Etica Pública EAPDF, Mauricio Merino

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  • 8/4/2019 Etica Pblica EAPDF, Mauricio Merino

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    BBAPd fB1BLIOTECA BAslCADEAOMINI STRAC ION PUB - ICA

    )l

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    09

    DE ADM INISTRACl611 pOBtle"

    , .E tica publicaMauricio Merino

    COMPl lADDR

    BBAPd fBIBLIOTECA BASICA

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    siglo xxi editores, s.a. de c.v.CERRO DEL AGUA 248 , ROMERO DETERREROS. 04310 , Mex iCO. D .F .

    siglo xxi editores, s.a.GUATEMALA 4 82 4, C1 42SBUP , BUENOS A IRES . ARGENT INA

    portada de leon mufioz santiniprimera edicion, 2010 , d ., d I dfla d dminis traci6n publica deldfy secretana dee ucacion eeseue e aisbn 978607-95516-05 (obra completa)isbn 978-60795516-9-8 (volumen 9) siglo xxi editores, s .a , de c.v.isbn 978607"()302527 (obra completa)isbn 978-60703-0262-6 (volurnen 9)der echos re se rvados conforme a la leyimpreso y heche en mexico

    iNDICE

    INTRODUCCl6N

    LOS SENTIDOS DE LO PUBUCO, PorNORA RABOTNI1{OF 44SOLIDARIDAD, RESPONSABILlDAD, TOLERANCIA, 63PorVICTORIA CAMPS

    RAWI.S Y MAS ALU, po r AMARTYA SEN 109ECONOMIA POLITICA DE LAS RAIcES 132DE LA CORRUPCI6N: INVESTIGAC16NY POLiTICAS PUBLICAS, po r SUSAN ROSE-ACKERMANARENDT: EL MAL RADICAL Y LA BANALlDAD DEL MAL, 159po r RICHARD BERNSTEIN

    [7J

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    PRESENTAcr6NIiI:I'I

    Desde nuestra perspectiva, un gobierno de izquierda debe asumir eldesafio y la responsabilidad de conducir los asuntos publicos para con-seguir equidad, con Ia conviccion de que es posible aplicar metodos yconocimientos racionales, explfcitos y modernos en la practica de laspoliticas de gobierno para resolver con mayor eficacia los problemasde lapoblacion, Espor ello que decidimos emprender Ia ruta de profe-sionalizar a los servidores piiblicos mediante el estudio de las teorfas ylas practicas de la administracion gubernamentaL Asf, propusimos a laAsamblea Legislativa del Distrito Federalla creacion de una institucionacademica de alto nivel dedicada a la formaci6n y actualizacion de losservidores publicos, como mecanisme de mejora continua en la inaca-bable tarea de conseguir 1asoluci6n de los retos que enfrenta la capitalmexicana.As! naci6 la Escuela de Administracion Publica del Distrito Federala inicios del 2009 y ya comienza a entregar frutos de suactividad en di-

    versasformas: cursos, seminaries, talleres de actualizacion profesionalen areas especificas de la gesti6n citadina, conferencias especializadas,baterias de examenes para la certificacion de mandos medios y supe-riores del Gobiemo del DF y, en este caso en particular, los primerosnueve textos de una biblioteca especializada en el entendimiento, ami-lisise implementaci6n de polfticas publicas.En la Biblioteca Basica de Administraci6n Publica encontramos unacuidadosa seleccion de textos fundamentales, reunidos y editados bajoel cuidado de expertos amp1iamente reconocidos nacional e interna-

    cionalmente por sus aportaciones a los campos de la interaccion entreIa sociedad y el gobierno, el enfoque estrategico en la gesti6n publica,la participacion ciudadana, la evoluci6n de la administracion publicamexicana y su perspectiva historica, losprocesos de calidad en e 1 sectorpublico y el sentido moral de los poderes publicos, temas todos ellos.de indudable importancia y relevancia para Ia vida cotidiana en la 50-contemporanea,

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    10 PREsENTAcr6N

    Estoy seguro de que esta biblioteca sera una co~paiiera ce~canay un activo valioso para los servidores publicos _n? solo del Goblernodel Distrito Federal sino de Mexico y Latinoamenca: de :odos los queestamos empeiiados en luchar por la democracia, la eq~~dad, la pers-pectiva de genero, Iarendicion de cuentas y la sustentabthdad.

    MARCELO EBRARD CASAUBONJefe de Gobierno del Distrito Federal

    PROLOGO

    1Gobiemo del Distrito Federal tiene como principio elmandatociu-dadano de construir una ciudad de Mexicojusta, respetuosa del estadode derecho, segura, prospera y solidaria con todos sus habitantes, es-pecialmente con aquellos que enfrentan mayores dificultades. Comogobierno democratico que es, esta comprometido a actuar s-qietoa lasupremada de la ley, a manejarse con transparencia, amantenerseabierto a la participacion ciudadana y a pugnar por el logro de laequidad.Para llegar a tan elevados fines se requiere bastante mas que solola intencion de emprenderlos, porque el tamaiio, la diversidad y lacomplejidad de la capital son extraordinarios y requieren por tanto devision de Estado, estrategias de largo plazo y todo el caudaIde conoci-mientos y experiencias que sea posiblereunir.Casi 10 primero que salta a Iavista es la percepcion de que ese pro-yecto yvision de ciudad no podra realizarse sin una administracion pti-blica de calidad, 10 cual implica contar con un cuerpo de funcionariospiiblicos orgullosos de trabajar en el gobiemo de la ciudad para bene-fido de sus ciudadanos, respetuosos de la ley, cuidadosos de los recursos .ptiblicos, con un alto grado de competencia profesional,eficientes ensu desempefio, proveedores de servicios de calidad y dispuestos a mo-dificar las situaciones sociales injustas y a tratar can respeto a todas laspersonas.Otro rasgo fundamental de esta vision es la cultura de la plani-ficacion democratica y la evaluacion de la accion administrativa,

    porque laspolfticas y los programas de servicio deberan ser planeadoscon base en caracterizaciones claras de los problemas; con objetivosy rnetas precis os y con las actiones necesarias para lograrios, ademasde can el establecimiento de estandares de calidad e indicadores dedesempefio explfcitos y medibles.Como puede facilmente comprenderse, el factor humane des-empefia un papel fundamental para la consecucion de estos objetivos,pues no basta con disponer del herramental tecnico y los recursosfinancieros y materiales para las tareas diarias, sino que todo el la

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    12 MARA NADlEZHDA ROBLES VlLLASENOR

    deberi necesariamente sustentarse en la voluntad, las actitudes y elconocimiento, cualidades estas intrinsecamente personales y depen-dientes en buena medida de aspectos educativos Yde convivencia pro-fesional.Sin embargo, el Gobierno del Distrito Federal carecia de una ins-tituci6n dedicada a atender expresamente las necesidades espedficasde formaci6n Yprofesionalizaci6n de susservidores publicos, y por ellosurgi6 la idea y e1plan de creacion de la Escue1a de Administracionpublica del Distrito Federal, hoy en dia la institucion responsable deformar los servidores publicosde1 Gobierno del Distrito Federal, pro-moviendo a la par un elevado estandar de calidad en las tareas de lafund6n publica. .Sabemos que la percepci6n ciudadana acerca de la administraci6ny el servicio publico en el mundo eslacerantemente precaria; sin cor-tapisas se asocia a los servidores publicos con corrupcien e incompe-tencia, entre otros males, por 10que nuestro reto esmayiisculo. No solose trata de comenzar a abordar los problemas de la ciudad de Mexicode manera diferente, buscando equidad, sustentabilidad, recuperaciondel espacio publico, ampliacion y diversificaci6n del transporte pu-blico, ademas de aplicando convicciones y competencias de servidorespublicos probos y capaces, genuinamente empenados en trabaJar paralos ciudadanos, sino de dar pruebas a la dudadanfa del caracter ge-nuino del proceso.El Gobierno del Distrito Federal es consciente de que no bastanlas buenas intenciones 0tan solo destinar mayores presupuestos 0au-mentar las coberturas de los programas: es necesario aplicar conoci-mientos, habilidades y tecnicas; estar al tanto de los avances producidospor los estudiosos de la administracion publica, impulsar institucional-mente el derecho y la obligacion de estudiar, de actualizarnos, de re-fleXionar,de compararnos con la teorfa, de ponernos a prueba...Asi,parte integral de laslabores de laEAPDF consiste en producir rna-teriales academicos de trabajo para servidores publicos pero tambienpara los estudiosos de la administracion publica y de la ciudadania in-teresada. Por eso deddimos emprender la construccion de la BibliotecaBisica de Adroinistracion publica, un proyecto editorial que reiinetextos fundamentales para quienes sepropongan ejercer su funcion deservidor publico "con todas las de la ley",es decir, mediante el estudioyla consulta directa de las fuentes mas importantes del conocimiento yla practica de poHticas publicas. .

    PR6LOGO 13

    . Se trata de mat~riales originalmente escritos en espafiol por especia-listas lo;ates y regI.ona~es,'yde traducdones especializadas que ponenlas teonas y ex~enenClas internacionales mas relevantes al alcance nosolo de los servidores publicos tanto del Gobierno del Distrito Federalcomo de otros estados de la Republica, as! como de Am" Lati. b. , d enca U,nasino tam len e lectores en los pafses de habla hispana interesados enencontrar y~onocer una vision actual de laadministracion publica quea todos nos lmpacta.. E.sde no~. que un esfuerzo tan amplio (la primeraparte de estaBiblioteca B~~ca de Administracion Publica consiste en nuevevohi-menes) requirio Ia participacion de todo un equipo de trabajo enca-bezad~ por elnotable coordinador general de esta obra, eldoctor Luis

    F. Agtrilar Villa~ueva, especialista sefiero en la gestion publica en el~undo, de ~P~Ia y reconocida trayectoria avalada por decenas de suslibros y pubhcacr_o.nes,a quien se reconoce como el introductor del en-foque d~ l~s polfticas piiblicas en America Latina, y ahora presidentedel Comite de Administracion Publica de laONU Para cada t d 1. . . omo e. osque l~te?ran la Blbhoteca, Luis F.Aguilar convoco a un muy destacadoespec_lallsta,r:f~rente en su campo de conocimiento, quien reunio eltrabajo de multiples expertos que, en muchos casos, cedieron sus de-re~os de autor y reservas sobre los artfculos, investigaciones y obrasrealizadas.Nuest_raBibIiot~~aBasica es publicada ademas por una editorial derelevancia y presngio como 10 es Siglo XXI, empresa que difunde y

    fo:talece la==mediante la obra de autores pioneros del pensa-miento, seleccionando yc reando obras que impulsan 1 . _d 1

    _ . e crecrrmento yesarro 10 de multiples sectores de la sociedad.EIvolumen 1de la serie esta a cargo del propio Luis F.Aguilar; iniciacon u~ ensayo sobre la disciplina de las politicas ptiblicas escrito por elespecialmente para la ocasion e incorpora textos fundaroentales sobreeltema que le da titulo: Po l it i ca pUb l ica .., El segundo volumen se llama Adminis trac i6n p.~I'lic 1_.uu a y exp ora as-pecto~ relatives a la complejidad organizacional e institucional. Fue

    ~ompllado por _ e l doctor Enrique Cabrero Mendoza, eminente inves-tlg~dor en las .~reas de. gerencia y finanzas publicas, analisis organi-zaclona: y gestIon municipal y politicas publicas, quien se desempeiiacom~ dlrect~r general del prestigiado Centro de Investigacion y Do-cencia Economicas (eIDE).

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    A d m in is tr ac Wn p ub lic a m ex ic an a d el s ig lo xx es el titulo del tercervolumen, editado por Ia doctora Maria del Carmen Pardo, cuyocurriculum, trayectoria acadernica y publicaciones la consolidan comouna de las autoras imprescindib1es en el estudio de la administracionpublica. Ella encabeza los textos dedicados a anal izar la evolucion dela administ racion publica mexicana a la luz del avance de la moderni-zaci6n de la sociedad mexicana y de su sistema politico .

    Par t i cipac i6n c iudadana en las pol it ica s publ ica s es el volumen 4 de laserie, realizado por el doctor Manuel Canto Chac, destacado profesor-investigadory autor de obras publicadas en Mexico, Espaiia y Colombia,entre ot ros paises. La part icipacion ciudadana resulta crucial para eldesarrollo y asentamiento de las polfticas publicas, y Amer ica Lat inaha sido en diversos grados precursora de movimientos civiles, comolos que analiza en su articulo introductorio y presenta en los textosseleccionados.El volumen 5 es Organizaci6n e instituciones, a cargo del maestro Ro-dolfo Vergara Blanco, quien a sus credenciales academicas aiiade suexperiencia en la gestion de 1a administracion publica. En su articulointroductorio explora las mult iples formas en que surgen, prosperany decaen las relaciones entre organizaciones e insti tuciones diversas.Es el turno de los estudios historicos: en el vo1umen 6, titulado A d-

    m i n is tr a c i6 n pUb li ca mex iama d e l s ig l o XIX, el doctor Roberto Rives, autory coautor de libros especializados en el tema, los explora, explica yanaliza, examinando las diversas fases de la administracion publica ensu transite del Imperio a la Republica, asf como en sus etapas de des-arrollo a partir de un esquema de organizacion central hasta llegar alfederalismo, can todas sus implicaciones para la epoca presente .

    Ges ti 6 n d e c a li d ad es el nombre de nuestro septimo l ibra, compiladopor el maestro Francisco Moyado Estrada, cuya formacion academicaen Mexico yBarcelona, asi como su extensa carrera y experiencia en 1aadministracion publica, le permiten ofrecer una vision amplia sobrela implantacion de las polfticas de calidad necesarias para mejorarefectivamente el desempefio de los gobiernos, dando con ello sustentoy seguimiento a los compromisos establecidos con los ciudadanos.El volumen 8 de Ia coleccion se titula Ges t iOn es tra t ig i ca , trabaio

    Ilevado a cabo por el maest ro Ernesto Velasco Sanchez, de liderazgoemergente en el campo de la administracion publica, con estudios enEl Colegio de Mexico y en Birmingham, Su enfoque versa sobre la nece-sidad y la conveniencia de asumir perspectivas estrategicas en la gestion y

    PROLOGO

    la planeaci6n publicas, ajustando si fuera 'de la organizad6n para volverla ca az d necesano los mod~s internostados por su entorno. P e enfrentar los desafIOs presen-Esta primera fase de Ia Biblioteca de blumen 9 Etica piiJilic ali d ITa con roche de oro con el vo-

    a~e~as ~e su ampli~:nt~:e~o~~rc~::~to;ri:~.riCiO Merino,. quiendernica, fuera consejero electoral en el lnsti~to B dIar:r~yectona aca-Resulta propio conduir la ri .. e e ectoral (IFE).ticas publicas I p m~r:a sene de hbros sobre gestion de poli-con e tema de la etica po .efecto darle contenido moral al servicio r~ue. S1no somos capaces de enpierde sentido profundidad y tr d P ~hco, entonces nuestra tarea.' ascen encia.LUISF. Aguilar 10 resume asf tener bi .tivas sean de impecable natural . _b~o rernos cuyas acclones direc-justa exigenda dudadana y es eelzaOb~Utl'a y de .probada eficacia es una. !.Ie vo esencial del a -Ii' di -Implementaci6n de las polfticas pubUcas. na SIS, rseno eNada nos haria sentir mas satisfechos si diCOnlos textos que hoy les of l' l8.crepando 0 en acuerdo

    tri to Federal, del pais y deA:;~~:~os se~d?res ~ublicos del Dis-nomb tma, deod1e:ran incluir como sure p:r~tende, nuestros libros en su biblioteca basi al lad dcorrespond1entes Ieyes re lament _. ica, 0 e lastribudon del Gobierno' deglD triOS! CdOdlgOS,Reciban pues esta con-IS to re eral dedi d 1 .con autentica vocaci6n de servicio publico. 1Ca a a os servIdores

    MARA NADIEZHDA ROBLES VILLASENORE 1 d . . Directorascue a e AdmIlllstrad6n Publica del Distr ito Federal

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    INTRODUCCIONMAURICIO MERINO

    LAETICA PUBLICA: EL METODOY LOS LIMITES PARA PODER CONVIVIR

    - 'I1. Seleccionar es una tarea dif icil y comprometedora, Nosolo significaelegir 0escoger entre diversas opciones "separandolas y prefiriendolas"-como dice el Diccionario de la Lengua Espaiiola-, sino sobre todosupone desechar otras, dejarlas en el camino a partir de alguncriteriorazonable.: Seleccionar tambien es decidir algo sobre la marcha, enun momento determinado y a Ia luz de los datos que se tienen amano. No es trivial que los academicos de la Iengua hayan optado porel gerundio para def inir ese verbo: elegir separando, dicen ellos.comouna acci6n que esta en curso y no como algo acabado ni definitive,pues con el tiempo pueden venir nuevos datos, unacomprension di-ferente de 10 que se crefa, 0quizas otras necesidadeaotros motives y,con elios , preferencias dist intas. He aquf uno de los mayores problemasde la raciona lidad que invocamos al tomar decisiones : que es siempreperentoria y limitada -como 10 advirtio Herbert Simon hace mas de 50afios- y , en consecuencia, siempre cabe el riesgo de esta r cometiendoun error.Este volumen esta formado por una seleccion de cinco textos que

    elegi en el verano de 2010, tratando de responder a la pregunta que meformula el profesor Luis F.Aguilar Vil lanueva: "~Que art iculos 0quecapitulos crees tt:i -me propuso- que deberian leer los servidores pii-blicos mexicanos para formarse una primera vision de la etica publica?Deben ser cinco". Entendf que era un desaffo grande, no solo porquehubiese side mucho mas facil proponer mas de 100 textos en una largalista -cosa que .de todos modos hice para acompafiar eI volumen-,sino porque la respuesta exigia poner a prueba mis convicciones, Yesque no existe ningun criterio universal que sirva para discriminar au-.tores, obras, tradiciones filosoficas, entradas teoricas 0metodos 'de in-vestigacion sin ofrecer una explicacion, ni dar razon sobre el origen

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    Ye l sentido de la seleccion hecha. Y mucho menos S 1 hablamos deetica.Por otra parte, la seleccion debia hacerse desde el mirador de laspolfticas publicas. Era muy claro que si los, editores hubiesen querl_douna propuesta construida desde la filosoffa pura y dura no ?abnanbuscado a un profesor de administracion publica . E110ssaben bien que,aunque la filosofia y la historia son tan relevantes en la formacion dequien estudia el gobierno como la cienda poli tica, la economia y e1 de-recho -0 quid. mas, si se mira con todo cuidado-e-, las lecturas de unfilosofo habrian sido diferentes a las de alguien mas bien preocupadopor encontrar el sentido de las decisiones q~e t?man quie?es gesti~n.anrecursos publ icos a nombre de otros. De alli la Importancla del a4Jeuvo"publico" que recorre estos papeles y que incluso es motivo d.e disputaentre los profesionales de la filosofia cuando se usa para cal~car a lapalabra Jtica: 2.puede una etica ser "publica" y, por l~ tanto, dlfc:rex:tede la etica, a secas? ~Acaso los valores con los que juzgamos, jusufi-camos y decidimos en torno de Iav ida propia son distintos a los que em-pleamos para evaluar a la vida publica? (De veras podemos diferenciaresas dos esferas, hasta el punto de necesitar el acljetivo "publico" parasepararlas en definitiva? . .Comprendo que se trata de un debate que excede de lejos mis po-sibilidades de abordarlo aquf mismo, pero no tengo ninguna duda enafirmar que se trata de un adjetivo fundamental para este volumen, Loscinco textos que finalmente elegi coinciden en aceptar la existencia deesa frontera entre la moral que se pide a los individuos cuando acnianpor su cuenta, y la etica que es exigible a quienes 10hacen en represen-tacion de otros 0 por terceros, y mas todavia cuando ese "hacer paraotros" supone el ejercicio de una profesion pagada. Esto no quiere decirque haya dos morales diversas ni contrapuestas; no significa que lo~va-lores que se piden a las personas comunes y corrientes sean enermgosde los que se esperan entre quienes encarnan la administracion pu-blica. La dist incion no quiere justificar , ni disculpar, n i eximir de juiciomoral alguno a quienes se ocupan de los asuntos publicos, ni muchomenos sup one hacerse de la vista gorda ante los medios que emplean,siempre que sirvan para obtener los fines colect ivos que se proponen.EIadjetivo "publico" no resta, sino SUIDa. La etica como el estudio de losactos y de los juicios morales de los individuos no rifie con la idea deuna etica publica , pues esta afiade, s ima y precisa los valores y las condi-ciones necesarias para estudiar las decisiones de quienes dicen actuar

    INTRODUCCI6N

    por los demas dentro de la esfera publica y convierten esa actividad ensu profesion. Que 10h agan bien 0mal en funcion de esos valores nosignifica que como individuos y en la esfera privada hagan de su vida10que quieran -yue respondan a su propia etica en ese terreno=-.No obstante, esas dos esferas tampoco son totalmente autonomas; una

    puede afectar a la otra y de a m tambien la importancia deaprendera re-conocer las fronteras, Abundan las historias de intolerancia, terrorismo,discriminacion y fanatismo de quienes se obstinanen imponersus va-lores personales como pauta de conducta a los otros, y utilizan el poderpolitico como el medio para lograrlo. Buena parte de lahistoria dela humanidad responde a ese patron de conducta: la guerra y labiis-queda de la dominacionjustificadas en nombre de valores que se creensuperiores. Casi todo el siglo xx vivio el horror de esa mezcla moralllevada al terreno de la vida polftica. Y de allf que' haya muchos querenieguen de la existencia misma de una etica publica, a la que culpande haberse convertido en el pretexto para justificar y aun premiar laviolencia de los poderosos sobre los indefensos. Y tambien quienes in-sisten en identificar esos dos pIanos como si fuera uno solo: piden quelos gobernantes y los administradores ptiblicos no tengan mas eticaque la misma que puede exigirse a un padre de familia, a una madrededicada 0a un buen hijo, pero ignoran que la vida publica -que nosataiie a todos- responde a criterios de otra indole.Quienes rechazan la existencia de una etica publica por si misma

    y quienes la identifican sin mas con la moral privada no carecen deargumentos valiosos: los primeros esgrimen a su favor los regimenespoliticos dictatoriales y autoritarios de todo curio que han llenado deviolencia y destruccion la historia de la humanidad, mientras que lossegundos reclaman una sola idea de bondad, de verdad y de belleza(como querfa el programa de la Ilustracion), que no pueda ser susti-tuida por ninguna otra -como si de veras fuera posible-. En cambio,reconocer la existencia de una etica publica puede ser el unico antfdotopara impedir que una determinada moral privada quiera imponerse alos demas mediante el uso del poder, mientras que tratar de situar losvalores de una convivencia armoniosa puede ser una forma plausiblede evitar que una supuesta buena conducta familiar 0privada, de cual-quier t ipo, acabe justificando los peores horrores publicos,, " Con todo, es necesario admitir que colocarse del lado de los parti-darios de una etica publica supone asumir una posicion de principio,Quienes asf 10 hacemos no solo estamos diciendo que ninguna po-

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    sidon moral individual, familiar, religiosa 0de gropo merece (ni debe)ser impuesta a todos los individuos mediante el uso de la coaccion yla fuerza, aun cuando esas posiciones merezcan respeto dentro de suspropias esferas sociales, No solo sostenemos esa respetuosa diferenciaentre 10que cada quien cree, 0 creen algunos, y los valores que hande ser compartidos para poder convivir, sino que tambien afirmamos-por elemental extension de esa logica- que la unica etica que hade merecer el adjetivo de "publica'l.es aquella que se construye en esemismo terrene, En este sentido, asumimos que existe un "espacio pu-blico"-0 un conjunto de lugares en los que se realiza la convivenciaentre individuos y se construye Ia vida social- y que tambien estandisponibles los medios para que los valores comunes sean de veras elresultado de una deliberacion publica y no de una imposicion, de lanaturaleza que sea.De modo que asumir la necesidad de una etica publica es, a1 mismotiempo, una propuesta moral y procedimental: decimos que laetica pu-blica hace falta para convivir sin que ninguna posicion fragmentaria,parcial e individual se imponga sobre la capacidad de eleccion de losindividuos; afirmamos, tambien, que buena parte de la etica publicasejuega en los medics para construir esos valores comunes. EI con-tenido y el metodo son,' en esta logica, parte de una misma linea decontinuidad. La etica publica subraya el adjetivo hasta convertirlo enel punto principal de los valores que busca: 10 publico no solo es unatributo de esa etica sino el espacio en elque cobra sentido, Ya lavez, laetica que propane atafie a los lfmites ya las fronteras que nunca debenser rebasados para que "10 publico" no se convierta en cosa privada.Fronteras que aluden mas a la accion que a la prescripcion, que su-gieren procedimientos y reglas para ir construyendo nuevas respuestasa cada paso, en lugar de normas morales rfgidas, inflexibles yajenas alas circunstancias y a los matices de cada situacion nueva. La etica pu-blica apela a valores que sugieren un metodo para deliberar y resolveren cada caso y sobre lamarcha, sin rebasar nunca los limites que son alrnismo tiempo su contenido.Los Iimites que fija la deliberacion de (y sobre) Ia et ica publicaayudan, por otra parte, a distinguir las conductas, las decisiones y lasacciones que definitivamente no corresponden con su acljetivo.En estamateria, es mucho mas facil advertir por negacion que afirmando,Dado que se trata de valores que proponen un rnetodo y no respuestasprefabricadas, los que explican el sentido de la etica publica se reco-

    INTRODUCCI6N

    nocen con ~ a s faci1~~d cuando son traicionados 0vulnerados, ueeuando s~sl~en a piejuntillas. Puede decirse, incluso, que esta es;nade sus pnncipales ca:acterfsticas: mas que seguir una prescripdon devalores, t~ados en piedra e inamovibles,Ia etica publica pide no re-b:sar hmlte~, no quebrantar las fronteras quesirven para establecer~onde te~1Ua 10"publico" y d6nde comienza el predominio de los1Oter~sespnvados. De modo que casisiempre descubrimos que algo haperdido el sentido publico cuando ya es demasiado tarde: cuando sehan vulnerado los atributos que 10 hacfan publico, Y entonces nuestraadvertencia se convierte en una denuncia.. D: ahf que, aun cuando no signifiquen 10 rnismo,:haya una fuertel~e.ntldad entr: la etica publica y la democracia. Este regimen es elun~co -c.onocldo ,~asta ahora- que propene la convivencia entrevanas opclon~s polfticas y la aceptacion de credos, ideologias yvisionesdel mu~~o dl~er?ent:s, pero capaces de convivir en un solo Estado.Es ~~blen el .UU1:0 r.egimen que se propone establecer reglas de pro-ce~lmlento e 1OStl.tuCIon:~edicadas a garantizar que se respeten losmetodos para t~mar decisiones, para deliberar sobre ellas y para modi-fi:arlas y corregirlas cada vez que sea necesario. A diferencia de otros re-gimenes, en la democracia la certidumbre esta colocada en losmetodos

    y n? :n los productos. Es bien sabido que en un regimen autoritariocast siempre se conoc:n los resultados y casi nunea los procedimientosp~ llegar:- elIos, mientras que en una democracia sucede a1 reves:mlentras ~as.consolidada se encuentra, mayor es la certidumbre sobrelos procedull1entos y menor sobre los resul tados que saldran de lasu~n~s, de los debate~ legislativos, del disefio abierto de las polfticaspubh~s 0de cualquier otro metodo de deliberacion y construccioncolectiva de acuerdos,, La democr~cia ayuda a fijar reglas de procedimiento, mientras que.. losfines colectivosque sepersiguen obedecen ala deliberacion publica.Tal como .sucede con la etica publica, elmetodo es, al mismo tiemposucontemdo, y los limites y las fronteras que no deben ser rebasados,10s que definen los rasgos mas importantes de su identidad ..p d h b ~. ~b . . propra., ue e a er e.tIcapu lica S10 democracia? Quiza sf, en circunstancias

    muy Impr??ables: ahf donde los poderosos ~o El Principe-renrm r-"'n er: de.fi~ltIvaa toda a~bicion personal y privada, para ga-rannzar el.~er:lclo d~ la, autondad en condiciones que favorezcan. elmteres comun, laproteccion del mas debil, laredistributi6n

    mgreso, la cancelacion de las injusticias, (Pero, donde ha existido

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    jamas un regimen con esascaracteristicas? Cuando secrey6 que era po-sible tenerlo, la traicion a 1a etica publica no solo derrumbo los murosdel socialismo real sino la esperanza de contar con un regimen en eIque no solo se afirmaran los procedimiento~, ~lmetodo y ~asfront:rasde lavida en cormin, sino los fines y los propositos compartidos, E1sigloxx se encargo de decirnos que eso no era posibl~. Pero tam~ien nosmostro, en contrapartida, que tampoco resulta VIableconsohdar a lademocracia sin etica publica.Asf pues, la etica publica no prescribe comp~rtamiento~ rfgidos, ri-tuales inamovibles, ni decisiones ajenas a las circunstancias que nosrodean. No es un c6digo moral cerrado que necesite de exegetes 0que dicte sentencias morales fabricadas ya de antemano: no es una re-

    ligion. Ni siquiera alcanza para decir exactamente q~e debe ~~cers:,ni que decisiones deben tomarse, Como ya queda dicho, la enca pu-blica no dicta normas morales definitivas, sino metodos y fronteras paradeliberar sobre el sentido y los contenidos morales de nuestra vida encomun, Y sirve para reconocer, eso sf, cuando las decisiones y las ac-ciones de quienes actuan a nombre de los dem~ han d~ad.o ?e se~p~-blicaspara volversecosaprivada; sirvepara advertir que ~ ac!Jettvo1 U ! ' ! 'no esun asunto trivial, sino que constituye la esencia rmsma de la encaa la que ca1ifica.La etica publica propone Ifmites y bm:reras morale~;ofrece definiciones para reconocer ysituar 10 que ha dejado de ser pu-blico; propone valores para hacer posible la convivencia de los distintosy hasta de los opuestos, sin vulnerar su personalidad ~ropia; respal~alas reglas y los procedimientos indispensables para dehbera_r,para dia-logar y para construir respuestas a las pregunta~ qu.e.desaflan nuestravida en cormin y le ofrece un sentido moral al ejercicio de los poderesptiblicos. No es poca cosa. ..Asi pues, la seleccion de los cinco textos que mtegran este libroobedece a cada uno de esos rasgos de la etica publica. Textos breves-yen mi opinion, deliciosos--; que serviran para comprender mejor ladefinicion y los atributos del adjetivo "publico" y de sus alcances; parasituar los valores indispensables; para darle contenido moral al ser-vicio publico; para comprender los prop6sitos que persigue el metodode la etica publica asi como sus contraries y sus enemigos: la capturatramposa de 10 publico, la corrupcion de los procedimientos -ydelos fines- y la trivializacion y labanalidad del dafio que hacemos a losdermis. Una selecci6n difieil y comprometedora, como dije al principle,que sin embargo intenta ofrecer una ventana limpia para reconocer las

    IN'rRODUCCI6N 23fronteras que ningun servidor publico deberia rebasar nun ea. Veamosahora por que.II.La administraci6n publica se distingue de muchas maneras de lagestion privada, pero no cabe ninguna duda de que la distincion masunportante ymas clara consiste en que laprimera estadestinada a ges-tion:rr y op~mizar eluso de los recursos que no pertenecen a nadie enpa:ocular, sino que ~on .de todos. Aunque el sustantivo pueda generarla Idea de::que la~ ~lenclas de la administracion (comOalguna vez selas conocio) seutilizan por igual para todos los fines y valen 10 mismopar~ obtener cualquier objetivo que persiga cualquier organizaci6n,10 cierto es que el acljetivo "publico" marca una diferencia central.y es~ diferencia tiene, sobre todo, un talante etico, pues nunca sera~omismo emplear recursos que son propios -privados-, ya sea paralllcrementarios 0para obtener algtin otto fin, aunque sea este altruistao filantropico, que mantjar recursos a nombre de todos los miembrosde la sociedad en la que vivimos, de manera profesional e investidosen la figura del gobemanre. El fondo moral de esta idea es tan fuertecomo su im_portanciapara definir y comprender Ia corrupdon que pro-mueven quienes desconocen esa frontera.De a~~~mi in:eres por laprimera lectura que integra esta se1ecd6n:la defin~:lOnde Los sentidos de lo publico", de Nora Rabotnikof, cuyaaportaclOn es fundamental no solo para entender los contenidos deese adjetivo que utilizamos con mucha frecuencia sin cobrar concienciasobre 10que estamos diciendo, sino para poner en sujusta dimensionlos compromisos eticos que se desprenden de su uso.' Con la doble

    .ventaja de Iasencillez y la brevedad, la autora propene "trescriterios he-terog~neos"para.trazar.la diferencia entre 10 publico y 10privado, que.COusutuyenal nnsmo tiempo la primera sefia de identidad de la etica.publica. Esos tres sentidos de "1 0 publico" son los siguientes:a] 1. 0 pub~co como 10que esde interes 0 de uti lidad comun a todos, 10que a ta iieal colectrvo, 10que concieme a la comunidad y, por ende, a Iaautoridad de ali iemanada, en contraposicion a 10privado, entendido como aquel lo que serefie-re a Iautilidad y el interes incliv.idual [... ].

    IApartir de aquf,t~das las citas que seutilizar;inen estaintroducci6n estaran toma-de los textos pubhca~~s ;n este ~ismo volumen. Demodo que, para no producir.al lector, ,o~lnre las pagmas de las ediciones originales para permitir quereferenclas a las pagmas serefieran a este mismo volumen,

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    b] Lo que esy se desarrolla a 1a1uzdel dfa, 10 manifiesto y ostensible en con tra-posicion a aquello que essecrete, preservado, ocu1to [... J. . . _

    c] Lo que es de uso cormin, accesible para todos, abier to, en contraposrcioncon 10 c e r r a d o , que sesustrae ala disposici6n de los otros.fTres criterios que nos ayudan a distinguir los lfrnites eticos de laadministracion publica con la mayor sencillez: que 10 cormin y 10 ~, :e

    interesa a todos no se convierta en cosa privada, ni se ponga al serviciode la utilidad propia; que 10que deba saberse no se oculteni se vuelva .secrete; que 10que debe ser accesible y abierto, no sevue1va exC:uy~n.te.rCuantos ejemplos puntuales de conductas opuestas a esos pnnoplOs< : los?nos vienen a lamente, apenas al rnencionar os,Ahora bien, que 10cormin no se convierta en cosa privada no quiere

    decir que los intereses individua:es r:o cuente.~ en absolute en las. ~e-cisiones piiblicas, ni que cualquier mterve~clOn en ~ de 1~adminis-tracion publica equivalga ala renuncia hero~ca a tod~ l~teres personalpara ser etica; nadie sensato pide a los servidores pubhcos ~ue ~ban-donen sus identidades, sus afectos y preferencias, 0 sus asplracloneslegitimas a formarse un patrimonio, un proyecto de vida, una ~arrera.Ni siquiera los mode1os burccraticos mas rigidos y mas proclives ~ laidea de neutralidad de los servidores ptiblicos llegaron nunca tan lejos;las exigencias de santidad no pertenecen ~ mundo laico. Lo que esaprimera distincion entre 10publico y 10 privado formula no es la faltade legitimidad 0 dignidad de las aspiraciones personal

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    I,1

    1.1,

    nadie deberia dudar en seiialar esta conducta como opuesta a la eticapublica. . ,Cuando esto sucede -yucede con mucha frecuencla-, las poh-ticas no solo se corrompen sino que ademas fracasan en sus propo-sitos; 10que se pierde ya no es solo dinero publico sino eficacia de laadministracion publica y capacidad de respuesta de todo elEst~do. Noes diffcil, incluso, que a falta de criterios de valor la democraCla corrae1 riesgo de perder su armenia con la etica publica -co~o veremosmas adelante- Yse convierta en una suerte de competencia para usu-fructuar el poder por rurnos; que en vez de ofrecer medics para ga-rantizar invariablemente el predominio del interes comun sobre lasambiciones individuales, se trastoque en una disputa entre grupos quedefienden sus propios intereses sin tregua. Un riesgo que ya habfanvisto los clasicos y que solamente puede conJurarse con los medios dela etica publ ica. Es decir, mediante la defensa obstinada de la fronteraentre 10 publico Y10 privado.Por otra parte, existe una linea de continuidad entre esas formas decaptura privada de los recursos publicos y la exclusion : - - e l opues~ode la apertura Y la accesibilidad- que tambien contradice el e~paclOpublico. Este otro sentido de 10 publico (10 que es de uso comun, ac-cesible y abierto) rernite a las calles, a las plazas y a los parques; hablade los "espacios publicos" como lugares ffsicos transitables y compar-tides. Pero tambien nos alerta del riesgo de ver vulnerados estos lu-gates por medic del poder y la fuerza. Espac!os publicos que sevuelvenprivados tan pronto como alguien se aduefia de ellos: los vend~doresambulantes que inundan las calles; los "traperos" que se aduenan delos lugares para estacionar coches y de los sitios donde los t ranseuntespueden ver desfi les 0 espectaculos publicos; los "lavapar~b~as~ queinvaden las esquinas con sernaforos para imponer sus SerYlCIOSviolen-tamente, etcetera.Pero e1 espacio publico tambien sevuelve excluyente cuando seclau-suran las calles de los barrios mas ricos; cuando se imponen sistemas deseguridad privada para interrumpir el flujo dellibre transite; cuando seamenaza la integridad ffsica de la gente con las armas de los guar~~es-paldas que van protegiendo a susjefes, ~ c~ando las razones POhtlCasde unos cuantos _agraviados 0no- Justlfican la toma de calles y elvandalismo. Lo publico capturado por cualquier razon que no seael interes compart ido corrompe, degrada e incluso vue1ve peligrosa lavida en cormin, Lo publico deja de ser nuestro para volverse de otros.

    INTRoDuccr6N

    Fin:umente, 10 publico como 10 conocido, como 10 mani fiesto yIoostensible que nos hace deci r que "publ icamos" algo cuando 10damos aconocer, 0afirmar que aIguien vive una vida publica porque sabemos deella. Lo publico como 10 sabido, pero tam bien como una condicionde principio: como 10 que ha de saberse. Una idea que parecesimple,pero que desde la Ilustracion establecio el derecho a saber como unaclave para enfrentar los abusos y genero la idea del espaciopublicocomo el lu~r d~ la deliberaci6n y la construccion de significados,acuerdos e identidades. Hoy sabemos, ademas, que la democracia nos~10 consist~ en un procedimiento de eleccion e~tre opciones polft icasdiferentes, ~mo en el debate publico de los problemas que nos atafien yde las soluciones posibles: debate publico yvotos, en ese orden.La tercera acepcion que nos propone Nora Rabotnikof para def inir

    elsentido de 10publico remite, asi , al derecho de acceso a lainformacionpublica, a la transparencia y a la rendicion de cuentas: tres conceptosque se dicen siempre como si fueran uno, pues los tres aluden a la idead:l e~pacio publico como un lugar que debe ser conocido y que pormngun motrvo debe ocultarse , idea sobre la que volvere mas adelante.De momento, me importa subrayar que la definicion de "los sentidos

    de lo p u b l i c o " que nos ofrece Nora Rabotnikof no solo ayuda a reconocerlos primeros rasgos de la etica publ ica sino, sabre todo, para advert ir10 que no es publico. Pienso induso que nos permite definir a la co-rrupcion como la apropiacion ilegitima del espacio publico, en sus t resacepciones: se cOITompe 10 que es de todos, cuando alguien 10 tomapara. sf misrno (sean recursos, decisiones, espacios ffsicos, reglas 0 in-centivos); se corrompe 10 publico cuando se oculta y se esconde, y secorrompe 10publico cuando se cierra y exc1uye.Antes dtje que la etica publica describe los Ifmites y nos permite reco-nocer cuando se han rebasado. Sin embargo, los Ifrnites no solo atafien

    a los funcionarios y a los politicos -aunque sea a estos a quienes mi-ramo~ primero y de quienes exigimos mas-. La etica publica tambiennos dice que las personas comunes y corrientes tienen una grave res-ponsabilidad en la construccion de la vida en cormm, de la vida quecomparten con los demas, mas all:i de sus casas y de sus refugios pri-vados. De la salvaguarda del sentido de 10 publico, aunque sea en di fe-rentes medidas, todos somos responsables,

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    I I . '1I it

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    P raz6n elegi las dos lecturas que siguen: las tres "virtudesIll. or esa . 1 critica'bl. "m as iroportantes que nos propene Victona Camps y apu icas . .' d J h Rawlsue formula Amartya Sen sobre la teoria de la J~tloa eon .~Que tiene que ver el trabajo de una fi16sofa espanola -catalana p~a, _ dedI'cada al estudio de la etica, con el de un economlstamayores senas+- . bhindu, que obtuvo el Premio Nobel de Economia por sus Ideas so reel desarrollo y la libertad? Respondo: ambas lecturas nos proponen un'todo analit icO y nuevos hrnites para reconocer 10 que no, queremos

    m; ue no obedece a los valores de la etica publica. El metodo y losii:i~S como en el caso del trabajo de Rabotnikof, aunque ahora.dellado d~ los ciudadanos Y de los prop6sit~s ~o~ales que ha de perseguir lasociedad en torno de la idea basica de jUStlCla. r"Leer el trabaio de Victoria Camps ayuda a situar 10que :'deb~ s~ Ylos valores que habria que buscar para fortalec~r los es~aoos pUb:lC~S,mientras que e 1 texto de Arnartya Sen -aderoas de su lff i~rtanCla.m-trfnseca- no solo perroite reconocer el contenido de la teoria de la j~-ticia deJohn Rawls sino laforroa de abordarla. E1profesor Se~ n~ ~os dice10 ue esjusticia -algo que nos ha preocupado desde el pX:~Clp~O.de lafilq fi dental- pero sfnos convoca a reconocer las mjUStlCIaSy aoso Iaoccr, . . d dtra de ellas Yo pienso que la lectura smcromza a e esosactuar en con . . . ,d ' tulos a pesar de susobvias diferencias de contemdo, de mtencionos capr , . . 1 t dde entomo, puede aportar los datos necesanos par~ .Ir cor_np.e a~ 0: 1 metodo anal itico y los lfrnites que se derivan de la etica publica bienentendida. . d 'br .Por supuesto, no hay un listado acabado de Virtu e~ yu lC~Smmucho menos. Victoria Camps incluso juega con la crruca ~ titulodel libro que he se1eccionado (Vir f;udes publicas), co?, el ml~mo ~r-gumento con el que comence estas paginas: preguntandose SI las VIr-tudes pueden ser publicas, cuando mas bien ~l~den a ~as conducta~individuales de cada ser humano. Virtudes y VIcrOSrermten a valore; .esas referencias mas 0 menos formales, mas 0 menos aceptadas y;~o menos extendidas, que nos ayudan a distinguir 10que es bueno e, 0ue es malo _y 10mejor de 10peor-. En este sentido, los val?res no solodenden a ser colectivos sino que incluso es deseable que as~s~~n, puesde 10contrario cada uno de nosotros cargaria con su propI~, paqu:teal tivo" y decidiria de modo casuistico si su conducta es buena 0~m~r:". Es decir , habria un re1ativ ismo de tal magnitud que la,f :agmen-taci6n de los valores volverfa practicamente imiti l hablar de enca.

    INTRODUCCl6N 2 9

    Nada de esto significa que, al final del dia, no sea Ia Iibertad propiala que entre en juego al decidir que opciones eticas adoptara y queconducta tendra -con todo, 0 a pesar de todo-. Pero tomar deci-siones et icas en funci6n de valores propios no equivale a sostener quecualquier cosa que hagamos sera buena 0mala segun nuestro estado deanimo. Actuamos moralmente yjuzgamos las conductas efectivamenterea1izadas por cada persona, cuando hay valores mas 0menos nitidosque nos ayudan a discernir 10 q ue esta bien y 10 que esta mal. En esemarco, la etica publica es un ejercicio analitico de las conductas efecti-vamente realizadas -no de las intenciones, ni de los c6digos moralesen sfmismos- en funcion de esos paquetes valorativos que nos ayudana comprender "10publico".Victoria Camps nos invita a suponer que tambien hay conductas co-

    Iectivas y no solo valores, Conductas que no se refieren iinicamente alindividuo aislado sino que atafien a la comunidad, a la sociedad en suconjunto. Conductas atadas a valores democraticos que pugnan por laexpansion yla consolidaci6n de la convivencia con los demas, Yque sonvirtuosas en la medida en que efectivamente suceden y se reproducenpor las comunidades donde son practicadas, Virtudes que, a la vez, es-tablecen Iimites: sefiales inequfvocas de que la sociedad esta haciendo10correcto para poder convivir 0, por e1 contrario, de que se ha aban-donado a los vicios comunes ya la corrupci6n de los espacios piiblicos.Victoria Camps afi rma que es virtuosa una sociedad que practica Ia

    solidaridad, Ia responsabil idad y la tolerancia como conductas sis tema-ticas y comunes. No se trata solamente de conductas individuales ni deheroismos particulares, s ino de vir tudes publicas en tanto que compar-tidas, colectivas, de la mayoria. Virtudes que ademas refrendan y dig-nifican la existencia misma de esa vida en comtin y en armonia con losdemas. Ser solidario, responsable y tolerante es sin duda valioso paracualquier persona; aplaudimos esas conductas cuando las.vemos cum-plidas. Pero es mucho mas dificil que toda una sociedad sea solidaria,responsable y tolerante y que, sobre esas bases, finque su convivencia detodos los dias. La solidaridad, "ese puente de brazos entrelazados" queune la libertad y Ia igualdad, como 10expres6 Octavio Paz, ha de ser 10mas amplia, 10mas extendida y10mas consciente posible: una practicaconstante y no una excepcion. Ademas, por definicion, 1asolidaridadno puede ser excIuyente con los diferentes, con los inferiores 0con los~enos. Como escribio Ian McEwan en Saturday: "La solidaridad es esaconducta que consiste en dade todo a los demas, sin haber perdido

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    nada", Yafiade Victoria Camps: "La falta de solidaridad revierte en unadeficiente vida publica. Una vida publica como el compromise porir descubriendo los intereses comunes de la sociedad","No es menos importante la responsabilidad, aunque es pre~isoaclarar que el texto que nos interesa no se refiere a ella como castigo.

    En Mexico cuesta trabajo hablar de responsabilidad porque este con-cepto remite de inmediato a la denuncia y a la culpa. Hablamos. de"fincar responsabilidades" como sinonimo de buscar c~~ables ,~im-poner castigos, y decimos que se "deslindan respo~sa~~lidades alu-diendo a una investigacion punitiva 0a un proceso JUdICIal.De modoque preferimos no asumir responsabilidades, si?? dejar que 1. 0 ~~notros. Pero Victoria Camps habla de responsabilidad como smonimode libertad: "Solo e1 ser libre es responsable, Solo quien decide autono-mamente prefiriendo entre dos 0mas posibilidades esta en condicionesde responder de 10 que hace. La responsabilidad, la autonomia y la li-bertad son 10 mismo",' Demodo que una sociedad esmejor cuando susintegrantes se hacen cargo de 10 que deciden y de sus consecuen~as;cuando secomprometen con supropia conducta. Ylo hacen, ademas, aconciencia de su libertad y de su autonomia,La responsabilidad tambien remite a la idea de re~p~nder por 1. 0que se hace (0 por 10 que no se hizo), tanto como al.~bJetlvo de rendircuentas. Existe una amplia literatura -yen expanSIOn,por fortuna-sobre las relaciones entre quienes toman decisiones y las formas enque se hacen cargo de eIlas, ya sea eontestando a las preguntas quese les formulan: ofreciendo informacion que documenta su eondueta;, . -dando cuenta -literalmente con mimeros y elfras- de sudesempenoy sus resultados, 0 asumiendo con sentido etico las consecuencias ~odeseadas de sus decisiones, Haee easi un siglo, Max Weber ya habiaidentificado a la etica de la responsabilidad como elsigno distintivo de

    los funcionarios publicos y de los politicos. Una etica heredada de lavirtud cardinal de la pruden cia, que significa ver mas lejos: anticiparlos efectos de 10 que se hace 0 se dice. Pero que tambien implica unaruptura frontal con la elusion de la responsabilidad ("yono 10 hice"), 0la simulacion ("yo10 hice de otra manera"), 0 con laimpunidad ("yo10hice, ,y que?"). ,Como no aiiadir este componente principal a la eticapublica que seria deseable en Mexico?~Vease Vic to ria Camps, p . 74. Ibid., p. 77.

    31INTROOuccr6N

    I I : ;II "

    Por ultimo, l~ tolerar:ci~: "El respeto a los demas, Ia igualdad detodas las creencras y opmrones, la conviccion de quenadie tiene lav.erdad ni la_ra.zo~ absolutas"! Una virtud publica que es, al mismollempo,. un Ifmite rnfranqueable: "Sin Ia virtud de la tolerancia,ila de-mocracia es un engaiio, pues la intoIerancia conduce directamente' altota.lit~mo".6 Es una virtud que nacio de la pluralidad, y de su reco-noc11::o.1:nto:tanto co~.o de la autocontencion. Sus orfgenes estan en lamulllphcaclOn de religiones yla convivencia de muy diversoscredos enlugar:s comI?artid?s. Per~ aquella era una tolerancia excluyente, queasuml~ l~ exrstencl~ ~el distinto sin incorporarlo: como si fuera partedel paIs~e ~un paisaje tolerable- y no alguien igual a uno mismo, Latolerancia Iaica, en cambio, reconoce que la pluralidad es tan diversac,o.mo.lasp~e~erencias legi~mas de ca.dauno en materia religiosa, po-hll~:, Id~oIogtca0sexual, sm q,:e la drversidad equivalga ala fragmen-taclOn.m a ~aruptura: Tolerancia que es, al mismo tiernpo, aceptaciony conVlVenaacon el diferente en busca de nuestro bien comun.S.olidaridad, :esponsabi.lidad y tolerancia que, sin embargo, no

    s~slltuyen a la V1~t.udcardmal por excelencia, que es lajusticia, "Lavlrtu~ clavede la etrca -Ie llama Victoria Camps-, que en cierto modoconstituye la materializacion de todas las demas."? De aquf el vinculocon el ~~xtoescrito por ~artya Sen. Porque la etica publica aspira,como diJe antes, a_expandrr losespacios piiblicos en los que convivimos(p~ra haC~rlosmas c?mux:es, ~as abiertos, mas conocidos), y porqueqUlere soc~e~ades mas solidarias, mas responsables y mas tolerantes,para ser ~as Jus~a:' Pero he aqui que la filosofia polftica se tropieza consus prop~ ~dlclOnes yno alcanza a producir un concepto dejusticia,una defimcion que abarque todas las aristas que Iepedimos a la eticapu~sal.~nal del dfa la vida misrna serevuelve entre las fronteras de est;asplraClon.No pi~nso, ni remotamente, que un solo capitulo de un solo libro-por b~lllante que sea- sirva para aclarar las profundidades de este

    ~o.zode l~e.as,valores y aspiraciones que se subsumen en la idea dejus-tIc~a.Sena rmpo~ibIe, tomando en cuenta que el concepto reline y sin-tenza la pruden CIa, el coraje y la templanza de los cIasicos; que remiteal derecho, a la hechura de las Ieyes,al equilibrio politico de quienes

    5 nu; p. 94.~Idem.? tu, p. 63.

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    las formulan, al poder de quienes ~ de. e~ecutarlas '!al sis tema ~~ejuzga las conductas y las sanciona. LajUStlCl~es tambien una relacionsocial, y'nos lleva areflexionar sobre la deslgualdad, la pobreza y lamarginacion (y sobre sus causas Ysus efectos), 10 mismo que s?br~ ~asersonas que la reclarnan en cualquier momento, Y ~n. cualquier SItlO.ta justicia es ademas de una pauta etica entre los ~~lVldu~s, las co~u~nidadesy las naciones. tambien una filosofia pohtlca. (Como pedirletantas explicaciones a un solo texto, cuando el caudal complete = l~filosoffa y el estudiode la etica no ha logrado anclar todas sus posibi-lidades? . ., d J hn RawlsCon todo, para mi el estudio de la teona de la jUSOCIa e 0 _es ineludible para nuestros fines. No solo porque se n : a ta de 1a teona con-temporanea mas acabada y discutida sobre el tema, sino porque -ventu-rosamente- es explicada y criticada en este caso por otro grande denuestra epoca. Dos propositos alcanzados de una vez: que ~ lector co-nozca los aspectos basicos de esa teorfa, ~a~istralmente exphcados porArnartya Sen, Y reconozca tarnbien los lfmites que este segu~do autor

    , Laj'usticia entendida como un problema de equidad, quenos sUgIere. . .. d .remite a un conjunto de procedirnientos basados en el p_nnClplO e im-parcialidad (una posicion original, sin ventaja para nadie) en bus.ca dela mejor distribucion posible de los bienes que compart~ u~~ socle~ddeterminada. Algo que habria de suceder sobre dos prmcipios de JUs-titia indispensables, segiin los cuales:

    , h ~,.,1 nema plenamente adecua-a] Cada persona nene un derec 010..... a un esq . .do de libertades basicas iguales que sea compatible con un esquema S11m..lar de libertades para todos. "

    b] Las desigualdades sociales y econ6micas nenen que sausfacer dOS,c?ndi ..ciones. En primer lugar, tienen que estar vinculadas a cargos y pos~clOnesabiertos a todos en condiciones de equitativa igualdad de oportumdad~s;y en segundo lugar, las desigualdades deben ser para elmayor beneficlode los miembros mcnos aventajados de la sociedad.s

    . Dos principios que fijan a la postre un conjunto de procedimientosde eleccion y decision sociales que sonjustos, no solo porque parten deuna posicion original basada en la equidad sino porque, c~ando larompen, 10 hacen de manera de1iberada en busca de la mayor 19ualdad

    8Vease Arnartya S en , P : 116,

    INTRODUCCI6N 3 3

    para los mas desfavorecidos, Yque por 10 tanto nos remiten.a.una se-cuencia de actos que, tras los principios basicos de la equidad, generanlas normas constitucionales en las que se afinca el derecho.de una so-ciedad. Rawls asume que la Consti tution es un contrato socialvigentey solido y que sera respetado por los distintos actores, a lavez que susnormas serviran para limitar las ambiciones y los intereses particularesde cada uno. Y de all i, tambien, la importancia de las institucionesde-rivadas de este arreglo original para producir decisiones sociales cada:vez mas justas e iguali tar ias. Que lajusticia social sea, ademas, el mayorcompromiso de la etica publica es algo que no puede pasarnos inad-vertido. No obstante:EI enfoque de Rawls -nos dice Amartya Sen- implica una simplif icaci6ndrastica y formalista de una tarca amplia y mulrifacetica: la de combinar laoperacion de los principios dejusticia con el comportamicnto efectivo dela genre, que resulta central para el razonamiento practice sobre lajusticiasocial. Es lamentable que as! sea,porque puede afirmarse que 1arelaci6n entrelas instituciones sociales y el comportamiento real y no ideal de los individuosresulta crfticamente importante para cualquier teorfa de lajusticia que pre-tenda orientar la eleccion social hacia lajusticia social,"La enorme dificultad que supone establecer de una vez y para

    siempre los principios de lajusticia que sugiere Rawls, evitando las con-ductas desleales a las instituciones que surgen de la imparcialidad; latorpeza de creer que la suma de intereses parciales e incluso fragmen ..tados equivale a la imparcialidad, 0el riesgo abierto de la corrupcion,en cualquiera de sus manifestaciones, es 10 que lleva a Sen a proponeruna tesis alternativa basada mas en el reconocimiento de la s injusticias-yen las desviaciones de los principios eticos en los que se funda-que la afirmacion de un sentido uniforme y universal de justicia, AImismo tiempo, Sen prop one el reconocimiento de las capacidades di-versas de los individuos para actuar, no solo en funcion de su egofsmoni apoyados exclusivamente en la dotacion inicial de bienes primariesque cada uno recibe, sino sobre la base de criterios eticos v:ilidos y deun fuerte sentido de rechazo a la injusticia como realidad concreta.Una idea que nos neva a pensar m a s en los pobres con nombres y

    "1-"'OJ.U,uv'", que en teorfas distributivas abstractas; mas en los marginados9 tu, p. 127.

    -~--~-.-

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    y en sus carencias, que en una teoria general del desarrollo; mas enquienes sufren la vio lencia, que en un sistema generico de seguridad;mas en quien es injustamente sentenciado, que en el sistema judicialen su conjunto, etc. M a s que una teorfa de la justicia, una respuestaconereta a las il'!iustieias. El metodo y los lfrnites que una vez mas sereconocen con toda cIaridad cuando han sido rebasados, pues comobien 10 dice Sen, quiza nunca sepamos en que consiste la j usticia peroreconocemos de inmediato la injusticia que nos confron ta ynos rompe.Yal hacer lo, volvemos ala etica publica.IV. Creo que no es necesario cargar las tintas para decir que la in-justicia que con mayor frecuencia confrontamos y reconoce~os eS.lacorrupcion: esa apropiacion i legi tima de 10publico. Los funcionariosque traicionan el espacio publico en el que se desenvueIven y al que Iedeben la mayor lealtad; quienes en lugar de ensancharlo como ellugarde todos, de abrirlo para que sea mucho mas inc lusive y de transparen-tario para que se conozca a plenitud, se aduefian de sus recursos y desu capacidad de decision como si fueran propios y los usan para su ~e-neficio, He aqui la injusticia que todo elmundo reconoce y que dana,como ninguna otra, la calidad de la convivenc ia social en su con junto.De modo que me parecio indispensable proponer una cuarta Iecturapara esta se lecci6n , espedficamente dedicada a revisar el fenomeno ?ela corrupcion: el estudio de la economia politica de sus rakes, escritopor una de las auroras de mayor influencia moral e intelectual sobre eltema: Susan Rose-Ackerman.El ensayo de Ackerman tiene la doble virtud de sintetizar buenaparte de su trabajo previo -basado en varios lustros de investigacionsistematica- y de ofrecer la otra cara de la moneda: si Amartya Sencomprende que Ia construccion de instituciones a partir de principiosmorales mas 0menos compartidos puede ser insuficiente para fundarun sistema basado en lajust icia dis tr ibut iva, especialmente s iel analisisde la posicion original omite las circunstancias y los comportamientosconcretos de los individuos, 10que Susan Rose-Ackerman nos proponees estudiar las conductas de quienes cometen actos de corrupcion paratratar de a tajar las debilidades institucionales que las permiten. Asu-miendo que "la corrupcion es mas un sintoma que un resultado'l"

    to Vease Susan Rose-Ackerman, P: 134.

    INTRODUCCI6N

    que "ocurre donde se cruzan la riqueza privada yel poder publico","nos hace notar que "existe una clara relacion entre altos niveles de co-rrupcion y bajos niveles de crecimiento"," Lo que equivale a decir quela corrupcicn no solo es injusta en sf misma, ni su unico efecto es elenriquecimiento yel abuso de poder de unos cuantos, sino que ademastraba y entorpece la posibilidad misma de construir sociedades masjustas, La corrupcion de las instituciones es el enemigo mas enconadode lajusticia distributiva,No es evidente que la corrupcion impida el crecimiento economico,

    ni tampoco que la falta de reeursos yde crecimiento sea 10 que produceIa corrupcion, Ackerman nos hace notar que no hay una causalidadinequivoca en tre mas 0menos riqueza y mas 0menos corrupcion.ienningun sentido. Pero no cabe ninguna duda de que la tortura de losfines y los procedimientos inst itucionaIes en busca del mayor benef iciopersonal acnia en contra de la capacidad de los pafses para crecer yd is-tr ibuir mejor sus productos, Yyo afiado: Iacorrupcion no solo devas ta laidea de lajusticia de John Rawls sino que, con el tiempo,mina tarnbienIa posibilidad misma de seguir conviviendo de manera pacffica, puesdesvfa los propositos y cance la la eficac ia de las instituciones que sos-tienen el funcionamiento de los Estados,Si Ia corrupcion se impone como pauta general de conducta, nada

    responde a las reglas establecidas: si los legisladores no hacen leyes paraeIbien cormin s ino para sus propias clientelas pol it icas ; si los gobiemosponen sus capacidades de ejecucion al servicio de intereses privados-empresariales, partidarios a personales-; si eI poder judicial juzgaen funci6n del poder y I a influencia; si la policia se deja corromper porlos crimina les y el sistema fiscal favorece a los mas ricos, todo el Estadose viene aba]o. En este senti do, la etica publica deja de ser una exqui-si tez fi los6fica para volverse un asunto de sobrevivencia social.Por fortuna, tambien sabemos que no es imposible romper los ciclosviciosos de corrupcion, perdida de valores y ruptura institucional,Ni todo consiste en persuadir a los corruptos para que dejen deserlo -aunque siempre valdra la pena repetir una y otra vez los valoresbasicos en los que ha de fundarse una sociedad justa=-, Susan Rose-Ackerman nos recuerda que pueden implementarse estrategiasdeliberadas para frenar esos cielos, que ya han demostrado ser exi-

    It Ibid., P : 1 36 .. 1 2 Ibid., p. 137.

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    tosas. Por ejemplo, la revision de los prograrnas piiblicos que han sidocapturados por clientelas 0intereses privados, 0que pueden respondercon cierta facilidad a Ia discrecionalidad de los funcionarios que losoperan. Modificar las reglas de esos programas para hacerlas mas fa-ciles y mas claras, a la vez que mejor vigiladas ptiblicamente, puedeayudar a inhibir las conductas corruptas y hasta proteger a los servi-dores publicos de chantajes y presiones externas. Aclarar los fines quepersiguen las poHt icas publicas asi como los plazos para obtenerlos,fi jar resultados verif icables, abrir toda la informacion disponible sobrelos recursos que se utilizan, los beneficiarios de los programas y losprocedimientos que siguen. En ultima instancia, decidir con franquezasiesos programas estan cumpliendo con los propositos quejustificaronsu origen 0 solamente siguen vigentes en funcion de los intereses co-rruptos que los han capturado, Revisar e1 sentido y la orientacion delas polfticas y de los programas a los que se destinan los recursos y losdineros piiblicos, no solo en busca de la mayor eficacia -eficiencia yeconomfa=-, sino como antidote para combatir a la corrupcion,Otra serie de estrategias -nos dice Ackerman- se enfoca en la ren-dicion de cuentas y la t ransparencia, Un viejo ideal de la Ilustracion

    que sigue siendo parte de la agenda democratica en nuestros dfas y queya habfarnos mencionado antes: que los poderosos digan 10 que hacen yno solo que hagan 1 0 que nos dicen, Yque supone la puesta en marchade operaciones practicas, muy concretas, para darle viabilidad tecnica,Un buen sistema de rendicion de cuentas supone que los gobiernossepan 1 0 que estan haciendo y 1 0 que quieren lograr, pero tambien quesean capaces de comunicarlo. No es suficiente que los servidores pii-blicos repitan las atribuciones que tienen, ni que aprendan de memoriael manual de funciones y procedimientos que regula su actuacion coti-diana. Rendir cuentas no significa justificar la tarea propia a partir derutinas establecidas en reglas formales, sino hacerse cargo de Ia respon-sabilidad que implica tomar decisiones en nombre y representacion deotros. De modo que la primera exigencia es saber 1 0 que cada uno estahaciendo,Sabemos que una de las clavespara que la transparencia cobre sentido

    radica en garantizar e 1 derecho de acceso a Ia informacion. Pero este, asu vez,pierde toda eficacia cuando la informacion simplemente no existe:cuando se pierde, se oculta 0, peor aiin, cuando producirla no formaparte de las rutinas cotidianas de las organizaciones burocraticas, Pro-ducir informacion no equivale a escribir informes, ni mucho menos

    INTRODUCCION

    ainventar documentos a modopara responder preguntas formuladaspor ciudadanos para salir del paso. La inrormacion es un recurso es-trategico yes, al mismo tiempo, un producto intrinseco de cualquierorganlzacion publica. Se produce informacion cada vez que setomauna decision, cada vez que se asigna un gasto, cada vezque se deliberasobre un curso de accion a seguir, cada vez que se sigue un procedi-miento. Unas veces Ia informacion se materializa en un oficio 0en unintercarnbio electronico 0 en un expediente; otras en una poliza, enun registro contable, en un cheque, en un Iibro de cuentas; otras mas esuna minuta, un contrato, un reporte de avances, un resultado escrito ydocumentado. A cada paso de la gestion publica se generan piezas deinformacion y , en tanto que cada una de ellas obedece al cumplimientode at ribuciones legales e involucra el uso de recurs os piiblicos, todasellas deberfan formar parte de archivos bien ordenados, completos yabiertos. ,No documentamos nuestra vida privada (mas que muy excepcio-

    nalrnente y por razones igualmente privadas): no llevamos memoriaescrita de los acuerdos que tomamos con la familia 0de losgastos quehacernos eI fin de semana ~excepto para ahorrar 0por razones estric-tamente flscales=-; casi nunca dejamos rastro sobre 10 que decimos yhacernos en nuestra vida intima. Pero en el servicio publico ha de su-ceder exactamente 1 0 opuesto: dado que ellugar que ocupa un servidorpubl ico es siernpre de interes publico, dado que todos los recursos queemplea son prestados para cumplir fines publicos, y dado que todassus actuaciones y decisiones sejU5tif ican siy solo sicontr ibuyen al bien-estar publico, no existe ninguna raz6n valida para no documentar cadapaso, para no dejar constancia de ellos ypara no ponerlos a disposicionde quien quiera verlos. Sin embargo, es imposibJe garantizar el derecho deacceso ala informaci6n,sin informacion.Por supuesto que hay excepciones -de las que ya habfarnos ha-blado-. Pero si e l principio fundamental de Ia rendicion de cuentas esIa publicidad maxima, su condicion es Ia existencia misma de Ia infor-macion y las cuentas. Y solamente por razones que realmente ponganen riesgo el bienestar general podrfa justi ticarse su inexistencia 0 suocultamiento deliberado. De ]0 contrario, se estarfa cometiendo unainjusticia flagrante y se estaria abriendo una puerta mas, como dehecho sucede, hacia Ia corrupcion del servicio publico,Las recomendaciones de polftica comparada de Susan Rose-Ac-

    kerman cierran con la posibilidad de modificar las normas constitucio-

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    nales, cuando estas no son suficientes para imped ir e1 fenomeno de lacorrupcion. Reformas radicales, dice ella, que modifiquen de planola estructura de los gobiernos que han perdido lacapacidad de producirdec isiones sin caer atrapados en redes de corrupc ion, ~Como saber queha llegado e l momento de redise fia r los marcos constitucionales en losque se funda la vida publica de una sociedad?La evidencia sefiala que los resultados de la 1ucha contra la corrupcion se ge-neran solamente en ellargo plazo y si los sistemas democraticos no son soloformalidades en los textos const itucionales, s ino cuando realmente son elresultado de sistemas politicos competitivos y dinamicos. Tambien se ha de-mostrado que los sistemas presidencialistas, especialmente aquellos cuyaslegislaturas estan basadas en represcntaci6n proporcional, pueden ser m a s vul-nerables a la corrupcion. Ademas, las elecciones no son suficientes, E1Estadodebe protcger las libertades democraticas y establecer un efectivo Estado dederecho, Las reglas deben ser transparentes, equitativas y estar administradascon habilidad y justitia. Esto significa que e1sistema judicial, la policia y laprocuracion de justicia sean honestos, profesionales e independientes y quecuenten con un nivel similar de integridad y aptitudes."Apenas si es necesario afiad ir que Susan Rose-Ackerman vuelve asi

    a la idea de justicia de la que habiamos partido: para que no haya co-rrupcion -parece decirnos-es necesario que las instituciones no secorrompan; para que los intereses individuales no prevalezcan sobre losinte reses comunes, esprec ise que el Estado, el sistema dernocratico, lasnormas juridicas y las ins ti tuciones encargadas de garantizarlas acniencon probidad. Un circulo vicioso, que ya habia plan te ado Amartya Sen:las ins ti tuciones son indispensables para generar incentivos correctos-premios y castigos- e impedir que los individuos se corrompan, laburocracia se aduefie de los recursos y los espac ios publicos y la cod iciasea la razon principa l de la accion colectiva ; pero las instituciones sonreglas del juego que siguen 0 contradicen. los individuos, Son estosquienes responden 0 no a los incentivos que producen estas institu-ciones y son estos quienes encarnan la vida publica. De modo. que, alfinal del dia, sigue siendo verdad que ningun regimen es mejor que loshombres que 10 conforman,

    . 1~Ibid., pp. 157-158.

    INTRoDuccr6N

    V. Por eso propongo cerrar .esta se leccion de lec turas con las ideas fun-damentales de Hannah Arendt, presentadas y discutidas por RichardBernstein, acerca de la "banalidad del mal". Quisehacerlo de: estamanera, para insistir en que nada puede suplir la conciencia y lavo-luntad en nuestras relaciones con los demas, Las tesis que subrayan laimportancia de las instituciones -las reg las deljuego- ysu capacidadpara generat incentivos no carecen de importancia para'Ia etica. pu-blica. Por el contrario, hay una larga tradicion fi losoflca-c-con enormesconsecuencias para la economfa y la politica- que se ha sustentado enesa doble logica, segun la cuallos individuos prefieren obtener la mayorsatisfaccion posible en todas susactuaciones y los gobiernos. producir e1mayor b ienestar para el mayor mimero de individuos. La racionalidadque hay detras de esas afirrnaciones ha producido teorias, metodos ydecisiones de gran trascendenc ia para la vida publica.. Esta racionalidad es valida para explicar el funcionamiento de losmercados y tambien para predecir buena parte de la conducta eco-nomica de los individuos y los gobiernos , Es, tambien, una just if icacionrecurrente de buena parte de las decisiones que ternan los gobernantesy de las razones que aducen paraasignar recursos escasos y, en el ter ri -torio de la ciencia pol it ica, para calcular comportamientos y resultadoselec torales, Aunque tiene un defec to: es una raciona lidad basada exclu-s ivamente en el egoismo -en la maximizac ion de los beneficios ind ivi-duales, ya sea de.uno 0de muchos-, y el egoismo es, a suvez, el enemigofundamental de la etica -.Si as! funcionaran las soc iedades, no tendrianada mas que afiadir: una larga ecuacion algebraica de egofsmos enequilibrio explicaria la mejor situacion posible en el mundo.Como modele analitico y como metodo predictive de las conduc tas

    que podrian seguir los individuos en. ciertos en tornos con incentivosm a s 0menos controlados -como las elecciones, los mercados de va-lores, la hechura de las l eyes 0la seleccion de un gropo de proveedores,entre otros=-, esa aproximacion no solo es valiosa sino que ha demos-trado ser la mas precisa de todas. Sin embargo, no alcanza a resolver elprob lema de la convivencia socia l en su conjunto , puesno nos permitepredecir cual es e1 punto en el que 1a multiplicaci6n de los egofsmossevuelve en contra de todos. Lo que Amartya Sen critica de la aproxi-macion institucional de John Rawls exp licatambien las limitacionesde esa rac ionalidad egofsta para disefiar la convivencia entre todos:(como suponer que. los incen tives institucionales pueden bastar paramodular el comportamiento politico y social de los individuos, si cada

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    uno de ellos busca maximizar su beneficio individual por encima detodo?En estas condiciones, salta a lavista que los comportamientos realesson mucho mas importantes que cualquier principio invocado y, a lapostre, la corrupcion de las instituciones no solo parecerfa inevitablesino que resultaria ser el comportamiento mas racionaL La economiapolftica de la corrupcion, comola llama Susan Rose-Ackerman, con-sistiria en calcular la diferencia entre el costo de corromper las reglasdel juego y los beneficios individuales de hacerlo, Y sabemos de sobraque en un ambiente de impunidad generalizada los costos de faltar alas leyesson cada vez mas bajos, mientras que los incentivos para co-rromperse son cada vezmas altos. Sf,pero hay un punto en el que lare-produccion de esa conducta egoista y calculadora se vuelve, repito, encontra de todos. Yaun ba]ola misma logica analitica, resulta que seguirmaximizando el beneficio individual equivale a perderlo y , en ese mo-mento, seguir siendo egoista sevuelve la conducta mas absurda posible.(Cual esese punto? Uno en eI que lacorrupcion de Iaadministracionpublica ha llegado hasta ellfmite de volverseincapaz de prestar los ser-vicios piiblicos mas elementales y saIir a calle es una aventura riesgosa;en elque sufrir un robo, una agresion 0ser victima de unsecuestro seconvierte en un asunto azaroso; en e1 que la policfa se ha corrompidohasta convertirse en un aparato practicamente imitil y denunciar unacto ilegaI puede traer costos mas altos que haber sido vfctima de loscriminales. Un punto en eI que Iapropiedad privada esta en riesgo, nosolo por las amenazas y los chantajes de los deIincuentes, sino porqueahorrar es cada vez dificil y cada dia mas arriesgado debido a la incer-tidumbre economica, mientras que invertir con vision de largo alientoesabsurdo. Uno donde nadie esta protegido por eI marco legal, porqueeste sevolvi6negociable y susresultados ysus efectos seponen al serviciode los mejores postores; donde emprender un juicio, de la naturalezaque sea, no consiste en formular interpretaciones y alegatos legales va-liosos, sino en comprar fiscales, testigos yjueces. En el que acumularriqueza y poder; en contra de todo el sentido comiin, puede resultarcontraproducente, pues los ricos sevuelven un objetivo visible de la de-lincuencia organizada y los poderosos son chantajeados y amenazados.para orientar sus decisiones hacia donde losmas violentos desean. Unpunto en el que ni siquiera esosgrupos depredadores, incluso los masviolentos y los mas corrompidos estan a salvo, pues ellos a su vez seencuentran en guerra con otros igual de violentos y corrornpidos. Un

    INTRoDuccr6N

    punto, en fin, en el que cada nueva decision "racional" ,basada en elmas estricto egoismo destinado a maximizar el beneficio de cada unose convierte, literalmente, en la mas completa estupidez colectiva.Sin embargo, no esfacil saber cuando seha llegado tan lejos, ni cualesexactamente el punto de no retorno. No 10 esporque seasume quelas instituciones pueden funcionar solas, rnientras cada uno las va vul-

    nerando al mismo tiempo que los demas, No 10 esporque se cree quelos c:ilculos egofstas -oportunistas y estrategicos de cualquier cufio-c-son patrimonio exclusivode quien losformula, sin caer en cuenta de quernuchos otros estan haciendo 10 mismo, Yes muy improbable (aunque noes te6ricamente imposible) que se pueda operar un modelomatematicoque incluya todas las variables que entran enjuego en tiemporealparacalcular, con Iamayor precision y con todo elvalor de la evidencia cien-tifica, en que memento lamaximizaci6n individual de los beneficios seha vueltoen contra de todos. En cambio,no es dificilreconocer cualesSon los Ifrnites eticos ni tampoco advertir cuando se han rebasado, Sa-bemos tambien que laapropiaci6n ilegitima de 10 publico y la ausenciade las virtudes indispensables para convivir con los otros, puedenIIevarhasta ese punto incierto, pero tangible y dramatico, en e1que lafractura de la etica publica acaba amenazando lavida de todos.Admito que la filosoffa de Hannah Arendt queria encontrar res-

    puestasal mal radical que ellavivioy padecio durante los afios tragicosde la segunda Guerra Mundial. No se enderezo sobre esta otra idea,vinculada mas bien Con las consecuencias que tiene el abandono dela etica publica, sino con Ia emergencia del totalitarismo y con la des-humanizaci6n con la que los dictadores y sus allegados tomaban lasdecisiones, .Mientras nosotros nos preguntamos sobre los pe1igros quegenera la falta de valores compartidos para vivirjuntos y para salir ade-lante, COmocondicion de existencia de las instituciones democraticas yde Iajusticia distributiva, Arendt trato de explicarse por que habfa sidoposible que surgieran los regimenes totalitarios y como fue que pro-dujeron tanto dafio a la humanidad. Mas que elestudio de un cuadrode valores distintos, 10 que velaHannah Arendt era lafalta absoluta dereferencias morales: la deshumanizaci6ncomo metodo y no como con-secuencia y , de alli, la inutilidad de la invcad6nde cualquierderecho,de cualquier apelacion etica, de cualquier aprecio por la vida humanatal COmoes. Lamirada brillante deArendt nos ayuda a entender que eltotalitarismo creo su propio universo de valores y referencias, y los cri-terios para justificarse a sfmismo, Yen este sentido tratar de entenderlo

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    a Ia luz de un sistema moral diferente se vuelve una practica imitil. Lospeligros que nos hizo notar Hannah Arendt no son los mismos que nosace chan ahora,Sin embargo, en esta filosoffa existe un elemento que me parece

    crucial para tratar de comprender por que somos capaces de seguir ac~tuando con eImas absoluto egoismo, aun cuando es evidente que seguirhaciendolo puede acabar destruyendonos; por que seguimos invocandouna racionalidad claramente autodestructiva. Me refiero a 10 que Arendtllamo "Ia banalidad del mal", que Bernstein explica con maestria enlas paginas que cierran este volumen: T~as haber estudiad;> el ~odel senor Eichmann -el operador principal de la Hamada SolucionFinal" instruida por Hitler; que l levo al Holocausto- y descubrir queese personaje no era un monstruo, ni una encarnacion de los peoresdeseos de destruccion, ni de venganza 0violencia racial y ni siquiera,quiza, de sentimientos diferentes a los de cualquier ot ro ser h~ano,Arendt identifica -nos dice Bernstein- un nuevo y temible as-

    pecto del mal en el siglo xx, En nuestro pensamiento moral ordinario,asi como en la tradicion filosofica, ha habido siempre una arraigadacreencia en que aquellos que cometen malas acciones deben tener malo~motivos. Esa es la creencia que Arendt criti ca. Individuos que no son mmonstruos, nipervertidos, ni sadicos, ni fanaticos, individuos movidospor poco mas que la ambicion y eI deseo de complacer a sus jefes yascender en sus carreras, pueden cometer los hechos mas horrendos.E1 de Eichmann es un caso extreme. Pero precisamente por eso es

    mas ilustra tivo de 10 que quiero decir: aun cometiendo los peores crf-menes, los motivos de ese asesino no diferian un apice de los que hu-biese tenido, en esa misma epoca, un gerente de planta en cualquierempresa mayor. No era un individuo arrastrado por los peores senti-mientos de maldad sino de un profesionalismo mal entendido y, enUltima ins tan cia, de una lealtad a toda prueba puesta a1 servicio de lospeores propositos. Nada de esto 10exculpa ni mucho menos; ni.a a , ni acualquiera que se haya prestado a cometer crfmenes de cualquier natu-raleza, en nombre del cumplimiento de un deber, de la obediencia a leissuperiores, de un espfritu patriotico 0, simplemente, para salvaguardara su propia familia y darles un mejor modo de vida. La banalidad delmal, nos dice Arendt, no es una teoria ni una doctrina, sino algo pura-mente factico:

    INTRODUCCl6N 43~i~rnann no era Yago.ni Macbeth, y nada hubiera estado mas Iejos de suammo que, como Ricardo III, "demostrar ser un villano".Salvopor una ex-traordinaria -aplicacion en pos de progresar personaImente, no tenia ningunotro motivo (...J Para decirio en forma coloquial, simplernente no se pereat6nunea de 10que hacfa.14

    .,14Vease Richard Bernstein, P: 179.1.tu, p. 180.

    Ese mismo argumento factico, esa misma "ausencia de malicia, pa-~ol?gia 0conv_ic~io? ideologica peculiar por parte del implicado, cuyoumco rasgo distin tivo era quizas una extraordinaria superfidalidad "15es, pienso yo, el mismo que puede emplearse aquf y ahora para ex-pl icar por que somos capaces de rebasar los Ifmites de la, e tica publicahasta el punto de amenazar las bases mas elementales de nuestra convi-vencia, La banal idad del mal: ese grupo de pequefias acciones equivo-eadas, de decisiones egofstas, de falta de solidaridad, de responsabilidady de tolerancia; esos actos oportunistas para ganar mas, para trabajarrnenos, para atajar tramites, para aventajar a los otros, paraescapar de~roblemas. Esa conducta "racional" en busca del mayor beneficio po-SIble al menor costo , cuya repetic ion y multiplicacion acaba creando unsistema donde cada uno, sin. saberlo 0admitiendolo con cierta indul-gencia , contribuye todos los dias a la destruccion colectiva,Quiza la etica publica no sea suficiente para impedir Ia banalidad

    del mal. Pero sf nos advierte de sus efectos ypuede ayudarnos a generaruna conciencia mucho mas extendida sobre Ia importancia de salvar 10publico -en su sentido ffsico, moral y deliberativo- fr~nte a los inte-reses privados, de rescatar los valores que nos ayudan a convivir, y debuscar los medics para combatir deliberadamente la corrupcion, Unmetodo y unos Ifrnites, Conffo en que estas Iecturas ayuden a recono-cerIos y que tras ellas, cada quien acnie en consecuencia. .

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    LOS SENTIDOS DE L O P U BL IC O 'NORA RABOTNIROF

    LA DICOTOMlA DIFicIL

    E1 terrnino "publico", como la mayor parte de los conceptospolfticosre1evantes, esta muy lejos de una definicion inequivoca. Su irtilizacionen el contexto de vocabularios poli ticos diferentes construye 0 iden-t ifica problemas tambien diferentes, evaluaciones y cursos de aCci?ndispares. Se le util izapara adjetivar "espacio", "esfera"; se le sustantiva(a veces sustancializa); se le usa normat iva 0 descriptivamente, Ynosiempre se tiene en cuenta que el trazado de los limites ent r: 10publicoy 10 privado se modifica hist6ricamente. Tampoco se advierte que elconflicto por la definicion de esos Iimi tes ha formado parte de rnanerasespedficas de concebir la vida poli tica .Es asi como las frecuentes invocaciones al fortalecimiento de 10pu-blico a menudo aluden a dimensiones diferentes, aunque relacionadas,de la vida polftica de una comunidad. E1debate que estas invoca~ionessuscitan muestra que el uso del termino -tanto en el lengu~e co-rriente como en el especializado- y los criterios para sus referenciasdistan de ser unfvocos. La linea divisoria que separa 10 publico de 10privado es, entodo caso, de elusivo trazo.. .'Por supuesto, esta mult ivocidad remite a las transformaclOnes his-t6ricas que han ido otorgandole dimension institucional, asi como a

    los usos que, desde distintos enfoques discipl inarios, han codi ficadoy sedimentado significados. El caracter mul tivoco tambien r.emi te alhecho de que si bien "publico" y "privado" pueden no ser consideradosen sfmismos terminos evaluativos (como "justo", "democrit ico", e tc .) ,suelen utilizarse en contextos evaluativos: para defender "la supre-macia de 10publico sobre 10 privado 0 de 10privado sobre 10publ ico"(en las posiciones de curio individualista-l iberal u organicista) y, p~rejemplo, cuando se dice que "el Estado debe ocuparse solo de 10 pu-.. Nora Rabotnikof, E n B us ca de u n L ug ar comun. El espacio pUblico en L a teor ia politica

    c o n t c m p m - a n e a . Institute de Investigaciones Filos6ficas, UNAM 2005. Mexico.

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    LOS SENTIDOS DE LO PUBUCO

    blico" 0 cuando se aclara que "1 0 publ ico" ya no debe ident ificar se con"1 0 estatal",' .'De manera muy general, se puede sostener que elpar publico/privado

    (en cuanto categorias polit icas) mantiene "adheridos"al menostres sen-tidos basicos. Tal vez sea mas preciso hablar de tres criterios heterogeneospara trazar esta diferencia: ' . '" Ia] Lo publico como 10 que es de interes 0de utilidad comun. a todos 10

    qu~ ataiie : u coledioo, 10que concieme a lacomunidad, por ende, la'au-tondad alli emanada, en contraposicion a 10privado, entendido comoaquello que se refiere ala uti lidad y el interes individual. HabIamos asfde "seguridad publica", "salud publica", refir iendonos a una dimen-si6n cormin y general (la salud de, todos y los aspectos generales de Iasa lud y de laseguridad, mas alla de mis problemas especfficos y particu-lares de salud 0 de mi particular exposici6n al riesgo). De alli tambienque, en a:gunas definiciones, e l termino "publico" aparezca como "1 0perteneciente 0concerniente a todo un pueblo, 10 que emana delpueblo", ade~is de hacer referencia a 1aautoridad colect iva, al Esta-~0.2 En cambio, segun esta primera acepcicn.Io privado designa 10singular ypersonal, yaquello que, en su origen, pretende sustraerse aese.~oder public? (entendido como poder del colectivo). La recupe-raC1~n.de.:ste primer sentido, en terminosjuridicos, sera basica parala distincion entre derecho publico y derecho privado, asf comopara 10que se ha dado en llamar las "dicotomfas derivadas": sociedadpolitica y sociedad domestics , ley publica y contrato privado, volun-tad general y voluntad particular.

    b] Lo que es y se desarrolla a la luz del dia, 10manifiesto y ostensibleen contraposici6n a aquello que es secreto, preservado, oculto, Loque no puede verse, aquello de 10 que no se puede hablar, que sesustrae a comunicacion y examen, se conecta historicamente con10 sacro, accesib1e eventualmente solo a un saber de corte inicia-tico." Vo1ver "publico", en este sentido, a 1a luz que torna visible(yesta sera la fuerza de la noci6n iIustrada de publ ic idarJ) aquello

    1~ distincion entr~ uso descriptivo y uso axiologico de la dicotomia secncuentra,por ejemplo, en Bobbie, "La gran dicotomia: publico/privado" Estado go'-'~- .dad , p. 15. ' r =ITW Y s o c z e -. . 2 Dictionnar ie Le littre, citado por Dubyen el prefacio a Aries yDuby, Historic de l a v i da .

    p r i : v a . d a , t. 3,p . 20. Douglas, N a tu ra l s ym b ol s: explorations i n c o sm o lo g y.

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    46 NORA RABOTNIKOF

    que se sustraia a la mirada y que incluso reivind~caba explfci~-mente el requisite del-secrete." Este segundo sentido no ha com-cidido hist6ricamente con el primero, Ni 10publico (en el primersentido de 10cormin a todos) fue siempre tratado piiblicamente,ni 10privado (tambien en el primer sentido de 10indi~d~al) sepreserve tampoco de la mirada de los otros, de la luz pubh~~. .~connotacion espacial, en Ia medida en que hablamos de visibili-dad y ocultamiento, es casi directa. Asf , la idea de 10privado pasade 10mas exterior a 10mas intemo: del foro, el estrado, la escena,"hasta los ii lt imos reductos en los que se encierra la mas preciosade las riquezas 0 pensamientos propios, en 10que seamurallan lassituacionesque no se pueden exhibir"," Tambien es evidente quela transformacion sustantiva que la escritura, primero, y la impren-ta, despues, aparejaron en relacion con este sentido de 10publico.Ambas, escritura e imprenta, permitiran poner por igual, "aIavis-ta de todos", 10que antes solo podia mantenerse en el secreto delos iniciados 0 en las tinieblas de 10oculto."c] Lo que es de uso comun, accesible para todos, abierto, en contrapo-sicion con 10 cerrado, que se sustrae a la disposicion de los otro~.Para algunos, este parece ser el significado original del que den-van los dos sentidos anteriores, aunque tambien podrfa parecercomo una significacion lateral del primer sentido. "Publico", eneste caso, es aquello que, al no ser objeto de apropiacion parti-cular, se halla abierto, distribuido. Algunos interpretes han sefia-lado que, por derivacion de esta acepcion, se desemboca. en elsustantivo elpU blico, como el conjunto de los que se benefician deesta apertura, En ese sentido, un uso del publicare latino es "con-fiscar", "sustraer a1 uso particular". La s plazas, la calle, son lugares

    4 "Hoy elmismo hecho de tener un secrete debe ser mantenido :~ ,secreto y ya nopuede servir como contrasefia para las grandes cosas, Solo c?_moreligion el secrete haconservado su sentido originario, elsentido de que la develacion del secrete no dcstruyeal mismo secrete, sino que castiga a los curiosos privandolos de la capacidad de enten-der" (Luhmann y De Georgi, Teoria de la sociedad; p. 100).~Duby, op . cit., t.3, p. 57.

    6 Asi,Jean-Pierre Vernant rccalca el cambi_ode funci6n de la ~scritura, desde el rno-mente en que esta es rccuperada por losgnegos a f inal es del siglo IX a.C. No ~ol.osetrata de una escritura diferente, sinode un hecho de civilizacion nuevo; de Set espe0a?daddeuna clase de escribas, regis tro de los archives del poder en el secrete de palacio, setransfonna en laposibilidad de tematizar yobservar aspectos de lavidasocialy polftica,de hacerlos "publicos". Vease Vernant, Les origines de la pensie grecquc; p. 32.

    LOS SENTIDOS DE LO P(mUCO

    de ~o public.o, ~biertos a todos. Del otro Iado,el signo mas os-tensible de pn~cld~d como apropiacion es lacIausux:aCla cerca).~te tercer sentido nene perfiles menos nitidos que Iosdos ante-nores. Algunos lugares son "publicos" (abiertos) porque.sou.detodos (comunes), y por eso las actividades que allf se realizari'sonmanifiestas y ostensibles (visibles). Sin embargo, algo puedeserpublico (en el sentido de no oculto 0 no secreto), desarrollarseala luz y no ser publico (en eI senti do de accesible odisponiblepara .t~d.os).Los C?~gos de caballeria, la fiesta barroca, laliturgiaecleslastlCa, las pracncas cortesanas cornbinan "visibilidad" COnal-gUn tipo de clausura; apertura a la mirada y exclusion en cuanto ala disponibilidad.Antes de la instauraci6n del sufragio universal,