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Este documento ha sido elaborado y coordinado por la
Secretaría de Estado de la España Global con
aportaciones del Ministerio para la Transición Ecológica y
las Direcciones Generales de Naciones Unidas y Derechos
Humanos y de Políticas de Desarrollo Sostenible del
Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y
Cooperación.
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ESPAÑA, UN PAÍS PREPARADO PARA LA
GOBERNANZA GLOBAL
Cambio climático, el gran reto
El calentamiento del sistema climático es un fenómeno inequívoco. Desde 1950, como
consecuencia de la actividad humana, la temperatura global del planeta ha ido
aumentando de forma acelerada, provocando el deshielo de los polos, el ascenso del
nivel del mar y el incremento en la frecuencia e intensidad de diversos eventos
extremos, como olas de calor, sequías y lluvias torrenciales. Los efectos del cambio
climático, están estrechamente conectados la persistente pobreza y el incremento de la
desigualdad en muchas partes del mundo. Son los síntomas de una globalización que se
ha revelado injusta y depredadora de los recursos naturales del planeta. El cambio
climático se ha convertido en la principal amenaza para el futuro de la Humanidad y
en el mayor reto medioambiental, ecológico y social al que se enfrenta el mundo en el
siglo XXI. También para España que, por su ubicación geográfica y sus condiciones
socioeconómicas, posee una elevada vulnerabilidad.
Como problema planetario, la lucha contra el cambio climático tiene un claro carácter
global y, por tanto, requiere de una respuesta multilateral en el ámbito de las Naciones
Unidas. En este sentido, las sucesivas Conferencias sobre Cambio Climático (COP) han
servido desde 1995 para alinear a todos los países del mundo en la lucha contra el
calentamiento global. Entre sus principales hitos destaca el Protocolo de Kioto (1997),
que establece la obligación para determinados países de reducir sus emisiones de gases
con efecto invernadero (GEI). Durante las sucesivas Cumbres se trabajó en un acuerdo
que no diferenciara entre países a la hora de reducir las emisiones. Ese pacto se logró
finalmente en la Cumbre de París de 2015, cuyo Acuerdo vincula y obliga a todos los
firmantes a presentar planes de reducción de emisiones para contener el aumento de la
temperatura por debajo de los 2ºC e incluso parar tratar de limitarlo a 1,5ºC. Sin duda,
el Acuerdo de París y la Agenda 2030 de para el Desarrollo Sostenible, marcan el inicio
de una agenda global hacia el desarrollo sostenible, que conlleva la transformación del
modelo económico y de un nuevo contrato social de prosperidad inclusiva dentro de los
límites del planeta. La Conferencia del presente año (COP25), bajo la presidencia de
Chile y acogida por España en Madrid, busca promover la acción y la ambición de los
esfuerzos posibles y sentar las bases de una acción climática coherente con la ciencia.
La apuesta española por el multilateralismo constructivo
España no ha permanecido al margen de todo este proceso. Además de asumir los
compromisos internacionales y europeos de lucha contra el cambio climático, ha
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mostrado un papel proactivo que le ha permitido consolidarse como un actor
internacional de gran relevancia en la lucha contra el calentamiento global – al tiempo
que se ha situado la Agenda 2030 en el centro de la acción de gobierno. La creación del
Ministerio para la Transición Ecológica, cuyo objetivo prioritario es modernizar la
economía española de forma sostenible, justa y respetando los límites del planeta, ha
sido un claro reflejo del compromiso de España con los objetivos de la ONU en materia
medioambiental. El impulso a las energías renovables que vive nuestro país en los
últimos años, la preocupación social y la concienciación del tejido empresarial, así como
la buena valoración por parte de la Unión Europea de los proyectos de sostenibilidad
impulsados por el país, han consolidado a España como un referente de la transición
ecológica.
Tanto es así que el propio Secretario General de la ONU encomendó a España, durante
la última Cumbre de Líderes sobre Cambio Climático de septiembre, que movilizara las
acciones de las naciones alrededor de una serie de aspectos sociales y políticos clave
para impulsar la acción climática: la transición justa; esto es, asegurar que en el proceso
de cambio hacia un mundo climáticamente neutro no se queda nadie atrás, la
integración de la variable de género en las políticas de clima y la apuesta por una
respuesta conjunta a los retos de clima y salud. .
Es más, el compromiso internacional de España con la lucha multilateral contra el
calentamiento global le ha llevado a asumir el enorme reto de organizar la Cumbre del
Clima de 2019 (COP25) en Madrid, tras la renuncia de Chile, que seguirá ostentando la
presidencia y coordinación. Un desafío organizativo en tiempo record, para acoger del
2 al 13 de diciembre a unas 20.000 personas, desde representantes políticos, a
miembros de ONG, empresas, medios de comunicación, etc. Una decisión consensuada
entre Chile, España y la ONU que vuelven a demostrar el espíritu de multilateralismo y
apoyo mutuo frente al cambio climático.
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CONTENIDOS
1.- UN PROBLEMA GLOBAL: UNA RESPUESTA MULTILATERAL
1.1.-El cambio climático es una realidad: Grupo Intergubernamental de
Expertos sobre Cambio Climático (IPCC)
1.2.- Instrumentos jurídicos de las Naciones Unidas
1.3.- Conferencias sobre el Clima: una cita anual para sumar esfuerzos
contra el cambio climático
1.4.- Chile y España ante el reto de la COP25
1.5.- Agenda 2030: la sostenibilidad y el desarrollo humano como ejes
1.6.- Cooperación internacional al desarrollo: impulsando la acción
climática
2.- CONSECUENCIAS DEL CAMBIO CLIMÁTICO: UNA REALIDAD PALPABLE
2.1.- España, entre los países más vulnerables
2.2.- África y Asia, los continentes más afectados
2.3.- El cambio climático en Latinoamérica y Caribe
3.- ESPAÑA LIDERA LA TRANSICIÓN JUSTA
3.1.- Cumbre de Acción Climática en Nueva York
3.2.- Coalición sobre Impulsores Sociales y Políticos de la Lucha contra
el Cambio Climático
3.3 Cooperación al desarrollo y cambio climático: apoyo financiero a
fondos climáticos
3.4.- España y la Agenda 2030
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4.- EL “GREEN NEW DEAL” ESPAÑOL
4.1.- Marco estratégico y transversal
4.2.- Anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética
(LCCTE)
4.3.- Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030
4.4.- Estrategia de Transición Justa
4.5.- Consolidando el marco: derogación del impuesto al sol e impulso
al autoconsumo
4.6.- Movilidad
4.7.- La adaptación al cambio climático
4.8.- Cambio climático y empleo
5.- REFERENTE MUNDIAL EN SOSTENIBILIDAD
5.1.- Comprometidos con los ODS de la Agenda 2030
5.2.- El mejor plan para la Transición Ecológica de la UE
5.3.- Grandes condiciones para las renovables
5.4.- Las emisiones de gases invernadero siguen bajando en España
5.5.- Aumenta la inversión en energías verdes
5.6.- La biodiversidad, en el ADN de España
6.- LA SOCIEDAD ESPAÑOLA, MOTOR DEL COMPROMISO
6.1.- Cambio climático, la principal amenaza mundial para los españoles
6.2.- Concienciación y optimismo: todavía estamos a tiempo
6.3.- Entre los más preocupados de la UE por el cambio climático
6.4.- El reflejo de la concienciación en la calle
6.5.- Las empresas españolas, comprometidas con el clima
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1.- UN PROBLEMA GLOBAL: UNA
RESPUESTA MULTILATERAL
Ante los múltiples retos globales que se nos presenta, complejos e interconectados, la única
respuesta posible es la acción multilateral basada en los principios fundamentales de la justicia
social e intergeneracional, de la paz y de los derechos humanos. La Agenda 2030 para el
Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París sobre el Clima adoptados en 2015, representan la
respuesta necesaria y el compromiso internacional para hacer frente a los retos sociales,
económicos y medioambientales de la globalización, poniendo en el centro a las personas, el
planeta, la prosperidad y la paz, bajo el lema de "no dejar a nadie atrás".
La comunidad científica viene advirtiendo de las consecuencias negativas de la acción del
hombre sobre la salud del planeta y de las repercusiones que esta acción tendría para el futuro
desde mediados del siglo XX.
Ya en los años 60 encontramos las primeras investigaciones relacionadas con el denominado
efecto invernadero. Una década más tarde, el Club de Roma encargó dos informes: “Los límites
del crecimiento” y “La humanidad en la encrucijada”, en los que se mencionaban las
consecuencias climáticas causadas por el ser humano debido al aumento del CO2. Y en el año
1985 la conferencia del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) "La
evaluación del papel del dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero en las
variaciones climáticas e impactos asociados" advertía ya que dichos gases causarían un
calentamiento significativo durante las siguientes décadas.
No será hasta 1988 cuando, en el seno de Naciones Unidas, y a iniciativa de la Organización
Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente
se cree el denominado Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
Ante un problema global, Naciones Unidas entiende que debe dar una respuesta multilateral.
1.1.-El cambio climático es una realidad: Grupo Intergubernamental
de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC)
Su objetivo principal es proporcionar una fuente objetiva de información científica, técnica y
socioeconómica sobre el cambio climático, sus causas, posibles repercusiones y estrategias de
respuesta.
En 2014, el IPCC ofreció más claridad sobre el papel de la actividad humana en el cambio
climático con su Quinto Informe de Evaluación. Su conclusión es categórica: el cambio climático
es inequívoco y las actividades humanas son sus principales causantes. Existen pruebas
alarmantes de que se pueden haber alcanzado o sobrepasado los puntos de inflexión que darían
lugar a cambios irreversibles en importantes ecosistemas y en el sistema climático del planeta.
El informe proporciona una evaluación exhaustiva del aumento del nivel del mar y sus causas
a lo largo de las últimas décadas, además de calcular las emisiones acumuladas de CO2 desde
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la época preindustrial y ofrece una estimación sobre futuras emisiones de CO2 con el objetivo
de limitar el calentamiento a menos de 2ºC. Según este informe, desde 1880 a 2012 la
temperatura media mundial aumentó 0,85ºC. Los océanos se han calentado, las cantidades de
nieve y hielo han disminuido y el nivel del mar ha aumentado, asegura el IPCC, que también
recoge en su informe que, debido a la concentración actual y a las continuas emisiones de gases
de efecto invernadero, es probable que al final de este siglo la temperatura media mundial
continúe creciendo por encima del nivel preindustrial. Se estima que el aumento del nivel del
mar será de entre 24 y 30 centímetros para 2065.
En octubre de 2018, el IPCC publicó, además, un Informe Especial en el que se recoge que limitar
el calentamiento global a 1,5ºC –y no llegar a los 2ºC- requerirá cambios rápidos, de gran alcance
y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad. Una serie de impactos importantes
podrían evitarse si la marca de calentamiento del planeta se queda en ese nivel.
Actualmente trabaja en el Sexto Informe de Evaluación, que prevé publicarlo en 2022, a tiempo
para aportar información clave para el primer balance mundial de la Convención Marco de las
Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) que tendrá lugar en 2023. Entonces, los
países examinarán los progresos realizados para lograr su objetivo de mantener el
calentamiento global muy por debajo de 2 °C y de tratar de limitarlo a 1,5 °C.
1.2.- Instrumentos jurídicos de las Naciones Unidas
La lucha contra el cambio climático tiene un claro carácter global por lo que, requiere de una
respuesta multilateral en el ámbito de la ONU, que se articula a través de tres pilares principales:
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático
En 1992, en el seno de la Cumbre de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo de
Río de Janeiro, conocida como la Cumbre de la Tierra, se adoptó la Convención Marco de las
Naciones Unidas sobre el Cambio Climático como primer paso para afrontar el problema, que
entró en vigor en 1994. Su objetivo: la estabilización de las concentraciones de gases de efecto
invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antropógenas peligrosas en el
sistema climático. Ese nivel debería lograrse en un plazo suficiente para permitir que los
ecosistemas se adapten naturalmente al cambio climático, asegurar que la producción de
alimentos no se vea amenazada y permitir que el desarrollo económico prosiga de manera
sostenible.
Hoy día cuenta con una composición casi universal: un total de 197 países, entre ellos España,
han ratificado la Convención, convirtiéndose en Partes de la misma.
Protocolo de Kioto
En 1995 los países iniciaron las negociaciones para fortalecer la respuesta mundial al cambio
climático a través de las Cumbres del Clima. En 1997, adoptaron el conocido como Protocolo de
Kioto durante el encuentro celebrado en la ciudad del mismo nombre. Este documento obliga
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jurídicamente a los países desarrollados que son parte a cumplir unas metas de reducción de
las emisiones. El primer periodo de compromiso del Protocolo comenzó en 2008 y finalizó en
2012; el segundo el 1 de enero de 2013 y terminará en 2020.
Hoy día hay 192 Partes en el Protocolo, entre ellas España.
Acuerdo de París
Durante la 21ª Conferencia de Naciones Unidas sobre el Clima (COP21), celebrada en París en
2015, las Partes de la Convención alcanzaron un acuerdo histórico con el objetivo de combatir
el cambio climático y acelerar e intensificar las acciones y las inversiones necesarias para un
futuro sostenible con bajas emisiones de carbono.
El Acuerdo de París, firmado el 22 de abril de 2016 por 175 líderes mundiales en la sede de
Naciones Unidas de Nueva York, agrupa por primera vez a todas las naciones bajo una causa
común: realizar ambiciosos esfuerzos con el objetivo de combatir el cambio climático y
adaptarse a sus efectos. De esta manera, define un nuevo camino en el esfuerzo climático a
nivel mundial. Es, con diferencia, el acuerdo internacional que más países firmaron en un solo
día. Otros también lo han firmado desde entonces. Actualmente hay 187 Partes que han
ratificado el Acuerdo de París, entre ellos España.
El principal objetivo del Acuerdo de París es reforzar la respuesta mundial a la amenaza del
cambio climático manteniendo el aumento de la temperatura mundial en este siglo por debajo
de los 2 ˚C con respecto a los niveles preindustriales y proseguir con los esfuerzos para limitar
aún más el aumento de la temperatura a 1,5 ˚C.
Con la aprobación de las reglas de funcionamiento de este Acuerdo en la Cumbre del Clima de
Katowice (Polonia, 2018), se cuenta ya con todas las herramientas necesarias para poner en
marcha los esfuerzos globales de lucha contra el cambio climático y avanzar hacia el
cumplimiento de los objetivos establecidos.
El año 2019 es un año clave en el que es necesario avanzar en la implementación de los
compromisos ya adquiridos contra el cambio climático y fomentar un debate que promueva un
aumento de la ambición de los compromisos de reducción de emisiones de los países.
En este sentido, la Cumbre de Acción Climática, convocada por el Secretario General de
Naciones Unidas en septiembre, ha sido un hito clave para crear las condiciones para que los
países presenten en 2020, tal y como se estableció en el Acuerdo de París, ‘Contribuciones
Nacionalmente Determinadas’ (o planes de lucha contra el cambio climático) más ambiciosas a
las que se plantearon en 2015 y estrategias de desarrollo a largo plazo bajas en emisiones
coherentes con los objetivos del Acuerdo de París.
Al mismo tiempo, el Acuerdo de París está íntimamente interrelacionado con la Agenda 2030 –
ambas son en realidad una sola agenda que articula la necesaria transformación hacia una
globalización justa y sostenible – por lo que asegurar la alineación y estimular la acción conjunta
y coordinada para lograr los ODS y la acción climática es fundamental para maximizar los
beneficios colaterales, y lograr un cambio positivo y sistémico.
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1.3.- Conferencias sobre el Clima: una cita anual para sumar
esfuerzos contra el cambio climático
La Conferencia de las Partes o COP por sus siglas en inglés, es el máximo órgano de la
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC). En ella, las 197
Partes, toman decisiones para intentar paliar los efectos de la crisis climática que vive nuestro
planeta.
Se reúnen anualmente, desde la entrada en vigor de la Convención, en 1994, y su principal
objetivo es revisar el desarrollo de los compromisos adquiridos y negociar otros nuevos. En las
COP también participan como observadores representantes de la sociedad civil, empresas,
corporaciones, organizaciones, grupos de interés o asociaciones. En definitiva, todos los actores
relevantes en la lucha contra el cambio climático.
La primera reunión tuvo lugar en 1995 en Berlín. De ella salió el Mandato de Berlín, en el que se
pidió a las Partes que iniciaran las negociaciones de un nuevo tratado internacional de lucha
contra el cambio climático que incluyera compromisos de reducción de emisiones.
La COP3 de Kioto, en 1997, alumbró el Protocolo de Kioto, uno de los acuerdos más relevantes
para regular las emisiones antropogénicas. Este Protocolo establece objetivos vinculantes para
37 países industrializados que se comprometieron a reducir en un 5,2% sus emisiones de gases
de efecto invernadero entre 2008 y 2012 con respecto a los niveles de 1990.
Sin embargo, pronto se puso de manifiesto que una respuesta adecuada al reto del cambio
climático requería de acciones por parte de todos los países, y no solo los países desarrollados.
Por ello, en el año 2007, en la Cumbre de Bali, se estableció el “Plan de Acción de Bali”, primer
marco de negociación que buscaba dar una respuesta realmente global al cambio climático.
Importante decepción supuso la COP15, celebrada en 2009 en Copenhague: la cita, 15º
aniversario de esta conferencia, parecía que desembocaría en un nuevo acuerdo que superase
el Protocolo de Kioto. Sin embargo, acabó sin acuerdo y con una sensación general de fracaso.
Más provechosa fue la COP16, celebrada en Cancún en 2010, que, tras Copenhague, sirvió para
la recuperación de la normalidad en el proceso de negociación y concluyó con importantes
avances, entre ellos la creación del Fondo Verde para el Clima, principal instrumento financiero
para canalizar recursos a los países en desarrollo en el contexto de la CMNUCC.
Además, en el año 2012, se aprobó la “enmienda de Doha” al Protocolo de Kioto en la capital
qatarí, que amplió el Protocolo de Kioto a un segundo periodo de compromiso hasta el año 2020.
No sería hasta la COP21, celebrada en París en 2015, para ver mayores avances en estas
Cumbres. En ella se firmó el Acuerdo de París, un ambicioso tratado internacional –de lucha
contra el Cambio Climático, ratificado por 186 Estados, que consigue, por primera vez, que todos
los países aúnen sus esfuerzos alrededor de la lucha contra el cambio climático, en función de
sus responsabilidades históricas, actuales y futuras. Y lo hace sobre la base de seis características
fundamentales: es un texto que refleja la diferenciación, es justo, ambicioso, duradero,
equilibrado y jurídicamente vinculante.
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1.4.- Chile y España ante el reto de la COP25
El actual ha sido el año en el que la ciudadanía ha alzado la voz, de forma mayoritaria,
reclamando acción urgente contra el cambio climático. Con el marco de gobernanza del Acuerdo
de París, y su Libro de Reglas aprobado en Katowice, se abre una nueva fase en las negociaciones
climáticas en la que es posible materializar la petición de la ciencia y de la calle de medidas más
ambiciosas a favor de la sostenibilidad.
La vigésimo quinta reunión de la Conferencia de Partes, organizada y presidida por Chile, se
llevará a cabo en Madrid del 2 al 13 de diciembre, después de que España se ofreciera a albergar
el evento tras la renuncia del país latinoamericano que mantendrá, no obstante, el papel
protagonista en su desarrollo y la coordinación de negociaciones internacionales. La presidencia
de Chile de la COP25, de hecho, comienza en diciembre de 2019 y estará activa hasta diciembre
de 2020. Carolina Schmidt, ministra de Medio Ambiente de Chile, es la presidenta designada de
la Conferencia.
El camino de la COP25 ha tenido una inmensa y eficiente preparación bajo la presidencia de
Chile. Se ha realizado un importante esfuerzo en difusión previa y concienciación y actualmente
de coordinación entre Chile y España para que la organización de la Cumbre sea un éxito.
Es la cumbre de la acción. Bajo el lema “Es tiempo de actuar” esta COP va a ser un encuentro
importante ya que es la primera Cumbre desde la adopción de las Reglas de París en 2018 y se
encuentra a caballo entre la Cumbre de Acción Climática del Secretario General de septiembre
y la presentación de una nueva ronda de planes de lucha contra el cambio climático al año que
viene. Además, Chile ha bautizado a esta COP como la COP azul (Blue COP) poniendo al nexo
entre el cambio climático y los océanos en el centro del debate. Esta discusión se va a ver
alimentada, entre otras cosas, por el último Informe Especial del IPCC sobre océanos y criosfera
que advierte de que es necesario “actuar con carácter urgente a fin de priorizar iniciativas
oportunas, ambiciosas y coordinadas que permitan abordar cambios perdurables en los océanos
y la criosfera que no tienen precedentes”. También se abordarán retos presentes como las
energías renovables, la economía circular, ecosistemas, biodiversidad y movilidad eléctrica.
Está previsto que participen unos 20.000 visitantes de casi 200 países, además de los Jefes de
Estado y de Gobierno y sus representantes.
1.5.- Agenda 2030: la sostenibilidad y el desarrollo humano como
ejes de la nueva agenda mundial
El 25 de septiembre de 2015, la Asamblea General de la ONU adoptó la Agenda 2030 para el
Desarrollo Sostenible, un plan de acción integral a favor de las personas, el planeta y la
prosperidad, así como el fortalecimiento de la paz universal y el acceso a la justicia. A través de
ella, los líderes mundiales adoptaron un conjunto de objetivos globales para erradicar la
pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva
agenda de desarrollo sostenible, para no dejar a nadie atrás. Para alcanzar estas metas, todo el
mundo tiene que hacer su parte: los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y personas
como usted.
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La Agenda plantea 17 Objetivos (ODS) con 169 metas de carácter interconectado e indivisible
que abarcan todas las esferas de la sostenibilidad – económica, social y ambiental. Una nueva
estrategia regirá los programas de desarrollo sostenible durante los próximos 15 años. Al
adoptarla, los Estados se comprometieron a movilizar los medios necesarios para su aplicación
mediante alianzas centradas especialmente en las necesidades de los más pobres y vulnerables
– la Agenda de Acción de Addis Abeba de Financiación para el Desarrollo.
El ODS 13 de la Agenda 2030 está exclusivamente dedicado a la Acción por el Clima, que recoge
la acción por el clima y la remite a las metas que se acuerdan en el seno de la UNFCCC. Sus metas
son las siguientes:
Sus metas son las siguientes:
Fortalecer la resiliencia y la capacidad de adaptación a los riesgos relacionados con el
clima y los desastres naturales en todos los países
Incorporar medidas relativas al cambio climático en las políticas, estrategias y planes
nacionales
Mejorar la educación, la sensibilización y la capacidad humana e institucional respecto
de la mitigación del cambio climático, la adaptación a él, la reducción de sus efectos y la
alerta temprana
Cumplir el compromiso de los países desarrollados que son partes en la Convención
Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de lograr, para el año 2020,
el objetivo de movilizar conjuntamente 100.000 millones de dólares anuales para
ayudar a los países en desarrollo a luchar contra el cambio climático y adaptarse a sus
efectos, y poner en pleno funcionamiento el Fondo Verde para el Clima capitalizándolo
lo antes posible
Promover mecanismos para aumentar la capacidad para la planificación y gestión
eficaces en relación con el cambio climático en los países menos adelantados y los
pequeños Estados insulares en desarrollo, haciendo particular hincapié en las mujeres,
los jóvenes y las comunidades locales y marginadas
Además del ODS 13, gran parte de las transformaciones necesarias para alcanzar el objetivo de
1.5ºC está ya incorporada a lo largo de otros ODS – sistemas agroalimentarios sostenibles, ODS
2; acceso universal a energía limpia y eficiente, ODS 6; industria sostenible e innovación, ODS 9;
ciudades y comunidades sostenibles, ODS 11; producción y consumo responsables, ODS 12; …-.
De igual manera, los ODS recogen las metas que será necesario alcanzar para asegurar que la
adaptación al cambio climático y la transición necesaria se realiza con justicia social no dejando
a nadie atrás –erradicación de la pobreza, resiliencia y protección social, ODS 1; salud y
bienestar, ODS 3; igualdad de género, ODS 5; empleo decente, ODS 8; lucha contra la
desigualdad, ODS 10. Como reconoce la ONU, el cambio climático es un reto global más allá de
fronteras nacionales; un problema que requiere que la comunidad internacional trabaje de
forma coordinada y precisa para que los países en desarrollo, especialmente, avancen hacia una
economía baja en carbono.
No cabe duda que ambas agendas están estrechamente relacionadas: lidiar con el cambio
climático implica igualmente luchar contra la pobreza ya que los más afectados por el cambio
climático suelen ser los más pobres. Por ello, debe buscarse la coherencia y la cooperación, las
sinergias entre ambas agendas, y eliminar o minimizar la competencia o aquellas acciones para
el desarrollo sostenible y la consecución de los que tengan un impacto negativo en la acción
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climática, o viceversa. Comprender las conexiones entre el cambio climático y el desarrollo
sostenible es un primer paso necesario para fomentar la coherencia de la implementación de
ambas agendas. Por ello, es fundamental asegurar la alineación y estimular la acción conjunta
de múltiples actores que coordinan esfuerzos para lograr los ODS y la acción climática para
maximizar los beneficios colaterales, y lograr un cambio positivo y sistémico hacia una
globalización justa y sostenible.
1.6.- Cooperación internacional al desarrollo: impulsando la acción
climática
Dado el carácter global de la acción climática, es necesario que tanto las políticas de cooperación
al desarrollo como la acción exterior sean instrumentos de la acción climática, y en particular
respalden el diseño y aplicación de Contribuciones Nacionales Determinadas (NDC por sus
siglas en inglés) ambiciosas en los países socios de cooperación y en los acuerdos internacionales
de cara a alcanzar el Acuerdo de París. Pero es fundamental que las estrategias integrales en
respuesta al cambio climático sean al mismo tiempo consistentes con el desarrollo sostenible y
los ODS, de manera que se tengan en cuenta los cobeneficios, los efectos secundarios adversos
y los riesgos que pueden surgir de las acciones de adaptación y mitigación. El desarrollo
sostenible y la equidad proporcionan una base para evaluar las políticas climáticas.
De este modo, la Cooperación Española contribuye a respaldar los compromisos adquiridos por
los países socios en el marco del Acuerdo de Paris apoyándolos en el cumplimiento de sus NDC
reflejándose sus necesidades y prioridades. Pero luchar contra el cambio climático es luchar
contra la pobreza. Por ello, la Cooperación Española centra todas sus actuaciones en la
construcción de resiliencia, buscando la convergencia de las políticas de reducción de la pobreza
y la desigualdad con aquellas de protección de los ecosistemas para dar respuesta al mandato
ético tanto del Acuerdo de París como de la Agenda 2030 para “no dejar a nadie atrás”.
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2.- CONSECUENCIAS DEL CAMBIO
CLIMÁTICO: UNA REALIDAD PALPABLE La investigación llevada a cabo por la Universidad Nacional de Australia demostró que el origen
del actual proceso de cambio climático se remonta a 1830. Esto significa que la humanidad
lleva produciendo alteraciones en la naturaleza más de 180 años a partir del desarrollo de la
Revolución Industrial, entre finales del siglo XVIII y mediados del siglo XIX. El Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, refleja en su Quinto Informe de
Evaluación dos conclusiones fundamentales: el cambio climático es real y las actividades
humanas son sus principales causantes.
Aunque ninguna zona del mundo quedará exenta de sufrir los efectos del cambio climático,
unas zonas se están viendo más afectadas que otras por su impacto como consecuencia de las
más frecuentes catástrofes naturales, de la subida del nivel del mar, de la pérdida de los
ecosistemas marinos o de los incendios. Estos motivos, entre otros, hacen que España sea uno
de los países más vulnerables ante del cambio climático, como recoge el Global Climate Risk
Index 2019.
El Quinto informe del IPCC concluye que los océanos se han calentado y que las superficies de
nieve y hielo se han reducido, provocando el aumento del nivel del mar, que ha ascendido 19
centímetros entre 1901 y 2010. El informe también determina la alta probabilidad de que, a
finales del siglo XXI, la temperatura media mundial continúe aumentando sobre el nivel
preindustrial. De este modo, la temperatura de los océanos y el deshielo seguirán
incrementándose. Un reciente informe del IPCC sobre los océanos y la criosfera señala que, en
un escenario de emisiones elevadas, el nivel medio del mar podría incrementarse entre 0,81 y
1,10 metros en 2100 en relación al periodo 1986-2005.
El pasado mes de agosto se aprobó el último informe especial del IPCC sobre “El Cambio
Climático y la Tierra”. El informe señala que el único modo de mantener el calentamiento global
muy por debajo de los 2oC es la reducción de las emisiones de GEI en todos los sectores,
incluyendo el de la tierra y el alimentario. El uso de la tierra (agricultura, producción de
alimentos y deforestación) supone el 23% de las emisiones, pero, al mismo tiempo, los procesos
naturales del suelo absorben una cantidad equivalente a una tercera parte de las emisiones
causadas por la quema de combustibles fósiles y la industria. El informe propugna una gestión
sostenible del suelo, que garantice al mismo tiempo la seguridad alimentaria, la nutrición de la
población mundial y la conservación de la biodiversidad, transformando los métodos de
producción agropecuaria y la adaptación de los patrones alimentarios.
En septiembre se publicó un nuevo Informe Especial del IPCC sobre cambio climático y océanos,
que destaca la necesidad de actuar con carácter urgente para abordar el fenómeno del
calentamiento de los océanos y evitar, por ejemplo, la fusión de los glaciares y la subida del nivel
del mar.
Asimismo, desde la perspectiva de la pobreza, el Quinto Informe del IPCC señala que el impacto
del cambio climático ralentizará el crecimiento económico y erosionará aún más la seguridad
alimentaria, creando mayores riesgos de pobreza particularmente en áreas urbanas y zonas
emergentes de hambre. El cambio climático también puede indirectamente incrementar los
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riesgos de conflictos violentos al amplificar los problemas de pobreza y desigualdad que
subyacen en dichos conflictos.
2.1.- España, entre los países más vulnerables
En España, entre los efectos más reconocibles del cambio climático destaca el aumento de la
duración de los veranos, estimado en unas cinco semanas desde los años 70, y el aumento de
la intensidad y la frecuencia de las olas de calor. Asimismo, se ha observado una disminución de
las precipitaciones y un clima más seco.
La contaminación del aire en España, según la OMS, provoca más de 30.000 muertes anuales.
Además, afecta a la salud de 15 millones de personas en nuestro país. Según el Ministerio para
la Transición Ecológica, las áreas más afectadas son Madrid y Barcelona, pero le siguen de cerca
regiones de Andalucía, Extremadura, Castilla-la Mancha y Comunidad Valenciana.
Asimismo, se estima que cada año mueren en España unas 1.400 personas a causa de las altas
temperaturas, una cifra que para mediados del presente siglo podría aumentar hasta las 12.000
personas si no se toman medidas de adaptación. Asimismo, el aumento térmico provoca la
propagación de enfermedades propias de zonas tropicales que antes se daban en nuestro país.
Se pronostica también una especial incidencia de la variabilidad climática sobre las
enfermedades cardiovasculares, respiratorias, neurodegenerativas, como el párkinson y en el
aumento de las alergias.
El ascenso del nivel del mar afectará de forma especial a las grandes ciudades costeras situadas
a baja altitud, como La Coruña (7 m), San Sebastián (7 m), Málaga (8 m), Sevilla (11 m), Barcelona
(13 m) y Valencia (16 m), pero también a municipios más pequeños, como San Vicente de la
Barquera, Tarifa, Conil, Algeciras, Almería, y a entornos naturales como el Parque Natural
Marismas de Santoña, el Parque Nacional de Doñana y el Delta del Ebro.
Según la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CLD), las zonas
más vulnerables a la desertificación son las áreas áridas, semiáridas y subhúmedas secas.
España se ve muy afectada por este fenómeno, dado que más de dos terceras partes del
territorio pertenecen a estas tres categorías.
El aumento de la sequedad de los ecosistemas también aumenta la vulnerabilidad ante posibles
incendios.
2.2.- África y Asia, los continentes más afectados
A pesar de la alta vulnerabilidad de España ante los efectos del cambio climático, otras zonas
del planeta se encuentras más expuestas que nuestro país. Por ejemplo, una de las áreas más
afectadas será África que, a su vez, es el continente que menos contribuye a dicho fenómeno.
Según la FAO, la vulnerabilidad de África al cambio climático se ve extremada por diversos
factores de índole no climática, que comprenden la pobreza y las desigualdades, la inseguridad
alimentaria, la alta prevalencia de enfermedades, los conflictos crónicos, los bajos niveles de
desarrollo y la escasa capacidad de adaptación; factores que a su vez se ven igualmente
19
exacerbados por las consecuencias del cambio climático. Se pronostica que África subsahariana
será la región más afectada, no solo porque en ella la productividad agrícola será reducida y la
inseguridad hídrica y alimentaria será mayor, sino porque está más expuesta a las inundaciones
costeras y sucesos climáticos extremos, y a riesgos más intensos relacionados con la salud
humana.
Entre los factores no climáticos que se añaden a la vulnerabilidad de África está la fuerte
dependencia de los productos primarios; el rápido aumento de una población que ejerce presión
sobre paisajes ya degradados; una gobernanza insuficiente y unas instituciones débiles; la escasa
inversión de capitales; la carencia de acceso a los mercados extranjeros; malas infraestructuras;
una inadecuada transferencia de tecnología; y unos niveles de deuda externa elevados pese a
los programas de condonación de la deuda de años recientes.
El ND-GAIN Country Index, de la Iniciativa de Adaptación Global de la Universidad de Notre
Dame, establece que los países que estarán más expuestos al cambio climático pertenecen a
África y a la región de Asia Central, así como el sureste asiático, como Somalia, Chad,
Madagascar, Afganistán, Myanmar o Bangladesh. Otros de los lugares más afectados por el
cambio climático serán Lagos (Nigeria), Manila (Filipinas) Haití, Yemen, los estados insulares,
como Kiribati, Fiyi o la península arábiga, ya sea por un rápido aumento de población, la falta de
infraestructuras y de desarrollo de sistemas sanitarios, la vulnerabilidad ante catástrofes
naturales, la subida del nivel del mar, la escasez del agua o la desertización. Además, algunos de
los ecosistemas más afectados son la selva amazónica y la tundra antártica, así como los
glaciares de montaña, cuyo retroceso se ha acelerado en los últimos años.
2.3.- El cambio climático en Latinoamérica y Caribe
El informe del Observatorio de La Rábida sobre Cambio Climático y Desarrollo Sostenible en
Iberoamérica afirmaba que “La población de Iberoamérica es altamente vulnerable a los efectos
del cambio climático, ya que más de la mitad de la población en Latinoamérica vive en aquellos
países con un mayor índice de vulnerabilidad socioecológica. (…) la pobreza, la desigualdad y la
rápida urbanización son factores claves de vulnerabilidad. Cuba, Guatemala, El Salvador,
Honduras, Nicaragua, Venezuela, Bolivia y Paraguay son los países de Iberoamérica con un índice
de riesgo climático más alto.”
Los expertos afirman que, en caso de no reducir firmemente los GEI, para el año 2100 las
temperaturas en América Central aumentarán entre 1’6º y 4º, alcanzando una subida de hasta
6’7º más en el resto de Latinoamérica.
La escasez de agua como resultado del cambio climático alcanzará en el año 2020 a entre 12 y
81 millones de personas. Esta realidad se une a la previsión de que, en caso de no reducirse
nuestras emisiones, en el año 2100, el nivel del mar podría subir hasta valores de entre 45 y 82
cm, con la clara afectación a diversos núcleos de población urbanos.
El citado informe indica que se calcula que económicamente, la afectación económica en
pérdidas acumuladas a causa del cambio climático entre 1970 y 2008, supera los 81.400 millones
de dólares, la mayoría de los cuales a causa de los daños consecuencia de las tormentas
extremas.
20
Todas estas consecuencias se suman a las migraciones causadas precisamente por el
calentamiento global. Millones de personas en las zonas más afectadas por la crecida del mar,
la desertificación, la deforestación y la falta de agua potable se convertirán en refugiados
climáticos. El Banco Mundial ha advertido de que es posible que 17 millones de personas tengan
que verse obligadas a emigrar a causa del cambio climático. Si no se revierte la situación, los
migrantes climáticos internos en Latinoamérica podrían llegar a suponer hasta el 1% de la
población, cifra que llegaría al 2% en el caso específico de México.
Algunos países ya han anunciado ambiciosos compromisos para revertir esta situación. Por
ejemplo, el caso de Chile, país cuya bajo presidencia se celebra la COP25, que fue el primer país
latinoamericano en fijarse como objetivo obtener 20% de su energía de fuentes renovables no
convencionales (como la eólica y solar) para el 2025, ha anunciado que alcanzará la neutralidad
de emisiones de gases de carbono en el año 2050.
21
3.- ESPAÑA LIDERA LA TRANSICIÓN
JUSTA EN EL MUNDO La lucha contra el cambio climático tiene un claro carácter global y requiere de una respuesta
multilateral en el ámbito de las Naciones Unidas. En el último año, España ha intensificado su
papel como país clave contra el calentamiento global y sus consecuencias y ha adquirido un
importante protagonismo en el impulso a una transición ecológica justa y al llamado ‘Green New
Deal’, conjunto de iniciativas públicas y privadas encaminadas a lograr una transformación del
modelo económico a través de la inversión pública y la consecuente generación de empleo.
Cabe recordar que nuestro país, ha anunciado recientemente un ambicioso plan de
descarbonización de cara a 2050 que ha sido alabado internacionalmente por su ambición y su
compromiso frente al cambio climático.
España ha trabajado para marcar el camino que debe llevar al país a alcanzar la neutralidad
climática en 2050, la fecha de referencia marcada por el Secretario General de Naciones Unidas
(adelantándose a lo establecido en el Acuerdo de París), cumpliendo con sus compromisos
internacionales y en coherencia con la Ciencia y el mensaje de mayor ambición y justicia
climática que la ciudadanía española ha expresado en las calles de nuestro país. Fue el primero
en exigir ese compromiso de neutralidad a 2050 en la Unión Europea, de manera que Europa
responda al llamamiento del Grupo de Expertos de Cambio Climático (IPCC), consiguiendo un
efecto arrastre en muchos países de nuestro entorno. Coincidimos con el Parlamento Europeo
y la Presidenta electa de la Comisión Europea en que la UE debe dar respuesta a los recientes
informes de la ciencia, y a la emergencia climática que estamos viviendo, y aumentar su nivel de
ambición actual (al menos un 40% en 2030 respecto a 1990) hasta un 55%.
Asimismo, el carácter de España como referente mundial en derechos sociales, libertades y
apuesta decidida por la igualdad, ha facilitado que nuestro país sea el encargado, en el ámbito
multilateral, de abanderar e incorporar a la lucha contra el cambio climático un carácter
marcadamente social, incluyendo ejes transversales como salud, bienestar, igualdad de
oportunidades para las mujeres y trabajo de calidad en todo el mundo.
La Cumbre de Acción Climática, celebrada el pasado mes de septiembre en Nueva York, fue el
escenario en el que la ONU y España dibujaron sus líneas de acción en estos ámbitos de la lucha
contra el cambio climático, materializadas, entre otras, en llamada Coalición de Impulsores
Sociales y Políticos, que tiene entre sus pilares el clima y aire limpio, la transición justa, y el
género, tres cuestiones clave en la consecución de la justicia climática.
3.1.- Cumbre de Acción Climática en Nueva York
En un contexto marcado por el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, de las
temperaturas y del nivel del mar, y en el que estamos descubriendo las consecuencias del
cambio climático en la salud, el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, realizó una
convocatoria para aumentar los compromisos nacionales y poner freno al calentamiento
global.
22
Guterres convocó a los Jefes de Estado y de Gobierno a una Cumbre de Acción Climática para
el 23 de septiembre, con dos objetivos principales: movilizar la voluntad política para
incrementar la ambición sobre los objetivos del Acuerdo de París de 2015; y enviar señales
claras a los mercados y decisores políticos para crear un consenso entre gobiernos nacionales y
subnacionales, empresas y sociedad civil. Seguidamente, tuvo lugar la Cumbre de los ODS
convocada por el Secretario General con el objetivo de movilizar compromisos voluntarios para
la implementación de los ODS. La convocatoria seguida de ambas cumbres fue vista como una
manera de asegurar la alineación y estimular la acción conjunta de múltiples actores para
avanzar en ambas agendas que son dos caras de la misma moneda.
Se pretendía evitar una cumbre formal en la que se sucedieran los discursos de los
representantes nacionales, para priorizar la presentación de iniciativas, alianzas y propuestas
con un impacto movilizador. Para la preparación de la cumbre, Guterres identificó 9 áreas o
coaliciones temáticas, encargando a varios países, junto a organizaciones internacionales y
otros actores relevantes, que trabajaran en cada una de ellas y seleccionaran experiencias y
propuestas de éxito.
El planteamiento transversal e integrador del marco normativo contra el cambio climático
planteado por el Gobierno de España –Plan Integrado de Energía y Clima, anteproyecto de Ley
de Cambio Climático y la Estrategia de Transición Justa- ha concitado el interés de la comunidad
internacional. Por ello, el secretario general de Naciones Unidas llamó a España a liderar uno
de los ejes sobre los que pivotó la Cumbre de Acción Climática, y formó –junto a Perú y
organismos y agencias de la ONU- la Coalición de Impulsores Sociales y Políticos de la Lucha
contra el Cambio Climático. Un grupo de trabajo transversal en el que nuestro país y el país
latinoamericano ya vienen trabajando desde principios del 2019, y cuyo objetivo fortalecer la
acción climática a través de tres “impulsores” que son clave a la hora de la movilización social:
la salud, la transición justa y la cuestión de género, cuestiones para las que se presentaron tres
iniciativas a las que ya se han sumado países de todo el mundo.
La Coalición debe instar a los Estados a asumir un mayor compromiso en temas de salud y calidad
del aire, implementando políticas encaminadas a alcanzar los valores establecidos por la
Organización Mundial de la Salud (OMS); a apostar por una transición ecológica justa que no
deje a nadie atrás, con la creación de empleos de calidad; y a desarrollar políticas de género que
garanticen la plena participación de las mujeres en este proceso.
Además del grupo de impulsores sociales y políticos, el resto de áreas prioritarias o líneas
temáticas orientadas a dar respuesta al cambio climático en las que han trabajado otros Estados
y actores son las Medidas basadas en la naturaleza (China y Nueva Zelanda); Acción local y en
ciudades (Kenia y Turquía); Resiliencia y adaptación (Reino Unido y Egipto), Financiación
climática y precio del carbono (Francia, Jamaica y Qatar); Transición energética (Dinamarca y
Etiopía); Transición industrial (India y Suecia); Estrategia de Mitigación (Chile); y Compromiso
con la juventud y movilización pública (Islas Marshall e Irlanda).
El Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a través de una Carta dirigida al Secretario General
de la ONU, mostró el compromiso de España de incrementar la ambición de las medidas del país
en materia de planificación y reducción de emisiones. En concreto, se prevé presentar en 2020
una estrategia de descarbonización a largo plazo, acompañada de una estrategia de Transición
Justa y una Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética; y se asume el compromiso de
reducir, en 2030, las emisiones de efecto invernadero en al menos un 20% con respecto a 1990;
23
un objetivo de energía renovable del 35% sobre el consumo final de energía (actualmente en un
17,5%) y una presencia de renovables superior al 70% en el sector eléctrico (de
aproximadamente un 40% en la actualidad).
3.2.- Coalición sobre Impulsores Sociales y Políticos de la Lucha
contra el Cambio Climático
La Coalición liderada por Perú y España –junto a entidades como la Organización Internacional
del Trabajo (OIT) y la Organización Mundial de la Salud (OMS)- ha trabajado en tres iniciativas,
más relacionadas con las personas en el contexto de la Cumbre convocada por el Secretario
General de Naciones Unidas: clima, calidad del aire y salud; transición justa; y género. Estas
tres líneas se refieren, en concreto, a la salud como motor de la lucha contra la contaminación
del aire y el cambio climático; a la necesidad de proteger a los que se verán afectados por la
transición hacia economías bajas en carbono y de crear “empleos verdes”; y a la importancia de
tener en cuenta tanto el especial impacto del cambio climático sobre mujeres y niñas, como el
liderazgo que ambas pueden tener en los esfuerzos globales.
Transición justa
La transición justa en la lucha contra el cambio climático significa minimizar los impactos
negativos en la actividad, en los trabajadores y en sus comunidades, de la necesaria
adaptación a un modelo económico bajo en emisiones, articulando políticas para proteger a
aquellos que se verán más afectados y creando empleo. Es decir, trabajar para que la transición
ecológica sea capaz de crear “empleos verdes” y de que el desarrollo en las comunidades se
24
haga de forma sostenible. España está a la vanguardia en este ámbito y es el primer país en
contar con una Estrategia de Transición Justa.
La iniciativa de la Coalición hispano peruana propone a los Estados que se comprometan a
desarrollar planes nacionales de transición justa, adoptando medidas como el diálogo social
inclusivo, el desarrollo de capacidades profesionales, el impulso de empresas con menores
emisiones de carbono, la creación de empleos verdes, la adopción de políticas de protección
social o la transferencia de tecnología a los países en desarrollo. Todo ello, pues, para no dejar
a nadie atrás en los nuevos modelos económicos sostenibles.
Durante el evento de Alto Nivel previo a la Cumbre de Acción Climática de Nueva York, la
ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, presentó los resultados de la iniciativa Acción
Climática por el Trabajo, una coalición a la que ya se han sumado 46 países y una decena de
empresas multinacionales que se comprometen a garantizar que la transición hacia un modelo
económico sostenible libre de emisiones sea justa.
Los Estados adheridos a la iniciativa se comprometen a elaborar Planes Nacionales para una
Transición Justa, Trabajo Decente y Empleos Verdes. Planes que permitirán identificar las
oportunidades de empleo en los procesos de descarbonización, así como las competencias que
necesitan los trabajadores para ser parte activa de la transición ecológica.
Planes que se construirán mediante el diálogo social y que deben recoger una evaluación del
impacto y el potencial de la transición ecológica. Además de políticas de protección de los
trabajadores y grupos vulnerables tanto de la propia transición como de desastres climáticos.
En esta iniciativa, las empresas tienen un papel clave. Entre las firmantes, destacan
multinacionales españolas como Iberdrola, Acciona, Endesa y Ferrovial, junto a referentes
internacionales como Engie, Orsted y Sodexo. A nivel nacional, la iniciativa ha constituido en
España un partenariado con la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE),
con la que trabajan conjuntamente en la iniciativa “Avanzando en una transición justa y en la
creación de empleos verdes para todos”.
Salud y clima
Estamos constatando, cada vez con mayor claridad, que las actividades humanas que
desestabilizan el clima también tienen efectos nocivos en la salud. El principal impulsor del
cambio climático, la quema de combustibles fósiles, causa más de 7 millones de muertes anuales
en todo el mundo. Es esencial que los gobiernos tomen medidas para dar prioridad a la salud y
el bienestar de los ciudadanos; de hecho, el Acuerdo de París prevé salvar más de 1 millón de
vidas humanas con la reducción de la contaminación atmosférica.
La Coalición ha promovido compromisos dirigidos a Gobiernos nacionales y subnacionales para
lograr en 2030 una calidad del aire saludable y la aplicación de los estándares de la OMS;
también ha impulsado políticas de movilidad eléctrica para reducir las emisiones del transporte
por carretera.
La ministra Ribera también presentó, el día antes de la Cumbre de Acción Climática, la iniciativa
a la que ya se han sumado 53 países y 87gobiernos regionales y ciudades (33 españolas) que
25
se han comprometido a situar la salud como motor político de una mayor ambición en materia
de cambio climático.
La Iniciativa Clima y Calidad del Aire propone lograr para 2030 una calidad del aire saludable y
la armonización de las políticas de lucha contra el cambio climático y la contaminación
atmosférica. Contempla, entre otros aspectos, que los países firmantes implementen políticas
de calidad del aire y acción climática que permitan alcanzar los valores de las directrices de la
OMS; el fomento de la movilidad eléctrica y sostenible; y acciones que reduzcan las emisiones
del transporte por carretera.
Los países y ciudades comprometidos con esta iniciativa deberán evaluar el número de vidas
que salvan con estas medidas, los beneficios para la salud de los niños y otros grupos
vulnerables, y los costes financieros que se evitan para los sistemas de salud. Asimismo, deberán
realizar un seguimiento de los progresos e intercambiar experiencias y mejores prácticas para
mejorar la calidad del aire a través de una red internacional coordinada por NNUU.
Género y clima
El cambio climático está amenazando los logros globales para el avance de la igualdad de género
y el empoderamiento de las mujeres y niñas. Las acciones sobre el clima, por el contrario, deben
empoderar a las mujeres y convertirlas en actores, beneficiarias y líderes.
Sobre esta base, la iniciativa de Impulsores Sociales y Políticos que abanderan España y Perú
propone que los Estados se comprometan a aplicar para 2025 medidas como incorporar la
perspectiva de género en las estrategias de lucha contra el cambio climático o promover
iniciativas que fomenten la participación y el liderazgo pleno de las mujeres y niñas en las
medidas de mitigación y adaptación.
La ministra Ribera en el evento de alto nivel sobre Género y Cambio Climático celebrado en la
sede de Naciones Unidas presentó la iniciativa a la que ya se han sumado un total de 51 países
que se han comprometido a adoptar planes nacionales de lucha contra el cambio climático que
tengan en cuenta la variable de género.
El cambio climático afecta especialmente a los colectivos más vulnerables y a aquellos con
menores capacidades para hacerle frente, especialmente en países en desarrollo. Las mujeres y
niñas, por los roles asociados al género y las normas culturales, son las que sufren los mayores
riesgos y cargas asociadas a esta amenaza medioambiental.
La iniciativa trabaja, por tanto, por aumentar la presencia de las mujeres en los sectores
económicos que hay que transformar, y que por lo general están muy masculinizados; como el
energético, en el que las mujeres solo suponen el 5% de las juntas directivas de las 200 de
compañía de electricidad del mundo.
26
3.3 Cooperación al desarrollo y cambio climático: apoyo financiero a
fondos climáticos
España está comprometida con la Agenda 2030 y el Acuerdo de París en su política de
cooperación al desarrollo tal y como queda reflejado en el V Plan Director de la Cooperación
Española (2018-2021). La cooperación española apoya numerosos programas, fondos e
iniciativas centrados en la lucha contra el cambio climático como por ejemplo el Programa
regional de cooperación con América Latina y el Caribe sobre cambio climático (ARAUCLIMA) de
la AECID, Programa EUROCLIMA+ de la Unión Europea, o el Programa de Apoyo a las
Contribuciones Nacionales Determinadas al Acuerdo de París del PNUD.
Así mismo, España apoya el trabajo de diversas redes sectoriales iberoamericanas, como es el
caso de la Red Iberoamericana de Oficinas de Cambio Climático (RIOCC), creada en el año 2004,
que tiene objetivo establecer un instrumento de diálogo permanente entre todos los países que
facilite el intercambio de experiencias y la identificación de prioridades de actuación en materia
de cambio climático. La RIOCC trabaja bajo la tutela de los Ministros Iberoamericanos de Medio
Ambiente, a quienes reportan sus conclusiones. El programa de trabajo de la RIOCC incluye
diferentes áreas de trabajo todas ellas prioritarias para los países de la región que se abordan
en talleres, estudios y proyectos.
El compromiso de España a nivel global no solo se refleja en sus iniciativas y su capacidad de
movilización internacional. También en una apuesta económica concreta. Durante la
celebración de la Cumbre de Acción Climática de Nueva York, el 23 de septiembre, España se
comprometió a aportar 150 millones de euros durante los próximos cuatro años al Fondo
Verde para el Clima de Naciones Unidas, el principal mecanismo financiero para apoyar
acciones de mitigación y adaptación al cambio climático en los países en desarrollo en el
contexto de la Convención de Cambio Climático.
Una cifra que anunció el Presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, durante su
discurso de la Cumbre en la sede de Naciones Unidas. Además, en el marco de la Convención
del Clima, también habrá una aportación de dos millones de euros al Fondo de Adaptación, que
permite financiar un amplio abanico de medidas para ayudar a los países en desarrollo a
adaptarse a los impactos del cambio climático como por ejemplo con la introducción de evitar
inundaciones o para introducir nuevos métodos de agricultura más resistentes a fenómenos
climáticos extremos o la puesta en marcha de acciones para evitar inundaciones.
Durante los encuentros bilaterales del Presidente del Gobierno de España en Naciones Unidas,
el propio Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, elogió el compromiso de España con
Naciones Unidas y con el multilateralismo en cuestiones como el cambio climático y las
migraciones.
3.4.- España y la Agenda 2030
El compromiso de España con la lucha multilateral contra el cambio climático también se refleja
en el impulso que en el país han tenido los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda
2030, que incluyen puntos de acción respecto al cambio climático. La Agenda 2030 ha sido
tomada como referente ético, a la vez que operativo, para todos los Gobiernos y para toda la
27
ciudadanía. Un nuevo contrato social global y el cimiento más sólido para construir el mundo
que queremos.
Como respuesta a este compromiso, el 29 de junio de 2018 el Consejo de Ministros aprobó el
“Plan de Acción para la implementación de la Agenda 2030” en cuya elaboración participaron
todos los Departamentos Ministeriales, así como las Comunidades Autónomas (CC. AA), las
Entidades Locales (EE. LL) y organizaciones representativas de todo el espectro de actores
sociales y económicos. Con su adopción, y su presentación ante la comunidad internacional a
través del Examen Nacional Voluntario (ENV) en el Foro Político de Alto Nivel (FPAN) de las
Naciones Unidas el 18 de julio de 2018, el Gobierno de España y la sociedad española apostaron
por hacer de la Agenda 2030 su proyecto de país.
Desde entonces, entorno a la Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se
está articulando en España una movilización sin precedentes de las administraciones a nivel
nacional, autonómico y local, de la ciudadanía y de los actores sociales, las empresas,
universidades, centros de investigación y organizaciones de la sociedad civil, alrededor de una
visión compartida.
El Gobierno de España ha dado pasos decididos en el cumplimiento de este compromiso con los
ODS, con el firme convencimiento de poner a las personas y el planeta en el centro de la
actuación política. La Agenda 2030 ha pasado a ocupar el centro de la visión de Estado de
España y representa la forma de actuar en el mundo del país.
La acción llevada a cabo por parte del Gobierno de España se refleja, en primer lugar, mediante
los avances en las medidas transformadoras y políticas palanca comprometidas en el Plan de
Acción para la implementación de la Agenda 2030. En segundo lugar, a través las medidas más
importantes adoptadas por el Consejo de Ministros y que impactan directamente en la
consecución de los ODS. Así, la elaboración de la Ley de Cambio Climático y Transición
Energética, y la Estrategia Española de Economía Circular, fueron identificadas como políticas
palanca con capacidad de acelerar la implementación de los ODS, impulsar un desarrollo
sostenible coherente y alcanzar un impacto más rápido y sostenido sobre aspectos clave para el
progreso en el conjunto de la Agenda 2030.
Asimismo, la revitalización y recuperación de la cooperación española como una política pública
fundamental en la implementación de la Agenda 2030 es otra de las políticas de impulso
identificadas en el Plan de Acción. Y a su vez, una de las medidas transformadoras la necesidad
de situar la Agenda 2030 en el centro de la identidad de España en el mundo, en la política
europea y multilateral, el cual implica el compromiso de impulsar el avance, implementación y
ambición de la Agenda 2030 en la UE y en todos los foros e instituciones internacionales.
Como proceso de seguimiento de los esfuerzos y actuaciones de todos los actores en el marco
del Plan de Acción se elaboró recientemente el Informe de Progreso. Este ejercicio ha permitido
poner de manifiesto los avances logrados al tiempo que se identifican los retos que aún
persisten, así como los aspectos que deben corregirse. Por otra parte, el 6 de febrero el Consejo
de Ministros hizo pública la Agenda del Cambio, como hoja de ruta que guía la acción del
gobierno para abordar las reformas contempladas en la Agenda 2030 y sentar las bases de un
desarrollo sostenible.
28
En diciembre de 2018 el Instituto Nacional de Estadística puso en marcha en su página web un
apartado dedicado a los indicadores de la Agenda 2030 en el que se difunden los indicadores del
marco global de Naciones Unidas disponibles para España.
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4.- EL ‘GREEN NEW DEAL’ ESPAÑOL
4.1.- Marco estratégico y transversal
España ha abordado la consecución de esta agenda a nivel nacional desde una perspectiva
transversal. En febrero de 2019, el Gobierno presentó el “Marco Estratégico de Energía y Clima:
una propuesta para la modernización española y la creación de empleo”, que sienta las bases
para la modernización de la economía española, la creación de empleo, el posicionamiento de
liderazgo de España en las energías renovables, el desarrollo del medio rural, la mejora de la
salud de las personas y el medio ambiente, y la justicia social. Esta propuesta sienta las bases
para el desarrollo del ‘Green New Deal’ español en línea con el ‘Green New Deal’ europeo que
ha propuesto la presidenta electa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Este Marco se compone de:
El primer anteproyecto de ley de Cambio Climático: un documento que refleja el
consenso nacional e internacional en torno a esta cuestión, y que actúa como paraguas
de la compleja arquitectura legal que España ha de desplegar para frenar el cambio
climático y, sobre todo, cumplir con lo que acordó hacer en el Acuerdo de París y la
Unión Europea.
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC): documento estratégico, que
incluye las líneas de acción y las sendas para la transformación del sistema energético,
emitiendo señales claras que dan seguridad a los actores sociales, públicos y privados.
Se trata del PNIEC más exhaustivo de los que se han presentado por los Estados
miembro, incluyendo un análisis de los efectos sobre la economía y el empleo. Valorado
positivamente por la Comisión Europea y por entidades independientes, el PNIEC se está
completando con un exhaustivo análisis de evaluación ambiental y enriqueciéndose con
las aportaciones que la sociedad civil española ha realizado al primer borrador.
La Estrategia de Transición Justa, que sigue las directrices sobre este sentido
desarrolladas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y que el Gobierno ya
ha empezado a poner en marcha a través de la implementación de Convenios de
Transición Justa en territorios afectados por cierres de centrales térmicas.
Los convenios tienen como objetivo prioritario el mantenimiento y creación de actividad
y empleo en las zonas en transición a través del acompañamiento a sectores y colectivos
afectados, la fijación de población en los territorios rurales o en zonas en
desindustrialización y la movilización de fondos para la creación y fijación de empleo.
De momento se está trabajando en dos en Asturias, cuatro en Castilla y León y uno en
Aragón.
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4.2.- Anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición
Energética (LCCTE)
Un marco regulatorio a largo plazo que va a servir como guía para la descarbonización de la
economía del país de cara a 2050 en línea con los objetivos del Acuerdo de París. Además de ser
considerada una de las políticas palanca para impulsar el desarrollo sostenible coherente y
avanzar en el progreso hacia la Agenda2030.
Este documento marca varios objetivos claros: reducir las emisiones de gases de efecto
invernadero (GEI), dar un nuevo impulso a las energías renovables y encontrar vías de
eficiencia para limitar el gasto energético. De esta manera se buscan las siguientes metas a
alcanzar en el año 2030: hacer caer, al menos, un 20% las emisiones GEI respecto a 1990; generar
el 70% de la electricidad con renovables y asegurar que, como mínimo, el 35% del consumo final
de energía provenga de estas tecnologías limpias.
Además, se pretende mejorar la eficiencia energética en al menos un 35%. Una serie de
esfuerzos que han de llevar al país hacia la neutralidad en carbono comprometida en 2050. Para
entonces las emisiones de GEI deberán haberse reducido en un 90% con respecto a 1990 y el
sistema eléctrico ser 100% renovable.
4.3.- Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030
España ha sido uno de los Estados miembros mejor valorados en Bruselas por su borrador del
Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) para el periodo 2021-2030. Un texto
alineado con el anteproyecto de LCCTE que sirve para definir los objetivos nacionales de
reducción de emisiones de GEI, la incorporación de energías renovables y medidas de eficiencia
energética, entre otras cuestiones.
El PNIEC incorpora un análisis de los efectos sobre la economía y la industria española, el empleo
y la salud pública. Concluye que el proceso de modernización hacia una economía
descarbonizada movilizará unos 236.000 millones de euros entre 2021 y 2030. El 80% de estas
inversiones se realizarán por parte del sector privado y el 20% restante, unos 47.000 millones,
serán fomentadas desde el ámbito público. Éstas se centrarán, fundamentalmente, en ayudas
al ahorro, en la eficiencia energética y en actuaciones asociadas a la movilidad sostenible.
Otro de los cálculos que incluye el documento es el de los beneficios que aportará la progresiva penetración de las energías renovables: mejorará la dependencia energética del exterior en un 15%, pasando del 74% en 2017 al 59% en 2030. En consecuencia, esto tendrá un impacto favorable en la balanza comercial de nuestro país. En concreto, la reducción de las importaciones se cuantifica en 75.379 millones de euros entre 2021 y 2030 respecto al escenario tendencial. Por otra parte, y como resultado de las inversiones previstas, el ahorro energético y los cambios en el mix energético, el PIB aumentará entre 19.300 y 25.100 millones año entre 2021 y 2030 (un 1,8% en 2030). Siguiendo las pautas del PNIEC, se calcula que se generarán entre 250.000 y 364.000 nuevos empleos anuales en el camino hacia 2030. Las inversiones en energías renovables serán el principal motor de generación de empleo: entre 102.000 y 182.000 nuevos puestos netos año.
31
Le siguen las acciones vinculadas al ahorro y la eficiencia energética, especialmente la rehabilitación, que generarán entre 42.000 y 80.000 nuevos empleos año. Por sectores, el mayor crecimiento se producirá en el comercio y reparación (52.700 empleos en 2030); seguido de la industria manufacturera (52.000 empleos en 2030) y la construcción (41.700 empleos en 2030). En términos generales, los efectos del PNIEC favorecerán de forma progresiva a los hogares de menor renta y, especialmente, a los colectivos vulnerables. En el caso del precio medio de la luz, la descarbonización generará en 2030 una rebaja del 12%, antes de impuestos, respecto al precio actual. Se prevé que a partir de ese año el precio descenderá por la entrada masiva de renovables, al ser tecnologías más baratas y competitivas. Aunque uno de los efectos más importantes que tendrán estas medidas será la reducción en emisiones que se conseguirá: España pasará de los 340,2 millones de toneladas de CO2 equivalente (MtCO2-eq) emitidos en 2017 a 226 MtCO2-eq en 2030. Por tanto, al término de la década, dejará de emitirse una de cada tres toneladas. En el caso de los denominados sectores difusos –residencial, transporte, agricultura, residuos, gases fluorados e industria no sujeta al comercio de emisiones–, la reducción de emisiones será del 38% respecto a 2005. Por su parte, los sectores sujetos al comercio de emisión verán reducidas sus emisiones en 60% respecto a ese año. La generación eléctrica será la industria que más reduzca su nivel de emisiones, 44 MtCO2-eq entre 2021 y 2030. Le sigue el transporte, responsable en 2017 del 26%, que las reducirá en 28 MtCO2-eq entre 2021 y 2030. El descenso de emisiones de GEI vendrá acompañado de una reducción de los contaminantes primarios que afectan a la calidad del aire. En concreto, se espera que las emisiones de partículas PM2,5, las más perjudiciales para la salud, disminuyan un 31%; y las de dióxido de azufre (SO2) y óxidos de nitrógeno (NOx), principales contaminantes para la formación de PM2.5, caigan entre un 44% y en un 29%, respectivamente.
4.4.- Estrategia de Transición Justa
Asegurar una transición socialmente justa debe ser una prioridad, y España trabaja a nivel tanto
internacional como nacional para que así sea. En este sentido, el Marco Estratégico de Energía
y Clima se complementa con:
La Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética. Este instrumento, aprobado en
abril de 2019, ofrece por primera vez una definición oficial sobre la pobreza energética
y un diagnóstico de la situación, establece indicadores para su seguimiento anual y
objetivos para su reducción a 2025: una meta del 50% y, al menos, una disminución del
25% en cada uno de los indicadores establecidos (porcentaje de hogares cuyo gasto
energético en relación con sus ingresos es más del doble de la mediana nacional;
pobreza energética escondida o porcentaje de los hogares cuyo gasto energético
absoluto es inferior a la mitad de la mediana nacional; incapacidad para mantener la
vivienda a una temperatura adecuada y retraso en el pago de las facturas).
La estrategia plantea acciones concretas, entre ellas, la creación de un nuevo bono social
energético, universal –para todos los suministros– y de concesión automática, y prohíbe
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el corte de suministro en situaciones climatológicas extremas. Además, plantea un
abordaje estructural de la pobreza energética que incluye medidas de rehabilitación e
implantación de sistemas de eficiencia energética en viviendas corto plazo, medio y
largo plazo.
La Estrategia a Largo Plazo para una Economía Española Moderna, Competitiva y
Climáticamente Neutra en 2050, documento que ha de perfilar la manera en la que se
alcanzaría el objetivo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero de, al
menos, el 90% en 2050 respecto al año de referencia 1990 incrementando las
absorciones por sumideros hasta llegar a la neutralidad en emisiones, haciéndolo de
una manera integrada que resulte lo más beneficiosa posible para la modernización y
competitividad de la economía de nuestro país. Tras un proceso de participación
pública, el Gobierno está ultimando este documento.
4.5.- Consolidando el marco: derogación del impuesto al sol e
impulso al autoconsumo
España no solo ha puesto las bases para la transición energética a 2030 y 2050, sino que ha
empezado a consolidar pasos concretos. El primero de ellos fue reconocer el derecho a
autoconsumir energía eléctrica sin peajes ni cargos. Con esta decisión se derogaba el
denominado “impuesto al sol”, una anomalía jurídica que obstaculizaba el autoconsumo en
nuestro país.
La medida se incluyó en octubre de 2018, en el Real Decreto-ley de medidas urgentes para la
transición energética y la protección de los consumidores, anticipándose a la nueva Directiva
Europea de Energías Renovables. Además de eliminar el impuesto al sol, este decreto abrió la
puerta al impulso del autoconsumo y el impulso de las renovables, promoviendo la figura de los
“prosumidores”: pequeños consumidores obligados a registrarse como productores de energía.
Además, se abre la puerta a la constitución de “comunidades locales de energía”, al permitir
compartir instalaciones y energía a nivel de comunidad de vecinos, barrio, polígono industrial o
incluso de pueblo. Actualmente se está trabajando en la normativa para ampliar esta figura de
comunidad local a otras casuísticas y asegurar que la ciudadanía pueda participar de forma
activa en el cambio de modelo energético.
Esto es clave para llevar la generación de energía al centro de las ciudades, para incrementar la
participación ciudadana en la energía y también es una medida de competitividad para la
industria española, que puede ahorrar costes significativos con estas medidas.
4.6.- Movilidad
Además, se ha apostado por el cambio de modelo de movilidad. Se ha liberalizado la actividad
de recarga de vehículos eléctricos, y las líneas de ayuda para la compra de vehículos eléctricos
han ampliado su “zoom” y ahora incluyen planes de transporte al trabajo para empresas,
estrategias integradas de movilidad en zonas urbanas o islas, y proyectos de innovación para
33
integrar energías renovables en la movilidad. Se está trabajando en normativa que permita
desarrollar zonas de bajas emisiones en todas las poblaciones de más de 50.000 habitantes,
medida que habrá que acompañar con incentivos y alternativas de transporte limpio.
Por último, se está haciendo de la agenda energética un elemento de debate no solo con los
sectores energéticos sino con toda la sociedad civil, actores empresariales, sindicales y
políticos. Es una apuesta no solo de responsabilidad con nuestras obligaciones internacionales
sino también por la innovación, la competitividad y el bienestar en España. Es preciso que todos
los agentes la hagan suya. Así, se ha apostado por la participación de la Administración en foros
de debate, la organización de eventos y mesas de trabajo, así como la incorporación de la
cuestión energética en líneas de trabajo de otros sectores.
4.7.- La adaptación al cambio climático
Además, España ha trabajado paralelamente avanzando en planes y medidas para la
adaptación al cambio climático, más teniendo en cuenta que nuestro país es uno de los más
vulnerables a sus impactos. Durante el último año, la Oficina Española de Cambio Climático ha
desarrollado un análisis global del vigente Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático
(PNACC), aprobado en 2006, y que fue pionero en Europa, pues fue el segundo documento de
planificación en materia de adaptación de ámbito nacional, tras la Estrategia de Adaptación de
Finlandia (2005).
Esta evaluación ha servido también para esbozar los pasos a seguir para su actualización (PNACC-
2), pues el siguiente plan debe cubrir el horizonte temporal 2021-2030. Así, el PNACC-2 prestará
atención a aspectos emergentes en el campo de la adaptación al cambio climático, entre los que
destacan la influencia de factores sociales y demográficos en la vulnerabilidad ante el cambio
climático; la consideración de los riesgos en España que se derivan de los efectos del cambio
climático más allá de nuestras fronteras, o el papel de los estilos de vida en la creación de
resiliencia frente al cambio del clima, entre otros.
4.8.- Cambio climático y empleo
Siguiendo las estimaciones del PNIEC, se calcula que en España se generarán entre 250.000 y 364.000 nuevos empleos anuales en el camino hacia el 2030. Las inversiones en energías renovables serán el principal motor de generación de empleo: entre 102.000 y 182.000 nuevos puestos netos año. Le siguen las acciones vinculadas al ahorro y la eficiencia energética, especialmente la rehabilitación, que generarán entre 42.000 y 80.000 nuevos empleos año. Por sectores, el mayor crecimiento se producirá en el comercio y reparación (52.700 empleos en 2030); seguido de la industria manufacturera (52.000 empleos en 2030) y la construcción (41.700 empleos en 2030). Todo ello estará íntimamente ligado a la Estrategia de Transición Justa aprobada por el Gobierno en el mes de febrero. Ésta sigue las directrices de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)
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y las recomendaciones del Acuerdo de París para maximizar las oportunidades de empleo de la transición hacia un modelo de desarrollo bajo en carbono. A través de esta vía, se impulsará el diseño de políticas industriales, de I+D, de promoción de actividad económica y de empleo y formación profesional con el fin de asegurar que el tránsito hacia un nuevo escenario productivo sea justo y socialmente beneficioso para todos. Para ello, se identifica y alinea con las áreas del PNIEC con mayores oportunidades de creación de empleo: rehabilitación de edificios, energías renovables (subastas, repotenciación, promoción del autoconsumo) y el desarrollo del almacenamiento, la movilidad eléctrica o el desarrollo de combustibles alternativos como el biometano y el hidrógeno. Contempla propuestas para mejorar el acompañamiento a las empresas, adaptando los instrumentos de apoyo de los que ya dispone el Estado e impulsando planes de acompañamiento para la transición en la industria y otros sectores. Por ejemplo, a través del Estatuto del Consumidor Electrointensivo, para el mantenimiento y refuerzo de la competitividad industrial. En las regiones donde la transición energética y ecológica suponga una dificultad para la actividad económica y las empresas, se firmarán los llamados Convenios de Transición Justa, que articularán un plan de acción orientado a generar proyectos integrales de desarrollo territorial que garanticen el empleo a medio y largo plazo, y dinamicen la transición hacia un nuevo escenario productivo. A través de ellos se canalizará la participación de los diferentes actores implicados: empresas, organizaciones sindicales, universidades, centros educativos, asociaciones y organizaciones ambientales no gubernamentales, así como las distintas administraciones públicas. Especialmente los consistorios locales. En este sentido, y para el periodo 2019-2021 se han estipulado líneas de ayuda de 130 millones de euros en total para la realización de Convenios de Transición urgentes. En sintonía con la Estrategia Española contra la Despoblación, se hace especial énfasis en la creación de empleo verde en el mundo rural. Algunas de las líneas propuestas en este ámbito son el impulso a las energías renovables como biomasa o biogás, el apoyo a la Estrategia de Bioeconomía, diseñada para generar valor económico activando mercados locales para productos y subproductos, o la revisión del Plan Forestal Español. El documento propone la integración de la Transición Ecológica en los Planes Anuales de Política de Empleo, prestando especial atención a la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres o la mejora de los servicios de empleo en territorios vulnerables a través del SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal) en colaboración con las Comunidades Autónomas y los agentes sociales.
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5.- REFERENTE MUNDIAL EN
SOSTENIBILIDAD La posición de actor global relevante de España en materia de transformación ecológica va unida
e impulsada por sus avances en materia de desarrollo sostenible en el interior del país. Además
de disponer de las condiciones y los recursos idóneos para ser un líder mundial en producción y
almacenamiento de energías renovables (sol, aire, agua, capacidad tecnológica y capital
humano, entre otras), diferentes índices internacionales han valorado muy positivamente sus
estrategias y políticas medioambientales, convirtiéndolo en uno de los países más
comprometidos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.
5.1.- Comprometidos con los ODS de la Agenda 2030
La Agenda 2030, y sus 17 objetivos, es una agenda de gran ambición que plantea múltiples retos,
entre ellos impulsar la capacidad de los países de producir energías no contaminantes y
asequibles como parte de un desarrollo sostenible (el ODS13). Dada la magnitud y ambición de
la Agenda, de Naciones Unidas impulsó la creación del Fondo Conjunto para la Agenda 2030
(Joint Fund for the 2030 Agenda), un fondo multiactor y multidonante creado en el 2017 que
busca acelerar el logro de los objetivos nacionales de desarrollo sostenible alineados con la
Agenda 2030 a través del apoyo a políticas integradas e interdisciplinarias. España se ha
convertido en el primer país donantes tras el anuncio por parte del Presidente del Gobierno de
un compromiso de aportar 100 millones de euros para los próximos 5 años. Se trata de una
prueba más del firme compromiso de España con la Agenda 2030, una agenda situada en el
centro de nuestra visión de Estado y de la acción de gobierno.
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El compromiso de España con la Agenda 2030 y con el Acuerdo de París ha llevado al economista
estadounidense y asesor del Secretario General de la ONU, Jeffrey Sachs, a afirmar que nuestro
país “está liderando la transformación verde” y “puede ser una gran voz” a nivel europeo y
mundial. El profesor de Desarrollo Sostenible en la Universidad de Columbia (EEUU), subrayó
además que “España tiene muy buena tecnología, con grandes empresas verdes, y un Gobierno
muy comprometido con la agenda verde”, lo que considera “una gran combinación” para liderar
la transición ecológica.
No solo Sachs ha valorado el esfuerzo por la transformación sostenible de España. También lo
ha hecho el informe Sustainable Development Report 2019, que evalúa el nivel de cumplimiento
de cada país en relación a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Elaborado por
equipos independientes de expertos de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible
(SDSN por sus siglas en inglés) y el Bertelsmann Stiftung, da a España una puntuación global de
77.8 puntos sobre 100, situándola en la posición 21 de los 162 países pertenecientes a la ONU
analizados. Una nota similar a la de países como Canadá, Irlanda o Suiza, y por encima de otros
países como EEUU, Portugal, Luxemburgo o Australia. Según este informe, España obtiene los
mejores resultados en el ODS 6 (agua limpia y saneamiento) y en el ODS 7 (energía asequible
y no contaminante). El informe también apunta que hemos mejorado notablemente en el ODS
3 (salud y bienestar) y en el ODS 4 (educación de calidad). En el ODS 13, al igual que los ODS 2 y
9, sigue siendo no obstante un reto para nuestro país, para lo cual estamos decididos a hacer
todos los esfuerzos posibles para poder avanzar en su cumplimiento y poder mostrar resultados
tangibles.
El documento de la SDSN se basa en datos producidos por organizaciones internacionales, como
el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la OCDE. También usa registros de la
sociedad civil y de centros de investigación, y hace referencia a las principales brechas
informativas con las que se han topado sus autores. Todo el trabajo ha sido auditado
estadísticamente por la Comisión Europea.
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Otro índice internacional, esta vez el Environmental Performance Index (EPI) (índice de
desempeño ambiental) de 2018, elaborado por las prestigiosas Universidades de Yale y
Columbia (EEUU), en colaboración con el Foro Económico Mundial, otorga a España el puesto
número 12 entre 180 países en cuanto a salud medioambiental y vitalidad ecológica, con una
puntuación muy similar a la de Islandia, Austria o Finlandia, y mejor que la de Alemania, Noruega
o Bélgica, en ranking encabezado por Suiza. El estudio clasifica a los países analizados en 24
indicadores de desempeño de diez categorías diferentes, que permiten obtener un indicador de
cómo cada país está consiguiendo completar los objetivos de política ambiental establecidos.
5.2.- El mejor plan para la Transición Ecológica de la UE
A los índices y valoraciones anteriores se suma esta vez la de la European Climate Foundation,
el principal ‘think tank’ privado de Europa en la lucha contra el calentamiento global. Esta
agencia consideró, en mayo de 2019, que el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima español
para 2021-2030 era el mejor de los todos los borradores presentados por los 28 Estados
miembros de la Unión Europea. Además de ser el único que, con 52,4 puntos sobre 100,
aprueba el examen de esta organización. Le siguen Francia, con 46,9 puntos; Grecia, con 44,2; y
Suecia, con 42,8. No obstante, se trata de un borrador sobre el que los países deben seguir
trabajando hasta finales de este año y que, según los expertos, no debe llevarnos a la
autocomplacencia. Es más, la propia Comisión Europea invitó a los Estados miembros a redoblar
las ambiciones de sus planes nacionales para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París.
Entre otras medidas, el Plan español –como se ha visto anteriormente- contempla la reducción
de las emisiones de gases de efecto invernadero en 2030 del 20% con respecto a 1990, y la
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generación del 74% de la energía eléctrica a través de tecnologías y fuentes renovables, con el
fin de llegar al 100% en 2050.
5.3.- Grandes condiciones para las renovables
España posee las características perfectas para convertirse en un generador mundial de energías
renovables. Aunque la crisis económica de la última década ha ralentizado el avance de las
energías renovables, el país ha sabido sobreponerse y mantener una posición destacada a nivel
global.
Según los datos de la International Renewable Energy Agency (IRENA), España es la 12.ª potencia
mundial en capacidad de producción de energía renovable o generación de electricidad en el
año 2018 (con 48.277,5 MW). Un ranking que encabezan China, EEUU y Brasil, y en el que España
alcanza mayores cotas de producción energética renovable que países como Reino Unido,
Noruega, Suecia o Australia.
Asimismo, España es el quinto país del mundo por potencia eólica instalada, tras China, EEUU,
Alemania e India, según la Asociación Empresarial Eólica (AEE). También es el 5.º país europeo
y 10.º mundial en energía solar fotovoltaica (según datos del Instituto de Energía Solar). En
cuanto a la biomasa, si bien todavía representa un porcentaje modesto en el mix de generación
eléctrica nacional, España tiene un gran potencial: es el tercer país europeo por recursos
absolutos de biomasa forestal (solo por detrás de Suecia y Finlandia), y el séptimo en términos
per cápita, con una superficie forestal de casi 28 millones de hectáreas, según el Balance
Socioeconómico de las Biomasas en España 2017-2021, elaborado por Unión por la Biomasa.
España es, además, el país con mayor incremento de bosques, con un ritmo de crecimiento
anual del 2,2%, muy superior al de la media de la Unión Europea (de 0,51%).
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Lo cierto es que las renovables llevan cuatro años de crecimiento ininterrumpido en España.
Solo el año pasado el sector creció un 10,7%, aportó 10.500 millones de euros al PIB nacional,
y generó unos ahorros de más de 4.700 millones de euros en el mercado eléctrico, según el
Estudio del Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en España 2018 de la
Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA). Unos datos que han conseguido que,
en 2018, el 17,3% de la energía producida en España sea renovable, si bien hay que seguir
avanzando para lograr el objetivo marcado para 2020 del 20% del total.
En el caso de la energía eléctrica, las renovables siguen ganando terreno: según el informe El
sistema eléctrico español 2018 de Red Eléctrica Española, el 38,4% de la generación eléctrica en
España procede ya de este tipo de fuentes sostenibles, un crecimiento de casi 5 puntos con
respecto a 2017, en gran parte por el notable ascenso de la aportación hidráulica. Con estos
datos, la generación eléctrica peninsular sin emisiones de CO2 alcanzó el año pasado una cuota
del 62,5%, frente al 57% registrado en 2017. Un avance en generación limpia que se tradujo en
un 15% menos de emisiones. Como recoge el informe Las energías renovables en el sistema
eléctrico español, también de Red Eléctrica Española sobre 2018, la energía eólica sigue siendo
la tecnología renovable más importante en el mix de generación nacional, suponiendo el 19%
de la producción nacional, con un aumento del 3,5% con respecto al año anterior y solo por
detrás (y a escasos puntos) de la energía nuclear. Ello se debe a los más de 1.120 parques eólicos
instalados en 807 municipios españoles, con 207 centros de fabricación y más de 22.500
empleados. En seis comunidades autónomas españolas más del 50% de la generación eléctrica
ha sido de origen renovable: Castilla y León, Navarra, Aragón, Galicia, Castilla-La Mancha y La
Rioja. En comparación con el resto de países europeos, España ha subido de la sexta a la quinta
posición por volumen de generación de renovable.
En cuanto a la participación de las renovables respecto a la generación total en Europa, nuestro
país sigue presentando cifras superiores a la media europea. Islandia (100%) y Noruega (97,1%)
son los países con mayor generación renovable de electricidad, ranking en el que España está
por encima de países como Alemania (35,8%), Francia (19,8%), Irlanda (32,45) o Países Bajos
(22,6%), entre otros.
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5.4.- Las emisiones de gases invernadero siguen bajando en España
El crecimiento de las energías renovables en España se ha visto reflejado en un descenso de las
emisiones de gases de efecto invernadero en el país del 3,2% con respecto a 2017, por encima
de la media de la Unión Europea, en la que se ha reducido un 2,5%, según Eurostat. España
corrige así su desempeño en 2017, cuando se situó como el cuarto país que más aumentó sus
emisiones en comparación con el año anterior, y pasa a ser ahora el décimo país de la UE que
más las reduce.
Las emisiones de gases de efecto invernadero cayeron así en 20 de los 28 Estados miembros
de la UE, con Portugal a la cabeza (-9%), seguida de Bulgaria, Irlanda y Alemania. Los
crecimientos más importantes se han producido en Letonia (8,5%), Malta, Estonia y
Luxemburgo.
Las emisiones de España en 2018 representaron un 7,7% del CO2 emitido por el conjunto de los
países de la UE, superada por Alemania (22,5%), Reino Unido, (11,4 %), Polonia (10,3 %), Francia
(10 %) e Italia (10 %).
5.5.- Aumenta la inversión en energías verdes
Además de contar con las condiciones naturales y el capital humano y tecnológico idóneo para
apostar decididamente por las energías renovables, España está viviendo un repunte del apoyo
y la inversión a las energías verdes. Tanto es así que, en los últimos meses, está emergiendo –
de nuevo- como motor de las renovables en Europa.
España se ha colocado como primer país del continente en cuanto a inversiones en renovables,
con 3.700 millones de dólares durante el primer semestre de 2019. Un 235% más que en el
mismo periodo del año anterior, según el estudio State of Clean Energy Investment de
Bloomberg. Todo esto en un momento en el que la inversión en energías limpias ha descendido
a nivel mundial, hasta caer a su nivel más bajo en seis años durante este primer semestre (un
total de 117.600 millones de dólares, un 14% menos que en el mismo periodo del año anterior.
Vecinos europeos como Países Bajos ha visto reducida su inversión en este tipo de energías un
41%; Alemania en un 42%, Francia en un 75%; o Reino Unido en un 35%, entre otros.
5.6.- La biodiversidad, en el ADN de España
El auge de las renovables en España se debe a que el país cuenta con unas condiciones naturales
idóneas. Clima, horas de sol, zonas de corrientes eólicas, ríos, mares y un sinfín de posibilidades
que se entienden mejor atendiendo a su inmenso patrimonio natural, que ocupa una
privilegiada posición en cuanto a designaciones y valoración de organismos internacionales
como la UNESCO.
Con el anuncio de los tres nuevos enclaves del Valle del Cabriel, el Alto Turia y La Siberia, España
cuenta con 52 zonas declaradas Reservas de la Biosfera de la UNESCO, lo que le convierte en el
país del mundo con más áreas que ostentan esta designación, de un total de 123 países y 726
reservas en todo el planeta. En total, las 52 reservas suponen el 12% del territorio español (unos
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60.713 kilómetros cuadrados en los que viven cerca de dos millones de personas). En estos
territorios, el Consejo Internacional de Coordinación del Programa sobre el Hombre y la Biosfera
(MAB) de la UNESCO ha valorado, entre otros, aspectos como la conservación y la diversidad
biológica de estos espacios, el aprovechamiento de los recursos y la convivencia y los usos y
costumbres tradicionales de la población que vive en ellos.
España destaca no solo por la extensión y valor de su biosfera, sino por su riqueza geológica. Es,
con la reciente inclusión de Montañas do Courel (Galicia), el país europeo con más Geoparques
declarados por la UNESCO, y el segundo del mundo, solo por detrás de China. Son 13 los
geoparques mundiales con los que cuenta nuestro país; territorios que presentan un patrimonio
geológico notable y que lleva a cabo proyectos de desarrollo sostenible y promoción. La UNESCO
declara Geoparque a aquellas áreas que cumplen tres principios: disponer de un patrimonio
geológico; contar con iniciativas de geoconservación y divulgación; y el desarrollo
socioeconómico y cultural de la zona. Actualmente existen en el mundo unos 150 geoparques,
siendo Europa el continente con mayor número de ellos.
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43
6.- LA SOCIEDAD ESPAÑOLA, MOTOR
DEL COMPROMISO
El cumplimiento de los compromisos globales solo es posible a través de la implicación de la
ciudadanía y de todos los actores. La ciudadanía española, su sociedad civil, multitud de
empresas, universidades, sindicatos, etc., han mostrado su la voluntad de avanzar hacia el
desarrollo sostenible y en el cumplimiento de la Agenda 2030. Todos los actores, en sus
respectivos ámbitos de actuación, en su diversidad de misiones, roles y competencias, han dado
pasos firmes para transformar sus estrategias y políticas a largo plazo, y avanzar así hacia el
desarrollo sostenible. Sin duda, su papel ha sido clave a la hora de arrancar la implementación
de la Agenda 2030 en España.
Así, el empuje de España como actor global en la lucha contra el cambio climático no se
entiende sin el compromiso de la sociedad, especialmente de las generaciones más jóvenes.
Una población perfectamente consciente de los peligros del calentamiento global y de la
necesidad de actuar con urgencia, tanto a nivel individual como a nivel multilateral.
El impulso de la educación para el desarrollo sostenible es considerado en el Plan de Acción
como una medida transformadora con alta capacidad de transformación para transitar hacia
modelos de desarrollo sostenibles. En este sentido, no hay que olvidar que la participación
ciudadana cobra una mayor densidad en el ámbito de lo local, en la medida en que es el nivel
de gobierno más claramente vinculado a la ciudadanía.
6.1.- Cambio climático, la principal amenaza mundial para los
españoles
La inmensa mayoría de españoles reconoce que se está produciendo un cambio climático. En
concreto, un 97% es consciente de que el cambio climático existe – el negacionismo no ha
arraigado entre los españoles- y el 92% cree que los humanos somos los principales
responsables de este fenómeno. Así se extrae del reciente estudio del Real Instituto Elcano: Los
españoles ante el cambio climático (julio 2019). Y no solo creen que existe, sino que más de la
mitad de los encuestados (56%) cree que el calentamiento global y sus consecuencias son las
mayores amenazas a la que se enfrenta el mundo hoy día, por encima de los conflictos armados
(20%), el ser humano (13%) o las crisis económicas (12%). A lo que se suman las preocupaciones
causadas por problemas medioambientales (contaminación del aire, de los océanos, plásticos,
pérdida de biodiversidad, contaminación en general y falta de respeto al medio ambiente), que
suponen un 37% de las preocupaciones de los ciudadanos. Los españoles, por tanto, están
altamente concienciados de los problemas de sostenibilidad que atraviesa el planeta.
En materia de acción multilateral contra el cambio climático, el informe del Real Instituto Elcano
también refleja que los españoles también son claros: el 84% de los encuestados cree que los
compromisos actuales de todos los países para luchar contra el cambio climático no son
suficientes. La voluntad de combatir el cambio climático de los ciudadanos españoles es tal que
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más del 90% de los entrevistados está de acuerdo con que se dedique parte de los Presupuestos
Generales del Estado a compensar los daños causados por el cambio climático, y un 57% estaría
dispuesto a pagar más por el impuesto de circulación de su vehículo para evitar los impactos del
cambio climático.
6.2.- Concienciación y optimismo: todavía estamos a tiempo
Prácticamente todos los encuestados apoyan que España disponga de una Ley de Cambio
Climático y Transición Energética, con un amplio apoyo (91%) a que el Parlamento adopte los
objetivos climáticos que indiquen los científicos, y a las fuentes de energía renovables (87%).
Pese a su preocupación, los españoles siguen siendo optimistas: según el barómetro del Centro
de Investigaciones Sociológicas (CIS) de noviembre de 2018, el 62,7% cree que todavía se puede
parar y dar marcha atrás, si bien el 88% ve necesario un cambio en el funcionamiento de
nuestras sociedades. Entre las medidas que es necesario aplicar, 7 de cada 10 creen que el
reciclado de productos es fundamental; seguido del control del consumo de energía en la
vivienda (57,6%); del uso de transporte ecológico alternativo, en el ámbito público, o la bici
(55,3%); de un mayor control del consumo del agua (53,4%); la instalación de placas solares en
viviendas (35,9%) y el uso de vehículos eléctricos o híbridos (32,8%), entre otros. Dos tercios de
los encuestados, asimismo, creen que una persona corriente puede contribuir a parar el cambio
climático; de hecho, el 81,6% está convencido de que cambiar la forma de vida ayudaría a
resolver el problema.
El 84,5% de los encuestados consideran que quien contamina debe pagar, ya que, como creen
7 de cada 10 españoles, la ciencia y la tecnología no resolverán este problema por sí solas.
La incidencia de la sociedad civil es clave para seguir avanzando y manteniendo una fuerte
concienciación de la ciudadanía española hacia las cuestiones de desarrollo sostenible.
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6.3.- Entre los más preocupados de la UE por el cambio climático
Los españoles se encuentran entre los ciudadanos de la Unión Europea más preocupados por
el cambio climático y sus consecuencias, según las encuestas publicadas por el Banco Europeo
de Inversiones en noviembre de 2018, con motivo de la COP24.
El 87% de los ciudadanos españoles, según la encuesta del BEI, se muestra alarmado por el
calentamiento global, frente al 78% de la media europea. El 70% cree, además, que se trata de
una amenaza inmediata para la Humanidad (por encima del 59% de la media de la UE). Los
portugueses son los ciudadanos comunitarios más preocupados por el cambio climático (un
93%); una concienciación especialmente notable en todo el sur de Europa, dadas las
consecuencias directas que tendría el calentamiento global en países como Chipre, Grecia, Malta
o Italia.
6.4.- El reflejo de la concienciación en la calle
La sociedad española es la segunda de Europa - por detrás de Chipre- más comprometida con
el desarrollo y con la solidaridad internacional. Según los resultados del Eurobarómetro
Especial sobre ciudadanos europeos y cooperación al desarrollo, el 74% de la ciudadanía
española cree que luchar contra la pobreza en el mundo debe ser una prioridad para el
Gobierno. Por otro lado, la preocupación de los españoles sobre el cambio climático no solo se
manifiesta en encuestas o estudios de opinión. También se palpa en la calle, donde
habitualmente se han producido protestas y manifestaciones pacíficas para urgir a gobiernos,
empresas y sociedad a actuar para frenar este fenómeno.
La última y, seguramente, la más multitudinaria fue la del pasado 27 de septiembre en ciudades
de todo el país, con motivo de la huelga mundial por el clima. Unas 500 organizaciones
respaldaron las marchas que protagonizaron personas de todas las edades, pero, sobre todo,
niños y jóvenes, y que había sido convocada en 150 países, en una muestra más de la necesidad
de abarcar este problema de forma global. Solo en Madrid, el epicentro de las protestas en
España, más de 100.000 manifestantes su sumaron a las marchas, incluidos también
representantes de diferentes partidos políticos. Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Valladolid
o Murcia, entre muchas otras, fueron el escenario de una reivindicación desde abajo y que pedía
una acción urgente.
6.5.- Las empresas españolas, comprometidas con el clima
En el sector privado empresarial se constata una implicación decidida en la Agenda 2030, sobre
todo de las empresas de mayor volumen. Se calcula que las oportunidades de negocio que
ofrecen los ODS podrían generar hasta 12 billones de dólares de aquí al 2030. Es por esto que
casi 10.000 empresas de todo el mundo han firmado su compromiso con los ODS. En España,
el 66% de las empresas del IBEX 35 ya evalúan a sus proveedores bajo criterios sociales y el
71% lo hace en base a criterios ambientales. Este trabajo de integración de los ODS y de los
objetivos generales de NNUU ha sido fuertemente impulsado por la Red Española del Pacto
Mundial (REPM).
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Con el objetivo de extender el compromiso español por la Acción Climática por el Trabajo al
conjunto del tejido empresarial del país, se ha constituido un partenariado con la Confederación
Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), al que ya se han sumado 80 empresas y
organizaciones empresariales. La iniciativa cuenta con el respaldo de una decena de empresas
multinacionales, comprometidas a que los empleos de sus nuevas operaciones, tanto de
trabajadores en plantilla como de contratas, respeten los derechos laborales marcados por la
OIT y ofrezcan prestaciones como pensiones y protección a la salud.
Además, múltiples empresas españolas destacan por su innovación y compromiso para frenar
el cambio climático. Por ejemplo, BBVA ha desarrollado el ‘Compromiso 2025’, por el que se
compromete a movilizar 100.000 millones de euros en financiación verde, infraestructuras
sostenibles, emprendimiento social e inclusión financiera; Bankia, fue en 2017 una de las nueve
empresas españolas con calificación “A” del CDP Climate Change porque desde 2013 el 100% de
la energía eléctrica consumida en sus oficinas y servicios centrales procedió de fuentes
renovables; Banco Santander realiza análisis de los riesgos sociales y ambientales de sus
operaciones de financiación en el marco de sus políticas de Sostenibilidad; CaixaBank cuenta
con un Plan Ambiental trianual; Bankinter cuenta con el proyecto ‘Huella de carbono’, a través
del que se identifican y miden los impactos ambientales directos e indirectos que genera su
actividad; Endesa e Iberdrola tienen el compromiso de alcanzar la descarbonización de su mix
energético en 2050; Naturgy, cuenta con una estrategia de Cambio Climático; Acciona ha
asumido la mitigación del cambio climático como objetivo estratégico, comprometiendo su
capacidad de inversión, asumiendo la neutralidad en carbono de sus operaciones y apostando
por la eficiencia energética y la compensación de sus emisiones; Red Eléctrica, con vistas a 2020,
se ha comprometido a reducir el 10% de las emisiones directas con respecto a 2015, mientras
que en 2030 llegarían al 30%; Telefónica, ha llevado a cabo 171 iniciativas de eficiencia
energética en redes y oficinas; Ferrovial se ha comprometido a reducir un 32 por ciento las
emisiones generadas por su propia actividad hasta 2030 con respecto a 2009, y en un 20 por
ciento las emisiones indirectas hasta 2030, tomando como referencia el año 2012; OHL renovó
en 2017 la máxima calificación “A” como líder en el CDP Climate Change 2017 por su apuesta
por la construcción sostenible, desarrollando los edificios según los estándares de referencia
como LEED, Bream o CES; IAG fue reconocida en 2017 por CDP como líder global por sus acciones
para combatir el cambio climático y ha involucrado a la industria aérea para lograr una reducción
de emisiones netas de carbono mínimas a partir de 2020 y un 50 por ciento de disminución para
el año 2050; Mapfre cuenta con un Plan Estratégico de Eficiencia Energética y Cambio Climático
a 2020; Grupo Siro tiene un Plan de Sostenibilidad sustentado en reciclaje, la valorización y la
reutilización de los residuos y la reducción de los desperdicios; Calidad Pascual tiene un Plan de
Impacto Ambiental que contempla la innovación en el envasado, la reducción de la huella
ambiental, el impulso de la biodiversidad y la promoción de la movilidad sostenible en la cadena
de valor; Damm ha creado un modelo basado en la recuperación de recursos, el suministro de
materiales y energías renovables, y la mejora de la eficiencia y la eficacia de los sistemas
productivos, de distribución y de gestión de los residuos; Inditex dispone de una Estrategia
Global de Energía que marca el compromiso con el cambio climático y el medio ambiente; y
Repsol, cuyo Plan Global de Sostenibilidad tiene el cambio climático como uno de sus ejes.
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Las PYMES también han mostrado su compromiso con la transición ecológica y la Agenda 2030
a través del acuerdo de la Red Española del Pacto Mundial, el Consejo General de Economistas
de España y CEPYME con el que han desarrollado una Guía para pymes ante los Objetivos de
Desarrollo Sostenible, para orientar a estas empresas en la adopción de principios de
sostenibilidad y mostrar las múltiples oportunidades de negocio que ofrece, especialmente para
la industria energética, de bienes de consumo, la tecnología, las telecomunicaciones y los
sectores servicios, financiero y sanitarios debido a la apertura de nuevos mercados, el ahorro en
costes (energía, agua, etc.) o la mejora de la reputación, entre otros incentivos.
La guía ha tenido un alcance de 4.500 organizaciones empresariales y entidades y de 55.000
economistas del Consejo General de Economistas de España. En ella se promueve
especialmente la acogida por parte de las PYMES de los objetivos de 2030 relacionados con salud
de los empleados, energías renovables, digitalización, reutilización y reciclaje y transparencia.
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