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Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un grupo de terapeutas bogotanos Andrés Mauricio Ramírez Rodríguez Universidad Nacional de Colombia Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Psicología Bogotá, D.C., Colombia 2021

Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

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Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un grupo de

terapeutas bogotanos

Andrés Mauricio Ramírez Rodríguez

Universidad Nacional de Colombia

Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Psicología

Bogotá, D.C., Colombia

2021

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Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un grupo de

terapeutas bogotanos

Andrés Mauricio Ramírez Rodríguez

Trabajo de investigación presentado como requisito parcial para optar al título de:

Magíster en Psicología

Director (a):

Ps., MA., Carmen Elvira Navia Arroyo

Línea de Investigación:

Psicología Clínica, Bienestar y Procesos Relacionales

Grupo de Investigación:

Estilo de Vida y Desarrollo Humano

Universidad Nacional de Colombia

Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Psicología

Bogotá D.C., Colombia

2021

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Conozca todas las teorías, domine todas las

técnicas, pero al tocar un alma humana, sea

apenas otra alma humana.

C. Gustav Jung

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Declaración de obra original

Yo declaro lo siguiente:

He leído el Acuerdo 035 de 2003 del Consejo Académico de la Universidad Nacional.

«Reglamento sobre propiedad intelectual» y la Normatividad Nacional relacionada al

respeto de los derechos de autor. Esta disertación representa mi trabajo original, excepto

donde he reconocido las ideas, las palabras, o materiales de otros autores.

Cuando se han presentado ideas o palabras de otros autores en esta disertación, he

realizado su respectivo reconocimiento aplicando correctamente los esquemas de citas y

referencias bibliográficas en el estilo requerido.

He obtenido el permiso del autor o editor para incluir cualquier material con derechos de

autor (por ejemplo, tablas, figuras, instrumentos de encuesta o grandes porciones de

texto).

Por último, he sometido esta disertación a la herramienta de integridad académica, definida

por la universidad.

Andrés Mauricio Ramírez Rodríguez

Nombre

22/09/2021

Fecha

Page 8: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

Agradecimientos

Agradezco a mis padres, a mis hermanos y a mi pareja por el apoyo que me brindaron; por

cada palabra de aliento, por motivarme a seguir adelante, y por creer en mí.

Agradezco a la profesora Carmen Elvira Navia, directora del Servicio de Atención

Psicológica de la Universidad Nacional de Colombia, quien me brindó su experiencia y

conocimiento. Sin ellos, nada de esto habría sido posible.

Page 9: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

Resumen y Abstract IX

Resumen

Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un grupo de terapeutas

bogotanos

El objetivo de este estudio fue determinar la relación entre el Estilo Personal del Terapeuta

y la Alianza Terapéutica evaluada por los consultantes. En la investigación participaron 40

diadas de terapeutas y consultantes voluntarios, vinculados al Servicio de Atención

Psicológica de la Universidad Nacional de Colombia, a quienes se les aplicó el

Cuestionario de Estilo Personal del Terapeuta (EPT-C) y el Inventario de Alianza

Terapéutica versión Corta para Clientes (WAI-S-P). Para el análisis de los resultados se

tuvieron en cuenta algunas variables como el sexo, el nivel de formación, los años de

experiencia y la orientación teórica, entre otras, para determinar si interactuaban con las

variables principales. Los resultados mostraron que los estilos terapéuticos más frecuentes

eran los expresivos y de involucramiento. Sin embargo, no hubo relación significativa y

directa con la Alianza Terapéutica.

Palabras clave: Estilo personal del terapeuta, alianza terapéutica, relación terapéutica.

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X Título de la tesis o trabajo de investigación

Abstract

Personal Style of the Therapist and Therapeutic Alliance in a group of therapists

from Bogota

The purpose of this study was to determine the relationship between Personal style of the

therapist and Therapeutic Alliance evaluated by the consultants. The research included the

participation of 40 dyads of therapists and volunteer consultants at the Psychological

Attention Service from the Universidad Nacional de Colombia. The Personal Style of the

Therapist Questionnaire (EPT-C) and the Working Alliance Inventory Short Version for

Clients (WAI-S-P) were applied to the participants. For the data analysis, some variables

were considered such as sex, training level, years of experience and theoretical orientation,

among others, to determine if they interacted with the main variables. The results showed

that Personal style of the therapist was mostly characterized as expressive and involved.

However, there was no significant relationship with the Therapeutic Alliance.

Keywords: Personal style of the therapist, therapeutic alliance, therapeutic relationship.

Page 11: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

Contenido XI

Contenido

Pág.

Resumen ........................................................................................................................ IX

Lista de figuras ............................................................................................................. XII

Lista de tablas ............................................................................................................. XIII

Introducción .................................................................................................................... 1

1. Planteamiento del Problema, justificación y objetivos .......................................... 5

2. Marco Conceptual .................................................................................................... 9 2.1 La Relación Terapéutica..................................................................................... 9 2.2 La Alianza Terapéutica ..................................................................................... 10 2.3 Factores del terapeuta que intervienen en la Alianza Terapéutica .................... 12 2.4 El Estilo Personal del Terapeuta ...................................................................... 14 2.5 Relación entre el Estilo Personal del Terapeuta y la Alianza Terapéutica ........ 17

3. Metodología ............................................................................................................ 21 3.1 Participantes .................................................................................................... 21 3.2 Instrumentos y Variables .................................................................................. 22

3.2.1 Estilo Personal del Terapeuta ........................................................................ 22 3.2.2 Alianza Terapéutica ....................................................................................... 24

3.3 Procedimiento .................................................................................................. 26 3.4 Consideraciones Éticas .................................................................................... 27

4. Resultados .............................................................................................................. 29 4.1 Estadísticos Descriptivos .................................................................................. 29 4.2 Estadísticos de Correlación .............................................................................. 33

5. Discusión y Conclusiones ..................................................................................... 35 5.1 Limitaciones y Prospectiva ............................................................................... 39

A. Anexo: Autorización WAI-S ................................................................................... 41

B. Anexo: Aval Comité de Ética ................................................................................. 43

C. Anexo: Consentimiento Informado ....................................................................... 44

Bibliografía .................................................................................................................... 45

Page 12: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

Contenido XII

Lista de figuras

Pág.

Figura 1. Puntuaciones de las funciones psicoterapéuticas............................................ 30

Figura 2. Niveles obtenidos de las funciones psicoterapéuticas ..................................... 30

Figura 3. Puntuación de la función operativa según modelo clínico ................................ 31

Figura 4. Niveles obtenidos de la Alianza Terapéutica ................................................... 32

Page 13: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

Contenido XIII

Lista de tablas

Pág.

Tabla 1. Estadísticos descriptivos de los psicoterapeutas .............................................. 21

Tabla 2. Estadísticos descriptivos de los consultantes ................................................... 22

Tabla 3. Relación sexos terapeuta-consultante .............................................................. 22

Tabla 4. Niveles de las funciones del EPT ..................................................................... 24

Tabla 5. Estadísticos descriptivos y de normalidad del EPT........................................... 29

Tabla 6. Estadísticos descriptivos y de normalidad de la AT .......................................... 32

Tabla 7. Estadísticos de correlación ............................................................................... 33

Page 14: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un
Page 15: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

Introducción

Para Lambert (2013) y Wampold e Imel (2015), la psicoterapia es un diálogo colaborativo

que promueve un cambio, se da en un escenario donde confluyen distintas variables y da

lugar a una relación terapéutica (Schiefele, Lutz, Barkham, Rubel, Böhnke, Delgadillo y

Lambert, 2017; Saxon, Firth y Barkham, 2016). La APA (2012) en el marco de la

declaración de la efectividad de la psicoterapia, identifica algunas características del

terapeuta y del consultante como la personalidad, el sexo, la edad, el nivel educativo y la

posición social, entre otras, que tienen relación con la variabilidad de los resultados en el

proceso psicoterapéutico y juegan un papel en la construcción de la Relación y la Alianza

Terapéutica (AT), ya que involucran factores que promueven o dificultan el compromiso

de trabajo (Corbella, 2019; King, Orr, Poulsen, Giacomantonio y Haden, 2017; Schiefele,

et al. 2017; Baldwin y Imel, 2013; Norcross y Wampold, 2011; Santibáñez, Román,

Lucero, Espinoza, Irribarra y Müller, 2008; Ackerman y Hilsenroth, 2003; Shirk y Karver,

2003; Sue y Lam, 2002; Greenson, 1965).

El auge de los estudios empíricamente soportados fue el inicio para el desarrollo de

investigaciones en la Relación Terapéutica (RT) que buscan la comprensión de factores

que expliquen el cambio en psicoterapia. Para Norcross y Wampold (2011) y Gelso y

Carter (1985) en la RT, además de la actitud y disposición del terapeuta frente al

consultante, influyen características como la edad, el sexo, la historia personal y

aspectos de la práctica terapéutica como la experiencia, el nivel de estudios, el enfoque

de intervención, el entrenamiento y las habilidades comunicativas (Hersoug, Hoglend,

Monsen y Havik, 2001). Esto, implicó que actitudes como la empatía, una escucha activa,

tener metas comunes de trabajo, manifestar disposición de ayuda y que el consultante

perciba el escenario terapéutico como un entorno curativo, se consideraran factores

comunes en psicoterapia y dieran cuenta de aquellas características del terapeuta y el

consultante que tienen relación con el cambio en el proceso terapéutico (Hartmann, Joos,

Orlinsky y Zeeck, 2014; APA, 2012; Del Re, Flückiger, Horvath, Symonds y Wampold,

Page 16: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

2 Introducción

2012; Wampold, 2010; Anderson, Ogles, Lambert y Vermeersch, 2009; Santibáñez, et al.

2008; Norcross, 2001; Lampropoulos, 2000; Bordin, 1994).

El estudio de la RT ha hecho que el concepto de AT, inicialmente Alianza de Trabajo,

acuñado por Greenson (1965) tome interés como uno de sus componentes (Safran y

Muran, 1998; Gelso y Carter, 1994). Para Andrade (2019), la AT constituye una de las

variables predictoras de cambio más significativas en psicoterapia, y su establecimiento

está sujeto a la interacción entre terapeuta y consultante sin desestimar las

características y actitudes de cada uno. Por ejemplo, Saxon, Firth y Barkham (2016) y

Uribe (2008), han estudiado cómo características del terapeuta como la empatía, la

escucha, y la aceptación, contribuyen al alcance y la efectividad del tratamiento y de qué

manera posibilitan el cambio percibido por el consultante en la psicoterapia. García y

Fernández-Álvarez (2007) retoman estas y otras características como el tipo de

encuadre, la comunicación afectiva y el grado de involucramiento, integrándolas al

constructo Estilo Personal del Terapeuta (EPT) que se manifiesta a través de cinco

funciones que expresan actitudes en la práctica terapéutica (Casari, Albanesi y

Maristany, 2013; García y Fernández-Álvarez, 2007; Fernández-Álvarez, 1996).

Para Castañeiras, Ledesma, García y Fernández-Álvarez (2008), el EPT es una variable

que involucra actitudes del terapeuta e interactúa con características del consultante

como el sexo, la edad, el nivel educativo, la posición social y la historia personal;

además, tiende a presentarse de manera consistente y a ser estable temporalmente, sin

embargo, puede experimentar cambios con relación a la experiencia y a circunstancias

específicas en la vida del terapeuta, como situaciones de carácter personal o social, e

interactuar con otras variables como la AT (García y Fernández-Álvarez, 2007).

Con respecto a la interacción terapeuta-consultante, Corbella (2019) establece una

relación entre el EPT y la AT, donde ciertos estilos terapéuticos que denotan mayor

flexibilidad logran un mejor desarrollo de la AT. De igual manera, terapeutas cuyo estilo

tiende a ser más directivo muestran mejor AT. Para Corbella (2019) y Corbella,

Fernández-Álvarez, Saúl, García, Botella y García (2008), estos hallazgos, aunque no

son concluyentes, marcan el punto de inicio para profundizar en el conocimiento de los

efectos de la interacción entre el EPT y variables como la AT, dando paso a una serie de

Page 17: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

Introducción 3

interrogantes; entre ellos, cuál es el papel que desempeña el EPT en la AT y cómo

podría ser un factor que tenga incidencia en el éxito del proceso terapéutico.

Page 18: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un
Page 19: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

1. Planteamiento del problema, justificación y objetivos

Reconocer la psicoterapia como un proceso relacional donde convergen distintos

factores interpersonales, hace que surja el interés por el desarrollo de investigaciones

que esclarezcan el papel del Estilo Personal del Terapeuta (EPT) en el desarrollo de la

Alianza Terapéutica (AT). En Argentina, Ecuador, España, Brasil, Chile y Perú se han

desarrollado estudios sobre el EPT y la AT en interacción con variables, como el

diagnóstico del consultante, el modelo de intervención, la edad del terapeuta, su nivel de

estudio, su experiencia y su personalidad, para determinar qué papel tienen en el

proceso terapéutico. Estas investigaciones encontraron que estilos flexibles, poco rígidos,

expresivos y con una función atencional abierta favorecen el desarrollo de la AT, al igual

que actitudes como la empatía, la cercanía afectiva, la escucha y la adaptabilidad (Moya

Cortés, 2015; Casari, Albanesi, Maristany, 2013; Hermosa Bosano, 2010; García Rizzo,

2008; García y Fernández-Álvarez, 2007; Rial, Castañeiras, García, Gómez, y

Fernández-Álvarez, 2006; Fernández-Álvarez, 1996). Sin embargo, estudios como los de

Hermosa Bosano (2010) y García Rizzo (2008) muestran que no siempre estilos

terapéuticos flexibles y poco directivos tienen una buena AT, ya que, en la experiencia,

terapeutas poco flexibles y rígidos también han mostrado tener un impacto positivo.

Quien ejerza la psicoterapia puede dar cuenta de que no todos los terapeutas interpretan

de igual forma las emociones y el comportamiento de los consultantes. Esto, debido a

que, en su historia personal, cada terapeuta experimenta vivencias que configuran su

posición relacional, y las características particulares que le dan identidad y que influyen

en la manera como concibe y desarrolla la práctica psicoterapéutica. Para Corbella

(2019) estas vivencias dan lugar a un estilo idiosincrásico que se manifiesta en el

escenario terapéutico, cuyo desarrollo favorece las habilidades para las relaciones

interpersonales y le da un carácter propio a la manera en que se relaciona. Por

Page 20: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

6 Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un grupo de terapeutas bogotanos

consiguiente, cada terapeuta puede presentar mayor o menor desarrollo de sus

habilidades interpersonales sin que esto le suponga un problema en su cotidianidad; sin

embargo, en el escenario terapéutico un mayor desarrollo de estas habilidades facilita la

Relación Terapéutica (RT), y la adaptación del estilo y las intervenciones a las

características del consultante. Como lo señala Corbella, (2019) y Knekt, et al. (2011) un

estilo terapéutico flexible que denote apertura y facilite la expresión emocional evidencia

que el terapeuta comprende el manejo de las relaciones interpersonales y por ende

puede afrontar de mejor manera las dificultades que se presenten en el proceso

terapéutico.

La literatura, sugiere que las habilidades interpersonales aplicadas a la psicoterapia

hacen parte del EPT y ciertos estilos favorecen el desarrollo de la AT en tanto que otros

pueden entorpecerlo. Sin embargo, en Colombia no existen referentes que permitan

identificar cuáles estilos favorecen la AT y de qué manera puede ello contribuir al

ejercicio terapéutico, ya que la investigación en psicoterapia relacional es escasa. Esto

tiene que ver con los procesos de formación en las universidades, que están mayormente

focalizados en la adquisición de competencias teóricas y técnicas de intervención,

desestimando el carácter relacional de la psicoterapia y la necesidad de promover el

fortalecimiento de las habilidades interpersonales en el escenario terapéutico, ya que

más allá de las competencias teórico-técnicas, entender cómo el consultante siente,

piensa, actúa y sus posibles reacciones ante a ciertas situaciones, no sólo evidencia

empatía, sino que permite que la interacción del terapeuta pueda ajustarse a las

características y necesidades del consultante (Corbella, 2019).

De esta forma, estudiar cómo afecta el EPT el desarrollo de la AT y otras acciones de la

psicoterapia podrá disponer conocimiento para favorecer los procesos de formación en

habilidades terapéuticas contemplando estos aspectos interpersonales que suelen ser

desestimados, de manera que puedan enfatizarse características como la flexibilidad, la

expresión emocional y la capacidad adaptativa del terapeuta para generar un impacto

significativo en el proceso psicoterapéutico.

Considerando una vez más la revisión de la literatura realizada, donde se muestra la

incidencia de algunas funciones del EPT en el desarrollo de la AT, como la función

expresiva que tiene que ver con la facilitación emocional y la función instruccional que se

Page 21: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

Planteamiento del problema, justificación y objetivos 7

refleja en la adaptabilidad del terapeuta a las necesidades del consultante, se establece

la pregunta de investigación de este estudio, la cual es determinar si hay relación entre

las funciones del EPT y la AT, considerando la hipótesis de que existen relaciones

positivas y partiendo de la formulación de los siguientes objetivos de trabajo:

Como objetivo general, este estudio se propone a determinar la relación entre las

funciones del EPT y la AT evaluada por lo consultantes en un grupo de psicoterapeutas

de la ciudad de Bogotá. Para ello, se disponen 3 objetivos específicos de trabajo, siendo

estos: Evaluar las funciones del EPT en la muestra de psicoterapeutas; evaluar la AT en

la muestra de consultantes y analizar la relación que se da entre las funciones del EPT y

la AT en la muestra seleccionada.

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2. Marco conceptual

2.1 La Relación Terapéutica

Para entender de qué manera se da la interacción entre el Estilo Personal del Terapeuta

(EPT) y la Alianza Terapéutica (AT) es necesario hacer un acercamiento a la Relación

Terapéutica (RT), puesto que muchas de las características que se observan en el

terapeuta son referidas en investigaciones que han identificado las variables presentes

en la RT y cómo interactúan entre sí (Norcross y Lambert, 2018). Para García y

Fernández-Álvarez (2007), el estudio de la RT ha provisto de elementos necesarios el

desarrollo conceptual del EPT, señalando aquellas actitudes y comportamientos propios

que se expresan en psicoterapia.

Para Gelso y Carter (1985) la RT se define como aquellos “sentimientos, actitudes y

comportamientos, conscientes e inconscientes, que ocurren entre dos personas, donde

una es un profesional capacitado en el cuidado y la otra es un cliente, paciente o algo

similar” (p.159). Más adelante, se incluyó el componente expresivo, donde la RT serían

aquellos “sentimientos y actitudes que cada uno de los participantes del proceso

terapéutico tienen en torno al otro y la manera en que son expresados” (Gelso y Carter,

1994, p.297).

Al tratarse de una variable compleja Gelso y Carter (1985), determinaron que existen

ciertos factores que pueden observarse en la RT posibilitando su desarrollo. Estos

factores son constituyentes y pueden verse en tres componentes (Gelso y Carter, 1994),

siendo el primero de ellos la relación real, que se refiere al vínculo entre el consultante y

el terapeuta, y se manifiesta en las actitudes, percepciones y sentimientos de uno

respecto al otro. El segundo, la configuración transferencial, se refiere a los fenómenos

de transferencia, entendida como la repetición de conflictos pasados del consultante con

personas significativas, que son desplazados al terapeuta; y la contratransferencia

Page 24: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

10 Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un grupo de terapeutas bogotanos

entendida como aquellas actitudes o sentimientos que el terapeuta desplaza hacia el

consultante. El tercer componente la Alianza Terapéutica (AT), se refiere al acuerdo entre

el terapeuta y el consultante sobre las metas y objetivos de la intervención, y la

metodología de trabajo. También, contempla una cualidad afectiva, que favorece lo que

el consultante siente y expresa (Bordin, 1979).

Para Norcross y Wampold (2011) y Gelso y Carter (1994), entender la RT en términos de

relación real, configuración transferencial y AT permite observar de qué manera se da la

interacción terapeuta-consultante, y cuáles variables presentes guardan relación con la

mejoría en el proceso terapéutico. Investigaciones en el campo de la psicoterapia

relacional han mostrado que la interacción dada en una RT adecuada se caracteriza por

una actitud cálida y empática por parte del terapeuta, que permita identificar las

necesidades del consultante sin emitir juicios de valor, y que brinde una compresión clara

y precisa de sus problemáticas (Etchevers, Simkin, Putrino, Greif, Garay y Korman 2013;

Hill y Knox, 2009; Ackerman y Hilsenroth, 2003). Por otra parte, Schiefele, et al. (2017) y

Uribe (2008) han mostrado que, en la interacción terapeuta-consultante que se observa

en la RT intervienen características del terapeuta como la personalidad, el bienestar

emocional, el estilo comunicativo, y algunos rasgos biográficos y socioculturales (King, et

al. 2017; Saxon, Firth y Barkham, 2016; Santibáñez, et al. 2008). Una vez dispuesto el

papel de la RT en el estudio de la interacción terapeuta-consultante, se hace necesario

abordar conceptualmente la AT desde sus consideraciones generales, incluyendo

algunas perspectivas que muestran actitudes y características del terapeuta que tienen

relación con su desarrollo.

2.2 La Alianza Terapéutica

El concepto de Alianza Terapéutica (AT) se origina en el psicoanálisis, donde se

documenta la importancia de una actitud comprensiva del analista hacía el paciente,

estableciendo una relación de compromiso en el proceso terapéutico. Freud (1912) en su

trabajo The Dynamics of Transference, señala que el analista debe mantener interés

hacia el paciente, permitiendo que se establezca una relación positiva que de aceptación

y credibilidad a las interpretaciones y explicaciones terapéuticas (citado en Corbella,

2019). Esta relación da lugar a la transferencia, un fenómeno vivencial, donde el paciente

Page 25: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

Marco conceptual 11

desplaza sus afectos a la figura del analista (Corbella y Botella, 2003; Luborsky, 1994;

Gaston y Marmar,1994).

Greenson (1965) acuña el término “Alianza de Trabajo” para hacer referencia a un

fenómeno racional presente en el vínculo entre terapeuta y consultante, facilitado por el

encuadre. Autores como Luborsky (1994) y Gaston y Marmar (1994), también desarrollan

su propia conceptualización de la AT. Para Luborsky (1994) esta se da a través de dos

pasos: El primero se denomina Alianza Tipo 1 y allí, el consultante tiene la creencia de

que el terapeuta es una fuente de ayuda, alguien con quien puede establecer una

relación de cuidado y soporte. El segundo, la Alianza Tipo 2, se da cuando el consultante

confía en el proceso terapéutico, comprometiéndose con la realización de ciertas tareas e

implicándose en el trabajo; mientras que para Gaston y Marmar (1994) la AT se da a

partir de cuatro dimensiones: La primera tiene que ver con el vínculo terapeuta-

consultante y la relación que sostienen en el escenario terapéutico; la segunda con el

grado de acuerdo en las metas y objetivos de trabajo, y la colaboración con las tareas

prescritas para el tratamiento; la tercera con aspectos como la empatía y la aceptación

del terapeuta hacía el consultante; y la cuarta con la capacidad de trabajo del consultante

para movilizar recursos propios e implicarse en el proceso terapéutico.

Por otra parte, Bordin (1979) plantea una aproximación transteórica de la AT y la define

como una relación colaborativa de trabajo dada entre el consultante y el terapeuta,

considerando tres factores: El primero hace relación al vínculo; el segundo a las tareas y

el tercero a las metas u objetivos del proceso psicoterapéutico.

El vínculo supone la cualidad afectiva de la AT favoreciendo lo que el consultante siente

y expresa por medio del aprecio, la confianza y el respeto mutuo, de allí que se desarrolle

en un marco racional y consciente que implique establecer un común acuerdo de trabajo

(Safran y Muran,1998). Las tareas aluden a la metodología que caracteriza el trabajo

terapéutico y comprenden acciones en las que participa el consultante, mientras que las

metas corresponden a los objetivos que guían el proceso de intervención (Sánchez,

2017).

Según Horvath (2013), la definición de AT propuesta por Bordin (1979) tiene una

terminología común para las escuelas terapéuticas, de ahí que haya recibido bastante

Page 26: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

12 Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un grupo de terapeutas bogotanos

soporte empírico, y hoy en día se cuente con numerosas investigaciones que hayan

logrado esclarecer qué variables la influyen (Sánchez, 2017 y Horvath, 2011). Estudios

como los de Flückiger, Del Re, Wampold, Symonds y Horvath (2012), Ackerman y

Hilsenroth (2003), Martin, Garske y Davis (2000), Luborsky (1994) y Horvath y Symonds

(1991) muestran que la AT tiene relación con los resultados del proceso terapéutico, y

que entre las variables que influyen en su desarrollo se observan actitudes del terapeuta

como la empatía y características como la personalidad, la edad, el sexo, el nivel de

estudios y la experiencia; lo que ha llevado a algunos investigadores a poner especial

atención a estos factores y estudiar de qué manera se relacionan con la AT.

2.3 Factores del terapeuta que intervienen en la Alianza Terapéutica

En un principio, Freud (1913) citado en Zukerfeld (2001), nota que el objetivo del proceso

terapéutico es establecer una relación positiva con el paciente; observación hecha

también por Ferenczi (1981) citado en Zukerfeld (2001), quien hace énfasis en la

simpatía y el rol del analista. Estos primeros acercamientos al concepto de la AT

destacan la importancia de la figura del terapeuta y algunas características como la

empatía y la calidez en su interacción con el consultante. Para Anderson et al. (2009) las

habilidades interpersonales y comunicativas influyen en el establecimiento de la AT; no

es lo mismo que el terapeuta tenga una actitud rígida y distante, a una abierta y

receptiva, ya que desarrollar una relación colaborativa es fundamental para obtener un

buen resultado, lo que implica empatía, una comunicación abierta, calidez y aceptación

(King et al. 2017; Schiefele et al. 2017; Baldwin e Imel, 2013; Wampold, 2010;).

Ackerman y Hilsenroth (2003) señalan que características como la flexibilidad, la

honestidad, el respeto, la confianza, el interés, la atención y la apertura, tienen un

impacto positivo en la AT, favoreciendo actitudes como la exploración, la reflexión, la

expresión emocional y el entendimiento; mientras que, si el terapeuta tiende a

manifestarse rígido, distante, tenso y distraído, existe un impacto negativo (Ackerman,

2001). Botella y Corbella (2011) también señalan que actitudes de exploración y

valoración, así como un estilo comunicativo fluido favorecen la AT, aunque variables

como la experiencia no tienen mayor incidencia, ya que se han observado puntaciones

Page 27: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

Marco conceptual 13

bajas en terapeutas expertos a comparación de terapeutas novatos; esto, debido a que

los terapeutas novatos tienden a preocuparse más por facilitar el encuadre y la

construcción de los objetivos terapéuticos, mientas que terapeutas expertos en ocasiones

desestiman estos aspectos. Otros factores que favorecen la AT son la capacidad del

terapeuta para centrarse en el presente, la percepción que el terapeuta tiene del

consultante y la percepción que el consultante tiene del terapeuta, ya que la AT es una

construcción conjunta, donde las opiniones y las expectativas de ambos son igualmente

válidas (Corbella y Botella, 2003).

Para Etchevers, Giusti, Helmich, Putrino y Garay (2015) la manera como se resuelven las

dificultades en el escenario terapéutico también guarda relación con el establecimiento

de un AT positiva, ya que involucra las habilidades clínicas del terapeuta, la manera en

que se perciben las dificultades y el uso de estrategias para abordarlas. Knekt,

Laaksonen, Härkänen, Marginen, Heinonen, Virtala y Lindfors (2011) corroboran los

datos de Etchevers, et al. (2015) indicando una relación positiva entre las habilidades

clínicas, la resolución de dificultades en el proceso terapéutico y la AT en su

investigación The Helsinki Psychotherapy Study: Effectiveness, Sufficiency, and

Suitability of Short- and Long-Term Psychotherapy, donde concluyen que la capacidad

del terapeuta para llevar de manera efectiva las relaciones interpersonales favorece la

resolución de las dificultades y la aplicación de las destrezas clínicas, factores que

generan un impacto en la AT. Safran y Muran (1998) también enfatizan el papel que

conlleva la resolución de dificultades en el escenario terapéutico, señalando que abordar

de manera positiva las tensiones y rupturas en la AT posibilita el cambio, ya que cuando

el terapeuta toma parte de ellas, comunica y aclara los malentendidos al consultante,

hace que la calidad del vínculo y el compromiso de trabajo se vean favorecidos. Para

Safran y Kraus, (2014) y Safran, Muran y Proskurov (2009) en los casos donde hay

presencia de interacciones hostiles entre terapeuta y consultante, se observan resultados

poco favorables, a diferencia de los casos donde el vínculo terapeuta-consultante es

positivo.

Para Fernández-Álvarez y García (2019b), que en el escenario terapéutico la interacción

terapeuta-consultante deba enmarcarse en actitudes como la calidez, la empatía y una

escucha activa, sugiere que no existe una manera ideal de ser cálido, empático o

escuchar activamente, sino que estas actitudes varían según el terapeuta y esto se debe

Page 28: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

14 Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un grupo de terapeutas bogotanos

a distintos factores que afectan la manera de hacer psicoterapia; diferentes aspectos

como las habilidades comunicativas, sociales, la experiencia y la historia personal del

terapeuta, posibilitan el desarrollo de un estilo propio que permite manifestar actitudes

como la calidez y la empatía. Estos aspectos y la noción de estilo han sido el foco de

investigación para el desarrollo del Estilo Personal del Terapeuta (ETP) y sus

implicaciones en la psicoterapia.

2.4 El Estilo Personal del Terapeuta

Para Fernández-Álvarez y García (2019b) la noción de “estilo” proviene de la lingüística y

hace referencia a la forma en que cada persona puede expresar sus pensamientos, ideas

y sentimientos. En psicología, el estilo señala comportamientos estables, que pueden

adaptarse y ajustarse a diferentes contextos, mientras que en psicoterapia la noción de

estilo se refiere a un “estado objetivo específico de la terapia”, que es estable

temporalmente e interviene en la forma en que el terapeuta aplica cualquier

procedimiento o técnica. Además, el estilo es independiente de las características del

consultante, la patología y su severidad, y expresa aspectos idiosincrásicos que tienen

efecto en la comunicación y las acciones terapéuticas (King, et al. 2017; Saxon, Firth y

Barkham, 2016; Anderson, et al. 2009; Beutler, Machado y Allstetter-Neufeldt,1994;

Orlinsky, Grawe y Parks,1994). Ha sido la noción de “estilo” lo que ha llevado a

Fernández-Álvarez (1996) a investigar en el proceso psicoterapéutico cuáles son

aquellas características del terapeuta que sobresalen en las acciones terapéuticas y

cómo influyen en el proceso terapéutico.

Tomando en consideración una serie de estudios realizados en Argentina y España

acerca de las características de los terapeutas observadas en su forma de hacer

psicoterapia, Fernández-Álvarez (1996) y sus colaboradores establecen el Estilo

Personal de Terapeuta (EPT), un constructo multimodal, conformado por una serie de

funciones que señalan actitudes, disposiciones y rasgos que el terapeuta desarrolla en su

ejercicio profesional (Corbella, Fernández-Álvarez, Saúl, García y Botella, 2008; García, y

Fernández-Álvarez, 2007; Fernández-Álvarez et al.2003).

Según Corbella, (2019) y Fernández-Álvarez y García (2019b) el EPT tiende a

permanecer estable en el tiempo, sin embargo, está sujeto a algunas modificaciones que

Page 29: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

Marco conceptual 15

pueden ser resultado del entrenamiento, las condiciones laborales, cambios evolutivos o

circunstanciales del terapeuta y no sólo supone habilidades de intervención específicas,

la experiencia, también le puede permitir al terapeuta adquirir un estilo propio

(Fernández-Álvarez, 1996). Para Corbella et al. (2008) el EPT contempla tres

dimensiones, siendo estas: 1. La posición social y profesional del terapeuta que hace

referencia a factores socioeconómicos como el lugar donde vive, con quién vive, el

estrato social, el número de hijos y su salario, y factores que relacionan su formación

académica como el tipo de estudios, el entrenamiento y las prácticas profesionales; 2. el

contexto personal, que abarca la biografía y la historia relacional; y 3. el modo dominante

de comunicación, que es la forma como el terapeuta se expresa verbal y

paraverbalmente.

Para Fernández-Álvarez, et al. (2003), el EPT se caracteriza por cuatro aspectos; El

primero, tiene que ver con que el EPT modula la forma en la que el terapeuta desempeña

su labor; el segundo, relaciona al EPT como un constructo que es estable

temporalmente, aunque no necesariamente estático; el tercero, hace referencia a que el

EPT es susceptible a cambios que pueden causar alteraciones temporales o

permanentes por factores como la reubicación laboral o ciertas experiencias en la vida

del terapeuta y su formación; y el cuarto, que constituye una manera de operacionalizar

el EPT en dimensiones bipolares no valorativas que describen funciones, arrojando un

perfil específico del terapeuta (Fernández-Álvarez y García, 2019b). Estas funciones son

distinguibles en la acción terapéutica y se constituyen de la siguiente forma:

La primera es la función instruccional, que corresponde al encuadre terapéutico,

estableciendo normas y reglas de trabajo. Comprende la manera en que el terapeuta fija

los horarios del proceso, sus honorarios y la forma en que delimita el espacio terapéutico.

Es una función normativa que varía entre “flexibilidad y rigidez” (Corbella, et al. 2008;

Castañeiras, et al. 2008).

La segunda es la función expresiva, que hace referencia a la comunicación emocional

que desarrolla el terapeuta con el consultante, tomando como fundamento la empatía, la

distancia afectiva que establece el terapeuta y la tolerancia frente a distintos estados

emocionales, tanto de sí mismo, como del consultante (Fernández-Álvarez, et al. 2003;

Fernández-Álvarez y García, 2019a), Varía entre los polos de “distancia y proximidad”

Page 30: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

16 Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un grupo de terapeutas bogotanos

La tercera es la función de involucración, que se vincula con el compromiso que asume el

terapeuta. Esta función abarca el grado de importancia que ocupa el quehacer

profesional del terapeuta en su vida y el significado que este le atribuye. Esta dimensión

varía entre la “baja involucración y alta involucración” y hace parte, con la función

expresiva, de la dimensión afectiva del EPT (Castañeiras et al. 2008; Fernández-Álvarez

y García, 2019a).

La cuarta es la función atencional, que se refiere a la capacidad receptiva; es decir la

forma de recolectar datos e información relevante, dirigiendo la atención a temas y

contextos específicos. Varía entre la “atención abierta y atención focalizada” y tiene como

motor principal que el terapeuta desarrolle una actitud que denote exploración, interés y

escucha activa (Fernández-Álvarez, et al. 2003).

La quinta es la función operativa y comprende acciones vinculadas con la intervención

terapéutica, es decir, si el terapeuta tiene preferencia hacía acciones protocolizadas,

pautadas y planificadas, o si prefiere acciones espontáneas y libres (Fernández-Álvarez y

García, 2019a). Esta función varía entre “espontánea y sujeta a pautas”.

Por último, se hace referencia a la función evaluativa, relacionada con el modo en que se

logran y se valoran los objetivos terapéuticos. También, guarda relación con la

motivación que el terapeuta genera en el consultante, promoviendo su compromiso de

trabajo y haciéndolo participe del proceso (Fernández-Álvarez y García, 2019b). La

función evaluativa varía entre los polos “motivadora y crítica”.

Para Castañeiras et al. (2008), las funciones descritas señalan dos características

relevantes que están presentes en el EPT. La primera alude al aspecto técnico; es decir,

la forma en que se hace la búsqueda y selección de información, la aplicación de

técnicas y la metodología de trabajo; y la segunda, que hace referencia a la Relación

Terapéutica y alude a aspectos como el vínculo, la comunicación y la motivación (Moya

Cortés, 2015; Hermosa Bosano, 2010; Etchevers, González y Simkin, 2012; García

Rizzo, 2008).

Page 31: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

Marco conceptual 17

Para efectos de esta investigación es importante ver si el EPT tiene relación con el

desarrollo de la AT. En apartados anteriores se han mencionado algunas variables y

características del terapeuta que favorecen la AT, por lo cual, a continuación, se

presentarán algunos estudios; unos hablan de “características del terapeuta” o “variables

inespecíficas en psicoterapia”, pero no de EPT propiamente dicho. Sin embargo, se

considera que de manera indirecta retoman aspectos del constructo que muestran

relación con el desarrollo de la AT (Santibáñez et al. 2008; Anderson et al. 2009; Uribe,

2008; Saxon, Firth y Barkham, 2016; Fernández-Álvarez,1996).

2.5 Relación entre el Estilo Personal del Terapeuta y la Alianza Terapéutica

Los estudios que relacionan el EPT y la AT son escasos. García Rizzo (2008) llevó a

cabo una investigación piloto sobre el EPT, la AT y las características psicopatológicas

de los consultantes. Allí, encontró que aspectos motivacionales y emocionales de EPT

tienen una relación positiva con la AT y favorecen la calidad del vínculo. Así,

características inmersas en las funciones, expresiva y e instruccional influyen

positivamente en la AT, y muestran mayor puntuación en los terapeutas que han

establecido un vínculo positivo con sus consultantes. Sin embargo, el estudio no halló

alguna correlación significativa estadísticamente.

Hermosa Bosano (2010) estudió la relación entre la personalidad, EPT y la AT en un

grupo de terapeutas novatos y sus resultados mostraron que la AT era mayor cuando el

EPT se caracterizaba por una escucha receptiva, en el marco de una función expresiva

próxima. También, se encontró que la AT es mayor cuando el EPT arroja una función

atencional abierta que le permite al terapeuta darse cuenta de lo que ocurre durante la

sesión, adaptándose a la nueva información que surge durante esta. Para terapeutas con

un EPT rígido, es decir, mayor rigidez en el encuadre terapéutico, los consultantes

reportaron mayor calidad en la AT que los terapeutas con un EPT flexible. Esto, debido a

que algunos consultantes sienten mayor seguridad cuando el terapeuta es directivo y

firme con los acuerdos de trabajo, aunque en este aspecto podría influir también, la

condición diagnóstica y el motivo de consulta (Hermosa Bosano, 2010). Sin embargo, la

valoración positiva de la AT varió con la percepción de los terapeutas quienes creían

tener mejor AT si disponían de un encuadre más flexible y adaptable a los consultantes.

Page 32: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

18 Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un grupo de terapeutas bogotanos

Estos hallazgos son contradictorios en estudios llevados a cabo por Corbella, (2019) y

Fernández-Álvarez y García, (2019b) quienes encontraron una relación positiva entre los

estilos flexibles y expresivos con la AT, ya que facilitan la adaptación de los

procedimientos terapéuticos a las características de los consultantes, motivando

cualidades afectivas y comunicativas de la RT.

En un estudio realizado con 48 terapeutas Moya Cortés (2015) encontró una correlación

positiva entre la función expresiva del EPT y la AT, lo que sugiere que los terapeutas que

se perciben capaces de sostener una comunicación emocional con sus consultantes

tienen la impresión de construir con ellos una mejor AT. También, señala que no existe

una relación entre la función de involucración del EPT y la AT, contrario a lo que podría

pensarse de los terapeutas que se sienten más comprometidos con sus consultantes, ya

que los consultantes no necesariamente perciben una mayor calidad en la AT si hay

mayor involucración. Sin embargo, la investigación no sugiere o concluye algo respecto a

esta tendencia.

Corbella (2019), en el marco del “Proyecto Barcelona-Buenos Aires” para una muestra de

48 terapeutas y 401 consultantes relaciona un par de conclusiones. En primer lugar,

señala que los terapeutas con estilos más flexibles establecen una mejor AT con sus

consultantes, debido a que los terapeutas pueden adaptar sus modo de comunicación y

su estilo terapéutico a las características de los consultantes; y segundo, hace mención

de que una alta directividad en el EPT tiene fuertes efectos en la resistencia a la

psicoterapia, por lo que considera recomendable que los consultantes con mayores

resistencias sean asignados a terapeutas con estilos más flexibles, poco pautados y poco

directivos.

Para Ackerman y Hilsenroth, (2003), Corbella y Botella (2003) y Corbella (2019) algunas

investigaciones han puesto de manifiesto la importancia de la interacción terapeuta-

consultante, pero aún quedan bastantes interrogantes por ser abordados. Algunos de

ellos guardan relación con factores del terapeuta que puedan explicar cómo se da el

establecimiento de la AT y que faciliten un proceso terapéutico exitoso. Mientras que

otros, tienen que ver con la manera en que interactúan las funciones del EPT con los

componentes de la AT, siendo estos el vínculo, las tareas y el grado de acuerdo frente a

los objetivos de trabajo.

Page 33: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

Marco conceptual 19

Si bien, no se dispone de suficiente sustento empírico que relacione de manera puntual

las funciones del EPT con los componentes de la AT, algunos estudios sugieren que la

función instruccional y operativa del EPT tienen relación en el grado de acuerdo respecto

a los objetivos de trabajo y las tareas en el curso de la intervención, mientras que

funciones como la expresiva y de involucración tienen más que ver con la dimensión

afectiva de la AT (Corbella, 2019). Sin embargo, no ha podido establecerse de manera

concreta que aspecto de la AT tiene mayor incidencia con la función atencional, ya

estudios como los de Lee, Niemeyer y Rice, (2013) refieren que esta tiene relación con

aspectos vinculares de la AT, mientras que estudios como los de Ferreira, García y Tutte

(2019) afirman que la involucración tiene mayor incidencia en el acuerdo respecto a las

metas y objetivos de trabajo.

Otras investigaciones que no se centran específicamente en el EPT han encontrado

resultados similares que señalan una correlación positiva entre la personalidad del

terapeuta y la AT, resaltando actitudes como la amabilidad, la responsabilidad y el

compromiso de trabajo (De la Fuente y Cruz, 2017). Así mismo, estudios como el de

Piero, Cairo y Ferrero (2013), donde se señala la relación entre la personalidad del

terapeuta y la AT, muestran que los terapeutas con mayor cercanía afectiva, escucha y

adaptabilidad a las necesidades de los consultantes, puntúan de manera positiva en el

establecimiento de la AT. Si bien, el EPT dispone de características de la personalidad

del terapeuta, este se diferencia en que la noción de “estilo” está ligada únicamente al

ejercicio terapéutico y la forma de hacer psicoterapia, partiendo de los conocimientos y

actitudes que el terapeuta tiene de su quehacer terapéutico, mientras que la personalidad

integra características globales del terapeuta que pese a hacer parte del escenario

terapéutico no delimitan su manera de hacer psicoterapia (Fernández-Álvarez et al. 2003;

Fernández-Álvarez, 1996).

Page 34: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un
Page 35: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

3. Metodología

3.1 Participantes

La población correspondió a diadas entre psicoterapeutas y consultantes de la ciudad de

Bogotá, Colombia. Para su selección se realizó un muestreo no probabilístico por

conveniencia con dos criterios de inclusión: ser psicólogo profesional o practicante de

psicología y tener mínimo 6 meses de experiencia en psicoterapia. No se tuvo en cuenta

la orientación teórica o el nivel de estudios y los terapeutas fueron contactados a través

del correo electrónico de la Universidad Nacional de Colombia. A cada uno se le indicó

que invitara a un consultante mayor de edad con quien llevara entre 3 y 5 sesiones de

intervención a participar en el estudio.

Tabla 1. Estadísticos descriptivos de los psicoterapeutas

Variable Valor Frecuencia Porcentaje

Sexo Femenino 29 72,5%

Masculino 11 27,5%

Nivel de estudio

Maestría 29 72,5%

Especialización 3 7,5%

Pregrado 8 20,0%

Orientación

Integrativa 14 35,0%

Psicodinámica 13 32,5%

Cognitivo-conductual 5 12,5%

Conductual 4 10,0%

Humanista 3 7,5%

Sistémica 1 2,5%

La muestra estuvo compuesta por 40 diadas participantes. Los terapeutas presentaron

una edad promedio de 29,03 años (DE = 6,59; rango= 23-62) con experiencia promedio

de 4,07 años (DE = 5,35; rango = 10 meses-35 años). Además, el grupo estuvo

compuesto principalmente por mujeres, la mayoría con formación de maestría, y de corte

Page 36: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

22 Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un grupo de terapeutas bogotanos Título de la tesis o trabajo de investigación

integrativo o psicodinámico (tabla 1). Los terapeutas estaban vinculados o lo habían

estado al Servicio de Atención Psicológica de la Universidad Nacional de Colombia, un

servicio universitario de formación psicoterapéutica. Los consultantes tenían una edad

promedio de 28,48 años (DE = 6,71, rango = 18-47) y la mayoría fueron mujeres con

formación universitaria (tabla 2).

Tabla 2. Estadísticos descriptivos de los consultantes

Variable Valor Frecuencia Porcentaje

Sexo Femenino 28 70,5%

Masculino 12 13,0%

Nivel de estudio

Posgrado 4 10,0%

Universitaria 28 70,0%

Técnico o tecnológico 6 15,0%

Secundaria 2 5,0%

Como se muestra en la tabla 3, las diadas entre psicoterapeutas y consultantes fueron en

su mayoría del mismo sexo.

Tabla 3. Relación sexos terapeuta-consultante

Sexos Terapeuta-Consultante Frecuencia Porcentaje

Mismo sexo Femenino-femenino 21 52,5%

Masculino-masculino 4 10,0%

Sexo diferente Femenino-masculino 8 20,0%

Masculino-femenino 7 17,5%

3.2 Instrumentos y Variables

3.2.1 Estilo Personal del Terapeuta

El Estilo Personal del Terapeuta (EPT) es un constructo multidimensional conformado por

funciones que expresan disposiciones, rasgos y actitudes del terapeuta en su práctica

profesional (Fernández-Álvarez y García, 2019a). El instrumento usado para evaluarlo

fue la versión abreviada del Cuestionario del Estilo Personal del Terapeuta (EPT-C)

desarrollado por Fernández-Álvarez, et. al. (2003).

Page 37: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

Metodología 23

El cuestionario está compuesto por 36 ítems divididos en cinco escalas tipo Likert

valoradas de 1 a 7 que son respondidas por el terapeuta. La puntuación total de cada

escala se calcula con el promedio de sus ítems y ubica al terapeuta en un perfil que

permite identificar su estilo personal. Las cinco funciones que evalúa el instrumento son:

Función Instruccional: Se refiere a las conductas del terapeuta para establecer el

encuadre y mantener las reglas que determinan el funcionamiento de la terapia. Estas

reglas determinan aspectos como el horario, la duración, el espacio de la sesión, los

honorarios, y la forma de trabajo del terapeuta. Niveles bajos implican que el

psicoterapeuta actúa de forma flexible y ajusta su forma de trabajo a las necesidades del

consultante, mientras que niveles altos implican que el psicoterapeuta actúa de forma

rígida y el consultante debe ajustarse a su forma de trabajo.

Función Expresiva: Se refiere a las acciones del terapeuta para sostener la comunicación

emocional con el paciente. Es el aspecto fundamental de la empatía y se expresa a

través de la intensidad de los intercambios afectivos que se dan en la interacción con el

consultante. También, hace referencia al nivel de tolerancia del terapeuta a la exposición

de sus propios estados o las reacciones emocionales ante el consultante. Niveles altos

implican que el terapeuta tiene una expresión próxima, mientras que niveles bajos

implican una expresión emocional distante.

Función de Involucración: Se refiere a las conductas explícitas e implícitas vinculadas

con el compromiso que el terapeuta asume profesionalmente frente al proceso

terapéutico. Se refleja en el grado en que dedica tiempo para pensar y reflexionar sobre

sus consultantes en su tiempo libre. Niveles altos implican que el psicoterapeuta tiene

una alta involucración, y dedica tiempo de su vida personal al proceso terapéutico,

mientras que niveles bajos implican que el psicoterapeuta tiene una baja involucración.

Función Atencional: Se refiere a las acciones que el terapeuta realiza para recolectar

información relevante para el proceso terapéutico. Se define como la capacidad de

focalizar la atención e indagar para conseguir determinada información. Se expresa en

habilidades de escucha activa e indagación. Niveles altos implican que el psicoterapeuta

opera con atención focalizada, y prefiere centrarse sólo en lo que considera relevante,

Page 38: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

24 Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un grupo de terapeutas bogotanos Título de la tesis o trabajo de investigación

mientras que niveles bajos implican que el psicoterapeuta opera con atención abierta y

puede explorar diversos aspectos de la vida del consultante.

Función Operativa: Se refiere a las conductas directamente vinculadas con las

intervenciones terapéuticas específicas. Se expresa en el grado en que el terapeuta

planea, asigna y supervisa tareas específicas y los pasos a realizar. Niveles altos

implican que el psicoterapeuta opera de manera pautada, mientras que niveles bajos

implican que el psicoterapeuta opera de manera espontánea.

Las puntuaciones obtenidas en cada función pueden clasificarse en tres polos (bajo,

medio y alto), según el puntaje obtenido, como se indica en la tabla 4. No obstante, la

prueba no indica el rango de valores para asignar según el puntaje (Fernández-Álvarez y

García, 2019b).

Tabla 4. Niveles de las funciones del EPT

Función Valores de la puntuación

Bajos Intermedios Altos

Instruccional Forma flexible Forma estándar Forma rígida

Atencional Atención abierta Atención estándar Atención focalizada

Expresiva Expresión distante Expresión estándar Expresión próxima

Operativa Manera espontánea Manera estándar Manera pautada

Involucración Atención abierta Atención estándar Atención focalizada

Nota: Tabla basada en la presentada por Fernández-Álvarez y García (2019b, p. 142).

Para la presente investigación se estableció una serie de rangos siendo estos: bajo (≥ 1 y

<3), medio (≥ 3 y ≤ 5) y alto (>5 y ≤7). Los rangos fueron calculados dividiendo el rango

total de puntuación entre tres grupos y se usaron para establecer una clasificación en la

puntuación de los terapeutas. Según Rial, Castañeiras, García, Gómez y Fernández-

Álvarez, (2006), Fernández-Álvarez, García y Rial, (2004), y Moya Cortés (2015) el EPT-

C tiene niveles altos de consistencia interna y es estable temporalmente, mostrando así

características psicométricas satisfactorias (Alfa de Cronbach > 70 y test-retest), y el

análisis factorial aplicado (normalización Kaiser, rotación Viramax y componentes

Page 39: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

Metodología 25

principales) sugiere una adecuada validez teórica, explicando en conjunto el 40.1% de la

varianza.

3.2.2 Alianza Terapéutica

La Alianza Terapéutica (AT) es la relación colaborativa de trabajo dada entre el

consultante y el terapeuta y comprende tres componentes: el vínculo, las tareas y los

objetivos (Bordin, 1979; Horvath y Greenberg, 1989). Para evaluarla se usó la versión

corta del Inventario de Alianza de Trabajo para Pacientes (WAI-S-P; Andrade-González y

Fernández-Liria, 2016), un cuestionario autoadministrado que mide la calidad y la fuerza

de la AT en sus tres componentes:

Vínculo: Se refiere a una relación de confianza mutua, entendimiento, cuidado y

dedicación que surge entre el terapeuta y el consultante. Se expresa cuando ambos se

preocupan acerca de las reacciones emocionales y experiencias del otro.

Tareas: Se refiere al grado de acuerdo y comprensión de las tareas prescritas por el

terapeuta por parte del consultante. Se expresa cuando ambos perciben que las tareas

son alcanzables y que se relacionan con los objetivos de la terapia.

Objetivos: Se refiere al grado de acuerdo frente a los objetivos terapéuticos entre el

consultante y el terapeuta. Se expresa cuando ambos logran identificar, compartir e

identificarse con los logros implícitos y explícitos del proceso de intervención.

El WAI-S-P tiene 12 ítems, valorados en una escala Likert de 1 a 7, divididos en 3

subescalas (vínculo, tareas y objetivos) de 4 ítems cada una. El puntaje de cada

subescala se calcula promediando las puntuaciones obtenidas en sus 4 ítems. El

instrumento cuenta con un índice global de AT que se calcula a partir promedio de las

puntuaciones de las tres subescalas valoradas y es un indicador general del desarrollo

de la AT.

Recientemente el instrumento fue sometido a validación tras su traducción al español,

arrojando consistencia interna basada en la estimación del coeficiente de fiabilidad de

0.91 (Corbella et al., 2011). Con respecto al análisis factorial, este muestra un Alfa de

Page 40: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

26 Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un grupo de terapeutas bogotanos Título de la tesis o trabajo de investigación

Cronbach de 0.98 en su versión para clientes y de 0,94 en su versión para terapeutas,

mientras que la confiabilidad en medida de consistencia interna es de 0.90 para la

subescala de tareas; 0,84 para el vínculo y 0.88 para los objetivos (Corbella et al., 2011;

Moya Cortés, 2015).

3.3 Procedimiento

El estudio fue de tipo transeccional correlacional (Hernández, Fernández y Baptista,

2014) analizó la relación entre dos variables que no fueron manipuladas. Primero, se

solicitó autorización a los autores de los instrumentos para la utilización de estos

mediante una carta dirigida a la Society for Psychotherapy Research (Anexo A) y un

correo electrónico a los autores del EPT-C. Luego, se envió una carta para solicitar el

aval del comité de ética de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional

de Colombia Sede Bogotá (Anexo B). Posteriormente se contactó a diversos

psicoterapeutas en ejercicio clínico, informándoles acerca de los criterios de inclusión

para su participación en el estudio. Para ello, se recurrió a la base de datos del Servicio

de Atención Psicológica (SAP) de la Universidad Nacional de Colombia, donde se envió

un correo electrónico comentándoles que la participación sería voluntaria y el trato de la

información confidencial. Una vez identificados los participantes se crearon los

formularios online EPT-C y WAI-S-P en Google Forms. En estos formularios se incluyó la

presentación del consentimiento informado (Anexo C) y los lineamientos generales para

la aplicación de los instrumentos de la siguiente forma:

El EPT-C fue diligenciado por los terapeutas, a quienes se les solicitaron datos

adicionales de interés para la presente y futuras investigaciones (edad, sexo, nivel de

estudios, orientación teórica y experiencia). También, se les pidió que invitaran a uno de

sus consultantes a participar en el estudio explicándole cuál es el objeto de la

investigación y el trato de la información, por lo que se les entregó dos formularios de

Google Forms, uno con el EPT-C que ellos debían diligenciar y otro con el WAI-S-P

únicamente para los consultantes.

El investigador nunca tuvo conocimiento de la identidad de los consultantes y los

terapeutas no conocieron las respuestas de sus consultantes, dado que estas llegaron

Page 41: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

Metodología 27

directamente a su correo institucional. Para la aplicación de los instrumentos, se requirió

que el proceso terapéutico estuviese entre la 3ª y la 5ª sesión de intervención pues la

literatura sobre AT indica que ésta se consolida en las tres primeras sesiones de la

psicoterapia (Corbella, 2019; Tryon y Kane,1993; Mohl, Martínez, Ticknor, Huang y

Cordell, 1991).

3.4 Consideraciones Éticas

La investigación se realizó tomando en cuenta los parámetros éticos y profesionales que

suscribe la labor del psicólogo clínico, tanto en el campo práctico como investigativo, en

cuanto a rigor y trato académico, acogiendo la normativa dispuesta en la Ley 1090 de

2006 de la República Nacional de Colombia. También, se adoptó la Resolución 8430 de

1993 de la República Nacional de Colombia en lo concerniente a los “aspectos éticos en

la investigación en seres humanos”. Todos los participantes fueron previamente

informados del estudio, su finalidad y el manejo que se daría a la información,

garantizando la confidencialidad conforme a la Ley 1581 de 2012 de la República

Nacional de Colombia. y dando cuenta de los posibles riesgos y efectos; ello, mediante el

consentimiento informado. Respecto a la aplicación de los instrumentos, no se considera

que los mismos causaran perjuicios, en tanto que su uso brinda información relevante

respecto al proceso psicoterapéutico y no tiene fines diagnósticos, favoreciendo en gran

medida la formación profesional en diferentes contextos prácticos y académicos.

Page 42: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un
Page 43: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

4. Resultados

El análisis de datos se realizó mediante el software estadístico RStudio versión 1.3.1093

- R 4.0.3; se calcularon los estadísticos descriptivos de las puntuaciones por cada escala

clasificada en nivel bajo, medio y alto según los rangos definidos para esta investigación,

se realizó un análisis de frecuencia de las categorías y se aplicó la prueba Shapiro Wilk

para evaluar el supuesto de normalidad. Para Identificar si la orientación teórica de los

terapeutas influía en el ETP se usó la prueba Kruskall Wallis, con la eta cuadrado como

medida del tamaño del efecto, y como prueba post-hoc la prueba Dunn entre pares. Por

otra parte, se calculó la matriz de coeficientes de correlación de Spearman entre las

escalas del EPT-C y el WAI-S-P dado que no todas las escalas cumplieron el supuesto

de normalidad.

4.1 Estadísticos Descriptivos

Como se muestra en la tabla 5, las funciones del EPT que tuvieron mayor puntuación

promedio fueron la expresiva y la de involucración, por el contrario, las funciones de

menor puntuación fueron la operativa y la atencional. Todas las escalas evaluadas

mostraron una distribución normal, excepto la función operativa.

Tabla 5. Estadísticos descriptivos y de normalidad del EPT

Variable Descriptivos Shapiro-Wilk

Media DE Mínimo Máximo W(40) p

Expresiva 4,79 0,80 2,78 6,22 0,98 0,57*

Involucración 4,24 1,05 2,00 6,83 0,97 0,37*

Instruccional 4,07 0,78 2,25 5,50 0,96 0,17*

Atencional 3,05 0,82 1,83 5,00 0,96 0,14*

Operativa 2,93 1,21 1,14 6,86 0,87 <0,01

DE = Desviación Estándar* p > 0,05

Page 44: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

30 Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un grupo de terapeutas bogotanos Título de la tesis o trabajo de investigación

En la figura 1 se muestra la distribución de las puntuaciones donde se observan

puntuaciones bajas en la función operativa y atencional en comparación con las demás

funciones.

Figura 1. Puntuaciones de las funciones psicoterapéuticas

Como se muestra en la figura 2, los terapeutas tuvieron puntuaciones diversas en las

funciones del ETP, la mayoría obtuvieron un puntaje intermedio. No obstante, en la

función expresiva la mayoría obtuvo un nivel alto con respecto a la función operativa

donde se observa que hay una cantidad considerable de terapeutas con nivel bajo.

Figura 2. Niveles obtenidos de las funciones psicoterapéuticas

Page 45: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

Resultados 31

Para identificar si la orientación teórica influía sobre el EPT se aplicó la prueba de

Kruskall Wallis comparando las funciones del EPT entre las orientaciones. Sin embargo,

la orientación sistémica fue excluida del análisis dado que sólo contaba con un terapeuta

participante.

Las pruebas indicaron que la orientación teórica sólo influyó en la función operativa, H(4)

= 14,74, p < 0,01, cuya diferencia tuvo un tamaño de efecto grande, η2(H) = 0,32. Como

post-hoc se aplicó la prueba Dunn entre pares, e indicó que existen diferencias

significativas en la función operativa entre la orientación cognitivo-conductual e

integrativa relacional (p = 0,04), y la cognitivo-conductual y la psicodinámica (p = 0,01).

En la figura 3 se puede observar cómo las orientaciones cognitivo-conductual (M = 4,03,

DE = 0,80) y conductual (M = 4,04, DE = 1,81) puntuaron significativamente más en la

función operativa de EPT en comparación con orientaciones como la integrativa (M =

2,51, DE = 0,53) y la psicodinámica (M = 2,32, DE = 0,76); mientras que orientaciones

como la humanista se ubicaron en el medio (M = 2,95, DE = 0,59).

Figura 3. Puntuación de la función operativa según modelo clínico

Nota: La línea horizontal puntuada representa la media estandariza de la función

operativa reportada por Fernández-Álvarez et al. (2005). Las líneas superiores indican las

diferencias significativas, ** p < 0,01, * p < 0,05.

Page 46: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

32 Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un grupo de terapeutas bogotanos Título de la tesis o trabajo de investigación

Como se muestra en la tabla 6, las puntuaciones promedio de la AT a nivel escalar y

global, fueron altas. La escala con la puntuación promedio más alta fue la de tareas,

mientras que la escala con la puntuación promedio más baja fue la de vínculo. No

obstante, la diferencia entre puntuaciones promedio es mínima y ninguna de las escalas

tuvo una distribución normal. Además, las puntuaciones tuvieron tendencia al máximo.

Tabla 6. Estadísticos descriptivos y de normalidad de la AT

Variable Descriptivos Shapiro-Wilk

Media DE Mínimo Máximo W(40) p

Tareas 6,44 0,56 5,00 7,00 0,87 <0,01

Vínculo 6,32 0,60 5,00 7,00 0,90 <0,01

Objetivos 6,33 0,58 5,00 7,00 0,88 <0,01

Total 6,36 0,45 5,25 7,00 0,93 0,02

DE = Desviación Estándar * p > 0,05

Como se observa en la figura 4, no hay diferencias significativas de las puntuaciones

obtenidas en las tres escalas.

Figura 4. Niveles obtenidos de la Alianza Terapéutica

Page 47: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

Resultados 33

4.2 Estadísticos de Correlación

En la tabla 7 se presentan los estadísticos de correlación para cada una de las funciones

del EPT, los componentes de la AT y la AT global. Como se observa, ninguna de las

funciones del EPT correlacionó significativamente con la AT.

Tabla 7. Estadísticos de correlación

Psicoterapeuta

Consultante

Tareas Vínculo Objetivos Total

rs p rs p rs p rs p

Atencional -0,15 0,35 0,17 0,29 -0,01 0,97 0,06 0,71

Expresiva 0,01 0,95 -0,01 0,95 -0,11 0,51 -0,12 0,46

Instruccional 0,24 0,14 0,04 0,80 0,07 0,68 0,15 0,34

Involucración 0,26 0,11 -0,16 0,33 -0,12 0,45 -0,07 0,68

Operativa 0,08 0,61 0,10 0,54 0,00 0,98 0,07 0,65

* p < 0,05; ** p < 0,01

Page 48: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un
Page 49: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

5. Discusión y conclusiones

El primer objetivo de la investigación era evaluar las funciones del EPT en la muestra de

terapeutas participantes. Los análisis descriptivos mostraron que había una tendencia a

puntuar más alto en algunas funciones que en otras y las escalas con mayor puntuación

fueron la función expresiva y de involucración, mientras que las escalas con menor

puntuación fueron la función operativa y la atencional. Para Fernández-Álvarez y García,

(2019a) la función expresiva y de involucración constituyen las dimensiones afectivas del

EPT, mientras que la función operativa y la función atencional tienen mayor relación con

la dimensión cognitiva del proceso terapéutico. Esto indica que en la muestra de

participantes existe una mayor disposición a la facilitación emocional y afectiva sobre los

procesos cognitivos de la psicoterapia. Sin embargo, el muestreo se limitó únicamente a

la participación de psicólogos asociados a la Universidad Nacional de Colombia, lo que

refleja una tendencia en los procesos de formación. No obstante, debido al tamaño de la

muestra no es posible realizar una generalización, y futuros estudios pueden explorar si

al aumentar la muestra a otras instituciones de formación o servicios de atención los

mismos hallazgos se mantienen.

Por otra parte, la muestra se caracterizó por la predominancia de dos orientaciones

teóricas, la integrativa y la psicodinámica, y por la presencia en menor medida de

orientaciones humanistas, sistémicas, cognitivo-conductuales y conductuales. Se

encontró una influencia significativa de la orientación teórica de los participantes en su

EPT, específicamente sobre la función operativa; es decir, los terapeutas con orientación

cognitivo-conductual puntuaron significativamente alto en la función operativa con

respecto a los terapeutas con orientaciones integrativas o psicodinámicas. En este

sentido, los terapeutas de orientación cognitivo-conductual tienden a operar de manera

pautada, mientras que los terapeutas de orientación integrativa o psicodinámica se

centran más en la relación terapéutica e intervienen de manera más espontánea.

Page 50: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

36 Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un grupo de terapeutas bogotanos

Igualmente, los terapeutas con orientación conductual mostraron la misma tendencia que

los terapeutas de orientación cognitivo-conductual, aunque no con diferencias

significativas respecto a otras orientaciones. Si bien, los terapeutas de orientaciones

conductuales y cognitivo-conductuales fueron pocos (22,5% de la muestra) en

comparación con los de orientación integrativa o psicodinámica (67,5% de la muestra), la

diferencia fue marcada y se encontró un tamaño de efecto grande. Además, la gran

proporción de orientaciones psicodinámicas e integrativas explica la tendencia general a

puntuar bajo en la función operativa. Al respecto, algunas investigaciones han

encontrado relación entre el EPT y la orientación teórica de los terapeutas, no obstante,

las explicaciones son escasas y tienden a relacionar más los procesos de formación

profesional con el hecho de que los terapeutas puntúen alto en la función operativa

(Casari Cobo et al. 2018; Casari Cobo, Gómez, et al. 2019).

Tomando en cuenta lo anterior, los hallazgos de esta investigación concuerdan con

varios estudios en que la función operativa es alta en las orientaciones cognitivas o

cognitivo-conductuales y baja es orientaciones psicodinámicas (Casari Cobo et al. 2013,

2017; Castañeiras et al. 2006, 2008; Da Silva Oliveira et al. 2006; Ferreira et al. 2019;

Silva Palma y Guedes Gondim, 2016; Vázquez y Gutierrez de Vázquez, 2015). Esto se

debe a que la terapia de corte psicodinámico se vale principalmente de la interpretación

como técnica de intervención, donde se requiere que el terapeuta no asuma un rol

directivo y haga un fuerte énfasis en la dimensión vivencial y afectiva del consultante;

mientras que la aproximación cognitivo-conductual al estar orientada mayormente al

tratamiento sintomático se vale de la aplicación de protocolos y técnicas de intervención,

que en su mayoría se presentan de manera pautada (Casari Cobo et al., 2013).

Por otro lado, la orientación integrativa puntuó bajo en la función operativa, similar a la

psicodinámica, lo cual contradice otros estudios donde se encontró que la orientación

integrativa presentaba puntuaciones altas, al igual que la cognitivo-conductual (Casari

Cobo et al. 2017; Castañeiras et al. 2006, 2008; da Silva Oliveira et al. 2006; Silva Palma

y Guedes Gondim, 2016; Vázquez y Gutierrez de Vázquez, 2015). Esto, debido a que los

terapeutas de orientación integrativa adoptan técnicas de intervención de diferentes

modelos, lo que los hace recurrir a procedimientos mayormente pautados y

protocolizados (Fernández-Álvarez, 2001). Sin embargo, al no evidenciarse esa

tendencia en esta investigación, los hallazgos permiten concluir que los terapeutas de

Page 51: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

Discusión y conclusiones 37

orientación integrativa del servicio tienen mayor proximidad a la dimensión relacional del

proceso terapéutico, lo que los lleva a ser espontáneos y a no regirse por procedimientos

pautados.

Respecto a los terapeutas con orientación conductual, en este estudio se encontró una

función operativa alta, similar a la orientación cognitivo-conductual, lo que la hace

concordar con el estudio llevado a cabo por Silva Palma y Guedes Gondim (2016) donde

se señala que los terapeutas de corte conductual se orientan mayormente al tratamiento

sintomático y disponen de intervenciones basadas en evidencia, donde el componente

subjetivo y vivencial de los consultantes no se ubica en primer plano, sino que es un

efecto de las contingencias que desatan su problemática; a diferencia de otros modelos

de intervención, como el humanista, el psicodinámico y el integrativo, donde la

experiencia subjetiva se ubica en un primer plano (Cooper et al. 2014).

Los resultados también concuerdan con otras investigaciones donde la orientación

humanista, de manera similar a la psicodinámica, tiende a operar de manera más

espontánea, sin estar sujeta acciones pautadas. Esto a razón de que el enfoque

humanista hace énfasis en el componte relacional de la psicoterapia y promueve

actitudes por parte del terapeuta que tiendan a ajustarse a las necesidades del

consultante, sin desestimar su subjetividad y experiencia personal (Castañeiras et al.

2008; Silva Palma y Guedes Gondim, 2016).

Otro aspecto relevante es que, pese a que este estudio concordó con otras

investigaciones en que la función operativa se ve afectada por la orientación teórica de

los terapeutas, no concuerda con otros estudios donde la orientación teórica influye en

las demás funciones. Por ejemplo, Casari Cobo, Ison, et al. (2019) encontraron que los

terapeutas de orientación psicodinámica tienen un perfil caracterizado por bajos niveles

en las funciones operativa y de involucración. Además, que los terapeutas cognitivo-

conductuales suelen tener un perfil directivo con altos niveles de función atencional;

aspectos que no se vieron reflejados en este estudio, debido a que la función de

involucración y atencional no variaron según la orientación teórica. Nuevamente, esta

tendencia puede explicarse tomando en consideración la influencia de la formación que

imparte el servicio a sus terapeutas, donde se observa un mayor desarrollo del

componente relacional sobre otros aspectos de la práctica terapéutica.

Page 52: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

38 Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un grupo de terapeutas bogotanos

El segundo objetivo de la investigación fue evaluar la AT en la muestra de consultantes.

Los estadísticos descriptivos mostraron que todos los participantes reportaron un buen

desarrollo de la AT, tanto a nivel global como en sus tres componentes. En este sentido,

la baja variabilidad y el hecho de que no haya escalas con puntuaciones bajas es un

indicador de que los terapeutas del servicio llevan de manera satisfactoria sus procesos

de intervención; aspecto que es señalado por Corbella (2019) al referir que índices

globales positivos en el desarrollo de la AT, evidencian procesos significativos de cambio

en la intervención. Aunque, la baja variabilidad y la ausencia de bajas puntuaciones en la

AT también pueden indicar un sesgo en el muestreo de los consultantes.

El tercer objetivo fue analizar la relación entre las funciones del EPT y la AT en la

muestra seleccionada. Sin embargo, los estadísticos mostraron que no había relaciones

significativas entre las variables. Estos hallazgos concuerdan con estudios donde no

logró determinarse si existe alguna relación entre el EPT y la AT (Cáceres Rivera, 2019;

De la Fuente Zepeda y Cruz del Castillo, 2017; García Rizzo, 2008). Al respecto existen

algunas perspectivas que ilustran la ausencia de esta relación; entre ellas el hecho de

que las funciones del EPT no expresan necesariamente las habilidades del terapeuta;

que la percepción del terapeuta no concuerde con la percepción del consultante (García

Rizzo, 2008) y que EPT no sea un predictor de la AT, sino que sirva como mediador

entre esta y las características del consultante.

En primer lugar, se ha encontrado que ciertas características o habilidades del terapeuta

tienen relación con el desarrollo de la AT, pero no necesariamente las funciones del EPT

(Crowley, 2001; Nienhuis et al. 2018). Esto se debe a que las funciones del EPT no son

equivalentes a las habilidades terapéuticas, las funciones son disposiciones, rasgos y

actitudes que el terapeuta tiene y manifiesta en el escenario terapéutico, dando a

entender que una función no señala la presencia de habilidades clínicas. Así, por

ejemplo, un terapeuta con alta función atencional no necesariamente sabe hacer una

escucha activa o eficiente, o un terapeuta que se perciba pautado no necesariamente

aplica las técnicas y protocolos de intervención de manera adecuada (Fernández-Álvarez

y García, 2019a)

Otra cuestión, tiene que ver con el hecho de que la percepción que el terapeuta tiene de

su estilo no corresponda con la percepción que tiene el consultante (Fernández-Álvarez y

Page 53: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

Discusión y conclusiones 39

García, 2019b; Fernández-Álvarez, García y Rial, 2004). En este sentido, puede que el

terapeuta se perciba como una persona poco expresiva y facilitadora en el proceso

terapéutico, o por el contrario se perciba como alguien flexible y espontáneo. Sin

embargo, no necesariamente puede generar esa misma percepción en el consultante.

Algunos estudios señalan que desde la perspectiva del terapeuta existe la percepción de

una mejor AT cuando hay mayor función atencional y expresiva (Hermosa Bosano, 2010;

Moya Cortés, 2015), aunque, esto no implica que estas funciones estén relacionadas con

la AT percibida por los consultantes, ya que desde su perspectiva se encontró que la

función instruccional es un mejor predictor de la AT (Hermosa Bosano, 2010). Este

fenómeno de discordancia puede observarse en las discrepancias que se presentan en la

posición del terapeuta y del consultante frente al terapeuta frente a la AT (Hatcher et al.,

1995; Tryon et al. 2007), lo que abre la puerta para investigaciones que evalúen el EPT

desde la perspectiva del consultante, dado que este podría ser un mejor predictor de la

AT.

Finalmente, para Corbella et al. (2009) y Corbella (2019) el EPT no es predictor de la AT,

sino que sirve como mediador entre esta y las características del consultante. En este

sentido, los autores mencionan que la función instruccional que ha mostrado una relación

positiva y significativa no garantiza el desarrollo de una buena AT. Si bien, los terapeutas

flexibles pueden adaptarse a las necesidades de los consultantes, también tendrán

dificultades con otros, mientras que terapeutas rígidos pueden no presentarlas o

presentarlas igualmente, y esto no depende del EPT, sino de otras variables como la

personalidad del consultante, su historia, su edad y su posición social, entre otras. De

igual manera consultantes resistentes pueden generar mejor AT con terapeutas poco

directivos y pautados, mientras que consultantes poco resistentes pueden generar un

buena AT independiente de cuál sea la función operativa del terapeuta (Corbella, 2019;

Malik et al. 2002). La poca literatura al respecto parece indicar que hay relación entre la

AT y la EPT. No obstante, está relación parece estar mediada por las características del

consultante.

5.1 Limitaciones y Prospectiva

La primera limitación tiene que ver con el sesgo en la selección de los consultantes por

parte de los terapeutas, ya que, al haberlos delegado para su escogencia, puede que

Page 54: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

40 Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un grupo de terapeutas bogotanos

hayan invitado a los más participativos y, por tanto, con los que probablemente tenían

mejores alianzas.

La segunda limitación tiene que ver con el tamaño de la muestra. Se reconoce que esta

no es representativa, dado que corresponde a un grupo pequeño de terapeutas y

consultantes. Además, la población abarcó solamente a quienes estuvieran vinculados al

Servicio de Atención Psicológica de la Universidad Nacional del Colombia, lo que hizo

que terapeutas de diferente formación y con otras aproximaciones teóricas no pudiesen

participar en el estudio. De manera que, los hallazgos no pueden ser generalizables y no

hay representatividad de diferentes aproximaciones terapéuticas en la muestra.

Como prospectiva para futuras investigaciones se recomienda tener mayor control en la

selección de participantes y la aplicación de los instrumentos, para no incurrir en el sesgo

de elección de los consultantes y los terapeutas. Así mismo, se recomienda aplicar los

instrumentos a una muestra más significativa de terapeutas logrando una mayor

representatividad de aproximaciones teóricas y estilos. También, se recomienda tomar en

consideración los hallazgos de este estudio para dar continuidad a los procesos de

investigación en psicoterapia relacional, teniendo presente la importancia de la

interacción terapeuta-consultante y la influencia del EPT en diferentes aspectos del

proceso psicoterapéutico.

Finalmente, se considera importante hacer una aproximación cualitativa al estudio de las

variables considerando que a nivel empírico se ha observado correlación entre algunas

funciones del EPT y la AT, y que una mayor comprensión de los factores subjetivos

permitiría un mejor entendimiento de algunos aspectos contradictorios como el papel de

la experiencia en el desarrollo de la AT y el hecho de que un estilo terapéutico rígido y

poco flexible impacte de manera significativa en el desarrollo de la AT, ya que

actualmente no se cuenta con explicaciones concluyentes.

Page 55: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

A. Anexo: Autorización WAI-S

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Page 57: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

B. Anexo: Aval Comité de Ética

Page 58: Estilo Personal del Terapeuta y Alianza Terapéutica en un

C. Anexo: Consentimiento Informado

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