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LA POLÍTICA DE ARISTÓTELES: El hombre pleno, la pólis y la eudemonía.
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UNIVERSIDAD ANDINA SIMÓN BOLÍVAR
PROGRAMA DE MAESTRÍA EN ESTUDIOS LATINOAMERICANOS
Materia: Fundamentos de la teoría y el análisis políticos
Nombre: Sebastián Sacoto Arias S.
Fecha: 2 de Febrero del 2010
LA POLÍTICA DE ARISTÓTELES(El hombre pleno, la pólis y la eudemonía)
Para Aristóteles, la naturaleza política del hombre (zoon politikón) y la noción de la
pólis (ciudad) están íntimamente entrelazadas, ya que es justamente en la pólis, en tanto
comunidad autosuficiente, donde se hace posible la realización de todos los fines humanos.
Para el estagirita, la pólis es la comunidad política por excelencia, pues se fundamenta en
la naturaleza social del hombre, ya que el ser humano es un zoon koinonikón y no puede
existir sino en comunidad (koinonía); la vida fuera de una comunidad con otros hombres
solamente es posible si se es un dios o una bestia. Entonces, lo comunitario es un ámbito
de suficiencia para realizar fines individuales y sociales, o una red de relaciones
interindividuales, en cuyo interior el individuo realiza actos que no podrían llevarse a cabo
sin la participación de los demás hombres.
Sin embargo, la suficiencia o autarquía pasa de la comunidad humana elemental, es
decir, de la pareja humana, a otras más complejas, hasta llegar a la ciudad. Aristóteles
define distintos niveles de suficiencia en este proceso, para cada fin humano cuya
realización requiera necesariamente al otro, hasta llegar a la pólis que es la realización de
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toda suficiencia, porque, como ya se anotó, es la comunidad completa la que ofrece la
posibilidad de que sus miembros realicen sus fines.
En ese estadio de la sociedad, el hombre puede alcanzar la “buena vida” o
“felicidad” (eudaimonía), es decir, posee la capacidad de hacer que la finalidad de toda
acción sea el bien supremo o la felicidad, ejerciendo las facultades del alma de acuerdo con
la razón y perfección que le es propia. La pólis no es simplemente un aparataje construido
para atender y satisfacer las necesidades de carácter físico del hombre, ni para atender a la
economía o el comercio, ni para mantener un tipo de poderío político; su auténtica tarea es
alcanzar el ideal de humanidad moralmente cultivada y ennoblecida. Por lo tanto, ya que
solamente a través de la pólis la naturaleza social del ser humano se completa y realiza la
plenitud de sus fines, el hombre pasa de ser un animal social (zoon koinonikón), a
convertirse en zoon politikón; es decir, su sociabilidad de ser humano se realiza en el
ejercicio de la pertenencia y participación en la pólis, a través de la vida política o
ciudadana.
Así, para Aristóteles la naturaleza social del hombre se asienta en tres factores: 1.
El hombre posee la palabra (phoné) y lenguaje (dialektós), es decir, es comunitario porque
es un animal que posee palabra racional que expresa las ideas básicas de la relación con los
demás y posibilita la actividad comunicativa, para manifestar lo conveniente y lo dañoso,
lo justo y lo injusto, y construir la relación con los otros. 2. El hombre es un animal que es
social y político por naturaleza (physis), pues la comunidad está constituida necesariamente
en vista de un bien (agathon) y no por convención, pues parte de la unión de aquellos que
no pueden sobrevivir el uno sin el otro (aunque la pólis será fundada sobre un nuevo
principio que trascienda el estado natural). 3. La ética, pues para Aristóteles toda la
discusión sobre la pólis está atravesada por la idea del fin o bien último a que aspira el
hombre, la “felicidad” (eudaimonía), la vida humana según su perfección.
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Es decir, para el estagirita la autosuficiencia de la pólis busca congregar una
comunidad de individuos adecuados para que cada cual pueda, si quiere, ser feliz; pero ésta
felicidad únicamente es posible si la pólis es entendida como por naturaleza anterior a cada
individuo, y sus intereses individuales subordinados al de ésta, porque el todo es
necesariamente anterior a las partes. Es decir, la ciudad es un todo (to hólon) cuyas partes
son las comunidades inferiores y los individuos. En el todo que es la pólis, el ser humano,
como individuo, se articula con la comunidad perfecta de ciudadanos libres y alcanza su
vinculación esencial con su verdadera humanidad, haciendo una su felicidad con la de la
propia pólis. De ahí que sea necesaria la vida de participación en la política y en la
comunidad civil, para ordenar tanto la vida individual como la vida colectiva en vista de
“lo mejor”, a través de la administración de la justicia y el gobierno, ejerciendo el hombre
su calidad de ciudadano (polites) libre, eligiendo autoridades y siendo elegido, y siendo
capaz de establecer relaciones de amistad, que son la base de la comunidad.
Sin embargo, si la definición de ciudadanía es propia del régimen democrático recto
o república (politeía), porque consagra la plenitud de los derechos ciudadanos fundados en
la libertad y la igualdad, Aristóteles expone otras formas de ciudadanía. En efecto, cada
constitución define su propio estatuto ciudadano, y así, la monarquía, la aristocracia, la
tiranía, la oligarquía y la democracia corrupta tienen sus ciudadanías específicas y cada una
de ellas se va a caracterizar por consagrar algún tipo o nivel de participación de los
ciudadanos en los asuntos públicos, con la excepción de la tiranía.
Así, los tipos de regímenes serían los siguientes:
Realización del Bien Común Transgresión del Bien Común
Uno Reinado o monarquía Tiranía
Poco (algunos) Aristocracia Oligarquía (ricos y pocos)
Muchos Politeía (democracia recta o república) Democracia corrupta (pobres y muchos)
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Sin embargo, para Aristóteles el mejor régimen no puede dilucidarse sino a la luz
de la forma de vida humana más perfecta, la eudaimonía, que únicamente puede alcanzarse
en un régimen donde se practique la vida moderada o media, en que las formas de
distribución de la riqueza posibiliten la estabilidad del orden político; produciéndose un
encuentro entre la ética y la política (ya que para el estagirita no existe la moderna pugna
entre ambos), en el sentido que la primera define la felicidad como la perfección de la
actividad humana iluminada por la razón, y la segunda porque determina el ámbito donde
la felicidad puede alcanzarse, que es, como ya hemos visto, la pólis. Para Aristóteles,
entonces, la felicidad consiste en desplegar la actividad humana práctica según su
perfección, como un término medio entre abundancia y carencia, un régimen equilibrado
en el que los poderes están dosificados de forma tal que se asemeje a la vida del hombre
virtuoso.
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