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Estricta ceniza, por Leonardo Martinez

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Leonardo Martínez

ESTRICTA CENIZA

Ediciones del Dock año 2005 Colección El Pez Náufrago

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a Gustavo Adolfo Erdmann

y Alicia Glady Martín de Saint-Semmêra de Erdmann

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JORNADA DE INVIERNO

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Jornada de invierno

Nací en la última década del siglo XIX

un ocho de agosto a las dos de la mañana

en la casa de los bisabuelos

Lámparas de querosene y candiles

alumbraron la escena

Ahí nomás estaba el río

y en una de sus márgenes el bosque de algarrobos gigantes

Lloré mucho entonces

para no llorar hasta ahora

que me estoy muriendo

y soy de nuevo un niño

con mi madre dándome su tibio calostro

Bajo los algarrobos

en una penumbra eterna

descubrimos estancias y escondites

Un día llegamos al horizonte

donde el clamor de las ánimas se apaga

Otro al paraje de las brujas

que cocieron los brebajes

para despertarnos adolescentes y confundidos

En la niebla de los pasados años

los abuelos desde el oro de sus voces

decidieron lo bueno y lo malo

Salvajes y nuevitos conocimos el amor

licor azucarado y doloroso

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Después vino un tiempo vaciado

Suspiros miradas tactos resplandecientes

se perdieron en desiertos de azogue

Como hoy hace años me sentí morir

El viento cubrió de cenizas el fogón

pero vino el ángel palafrenero

ensilló la mula zaina de la muerte

y ésta quedó sin cabalgadura

Me muero con mi madre cerquita al corazón

mientras mi hijo espanta las moscas del verano

Soy el dueño de las distancias

capaz de viajar

a los palacios de las señoras inmortales

Una noche los álamos subieron hasta las estrellas

Al día siguiente estaban helados

Las estrellas son frías

a pesar de lo que digan los hombres sabios

Otra noche el arado abrió un surco de llanto

Habían muerto los abuelos

Escaparon con sus voces de oro laminados en escarcha

Quiero alcanzar la medianoche

oír el canto del gallo

y el crujido de las cucarachas en la alacena

Mi madre se habrá dormido con un nombre distinto

para despertar violenta y enamorada

cuando yo muera

Mi hijo harto de espantar moscas

está contando los bichos de luz

que se incineran en el candil

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No me acuerdo lo que amé

a quién amé

Ángeles derraman vino olor a madreselva y patio

a racimos de glicina y aljibe

a torcazas y palomitas del cerro

La urraca chilla en el manzanar

Estoy agotado

Deletreo paso a paso la muerte que me corresponde

la muerte que conozco

la asfixia de las palabras

Ah el dolor

grillo ciego bajo la tierra

Tuve en mi mano su cabeza

Eran el deseo y la infinita carencia

Huesos difíciles de quebrar las palabras

huesos sonoros que no barrerán los vientos

tan imperfectas como el dios que nos habita

Mi hijo adivinará que dios es imperfecto

Mi hijo no tendrá que morir para saber la verdad

la verdad es renga

la verdad adolece de mentira

la belleza es el sueño de la verdad

Inventaré un mundo distinto

donde la palabra sea dicha sin lengua

con la solita intención

Ah el grillo ciego que me persigue aún bajo tierra

Ah el dolor

Nací en la última década del siglo XIX

un ocho de agosto a las dos de la mañana

Nunca escribí un verso

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La maravilla fue morir a tiempo para levantar mi casa

lugar desde donde soplo

Siento respirar a dios en su nube

La noche delicada y fresca

acaricia mi acabada piel

Comienza el otoño

Los frutos guardados en el pajar

servirán de alimento

en la larga jornada de invierno

a Juan Alfonso Martínez Berrondo

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Selva

Neurasténico es lo que soy

Loco me dicen

La rabia acomete

y la angustia es la dama de uñas afiladas

que desgarra el vientre

Me encierro en mi cuarto horas

días enteros

con las ampollas de morfina y la jeringa listas

Pero no

no soy Emilio

Luis Raúl

o Saturnino

Ellos se inyectan y son felices

El láudano también los ayuda y el ajenjo

Salgo poco de mi dormitorio

salvo para ir al excusado atravesando el patio

Si la depresión es feroz

un lavatorio suple la letrina

El revólver de mirada glacial

está a la vista en el velador

Cuando me pongo bien

soy amable y minucioso con los enfermos

Hacen cola en el consultorio

Tengo fama de médico acertado

Así toleran lo que llaman mis extravagancias

En el fondo mis hermanos tienen razón

Ellos viven el detalle de sus sentimientos

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o de sus torpes inclinaciones

Por el contrario

mi mundo es el de pasiones y apetitos enjaulados

Durante un almuerzo

mi padre

calcado de estampas del siglo dieciocho

me prohibió flirtear con Selva

según él mujer pluma

indigna de la tribu

Bajé la cabeza y seguí sus órdenes

como sigo las de mi madre

que antes de morir me hizo jurar soltería

Al tiempo descubro

mi padre durante años

frecuentó a la madre de Selva

de mi Selva alta y morena de andar soberbio

la del rodete como una gran corona antigua

diosa magnífica generosa con su cuerpo

nada santulona mi hermana Selva

Después vino la soledad el aislamiento

Selva que paseaba en automóvil

Selva casada con don nadie peronista

Selva que moría de parto

Selva carne corrompida

Selva en la memoria

Selva ampolla de morfina

Selva de ajenjo y láudano

Selva revólver de vello frío

Selva despiadada negándome la muerte

Selva de luz y de agonía

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Selva color selva de ojos selva de pubis selva

Oigo su voz allá lejos

Viene de un lugar incierto

como de postal orinada por el tiempo

Abre la puerta

Está ahí todo lo suyo

Muestra el baúl sin cerrojo lleno de palabras

la mesa lista para recibir al comensal

la cama en espera de la muerte

y su suave desnudez

árida

opaca

junto a un teléfono absoluto

a María Julia Magistratti

y Leopoldo Castilla

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Mi tío bailarín

Más allá del campo

vivía mi tío bailarín

Tío Fino baile salte gima

alégrenos

Y el tío Fino

por pocas monedas bailaba y gemía

y su baile de príncipe idiota

al final iba haciéndose liviano y audaz

para morir entre risas y lástimas

al caer como trompo sin vida

a orillas del descampado

Su hermana Melchora

dama altiva de nuca elegante

caminaba arrastrando a su paso

suicidios y algún adulterio

Hija y nieta de austeras matronas

de caballeros de la Orden Seráfica

corría en sus venas sangre de santos

y de colones viejos

Hoy se evocan sus ojos azules

de mirada ausente

sus ahusadas manos

fuertes para el látigo y la bofetada

Cuando hubo muerto Melchora

la aldea entera se amuralló en silencio

Rodeada de nietos y de sirvientes fiele

no se fue a la tumba

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sin antes pintarse los labios

alargarse los ojos

retocar las mejillas ordenar su peinado

sosteniendo en la mano tembloroso espejo

Al ver a su hermana sobre el catafalco

agarrando crispada el rosario de oro y esmalte

despreciativa aún pero inerme

tío Fino bailó como nunca

Y bailó tío Fino

Bailó gratis de pura alegría

y se alejó de la aldea bailando

y se fue bailando más allá del campo

a Leopoldo Castilla

y María Julia Magistratti

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Al margen

Fui criado por varones

Abuelo padre hermanos de mi padre

Hubo sin embargo una tía

hábil con la aguja la pintura el piano

De alguna manera ella envenenó mis sueños

Sus bordados eran en cendales mágicos

Me hizo trepar al color de las montañas

y oír en los caballos música

Había estado en Roma con las hermanas teresinas

De Villa Borghese trajo una rama verde de laurel

más tarde opulenta fronda en el jardín trasero

A hurtadillas robé sus libros

Empezaron las novelas a derretirme el seso

Naná Rojo y Negro Crimen y Castigo

A la sombra de las muchachas en flor

Los monederos falsos

Beethoven disputaba a Bach el reino de la Musa

De costado fueron apareciendo Schubert Schumann

y en sordina Debussy y Ravel

Ella pintaba flores y paisajes inexistentes

Bordaba afanosa en bastidores

Hacía dulces dormidos en alacenas repletas

Era refinada y rural

cosmopolita y campesina

Veo a mis tíos tan buenmozos

a mi abuelo feudal y labrador

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a mi madre crepuscular remota

a mi tía madre en los años últimos

esforzada en darme su libertad secreta

Pero mi padre me enseñó a vivir en la intemperie

a comer el pan de los interdictos

Yo espiaba a esos hombres violentos y tristísimos

Yo espiaba a mi padre

De lejos contemplo sus devaneos políticos

sus novias escandalosas y libres en las noches provincianas

sus juegos predilectos que no serían los míos

Como hijo baldado fui juntando los pedazos de vida

caídos en los ríos que constantes vuelven

La mortandad es grande

Se despeñaron y pudrieron dejando apenas rastros

Desde un comienzo toda historia empolla su disolución

a Rodolfo Godino

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Una nada de luz

La sal del llanto se concentra

Agrieta la lengua

La vuelve inútil

Un abuelo boca de navaja

escupe latinajos

Tías crespas como gallinas asustadas

cacarean una moral de sacristanas

Neurasténico y fatal

el padre se agacha para lamer los fierros de la cama

¿Quién hace un signo de compasión

en la cabeza del niño?

¿El padre juntando pelusa de dormitorios abandonados?

¿Las tías bañadas en aguas alumbridas?

¿El abuelo de fórmulas rabínicas?

Sol de soles un tío escapa al campo

se amanceba y procrea con las criaturas del monte

¿Pero quién apoya una mano

sobre la cabeza del niño?

Ahora recuerdas desde un cuerpo envejecido

aquellas mañanas cargadas de promesas

cuando apenas caminabas y los potreros eran tu universo

Cuando los veranos daban leches coloridas

y los pájaros señalaban la fuga del invierno

Y ahora entiendes

a ese tío salvaje adentrado en la espesura

al otro noviando con la tisis

y al padre en la penumbra de los cuartos

buscando en la basura la palabra justa

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para donar al hijo

¿Pero quién derrama una nada de luz?

Se asaban a la intemperie cantidad de reses

en las cocinas hervían los arropes

la galería del traspatio era fábrica

de confituras delicadas

los picantes estallaban en la gloria de las salsas

y choferes embadurnados de claro de luna

mi clavel maderas de oriente

liaban a mucamas y criadas

en romances de una noche

La vida entonces era para siempre

¿Pero quién unta de amor

las arboledas desvanecidas?

¿Dónde el gozo sombreado de los cuerpos

bajo las enramadas?

Carlos Busignani (h)

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Generación

No fui deseado

Ante la vergüenza de mi madre

una corte familiar

in illo tempore

dispuso el sitio de mi nacimiento

Rodearon mi indigencia

como magos surgidos del dolor

La penumbra cedió a la luz

y mi respiración llenó la tierra

Era el bienvenido hijo de mí mismo

Y la dicha de existir

aún sin ojo sin lengua

el olfato huero

cegado el tacto

la oreja muda

colmó de agujeros la nada

Mi padre no está en la memoria

pero permanezco bajo el árbol de su sangre

Ninguna genealogía consuela la orfandad

Somos hijos de alguien de especie indeterminada

Nuestra generación es de hambrientos de palabras

Los padres están al otro lado

gozando campos de silencio

Sin darnos cuenta recibimos sus dones

Sus llagas son aviso invariable

Cargados de despojos emanciparon toda servidumbre

El que murió hermoso y joven

me saluda desde un recordatorio

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Afuera de la fotografía

podría ser el hijo de mi hijo no habido

librado a la imaginación

protegido por la imaginación

vagamundo de novelas infinitas

La circunstancia

es el veloz levantamiento de la casa y su derrumbe

la confluencia de cal ladrillo arena ripio

el recuerdo reconstruyendo a pedazos

los numerosos pisos estratificados

los muros guardadores de la momia de sonrisas

los techos donde la violencia del tiempo

derribó cabriadas y proliferó en tejuelas rotas

la luz filtrada por cielos agrietados

los arcones alacenas bibliotecas escritorios de olores consumidos

y el jardín de inabordables perfumes

inabordables salvo en los destellos de la lengua de mi tacto

de la lengua de mis narices de ojo memorable

Mi padre me escucha

Mi padre me enamora desde la muerte

Mi padre es el aquí y el momento

Avalanchas aluviones aludes

enterramientos precoces

El mundo duele

Sin embargo canta en pariciones

lumbre de eternidades posibles

Lo que será algún día extinción

se balancea entre las hojas del bosque petrificado

Tarde o temprano el tiempo en llamas

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edificará nuevos adoratorios

sobre el impalpable polvillo de la desaparición

Mi padre me escucha

Su oído recibe los rumores de la tarde

Mi voz nublada y sofocante lo hace llover en mí

y llueve hasta el sitio donde hará germinar de nuevo

su simiente

a Leonardo René Martínez Berrondo

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DESTINO COMÚN

a Esteban Roberto Galcerán

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Detrás del mostrador

Hay madres que hurgan desperdicios

niños durmiendo a la intemperie

viejos de cabellos húmedos

peinados con agua de alcantarillas

y gente que anda matando

en las madrugadas

cuando la luz es blanca y bermellón

Nos navega un maleficio

un trabajo para el mal

su aparición

es un caldo de hechizos

Y te empeñas

tratas de ser buen empleado

con inocentes escapadas y trampas

cuidadoso siempre

pero siempre detenido ante el umbral

nunca pases esa puerta

no vayas más allá

quédate donde estás

es lo mejor dicen las lenguas criadas para el miedo

nacidas cuando desgarrábamos la presa

y comíamos a nuestros hijos

a nuestros hermanos más débiles

y sólo queríamos vivir

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queríamos vivir

queríamos vivir

como ahora

que comemos carne desvalida

y nos alimentamos de su mansedumbre feroz

No me dejen solo por favor

es la nada es mi muerte

un velorio formal un pobre nicho

y a los cinco años la fosa común

el crematorio

mis hijos si los tuve

mis padres si viven todavía

dejarán caer una gota de llanto

Te deslizas detrás del mostrador

la cabeza entre nubes

Te miro y me veo en vos

en tus años de belleza imprecisa

dedicado a poner parches

a consolidar una escalera imposible

El salto

el salto

el salto desde las hordas caníbales

al hoy sin noches ni mañanas

el mal es objetivo dicen

se lo puede medir pesar

el bien es inconmensurable íntimo secreto

El salto

el salto

el salto de vos y del otro

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el salto desde donde vos yo y el otro

el salto

el salto

En un recodo del camino

como espasmo de una vieja punción

el susurro del bosque

Echada sobre la tierra

la felicidad tiene cara de vaca

Mientras

la hermosa vida

sangra

gotea

se multiplica apresurada

duele a ciegas

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Destino común I Vives con ella

Te acuestas y levantas con ella

Escuchas sus ruidos íntimos

Hueles lo que exonera su vientre

y secreta su cuero

Intercambian salivas y alientos

Tras órdenes siseantes

la penetras en largas agonías

Rendido

sos tu muerte anticipada

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II Vas a ser padre

Un niñito o niñita chillará a cualquier hora

Junto a la madre aguantarás el drama de la vida

en un nido de excrementos

Vivirás del hambre de la criatura

Será tu obra maestra

Algo te llevó a la condena

Quizás las hojas de un almanaque sucio

escrito con la derrota de tus padres

Quizás huir de vos

animal acorralado

que sostiene el honor de los cobardes

dejando los hijos más bellos y rotundos

a la Amante

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III

En el sur has levantado tu casa

libre al viento henchida y tensa

No hay equivocación en vos

tenés el sitio suficiente para airear la cría

Nosotros en cambio

sin fe en la prolongación de la especie

solos

aguardamos

la estricta ceniza

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IV

Ningún escarabajo anunció tu ruina

La casa flota en la intemperie

Airecillos de la suerte

esparcen su arena mientras duermes

De día la luz perfila cosas las pincela

En la noche todo cambia

Tu aura mana lenta

en la templada oscuridad

mientras los aparejos del sueño

eligen atavíos

Luego de la afinidad la discordancia

Luego de disonar y paso a paso

la plena monodia

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V

Yo soy nadie

y me enterrarán vestido de nadie

Los ríos mueren en el mar

o se insumen en los arenales

En ambos casos ingresan a caudales plenos

Yo soy nadie

luego entraré de muerto a la nada

deslucido nombre

para llamar al opulento reino

de cambios y mutaciones infinitas

Ayer nomás tallé este petroglifo

antes fui pez también fugaz insecto

mono fraterno y habitante de Lemuria

Soy nadie

y me enterrarán vestido de nadie

destino de hombre acaudalado de palabras

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VI

La muerte no mata

nos cambia en irisado venir y volver

y volver a venir

Las venas se extienden hasta ojos lejanos

riegan el aire

van y vuelven

podan y nacen

Acorde perfecto de la sinfonía

sin fin ni comienzo

Decimos

mi casa ha cambiado de nombre

se alza en calle nueva

soy nadie

en mí cabe lo que cambia

Silencio tras silencio

en ligera disolución

quemamos los vástagos de otoño

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LAS PALABRAS

I a Joaquín O. Giannuzzi y Teresa Leonardi

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Encontró una línea escrita

la creciente arrastra sombras

Le pareció un hermoso verso

y pidió al hijo que continuara

Éste agregó

también zapatillas trozos de cuero

osamenta de animales etcétera

Entonces

el padre defraudado

condenó la inclusión del deterioro

entre los eslabones de la vida

como si ésta sólo fuera

un lírico desgarrón de lo absoluto

II Sin embargo todo resulta banal

lo enorme y lo ínfimo

Cantar sería revertir

encontrar el espacio de pureza

donde trazar el resuello

Tomamos aire y continuamos

El espejo dice la verdad

Nuestra imagen en el agua quieta

es la momia del instante

Luego están los otros y el amor

los pedazos de carne en la gloria del tacto

y la amistad para sentirnos tibios

pues desde los sillones

tapizados de codicia

la historia de cada uno

cada historia personal

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parece un film confuso y boqueante

No entendemos de números

ecuaciones estadísticas proyecciones

más fácil fuera el látigo la horca

Rebaño el mundo

matadero

III

Bueno o malo

por un oscuro designio

almaceno las minucias de lo cotidiano

en un depósito de insalvables carencias

Demasiado ambicioso

he repetido mil veces

y te lo he dicho a vos amiga

mi esperanza cuando escribo versos

es su buena factura

Pero soy un amanuense

incapaz de encauzar el manantial

Éste arrasa con la hoja blanca

Es mi escritura

pero también la de un cuerpo desconocido

y sin embargo necesito escribir bien

sentir los contrastes rítmicos

el color de las vocales engastadas

en las terrestres consonantes

Hablar de la perfección

sería hablar desde un afuera

Nosotros

modestamente

tratamos de orquestar la vida

enhebrando palabras

por el estrecho ojo de una aguja

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con la íntima certeza

de que el viento barrerá

todo rastro del posible bordado

IV

El infinito sonoro

y nuestras incontables tribulaciones

tejen una malla cambiante

un caleidoscopio

donde los mismos materiales

se combinan inéditos

Todo se corresponde

en el magnificente reino de la Madre

Sonidos y colores

en la mesa del escriba

bajo la lámpara

en el silencio de la noche

V Mi amigo

el gran poeta viejo

y la vejez en este caso como en tantos

es sabiduría

sin mucha convicción afirma

``sobre los sentimientos se ha dicho todo

de manera insuperable´´

y es verdad de perogrullo

Pero me instalo a escribir

Y reescribo desde el deseo la pérdida el vacío

Hasta donde puedo resignifico

dispongo ordeno el mundo

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El bisturí abre y corta

Hago un laboratorio de mis vísceras

Las expongo sobre el mármol

La herida es la boca del destino

Distante el bisturí sobre la mesa

Inservibles el hilo y la aguja

Recojo los órganos

Escribo el resto

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TODO FUE NECESARIO a Graciela Ester Zanini

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I

Vamos a morir

mismamente a morir

desabridos y altivos

capaces de humillar la soberbia

airecillo fétido

que pudre la feliz cosecha

No hay más tierra que la tierra

paraíso ni infierno

a pesar del embeleco lejano que nos hace guiños

Sólo el callado runrún de abejas inmortales

perfectas en su miel oscura y dulce

II Alfonso le preguntó al hijo de doce años si se tocaba las partes

Ante el desaliento del muchacho

Alfonso añadió

podés hacerlo pero no tanto

El adolescente sintió abiertas las puertas de la vida

y tiró al tacho de basura temores y pecados

Pero una oscura desazón

lo hizo reptar con cuidado por los cuerpos generosos

En el purgatorio de los días aldeanos

un miedo sonámbulo

le impidió saltar hacia lo desconocido

III

Las preguntas cambian

¿o son los ángulos desde donde uno interroga?

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El viento borra la arena de los besos

y esparce este humo de palabras

Pero queda el esqueleto

Tiempo nomás

Nada

¿Y el tejido extenso

la colmena interior

el lienzo con el dolor impreso

la franja infinita de los yo los tú y los otros?

No entremos en detalles

No tienen cuenta

Estamos entre amigos tomando café

Afuera alguien grita

mientras la noche ahoga los colores

IV La primera vez es la única

Lo demás son repeticiones

Borrados intentos de suprimir el dolor

Estoy seguro

la luz inicial contuvo el aliento del destino

Primero en la desalentada preñez de mi madre

después en su esperanza de un fruto fallido

pero luego sentí su amor en el pezón y la leche

Yo era el niño

el niñito

Por eso mi madre

circundó el cuello de la criatura

con un torzal de pena

Éramos dos infantes viviendo

en el círculo del infierno diario

El temblor ante la muerte

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es el mismo temblor ante la herida

de la primera luz

V Todo fue necesario

Ese atardecer casi de fuego

la polilla fugaz

el canto del rey del bosque

los caballos al galope en el amanecer frío

Los pasados años parecen un ramo de alegría

de aquella guardada en el rescoldo del dolor

Ahora todo baila hacia la noche

como si la noche fuera

el tibio paraíso umbilical

FIN