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juzgar la normalidad
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Ficha de lectura Texto n°2
Caterina Salazar Maturana
Título: “Juzgar la normalidad, no la anormalidad. Políticas y falta de políticas en
relación a las diferencias en educación”.
Autor: Carlos Skliar
Análisis y desarrollo:
En el texto, el autor parte de la tesis de caracterizar lo “normal” como lo
problemático y no lo llamado “anormal”. Se cuestiona el rol de lo “anormal”,
llegando a la conclusión de que es lo que incomoda, lo que ataca, lo que atenta
contra lo normal por el simple hecho de ser diferente a lo tradicional, a lo que es
considerado como correcto. Por ello, en educación, las diferencias son
consideradas como algo peyorativo, como algo que se compara con lo que es
normal y que debe ser corregido, mejorado, para que el sujeto anormal se adapte
a la uniformidad del entorno. Es así como se genera esta obsesión por nivelar a
los sujetos que quedan fuera de los parámetros que establece esta normalidad,
en vez de dejarlos ser tal como son. Se habla de “aceptación” y “tolerancia”, pero
estos conceptos tienen una carga negativa, como de caridad, de que no hubiese
otra opción, de que estos seres son deficientes respecto a los llamados
“normales”, en vez de simplemente no hacer visibles las diferencias y abogar por
una integración real, es decir, sin hacer comparaciones cualitativas ni cuantitativas
de estos sujetos. Estas prácticas sólo aumentan la brecha entre “normales” y
“anormales”, le dan una importancia casi obsesiva a la diferencias, en vez de
tomarlo como una alteridad que simplemente es, existe, y no tiene nada
cuestionable por ser distinta.
Creo que es importante dejar de excluir y segregar para abogar por una
educación realmente integradora, y que esto se logra dejando de lado esa actitud
colonialista que menciona Skliar, en que la diferencia se condena y se neutraliza.
Se busca desaparecerla, hacerla invisible en lugar de convivir genuinamente con
lo que es distinto. Partiendo de la base en que lo diferente no es el problema, sino
que es el cómo se trata a esa diferencia, no existe nada realmente malo en lo
diferente, sino que la construcción cultural al respecto nos impone que lo que se
sale de la norma es incorrecto y peligroso. Por ello, debemos desaprender
conscientemente, mediante el análisis, el diálogo, la discusión y el convivir
cotidiano, a dejar de querer estandarizar todo porque se asume como algo bueno.
Esta normalidad no es algo natural, por lo tanto podemos hacer un cambio efectivo
y consciente, que vaya más allá de la superficie y de la segregación, en que lo
diferente no se considere como algo tolerable, sino igual de común y corriente que
lo estándar, sin provocar obsesiones ni perturbaciones que aumenten la brecha
entre lo que es calificado como distinto de lo que no, mejorando la pedagogía y las
relaciones entre seres humanos.