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LA EUTANASIA ESCUELA MESOAMERICANA COL. EL RELICARIO 85639 JOSE AGUSTIN RUIZ VILLATORO

Eutanasia trabajo 2

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Page 1: Eutanasia trabajo 2

LA EUTANASIA

ESCUELA MESOAMERICANA

COL. EL RELICARIO

85639

JOSE AGUSTIN RUIZ VILLATORO

Page 2: Eutanasia trabajo 2

Tema------------------------------------------------------------------------------------------------1----------------------------------------------------------------------------------------------------------

Planeamiento del problema--------------------------------------------------------------------1

Delimitación del problema----------------------------------------------------------------------1

Justificación del problema----------------------------------------------------------------------1

Objetivo general----------------------------------------------------------------------------------2

Objetivo específico-------------------------------------------------------------------------------2

Estructuración del esquema de investigación---------------------------------------------3

Marco teórico--------------------------------------------------------------------------------------4

Hipótesis-----------------------------------------------------------------------------------------11

Metodología--------------------------------------------------------------------------------------11

Cronograma--------------------------------------------------------------------------------------12

Bibliografías--------------------------------------------------------------------------------------13

1

JOSE AGUSTIN RUIZ VILLATORO

Page 3: Eutanasia trabajo 2

TEMA. Eutanasia vs Derechos del usuario

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.

¿En qué medida la ética profesional, médica se contrapone a los derechos,

decisiones y necesidades de los usuarios, diagnosticados con cáncer terminal y

que asisten para su atención al hospital de las culturas ubicado en san

Cristóbal de las casas durante el periodo de Agosto a Diciembre de 2015.?

DELIMITACION DEL PROBLEMA.

La eutanasia es la acción u omisión que es utilizada para evitar el sufrimiento a

pacientes con una enfermedad ya sea cáncer terminal..

El trabajo se llevara a cabo en el hospital de las culturas ubicado en la ciudad

de san Cristóbal de las casas, en el cual se aplicara la investigación sobre la

eutanasia a pacientes con cáncer terminal, donde se tomara como se

contrapone la ética profesional médico, paciente y el cual se aplicara en los

meses de agosto a diciembre.

JUSTIFICASION DEL PROBLEMA

El presente trabajo de investigación tiene como finalidad que problemas,

enfrentamos como sociedad, con respecto a la eutanasia, como los daños

psicológicos y la polémica que existe a favor y en contra, por tal motivo, se

eligió investigar sobre la eutanasia, me llamo la atención por que hablar de este

tema no es muy usual. Además quise aprender más sobre esto. Es importante

saber sobre el tema para así poder argumentar y no solo dejarme llevar por lo

que los demás digan. Para la sociedad sería un asesinato por que se atenta

contra la vida y para otros sería una muestra digna por el rápido efecto que

tiene con las personas. También sería una polémica negativa acerca del tema

por la delicadeza de este mismo.

OBJETIVO GENERAL.

Page 4: Eutanasia trabajo 2

Conocer cuáles son los factores que intervienen para que se lleve a cabo la

eutanasia y las consecuencias en los familiares y en ámbito profesional.

Implementando entrevista así como también basándome de entrevistas con los

familiares de pacientes en esta situación, también en las opiniones de médicos

y personas ajenas.

OBJETIVOS ESPECIFICOS.

Investigar profundamente con familiares, amigos, personal médico y con la

sociedad en común, sobre los factores para que se logren entender las

consecuencias al tener un familiar en condiciones de etapa terminal del cáncer.

Explicar las ventajas y desventajas de la eutanasia para que se pueda analizar

por qué es considerado un asesinato. Utilizando como métodos de explicación

en las exposiciones o investigaciones ya realizadas.

ESTRUCTURARACION DE UN ESQUEMA DE Investigación2

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TEMA 1

1.1. Eutanasia

1.2. Conceptos de la eutanasia.

1.3 Historia de la eutanasia.

TEMA 2

2.1 Surgimiento de la eutanasia y su primera aplicación.

2.2 La eutanasia en la sociedad

2.3 La eutanasia en lo familiar.

2.4 La eutanasia en lo profesional.

2.5 La eutanasia en el ámbito religioso.

TEMA 3

3.1 La aplicación de la eutanasia.

3.2 Pacientes en etapa terminal.

3.3 Eutanasia como derecho de muerte.

3.4 Derechos del usuario.

3

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MARCO TEORICO

La muerte es, finalmente, inevitable. Todos los seres humanos somos mortales

y, a partir de cierta edad, todos lo sabemos, aunque muchos prefieren

ignorarlo.

La muerte individual aparece en el mundo biológico al mismo tiempo que la

reproducción sexual y, desde un punto de vista evolutivo, parece ser

consecuencia de ella, porque cuando un ser vivo pierde la capacidad de dejar

descendencia, también cesa de tener relevancia en el proceso de la evolución.

La universalidad de la muerte nos irrita y hasta nos confunde pero sólo cuando

la contemplamos y desde las alturas de nuestros deseos y aspiraciones de

inmortalidad, apoyados en la mitología y en las promesas de casi todas las

religiones, tanto politeístas como monoteístas. Para Darwin y sus seguidores,

la muerte es simplemente el resultado de multiplicar la probabilidad por la

suerte en función del tiempo; en esta ecuación, lo que primero es apenas

posible, poco a poco se hace probable y tarde o temprano se transforma en

inevitable. El concepto popular de que la función del médico se limita a “luchar

contra la muerte”, aparte de no ser correcto, lo coloca en la incómoda posición

4

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de perdedor obligado, porque en última instancia la muerte siempre saldrá

ganando. Las relaciones del médico con la muerte son bastante más complejas

que lo sugerido por su imagen romántica de Caballero Andante combatiendo y

derrotando a la Muerte.1Creo que resulta una obviedad afirmar hoy día que existen personas concretas

que en. Situaciones específicas desean morir –o se desea que mueran– antes

que seguir con vida, y que la polémica en torno a la muerte asistida

médicamente, tanto en su modalidad de “suicidio asistido” como de “eutanasia”,

está lejos de ser un debate cerrado. Junto al publicitado episodio del patólogo

Jack Kevorkian, no es difícil agregar otros casos que invitan también a una

reflexión atenta.2

Uno de estos casos es el de Bob Dent, de 66 años, con un cáncer de próstata

infructuosamente tratado desde 1991. El 22 de septiembre de 1996 Dent fue el

primer australiano que se acogió a la Ley de los Derechos de los Enfermos

Terminales del Territorio del Norte de Australia, que entró en vigor el 1 de julio

de 1996, y que mientras estuvo vigente, se constituyó como la primera ley en

aprobar el suicidio asistido y la eutanasia. Satisfechos los requisito exigidos por

la ley, el médico Philip Nitschke diseñó a Dent un programa que controlaba la

autoadministración de una inyección letal. El reverso de la moneda es el caso

de Ramón Sampedro, español de 54 años –30 años tetrapléjico tras un

accidente– que desde 1993 planteó por la vía judicial su derecho a “morir con

dignidad” para salir de su “infierno” sin que quien le ayudase tuviera que ser

castigado por ello. En 1997 solicitó amparo al Tribunal Constitucional por 1 Médico egresado de la UNAM, se especializó en anatomía patológica y en la actualidad se dedica a la medicinaexperimental. Ha publicado más de 150 artículos científicos en revistas nacionales e internacionales. Es Profesor Emérito de la mismadesde 1995 e Investigador Emérito Nivel III. Ha recibido numerosos premios, incluyendo el Nacional de Ciencias yArtes en 1974. Presidente del Colegio de Bioética, AC, durante el periodo 2003-2006. [email protected] Doctor en Filosofía por la UNAM y licenciado en Derecho por el Instituto Tecnológico Autónomo de México(ITAM). Miembro del SNI (nivel 3), de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) y del Colegio de Bioética, AC.Becario del CONACYT, del Consejo Británico y de la John Simon Guggenheim Foundation (2005).5

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segunda vez (la primera se rechazó por defecto de forma), sin poder admitirse

su caso en el Tribunal Europeo de los. Derechos Humanos de Estrasburgo

hasta que no agotara la vía judicial española. Después de una sentencia

desfavorable, se suicidó. Antes de ello, dejó grabado un video en el que se

exponía además su deseo de morir, y la petición expresa de que no se acusara

a nadie por la colaboración necesaria para llevar a término su proyecto.

Manteniendo la grabación del video, bebió una solución con cianuro que le

causó la muerte en veinte minutos.

Consentimiento competente en un marco de legalidad

Hoy día existe un consenso generalizado de que los pacientes competentes

tienen derecho, en un proceso de decisión compartida con sus médicos, a

decidir sobre su tratamiento y a rechazar cualquier tratamiento sugerido o

recomendado. En EUA, por ejemplo, la doctrina del consentimiento informado,

tanto en la ética médica como en la jurisprudencia, requiere que no se aplique

el tratamiento a un paciente competente sin su consentimiento voluntario.

Esta doctrina se distancia así tanto del modelo del médico paternal –“yo sé

mejor que usted lo que requiere para su salud”–, como de la idea de que la

salud, como sostiene Leon Kass, es exclusivamente un hecho objetivo

biológicamente determinado, es decir, un estado de ser que se revela a sí

mismo en la actividad como un patrón de excelencia corporal o buena

condición física”.3

La toma de decisiones en el cuidado de la salud debe ser un proceso

compartido entre el paciente (o el representante del paciente en caso de que

éste se encuentre incompetente) y el médico. Cada uno es indispensable para

una buena toma de decisiones. Por supuesto, esto no significa el rechazo a la

concepción de la salud como una norma biológica, sino a la pretensión de que

3 León Kass, Toward a More Natural Science, New York, Free Press, 1985, p. 1736

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la única finalidad adecuada de la medicina sea la salud. Más bien, la medicina

debe proporcionar el tratamiento que mejor permite a los pacientes procurar

con éxito sus planes de vida. Por lo tanto, lejos de tener un valor absoluto,

como piensa León Kass, la salud tiene un valor prima facie: se relativiza en

comparación con otras finalidades como, por ejemplo, beneficios y cargas del

tratamiento para mantener la propia vida, los costos financieros para los

familiares o, aun, los deberes religiosos. En este sentido, tiene razón Dan

Brock cuando afirma que las decisiones médicas sobre cuándo, hasta qué

punto, de qué manera y para quién se debe proporcionar la salud, necesitan

usar conceptos normativos más amplios que solamente el de la salud, por

ejemplo, “lo que hace que una vida sea mejor”

o, simplemente, “una buena vida”4

Por otra parte, si se admite que la vida no tiene un valor absoluto y se

reconoce, el derecho de un individuo a decidir sobre su propio cuerpo, como

pensaba Mill, tal derecho implica el terminar la vida cuando ese individuo lo

desee. Éticamente no existe ningún impedimento para hacer valer la autonomía

del paciente. Más aún, como afirma Martín Farrell:

“si el paciente y el médico están de acuerdo en todas las circunstancias

fácticas del caso y se acepta que el deber del médico consiste en restaurar la

salud y aliviar el dolor, no puede existir más que un deber moral correlativo por

parte del médico al derecho del paciente a morir”.5

Es claro que la situación se complica desde un punto de vista jurídico. Si se

acepta que el sujeto tiene un derecho a ser muerto, ¿de quién sería la

obligación jurídica correlativa? Coincido nuevamente con Farrell cuando

sostiene que el derecho no puede imponer al médico una obligación de ese

4. Dan Brock, “Medidas de la calidad de vida en el cuidado de la salud y la ética médica”, en Martha Nussbaumy Amartya Sen, Comp. (trad. Roberto Reyes Mazzoni), La calidad de vida, Fondo de Cultura Económica, México,1996, pp. 135s5 Martín D. Farrell, La ética del aborto y de la eutanasia, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1985.7

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tipo, puesto que el médico puede tener fuertes convicciones morales o

religiosas contra tal tipo de acciones. Por ello, más que obligar jurídicamente al

médico, el derecho debe facultarlo para realizar la acción. Si un médico

determinado rehúsa acceder a la solicitud del enfermo, puede éste acudir a otro

cuyas convicciones morales fueran diferentes a las del primero. En el supuesto

extremo, ciertamente exagerado, de que en alguna legislación se contemplara

una obligación correlativa y se impusiera al médico una obligación de tal tipo,

podría abrirse jurídicamente la posibilidad de la llamada objeción de conciencia

por razones morales o religiosas del médico en cuestión.

NIÑO LEUSEMICO

En tanto personas objetivamente vulnerables y necesitadas, exigen un deber

de cuidado por parte de los adultos. Prescindo, entonces, del hecho de que el

menor en el caso que nos ocupa haya expresado un “rechazo enérgico” para

que se le practique la transfusión como revelación presente de su autonomía

personal. La ponderación que debe realizarse, entonces, es entre el derecho a

la vida del niño –no porque ésta tenga un valor absoluto o sea un fin en sí

misma, sino porque es condición sine qua non para llegar a convertirse en una

persona autónoma– o, bien, la salvaguarda de la libertad de conciencia de los

padres que, por supuesto, ponderan como más deseable la vida eterna de su

hijo que la vida terrenal. En el caso del niño leucémico, Testigo de Jehová,

estamos en presencia de un caso claro de daño a terceros y no de

paternalismo jurídico injustificado. Desde un punto de vista liberal, el caso no

presenta ningún problema si es un adulto el que decide autónomamente, por

sus convicciones religiosas, que no se le practique la transfusión, aunque el

costo sea su vida misma. Más aún, como sostiene Ruth Macklin: “El hecho de

que tales creencias puedan ser erróneas o mal fundadas, no es garantía

suficiente para la interferencia paternalista,6

6 Onora O’Neill, “Children’s Rights and Children’s Lives”, en Ethics 98, abril, 1988.. 461 y 57.8

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La distinción que establece Macklin entre la creencia, por un lado, y la persona

en su totalidad que defiende la creencia, por el otro, es esclarecedora. Pienso

con ella que el sistema de creencias religiosas de los Testigos de Jehová es

irracional porque no se justifica ante la evidencia empírica, pero no por ello sus

defensores son personas irracionales en un sentido general. Y esto es

suficiente para que no se justifique una intervención paternalista.7

El problema se complica cuando los representantes carecen de esa

información relevante. Es aquí cuando se echa mano del principio del “mejor

interés”, es decir, una vez evaluados los riesgos y los beneficios se busca lo

“mejor” para el paciente. Esta alternativa, por lo general, tiende a minimizar la

relevancia del principio de autonomía personal considerándolo

“principalmente como un prerrequisito instrumental de la realización de lo

bueno y de lo justo”, entendiendo estos últimos bajo una concepción de la vida

moral con componentes emotivos y sentimentales.8

El problema de esta concepción es que la evaluación final de los sentimientos

que deben prevalecer para la toma de decisiones debe remitirse a la

ponderación de algún principio justificante. Por ello, la idea del mejor interés del

paciente se acompaña, generalmente, con el “criterio de la persona razonable”,

es decir, la consideración intuitiva de lo que cualquier persona razonable

elegiría en esta situación9

Ahora bien, tanto la eutanasia como el suicidio médicamente asistido, a pesar

de referirse a algo tan esperanzador como es tener la posibilidad de poner fin a

un sufrimiento intolerable y mantener cierto control sobre la propia vida, son

7 Ruth Macklin, “Consentimiento, coerción y conflicto de derechos”, en Florencia Luna y Arleen Salles (Ed.), Decisionesde vida y muerte, Sudamericana, Buenos Aires, 1995, p. 136.8 Eugenio Lecaldano, Bioetica, Le scelte morali, Editori Laterza, Roma-Bari, 19999 Florencia Luna, “Introducción. Decisiones sobre la muerte”, en Florencia Luna y Arleen Salles9

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términos que se han asociado a situaciones y acciones valoradas de manera

muy negativa. Y hay cierta explicación para que así sea.

Si bien la palabra ‘eutanasia’ significa ‘buena muerte’ en su sentido literal, se

ha utilizado de diferentes maneras a través de la historia y, a veces, con

implicaciones éticas completamente opuestas entre sí. Así como ha servido

para referirse a la muerte tranquila que resulta del acompañamiento espiritual

del moribundo (sentido distinto al actual), también se ha utilizado para referirse

a la muerte ocasionada a una persona discapacitada por la única razón de que

alguien considera que no debe vivir, como sucedió en el régimen nazi en que el

asesinato de individuos era presentado como eutanasia10

El suicidio médicamente asistido tiene el inconveniente de utilizar un término,

‘suicidio’, que suele identificarse, sobre todo en el ámbito médico, como una

acción irracional que cometen pacientes Pero esto es justamente lo opuesto a

lo que le sucede a un enfermo que pide ayuda para morir en el estado de

Oregon, EUA, donde está permitido el suicidio médicamente asistido. Para que

un médico pueda darle esa ayuda, necesita asegurarse de que el enfermo ha

reflexionado profundamente en su condición antes de tomar la decisión de

adelantar su muerte para terminar con su sufrimiento. El médico debe estar

10 Los nazis llamaron Gnadentod, que significa “muerte dulce” a su política de exterminio de individuos que eranjuzgados incapaces. Véase P. Dieterlen, “Algunas consideraciones sobre la eutanasia”, en F. Cano Valle F, E. DíazAranda y E. Maldonado (Coord). Eutanasia. Aspectos jurídicos, filosóficos, médicos y religiosos, México, UNAM,200110

Page 13: Eutanasia trabajo 2

convencido de que la decisión del paciente es completamente libre, que no

responde a un estado de depresión desesperación ni algún tipo de presión11

No cabe duda de que las palabras tienen una carga emocional que influye en lo

que pensamos, y, muchas veces, sin siquiera advertirlo. En encuestas para

explorar las actitudes ante el suicidio médicamente asistido, la respuesta es

más favorable cuando se pregunta si se está de acuerdo en que el médico

ayude a un paciente a “terminar con su vida,” que cuando se pregunta si se

está de acuerdo en que le ayude a “suicidarse”12

ELEGIR ANTE LA MUERTE¿Por qué es necesario hablar de eutanasia (y suicidio médicamente asistido)?

¿Por qué ocuparnos de un tema cuyo punto central es la buena muerte? Por la

sencilla razón de que la muerte, en última instancia, no la podemos evitar, pero

sí podemos hacer cosas para que ésta llegue de la mejor manera. Postergar la

muerte está plenamente justificado mientras se consiga alargar una vida que

vale la pena vivir a quien la vive, pero cuando la elección no está entre morir o

no morir, la elección es morir lo mejor posible.

Desde luego, cuando la muerte ocurre de repente, por accidente o por alguna

otra causa, no se puede elegir. Esto es posible cuando la muerte es causada

por una enfermedad que ha sido tratada por un médico dentro de un proceso.

En un inicio, las decisiones acordadas entre médico y paciente tienen como fin

tratar de curar su enfermedad, y el tiempo en que todo esto sucede varía en

función de muchos factores que dependen del paciente, su enfermedad y la

atención que recibe.

Cuando el médico se da cuenta de que los tratamientos son inútiles para lograr

la curación, debe cambiar su objetivo y acordar con su paciente las acciones

11 Wanzer & J. Glenmullen, To Die Well. Your Right to Confort, Calm, and Choice in the Last Days of Life. USA, DaCapo Press, 200712 The Pew Research Center. http://people-press.org/reports/print.php3?PageID=7211

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médicas para aliviar su dolor y otros síntomas que lo afecten. Ésta es una

decisión muy difícil, no porque haya duda de que esto sea lo más conveniente,

sino porque se requiere admitir, en la comunicación entre médico y paciente,

que éste se encuentra en la etapa final de su vida13

HIPOTESISLa ética profesional del personal de enfermería y médicos contradice, la

necesidad del paciente a la eutanasia, porque esta práctica esta prohibida en el

país y en el estado, cómo también mal visto en la cultura social arraigada del

personal médico, ya que no permite realizar esta práctica, que para el paciente

es benefactora ya que culmina con el sufrimiento.

METODOLOGIA

El motivo a la realización de esta investigación bibliográfica, sobre la eutanasia en la cual se consultó en los diferentes medios.

INTERNET LIBROS ARCHIVOS PDF VIVENCIAS PUBLICADAS

Esta investigación se realizó gracias a la selección de teorías basadas en la práctica de la eutanasia, basándose en los protocolos de la ética profesional del personal médico.

Material para la realización.

o Interneto computadoraso archivoso hojas impresaso impresoras

13 Quill & M. Battin M. Physician-Assisted Dying. The Case for Palliative Care & Patient Choice. Baltimore, The JohnsHopkins University Press, 200412

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Cronograma de actividades 2015.

Tiempos

Actividades

Agosto Septiembre Octubre Noviembr

e

Diciembre

Nombre del tema

Planteamiento del problema

Delimitación del problema

Justificación del problema

Objetivos

Esquema de investigación

Marco teórico

Hipótesis

Metodología Y Cronograma

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BIBLIOGRAFIA

1 Doctor en Filosofía por la UNAM y licenciado en Derecho por el Instituto Tecnológico Autónomo de MéxicoBecario del CONACYT, del Consejo Británico y de la John Simon Guggenheim Foundation (2005).

2 Dan Brock, “Medidas de la calidad de vida en el cuidado de la salud y la ética médica”, en Martha Nussbaum y Amartya Sen, Comp. (trad. Roberto Reyes Mazzoni), La calidad de vida, Fondo de Cultura Económica, México,

3 Médico egresado de la UNAM, se especializó en anatomía patológica y en la actualidad se dedica a la medicina

4 Eugenio Lecaldano, Bioetica, Le scelte morali, Editori Laterza, Roma-Bari, 1999

5 Florencia Luna, “Introducción. Decisiones sobre la muerte”, en Florencia Luna y Arleen Salles

6 León Kass, Toward a More Natural Science, New York, Free Press, 1985, p. 173

7 Los nazis llamaron Gnadentod, que significa “muerte dulce” a su política de exterminio de individuos que eran juzgados incapaces. Véase P. Dieterlen, “Algunas consideraciones sobre la eutanasia”, en F. Cano Valle F, E. Díaz Aranda y E. Maldonado (Coord). Eutanasia. Aspectos jurídicos, filosóficos, médicos y religiosos, México, UNAM,

8 Martín D. Farrell, La ética del aborto y de la eutanasia, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1985.

9 Onora O’Neill, “Children’s Rights and Children’s Lives”, en Ethics 98, abril, 1988.. 461 y 57.

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10 Ruth Macklin, “Consentimiento, coerción y conflicto de derechos”, en Florencia Luna y Arleen Salles (Ed.), Decisiones

11 The Pew Research Center. http://people-press.org/reports/print.php3?PageID=72

12 Quill & M. Battin M. Physician-Assisted Dying. The Case for Palliative Care & Patient Choice. Baltimore, The Johns Hopkins University Press, 2004

13 Wanzer & J. Glenmullen, To Die Well. Your Right to Confort, Calm, and Choice in the Last Days of Life. USA, Da

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