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1 Acuña, Leonor. 2004. “Lenguas y dialectos en Antofagasta de la Sierra” en: García, Silvia P. y Diana S. Rolandi ¿Quiénes somos? Entretejiendo identidades en la puna catamarqueña. Asociación Amigos del Instituto Nacional de Antropología. ISBN 987-9295-38-2. Buenos Aires: 107-144. LENGUAS Y DIALECTOS EN ANTOFAGASTA DE LA SIERRA Leonor Acuña 1 Introducción En este capítulo abordaremos el español de Antofagasta de la Sierra desde tres miradas: como variedad lingüística americana, como lengua de contacto con las lenguas indígenas y como lengua escolar. Cada una de las tres miradas encierra la lengua en distintos marcos. La primera mirada es histórica y se ocupa de analizar cómo se constituyó la lengua de esta zona. La segunda mirada es dialectológica e incluye simultáneamente la lengua de la zona dentro del español de todo el país y de una región más amplia que se extiende hasta el sur de Colombia y que a pesar de ser un territorio tan grande y con tantas diferencias lingüísticas, reconoce su unidad en la relación con la lengua quechua. Finalmente, vemos la lengua desde la perspectiva sociolingüística e intentamos determinar cómo trata la escuela al habla de la región y nos hacemos algunas preguntas acerca de su futuro. Nos interesa retomar los textos de Berta Elena Vidal de Battini, quien estudió la lengua de todo nuestro territorio y dividió en cinco regiones lingüísticas a nuestro país. Ricardo Nardi visitó la zona entre 1983 y 1985 y preparó dos artículos que se publican por primera vez en este libro. Los textos de Vidal de Battini y de Nardi no son de uso frecuente en la actualidad y nos parece útil sintetizar para el lector actual sus investigaciones. Desde 1999, a partir del trabajo de Germán de Granda sobre el español del área andina y de las investigaciones del equipo dirigido por Ana María Fernández Lávaque en la Universidad de Salta acerca de la influencia del quechua en el español del Salta, poseemos más información sobre los rasgos lingüísticos que caracterizan al español del noroeste argentino en los que se advierte la clara y tenaz influencia de esa lengua con la que está en contacto desde el siglo XVI. Silvia García y Diana Rolandi han recorrido y visitado Antofagasta de la Sierra desde 1995. En ese lapso han escuchado la forma de hablar de sus habitantes, han recopilado sus cuentos en los que han registrado los rasgos lingüísticos propios de la Puna. Sobre la base de sus trabajos, de sus relatos, de sus grabaciones y de un viaje de campo que hemos realizado en enero de 2004 a Antofagasta de la Sierra, iniciamos el estudio de la realidad lingüística actual. Intentamos ver qué vigencia tienen los rasgos de los que hablaban Vidal de Battini y Nardi en sus descripciones y qué visión tienen los hablantes de su propia lengua y la que tiene la escuela sobre el habla de la zona. A lo largo de su historia Antofagasta de la Sierra dependió de distintas jurisdicciones que tienen variedades dialectales fuertemente afianzadas (García, Olivera y Rolandi 2000; y “En breve historia de la zona” en este mismo volumen). Tanto Bolivia, como Chile y la provincia de Salta tienen dialectos regionales firmes y

Estado linguístico de Antofagasta de la sierra

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Leonor Acuña (UBA)

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    Acua, Leonor. 2004. Lenguas y dialectos en Antofagasta de la Sierra en: Garca, Silvia P. y Diana S. Rolandi Quines somos? Entretejiendo identidades en la puna catamarquea. Asociacin Amigos del Instituto Nacional de Antropologa. ISBN 987-9295-38-2. Buenos Aires: 107-144.

    LENGUAS Y DIALECTOS EN ANTOFAGASTA DE LA SIERRA

    Leonor Acua 1 Introduccin

    En este captulo abordaremos el espaol de Antofagasta de la Sierra desde tres miradas: como variedad lingstica americana, como lengua de contacto con las lenguas indgenas y como lengua escolar. Cada una de las tres miradas encierra la lengua en distintos marcos.

    La primera mirada es histrica y se ocupa de analizar cmo se constituy la lengua de esta zona.

    La segunda mirada es dialectolgica e incluye simultneamente la lengua de la zona dentro del espaol de todo el pas y de una regin ms amplia que se extiende hasta el sur de Colombia y que a pesar de ser un territorio tan grande y con tantas diferencias lingsticas, reconoce su unidad en la relacin con la lengua quechua.

    Finalmente, vemos la lengua desde la perspectiva sociolingstica e intentamos determinar cmo trata la escuela al habla de la regin y nos hacemos algunas preguntas acerca de su futuro.

    Nos interesa retomar los textos de Berta Elena Vidal de Battini, quien estudi la lengua de todo nuestro territorio y dividi en cinco regiones lingsticas a nuestro pas. Ricardo Nardi visit la zona entre 1983 y 1985 y prepar dos artculos que se publican por primera vez en este libro. Los textos de Vidal de Battini y de Nardi no son de uso frecuente en la actualidad y nos parece til sintetizar para el lector actual sus investigaciones.

    Desde 1999, a partir del trabajo de Germn de Granda sobre el espaol del rea andina y de las investigaciones del equipo dirigido por Ana Mara Fernndez Lvaque en la Universidad de Salta acerca de la influencia del quechua en el espaol del Salta, poseemos ms informacin sobre los rasgos lingsticos que caracterizan al espaol del noroeste argentino en los que se advierte la clara y tenaz influencia de esa lengua con la que est en contacto desde el siglo XVI.

    Silvia Garca y Diana Rolandi han recorrido y visitado Antofagasta de la Sierra desde 1995. En ese lapso han escuchado la forma de hablar de sus habitantes, han recopilado sus cuentos en los que han registrado los rasgos lingsticos propios de la Puna. Sobre la base de sus trabajos, de sus relatos, de sus grabaciones y de un viaje de campo que hemos realizado en enero de 2004 a Antofagasta de la Sierra, iniciamos el estudio de la realidad lingstica actual. Intentamos ver qu vigencia tienen los rasgos de los que hablaban Vidal de Battini y Nardi en sus descripciones y qu visin tienen los hablantes de su propia lengua y la que tiene la escuela sobre el habla de la zona.

    A lo largo de su historia Antofagasta de la Sierra dependi de distintas jurisdicciones que tienen variedades dialectales fuertemente afianzadas (Garca, Olivera y Rolandi 2000; y En breve historia de la zona en este mismo volumen). Tanto Bolivia, como Chile y la provincia de Salta tienen dialectos regionales firmes y

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    prestigiosos y muy diferentes entre s. Antofagasta ha dependido no solamente de Bolivia, Chile y Salta sino tambin de la lengua boliviana, de la lengua chilena y de la saltea. Al producirse los cambios de dependencia jurisdiccional, se produce un cambio de norma, al menos en la representacin o en el imaginario de los hablantes de afuera (la mirada escolar, por ejemplo). La escuela, los maestros, los funcionarios visitantes, los turistas, los periodistas, esperan que la gente hable como el resto de la regin o de la jurisdiccin. Esta situacin suele generar una sensacin de inseguridad lingstica en los propios hablantes que puede, en algunos casos, llegar al extremo de cierto desprecio por la propia lengua a la que tildan de incorrecta: nosotros hablamos mal.

    El propsito de este trabajo es entonces doble: retomar los viejos autores y colaborar muy preliminarmente a que los hablantes de Antofagasta conozcan su lengua desde la mirada de los lingistas.

    Los destinatarios de este trabajo son tambin dos: en primer lugar, el propio hablante de Antofagasta, quien podr tomar de ac lo que le parezca acertado y podr discutir y rebatir lo que le parezca inapropiado o errneo; en segundo lugar, la escuela y los maestros quienes, muchas veces, tienen que enfrentar, y responder, en su prctica a situaciones lingsticas nuevas y exigentes.

    2 De Espaa a Amrica Para resumir lo que sabemos hasta la actualidad sobre el espaol de la zona,

    empezaremos por sintetizar la visin que tienen de la constitucin del espaol de Amrica dos importantes autores: Amado Alonso y Germn de Granda. El fillogo Amado Alonso afirma que la conquista y colonizacin de Amrica se hizo con los pueblos de todas las regiones espaolas (Alonso 1976: 39), esto significa que hablaban diferentes lenguas y diferentes variedades dialectales del espaol. Pero como todos los seres humanos, hacan oscilar su lenguaje entre el uso local y el uso general (Alonso 1976: 41), entendiendo por uso general la lengua comn a todas las regiones a la que Alonso llama espaol (para diferenciarla del andaluz, castellano, extremeo, de alcances slo regionales) y que implicaba adems de mayor prestigio, compromisos y adecuaciones entre los hablantes para hacerse entender por los otros:

    Cul es la base lingstica del espaol de Amrica? [...] La verdadera base fue la nivelacion realizada por todos los expedicionarios en sus oleadas sucesivas durante todo el siglo XVI. Ah empieza lo americano. (Alonso 1976: 44) Para Germn de Granda (1994) durante los primeros 60 aos de la conquista se

    desarrolla en Amrica una koin o lengua comn fruto de la convivencia entre espaoles provenientes de las distintas regiones de Espaa y hablantes de las diferentes lenguas y dialectos de la Pennsula y de los distintos estratos de la sociedad. En esta etapa, a la que llama perodo inicial o formativo, la convivencia estuvo caracterizada por la adecuacin lingstica de unos y otros, quienes priorizaban la comunicacin. Extremeos, castellanos, murcianos, andaluces, vascos, etc., elegan de sus lenguas y dialectos del espaol los elementos que eran compartidos por los otros para poder entenderse. Durante esta etapa se desarrolla la koin americana, es decir toma forma un espaol comn a todos que tiene una suma de rasgos diferente de cualquier lengua que se hablara en la pennsula en ese momento. El proceso de koineizacin se caracteriza por la simplificacin de los rasgos, por ejemplo, algunos espaoles hablaban variedades dialectales que pronunciaban de manera diferente la z, la c y la s en palabras como zapato, cielo, suelo, mientras que otros hablantes usaban variedades que pronunciaban los tres signos ortogrficos con el mismo sonido [s]. La koin americana opt por las formas ms simples, ya que a los hablantes nos resulta ms fcil eliminar algunos rasgos de nuestra lengua que agregar otros, cuyo uso puede ser complejo. Es decir que, en el

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    proceso de koineizacin, no slo se toman los elementos en comn, sino que generalmente se opta por los ms simples. Durante esa etapa se construy la base del espaol de Amrica, que tiene elementos en comn desde Mxico hasta Tierra del Fuego. Obsrvese, por ejemplo, que en ningn lugar de Amrica se diferencia la z de la s, como s se hace en muchas regiones de Espaa an hoy en da y tampoco se hace la diferencia entre vosotros y ustedes, ya que todo el espaol americano ha adoptado solamente el ustedes. Algunos de los rasgos propios de ese primer espaol y que encontramos en Antofagasta son: aspiracin o eliminacin de s en posicin preconsonntica y final de palabra: ehto

    (esto); loh cahcos (los cascos); aspiracin en des-: dehinflado (desinflado); prdida de d en posicin final de palabra y en intervoclica: libert por libertad; rosao

    por rosado; eliminacin de la diferencia de z, c y s: se pronuncian de la misma manera las

    consonantes iniciales de zapallo, cielo y suelo; eliminacin de la diferencia vosotros/ustedes; el voseo: el uso del pronombre vos en lugar de t para manifestar confianza frente al

    de menos confianza usted El proceso de desarrollo de un espaol comn llev tres generaciones; es decir que los nietos de los primeros conquistadores ya hablaban esta lengua como materna. En las zonas tempranamente conquistadas esta variedad se habl alrededor de 1550 y para las tardas (como el Ro de la Plata) cerca de 1590. Al mismo tiempo este espaol de Amrica incorpor una gran cantidad de palabras de las lenguas indgenas para designar bienes culturales de este continente: el paisaje, los frutos, las costumbres, las prendas de vestir, etc. A principios del siglo XVII se inicia la segunda etapa del espaol de Amrica a la que de Granda denomina estandarizacin. En Amrica ya se haban definido distintos tipos de regiones, que se comportan de manera diferente frente a la norma impuesta desde Espaa segn su grado de vinculacin con la Pennsula y el desarrollo cultural alcanzado en la vida colonial americana. Las regiones intermedias o perifricas, entre las que est incluido el Noroeste argentino, son las que estn ms alejadas econmica y culturalmente de la influencia peninsular a diferencia de las regiones centrales como Mxico, Quito y Lima. Se produjo en ellas un proceso de fijacin de esa lengua comn de los primeros tiempos, mientras que en las regiones centrales se da un proceso de retroceso de esos rasgos lingsticos. Por esa razn nuestro espaol (el de toda la Argentina) suena tan diferente del de Mxico y Lima por ejemplo. Al conservar rasgos perdidos en otros lugares, el espaol de la Argentina es considerado arcaizante desde el punto de vista de las gramticas y diccionarios peninsulares. Nuestro espaol, el que se est afianzando ya en el siglo XVI conserva en la actualidad no slo los rasgos primitivos del espaol de Amrica sino que ha incorporado a sus variedades dialectales gran cantidad de lxico y de estructuras proveniente de las lenguas indgenas.

    Hacia el siglo XVIII, a travs de Buenos Aires, se produce un nuevo proceso de estandarizacin en el que se eliminan la mayora de los rasgos iniciales. A partir de entonces, muchos de los rasgos lingsticos que se conservan en el medio rural de casi todo el pas pasan a ser arcaicos (correspondientes a una norma anterior), estigmatizados y tema de eliminacin por parte de la escuela. Por supuesto la influencia de Buenos Aires no llega de la misma manera a todo el pas.

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    3. El espaol de Antofagasta y el espaol rural de la Argentina

    Berta Elena Vidal de Battini realiz encuestas y recorri la Argentina desde 1945 y durante casi 30 aos recolectando material lingstico. Su trabajo consisti en describir las caractersticas lingisticas propias de cada una de las regiones de nuestro pas. Determin cinco regiones lingsticas:

    Noroeste: constituida por las provincias de Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja, Santiago del Estero, norte de San Juan y el oeste de Formosa y del Chaco. Cuyo: sur de San Juan, Mendoza y el norte de Neuqun. Central: abarca Crdoba y San Luis. Guarantica: centro y este de Formosa y Chaco, Misiones, Corrientes y norte de Entre Ros. Litoral: Santa Fe, sur de Entre Ros, centro y norte de La Pampa y Buenos Aires. Esta regin se subdivide a su vez en litoral, pampsica y patagnica. La regin del Noroeste fue conquistada por la corriente que vino del Per y

    penetr por el camino del Inca y por la Quebrada de Humahuaca. La autora encuentra en la provincia del Tucumn que comprenda las actuales provincias de Jujuy, Salta, Tucumn, Santiago del Estero, La Rioja, Catamarca, Crdoba y una parte de Formosa y del Chaco una gran unidad lingstica, aunque reconoce en ella verdaderas subregiones, como las de la Puna y Santiago del Estero, de modalidades singulares. (Vidal de Battini 1964: 78) Para describirla, Vidal de Battini seala que:

    Las caractersticas generales de la regin son las siguientes: Entonacin llamada del esdrjulo; rr fricativa asibilada; s aspirada, a veces intensamente aspirada (final de palabra, final de slaba ante consonante, en el prefijo des- aun ante vocal); extensa rea yesta con tres zonas de yesmo rehilado (Tucumn, Jujuy y Salta), y una conservacin de ll castellana (norte de San Juan y oeste de La Rioja y Catamarca); abundantes arcasmos y numerosos quichuismos.

    En el habla del Noroeste argentino se observan rasgos lingsticos compartidos por toda el habla rural del pas (y tambin en gran parte del resto de Amrica) y otros rasgos que son los propios de la regin andina por influencia de las lenguas indgenas con las que el espaol entr en contacto en esta regin. La llamada habla rural del pas se caracteriza por casi todos los rasgos lingsticos que nuestros escritores han definido como la lengua gauchesca en la literatura del mismo nombre. En la ltima parte de este trabajo haremos algunas reflexiones acerca de la relacin entre estos dialectos y la escuela.

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    En el espaol de Antofagasta reconocemos numerosos rasgos fonticos y gramaticales que los especialistas han identificado y estudiado en la regin del Noroeste. Ilustramos los distintos rasgos con ejemplos tomados de Cuentos de las tres abuelas1 que identificaremos entre parntesis como LTA seguido en por el nmero de pgina;2 tambin se ejemplifica con muestras de habla oral tomadas de grabaciones de Silvia Garca y Diana Rolandi identificados entre parntesis como grabacin y con otras escuchadas en nuestro viaje en enero de 2004 identificadas como LA . Para hacer ms sencilla la lectura vamos a agrupar los rasgos mencionados por Vidal de Battini siguiendo sus caractersticas comunes.3

    a) Rasgos fonticos: Simplificacin de vocales y de consonantes, creacin y

    confusin de sonidos

    El hablante tiende a simplificar la pronunciacin de las palabras y de las frases eliminando elementos, creando diptongos (en ese caso se reduce una slaba en la palabra) ya sea por cierre de una vocal o por desplazamiento del acento o eliminndolos: 9 cada de d intervoclica en la terminacin ado e -ido. Encontrao, alzao, llevao,

    dentrao, machao, delicao, echao, pegao, veno, salo, crao, maro (LTA: passim) 9 cerramiento de o final en terminacin -ado: recao > recau; asao > asau. Marcau

    (LTA). 9 la preposicin de pierde la d en contacto con la vocal: poncho e lana, pasto e

    campo; 9 simplificacin de grupos consonnticos bs,bj, bt, ct, cc, pt, mn, gn, pc, cs: oservar,

    ojeto, otener; dotor, lecin, acetar, calunia, indino, corrucin, esamen; 9 creacin de diptongos por cerramiento de vocales: pen > pin, peor > pior, teatro

    > tiatro, almohada > almuada, toalla > tualla, Joaqun > Juaqun, poeta > pueta; 9 creacin de diptongos por dislocacin de acento: cado > cido, trado > trido,

    ledo > lido; cardaco > cardico, amonaco > monico, perodo > perido; 9 creacin de diptongo por dislocacin de acento y cerramiento de vocal: maestro >

    mistro, Micaela > Micila; 9 reduccin de diptongos: en slaba acentuada: quen, queto, aparencia, concencia;

    en slaba inacentuada: contino, mortorio, Uropa, Usebio, dicisis, diciocho; en formas verbales: aprete, quero. Tambin en adverbios y pronombres en los que entra quera: andequera, siquera, quenquera, cualquera. Vua (voy a), va (voy a), alojamento, po (pues), dentecitos, cerre, senta, solta , dorme, encerro, sntese (LTA: passim);

    9 prdida de consonantes y, a veces, cierre de vocales: tuava (todava), cuidato (cuidadito), tonata (tonadita)

    Otras veces, se produce el fenmeno exactamente contrario al que describimos como el ms comn: el hablante no simplifica, sino que crea diptongos: 9 diptongo del primitivo que se conserva en el derivado: calientito, piedroso, mieloso,

    espueln. 9 confusin de terminaciones: ausiencia.

    1 Cuentos de las tres abuelas es una antologa de cuentos recopilados en Antofagasta de la Sierra por Silvia P. Garca y Diana Rolandi. 2 Lorena Mattiauda hizo la clasificacin de ejemplos lingsticos tomados de Cuentos de las tres abuelas. 3 Para una descripcin detallada de estos y otros rasgos puede consultarse Vidal de Battini 1964.

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    9 formas verbales tratadas como irregulares: escondo > escuendo, toso > tueso, comprendo > compriendo.

    Muchos rasgos dialectales del espaol rural de la Argentina se originan en cambios de una vocal o de una consonante por otra: 9 cambio de vocales: redculo (ridculo), sign (segn), menistro (ministro), melicia

    (milicia), empolla (ampolla), estilla (astilla), harquilla (horquilla). 9 cambio de consonantes: muuelo (buuelo), merenjena (berenjena), almndiga

    (albndiga), desboronar (desmoronar). 9 refuerzo de g en diptongos: gevo (huevo), gerfano (hurfano). 9 alteraciones del diptongo: naide (nadie), enjaguar (enjuagar), incensio (incienso),

    suid (ciudad), estuata (estatua). 9 cambio de consonantes: alvertir (advertir), groma (broma), piegra (piedra), magre

    (madre), pelegrino (peregrino), celebro (cerebro), alverja (arveja). Otro rasgo importante es la aspiracin de la s: 9 aspiracin en des-: dehocupar (desocupar), dehinters (desinters), dehatento

    (desatento). 9 aspiracin de la s de nohotros (nosotros).

    ) Rasgos morfosintcticos b 9 Prdida de sonidos que cambian la forma de los artculos y de las preposiciones: lhombre, lagua, larena, lelefante; andan puel campo, se van pal pueblo; el rbol cayo nel poxo, trabaja col tiempo justo. Mhijo, lagua, quirse, siba, ah stn, se bin, cuandiga, al ltimo, va (vea), staba, nel (en el), dil (de el), unhija (LTA: passim); 9 conservacin del gnero arcaico: la calor (el calor), la color (el color) 9 cambios de gnero: la tema (el tema), la problema (el problema), el costumbre (la

    costumbre), el pudre (la pudredumbre). 9 uso del pronombre los en lugar de nos: los fuimos al ro. 9 uso de las formas arcaicas a lo que, lo que: A lo que me vio empez a llamarme; lo

    que llovi, sembraron 9 nombres en ista: llanista, llanisto, vallista, vallisto (con frecuencia se aplica a los

    ista, belenisto oriundo de Beln. oriundos de los Valles Calchaques); belen tambin se usa icho: belicho de Beln. 9

    Paradigma verbal 9 Conservaciones de formas verbales del t en combinacin con vos: vos cantas,

    vos comes, vos vives, vos eres; Ven, y come vos tambin! (LTA: 31); Qu! Es tan tonto, cmo adivin? Y ahora vos vas a echar una adivinanza pa mi hija y si no te adivina mi hija, te casas con ella. (LTA: 31)

    9 Conservaciones de formas verbales del vosotros combinadas con vos: vos vos comisteis, vos vivisteis. cantasteis,

    vos cants. 9

    . Un territorio multilinge 4 La regin de Antofagasta de la Sierra ha sido un lugar de encuentro de lenguas desde los tiempos prehispnicos.

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    Ricardo Nardi analiza las fuentes documentales del noroeste y seala que la lengua cacana4 se extenda en los valles Calchaques, Catamarca y parte de La Rioja y de Santiago del Estero. Segn documentacin jesutica, en 1590 el Padre Barzana y el P. Pedro Aasco compusieron una gramtica y vocabulario cacanes que se han perdido. La lengua cacana posea una dialecto septentrional, calchaqu y otro meridional, que era la lengua de los diaguitas. (Nardi 1979b: 2-7)

    Nardi encuentra ms apellidos cacanes que de las otras lenguas indgenas lo que le hace afirmar que sera un indicio de que la masa ms importante de la poblacin indgena [de Antofagasta de la Sierra] habra sido la diaguita. De acuerdo con Daniel Olivera, la arqueologa diaguita encontrada en Antofagasta de la Sierra data de alrededor de los aos 1000 o 1200 y es muy similar a lo que se encuentra en los valles de Abaucn y Hualfin (comunicacin personal).

    En los dos artculos de Ricardo Nardi publicados en este volumen, el autor analiza los topnimos y los apellidos de Antofagasta de la Sierra. Encuentra entre los nombres indgenas de lugares y de personas, algunos de origen kunsa5. La lengua kunsa o atacamea: Se hablaba en el norte de Chile, desde el Pacfico hasta las vertientes orientales de los Andes, a travs del salar de Atacama y podra haberse hablado tambin en la puna jujea (Tovar 1961: 32). Nardi seala que esos nombres no evidencian contacto de la lengua kunsa con el espaol, lo que le hace pensar que son muy antiguos. La presencia de esos nombres puede haberse originado en prcticas caravaneras anteriores a los incas o en mitimaes de ese origen que hayan llegado a la regin con los incas (en los prximos prrafos se ver cmo entra la lengua de los incas a la regin), ya que no hay evidencia arqueolgica que permita creer que la cultura atacamea o kunsa haya ocupado la regin (Daniel Olivera, comunicacin personal).

    La lengua quechua penetra en la regin en tiempos prehispnicos, en las ltimas dcadas del sigo XV, durante la expansin hacia el sur del imperio incaico sobre los actuales territorios de Chile (hasta el ro Maule) y del noroeste de la Argentina. La presencia inca queda atestiguada en construcciones como el camino del inca, tambos, acequias, andenes y las minas explotadas por ellos. El quechua ya era entonces considerada una lengua general por su difusin y superposicin a otras lenguas: Vehculo de relacin en una primera instancia, hablada por los agentes de la administracin local y por los mitmas incaicos, tendra garantizada su vigencia incluso luego de la conquista hispnica (Cerrn-Palomino 1987: 346).

    Esta presencia inca prehispnica nos seala la zona de Antofagasta de la Sierra como parte de una regin en la que coexistan probablemente el cacn, el kunsa y el quechua (Nardi 1962: 191). En un estudio de Nardi sobre el quechua de La Rioja y de Catamarca, este autor muestra cmo el cacn influy sobre la lengua quechua de la regin.

    En cuanto al nombre de la lengua de los incas, la primera gramtica espaola de esa lengua adopt el nombre de quichua de uso incipiente de acuerdo con Rodolfo Cerrn-Palomino (1987: 32). La denominacin se generaliz con su variante quechua, y el nombre quichua se conserva en la actualidad solamente en las zonas extremas de lo que fuera el antiguo territorio del Tahuantinsuyo: el noroeste argentino y el Ecuador (Cerrn-Palomino 1987: 32).

    La llegada de los espaoles y de su lengua se superpone a este proceso de imposicin de la lengua de los incas a lo largo de su imperio. Aunque las primeras decisiones de la Corona espaola eran continuacin de las llevadas en la Pennsula, es decir la castellanizacin, cuando la evangelizacin queda en manos del clero regular, las distintas rdenes (dominicos, franciscanos, agustinos y jesuitas) decidieron que el camino ms corto para difundir la doctrina cristiana era aprender ellos mismos las lenguas de los indgenas. Sin embargo, la realidad se impuso y la enorme diversidad

    4 Tambin se usa la ortografa kakn. 5 Tambin se usa la ortografa kunza.

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    de lenguas americanas hizo que la tarea de aprenderlas todas fuera imposible. Al igual que el quechua, ya en tiempos prehispnicos otras lenguas indgenas como el nhuatl haban sido impuestas a los pueblos vecinos sometidos. Este multilingismo anterior a la conquista fue aprovechado por los frailes, que eligieron aprender las lenguas que tuvieran mayor nmero de hablantes, prestigio cultural y mayor extensin y difusin geogrfica. En un primer momento, las lenguas indgenas usadas en la evangelizacin (llamadas generales) fueron el nhuatl para Mxico y el quechua para Per. En 1572, los jesuitas agregan otra lengua general, el guaran, para la zona de influencia del Ro de la Plata. En 1580, Felipe II orden que en Lima, Mxico y ciudades donde haba Real Audiencia se establecieran ctedras de lengua general y ningn clrigo se ordenara sin conocer la lengua general de su regin. De esta manera, las lenguas generales se transformaron en una suerte de lengua auxiliar y se difundieron como lingua franca por un territorio ms amplio que el que posean antes de la llegada de los espaoles. Al mismo tiempo contribuyeron al retroceso de otras lenguas locales, de menor nmero de hablantes (Rosenblat 1964).

    Para el territorio del que nos estamos ocupando dice Nardi: A su vez, la constitucin 2 aprobada por el primer Snodo que se celebr en Santiago del Estero en 1597 establece que a los indios se les debe ensear la doctrina y catecismo que se usan en el Per, en lengua del cuzco, porque ya gran parte de los indios lo rezan y casi todos van siendo ladinos en la dicha lengua y por haber muchas lenguas muy dificultosas en aquella provincia (Levillier, 1926 b, I, pp. 17-18) (citado por Nardi 1962).

    Advirtase en la cita el reconocimiento del bilingismo de los indios y la denominacin de lengua del Cuzco para el quechua, ya que los frailes difunden la variedad dialectal de esa zona, diferente de la llamada lengua de los incas prehispnica.

    En conclusin, durante los primeros siglos de la Conquista, la elite educadora de Amrica influy en la poltica lingstica de la Corona y logr que fuera menos perjudicial para las lenguas aborgenes. A fines del siglo XVIII, la situacin se revirti nuevamente. El espritu contrario a los jesuitas entra a Espaa a travs de los Borbones. En 1767 los miembros de la Compaa de Jess son expulsados de Amrica: "Es la primera gran medida del estado espaol contra las lenguas indgenas" dice ngel Rosenblat.

    En mayo de 1770 Carlos III ordena la castellanizacin absoluta y obligatoria y la eliminacin de las lenguas indgenas. Por supuesto, la Corona no estaba en condiciones de llevar adelante una hispanizacin de esta magnitud, pero s se eliminan colegios, reducciones y las ctedras de lenguas americanas. En sntesis, fue ms lo que se hizo en contra de las lenguas indgenas que lo que se logr en favor del espaol.

    En la primera etapa del siglo XIX hubo lugar en la nacin argentina para las culturas mestizas, como resultado de esos 300 aos de contacto entre espaol e indgena. El quechua, el aimar y el guaran eran casi las nicas lenguas indgenas reconocidas (por ejemplo, el acta de la Independencia fue traducida a esas lenguas), asociadas adems a culturas prestigiosas. Pero durante los primeros cien aos de vida independiente, ese universo mestizo fue perdiendo sus espacios. Las comunidades aborgenes tendrn que esperar hasta la segunda mitad del siglo XX para obtener poco a poco su lugar en la nacin.

    En las primeras dcadas del siglo XX el pas se mira a s mismo desde Buenos Aires como una nacin monolinge y homognea culturalmente.

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    CeciliaHighlightcultura prestigiosa?

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    Es as como, a pesar de la enorme difusin del quechua, esta lengua desaparece en La Rioja y Catamarca desde los primeros aos del siglo XX. (Nardi 1962: 278).6

    En sntesis, la regin en la que se encuentra Antofagasta de la Sierra se define entonces a partir del siglo XV como una regin multilinge en la que los pobladores hablan su propia lengua, el cacn o diaguita, y con distintos grados de eficiencia, tal vez el kunsa, y seguramente el quechua. A la llegada de los espaoles se suma a este multilingismo el espaol y el quechua de evangelizacin. Ntese que en este ltimo caso se trata de variedades dialectales y de usos lingsticos diferentes de los que tena hasta entonces el quechua, que haba sido en un primer momento la lengua usada por los incas, que haban penetrado en el territorio, como una forma ms de dominacin cultural, y, despus de la llegada de los espaoles, cumple adems funciones religiosas para la difusin del catolicismo y es registrada y enseada con ayuda de la escritura (los frailes escribieron gramticas, vocabularios, sermones, etc. en las lenguas indgenas). Las lenguas se influyen unas a otras. El cacn se extingue definitivamente a fines del siglo XVII (Tovar 1961: 31), el quechua perdura hasta comienzos del siglo XX con la impronta del cacn en el lxico y tambin con mucha influencia del espaol. El espaol de la regin que nos ocupa tiene las marcas de ambas lenguas. La influencia del cacn se observa en la entonacin y en la acentuacin. Las marcas del quechua son ms numerosas y fciles de determinar por el conocimiento que tenemos de esa lengua hasta la actualidad. 5. El espaol de Antofagasta y el contacto de lenguas

    As como vimos los rasgos dialectales del espaol que el habla en Antofagasta de la Sierra tiene en comn con la lengua rural de todo el pas, vamos a ver ahora aquellos rasgos que la diferencian del resto del pas y que se originaron en el contacto que el espaol tuvo con la lengua quechua en la regin del Noroeste. Podra decirse que la marca ms fuerte de la identidad de la lengua de la regin se afirma en el contacto con las lenguas indgenas. Exponemos a continuacin una sntesis de lo dicho por distintos autores en relacin con la influencia de las lenguas indgenas en el espaol del Noroeste. Entre

    6 La distribucin actual del quechua no corresponde al territorio comprendido por el Tahuantinsuyo. En efecto, no solamente son dilatados los territorios en los cuales la lengua, implantada apenas en un promedio de sesenta aos (como, por ejemplo, Chile, la costa norte del Per y la del Ecuador), no tuvo tiempo suficiente para difundirse, sino que tambin, a partir de la llegada de los espaoles, vastas reas (como la costa centro-sur peruana) fueron cediendo frente al castellano, como efecto del despoblamiento masivo a raz de las guerras civiles y de las epidemias propagadas por lo europeos. Sin embargo, a modo de compensacin, zonas perifricas al otrora imperio (como parte del noroeste argentino), y an otras alejadas del mismo (como la floresta oriental del Ecuador y Colombia y la selva peruana), fueron ganadas para el rea quechua ya en plena colonia, gracias a la labor de misioneros y yanaconas de habla quechua, que valindose del carcter de lengua de relacin de sta, consiguieron implantarla a costa de las variedades lingsticas locales. La expansin de la lengua continu en el presente siglo, esta vez al amparo de migraciones casi siempre forzadas, encontrndosela a raz de ello, pro ejemplo, en territorio brasileo y chileno. Como resultado de todo ello, el quechua es hablado hoy da en sirte repblicas sudamericanas, a saber: Ecuador, Colombia, Per, Bolivia, Argentina, Brasil y Chile. Obviamente, es natural que una lengua que trasciende las demarcaciones polticas de diferentes estados no tenga la misma importancia ni el mismo peso social, cultural y demogrfico al interior de cada uno de tales pases. De los siete mencionados, Ecuador, Per y Bolivia constituyen sin duda alguna, como vrtebra que fueron del antiuo imperio, los pases en los cuales la lengua mantiene una vigencia puesta a prueba a lo largo de cuatro siglos y medio de dominacin occidental. (Cerron-Palomino 1987: 53).

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    1954 (fecha de la primera edicin del libro de Vidal de Battini) y la actualidad se han producido grandes cambios en las posturas ideolgicas y en los enfoques tericos. Hasta la primera mitad del siglo XX se consideraba que las lenguas en contacto slo se influian en la fontica y en el lxico. Las influencias en la gramtica se consideraban transitorias y slo presentes en los perodos de bilingismo. Desaparecida una de las lenguas (es decir, finalizado el bilingismo) desaparecan los rasgos gramaticales fruto del contacto. En la actualidad los rasgos lingsticos originados en el contacto con otra lengua se consideran dialectales, es decir propios del espaol de la regin en estudio, y se analizan desde las gramticas de ambas lenguas en contacto. Dentro de la primera postura se ecuentran los trabajos de Vidal de Battini quien reconoca la influencia del cacn y del quechua en la entonacin, el acento y el lxico y, aunque observaba fenemenos de origen quechua en los pronombres, por ejemplo, no los inclua dentro de su caracterizacin regional. Ricardo Nardi, Germn de Granda, Ana Mara Fernndez Lvaque, Rodolfo Cerrn Palomino (autores a cuyos trabajos recurrimos en este artculo) analizan el espaol regional desde el reconocimiento de la influencia del quechua. a) Rasgos fonticos Entonacin y acento

    Se afirma que las las entonaciones o tonadas de las provincias del interior tienen su origen en la entonacin de las lenguas indgenas de la regin. (Vidal de Battini 1964: 65)

    En la regin del noroeste encuentra matices y diferencias por provincias, pero bsicamente a todas se las reconoce en la denominacin del esdrjulo probablemente de influencia cacana. Esto ltimo no puede afirmarse con certeza puesto que no se conserva esa lengua. S se puede afirmar que esa entonacin no es de origen quechua, ya que esta lengua, que s se conserva, no posee este ritmo ni entonacin y tampoco se observa en el espaol boliviano, ni peruano ni ecuatoriano de la actualidad. Veamos cmo describe Vidal de Battini la entonacin del esdrjulo:

    En esta entonacin [...], ciertas palabras del grupo fnico llevan un acento tonal adicional que, junto con otros elementos, determina las caractersticas de la entonacion; en ninguna desaparece el acento lxico. En la entonacin del Noroeste este acento secundario (que nos parece de altura y de cantidad) se marca corrientemente en las slabas anteriores a las protnicas y da la impresin de hacer esdrjulas las palabras o ciertos grupos de palabras; de aqu el nombre con que comnmente se la designa. El esdrujulismo es el rasgo ms caracterstico de ella, aunque no es en rigor una pronunciacin esdrjula, pues el acento lxico se debilita pero no llega a perderse. El acento musical presenta las siguientes modalidades: a) Todas las palabras graves de ms de tres slabas, sea cual fuere su

    colocacin en el grupo fnico, llevan acento rtmico adicional en la slaba anteprotnica: marillo, precdo, chcolte, lgerto.

    b) En grupos equivalentes de palabras, el acento adicional cae en las slabas ante-anteriores a la ltima acentuada: pra ac, bin venido.

    c) Las palabras esdrjulas se pronuncian con aumento sensible de la intensidad del acento lxico, pues cae adems sobre l el acento rtmico: cantbamos.

    d) En palabras graves de tres slabas y en las agudas de dos slabas, suele marcarse el acento rtmico en la protnica, pero en ese caso el alargamiento de la vocal es mayor y remplaza a la slaba que normalmente llena el espacio de la escala musical de la entonacin: stbamos hablndo, cmna lgro.

    Estas entonaciones con sus ascensos y descensos de la curva meldica, son completamente extraas a los esquemas rtmicos del castellano. En el grupo

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    CeciliaArrow

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    CeciliaCalloutEntonacin Cacana

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    rtmico, la voz asciende en escalas sucesivas hasta descender, menos que en castellano, al final. (Vidal de Battini 1964: 147)

    La autora encuentra que los rasgos ms llamativos de esta entonacin se

    acentan hacia el norte y no se observan en el Altiplano. Tomemos algunos ejemplos de Antofagasta: l ha esto con la fin(da) mi abuelta mch(o) (grabacin) Me parc(e) que lo msmo quera hacr conmgo (grabacin) Lo va a drramr (LA) Pero prque lo hace andr al cabllo (LA)

    En cuanto a los acentos, encontramos falsos esdrjulos como: telgrama, rcimo, que podran haberse favorecido por el ritmo general de la entonacin. Tambin por contacto de lenguas y a diferencia de los esdrjulos, la misma autora atribuye a influencia del acento grave del quechua algunos desplazamientos de acento a la penltima slaba: 9 pajro, vibra 9 sndia, mma (en este ltimo caso se trata de una acentuacin antigua que podra

    haberse conservado por influencia del quechua) 9 tambin se advierte esto en la acentuacin de los clticos: ponemlo, decimlo,

    prendemlo, tenemlo, 9 y en la acentuacin de preposicin como en: nque, cnque Las vocales Por influencia del quechua que tena slo tres vocales en su sistema (a, e, o), explican Nardi y Vidal de Battini los siguientes fenmenos voclicos: 9 cierre de la o y de la e en posicin final de palabra: pocu, muchu, frenti, esti. 9 tambin se observa este cerramiento en la terminacin ido: vestido > vestu;

    salido > salu. 9 tambin se cierra la e en i: ponchoi lana, lanzaipalo, pastoi campo. Ttambin se

    cierra en i en contacto con la forma verbal ha: ha de venir > hae venir > hai venir. Di, qui, si, golpi, disierto, mi, hi (he), hacimo (hacemos), puedi, pido, trimelo, mediu, tinan, lia (lea), lu (lo) (LTA: passim).

    9 en la fontica sintctica se produce tambin la diptongacin de vocales: nu ai ser esti ao (no ha de ser este ao); Lu han vistu andar y li han dichu qui andi alerta (lo han visto andar y le han dicho que ande alerta). A travs de formaciones como qui anda haciendo? qui han visto?, etc., se llega, sin duda, a usos como quiesde (qu es de) o quiesti ( qu es de ste, quin es ste) (Vidal de Battini 1964: 84-85)

    Las consonantes 9 En esta regin se pronuncia, aparentemente influida por el quechua, una s tensa y

    silbante en Santiago del Estero, en comarcas de Catamarca y muy especialmente en Fiambal, y en una extensa zona de la Puna jujea, y parte del oeste de Salta, que abarca San Antonio de los Cobres. En Antofagasta de la Sierra se observan los dos fenmenos: el mantenimiento de la s y la aspiracin.

    9 En relacin con las consonantes palatales en Antofagasta se encuentra tambin la variacin. Algunos hablantes hacen la diferencia entre dos palatales ya sea ll e y; ll y (usamos este signo para describir el sonido palatal tpico de Buenos Aires que se articula con una ligera vibracin o rehilamiento entre la corona de la lengua y el prepaladar). Otros, emplean slo una palatal que puede ser y (como en la regin cuyana) o (como en Buenos Aires). Vease la frase yo me llamo con una orotografa que intenta representar las distintas posibilidades:

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    o me amo

    ) Rasgos morfosintcticos

    ronombres

    9

    yo me llamo o me llamo yo me yamo

    b P Uso del pronombre cltico lo tanto para acusativo masculino y femenino como para dativo: lo grit; lo llam a la hija. Bueno, lo llamo a Perla y que coma ella primero (LTA:30); Y ha buscao cuero seco, lo ha mojao bien y lo ha dicho al compadre que se tire en el suelo y lo ha hecho, lo ha atao bien las patas, lo ha coso bien con cuero, bien coso. (LTA: 92); as lo hace la trenza, lo ponemo el bozal y lo hacemo la monturita (grabacin).

    9 Tambin se encuentra el fenmeno conocido como lesmo que consiste en el uso del pronombre le con valor de acusativo: No, creo que por las riquezas le han muerto. Para hacerse dueos del oro, de las riquezas que llevaba el rey. Y entonces cuando l ha muerto, le han muerto, no?, creo que se qued con toda la riqueza bajo la tierra (LTA: 26); Que le llama a la perrita y que le da un pedazo e torta. (LTA: 30); Le pareca raro que le ayudara y no le cobrara (LTA: 36); Han venido las mulas, han pasado por donde estaba y cuando le han visto ah, claro, las mulas, qu! Han pegado la espantada y se han salido disparando. (LTA: 37); Ven lo que han hecho?, mi madre estaba ah, yo estaba juntando la lea. Le han muerto a mi madre! (LTA: 37)

    9

    Uso de pronombre lo considerado por Vidal de Battini y por Nardi como redundante: No se me lo ha resfriado. Me lo va a escribir la carta. Nardi da la siguiene explicacin para este fenmeno: Otro prstamo del quechua es el uso de lo redundante junto a objeto directo expreso y sin concordancia de gnero. Corresponde al empleo frecuente en quichua del sufijo de flexin verbal pu, indicador de que la accin no es en beneficio del actor y que tiene un objeto directo o indirecto de tercera persona: te lo vamos a cortar la soga, tocmelo la chacarera, atajmelo la yegua, me lo queran abrir la puerta, no me lo ha curao mis plantas, escrbamelo una carta, quiero que me lo hagan noms la escritura, tomemel la mitarcita siguiera, etc. Este uso del lo no slo es comn en el habla rural sino

    2): Enton lo

    tambin en el habla urbana del Noroeste. (Nardi 1979a:148). Cerrn Palomino atribuye este rasgo a un calco del sufijo verbal quechua rqu que tom el significado aspectual de accin repentina o inesperada (Cerrn Palomino 1992: 220-22 apareci y bueno, l cuidaba sus ovejitas todos los das. (LTA: 152).

    9

    Usos de tiempos verbales

    Preferencia por el uso del pretrito perfecto: lo han venido a buscar; Y la reina los ha hecho matar a los Varela (LTA: 25) Y que ha salo y ya que sali noms el zonzo (LTA: 30) Se ha puesto a comer la perrita y cuando ha como se ha muerto (LTA: 30); Que se han acostao bien abrazao con el otro, con el novio. El tonto se ha levantao a la noche, ha ido al bao y lo ha ensuciado al otro. (LTA: 32)

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  • 13

    Preferencia por las formas perifrsticas del futuro de probabilidad: han de ser las sern las

    c) L

    ran desarrollados estos temas. Ricardo Nardi (1979) sintetiza la influencia de los sufijos quechuas en algunos usos

    y, a veces, despectivo: tontulo tonto, zonzo; nculo que vara de cario a respeto con la primera persona: viday

    9 ncia del quechua en la anteposicin del

    9 significado de por

    9 dubitativas: Cmo sera!, Cunto costara!, Por dnde andara!,

    Vaya a saber qu comera! Ellas se emplean no slo para ponderar sino tambin para responder incluso cuando el interrogado conoce la respuesta exacta. (Nardi

    os que, al

    9doce; en otras regiones del pas suele usarse con mayor frecuencia: doce.

    xico 9 Son de origen cacn los nombres terminados en ao (del cacn o del tonocot) y los

    terminados en gasta. En los artculos de Nardi sobre toponimia y antroponimia se encuent

    9de la regin. Slo incluimos aquellos que nos parece se usan en Antofagasta de la Sierra:

    -na se usa en la formacin de sustantivos significa accin potencial, objeto o instrumento de dicha accin, o lugar de la misma, por ejemplo sombreana lugar donde se est a la sombra -cha se usa en la formacin de verbos que significan hacer o crear lo denotado por el tema; y tambin, quitarlo, por ejemplor: culanchar y culanchear recular, retroceder, echarse atrs, acobardarse, tener miedo -lo / -lu forma a partir de sustantivos, adjetivos y verbos, adjetivos que indican posesin en grado aumentativo turulo aturullado, turulato, tonto, distrado, loco (1979a:144). -y sealar un vmi vida; mamitay mi mamita. -rpa indica accin sbita, brusca, rpida, definitiva o total: sustarpiar asustar intensamente. Tambin seala Nardi la preseespecificador y del adjetivo: especificador + ncleo: Punta Corral; adjetivo + sustantivo: sacha en quechua significa del monte o silvestre; cuasi, seudo o falso: sacha limn, sacha mdico. Otras construcciones calcadas de la sintaxis quechua hacen uso del gerundio. Un caso es el empleo de qu diciendo? o qu haciendo? con el qu? cmo?. Tales expresiones son la traduccin del quichua imata nis? e imata ruas?, respectivamente. Por ejemplo: Qu diciendo has quebrao los gevos?; Qu haciendo te has lastimado? (Nardi 1979a:148) Un rasgo estilstico y mental atribuible tambin al quechua es el frecuente uso de expresiones

    1979a:149)

    6. Antofagasta de la Sierra y el espaol andino Hemos visto en los puntos 2 y 3 de este trabajo cmo se constituy el espaol del Noroeste y cmo el habla de Antofagasta de la Sierra forma parte del llamado espaol rural de nuestro pas en el que se destaca la gran presencia de formas arcaicas. En los puntos 4 y 5 vimos la historia de la lengua de esa regin en contacto con las lenguas indgenas pre y post hispnicas y sus rasgos lingsticcontrario de las partes 2 y 3, la separan o diferencian del espaol del resto del pas. Veremos ahora la pertenencia lingstica del espaol de Antofagasta de la Sierra al denominado espaol andino y los rasgos lingsticos que la caracterizan. Desde 1999 el lingista Germn de Granda desarrolla investigaciones tendiendes a incluir histrica y lingisticamente al espaol de Noroeste dentro de la regin mayor del espaol caracterizada por un extenso contacto con la lengua

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    e el mantenimiento de una lengua diferente de la estndar. Lings

    tomado del trabajo de Granda quellos rasgos lingsticos que hemos encontrado que el espaol de Antofagasta de

    exp

    quechua. Granda considera que en la regin que se extiende entre Huancavelica y Potos se produjo a partir de mediados del siglo XVII una crisis econmica que tendi a aislar culturalmente la zona del resto del Alto Per (entre otras cuestiones se produjo una disminucin de la problacin espaola y criolla y una creciente ruralizacin de la zona) (Granda 2002: 14-16). Esta zona, que se encuentra dentro de una regin considerada entre las centrales por el mismo autor en su descripcin de la constitucin del espaol de Amrica (ver punto 2 de este mismo trabajo), se comporta lingsticamente de manera diferente a como lo haba hecho en la etapa anterior a 1650: no slo no elimina los rasgos tomados de la lengua quechua sino que los incrementa y afianza. Persisten hasta la actualidad sus caractersticas de aislamiento econmico lo que favorec

    ticamente esta regin se caracteriza por la notablemente conservacin de rasgos arcaicos del espaol y por la incorporacin de un nmero importante de otros influidos por el quechua.

    La coincidencia de rasgos entre el Noroeste argentino y la regin surandina, que Granda extiende hasta Colombia, le permite entonces incluir a la regin de la que nos ocupamos en este trabajo en una extensa rea denominada de espaol andino. Para esta parte de nuestro artculo hemosala Sierra comparte con el resto de la regin andina. Incluimos, en algunos casos,

    licaciones del autor y ejemplos antofagasteos.7 9 Lo aspectual: Y resulta que de improviso lo aparece el hombrecito, se, de una

    estatura no ms de setenta centmetros, chiquito. (LTA: 149);

    Neutralizacin en lo de los clticos espaoles de tercera persona (por la falta de clticos y de transicin de

    9

    tercera persona objeto en quechua): l lo agarra la llave (LTA: 124); Los tesoros no lo han encontrao y no lo han encontrao. Bueno dice, andate para mi casa ah estan mis hijitos, tirmelos de los cabellos, ensuciame la casa y dejalo (LTA: 43);

    Eliminacin de clticos preverbales (idem): Ya te _ voy a dar... (LTA: 42); Bueno, me voy, chango, vo has de cuidar la chancha, no vas a descuidar _ que vamo a tener_ para el primero de agosto. (LTA: 82); As que apenas se ha dentrao el sol ha agarrao su burrito, se ha acercao a la casa, _ ha dejado ah, ha ido a la casa a dar de tomar t a sus hijitos (LTA: 111); Y bueno, y de ah qui dice, _ llevan preso y le han dao la comida, po (LTA: 138); Qu pasa, p

    9

    or qu ha trado la sopa? _ pregunta la princesa. No _ quiere recibir (LTA: 138); Y ha hablao el nio y me ha

    9

    a levantar esa piedra y ah va a estar esa llave; (LTA: 110); _ dnde va _ ir este tonto, opa?

    ez (LTA: 69).

    dicho que no _ haga llegar en un solo pueblo. (LTA: 153); As que yo _ alzaba, y liba, le pona el pie y rezaba en secreto. (LTA: 153).

    Omisin de preposiciones (idem): Mataran _ unos cuantos Varela tambin (LTA: 25); Ah lo llevaban como _ un santito. (LTA: 25); Cuando le ha entregado las cosas para que l tenga, para que l vaya a dar de comer _ su hijo no ha alcanzado a correr un trecho y se ha vuelto en piedra. (LTA: 55) La ha mandao _ buscar a la madre y mientras vena se han puesto a hablar (LTA: 68); Entons ust va _ ir en el ojo de agua, y al ladito el ojo ah va a estar una piedra, va

    (LTA: 30); Y ya no s _ qu hora jueron a la pieza y que le dice (LTA: 67); Y se haba ido _ lo otro da, la otra noche y qui di vuelta otra v

    7 Ana Mara Fernndez Lvaque y Juana del Valle Rodas (1998 y c/2003) en trabajos donde incluyen sus propias investigaciones y las de otros estudiosos muestran la vigencia de muchos de estos rasgos en el espaol de Salta.

  • 15

    9 Empleo de qu haciendo / qu diciendo con funcin interrogativa causal o modal: No s cmo haciendo se enferm la seora (grabacin).

    9 Anteposicin del objeto al verbo al igual que en quechua, lengua en la que el orden

    sintctico es SOV: Todo tengo que llevar yo (LA); Cinco tiros le hice (grabacin).

    Extensin de contextos de uso de formas verbales de gerundio con funcin aspectual durativa: Me vengo olvidando de lo que te promet; Ah ande se ha largao la apuesta, han hecho la raya y se han mandao cuesta abajo... Correr y mirando, mirando y mirando quin ven

    9

    a ganando... se ha levantao la piedra, le ha quedao derecha la cola derecha! (LTA: 72) Y una vez una seora andando, viniendo de campear la hacienda ya vena a eso de las ocho y media, cuando se empieza a hacer la noche. (LTA: 149) Extensin de contextos de uso de construcciones verbales causativas. Usar de las pruebas de las escuelas: La nena le dice al bebe mir Guille un nene como vos: lo

    9

    hace mirar al nene y el nene lo hace pedazo y lo hace migas y despus la nena se

    la nena se acerca y le hizo verva con la revista sin tapa; Haba una vez en una casa una nena y un bebe dijo la nena mira Gille un bebe igual que t de cerca. (PE)

    9 Retencin de sintagmas arcaizantes de negacin: Nadie no vino hoy a mi casa.

    Nunca que no la destape (LTA: 37)

    Empleo de clticos preverbales inciales en estructuras oracionales exhortativas. Tal como lo a

    9

    firma Granda en esta regin tiene funcin exhortativa y no imperativa (Granda 2002: 73). Lo agarremos, lo echemos en un sitio (LTA: 29) Lo metemos, lo matemos y lo saquemo el cuero y lo pongamo y hagamo una adivinanza para ... (LTA: 29)

    Dice con la funcin de diferenciar lo que el hablante sabe por su propia experiencia de aquello que se enter por otros. Tu mam ha venido dice. la gente comenta que tu mam vino, yo no lo he comprobado personalmente (Granda 2002: 46). Entonces dice

    9

    que le ha encontrado Mara Santsima, que le dice (LTA: 42); Y ya dizque haca como una semana que no lo va a adivin. (LTA: 32); Y que han hecho as y una de las codiciosas lo ha largado a propsito la pancita del corderito al ro, y la pancita se ha ido con el agua y ha ido y se ha vuelto a encontrar con la Virgen y que le dice (LTA: 43)

    Tenemos ejemplos de otros dos rasgos lingsticos escuchados en Antofagasta

    ciudad de Catamarca: y sealados por Granda empleados por hablantes provenientes de La Rioja y de la

    9 Empleo de lo que causal: Lo ret lo que lleg tarde (hablante de la ciudad de

    Catamarca). Empleo de harto con significado de cantidad: Yo me acuerdo haber insistido

    hartamente9

    en corregir esas cosas y todos los maestros lo hacan, por eso ahora se oye menos (hablante de La Rioja).

    7. El habla de Antofagasta Hasta ahora hemos visto cmo se constituy el espaol de Antofagasta de la Sierra. Iniciamos en esta parte del trabajo una breve introduccin a la realidad lingstica presente.

  • 16

    os, ya a principios del siglo X no

    unos hablantes pronuncian una s t

    se describi en el unto 3

    os adecuan su forma de hablar a la nuestra. Este

    t compuesta de formas similares a las del habla ral de todo el pas y de otras provenientes de las lenguas indgenas (en particular del

    acn

    la investigacin de la que este rcepcin y

    iferenciacin que inclua la pregunta En qu son diferentes de los de Corral / Antofagasta/ El Pen ,etc.?

    La miren la ciudad donde no se

    dice ni consideran menos

    marcada especialmente en lo que a la tonada se refiere:

    En la actualidad, en Antofagasta de la Sierra solamente se habla espaol. Los habitantes de alrededor de 50 aos dicen que sus abuelos no hablaban ninguna lengua indgena (ver Introduccin en este mismo libro). Sabemos por los datos histricos que Antofagasta fue un territorio multilinge en el que en algn momento convivieron el cacn, el quechua y el espaol (probablemente tambin hubo hablantes de kunsa). de acuerdo con lo que dicen los antofagasteX se hablaba otra lengua que no fuera el espaol. Estos datos coinciden con los de Ricardo Nardi quien afirma que la extincin del quechua en las provincias de Catamarca y de La Rioja data de principios dle siglo XX. De acuerdo con las grabaciones registradas desde 1995 por Silvia Garca y por Diana Rolandi y por nuestra propia experiencia en 2004, el habla de Antofagasta se caracteriza por una importante variacin en la fontica. Alg

    ensa en final de palabra y en el interior de las palabras antes de consonantes, y otros aspiran esas mismas eses hasta casi hacerlas desaparecer. En algunos casos, el mismo hablante alterna una y otra forma de pronunciar.

    Con las consonantes palatales sucede algo similar, comop : alternan la pronunciacin de dos palatales diferentes con la de una sola, ya sea que se pronuncie como una y o como una . Durante el servicio religioso de la capilla catlica, los fieles entonaron el Aleluya usando la palatal . Esta variacin corresponde y depende de la situacin comunicativa en la que se estn desempeando. En las conversaciones con nosotros (los que venimos de Buenos Aires), los antofagastemecanismo se hace particularmente notable cuando, durante nuestras visitas, se dirigen a un miembro de su familia o a un conocido y cambian el ritmo, la pronunciacin y las estructuras. El dialecto antofagasteo esruc y del quechua) y tiene muchos de estos rasgos en comn con el espaol de las distintas zonas de la regin andina. Este extenso departamento, con algunos ncleos urbanos de no ms de unos cientos de habitantes pero con la mayor parte de la poblacin distribuida a lo largo de todo el territorio8, ha desarrollado un fuerte sentimiento de pertenencia y de diferenciacin del resto de sus vecinos como pudo verse en el cuestionario sobre identidad presentado y analizado en el captulo Autopercepcin identitaria de este libro. Los antofagasteos han dependido de muy distintas administraciones polticas a lo largo de su historia, viven en un lugar de difcil acceso para los visitantes, pero ellos son viajeros asiduos y conocen el mundo que los rodea. El cuestionario, que fue tomado por el equipo de antroplogos a cargo deartculo forma parte, inclua el punto nmero 6 referido a AutopedQuemado/ Fiambal Veremos a continuacin algunas de las respuestas a esa pregunta.

    ada propia Los antofagasteos se consideran ms amables que

    buenos das ni buenas tardes (Antofagasta). Saben que su lengua es diferente a la de otros lugares y la

    8 Antofagasta de la Sierra es el departamento ms grande de la provincia de Catamarca (28.097 km2)y tiene una poblacin de 1285 habitantes, lo que implica menos de un habitante por kilmetro cuadrada. De acuerdo con el INDEC toda la poblacin del departamento se considera rural, ya que se clasifica como rural a la poblacin en localidades de menos de 2000 habitantes o en campo abierto (INDEC 2001).

  • 17

    (Antofagasta).

    no se ccir la olla dicen la oa.

    ambin nombran las cosas con palabras distintas. Con la gente del Salar o

    gar tiene su forma de hablar, su sistema, y que las diferen

    n la zona.

    lento q gasta (Antofagasta).

    ono de voz, las palabras que usan son las mismas. (Antofagasta)

    Catamn.

    mejor los de Antofagasta y mejor de todos los de Catamarca

    ambin reconocen su contacto quechua:

    lecto departamental se concentra en el centro: A medida que se van alejand rcan el hab tras provinc

    est un poco relacionada con los de Beln. n casi como los riojanos.

    ntofagasta)

    a [que los de Catamarca]. Ellos

    agasta y El Pen)

    n Laguna Blanca tienen el habla de Corral Quemado. En Catmarca ya es

    Los belichos tienen una tonada, es una forma alargada de las palabras y no hablan bien clarito. Usan palabras distintas Hacen observaciones sobre las palatales y observan que en territorio salteo onserva la ll que ellos suelen pronunciar: Usan mucho el pues y por ejemplo en vez de deTms arriba no hay diferencia. (Antofagasta) En Salta se acenta mucho la e. (Antofagasta) Saben que Cada lucias no aparecen slo en la forma de hablar sino tambin en el modo de vivir.

    Por eso no siempre pueden opinar sobre quines hablar mejor porque uno ya est adaptado aqu e

    Las diferencias en la forma de vida inciden en su hablar por eso Hablan ms ue en Beln y Catamarca, por la vida ms lenta que llevan en Antofa

    Los de Tinogasta hablan distinto de los de Antofagasta y los belichos: se nota en el t Estn orgullosos de su forma de hablar y slo compiten con la ciudad de arca: El de Antofagasta habla mejor que el de BelHablan (Antofagasta) En Catamarca hablan mejor. (Antofagasta) TEn Antofagasta se usan palabras quichuas como yunta que en otro lado no se usan. El diao de la poblacin de Antofagasta de la Sierra aparecen diferencias que ace

    la al de otras regiones. El antofagasteo evala tambin la lengua de oias: El habla de los de El PenLos de Beln tienen una tonada diferente, hablaBeln y Corral son lo mismo: ellos tienen el habla ms larga, son largueros para hablar. (AAntofalla es igual a Antofagasta (Antofagasta) En El Pen pronuncian ms las eses y los reconoce por el habla (Antofagasta) Los antofagasteos tienen la voz ms gruestienen palabras diferentes que en Antofagasta no se utilizan, por ejemplo, en Antofagasta dicen aqu, pero en Catamarca, ac. En Antofagasta erba, en Catamarca: ierba. (AntofEn Tinogasta ya hay otra forma, en Palo Blanco, otra. En cada pueblito va cambiando. En la Puerta y ms arriba en Corral Quemado ya tienen otra forma de hablar. (Antofagasta) Emuy distinto; ellos hablan bien, son bien corregidos en todo, para nosotros ya son porteos. (El Pen)

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    son do

    encontrs que ienen diferentes tonos, se mezclan las dos cosas. (Antofagasta)

    antofagotros a

    pertenecido a distintas provincias o a distintos ses como Chile, algunos son medio achilenados, otros son as, que

    inguno. (Antofagasta)

    la imita

    agasta por ah tiene un puntito (no todas las palabras) que nunca lo no siempre porque haba un

    ln tienen una tonada diferente, hablan casi como los riojanos. Con

    n los de Beln, en cambio los de Antofagasta, no. (El Pen y

    ichos y los

    os belichos tienen una voz ms alargada, un tono ms alargado. mo si fuera una tonada.

    s muy distinto de la e Beln. Los antofagasteos hablan mejor que los belichos pero slo respecto

    ntido. (Antofagasta)

    al catamarqueo y toma distancia de Beln: Los de Beln hablan diferente, tienen otra tonada, con los de Salta es casi lo mismo. Antofalla y el Salar del Hombre Muerto pertenecen a Antofagasta, es

    Es fuerte el sentimiento de relacin con Salta y Catamarca. Catamarca y Salta s extremos positivos de la lengua bien conceptuada: Catamarca, Antofagasta y Salta es la misma habla. (Antofagasta) El habla de Antofagasta se mezcla un poco con parte de Salta y parte de Catamarca. No se identifica bien si tiene un solo tono o por ahvYo pienso que nosotros, inclusive, queremos ser ms parecidos a Salta o a otros lugares ms para el norte, no para el sur. (Antofagasta) La memoria de los cambios de dependencia jurisdiccional le han enseado al asteo a reconocer y a respetar la diversidad lingstica. El conocimiento de los

    travs de los viajes ayuda a relativizar las opiniones: Cada pueblo tiene sus costumbres. [En Antofagasta], como siempre viene gente y como el pueblo ha paaprenden de toda la gente un poco, pero castellano perfecto, perfecto, no lo sabe n

    El otro lingstico es el habla de Beln que tambin es el blanco de la risa y de cin:

    En Antofva a dejar, que a veces se usa el pu perocontacto con Salta, pero en Antofagasta no se va a encontrar el habla del belicho. El belicho y el cordobs son los ms notables Los de Beln tienen un tono y nosotros otro: entre los belichos y los antofagasteos. Los belichos tienen una voz ms alargada, un tono ms alargado. (La Banda) Los de Belos santamarianos no nota diferencia. El habla de los de El Pen est un poco relacionada coAntofalla) Beln y Corral son lo mismo: ellos tienen el habla ms larga, son largueros para hablar. Los de Beln tienen un tono y nosotros otro: entre los belantofagasteos. Una amiga artesana de mi mam deca: A donde est doa Ana Mariiaa? (Antofagasta) LLos belichos hablan diferente, es ms cantado, es coParece como que cantan. (Antofagasta) Pero las burlas esconden a veces otros sentimientos: En Antofagasta tenemos nuestro forma de hablar, porque eddel cantito que ellos tienen mejor forma de expresarse, estn mejor instruidos. Ac estamos bien ms atrs en ese se En sntesis, el antofagasteo piensa que su hablar se parece al salteo, admira

    todo lo mismo.

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    una de la que recalcan su lengua y costumbres antiguas, su laboriosidad y modales:

    ambiente social y con el que llega, nada

    ya no n silbando, etc. (Corral Quemado)

    c r por ejemplo dicen mi chancao, para hablar.

    Hablan peor, pero slo en algunas palabras. (Corral Quemado)

    ueso y pa all. [...]Tambin hay diferencia

    icen quieso, pero no hay mucha

    fuerte. Tienen otra tonada, dicen qui vamos a hacer. (Corral Quemado)

    sta. No s qu habr... no s

    ninguna palabra en quichua ni nada. (Fiambal)

    . La escuela y la lengua

    ntofagasta concurren 225 alumnos de inicial a

    l cuadro n 3, casi la totalidad de los nios entre 6 y 12 aos concur

    La mayora de los docent

    a la escuela

    escuela de Antofagasta tiene una buena retencin de alumnos y que se obtienen

    La mirada de los otros Como ya se dijo el cuestionario se tom tambin en localidades de los valles. Los habitantes de Corral Quemado, Fiambal y Antinaco opinan sobre el hablar de lap

    Los de la puna son ms despiertos y ms activos, ac estn insertados en oficinas pblicas. En El Pen hay otro que ver con Corral. (Corral Quemado) No gritan ni retan, es mejor y les gustara imitarlos. (Corral Quemado) Principalmente ellos tienen mucho respeto a la gente, como aqu. Pero slo la gente ms grande, de 25 aos. Los chicos de 15 o 17 aos para abajo respetan: tutean a gente grande, pasaEn la puna hablan poco. (Fiambal) En Antofagasta hay diferencias en la forma de hablar, otro tono. Hay ostumbres de antes en la forma de habla

    se ha molido el pie o el dedo. (Antinaco) Los de Laguna Blanca hablan ms criollo: no se expresan

    Sealan algunas difrencias de pronunciacin: En la puna dicen quieso por qen la tonada. (Corral Quemado) En Antofagasta en vez de decir queso ddiferencia en la tonada. (Corral Quemado) Hay pocas diferencias en el hablar con los de la puna. La gente Ro Grande habla ms

    Tambin tienen presente que en la puna hay una fuerte influencia quechua: Es casi igual con la gente de Antofalla y Antofaga

    8

    El departamento de Antofagasta de la Sierra posee escuela primaria desde 1907. En la actualidad posee la escuela n 494 ubicada en la localidad de Antofagasta es cabecera departamental y abarca las escuelas n 116 de Antofalla, n 142 de El Pen; n 167 de La Aguadita con un anexo; n 178 de Las quinuas y n 495 de Los Nacimientos (27 alumnos). A la escuela de A

    9 ao, con una sola divisin por ao. Se dictan en esa escuela los tres niveles de la educacin general bsica (el

    tercer nivel fue creado hace unos pocos aos) en perodo de septiembre a mayo. La escuela posee un edificio nuevo desde 1996 que comparte con el nivel Polimodal. Como puede verse en e

    ren a la escuela. En la escuela trabajan 24 docentes en sus tres ciclos. Cuatro de los maestros,

    es decir el 17% son del departamento Antofagasta, los restantes son de otros departamentos o de otras provincias, sobre todo de Tucumn.

    es no antofagasteos provienen de Santa Mara. Hace unas dcadas era frecuente que los padres no mandaran a sus hijos ya que preferan que cuidaran las majadas. En la actualidad eso cambi. De acuerdo con las charlas que tuvimos con algunos docentes, sabemos que la

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    buenos resultados, inclusive mejores comparados con experiencias de Beln y Santa Mara.

    En cuanto a la mirada sobre la lengua, los docentes detectan errores en el habla de los chicos que tambin estn presentes entre los adultos antofagasteos y son los propios y generales de toda la regin.

    Los problemas detectados en cuanto al rendimiento escolar se refieren a problemas en el rea de la comprensin lectora. En cuanto a las caractersticas lingsticas sealan: 9 alteraciones de acento del tipo nero, ctubre (en 5 hablamos de acentuacin esdrjula por influencia del tipo de entonacin) 9 uso del tipo gaeta por galleta; 9 errores en verbos regulares: cuerre por corre; puene por pone; 9 en irregulares dea por d 9 el uso de los pronombres, especialmente lo referido al pronombre lo de uso general en los casos en los que en otras regiones se usa acusativo (lo, la, los, las) o dativo (le, les) (ver ejemplos en 5.b) 9 lxico arcaico.

    Los maestros sealan que esos rasgos son tan fuertes que llegan a afianzarse en los hijos de los maestros que trabajan en la escuela.

    Paralelamente, los padres tambin tienen quejas de la escuela porque consideran que no corrigen errores, ya que sus hijos traen a la casa palabras que aprendieron all (ancanza por alcanza, por ejemplo).

    Conviene sealar que entre los errores detectados por los maestros se encuentra muchos de los rasgos que nosotros consideramos dialectales en nuestra descripcin. Desde el propio dialecto, los padres consideran errores a aquellos que los chicos aprenden en la escuela de los otros chicos que vienen de usos lingsticos diferentes.

    La regin de Antofagasta es un rea rural en la que naturalmente se da una gran variacin lingstica. A partir de lo que el INDEC llama poblacin rural agrupada y que nosotros consideramos en sus hbitos culturales verdaderos ncleos urbanos, se establecen una cantidad de situaciones sociales que en las que la interaccin espera un dialecto ms homogneo tanto en lo oral como en lo escrito. En varios lugares de este artculo hablamos de lengua estndar. Entendemos por lengua estndar la que es aceptada como correcta por una comunidad. Las lenguas estndares son el resultado de una intervencin directa y deliberada de la sociedad que produce una lengua estndar donde antes haba dialectos (es decir, variedades). Ciertos usos se consideran incorrectos y se apoya y fomenta el uso de los considerados correctos. La escuela es el lugar en el que los chicos se encuentran por primera vez con esa lengua unificada, que es la meta escolar y que es difundida por los escritores, los peridicos, la radio, etc. Como dice un maestro antofagasteo hay un lenguaje general y un lenguaje regional.

    En las ltimas dcadas, Antofagasta de la Sierra se encuentra en ese proceso de urbanizacin que requiere una lengua comn o un estndar regional, que se diferencia como dialecto de los estndares regionales de otros lugares. Es lo que los padres esperan de la escuela cuando se quejan de que no corrigen, por ejemplo.

    Un requisito imprescindible es que esa lengua sea aceptada por toda la comunidad y que, en consecuencia, esa comunidad se sienta representada por esa lengua. Esa necesidad de identificarse en la lengua de la comunidad donde se vive es tan fuerte que, como sealan los maestros, hasta sus hijos adoptan las formas de habla de sus pares o compaeros y del lugar donde viven. Es decir que la lengua meta de la escuela debe definirse sobre la base del habla propia del lugar y no de la de otras regiones.

    Veamos ahora algunas cuestiones relacionadas con la tarea de la escuela y la diversidad de la realidad en la que acta.

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    9. Usted, qu es lo que es?

    Durante la dcada del 90 los cambios que se produjeron en la educacin de

    nuestro pas se hicieron en gran medida amparados en la necesidad de reconocimiento de la diversidad cultural de nuestro pas y, por lo tanto, de la diversidad en el aula. Este hecho plantea dos tareas distintas pero complementarias en el trabajo escolar: el respeto por la diversidad y la atencin de la diversidad. En el primer caso se trata de la enseanza y la prctica de la tolerancia que nos rodea (interna y externa al aula). En el segundo caso, se trata de disear una escuela que d las respuestas necesarias para que los chicos, que tienen saberes diferentes y, por lo tanto, diferentes "distancias" respecto de los saberes meta de la escuela, puedan alcanzarlos.

    En los Materiales de apoyo para la capacitacin docente se seala que: "La funcin de la escuela es esencialmente la integracin de esas

    diferencias, sin privilegios ni exclusiones. Esto significa revisar mecanismos simplistas de transmisin de la cultura y hacerse cargo de la diversidad cultural como dato ineludible." (Ministerio de Cultura y Educacin 1997: 12) [El subrayado es nuestro] Ahora bien, cul es la realidad cultural de Antofagasta y por qu es diversa o

    mejor dicho diversa comparando con qu. La realidad social de los alumnos que concurren a la escuela de Antofagasta se

    sintetiza en los cuadros 1 a 3 elaborados sobre datos del Instituto Nacional de Estadsitcas y Censos (2001) y del Consejo Federal de Inversiones (1980-1995).

    Cuadro n 1: Poblacin y superficie Poblacin total Poblacin rural

    agrupada Poblacin rural dispersa

    Superficie Porcentaje de superficie sobre total provincial

    1285 79,38% 20,62% 28.097 km2 27,38%

    Las caractersticas del habla del departamento se corresponden con esta realidad de poblacin rural extendida en un territorio inmenso con dificultades de traslado durante varios meses al ao. Se pueden inferir tambin realidades familiares y habitacionales en las que los nios deben cumplir con sus tareas escolares, hablamos de aspectos como acceso a bibliotecas, textos escolares, espacios, muebles y luz para escribir y leer y recursos extraescolares como televisin, videos, cine, peridicos, etc.

    Cuadro n 2: Salud Tasa de mortalidad infantil Poblacin sin obra social 27 %0 74,41%

    Antofagasta de la Sierra posee un hospital en el que la poblacin recibe la

    atencin de un mdico que habita todo el ao en la localidad. Dentro del mismo departamento, la poblacin debe trasladarse para atenderse en la localidad de Antofagasta. Muchos casos mdicos son derivados a Beln y a la ciudad de Catamarca, cuando es necesario, lo que se traduce en el caso de los nios en ausentismo escolar prolongado tanto cuando se trata de su propia salud como la del adulto a cargo de quien est.

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    En cuanto al dato de mortalidad infantil, el nmero correspondiente al departamento de Antofagasta es muy alto si, adems, se compara con el total de la provincia (15, 5%0) y del pas (16,5%0).9

    Tambin es fundamental tener en cuenta los datos que muestra el cuadro n 3 que sealan el grado de apoyo y ayuda que pueden recibir los chicos en su casa para cumplir con las tareas escolares. Cuadro n 3: Educacin Jefes de hogar sin asistencia escolar

    Jefes de hogar con primaria incompleta

    Nios de 5 aos que asisten a la escuela

    Nios de 6 a 12 aos que asisten a la escuela

    Nios de 13 a 17 aos que asisten a la escuela

    14,70% 54,60% 39,10% 96,70% 38,70%

    Frente a esta realidad de dificultad para contar con un monitoreo adulto en la casa para el seguimiento escolar, encontramos una altsima asistencia entre los chicos de 6 a 12 aos.

    Ante la pregunta sobre cmo se planifica la tarea escolar. Algunos docentes se sienten solos. Afirman que en otros lados el maestro tiene otro tipo de apoyo: cursos, especialistas con quienes consultar. En general los materiales didcticos muestran realidad ajenas: El mensaje parece ser Vyanse de ac. El campo se est despoblando., afirma un maestro.

    Tal como se vio en las conclusiones de la primera parte llegan a Antofagasta propuestas de afuera, que miran la realidad desde ideas ajenas.

    "Consideramos que la institucin escolar debe tomar como punto de partida el desarrollo lingstico que los alumnos y las alumnas han alcanzado antes de ingresar en la escuela, como as tambin las experiencias que tienen fuera de ella. A partir de: quines son, de dnde vienen, cmo hablan, qu leen o escriben, etc., debemos proporcionarles los instrumentos lingsticos que les permiten el acceso a una educacin y un progreso acadmico, social, cultural y econmico." (Ministerio de Cultura y Educacin 1997: 13) [El subrayado es nuestro] La escuela, cuando ensea la lengua y cuando la corrige, influye en la forma de

    la lengua (muchas veces llama errores a los rasgos dialectales de una regin y los corrige para eliminarlos) e influye en la mirada que los propios hablantes y los otros tienen sobre la lengua. Cuando la correccin del error entraa la descalificacin del habla de la familia, puede contribuir a una inseguridad lingstica que se manifiesta en retraimiento por parte de los chicos para evitar cometer errores que son sancionados. Si el chico no entiende qu se le corrige, evita volver a equivocarse escribiendo o hablando lo menos posible.

    Una planificacin escolar debera incluir una buena reflexin sobre la lengua de partida y sobre la lengua meta, acuerdos entre los docentes sobre los temas para corregir, sobre el orden y las edades en las que se trabajaran los distintos temas y sobre la forma en la que se intervendra sobre la lengua. De acuerdo con nuestra experiencia los adultos de Antofagasta de la Sierra tienen cosas para decir al respecto. La lengua materna es parte del patrimonio de los pueblos y forma parte de su derecho a la identidad.

    Us como ttulo de este apartado final del artculo la frase con la que me recibi una de las pobladoras de Antofagasta de la Sierra en la terminal de mnibus de la ciudad de Catamarca. Mientras yo miraba cmo se llenaba de gente y equipaje el

    9 Los datos de mortalidad infantil del departamento Antofagasta de la Sierra corresponden a la dcada del 80 (el porcentaje en la ciudad de Catamarca era de 4,7%0 en ese momento). Los datos siguientes estn tomados del INDEC y corresponden al ao 2001.

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    micro de la lnea El Antofagasteo y me preguntaba cmo iba a hacer para conseguir un asiento para viajar las 12 horas que me esperaban hasta mi destino, se me acerc una amiga de mis colegas y me pregunt: Usted, qu es lo que es?. Era demasiado evidente por mi ropa, mi equipaje y mi actitud que yo era de afuera o ms precisamente que ella me identificaba como miembro del equipo de antroplogos. Yo no supe qu contestar y eso le confirm mi pertenencia al equipo. Logr viajar sentada y en compaa porque ella s saba quin era y se era su lugar.

    Este ttulo es la pregunta de todo este libro, es sobre lo que inquiere el cuestionario que se analiza en la primera parte, es lo que pregunta la escuela y es lo que los padres le preguntan a la escuela.

    Las respuestas y la planificacin de las acciones pueden ser una respuesta comunitaria en la que cada uno aporte desde lo que es. 10 Bibliografa Alonso, Amado. 1976. La base lingstica del espaol americano. En: Estudios lingsticos. Temas hispanoamericanos. Gredos, Madrid: 7-60. Cerrn-Palomino, Rodolfo. 1987. Lingstica quechua. Centro de Estudios rurales andinos Bartolom de Las Casas, Cuzco. Cerrn-Palomino, Rodolfo. 1992. La forja del castellano andino o el penoso camino de la ladinizacin, en Herndez Alonso, Csar (coord.) Historia y presente del espaol de Amrica. Junta de Castilla y Len, Pabecal. Valladolid: 201-234. Consejo Federal de Inversiones: www.cfi.org.ar Fernndez Lvaque, Ana Mara y Juana del Valle Rodas (comp.). 1998. Espaol y quechua en el noroeste argentino. Contactos y transferencias. Universidad Nacional de Salta. Salta. Fernndez Lvaque, Ana Mara y Juana del Valle Rodas (comp.). c/2003. Historia y sociolingstica del espaol en el noroeste argentino. Nuevas investigaciones. Universidad Nacional de Salta. Salta. Garca, Silvia P.; Diana S. Rolandi y Daniel E. Olivera. 2000. Puna e historia. Antofagasta de la Sierra, Catamarca. Asociacin Amigos del Instituto Nacional de Antropologa, Buenos Aires. Garca, Silvia P. y Diana S. Rolandi. 2000. Cuentos de las tres abuelas. Unesco, Buenos Aires. Granda, Germn de. 1994. Sobre la etapa inicial en la formacin del espaol de Amrica y Formacin y evolucin del espaol de Amrica. poca colonial en: Espaol de Amrica, espaol de frica y hablas criollas hispnicas. Cambios, contactos y contextos. Gredos, Madrid: 13-92. Granda, Germn de. 2002. Lingstica de contacto: espaol y quechua en el rea andina suramericana. Universidad de Valladolid, Valladolid. INDEC (Instituto Nacional de Estadsticas y Censos). 2001. Resultados provisorios. Total Pas. Censo Nacional de Poblacin, Hogares y Viviendas. Secretara de Poltica Econmica, Ministerio de Economa. Buenos Aires

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    Ministerio de Cultura y Educacin de la Nacin. Materiales de apoyo para la capacitacin docente. EGB. Caracterizacin de los captulos de los CBC. Rca. Argentina, 1997. NARDI, Ricardo L. J. 1962. El quichua de Catamarca y La Rioja. Cuadernos del Instituto Nacional de Investigaciones Folklricas 3: 189-285. NARDI, Ricardo L. J. 1979a. Lenguas en contacto: el substrato quechua en el noroeste argentino. Filologa XVII-XVIII( 1976-1977): 131-150 NARDI, Ricardo L. J. 1979b . El kakn, lengua de los diaguitas. Sapiens 3: 1-33. Chivilcoy. Rosenblat, Angel. 1964. La hispanizacin de Amrica. El castellano y las lenguas indgenas desde 1492. En: Presente y futuro de la lengua espaola II. Actas de la Asamblea de Filologa del I Congreso de Instituciones Hispnicas. Ofines. Madrid: 189-216. UNESCO. 1996. Nuestra diversidad creativa. Informe de la comisin mundial de cultura y desarrollo. Unesco/Correo de la UNESCO. Mxico. Vidal de Battini, Berta Elena. 1964 (1 edicin 1954). El espaol de la Argentina. Estudio destinado a los maestros de las escuelas primarias. Consejo Nacional de Educacin, Buenos Aires. AGRADECIMIENTOS Quiero agradecer la hospitalidad y la amabilidad con que las personas de Antofagasta de la Sierra me admitieron, escucharon y respondieron. La directora y los maestros de la escuela n 494 me recibieron cordialmente y me abrieron las puertas de sus aulas para trabajar con los chicos. A todos ellos mi recuerdo y reconocimiento.

    Acua, Leonor. 2004. Lenguas y dialectos en Antofagasta de la Sierra en: Garca, Silvia P. y Diana S. Rolandi Quines somos? Entretejiendo identidades en la puna catamarquea. Asociacin Amigos del Instituto Nacional de Antropologa. ISBN 987-9295-38-2. Buenos Aires: 107-144. LENGUAS Y DIALECTOS EN ANTOFAGASTA DE LA SIERRA 1 Introduccin 2 De Espaa a Amrica En el espaol de Antofagasta reconocemos numerosos rasgos fonticos y gramaticales que los especialistas han identificado y estudiado en la regin del Noroeste. Ilustramos los distintos rasgos con ejemplos tomados de Cuentos de las tres abuelas que identificaremos entre parntesis como LTA seguido en por el nmero de pgina; tambin se ejemplifica con muestras de habla oral tomadas de grabaciones de Silvia Garca y Diana Rolandi identificados entre parntesis como grabacin y con otras escuchadas en nuestro viaje en enero de 2004 identificadas como LA . Para hacer ms sencilla la lectura vamos a agrupar los rasgos mencionados por Vidal de Battini siguiendo sus caractersticas comunes. b) Rasgos morfosintcticos

    Paradigma verbal Entonacin y acento Las vocales Las consonantes

    Pronombres Usos de tiempos verbales

    La mirada propia En Antofagasta en vez de decir (queso( dicen (quieso(, pero no hay mucha diferencia en la tonada. (Corral Quemado) Cuadro n 2: SaludCuadro n 3: Educacin

    10 Bibliografa AGRADECIMIENTOS