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Fábulas y sus moralejas

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Esta es mi 2da publicación.

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Page 1: Fábulas y sus moralejas
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Jilguero Tímido

Había una vez un Jilguero que no quería cantar. Todas las demás aves se preguntaban por qué no quería cantar, y él siempre les respondía: "Jamás cantaré para ser objeto de burla."

Un día, un Perico se le acercó al Jilguero para decirle: "¿Por qué tienes miedo? Canta, que nadie se reirá de ti." Sin embargo, el Jilguero no quiso cantar, ni tampoco le respondió nada al perico. Luego llego una Cotorra y también se le acercó al Jilguero y le dijo: "Te escuché una vez mientras cantabas en el bosque. ¡Tus cantos son hermosos! ¿Por qué no quieres cantar ahora?." Aún así el Jilguero siguió sin decir nada. Hasta que finalmente se le acercó un Ruiseñor y comenzó a cantar de una forma muy hermosa. Sin embargo, el Jilguero siguió con apatía, así que le preguntó: "Jilguero, ¿por qué no te unes a mí en canto? Haríamos un gran dúo." Y el Jilguero le confesó sus miedos al Ruiseñor. Y este le dijo: "No importa si cantas bien o mal, eso es asunto tuyo. Pero si no cantas, ni si quiera para ti mismo, entonces no eres un Jilguero, ni eres nada."

MORALEJA:

Se tú mismo. Cumple con el propósito para el que Dios te diseñó, sin importar si esto agrada a los demás o no.

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Feliz Día de las Madres

Cuenta la historia que un niño estaba cerca de nacer, así que le dijo a Dios: "Me dijeron que me vas a enviar mañana a la tierra, ¿cómo podré vivir con lo pequeño e indefenso que soy?". Dios le contesto con una sonrisa: "Entre muchos ángeles, escogí uno para ti, que te está esperando para cuidarte."

Sin embargo, el niño le responde: "Aquí en el cielo solo canto y me río, eso me es suficiente para ser feliz. ¿Cómo voy a entender a la gente si no se hablar su extraño idioma?". Pero Dios le respondió: "Tu ángel te dirá las palabras más tiernas que puedas escuchar, y con amor y paciente te enseñará a hablar." Así que el niño le pregunta a Dios: "¿Que haré cuando necesite hablar contigo?". Y Dios le dice: "Tu ángel te enseñará a orar." El niño, insistiendo, le dice: "Señor, pero estaré siempre triste porque no te veré más." A lo que Dios le responde: "Tranquilo, tu ángel te hablará sobre mí y te enseñará el camino que debes seguir para regresar a mi presencia. Yo siempre estaré a tu lado." Una paz sobrenatural reinaba en el cielo, pero comenzaba a oír voces terrestres... Así que el niño le dijo: "Dios mío, si ya voy a la tierra, ¿cómo se llama mi ángel?" Dios le respondió: "No importa, tú le dirás Mamá."

¡Feliz día de las Madres! ¡Gracias por todos los sacrificios, por todo el amor, por las correcciones y por todo lo que han hecho por nosotros!

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LA LIEBRE Y LA TORTUGA

En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa y vanidosa, que no cesaba de pregonar que ella era la más veloz y se jactaba de ello ante la lentitud de la tortuga.

- ¡Eh, tortuga, no corras tanto que nunca vas a llegar a tu meta! Decía la liebre burlándose de la tortuga. Un día, a la tortuga se le ocurrió hacerle una inusual apuesta a la liebre:

- Estoy segura de poder ganarte una carrera

- ¿A mí? Preguntó asombrada la liebre.

- Sí, a ti, dijo la tortuga. Pongamos nuestras apuestas y veamos quién gana la carrera.

La liebre, muy ufana, aceptó. Todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. El búho señaló los puntos de partida y de llegada, y sin más preámbulos comenzó la carrera en medio de la incredulidad de los asistentes.

Confiada en su ligereza, la liebre dejó coger ventaja a la tortuga y se quedó haciendo burla de ella. Luego, empezó a correr velozmente y sobrepasó a la tortuga que caminaba despacio, pero sin parar.

Sólo se detuvo a mitad del camino ante un prado verde y frondoso, donde se dispuso a descansar antes de concluir la carrera. Allí se quedó dormida, mientras la tortuga siguió caminando, paso tras paso, lentamente, pero sin detenerse.

Cuando la liebre se despertó, vio con pavor que la tortuga se encontraba a una corta distancia de la meta. Salió corriendo con todas sus fuerzas, pero ya era muy tarde: ¡la tortuga había ganado la carrera!

Ese día la liebre aprendió, en medio de una gran humillación, que no hay que burlarse jamás de los demás. También aprendió que el exceso de confianza es un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos.

Moraleja: Que no hay que burlarse jamás de los demás y que el exceso de confianza puede

ser un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos.

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La lechera

La hija de un granjero llevaba un recipiente lleno de leche a vender al pueblo, y empezó a hacer planes futuros:

- Cuando venda esta leche, compraré trescientos huevos. Los huevos, descartando los que no nazcan, me darán al menos doscientos pollos.

Los pollos estarán listos para mercadearlos cuando los precios de ellos estén en lo más alto, de modo que para fin de año tendré suficiente dinero para comprarme el mejor vestido para asistir a las fiestas.

Cuando esté en el baile todos los muchachos me pretenderán, y yo los valoraré uno a uno.

Pero en ese momento tropezó con una piedra, cayendo junto con la vasija de leche al suelo, regando su contenido.

Y así todos sus planes acabaron en un instante.

Moraleja: No seas ambiciosa de mejor y más próspera fortuna, que vivirás ansiosa sin que pueda saciarte cosa alguna.

No anheles impaciente el bien futuro, mira que ni el presente está seguro.