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1 ¿EXISTIÓ UN ARTE FALANGISTA? GLOSA DE LOS PRINCIPALES AUTORES (publicado en Milenio Azul nº 53. Edición digital, abril 2007) Iván García Vázquez Arqueólogo e Historiador El falangismo como manifestación plástica ha sido un importante hito cultural en la España del siglo XX. Acuarelas, óleos, bronces, esculturas en piedra, monolitos, metopas y artes menores… Prácticamente todos los campos del arte han sido cultivados por autores falangistas bien por iniciativa propia, bien por encargos oficiales. Entre los innumerables maestros artistas y artesanos que se prodigaron por la geografía española, destaca un pequeño grupo de artistas, militantemente vinculados con la Falange y cuyas obras dieron la vuelta al Mundo: el arquitecto José Manuel de Aizpurúa, el escultor valenciano Octavio Vicent Cortina, Juan de Avalos (el falangista que nunca lo fue), los pintores Alfonso Ponce de León, Pancho Cossío, Cayetano Toledo Puche o el mismísimo Salvador Dalí son algunos de los nombres de oro que jalonan de rojo y negro las artes españolas del siglo XX. Política y arte: las dos caras de Jano bifronte Benedetto Croce definía irónicamente el arte como “aquello que todo el mundo sabe lo que es”. 1 Efectivamente, en nuestro interior, todos sabemos diferenciar el arte de lo que no es tal. Tomaremos aquí la acepción de arte entendida como una manifestación cultural de tipo plástico, que imprime una estética determinada, y que va asociada a una ideología. 1 Croce, Benedetto. Breviario de Estética. Buenos Aires: Espasa-Calpe, 1939. 2º ed. p. 15.

¿EXISTIÓ UN ARTE FALANGISTA... - Iván García Vázquez - Falange Española

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    EXISTI UN ARTE FALANGISTA? GLOSA DE LOS PRINCIPALES AUTORES

    (publicado en Milenio Azul n 53. Edicin digital, abril 2007)

    Ivn Garca Vzquez

    Arquelogo e Historiador

    El falangismo como manifestacin plstica ha sido un importante hito cultural en la Espaa del siglo XX. Acuarelas, leos, bronces, esculturas en piedra, monolitos, metopas y artes menores Prcticamente todos los campos del arte han sido cultivados por autores falangistas bien por iniciativa propia, bien por encargos oficiales. Entre los innumerables maestros artistas y artesanos que se prodigaron por la geografa espaola, destaca un pequeo grupo de artistas, militantemente vinculados con la Falange y cuyas obras dieron la vuelta al Mundo: el arquitecto Jos Manuel de Aizpura, el escultor valenciano Octavio Vicent Cortina, Juan de Avalos (el falangista que nunca lo fue), los pintores Alfonso Ponce de Len, Pancho Cosso, Cayetano Toledo Puche o el mismsimo Salvador Dal son algunos de los nombres de oro que jalonan de rojo y negro las artes espaolas del siglo XX. Poltica y arte: las dos caras de Jano bifronte

    Benedetto Croce defina irnicamente el arte como aquello que todo el mundo sabe lo que es.1

    Efectivamente, en nuestro interior, todos sabemos diferenciar el arte de lo que no es tal. Tomaremos aqu la acepcin de arte entendida como una manifestacin cultural de tipo plstico, que imprime una esttica determinada, y que va asociada a una ideologa.

    1 Croce, Benedetto. Breviario de Esttica. Buenos Aires: Espasa-Calpe, 1939. 2 ed. p. 15.

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    El arte siempre ha estado, de una u otra manera, ligado a la poltica. Bien a favor de unas ideas o grupos de poder concretos, bien en contra de otros antagnicos a sus propios postulados. Y el artista, como ser social y como ser poltico, ha sido sucesivamente provocador, luchador, idealista, sumiso pero nunca sin la poltica ni el poder. Vemos pues, como se produce una relacin simbitica entre uno y otro.

    La poltica se ha servido del arte para perpetuarse en el poder, o para hacer propaganda de sus propias formulaciones tericas. Desde la antigedad, los emperadores romanos supieron acuar su efigie en monedas, en el medievo se prodigaron los retratos de reyes, y la majestuosidad de los tiempos modernos trajo la monumentalidad de los grandes emperadores al espacio pblico, y el mecenazgo de la nobleza hacia los artistas.

    Los tiempos revolucionarios contemporneos han sido muy afines a la idea de crear una esttica propia, que supiera cubrir ese espacio de desaliento que queda cuando la revolucin no se alcanza, y que supiera ensalzar los valores de un patriotismo (social, nacional, espiritual) triunfalista. Durante el siglo XIX, la iconografa revolucionaria francesa, practicada desde las escuela romntica (Delacroix2, Gricoult3) comenz a sacar partido al arte, ganndolo a la causa de la revolucin. Hasta este momento, el arte haba supuesto una manifestacin cultural al servicio de las lites socioeconmicas, nobiliarias y burguesas. Con la revolucin liberal-burguesa se democratiza esta tendencia en el sentido ms amplio de la palabra. Las masas son seducidas por los grandes partidos y sindicatos que buscan hacer or sus lemas bajo una iconografa atractiva y llamativa. Indudablemente, ello influy en la esttica y en la creacin de nuevos iconos de las formas de expresin artsticas del siglo posterior.

    La vigsima centuria, pues, se caracteriza, dentro del tema que nos atae, por la presencia de las propagandas poltica y de guerra, conflictos que no hay que olvidar se desarrollan dentro del marco de la era de las ideologas. De este modo, la Revolucin Sovitica fue la pionera en este tipo de propaganda, cuya tradicin cartelera tiene su origen en las luchas sindicales de finales del XIX. Una vez institucionalizada la URSS, comenz un gran despliegue propagandstico indisolublemente ligado al arte: esculturas, retratos pictricos, edificios ornamentados al uso sovitico convirtiendo al campesino en hroe nacional, sacralizando la hoz y el martillo o salpicando del rojo de las banderas los anteriormente blancos paisajes rusos. En Mxico el muralismo4 fue iniciado por David Alfaro Sequeiros y por el comunista Diego Rivera, marido de la pintora Frida Kahlo, y supuso un importante estmulo para los movimientos polticos nacionalistas del siglo XX (los separatistas vascos y los unionistas y simpatizantes del IRA desarrollan una adaptacin del muralismo cuya finalidad es marcar las zonas de control de la ciudad por parte de las facciones, y para causar sensacin de presencia en las calles y de control absoluto hacia la poblacin civil). El muralismo, adems, se desarroll enormemente en la China maosta como medio eficaz de propaganda al servicio del PCCh, aprovechando el poder de la imagen con sugestivos lemas que hicieron las delicias de los burcratas del Partido Comunista Chino.

    En Europa, el periodo de entreguerras y la Segunda Guerra Mundial supusieron el auge del cartelismo5, con especial relevancia en la Guerra Civil Espaola6 y en la Alemania postrepublicana. El cartel fue una adaptacin artstica de la pintura a la propaganda de guerra, y fue muy utilizado en ambos frentes.

    Pero este modesto trabajo rebasara de sus limites fijados inicialmente si quisieramos centrarnos en la propaganda de guerra. Buscamos la realizacin de un metaestudio que trate de identificar someramente las fuentes, obras y artistas falangistas que desarrollaron una actividad plstica, motivados bien por un afn ideolgico, bien por la pura expresin artstica. As pues, formulamos a continuacin la pregunta ineludible:

    2 Lemaire, Grard-Georges. Delacroix. Barcelona: Planeta-Agostini, 1999. 3 Argan, G.C. El arte moderno 1770-1970. Valencia: Fernando Torres, 1976. 2 ed. 4 Martnez Cerezo, Antonio. El muralismo mexicano. Santander: Tantn, 1985. 248 p. Cuadernos de arte del Museo Municipal de Bellas Artes de Santander n 2. 5 Thomas, Hugo. Carteles de la guerra civil espaola. Barcelona: Orbis, 1988. 64 p. 6 Gmez Lpez, Javier. Catlogo de carteles de la Repblica y la guerra civil espaolas en la Biblioteca Nacional. Madrid: Direccin General del Libro y Bibliotecas, 1990. 207 p.

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    Existi un arte falangista?

    Lanzamos la primera piedra con este tema que resulta indito, ya que han sido muy escasos los

    artculos o trabajos que se han ocupado de esta cuestin. Es de justicia citar en este punto un meritorio trabajo de investigacin elaborado por varias personas, coordinadas por Carlos Campoy Garca, al amparo del Proyecto Plataforma 2003. Se trata del Diccionario de la Falange7, que nos ha aportado una serie de entradas sobre artistas falangistas que ha servido de gran ayuda en la redaccin de ste y otros artculos relacionados con el tema.

    Volviendo al origen de la cuestin, ya que es conocido y sobradamente demostrado por numerosos especialistas que existe una relacin de inters entre arte y poltica en trminos genricos8, quiz debamos entonces plantearnos si existi un movimiento artstico (o varios) en torno al nacionalsindicalismo.

    Esta cuestin, se nos aparece ante la vista muy dispersa y confusa. Todo el mundo recuerda haber visto algn cuadro en el que aparecan algunos falangistas durante la guerra, sin duda de Senz de Tejada, quien inmortaliz el Cara al Sol9 dndole color a la msica. Otros habrn asistido a actos polticos al pie de alguna escultura en bronce que honraba la memoria de los cados en la Guerra Civil o muchos guardarn entre sus tesoros de juventud alguna estampa con la imagen de Jos Antonio o algunos flechas en pose desfilante. Sin embargo, afirmando apriorsticamente la existencia de un arte falangista en sentido genrico y desconocido, no negaremos que la Falange no invent nada nuevo en materia esttica, aunque tuvo la grandeza de saber adaptarse a escuelas y modas, venciendo el encasillamiento tradicional de los artistas, y mostrando una imagen del falangismo muy sintetizada en las formas estticas, aportando una temtica muy concreta y espaola y un soplo de aire fresco entre tantos ismos artsticos. Tcnicamente el arte falangista bebi de lo que estaba innovado en aquel momento, y no supo o no pudo inventar nada. No obstante, supo definir una esttica propia, una simbologa identificada plenamente con sus premisas ideolgicas y una gran aportacin material a la historia del arte y de la cultura espaolas.

    Pero queremos ir mucho ms all. En el tibio acercamiento que inicialmente hemos realizado para afrontar la creacin de esta pequea coleccin de artculos (an no sabemos cuntos sern), hemos podido establecer una serie de categoras para lo que hemos dado en llamar, pomposa y genricamente, Arte Falangista.

    Al margen del campo artstico cultivado por los diferentes autores, hemos establecido una diferenciacin de intencionalidad, de emotividad, ms profunda. De este modo, en un primer grupo hemos situado a los falangistas que, conscientes de su condicin militante, hacan un arte muy vinculado por lo tanto a un momento, el blico y la postguerra, y por lo tanto a la propaganda, que no obstante qued en el imaginario falangista como referente de una forma de llevar al plano plstico los postulados falangistas. El ejemplo mximo de esta categora es Carlos Senz de Tejada10, el pintor de la Falange, quien dio al nacionalsindicalismo todo su imaginario pictrico. Es una forma de cultura militante de las ideas, en este caso falangista, que intenta coadyuvar al rdito poltico del producto artstico. Tambin merecen estar en estas lneas el hispano-cubano Jos Aguiar11, canario de adopcin y uno de los primeros

    7 Este diccionario de momento, y pese a la intencionalidad de sus autores, tan slo existe en versin digital. Puede consultarse en www.plataforma2003.org/diccionario-falange 8 Interesantes las aportaciones de Nez Laiseca, Mnica. Arte y poltica en la Espaa del desarrollismo: (1962-1968). Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Cientficas, 2006; o las de Clark, Toby. Arte y propaganda en el siglo XX: la imagen poltica en la era de la cultura de masas. Tres Cantos: Akal, 2000. sin olvidar la aportacin republicana de Gamonal Torres, Miguel ngel. Arte y poltica en la Guerra Civil espaola: el caso republicano. Granada: Diputacin Provincial, 1987. 9 Fox, Agustn; Senz de Tejada, Carlos y Tellera, Juan. Cancin de la Falange: As se hizo el Cara al Sol. Sevilla: Ediciones espaolas, ca. 1939. 10 Interesante el artculo publicado en la revista Patria Hispanoamericana n19 (Otoo 2003) titulado Senz de Tejada, Dibujando una rebelin. Valladolid: Jefatura Territorial de Falange Espaola Independiente en Castilla y Len, 2003. p. 2. Pero imprescindible la obra de Senz de Tejada y Benvenuti, Carlos. Carlos Senz de Tejada. Madrid: Direccin General de Bellas Artes, 1959. 11 Sobre este excelente pintor son imprescindibles las siguientes referencias: Aguiar, Jos. Jos Aguiar: Crticas, biografa, catlogos. Madrid: Publicaciones Espaolas, 1964. Cuadernos de Arte Vol. 150;

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    afiliados en las islas afortunadas, que decor la Secretara General del Movimiento, con un colosal mural de 62 metros cuadrados y elabor varios cuadros sobre Jos Antonio en los que encarnaba una esttica falangista pura. Tambin hemos encuadrado en este punto al que hemos denominado grupo vasco, encabezado por Juan Cabanas Erauskin12 gran conocedor del surrealismo, la pintura metafsica y el futurismo, cofundador junto a Jos Manuel de Aizpura del grupo artstico-literario GU de San Sebastin, Jos Olasagasti, voluntario falangista de la Columna Sagarda, amigo igualmente de Aizpura. Daniel Vzquez Daz13, andaluz universal es el autor de un impresionante retrato sobre Jos Antonio (aunque enemistado en lo personal con Jos Aguiar a quien llegara a acusar de masn) y el cubano de origen Pancho Gutirrez Cosso14, fundador de la Falange de Santander y uno de los ms altos pinceles espaoles del siglo XX. En cuanto a los arquitectos, debemos destacar a Victor dors, hijo del filsofo Eugenio de Ors y amigo personal de Daniel Vzquez Daz, quien proyect un utpico proyecto de ciudad azul15. El valenciano Jos Segrelles16, autor de una alegora sobre el entierro de Jos Antonio o el ilustrador Jos Caballero, quien dara color a las revistas falangistas Vrtice y Laureados. Por ltimo, sealaremos la actividad creativa del murciano Cayetano Toledo Puche17 y del pintor africanista Mariano Bertuchi18, quien en numerosas ocasiones pint escenas de la guerra con los falangistas como protagonistas, y por lo curioso, sealaremos la actividad como crtico de arte de Vicente Mara Cobreros Uranga19, catedrtico de dibujo que ejerci la critica de arte en el diario falangista Unidad y en Radio San Sebastin, firmando sus trabajos con el pseudnimo J. Arramabe. Entre las mujeres, destacar a Mara Teresa Aguirre del Castillo, y su mural del Preventorio Jos Antonio de la Seccin Femenina en Gallarta. En un segundo grupo ubicamos a los que, siendo falangistas, no cultivaban una esttica falangista al uso. Se enmarcaban en corrientes internacionales y creaban en ocasiones su propio estilo. Quiz en este apartado deba incluirse al ya citado anteriormente Aizpura20, el genial Salvador Dal21, Jos Caballero22 (quien a pesar de sus amistades con artistas y poetas de izquierda hizo causa nacional y colabor como ilustrador en Vrtice y Escorial) o el pintor cataln Domingo Viladomat23, que defina su pintura como un trabajo bsicamente centrado en el color, la forma y la luz. En sus cuadros se mezcla el realismo con el surrealismo y la abstraccin en un intento por llegar a la esencia de los paisajes, los objetos y las escenas que recoge en sus cuadros y el escultor Salvador Octavio Vicent Cortina24 autor de la escultura de Jos Antonio que hasta hace un ao se encontraban en Valencia y Guadalajara, respectivamente) o los ilustradores Jos Lpez Arjona, jienennense que dio color a numerosos textos escolares de poostguerra o

    Aguiar, Jos y Crespo de las Casas, Carmen. Jos Aguiar su vida y su obra. Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura, 1975 y por ltimo Santana, Lzaro. Jos Aguiar. Las Palmas, 1976. 12 Cabanas, Juan. Cabanas: Salas de Exposiciones de la Direccin General del Patrimonio Artstico y Cultural. Comisara Nacional del Museos y Exposiciones: 1975. 13 Logroo, Miguel. Biografa completa de Daniel Vzquez Daz. Madrid: Ibrico Europea de Ediciones, 1969. 14 Hoz, ngel de la;Madariaga, Benito. Pancho Cosso : El artista y su obra. Madrid: Alborada, 1990. 15 Dors, Vctor. Arquitectura y Humanismo. Madrid: Labor, 1967. En esta obra se apunta el diseo ideal de lo que habra de ser una ciudad falangista. 16 Montagud Piera, Bernardo. Jos Segrelles Albert: biografa pictrica (1885-1969) / Alzira, Valencia: Comissi Falla Pla a Major, 1985. Sobre la semblanza de su vida puede consultarse la obra de Gurrea Crespo, Vicente. Jos Gabriel Segrelles Albert, 1885-1969: biografa. Valencia: Mara Montaana, 1985. 17 Toledo Puche, Cayetano. Toledo Puche (1945-1998): retrospectiva. Sala de Exposiciones Iglesia de San Esteban, 21 junio/28 julio, 2002. Murcia: Murcia Cultural, 2002. 18 Garca Figueras, Toms. Bertuchi en Marruecos (1898-1955). Madrid: s.e., 1962. 19 Cobreros Uranga, Vicente Mara. San Sebastin, 75 aos de la vida donostiarra: 1879-1954. San Sebastin: Caja de Ahorros Municipal y Monte de Piedad de San Sebastin, 1954. 20 VVAA. Jos Manuel Aizpura: La mirada moderna: fotgrafo: 7 de octubre-27 de diciembre, 2004, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofa. Madrid: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofa, 2004. 21 Dal, Salvador. Vida secreta de Salvador Dal. Barcelona: Antrtida/Empries, 1993. 22 Velasco Nevado, Jess y Velasco Nevado, Francisco. En torno a la vida y obra de Jos Caballero Huelva: Delegacin Provincial de Cultura y Medio Ambiente, 1992. 23 Museo de la Ciudad (Madrid). Domingo Viladomat: retrospectiva: del 15 septiembre al 16 octubre de 2005. Madrid: Ayuntamiento de Madrid, rea de las Artes, 2005. 24 Museo de Bellas Artes de Valencia; Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana. Octavio Vicent, escultor. Museo de Bellas Artes de Valencia, 20 de julio a 3 de septiembre de 2000. Valencia: Generalitat Valenciana, 2000.

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    Lorenzo Goi25, colaborador grfico del tambin falangista Jos Mara Snchez-Silva en sus cuentos26 y el pintor joven de vida truncada por la izquierda de Alfonso Ponce de Len, creador del cisne del SEU y muy probable diseador, junto a Aizpura, del teln de los cados que se desplegaba en cada acto poltico de FE de las JONS. Dos escuelas monopolizan a los autores: el surrealismo y el vanguardismo. En este caso, se produce una subordinacin del falangismo al ser social del artista, quien prefiere desvincular su obra de la ideologa.

    En un tercer grupo, hemos querido insertar a los que, no siendo falangistas, si pueden considerarse como tales sus obras realizadas, bien por temtica, bien por esttica, bien por finalidad para la cual fueron concebidas estas obras. En este caso el mximo exponente es Juan de Avalos27, escultor del Valle de los Cados, que no era falangista sino inicialmente adicto a la II Repblica, pero en cuyas estatuas se deja ver la mano de Dios y una iconografa perfectamente asumible por el falangismo, en una esttica a caballo entre lo castrense y lo sobrenatural, que sabe unificar en uno solo la mxima de Jos Antonio mitad monje y mitad soldado.

    Tal vez algunos piensen que esta clasificacin supone mucho arrimar el ascua a la sardina. Puede ser. Pero no es menos cierto que en cualquiera de estos casos anteriormente enunciados, el falangismo y el nacionalsindicalismo suponen una impronta indisoluble de la obra artstica final, bien porque el artista sea joseantoniano, bien porque el encargo provenga del entorno nacionalsindicalista, o porque la obra final resultante se pueda calificar como tal.

    Sin duda alguna faltan muchos otros que intentaremos incluir en una prxima entrega, en la que abordaremos sucintamente por campos la temtica de todo este elenco de artistas, que por desgracia han pasado inadvertidos a propsito para la Historia del Arte de la contemporaneidad. Quiz sea tiempo de ganar la batalla de la memoria.

    25 Poco existe escrito sobre el ilustrador Goi. Remitimos a la obra breve Lorenzo Goi. Cuenca: Galera de Arte Pilares Grfica, 2001. 26 Es por todo el mundo conocido la coleccin de cuentos religiosos sobre Marcelino Pan y Vino. 27 valos, Juan de. Catlogo de esculturas. Madrid: edicin del autor, 2003.