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LAS 10 ESTRATEGIAS DE LAS FARCEN LA HABANA
PRESENTACION
A travs de sus comunicados, documentos y entrevistas a medios nacionales e
internacionales en los meses recientes, las FARC han ido develando cul es suvisin y perspectiva de los dilogos de paz en La Habana, y cul es su estrategia
de negociacin. Es importante analizar con detenimiento estos aspectos para
avizorar cul podra ser el futuro de esas conversaciones y tener unas
expectativas realistas sobre sus posibles resultados.
A continuacin analizamos los principales componentes de esa estrategia de las
FARC que tiene como principal objetivo aprovechar al mximo el nuevo momento
poltico que se abri en el pas cuando el Gobierno Nacional convoc a la guerrilla
para iniciar unos nuevos dilogos de paz. Este aprovechamiento busca, de una
parte, hacerle pagar al Estado y a la sociedad un alto costo a cambio de unaeventual e indeterminada dejacin de las armas, costo que incluye el trmite y
acuerdo sobre una ambiciosa y radical agenda de negociacin en la que estn
incluidos prcticamente todos los temas nacionales. Pero tambin, de otra parte,
al igual que en el pasado, ese aprovechamiento busca obtener el mximo de
rditos polticos que les abran a las FARC nuevas posibilidades de fortalecimiento
militar para continuar su lucha armada contra el Estado y la sociedad, en el caso
de que no llegue a firmarse un acuerdo de paz con el Gobierno Nacional.
En estas circunstancias hay que tener claras cules son las verdaderas
intenciones de las FARC en estos dilogos, para evitar pagar costos innecesarios
en trminos de seguridad nacional y de gobernabilidad. Conocer el juego de las
FARC permite anticipar, develar y neutralizar sus maniobras tanto en la mesa de
conversaciones, como de cara al pblico nacional e internacional que est
interesado en la suerte de las conversaciones de paz.
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El pas y sus autoridades deben conocer y sopesar bien las estrategias y los
propsitos de las FARC en los dilogos de paz que se desarrollan en La Habana.All se est jugando buen parte de su futuro. Ese conocimiento y esa ponderacin
le permitiran al Estado tener la capacidad de anticipacin y de reaccin
necesarias para no dejarse sorprender ni coger ventaja en unas conversaciones
que son, obviamente, un complejo pulso poltico y militar con una contraparte
fraguada ya previamente en muchos escenarios similares. Con la ventaja de que
la guerrilla s parece haber asimilado y acumulado esa experiencia, mientras el
Estado parece improvisar cada vez que se ve frente a parecidas circunstancias.
Por su parte, a la sociedad civil le facilitara tener una actitud menos emotiva y
ms racional frente a los dilogos de paz. Tambin le permitira evitar el exceso deexpectativas infundadas, la manipulacin emocional e interesada de la guerrilla, y
contar con ms elementos de juicio es imprescindible para ponderar las
dificultades de las negociaciones de paz, al tiempo que exigirles transparencia y
rigor a las autoridades que adelantan esos dilogos en su nombre.
Analizando cada una de las diez estrategias de las FARC en las conversaciones
de La Habana, las siguientes pginas quieren contribuir a los anteriores
propsitos.
1. BUSQUEDA DE LEGITIMIDAD
Aunque, obviamente, no lo reconozcan, las FARC son conscientes de que su
representatividad social y su legitimidad poltica son absolutamente marginales en
el pas. Por esta razn, la guerrilla trata de llenar este vaco utilizando los dilogos
de paz como un instrumento que le puede permitir hacerse a la vocera de
sectores de la poblacin que siempre han rechazado sus mtodos terroristas, o
sobre los cules su influencia es mnima o inexistente.
En este propsito, las FARC han condicionado el avance de las conversaciones
de paz a la participacin amplia de esos sectores populares, reivindicando la
bandera de una democracia directa que por medio de los dilogos conduzca a
identificar , consensuar y ejecutar las reformas radicales que, segn la guerrilla,
son la condicin para la superacin del conflicto. En efecto, para las FARC es
fundamental escuchar la voz del pueblo. Para nosotros el pueblo es el
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constituyente primario, es decir, si se quiere realmente construir una sociedad
nueva donde haya participacin poltica, econmica y social de todos los sectoresdel pas, es absolutamente lgico e indispensable que todos participen 1. En otras
palabras, para las FARC la legitimidad de los dilogos no la garantiza el hecho de
que ellos hayan sido convocados por un gobierno legtimo en representacin del
pueblo, sino por la participacin popular directa auspiciada por la guerrilla. Ms
an, es la legitimidad misma del Gobierno la que se pone en juego en funcin de
que se facilite o no la participacin popular y se ejecuten o no las propuestas de
reformas producto de esa participacin popular. As, afirman las FARC que El
Estado colombiano reclama y dice ser un representante democrticamente
elegido por los ciudadanos. Como tal, pensamos que est en la obligacin de no
solo escuchar, sino tambin implementar las propuestas que ellos hagan2
.
Por lo pronto, para las FARC esta participacin popular indispensable y
legitimadora tiene como escenario privilegiado los foros temticos convocados
conjuntamente por el Gobierno y la guerrilla. Para las FARC, ah est reflejada la
voluntad de la gran mayora de los colombianos y como tal tiene que ser tomada
en cuenta3
. O sea, es en los foros regionales y temticos donde se expresa la
voluntad popular, y no en las instituciones democrticas legtimamente
conformadas por medio de elecciones libres y directas.
Dichos foros, sobra decirlo, son reuniones cuya asistencia est constituida
mayoritariamente por personas que simpatizan ideolgicamente con la guerrilla, y
por voceros de organizaciones fuertemente manipuladas por las FARC en sus
zona de influencia territorial. Por esta razn no es de extraar la gran empata y
coincidencia entre las propuestas y conclusiones de esos foros, y los
planteamientos y las propuestas programticas de la guerrilla. Mediante la
manipulacin de estos foros, la guerrilla hace aparecer sus propios planteamientos
como si fueran originados por los sectores populares. Segn lo ha sealado J ess
Santrich, vocero de las FARC en La Habana, estos foros fueron un compromiso
1La delegacin de paz de las FARC analiza el debate sobre Poltica de Desarrollo Agrario Integral. Sntesis
propuestas sociedad civil sobre primer punto de la agenda. Agenda de Noticias Nueva Colombia (ANNCOL)2
Ibdem.3
Ibdem.
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que se defini durante los dilogos exploratorios. Estaba hecho el acuerdo y luego
lo que vino fue pactar a quien encargaramos de su organizacin y realizacin4
.
Por esta va, las FARC pretenden restarle y desconocerle legitimidad al Estado
colombiano. En consecuencia, la bsqueda de la paz en la que se empea el
Gobierno como una forma de robustecer la legitimidad democrtica de las
instituciones, corre el riesgo de terminar siendo un proceso deslegitimador de la
misma por efecto de la estrategia de la guerrilla. De esta manera la guerrilla trata
de resolver una situacin aparentemente paradjica: ella enfrenta por la va
armada al Estado colombiano porque no le reconoce ninguna legitimidad , pero al
aceptar realizar dilogos de paz con l de hecho y a regaadientes le est
reconociendo esa representatividad que en principio le niega ; no obstante, en elcurso de las conversaciones de paz, la guerrilla de hecho le niega al Estado
legitimidad al exigir que se apele a lo que ella llama el constituyente primario
como una contraparte decisiva para avanzar en cualquier acuerdo de paz.
Aunque solo participaron alrededor de unas mil personas, luego de la realizacin
del primer foro sobre el tema agrario la guerrilla estim que las organizaciones y
personas que all estuvieron pueden representar un universo de unos cinco
millones de personas5. Esto la llev a exigirle al Gobierno un compromiso ms
firme con esta participacin popular y a denunciar que pretenda restringirla
haciendo una interpretacin absurda que manda la posibilidad de que el pueblo
decida difiriendo su entrada plena para algo que De la Calle ha dado en llamar la
tercera etapa del proceso. En ninguna parte del acuerdo se habla de etapas, este
se desarroll integralmente como un solo cuerpo de texto que puede tener
momentos, perodos de intercambios y recesos, etc, pero no esas tales etapas
que le dan tono perentorio a las interpretaciones sesgadas y falaces de la
contraparte. () Por ningn lado se est expresando que esa participacin est
diferida por las partes a un momento de culminacin del proceso. () Las FARC
siempre han dicho que el pueblo como constituyente primario, como soberano, es
el protagonista del proceso, su constructor y refrendador natural6
.
4Entrevista a Jess Santrich comandante de las FARC-EP y miembro de la Delegacin de Paz, Agencia de
Noticias Nueva Colombia ( ANNCOL), 20/01/2013.5
Ibdem.6
Ibdem.
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Al aceptar lo que la guerrilla llama participacin popular en los dilogos de paz, el
Estado puede estar cayendo en una trampa. Si acepta las propuestas que de esaparticipacin se derivan, entonces estara haciendo a un lado los mecanismos
institucionales ya constituidos, hacindole eco a la guerrilla sobre la supuesta falta
de representatividad de las instituciones democrticas; pero si no acepta esas
propuestas entonces estara perdiendo seriedad su posicin en la mesa de
conversaciones al establecer un mecanismo de participacin cuyas conclusiones
no van a ser tenidas en cuenta, con lo que le da a la guerrilla argumentos para
denunciar al mundo una supuesta falta de voluntad del gobierno para llegar a un
acuerdo de paz. As lo estn anticipando al referirse a las conclusiones del foro
agrario y sealar que nos preguntamos si nuevamente se van a escamotear las
opiniones y los anhelos de la gente del comn y si entonces la apertura al debatesobre el asunto de la Mesa de Dilogos es el amargo captulo de otra farsa ms. 7
Es decir, se anticipan a dejar establecido que si no se aceptan sus propuestas,
presentadas como si tuvieran origen en los sectores populares cuya vocera se
adjudican, entonces los dilogos no seran sino otra farsa ms.
Finalmente, es preocupante que en caso de no llegarse a un acuerdo de paz, la
guerrilla salga fortalecida del proceso al aprovechar los dilogos para obtener
rditos polticos mediante la convocatoria y la movilizacin de sectores de la
poblacin de sus zonas de influencia y de otras zonas del pas. Los dilogos de
paz se habran convertido entonces en una tribuna privilegiada para que la
guerrilla salga del ostracismo poltico nacional e internacional, y, como es su
estrategia inveterada, utilice estas circunstancias para transformar estos nuevos
apoyos polticos en un incremento de su capacidad de accin violenta y terrorista.
Las consecuencias seran nefastas para el pas.
2. AMPLIAR LA AGENDA AL MAXIMO
Luego de su debilitamiento militar y de su reduccin al ostracismo poltico por obra
y gracia de la poltica de seguridad democrtica, las FARC vieron en la invitacindel Gobierno de Santos a iniciar conversaciones de paz una magnfica
oportunidad para recuperar el terreno perdido tanto en lo poltico, como en lo
militar.
7Comunicado. Reflexiones VIII. Delegacin de Paz de las FAR-EP, 15 de enero de 2013.
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Por esta razn accedieron a que la agenda de conversaciones aparentemente
fuera reducida a cinco puntos muy especficos y limitados: el tema agrario, laparticipacin poltica, el fin del conflicto, las drogas ilcitas y las vctimas. Con la
aceptacin de esta agenda muchos pensaron que por fin la guerrilla haban
entrado al terreno del pragmatismo poltico y que esto era una seal inequvoca de
que ella se senta lo suficientemente dbil para renunciar a sus planteamientos
revolucionarios y sus exigencias de reformas radicales en todos los aspectos del
acontecer nacional, como condicin para llegar a un acuerdo de paz negociado.
Sin embargo, los clculos de las FARC eran distintos. Aceptaron esa agenda
aparentemente recortada con el fin de iniciar muy pronto los dilogos de paz que
les daran de entrada un estatus poltico que haban perdido, as comoreconocimiento como contraparte del Estado, adems de visibilidad y
protagonismo meditico nacional e internacional. Todo esto sin que les costara
ninguna contraprestacin de su parte. Pero en el acuerdo de los cinco puntos
firmado con el Gobierno, la guerrilla fue suficientemente previsiva como para
introducir unos principios generales que luego les serviran de base argumental
para exigir la ampliacin de la agenda en forma prcticamente ilimitada.
En efecto , en la parte introductoria, las dos partes firmantes del documento
Acuerdo General para la Terminacin del Conflicto y la Construccin de una Paz
Estable y Duradera, reconocen que :
La construccin de la paz es un asunto de la sociedad en su conjunto que
requiere de la participacin de todos, sin distincin;
El respeto de los derechos humanos en todos los confines del territorio nacional es
un fin del Estado que debe promoverse;
El desarrollo econmico con justicia social y en armona con el medio ambiente, es
garanta de paz y progreso;
El desarrollo social con equidad y bienestar, incluyendo las grandes mayoras,
permite crecer como pas;
Una Colombia en paz jugar un papel activo y soberano en la paz y el desarrolloregional y mundial;
Es importante ampliar la democracia como condicin para lograr bases slidas de
la paz;8
8Acuerdo General para la Terminacin del Conflicto y la Construccin de una Paz estable y Duradera.
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De hecho, ya en su primer pronunciamiento formal sobre el inicio de las
conversaciones de paz, las FARC sealan que incluir estos principios fue unlogro importante en las discusiones del encuentro exploratorio9. Para la guerrilla
la introduccin de esos axiomas en el Acuerdo General, constituye el marco
terico de principios que deber ser materializado en los acuerdos finales sobre la
agenda pactada. Seis meses batallando por estas verdades, nos permiti por fin
conseguir del gobierno nacional su inclusin 10. Y una vez incluidos, vino su
aprovechamiento poltico. A partir de ah para llegar a un acuerdo de paz no basta
llegar a un consenso sobre los cinco puntos de la agenda acordada, sino que para
las FARC la paz slo podr nacer de hondas transformaciones en la vida
nacional11. Refirindose al carcter integral e indivisible del documento firmado,
uno de los voceros del as FARC en La Habana, J ess Santrich, en entrevista conel peridico digital Confidencial Colombia, afirmaba que si se quiere seriedad en
el proceso, el gobierno tiene que comenzar por no descabezar el acuerdo
restndole su encabezamiento de fundamentos12
.
No obstante, para efectos de la discusin de los temas en la mesa de dilogo, las
FARC optan por presentar sus propuestas que hacen coincidir con los supuestos
anhelos populares expresados en los foros manejados por la misma guerrilla-,
como si fueran un conjunto de iniciativas (que) son mnimos para buscar puntos
de aproximacin con el gobierno 13
9La Mesa de Conversaciones,un triunfo del clamor nacional por la paz y la solucin poltica. Comunicado del
Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC_EP, fechado el 5 de septiembre de 2012, ledo por
Timochenko en video.
. Al subrayar que son exigencias mnimas,
quieren dejar por sentado que el margen de negociacin es prcticamente
inexistente, an cuando, como veremos, el contenido de esas propuestas sea
radical e inaceptable para un estado de derecho moderno con una economa
abierta de mercado. Esa es su estrategia, presentar como si fueran mnimos unas
exigencias que en su alcance son maximalistas. O sea, en realidad es un
maximalismo sin margen de negociacin, o la imposicin de la revolucin por
contrato. De esta manera un rechazo del gobierno a sus demandas puede ser
aprovechado por la guerrilla para sealarlo de inflexible y de no querer avanzar en
10Ibdem.
11Balance del cese el fuego unilateral de 60 das como gesto de paz Las FARC_EP hemos cumplido.
Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP , 20 de enero de 201312
Entrevista a Jess Santrich comandante de las FARC-EP y miembro de la Delegacin de Paz, Agencia de
Noticias Nueva Colombia ( ANNCOL), 20/01/2013, opus cit.13
Comunicado de la Delegacin de Paz de las FARC-EP, 19 de enero de 2013.
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la bsqueda de la paz, adjudicndole por anticipado la responsabilidad ante la
eventualidad de un fracaso en los dilogos de paz.
En consecuencia con lo anterior, para las FARC los cinco puntos de la agenda son
solamente los referentes que sirven para introducir en la mesa de conversaciones
otros temas que no estn explcitamente incluidos en la agenda. Con el argumento
de que todos los temas estn estructuralmente interrelacionados y de que se
necesitan reformas radicales en lo poltico, lo econmico y lo social, buscan
multiplicar ad infinitum la cantidad de asuntos que se deberan tratar en los
dilogos, como condicin para llegar a un acuerdo de paz. Esto, obviamente,
tendra la consecuencia de que las conversaciones se deberan dilatar sin lmites
en el tiempo, factor ste que examinaremos ms adelante.
En efecto, a propsito de la discusin del primer punto, Poltica de Desarrollo
Agrario Integral, las FARC se apresuraron a aadirle los adjetivos socioambiental,
democrtica y participativa, con enfoque territorial, lo que les permite proponer la
superacin de las condiciones polticas, econmicas, sociales y culturales que
generan el ejercicio estructural de la violencia por parte del Estado y sus fuerzas
paramilitares en las zonas rurales, y provocan el alzamiento armado guerrillero
para enfrentar esas condiciones 14, para lo cual es necesaria la transformacin
de las relaciones rurales, que contribuya a la democratizacin real del poder
territorial, de la sociedad, del Estado y del modelo econmico en su conjunto, as
como el buen vivir de la poblacin15
. A partir de estos enunciados todo es
posible, no obstante se toman el trabajo de aterrizar esas enormes generalidades
en puntos especficos de muy diverso carcter, tales como:
a. Denuncia o revisin de tratados y acuerdos y de todo tipo de regulaciones de
libre comercio, inversin o propiedad intelectual que afecten la soberana
alimentaria y las condiciones de nutricin y alimentacin de la poblacin16
14
Comunicado: FARC-EP Primera Propuesta al Pas. 15 de enero de 2013
.
Obviamente las FARC reservarn el derecho de definir lo que es soberana
alimentaria, as como las condiciones apropiadas de nutricin y alimentacin de lapoblacin. Pero, de entrada, quedarn en suspenso todos los Tratados de Libre
Comercio firmados por Colombia con once pases, as como decenas de acuerdos
15Ibdem.
16Ibdem.
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multilaterales relacionados con los temas agrarios, comerciales, de inversin y de
propiedad intelectual.
b.Reconocimiento y definicin de los territorios y territorialidades campesinas
(que) deben tener los mismos alcances de las otras formas de territorios
colectivos (y) respeto real y efectivo por la autonoma y la organizacin poltica,
econmica, social y cultural, en el establecimiento de jurisdicciones campesinas
propias, y en la responsabilidad del Estado para su proteccin y financiamiento17
.
Esto implicara un reordenamiento del territorio y una enorme fragmentacin de la
soberana del Estado sobre el mismo, cuyos propsitos de usufructo estratgico
por parte de una guerrilla no desmovilizada ni desarmada podran ser muy
preocupantes para la seguridad nacional.
Si tenemos en cuenta que en suma esos territorios colectivos estn conformados
por cerca de 30 millones de hectreas de los resguardos indgenas, alrededor de
4 millones de hectreas de territorios de afrodescendientes, 9 millones de
hectreas que piden las FARC para las zonas campesinas 18, ms 7 millones de
hectreas de zonas de produccin campesina de alimentos 19
, entonces tenemos
que alrededor de 50 millones de hectreas, o sea cerca del 40 por ciento del
territorio nacional, sera objeto de un reordenamiento que le otorgara autonoma
poltica y administrativa con respecto del poder central del Estado, producindose
de esta manera la desintegracin del territorio y la fragmentacin del Estado.
Hacia estas zonas se replegaran las FARC para imponer all su poder armado
luego de la eventual firma de un acuerdo de paz, que, como veremos ms
adelante, para las FARC no implica la dejacin inmediata de las armas, sino su
conservacin en firma ilimitada, hasta el cumplimiento pleno y cabal de todos y
cada uno de los acuerdo firmados en la mesa de dilogos. En esas zonas casi la
mitad del territorio nacional-, se establecera una especial de poder dual, donde el
Estado compartira el monopolio de las armas con la guerrilla durante un tiempo
indeterminado.
c. Desmilitarizacin del Estado y de la sociedad20
17
Ibdem.
. Para las FARC esto significa
reducir el tamao de las Fuerzas Militares, disminuir el presupuesto militar y
18Comunicado. Ocho Propuesta Mnimas. Delegacin de las FARC EP. 6 de febrero de 2013.
19Ibdem.
20Comunicado. Delegacin de Paz FARC-EP, 19 de enero de 2013. Tercera Propuesta.
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cambiar la doctrina militar del Estado21
. Es decir, a propsito del desarrollo agrario,
debilitemos las Fuerzas Militares de Colombia. O, mejor, sin un debilitamiento delas Fuerzas Militares, no es posible un desarrollo agrario en Colombia.
d. Establecer lmites () o prohibiciones, segn el caso, a las economas de
extraccin de minera a cielo abierto, de hidrocarburos, de generacin de energa
hdrica y de produccin de agrocombustibles; () regulaciones especficas de
acompaamiento a la pequea y mediana minera y a la minera artesanal para
contribuir a su sostenibilidad socioambiental o a su reconversin22
. Es decir, toda
la poltica energtica y minera del pas puesta en cuestin a propsito de la
discusin sobre el desarrollo agrario integral convenido por las partes.
e. La poltica tributaria debe erigirse en un instrumento de la poltica de
desconcentracin de la propiedad23
. Una nueva reforma tributaria tambin exigen
las FARC como parte fundamental de su reforma agraria y rural.
f. Refirindose a los cultivos de marihuana, amapola y hoja de coca, las FARC
exigen la suspensin inmediata y definitiva de aspersiones areas y de otras
formas de erradicacin considerando los impactos negativos socioambientales,
econmicos y sociales 24
. Las FARC han sido consideradas como el principal
cartel de la produccin de cocana, y un muy importante productor de marihuana y
amapola. Con esta propuesta las FARC busca que se legisle en causa propia,
pues la suspensin de los programas de erradicacin de cultivos les permitira
aumentar su produccin de narcticos y las ganancias derivadas de esta actividad.
Como se nota, las FARC no se muestran modestas en sus pretensiones al
abordar cualquier punto de la agenda. Tal y como se demuestra para el caso del
primer punto de la agenda, los cinco puntos convenidos con el gobierno son para
la guerrilla, insistimos, apenas la puerta de entrada a otros muchos temas
significativos y clave de la agenda nacional. De manera subrepticia las FARC
estn volviendo a la vieja agenda del Cagun que ya todos creamos superada. Laguerrilla ha engaado al gobierno y al pas, a los que en un principio les hicieron
21Ver entrevista con Mauricio Jaramillo quien fue jefe del equipo negociador de las FARC en La Habana.
En, El Espectador, domingo 23 de septiembre de 2012 , pginas 10 y 12.22
Comunicado. Delegacin de Paz FARC-EP, 22 de enero de 2013. Cuarta Propuesta.23
Ibdem.24
Ocho Propuestas Mnimas. Delegacin de Paz de las FARC-EP, opus cit.
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creer que sus ambiciones desbordadas y sus pretensiones exageradas eran cosas
del pasado, y que un supuesto pragmatismo era lo que la haba llevado a aceptaresta vez conversaciones de paz en La Habana sobre la base de una agenda
limitada que fuera aceptable para la opinin pblica, en principio renuente a que
se reiniciaran conversaciones con las FARC, luego de tantos fracasos anteriores.
Pero una vez sentada en la mesa ha echado por la borda el acuerdo con el
Gobierno y busca retomar la agenda del Cagun que prcticamente inclua todos
los temas nacionales.
3. HACIA EL COGOBIERNO
Como parte de su estrategia en la mesa de conversaciones, las FARC pretendenestablecer una suerte de gobierno compartido entre la guerrilla y el Estado,
durante el trascurso de los dilogos de paz. En efecto, la guerrilla ha exigido a los
negociadores del gobierno en La Habana que se detengan algunas de las
iniciativas gubernamentales a la espera de lo que se decida en la mesa de
conversaciones.
Ya hemos sealado que la guerrilla pretende lograr en la mesa reformas radicales
en asuntos polticos, econmicos y sociales como condicin para la firma de un
acuerdo de paz. Por esta razn las FARC aspiran a que los planes del actual
gobierno en todos esos campos no se contrapongan ni contradigan con las
propuestas que la guerrilla est poniendo sobre la mesa, y ven en la continuidad
de la gestin gubernamental un riesgo en contra de la posibilidad de lograr
acuerdos en la mesa de conversaciones.
En consecuencia con lo anterior, las FARC-EP consideran un contrasentido y de
mal augurio para el pas, que mientras se coloca como fundamental en la
bsqueda de la paz, la discusin poltica de desarrollo agrario integral (), el
gobierno siga avanzando en el propsito de aprobar una legislacin de tierras y
desarrollo rural que persiste en la inconveniente determinacin de entregarmayores concesiones a los terratenientes y a los rentistas 25
25
Comunicado, Reflexiones VIII, opus cit.
. Esta visin del
proceso de paz lleva a las FARC a cuestionarse la pertinencia de los dilogos,
segn lo seala en sus propios trminos refirindose al gobierno, as: Nos
preguntamos entonces Con quin dialoga, porqu dialoga y para qu dialoga el
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gobierno en La Habana? 26. Todo esto para terminar insistiendo en la necesidad
de que el gobierno genere un mejor ambiente de paz, en que se establezca unatregua legislativa27
.
Una tregua legislativa significa, obviamente, una parlisis de la gestin
gubernamental a la espera de las definiciones en La Habana, no solamente sobre
el tema agrario, sino sobre prcticamente los principales temas de la agenda
nacional, pues, como vimos anteriormente, para la guerrilla la agenda nacional
debe ser objeto de discusin y acuerdo en los dilogos de paz.
4. NO ENTREGA DE ARMAS
En el Acuerdo General para la Terminacin del Conflicto el tema de las armas
apareci por primera vez en un acuerdo firmado entre el gobierno y las FARC.
Muchos consideraron esto como un avance enorme, pues ese grupo haba sido
renuente a tratarlo en todas las ocasiones anteriores en que se intent llegar a un
acuerdo de paz. Sin embargo, el desengao lleg pronto.
En primer lugar, las FARC aclararon que nunca han hablado de entrega de armas,
sino de dejacin de las mismas, lo cual significa que en algn momento dejarn de
usarlas, pero que siempre estarn en su poder. As lo ratific Andrs Pars, uno
de los voceros de las FARC en La Habana: No asociamos la dejacin de las
armas con la rendicin ni con entrega. La asociamos a dejar de usar las armas y
continuar la lucha por nuestros objetivos y banderas. () La palabra,
gramaticalmente. No significa entrega. Es dejar de usar.28 Y criticando la forma
como el M19 hizo entrega de sus armas en el proceso de paz que llev a su
desmovilizacin, refuerza su planteamiento de manera terminante con esta figura:
La imagen en la que entren los guerrilleros por una puerta con uniformes y armas
y salgan por otra puerta en pantaloneta, no la vamos a protagonizar29
.
Esto es muy grave porque en todos los proceso de paz la entrega de las armas ha
sido un punto ineludible que se ha resuelto con mltiples formalidades, como la
26Ibdem.
27Ibdem.
28Entrevista con Andrs Pars, en El Espectador, domingo 9 de septiembre de 2012, pginas 2 y 4.
29Ibdem.
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entrega a delegados de gobiernos o de organismos multilaterales , pero nunca se
ha dejado de lado a cambio de la figura de la dejacin que, en todo caso, significaque el grupo irregular sigue en posesin de las armas, lo cual implica que el
Estado acepta compartir el monopolio de la tenencia de las armas con otro ente ,
lo que erosiona un principio bsico de la soberana del Estado sobre el territorio.
En segundo trmino, la mencionada dejacin de las armas para las FARC no
tiene, ni se le puede establecer, un plazo definido. En efecto, la manera como este
grupo interpreta el Acuerdo General para la Terminacin del Conflicto lo lleva a
sostener que esa dejacin no se realizar sino cuando se haya llegado a un
acuerdo de paz definitivo, y, lo que es lo ms importante, una vez hayan sido
ejecutados satisfactoriamente por parte del Estado todos y cada uno de lospuntos acordados, sin excepcin. Es decir, primero la implementacin integral de
todos los acuerdos, y despus la dejacin de las armas. En sus propios trminos
pensamos que para implementar las propuestas de la poblacin no se puede
condicionar algo que es un deber del Estado a que se produzca la dejacin de las
armas por parte de la insurgencia.30Lo anterior es ratificado cuando afirman que
si se llega a un momento en el que se iniciara la dejacin de armas esto
implicara un proceso largo que va de la mano de la implementacin paso a paso
de los acuerdos, pues los acuerdos que no se cumplen es como si jams hubiesen
existido. Las FARC no caminan con promesas sino con hechos.31
De igual manera, segn la guerrilla, la eventual incorporacin de los guerrilleros
de las FARC a la vida poltica legal tendra que realizarse sin que previamente se
hubiese realizado su desarme. En sus propios trminos, para que la guerrilla
iniciara su vida poltica legal se requerira un perodo de transicin en el que la
guerrilla, todava en armas, entra en contacto directo con la poblacin a fin de
ambientar y generar los espacios sociales y polticos en los que desarrollar su
actividad legal en el futuro prximo32
30
La delegacin de paz de las FARC analiza el debate sobre Poltica de Desarrollo Agrario Integral. Sntesis
propuestas sociedad civil sobre primer punto de la agenda. Agencia de Noticias Nueva Colombia (ANNCOL),
11/01/2013.
Para ello, segn su visin de las cosas, se
podra recurrir a mecanismos como ceses bilaterales o temporales del fuego,
ceses de operaciones militares, reas de distensin especficas, reglamentadas y
31Entrevista con Jess Santrich , miembro de la delegacin de paz de las FARC-EP, Agencia de Noticias
Nueva Colombia, 20/01/2013.32
Gabriel Angel, Abrir la democracia es la paz.
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provisionales33
Como se puede observar, la denominada combinacin de todas
las formas de lucha es un esquema que sigue sin cambios en el imaginario de lasFARC, y su reticencia histrica a abandonar las armas contina inalterada.
As las cosas, las FARC pretenden mantener las armas en su poder y no
entregarlas nunca. Segn su estrategia, la tenencia de las armas en su poder es la
garanta para el cumplimiento de los acuerdos por parte del gobierno, pues
desconfan de la palabra del Estado y no creen en su disposicin a honrar sus
compromisos. Manteniendo las armas en sus manos, las dejaran de usar
solamente despus de los muchos aos que necesariamente tomara la
implementacin de todas las reformas radicales que en lo poltico, econmico y
social exigen como condicin para alcanzar la terminacin del conflicto. En elimprobable caso de que esto llegara a suceder, el pas vivira una situacin de
poder dual sobre su territorio durante un tiempo indefinido.
La insistencia de las FARC en otorgar autonoma poltica y administrativa a los por
ellas denominados territorios colectivos, hace pensar que esos territorios cerca
del 40 por ciento del pas-, seran el escenario privilegiado en donde coexistiran
por tiempo indeterminado un Estado y unas Fuerzas Militares legtimas, de un
lado, y un grupo irregular armado all replegado y ejerciendo su influencia sobre la
poblacin, de otro lado, cuya existencia y permanencia tendra que soportar el
Estado hasta que dicho grupo considere que ya se han cumplido todos los
acuerdos en su integridad y a su entera y total satisfaccin. En ese momento
indeterminado las FARC dejarn de usar las armas, pero las conservarn en su
poder. Por si acaso.
5. DIALOGO INDEFINIDO
Las FARC han insistido en que no aceptan que el Gobierno le ponga plazo o
trmino fijo alguno a los dilogos de paz en Cuba. Por el contrario, las
conversaciones de paz deben ser indefinidas en el tiempo y, en lo posible,deberan institucionalizarse constitucionalmente, para que su realizacin no sea
una decisin autnoma de los gobiernos, sino una obligacin permanente del
Estado.
33Gabriel Angel, opus cit.
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En todos sus documentos y entrevistas en que se aborda el tema del tiempo, las
FARC coinciden en que los dilogos de paz debe ser ilimitados. Desde elmomento en que se dio inicio formal a las conversaciones con el Gobierno en
Oslo, Noruega, las FARC insistieron que esas conversaciones no deberan tener
plazos. All, Ivn Mrquez afirm, refirindose a la duracin de los dilogos, que
tal emprendimiento estratgico no puede concebirse como un proceso contra
reloj. La pretendida paz express que algunos promocionan, por su voltil
subjetividad y por sus afanes, slo conducir a los precipicios de la frustracin.34
Pero las FARC han ido an ms all en su pretensin de darle un carcter
ilimitado en el tiempo a los dilogos de paz con el Gobierno nacional: pretenden
darle un carcter constitucional y permanente a esas conversaciones. En efecto,en una comunicacin al Comit Internacional de la Cruz Roja le solicitaron sus
buenos oficios para que al Acuerdo General para la Terminacin del Conflicto
firmado entre el gobierno colombiano y la guerrilla se le otorgue el carcter de un
Acuerdo Especial en el marco del Derecho Internacional Humanitario, con lo que,
en consecuencia , dicho Acuerdo deber pasar automticamente a hacer parte
del Bloque de Constitucionalidad, generando la obligacin a las partes de
mantener el escenario del dilogos, como un compromiso inquebrantable sobre el
que no se puede pender amenazas de suspensin o rompimiento, ms an si se
toma en consideracin que el gobierno y las FARC han pactado Iniciar
conversaciones directas e ininterrumpidas hasta alcanzar un acuerdo final para
la terminacin del conflicto que contribuya a la construccin de una paz estable y
duradera . 35
Las FARC buscan dilatar las conversaciones de paz y que ellas tengan la mxima
duracin posible porque juegan con el tiempo a su favor. Mientras ms se
prolonguen los dilogos, ms provecho les pueden sacar.
Con esta maniobra, las FARC buscan quitarle al gobierno
colombiano la facultad de decidir cundo y cmo romper los dilogos en caso de
que as lo estime conveniente, y darle a los dilogos de paz un carcter ilimitado y
permanente.
34Con la instalacin de la mesa de dilogo en las afueras de Oslo, comenz el proceso de paz que
desarrollarn las FARC-EP y el gobierno de Colombia. Ivn Mrquez.ANNCOL. La Habana , octubre 19 de
2012.35
Carta dirigida al Comit Internacional de la Cruz Roja (CICR). Estado Mayor Central de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia, Farc-Ep. La Habana, noviembre 09 de 2012.
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6. LA PROPAGANDA POLITICA
La exposicin meditica que derivan las FARC de los dilogos de paz haca
muchos aos que no la disfrutaban. Han convertido a La Habana en una tribuna
desde la que le hablan al pas sobre todos los temas divinos y humanos, con el
inevitable eco que todos los medios de comunicacin les dan a sus
pronunciamientos. El aprovechamiento de esta circunstancias ha sido intenso; se
cuentan por decenas los comunicados y las entrevistas originadas por los las
FARC y sus voceros. Por medio de ellos buscan dar a conocer sus planteamientos
a millones de personas a las que por otras vas no tendran acceso. Pretender
reivindicar su naturaleza poltica y tratar de limpiarse de los sealamientos comogrupo terrorista, aunque es por sus acciones brbaras que han sido incluidas en
las listas de organizaciones terroristas de la Unin Europea, los Estados Unidos,
Canad y J apn.
Las FARC saben que un triunfo militar sobre el Estado colombiano es
absolutamente imposible, pero apelan al factor al que ha recurrido desde siempre
todo grupo irregular para tratar de balancear su confrontacin con un Estado: la
propaganda poltica. En los tiempos modernos la enorme presencia de los medios
de comunicacin permite a los grupos irregulares utilizarlos como un factor
nivelador que le permite a un grupo dbil intentar hacerse fuerte e incluso socavar
los apoyos en el frente interno y externo de su adversario. Segn Bin Laden, el 90
por ciento de la guerra es meditica. 36
Hay que considerar tambin que la
propaganda poltica y el eventual incremento en sus apoyos sociales tambin les
puede incrementar las posibilidades de reforzarse en el plano militar.
La estrategia de propaganda poltica que las FARC estn desarrollando en La
Habana tiene como objetivo lavar la propia imagen y proyectarse como un grupo
poltico insurgente que reivindica los intereses de los sectores populares en
Colombia.
El lavado de la imagen empez - cmo no- con una negacin de la realidad. Sin
sonrojarse, los voceros de las FARC han dicho al mundo que ellos no han
36Ver,
http://online.wsj.com/article/SB10001424127887323596204578243702404190338.html?mod=WSJ_hpp_M
IDDLE_Video_Third
http://online.wsj.com/article/SB10001424127887323596204578243702404190338.html?mod=WSJ_hpp_MIDDLE_Video_Thirdhttp://online.wsj.com/article/SB10001424127887323596204578243702404190338.html?mod=WSJ_hpp_MIDDLE_Video_Thirdhttp://online.wsj.com/article/SB10001424127887323596204578243702404190338.html?mod=WSJ_hpp_MIDDLE_Video_Thirdhttp://online.wsj.com/article/SB10001424127887323596204578243702404190338.html?mod=WSJ_hpp_MIDDLE_Video_Thirdhttp://online.wsj.com/article/SB10001424127887323596204578243702404190338.html?mod=WSJ_hpp_MIDDLE_Video_Third7/29/2019 Farc Evaluacion Estrategica
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producido vctimas, que no tienen personas secuestradas, que no tienen vnculos
con el narcotrfico, y que no han usurpado tierras a los campesinos ni los handesplazado.
En efecto, muy tempranamente, los voceros de las FARC en La Habana pusieron
en prctica su estrategia de propaganda poltica. En una entrevista Andrs Pars
seal que Estamos en la batalla porque el tema de las vctimas sea abordado
como es: las primeras vctimas somos nosotros.37
Otro vocero ratific su posicin
afirmando que las FARC no haban hecho sufrir a nadie. Es decir, el mundo al
revs, los victimarios se presentan como vctimas y las vctimas de sus acciones
atroces sencillamente no existen. En consecuencia, las FARC no estaran
obligadas a contar la verdad de sus crmenes, ni a aceptar la justicia por susactos, ni a reparar a sus vctimas.
Las FARC tambin han negado tener secuestrados en su poder. Sin embargo,
segn el organismo gubernamental Direccin Operativa para la Defensa de la
Libertad Personal, ese grupo armado tiene en su poder alrededor de 400 civiles
secuestrados; la Fundacin Pas Libre afirma que son 405 los plagiados;
Fundegan ha denunciado que 17 ganaderos estn en poder de las FARC; los
comandantes militares denuncian que ms de 60 miembros de la Fuerza Pblica
son mantenidos secuestrados; para la Fundacin Los Que Faltan son 400 los
secuestrados; y segn el programa radial Las Voces del Secuestro habra cerca
de 1000 secuestrados. Pero las FARC niegan tener algn secuestrado en su
poder y utilizan la tribuna de La Habana para afirmarlo ante el mundo, como parte
de su estrategia de lavar su imagen.
De igual manera, las FARC han negado tener vnculos con el narcotrfico, a pesar
de que est comprobado que tiene zonas de cultivo de coca y laboratorios para la
produccin de cocana, y de que en sus campamentos se han decomisado miles
de kilos de la droga. Tambin niegan haber usurpado tierras a los campesinos,
aunque el Ministerio de Agricultura ha denunciado que las FARC son las autorasde cerca de un tercio de los despojos de tierras que se han documentado en
Colombia. Estamos hablando de unas 800 mil hectreas. Segn la Unidad de
Restitucin de Tierras se han recibido ms de 23 mil solicitudes de restitucin de
tierras correspondientes a ms de un milln 700 mil hectreas, de las cuales
37Entrevista a Andrs Pars, opus cit.
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cerca de 8 mil reclamantes, el 38%, denunciaron a las FARC como responsables
del despojo.38
La tribuna de Cuba tambin la ha utilizado la guerrilla para negarestas sindicaciones.
De otra parte, desde que se iniciaron los dilogos, prcticamente no ha pasado ni
una sola semana en que las FARC no hayan dado a conocer al pblico uno o ms
documentos en los que exponen sus propuestas relacionadas con la agenda de
dilogos o con los ms diversos temas nacionales, como crceles, el SENA, etc. A
toda costa quieren ser excluidos de las listas de organizaciones terroristas, y
consideran que para ello basta presentar muchos documentos, y no parar la
violencia y el terrorismo contra la poblacin civil en Colombia.
7. LOGRAR ESTATUS DE BELIGERANCIA
Mediante las conversaciones de paz las FARC pretenden quitarse de encima el
sealamiento como grupo terrorista por parte del Estado colombiano, de los
pases de la Unin Europea, de Estados Unidos, Canad y J apn, as como de la
opinin pblica nacional e internacional. Con estos dilogos las FARC pretenden
adquirir un estatus de beligerancia, es decir, un reconocimiento nacional e
internacional de la legitimidad de su lucha, o, en otros trminos, de su derecho a
hacer la guerra al Estado colombiano. Este reconocimiento lo buscan por medio
de los procedimientos de las conversaciones de paz, de algunos hechos de fuerza
que lo propicien, o a travs de la firma de determinados acuerdos con el gobierno
nacional que, al menos formalmente, les permitan reclamar esa condicin.
El primer camino que utilizan las FARC para propiciar ese reconocimiento de
beligerancia son los procedimientos utilizados en las mismas conversaciones de
paz. As, en una entrevista a la agencia Prensa Latina, el vocero de la guerrilla
Andrs Pars seal que el proceso de bsqueda de la paz es una muestra de la
condicin de beligerancia de la insurgencia.39
38
Ver, El Espectador . Tras el despojo de las FARC. Jueves 21 de febrero de 2013. Pag.4
Y agreg que si el gobierno est
sentado en la mesa y si la Cruz Roja ha sido el garante del traslado a la Habanade nuestros combatientes y mandos, quiere decir que los requisitos de los
39Ver, FARC-EP consideran dadas las condiciones para reconocerles beligerancia.
http://www.anncol.eu/index.php?option=com_content&view=article&id=922:comunicado&catid=71:movie
s&Itemid=589
http://www.anncol.eu/index.php?option=com_content&view=article&id=922:comunicado&catid=71:movies&Itemid=589http://www.anncol.eu/index.php?option=com_content&view=article&id=922:comunicado&catid=71:movies&Itemid=589http://www.anncol.eu/index.php?option=com_content&view=article&id=922:comunicado&catid=71:movies&Itemid=589http://www.anncol.eu/index.php?option=com_content&view=article&id=922:comunicado&catid=71:movies&Itemid=589http://www.anncol.eu/index.php?option=com_content&view=article&id=922:comunicado&catid=71:movies&Itemid=5897/29/2019 Farc Evaluacion Estrategica
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Protocolos de Ginebra para ser reconocidos como fuerza beligerante estn
dados40
.
La segunda va que siguen las FARC para alcanzar el estatus de beligerancia es
el denominado intercambio humanitario, mediante el cual pretenden que se
realice un acuerdo con el gobierno colombiano para que sean excarcelados los
guerrilleros que estn presos en las crceles, a cambio de que la guerrilla libere a
los militares y policas que ella mantenga secuestrados en un momento
determinado. As, en la entrevista arriba mencionada, Andrs Pars dice que la
discusin sobre el estatus de beligerancia de la guerrilla se actualizar, porque el
cese unilateral de operaciones ofensivas termina el 20 de enero de 2013.
Entonces continuarn los combates y es previsible que caigan en nuestras manosoficiales y soldados, a quienes el gobierno niega el carcter de prisioneros de
guerra. Pero capturados, sern puestos nuevamente como condicin de una
negociacin que reconozca el carcter de prisioneros de guerra a los soldados de
las fuerzas armadas oficiales, y tambin de nuestros combatientes presos en las
crceles de Colombia41
. Para las FARC un intercambio de los que ellos
denominan prisioneros de guerra de lado y lado, pondra en plano de igualdad a
las Fuerzas Armadas del Estado con la guerrilla, y esto les otorgara a estas
ltimas un estatus de beligerancia.
Un tercer camino hacia su aspiracin de beligerancia es presionar a organismos
internacionales a realizar gestiones para ese propsito. Es el caso de la carta que
le enviaron al Comit Internacional de la Cruz Roja (CICR) en la que le solicitan
darle al Acuerdo General para la Terminacin del Conflicto firmado con el
gobierno colombiano, el carcter de un Acuerdo Especial con fuerza
constitucional. En efecto, como los acuerdos que hacen parte del bloque de
constitucionalidad slo los firma el Estado colombiano con otros Estados, o con
organismos multilaterales que los representan, de realizarse la gestin del CICR
la guerrilla sera asimilada a un Estado con el que el Estado colombiano firma
acuerdos de carcter intergubernamental, con lo cual se estara reconociendo quehay una disputa legtima por la soberana sobre el territorio de la nacin entre dos
organizaciones estatales en condiciones de similar representatividad poltica. Es
la ilusin de las FARC.
40Ibdem.
41Ibdem.
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Con estas estratagemas las FARC buscan alcanzar legitimidad de manera
subrepticia y meramente formal. Desde cuando los pensadores medievales leplantearon, el mundo occidental ha considerado que hay guerras justas y guerras
injustas. La justeza de una guerra le otorga legitimidad y derecho a hacer la guerra
a sus combatientes. Pero para ello se requiere que se cumplan juntas varias
condiciones: 1) Que la causa sea noble,2) Que no haya otro medio para lograr los
objetivos de la guerra,3) Que haya una opcin de victoria ,y 4) Que el pueblo la
apoye.
La guerra de las FARC contra el Estado y contra el pueblo colombiano es injusta e
ilegtima. Primero, en teora la causa que supuestamente enarbolan, esto es, la
justicia social, puede ser noble. Pero esta causa se pervierte por los mtodosbrbaros que han utilizado las FARC durante dcadas y que constituyen
violaciones masivas, sistemticas y flagrantes al Derecho Internacional
Humanitario: secuestros, reclutamiento de nios, desplazamientos forzosos,
masacres, siembra de minas anti-persona, asesinatos fuera de combate,
atentados indiscriminados, etc. Segundo, Colombia es una democracia abierta,
pluralista y participativa, donde tienen cabida y garantas todas las expresiones del
espectro poltico; apelar a la violencia para supuestamente conseguir objetivos
polticos es inadmisible y criminal. Tercero, las FARC no tienen ninguna opcin de
victoria militar en Colombia, por ello insistir en la violencia solo ocasiona
sufrimientos intiles a la poblacin. Cuarto, el 98 por ciento del pueblo colombiano
repudia a las FARC, razn por la cul es ilegtimo y abusivo que se reclame como
su vocero.
Por las anteriores razones las FARC nunca sern reconocidas como fuerza
beligerante, ni por el Estado colombiano, ni por ningn Estado democrtico del
mundo que respete las leyes internacionales. Sus maniobras para lograrlo por
medio de hechos cumplidos no tienen ningn sentido ni razn.
8. CESE BILATERAL DEL FUEGO
Las FARC buscan que un subproducto de los dilogos de paz sea el cese bilateral
de fuego. Detrs de esta propuesta est el inters de que una vez paralizada la
Fuerza Pblica como resultado de ese cese bilateral, la guerrilla pueda aprovechar
la situacin para desdoblar sus frentes, recuperar corredores de movilidad, ampliar
su presencia territorial, aumentar el reclutamiento, y fortalecerse logsticamente.
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Esto fue lo que hicieron las FARC durante el cese bilateral del fuego que se
acord con el gobierno de Belisario Betancurt en las frustradas conversaciones depaz que se efectuaron entre 1982 y 1986.
En efecto, la insistencia de las FARC en el cese bilateral del fuego tiene como fin
crear las condiciones propicias para recuperar, al menos en parte, la capacidad
militar y la influencia territorial que perdieron durante los ocho aos de seguridad
democrtica, periodo durante el cual la guerrilla vio reducirse a menos de la mitad
su pie de fuerza y su presencia territorial.
Pero la consigna del cese al fuego bilateral tambin tiene un propsito poltico:
indisponer a la opinin pblica en contra del gobierno en tanto ste rechace lapropuesta de las FARC. De esta manera, si el gobierno acepta el cese bilateral, la
guerrilla obtendra ganancias militares y territoriales. Pero si el gobierno no acepta
dicha cesacin de hostilidades, la guerrilla obtiene una ganancia poltica al reducir
los apoyos del gobierno entre la opinin pblica. La condicin de esto ltimo, claro
est, es que la guerrilla logre incrementar la violencia y el terrorismo hasta niveles
insufribles para la poblacin, sin que el gobierno pueda hacer lo suficiente para
evitarlo. En ese momento la poblacin asignar la responsabilidad de la
inseguridad al gobierno por no aceptar la propuesta de cese del fuego de la
guerrilla.
As lo enuncia uno de los voceros de las FARC, alias Rodrigo Granda, cuando
seala que estamos dispuestos a hacer un cese bilateral, en el momento en que
el Gobierno lo considere. El pas debe exigirle ese cese al fuego, que puede ser
verificable42. As, a golpes de violencia terrorista la guerrilla pretende que sea la
misma poblacin la que le exija al gobierno un cese bilateral del fuego. Pero, si no
lo hace, las FARC tratarn de justificar su accionar violento argumentando que el
Gobierno acept dialogar bajo fuego y no puede quejarse cuando haya acciones
de guerra de las FARC. Por eso insistimos en parar la guerra.43
Para salirse de este dilema fatal, el gobierno tiene nicamente dos opciones. La
primera es arremeter fuertemente contra la guerrilla, quitndole la iniciativa militar,
42Ver, El Colombiano,
http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/N/no_somos_narcos_rodrigo_granda/no_somos_narcos_rodrigo_granda.asp43
El Colombiano, opus cit. Ibdem.
http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/N/no_somos_narcos_rodrigo_granda/no_somos_narcos_rodrigo_granda.asphttp://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/N/no_somos_narcos_rodrigo_granda/no_somos_narcos_rodrigo_granda.asphttp://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/N/no_somos_narcos_rodrigo_granda/no_somos_narcos_rodrigo_granda.asphttp://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/N/no_somos_narcos_rodrigo_granda/no_somos_narcos_rodrigo_granda.asphttp://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/N/no_somos_narcos_rodrigo_granda/no_somos_narcos_rodrigo_granda.asp7/29/2019 Farc Evaluacion Estrategica
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ponerla en una posicin defensiva, y evitando que ejecute sus planes de
escalamiento del terror, el sabotaje econmico y la violencia. La segunda esexigirle a la guerrilla un cese unilateral de acciones violentas contra el Estado y
contra la sociedad, como condicin para continuar las conversaciones de paz. La
primera exige una gran eficacia militar de parte del Estado, y la segunda una alta
dosis de audacia poltica.
9. IMPUNIDAD TOTAL
Los dilogos de paz son una ocasin que aprovechan las FARC para tratar de
lograr absoluta y total impunidad para sus crmenes de lesa humanidad y sus
crmenes de guerra. Este objetivo lo defini con precisin alias Rodrigo Grandacuando afirm que nadie va a obligar a cualquiera de nosotros a entregar las
armas y luego ir a parar a la crcel44
.
Para empezar, las FARC niegan haber producido vctimas como resultado de sus
acciones violentas, y si las hubo, no fueron intencionales. Para este grupo
guerrillero las vctimas, son vctimas del conflicto, en el que el Estado tiene una
responsabilidad histrica por accin o por omisin. () El Estado es el victimario
por antonomasia45. As, mediante un truco dialctico, la guerrilla se despoja de
cualquier responsabilidad para con las vctima de sus acciones, adjudicando la
autora al conflicto en general, y al Estado, en particular. Por tanto, es al Estado
que hay que juzgar, no a las FARC. Porque, adems, si algn dao le han
causado a los civiles, segn ellas es debido a que en medio del fuego
seguramente se afecta a la poblacin, pero no es el clculo y la intencin de la
guerrilla46
. Es decir, si eventualmente aunque no es seguro- la violencia de la
guerrilla afecta a la poblacin, es de manera puramente marginal, no calculada ni
intencional. Por tanto, su responsabilidad es muy limitada, eventual e indirecta.
As, sin ningn rubor, y ante el estupor nacional e internacional, las FARC niegan
haber realizado de manera sistemtica y masiva secuestros de miles de personasciviles inocentes durante dcadas; centenares de asesinatos selectivos de
dirigentes polticos de los partidos tradicionales, de ganaderos, comerciantes y
agricultores; decenas de miles de desplazamientos forzosos de poblacin
44El Colombiano, opus cit.
45Entrevista a Ivn Mrquez, La Habana, 14 de enero de 2013. Delegacin de Paz de las FARC-EP
46Ibdem.
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campesina; reclutamientos de nios por millares; vctimas civiles de minas
quiebrapatas por varios miles; y centenares de vctimas por sus atentadosterroristas indiscriminados, entre otros delitos graves. Todo esto est debidamente
documentado y comprobado en el pas. Pero su negativa a reconocer la verdad y
a reparar a las vctimas es la base de su estrategia de alcanzar impunidad como
consecuencia de los dilogos de paz.
La ley denominada Marco J urdico para la Paz ha sido criticada por muchas
entidades de derechos humanos porque les garantiza a las guerrillas que no todos
sus delitos de lesa humanidad sern investigados y que no todos los autores de
los crmenes investigados sern procesados judicialmente; adicionalmente, esa
misma ley establece que los autores de los crmenes que sean investigados,procesados y condenados no pagarn sus condenas porque al final podrn ser
beneficiarios de la suspensin de las penas. Esta ley ha sido calificada por
organizaciones defensoras de derechos humanos como una ley de impunidad. Sin
embargo, esta ley que parece haber sido impulsada por el Gobierno Nacional para
ambientar mejor el clima para iniciar las conversaciones de paz, ha sido
rechazada de manera vehemente por las guerrillas de las FARC y el ELN, las que
en un comunicado conjunto la calificaron como un esperpento inaceptable.
El propsito de las FARC es que la firma de un acuerdo de paz al final de los
dilogos de La Habana tenga como requisito esencial que el Estado acepte que
ninguno de sus integrantes sea objeto de ningn tipo de persecucin o
investigacin judicial, por ningn tipo de delito. Es decir, ni siquiera aceptan
comparecer ante los jueces con la garanta de que en ningn caso cumplirn las
condenas de que eventualmente puedan ser objeto, como lo establece el Marco
J urdico para la Paz.
Sin lugar a dudas, esta pretensin de amnista previa, automtica y total por parte
de las FARC excede las posibilidades legales del Estado colombiano, puesto que
la legislacin interna y los compromisos adquiridos internacionalmente lo obligan ainvestigar, procesar y castigar todos los delitos de lesa humanidad que se
cometan en su territorio. Conscientes de ello, los voceros de las FARC en la mesa
le tienen la solucin a la mano a los voceros del gobierno colombiano: modificar
las leyes y retirarse de los tratados internacionales, como es el caso del Tratado
de Roma que estableci la Corte Penal Internacional, bajo cuya jurisdiccin se
encuentra Colombia. Esto es lo que sugiere alias Rodrigo Granda cuando afirma
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que as como se hacen los tratados se deben deshacer si el inters supremo es el
de la paz, que est por encima de cualquier otro.47
En este punto las FARC han dado insistentes muestras de intransigencia total,
pues consideran , de una parte, que su lucha armada contra el Estado colombiano
es legtima y que , por tanto, no puede ser objeto de castigo judicial; de otra parte,
siempre han negado que sus integrantes hayan realizado secuestros, masacres,
reclutamiento de menores, violaciones, desplazamientos forzosos de personas, y
asesinatos sistemticos contra miembros de partidos polticos, entre otros
crmenes de lesa humanidad.
El problema es que el Estado colombiano no tiene ningn margen de maniobrapoltico ni legal para satisfacer las pretensiones de las FARC. Ms an, la inmensa
mayora de los colombianos rechazara un acuerdo de paz que implique la
impunidad para los crmenes de la guerrilla, y sin un apoyo mayoritario de la
poblacin cualquier negociacin de paz es inviable e ilegtima.
10. FORTALECIMIENTO MILITAR
Para las FARC los dilogos de paz siempre han sido una tctica poltica al servicio
de una estrategia de guerra. Nada hace pensar que en esta oportunidad las FARC
llegaron a los dilogos de La Habana con una visin diferente, es decir, decididos
a dejar la lucha armada y a llegar a un acuerdo con el Estado colombiano en
trminos realistas y pragmticos. Por el contrario muchas de las estrategias de
negociacin aqu analizadas apuntan a lograr un fortalecimiento militar de la
guerrilla como subproducto de los dilogos de paz. Tal es el caso de la bsqueda
de legitimidad, el cogobierno, la dilatacin de los dilogos, el cese al fuego
bilateral, el reconocimiento del estatus de beligerancia y la impunidad. Todas estas
estrategias pueden tener no solamente un rdito poltico, sino una ganancia de
tipo militar que le permitira a las FARC ponerse en mejor situacin de cara a la
continuacin de su proyecto de lucha armada contra el Estado.
En efecto, el inicio de dilogos de paz con el Gobierno le permite a la guerrilla
adquirir legitimidad ante la poblacin en general, pero en particular entre los
pobladores de las zonas donde tiene presencia territorial. Es obvio que la gente
47El Colombiano, opus cit.
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piense que si el gobierno legtimamente constituido reconoce a las FARC como
contraparte vlida para negociar y acordar con ellas soluciones a los problemasdel pas, pues eso implica aceptar que la guerrilla tiene legitimidad poltica para
esos efectos. Este reconocimiento le facilita incrementar su reclutamiento tanto
voluntario como forzoso en sus zonas de influencia, al tiempo que incide en la
disminucin de las deserciones por efecto de la generacin de expectativas de
ganancias para los integrantes de la guerrilla, derivadas de las conversaciones y
de un eventual acuerdo de paz. El efecto neto es, en consecuencia, un incremento
del pie de fuerza militar de la guerrilla durante los dilogos de paz, que significa
una ganancia con respecto a la situacin antes de dichos dilogos, an en el caso
de que estos no culminen en un acuerdo de paz definitivo.
La dilatacin de los dilogos en el tiempo y la bsqueda del cogobierno durante
los mismos son otras estrategias de las que la guerrilla puede obtener rditos no
solo polticos sino militares. As, la influencia que puedan obtener las FARC en lo
que se refiere al condicionamiento de las polticas pblicas durante las
conversaciones, les incrementar su credibilidad y su legitimidad entre la
poblacin de sus zonas de influencia, les facilitar expandirse hacia nuevas zonas,
y tambin acceder a nuevos sectores sociales que antes de los dilogos eran
reacios a acercarse a la guerrilla, como ciertos sectores de clases bajas y medias
urbanas. Las FARC aprovecharn estas circunstancias para infiltrase en
movimientos y organizaciones sociales, aprovechando el reconocimiento
gubernamental y su incrementada capacidad para influir en impulsar , detener o
modificar determinadas polticas pblicas, lo que las puede hacer aparecer ante
dichos sectores sociales como un instrumento de presin ante el gobierno para
obtener sus propias reivindicaciones. El aumento de su presencia territorial y de su
presencia social le permite a la guerrilla aumentar sus redes de apoyo logstico, de
inteligencia, de milicias y de combatientes en sus filas. Para esto necesitan
obviamente dilatar al mximo las conversaciones y as aumentar sus posibilidades
de usufructuar poltica y militarmente los dilogos de paz.
De igual manera, como ya hemos dicho, lograr un cese al fuego bilateral que
implica la paralizacin de los operativos militares de las fuerzas del Estado-, le
permitira a las FARC desdoblar sus frentes, aumentar su presencia territorial,
rearmarse, re-entrenarse, fortalecer sus redes de apoyo, ampliar el reclutamiento
en todos los frentes y niveles de la organizacin, recuperar corredores de
movilidad, aumentar sus ingresos econmicos derivados del narcotrfico y la
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extorsin, etc. As mismo, el reconocimiento como fuerza beligerante le
posibilitara extender su accin propagandstica ms all de las fronterasnacionales y, eventualmente, obtener reconocimiento de algn Estado para por su
conducto tener acceso a armas restringidas en el mercado internacional, lo que
aumentara su capacidad de amenaza y confrontacin contra el Estado y la
sociedad colombianos.
Finalmente, la impunidad que se obtiene en la mesa de conversaciones es un
incentivo para seguir utilizando e incrementar el uso de la violencia y el terror,
mientras duran los dilogos de paz y despus de su eventual fracaso. En efecto, la
impunidad, sobre todo la que se logra de manera anticipada y que incluye los
crmenes pasados, presentes y futuros, como es el caso del Marco J urdico para laPaz, es una suerte de patente de corso para que la guerrilla siga delinquiendo con
la seguridad de que al final sus crmenes, incluso los de lesa humanidad y los
crmenes de guerra, sern perdonados. Esto incentiva la determinacin y la osada
de los terroristas y los faculta para cometer todo tipo de tropelas y de violaciones
a los derechos humanos de la poblacin, as como al Derecho Internacional
Humanitario. Si el carcter irregular de la confrontacin terrorista les otorga de
antemano una ventaja a sus promotores porque no estn sujetos a ninguna ley,
mientras que las fuerzas del Estado estn obligadas a cumplir todas las
disposiciones legales nacionales e internacionales en el uso de la fuerza, la
concesin anticipada de indultos o amnistas para sus crmenes les aumenta
perversamente la ventaja sobre las fuerzas del orden, en una asimetra legal y
tica absolutamente deplorable porque va en favor de los victimarios y en contra
de sus vctimas. Esto se convierte en una ventaja militar para una guerrilla que se
ha caracterizado siempre por no tener ningn miramiento ni lmite alguno cuando
se trata de atacar a la sociedad y al Estado colombianos. Otra ventaja militar para
las FARC derivada de los dilogos de paz.
CONCLUSIONES
A nuestro modo de ver, las FARC no han entrado a los dilogos de paz de manera
desinteresada y resueltas a llegar a un acuerdo de paz asumiendo los costos
necesarios, derivados tanto a su casi nula representatividad social y poltica, como
a su insignificancia militar estratgica. No. Estn haciendo, como en ocasiones
anteriores, un juego calculado y metdico para sacar el mayor provecho de los
dilogos de paz, y resueltas a continuar la lucha armada si el Gobierno no les
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satisface en su integridad todas las exorbitantes demandas que hemos analizado
en este escrito.
Las FARC no han tomado la decisin de abandonar la lucha armada. Por el
contrario, su decisin es utilizar los dilogos de paz como una oportunidad para
recuperar el terreno perdido en trminos polticos y militares, durante los aos
recientes. No se sienten derrotadas; por el contrario, se sienten victoriosas porque
el Estado, segn ellas, ya hizo durante los aos de la seguridad democrtica su
mximo esfuerzo, y no las pudo derrotar. En consecuencia, para las FARC la
urgencia de hoy es recuperar la parte de su acumulado que recientemente
perdieron, antes de tomar en serio la decisin de abandonar la lucha armada en
un futuro hipottico. Por ello se niegan a hablar de negociacin e insisten en quesolamente son dilogos de paz. Claro, la negociacin implica que cada parte
cede un poco en aras de llegar a un acuerdo; pero para las FARC el nico que
est obligado a entregar cosas en estos dilogos es el Estado, mientras que ellas
se niegan a adquirir cualquier compromiso. Para ellas de lo que se trata es de
recuperar terreno, no de entregar ni de comprometerse a nada. De ah su soberbia
y su cinismo.
Mientras las FARC no se sientan derrotadas y, por ende, sigan considerando
como hasta ahora que la violencia es un instrumento til y efectivo para obtener
rditos polticos convertibles en ganancias militares, es estril e iluso esperar de
ellas una actitud sincera, pragmtica y realista en unos dilogos de paz. Los
actuales dilogos en La Habana seran entonces una prueba ms de una leccin
que se consideraba ya aprendida en el pasado.