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Evaluación del Manejo del Fuego en los Ecosistemas de Tierras Altas de la República Dominicana INICIATIVA PARA EL MANEJO DEL FUEGO GFI informe técnico 2004-2 Octubre de 2004

Evaluacón de manejo del fuego en la Republica Dominicana

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Evaluación de las necesidades para manejo del fuego en los pinares del Pinus occidentalis en la Republica Dominicana

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Evaluación del Manejo del Fuego en los

Ecosistemas de Tierras Altas de la República Dominicana

INICIATIVA PARA EL MANEJO DEL FUEGO

GFI informe técnico 2004-2

Octubre de 2004

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Cita: Myers, R., J. O’Brien, D. Mehlman, and C. Bergh, Evaluación del Manejo del Fuegoen los Ecosistemas de Tierras Altas de la República Dominicana. GFI informe técnico2004-2. The Nature Conservancy, Arlington, VA.

La Iniciativa para el Manejo del Fuego de TNC reconoce el apoyo financiero de los pro-gramas Internacionales del Servicio Forestal de USDA en el desarrollo de esta evalu-ación.

Para mas información contacte a :

Ronald MyersTNC Global Fire InitiativeTall Timbers Research Station13093 Henry Beadel DriveTallahassee, FL [email protected]://nature.org/fire

Fotografía en la portada: Vista del bosque de pino criollo en el Parque Nacional Juan B.Pérez Rancier, República Dominicana. ©Ronald Myers

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Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1Propósito . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1Enfoques y Restricciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .2

Fuego y Vegetación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .4Ecosistemas de Bosque de Pinus occidentalis, Montes y Sabana . . . . . . . .4Bosque Nuboso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .7Bosque Mixto de Pino y Latifoliado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .8

Observaciones e Interpretaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .10Ecología de Incendios y Regímenes de Fuego . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .10Papel e Impacto de la Explotación Forestal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .13

Conclusiones y Recomendaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .18Atributos Ecológicos Clave Relacionados con el Fuego . . . . . . . . . . . . . . .18Estrategias Recomendadas para el Manejo del Fuego . . . . . . . . . . . . . . . . .21

Próximos Pasos Sugeridos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .23

Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .25

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índiceíndice

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PropósitoEntre el 7 y 14 de julio de 2003, un equipo deexpertos en el manejo del fuego y en ecología deincendios visitó el Área de Conservación Madrede las Aguas (Reserva Científica Ébano Verde,Parque Nacional Juan B. Pérez Rancier) y elParque Nacional Sierra de Bahoruco a fin deevaluar las cuestiones relacionadas con el fuegoque afectan al ecosistema de bosque de pinocriollo y las sabanas y bosques nubosos asociadoscon el mismo, en la República Dominicana. Losobjetivos de la evaluación eran:

(1) Recopilar información sobre las necesidadesy cuestiones del manejo del fuego que afectan alos ecosistemas de las tierras altas centrales y laSierra de Bahoruco de la República Dominicana.

(2) Evaluar los regímenes de fuego actuales y laevidencia de los efectos del fuego. Discutir si losregímenes de fuego se han alterado significativa-mente de lo que se considera apropiado paramantener la integridad y dinámica ecológicas deestos ecosistemas.

(3) Desarrollar una lista de necesidades deinvestigación y lagunas de información.

(4) Evaluar las necesidades de planificación ycapacitación para el manejo del fuego.

(5) Identificar otras amenazas relacionadas conel fuego, por ej. especies invasoras, cuestiones deluso del suelo.

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introducción1introducción

Los miembros del Equipo – Chris Bergh, Director del Programa de Conservación, Florida Keys, USA– Jeffrey Miller, Enlace con USAID, Institute of Tropical Forestry, Rio Piedras, Puerto Rico– Dr. David Mehlman, Director, Programa de Aves Migratorias, TNC, New Mexico, USA– Dr. Ronald Myers, Ecólogo de Incendios Principal – Dr. Joseph O'Brien, Ecólogo, USDA Forest Service, Georgia, USA

El Equipo fue acompañado por– Andrés Ferrer, Director del Programa de la República Dominicana, TNC – Carlos Garcia, Director Ejecutivo, Fundación Moscoso Puello (FMP)– Elvis Cuevas, Ornitólogo, Fundación Moscoso Puello– Pedro Rodríguez, Director del Programa de Conservación de Aves, FMP– Eladio Fernandez, Presidente, Sociedad Ornitológica Hispaniola– Alberto Sánchez, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Santo Domingo– Williams Hernandez Regalado, Ingeniero Agroforestal, Secretaría del Medio Ambiente y

Recursos Naturales – Rafael David Espinal Montero, Ingeniero Agroforestal, Secretaría del Medio Ambiente y

Recursos Naturales El Equipo también se encontró con Odalis Pérez (Oficial Ambiental de USAID), el Ing.Roberto Sánchez (Director de Áreas Protegidas) y el Ing. Máximo Aquino (Subsecretariode Recursos Forestales).

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(6) Identificar proyectos y programas quepodrían ser desarrollados e implementados porThe Nature Conservancy, las organizaciones nogubernamentales y socias bilaterales y el gobier-no de la República Dominicana con el fin dereducir las amenazas de regímenes alterados delfuego en las tierras altas centrales.

(7) Identificar el personal de manejo de tierrasque podría participar en cursos de capacitación,intercambios y programas de mentoría.

(8) Proporcionar a los administradores deincendios y especialistas de conservación de laRepública Dominicana recomendaciones sobreestrategias y acciones para reducir las amenazasde regímenes alterados del fuego.

(9) Proponer y discutir la posibilidad de realizarun taller de la Red para el Manejo del Fuego deAmérica Latina y el Caribe en la RepúblicaDominicana sobre el fuego en ecosistemas depinares de tierras altas y sabanas en AméricaLatina.

Esta evaluación se realizó como parte de la Redpara el Manejo del Fuego de América Latina y elCaribe (Latin American & Caribbean FireManagement Network — LACFMN), financia-da por la oficina de Programas Internacionalesdel Servicio Forestal del Departamento deAgricultura de los Estados Unidos (USDAForest Service International Programs) a travésde The Nature Conservancy.

Enfoques y Restricciones La información provista en el presente informese basa en observaciones y discusiones que elEquipo de Evaluación y sus anfitriones domini-canos llevaron a cabo durante cuatro días en elcampo y dos días de reuniones con personal deTNC y sus socios no gubernamentales y guber-namentales. Las observaciones del Equipo enMadre de las Aguas (Cordillera Central) se limi-taron a sitios (1) a lo largo del camino principala través del Parque Nacional Juan B. Pérez

Rancier (también conocido como Valle Nuevo)desde El Convento hasta San José de Ocoa,(2) en la Cañada de La Zanja cerca de laEstación de Investigación Dr. Rafael MoscosoPuello y (3) a lo largo del camino que lleva a lacima de Alto Bandera.

En el Parque Nacional Bahoruco, el Equipoobservó sitios (1) a lo largo del camino desdePuerto Escondido hasta El Aguacate, luego(2) al sur a lo largo de la Carretera Internacional(en la frontera con Haití), seguido por(3) paradas a lo largo de la Carretera Alcoa yterminando en el centro de visitantes de Hoyode Pelempito.

Este itinerario proporcionó amplios transectos através de (1) bosques de pino criollo y sabanasen la Cordillera Central, (2) bosques nubosos enla Reserva Científica Ébano Verde y en un sitiode Valle Nuevo llamado Parque Jurásico y(3) bosques de pino y bosques de árboles demadera dura en sustrato calizo en la Sierra deBahoruco.

Estas áreas no le pudieron proporcionar alEquipo la oportunidad de observar la gama com-pleta de las condiciones del bosque ni los efectosde todos los incendios recientes en los bosquesde pino criollo y en los ecosistemas relacionados.El Equipo también se vio limitado en sus obser-vaciones de los puntos de encuentro entre elbosque y la agricultura, donde se originanmuchos de los incendios que afectan al bosque,aunque tuvieron un buen panorama de las difer-encias y efectos a lo largo de la frontera conHaití y el Parque Nacional Sierra de Bahoruco.Tampoco pudieron observar y evaluar algunostipos de vegetación clave tales como elManaclares—un bosque tropical húmedo conabundantes palmas, Prestoea montana.

Además, las interpretaciones presentadas en esteinforme son, en gran parte, inferencias basadasen observaciones agudas realizadas por el

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Equipo, en su experiencia y su pericia profesion-al y deducidas de estudios científicos en ecosis-temas similares en otros lugares del mundo. Lavalidez de estas interpretaciones debe aguardarestudios científicos más detallados y mayorexperiencia de manejo.

Hay un equipo de investigación de laUniversidad de Tennessee que está trabajandoen este momento en la dinámica de la veg-etación después del fuego, dendrocronología,historia de la vegetación e historia del fuego enlos bosques de pino criollo en la CordilleraCentral. Hay otro equipo de investigación de laUniversidad Cornell estudiando las relaciones

entre la vegetación y el medio ambiente,incluyendo el fuego, en la distribución y estruc-tura de los tipos montanos en la CordilleraCentral. El proyecto de Cornell está financiadopor The Nature Conservancy por medio de laFundación Mellon. Las referencias de estosproyectos, Horn et al. (2000), Horn et al.(2001) y Sherman et al. (2003), le propor-cionaron al Equipo resultados de investigación yantecedentes de la Cordillera Central.Antecedentes sobre la florística de los pinares dela Sierra de Bahoruco se pueden encontrar enFisher-Meerow & Judd (1989). Latta et al.(2000) discuten cuestiones relacionadas con elfuego en la Sierra de Bahoruco.

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introducción

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Hay tres tipos principales de vegetación en elParque Nacional Juan B. Pérez Rancier y elParque Nacional de la Sierra de Bahoruco que seven afectados por el fuego: (1) los bosques depino criollo, montes y sabanas, (2) bosques mix-tos de pinos y latifoliados y (3) bosques nubosos.Los bosques de pino dependen del fuego; losbosques mixtos de pinos y latifoliados son pro-ducto de un régimen cambiante de fuego; elbosque nuboso es sensible al fuego (Figura 1).

Ecosistemas de Bosque de Pinusoccidentalis, Montes y SabanasPinus occidentalis, conocido como pino criollo,se considera endémico a la isla Hispaniola. Seestima que tiempo atrás cubría 3 millones dehectáreas, pero se redujo a menos del 5 por cien-

to de esa área (Darrow y Zanoni 1990). Casitodos los bosques restantes se encuentran en laRepública Dominicana. La especie se encuentraen elevaciones de 200 hasta 3000 m en laCordillera Central y en la Sierra de Bahoruco.Las distribuciones más extensas y puras ocurrena 900–2700 m. El suelo en la CordilleraCentral está formado por arcillas ácidas superfi-ciales mezcladas con roca ígnea, pobres en nutri-entes; en la Sierra de Bahoruco, el suelo esderivado de piedra caliza. Las precipitacionesvarían entre 1200–2300 mm, con 3–5 meses deestación seca durante el invierno cuando hayheladas ocasionales por encima de los 1600 m.

Debido a la falta de estaciones marcadas en lostrópicos, el medio ambiente de alturas elevadas

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Figura 1. Ubicación de los parques nacionales y bosques de pino Juan B. Pérez Rancier y Sierra deBahoruco. Verde oscuro = Bosque de pino montano y bosque mixto de pino y latifoliado. Verde claro= Monte de pinos. Violeta = Bosque lluvioso montano y bosque nuboso.

Parque Nacional Juan B. Pérez Rancier

Parque Nacional Sierra de Bahoruco

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tiene temperaturas frías durante la noche entodo el año. Esto contrasta con el medio ambi-ente de tierras altas en latitudes más altas, dondehay una marcada estacionalidad. El medio ambi-ente frío limita la tasa de crecimiento en estosecosistemas de pinares comparado con pinaresde la misma latitud pero elevación más baja. Así,la tasa de crecimiento, la acumulación de com-bustible y la descomposición son relativamentebajas comparadas con el medio ambiente de tier-ras bajas tropicales.

En los lugares en los cuales todavía se encuen-tran pinos en Haití, el arbusto exótico invasorSyzgium jambos forma matorrales densos debajode los pinos, los cuales supuestamente excluyenal fuego (Darrow & Zanoni 1990). El problemamás serio que observamos con especies invasorasfue la propagación del pino caribe no nativo(Pinus caribea) causado por esfuerzos inadecua-dos de reforestación cerca del Valle Nuevo en la

Cordillera Central y a lo largo de la CarreteraAlcoa en el Parque Nacional Sierra de Bahoruco.

La afinidad del Pinus occidentalis con variasespecies de pino endémicas en Cuba no es clara.Varios autores informan sobre su existencia enambas islas, siendo la variedad cubana Pinusoccidentalis var. cubensis. Aparentemente, hayuna variación considerable entre las poblacionesde pino en Cuba oriental y se notó la posibilidadde híbridos de Pinus cubensis y Pinus occiden-talis. Borhidi (1996) expresa que estas pobla-ciones morfológicamente diversas en Cuba estánunidas bajo el nombre Pinus maestrensis. Farjony Styles (1997) sostienen que los informes de P.occidentalis de Cuba oriental son probable-mente erróneos y seguramente pertenecen aPinus cubensis. P. occidentalis tiene fascículosde 3–4-predominantemente 5 agujas, mientrasque tanto P. cubensis como P. maestrensistienen fascículos de 2–3 agujas (Bisse 1981). El

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Figura 2. Pajones Danthonia domingensis en una sabana de Valle Nuevo que se quemó en 2001.Obsérvese la cantidad limitada de acumulación de combustible y falta de continuidad de combustibleentre pajones dos años después de la quema. Esto muestra que en este medio ambiente de tierrasaltas frías la acumulación de combustibles es relativamente lenta.

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pino en la Sierra de Bahoruco fue descrito comoP. occidentalis var. baorucoensis, si bien, en gen-eral, no se reconoce esta variedad (Farjon yStyles 1997). Su característica morfológica puedeser expresión de su crecimiento en suelo cal-cáreo.

La Comisión de Supervivencia de Especies deUICN (1994) registra a Pinus occidentaliscomo una especie vulnerable y con necesidadesde medidas de conservación y manejo.

Debido a las marcadas diferencias desustrato/suelo, la composición de las especiesflorales es muy distinta entre los bosques y lassabanas de la Cordillera Central y la de la Sierrade Bahoruco. Esta diferenciación también puedehaber sido influenciada por el hecho que laSierra de Bahoruco formó, una vez, una isla sep-arada y estaba aislada de la Cordillera Central.La tierra ácida de la Cordillera Central alberga

especies de arbustos tales como Lyonia heptam-era, Myrica picardae, Myrsine coriacea, Ilextuerkheimii, Garrya fadyenii y Baccharismyrsinites. La gramínea pajón, Danthoniadomingensis, domina los pastizales y las sabanasy es común incluso en bosques relativamentedensos (Figura 2).

En contraste con la Cordillera Central, el soto-bosque y la cobertura vegetal en los bosques depinos de la Sierra de Bahoruco son reminis-centes de especies encontradas en tierras derocas calcáreas, por ej., la palma Coccothrinaxscoparia, el agave Agave antillana y arbustoscomo Cestrum brevifolium, Chamaescristaglandulosa, Lyonia truncata, Myrica picardae,Senecio picardae, Hypericum hypericoides yCoreopsis buchii. Los pastos son abundantespero el Danthonia domingensis no es uno deellos (Figura 3).

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Figura 3. Cobertura de pinares en sustrato calizo en el Parque Nacional Sierra de Bahoruco. Los resid-uos de agujas de pino forman un combustible continuo que es el principal portador de fuego.

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Bosque NubosoEn latitudes tropicales y subtropicales, las mon-tañas frecuentemente alcanzan o traspasan laaltura de inversión de los vientos alisios, que enla latitud de la República Dominicana es másfuerte y más baja durante finales del invierno y laprimavera y nuevamente en el otoño. Bajo laInversión de Vientos Alisios, se puede predecirla presencia de nubes a barlovento de las mon-tañas, producido por el ascenso orográfico de lacorriente de vientos alisios. Esta franja de nubespermanentes se mueve hacia arriba o hacia abajode la ladera cuando la inclinación de la tierracambia con las estaciones. La alta humedad aso-ciada con esta franja de nubes produce condi-ciones de bosques perennes latifoliados con car-acterísticas únicas a estas condiciones, por ej.enanos, debido a la traspiración limitada y abun-dantes plantas epífitas con flores, briófitas yhelechos. En estos bosques nubosos, los incen-dios son acontecimientos raros y, cuando ocur-ren, pueden ser muy destructivos. May (1997)documentó los efectos y la respuesta del bosquenuboso en la Reserva Científica Ébano Verde aun incendio en 1992 y encontró que, si bienalgunas especies tuvieron la capacidad de rebro-tar después del incendio, el ecosistema en gener-al se adapta muy pobremente al fuego. Ademásde ser susceptibles al fuego, estos ecosistemasson sensibles al daño producido por el viento y alos deslizamientos de tierras. Al igual que otrostipos de bosques tropicales latifoliados, un soloincendio en un bosque nuboso cambia las carac-terísticas del combustible, haciéndolo más sus-ceptible a incendios futuros (Figura 4).

En la República Dominicana, los bosquesnubosos están encajados entre bosques de pinospor encima y por debajo de ellos. Los incendiosfrecuentes de los bosques de pinos limitan laexpansión altitudinal de la vegetación del bosquenuboso hacia arriba o hacia abajo de la ladera. Sise excluyen los incendios en las zonas de transi-ción entre el bosque nuboso y el de pino, lasespecies del bosque nuboso se van a mover hacia

esas áreas sin fuego a expensas del pino. A lainversa, los incendios severos en el bosquenuboso pueden crear condiciones para que elpino se establezca después de la quema. Conquemas repetidas, el pino va a perseverar yexpandirse a expensas de las especies del bosquenuboso. Sherman et al. (2003) describe dostipos de bosque de pinos en los cuales especiesde árboles y arbustos del bosque nuboso soncomunes en el sotobosque y se encuentran epífi-tas en los pinos. Estos sitios pueden propor-cionar las condiciones necesarias para que sedesarrollen tanto el bosque de pinos como elnuboso, según el régimen de fuego.

Las tres especies más abundantes en el bosquenuboso son Didymopanax tremulus, Magnoliapallescens, Clusia clusiodides y Podocarpus aris-

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Figura 4. Vegetación en lo que fue un bosquenuboso que sufrió incendios repetidos, cerca de laReserva Científica Ébano Verde. El incendio másreciente ocurrió en julio de 2003. La foto fue toma-da aproximadamente una semana después delincendio. Lo que una vez fue un bosque nubosolatifoliado relativamente resistente al fuego, actual-mente se encuentra dominado por helechos,graminoides y enredaderas inflamables.

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tulatus. Como es común en ecosistemas influen-ciados por el fuego, el fuego afecta la presencia yla abundancia relativa de las especies. Guerreroet al. (199_) describe varios casos en los que el

fuego pudo haber influenciado la composiciónde las especies en el bosque nuboso.

Bosque Mixto de Pinos y LatifoliadosLos bosques mixtos de pinos y latifoliado existenen zonas de baja elevación, donde el pino semezcla gradualmente con el bosque tropicalhúmedo, como en los bosques riparios a lo largode los cursos de los ríos y en los desagües detodas las elevaciones, y en zonas más elevadas,donde el pino se mezcla gradualmente con lavegetación del bosque nuboso. En los lugaresdonde los pinos ocurren dentro de un bosquelatifoliado, muy probablemente se trata de unantiguo pinar del cual se excluyó el fuego, per-mitiéndole a las especies latifoliadas expandirseen el antiguo pinar, o donde el fuego entró ydañó un bosque latifoliado y creó condicionesfavorables al establecimiento del pino. Encualquiera de los casos, la situación no es establey no va a mantenerse. En la ausencia continua defuego, los pinos van a desaparecer; con incendios

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Figura 5. Contraste marcado entre el antiguo bosque de pinos y latifoliado en Haití, actualmente usadopara agricultura, y los bosques de pino del Parque Nacional Bahoruco en la República Dominicana.

Figura 6. Una quema agrícola fuera de control,justo bajo los bosques de pino del ParqueNacional Juan B. Pérez Rancier.

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repetidos, el bosque o monte de pino va a desar-rollarse y mantenerse.

En las zonas de elevaciones bajas, es decir, debajode la zona de bosques de pinos y mezcla depinos y latifoliado, hubo anteriormente bosquehúmedo o seco subtropical mixto latifoliado,

pero ahora la agricultura prevalece en esta zona yla mayor parte del bosque desapareció (Figura 5).Frecuentemente se queman las tierras agrícolasen barbecho cuando se las rota nuevamente paracultivo y algunos de estos incendios escapan elcontrol y queman las zonas más altas de veg-etación (Figura 6).

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Ecología de Incendios y Regímenesde Fuego La distribución histórica del pino criollo es engran parte producto del fuego, es decir, sonbosques mantenidos por el fuego. Holdridge(1949) fue probablemente el primero en notarel papel ecológico del fuego en el mantenimientode los bosques de pino criollo. La larga historiadel fuego en estos ecosistemas de pino y sabanafue documentada por Horn et al. (2000) yClark et al. (1997). Estos estudios fecharon elcarbon del suelo y sedimentos desde finales delPleistoceno (42.000 años AP) y durante todo elHoloceno (últimos 10.000 años). La incidenciadel fuego es anterior a la llegada del hombre(6000–7000 años AP). El análisis del polensugiere, pero no confirma, que las actividadeshumanas pueden haber tenido como consecuen-cia la expansión del pino ladera abajo. Sinembargo, los resultados generales indican que elrégimen del fuego no cambió significativamenteen los últimos 5000 años y que las actividade shumanas recientes no favorecieron necesaria-mente la vegetación de pino y sabana sobre losbosques latifoliados en la Cordillera Central,como se sugirió algunas veces. Los fuegos fre-cuentes limitan la extensión y la distribuciónreal de la vegetación de bosque nuboso latifolia-do y el límite entre este tipo de bosque y el pinoo sabana puede crecer y decrecer en cualquierárea dependiendo de la incidencia del fuego.

Hoy muchos incendios son probablemente deorigen humano, pero debido a que se mantu-vieron muy pocos registros, no se conoce la inci-dencia de incendios causados por rayos y el papelrelativo del hombre frente a los incendios causa-dos por rayos. Los incendios de origen humanoson fuegos que escapan el control de la zona delas casas o por quemas agrícolas, fuegos prendi-

dos por cazadores, fuegos prendidos accidental-mente por residentes locales y visitantes de losparques nacionales de la región o quemas devenganza o protesta contra individuos o el gob-ierno. Guerrero y McPherson (199_) describenla historia reciente del fuego en el ParqueNacional Juan Bautista Pérez Rancier (ValleNuevo). McPherson et al. (199_) entrevistó alas comunidades locales en relación con su uso yactitud frente al fuego y encontró que los fuegosagrícolas fuera de control, si bien son impor-tantes, han sido un factor que probablementeafectó los ecosistemas de pino menos que losincendios prendidos como forma de protesta ovenganza relacionada con asuntos socio-políti-cos. El libro Integrated Ecological Evaluation ofJuan Bautista Pérez Rancier National Park, quecontiene estos dos trabajos citados, presenta unmapa de grandes incendios documentados entre1983 y 1998. Hubo siete incendios registrados;el mayor, en 1983, cubrió 51.200 ha.

El fuego ha sido una influencia importante queafectó la distribución y la estructura actual de losecosistemas de bosque de pinos y sabana.Muchos bosques de pinos, montes, sabanas ypastizales abiertos en todo el mundo dependende regímenes específicos de fuego para per-manecer y mantener sus características. Sin elfuego, éstos cambiarían a algo diferente, con lapérdida no sólo de los pinos pero también de lasmuchas especies de plantas y animales que sonespecíficas de esos hábitats. Los ecosistemas depino criollo no son una excepción.Probablemente la mejor manera de describir elrégimen de fuego que mantiene viable los eco-sistemas de pino criollo es “mixto,” es decir, unacombinación de fuegos frecuentes de baja inten-sidad, restringidos a los combustibles en el suelodel bosque (por ej., pastos, las agujas de pino caí-

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ones 3observaciones e interpretaciones

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das, pequeños arbustos) y fuegos de copa degran intensidad, que reemplazan los rodales ymatan muchos de los pinos en su camino. Elcomponente de alta intensidad se logra por lainteracción de los vientos, la humedad, la incli-nación de la ladera, la acumulación de com-bustible y la densidad del rodal. Es más probableque ocurran estos tipos de incendio durantecondiciones muy secas, en laderas empinadas,con vientos ascendentes en la ladera y sobreextensiones que acumularon combustibledurante extensos períodos sin fuego.

El tamaño del área afectada por estos incendiosde alta intensidad puede estar limitado apequeños rodales o puede involucrar múltiplesladeras y cumbres a través del paisaje. A la inver-

sa, los incendios de superficie de baja intensidadserían comunes en condiciones de quemas mod-eradas y/o cargas de combustible bajas, en ter-reno relativamente llano, en áreas que se que-man con fuegos de cola o fuegos de flanco através de laderas, y con fuegos de cola contra elviento. Bajo condiciones de quema moderadas aleves, los fuegos en rodales abiertos y en sabanasque no se quemaron en mucho tiempo puedenser de mayor intensidad que en rodales de pinodensos adyacentes debido a diferencias en laestructura del combustible de la superficie (esdecir, pastos erguidos versus residuos compactoshorizontales de agujas de pino) y porque la den-sidad del rodal de pino afecta la velocidad delviento, la humedad del combustible y la temper-atura del combustible (por la sombra), siempre

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observaciones e interpretaciones

Figura 7. Efectos del fuego como consecuencia de un fuego de frente que ardió desde una sabana abiertahacia un bosque cerrado de pino. Obsérvese la mayor mortalidad de árboles chicos y la altura de lasramas muertas en el borde del bosque. Cuando el fuego entró en el bosque, su comportamiento se mod-eró considerablemente, reduciendo su efecto en los pinos. La quema ocurrió en 2001. Esta es probable-mente una dinámica normal en el borde entre la sabana y el bosque, donde los pinos se apropian de lasabana durante intervalos libres de incendios, y luego se mueren cuando ocurre un incendio.

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que las condiciones no sean conducentes alcoronamiento (Figura 7).

El pino criollo tiene adaptaciones específicas quele permiten sobrevivir y/o responder favorable-mente al fuego. Cuando es una plántula, el pinono tiene ninguna adaptación para sobrevivir alfuego. Esto indica que el intervalo promedio deretorno del fuego tiene que ser suficientementelargo para permitirle a algunos árboles del rodalser lo suficientemente grandes para poder sobre-vivir al fuego. Hay una relación entre el tamañode supervivencia y la intensidad del fuego.Algunos de los árboles más chicos puedensobrevivir incendios de baja intensidad mientrasque ninguno puede sobrevivir incendios de altaintensidad. Los árboles más grandes tienen dosadaptaciones que aumentan su probabilidad desobrevivir al fuego: (1) corteza gruesa que pro-tege el cambium del calor y (2) una poda naturalde las ramas bajas que mantiene a los brotes porarriba de la temperatura letal del fuego de super-ficie (el fuego también puede ser un agente depoda). Horn et al. (2001) encontró que la mor-talidad del pino en los incendios tiene una fuertecorrelación con el diámetro del tallo. Los árbolescon un diámetro de más de 10cm sobreviven elfuego más frecuentemente que los árboles dediámetro menor.

Sin tomar en consideración la supervivencia o lamortalidad del pino, el fuego prepara una cama desemillas de tierra mineral, liberando nutrientespara facilitar el crecimiento y reduce la sombra ycompetencia de otras especies, facilitando laregeneración y el crecimiento de los pinos. Elfuego también puede aclarar rodales de pino den-sos, provocando un crecimiento más vigoroso yrodales abiertos con mayor tolerancia al fuego.

Lo que no se conoce es el intervalo mínimo deretorno del fuego que permita la subsistencia delpino en un sitio particular. La supervivencia será,en parte, función de la productividad del sitio, esdecir, cuán rápido pueden crecer los árboles

jóvenes, y las condiciones del combustible: tipode combustible, cantidad de combustible yhumedad del combustible, todo lo cual con-tribuye a la intensidad del fuego. La Figura 8muestra el tamaño de la regeneración del pinodespués de un incendio en 1992 en combustiblesde pastos de sabana en la Cordillera Central. Unfuego que arde con el viento (fuego de frente)bajo estas condiciones de combustible probable-mente matará la regeneración que se muestra enesta foto. Un fuego de baja intensidad, de cola operpendicular al viento (fuego de flanco), puedepermitir una supervivencia considerable de losárboles de este tamaño. Esto sugiere que elintervalo mínimo de retorno del fuego para lasupervivencia del pino en combustibles de pas-tos es 10–12 años. Este mínimo puede ser con-siderablemente diferente en combustibles demonte o combustibles de residuos de pino/pas-tos ralos como los que se encuentran en la Sierrade Bahoruco, o en otras partes de la CordilleraCentral.

Los incendios en rodales más maduros pueden serconsiderablemente más frecuentes que cada10–12 años. El intervalo de retorno estaría limita-do por la acumulación de combustible y podríanser tan frecuentes como cada 2–5 años. Los fue-gos frecuentes proporcionarían protección a losrodales de árboles grandes contra los incendiosforestales bajo condiciones extremas porque loscombustibles raramente se acumularían para apo-yar fuegos destructivos (Figuras 9 y 10).

Respuesta de la capa de arbustos al fuego. Hornet al. (2001) documentó altos rebrotes basales(95–100%) de la mayor parte de los matorralesde sotobosque dos años después del incendio enun área quemada en Alto de la Primera Cañadaen el Parque Nacional Juan B. Pérez Rancier.Esto, unido a la supervivencia de los árboles másgrandes, al reclutamiento de las plántulas depino y a la perseverancia de la gramínea pajónapuntan a un ecosistema que está adaptado alfuego y que depende de fuegos periódicos.

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Papel e Impacto de la ExplotaciónForestal La estructura y dinámica actual de los bosquesde pino criollo y sus relaciones con los bosquesnubosos y latifoliados adyacentes sufrió fuerte-mente el efecto de las actividades de tala anteri-ores. La tala comercial de pinos en la CordilleraCentral comenzó a principios del 1900. Laintensidad de la extracción aumentó después dela 2ª Guerra Mundial y alcanzó su momentocrítico en la última década del régimen deTrujillo, cuando se completó la carretera a travésde Valle Nuevo en 1952. Entre 1943 y 1952 había19 aserraderos dentro de lo que es hoy el ParqueNacional Juan Bautista Pérez Rancier. Aunqueno disponemos de información específica,

suponemos que los bosques de pino de Sierra deBahoruco fueron explotados aproximadamentedurante la misma época y con la misma intensi-dad.

Además de cambiar la estructura de los bosquesde pino, la deforestación asociada con la talallevó a la migración de personas que con-virtieron las áreas que antes habían sido fore-stales en agrícolas. Para mayor información sobrela explotación del bosque y el uso del suelo en laCordillera Central, véase referencias enGuerrero y McPherson (199_).

Los bosques de pino observados durante estaevaluación del fuego mostraron una estructura

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observaciones e interpretaciones

Figura 8. Regeneración de pino de once años en combustibles de sabana después de un incendio queocurrió en 1992, Valle Nuevo. Parece que un fuego de frente mató grandes árboles dispersos que estabanen la sabana y dañó los árboles en el borde del bosque. Luego, el fuego se trasladó a través del bosquecomo un fuego de superficie de menor intensidad y no causó impacto en los árboles del rodal denso.Dadas las condiciones de combustible actuales, un fuego de frente probablemente mataría a todos losárboles en la regeneración, pero todavía tendría un impacto menor en el bosque maduro debido a la bajacantidad de combustible y a las condiciones de sombra. Bajo condiciones de quema severas, el bosquedenso sería propenso a fuegos de copas lo que daría como resultado la pérdida de casi todos los árboles.

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Figura 10. El bosque de pino frecuentemente quemado de la izquierda contrasta con el bosque de pinoque no fue quemado en mucho tiempo de la derecha. Los pinos no se pueden regenerar bajo estascondiciones de ausencia prolongada del fuego y muchas especies de la superficie del suelo desaparecenpor la sombra. Con la ausencia continua del fuego, los pinos van a desaparecer de este sitio. Mientrastanto, los combustibles de residuos de agujas de pino y arbustos se acumulan, haciendo que el sitio seapropicio a un incendio que destruya el rodal. Las quemas prescritas podrían mantener la condición de laizquierda y restaurar el bosque de la derecha a un estado más saludable.

Figura 9. Rodal de pino en el Parque Nacional Sierra de Bahoruco que se quemó este último año. El fuegono tuvo impacto sobre el estrato del dosel superior de los pinos. Puede haber matado la regeneración depinos, pero el rodal ya estaba completamente poblado. La mayor parte del agave sobrevivió el fuego,sugiriendo una quema de muy baja intensidad. Los matorrales del sotobosque están brotando nueva-mente. Una capa fina de agujas de pino cubre la superficie de la tierra, lo que potencialmente podríavolver a quemarse.

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fuertemente influenciada por la tala pasado y lasactividades subsiguientes del fuego. Todos losbosques observados tanto en la CordilleraCentral como en la Sierra de Bahoruco erancrecimiento secundario. En algunos lugares,había grandes pinos aislados con copas de formaaplanada, característicos de árboles de crec-imiento maduro que probablemente escaparon ala tala. Las varias estructuras diferentes debosque observadas son probablemente resultadode historias de fuego específicas después de quelas áreas fueron taladas. Estas son:

(1) Rodales densos de edad uniforme de árbolesde tamaños de poste con árboles semillerosemergentes aislados (Figura 11). Probablementeestos rodales se desarrollaron después de que elárea fue talada. Los árboles maduros emer-gentes tienen cicatrices causadas por el fuego ypuede ser que hayan quedado por esa razón.Estas áreas no fueron quemadas en muchos años

(posiblemente desde los años 1950) o se que-maron con incendios de sotobosque de muy bajaintensidad que quemaron los combustibles deresiduos y pasto y tuvieron muy poco impacto enlos pinos. En algunos lugares, había una capaprofunda >10 cm de acumulación de mantillo.Bajo condiciones extremas de quema, estosrodales son sensibles a incendios que reem-plazan el rodal. En áreas con bastante acumu-lación de mantillo, incluso los incendios desuperficie de baja intensidad, en condicionessumamente secas, pueden ser mortales para lospinos porque matan las raíces alimentadoras enel mantillo y porque el calor de la combustiónque arde lentamente mata el cambium en la basedel árbol. A pesar de estas condiciones, se puedereducir considerablemente los combustibles enestos rodales aplicando quemas prescritas demanera adecuada.

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observaciones e interpretaciones

Figura 11. Rodal de pino de crecimiento secundario densamente poblado en Valle Nuevo que se puedehaber establecido después de actividades de tala o de un incendio severo que reemplazó el rodal. Esostipos de rodal son sensibles a incendios que lo reemplazan. Se pueden reducir los combustibles y la den-sidad del rodal aplicando quemas prescritas de manera adecuada. Bajo condiciones de humedad, estosbosques muy sombreados probablemente frenarán incendios que queman la sabana adyacente.

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(2) Un mosaico de (a) árboles jóvenes densos ysin árboles grandes; (b) rodales abiertos deárboles grandes con pastos y sin reproducción; y(c) árboles grandes aislados con reproduccióndensa por debajo (Figura 12). Estas parcelasreflejan un lugar donde (a) los árboles del doselpueden haber muerto por el fuego y fueronresembrados por árboles semilleros adyacentes;(b) los árboles del dosel fueron talados durantela tala y la regeneración muere periódicamenteantes que los árboles alcancen un tamaño desupervivencia probable; (c) los incendios desuperficie frecuentes previnieron o mataron laregeneración pero no dañaron a los árboles másgrandes con resistencia al fuego; y (d) el fuegopuede haber matado una generación de repro-ducción pero no hubo incendios durante unperíodo suficientemente largo para apoyar lareproducción vigorosa bajo árboles más grandesresistentes al fuego. Con la ausencia continua delfuego, cada una de éstas podría desarrollar laestructura densa que se muestra en la Figura 11.

(3) Rodales de pino de edades uniformes o deedades no uniformes con grupos de reproduc-ción en claros pequeños (Figura 13).Probablemente se desarrolla esta estructuracuando los incendios de superficie dejan intactosa la mayor parte de los árboles grandes pero secrean pequeños claros en el dosel cuando variosárboles grandes mueren a causa de incendios,rayos, vientos fuertes u otros factores tales comoenfermedades. La quema de combustibles y veg-etación de superficie junto con una mayor inten-sidad de luz crean condiciones propicias paraque se establezca un grupo de reproducción enlos claros. Esta reproducción puede (a) morircomo consecuencia del próximo incendio-recre-ando el claro, (b) ser raleada por fuegos repeti-dos, o (c) ser raleada por la competencia.

(4) Rodales en los cuales el pino caribe no nati-vo (Pinus caribea), plantado como parte deproyectos de reforestación, domina sitios dondeanteriormente había pino criollo (Figura 14).

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Figura 12. Un mosaico de estructuras de rodal creado por actividades de incendios pasados que ilustra laregeneración en parcelas donde árboles grandes murieron por un incendio y la regeneración debajo delos árboles grandes que sobrevivieron al incendio. En esta etapa, otro incendio podría (1) matar toda laregeneración pero no hacer daño a los árboles grandes o (2) matar sólo los árboles más pequeños de laregeneración, lo que va a producir un rodal abierto de pinos de edades mixtas.

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Esta estructura domina el paisaje a lo largo de lacarretera Alcoa y alrededor del centro de visi-tantes Hoya del Pelempito en el ParqueNacional Sierra de Bahoruco. Aunque las exhibi-ciones en el centro de visitantes destacan el pinocriollo endémico de la República Dominicana, lamayor parte de los árboles en el área son pinocaribe y quizás otras especies introducidas. Laelevación y el suelo de esta área son muy propi-cios para el pino caribe, que parece ser un inva-sor muy agresivo, favorecido por incendios fre-cuentes. A diferencia, también se introdujo elpino caribe en las elevaciones más altas de laCordillera Central y evidentemente no se adap-tó a esas condiciones. Los pequeños árboles maldesarrollados pueden ser eliminados fácilmentepor un incendio.

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observaciones e interpretaciones

Figura 13. Rodal de pino maduro con bastanteregeneración de pino en la Sierra de Bahoruco.Algunos claros en el dosel van a favorecer el crec-imiento de pinos en parcelas. Probablemente lasplántulas debajo de los árboles de pino van amorir en el próximo incendio, mientras que esprobable que los árboles jóvenes más grandes enlos claros sobrevivan por su tamaño mayor. Elfuego es un importante agente causal de raleodonde hay una densa reproducción bajo los pinos.

Figura 14. La regeneración agresiva del pino caribe a lo largo de la carretera Alcoa en el ParqueNacional Sierra de Bahoruco. Esta es una introducción no nativa desafortunada en el ecosistema deuna isla que tiene una especie de pino endémica que ocuparía este sitio en una situación normal. Sedebe considerar quitar estos árboles y replantar o sembrar con Pinus occidentalis.

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Atributos Ecológicos ClaveRelacionados con el Fuego (1) La República Dominicana tiene algunos delos mejores ejemplos de ecosistemas subtropi-cales montanos intactos en las Américas, queconsta de un ecosistema de bosque de pinoendémico (Pinus occidentalis), pastizales mon-tanos, bosque nuboso de baja estatura y bosqueslatifoliados montanos bajos.

(2) El paisaje que abarca estos ecosistemas rep-resenta un ejemplo clásico de la relación dinámi-ca entre los bosques mantenidos por/dependi-entes del fuego, los montes y las sabanas y losbosques nubosos sensibles al fuego y bosqueslatifoliados tropicales de baja altitud.

(3) No se duda de la historia y del papel delfuego a largo plazo en este paisaje. Estudios real-izados por investigadores de la Universidad deTennessee documentaron una larga historia delfuego en los sistemas de pino y de sabana.

(4) Se puede deducir la importancia del fuego enel mantenimiento de los ecosistemas de pino yde sabana de (a) esta historia junto con las car-acterísticas de vida y las adaptaciones del pino yotras especies clave, (b) la estructura de losbosques existentes, y (c) los efectos de los incen-dios recientes.

(5) Los incendios que se originan en los ecosis-temas de pino y de sabana son importantes paradeterminar la distribución y la extensión delbosque nuboso y la vegetación del bosque latifo-liado tropical; es decir, el fuego cumple un papelen estos ecosistemas y puede ser importante enla creación de ciertos hábitats y en la determi-nación de la relativa abundancia de especies.

(6) La siguiente es una sinopsis general de ladinámica de este paisaje natural y las característi-cas de las especies:

a. En general, el fuego se origina en los com-bustibles de pino y pastizales, sumamente incen-diables e inflamables; es decir, los combustiblesprincipales de la mayor parte de los incendiosson los pastos y los residuos de agujas de pino.

b. Los pinos, los pastos dominantes, las malezas ymuchos de los arbustos desarrollaron adapta-ciones con el fin de responder al fuego de man-era positiva, por ej. pinos grandes con cortezagruesa que los protege y ramas altas abiertassobreviven fácilmente a los incendios de superfi-cie de baja intensidad. Las plántulas de pino ymuchos árboles de pino jóvenes (pero no todos)pueden morir en estos incendios, pero el fuegoelimina los pastos y los arbustos que compitencon los pinos y libera nutrientes de las cenizas,creando un semillero favorable para la regen-eración de los pinos. El pino criollo parece serun productor prolífico de semillas y, por lo tanto,los árboles sobrevivientes o los árboles de lasáreas cercanas no quemadas reforestan fácil-mente las áreas quemadas.

c. Los pastos dominantes forman matas, es decir,ramos o pajones típicos de ecosistemas man-tenidos por el fuego. Producen una disposiciónde combustibles que se enciende y lleva el fuegofácilmente, incluso cuando está verde o bajocondiciones relativamente húmedas. El com-bustible es fino, muy suelto, bien aereado, lasbriznas muertas se mantienen durante muchotiempo dentro de la mata y las briznas probable-mente tienen componentes químicos que lashacen altamente inflamables.

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es 4conclusiones y recomendaciones

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d. Los pastos, muchas de las malezas y lasespecies de arbustos tienen la capacidad derebrotar después del fuego; es decir, la coberturadel suelo se recupera rápidamente después delfuego. Si bien la erosión después de los incen-dios es generalizada, en especial en las laderasempinadas, las raíces de los arbustos y los pastosno se mueren y por lo tanto continúan retenien-do tierra y limitan su pérdida de las laderas.

e. El fuego en el bosque de pino y en la sabanano es un proceso de iniciación de una sucesiónecológica. Lo que se quema simplemente serecupera.

f. Los incendios que se originan en la sabana y elbosque de pino frecuentemente se apagan cuan-do llegan al bosque nuboso o al bosque latifolia-do tropical. Estos dos tipos de bosques últimosproducen combustibles que son menos inflam-ables, más compactos y menos aereados, retienenhumedad y están sombreados. En el caso delbosque nuboso, está ubicado en un cinturón dehumedad, es decir, un medio ambiente general-mente más húmedo que el que se encuentra enla mayor parte de los pinares. Otros bosques lati-foliados tropicales se ubican frecuentemente enquebradas o desagües húmedos. Estas diferenciasen el medio ambiente, combustibles y compor-tamiento del fuego interactúan para producir ellímite abrupto que se ve a menudo entre losecosistemas mantenidos por el fuego y los eco-sistemas sensibles al fuego.

g. El fuego es un disturbio importante en losbosques nubosos y los bosques latifoliados tropi-cales pero, debido a que no se repite como unaactividad predecible, muchas especies en estosdos tipos de vegetación no poseen adaptacionespara responder al mismo. A pesar de esto, fuegospequeños esporádicos pueden ser importantesen la creación de hábitats únicos para ciertasespecies y para determinar la dominancia deciertas especies.

h. Durante la estación seca, y en especial durantesequías prolongadas, los incendios que se origi-

nan en el bosque de pino o en la sabana puedenatravesar el límite del ecosistema con losbosques nuboso y latifoliado tropical; pueden sermuy dañinos y pueden, si se repiten con fre-cuencia, causar un desplazamiento del límite.

i. El daño del fuego en el bosque nuboso y otrosbosques latifoliados abre el dosel y crea enormescantidades de combustible de árboles muertos.El dosel abierto permite que estos combustiblesse sequen más rápidamente lo cual los hace máspropensos a quemas repetidas y a la pérdida delbosque.

j. Durante períodos extensos sin fuego, el bosquenuboso y los bosques latifoliados penetran en lasabana y los bosques de pino. Los bosques mix-tos de pino y latifoliado descritos en laCordillera Central y en la Sierra de Bahorucopueden ser resultado de estos cambios.

k. El fuego interactúa con los huracanes. El dañode los huracanes puede producir enormes cargasde combustible que pueden permitir que elfuego afecte grandes áreas en todos los ecosis-temas de las tierras altas, tanto los propensos alfuego como los sensibles al fuego.

l. La frecuencia del fuego es clave para la integri-dad de todos estos ecosistemas. Las quemasdeben ser lo suficientemente frecuentes paramantener ejemplos variados de bosque de pino ysabana, pero no tan frecuentes que limiten laregeneración de pinos en áreas grandes. A lainversa, deben ser poco frecuentes y de pequeñaescala en el bosque nuboso y el bosque latifolia-do. Si se excluye el fuego de las sabanas, éstas seconvierten en bosques de pino. Si se excluye elfuego de los pinares (1) se acumulan los com-bustibles, (2) que pueden causar incendiosdestructivos que (3) matan a los pinos grandes ydegradan las cuencas. La ausencia del fuego alargo plazo previene la regeneración de pinos ylleva a un cambio gradual hacia vegetación debosque nuboso o bosque latifoliado de maderadura, según el medio ambiente. Si los incendiosson muy frecuentes en el bosque nuboso o lati-

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conclusiones y recomendaciones

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foliado, éste se va a transformar en pinar, sabanao matorral y será propenso a la invasión deespecies no nativas provenientes de tierras agrí-colas y de pastoreo. Si los incendios son muy fre-cuentes en el bosque de pino, éste se va a trans-formar en sabana o pastizal.

(7) No importa si los fuegos son producidos porcausas naturales o humanas. Uno no es mejor opeor que el otro. La fuente de encendido no esimportante, sino que importan las característicasdel régimen del fuego. Si el régimen del fuegocambia o se altera de lo que es necesario paramantener un ecosistema dado, éste va a transfor-marse en algo diferente.

(8) En este momento no se conoce en qué gradolas quemas provocadas por el hombre queescapan el control de los claros agrícolas querodean o están integrados en las áreas naturales,o aquéllos que se encienden a propósito, repre-sentan una amenaza a algún tipo de ecosistemao a todos en la Cordillera Central y en la Sierrade Bahoruco. La incidencia del fuego y sus efec-tos deben ser monitoreados en mayor detalle yen mayor grado.

(9) Parece ser que el fuego frecuente estámatando la regeneración de pinos en muchasáreas de la Cordillera Central, impidiendo eldesarrollo de bosques más maduros. De lamisma manera, el fuego en algunas partes de laSierra de Bahoruco puede estar manteniendo losmatorrales sin pinos.

(10) El fuego fue excluido de algunos rodales depino que deberían haber sido raleados por elfuego, ya sea por circunstancias fortuitas o porlos esfuerzos de supresión de incendios. La cargade combustible actual y la densidad de losrodales los hacen propensos a incendios de copade gran magnitud que matarán a los árboles ytendrán un efecto negativo sobre las cuencas.

(11) Es probable que los incendios de origenagrícola fuera de control y los incendios acciden-tales o provocados estén transformando a losbosques latifoliados en pastizales o matorralesinflamables no nativos, y en los bosques de pinoestén impidiendo la regeneración de pinos. Esteproceso crea un circuito de retroalimentaciónpositiva en el cual el fuego entra en el bosque,crea condiciones más inflamables, lo que lleva afuegos más frecuentes y a un aumento en laexpansión de pastos no nativos en detrimento delos bosques.

(12) Aunque todavía se necesita aprender muchosobre los detalles de los regímenes de fuego quemantienen los bosques de pino y las sabanas einfluyen en los bosques nubosos y los bosqueslatifoliados, parece ser que el régimen de fuegoen los ecosistemas de pino y sabana puede serdescrito como “mixto;” por ejemplo, una combi-nación de incendios de superficie de baja inten-sidad y no letales e incendios de alta intensidad yletales (letales para los pinos). Esta mezcla estádeterminada por una combinación de variascondiciones: tiempo desde el último incendio(acumulación de combustibles); condiciones dequema (por ej. sequedad, humedad, temperatu-ra), densidad del rodal, pendiente y velocidaddel viento. Bajo condiciones naturales, este tipode régimen crearía un conjunto diverso de hábi-tats, densidades de rodal y edades de rodal.

(13) El madereo pasado (en todas partes) y lasupresión del fuego en áreas accesibles alteró laestructura natural del rodal en los bosques depino y los hizo más propensos a los daños causa-dos por el fuego. El elevado número de incen-dios que reemplazan los rodales reportados en laSierra de Bahoruco (Latta et al. 2000) es proba-blemente producto de la interacción de rodalesdensos relativamente jóvenes que se desarrol-laron después del madereo y los frecuentesincendios causados por el hombre. Los rodalesjóvenes densos, que no fueron expuestos a que-mas de sotobosque de baja intensidad, son más

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propensos a incendios de copa y mortalidad depinos que los bosques en un paisaje de árbolesmás grandes y más espaciados, mezclados conpequeñas parcelas de reproducción. Un objetivodebería ser cambiar gradualmente la estructuradel bosque hacia rodales de árboles más grandesy más espaciados.

Estrategias Recomendadas para elManejo del Fuego(1) La República Dominicana tiene una organi-zación de supresión del fuego sumamente profe-sional y eficaz. La supresión y prevención deincendios son estrategias muy importantes, peroempleadas de manera eficaz pueden ser perjudi-ciales para los ecosistemas de pino y de sabana.En última instancia, la exclusión eficaz del fuegopuede producir las condiciones necesarias paraincendios de mayor magnitud y más destructivosy/o la destrucción de los ecosistemas de pino yde sabana debida a la pérdida del fuego como unfactor clave de mantenimiento del ecosistema.

(2) Aunque la supresión y la prevención delfuego son necesarias para prevenir y reducir eldaño de incendios no deseados, se debe recono-cer el papel importante del fuego en los ecosis-temas de pino y de sabana y se debe desarrollarun método integrado de manejo del fuego.

(3) ¿Qué es el manejo integrado del fuego? El manejo integrado del fuego es un métodopara hacer frente a los problemas y asuntosplanteados tanto por los incendios deseablescomo los no deseados en el contexto de losambientes naturales y los sistemas socioe-conómicos en los que ocurren, mediante la eval-uación y el balance de los riesgos relativos quepresenta el fuego con el papel beneficioso quejuega en un área de conservación, paisaje oregión determinado. Busca métodos eficaces entérminos de costo para prevenir incendios nodeseados así como criterios para responder ade-cuadamente a los incendios cuando suceden.Reconoce tanto el papel ecológico importante

del fuego en muchos ecosistemas y la necesidady el valor socioeconómicos del uso del fuego confines tradicionales y económicos.

(4) Desarrollar planes de manejo integrado delfuego en áreas de conservación clave queincluyan:

a. AAnnáálliissiiss ddeell PPrroobblleemmaa:: ¿Cuáles son las causassubyacentes de los fuegos no deseados? ¿Dóndeocurren? ¿Por qué ocurren? ¿Qué áreas están enpeligro? ¿Qué áreas poseen un gran valor enrecursos o biodiversidad que se vean beneficia-dos o perjudicados por el fuego? ¿Dónde esnecesario el fuego? ¿Cuál es la justificación parael manejo del fuego de diferentes maneras?

b. PPrreevveenncciióónn:: Regular el uso del fuego, educar alos que usan el fuego, ejecución, programas deeducación comunitaria. Mitigación de impactos:reducción de combustible, manejo de la veg-etación.

c. UUssoo ddeell FFuueeggoo:: Quemas prescritas-¿dónde ycuándo son necesarias? ¿Dónde y bajo quécondiciones se puede permitir que los incendiossigan su curso o se los debe restringir en vez desuprimir? Desarrollar políticas que permitan eluso adecuado del fuego en áreas naturales.

d. PPrreeppaarraacciióónn:: Alerta temprana y sistemas depronósticos, sistemas de detección y respuesta,personal capacitado en el manejo del fuego.

e. RReessppuueessttaa:: Nivel y grado de respuesta a situa-ciones de fuego dadas y amenazas y beneficiospotenciales.

f. RReessttaauurraacciióónn yy MMaanntteenniimmiieennttoo ddeell EEccoossiisstteemmaa::Reparación y restauración ambiental; manten-imiento de la estructura y función deseadas delecosistema; ayuda al bienestar de la comunidad.

(5) Reducir la incidencia de incendios no desea-dos mediante:

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conclusiones y recomendaciones

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a. Trabajo con las comunidades agrícolas localescon el fin de contener los fuegos agrícolas. Estopuede requerir el desarrollo y la difusión demateriales educativos sobre quemas controladasy proporcionar capacitación y ayuda en asuntosde quema.

b. Educación de las comunidades locales para quecomprendan el papel del fuego, incluyendo losbeneficios y los daños.

c. Formación de cuerpos de voluntarios paraayudar a suprimir incendios no deseados.

(6) Restaurar la estructura del bosque: Cambiargradualmente los bosques de pino en Madre delas Aguas y en la Sierra de Bahoruco a estruc-turas con árboles más grandes, una cobertura delsuelo conducente a incendios de superficie deintensidad relativamente baja y cambios en laproporción entre área quemada por incendio decopas y área quemada por incendio de superficie.Pueden ser necesarios rodales con diversasedades y estructuras para una variedad deespecies. Por ejemplo, el pico cruzado (Loxialeucoptera) necesita un hábitat con pinosgrandes maduros junto con otras estructuras debosque (Latta et al. 2000).

(7) Desarrollar la capacidad para fuegos pre-scritos y, siguiendo un plan de manejo del fuego,introducir quemas prescritas de baja intensidada intervalos adecuados en áreas accesibles paraclarear y proteger los rodales densos y permitirla supervivencia de los árboles desde árbolesjóvenes y del tamaño de un poste hasta árbolesmaduros.

(8) Desarrollar un personal de manejo (tanto anivel de la reserva como en la administración anivel nacional) capacitado en la comprensión delcomportamiento del fuego y en efectuar evalua-

ciones de combustible, utilizando herramientasde predicción de incendios e interpretando losefectos del fuego, para que puedan evaluar mejorqué incendios deben ser suprimidos y cuálesestán brindando beneficios al ecosistema, y cuáles la mejor respuesta.

(9) Desarrollar un personal de manejo capacita-do en la supresión y el uso del fuego, por ej. que-mas prescritas. Asegurar que estén adecuada-mente equipados, incluido el transporte.

(10) Donde sea apropiado, usar métodos de sil-vicultura ecológica (juntamente con el fuego)para restaurar una estructura del bosque menospropensa a incendios perjudiciales, por ej.,clareo, siega y plantación de especies nativas úni-camente.

(11) Segar, cortar y matar con quemas prescritastodo el pino caribe que se plantó y que seextendió a Madre de las Aguas y a la Sierra deBahoruco. Replantar o resembrar solamente conpino criollo perteneciente a la misma áreaecológica que se está restaurando. Dobler (1999)propone un mapa general de la delimitación deprocedencias para el Pinus occidentalis.

(12) No se deben emprender esfuerzos de refor-estación agresiva después de la mayoría, si no detodos, los incendios. Estos esfuerzos son cos-tosos, han usado especies inadecuadas y fracasanfrecuentemente. El pino criollo tienen una altacapacidad de regeneración si hay árboles parasemillero en la vecindad. La vegetación de lacobertura del suelo tiene la capacidad de rebro-tar. Puede ser necesario resembrar pinos y pro-teger las cuencas cuando se destruyen rodalesdensos con los incendios de copa y había pocavegetación en la cobertura del suelo antes delincendio debido a la sombra.

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Los administradores de los recursos naturales dela República Dominicana participan actualmenteen la Red de Manejo del Fuego de AméricaLatina y el Caribe, coordinada por la Iniciativapara el Manejo del Fuego de TNC y financiadapor el Servicio Forestal del Departamento deAgricultura de los Estados Unidos (USDA). Seentrenó a un pequeño equipo dominicano en losefectos del fuego ecológico en los ecosistemas depinares y en el comportamiento del fuego. Sedebe continuar y ampliar esta participaciónmediante las actividades siguientes:

(1) Organizar un taller de la Red sobre ecologíade incendios y manejo del fuego en ecosistemastropicales de tierras altas. Éste será un tallerinternacional que pondrá de relieve a laRepública Dominicana y con participantes de laRepública Dominicana, Cuba, México, AméricaCentral, los países andinos y los Estados Unidos.El taller se realizará en español. Los fondos paraeste taller ya están disponibles. Estará organiza-do conjuntamente por FMP, la Secretaría deEstado de Medio Ambiente y RecursosNaturales y TNC. El taller reunirá a científicos ydirectores que trabajan en la RepúblicaDominicana y en ecosistemas similares en otroslugares para compartir información, estrategias,técnicas y problemas y soluciones. El taller estarálimitado a 40 participantes.

(2) Conducir un curso de capacitación de incen-dios prescritos y un taller sobre planificaciónpara el manejo del fuego en la RepúblicaDominicana. Se espera que haya fondosdisponibles para esta actividad a mediados de2004.

(3) De manera conjunta entre la Iniciativa parael Manejo del Fuego de TNC, el Programa para

la República Dominicana de TNC y FMP,desarrollar una estrategia para el manejo delfuego en el país para las dos organizaciones.

(4) Como parte de la estrategia, trabajar conFMP y otras organizaciones socias para desar-rollar e implementar un proyecto modelo para elmanejo integrado del fuego con base en lacomunidad. Esto incluirá involucrar a las agen-cias gubernamentales en la capacitación de losagricultores en técnicas para contener los fuegosagrícolas; programas educativos y de prevenciónque incluyen la preparación de literatura, afiches,etc.; y organizar y capacitar cuerpos locales debomberos voluntarios.

(5) Desarrollar un sistema para documentarmejor las ocurrencias de incendios, las áreas que-madas, los impactos o los efectos significativos.

(6) Desarrollar un plan para el manejo integradodel fuego en un área de conservación clave(posiblemente el Parque Nacional Juan BautistaPérez Rancier) que sirva como modelo paraplanes en otros lugares. El plan debe incluir oidentificar:

a. Objetivos del manejo del fuego ecológico;

b. Una justificación para el manejo del fuego;

c. Las condiciones futuras deseadas;

d. Modelos conceptuales que muestren larelación entre los regímenes de fuego y la veg-etación;

e. Áreas de alto peligro de incendios, por ej.,dónde es probable que los incendios sean graves;

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próximos pasos sugeridos

5próximos pasos sugeridos

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f. Áreas de alto riesgo de incendios, por ej.,dónde es probable que los incendios ocurran oescapen el control;

g. Áreas de alto valor que pueden ser afectadas, obeneficiadas, por el fuego;

h. Un proceso de detección y de reporte deincendios;

i. Un plan de respuesta al fuego;

j. Un plan de monitoreo y mapeo del fuego;

k. Un plan de uso del fuego, por ej., fuegos pre-scritos y protocolos para permitir quemas; y

l. Un plan de restauración y mantenimiento delecosistema.

(7) Identificar individuos clave y oportunidadesde capacitación, intercambio y mentoría. La Redde Manejo del Fuego de América Latina y elCaribe, junto con el Servicio Forestal de USDA,puede facilitar oportunidades de capacitación ymentoría.

(8) Desarrollar un plantel de instructores para elmanejo del fuego en la República Dominicana.El enfoque inicial de la capacitación y mentoríadeberá ser el desarrollo de este plantel deinstructores, que puedan desarrollar cursos decapacitación adecuados dentro de la RepúblicaDominicana.

(9) Identificar un miembro del personal deTNC o FMP para coordinar las actividades y lasacciones con la Iniciativa para el Manejo delFuego de TNC.

(10) Desarrollar y/o promover un programa deinvestigación para hacer frente a las muchas pre-guntas relacionadas con los efectos del fuego, losregímenes del fuego, los combustibles y el com-portamiento del fuego. Algunas preguntasimportantes de investigación incluyen:

a. ¿Qué efecto tiene la temporada de quema enla respuesta de los bosques de pino y las sabanas?¿Habrán sido comunes los incendios causadospor rayos en períodos más lluviosos? Los incen-dios causados por el hombre tienden a ocurrirtemprano en el año, cuando las condiciones sonmás secas y los efectos pueden ser notablementediferentes.

b. ¿Cómo afecta el fuego a especies específicasendémicas o raras?

c. ¿Cuáles son las características de supervivenciade los pinos bajo diferentes tipos de fuego?

d. ¿Qué efecto tienen las diferentes estaciones,frecuencia e intensidad de quema sobre laestructura y la diversidad de la cobertura delsuelo y del sotobosque?

e. Dada la naturaleza remanente de los bosquesde pino, montes y sabanas, ¿cuáles son lasopciones deseables para aplicarle fuego al paisajea fin de crear o mantener el modelo de veg-etación y hábitats más apropiado para mantenerla biodiversidad del área?

(11) Recaudar fondos para desarrollar e imple-mentar los proyectos de manejo del fuego.

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