ESTAR EN EL ESPÍRITU PARA OÍR LA GRAN VOZ DE TROMPETA...los escogidos que faltan por ser llamados y juntados en el Cuerpo Místico de Cristo, y nos prepare a nosotros. Y pronto todos,

Dr. William Soto Santiago28

Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, el Alfa y Omega, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y nos abra totalmente todas las Escrituras y nos dé a conocer totalmente todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final; y llame y junte a los escogidos que faltan por ser llamados y juntados en el Cuerpo Místico de Cristo, y nos prepare a nosotros. Y pronto todos, los muertos en Cristo sean resucitados en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seamos transformados; y así todos tengamos el nuevo cuerpo, el cuerpo eterno y glorificado, igual al cuerpo de Jesucristo; y nos vayamos de aquí, nos lleve de aquí al Cielo, a la Cena de las Bodas del Cordero prometidas para ser llevadas a cabo en el Día Postrero, en el séptimo milenio, en el cual ya estamos viviendo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén. Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche dándoles testimonio de cómo estar para escuchar la Gran Voz de Trompeta en este Día Postrero. Y el secreto es estar ¿cómo? ESTAR EN EL ESPÍRITU PARA OÍR LA GRAN VOZ DE TROMPETA; oír la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, que es la Voz de Cristo por medio de Su Ángel Mensajero dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, las cuales nos da a conocer por medio de la predicación del Evangelio del Reino. Que las bendiciones de Cristo sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y pronto todos seamos transformados, y vayamos a la Cena de las Bodas del Cordero con Cristo. “ESTAR EN EL ESPÍRITU PARA OÍR LA GRAN VOZ DE TROMPETA (Segunda actividad)”.

ESTAR EN EL ESPÍRITUPARA OÍR

LA GRAN VOZDE TROMPETA

—Segunda actividad—

Martes, 27 de octubre de 1998Mariquina, Los Ríos, Chile

Es nuestra intención hacer una transcripción fiel yexactadeesteMensaje,talcomofuepredicado;por lotanto, cualquier error en este escrito es estrictamenteerrordeaudición,transcripcióne impresión,ynodebeinterpretarsecomoerroresdelMensaje. El texto contenido en esta conferencia puede serverificadoconlasgrabacionesdelaudioodelvideo. Este folleto debe ser usado solamente parapropósitospersonalesdeestudiohastaqueseapublicadoformalmente.

NOTA AL LECTOR

Estar En El Espíritu para oír… (sEgunda act.) 27

Y nadie podrá recibir el nuevo cuerpo, ser transformado, si no escucha primero la Gran Voz de Trompeta; esa Gran Voz de Trompeta que Juan el apóstol escuchó en el Día del Señor, o sea, en el Día Postrero, que le decía: “Yo soy el Alfa y Omega”. Si no escucha la Voz del Alfa y Omega en el Día Postrero, la Voz de Jesucristo por medio de Su Ángel Mensajero llamando y juntando a los escogidos y dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto: no podrá tener la fe, la revelación para ser transformado y raptado, y no conocerá todas estas cosas que deben suceder pronto. Por lo tanto, ¿cómo se va a preparar? ¿Y cómo va a ser preparado para ser transformado y raptado si no conoce las cosas que deben suceder pronto, y no sabe ni en qué día está viviendo delante de Dios? Por eso Jesucristo envía Su Ángel Mensajero dando testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final, y dándonos a conocer en qué tiempo estamos viviendo en el Programa de Dios. Estamos en el Día (¿qué?) Postrero, que es delante de Dios el Día Postrero, y para los seres humanos es el séptimo milenio. Ahora hemos llegado al tiempo más grande y glorioso, en donde todos los escogidos de Dios estarían escuchando ¿qué? En el Día del Señor estarían escuchando la Gran Voz de Trompeta, la Voz del Alfa y Omega, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final; en este Día Postrero, en el séptimo milenio, en el cual ya estamos viviendo si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene. Hemos llegado al Día Postrero, hemos llegado al séptimo milenio, y por consiguiente al tercero de los días postreros delante de Dios.


cuales han recibido a Cristo como su Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y han recibido Su Espíritu Santo, y por consiguiente han nacido de nuevo; y pertenecen a alguna de las siete edades de la Iglesia gentil o al tiempo de los apóstoles o a la Edad de la Piedra Angular. Ahora hemos visto que es para el Día Postrero la resurrección de los muertos en Cristo y también la Gran Voz de Trompeta dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Y los que oyen Su Voz, vean ustedes, los que han escuchado Su Voz en edades pasadas y los que la escucharían en este tiempo, no importa si su cuerpo físico muere, Cristo les dará un nuevo cuerpo. Dice: “… y yo le resucitaré en el Día Postrero”. Ahora miren lo que dice en San Juan, capítulo 5, verso 24: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”. No tendrá que ir al Juicio Final para ser juzgado allí, sino que ya tiene vida eterna. Y si su cuerpo físico muere, Cristo lo resucitará antes de comenzar el Reino Milenial y antes de comenzar la gran tribulación, para poder tener el cuerpo nuevo e ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, a esa gran fiesta celestial. Y si estamos vivos cuando los muertos en Cristo resuciten, seremos transformados; recibiremos el cuerpo nuevo y luego nos iremos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Nadie podrá ir a la Cena de las Bodas del Cordero si no tiene el nuevo cuerpo.

ESTAR EN EL ESPÍRITUPARA OÍR LA GRAN VOZ DE TROMPETA

—Segunda actividad—

Dr. William Soto SantiagoMartes, 27 de octubre de 1998

Mariquina, Los Ríos, Chile

Muy buenas tardes, amados hermanos y amigos presentes. Es para mí un privilegio grande estar con

ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios correspondiente a este tiempo final. Para lo cual quiero leer en el libro del Apocalipsis, capítulo 1, versos 10 al 11, donde nos dice: “Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último”. Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema es “ESTAR EN EL ESPÍRITU PARA OÍR LA GRAN VOZ DE TROMPETA”. Esta Gran Voz de Trompeta que Juan el apóstol escuchó en el Día del Señor, y de la cual San Juan dice que era una


gran voz como de trompeta (no que era una trompeta, sino que era una gran voz como de trompeta), una gran voz que hablaba y le dijo a Juan, se identificó con Juan, diciéndole: “Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último”. ¿Y quién es el Alfa y Omega?, ¿quién es el primero y el último? Nuestro amado Salvador Jesucristo. El Ángel del Pacto, el cual vino en carne humana dos mil años atrás, el Verbo hecho carne, el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, que le apareció a Moisés y por medio de Moisés libertó al pueblo hebreo; ese es el Alfa y Omega, ese es el primero y el último. Y ese fue el que se hizo carne dos mil años atrás, el Verbo se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo. “A lo suyo vino (el pueblo hebreo), y los suyos no le recibieron”1. Le rechazaron, y dijeron que Él no reinaría sobre ellos. No reconocieron que en ese joven carpintero de Nazaret, en ese sencillo velo de carne estaba el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, velado y revelado por medio de Él. Por eso cuando Felipe le dice a Jesús: “Señor, muéstranos al Padre, y nos basta”, Jesús le dice: “¿Tanto tiempo hace, Felipe, que estoy con vosotros, y todavía no me has conocido? ¿No sabes que yo estoy en el Padre, y el Padre está en mí?, ¿y el que me ha visto a mí, ha visto al Padre?”2. ¿Y cómo era posible que viendo a Jesús estarían viendo al Padre? Porque el Padre estaba (¿dónde?) dentro de Él; y el velo de carne del Padre era aquel velo de carne que estaba frente a ellos, llamado Jesús.1 San Juan 1:112 San Juan 14:8-10


pueblo hebreo, a través del velo de carne llamado Jesús; y luego habló por medio de los siete ángeles mensajeros; y en este tiempo final nos hablaría por medio de Su Ángel Mensajero todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final. Y con esa Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino revelándonos todos estos misterios, y revelándonos así el misterio más grande de todos los misterios, que es el misterio de la Segunda Venida de Cristo, llama y junta a todos los escogidos de Dios; y así nos abre el entendimiento, para poder comprender todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final; y así los escogidos de Dios, los entendidos de Dios, entenderán en este tiempo final todas estas cosas que deben suceder pronto. Hemos visto lo que es la Gran Voz de Trompeta hablando todas estas cosas que deben suceder pronto, y llamando y juntando a todos los escogidos de Dios. Hemos visto que es la Voz del Alfa y Omega, del Ángel del Pacto, el cual se hizo carne dos mil años atrás en medio del pueblo hebreo y habló en medio del pueblo hebreo; y en este tiempo final, el Ángel del Pacto, por medio de Su Ángel Mensajero, nos hablaría todas estas cosas que deben suceder pronto. Es la Voz del Alfa y Omega, la Voz de nuestro amado Señor Jesucristo. Verso 40 de San Juan, capítulo 6, dice: “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”. ¿Ven que es para el Día Postrero la resurrección? Y el Día Postrero es el séptimo milenio. Y esta resurrección es para todos los creyentes en Cristo que han partido, los


llama y las junta ¿dónde? En la América Latina y el Caribe. Esa es la bendición más grande de Jesucristo para Sus hijos, y está siendo manifestada en la América Latina y el Caribe. Ahora podemos ver que es la Voz de Cristo, la Voz del Alfa y Omega, en este tiempo final llamando y juntando a todos los escogidos de Dios. Es la misma Voz que habló en el monte Sinaí. Es la misma Voz que habló en el Monte de la Transfiguración. Es la misma Voz del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, la misma Voz que estuvo en el Huerto del Edén hablándole a Adán. Es la misma Voz que ha estado hablando en la Iglesia, en Su Iglesia (la Iglesia del Señor Jesucristo), por medio de cada ángel mensajero de edad en edad. Y en este tiempo final esa misma Voz les habla a Sus hijos, a Sus escogidos, en la América Latina y el Caribe, con un Mensaje dispensacional; por eso es el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta. Cuando se habla de Gran Voz de Trompeta se habla de un Mensaje dispensacional. Y ahora con ese Mensaje dispensacional Cristo le habla a Su Iglesia por medio de Su Ángel Mensajero y le da a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, y llama y junta a todos Sus escogidos de este Día Postrero en la América Latina y el Caribe; y si alguno se ha ido a otro continente, buscando mejores condiciones de trabajo, hasta allá le llega la Voz de Cristo; porque Él dijo que llamaría y juntaría a Sus escogidos. ¿Con qué? Con esa Gran Voz de Trompeta. Y en esa etapa estamos en la actualidad en el Programa Divino: en el llamado de la Gran Voz de Trompeta llamando y juntando a todos los escogidos de Dios. ¿Y esa es la Voz de quién? Del Alfa y Omega. La Voz del Alfa que habló allá, dos mil años atrás en medio del


Así como cuando yo lo veo a usted y usted me ve a mí, usted dice: “Tú me estás viendo a mí”. Y ahora vean ustedes cómo yo los veo a ustedes y cómo ustedes me ven a mí: al ver el velo de carne estamos diciéndonos los unos a los otros que nos estamos viendo; aunque lo que estamos viendo es el templo exterior, la casa exterior, y dentro de esa casa estamos nosotros, dentro de ese cuerpo de carne estamos nosotros metidos, habitando ahí; porque el velo de carne es nuestra casa terrenal. También tenemos otra casa, otro cuerpo, que es de otra dimensión; y cuando la persona parte de aquí, se va a vivir a otra dimensión en esa otra casa que la gente no pueden ver en esta dimensión; esa otra casa se llama el espíritu de la persona. Y cuando la persona ha nacido en esta Tierra, ha recibido un espíritu del mundo, un espíritu de la quinta dimensión, una casa de la quinta dimensión (como también recibió una casa terrenal, un cuerpo de carne). Y cuando la persona recibe a Cristo como su Salvador y recibe el perdón de sus pecados y recibe el Espíritu de Cristo, recibe una nueva casa eterna, una nueva casa celestial, de la sexta dimensión; o sea, un nuevo cuerpo, un cuerpo de la sexta dimensión, llamado el cuerpo teofánico, a donde va a vivir la persona si muere su cuerpo físico. Si permanece viva la persona hasta que los muertos en Cristo resuciten, y la persona es un elegido de Dios, cuando los muertos en Cristo resuciten en cuerpos eternos nosotros los que vivimos seremos transformados, y entonces también tendremos la nueva casa física y visible que Él ha prometido para nosotros, el cual es un cuerpo eterno y glorificado que Él nos dará, un cuerpo igual al cuerpo Suyo; y entonces lo veremos a Él en Su


cuerpo glorificado, cuando ya tengamos nuestro cuerpo glorificado. Y ahora, vean todas las bendiciones que Dios tiene para Sus hijos, para Sus ovejas, para Sus escogidos, los cuales tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Ellos son las ovejas de las cuales Cristo habla en San Juan, capítulo 10, verso 14 al 16, cuando dice de la siguiente manera: “Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor”. Ahora vean cómo Cristo dice que Él conoce Sus ovejas y que Sus ovejas lo conocen a Él; y vean cómo Él dice que Él tiene otras ovejas que no son de aquel redil hebreo, dice: “no son de este redil”, o sea, no son de entre los hebreos sino que son de entre los gentiles. Esas son personas que sus almas vienen de Dios, son de Dios; y tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; y en la edad que les toca vivir, Cristo los llama por medio de Su manifestación a través del ángel mensajero de la edad en que viven esas personas. Es por medio del mensajero de cada edad que Jesucristo busca y llama a Sus ovejas en cada edad y en el territorio donde se cumple cada edad; y de ahí el Mensaje se extiende a otros territorios. Y dondequiera que estén las ovejas del Señor, la Voz de Cristo, del Buen Pastor, les llegará; y las ovejas escucharán la Voz de Cristo, la


de la Piedra Angular, que es la etapa que corresponde a los latinoamericanos y caribeños, la etapa del Programa Divino, del Programa de Jesucristo, más importante de todas las etapas. Es la etapa que corresponde, en el templo de Salomón y el tabernáculo de Moisés (los cuales son tipo y figura de la Iglesia de Jesucristo y también del Templo que está en el Cielo), corresponde esa parte de la Edad de la Piedra Angular a la parte del lugar santísimo de aquellos templos. Y ahora, el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo miren dónde se construye y con quiénes se construye: con seres humanos latinoamericanos y caribeños. Así como la parte del Lugar Santo se construyó con personas de Norteamérica, de Europa y de Asia Menor, y también de en medio del pueblo hebreo. Ahora vean ustedes la bendición tan grande que Dios tiene y está manifestando en la América Latina y el Caribe. Las piedras vivas, seres humanos, que Él llama y junta para formar la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad del Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, vean ustedes dónde las busca; ¿dónde? En la América Latina y el Caribe. Ustedes son piedras vivas, yo también y Jesucristo también. Él es la Piedra que los edificadores desecharon, la Piedra Angular6. Y ahora, las piedras vivas de este tiempo final… Él no busca piedras muertas, sino piedras vivas, para formar Su Iglesia; y si mueren físicamente, las resucitará (esas piedras), porque son piedras vivas, tienen vida eterna. Y ahora, las piedras vivas para el lugar más importante del Templo espiritual de Cristo, vean ustedes, las busca, las 6 Salmos 118:22, San Mateo 21:42, San Marcos 12:10, San Lucas 20:17, 1 Pedro 2:7


Y sabemos que la Edad de la Piedra Angular es la edad correspondiente a este tiempo final, al Día Postrero. Y sabemos que así como se cumplió cada edad en cada territorio, la Edad de la Piedra Angular se cumple (¿dónde?) en la América Latina y el Caribe. No que se cumplirá, sino que ya se está cumpliendo. Y que el llamado para los escogidos, ese llamado de la Gran Voz de Trompeta, es en la América Latina y el Caribe. Y no que va a ser, sino que ya está siendo hecho el llamado de la Gran Voz de Trompeta; y ya están siendo llamados y juntados todos los escogidos de Dios. Ahora, ¿cuántos faltarán de ser llamados y juntados? No sabemos. Por eso el Mensaje hay que continuar llevándolo por todos los lugares, para que llegue hasta lo profundo del alma de todos los escogidos que faltan por escucharlo, y sean llamados y juntados en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular, en la Iglesia del Señor Jesucristo; y así se complete el número de los escogidos de Dios en este tiempo final, y los muertos en Cristo resuciten en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seamos transformados. Porque no seremos transformados hasta que los escogidos sean completados. Y cuando se complete el número de los escogidos de este Día Postrero, entonces los muertos en Cristo resucitarán en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seremos transformados. Y después de estar en el nuevo cuerpo de 30 a 40 días aquí en la Tierra, nos iremos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. Ahora, hemos visto el por qué llevamos el Mensaje por todos los lugares: porque es el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta llamando y juntando a todos Sus escogidos en este tiempo final, en la etapa de la Edad


Voz del Buen Pastor; y serán así llamadas y juntadas en el Redil del Señor, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Dice: “y habrá un rebaño, y un pastor”. Ese rebaño es la Iglesia del Señor Jesucristo y el pastor es nuestro amado Señor Jesucristo; el cual por medio de Sus mensajeros en cada etapa de Su Iglesia se manifiesta: unge a cada mensajero que Él envía y lo usa, y por medio de ese mensajero habla Su Palabra; llama a Sus ovejas con el Mensaje correspondiente a cada edad, y son llamadas y juntadas y así recogidas en el Redil del Señor, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Ahora, hemos visto que para Su Iglesia —Jesucristo para Su Iglesia entre los gentiles— ha tenido siete ángeles mensajeros, que son los siete mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil, llamados también los siete ojos de Jehová que recorren toda la Tierra, o siete espíritus de Dios que recorren toda la Tierra3, los siete espíritus de Dios que están delante de Dios. Y ahora, estos son los siete ángeles mensajeros, en los cuales se ha manifestado el Espíritu de Cristo en cada etapa, en cada edad, y ha estado llamando y juntando a Sus ovejas en cada edad; y las ovejas del Señor han escuchado la Voz de Cristo como una trompeta, la Trompeta de cada edad, de la edad correspondiente al llamado que Cristo ha hecho por medio de cada mensajero de Dios. Y así es como, en una forma sencilla, Cristo ha estado llevando Su Obra a cabo en Espíritu Santo: manifestándose por medio de esos siete mensajeros en las siete etapas o edades de Su Iglesia entre los gentiles. La primera edad se cumplió en Asia Menor y su mensajero fue San Pablo; y por medio de San Pablo Cristo 3 Apocalipsis 5:6


habló y llamó a Sus ovejas, a Sus escogidos, y las juntó en el Redil del Señor, en la Iglesia del Señor Jesucristo. Esas son las ovejas de entre los gentiles que Él ha llamado, pero también han venido ovejas de en medio del pueblo hebreo, que son también escogidos de Dios. Y ahora, vean cómo la primera edad o etapa de la Iglesia de Jesucristo entre los gentiles se cumplió en Asia Menor. Luego la segunda edad o etapa se cumplió en Francia, su mensajero fue Ireneo; y por medio del mensajero Ireneo Dios llamó, Jesucristo habló y llamó, a Sus ovejas en esa segunda etapa o edad allá en Francia, donde se cumplió esa segunda etapa o edad; y de Francia salió el Mensaje para todas las demás naciones, el Mensaje del llamado de las ovejas de Jesucristo para la segunda etapa o edad de Su Iglesia entre los gentiles. Luego vino la tercera edad o etapa, la cual se cumplió en Hungría y Francia, y Martín fue su mensajero; y por medio de San Martín Dios habló, Jesucristo habló, y llamó y juntó a Sus ovejas en esa segunda etapa; y en el territorio donde tuvo su ministerio este mensajero, ahí estaba la mayor parte de las ovejas de Jesucristo, las cuales escucharon la Voz de Cristo por medio del mensajero de su edad. Y ahora vean cómo eso ha estado sucediendo de etapa en etapa, de edad en edad. Luego vino la cuarta etapa de la Iglesia de Jesucristo entre los gentiles, y envió a Colombo, y se cumplió la cuarta etapa en Irlanda y en Escocia, donde Dios llamó y juntó a Sus escogidos de esa cuarta etapa. Luego vino la quinta etapa, donde Dios llamó y juntó a Sus escogidos de la quinta edad o etapa; envió a Lutero,


Y en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, dice: “Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas (¿Los espíritus de los profetas de quién son? De Dios), ha enviado Su Ángel (¿para qué?), para manifestar a Su Iglesia - para manifestar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto”. ¿Para qué Jesucristo envía Su Ángel Mensajero? ¿Para qué Jesucristo envía ese espíritu de profeta a la Tierra manifestado en carne humana? Lo envía para darles a conocer a Sus siervos, a Su Iglesia, las cosas que han de suceder pronto, en este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular y en el Día Postrero delante de Dios, que es el séptimo milenio. Y ninguna persona podrá comprender estas cosas que deben suceder en este tiempo, a menos que sea escuchando la Voz de Jesucristo, esa Gran Voz de Trompeta, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder en este tiempo final. El que no escuche la Voz de Cristo por medio de Su Ángel Mensajero, nunca sabrá en qué tiempo está viviendo, en qué día delante de Dios, ni siquiera sabrá qué son los días postreros. Pero ahora, escuchando la Voz de Cristo por medio de Su Ángel Mensajero, sabemos que los días postreros son el quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio; y sabemos que ya estamos en el séptimo milenio, que es el Día Postrero delante de Dios. Y sabemos que la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final es el Mensaje del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.


al calendario los años de atraso que tiene, ya estamos viviendo en el Día Postrero delante de Dios, que es el séptimo milenio. Y por consiguiente todas las promesas que Dios ha hecho para el Día Postrero, para el Día del Señor, son las promesas que Cristo estará dándonos a conocer, estará abriéndolas a nosotros. Y para eso, así como Él habló por medio de Sus mensajeros que envió en estos días anteriores (que para los seres humanos fueron dos milenios, de Cristo hacia acá), ahora por medio de Su Ángel Mensajero estará hablándonos todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final, y así nos estará abriendo todas esas Escrituras, y así es como estaremos comprendiendo todo el Programa de Dios correspondiente a este tiempo final. Sigue diciendo: “Lo mismo como Gabriel vino a Daniel (así como el Arcángel Gabriel vino a Daniel, el cual le reveló a Daniel un sinnúmero de cosas que iban a suceder), el Espíritu Santo viene a la Iglesia en estos últimos días para revelar estas grandes y profundas y secretas cosas”. ¿Para qué viene? Para revelarle a la Iglesia de Jesucristo estas cosas profundas y grandes que la Iglesia no podía comprender en todos esos tiempos pasados. Y ahora, vean cómo viene Jesucristo en Espíritu Santo en el Día Postrero: manifestado en Su Ángel Mensajero. Por eso es que en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, Él dice (con esa Voz de Trompeta Cristo dice): “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas”. Las cosas que han de suceder (¿dónde?) acá, en la Edad de la Piedra Angular (¿después de cuáles?), después de estas que han sucedido en las siete etapas de la Iglesia de Jesucristo. “Sube acá, y yo te las mostraré”.


Martín Lutero, al cual usó y por medio de Lutero habló y llamó a Sus escogidos de esa quinta edad; en Alemania se cumplió esa quinta edad o etapa. Luego viene la sexta etapa o edad de la Iglesia de Jesucristo entre los gentiles, donde Dios llamó y juntó a Sus ovejas de esa sexta edad, la cual se cumplió en Inglaterra, donde Dios envió a John Wesley y ungió a John Wesley; y por medio de John Wesley habló y llamó a Sus ovejas de esa sexta etapa o edad de Su Iglesia. Luego que se han cumplido cinco etapas de la Iglesia de Jesucristo en Europa, pasa a Norteamérica, para llamar y juntar a Sus escogidos, Sus ovejas de entre los gentiles en Norteamérica; y envía al reverendo William Branham, lo unge con Su Espíritu Santo, y por medio del reverendo William Branham llama y junta a Sus ovejas de la séptima etapa o edad de la Iglesia gentil. Y cuando ha terminado esa labor en Norteamérica, ¿hacia dónde se ha ido el Espíritu Santo? ¿Hacia dónde se ha ido Cristo en Espíritu Santo para hacer el llamado final, el llamado de la Gran Voz de Trompeta? Luego pasa a la América Latina y el Caribe, para la Edad de la Piedra Angular, la cual se cumple en la América Latina y el Caribe, y llama y junta a Sus escogidos —de la Edad y para la Edad de la Piedra Angular— con el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino; y esto lo hace por medio de Su Ángel Mensajero, al cual envía con el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino; y con ese Mensaje siendo revelado a los latinoamericanos y caribeños, son llamados y juntados todos los escogidos de Dios del Día Postrero en el territorio latinoamericano y caribeño, donde está la mayoría de los escogidos de Dios del Día Postrero para la


Edad de la Piedra Angular, para completarse el número de los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo; y de ahí se extiende el Mensaje a otras naciones. Pero recuerden que la mayoría de los escogidos de Dios siempre está donde Dios envía al mensajero. Puede estar del 50% al 99% de los escogidos de Dios en ese territorio; y si no aparece algún escogido en otro territorio, pues entonces era el 100% en ese territorio. Ahora podemos ver dónde sería hecho el llamado de la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino. Ahora podemos ver dónde sería que la Gran Voz de Trompeta sonaría y daría Su Mensaje en el Día Postrero, en el Día del Señor; porque el Día del Señor es el Día Postrero, que es el séptimo milenio. Y ahora, podemos ver que es la Voz del Alfa y Omega, de Jesucristo nuestro Salvador, el que estuvo dos mil años atrás aquí en la Tierra manifestado en medio del pueblo hebreo. Es la Voz del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, del Alfa y Omega, que estuvo hecho carne en medio del pueblo hebreo en aquel velo de carne llamado Jesús. Para el Día Postrero el Ángel del Pacto, Jesucristo en Espíritu Santo, estará manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero, llamando y juntando a Sus escogidos con la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino. El Mensaje del Evangelio del Reino gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, así como el Mensaje del Evangelio de la Gracia gira alrededor de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios quitando el pecado del mundo. Ahora vean ustedes, en adición al conocimiento de la Primera Venida de Cristo que tendrán los escogidos


juntando a todos los escogidos de Dios; para lo cual estará dándoles a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, o sea, les estará abriendo las Escrituras, dándoles la revelación de todas las cosas que deben suceder pronto, y mostrándoles por medio de la Escritura todas esas cosas las cuales ya están profetizadas pero que las personas no podían comprender porque estaban selladas delante de los ojos de los seres humanos, pero estaban ahí, escritas en la Biblia. Nos dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo, el reverendo William Branham, en el libro de “Las setenta semanas de Daniel”, dice en la página 101, verso 68: “El Espíritu de sabiduría viene a la Iglesia para hacer conocer a la Iglesia por la revelación del Espíritu Santo – introduciéndole a la Iglesia y revelándole en qué día estamos viviendo (dándole a conocer en qué día estamos viviendo de los días delante de Dios; porque un día delante de Dios, para los seres humanos es un milenio, o sea, mil años)”. Y ahora el Espíritu Santo viene a la Iglesia, para darle a conocer en qué día estamos viviendo. Si estamos viviendo en el primero de los días postreros, entonces eso sería que estaríamos viviendo en el quinto milenio; pero no estamos viviendo en el quinto milenio, porque el quinto milenio comenzó cuando Cristo tenía de 4 a 7 años de edad, y ya han pasado dos mil años de Cristo hacia acá. Tampoco estamos viviendo en el segundo día de los tres días postreros delante de Dios, pues no estamos viviendo en el sexto milenio, porque ya también ha terminado. ¿Y dónde estamos viviendo?, ¿en qué día delante de la presencia de Dios estamos viviendo? Si le añadimos


como hemos visto, es el séptimo milenio y es el último de los tres milenios postreros. Y los tres milenios postreros son quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio. Y si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene, ya han transcurrido dos milenios de Cristo hacia acá para los seres humanos; por consiguiente han transcurrido dos días: de los tres días postreros, dos ya han transcurrido delante de Dios; y solamente nos queda el Día Postrero delante de Dios, que es el tercer milenio de los tres milenios postreros, que viene a ser el séptimo milenio de los siete milenios que Dios le ha dado al ser humano para tratar con el ser humano. Y luego de eso ya vendrá una fase muy importante, al final, cuando haya terminado ya el séptimo milenio; después vendrá el Juicio Final, en donde los muertos que no pertenecieron a la Iglesia de Jesucristo resucitarán para ser juzgados ante el Trono Blanco, donde Cristo estará juzgándolos; y con Él estarán los miembros de la Iglesia de Jesucristo como jueces, como los ayudantes de Cristo, porque son la Corte de Cristo, la cual estará con Cristo para juzgar. Dice San Pablo5: “¿No sabéis que los santos juzgarán al mundo?, ¿y que los santos juzgarán también a los ángeles?”. ¿Por qué? Porque así como Él nos ha lavado con Su Sangre preciosa y nos ha hecho reyes y sacerdotes, también nos ha hecho jueces para juzgar con Él en el Juicio Final. Por eso dice que los santos juzgarán al mundo y aun juzgarán a los ángeles, a los ángeles caídos. Ahora podemos ver que para este tiempo final en el cual vivimos, la Voz de Cristo como una Gran Voz de Trompeta estará siendo escuchada en la Tierra llamando y 5 1 Corintios 6:2-3


de Dios, también tendrán el conocimiento de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, en este tiempo final; o sea que los escogidos de Dios del Día Postrero recibirán la revelación de la Segunda Venida de Cristo, pero ya tendrán la revelación de la Primera Venida de Cristo, y obtendrán un mayor conocimiento del Programa de Dios. Así como han conocido el Alfa en Su Primera Venida por medio de la predicación del Evangelio de la Gracia, conocerán al Omega en Su Segunda Venida. Porque el Alfa y Omega es el mismo Ángel de Jehová, Ángel del Pacto. El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, que vino dos mil años atrás velado en carne humana en medio del pueblo hebreo, Él es el Alfa, y en Su Segunda Venida Él es el Omega. Es la misma persona. Él es el Alfa y Omega: el Alfa en Su Primera Venida y Omega en Su Segunda Venida. Es el mismo Ángel de Jehová, Ángel del Pacto, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, en medio de Su pueblo; primero en medio del pueblo hebreo en Su Primera Venida como el Alfa, y en medio de Su Iglesia gentil como el Omega en el Día Postrero, llamando y juntando a todos los escogidos de Dios del tiempo final. Ahora hemos visto que es con Gran Voz de Trompeta que los escogidos de Dios serían llamados y juntados. El Señor Jesucristo en San Mateo 24, verso 31, dijo: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro”. Ese es el Mensaje de Jesucristo por medio de Su


Ángel Mensajero, el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta llamando y juntando a todos Sus escogidos en el Día Postrero. El Día Postrero es el séptimo milenio; porque “un día delante del Señor es como mil años y mil años como un día”, dice Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8, y también el profeta Moisés en el Salmo 90 y verso 4 (ese salmo es del profeta Moisés). Y ahora podemos ver lo que es un día delante del Señor: son mil años para los seres humanos. Y cuando la Biblia nos habla de los días postreros, son los días postreros para Dios, que para los seres humanos son los milenios postreros. Por eso es que San Pablo, vean ustedes, hablando en su carta a los Hebreos, en el capítulo 1, verso 1 al 2, dice: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo…”. ¿Cuándo dice que Dios ha hablado por medio de Su Hijo? Dice San Pablo “en los postreros días”: “… en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo”. Y ya han transcurrido dos mil años de Cristo hacia acá. ¿Se equivocaría San Pablo al decir que aquellos días eran los días postreros? No se equivocó: estaba correcto. San Pedro también habló de aquellos días en el libro de los Hechos, capítulo 2. Esto fue el Día de Pentecostés, cuando fueron llenos del Espíritu Santo 120 personas que estaban en el aposento alto. Y las personas que escucharon lo que estaba sucediendo allí, pensaban que estaban


para su salida de Egipto; pero era Dios en Moisés. Ahora podemos ver que Dios había colocado Su Palabra en la boca de Moisés; y el que escuchaba a Moisés estaba escuchando a Dios, porque era la Palabra de Dios, la Voz de Dios, en Moisés. Ahora, para el Día Postrero tenemos la promesa que la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, que es la Voz del Alfa y Omega, estará hablando y estará dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final, y estará llamando y juntando a Sus ovejas del Día Postrero. Y todo el que es de Dios, todas las ovejas de Dios, de Jesucristo, oirán Su Voz4; oirán la Voz del Alfa y Omega, oirán la Voz de Jesucristo por medio de Su manifestación a través de Su Ángel Mensajero dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. “Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”, dice Amós, capítulo 3, verso 7. Ahora hemos visto que para este tiempo final, para el Día Postrero delante de Dios, que es el séptimo milenio para los seres humanos (y por consiguiente es, de los tres días postreros, de los tres milenios postreros, es el tercero, es el último)…; del cual habló Cristo en San Juan, capítulo 6, versos 39 al 40, y dice: “Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero”. Aquí tenemos el Día Postrero y tenemos —por Palabra de Jesucristo— lo que Él hará en el Día Postrero con los creyentes en Él que físicamente han muerto; Él dice: “… y yo le resucitaré en el día postrero”. Y el Día Postrero, 4 San Juan 8:47


Y Juan el apóstol dice: “Yo estaba en el Espíritu (no en el cuerpo físico, sino en el espíritu, en su cuerpo teofánico) en el día del Señor (o sea, en el séptimo milenio), y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último”. ¿Era quién el que estaba hablando? El Alfa y Omega, el primero y el último, y estaba hablando con esa Gran Voz de Trompeta. Era el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el cual como Alfa se hizo carne en medio del pueblo hebreo y habló al pueblo hebreo. Y para el Día Postrero, el mismo Ángel del Pacto, Ángel de Jehová, viene manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero. Tuvo Su manifestación en carne humana en cada ángel mensajero parcialmente, pero no se detuvo en ninguno de esos siete ángeles mensajeros; estuvo una temporada en ellos y después pasó de uno al otro, del uno al otro. Pero para el Día Postrero pasa a Su Ángel Mensajero, y por medio de Su Ángel Mensajero llama y junta a Sus escogidos del Día Postrero con el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta; el Día Postrero, que es el séptimo milenio. Y así estaremos escuchando la Gran Voz de Trompeta, la Voz del Alfa y Omega, la Voz del Ángel de Jehová, del Ángel del Pacto, que le había aparecido a Moisés y le había ordenado ir a Egipto para la liberación del pueblo hebreo. Encontramos que toda la Obra que Dios hizo en Egipto, la hizo por medio del profeta Moisés; y habló por medio del profeta Moisés al pueblo hebreo toda aquella revelación divina para Israel, y preparó al pueblo hebreo


borrachos o que algo raro estaba pasando. Unos decían: “Están borrachos, están llenos de mosto”. Otros decían, otros preguntaban: “¿Qué significa esto? Porque ¿no son estos todos galileos, los que están hablando aquí?, ¿y nosotros les escuchamos hablar en nuestro propio idioma, en el cual hemos nacido nosotros?”. Porque allí estaban hebreos que habían nacido en otras naciones y habían aprendido el idioma de las otras naciones; pero habían venido a Jerusalén para adorar a Dios, como acostumbraban hacer los judíos que vivían en otras naciones. Y se encontraron con un grupo de 120 personas, creyentes en Jesucristo, que en el Día de Pentecostés fueron llenos del Espíritu Santo y ahora estaban hablando las maravillas de Dios; y las personas entendían en el idioma donde ellos habían nacido, de la nación donde ellos habían nacido, escuchaban y entendían esas cosas en esos otros idiomas. O sea que el Espíritu Santo estaba allí siendo el intérprete de lo que estaban hablando los creyentes en Jesucristo; estaban hablando las maravillas de Dios, pero eran galileos; estaban hablando en el idioma común de ellos, pero las personas lo entendían en el idioma que ellos habían aprendido de la nación donde ellos habían nacido. Es como si alguna persona aquí hubiera nacido en otra nación (vamos a decir, Francia o Inglaterra, o alguna otra nación, Alemania o cualquier otra nación), y que yo esté aquí predicando en español, y la persona esté allá y esté oyendo en el idioma de la nación donde nació y diga: “Pero ¿él no es un predicador que predica en español? ¿Y cómo yo lo estoy escuchando en alemán?”. Y la otra persona, que es de otra nación, dice: “Y yo lo estoy escuchando en francés”. Y viene el otro y dice: “Pues no,


pues yo lo estoy escuchando en inglés”. Y dicen: “¿Pero qué significa esto? ¿No está predicando él en español?, ¿y cómo lo escuchamos nosotros en otro idioma?”. Es que Alguien está interpretando a ese otro idioma; y allí el intérprete era nada menos que el Espíritu Santo. Y por eso escuchaban en diferentes idiomas las personas, en el idioma de la nación en la cual ellos habían nacido; aunque eran hebreos, pero habían nacido en otras naciones muchos de los hebreos que allí estaban, los cuales habían venido para adorar a Dios; y se encontraron con este gran evento profético siendo cumplido en medio del pueblo hebreo. Ahora, ellos preguntaban: “¿Qué significa esto?”. Otros, burlándose… porque nunca faltan los burladores. Cuando Dios está cumpliendo lo que Él prometió, siempre aparecen burladores para tratar de desvirtuar lo que Dios está haciendo. Y decían algunos: “Están ebrios, están llenos de mosto”. Pero Pedro tenía que responder la pregunta: “¿Qué significa esto? ¿Qué es esto que está pasando?”. Y ahora vamos a ver cómo Pedro contesta esta pregunta. El libro de los Hechos, capítulo 2, verso 14 en adelante, dice: “Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día (o sea, de 8 a 9 de la mañana). Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán…”.


¿Cuándo dice Dios que derramará de Su Espíritu sobre toda carne? En los postreros días. Ya estaba derramando de Su Espíritu sobre toda carne en aquellos días de los apóstoles. ¿Por qué? Porque ya habían comenzado los postreros días; porque los postreros días delante de Dios, para los seres humanos son los milenios postreros, que son quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio. Y cuando Jesús tenía de 4 a 7 años de edad, comenzó el quinto milenio; por lo tanto, comenzaron los días postreros cuando Jesús tenía de 4 a 7 años de edad. Y todavía estamos en los días postreros; porque de los días postreros solamente han transcurrido dos días delante de Dios, que son dos mil años para los seres humanos, si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene, porque el calendario está atrasado. Si no le añadimos al calendario los años de atraso que tiene, pues miren, ya faltan muy poquitos años para terminar los primeros dos días postreros delante de Dios y comenzar el Día Postrero, que es el séptimo milenio; faltaría de año y medio, por ahí… Estamos en el 98 y medio (digamos), casi terminando el 98 (porque faltan algunos meses nada más); así que llegaríamos al 99 y después al 2000; y terminando el 2000, terminan ¿qué? Terminan los dos días delante de Dios y comienza el Día Postrero, que es el séptimo milenio. Ahora vean ustedes cómo hemos llegado al tiempo final. Ahora, ¿se le habrá atrasado a Dios el calendario? Yo pienso que no. Y si no se le ha atrasado a Dios el calendario, pues entonces ya estamos en el Día Postrero delante de Dios, que es el séptimo milenio para los seres humanos.

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ESTAR EN EL ESPÍRITU PARA OÍR LA GRAN VOZ DE TROMPETA...los escogidos que faltan por ser llamados y juntados en el Cuerpo Místico de Cristo, y nos prepare a nosotros. Y pronto todos,