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Facetas Dic.7

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2 FACETAS>

A la memoria de Ignacio Ramírez.

noche a las 11:00 p.m. pasé muy quedo por mi biblioteca y me topé con una cuna llena de novias dormi-das. Como en un viaje largo de avión, una al lado de la otra dormían pres-

tándose su hombro. Sus pestañas finas des-cansaban sobre el párpado cerrado y como ángeles guardianes entreabrían apenas sus ojos a mi paso. Me detuve un rato a contem-plar su plácido silencio, cobijé a varias y una se reclinó en el lecho, y me acercó a ella con sus brazos torneados para darme un beso a mi llegada. Era una bella durmiente que escapaba al profundo sueño del sesentón Eguchi. Distra-jo mi oficio de celador nocturno y dejé las llaves junto al candelabro que reposa en la mesita de la entrada. Me relató que Kawaba-ta la había conocido desde niña y le había seguido sus pasos hasta la casa encantada donde pasaba su vida cuasidrogada y que casi ni se daba cuenta quién dormía cada noche junto a ella. Los furtivos besos que le daban en la espalda después de levantar la sábana de lino que la cubría, eran la caricia más usual de los visitantes. Me invitó a seguir, mas respeté su turno. La otra noche me despertaron los alaridos de Sierva María desde su celda en Santa Clara. Estaba iracunda porque todos la reputaban como loca. Al día siguiente el obispo había quedado de exorcizarla de un demonio que ojalá hubiera tenido. Estaba calva y en todo el tiempo apenas había probado bocado. Le leí unos versos de Pessoa y le alivié la fiebre de rabia que tenía con una fina esponja y agua fría. Cuando oí los pasos de las monjas que venían a custodiarla escurrí mi bulto por entre las sombras del convento. He conversado varias noches con Margarita antes que llegaran Mefistó-feles y Fausto. Sus mentiras y fantasías la desvelaron y no se resistió a compartirme la fascinación que le despertaba hablar con esos seres tan galantes y sugestivos. Le inquietaban, claro está, su porvenir, su madre y los personajes que se le aparecían entre visiones. No pude disuadir a chica tan inexperta en cosas que jamás había vis-lumbrado, pero no se puede vivir ni matar el amor que anida en otra persona. Tengo que dejarla subir al cielo con Mefisto y que baje al infierno con el doctor Fausto aun-que los lectores sabemos su fracaso. Pero las novias que más amo, aunque están dormidas en mis libros son Emily Dickinson, la enigmática dama de blanco y Meira Delmar, ojos de ola primeriza y sonrisa de arrebol rosado. Con Emily he transitado por las calles melancólicas de Amherst, por las aulas del Seminario de Holyoke y la he acompañado a cuidar sus lirios en el jardín. He oído sus cuitas de decepción reconcentrada por los dos amores que se llevó el Destino al desierto del Olvido y la he oído cantar sus sinfonías. La vi por la ventana escribiendo versos sobre la mesa de su cuarto, tal vez sobre la abeja o sobre los “libros que navegan en la mente como bajeles conducidos por corceles”. A mi amiga Meira la tomo en mis manos como se acaricia una rosa fresca. La miro a sus ojos de niñas claras aunque ahora sólo ve la sombra de la vida pasar indiferente y lejos. Ella no duerme. Ella tiene la cara complaciente y de su boca sale una bandada de gaviotas en busca del mar y los trigales libaneses. Sí. Tener una biblioteca es como tener miles de novias y de amigos con los que uno charla, se divierte y hasta duerme en su misma cama y come de su mano el bocado de sus textos.

*Bogotá. Libros y Letras.

Este sustantivo se aplica a las sustancias que tienen la propiedad de estimular el apetito sexual.Los griegos ya conocían el efecto de algunas hierbas como estimulantes sexuales y hacían con ellas infusiones, que llamaron aphrodisiakós. El vocablo surgió del nombre de la divinidad Afrodi-ta, hija de Zeus y Dione, diosa del amor erótico y amante de Adonis. Según otra tradición, Afrodita era hija de Ura-no, cuyos órganos sexuales, extirpados por Cro-nos, cayeron al mar y engendraron a la diosa, que por eso se llamó nacida de las olas. En Roma, Afrodita fue identificada con la an-tigua divinidad latina Venus, de la cual pretendía descender la familia o gens Iulia, a la que pertene-ció Julio César. A pesar de que la palabra griega tiene más de dos mil quinientos años, el primer registro de afrodisíaco que se conoce en castellano data de 1867.

El plácido sueño de los librosPor Leopoldo de Quevedo y Monroy *

A

LA PALABRA DEL DÍA

>

Afrodisíaco

Obras de la artista colombiana Graciela Romero

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Vía Internet *

l escritor español Juan Marsé se alzó con el Premio Cer-vantes 2008, consi-derado el Nobel de las letras hispanas, anunció el minis-

tro español de Cultura, César Antonio Molina. Marsé, autor de obras como “Últimas tar-des con Teresa”, era uno de los principales favoritos para ganar. El jurado del premio otor-gó por mayoría el premio a Juan Marsé, con lo que se cumplió la regla no escrita de la alternancia entre autores

españoles y latinoamerica-nos, después que el pasado año el ganador fuera el poeta argentino Juan Gelman. El galardón está dotado con 125 mil euros y, además de Marsé, habían sonado como fuertes candidatos el querido Mario Benedetti y Ana María Matute. Marsé, de 75 años de edad y escritor autodidacta, cuenta ya con varios galardo-nes en su haber como el Juan Rulfo mexicano o el Premio Nacional de Narrativa del año 2001 por su obra “Rabos de lagartija”.

El autor, de la generación del cincuenta, es uno de los principales representantes del realismo, que ha sabido retra-tar en sus libros la pobreza y la marginación del período posterior a la Guerra Civil es-pañola (1936-1939). Precisamente, el jurado decidió, entre otros motivos, conceder el galardón a Marsé “por su decidida vocación por la escritura y por su capaci-dad para reflejar la España de la posguerra”, dijo su presi-dente, José Manuel Blecua. El premio se le otorgó “para agradecer la labor conti-nuada de años” y para “reco-nocer una gran obra literaria, que a los de mi generación nos ha acompañado durante años”, afirmó el ministro de Cultura, Molina. “El Cervantes significa muchísimo”, dijo el autor en declaraciones a la radio priva-da Cadena Ser, tras conocer la concesión del premio, al que ya había optado en nu-merosas ocasiones, hasta el punto de que Molina tuvo que desmentir que su concesión pudiera buscar saldar una an-tigua deuda. “Marsé es un gran escri-tor que ha marcado a varias generaciones”, dijo el poeta argentino Juan Gelman, pre-sente en el acto de concesión de esta edición del Premio Cervantes. Marsé es autor de una lar-ga lista de novelas como “La muchacha de las bragas de oro”, “El embrujo de Shang-hai” o “Esta cara de la luna”, ésta última repudiada por el propio escritor. El autor, que nació como

Joan Faneca Roca cambiando sus apellidos a Marsé Carbo por su familia adoptiva, ya que su madre murió durante el parto, fue un mal estudiante que pasaba buena parte de su tiempo jugando en las calles de una Barcelona que luego sería el escenario de sus no-velas, caracterizadas princi-palmente por la pasión. El escritor se inició en el mundo de la literatura con pequeños relatos que publi-caba en las revistas Ínsula y El ciervo, hasta que en el año 1960 llegó su primera novela llamada “Encerrados con un solo juguete”. Seguiría entonces una larga lista de obras, incluida la conocida “Si te dicen que caí” (1973), que la dictadura franquista censuró por lo que el autor tuvo que publicarla en México. Esta novela, como otras de Marsé, fue llevada al cine, aunque últimamente, el es-critor ha roto un poco con el Séptimo Arte e incluso está preparando un libro que es un “pequeño ajuste de cuentas” con guionistas y directores. El autor español recibirá el galardón el próximo 23 de abril, día de la muerte del le-gendario Miguel de Cervantes Saavedra, autor del Quijote, en una ceremonia en Alcalá de Henares, cuna del gran au-tor español. Hasta ahora recibieron el galardón 19 escritores espa-ñoles (incluido Marsé) y 16 latinoamericanos, de los que sólo dos han sido mujeres, la española María Zambrano y la cubana Dulce María Loynaz.

* elcastellano.org

Jorge PalmaPoeta uruguayo.

Los hombres que hablaban de la lluvia

Los hombres que hablaban de la lluvia

eran delgados y hermosos como el agua,

esbeltos, alargados como tallos,

y llevaban todos pañuelos al cuello.

No tenían nada que perder.

No tenían nada.

Pero eran refinados a la hora

de hablar de la lluvia,

y todos, sin excepción, conversaban

en voz baja.

Vivían en la calle

y tenían clase.

Dos o tres de

ellos

sabían algo de

astronomía,

y se les hume-

decían los ojos

cuando seña-

laban con un

dedo

la cruz del sur

donde tenían

anclada el

alma

y los sueños.

Los gatos del burdel

Dicen ahora que los gatos

no se comen a los pájaros

porque cada vez que llega el circo

a la ciudad

los leones se comen a los gatos.

Gatos que el pobrerío

recolecta por las noches,

gatos que son arrancados

del sueño/de la teta tibia

de su madre soñadora

de su sueño padre

que los lleva a deambular

por calles y avenidas

de leche.

Y luego lo de siempre:

fieras robustas

haciendo piruetas, medio

tontas por el sueño,

modorra lenta

que da la deglución,

festín de las fieras

y el pobrerío,

coartada necesaria

para el invierno.

Español Juan Marsé, Premio

Cervantes 2008Juan Marsé

E

POESÍA>

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4 FACETAS>

CHAPARRAL

ientras algunos de los jóvenes en la ciudad piensan en cursar una carre-ra universitaria, que es costeada por sus padres, para luego ubicarse en

un empleo; Melba Eugenia Mendoza, una madre cabeza de familia del corregimiento de Calarma, de la vereda Risalda, del mu-nicipio de Chaparral, con esfuerzo busca terminar el bachillerato a sus 40 años, para mejorar la calidad de vida de su familia y aportarle estos conocimientos a su vere-da. Para esta chaparraluna, que aún con-serva la humildad y timidez típica de nues-tros campesinos, la mejor oportunidad de su vida es la que le está brindando la Go-bernación del Tolima, a través de una fun-

dación que ofrece educación a madres cabeza de familia, “han sido nuestro bastón para capa-citarnos y generar proyectos productivos”, indicó Melba. “Funcolombia es la funda-ción que me graduará en di-ciembre como bachiller. Este es lo que he soñado toda la vida. Pero tengo claro que deseo se-guir estudiando, a pesar de que ya tengo 40 años, porque todo lo que voy aprendiendo quiero trasmitírselo a la gente de mi vereda, servirle al campo desde otro oficio y quiero aportarle a mi comuni-dad”, dijo Mendoza.

Y es que Melba, visiblemente ilusiona-da, explicó que desea-ría ser licenciada en matemáticas, “pero sé que en Chaparral no hay esa carrera, entonces, me podría inclinar por tecno-logía en sistemas, materia que recibí en la fundación aunque no estaba dentro del programa. Es que

quiero, también, valo-rar la voluntad que es-tas personas nos están brindando porque, ade-más, nos están dando curso de inglés y de internet, algo que no se me había pasado por la cabeza aprender”, comentó esta humilde, pero generosa mujer. Recuerda, además, que el día en que bajó de su vereda a conocer sobre el programa que ofrecía el Gobierno de-partamental y del que se enteró por medio de

un volante. “Regresé a mi casa emocionada a contarle a mis hijos que después de 20 años volvería a estu-diar”, cuenta Melba, mientras sus ojos se le iluminan remem-brando este instante; aunque a su hijo de 13 años le dio risa su decisión, pero a su hija que tiene 15 años, sí le llamó la atención que iniciara otra vez sus estudios. Esta alegre y me-nuda mujer, bastan-

Una madre cabezade familia que ve en la capacitaciónuna herramientapara surgir

“A los 40 años me graduaré de bachi-ller, pero seguiré estudiando para dar-le todo a mi vereda”: Melba Mendoza

Por LILIANA SÁNCHEZ LEIVA

M

Las dificultades de esta valerosa mu-jer no sólo eran de índole económico y social, pues la violencia galopó hasta su vereda y fue desplazada

por dos años.

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>FACETAS 5

te satisfecha, sostuvo que el proceso de aprendizaje que le ha brindado Funcolom-bia, después de haberse casado y parido dos hijos se ha convertido en episodio de unidad familiar. “A veces, tengo tareas y mis hijos me colaboran con sus libros, pero lo más her-moso es que cuando ellos las necesitan, ahora, sí puedo ayudarle y prestarles mis apuntes o los módulos que nos da la fun-dación”, dijo Melba, quien aseguró que esta es otra de las frustraciones supera-das, “pues como no había seguido en la escuela, poco o nada podía ayudarle a mis hijos con las lecciones que les dejaban desde que entraron al bachillerato, ahora, sí puedo hacerlo”, precisó sonriente. Sin embargo, también, es consciente de que este nuevo estilo de vida que de-cidió seguir, no sólo lo adoptó para darle

ejemplos a sus hijos, sino, también, “para abrirnos puertas hacia un futuro. Tengo claro que voy a seguir aprendiendo y es-

tudiando; porque si voy a vivir 70 años, me quedan 30 para servirle a la huma-nidad”, reflexiona Melba. Así mismo, Melba expli-có que en ciertas ocasiones cree que esto es un sueño, “porque uno nunca se ima-gina que una fundación nos dé, totalmente gratis, los materiales escolares, los libros, talleres de autosupe-ración, uniformes y hasta el transporte, para que poda-mos estudiar. Esto es una bendición de Dios”, adujo. Desde hace dos años, Melba hace parte del gru-po de más de 200 mujeres cabeza de familia, que han sido beneficiadas en este municipio, por este progra-ma que adelanta la Gober-nación del Tolima. “Asisti-mos todos los sábados de 7 de la mañana a 5 y 30 de la tarde a las clases en la ins-

titución educativa técnica, Manuel Murillo Toro" señaló Melba.

El desplazamiento Durante ese emotivo diálogo, el único hecho que opacó la sonrisa de Melba, fue el recuerdo del desplazamiento forzado que tuvo que vivir dos años en la capital de la República, luego que fuera amenazada por grupos al margen de la ley. “Esto no quiero volver a recordarlo”, dijo, mientras se desli-zaban algunas lágrimas por su rostro. Sin embargo, esta mujer gestada en la ‘Tierra de Grandes’, secó su cara y con más ahínco que antes, explicó que seguirá en este mismo camino con el propósito de demostrar, “todo lo que me sirvió trabajar con mis compañeras en el sueño de formar una cooperativa y comercializar nuestras ar-tesanías”, explicó. Coomujeres, es el nombre de la naciente cooperativa de la que hará parte Melba y más de 90 mujeres cabeza de familia que aspiran dar a conocer sus productos. Ente los pla-nes a corto plaza están: abrir una almacén en Chaparral e intercambiar las artesanías, con las mujeres de los demás municipios del Tolima, que son capacitadas por la mis-ma fundación, “que me dio la posibilidad de volver a vivir, ser productiva, pensar en ge-nerar empresa y sentirme más segura de mi misma”, puntualizó Melba Mendoza.

“Más que un crédito para comprar nues-

tra materia prima para hacer nuestras artesanías, necesi-

tamos comercializar nuestros productos”.

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6 FACETAS>

principios del mes de noviembre, Alberto Fuguet vol-vió a su natal Chile desde Estados Unidos, país donde reside hace varios años, para participar en la Feria In-ternacional del Libro de Santiago, a la cual no llegó con

las manos vacías. Allí fue la presentación oficial de “Mi cuerpo es una cel-da”, una obra que gira en torno a la figura del escritor caleño Andrés Caicedo. Realizó casi un centenar de entrevistas con diferentes medios de comunicación chilenos y algunos extranjeros acreditados en dicha feria, pero Fuguet, una de las jóvenes voces más importantes de la literatura austral, sabía bien que el mayor reto sería a finales del mes de noviembre, cuando presentara este mismo libro en Colombia. “En Chile había curiosidad, porque Andrés Caicedo no es conocido dentro del público en general, pero el venir a Colombia y presentarlo en la tierra de Andrés era el reto mayor, donde

es mucho más conocido y bien estudiado”, comentó Alberto Fuguet en su visita al país. Lo primero que impacta de “Mi cuerpo es una celda”, es que está firmado como una autobiografía, con el sello de Andrés Caicedo, mientras que en la parte inferior aparece el nombre de Alberto Fuguet en las labores de dirección y montaje. “No se me ocurrió otra forma de hacer entender mi papel en el proceso de este libro. Soy un montajista de un montón de material encontrado, al igual que un director-guionista que busca respetar la visión del verdadero autor”, comentó el es-critor austral.

El mayor reto de Fuguet era llevar a cabo este pro-yecto sin poder hablar con Andrés Caicedo, quien

en 1977, tras escribir una carta de despedida a su madre, decidió quitarse la vida a la edad

de 25 años y tras haber recibido el primer ejemplar de su máxima obra literaria “¡Qué viva la música!”. “Ahí entró a jugar un papel importante mi faceta como director y era poder darle un

tono a todo el material recopilado, además de convencer a mucha gente para que me

diera acceso a sus propios documentos”, dice Fuguet.

Y agrega: “La voz de Caicedo está presente en cada una de las cartas y escritos de él que pude conocer, yo sólo realicé el montaje de una autobiografía que él escribió y yo sólo participé en su montaje. En ninguna parte del dicciona-rio dice que una autobiografía tenga que escribirse en vida”.

Pasión por escribir El escritor chileno admite que se convirtió en algo perso-nal, ligado a su propio universo. “Ahí entendí que no debía hacer una simple biografía, tampoco me interesaba hacerla. Sentí que lo mejor era algo con una buena dosis cinemato-gráfica, no sólo porque Caicedo fuera un reconocido cinéfilo, sino porque había algo fuertemente visual en la vida de An-drés, una forma distinta de comunicarse con el mundo”. Por eso decidió basar la escritura de este libro en el do-cumental “About a son”, sobre la vida de Kurt Cobain, el mítico líder de “Nirvana”. Más allá de los lazos obvios entre Caicedo y el emble-mático músico, con el suicidio a temprana edad, el afán por dejarlo todo escrito, el deseo por escapar de un pueblo chico y la búsqueda por transformarse en figura de culto, lo que le

interesó de este documental a Fuguet, fue el hecho de care-cer del típico material para un documental. “La idea del documental era dejar hablar al músico, co-nociendo sus lugares predilectos, sus fascinaciones y sus miedos, para pasar a ser el conductor del relato de su vida. Así intenté hacerlo con Caicedo”, asegura el director del li-bro. Fuguet afirma, sin problema alguno, que “este es el libro que Andrés siempre quiso escribir”, por eso intenta que fun-cione a manera de novela, sin muchas notas anexas, como una confesión sin tropiezos. Pero aclara que al ser una autobiografía, no hay campo para que el director de la misma llegue a clasificar o analizar la obra de Caicedo, aunque ya en la voz de Fuguet, “de An-drés siempre me atrajo su obra más personal”. “Caicedo no tenía miedo a usarse como su material prin-cipal y que su material principal y que su no ficción es tan impactante, o más, que sus escritos de ficción”. Por último, el escritor chileno asegura que fue tanto el apego a este personaje que se convirtió en una especie de amigo imaginario, “él mismo que tanto esperé durante toda mi vida, un escritor-cinéfilo como yo, para hablar el mismo idioma. Me cuesta creer que sólo hasta hace poco conocí a Andrés. Fue en el 2000, luego de más de 20 años de muer-to”, finalizó Fuguet.

Todo de Fuguet Alberto Fuguet nació en Santiago de Chile y pasó su in-fancia en California, donde se enamoró de manera irreme-diable del cine. De ahí que sus obras literarias cuenten con grandes dosis de elementos y formas cinematográficas. Es uno de los autores latinoamericanos más destacados de su generación, una de las principales voces de la nueva literatura chilena, además de ser líder de McOndo, el movi-miento literario que proclama el fin del realismo mágico. Entre sus obras se destaca “Sobredosis” (1990), “Mala onda” (1991), “Cuentos con Walkman” (1993), “Por Favor Rebobinar” (1998), “Las películas de mi vida” (2003) y “Apuntes Autistas” (2007). Pero su mayor reconocimiento lo ha logrado a través de su novela “Tinta Roja”, publicada por Alfaguara en 1996, la cual fue llevada al cine años más tarde en una producción peruana.

Alberto Fuguet en el mundo de Andrés Caicedo

“Este es el libro queAndrés siempre quiso escribir”Por Sergio Villamizar *

Bogotá, Colprensa

ASegún Alberto Fuguet, su libro sobre Andrés Caicedo es una autobiografía, porque está completa-mente basada en sus escritos.

Fascinado con la figura de

Andrés Caicedo, Fuguet se dedi-có a conocerlo a través de sus escritos. Para el escritor chileno, Caicedo tiene

mucho por decir tras 31 años de su fallecimiento.

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na joven soñó una noche que caminaba por un ex-traño sendero campesino, que ascendía por una colina boscosa cuya cima estaba coronada por una hermosa casita blanca, rodeada de un jardín. Incapaz

de ocultar su placer, llamó a la puerta de la casa, que final-mente fue abierta por un hombre muy, muy anciano, con una larga barba blanca. En el momento en que ella empe-zaba a hablarle, despertó. Todos los detalles de este sueño permanecieron tan grabados en su memoria, que por es-pacio de varios días no pudo pensar en otra cosa. Después volvió a tener el mismo sueño en tres noches sucesivas. Y siempre despertaba en el instante en que iba a empezar su

conversación con el anciano. Pocas semanas más tarde la joven se dirigía en automóvil a Litchfield, donde se realizaba una fiesta de fin de semana. De pronto tironeó la manga del conductor y le pidió que detu-viera el automóvil. Allí, a la de-recha del camino pavimentado, estaba el sendero campesino de su sueño. -Espéreme un momento -suplicó, y echó a andar por el sendero, con el corazón latiéndole alocadamente. Ya no se sintió sorprendida cuando el caminito subió enroscándose hasta la cima de la boscosa colina y la dejó ante la casa

cuyos menores detalles recordaba ahora con tanta precisión. El mis-mo anciano del sueño respondió a su impa-ciente llamado. -Dígame -dijo ella-, ¿se vende esta casa? -Sí -respondió el hombre-, pero no le aconsejo que la compre. ¡Esta casa, hija mía, está frecuentada por un fan-tasma!

-Un fantasma -repitió la muchacha-. Santo Dios, ¿Y quién es? -Usted- dijo el anciano y cerró suavemente la puerta.

*Tiene todas las nacionalidades

uchos relatos de ciencia ficción nos prefiguran una sociedad en la que las corporaciones dominan todos los ámbitos de la vida cotidiana, resul-

tando el individuo sometido a la arbitrariedad de las decisiones del estaf ejecutivo, que se asume como el grupo ilustrado, e instrumen-tado de la más desarrollada tecnología para hacer cumplir sus decisiones. Este mundo es el que vimos planteado por Orwell en su novela 1984, o el que vemos en Metrópolis, la novela de Thea von Arbou, y en la película homónima de Fritz Lang. Es también el objeto de la película THX 1138 de George Lukacs. Representaciones que proponen la defensa del individuo sobre la masa, indicando esta pérdida de la libertad e iniciativa individual como una pérdida de la libertad. Esta sociedad masificada trabaja con otra representación que se le relaciona ne-cesariamente. Las formas de la diversión se canalizan a partir de juegos y hobbies que reconducen la violencia de los grupos huma-nos en la sociedad a un efecto limitado. El circo romano con sus modernos gladiadores renace combinando el deporte en sus ma-nifestaciones más rudas: el rubby o futbol americano, el jockey y el motocross. Jonathan, el nuevo héroe , es reconveni-do por las corporaciones que controlan todo el espectro de la vida social, porque está so-cavando el principio que le da sentido al po-der totalitario que ellas ejercen sobre el con-junto de la sociedad. La fuerza, la iniciativa

del individuo puede socavar el poder omní-modo que se da gracias a la masificación de los sujetos. Importa el equipo no la persona. Por tal motivo se pide a Jonathan que se re-tire antes de que propale el mal ejemplo de la fuerza y posible rebeldía del individuo. La corporación le ha quitado a su espo-sa para darla a otro alto ejecutivo; el pide a cambio que se la devuelvan para aceptar retirarse. Pero su intriga, de las razones por las cuales le quieren retirar, se va acumulan-do con situaciones que aparentemente nada tienen que ver con la arbitrariedad que las corporaciones exhiben. Un compañero de equipo resulta descerebrado por la acción violenta del juego; su esposa parece más un instrumento de las corporaciones, pues sus intereses coinciden con el deseo de que se retire del juego y se dedique a la vida hogare-ña; cierta conciencia de la futileza del tipo de diversiones que se implementan para man-tener a las masas en sus límites de borregis-mo, tales como la de quemar arboles para no aburrirse, o las fiestas de protocolo con todo su glamour y vacuidad. El sinsentido de una violencia en función del divertimento masivo, que instrumentaliza a los jugadores como unos títeres para divertir a la gente. Todos estos factores le van llevando al con-vencimiento de que es necesario ir contra la corriente y rebelarse contra la petición de retiro. Esta oposición individuo masa no deja de ser un tanto esquemática, por lo maniquea y por suponer que el individuo siempre está

en la posición de rebelarse. Es posible que la significación se invierta. Precisamente las rebeliones sociales llamadas revoluciones, obedecen a un impulso de insubordinación masiva, para configurar fuer-zas sociales, que los indivi-duos pueden solo catalizar o proyectar ideológicamente. Pero la fuerza que mueve los procesos a nivel social lejos está de ser propulsada solo por la fuerza de un héroe o un individuo. El hombre re-belde no solo es un individuo, es también un sujeto social que encarna en colectivida-des activas y conscientes de sus intereses. Y si se trata de rebelarse contra el poder omnímodo de las corporaciones, pues con mucha mayor razón, se necesita de fuerzas de conjunto y masivas que logren desestructurar el poder establecido por el estaf de los burócratas. Entre otras cosas, las corporaciones también se prefiguran con cuerpos directivos que re-basan incluso la capacidad de un dictador o de un burócrata como el gran hermano de Orwell. Jewison introduce otra discusión en una secuencia donde vemos dialogando a Jonathan con su esposa. Ella le afirma que la libertad depende de las comodidades y el lujo que el sujeto pueda tener. Su esposo le

indica que el problema radica en las des-igualdades. Ella como mujer práctica solo ve su dimensión de consumo, muy parecida a la encontrada en un documento domésti-co, donde una ciudadana exhibe sus ambi-ciones: “quiero ser feliz con mucha salud y prosperidad, ser muy feliz teniendo muchos dólares, mi convertible , la casa quinta más divina de todas”. Jonathan insiste que esta apreciación deja por fuera la desigualdad como factor estructural que impide la felici-dad de millones. Aquí la óptica individual y miope de la esposa impide ver la compleji-dad y la dimensión del asunto.

* Cinemateca del Tolima

EL CUENTO>

Anónimo *

U

La casa encantada

Rollerball (1975)Por Luis Rozo *

M

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DIRECTOR: Antonio Melo Salazar JEFE DE REDACCIÓN: Martha Myriam Páez Morales PERIODISTAS:Liliana Sánchez Leiva COORDINADOR: Benhur Sánchez Suárez, Redacción cultural EL NUEVO DÍA, DIRECTOR GRÁ-FICO: Ernesto Lombana, ASISTENTE: Aura María Sanabria Mape. FOTOGRAFÍA: Obras de la artista colombiana Graciela Romero, Jorge Cuellar. Carrera 6 No. 12-09 Tels. 2770050 - 2610966 Ibagué - Tolima - Colombia Apartado Aéreo 5476908-K www.elnuevodia.com.coTodos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8.

8 FACETAS>

Para las dos Nubia

Evocaciones de la luz es la primera publicación de Her-nando Reinoso, como parte de un trabajo en evolución cons-tante. En los 47 textos que componen el libro, se asoma un poeta con voz propia. La poesía, al crear un mundo posible, da paso también a un lector posible. Por esa vía me arriesgo a percibir el ejercicio literario de Reinoso. ¿Qué me asom-bra de su poesía? Desde el primero, hasta el último poema, el hombre no está presente. Ni el hombre ni Dios se hacen antológicamente necesarios para que el mundo creado por Evocaciones de la luz exista. Sin embargo, lo sagrado y la heroicamente humanizado por la naturaleza tienen lugar en su poesía. Y este planteamiento se encuentra a plenitud desarrollado poéticamente en el libro. Así, la función de la conciencia poética consiste en percibir la naturaleza en su origen, lo cual se da a través de colores, formas, olores, sabores. Los sentidos ya tienen la forma de lo divino, intuyen a la manera simbolista, “su templo sagrado”. Los poemas de Reinoso nos sumergen en la idea de un origen que no tiene fin en el espíritu del mundo. La naturaleza por sí mis-ma obra, despliega sus actos primarios a partir de la lucha entre sus contrarios que protagonizan una épica del origen, donde el orden que percibimos es emanación del caos, su parto doloroso. Lo que cada poema proyecta en su aparente desorden es la fuerza ciega creadora en la palabra. Veamos

estos ejemplos: Cuchillos de fuego rebanan la oscuridad (X) / Navegó en los espejos una filosa daga lanzada por el azar (XI) / Y brota una espada de un río delirante (XVI) / Y la extraña claridad de un girasol nocturno / Conduce a un sendero de pájaros ahorcados (XXXI) / La noche acuchillada por colibríes noctámbulos (XXXII) / La aurora es un gitano sembrando rosas en la sensualidad (XXXIX) Más que imágenes con carnalidad propia, más que un continuo de percepciones fragmentadas, aparece el verbo con-figurando el mundo interior de las relaciones violentas de los elementos de la naturaleza. De ese drama emana el tiempo: el tiempo es una sucesión de relámpagos (XIX); la música: La música es una sucesión de lunas (XXVIII); la fábula: La dulce durmiente de la noche aquieta los relámpagos del río (XXVII); los íconos sagrados de la luz: Un tropel de vírgenes embrujadas siembra semillas luminosos (XXII); y el mito: El periplo de la doncella a través de los espejos desdoblados (XIX). La escritura de Hernando Reinoso es el reflejo de una na-turaleza mítica, encantada, pero también en constante lucha consigo misma, brutal, forma primigenia de la creación. No es el poeta servil de la naturaleza que reza a su templo abarrocado, sino que sustrae sus esencias. Reinoso es el poeta que, como dice Schelling, sabe “bajar a los negros talleres de la naturale-za”. El poema que sigue es ejemplo del principio lumínico de que están hechos sus poemas, con sus metáforas del origen, del tiempo y de la historia, en sus contrastes puros y fuertes que dan la idea de un lienzo donde palpita una naturaleza alucinada: (XXXII) Se desprende el silencio estrangulando esta ansie-dad de violines / que doblegan el jardín / La noche acuchillada por colibríes noctámbulos / Es como una brasa que quema sus entrañas en el río / Y un inesperado batir de rosas blancas de-rrama visiones / De paraísos presentidos. Hernando Reinoso es oriundo de Chaparral, donde ejerce la docencia. Es cofundador del taller de escritores Allanahuanga y de la revista del mismo nombre.

La entrevista NELSON ROMERO GUZMAN: La naturaleza, o mejor el paisaje, se aprecian en su poesía como detonantes de imágenes. De ser cierta esta afirmación, ¿qué lo lleva a plantear esta preocupación? HERNANDO REINOSO: Antes de llegar a mi primer libro publicado, hubo un largo trabajo de escritura, que segura-mente sin tener la calidad necesaria para ser mostrado, fue importante porque me ayudó a decantar mi sensibilidad. Pero en esta etapa de búsqueda, sinceramente nunca pensé que llegaría a la naturaleza como referente de mi poesía. Sin embargo, las imágenes, las metáforas fueron inconscientes. Deseaba expresar lo que intuía como parte de la belleza del mundo; y tenía la ambición, pero no la seguridad, de en-contrar un lenguaje en que me sintiera expresado. Surgie-ron las imágenes que después de la corrección, se hicieron “conscientes”. Ahora, siento la necesidad de expresarme así

porque percibo la luz, los colores, los pájaros, como reali-dades cambiantes y pienso que es a través de esas formas que puedo acercarme a esa realidad. Entonces continúa la lucha para hacer que ese lenguaje no se convierta en una fórmula, sino que evolucionando conserve la frescura y la multiplicidad necesarias, para que en cada lectura sugiera significados atrayentes. NRG: En “Evocaciones de la Luz” hay visiones, alerta de los sentidos. ¿Cómo percibe la realidad poéticamen-te? HR: Poéticamente percibo la realidad llena de colores, de matices, de sonidos, de armonías, incluso entre objetos aparentemente distintos. El movimiento de una hoja puede hacerme sentir que es el despertar de una nota musical, que continúa en el rumor del agua y en el canto y el aletazo de un pájaro. Observo la realidad con un asombro que es superior a las tristes palabras en que trato de comunicarme. NRG: ¿Cómo es su proceso de creación y escritura? HR: Los enredos de la vida cotidiana a veces atentan contra la disciplina necesaria, distraen de la concentración indispensable para escribir. No obstante, trato siempre de no perder la constancia de la lectura, quizá me hace falta seleccionarla mejor, quisiera poder leer más poesía, pero los autores que deseo explorar no son fáciles de encontrar en el mercado editorial. Hay veces que paso largas tempora-das sin escribir, otras en que trato de apartarme un poco del mundo y pensar en el libro que me he propuesto. Después de varios días o semanas intentando dejarme tocar por la sugestión, arranco y escribo con cierta regularidad. No corri-jo inmediatamente, sino después de algunos meses. Es una labor que en ocasiones se me hace más difícil que la propia escritura inicial. NRG: ¿Qué significa para usted ser poeta? HR: Significa no creer en verdades establecidas, dudar siempre del poder. Ser testimonio de una visión de la exis-tencia, sin importar el destino que con el tiempo corra mi trabajo literario. Persistir en el asombro y la belleza mirando la realidad también con estupor. NRG: ¿Tiene preferencia por algunos autores? HR: En mi vida como lector he pasado por diversas eta-pas y autores, pero siempre regreso con alegría a Quevedo, no sólo al de la poesía amorosa, sino también al de la poesía satírica, a Luis de Góngora, a Pablo Neruda que evoluciona sin perder expresividad, a algunos poetas de la Generación del 27 español, a Octavio Paz, a Vinicius De Moraes, y a colombianos como Aurelio Arturo, Fernando Charry Lara, Giovanni Guessep, entre otros. NRG: ¿Encuentra vacíos en su escritura, o cree que ha creado con su libro un mundo prácticamente perfecto? HR: Aspiro a la perfección y la armonía en mi trabajo poético, pero no sé definirlos y sé que es una meta muy difícil de lograr; quizás nunca la alcance, pero persistiré en el intento. Tal vez, uno de los vacíos de mi libro se manifieste en que el lenguaje al ser tan intenso, se constriñe.

*Poeta y ensayista colombiano

Evocaciones de la luz: naturaleza alucinada

Por Nelson Romero Guzmán *