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Se concluye en este Fascículo el tema de la injusticia institucional, haciendo referencia a la falta de preparación de muchos de quienes administran justi- cia. Así mismo, se trata el problema re- lacionado con la falta de juez real para los magistrados y el Fiscal General de la Nación, como también el grave fla- gelo de la corrupción en la Rama Ju- dicial, para empezar luego la síntesis de la injusticia material, como otro ele- mento de exclusión, y por lo tanto, de conflicto y guerra. q. FALTA DE PREPARACIÓN Además de los muchos problemas tratados, gran cantidad de nuestros magistrados, jueces, y quienes con ellos imparten y administran justicia, no están lo necesariamente preparados, ni conocen suficientemente la Consti- tución y las leyes y con frecuencia no son seleccionados adecuadamente. 6 Fascículo www.hsbnoticias.com DE BOGOTÁ para Manual La Paz para Manual La Paz Por Ricaurte Losada Valderrama* *Ex Senador de la República, Analista, Investigador. La Fiscalía General, como todas las entidades de la Rama Judicial, deben ser símbolo de justicia, lo cual hace ver como un despropósito que su titular no tenga juez real. Si la preparación es indispensable para el ejercicio de cualquier actividad, mucho más lo es tratándose de la delicada misión de impartir justicia. Es indispensable aumentar la capa- citación en cantidad y calidad, rea- lizándola en forma permanente. Y los jueces deben ser formados para el ejer- cicio de esa importante y delicada mi- sión. De otra parte, tanto para los jueces como para los magistrados, es necesa- rio que la selección se realice por riguro- so concurso y no a través del amiguis- mo, la componenda y la politiquería. Parte significativa de la administra- ción de justicia se encuentra en manos de funcionarios mediocres que care- cen de los conocimientos y las aptitu- des indispensables para cumplir tan delicada misión. Está en veremos la seguridad que debe brindar la justicia porque las sentencias deben ser profe- ridas por jueces y magistrados justos y sabios. r. MAGISTRADOS Y FISCAL SIN JUEZ Los magistrados de la Corte Cons- titucional, Corte Suprema de Justicia, Consejo de Estado y Consejo Superior de la Judicatura, así como el Fiscal Ge-

Fascículo VI

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Sexto Fascículo del Manual para la Paz. Un especial de quince temas que El PERIÓDICO DE BOGOTÁ entrega a sus lectores los días viernes, donde su autor, el analista político Ricaurte Losada Valderrama, ilustra los intentos realizados en búsqueda de la paz, hasta llegar al actual, promovido por el Presidente Juan Manuel Santos. "Para que una paz sea duradera y estable, debe ser una conquista de todos, o por lo menos de la gran mayoría. Por ende, debemos prepararnos para contribuir a hacerla posible".

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Se concluye en este Fascículo el tema de la injusticia institucional, haciendo referencia a la falta de preparación de muchos de quienes administran justi-cia. Así mismo, se trata el problema re-lacionado con la falta de juez real para los magistrados y el Fiscal General de la Nación, como también el grave fla-gelo de la corrupción en la Rama Ju-dicial, para empezar luego la síntesis de la injusticia material, como otro ele-mento de exclusión, y por lo tanto, de conflicto y guerra.

q. FALTA DE PREPARACIÓN

Además de los muchos problemas tratados, gran cantidad de nuestros magistrados, jueces, y quienes con ellos imparten y administran justicia, no están lo necesariamente preparados, ni conocen suficientemente la Consti-tución y las leyes y con frecuencia no son seleccionados adecuadamente.

6Fascículo

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Por Ricaurte Losada Valderrama*

*Ex Senador de la República, Analista, Investigador.

La Fiscalía General, como todas las entidades de la Rama Judicial, deben ser símbolo de justicia, lo cual hace ver como un despropósito que su titular no tenga juez real.

Si la preparación es indispensable para el ejercicio de cualquier actividad, mucho más lo es tratándose de la delicada misión de impartir justicia.

Es indispensable aumentar la capa-citación en cantidad y calidad, rea-lizándola en forma permanente. Y los jueces deben ser formados para el ejer-cicio de esa importante y delicada mi-sión.

De otra parte, tanto para los jueces como para los magistrados, es necesa-rio que la selección se realice por riguro-so concurso y no a través del amiguis-mo, la componenda y la politiquería.

Parte significativa de la administra-ción de justicia se encuentra en manos de funcionarios mediocres que care-cen de los conocimientos y las aptitu-des indispensables para cumplir tan delicada misión. Está en veremos la seguridad que debe brindar la justicia porque las sentencias deben ser profe-ridas por jueces y magistrados justos y sabios.

r. MAGISTRADOS Y FISCAL SIN JUEZ

Los magistrados de la Corte Cons-titucional, Corte Suprema de Justicia, Consejo de Estado y Consejo Superior de la Judicatura, así como el Fiscal Ge-

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neral, no tienen juez real, pues sobre el papel ellos son acusados ante el Senado por la Cámara de Representantes por he-chos u omisiones ocurridos en el ejercicio del cargo.

Para este efecto la Cámara tiene una Comisión de Acusación que se encarga de realizar las investigaciones y que nun-ca han acusado a ningún magistrado, al punto que la llaman Comisión de Absolu-ción.

Pero cuál es la razón para que esto sea así? Es elemental: al Consejo del Esta-do corresponde decretar la pérdida de investidura de los congresistas. Por esa razón, cuando alguno de ellos intenta in-vestigarlos, situación que es excepcional, como aconteció, con el representante del Amazonas, Jairo Ruiz Medina, que sien-do miembro de esa Comisión, citó a inda-gatoria a un congresista. El resultado fue el despojo de su investidura. Así puede

haber justicia? Así puede haber Estado de Derecho? Así puede haber paz?. Y son estas apenas unas de las tantas pre-guntas que al respecto se pueden hacer y a consecuencia de las cuales se derivan múltiples males, difíciles, por no decir, imposibles de superar mientras no haya justicia.

rr. LA CORRUPCIÓN

La mayoría de los veintiún problemas anteriores de la justicia generan corrup-ción, y si esta es grave cuando proviene de sectores distintos a la justicia, y lo es, con mayor veraz, si emana, o es permiti-da por ésta, o siquiera, si en las actuacio-nes, no hay transparencia.

Como se advierte por la Corporación Transparencia por Colombia, en el con-texto de la justicia, la corrupción se re-fiere a actos u omisiones que llevan al uso de la función pública para beneficio

propio o de terceros. Dichos actos u omi-siones pueden incluir soborno, extorsión, intimidación, tráfico de influencias, o uso inadecuado de los mecanismos judicia-les.

La corrupción en la justicia distorsiona su papel legítimo, que consiste en prote-ger las libertades y derechos civiles de los ciudadanos y garantizar un juicio im-parcial, gestionado por un órgano judicial competente y justo. La corrupción en la justicia permite que acciones ilícitas que-den impunes, o que nunca sean descu-biertas.

La corrupción judicial genera efectos irreparables. Sin una justicia imparcial e independiente no es posible proteger las libertades y derechos; se reducen las posibilidades de desarrollo del país, se deteriora el gobierno al destruirse la con-fianza en el Estado de Derecho y se ge-nera un contexto en el que la impunidad encuentra terreno fértil, por cuanto no se detectan, persiguen y sancionan los ac-tos corruptos.

Por lo que representa, y por las fun-ciones que le competen en los sistemas democráticos, la Rama Judicial debe go-zar de los más altos estándares éticos y contar con las garantías necesarias para evitar cualquier injerencia indebida, lo que no ocurre en Colombia donde el 45 por ciento de la gente describe el sistema judicial como corrupto, según el Informe Global de la Corrupción 2007, lo cual tie-ne un impacto directo sobre los derechos humanos, el desarrollo económico y la go-bernabilidad, entre otros factores.

INJUSTICIA MATERIAL

Terminada la síntesis de la falta de La lentitud en la justicia la hace inoperante en muchos casos, y ambos hechos, entre otros, hacen que predomine la injusticia.

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Es necesario hacer referencia a dos aspectos estrechamente ligados, los cuales tienen a su vez una muy directa relación con el conflicto. Son ellos, la concentración de la riqueza y la desigualdad, que como la injusticia institucional, generan exclusión, y por lo tanto, violencia.

justicia es necesario hacer referencia también a dos aspectos estrechamen-te ligados, los cuales tienen a su vez una muy directa relación con el conflic-to. Son ellos, la concentración de la ri-queza y la desigualdad, que también, como la injusticia institucional, gene-ran exclusión, y por lo tanto, violencia, freno al desarrollo y otras consecuen-cias que afectan integralmente la vida individual y colectiva con repercusio-nes en todos los órdenes.

1. CONCENTRACIÓN DE LA RI-QUEZA

En aras de la síntesis, recordamos que en la década de los noventa el país presentaba altos niveles de injusticia. El 10 por ciento más pobre obtenía sólo el 1 por ciento del ingreso nacional y el 10 por ciento más rico el 47 por cien-

to. El 73 por ciento de los propieta-rios detentaba el 7.1 por ciento de la propiedad de la tierra, mientras el 6.9 por ciento era dueño del 83 por ciento. Para rematar, en las sociedades anóni-mas, el 0.2 por ciento de los accionistas poseían el 81.5 por ciento de las accio-

nes. Y esta inequidad se mantiene.

A. LOS GRUPOS ECONÓMICOS

En 1995, el 25 por ciento de los acti-vos totales y el 33 por ciento del patri-monio, pertenecían a seis conglomera-dos económicos: Sindicato Antioqueño, Santo Domingo, Luis Carlos Sarmiento Angulo, Carlos Ardila Lulle y los grupos Holguín y Social que generaban el 34 por ciento del Producto Interno Bruto, es decir, controlaban más de la tercera parte de la economía colombiana.

Las utilidades declaradas de los cua-tro primeros ascendieron en ese año a 1.400 millones de dólares y los 537 grupos existentes actualmente reporta-ron ganancias netas de 8.5 billones de pesos en el año 2010 y de 10.3 billo-nes en el 2011.

Al respecto, la Superintendencia de Sociedades informó en mayo de 2012 que al finalizar el año 2011 eran 537 conglomerados económicos con 1.833 compañías subordinadas.

Ocho grupos concentran cada uno más de veintiún empresas y en total

En Colombia son muy limitadas las oportunidades y el dinero es escaso hasta para las más elementales necesidades, pero muy abundante para unos pocos.

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La concentración del capital genera exclusión. Por ende, conflicto y violencia.

tienen 246 subordinadas. Inversio-nes Manuelita es el conglomerado que más empresas controla: cuaren-ta. Le sigue la Compañía de Promo-ciones Internacionales de Servicios de Salud que tiene treinta y siete su-bordinadas, entre ellas, Sanitas, Col-sanitas y Medicina Nuclear Palermo.

En tercer lugar, con más subordi-nadas -36 cada uno-, se ubican los grupos Mercantil Colpatria, la Orga-nización Ardila Lülle, Invernac, Avia-tur, Inversiones Internacional y Ce-mentos Argos, ésta con veintidós y Avianca con 19 subordinadas.

Dentro de los 15 grupos empresa-riales con mejores ganancias, nueve pertenecen al sector servicios, cinco al manufacturero y el restante a co-mercio.

El más grande por el valor de sus

activos es el Grupo Aval de Luis Car-los Sarmiento Angulo, con $111.5 billones, seguido por Sociedades Bo-lívar con activos por 42.2 billones y por el Grupo de Inversiones Surame-ricana del Sindicato Antioqueño con 32.3 billones.

En cuanto a las ganancias netas del año 2011, el Grupo que lideró el escalafón fue América Móvil -Comcel-, ahora Claro, que sumó utilidades por 1.14 billones, seguido del Grupo Aval con 1.11 billones y de Sociedades Bolívar con $799.559 millones.

En el siglo XX -década del cuaren-ta-, aparecieron los actuales grandes grupos económicos y empresarios como Alejandro Echavarría, Manuel Mejía Jaramillo, Carlos Ardila Lulle, Manuel Carvajal Sinisterra, Jimmy Mayer, Eduardo Santos, Hernando

Caicedo Caicedo, Fernando Mazue-ra, Julio Mario Santo Domingo y Luis Carlos Sarmiento Angulo.

En la actualidad los cuatro grupos económicos más destacados por su patrimonio, ventas y participación en las diferentes ramas de actividad, son la Organización Ardilla Lulle, los Grupos Santo Domingo y Luis Carlos Sarmiento y el Sindicato Antioqueño. Del primero su líder es Carlos Ardilla Lulle y sus inicios están relacionados con las gaseosas; posteriormente in-cursionó en los negocios de cerveza, textiles, medios de comunicación y la industria azucarera, entre otros.

Este grupo actúa también en el sec-tor de las bebidas; hace presencia con Postobón -Gaseosas Posada To-bón S.A-; en el sector agroindustrial con Incauca S.A, Ingenio Providen-cia S.A., Banamal S.A., Cipreses de Colombia S.A., Industrias Forestales Doña María Ltda, Sucromiles S.A., C.I.M. -Sociedad Comercializadora Internacional de Azúcares y Mieles S.A.-; en el sector textil con Coltejer -Compañía Colombiana de Tejidos-, Textiles Rionegro y Cia. Ltda.

Ardila Lule además participa en el sector de comunicaciones, con RCN Radio, RCN Televisión, Sonolux -In-dustria Electro Sonora S.A.-; en el sector financiero con Coltefinanciera S.A. y en otros sectores con Peldar S.A., Líquido Carbónico Colombia-na S.A., Crown Colombiana S.A, Los Coches -Distribuidora los Coches la Sabana S.A-, Tapas la Libertad S.A, Iberplast -Industria Iberoamericana de Plásticos-, Edinsa -Empresa de Distribuciones Industriales S.A.- y Atlético Nacional.