelo frtil por erosin, compactacin y deterioro en la actividad microbiolgica por efecto de la utilizacin intensiva de plaguicidas. La erosin se ve incrementada por varios factores, como la eliminacin completa de la cobertura vegetal,

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un sistema radicular muy superficial, cultivos localizados en zonas de alta precipitacin y prcticas inadecuadas de preparacin de los terrenos para la siembra. El recurso hdrico es afectado por el arrastre de sedimentos y lixiviacin de agroqumicos (Roldn, 2009). Otras inquietudes al respecto han sido formuladas por el sector acadmico (recuadro 4.6). En los dos ltimos aos la contaminacin del agua por empresas pieras ha sido la causa de numerosas denuncias interpuestas ante el Tribunal Ambiental Administrativo (TAA), que en el 2008 gener la apertura de treinta y un procesos. Los daos ambientales ms frecuentes encontrados son invasin de zonas de proteccin de nacientes, quebradas y ros, desviacin e inclusoRECUADRO 4.6

desaparicin de cauces, contaminacin por agroqumicos, sedimentos y residuos en cuerpos de agua superficial y acuferos, destruccin de humedales por rellenos o desecacin, proliferacin de plagas de moscas, tala de bosques primario y secundario y cambio de uso del suelo. Recientemente la Sala Constitucional emiti los votos 9040-09 y 9041-09, referidos a la contaminacin de un manto acufero por el uso de agrotxicos en plantaciones de pia en El Cairo de Siquirres y la contaminacin del acueducto rural de Milano, tambin de Siquirres. Por su parte, la Defensora de los Habitantes ha elaborado varios informes que respaldan las preocupaciones sociales y ambientales de vecinos de la zona sur y la regin Huetar Atlntica. Ante esta situacin,

el sector piero present al Gobierno un compromiso pblico de responsabilidad ambiental, con enunciados relativos al cumplimiento de la normativa vigente para la conservacin de los recursos naturales y la proteccin de la salud de las personas (IICA, 2008; Canapep, 2008). En cuanto al manejo de las plantas de pia desechadas, el ICE ha estudiado la posibilidad de aprovecharlas para producir energa. En una hectrea de pia hay alrededor de 73.000 plantas, las cuales, al momento de ser removidas, tienen un peso promedio de 5,8 kilogramos, lo que equivale a 423,4 TM por hectrea. Esta es una alternativa para la generacin de electricidad mediante plantas a vapor, considerando una eficiencia del 30% y una utilizacin de 330

Implicaciones ecosociales de los sistemas pieros en Costa RicaSegn un estudio realizado en el Catie, la produccin piera intensiva-extensiva, altamente desarrollada en Costa Rica, no es un ejemplo de armona con la naturaleza, pues tiene una serie de implicaciones directas sobre el activo ecolgico, que se convierten en un tipo de subsidio eco-social del Gobierno a las empresas pieras. Los ingresos econmicos concentrados en los empresarios y dueos de las compaas no han garantizado un beneficio social. El deterioro ambiental generado provoca serios daos en la estabilidad social de las comunidades, ya que reduce las condiciones que permiten el uso de los servicios ambientales como el agua, el suelo, la biodiversidad, etc. Las autoridades no han logrado, o no han intentado, hacer una eficiente regulacin de este sector de la economa nacional. Un anlisis agroecolgico de las prcticas agrcolas utilizadas por las empresas pieras demuestra que estas son generadoras directas de deterioro socioambiental, ya que no brindan condiciones para garantizar un desarrollo humano sostenible, ni incluyen en sus parmetros patrones eficientes de conservacin de suelos, agua y biodiversidad. El diseo agronmico de los establecimientos pieros extensivos basado en tecnologas convencionales genera depreciacin econmica en la sociedad inmediata, a travs del deterioro ambiental de los recursos suelo, agua y biodiversidad, de los cuales dependen las comunidades. En la actividad se identifican prcticas agrcolas que pueden generar altas tasas de erosin por la rpida saturacin del suelo, debido a la ausencia de coberturas y materia orgnica. Adems se deteriora la microbiodiversidad del suelo, se presentan problemas por deposicin de sedimentos, proliferacin de moscas por mal manejo de rastrojos, quemas, deforestacin, entierro de materiales y alto uso de agroqumicos, entre otros. Se emplean sistemas dependientes de insumos externos que ocasionan un alto riesgo de intoxicaciones en el ecosistema adyacente, adems de un balance energtico y biolgico negativo. Deforestacin, mal manejo de suelos y contaminacin con agroqumicos son generalizados en zonas pieras. Se ha detectado contaminacin de mantos acuferos, cercanos a comunidades con productos de uso exclusivo en esta actividad. Esta situacin se puede analizar mediante el uso del concepto del ciclo hidrosocial del agua, que relaciona el ciclo hidrolgico con la actividad humana, en este caso la produccin piera. Debido a su diseo agronmico, esta actividad genera un deterioro en la calidad del agua, lo que reduce su potencial de uso social, y ocasiona un costo econmico inmediato para el Gobierno, as como un efecto directo sobre la calidad de vida de las personas. Se ha comprobado que las prcticas generalizadas en las fincas pieras dan lugar a una depreciacin progresiva en el sistema ecosocial inmediato, pero estos costos sociales no son cuantificados ni cobrados a los productores, hecho del que son responsables los tcnicos agrcolas, los empresarios y el Gobierno. Existen serias dudas sobre el seguimiento y regulacin de la legislacin ambiental y laboral, as como de la eficiencia de las empresas. En sntesis la produccin piera es responsable de externalidades derivadas de un mal diseo agronmico, que genera una evidente degradacin de recursos naturales y afecta de manera directa a las comunidades. Algunos expertos han sealado la importancia de redisear estos sistemas agrcolas o hasta detener su acelerado crecimiento. El Frente Nacional de Sectores Afectados por la Produccin Piera ha llamado la atencin sobre la necesidad de impulsar un cambio significativo en este campo.

Fuente: Acosta, 2009.

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das al ao. Con la biomasa desechada en el 2006 se habra podido generar alrededor de 134,5 MW. Sin embargo, el alto contenido de humedad representa an una limitacin para aprovechar este recurso (Minaet-DSE, 2007). En otro orden de ideas, el pas cuenta con 8.004 hectreas certificadas de cultivos orgnicos. De ellas, un 51% corresponde a banano (4.103 hectreas) y el resto es caf (1.524), cacao (1.284), pia (1.123) y extensiones menores de caa de azcar, mora, sbila, arroz, noni, hortalizas, mango-maran, races y tubrculos. Es notorio que, luego de la entrada en vigencia de la Ley de Fomento de la Agricultura Orgnica, en 2008, el rea certificada de estos productos no solo no aument, sino que registr una baja (cuadro 4.1). El 71,5% del producto certificado se vende a Holanda, y el resto es adquirido en Blgica y Alemania (ARAO, 2008). De acuerdo con el MAG-SFE (2009) la exportacin de productos orgnicos a Europa se logrado mantener bajo el marco de la acreditacin de Pas Tercero6 de la que goza Costa Rica. Los productos importados por la Unin Europea solo pueden ser comercializados como orgnicos si provienen de pases capaces de garantizar que esos bienes cumplen con los requerimientos de la norma. Un ltimo aspecto del tema agrcola que ha sido polmico tiene que ver con los cultivos transgnicos u organismos genticamente modificados (OGM). En el perodo 2007-2008 se registraron 1.694,5 hectreas de algodn resistente a familias de herbicidas y tolerantes a diferentes tipos de insectos lepidpteros, 1,9 hectreas de soya resistente al herbicida glifosato, una hectrea de pia para evaluacin de aumento de vitaminas en la fruta y 1,5 hectreas de banano para evaluacin de promotores de genes marcadores (MAG-SFE y ONS, 2009). En 2008 el Programa de Biotecnologa del Servicio Fitosanitario del Estado (SFE) defini un procedimiento (PE-PB-C01-08) para la categorizacin de productos no OGM para la exportacin. Tambin algunos municipios, como Paraso y Abangares, han emitido declaratorias de cantn

libre de transgnicos7. La presencia de estos cultivos en el pas es relativamente reciente y an no hay estudios nacionales sobre impactos en cadenas alimentarias, en la salud de las personas o en la gentica de otras especies, todos temas de investigacin para abordar en el futuro.

El consumo de energa y sus impactos siguen centrados en el transporteA nivel mundial, el uso de la energa se ha catalogado reiteradamente como una de las principales presiones sobre los recursos naturales, pero adems, como una de las actividades con mayor impacto sobre el ambiente y sobre los ndices globales de crisis ambiental, tales como la huella ecolgica y, en especial, el cambio climtico. En Costa Rica el sector elctrico recurre en buena medida al aprovechamiento de fuentes limpias y de menor impacto, pero en el mbito del consumo energtico general se mantiene una alta dependencia de los hidrocarburos, sobre todo en el sector transporte, que es responsable de ms de la mitad del consumo total. Esto incide de modio significativo en la huella ecolgica del pas. Desde el punto de vista de su peso econmico, la alta dependencia del petrleo para el consumo energtico nacional sigue teniendo un fuerte impacto. En 2007 y 2008 se conjugaron dos eventos que impactaron de forma directa la dinmica energtica nacional: el alza de los precios internacionales de los hidrocarburos, de 57,2 a 134 dlares promedio por barril de crudo, y luego la crisis financiera mundial, que redujo el consumo de energa y, por ende, los precios. El incremento en la factura petrolera, de 42%, responde a esas variaciones y no a la importacin, que apenas creci un 4% durante el perodo de anlisis. Otro aspecto por considerar en 2007-2008 acerca de la factura petrolera es su peso relativo con respecto a las exportaciones (de 15,8% a 22%) y las importaciones totales (de 11% a 14%). Asimismo, el gasto en petrleo repercuti en el sector elctrico, donde hubo una disminucin en la tasa de crecimiento de las ventas promedio de

energa; en el perodo 2002-2008 fue de 4,67% y en 2007-2008 descendi a 2,25% (cuadro 4.8). El costo promedio del kilovatio hora aument un 20%, lo que probablemente incidi en el consumo. Histricamente el transporte es el sector que ha demandado ms energa, hasta el punto de representar el 55,6% del consumo; sin embargo, debido a los altos precios de los combustibles y la crisis financiera mundial, esta participacin disminuy un 2,6% en 20072008. El diesel es el producto de mayor demanda con un 25% de las ventas totales; segn la DSE el 7% de este consumo es para vehculos privados, el 14% para el transporte pblico, el 66% para el transporte de carga y el restante 13% es utilizado en equipos especiales y otros. Por su parte, la gasolina representa el 23% del consumo final energtico y se emplea toda en el transporte privado. Los elevados precios del combustible en el mercado internacional generaron cambios en el transporte privado: el parque automotor de vehculos diesel aument y se restringi el uso de vehculos de gasolina (grfico 4.6). El transporte areo consume el 12% del total y el marino no se contabiliza pues se considera una exportacin; no obstante, cabe anotar que su consumo se redujo en ms de la mitad entre 2007 y 2008. Hasta ahora las acciones propuestas para disminuir el gasto de energa en este sector siguen siendo iniciativas de corto plazo, desarticuladas y rezagadas, pues debieron aplicarse quince o veinte aos atrs. Si bien no existe una salida nica a este problema, algunos aspectos por considerar son: a) el desarrollo de un sistema de transporte pblico eficiente desde los puntos de vista de la conectividad, la tecnologa y la calidad del servicio, b) el fomento de un sistema de ferrocarriles desde los centros productivos hacia los centros urbanos y zonas industriales, buscando ahorro y eficiencia energtica en el transporte de carga, c) la promocin de normas orientadas a frenar la importacin de vehculos de baja eficiencia energtica y mecnica, d) el impulso oportuno a la infraestructura de transporte con una visin de ahorro energtico, y e) el diseo de una estrategia de cambio

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CAPTULO 4

CUADRO 4.8

Consumo comercial de energa secundariaa/. 2007-2008 (terajulios)Sectoreconmico Hidrocarburos 2007 Consumo final Consumo final no energtico Consumo final energtico Residencial Comercio, pblico, servicios Transporte Industria Agropecuario Consumo no identificado (otros) 90.377 2.206 88.171 1.931 1.790 66.733 14.470 2.006 1.213 2008 92.136 2.066 90.070 1.539 3.343 65.014 17.431 2.258 484 Electricidad 2007 29.621 29.621 11.824 9.389 7.025 1.215 169 2008 30.560 30.560 12.245 10.236 6.887 1.192 Biomasab/ 2007 102 102 2008 102 102 2007 120.100 2.308 117.792 13.755 11.179 66.733 21.495 3.221 1.382 Total 2008 122.799 2.168 120.630 13.784 13.580 65.014 24.319 3.450 484 2,2 -6,5 2,4 0,2 17,7 -2,6 11,6 6,6 -185,5 Variacin porcentual 2007-2008

a/ Energa secundaria es toda aquella energa empleada (consumida o demandada) por los sectores econmicos y sociales del pas para satisfacer sus necesidades finales. Est conformada por el consumo final energtico y el consumo final no energtico. b/ Los datos de carbn vegetal, coke y alcohol se tomaron del balance oficial de la DSE para el 2007 y se replicaron para el 2008. Fuente: DSE para datos de 2007; informes de venta de Recope y el ICE para datos preliminares de 2008.

GRAFICO 4.6

Combustibles para transporte. 2007-2008 (porcentajes)50% 45% 40% 35% 30% 25% 20% 15% Gasolinas 2007 Fuente: Fernndez y Arce, 2009. 2008

en la cultura hacia el ahorro y el uso eficiente de los combustibles en el sector. La implementacin de estas acciones no solo significara un menor gasto en combustibles, sino una relacin ms armoniosa con el ambiente y una mejor calidad de vida. Como se dijo anteriormente, esto es fundamental por el peso que tienen las emisiones de carbono en las mediciones de huella ecolgica, pero adems porque el impacto del uso de hidrocarburos se observa directamente en la calidad del aire que respira la ciudadana en las zonas metropolitanas (recuadro 4.7).

Por otro lado, el consumo de energa en el sector industrial equivale al 19% del total y es el segundo en importancia; un tercio corresponde a electricidad para las industrias de alta tecnologa, textil, farmacutica y otras, y el resto a hidrocarburos (diesel, bnker, LPG y gasleo) que se destinan bsicamente a los procesos de generacin de calor y fuerza. El crecimiento del 13% registrado en la demanda industrial se bas en el uso de combustibles, pues durante el mismo perodo (2008) el consumo de electricidad se redujo en un 2%. Este puede ser un reflejo de la cada del PIB, o bien resultado de los esfuerzos del ICE para promover entre sus clientes el ahorro y la eficiencia en el consumo de electricidad, una experiencia que Recope podra replicar. >> PARA MS INFORMACIN SOBRE ENERGA Fernndez y Arce, 2009, en www.estadonacion.or.cr El sector residencial absorbe el 11% (88% electricidad y el resto petrleo) del consumo final energtico; s