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INTRODUCCIÓN

ANTECEDENTES

Las intervenciones arqueológicas de salva-mento en Xivert se han venido desarrollando duran-te los veranos de 1996 y 1997, dentro del Campo deTrabajo de Alcossebre. El equipo de excavación es-taba formado por los monitores y voluntarios en lastareas de limpieza; y los colaboradores, estudiantesde arqueología y miembros del “Club MuntanyencSerra de Irta”, en los trabajos de excavación.

Estas intervenciones han estado promovidaspor el Ayuntamiento de Alcalá de Chivert y han inter-venido, el Institut Valencià de la Joventut, la DireccióGeneral de Patrimoni Artístic (Generalitat Valen-ciana) y el Servei d’Investigacions Arqueològiques yPrehistòriques de la Diputació de Castelló.

A lo largo de la primera campaña (1996) serealizó el sondeo I en el recinto superior y el son-deo II en el albacar del castillo. También se reali-zaron las tareas de l impieza del recinto y laexcavación de los módulos 1 y 2 de la vivienda 1del poblado morisco.

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QUAD. PREH. ARQ. CAST. 19, 1998

Excavaciones de salvamento en el Castellde Xivert (Alcalá de Chivert, Castellón).

Avance del estudio de las fasespre y protohistóricas

Joachim Neumaier *José Manuel de Antonio Otal **

David Vizcaíno León ***

ResumenEste trabajo es una síntesis de las intervenciones arqueológicas de salvamento, y resultados preliminares, realiza-

das en el conjunto monumental y arqueológico de Xivert. La secuencia estratigráfica nos habla de una ocupación que seinicia durante la primera mitad del II milenio aC y perdura hasta el siglo XVII. Hemos querido extraer y presentar los mate-riales arqueológicos de las fases pre y protohistóricas, debido e que constituyen una nueva aportación dentro del contextoarqueológico de su territorio.

Abstract This paper is an abstract of the archaeological interventions undertaken at the monumental and archaeological site

of Xivert, The archeological researches talk us about a long ocupation which begins in the early second milenium and per-sist until the 17 th century. We present some pottery finds of the pre- and protohistorical periods, which constitute a newaportation within its territorial context.

* C/ Calixto III, 34, 10. E-46008 Valencia.** C/ Capitán Cortés, 1. E-2500 Vinaròs, Castellón.*** C/ Tres Cruces, 31-37. E-46018 Valencia.

JOACHIM NEUMAIER, JOSÉ MANUEL DE ANTONIO OTAL, DAVID VIZCAÍNO LEÓN

En 1997, vistos los buenos resultados de lasanteriores campañas, se continuó con los Camposde Trabajo, centrándonos en la identificación de lasvías principales de la trama urbana de la villamorisca. Al mismo tiempo un equipo cualificado delicenciados en arqueología provenientes de distin-tas universidades del Estado español realizaba elsondeo III en el recinto superior, con el fin de confir-mar la ubicación de la capilla templaria.

Paralelamente, a principios de agosto de esemismo año, comenzó un programa de formación yempleo para jóvenes, dedicado a la recuperación yconservación del patrimonio cultural (promovido porel Ayuntamiento de Alcalá de Chivert y subvencio-nado por la Conselleria de Treball i AssumptesSocials, mediante fondos Europeos).

Este programa nos ha ofrecido la posibilidadde plantear una nueva intervención entre el 15 deoctubre de 1997 y el 20 de febrero de 1998, la cualha sido básicamente de seguimiento, excavación ydocumentación previos a los trabajos arquitectóni-cos.

SITUACIÓN Y MARCO GEOMORFOLÓGICO

El conjunto de Xivert se encuentra situado enel extremo sudoeste del macizo de Irta, concreta-mente en una de las ramas del sistema llamadol’Atmeler. Es “...un punto fuerte de paisaje... “(Baz-zana, 1976), con un control perfecto de los territo-rios inmediatos del corredor de Alcalá-SantaMagdalena, y del valle de Estopet. Al mismo tiempoocupa una posición privilegiada respecto a loscaminos ganaderos que discurren por las crestasde l’Atmeler y atraviesan la sierra de Irta hacia Pul-pis y Peñíscola.

La montaña de Xivert, así como toda la sierrade Irta, aparece durante los plegamientos alpinos,produciéndose la formación de sistemas cársticosparalelos a la costa separados por los característi-cos corredores.

La altura respecto al nivel del mar es de unos370 metros, y de unos 200 metros respecto a lastierras de la Foia. Es un emplazamiento encastilla-do e inexpugnable (Abd Al-Karím, 1974), protegidode forma natural por su situación, y reforzado por lamano del hombre.

La sierra de Irta mantiene una media de alturade unos 500 metros, formando una pantalla visualentre la costa y l’Atmeler. Esta situación quedaresuelta mediante un sistema de atalayas y torresde vigilancia que mantienen el contacto entre loscastillos de la comarca y la línea de costa.

Las tierras de la Foia y d’Estopet, antiguascuencas endorreicas, son increíblemente producti-vas, tanto en cultivos de secano como de regadío.Los pastos, tanto en el llano como en la sierra, pue-den aguantar frescos casi todo el año, aunqueactualmente los niveles generales de humedad sonmuy inferiores a los de las épocas que comprendela vida de Xivert.

PLANTEAMIENTOS METODOLÓGICOS YCRITERIOS DE INTERVENCIÓN

Las sucesivas intervenciones arqueológicasrealizadas en Xivert han tenido carácter de urgen-cia o salvamento. Cada una de ellas se ha planifi-cado por separado, aunque las podemos agruparen tres bloques principales, en función de los objeti-vos planteados:

- Sondeos previos en diversos sectores delconjunto.

- Intervenciones relacionadas con los trabajosarquitectónicos.

- Adecuación y estudio urbanístico de la villade Xivert.

Los sondeos realizados responden a una pri-mera estrategia encaminada a valorar el registroglobal del conjunto (campaña de 1996), y tambiénhacia el conocimiento de los espacios medievalesdel recinto superior (campaña de 1997), imposiblesde reconocer si no es a través de la excavaciónarqueológica (Antonio, Hofbauerovà, Vizcaíno, —)(Fig. 1).

Se planificaron partiendo de un estudio bási-co del recinto amurallado del castillo, basado inicial-mente en el estudio de la bibliografía disponiblesobre Xivert (Antonio, Hofbauerovà, Vizcaíno, —) ynuestras propias observaciones acerca de laestructura general del castillo.

Los objetivos y metodología se ajustaron altipo de intervención (campañas de dos meses du-rante los veranos de 1996 y 1997), habiendo derentabilizar y planificar al máximo los trabajos. Paraello se abrieron dos sondeos en el año 1996 (son-deo I y sondeo II ) y otro en 1997 (sondeo III).

La excavación en el sondeo I, en el recintosuperior, ha arrojado tal cantidad de informaciónque muchos de sus materiales aún están en fase deestudio. No obstante, más adelante avanzamos eldesarrollo cronoestratigráfico provisional y el estu-dio de un interesante lote de materiales de las fasesmás antiguas del asentamiento.

Por el contrario, el sondeo II en la plazadel albacar dio unos resultados muy distintos,documentándose un único nivel de colmatación

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correspondiente a un uso contemporáneo delespacio, como parcela agropecuaria. La ampli-tud del albacar permite suponer la existencia deniveles arqueológicos en otros sectores delmismo aún sin excavar.

El sondeo III nos permitió situar de maneraprecisa la planta de la capilla templaria, evaluandoal mismo tiempo el impacto de dicha obra en el con-junto del registro arqueológico del recinto superior.El muro lateral norte se conserva al nivel del iniciode la cimentación, el cual profundiza hasta la basegeológica, cortando toda la secuencia.

Los sondeos previos se han planificado enbase a criterios puramente arqueológicos, con elobjetivo de un análisis lo más completo posible dela secuencia de ocupación del asentamiento.

Con la evidencia de las fases medievales enla arquitectura, la bibliografía y la documentaciónmedieval y moderna de Xivert, el trabajo se centróen recoger nueva información a cerca de ocupacio-nes anteriores, así como del estado de conserva-ción de sus registros arqueológicos.

La información de los sondeos I y III, estásiendo igualmente decisiva en la planificación ydesarrollo de las intervenciones posteriores en elrecinto superior. Si bien ya hemos hablado de crite-rios exclusivamente arqueológicos en la planifica-ción de estas primeras intervenciones, mucha de lainformación obtenida en ellas se aprovechará enlos estudios interdisciplinares para la restauración yconservación del conjunto.

A finales de 1997 dieron comienzo las obrasde emergencia de la Torre de Ponent en el recintosuperior, iniciándose así una campaña en la queprimaria la colaboración interdisciplinar, con la for-mación de un equipo de trabajo mixto.

Durante esta campaña (octubre 1997-febrero1998) se han realizado varias intervenciones pre-vias en sectores afectados directa o indirectamentepor los trabajos arquitectónicos. Básicamentehemos podido avanzar en el estudio de los accesos-Porta del Albacar y Porta del Castell-, así comorealizar una aproximación a los espacios del sub-sector-2 del recinto superior, cuya excavación aún

EXCAVACIONES DE SALVAMENTO EN EL CASTELL DE XIVERT (ALCALÁ DE CHIVERT, CASTELLÓN). AVANCE DEL ...

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Figura 1. Recintos superiores del Castell de Xivert: 1.- Torre de Ponent; 2.- Aljibe siglo XIII; 3.- Capilla siglo XIII; 4-5.-Torres siglo XIII; 6.- Celoquia; 7.- Torre sur; 8.- Paso de ronda; 9-10.- Torres semicirculares; 11.- Alafia; 12.- Acceso alba-car; 13.- Acceso recinto superior; 14.- Piscina; 15.- Aljibe islámico; S-I.- Sondeo I; S-II.- Sondeo II; S-III.- Sondeo III; Sub-

I.- Subsector I; Sub-II.- Subsector II.


no ha finalizado (Antonio, Hofbauerova, Vizcaíno,—).

En la planificación de esta campaña, eviden-temente, han primado las necesidades de la inter-vención arquitectónica a la hora de plantear lostrabajos arqueológicos. Por otro lado, los trabajosarquitectónicos se han apoyado permanentementeen los estudios arqueológicos y los datos que hanaportado, pudiéndose hablar sin reservas de unainteracción enriquecedora y necesaria.

Esta dinámica de trabajo y el funcionamientode un equipo interdisciplinar cada vez más amplioson la base para el buen desarrollo de los trabajosde investigación y rehabilitación en Xivert. La fija-ción de objetivos conjuntos y el estudio coordinadode los resultados está dando sus frutos, animándo-nos a seguir y a estrechar cada vez más los lazosentre los/las componentes del equipo.

En la villa islámica y después morisca de Xi-vert se vienen realizando campañas de excavación,limpieza y acondicionamiento desde agosto de1996, dentro de los campos de trabajo que el Insti-tut Valencià de la Joventut organiza cada verano enAlcocebre, Alcalá de Chivert (Fig. 2).

Las intervenciones en esta área dan prioridada la limpieza e identificación de los ejes viarios delpoblado, siguiendo dos criterios muy claros:

- El buen estado de conservación de la mayo-ría de las estructuras, que hace posible una primeraaproximación espacial y urbanística (Antonio, Viz-caíno, 1997b). Por lo tanto y dado que la investiga-ción no precisa por ahora de otro tipo de registros,se ha optado por una intervención que sea “sufi-ciente” para tales objetivos.

- Cuando llegue el momento de plantear ex-cavaciones sistemáticas de los recintos y viviendashabrá que atender igualmente su conservación in-mediata -consolidación y protección-; así como surehabilitación -restauración y difusión-. Ambascosas son inviables actualmente en la villa de Xivert-y menos a la escala que aquí se requeriría-, lo cualnos ha aconsejado plantear unos objetivos diferen-tes, adaptados a los medios y la situación real, sinpor ello cejar en el empeño de asumir en el futuronuevos retos.

No en vano, ya se inició el estudio de unas delas casas mejor conservadas (Bazzana, 1992), quenosotros venimos continuando y que parece desti-nado a concluir con la rehabilitación total de lavivienda 1, una vez se apruebe un proyecto que sepresentará próximamente. Los criterios y sistemasde trabajo siguen basándose en los principiosexpuestos más arriba para la Torre de Ponent.

SECUENCIA CRONOESTRATIGRÁFICA

La cima ocupada actualmente por El Castellde Xivert ha constituido un asentamiento para losgrupos humanos desde la primera mitad del II mile-nio ANE hasta principios del siglo XVII. En este artí-culo presentamos los materiales que por ahora noshan permitido situar los inicios de esta intensa ocu-pación.

A lo largo de estos casi tres mil años -conalgunos lapsus de abandono- el modelo de aprove-chamiento del espacio a variado sustancialmente,en función del desarrollo histórico. Gracias a los tra-bajos realizados en el sondeo I nos ha sido posibleaproximarnos al tipo de asentamientos anteriores ala construcción del castillo medieval.

En este apartado, además del estudio de losmateriales, haremos una descripción de las diferen-tes unidades estratigráficas y su relación con estasdiferentes fases de ocupación.

IBÉRICO ANTIGUO/PLENO

Desarrollo estratigráfico

Se han documentado por el momento cuatrofases de ocupación, aunque el establecimiento islá-mico posiblemente arrasara los niveles de cronolo-gía ibérica más avanzada. Esto lo pensamos enbase a unos fragmentos de cerámica ibérica condecoraciones figurativas aparecidos sin contextoarqueológico.

La unidad estratigráfica 1012 es pues, lasuperficie de un estrato de nivelación depositadointencionadamente, y producto de la remoción deniveles ibéricos en el momento del establecimientoislámico (unidad estratigráfica 1015). Si bien la uni-dad estratigráfica 1015 fue interpretada en un prin-cipio como un estrato de incendio por su coloroscuro y abundante ceniza (campaña de 1996), ensucesivas campañas (campaña de 1997) y vista laheterogeneidad de sus materiales cerámicos consi-deramos que se trata de un estrato formado poraportes antrópicos en el momento fundacional delcastillo medieval, o por estratos ibéricos fuerte-mente alterados por las obras de este. Amortiza porlo tanto la última ocupación ibérica conservada.Pasaremos a detallar la relación de las unidadesestratigráficas documentadas durante la campañade 1996.

La unidad estratigráfica 1015 aparece cortadapor la zanja de un muro islámico (unidad estratigrá-fica 1010) y totalmente alterado por la fosa contem-poránea (unidad estratigráfica 1002). Se extiende

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uniformemente, cubriendo una superficie irregularde arcilla amarillenta (unidad estratigráfica 1017) ysobre la cual aparece gran cantidad de materialarqueológico in situ. Este piso irregular de arcilla seapoya directamente sobre un empedrado (unidadestratigráfica 1016), formado por piedras grandestrabadas con la misma arcilla amarillenta. Estasunidades estratigráficas constituyen la fase ibéricamás reciente (Fig. 4) que se conserva en el yaci-miento y se asocian a un muro rectilíneo con direc-ción norte-sur (unidad estratigráfica 1034). Estemuro será el elemento central de toda la secuenciaibérica, ya que a él se adosan el resto de niveles deeste horizonte cultural documentados más amplia-mente durante la campaña de 1997 y de los cualeshablaremos más adelante.

La siguiente fase (Fig. 5) aparece por debajodel empedrado, con un nivel de ocupación (unidad

estratigráfica 1022) grisáceo ceniza, depositadodirectamente sobre un pavimento de arcilla amari-llenta perfectamente alisada (unidad estratigráfica1018). Estas dos unidades estratigráficas se aso-cian a un muro curvilíneo (unidad estratigráfica1019), que delimita dos espacios cada uno con unhogar (unidades estratigráficas 1020 y 1021). Estoshogares son muy simples; manchas rubefactassobre el piso de arcilla delimitados por un círculo depiedras más o menos planas.

Por debajo de la fase de ocupación descritanos encontramos un estrato grisáceo, con algunapiedra pequeña y mediana, que presenta las carac-terísticas de un nivel de abandono o degradación(unidad estratigráfica 1023) con materiales arqueo-lógicos escasos y rodados. En la parte interna delmuro curvilíneo encontramos un estrato equiva-lente (unidad estratigráfica 1024), aunque corres-


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Figura 2. Planta general del Castell de Xivert: 1.- Muralla; 2.- Entrada; 3.- Calles; 4.- Grandes edificios; 5.- Viviendas; 6.-Aljibes; 7.- Industria; 8.- Puerta norte.


ponde a un derrumbe del muro y la coloración esmás oscura. Tanto las unidades estratigráficas1023 como 1024 se adosan a los muros 1019, 1034y 1014.

La fase siguiente (Fig. 6) presenta una impor-tante novedad: queda parcialmente definido unespacio interior delimitado por el muro curvilíneo yun tramo nuevo (unidad estratigráfica 1026) sepa-rados por el sitio de acceso al recinto. También sedocumentó una estructura degradada que podríaser un banco o murete (unidad estratigráfica 1025).

A todas las estructuras se les adosa la unidadestratigráfica 1027, un nivel de habitación de colo-ración oscura, con manchas amarillas y rojizas, yde textura arcillosa u compacta muy escasa enmaterial.

Entre la quinta y la cuarta fase de ocupaciónnos encontramos con un nivel de destrucción bas-tante violenta. Por un lado tenemos un potentederrumbe de piedras, arcilla y manchas de cenizaen la parte exterior del recinto (unidad estratigráfica1028). Dentro, el fuego dejó una capa de ceniza ycarbones considerable (unidad estratigráfica1031b), justo por encima del piso original el recinto,proveniente de la combustión de la cubierta demadera y elementos vegetales; así como un estratode arcillas totalmente quemadas (unidad estratigrá-fica 1031a ) fruto de la destrucción de las paredes,tovas y enlucidos.

La cuarta fase (Fig. 7) parece que finaliza conuna destrucción violenta. Pero antes de que estoocurriera podemos constatar la primera ocupación

del recinto que durante esta fase tiene un bancoadosado por la cara interna del muro (unidad estra-tigráfica 1030) y un escalón delimitando el pasohacia el interior.

Este espacio interior estaría totalmente uni-formizado por un enlucido que cubriría desde elmuro, el banco corrido y bajaría formando el pavi-mento (unidad estratigráfica 1032).

Por todo el exterior existiría otro estrato deocupación (unidad estratigráfica 1029), de coloroscuro con manchas de color ocre y textura arci-llosa. Este estrato se adosa a la estructura circular yal muro 1034 y se asienta directamente sobre unacapa de nivelación, encima de la cual se levantanlas otras estructuras.

La ampliación del sondeo I durante la cam-paña de 1997 (Figs. 8, 9) nos permitió recoger másinformación sobre los niveles ibéricos. Como ya sedocumentara en la campaña de 1996 por debajo dela unidad estratigráfica 1015 aparecen las fasesibéricas más recientes (unidades estratigráficas1016 y 1017), descritas anteriormente asociadas almuro 1034 a partir de ahora este muro va a delimi-tar dos espacios con secuencias diferentes:

- Espacio este o calle.- Espacio oeste, interior de un departamento

anexo a la casa de tendencia circular excavada enseptiembre de 1996.

En el espacio este, la unidad estratigráfica1016 presenta ciertas peculiaridades por lo queaquí se denomina unidad estratigráfica 1043. Pen-samos que pueden ser equivalentes pero a este la-do el muro no aparecen tantas piedras y presenta

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Figura 3. Alteración de la unidad estratigráfica 1002.Muro y piso islámicos.

Figura 4. Fase ibérica más reciente.

algunas manchas orgánicas, restos de enlucidos ycarbones.

Tras retirar este estrato vamos dejando aldescubierto un nivel de ocupación compuesto portierras grises, piedrecitas y abundante cerámica, locual nos está caracterizando un típico nivel de usode una calle, con vertidos de todo tipo de deshe-chos (unidad estratigráfica 1044). Esta está cu-briendo una superficie pavimentada con lajas depiedra, posible parte del escalón de una calle en sumomento inicial. El acondicionamiento de la callees la unidad estratigráfica 1046.

Después de retirar la colmatación sobre elnivel pavimentado y limpiar el perfil (Fig. 10) estedel sondeo identificamos un muro que discurreparalelo a 1034 y que nos define la anchura de lacalle. Es la unidad estratigráfica 1045, a la que se leadosan los mismos estratos que al muro anterior.En este espacio se decide no seguir excavando yaque será más interesante documentar la calle enextensión.

En el espacio oeste, por debajo de 1017 seinicia un estrato de tierras quemadas, de coloraciónrojiza con manchas cenicientas y carbones (unidadestratigráfica 1047). Parece un depósito de resi-duos (hogares, hornos..) o de destrucción porincendio de la casa, tanto por su textura como por lamanera en que se va depositando: en capas de 7 u8 centímetros, perfectamente identificables duranteel proceso de excavación. La última recibe la uni-dad estratigráfica 1048 con el objetivo de datar elinicio y final de la deposición. Este potente estratoamortiza una fase anterior que consiste en un pa-

vimento de margas compactas (unidad estratigrá-fica 1052) que se adosa al muro 1034 y a un mureteexhumado bajo 1047-1048 (unidad estratigráfica1049), perpendicular a 1034, al que se adosa.

Sobre el pavimento se formó un nivel de ocu-pación con algunos materiales arqueológicos yfauna (unidad estratigráfica 1050 ) por encima elcual tenemos el nivel de destrucción por incendio(unidad estratigráfica 1051) equiparable al delrecinto circular (campaña de 1996).

Todos los elementos de la cuarta fase se apo-yan sobre una plataforma de arcillas compactadasde tonalidad marrón oscuro mezclada con algunaspiedras que constituye la base sobre la cual se ini-cian las ocupaciones ibéricas. Por debajo de esteestrato comienza a anunciarse un muro de aterra-zamiento en cuya parte superior se identifica unnivel de ocupación anterior (unidad estratigráfica1033), mientras que la parte inferior está colmatadapor un estrato estéril de piedras y tierra (unidadestratigráfica 1036) debajo del cual aparece el1033.

Estudio de los materiales

En este apartado presentamos un conjuntode material cerámico proveniente de las unidadesestratigráficas 1015 y 1050. Dejando para futurostrabajos el estudio de los materiales correspondien-tes a cada una de las fases ibéricas de las que yahemos tratado en el apartado anterior. La unidadestratigráfica 1015 como ya hemos señalado es unestrato producto de aportes antrópicos en elmomento fundacional del castillo, y aunque sus


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Figura 5. Alteración y restos de hogares.

Figura 6. Muro curvilineo y acceso al recinto.


materiales son muy heterogéneos, si que dan unaidea de la riqueza del registro arqueológico de lasdistintas fases de ocupación de la cima de Xivert,en época ibérica.

En la unidad estratigráfica 1015 se han recu-perado una buena muestra de importaciones rela-cionadas con todas las etapas del mundo ibéricoespecialmente del ámbito colonial feniciopúnico ygriego. Al mismo tiempo tenemos un repertorio decerámicas típicas ibéricas, que junto a las anterio-res nos dan claras referencias cronológicas y nospermiten situar en un marco amplio la ocupaciónibérica de Xivert.

De manera muy general, se puede decir quelas cuatro primeras fases quedarían comprendidasentre la segunda mitad del siglo VI, fines del V yprincipios del IV arq. ANE.

Esto es lo que parecen demostrar ciertosmateriales como los ejemplares de cerámicas áti-cas (Fig. 14, 22, 23), la número 22 se ha recons-truido a partir de un fragmento de borde y asa, setrata de una cílica del tipo stemless-inset lip, lanúmero 23 es un ejemplo de cílica tipo c, variantede labio cóncavo. Ambas aparecen en contextos definales del VI y durante todo el siglo V arq. ANE,aunque la número 22 admitiría fechaciones del prin-cipio del IV (Sparkes, Talcott, 1970; Sanmartí,1976; Gracia, 1991; Oliver, Gusi, 1995).

En este mismo apartado cabria incluir el con-junto cerámico de la figura 13, números 1-15,hablando ya de cerámicas de producción local,estandarizadas y muy repetitivas en todos los

repertorios correspondientes al ibérico pleno (Ara-negui, Plá, 1981; Mata, Bonet, 1992; Bonet, 1995)

Continuando con las importaciones tendría-mos tres ejemplos de cerámica gris ampuritana(Fig. 14, 19-21) cuyo estudio está todavía por reali-zar, aunque inicialmente parece abarcar las varian-tes del siglo V al III arq. ANE (Arcelin, 1984).

Algo parecido ocurre con el plato morteroebusitano recuperado de la unidad estratigráfica1050, (Fig. 14, 18). Esta forma corresponde a lavariante con labio curvado, pie y elementos abrasi-vos en su fondo interno. Esta pieza proviene delcomercio de exportación de cerámica común efec-tuada desde la isla de Ibiza hacia la costa noreste yeste de la península Ibérica. Hemos encontrado unparalelo exacto en el Puig de la Nau de Benicarló(Oliver, Gusi, 1995, fig. 70, 1), sus autores sitúanlos morteros en una cronología que abarca la pri-mera mitad del siglo V arq. ANE. Para las piezas dela costa central de Cataluña, Sanmartí y Santaca-na, señalan una cronología entre los siglos IV y IIIarq. ANE (Sanmartí, Santacana, 1992, 79). Gue-rrero sitúa la mayoría de las piezas halladas fuerade las isla Baleares entre los siglos IV-III arq. ANE(Guerrero, 1996, 209-210). No obstante, en el GrauVell de Sagunto se han documentado piezas encontextos más recientes, llegando hasta fechas tanbajas como el siglo II arq. ANE (Aranegui, Chiner,Hernández, López, Mantilla, 1985).

Por otro lado, mencionaremos algunos ejem-plos de cerámicas ibéricas claramente atribuibles alperiodo tardío: un fragmento de kálathos con deco-ración fitomórfica (reutilizado en un muro islámico),

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Figura 7. Parte del recinto ibérico conservado de tenden-cia circular.

Figura 8. Muro de aterrazamiento de la edad del bronce.

el plato de la figura 33, número 17 (cuyo único para-lelo cercano lo encontramos en el Puig de la Miseri-cordia de Vinaròs, fechado a finales del siglo III arq.ANE) y varios fragmentos de cerámica campanien-se (Fig. 14, 24) de la cual también hemos encon-trado un paralelo en el Puig de la Misericordia(Oliver, 1994).

Así pues estamos en condiciones de avanzaruna secuencia de ocupación prácticamente ininte-rrumpida durante toda la época ibérica en la cimade Xivert. El estudio pormenorizado del desarrollode cada una de las fases está previsto para unfuturo inmediato, ya que la información se iráampliando a medida que avancen las excavacio-nes.

CAMPOS DE URNAS


Esta ocupación constituye la fase III del yaci-miento, y su desarrollo es aparentemente muy sim-ple. Hemos constatado un único nivel de ocupación(unidad estratigráfica 1033) que se superponedirectamente a los últimos niveles de la edad delbronce y amortiza el muro ciclópeo de aterraza-miento (unidad estratigráfica 1037). Es un nivel desedimento grisáceo con carbones, descomposiciónorgánica y abundantes lajas sin disposición.

Estudio de los materiales

Dentro del material cerámico de la unidadestratigráfica 1033, hemos podido reconstruir dosformas. La primera corresponde a un recipientepoco profundo con tendencia abierta de perfil bi-troncocónico con panza redondeada y base con ón-falo, borde exvasado recto, labio ligeramentebiselado y arista interna poco marcada. Lleva deco-ración de acanaladuras en el tercio superior que seinician por debajo del cuello sin alcanzar el punto enel que la panza tiene su máxima anchura. El motivoes muy simple, bandas horizontales paralelas deperfil anguloso (Fig. 12, 18).

Dentro del mismo territorio tenemos un para-lelo procedente de la Cova Puntassa, en Coratxà(la Pobla de Benifassà), sacado de su contextoarqueológico por una intervención clandestina (Olà-ria, Gusi, 1996, 87, fig. 12, 2). Así pues, encontrán-dose ambos ejemplares descontextualizados, nonos queda otra opción que aproximarnos a su cro-nologia mediante un estudio comparativo con otrosyacimientos de otras áreas de la península.

Piezas con una idéntica morfología las hemosencontrado en un lote de vasos, más o menos com-pletos, hallados en el yacimiento de Los Regallosen Candasnos, en los Monegros oscenses (Ruiz,1985, figs. 5-6). En cuanto al tratamiento de lassuperficies cerámicas en Los Regallos, se han dis-tinguido dos grupos que son los vasos de superficie


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Figura 9. Sondeo 1: Estructuras ibéricas y de la edad del bronce. Sondeo 3:cimentación de las capillas del siglo XIII.


lisa y los decorados con la técnica acanalada-incisacuyo esquema decorativo es muy uniforme ya quesiempre consiste en una banda de acanaladurashorizontales situadas en el primer tercio del vaso ala que se añade, ya debajo de la carena, una franjade triángulos rellenos de incisiones paralelas.

Ruiz Zapatero fecha el conjunto cerámico deLos Regallos en el periodo de los campos de urnasdel hierro (700-500 arq. ANE), si bien constata laaparición de vasos con el desarrollo de perfil quehemos descritos líneas atrás ya en el periodo de loscampos de urnas antiguos, y aunque la técnica aca-nalada se remonta a este periodo y los triángulosincisos se encuentran con mayor frecuencia du-rante los campos de urnas recientes, este investi-gador valora la elevada presencia numérica depiezas de superficie lisa como el criterio primordialpara una fechación de este conjunto en los camposde urnas del hierro (Ruiz, 1985, 83-85).

La fechación del conjunto cerámico de losMonegros realizada en base de la tipocronologíainvita a ser contrastada con las anotaciones quehicieron Asensio y otros entorno del ajuste cronoló-gico de la cerámica acanalada del poblado delBarranc de Sant Antoni de Ginestar en la Ribera d’Ebre de Tarragona. En este poblado como en todos

los conjuntos del bronce final-hierro antiguo situa-dos entorno del Ebro inferior como elemento dia-crón ico de mayor recons iderac ión se v inovalorando la presencia de técnica acanalada (Asen-sio, Belarte, Ferrer, et alii, 1994-1996, 240; Castro,1994, 146-147; Oliver, 1992-1993, 309-322). En eldesarrollo del material cerámico de este yacimientoen concreto, se observa que en la primera ocupa-ción las urnas y pequeños vasos, aparecen decora-dos con motivos acanalados más o menos simples,que darán paso en la segunda ocupación a la dismi-nución del volumen de recipientes decorados, almismo tiempo que empieza a documentarse la pre-sencia fenicia. Se fecha la primera ocupación en elperiodo III de Vilaseca para la Cataluña meridional,situado en el avanzado siglo VIII o principios del VII.

La segunda forma es un bol de perfil abierto alque le falta el borde (Fig. 12, 19). Presenta dos vo-lúmenes, el inferior cuenquiforme y el superior esun corto tronco de cono decorado con acanaladu-ras que forman el mismo motivo que el anterior. Elborde, que llevaría también arista interna, podría te-ner unas características muy similares a las del va-so anterior.

Hemos encontrado un paralelo en un vasoprocedente de Montefiu, poblado localizado en

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Figura 10. Sondeo 1, perfil norte.


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Figura 11. Tipos cerámicos de la unidad estratigráfica 1038.


Aitona, Lleida (Maya, 1992-1993, 24, fig. 11, 5).Este recipiente muestra en la parte superior delperfil una decoración idéntica a la del vaso deXivert, pero se combina con acanaladuras obli-cuas situadas por debajo de la carena. Según J.L . Maya se fecha en e l b ronce f ina l I I . Lasegunda pieza que consideramos muy próximaa la nuestra, es un recipiente hal lado en elpoblado de la Fonollera, Toroella del Montgrí,Girona (Pons, 1984, lám. 13, 3). Corresponde ala forma 8b de E. Pons. También lleva acanala-d u r a s q u e e n e s t e c a s o d e s t a c a n p o r s uanchura y por la suavidad con la que están tra-zadas, detalle que se observa frecuentementeen la decoración cerámica de este periodo en elAmpurdán.

La fechación debería de ser de circa 1100-850 arq. ANE, debido a la colocación cronológicade todo el conjunto de la Fonollera, situado por E.Pons en la primera etapa del bronce final en estaregión. Además de estos paralelos más estrictoscontamos con una pieza de la Mola d’Agres, en Ali-cante, que es de perfil idéntico pero que diverge enla decoración. Este vaso, el tipo 17 según la clasifi-cación de J. L. Peña y otros, está decorado con uncomplejo motivo formado por acanaladuras. Dadoel hecho de que en este poblado el material atribui-ble a los campos de urnas se encuentra en una si-tuación descontextualizada los excavadores de laMola d’Agres se limitaron a proponer una fechaciónentre los siglos IX y VII arq. ANE, espacio temporalmás amplio posible para este conjunto de materia-les (Peña, Enrique, Grau, Martí, 1995).

Sin embargo, es en los yacimientos del bron-ce final II en el Languedoc donde se constata elcúmulo más amplio de paralelos entre los que seencuentra por ejemplo un vaso de La Grotte duGaougnas, en Cabrespine, Aude (Guilaine, 1972,263, fig. 95, 4). Así pues dada la uniformidad crono-lógica de los paralelos podríamos señalar que lasprimeras manifestaciones de estas formas sefecharían entorno al 1100 arq. ANE.

De los fragmentos informes que quedan porpresentar no hemos podido reconstruir la forma(Fig. 12, 20-22). Sin embargo el interés de estaspiezas consiste en llevar un esquema decorativoque permite situarlo dentro de un contexto muyamplio, ya que se trata de una banda de acanaladu-ras oblicuas enmarcada por otras horizontales, unadecoración que a pesar de que nunca llega a sermuy frecuente si que está documentada en todo elnoreste peninsular.

Así pues encontramos paralelos en la Fono-llera, Girona (Pons, 1984, lám. 13, 8), yacimiento

emblemático de la primera etapa del poblamientoen el Ampurdán, y en Can Montmany de Pallejá,Baix Llobregat, Barcelona (Petit, 1985, lám. LXXIV,104), conjunto del bronce final IIIb.

Como resumen final a esta breve aproxima-ción a la cerámica de la unidad estratigráfica 1033del Castillo de Xivert, podríamos decir que por tresrazones llama la atención ese conjunto de materia-les del bronce final. En primer lugar aporta nuevainformación sobre el fenómeno de los campos deurnas al sur del Ebro. Así pues, se puede añadir unpunto más a la panorámica habitacional del septen-trión de la geografía valenciana en general y cas-tellonense en particular, compuesto hasta elmomento por los poblados del Baix Maestrat, elPuig de la Nau de Benicarló (Oliver, 1992-1993; Oli-ver, Gusi, 1995), el Puig de la Misericordia de Vina-rós (Oliver, 1994) y el Mas del Vito de Rossell(Rosas, 1980).

En segundo lugar nos da una nueva eviden-cia que jalona la geografía de norte a sur, aproxi-mando los territorios meridionales en los quetambién se documenta esta particular técnica de lafase final de la edad del bronce con poblados comoel Pic dels Corbs, la Mola d’Agres, el Tabaià deAspe, o Caramoro de Elche y los yacimientos de lascomarcas tarraconenses de la Ribera dÉbre, TerraAlta, Priorat y Baix Camp. La segunda vía de comu-nicación en la que se inserta este nuevo yacimientoes la que se articula en dirección noroeste a travésde los pasos naturales del Maestrat y de els Portshacia el bajo Aragón y el valle medio del Ebro,zonas donde existe un importante núcleo de pobla-dos con material acanalado. Estas rutas costa-inte-rior, según señala A. Oliver fueron recorridas sobretodo por pastores trashumantes, explicándose asíla presencia de las cerámicas acanaladas en lospoblados del septentrión castellonense (Oliver,1992-1993; Oliver, Gusi, 1995, 255).

Dado que los yacimientos situados entornodel Ebro inferior responden a conjuntos sepulcralescomo el Molar, Coll del Moro de Gandesa o lesObagues de Montsant, o cuevas como las del Janety Marcó de Tivissa, el conjunto de Xivert aporta unaestimable información sobre el inventario cerámicode uso doméstico que hoy por hoy solo se puedecontrastar en el Barranc de Sant Antoni, en Gines-tar, en el Tossal del Moro de Pinyeres de Batea oen la Mussara (Castro, 1994, 145-148).

En cuanto a la fechación del conjunto cerá-mico de la unidad estratigráfica 1033 del castillode Xivert hemos de advertir que la escasez delconjunto por supuesto nos impone muchos lími-tes, así que el siguiente ensayo será de estricto

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Figura 12. Tipos cerámicos: 1-17.- Unidad estratrigráfica 1038; 18-22.- Unidad estratigráfica 1033.


carácter provisional. De este modo hemos obte-nido para el recipiente número 18 de la figura 12,mediante cross-dating efectuado a partir del con-junto oscense de Los Regallos una fechación en elperiodo de los campos de urnas del hierro, 700-500 arq. ANE. En lo que refiere al ámbito contem-poráneo de el Baix Maestrat vemos que A. Oliver yF. Gusi fechan la fase II de la ocupación del Puigde la Nau a la que se adscriben las cerámicas aca-naladas entre el 650-575/550 aC/arq. ANE (Oliver,Gusi, 1995, 256-257) ya que aparecen entremez-clados con las primeras cerámicas fenicias. En elCastillo de Alcalá no se da esta asociación sinoque en la estratigrafía el horizonte de las acanala-das está diferenciado del de los materiales feni-c i o s . Y c o m o h e m o s v i s t o e n e l c o n j u n t opoblacional tarraconense del Barranc de SantAntoni los pequeños vasos con motivos de acanala-duras simples se sitúan en la primera de las subfa-ses en las que el equipo invest igador de laUniversidad de Barcelona dividió el periodo II deVilaseca. Reseñados todos los datos tiporconológi-cos, nosotros proponemos la misma fechación decirca 750-600 arq. ANE para los materiales acana-lados del castillo de Alcalà de Xivert.

EDAD DEL BRONCE


Por debajo de la unidad estrat igráf ica1033 se identifican los elementos que compon-drían la fase II. Se ha documentado un nivel deocupación unidad estratigráfica 1038 (Figs. 8, 9)en relación al muro de aterrazamiento unidadestratigráfica 1037. Este nivel de ocupación seencuentra intacto en la terraza inferior, debido aque está sellado por la unidad estratigráfica1036, mientras que en la parte superior la ocu-pación ibérica pudo afectar estos niveles. Enrelación a este nivel de ocupación se detectóuna estructura de hogar delimitada por piedrasplanas (unidad estratigráfica 1062).

Una vez excavado el nivel de ocupación yrecuperado los materiales que a continuaciónse presentan quedó al descubierto un suelo dearcilla amarillenta y compacta (unidad estrati-gráfica 1066) que se adosa al muro ciclópeo deaterrazamiento.

S igu iendo en la ter raza in fer ior y pordebajo del suelo encontramos la fase I del yaci-miento nivel de ocupación 1060, que se asientasobre un suelo idéntico al anterior llamado 1063que a su vez cubre un estrato natural de humus

de color negruzco sobre la base geológica de lamontaña de Xivert. En relación a esta fase ini-cial del yacimiento tendríamos una estructurade combustión con cubeta (unidad estratigráfica1066), cámara de fuego (unidad estratigráfica1067) y restos de arcilla rubefacta de la cúpula(unidad estratigráfica 1064), dicha estructuraestaría rodeada en su base por algunas piedrasde diversos tamaños (unidad estrat igráf ica1065). En su interior apenas aparece materialcerámico, aunque si abundantes muestras decarbones y sedimentos.

Esta primera fase pensamos que es la quese refleja en la parte superior, de una maneramás residual, y también cubriendo los nivelesnaturales de la montaña. Estudio de los materiales

Siguiendo el esquema de unidades estratigrá-ficas que se han expuesto en líneas atrás entrare-mos a detallar los tipos cerámicos.

Así pues en la unidad estratigráfica 1038,hemos podido diferenciar al menos cuatro tipos derecipientes que clasificamos morfológicamente encuencos, vasos carenados, ollas, y orzas o conte-nedores.

Entre los cuencos hemos distinguido dos for-mas. La primera son dos recipientes de perfil senci-llo semiesférico y profundo, de paredes parabólicasabiertas y con elementos de prehensión; uno deellos con mamelón (Fig. 11, 1) y el otro con asa decinta que arranca desde el labio (Fig. 11, 2). En am-bos el borde está sin diferenciar.

La otra forma es un cuenco globular con elborde diferenciado y vuelto hacia el exterior quelleva un cordón digitado alrededor del cuello. Sutamaño es más pequeño que los anteriores y suacabado grosero (Fig. 12, 17).

El conjunto de los vasos carenados que sehan podido documentar es bastante interesante,sus tamaños oscilan desde los microvasos, con diá-metros inferiores a los 10 centímetros, a los tama-ños medios o grandes. Su línea de carena no esexclusiva sino que adopta posiciones variadas, yasean altas, medias o bajas, con un aparente predo-minio de las de posición media. Siendo la caracte-rística más interesante el hecho de que el diámetrode la carena es en todas ellas mayor que el de laboca, a excepción de un solo recipiente, un micro-vaso que iguala ambos diámetros (Fig. 11, 5). Detodos los fragmentos recuperados solo uno llevaasa de cinta, siendo además el de mayor tamaño(Fig. 11, s/n) y otro muestra un mamelón alargado(Fig. 11, 8).

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Figura 13. 1-15.- Tipos cerámicos de la unidad estratigráfica 1015.


Dentro del morfotipo de las ollas se ha docu-mentado un recipiente (Fig. 11, 4). Se trata de unaollita de panza globular y borde diferenciado. Existetambién un segundo ejemplar de factura muchomás grosera y con cordón alrededor del cuello queparece alejarse en su morfología del anterior, lo quenos hace pensar que no pudieran ser contemporá-neos (Fig. 12, 16).

Con respecto a los contenedores, definidosbásicamente a partir de sus bordes, ya que nohemos podido reconstruir ninguna forma, parecenpresentar tanto formas globulares como ovoideas.Aunque sería difícil precisar como sería el desarrollototal de su perfil los bordes parecen señalar tres tiposdistintos. Uno podría ser de perfil globular con bordecorto exvasado (Fig. 11, 3). Un segundo tipo sería elde contenedores de borde recto o gollete que enalgunas tipologías presentan hombro (Fig. 11, 9) y eltercero serían los de perfiles ovoideos de bordeexvasado y de un tamaño medio (Fig. 11, 10, s/n).

Como hemos podido ver, aunque no es unconjunto excesivamente amplio de formas si es su-ficientemente significativo para hacer una valora-ción de su cronología. En principio estos niveles delcastillo de Alcalà de Chivert entrarían dentro de laetapa que definiera Tarradell como bronce valen-ciano (Tarradell, 1963) siendo uno de los escasospoblados documentados en el área más septentrio-nal de Castellón, junto a otros yacimientos como elde la Ereta del Castellar en Villafranca del Cid, lesPlanetes de Benasal, o la Cueva del Mas d’Abad enles Coves de Vinromá y del Forat de Cantallops enAres del Maestre, todos ellos en la comarca de l’AltMaestrat; además de los recientes hallazgos docu-mentados en el término municipal de Morella en lacomarca de els Ports.

No obstante dotar a este conjunto de conte-nido cronológico es lo que sigue siendo algo com-plejo, ya que el bronce valenciano cuenta con unrepertorio tipológico amplio y contrastado. En gene-ral podríamos decir que las formas estudiadas en-tran dentro de las tipologías que establecieron R.Enguix (1981), como E. Llobregat (1966), donde seven vasos carenados de perfiles profundos y ten-dencias similares en el comportamiento en relaciónentre el diámetro de la boca y el diámetro de la ca-rena a los aquí estudiamos.

Si bien hay que tener en cuenta que estas sucin-tas tablas tipológicas se establecieron con materialesprocedentes de áreas más meridionales que estas enlas que se desarrolla la ocupación del castillo de Chivert.

En relación a los poblados de su entorno pró-ximo vemos paralelismos en algunos de los vasoscarenados de la Ereta del Castellar (Arenal, Pra-

des, Fletcher, 1968, lám. XIII, 1) o en el Forat deCantallops (Olària, Gusi, 1976, figs. 5, 9, 11, 12),éste último con una fecha de C-14, calibrada(3830+70 BP) que lo sitúa dentro del bronce anti-guo, junto con los poblados de Orpesa la Vella enOropesa del Mar; también los vemos en el sector Wdel Pic dels Corbs en Sagunto; en el nivel inferior dela Lloma de Betxi de Paterna, en Valencia; SerraGrossa, Terlinques, Cabezo Redondo de Villena yMas del Corral de Alcoy en Alicante (Gusi, Olària,1995).

En el alto Mijares turolense se inscriben enesta datación yacimientos como el de Las Costerasde Formiche Bajo o la Cueva del Coscojar de Morade Rubielos, situados ambos en el alto Mijares.Vemos grandes similitudes entre los vasos de lafigura 11, números 6, 7, y 11 y los de Las Costeras(Picazo 1993, fig. 78.78, forma 4). De estos perfilesse separa un poco de estos perfiles el vaso número8 de la figura 11, que presenta un ligero exvasa-miento en el borde pero sin llegar a presentar laforma más clásica del bronce pleno, representadoen Teruel por el yacimiento de la Hoya Quemada(Burillo, Picazo, 1986). Tampoco el microvasonúmero 5 de la figura 11, entraría dentro de esteconjunto inicial.

Hacia el noreste peninsular, el conjunto cerá-mico de esta época mejor estudiado es el de lascomarcas del Vallès, donde podemos ver tambiénestas formas carenadas adscritas a la primeramitad del II milenio incluyéndose en las cronologíastripartitas dentro del bronce antiguo y medio (Petit,1990, fig. 3).

Así pues en principio y solo contando conestos niveles de base, podríamos situar la cronolo-gía el conjunto cerámico de la unidad estratigráfica1038 en la primera mitad del II milenio, ads-cribiendo a priori el inicio de la ocupación al bronceantiguo, aunque posiblemente con continuidadhasta la mitad del II milenio. Algunos de los conte-nedores nos recuerdan recipientes de cronologíaavanzada en la que los bordes muy exvasados hansustituido a los rectos y entrantes, si seguimos lastipo cronologías de Picazo o Petit. E incluso algu-nas de las formas pueden llevarnos hasta el últimocuarto de este citado milenio, como podrían ser losrecipientes groseros decorados con cordones (Fig.12, 15-17).

No obstante, nos llama la atención la escasezde decoraciones, ya que aunque existen cordonesaplicados estos no son abundantes o complejos. Ytampoco encontramos otras técnicas como laimpresión o la incisión, que más hacia el sur, en lascomarcas centrales o septentrionales valencianas

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en yacimientos como Muntanya Assolada, Llomade Betxi (Martí, Pedro de, 1997) o Pic dels Corbs(Barrachina, —), muestran un amplio repertorio quese ha considerado como vinculado al desarrollopost campaniforme, perdurando hasta bien entradoel II milenio, y que en Cataluña está representadopor el grupo de cerámicas impresas del Noreste(Maya, Petit, 1986) e incluso en Teruel tambiénestán presentes en yacimientos como La Muela deSabucar (Burillo, Picazo, 1991-1992, fig. 3).

APROXIMACIÓN A LAS FASES Y MODELOS DEOCUPACIÓN DEL ASENTAMIENTO

Partiendo de una primera interpretaciónpodemos extraer dos tipos de conclusiones:

- Una estructuración previa de las fases deocupación y horizontes culturales en que se agru-pan, cuyo esquema exponemos a continuación:Edad del bronce (antiguo/medio)

- Fase I- Fase II

Campos de urnas

- Fase III

Periodo ibérico (antiguo/pleno)

- Fase IV - Fase V- Fase VI- Fase VII

Diferentes modelos de aprovechamiento delespacio, en relación a cada una de las fases. Aun-que quizás sería más correcto relacionar la dife-rente estructura, funcionalidad y carácter delasentamiento con el contexto histórico y cultural.

Durante las dos primeras fases de ocupación(edad del bronce) todo apunta a que se produce un

Figura 14. Tipos cerámicos: 18.- Unidad estratigráfica 1050; 19-24.- Unidad estratigráfica 1015.


acondicionamiento artificial de la cima, cuya super-ficie rocosa presentaría una notable inclinación ylas irregularidades propias del relieve calizo de lazona.

Así pues, en el sondeo I hemos podido docu-mentar un muro de aterrazamiento de orientacióneste-oeste construido a base de grandes bloquesde caliza, extraídos con toda probabilidad del mis-mo lugar.

En conclusión, y en espera de ampliar la infor-mación con nuevas excavaciones y estudios ar-queológicos, el poblado que existió durante la edaddel bronce se debió articular en pequeñas terrazasorientadas al sur (aprovechando la luz y calor sola-res, y protegidas de los vientos del norte y noro-este), habil i tando estructuras de habitaciónsimples.

Durante la fase III se produce una reutiliza-ción de estos mismos espacios, después de unconsiderable lapsus de abandono (según datos cro-nológicos aportados por el estudio de los materialesexpuestos anteriormente), las únicas evidenciasapreciadas durante la excavación son diversaslajas de piedra mezcladas con el estrato de ocupa-ción.

A partir de la fase IV los cambios van a sermuy significativos. Durante estos momentos deconfiguración de la cultura ibérica, fuertemente esti-mulada por los contactos comerciales con el ámbitocolonial fenicio se constatan variaciones importan-tes en la estructura y diseño de los poblados here-deros del bronce final, que evidentemente marcanlos cambios que se están produciendo en el senode estas sociedades.

En el caso que nos ocupa estos cambios tam-bién son manifiestos, puesto que a partir de media-dos del siglo VI arq. ANE, el poblado sufre unaremodelación radical (que todavía no podemos va-lorar en su conjunto debido a lo exiguo del áreaexcavada).

En cualquier caso, es evidente la transforma-ción de los espacios aterrazados anteriores, amorti-zando las distintas terrazas, y buscando la creaciónde una superficie única de mayor extensión. Hemosconstatado un potente relleno de terraplenadosobre el que se crearía una base firme para asentartodas las nuevas estructuras. Igualmente se evi-dencia que dichas estructuras tienen un caráctermás permanente y probablemente responden a unesquema previo.

Por otro lado, las obras referidas precisaríande la construcción de robustos muros de conten-ción que darían un aspecto de “acrópolis” al nuevoasentamiento. Este gran espacio habilitado en la ci-

ma es aprovechado en época medieval en la con-cepción del recinto superior.

CONCLUSIONES

Como hemos visto, la secuencia de Xivertabarca un marco cronológico y cultural muyamplio. Al mismo tiempo que es compleja, sudesarrollo en fases sucesivas nos puede ayudara comprender mejor los procesos de cambio den-tro del mismo yacimiento. A medida que avancenlos estudios, será posible inscribirlos en un con-texto más general.

A grandes rasgos, las fases I y II nos introdu-cirían en los momentos iniciales de la edad delbronce entre el Mijares y el Ebro, aunque nos pue-den llevar hasta momentos más avanzados de estehorizonte cultural (último cuarto del II milenio).

Tras lo que parece un lapsus de abandonobastante prolongado, comenzaría a desarrollarse lafase III, con los campos de urnas, que entroncaríadirectamente con el establecimiento de un asenta-miento correspondiente a un horizonte cultural to-talmente nuevo; el que llegaría con el inicio de lacultura ibérica.

En Xivert este profundo cambio se reflejaen l a t r ans fo rmac ión que expe r imen ta e lpoblado, así como en la aparición de numerososfragmentos de ánfora fenicia y las primerascerámicas torneadas de producción local (Oli-ver, Gusi, 1995).

El posterior desarrollo del periodo ibéricopleno aparece relacionado con las estructuras ini-ciales de la fase IV. Es decir, las fases V, VI y VII,presentan a priori una continuidad espacial, si bienhabrá que esperar a completar el estudio de losmateriales para caracterizar su desarrollo.

Por otro lado, tendríamos algunas evidenciasde continuidad durante el periodo ibérico tardío.Estas fases se desarrollan después de haber amor-tizado los espacios anteriores (vivienda circular delsondeo I), lo cual nos anuncia posibles cambios du-rante el final de la cultura ibérica en Xivert.

Es muy probable que a lo largo de las excava-ciones nos sea posible concretar más acerca deestas últimas fases ibéricas, ya que, sin duda, elregistro arqueológico pueda estar mejor conser-vado en otras áreas del yacimiento.

En otro orden de cosas, pensamos que esimportante una reflexión en torno al planteamientogeneral de los trabajos en el conjunto de Xivert. Elestudio de las fases pre y protohistóricas significasolamente el inicio de una tarea investigadora quese ha de compaginar con un programa de interven-

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ciones arquitectónicas. Es decir el ámbito de la in-vestigación histórica está incluido en un marco másamplio, que abarcaría la futura recuperación y reha-bilitación del conjunto monumental.

La investigación científica (entendida en to-das sus variantes: arqueológica arquitectónica,...),es la base para el inicio de cualquier proyecto derehabilitación. De la misma manera, nos va a servirpara reunir información suficiente y aunar criteriosde cara a los futuros trabajos. Esta fase, en el pro-ceso de puesta en valor del conjunto, ha de tenerun carácter interdisciplinar, debido a la misma va-riedad de los objetos de investigación.

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LÁMINA I

2. Vista aérea del Castell de Xivert.

1. Foto satélite de la localización del Castell de Xivert.


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LÁMINA II

Vista panoràmica de los sondeos I (abajo) y III (arriba).


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LÁMINA III

1. Sondeo I. Unidades estratigráficas 1012, 1015 y 1017.

2. Sondeo I. Unidades estratigráficas 1050 y 1049.


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LÁMINA IV

1. Sondeo I. Unidad estratigráfica 1038.

2. Sondeo I. Terraza. Bronce. Unidad estratigráfica 1037.

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