ETAPAS DE LA INTEGRACIÓN EUROPEA:EL CONSEJO DE EUROPA Y EL PLAN SCHUMAN

La última reunión de la Asamblea Consultiva del Consejo de Europa,que ha tenido lugar en la segunda mitad del pasado mes de septiembre,dio comienzo en un clima de expectación por parte de los medios «eu-ropeÍ6tas» continentales y de jubiloso optimismo para muchos de Josparlamentarios que acuden a la Asamblea semestral de la capital alsa-ciana.

Podría parecer extraño ese nuevo brote de entusiasmo en un orga-nismo al que se juzgaba a punto de perecer, y asombroso el hecho deque vuelva a despertar interés la joven —aunque prematuramente enve-jecida—• institución estrasburguesa; pero han ocurrido acontecimientos,al margen del Consejo de Europa, que han tenido una gran repercusiónsobre él. Estos hechos han ejercido una fuerte influencia y lo han empu-jado, indirectamente, hasta hacerle ocupar una posición mucho más des-tacada en la vida política europea : me refiero al feliz remate de laconstitución del Plan Schuman, Pool del Carbón y del Acero, o, paraeer más exactos, «Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA),primera autoridad restringida europea que ha logrado convertirse en unarealidad palpable y con la que se tendrá que contar en ej futuro.

El Pool del Carbón y del Acero representará, si logra desarrollarseen la forma prevista por sus creadores, una etapa decisiva y de altísimointerés en la historia europea y mundial. La idea original quizás seadebida al actual Presidente de la Alta Autoridad, señor Monnet, pero elPlan fue propuesto por el Ministro de Negocios Extranjeros francés, se-ñor Robert Schuman, el 9 de mayo de 1950. Después de conversacionespreliminares con los Gobiernos inglés y alemán y de ser discutido enParís en una Conferencia a la que asistieron representantes de los seispaíses que hoy ]o integran (Alemania, Bélgica, Francia, Holanda, Italiay Luxemburgo), 6e llegó, el 18 de abril de 1951, a la firma del Tratadopor el que se creaba Ja Comunidad Europea del Carbón y del Aecro.Posteriormente, el Tratado fue ratificado por los seis países firmantes,

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ROMÁN OYABZUN" 1NABR4

previa deliberación y votación de sus Parlamentos respectivos, entran-do entonces en vigor.

Su finalidad es la creación de un mercado único para el carbón (com-prendido el cok), el lignito y el acero (comprendidas sus materias primas,mineral de hierro, manganeso, chatarra y los productos terminados dela siderurgia dej hierro), sin restricciones cuantitativas ni de tarifas ydejando que pueda jugar su papel la libre concurrencia. Deberían des-aparecer, pues, todas las barreras aduaneras (para los productos men-cionados), los derechos de importación o exportación, los acuerdos pre-ferenciales y las subvenciones estatales. Se llegaría así a una libre circu-lación de dichos productos entre los seis países y a la constitución —fren-te al resto del mundo—: de una unión aduanera con una tarifa única.

Gracias a la creación de este ctgran espacio económico» para dos pro-ductos tan esenciales como el carbón y el acero, se espera incrementargrandemente la producción, reduciendo los precios al nivel más bajoposible. Ello permitiría desarrollar la venta de productos derivados delacero dentro de un mercado de gran extensión libre de trabas aduaneras.

No vamos a entrar aquí en un examen detenido de la CECA ni de losórganos que establece su Tratado Constitutivo (Alta Autoridad, ComitéConsultivo, Asamblea y Tribunal de Justicia), ya que todo ello ha que-dado perfectamente estudiado en el núm. 8 de los CUADERNOS DE POLÍ-

TICA INTERNACIONAL, en el que, además de los textos del Tratado y Pro-tocolos anejos, se publica un documentado comentario sobre el PlanSchuman. Lo que sí me parece conveniente hacer resaltar es la enormeimportancia que va a adquirir dentro de la economía mundial el nuevoconjunto económico que se está creando, sólo superado en importanciapor Jos Estados Unidos de América.

Las cifras de producción de los seis países del Pool son las siguientes :

AcerosCarbón. Cok. terminados.(En millones de toneladas) - 1951.

AlemaniaBélgicaFrancia.ItaliaLmemburgo ... .HolandaSarreCECA

118,929,75 3 , -1,2—

10,416.3

231.5

33,66,18,42 —

—3.—3,9

5 7 , -

9.43,97.—2,42,30,41,8

27,2

ETAPAS DE LA INTEGRACIÓN EUROPEA: EL CONSEJO DE EUROPA Y EL PLAN SCHUMAN

Mineral de hierro. Acero bruto.(Contenido metálico.)

(En millones de toneladas.) - 1951

3,5—

11.60,21,5

J6t8

13,55,19,83 , -3,10,62,6

37,7

Alemania.BélgicaFranciaItaliaLoxembnrgo ...HolandaSarreCECA

Comparadas estas cifras con las de la producción de otras grande?entidades mundiales, tendremos el siguiente cuadro :

Acero Acero 'Carbón. Cok. bruto. terminado.

(En millones de toneladas) - 1951

Estados Unidos 519,2 71,4 95,4(1950) 64,—CECA 231,5 57,— 37,7 27,2Gran Bretaña ... .. 226,4 16,4 15,8 12,—J . R. S. S 224,— Sin datos. 27,6 20,4

La población de los seis países de la CECA, puesta en parangón conla de los principales países productores de carbón y acero del mundo,ocupa un lugar muy destacado :

U. R. S. S 193.000.000CECA (1) 157.027.000Estados Unidos 154.000.000Gran Bretaña 50.545.000'

Alemania 48.120.000Bélgica 8.678.000Luxemburgo 300,000Francia 42.200.000Sarre 900.000Italia 46.565.000Holanda ... 10.264.000

Población total 157.027.000

El nacimiento de Ja nueva institución, cuya importancia no es exa-gerado calificar de realmente extraordinaria, y de la que el Consejo deEuropa había sido en parte inspiradora, tenía que causar un profundo

(1) La población de los países de la CECA se descompone así:

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BOMAN OYARZUN INABRÁ

impacto sobre la organización estrasburguesa, máxime cuando nada másver la luz adoptaba aires de mayor de edad, deseoso de independizarsede sui progenitores...; pero este aspecto lo estudiaremos más adelante;ahora ramos a analizar más particularmente la repercusión que ba teni-do sobre el Consejo de Europa la entrada en funciones de la Alta Auto-ridad de Ja CECA, el 10 de agosto de 1952, en Luxemburgo, y de la Asam-blea de la misma entidad reunida en Estrasburgo e) 10 de septiembrede 1952, casi coincidiendo con la Asamblea Consultiva del Consejo deEuropa.

Conocidas son las ideas divergentes sustentadas dentro de la organi-zación estrasburguesa sobre el mejor método para lograr la unificaciónde nuestro Continente, que es —no hay que olvidarlo— la finalidad per-seguida por el Consejo de Europa: el método federalista constitucionalpreconizado por los políticos continentales, sobre todo franceses, parti-darios de la elaboración de una Constitución política europea, y la con-cepción británica «funciona])), que considera preferible mantener al Con-sejo de Europa en sus actuales funciones consultivas, pero sin que ellosea obstáculo para la adopción de medidas de carácter limitado, pero decontenido real, que fueran una base de partida para la futura integraciónde nuestro Continente.

Desde la creación del Consejo de Europa, la vida de este organismote ba visto paralizada, asfixiada, por la pugna continua entre dos con-cepciones tan opuestas. Muchas veces, al querer una parte de los miem-bros de la Asamblea llevar adelante ambiciosos planes federalistas, sehan visto colocados frente a ]a siguiente alternativa : tener que abando-narlos para no obligar a Inglaterra y a los países escandinavos a sepa-rarse de una institución que tomaba un derrotero imposible de seguir,o seguir en su empeño aun a riesgo de que sus proyectos sólo fueran apli-cables al pequeño núcleo de países que se sentían con ánimos para rea-lizar la federación política.

Por fin se llegó a un acuerdo que era una especie de compromiso en-tre las dos distintas posiciones : se permitiría la formación de Autorida-des Especializadas, en las que entrarían solamente los miembros del Con-sejo que así lo desearan. Estas Autoridades deberían tener un carácterexclusivamente técnico o económico y no ser instrumentos políticos. De

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ETAPAS OB LA INTECRACION EUROPEA; EL CONSEJO BE EUROPA- Y EL PLAN «CHUMAN

esta forma se daba satisfacción a los deseos ingleses de seguir el métodofuncional, y al mismo tiempo se complacían Jos afanes continentales decrear instituciones con poderes reales.

En el Consejo de Europa se han elaborado diversos proyectos deAutoridades Especializadas, Pool Agrícola, Pool de Transportes, y fuerade él, pero en estrecha relación, otros como la Comunidad Europea deDefensa (CED). De todos estos planes, el de mayor importancia y el quedesde un principio despertó mayor interés fue el Pool del Carbón y delAcero, que coordina los dos elementos básicos de la producción indus-trial de un Continente eminentemente industrial como es Europa. Planambicioso que aspira a formar un gran espacio industrial con ese con-junto de países que hasta hace poco tiempo han sido rivales, que quierehacer una fuente de riqueza, de trabajo y de armonía, de todos esosterritorios próximos al Rhin que han sido las zonas donde se han for-jado las armas con las que, desde tiempo inmemorial, los europeos hanluchado contra los europeos.

Pues bien : esta primera Autoridad Especializada, que entraba de llenodentro del sistema funcional preconizado por el Reino Unido para laintegración europea, tampoco fue aceptada por la Gran Bretaña, so pre-texto de que, según la iniciativa francesa por la que se convocaba una Con-ferencia en París para su estudio (20 de junio de 1950), era deseableque los países manifestaran de antemano su aceptación de los principiossiguientes : puesta en común del Carbón y del Acero y creación de unaAutoridad Supranacional. Este argumento, tan conforme con la tradi-ción británica, es muy lógico desde su punto de vista. Se explica per-fectamente que la Gran Bretaña no quiera comprometerse de antemanoa realizar algo que no está de) todo segura de poder cumplir, pero no esmotivo suficiente para justificar su actitud; hay otro menos directo,pero de mayor trascendencia: el hecho de que Gran Bretaña no se hasentido únicamente europea, ni con los laboristas ni con Jos conservado-res, y que tiene que pensar en sus relaciones con el Commonwealth ycon los Estados Unidos, dos polos que atraen a la Gran Bretaña tantoo más que el Viejo Continente. Aquellos parlamentarios de la AsambleaConsultiva que pensaron que un triunfo conservador sobre el laborismo(como el que tuvo lugar) podría hacer cambiar la manera oficial de pen-sar del Reino Unido respecto a su unión con el Continente, pronto ibana quedar defraudados al oír a los delegados conservadores, que cuando

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R0M.4.N OYABZCM I"J.»BB.»

estaban en la oposición habían arremetido contra sus rivales tachándo-los de poco «europeos», usar palabras muy parecidas a las empleadaspoco antes por los socialistas ingleses.

De esta forma se llegó al final del año 1951. Entonces ocurrió en laAsamblea Consultiva un hecho de importancia muy considerable : ej Pre-sidente, señor Spaak, presentó la dimisión de su cargo para manifestarsu desacuerdo con la política que se ¡levaba en el Consejo de Europa,alegando que si se seguía el rumbo marcado jamás se conseguirían reali-zar los fines ambicionados por la organización de Estrasburgo. Propug-naba el político socialista belga que se utilizasen las Autoridades Espe-cializadas (CECA y CED) para lograr la creación de una Organizaciónpolítica federal Válida para los países miembros y para los que se adhi-riesen en el futuro. De esta manera pretendía Spaak servirse de instru-mentos económicos o militares en su origen para lograr sus ansiadosfines políticos.

En la reunión de mayo de 1952, la Asamblea se encontró en presen-cia de dos planes concretos, los dos originados, indirectamente por lapróxima puesta en marcha de las Autoridades Especializadas y encami-nados a sacar a la institución estrasburguesa del punto muerto aj quehabía llegado. Pero, así como uno de ellos pretendía darle nueva vida,el otro más bien parecía como si, perdida toda esperanza de lograr launificación europea a través del Consejo de Europa, abandonara su feen este organismo y la pusiera ea las Autoridades Especializadas, sir-viéndose de estos instrumentos técnicos para lograr }a elaboración de unproyecto de Constitución Política Europea.

El primer proyecto fue presentado por los ingleses, y era un valerosointento de encauzar los entusiasmos federalistas por caminos que la GranBretaña pudiera seguir, para no verse obligada a permanecer al maníes,distanciada por los que querían ir muy de prisa. Lo expuso el Ministrode Negocios Extranjeros británico, señor Anthony Edeu, y en él se pro-ponía que las- Autoridades Especializadas se elaborasen y desarrollasendentro del seno del Consejo de Europa, teniendo unos órgano3 comunescon él. El segundo es el plan ya mencionado de Spaak, hábil, pero pe-ligroso, por el que se pretendía trastrocar el papel de las AutoridadesEspecializadas, encomendándoles otras misiones que las originalmenteprevistas.

ABÍ es como quedó planteado el futuro de los planes unificadores en-

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ETAPAS DE LA INTEGRACIÓN EUROPEA; EL CONSKJÓ DU EUROPA. Y EL PLAN SCMUMAN

ropeos en esa sesión de la primavera de 1952. Las dos proposiciones de-bían pasar a una Comisión encargada de elaborar un informe, pero yaquedaba bien patente que al lado del Consejo de Europa (y quizá nitan siquiera al lado) iban a aparecer otras instituciones que serían emplea-das para conseguir con más eficacia lo que la Asamblea Consultiva nohabía sabido lograr.

En el intervalo de tiempo transcurrido entre la sesión de mayo y laúltima que ha tenido lugar en septiembre, pudo irse apreciando que lanueva situación preocupaba hondamente a los componentes de la Orga-nización de Estrasburgo, que temía muy de veras verse desplazada desus funciones por las Autoridades Especializadas. Cuando hablo de ((Or-ganización de Estrasburgo», me refiero, en términos generales, a todoel Consejo de Europa, pero en particular a la maquinaria administrativa,a toda la burocracia que ha ido creando. En Estrasburgo existe un im-portante Secretariado, compuesto por un nutrido grupo de funcionariosde diversas nacionalidades que gozan de privilegios e inmunidades di-plomáticas otorgadas por el Gobierno francés, y junto a la burocraciadel Consejo existen también I09 representantes directos de varios paísesante el Consejo de Europa; así, por ejemplo, Francia, Italia, Bélgica,Holanda y la Gran Bretaña han nombrado representantes suyos con ca-tegoría de Ministro plenipotenciario.

Los proyectos de Spaak colocaban, pues, al Consejo de Europa enuna postura muy difícil, pues si durante sus escasos años de vida no ha-bía logrado otra cosa que ser el local donde se pronunciaban discursosmás o menos brillantes, ahora iba a encontrarse con que se. le iba delas manos la propia razón de su existencia, el promover la unificacióneuropea. Si ello era importante para la institución de Estrasburgo y paraInglaterra (que no formaba parte de las Autoridades Especializadas),también lo era, y en forma muy personal, para los funcionarios del Con-sejo de Europa, que temían ver desaparecer el edificio fabricado en lacapital alsaciana.

Por eso, el Plan Edén, que tendía a resolver el problema para Ingla-terra, recibió una excelente acogida entre los funcionarios «europeos»,que veían en él una nueva inyección de vida para la tambaleante insti-tución. El proyecto del estadista británico aseguraba su perdurabilidady le daba una tarea más real que llevar a cabo.

Paxa que el Plan Edén tuviera posibilidades de éxito, era necesario

SI

0YAS2VN

que recibiese la aprobación de los Gobiernos de los «seis» y que se fíjaseuna sede única para Jas Autoridades Especializadas y para el Consejode Europa, ya que éste debería suministrar los servicios de los organis-mos especializados. Esta medida evitaría que dos organismos realizasenpor duplicado un mismo trabajo, disminuyéndose así los gastos, y se po-dría incluso centralizar en Estrasburgo el Tribunal de Justicia, asegurán-dole un carácter de auténtica imparcialidad, ya que estaría formado porjueces de nacionalidades distintas de los «seis» países. A conseguir estasede única dedicó el Consejo de Europa una intensa actividad, medianteconferencias, discursos, escritos y gestiones directas de sus miembros másimportantes. Con ocasión de una visita hecha a Estrasburgo por el Pre-sidente del Consejo de Ministros francés, señor Pinay, se celebró unarecepción en el Ayuntamiento de la ciudad, a Ja que asistieron gran nú-mero de personalidades; entre otras, el Secretario general del Consejode Europa, señor Camilíe Paris. En esta recepción, el Alcalde de Estras-burgo, señor Frey, pronunció un discurso pidiendo al Presidente delConseja de Ministros que Francia propusiera la candidatura de la capi-tal alsaciana como sede de los nuevos organismos del Plan Schuman.El señor Pinay contestó al señor Frey prometiendo considerar con lamáxima simpatía los deseos del edil alsaciano.

Grande fue, pues, la sorpresa cuando, poco tiempo después, el Minis-tro de Negocios Exrtanjeros francés, señor Schuman, propuso la ciudadde Sarrebruck como sede de la •Comunidad Europea del Carbón y delAcero (plan que tiene íntima relación con los deseos galos de hallar unasolución al problema sarrés favorable & sus intereses), y al ver que eitaproposición no era aceptada, debido a la oposición alemana, se designóa Luxemburgo como sede provisional de la Alta Autoridad de la CECA,y a Estrasburgo, de su Asamblea General. Así, pues, no se había conse-guido ni la concentración geográfica ni la elección de Estrasburgo comocapital de la nueva Europa.

Después de este primer fracaso, no podía ya exttañar tauto que enla reunión del Consejo de Ministros de los seis países de la CECA, quetuvo lugar en Luxemburgo el 10 de septiembre de 1952. se tomara, entreotras decisiones, la de proponer a la Asamblea de la CECA que se reuni-ría más tarde en Estrasburgo el nombrar una Comisión encargada deredactar un proyecto de Constitución Política para I03 países miembrosde la Comunidad, de acuerdo con el artículo 38 del Tratado de la Co-

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munidad Europea de Defensa, todavía no firmado, pero en el que sepreveía la elaboración de propuestas concretas para la creación de unaComunidad Política Europea.

En Estrasburgo se reunió, en la fecha señalada, la Asamblea de laComunidad del Carbón y del Acero, eligiendo como Presidente al señorSpaak, por 38 votos contra 30 a favor del candidato cristiano-demócrataalemán, señor Von Brentano.

De acuerdo con lo sugerido en la reunión de Ministros de Luxembur-go, la Asamblea aceptó su proposición sobre ia creación de una Comisiónque redactase un proyecto de Constitución política, y convocó a dichosefectos una nueva Asamblea ad hoc, que constaría con nueve miembrosmás que la Asamblea normal, para lo que se aumentó su número con- tresdelegados italianos, tres alemanes y tres franceses, miembros del Consejode Europa.

Por otra parte, y de conformidad con el «Protocolo sobre las relacio-nes de la CECA con el Consejo de Europa», se invitó a este último orga-nismo a que enviase observadores a la reunión de la Asamblea ad hoccon derecho a hacer observaciones y asistir a las Comisiones con derechot opinar, pero sin voto.

La Asamblea de la Comunidad del Carbón y del Acero había tomadopor sí, y sin esperar la opinión de sus colegas del Consejo de Europa,la decisión de ser ella la que llevaría a cabo la elaboración del proyectode Constitución política europea. Esto marcaba un firme deseo de in-dependencia que fue subrayado por pequeños detalles curiosos, como elde negarse en un principio a celebrar sus sesiones en el local que amable-mente les había sido cedido por el Consejo de Europa, aunque más tar-de, y por no haber logrado habilitar a tiempo otro edificio, tuvieran queaceptar la oferta hecha por el Secretariado de la organización estras-burguesa.

El primogénito de la Asamblea de Estrasburgo había venido al mun-do con un ímpetu tal que ya estaba haciendo sombra a su progenitor, yeste hecho producía entre los delegados de la Asamblea Consultiva reac-ciones contradictorias; por una parte, era un motivo de satisfacción paratodos los partidarios de la Unión Europea el que, por fin, se hubieraencontrado un camino para comenzar a construir sobre una base sólidala unificación europea, pero era al mismo tiempo causa de preocupacióny hasta de despecho el que todo esto se hubiera hecho al margen del

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RCttlÁN

Consejo de Europa, de la Organización que durante tres añoí había es-tado dedicada a esta única y exclusiva tarea.

La decisión de la Comunidad del Carbón y del Acero no podía sermuy del agrado de Ja Gran Bretaña, que había propuesto su plan (elPlan Edén) con el objeto de centralizar las Autoridades Especializadasen Estrasburgo, bajo la tutela del Consejo de Europa, y poder así teneruna participación en su futuro desarrollo.

En estas circunstancias dio comienzo la segunda mitad de la cuartasesión de la Asamblea Consultiva del Consejo de Europa, bajo la inevita-ble influencia de los acontecimientos que se acababan de desarrollar enla Asamblea Consultiva de la CECA.

Se esperaba con impaciencia la reacción inglesa frente a las revolu-cionarias medidas adoptadas por la Asamblea presidida por Spaak. Sialgunos delegados dejaron entrever la desilusión que les habían causadolas decisiones ya mencionadas, ej Ministro de Negocios Extranjeros de laGran Bretaña, señor Edén, pronunció, en cambio, un hábil discurso feli-citándose por el nacimiento del nuevo organismo y de que éste hubierainvitado al Consejo de Europa a asistir a sus trabajo», y haciendo votospor que las dos instituciones pudieran trabajar en armonía y cooperar-en el éxito de la integración europea. Inglaterra no podía estar satisfe-cha con lo realizado por ia CECA; pero, ante el hecho consumado, denada le podía servir el demostrar su disgusto, y consideraba más pru-dente cooperar en la mejor armonía con la nueva institución. La situa-ción de la Gran Bretaña es, como se ha dicho, muy especial. Tiene quepesar primero su situación dentro de la Comunidad de las Naciones bri-tánica, y en segundo término, BU parentesco con la gran República norte-americana. No ha aceptado el sumarse a la aventura de la integracióneuropea, debido, en gran parte, a esos lazos que de ningún modo deseasean afectados por otros compromisos que pudieran debilitarlos, perotampoco puede desentenderse del Viejo Continente, en el que quiereseguir jugando un papel de primer orden y donde tiene intereses muyconsiderables. Por eso ha procurado impedir se llegara a una situaciónen la que tendría que definirse por un lado u otro, y cuando ese mo-mento ha llegado —a pesar suyo—, busca con gran habilidad un com-promiso —eterna política inglesa— en esa. fórmula vaga e indeterminadado aasociación» con el Viejo Continente. Ha enviado una importanterepresentación a Lusemburgo, ante la Comunidad del Carbón y del Ace-

BTAPAS DE LA INTECRACION EUROPEA; EL CONSEJO Mi EUROPA Y E¿ rLAJS SCHUMAtí

ro, que señala su determinación de no desentenderse de Jos asuntos deEuropa. La misma composición de la Delegación —un Presidente concategoría de Embajador y un adjunto Ministro plenipotenciario, ade-más de otros miembros especialistas en cuestiones económicas— señala lapreferencia inglesa por la colaboración interestatal canalizada a travésdel órgano rector de su política exterior, que es el Foreign Office. Ingla-terra valora los actuales movünientos unificadores europeos con granperspicacia : son movimientos políticos, aunque se sirvan circunstancial-mente de palancas económicas; por eso envía a Luxemburgo una dele-gación que es, ante todo, diplomática, aunque vaya asesorada, como eslógico, por elementos técnicos.

La puesta en marcha de la CECA ha actuado como una inyección devitaminas en el cuerpo inerte del Consejo de Europa, sacándole de tnapatía y haciéndole abandonar, por lo menos transitoriamente, su» esté-riles y bizantinas discusiones.

En la reunión que terminó a principios del pasado mes de octubre,la Asamblea ha tratado temas de gran interés y ha esbozado proyecto!que, si llegan un día a convertirse en realidad, tendrán una importanciatan grande ó mayor que la Comunidad Europea del Carbón y del Acero :,

Comunidad Europea de Transportes. Existía un antiguo proyecto, muyambicioso, presentado por el Delegado de la Asamblea Consultiva yex Ministro francés señor Edouard Bonnefous, proyecto que no habíapodido ser aceptado. Ahora se lanza la idea de otra institución más mo-desta, pero con mayores posibilidades de éxito, que tomaría como basolos organismos ya existentes: «Unión Internacional de Ferrocarriles»,«Unión Internacional de Navegación Fluvial», «Federación Internacionalde Carreteras» y «Federación Internacional de Transportes por Carre-tera». Sobre esta base funcionaría un organismo rector, el «Consejo Eu-ropeo de Transportes», que formularía recomendaciones para la coordi-nación de los transportes, desarrollo de los mismos y planes de finanda-miento. Los Estados no miembros del Consejo de Europa podrían par-ticipar en esta organización, previo díctamente favorable del Consejo deEuropa.

Plan de Estrasburgo. Se denomina así un proyecto aprobado por la

3S

ROMÁN OVJlBZUN ]NARRA

Asamblea, encaminado a aumentar la zona comercial de los países eu-ropeos. Esta zona comprendería la Gran Bretaña, los países de Europaoccidental y sus territorios de Ultramar, y sería un elemento de impor-tancia excepcional dentro de la economía mundial, pues contaría con950 millones de habitantes (una cuarta parte de ellos, solamente eu-ropeos), 50 millones de Km. cuadrados, o sea más de un tercio de la su-perficie habitable del globo, y un volumen comercial que en 1951 re-presentó los dos tercios del mundial. El «Plan de Estrasburgo» serviríapara resolver satisfactoriamente Ja penuria europea de dólares y paradar solución a la escasez de materias primas actual, <jue será más gravetodavía si se produce el aumento de- 25 por 100 en la producción pre-visto en los planes de Ja O. E. C. E.

En el proyecto se propugna la creación de un «Banco Europeo de In-versiones en Ultramar», que permitiera establecer una visión de conjuntoen las inversiones. Sería un organismo distinto del Banco Internacionalde Reconstrucción, pero trabajaría en relación con él. Se señala asimismoun sistema de tarifas preferentes entre Europa, los territorios de Ultra-mar y la Commonweallh, pero sobre la base de reducir las tarifas enlrelos países interesados y no de practicar una elevación aplicable a los de-más países. Los miembros de la zona preferente podrían elegir una desus monedas como patrón. De todas ellas, la única que podría desempe-ñar este papel sería la libra esterlina, que se emplea para las tres cuar-tas partes de los cambios de la zona.

Aparte de estos proyectos de gran envergadura, existen otros máamodestos, pero que no carecen de interés: un plan de creación de un«Comité Social Europeo», que tendría como finalidad el armonizar laslegislaciones europeas en materia social, sirviendo de como órgano deenlace entre las administraciones de los Estados miembros y trabajandoen estrecho contacto con la Oficina Internacional del Trabajo, y otroproyecto que propugna la función de un Instituto de Crédito Inmobilia-rio, capaz de dar una solución satisfactoria a Ja crisis de la vivienda queactualmente existe en varios países del Viejo Continente.

Los anteriores párrafos son una exposición de las relaciones entre elConsejo de Europa y la Comunidad Europea del Carbón y del Acero,

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ETAPAS DE LA INTEGRACIÓN EUROPEA : EL CONSEJO DE EUROPA Y EL PLAN SCHUMAN

de la interdependencia de los dos organismos y, sobre todo, de la influencia que ha venido a ejercer sobre el Consejo de Europa la puestaen marcha de la primera Autoridad Especializada.

Es indudable que la aparición de la CECA, primera institución quede forma real y palpable va a realizar una tarea concreta de tipo fede-ral, ha tenido que cansar hondas repercusiones en la vida política europea.Hasta hace poco en Estrasburgo se había planeado y proyectado, se ha-bía discutido y argumentado, pero ahora nos encontramos con un instru-mento ya establecido y que va a dirigir, en forma supranacional, ele-mentos tan importantes y esenciales de la economía europea como son elcarbón y el acero.

Buena prueba del interés repentino que ha despertado la puesta enmarcha de la nueva Comunidad es el revuelo de recelos y de temores' queha suscitado en diversos medios europeos. Así como las tareas poco es-pectaculares del Consejo de Europa habían sido seguidas con aburri-miento e indiferencia por la prensa de nuestro Continente, los primerospasos de la CECA, por el contrario, han levantado una polvareda deaprensiones doctrinales.

En los medios izquierdistas y anticlericales se mira con gran descon-fianza la «pequeña Europa» que quiere crearse a través de lá Comunidaddel Carbón y del Acero. «Europa Vaticana» se la llama, haciendo alusiónal predominio de hombres de Estado cristiano-demócratas en los pues-tos rectores de la política exterior de los seis países del Pool.

Parece ser que en la Comisión «preconstituyenle» de la CECA sepronunciaron palabras agrias contra los cristiano-demócratas, porque,ocupaban demasiados puestos en las Asambleas y Comisiones de los orga-nismos europeos. Una personalidad destacada de la policía francesa llegóa decir : «No contéis con nosotros para ayudaros a hacer la Europa Va-ticana.»

Este mismo tópico de Europa Vaticana íué utilizado por el señor Ro-ger Motz en el Congreso libeval que tuvo lugar en la capital alsaciana,donde dijo,. entre otras cosas: «Poco a poco, los demócrata-cristianoshan ido creando una especie de internacional cristiana, cuyas actividadesel Vaticano no mira con disgusto.»

Los temores izquierdistas, liberales y masónicos de ver constituirseuna Europa Vaticana parecen poco justificados. La Santa Sede ha de-mostrado su interés por la obra del Consejo de Europa, en efecto, y el

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BOM.ÍX OYARZUN rf'AJM

Cardenal Tisserant pudo decir en Estrasburgo, el 15 de septiembre: «Siel Soberano Pontífice acaba de manifestar el interés que siente por la .nueva sesión del Consejo de Europa, es porque el tiempo apremia. Einecesario que Europa se haga, que comprenda la importancia del mo-mento actual. Sin una cohesión más estrecha, los esfuerzos de los Esta-dos europeos corren el riesgo de resultar -estériles»; pero no hay queolvidar que la Santa Sede ha demostrado SH interés por cualquier ini-ciativa encaminada a defender la paz y Ja seguridad mundial. Nadie pue-de acusar a Su Santidad de un punto de vista estrecho o solamente eu-ropeo. Por otra parte, los partidos demócrata-cristianos no son partidosconfesionales, y jamás se han organizado internacionalniente.

En todo caso, la polémica suscitada en torno a la influencia qne pre-dominaría en la «pequeña Europa» demuestra que la federación en cier-nes ha despertado considerable interés en los medios políticos europeos,que ya se inquietan por sus posibles consecuencias.

Esto parece, sin embargo, un poco prematuro. Es indudable que nues-tro mundo tiende hacia la creación de* grandes entidades políticas y eco-nómicas y que Ja etapa del Estado nacional y soberano (que hoy ya re-sulta reducido) está siendo superada; pero en Europa no se ve todavía•un horizonte muy claro para la formación de una institución federal,aunque se límite a seis países. Perdura todavía el sentimiento naciona-lista (mucho más exacerbado que hace cuarenta años). Los pueblos nose deciden si desprenderse de sus egoísmos particularistas, por más quese les presente el espectro de la sumisión al imperialismo ruso, si nose deciden a unirse para hacerle frente. Hoy asistimos al espectáculo,que resultaría cómico si no fuera tan trágico, de ver a un mismo Minis-tro de Asuntos Exteriores de Francia pretender seguir con el Sarre unapolítica a lo Luis XIV, mientras que, por otro lado, se hace el apóstolde una nueva etapa de la Historia europea, basada en la consecución desu unidad gracias aJ entendimiento y la comprensión de las naciones quefueron, enemigas seculares.

O Y A R Z W Í IÑARRA

II.-NOTAS Y CRÓNICAS