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EVOLUCIÓN DE LA PRÁCTICA RELIGIOSA EN
ESPAÑA Y POLONIA EN EL CONTEXTO DE LA
TRANSICIÓN POLÍTICA
Miguel Requena
Universidad Nacional de Educación a Distancia
Mikolaj Stanek
Universidad de Valladolid
Introducción
Existe una amplia evidencia empírica que pone de relieve que en gran parte de los
países europeos la religión institucional ha sufrido un profundo declive en las últimas
décadas (Halman y Draulans, 2006; Voas, 2009). El avance de la secularización de las
sociedades europeas contrasta claramente con la vitalidad de la vida religiosa en otros
continentes (Caplow, 1985; Sasaki y Suzuki, 1987; Filali-Ansary, 1996; Bruce, 2002).
Todo esto ha llevado a algunos autores a sugerir una reformulación de la tesis de la
secularización, indicando que Europa no es tanto la pionera de un fenómeno universal
sino más bien una excepción (Berger, 1999; Davie, 2007; Berger et al., 2008). Por otra
parte, la pérdida de la significación social de la religión en este continente no puede
considerarse un proceso homogéneo o unilineal (Casanova, 1994; Bruce, 2002; Pickel,
2009). En las últimas décadas se ha realizado un considerable esfuerzo en el campo de
la sociología de la religión para aportar una explicación cabal de la diversidad de las
trayectorias de secularización en Europa. Algunos investigadores apuntan a las
transformaciones políticas como un importante factor que define el marco en el que se
desarrolla la vida religiosa al nivel nacional (Martin, 1978; Davie, 2000). Por tanto, es
de especial interés analizar el desarrollo de la religiosidad en aquellos países europeos
que han atravesado profundos cambios en sus sistemas políticos como es el caso de
Polonia y España.
En las últimas décadas se ha realizado un considerable esfuerzo en el campo de
la sociología de la religión para aportar una explicación cabal de la diversidad de las
trayectorias de secularización en Europa. Algunos investigadores apuntan a las
transformaciones políticas como un importante factor que define el marco en el que se
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desarrolla la vida religiosa al nivel nacional (Martin, 1978; Davie, 2000). Por tanto, es
de especial interés analizar el desarrollo de la religiosidad en aquellos países europeos
que han atravesado profundos cambios en sus sistemas políticos como es el caso de
Polonia y España.
Hasta ahora los análisis de la religiosidad en España y Polonia se han centrado
predominantemente en los efectos inmediatos (efectos periodo) del cambio del contexto
político vinculados a la transición a un sistema democrático (Requena, 2005b; Pérez-
Agote, 2010; Mariański, 2011; Tomka, 2011; Requena y Stanek, 2012). No obstante, el
cambio social no solo es la suma de las transformaciones del comportamiento individual
en determinados momentos pero también es el resultado de la sustitución de una
generaciones por otras, más jóvenes que representan distintas comportamientos y
actitudes (Ryder, 1965).
Este estudio tiene como objetivo comparar la evolución de la religiosidad en
España y Polonia en los periodos posteriores al cambio político que dio paso al
establecimiento de los sistemas democráticos en ambos países. Partimos de la premisa
de que la transición política en ambos países creó un nuevo marco de libertad política e
ideológica que ejerció un considerable efecto sobre la religiosidad de los polacos y
españoles, especialmente en los periodos inmediatamente posteriores al cambio. Por
otra parte, las actitudes y prácticas religiosas que se manifiestan en el nuevo contexto
social y político también pueden estar determinadas por diversas experiencias por las
que han pasado las sucesivas cohortes de españoles y polacos en los periodos anteriores.
En otras palabras, podemos esperar que las transformaciones sociales y políticas que se
produjeron a lo largo del siglo XX se vean reflejadas en las pautas de religiosidad
diferenciadas en las diferentes cohortes.
Estas premisas del estudio requieren emprender estrategias analíticas desde un
plano dinámico que permitan reflejar los cambios en las sucesivas cohortes así como en
determinados periodos de tiempo. El análisis del caso español abarcará los años 1980-
1996 y en el caso polaco los años 1992-2008. Las fuentes de datos para el análisis
provienen de los estudios realizados por el Centro de Investigaciones Científicas
(España) y de la Encuesta Social General Polaca.
La secularización desde la perspectiva de sucesión de cohortes, periodo y edad
La secularización es habitualmente entendida como parte de un amplio proceso de
modernización que incluye una serie de fenómenos interrelacionados tales como el
2
cambio tecnológico, el desarrollo del Estado moderno, la difusión del pensamiento
racional-científico y los procesos de urbanización y la desaparición de las pequeñas
comunidades locales (Bruce, 2002). Desde esta perspectiva general, los avances de la
modernización impactan de manera diferencial en las sucesivas cohortes, de manera que
las generaciones más jóvenes presentan unos niveles de religiosidad menores que sus
predecesoras (Firebaugh y Harley, 1991; Voas, 2010). En otras palabras, las cohortes
más recientes son menos secularizadas que las cohortes predecesores en las mismas
edades. Así pues, en el contexto de los avances de la modernización, el propio proceso
de reemplazamiento generacional constituye un mecanismo a través del cual se extiende
la secularización en la sociedad.
La variación intergeneracional en los niveles de religiosidad de las sucesivas
cohortes se puede atribuir tanto a los cambios estructurales como a las transformaciones
contextuales que se producen en una determinada sociedad (Voas y Doebler, 2011). En
primer lugar, las diferencias en el grado de secularización entre generaciones están
vinculadas a las transformaciones en la composición de las sucesivas cohortes como
efecto del aumento de los niveles educativos, la mayor proporción de población urbana
o la mayor participación de las mujeres en el mercado laboral (De Graaf y Te
Grotenhuis, 2008). En segundo lugar, junto a los cambios en la composición de la
población, la religiosidad se ve afectada por los factores societales y contextuales por
los cuales la religión y sus instituciones pierden capacidad de influir en el
funcionamiento de determinadas instituciones (estado, administración pública, sistema
educativo, medios de comunicación de masas) así como de controlar y determinar los
comportamientos, creencias y actitudes de los individuos (Chaves, 1994; Dobbelaere,
2002).
Aunque la pérdida de significación social de la esfera religiosa podría influir en
mayor o menor medida en toda la población, lógicamente son las generaciones más
jóvenes las más afectadas por este cambio. Las experiencias y vivencias de las edades
en las que se produce un mayor desarrollo cognitivo y en las que los procesos de
maduración personal no han finalizado juegan un papel decisivo en las ideas y
comportamientos posteriores de los individuos (Mannheim, 1952; Hagenaars, 1990) y,
en particular, en sus creencias y prácticas religiosas. Desde esta perspectiva, el propio
metabolismo intergeneracional es el argumento decisivo en la explicación del cambio
social: no es necesario que se produzca un gran cambio a nivel individual para que las
3
sociedades cambien a medida que las generaciones más jóvenes van ocupando el lugar
de las mayores.
Numerosos estudios realizados en los países de Europa Occidental tales como el
Reino Unido, Holanda y Alemania Occidental señalan que la secularización avanza a
medida a que se van sucediendo las cohortes socializadas en entornos en los que la
desvinculación entre la religión y otras esferas socialmente relevantes es cada vez más
patente (De Graaf y Te Grotenhuis, 2008; Wolf, 2008; Voas, 2009; 2010; Kaufmann et
al., 2011). No obstante, la continuidad del proceso de secularización asociado a la
sucesión de cohortes sujetas a procesos societales de modernización puede romperse en
aquellas sociedades que experimentan profundas y bruscas transformaciones políticas y
sociales. En estos casos, los factores contextuales en un determinado momento histórico
pueden acelerar o retrasar el proceso de secularización asociado a la mera renovación
generacional. Por ejemplo, algunos estudios recientes señalan al cambio generacional
relacionado con la aparición de las cohortes socializadas en un contexto de libertad
religiosa que sustituyen a las cohortes educadas durante el periodo de secularización
forzosa como una de las causas de la revitalización religiosa en Rumania y la antigua
Alemania del Este (Lois, 2011; Voicu y Constantin, 2012).
Los países con un pasado autoritario en los que se ha producido una transición a
la democracia constituyen, por tanto, un caso de estudio especialmente interesante para
observar y analizar esta interacción entre los efectos de cohorte y los efectos de periodo.
En ellos, la prolongada existencia de regímenes autoritarios y las posteriores
transiciones democráticas suponen un cambio decisivo de los contextos en los que se
socializan las sucesivas generaciones que puede ser considerado un factor clave de la
aceleración o el retraso de los procesos secularización. Ese cambio de contexto puede
haber sido más decisivo aún si en el pasado autoritario se ha producido una estrecha
implicación positiva o un patente antagonismo entre religión y política.
Contextos del cambio religioso en España y Polonia
José Casanova (1993) señala que tanto en Polonia como en España tuvo lugar una
identificación relativamente temprana entre el catolicismo y la identidad nacional.
Además, a diferencia de muchos países de Europa Occidental en los que los procesos de
diferenciación estructural relegaron a las instituciones eclesiásticas a los márgenes de la
vida pública, la Iglesia católica en ambos países fue hasta hace pocas décadas un
importante actor político. A pesar de estas similitudes, las particularidades de cambio
4
político y social así como el papel que desempeñaron las iglesias nacionales siguieron
unas trayectorias muy distintas. En España, la católica se convirtió en parte del conflicto
interno a raíz de una fuerte polarización ideológica y política en el país. En cambio, en
Polonia la iglesia y el catolicismo en general jugaron un importante papel unificador en
un contexto de prolongado conflicto con las potencias vecinas. Por tanto España y
Polonia durante la segunda mitad del siglo XX pueden considerarse casos
paradigmáticos de dos modelos de sistemas autoritarios en los que la religión
institucional ha jugado roles radicalmente opuestos.
La instauración de un régimen autoritario tras la victoria del bando nacional en
1939 supuso al mismo tiempo un reestablecimiento de un estado de carácter
confesional. Desde sus inicios el franquismo se sirvió, con el beneplácito y el apoyo de
la propia Iglesia, de la instrumentalización de la religión creando un ideario nacional-
católico en la que la fe y el pasado católico de España se convertía en un elemento
constitutivo y unificador de la nación. (Linz, 1993; Moreno Seco, 2002; Box, 2010). La
estrecha alianza entre la Iglesia católica y el régimen franquista se tradujo en una
hegemonía confesional ejercida en numerosas dimensiones de la vida social en la que el
catolicismo se convirtió en un instrumento simbólico fundamental de legitimación de la
dictadura (Box, 2010). En este marco la Iglesia adquiere una excepcional, para su
época, influencia sobre extensas parcelas de la esfera pública y la vida privada, gozando
de un monopolio en cuanto a la enseñanza doctrinal y orientación moral. La Iglesia
vigila y regula las conductas y conciencias de los españoles gracias a un control directo
o indirecto sobre las instituciones educativas, sobre las actividades culturales y la
producción artística y un casi ilimitado acceso a los medios de comunicación.
No obstante, la vinculación entre el estado y la Iglesia características del periodo
de la dictadura franquista no fueron invariables y sufrieron transformaciones
desencadenadas tanto por cambios dentro del propio régimen como por las
transformaciones en el seno de la institución eclesiástica. Tras el auge del nacional-
catolicismo en la década de los cuarenta y buena parte de los cincuenta, la difícil
situación económica motivó un giro hacia un gobierno tecnocrático a finales de los
cincuenta. En consecuencia, la presión ideológica sobre la sociedad se vio debilitada.
Por otra parte, el periodo desarrollista supuso un proceso de paulatina apertura al
exterior, urbanización e incremento en el nivel de vida y niveles de educación, lo que
llevó a una mayor presencia de ideas pluralistas y laicistas así como actitudes
consumistas en la sociedad española (Requena, 2005a; Pérez-Agote, 2008).
5
La muerte de Franco y la posterior transformación del sistema político en
España cambiaron sustancialmente las relaciones entre el estado y la Iglesia y la
posición de la religión institucionalizada en la sociedad española (Anderson, 2003). Esta
transición, cuyos momentos claves fueron marcados por la aprobación de la
Constitución en 1978, la firma del nuevo Concordato en 1979 y la aparición de un
sistema de bienestar, se desarrolló en varios niveles. A nivel sistémico la Iglesia perdió
su estatus de religión del estado al establecerse el pluralismo religioso y la libertad de
culto. A nivel funcional, las influencias de la Iglesia en la esfera de la educación, la
asistencia social y la comunicación de masas se vieron considerablemente disminuidas.
Por otra parte, se ha culminado el proceso de depolitización de la enseñanza de la
Iglesia, iniciado ya durante el franquismo tardío. Finalmente, amen del principio de
aconfesionalidad del estado, se produjo una desacralización del espacio público (Linz,
1993; Casanova, 1994). En resumidas cuentas, aunque manteniendo ciertos privilegios
con respecto a otras confesiones, la Iglesia católica ve muy reducida su influencia tanto
política como en numerosas esferas de la vida social.
En el caso de Polonia la identificación entre el catolicismo y la identidad
nacional se consolidó tras la partición del país entre los tres imperios vecinos. Ante el
acoso a la identidad nacional por parte de las potencias extranjeras, sobre todo, por la
Rusia ortodoxa y la Prusia luterana, el catolicismo se convirtió en el componente
ideológico principal de los movimientos de resistencia y liberación. A lo largo de un
siglo XIX marcado por constantes intentos de recuperar la soberanía, se fue formando
un modelo de catolicismo que fusionaba elementos patrióticos y nacionalistas con
elementos doctrinales y simbólicos del catolicismo (Barlińska, 2006). En el proceso de
surgimiento y consolidación de una nación moderna sin estado, tan característico de la
Europa Central y Oriental del siglo XIX, la Iglesia católica polaca jugó un papel
esencial siendo la única institución capaz de superar una división impuesta por los
invasores (Mach, 2000). En este periodo, se fraguó un modelo en el que la Iglesia
católica asumió parte de las funciones simbólicas e institucionales de un estado
inexistente. Tras el resurgimiento del estado polaco independiente después de la Primera
Guerra Mundial, las tensiones sociales y políticas, el surgimiento de movimientos
obreros así como las nuevas corrientes intelectuales de carácter laicista y modernizador
atenuaron esta estrecha unidad entre la Iglesia y la nación. No obstante, estas tendencias
fueron pronto frenadas por el estallido de la Segunda Guerra Mundial, la ocupación nazi
y la posterior conversión de Polonia en un país satélite de la Unión Soviética.
6
El establecimiento del sistema comunista en Polonia en la segunda mitad de los
años cuarenta del siglo pasado supuso una imposición de un régimen político totalitario
basado en el monopolio de un partido que llevó a un proceso de transformación social,
económica y cultural forzosa hacia un modelo marxista-leninista. La ideología
comunista —en la que el ateismo y el materialismo se unían a la aspiración de explicar,
controlar y modelar la totalidad de los aspectos de la vida social e individual— entraba
en claro conflicto con la religión, lo que, en el caso polaco, convertía a la Iglesia en el
principal antagonista del nuevo régimen. Desde su instauración en el poder, uno de los
principales objetivos del régimen fue el de la eliminación completa de la religión y la
Iglesia de la vida social en Polonia (Varga, 1995). La imposición un régimen totalitario
basado en una ideología que promovía un ateismo beligerante tuvo como resultado una
activación de los tradicionales mecanismos de resistencia. De la misma manera que en
el siglo XIX, el catolicismo se convirtió en un elemento crucial de la ideología de
unidad nacional y la Iglesia en su principal guardiana. Cabe añadir que a diferencia de
otros países del bloque soviético, en Polonia la Iglesia católica fue, a pesar de toda la
presión política, la única institución de la sociedad civil que mantuvo un relativo alto
grado de autonomía en relación a las instituciones del régimen. Este marco convertía a
la Iglesia en un espacio para el desarrollo de la sociedad civil, reforzada además por su
actitud abierta e inclusiva hacia todas las corrientes de la oposición política
independientemente de su ideología (Mach, 2000).
Al igual que en España, las relaciones entre el estado y la Iglesia evolucionaron
a lo largo de todo el periodo comunista en Polonia atravesando periodos tanto de
conflicto abierto como de acomodación y de una (siempre tensa) convivencia. Los
primeros años del régimen fueron marcados por un conflicto abierto. En este periodo se
multiplicaron las detenciones y los enjuiciamientos de los sacerdotes y personas
seglares así como varios asesinatos (Barlińska, 2006). La experiencia de la Iglesia
católica en este periodo (que aproximadamente comprende entre 1948-1956) se asemeja
a lo que Martin (1969) ha denominado el modelo ruso de secularización, en el que las
creencias y las instituciones se encuentran sujetas a un ataque y a una erosión masivos.
Tras la muerte de Stalin el acoso se atenúa (aunque no cesa) y disminuye la presión
ideológica sobre la sociedad. El régimen reduce el contenido ideológico en la
legitimación de su poder aunque hasta el final del periodo comunista se mantiene un
clima de confrontación con la Iglesia pero de menor intensidad comparado con el
periodo comunista (Eberts, 1998).
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El inicio de la transición política en 1989 y 1990 crea un nuevo marco para la
Iglesia católica en Polonia. El cambio institucional y la política crean las bases para un
sistema de democracia liberal con un sistema político multipartidista y garantías reales
para las libertades de asociación y culto. El nuevo sistema político fue establecido sobre
el principio de aconfesionalidad, aunque la Iglesia católica seguía manteniendo ciertos
privilegios con respecto a otras confesiones dada su posición de religión mayoritaria.
Hipótesis de trabajo
Dados estos antecedentes, en el presente trabajo nos proponemos hacer un análisis del
cambio religioso que se produjo en España y Polonia en los años inmediatamente
posteriores a la transición a la democracia. Además de comparar la magnitud del cambio
en ambos países, nuestro objetivo específico es desentrañar qué parte del cambio se
puede explicar como un producto del cambio religioso individual vinculado al
determinado momento o evento histórico y qué parte se puede atribuir al cambio
generacional (efecto periodo) en ambos países. Las hipótesis de trabajo son las
siguientes:
(1) en periodos de tiempo equivalentes, el cambio religioso ha sido menor en Polonia
que en España;
(2) tras la transición a la democracia, el cambio generacional ha sido más fuerte que el
cambio individual en España, donde existió una fuerte implicación de la Iglesia católica
con el régimen político autoritario;
(3) en Polonia, donde el catolicismo fue un elemento crucial de oposición y resistencia
al sistema político totalitario, el cambio generacional ha sido menor y posiblemente
menos importante que el cambio individual; y
(4) los comportamientos religiosos de las cohortes socializadas tras la transición
democrática se diferenciaran significativamente de las cohortes socializadas en los
contextos autoritarios.
Fuentes de datos y metodología
Para acometer nuestros objetivos estudiamos el cambio en la práctica religiosa durante
un periodo de tiempo de dieciséis años que comienza dos años después de la transición
a la democracia —1980 en España, es decir, dos años después de la aprobación de la
8
Constitución democrática de 1978; y 1992 en Polonia, es decir, dos años después de las
primeras elecciones completamente democráticas en 19901.
En el estudio se utilizan series de datos de corte transversal basados en encuestas
por muestreo realizadas en España y Polonia. Los datos referentes a España provienen
de los estudios realizados por el Centro de Investigaciones Sociológicas y cubren los
años comprendidos entre 1980 y 1996. Los datos empleados para Polonia proceden de
la Encuesta Social General Polaca (Polski Generalny Sondaż Społeczny – PGSS)2. La
información recogida abarca el periodo 1992-2008. Con el objetivo de plantear un
marco de análisis comparable se ha pretendido seleccionar los estudios separados por
unos intervalos de tiempo de la misma o aproximada longitud (entre 4 y 6 años)
El estudio se centrará en el aspecto conductual de la religiosidad, en concreto, la
frecuencia de asistencia a misa. La selección de este indicador está motivada por
razones tanto metodológicas como teóricas. En primer lugar, la práctica religiosa es el
aspecto de la religiosidad más visible y por tanto más accesible para el estudio empírico
a través de encuestas (Requena, 2005b). En este sentido, la frecuencia de participación
en las celebraciones de carácter religioso es una de las variables que más a menudo se
pueden encontrar en los estudios dedicados a valores y actitudes, lo que permite obtener
una serie de datos que no sólo reflejan la evolución de este fenómeno a lo largo del
tiempo, sino que permiten además realizar comparaciones entre diferentes poblaciones.
Desde el punto de vista teórico, la frecuencia de participación en las prácticas religiosas
colectivas tales como la misa refleja el grado de implicación del individuo con la
religión y con la institución que la representa. La dimensión del culto es uno de los
aspectos más conspicuo de toda religión y la práctica religiosa se puede interpretar
como un “ritual de mantenimiento del credo institucional”(Pérez-Agote et al., 1993;
Requena, 2005b). Especialmente en el caso del catolicismo, la obligación establecida
por el magisterio de la Iglesia de la participación en misa convierte esta práctica en uno
de los principales indicadores de la significación de la religión institucionalizada a nivel
colectivo (Cornwall et al., 1986). Por tanto, siguiendo el criterio habitualmente utilizado
en los estudios sobre la religiosidad se ha planteado el indicador de la práctica religiosa
según el cual los católicos practicantes son las personas que declaran participar en misa
al menos una vez al mes (véase Müller, 2009). Debemos añadir que las escalas en las 1 En 1989 se celebraron elecciones cuasi-democráticas en Polonia que permitieron la entrada en el parlamento de representantes de la oposición democrática. Fue no obstante en 1990 cuando se celebraron las primeras elecciones plenamente democráticas: presidenciales y locales. 2 http://pgss.iss.uw.edu.pl/
9
que se mide la asistencia a misa en España y en Polonia son parecidas, lo que ha
facilitado substantivamente el proceso de homogenización de los datos.
El trabajo consiste en dos ejercicios. En primer lugar realizamos una
descomposición de un modelo de regresión con el objetivo de diferenciar el grado de
impacto sobre los el cambio total en la práctica religiosa de los dos factores (Firebaugh,
1997): (a) cambio intra-generacional (vinculado al cambio individual), (b) cambio
inter-generacional (vinculado al proceso de reemplazo generacional). Firebaugh (1997)
sugiere estimar ambos componentes mediante las siguientes formulas: b1 (AT – A1) para
la contribución del cambio individual, y b2 (CT – C1) para la contribución del cambio
producido por la sucesión de las cohortes. Dado que en las estimaciones aplicamos la
regresión logística, la descomposición se realiza mediante el logaritmo del cociente de
probabilidades relativas en relación a la práctica religiosa declarada teniendo en cuenta
exclusivamente el primer y el último estudio:
Ln [PCT/(1– PCT) / PC1/(1–PC1)] = b1 (AT – A1) + b2 (CT – C1) 3
En este ejercicio, además de identificar qué parte del cambio global se debe al cambio
individual y qué parte se debe a la composición por cohorte pretendemos confirmar que
el efecto de la edad no influye en el cambio global de la religiosidad en ambos países.
Como sugiere Glenn (2005), hasta ahora no se ha establecido una manera fiable para
distinguir el impacto de la edad, la cohorte y el año sobre los procesos del cambio social
lo que se debe al bien conocido problema de identificación4. Por tanto siguiendo las
sugerencias este autor, para establecer la medida la religiosidad esta determinada por los
tres efectos mencionados recurrimos a las soluciones informales (análisis de la
distribución del los católicos practicantes a lo largo de los periodos estudiados
desagregada por cohortes de nacimiento).
El siguiente paso consistirá en distinguir los efectos de periodo y de cohorte de
otros posibles factores. La perspectiva de la secularización predice que la urbanización
y un aumento generalizado en los niveles educativos son factores cruciales a la hora de
explicar el fenómeno de la pérdida de la significación social de la religión (Wallis y
Bruce, 1998). Los estudios empíricos confirman también que el sexo sigue 3 AT es el año del último estudio y A1 es el año del primer estudio. CT es el año medio de nacimiento de los encuestados en el último estudio y C1 es el año medio de nacimiento en el primer estudio de los incluidos en los análisis. 4 El problema de la identificación consiste en que el efecto de cada una de estas variables puede ser lógicamente expresada y explicada en relación a las dos restantes. La relación entre los tres factores se puede resumir en la fórmula: Cohorte =Periodo - Edad lo que sugiere una relación lineal entre los tres componentes.
10
determinando las diferencias en los niveles de religiosidad en las sociedades modernas
(Tilley, 2003). Por estas razones estimaremos dos modelos de la regresión logística- uno
para cada país- en los que además del año de estudio y cohorte incluiremos otras
variables tales como sexo, educación, situación laboral y el tamaño de municipio en el
que residían los encuestados. El objetivo de esta parte del análisis es medir el impacto
de los efectos de periodo y cohorte controlando por el resto de los mencionados
factores. Este modelo se expresará mediante la fórmula:
[PC/(1–PC)] = exp [b0 + b1(C) + b2(A) + b3(S) + b4(ED) + b5(SL) + b6(TM)]5
Resultados
En los dieciséis años posteriores a las transiciones democráticas tanto en España (1980-
1996) como en Polonia (1992-2008) se produjo una caída significativa de los niveles de
práctica religiosa. Este descenso fue, sin embargo, bastante más pronunciado en España
que en Polonia en esos dos periodos de tiempo: en España los católicos practicantes
disminuyeron un 14%, mientras en Polonia sólo cayeron un 7% —lo que implica una
probabilidad (en términos de odds) de 0.56 en España entre el final y el comienzo del
periodo frente a una odds de 0.71 en Polonia. En los dos países el cambio en el tiempo
de la asistencia a misa, o la diferencia de este indicador entre el principio y el final de
los periodos, es estadísticamente significativo (Z test, p <0.000 in both cases). Pero,
puesto que los niveles de religiosidad eran al comienzo de estos periodos más bajos en
España que en Polonia, no sólo la pérdida absoluta sino también la pérdida relativa de
religiosidad ha sido mucho más intensa en el primer país (–28.7%) que en el segundo (–
9.5%). En otras palabras, durante esos dieciséis años mientras que en España los
católicos practicantes disminuyeron a una tasa anual continua de –2.1%, en Polonia la
correspondiente tasa anual de decrecimiento fue sólo de –0.6%.
La tabla 1 muestra los datos básicos del cambio en los niveles de práctica religiosa en
los dos países. Como nuestro interés básico en este trabajo es el cambio generacional,
los datos se han dispuesto de forma que permiten comparar el cambio total con el
cambio en cada una de las cohortes que componen las muestras españolas y polacas. La
simple observación de estos porcentajes sugiere que el cambio religioso no sólo fue
mayor en España que en Polonia, sino que también el impacto del cambio generacional
5 En la presentada ecuación S corresponde a la variable sexo, ED corresponde a la variable de edad, SL corresponde a la variable de situación laboral y TM corresponde a la variable tamaño de municipio
11
fue más fuerte en España que en Polonia: el cambio medio entre cohortes fue mayor en
el primer país que en el segundo.
Tabla 1. Cambio en el porcentaje de los católicos practicantes – (descomposición por cambio medio dentro de cohortes, entre cohortes y cambio total. España
(1980-1996) y Polonia (1992-2008)
España PoloniaCohortes % N % N % N % N 1980-1996 1998-2008antes de 1901 45.7% 351901-1910 71.8% 177 33.3% 15 -38.4%1911-1920 66.9% 299 67.2% 116 78.7% 127 100.0% 2 0.4% 21.3%1921-1930 61.2% 405 62.0% 287 73.1% 201 76.5% 81 0.8% 3.4%1931-1940 56.4% 408 53.1% 356 72.6% 307 80.3% 132 -3.3% 7.7%1941-1950 40.5% 489 41.2% 337 76.0% 242 71.2% 184 0.8% -4.8%1951-1960 26.9% 472 24.5% 413 75.7% 313 65.6% 273 -2.5% -10.2%1961-1970 27.9% 129 16.2% 505 72.9% 258 69.9% 196 -11.7% -3.0%1971-1980 20.0% 431 74.6% 118 59.1% 193 -15.5%1981-1990 60.4% 212
Todas las cohortes 49.0% 2414 34.8% 2029 74.5% 1566 67.5% 1273 -14.1% *** -7.0%Media dentro del cambio en la cohorte (ponderadas por tamaño) -4.1% -2.7%
Cambio estimado en la práctica religiosa dentro y entre cohortes: regresión logísticaCambio total: ln [(PT/(1-PT)/(P1/(1-P1)] = b1 (AT -A1) + b2 (CT -C1) = -0.566 -0.362
-0.155 * -0.231-0.411 *** -0.131
*** p < .000; ** p< .01
Cambio1980 1996 1992 2008
Dentro de cohortes b1 (AT -A1) =Entre cohortes: b2 (CT -C1) =
España Polonia
Nota: Los católicos practicantes son los que asisten a misa al menos una vez al mes
Fuente: base de datos CIS (estudios 1237 y 2230) para España y Encuesta Social General y ISSP 2008
para Polonia.
En la tabla 1 también se presentan los resultados de la composición de la regresión
logística del logit de la práctica religiosa en dos componentes: el cambio individual y el
cambio intergeneracional. El análisis pone en evidencia que en España el cambio
intergeneracional (-0.411) supera significativamente el volumen del cambio individual
(-0.155). Las considerables diferencias entre las sucesivas cohortes contrastan
claramente con el relativamente baja aportación del componente individual en la
totalidad del cambio religiosos en España a lo largo del todo el periodo estudiado.
En el caso de Polonia observamos un fenómeno muy distinto. En primer lugar, la
contribución del cambio individual al conjunto del cambio es mayor que la contribución
del cambio inter-generacional (respectivamente -0.231 y -0.131). Resumiendo, en
Polonia las diferencias en el nivel de religiosidad entre sucesivas cohortes es menos
acusado que en España. La observada disminución en el nivel de las prácticas religiosas
de los polacos se debe por tanto más al cambio de las actitudes individuales en los
12
periodos determinados que al reemplazamiento de unas generaciones más religiosas por
las más secularizadas.
También es necesario indicar que las los signos de la pendiente de la curva de la
para ambos componentes (individuales y intergeneracional) son negativas y tienen
valores muy similares (para España: b1= –0.010 y b2 = -0.033; para Polonia, b1= –0.014
y b2 = -0.009). En otras palabras, durante el periodo post-transicional tanto en España
como en Polonia el reemplazo generacional reforzaba los cambios individuales en la
religiosidad y viceversa. El hecho que en ambos casos los coeficientes obtenidos tengan
el mismo signo indica que el cambio al nivel agregado supera al cambio individual lo
que en su conjunto puede dar la impresión de un acelerado cambio en el
comportamiento religioso. Ambos coeficientes estimados tienen signos negativos lo que
sugiere que el efecto relacionado con la sucesión de cohortes tiene mayor impacto que
el supuesto efecto de edad relacionado6. Finalmente, el hecho de que la práctica
religiosa ha disminuido considerablemente en ambos países confirma un efecto cohorte
aunque en el caso de España el impacto de este componente es visiblemente mayor.
Una cuidadosa exploración de los datos recogidos en la Figura 1 permite
completar los resultados de los análisis que acabamos de presentar. En el caso de
España una relativa estabilidad del cambio en cada cohorte a lo largo del periodo
estudiado sugiere que la disminución en la práctica religiosa se debe principalmente a la
sucesión de cohortes. En el caso polaco la evolución de la religiosidad es mucho más
compleja. En todo caso, es digno de subrayar que tan sólo las cohortes de los polacos
nacidos en las décadas 1921-1930 y 1931-1940 han experimentado un incremento en
los niveles de participación en celebraciones religiosas en el periodo de 16 años que
abarca nuestro estudio mientras que este cambio no se observa en las generaciones
nacidas con posterioridad. Esta pauta sugiere la importancia que juega el efecto periodo
en la evolución de la práctica religiosa en Polonia en el periodo post-transicional.
6 Como indica Firebaugh (1997), si ambos coeficientes son negativos, el efecto de la edad es menor al efecto de la cohorte siempre que el cambio agregado supera al cambio individual.
13
Gráfico 1. Distribución del porcentaje de las católicos practicantes en España (1980-1996) y Polonia (1992-2008) por cohorte de nacimiento.
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%19
8019
8119
8219
8319
8419
8519
8619
8719
8819
8919
9019
9119
9219
9319
9419
9519
96
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
1911-1920 1921-1930 1931-1940 1941-19501951-1960 1961-1970 1971-1980 1981-1990
Fuente: base de datos CIS (estudios 1237 y 2230) para España y Encuesta Social General y ISSP 2008 para Polonia
Con el objetivo de profundizar en nuestro análisis hemos estimado modelos de
regresión logística incluyendo además de las variables de cohorte y periodo también
otros factores que potencialmente influyen en el comportamiento religioso: sexo, nivel
de estudios, el tamaño de la población de residencia y situación laboral. En concreto, en
los modelos hemos estimado la medida en la que varía la probabilidad de participar en
el las celebraciones religiosas al menos una vez al mes en relación a la cohorte de
nacimiento y periodo manteniendo constantes otras variables vinculadas a las
características individuales y estructurales. Los resultados de la estimación se
encuentran recogidos en la tabla 2. Las estimaciones revelan que el proceso de
secularización ha sido intermediado en España por la sucesión de cohortes. Cada
cohorte de los españoles nacidos entre 1921 y 1960 es significativamente menos
practicante que la anterior. Hasta este punto, los resultados confirman los análisis
previos. No obstante, también se observa que la continuidad del proceso de
secularización asociado a la sucesión de cohortes se ve interrumpida en las generaciones
más recientes es decir las socializadas en el periodo de la transición (1961-1970) e
inmediatamente después (1971-1980). En concreto, no se observan estadísticamente
significativas diferencias entre estas dos cohortes aunque en ambos casos los niveles de
religiosidad son considerablemente menores a las observadas en las generaciones
14
anteriores. Por otra parte, el análisis revela un muy reducido efecto periodo al nivel
agregado una vez controlados otras variables intervinientes. Entre 1980 y 1992 el nivel
general de la práctica religiosa parece mantenerse en un nivel similar y tan sólo se
observa una disminución en la práctica religiosa entre 1992 y 1996 lo que sugiere un
ligero efecto periodo en la evolución de la religiosidad en este intervalo del tiempo.
Tabla 2. Efecto de las variables seleccionadas sobre la probabilidad de asistir a misa al menos 1 vez al mes para España y Polonia
Cohorte (ref.España: 1911-1920; ref. Polonia: 1921-1930)
1921-1930 -0.33 *** (0.101)1931-1940 -0.48 *** (0.101) 0.14 (0.129)1941-1950 -1.14 *** (0.104) -0.06 (0.127)1951-1960 -1.83 *** (0.109) -0.14 (0.127)1961-1970 -2.15 *** (0.117) -0.11 (0.133)1971-1980 -2.07 *** (0.144) -0.25 * (0.136)1981-1990 -0.56 *** (0.161)
Año estudio España (ref. 1980)1985 0.12 (0.068)1992 -0.11 (0.071)1996 -0.22 ** (0.071)
Año estudio Polonia (ref. 1992)1997 -0.07 (0.081)2003 -0.13 (0.096)2008 -0.24 ** (0.093)
Mujeres 1.05 *** (0.055) 0.71 *** (0.060)Nivel de estudios (ref. sin estudios)primaria/secundaria primer grado -0.17 (0.095) 0.09 (0.204)Secundaria de segundo grado -0.27 *** (0.085) 0.05 (0.105)Terciaria -0.54 *** (0.098) -0.03 (0.087)
Situación laboral (ref. no activo)ocupado -0.30 *** (0.059) -0.13 (0.075)desempleado -0.57 *** (0.094) -0.57 *** (0.112)
Habitat (ref.menos de 10.000) 10.001-50.000 -0.50 *** (0.07) -0.62 *** (0.103) 50.001-100.000 -0.74 *** (0.102) -0.85 *** (0.074)Más de 100,000 -0.79 *** (0.06) -1.02 *** (0.158)NConstante 1.27 *** (0.133) 1.36 *** (0.198)Log likelihood Pseudo R²
9,005 6,022
-31378.0360.0640.159
-5150.555
PoloniaEspaña
Errores típicos entre peréntesis
***p<.000; **p<.01; *p<0.05
Fuente: base de datos CIS (estudios 1237 y 2230) para España y Encuesta Social General y ISSP 2008 para Polonia
15
Las estimaciones para el caso polaco revelan una pauta mucho más irregular lo que ya
se ha podido constatar en el ejercicio anterior. En primer lugar, no se constatan
importantes diferencias entre las cohortes nacidas antes del año 1971. No obstante, las
diferencias generacionales se ponen de manifiesto si se comparan las cohortes más
antiguas (nacidas antes de 1971) con las más recientes siendo estás últimas
significativamente menos practicantes. La brecha que separa las generaciones
socializadas en los últimos años del comunismo y primeros años de la transición política
de las generaciones anteriores parece marcar un inicio de una nueva tendencia en la
evolución de la religiosidad polaca marcada por el efecto cohorte. En los datos
recogidos en la tabla 2 se pueden apreciar además unas considerables diferencias entre
la cohorte nacida en la década de los años setenta y la nacida en la década siguiente lo
que sugiere que entre los polacos socializados ya en el contexto democrático cada nueva
generación tiende a ser menos practicante que la anterior.
Finalmente, el análisis del caso polaco confirma que gran parte del cambio
religioso producido se debe al efecto periodo que afecta a toda la población. Los
coeficientes de la regresión logística relacionados con el periodo indican que la
disminución generalizada de la práctica religiosa ha sido especialmente intensa entre
2002 y 2008. Resumiendo, en el nuevo contexto político en el que se ha encontrado
Polonia después de la caída del comunismo el cambio religioso en Polonia está
condicionado por dos procesos paralelos. Observamos un efecto negativo del periodo
que afecta a toda la población polaca que coincide además con el cambio generacional
en el que las cohortes socializadas durante y después de la transición revelan unos
niveles de religiosidad significativamente menores que las generaciones anteriores.
Discusión
Como hemos podido comprobar, en la España democrática, una vez se liquidó la
dictadura y se realizó la transición a un nuevo régimen político, el efecto generacional
en el cambio religioso ha sido creciente a lo largo del tiempo: los efectos negativos
sobre los niveles de práctica religiosa han sido mayores con cada sucesiva generación.
Nuestra interpretación de la poderosa dinámica generacional del cambio religioso en
España se basa principalmente en el compromiso de la Iglesia católica con la
construcción simbólica y la legitimación política de la dictadura de Franco, así como en
los negativos efectos que ese compromiso ha tenido en la religiosidad de las
16
generaciones que maduraron durante la fase final de la dictadura, se opusieron a ella e
impulsaron la transición a la democracia. Nótese que la intensidad del distanciamiento
de la Iglesia católica es especialmente apreciable ya en las cohortes de españoles
nacidos entre 1940 y 1950, es decir, aquellos que vivieron su juventud en los años
sesenta y se convirtieron en adultos en los años 1970. Estas cohortes fueron no sólo
testigos sino también protagonistas destacados de la intensa modernización social y
económica que en aquellos años condujo a la descomposición política final de la
dictadura franquista. Tres características distinguen a estas cohortes: adquirieron en su
primera juventud una conciencia muy clara del apoyo del catolicismo al franquismo,
maduraron en un contexto social y cultural muy crítico con ese compromiso de la
Iglesia católica con la dictadura, y vieron la llegada de la democracia en los comienzos
de su edad adulta. Por eso adquirieron una notable distancia de la religión institucional
que han mantenido de manera muy consistente a lo largo de su vida adulta. En España,
las cohortes nacidas después de 1950 han seguido, sin excepción, esa misma pauta de
desinterés, distanciamiento, y actitud crítica hacia la Iglesia católica que comenzó la
cohorte nacida en los años cuarenta y que ha terminado traduciéndose en unos
decrecientes niveles agregados de práctica religiosa.
Los resultados de nuestro análisis muestran que en el caso español la dinámica
generacional del cambio religioso sobrepasa claramente y ampliamente la dinámica
individual durante la pos-transición a la democracia: aunque los efectos periodo hayan
podido tener su importancia en los momentos que rodearon la transición política
(Requena y Stanek, 2012), una vez que se implantó y consolidó el régimen democrático,
individualmente los españoles no han cambiado apenas el nivel de compromiso
religioso que adquirieron durante su juventud. Ello es perfectamente coherente con la
premisa básica del análisis de cohortes (Mannheim, 1952; Ryder, 1965; Glenn, 2005) de
acuerdo con la cual la socialización diferencial de las cohortes nacidas en distintos
momentos históricos tiene un peso decisivo en las actitudes y comportamientos que
éstas seguirán en su vida adulta. A este respecto hay que subrayar que todas las cohortes
nacidas después de 1950 se han socializado y han madurado en un contexto político
marcado por un distanciamiento creciente de la religión institucional y en un entorno
socio-cultural cada vez más favorable a la secularización gracias al avance de la
modernización social y a la conocida oposición de la Iglesia católica a algunos de los
cambios implicados en esos procesos contemporáneos de cambio social (Requena,
2008).
17
Nada hay de extraño entonces en que durante el periodo que analizamos en este
trabajo esa dinámica generacional de intenso cambio religioso se manifieste con mayor
intensidad en las cohortes más jóvenes —es decir, los nacidos entre 1961 y 1980. La
visión del mundo de estas generaciones que han vivido su juventud y han madurado en
democracia es en gran medida incompatible con los presupuestos doctrinales de una
Iglesia católica que finalmente no ha podido librarse de la herencia de su compromiso
político con la dictadura de Franco. Por otro lado, esa poderosa dinámica del cambio
religioso entre generaciones ha hecho posible que España se haya sumado a muy buen
ritmo a la corriente de secularización generalizada que es característica de otros países
europeos como Francia, Reino Unido o los Países Bajos y que ha terminado
deprimiendo la práctica de la religión católica entre los españoles hasta niveles sin
precedentes conocidos.
De acuerdo con nuestras premisas, la evolución del fenómeno religioso en
Polonia tras la transición política a la democracia sigue una pauta muy distinta a la
española. Como ya se ha dicho, el establecimiento del sistema comunista en Polonia
convirtió a la Iglesia católica en la principal institución capaz de integrar y movilizar
amplios segmentos de la sociedad para oponerse de manera pasiva o activa al régimen
autocrático. Además, en el clima de creciente confrontación con el régimen comunista
previo a la transición democrática polaca, el gobierno vio en la Iglesia la principal
institución capaz de estabilizar la explosiva situación política y social en el país, lo que
hizo de ella la principal interlocutora política y de facto la representante de la sociedad
ante el poder (Eberts, 1998). En los términos de nuestra interpretación del cambio
político y religioso, este papel unificador de la religión institucional frente al régimen
comunista creó un contexto específico de socialización que influyó profundamente en
amplios segmentos de la población. Es precisamente la existencia de este contexto
específico de socialización, en el que la Iglesia católica encarnaba y concentraba la
resistencia política al comunismo, la que explica la ausencia de efectos cohorte
significativos sobre el cambio religioso entre las generaciones que llegaron a las edades
adultas durante el comunismo. A diferencia de lo que sucedió en España, estas
generaciones polacas socializadas bajo el comunismo no desarrollaron una hostilidad
político-ideológica contra la religión institucional, sino que ligaron sus aspiraciones y
esperanzas de cambio y liberación política al catolicismo. Por otra parte, la relativa
homogeneidad del comportamiento religioso y los relativamente altos niveles de
práctica religiosa en las cohortes socializadas durante el comunismo permite constatar
18
otra de las características del cambio religioso en Polonia: la estrecha vinculación entre
Iglesia católica, identidad nacional y resistencia al comunismo contribuyó a
contrarrestar los negativos efectos que sobre la práctica religiosa han demostrado tener
los procesos de secularización derivados tanto de la política confesional del régimen
comunista como de los cambios estructurales asociados a los intensos procesos de
industrialización y urbanización (Varga, 1995; Bruce, 2002).
La mencionada uniformidad del comportamiento religioso en las generaciones
que compartieron la experiencia de crecer y madurar en el contexto comunista se ha
visto sin embargo alterada por la llegada de los nacidos en los años setenta y ochenta, es
decir, las cohortes socializadas durante y después del colapso del comunismo en
Polonia. Nuestro análisis ha revelado importantes diferencias entre las generaciones del
comunismo y las generaciones post-comunistas, siendo las primeras significativamente
más religiosas. Además, esta brecha generacional tiende a acentuarse con la sucesión de
las cohortes: los polacos nacidos en los años setenta son significativamente más
practicantes que los nacidos en la década siguiente. En este mismo sentido, el cambio
generacional religioso se ha visto reforzado por la disminución de la práctica religiosa
en el nivel individual que se produce después de 2003. La reciente confluencia de los
efectos cohorte y periodo da una idea de la escala del cambio en la esfera de los valores,
actitudes y comportamientos religiosos que ha experimentado la sociedad polaca tras la
caída del comunismo.
En concreto, tras la caída del comunismo en Polonia la pluralización de los
actores políticos y sociales y la modernización social han creado un marco favorable a
un proceso de diferenciación social en el que la Iglesia ha perdido su posición social
como representante destacado de la sociedad ante el poder político (Mariański, 2003).
Al mismo tiempo, en el periodo post-comunista han surgido o se han revitalizado
corrientes liberales y secularizadoras que reclaman una mayor limitación de la
influencia real y simbólica de la jerarquía católica. Estas corrientes chocan con los
intentos de la Iglesia católica de mantener su influencia política (Mach, 2000; Burdziej,
2005). Además, la creciente pluralidad y diversidad del debate público ha creado una
nueva imagen a la Iglesia católica como uno de los muchos actores que participan en el
desarrollo de la nueva sociedad civil en Polonia. Así pues, para las nuevas generaciones
de polacos la Iglesia católica y su mensaje moral y doctrinal se convierte, por tanto, en
tan sólo una de las muchas las opciones vitales a elegir (Szlendak, 2004). En resumen,
la paulatina transformación de las pautas de religiosidad a causa tanto de la renovación
19
generacional como del cambio individual anuncia que la caída del comunismo ha
significado también, quizás irónicamente, la intensificación del proceso de
secularización en Polonia.
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