Fink Nietzsche

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LA FILOSOFA DE NIETZSCHE Eugen Fink

Captulo 1 LA METAFSICA DE ARTISTA 1. La filosofa de Nietzsche, oculta bajo mscaras Federico Nietzsche es una de las grandes personalidades que jalonan el destino de la historia espiritual de Occidente, un hombre fatal que obliga a tomar decisiones ltimas, una tremenda

encuentran, de manera decisiva, en la esfera de influencia de los primeros pensadores griegos, se remontan a lo inicial; ambos son heraclteos. Hegel y Nietzsche son como la afirmacin que todo lo comprende y la negacin que todo lo discute. Hegel lleva a cabo la inmensa labor de la comprehensin conceptual, pues re-piensa e integra todas las variaciones de la autointeleccin humana, conjunta en la unidad superior de su sistema todos los temas antagnicos de la historia de la metafsica, llevando as a sta a su conclusin. Para Nietzsche esta misma historia no es ms que la historia del error ms prolongado, y por ello la ataca con una pasin desmedida, con una polmica estremecida por la tensin, formulando sospechas, haciendo imputaciones, con un odio desenfrenado y una amarga irona, con rasgos de ingenio y a la vez con todas las insidiosas malignidades propias de un panfletista. Para su lucha acude a todas las armas de que dispone: su refinada psicologa, la agudeza de su ingenio, su vehemencia y, sobre todo, su estilo. Nietzsche lucha con una entrega total, pero no realiza una destruccin conceptual de la metafsica, no la desmonta con los mismos medios del pensar conceptual del ser, sino que repudia el concepto, lucha contra el racionalismo, se opone a la violacin de la realidad por el pensamiento. Su discusin con el pasado la realiza Nietzsche en un amplio frente. No polemiza slo contra la moral y la religin tradicionales. Su lucha tiene la forma de una crtica total de la cultura. Este factor es de gran importancia. La circunstancia de que Nietzsche parta de una crtica de la cultura encubre con demasiada facilidad el hecho ms hondo de que

interrogacin plantada al borde del camino que el hombre europeo ha venido recorriendo hasta ahora y que ha estado caracterizado por la herencia de la Antigedad y dos mil aos de cristianismo. Nietzsche es la sospecha de que este camino ha sido un camino errado, de que el hombre se ha extraviado, de que es necesario dar marcha atrs, de que resulta preciso renunciar a todo lo que hasta ahora se ha considerado como santo y bueno y verdadero. Nietzsche representa la crtica ms extremada de la religin, la filosofa y la ciencia, la moral. Si Hegel realiz el ensayo gigantesco de concebir la historia entera del espritu como un proceso evolutivo en el que se hallan integrados todos los pasos anteriores, que deben ser estimados en su valor propio; si Hegel crey que poda dar una respuesta positiva a la historia de la humanidad occidental, Nietzsche representa, por el contrario, la negacin despiadada, resuelta, del pasado; la repulsa de todas las tradiciones, la invitacin a una radical vuelta atrs. Con Nietzsche el hombre europeo llega a una encrucijada. Hegel y Nietzsche son, juntos, la conciencia histrica que reflexiona sobre todo el pasado occidental, sopesndolo y examinndolo. Ambos se

2 lo que en l tiene lugar en esencia es slo una disputa filosfica con la metafsica occidental. Nietzsche somete ciertamente todo el pasado cultural a su crtica demoledora. Al atacar tan ampliamente lo anterior, al poner as radicalmente en cuestin el pasado de Occidente, Nietzsche se separ de antemano de los moralizantes crticos de la poca que estuvieron en boga en el siglo XIX. No slo se enfrenta de manera crtica al pasado, sino que dicta, adems, una condenacin; invierte los valores occidentales, posee una voluntad de futuro, un programa, un ideal. Pero no es un utopista, uno de esos hombres que pretenden mejorar el mundo y traerle la felicidad; no cree en el progreso. Tiene una oscura profeca para el futuro, es el mensajero del nihilismo europeo. Este parece haber llegado entretanto, y no slo a Europa. Todo el mundo lo conoce y habla de l; incluso hay ya quien se dispone a superarlo. La llegada del nihilismo la anuncia Nietzsche para los dos prximos siglos. Tambin en la direccin del futuro llega muy lejos su conciencia histrica. Por ello resulta mezquino y ridculo reducir al breve espacio de tiempo de la historia actual a un pensador que abarca histricamente todo nuestro pasado europeo y que presenta un proyecto de vida para siglos, y querer interpretarlo desde ella. Hay que rechazar con toda decisin los intentos de introducir a Nietzsche en la poltica del momento, de presentarle como el glorificador clsico de la violencia, del La imagen de Nietzsche ha experimentado ciertamente una transformacin caracterstica en el curso de los ltimos decenios. A comienzos del siglo Nietzsche aparece en las exposiciones sobre todo como el diagnosticador genial de la decadencia cultural, como el creador de una psicologa penetrante, abismal, concebida como un excelso arte de adivinacin y de interpretacin; se ensalza a Nietzsche como el sagaz descubridor del resentimiento, de la decadencia, dotado de una mirada maligna que percibe todo lo mrbido y putrefacto; se le considera como artista, como poeta que domina el El estilo difcil de sus obras hace que los grandes pensadores sistemticos, como Aristteles, Leibniz, Kant, Hegel, por ejemplo, estn tal vez menos expuestos que Nietzsche a ser malentendidos de modo banal. Este ltimo ofrece aparentemente un acceso ms fcil, atrae por el esplendor de su estilo, por su forma aforstica, seduce y cautiva por la audacia de sus formulaciones, ejerce una fascinacin esttica, adormece por la magia de sus extremosidades. Teniendo en cuenta la marea, que todava sigue creciendo, del influjo de Nietzsche, hay que plantear esta pregunta cavilosa: Se basa este influjo en la filosofa de Nietzsche o en motivos secundarios de su obra o tal vez en la atraccin que ejerce el estilo sugestivo de sus

sobreexcitadas facultades mentales? Es posible que nuestra respuesta cause desilusin: la filosofa de Nietzsche es lo que menos influye, lo que tal vez no ha sido comprendido todava y est aguardando interpretaciones esenciales. El filsofo Nietzsche est oculto y disimulado por el crtico de la cultura, por el augur misterioso, por el profeta grandilocuente. La esencia est oculta bajo mscaras. A stas nuestro siglo las sigue de mltiples formas. Pero de su filosofa se halla lejos an.

imperialismo alemn, como el abanderado germnico contra todos los valores de la cultura mediterrnea y otras cosas semejantes. Nietzsche no puede escapar, desde luego, al destino de todos los grandes filsofos de ser vulgarizados y trivializados. Mas el que se haya abusado polticamente de l no es un argumento en contra suya, a no ser que se demuestre que la desacreditada praxis poltica se origin en una comprensin genuina de su autntica filosofa.

3 idioma, como predicador proftico. Como dijo una vez Scheler, Nietzsche dio a la palabra vida una resonancia urea; fund la filosofa de la vida. Cuanto menos se comprende su verdadera filosofa, tanto ms fastuoso se torna el culto que se le tributa. Nietzsche es glorificado como una figura legendaria, es transformado en un smbolo. Mezclando su vida y su obra se crea el artificio de una leyenda. Las interpretaciones ms recientes de Nietzsche poseen un sentido ms riguroso de la realidad. Podemos observar en ellas una tendencia inversa. Muchas veces el punto de partida sigue siendo todava biogrfico; se intenta comprender la obra desde la vida que la cre. Pero Nietzsche es visto framente. No se le considera como el superhombre que l proclama en As habl Zar alustra. Al contrario, ahora se aplica a Nietzsche mismo la refinada psicologa del desenmascaramiento que l desarroll hasta el virtuosismo. Nietzsche aparece como el hombre que sufri profundamente, el hombre destrozado, maltratado por la vida. Su odio salvaje, infernal, contra todo lo cristiano slo puede explicarse porque nunca pudo innumerables fenmenos de la ambivalencia; su arte de! anlisis psicolgico posee una altura suprema. Indiscutiblemente. Nietzsche estaba dotado de un olfato increble para captar los acontecimientos histricos; poda leer los signos de lo que ha de venir y profetizar el futuro. Nietzsche es, sin duda, un artista que posee una sensibilidad delicadsima, un ingenio fabuloso, una ardiente fantasa, una imaginacin visionaria. Indiscutiblemente es Nietzsche un poeta. Soy el ms encubierto de todos los encubiertos, dijo de s mismo en una ocasin. Tal vez nos resulte tan difcil captar al filsofo precisamente porque ste es el Nietzsche autntico. El ocultamiento de su esencia se convirti en Nietzsche en una pasin; le gustan de una forma inquietante el antifaz, la mascarada, la bufonera. En cuantas figuras se revela, en esas mismas se oculta: tal vez ningn filsofo haya encubierto su filosofar bajo tanta sofistera. Parece como si su ser cambiante, verstil, no pudiera llegar en absoluto a una expresin clara y definida, como si representara muchos personajes. Tales figuras como el espritu libre, de la poca en que escribi Humano, demasiado humano, el prncipe Vogelfrei, Zaratustra y su autoidentificacin ltima con Dionisos. Ahora bien: qu significa este gusto por la mscara? Es slo una treta de escritor, un engao del pblico, el mtodo impune de defender una posicin y no quedar, sin embargo, atado a ella? Este rasgo de Nietzsche brota, en el fondo, de un desarraigo, de un flotar La imagen de Nietzsche viene determinada ms por factores perifricos de su obra que por el ncleo de su filosofa. sobre el abismo, que quiere engaarse a s mismo y a los dems, presentndolo como un suelo firme? Una explicacin psicolgica no podr disipar jams este enigma de la existencia de Nietzsche. En una imagen extraordinariamente simblica, Nietzsche habla del

desembarazarse del cristianismo; su inmoralismo no se explica ms que por un refinamiento moral, precisamente por la absoluta sinceridad de su crtica de la moral; sus ditirambos a la vida salvaje y fuerte, al hombre poderoso, a la salud robusta, por la necesidad de abstencin del enfermo.

Indudablemente, las conquistas psicolgicas de Nietzsche son grandiosas: l nos abri los ojos para ver las realidades de doble fondo, el sentido oculto de' las formas expresivas del alma, los

laberinto; el ser humano es para l un laberinto cuya salida nadie ha

4 encontrado todava y dentro del cual han sucumbido todos los hroes. Nietzsche mismo es el hombre laberntico por excelencia. No podemos arrebatarle el misterio de su existencia, pues se ha puesto a salvo mediante muchas vueltas y revueltas, mediante muchas mscaras y figuras. Pero nos importa esto a nosotros? La interpretacin de Nietzsche se resiente en general de que se emplea la biografa como clave. Ahora bien: la vida de Nietzsche est ms oculta an que su obra. Pero lo extraordinario de su destino, su pasin y, por otro lado, su pretensin mesinica, el inaudito pathos con que se presenta, con que asusta, desconcierta, escandaliza y atrae: todo esto incita constantemente a dirigir la mirada al hombre en lugar de ocuparse tan slo de la obra. Nietzsche nos atrae en direccin a l mismo. Todos sus libros estn escritos en estilo de confesiones; no permanece, como autor, en segundo plano. Por el contrario, de un modo casi insoportable habla de s mismo, de sus experiencias espirituales, de su enfermedad, de sus gustos. Implica una arrogancia nica el molestar as al lector con la persona del autor y afirmar a la vez que, en el fondo, todos los libros no son ms que monlogos de Nietzsche consigo mismo. Nietzsche utiliza el descaro de esta impertinencia frente al lector como un recurso artstico, como una golosina literaria; se asegura seguidores precisamente repeliendo. Este pathos aristocrtico ejerce una influencia provocativa e Hay todava otro motivo que provoca la actitud ordinaria de las interpretaciones de Nietzsche. Excepto unos pocos, sus libros no tienen el carcter de obras que discurran desarrollando pensamientos, que presenten un despliegue progresivo del curso de la idea. Son colecciones de aforismos. Nietzsche, a quien una enfermedad de la vista impeda escribir durante mucho tiempo seguido, hizo del aforismo una obra de arte. Pero sera equivocado pretender explicar nicamente por esta circunstancia externa de su dolencia el estilo aforstico de Nietzsche e intentar hacer de l una virtud nacida de la necesidad. El aforismo es, antes bien, adecuado al estilo de pensar de Nietzsche. Permite la formulacin breve, audaz, que renuncia a presentar las pruebas. Nietzsche piensa, por as decirlo, en relmpagos mentales, no en la forma penosa de exponer conceptualmente largas cadenas de ideas. Como pensador es intuitivo, grfico, y posee una inusitada fuerza para representar las cosas. Los aforismos de Nietzsche tienen concisin. Se parecen a piedras talladas. Y, sin embargo, no se encuentran aislados cada uno de por s; estn en serie, y en la unidad concentrada que penetra como un rayo. Su estilo est cargado de la punzante electricidad de tensiones espirituales y, a la vez, maneja con virtuosismo la apelacin a las fuerzas irracionales del espritu humano. El estilo de Nietzsche est dirigido a causar efecto. De l puede decirse lo que Nietzsche afirma de la msica de Wagner: Hay mucha comedia, mucha seduccin y encanto en su estilo. Pero hay tambin grandes magnificencias cuando el pensar accede a la cercana esencial de la poesa. El esplendor del lenguaje de Nietzsche, su subjetividad extremada inducen constantemente a apartar la mirada de la obra y volverla hacia su creador, que en ella de mil formas se refleja.

interesante. Como escritor Nietzsche es refinado, posee el instinto del efecto, domina todos los registros, tanto los tonos delicados y sublimes como los chillones toques de clarn. Tiene un sentido pronunciado para la meloda natural del lenguaje, construye frases amplias como perodos sujetos a las reglas del arte, con un lempo de elevacin, con un empuje que sita exactamente cada palabra en su sitio; pero domina igualmente el tempo staccato de la frase breve y

5 de un libro producen un todo peculiar. Nietzsche es un maestro de la composicin; cada libro tiene su tono propio latente en todos los aforismos, su lempo peculiar e inconfundible. Ningn libro de Nietzsche se parece a otro. Cuando ms va teniendo uno ojos y odos para captar estas cosas, tanto ms asombrado se queda de esta obra artstica. Sin embargo, tambin aumenta su extraeza ante el hecho de que Nietzsche, que tanto entreg a sus libros, eludiese una y otra vez la tarea de realizar una elaboracin sistemtica, conceptual. nicamente en las obras pstumas encontramos esbozos de sistemas, concepciones de un camino mental que hay que recorrer hasta el fin. La gran categora de Nietzsche como escritor, la forma aforstica de sus libros son precisamente factores que han perjudicado la exposicin de su filosofa. En las obras de arte de sus escritos, que a la vez iban dirigidos siempre a causar efecto, a convencer, a producir una excitacin esttica (aun cuando slo sea la excitacin del reto intencionado o de la desmesurada exageracin artstica), Nietzsche ha encubierto ms bien que manifestado su filosofa. Si en su obra hablase slo una especial experiencia existencial de un hombre extremadamente amenazado, no tendramos que ocuparnos de l, no sera un personaje del destino para todos nosotros. Sera un individuo interesante, un gran hombre, que merece respeto y deferencia. Pero si es un filsofo, es decir, si es alguien a quien se le ha encomendado pensar nuestro ser de hombres, si se le ha confiado la verdad de nuestro existir, entonces nos afecta, queramos o no. Tiene Nietzsche esta responsabilidad para con la humanidad moderna, que somos nosotros? En qu lugar se encuentra como pensador? Jams podremos encontrar una respuesta suficiente a esta pregunta sumergindonos por muy intensamente que lo hagamos en la personalidad de Nietzsche, reuniendo todos los testimonios existentes acerca de l y empleando la psicologa ms penetrante. Slo repensando sus ideas filosficas podremos conocer cul es el puesto de Nietzsche en la historia de los pensadores occidentales; tan slo as podremos percibir un soplo de la seriedad de su problema. Aun cuando nos esforcemos con rigor y seriedad por lograr esto, estamos en peligro. Nietzsche es un peligro para todo el que se ocupa de l, no slo para los jvenes, que, todava inseguros, quedan expuestos a su escepticismo, a su abismal desconfianza, a su arte de seducir las almas. El peligro de Nietzsche no est slo en su naturaleza de ratonera, en la musicalidad de su persuasivo lenguaje, sino que consiste ms bien en una mezcla inquietante de filosofa y sofstica, de pensamiento originario y de abismal desconfianza del pensar frente a s mismo. Nietzsche es el filsofo que pone en duda toda la historia de la filosofa occidental, que ve en la filosofa un movimiento profundamente negativo. Nietzsche no piensa dentro del cauce que el pensamiento de la creencia se ha ido abriendo en el largo decurso de los siglos; duda de l, declara la guerra a la metafsica. Sin embargo, no duda de la metafsica a la manera como duda de ella el positivismo de la vida diaria o de las ciencias. Su ataque a la metafsica no procede de la esfera prefilosfica del existir, no es ingenuo. El pensar mismo se rebela en Nietzsche contra la metafsica. Tras veinticinco siglos de interpretacin metafsica del ser, Nietzsche busca un nuevo comienzo. En su lucha contra la metafsica occidental, est atado todava precisamente a ella, y lo nico que hace es invertirla. Mas el problema que nosotros planteamos en este libro es el de si Nietzsche es slo ese metafsico

6 invertido o si en l se anuncia una nueva experiencia originaria del ser. Esta cuestin no se puede resolver brevemente; se precisa una reflexin prolongada y penetrante, es necesario seguir los caminos mentales de Nietzsche, profundizar en su obra y, ante todo y sobre todo, entablar dilogo con l. Nosotros intentamos dar una nueva palabra para designar lo que la filosofa de Nietzsche es? Mas el pensar de Nietzsche, que borra apasionadamente un inmenso espacio de tiempo, no suprime, sin embargo, el comienzo de la filosofa occidental. Nietzsche retorna a Herclito. Su lucha comienza contra los elatas, contra Platn y la tradicin metafsica que arranca de ah. Herclito sigue siendo la raz originaria de la filosofa de Nietzsche. Despus de dos mil quinientos aos tiene lugar una repeticin de Herclito, con la inaudita pretensin de poder borrar todo el prolongado trabajo intelectual del tiempo intermedio, de sealar al gnero humano un camino nuevo y, sin embargo, antiqusimo, que contradice a la tradicin entera. Esta actitud con respecto a la historia explica la elevada conciencia de Nietzsche de ser un enviado, de representar un destino, como lo expresa en Ecce homo con estas palabras: Conozco mi suerte. Alguna vez ir unirlo a mi nombre el recuerdo de algo gigantesco, de una crisis como jams la haba habido en la tierra, de la ms profunda colisin de conciencia, de una decisin tomada, mediante un conjuro, contra todo lo que hasta ese momento se haba credo, exigido, santificado. Yo no soy un hombre, soy dinamita.

interpretacin provisional, intentamos destacar primero, recorriendo en forma concentrada los escritos de Nietzsche, los temas fundamentales de su pensamiento, y luego plantear la cuestin de cmo se relacionan stos con los problemas bsicos de la filosofa tradicional, ver si en ellos puede reconocerse o no el plano, el esquema del preguntar filosfico, y, finalmente, preparar la cuestin de cul es la nueva experiencia nietzscheana del ser. Buscamos la filosofa de Nietzsche. Esta se encuentra oculta en sus escritos, encubierta por el esplendor de su lenguaje, la potencia seductora de su estilo, la inconexin de sus aforismos, y escondida tras su personalidad fascinante, que una y otra vez atrae nuestra mirada hacia s. Sin embargo, para buscar la filosofa hemos de tener ya, claro est, un concepto previo de lo que sta es; no buscamos a ciegas y sin direccin, y tampoco nos atenemos slo a lo que el autor nos asegura, a lo que l califica de filosofa. Ahora bien: la nocin previa que a todos nosotros nos gua es dada nuestra procedencia histrica, la metafsica. Mas a ella es a la que Nietzsche le ha declarado la guerra. Nos encontramos, por tanto, en la extraa situacin de que, al buscar la filosofa de Nietzsche, se nos va de las manos precisamente el hilo conductor, perdemos el hilo de Ariadna que podra introducirnos en el laberinto del pensar nietzscheano. Mas con qu derecho hablamos todava a propsito de l de filosofa si repudi la tradicin entera? No sera preciso encontrar y acuar una

2. La identificacin radical de ser y valor. El punto de partida de El nacimiento de la tragedia en el espritu de la msica La filosofa de Nietzsche yace en lo oculto; su obra, ms bien que manifestarla, la encubre. Es cierto que de toda filosofa puede decirse en cierto sentido que no est presente ah como un simple

7 objeto, accesible a cualquiera en su expresin literaria; que entre el pensamiento filosfico y su manifestacin, esto es, el sentido natural de las palabras con que se expresa, se da una peculiar relacin de tirantez. Mas la filosofa de Nietzsche no slo muestra ese rasgo general de ocultamiento. Est escondida en una obra que presenta mltiples fachadas: recubierta por su crtica de la cultura, por su psicologa, por su poesa; disfrazada por sus mscaras, por los mltiples personajes y papeles que representa; ofuscada por un arte literario conocedor de todos los encantamientos y todas las seducciones; desfigurada por la tremenda subjetividad de su autor, por su infinito y atormentado mirarse a s mismo en el espejo. El mismo Nietzsche, que de mltiples modos se entrega a un resentimiento contra el pensar, dice en una ocasin: Si el pensar es tu destino, adora ese destino con honores divinos y ofrndale lo mejor, lo ms querido. Mas este destino de la existencia de Nietzsche nosotros lo honramos de la mejor manera buscando su filosofa en el laberinto de su obra. Hay que tomar en serio el desprecio que Nietzsche manifiesta por la metafsica, o tal desprecio es slo un orgulloso prejuicio? Sin duda su escepticismo frente a la filosofa occidental a partir de Parmnides y de Platn no surgi de un radicalismo que considera insuficiente la pregunta ontolgica de la metafsica, de un radicalismo que quiere superarla porque no plantea con bastante decisin la cuestin del ser. El rechazo por Nietzsche de la metafsica y del concepto de filosofa basado en su tradicin se origina en un ngulo de visin completamente distinto. La metafsica es vista de manera no ontolgica, sino moral; le parece a Nietzsche un movimiento vital en el que se reflejan ante todo estimaciones de valor, un movimiento en que se imponen valores que atrofian, Antes de iniciar nuestra exgesis vamos a recordar la obra de Nietzsche en una apretada visin general y a poner de relieve sus temas fundamentales. El opus literario nietzscheano, que abarca mltiples escritos, fue posible slo gracias a una productividad asombrosa, que daba a luz obra tras obra en el intervalo de poco oprimen y debilitan la vida. La metafsica es tomada como un proceso vital que Nietzsche escudria en cuanto a su valor. La ve con la ptica de la vida. Las ideas ontolgicas de la metafsica las examina Nietzsche a la luz de su valor de sntoma. Por ejemplo, interpreta la distincin entre fenmeno y cosa en s como un hecho expresivo de un sentimiento vital descendiente y de una vida que, por no encontrarse ya a gusto en lo sensible, se inventa el trasmundo de un ms all de los fenmenos. Nietzsche no examina y sopesa las ideas ontolgicas de la tradicin metafsica misma; las considera slo como sntomas que denuncian tendencias vitales. Con otras palabras: Nietzsche mismo no plantea la cuestin de ser, o al menos no la plantea del modo como ha movido al pensar durante largos siglos. La cuestin del ser queda recubierta por la cuestin del valor. Lo que para Nietzsche era una decisin radical irrefleja, una idea bsica con la que opera, la interpretacin tiene que elevarlo a cuestin explcita. Nietzsche mismo pasa por alto el problema ontolgico del valor; sita sus cuestiones, su problemtica, sobre el fondo opaco del fenmeno del valor. La orientacin filosfica de sus categoras, es decir, de sus conceptos fundamentales crticoculturales, psicolgicos, estticos, slo resulta comprensible si se esclarece la conviccin bsica y fundamental de Nietzsche: la interpretacin del ser como valor.

8 tiempo. En 1871, cuando Nietzsche tena veintisiete aos y haca ya dos que era catedrtico de filologa clsica en la Universidad de Basilea, apareci su primera obra: El nacimiento de la tragedia en el espritu de la msica; en 1873, la primera de sus Consideraciones intempestivas, a saber: David Straus, confesor y escritor; en 1874, Ventajas y desventajas de la historia para la vida; tambin en 1874, Scbopen-hauer como educador; en 1876, Ricardo Wagner en Bayreuth; en 1878, Humano, demasiado humano; en 1879, mentalidad, la vuelta a lo ms propio de Nietzsche; el tono de estos libros sera la expectacin. Nietzsche vivira aqu en una especie de adviento, que encontrara luego su consumacin en el cuarto perodo: el de As habl Zaratustra. El quinto perodo (Ms all del bien y del mal y La genealoga de la moral) sera de nuevo como la preparacin de la ltima fase: La voluntad de poder, como la preparacin de una consumacin no ya potica, sino intelectual, de la figura ltima de la filosofa nietzscheana. El valor de tal clasificacin, que opera sobre todo con conceptos biogrficos y que presenta una historia espiritual de la vida, es dudoso. Pues el esquema evolutivo no ofrece garanta alguna de que lo posterior en el tiempo sea tambin ms importante en la realidad. Se podra pensar una trayectoria vital en que un pensador descendiese de nuevo de una altura alcanzada, en que retrocediese ante la propia osada, en que se diese por vencido. Nosotros vamos a estudiar por ello las obras de Nietzsche sin tener en cuenta la historia de su vida y vamos a interrogarlas para ver cules son sus temas fundamentales. Comenzamos con El nacimiento de la tragedia en el espritu de la msica. Este escrito significa en primer lugar un homenaje a Ricardo Wagner: la interpretacin de su drama musical como una obra de arte total, que corresponde en su categora a la tragedia antigua. La concepcin de Nietzsche acerca de la tragedia se basa en una visin radicalmente nueva de Grecia. Ms tarde Nietzsche juzg esta obra con dureza: le pareca estropeada por su aplicacin al wagnerismo, por la mezcla de su concepto de los griegos con el fenmeno Wagner, que no es en modo alguno un sntoma de ascensin, sino ms bien lo contrario: un fenmeno de decadencia. La posterior correccin de Nietzsche a su primera obra es acertada; el tema fundamental del escrito queda ensombrecido por su

Miscelnea de opiniones y aforismos; en 1880, El viajero y su sombra, que ms tarde, en 1886, fue reunido con Miscelnea de opiniones y aforismos para formar el segundo volumen de Humano, demasiado humano; en 1881 aparece Aurora; en 1882, La gaya ciencia; en 18831885, en cuatro partes, As habl Zaratustra; en 1886, Ms all del bien y del mal; en 1887, La genealoga de la moral; en 1888, El caso Wagner, Crepsculo de los dolos, El Anticristo, Ecce homo y Nietzsche contra Wagner. En 1888 tuvo lugar la catstrofe, que le hundi en la noche. En menos de veinte aos crea Nietzsche su obra inmensa; su produccin tiene un carcter eruptivo. Algunos de sus escritos ms importantes aparecieron posteriormente, sacados de su obra pstuma; as, sobre todo, La voluntad de poder. Con frecuencia se ha intentado dividir la obra literaria de Nietzsche ordenndola por perodos, para sealar un proceso de evolucin, un movimiento en su pensar. As, se habla, por ejemplo, frecuentemente de un perodo romntico de Nietzsche, que se encontrara caracterizado por El nacimiento de la tragedia y por las Consideraciones intempestivas, al que seguira luego un perodo crtico, fro, en el que el autor se aproximara grandemente al positivismo. Con Aurora y La gaya ciencia se anunciara una nueva

9 propsito de homenaje, por el nimbo que pone en torno a la pera de Wagner; queda degradado, por as decirlo, a ser slo una reflexin preliminar. El verdadero problema es la definicin de la esencia de lo trgico dada por Nietzsche. Resulta indiferente el que ste trace correctamente o no la imagen de la tragedia antigua; en todo caso, en su modo de ver la tragedia de los griegos resuena por vez primera un tema central de su filosofa. Nietzsche lo formula con una categora esttica. En el fenmeno de lo trgico ve l la verdadera naturaleza de la realidad; el tema esttico adquiere para Nietzsche el rango de un principio ontolgico fundamental; el arte, la poesa trgica se convierte para l en la llave que abre paso a la esencia del mundo. El arte se convierte en el organn de la filosofa; es considerado como el acceso ms profundo, ms propio, como la inteleccin ms originaria, detrs de la cual viene luego a lo sumo el concepto; ms an, ste adquiere originariedad tan slo cuando se confa a la visin ms honda del arte; cuando re-piensa lo que el arte experimenta creadoramente. Nietzsche sigue las huellas de la concepcin griega del ser, que concibe lo bello como un modo de ste, pero no llega, sin embargo, a una inteleccin ontolgica, expresada en conceptos, del fenmeno de lo esttico. Ocurre ms bien lo contrario: Nietzsche formula su inteleccin fundamental del ser con categoras estticas. Esto es lo que da su carcter romntico a El nacimiento de la tragedia, obra de la que Nietzsche dice que es una metafsica de artistas. El fenmeno del arte queda situado en el centro; en l y desde l se descifra el mundo. El arte no se considera aqu slo, segn Nietzsche dice, como la autntica actividad metafsica del hombre; en l acontece sobre todo el esclarecimiento metafsico de lo existente en su totalidad. nicamente con el ojo del arte puede el pensador penetrar en el corazn del mundo. Pero es esencialmente el arte trgico, la tragedia antigua, la que posee esta mirada profunda. La verdadera esencia del arte la reduce Nietzsche a lo trgico. El arte trgico conoce la esencia trgica del mundo. Lo trgico es la primera frmula empleada por Nietzsche para expresar su experiencia del ser. La realidad es para l un antagonismo de contrarios primordiales. Tal pathos trgico situ ya a Nietzsche, en el inicio de su camino filosfico, en una contraposicin irreparable al cristianismo. La doctrina cristiana, de la que forma parte esencialmente la idea de la redencin, contradice no slo a los instintos de Nietzsche, sino tambin a su sentimiento fundamental, al talante bsico de su vida y a su experiencia de la realidad. En un mundo trgico no existe redencin redencin como salvacin de un ente finito en su finitud. En l rige nicamente la ley inexorable de la decadencia de todo aquello que desde el fundamento del ser ha salido a la existencia particularizada, desgajndose de la vida fluyente del todo. En la visin trgica del mundo, vida y muerte, nacimiento y decadencia de lo finito se encuentran entrelazados. El pathos trgico no es un pesimismo huero ste es un descubrimiento que no deja descansar a Nietzsche y que le libera de su seguimiento de Schopenhauer. El sentimiento trgico de la vida es ms bien una afirmacin de sta, un asentimiento jubiloso incluso a lo terrible y horrible, a la muerte y la ruina. Pero se ven las cosas equivocadamente cuando se lo quiere interpretar como una actitud heroica, como una valenta inmotivada. La afirmacin trgica incluso de la desaparicin de la propia existencia tiene sus races hundidas en el conocimiento fundamental de que todas las figuras finitas son slo olas momentneas en la gran marea de la vida; de que el hundimiento del ente finito no significa la aniquilacin total,

10 sino la vuelta al fondo de la vida, del que ha surgido todo lo individualizado. El pathos trgico se alimenta del saber de que todo es uno. Vida y muerte se encuentran profundamente hermanada en un movimiento rotatorio misterioso; cuando la una sube, tiene la otra que bajar; unas figuras se forman al romperse otras; cuando una cosa sale a luz, otra tiene que hundirse en la noche. Pero la luz y la noche, la figura y la sombra del Hades, el nacimiento y la decadencia son tan slo aspectos de una y la misma ola de la vida; el camino hacia arriba y el camino hacia abajo son uno y el mismo, dice Herclito. El pathos trgico conoce la identidad de Hades y Dionisos. En la tragedia de los griegos descubre Nietzsche la anttesis entre figura y oleaje informe de la vida entre peras y apeiron, entre ser finito, que, destinado a la aniquilacin, se hunde en el fondo in-finito, y fundamento mismo, que continuamente hace surgir de s nuevas figuras. A este vaivn lo denomina Nietzsche contraposicin entre lo apolneo y lo dionisaco. En El nacimiento de la tragedia el autor maneja todava esta diferencia como una contraposicin autntica, como si lo apolneo estuviese en una parte y lo dionisaco en la otra. En el curso de su pensamiento, sin embargo, esta contraposicin inicial se radicaliza hasta que lo dionisaco llega a absorber en s lo apolneo. La vida in-finita misma es lo constructivo, lo configurador, que crea las figuras y lo que vuelve a romperlas. Al trmino de la evolucin intelectual de Nietzsche lo apolneo es concebido como un momento de lo dionisaco. Al volver la vista atrs hacia El nacimiento de la tragedia, desde la altura del ao 1888, en Ecce homo, Nietzsche dice que lo decisivo de su primera obra es el descubrimiento del fenmeno prodigioso de lo dionisaco. Encontramos aqu esta frase reveladora: Yo haba descubierto el nico smbolo y la nica rplica de mi experiencia ms ntima que la historia posee. Se trata slo de la experiencia existencial ms En Ensayo de autocrtica, escrito en 1886, as como en Ecce homo, Nietzsche se interpreta a s mismo, borra todo su wagnerismo y traslada el centro de gravedad de la obra al descubrimiento de lo dionisaco y de su fenmeno contrapuesto. Este no es ahora lo apolneo, pues Nietzsche ha absorbido ya totalmente lo apolneo en su nocin de lo dionisaco; el antagonismo de Dionisos y Apolo es visto como una unidad coherente. El fenmeno contrapuesto a la visin trgica del mundo, a la mirada profunda que penetra hasta el corazn ntima del hombre Nietzsche? Se encuentra confirmada su naturaleza peculiar en un lejano pasado histrico? O es una nueva experiencia del ser lo que se le revela al autor? Por el momento no podemos decidir qu peso, qu categora, qu carcter obligatorio posee esta experiencia intimsima de Nietzsche. Este la expresa mediante una teora esttica, que tiene a su vez la forma de una psicologa del arte, de un anlisis psicolgico de los impulsos artsticos que se contradicen entre s y que operan juntos en la unidad de la obra del arte trgico. Los valores estticos, se dice tambin en Ecce homo, son los nicos que reconoce El nacimiento de la tragedia. Podemos hacer esta pregunta: Con su punto de partida esttico-psicolgico, no se vici Nietzsche su problema filosfico, en su primera obra, mucho ms que con el wagnerismo? Efectivamente; pero sta no es una falta que se le pueda achacar a l. La identificacin fundamental de ser y valor es lo especfico de su filosofa; esto no se puede quitar sin borrar totalmente a Nietzsche entero. Es su presupuesto operativo bsico. Tal vez sea todo filosofar humano un fragmento finito, en el sentido de que siempre ocurre que las ideas bsicas que empleamos en l, y con las que operamos, permanecen en la oscuridad.

11 del universo, es el socratismo, el nacimiento del predominio de lo lgico, de la racionalidad intelectual, incapaz ya de ver la vida que fluye detrs de todas las figuras, la vida que las construye y las destruye. Qu significa pregunta Nietzsche justo entre los griegos de la poca mejor, ms fuerte, ms valiente, el mito trgico? Y el fenmeno enorme de lo dionisaco? Qu significa, nacida de l, la tragedia? Y por otro lado: aquello de que muri la tragedia, el socratismo de la moral, la dialctica, la suficiencia y la jovialidad del hombre terico- cmo?, no podra ser justo ese socratismo un signo de declive, de fatiga, de enfermedad, de unos instintos que se disuelven de modo anrquico?. Al hablar del socratismo, lo mismo que al hablar antes del pathos trgico, Nietzsche se refiere a una actitud humana bsica, a la relacin con lo existente denominada ciencia. En El nacimiento de la tragedia ve Nietzsche, al volver la vista atrs quince aos despus, que en l se plantea la ciencia como problema: Lo que yo consegu aprehender entonces, algo terrible y peligroso, un problema con cuernos, no necesariamente un toro precisamente, en todo caso un problema nuevo: hoy yo dira que fue el problema de la ciencia misma la ciencia concebida por vez primera como problemtica, como discutible. Tal carcter es vista as para Nietzsche con la ptica del arte, y el arte, con la ptica de la vida. Al decir ptica de la vida hemos mencionado un tema fundamental que recorre el pensamiento entero de Nietzsche y que slo resulta comprensible cuando se entiende el concepto de vida ante todo desde la experiencia trgica, desde la luminosidad trgica, desde la inteligencia del ser propia de la tragedia, es decir, desde el conocimiento de la futilidad de todo existente finito y de la inagotabildad del fondo dionisaco del mundo. El mismo Nietzsche ha disimulado con demasiada frecuencia su concepto profundo y abismal de la vida, debido sobre todo a propsitos polmicos; lo ha disimulado y encubierto, decimos, bajo un concepto biolgico vulgar. Las cosas que nuestro autor saca de Darwin no debemos tomarlas en serio. No se comprende su concepto de la vida si no se conoce su nocin clave de lo trgico como antagonismo de Apolo y Dionisos, que son los poderes bsicos de la realidad del mundo. Aun cuando Nietzsche opera con categoras estticas y psicolgicas, y todava en 1888 dice de El nacimiento de la tragedia que esta obra ofrece la primera psicologa del fenmeno dionisaco y constituye un puente hacia la psicologa del poeta trgico, debemos ver, sin embargo, que en el fondo se trata de algo completamente distinto, a saber: de la experiencia originaria de Nietzsche acerca del ser, de su ontologa que est encubierta por la psicologa y la teora del arte, En Ecce homo dice Nietzsche que l es el primer filsofo trgico y seala dejando atrs siglos de metafsica y de ciencia su parentesco con Herclito: Antes de m no existe esta transposicin de lo dionisaco a un pathos filosfico: falta la sabidura trgica en vano he buscado indicios de ella incluso en los grandes griegos de la filosofa, los de los

problemtico de la ciencia no es, sin embargo, un problema que pueda aparecer en su propio terreno; no alude a un problema que ella misma plantee, que surja dentro de ella. La ciencia misma en su integridad, junto con todos sus problemas, es discutible para Nietzsche; resulta problemtica, sospechosa, cuando se la opone a una especie completamente distinta de verdad: la verdad de la tragedia, esa verdad que perfora con su mirada todas las formas y todas las figuras de primer plano, para llegar a ver el juego constructivo y destructivo de la vida, que Nietzsche bautiz con el nombre de Dionisos. La ciencia

12 dos siglos anteriores a Scrates. Me ha quedado una duda con respecto a Herclito, en cuya cercana siento ms calor y me encuentro de mejor humor que en ningn otro lugar. La afirmacin del fluir y del aniquilar, que es lo decisivo en la filosofa dionisaca, el decir s a la anttesis y a la guerra, el devenir, el rechazo radical incluso del mismo concepto ser en esto tengo que reconocer, bajo cualquier circunstancia, lo ms afn a m entre lo que hasta ahora se ha pensado. El nacimiento de la tragedia presenta una contextura metdica extraa y difcilmente penetrable: una idea filosfica fundamental se oculta bajo una esttica psicologizante y al mismo tiempo hace de la esttica el organon de la filosofa. Nietzsche ve el mundo como un juego trgico. Contempla la esencia del mundo con los ojos del trgico. Nietzsche descifra la obra de arte de la tragedia y dice que es la llave que abre, que proporciona la verdadera inteleccin. La teora esttica de la tragedia antigua desvela as la esencia de lo existente en su integridad. En el acontecimiento esttico de! nacimiento de la tragedia en el espritu de la msica se refleja el 3. Psicologa del arte y arte como conocimiento del mundo El punto de partida peculiar de Nietzsche situado al comienzo de su camino se halla caracterizado por un problema esttico-psicolgico. Nietzsche, que se siente profundamente extrao a la tradicin del pensamiento conceptual del ser, renuncia, ms an, tiene que renunciar a los medios y a los mtodos de la filosofa clsica, y por este motivo su filosofar se oculta bajo esttica y bajo psicologa. Este encubrimiento no desaparece durante mucho tiempo. Y al revs: Como todos los conceptos esttico-psicolgicos empleados por Nietzsche se encuentran impulsados, por as decirlo, por la energa de una interrogacin filosfica, tales conceptos quedan excesivamente sobrecargados y expuestos a ser malentendidos. El discpulo de un "dios desconocido" todava escribira Nietzsche quince aos ms tarde se esconda bajo la capucha del docto, bajo la pesadez y el descubrimiento dialctico del alemn, incluso bajo los malos modales del wagneriano...; una especie de alma mstica y casi mendica... Esa "alma nueva" habra debido cantar no hablar!. Qu lstima que lo que yo tena entonces que decir no me atreviera a decirlo como poeta: tal vez habra sido capaz de hacerlo!. acontecimiento primordial del nacimiento del mundo en el fondo catico primordial, mundo que los hombres han arreglado y distribuido luego en una multiplicidad de formas. Lo trgico es concebido como principio csmico. Al trazar Nietzsche una teora sobre la gnesis de la tragedia tica, manifiesta su experiencia ms ntima; se ve en los griegos y se interpreta a s mismo desde ellos. En los griegos de la poca trgica se reconoce: no su persona, sino su manera de comprender el mundo. La repulsa que la obra de Nietzsche encontr entre los cultivadores de la filologa clsica nada menos que Wilamowitz-Mollendorf lanz un violento ataque contra ella, acusndola de genialidad imaginada y de petulancia, de ignorancia y falta de amor a la verdad, este rechazo, al que no podemos negar motivos justificados, se basa en un malentendido provocado por Nietzsche mismo: el de que se trataba de una cuestin filolgica. Esta obra estaba expuesta, en todos los aspectos, en un plano completamente distinto de aquel en que propiamente haba sido pensada. Apareca como un problema esttico, psicolgico, filolgico, y era, en el fondo, el, primer intento balbuciente de Nietzsche para expresar su concepcin filosfica del mundo. Esta inadecuacin que

13 caracteriza ya la primera obra de Nietzsche continuar siendo, en cierta manera, bien que con profundas modificaciones, un rasgo de toda su produccin, y proporciona a todas sus obras una excitante pluralidad de significaciones, un nimbo misterioso, una profundidad insondable. Mas cuando este espritu soberbio y autoconsciente nos da a entender, con una sonrisa de augur, que oculta deliberadamente sus intenciones, que tiene todava ms flechas en su aljaba, y que la inadecuacin es, en cierto modo, querida, con el fin de llamar a aquellos que tienen odos para or y que son capaces de leer tambin entre lneas, lo que dice no nos convence. Nietzsche no haba asimilado en detalle la historia intelectual de la metafsica y, sin embargo, la negaba y tena que negarla desde su nueva experiencia fundamental; adems, al equiparar el concepto con lo lgico, con lo abstracto y falto de vida, no supo dar a su nuevo pensar la conceptuacin adecuada. Por ello qued inevitablemente arrinconado y as tuvo que filosofar bajo el ropaje de una teora esttica. La primera obra de Nietzsche muestra ya, con una claridad contundente, algunas peculiaridades caractersticas de su pensar. Para Nietzsche lo primero es la intuicin. En El nacimiento de la tragedia las ideas esenciales y bsicas se exponen al comienzo, como si se tratara de tesis; se las propone y afirma sin ms, y adquieren luego una especie de confirmacin cabalmente por la intensidad luminosa con que atraviesan la realidad. A su lux los fenmenos se tornan comprensibles; son el plano trazado de antemano, la estructura interna de las cosas. La intuicin es en Nietzsche la mirada previa, que penetra como un rayo en la esencia misma; es adivinacin. Sus conocimientos fundamentales poseen siempre la forma de iluminaciones. Con esto no pretendemos dar una valoracin de ellos. Nietzsche permanece extrao a la especulacin. Su pensamiento mana de una fundamental experiencia potica, cercana al smbolo. Nietzsche se encuentra bajo el dominio de la poesa y del pensamiento; o, mejor: se encuentra desgarrado por su antagonismo. Pero su adivinacin mtica est emparentada con el pensamiento especulativo en la medida en que, al igual que ste, se adelanta a los fenmenos que hay que dilucidar. Este adelanto aparece con mucha claridad en la primera obra de Nietzsche. Lo que parece un preludio constituye en rigor el ncleo del libro. Nietzsche comienza diciendo que es una gran ventaja para la ciencia esttica el que se llegue a la certidumbre inmediata de la intuicin de que el progreso del arte est ligado al dualismo de lo apolneo y lo dionisaco, de manera semejante a como la generacin lo est a la dualidad de los sexos. Ya en la primera parte encontramos todos los elementos de que se va a hablar. Nietzsche parece formular un conocimiento de la ciencia esttica. La esttica aparece, pues, como el horizonte de su planteamiento del problema. Y pide, adems, para su conocimiento, la certidumbre inmediata de la intuicin; proclama la intuicin adivinatoria y la expresa en seguida con una imagen mtica. El smbolo mtico lo toma de los griegos, que, como l mismo dice, hacen perceptible al hombre inteligente las profundas doctrinas secretas de su visin del arte, no, ciertamente, con conceptos, sino con las figuras incisivamente claras del mundo de sus dioses. El arte antiguo es visto ahora como manifestacin de doctrinas secretas; es decir, la presunta teora esttica se ampla hasta convertirse en una interpretacin de la comprensin del mundo que en el arte griego se revela. La obra de arte antiguo se convierte

14 en la llave de una visin antigua del mundo. Lo apolneo y lo dionisaco se muestran en el primer momento como dos instintos estticos de los helenos. Apolo simboliza el instinto figurativo; es el dios de la claridad, de la luz, de la medida, de la forma, de la disposicin bella; Dionisos es, en cambio, el dios de lo catico y desmesurado, de lo informe, del oleaje hirviente de la vida, del frenes sexual, el dios de la noche y, en contraposicin a Apolo, que ama las figuras, el dios de la msica; pero no de la msica severa, refrenada, que no pasa de ser una arquitectura drica de sonidos, sino, ms bien, de la msica seductora, excitante, que desata todas las pasiones. Apolo y Dionisos son tomados, pues, al principio tan slo como metforas para expresar los contrapuestos instintos artsticos del griego, como el antagonismo de la figura y la msica. Para ilustrar el antagonismo de estos instintos artsticos, Nietzsche acude a una contraposicin fisiolgica de la vida humana; salta as a la psicologa. En el sueo y la embriaguez aparece ahora de nuevo la contraposicin. El sueo es, por as decirlo, la fuerza inconsciente, creadora de imgenes, del hombre. La bella apariencia de los mundos onricos, en cuya produccin cada hombre es artista completo, es el presupuesto de todo arte figurativo..., se nos dice. El sueo crea el mundo de las imgenes, el escenario de las formas, de las figuras; produce mgicamente la bella apariencia, que regala al alma la felicidad de la contemplacin neta y precisa; aunque siga un curso caprichoso, el soar trae imgenes, siempre imgenes; es una fuerza plstica, una visin creadora. A Apolo, dice Nietzsche, los griegos lo concibieron como esta fuerza creadora del mundo imaginativo que aparece en el sueo del hombre, pero es una fuerza ms poderosa todava. Y aqu Nietzsche da un salto directamente desde la interpretacin psicolgica del sueo: Apolo no slo crea el mundo de imgenes del sueo humano, sino que crea tambin el mundo de imgenes de aquello que el hombre toma de ordinario por lo real. A Apolo, dios de las formas, podramos denominarle, dice Nietzsche, la magnfica imagen divina del principiurn individuationis, por cuyos gestos y miradas nos hablan todo el placer y sabidura de la "apariencia", junto con su belleza. Cmo debemos entender esto? El principium individuationis es el fundamento de la divisin y particularizacin de todo lo que existe; las cosas estn en el espacio y en el tiempo; estn juntas aqu, pero justamente en la medida en que se hallan separadas unas de otras; donde una acaba, la otra empieza; el espacio y el tiempo juntan y separan a la vez. Lo que nosotros llamamos de ordinario las cosas o lo existente, es una pluralidad inabarcable de realidades distintas, separadas, pero, sin embargo, juntas y reunidas en la unidad de espacio y tiempo. Esta visin del mundo, que se refiere a la separacin de lo existente, a su pluralidad y disgregacin, se encuentra, sin saberlo, prisionera de una apariencia as piensa Nietzsche, siguiendo en ello a Schopenhauer; est engaada por el velo de Maya. Esta apariencia es el mundo de los fenmenos, que slo sale a nuestro encuentro en las formas subjetivas del espacio y el tiempo. El mundo, en cuanto es verdaderamente, en cuanto es la cosa en s, no est disgregado en absoluto en la pluralidad; constituye una vida ininterrumpida, es una corriente nica. La pluralidad de lo existente es apariencia, es mero fenmeno; en verdad, todo es uno. Es muy importante que no olvidemos que el punto de partida de Nietzsche est en la concepcin de Schopenhauer, en su distincin entre cosa en s y fenmeno, entre voluntad y representacin. En una

15 versin psicolgica, esta distincin aparece de nuevo en Nietzsche como la mencionada distincin entre sueo y embriaguez. Nietzsche sigue las huellas de Schopenhauer, al que cita como testigo principal de su concepcin, precisamente en el notable salto que da, al comienzo de El nacimiento de la tragedia, desde el sueo humano al sueo del Ser primordial mismo; es decir, en la medida en que eleva una comprobacin psicolgica, una psicologa del instinto artstico del hombre, a la categora de un principio del universo. Lo que inicialmente era una tendencia humana se convierte en un poder ontolgico. Nietzsche emplea aqu una analoga: al sueo humano creador de imgenes corresponde el poder ontolgico que produce figuras e imgenes, al cual da el nombre de Apolo. Este poder de la bella apariencia es el creador del mundo de los fenmenos; la individuacin, la separacin es un engao apolneo. La psicologa se transforma con ello en una metafsica extraa. Lo mismo podemos decir tambin de la embriaguez. Inicialmente se la ve como algo humano, como aquel estado exttico en que tenemos e' sentimiento de que desaparecen todas las barreras, de que salimos de nosotros mismos, de que nos identificamos con todos, ms an, de que desembocamos y nos sumergimos en el mar infinito. Pero inmediatamente esto se eleva en Nietzsche al plano csmico: El ser humano no es ya un artista, se ha convertido en una obra de arte para suprema satisfaccin deleitable de lo Uno primordial, la potencia artstica de la naturaleza entera se revela aqu bajo los artista, una interpretacin del todo del mundo al hilo del arte; en ste aparecen, por as decirlo, los dos grandes poderes contrapuestos del ser El arte se transforma en smbolo. La metafsica esttica de Nietzsche nos sale ya al encuentro lista en sus rasgos fundamentales, al comienzo de su libro, como una visin nica, grandiosamente cerrada en s misma. Nietzsche no hace aqu ningn esfuerzo de sealar el camino por el que lleg a su tesis; en ningn momento se reflexiona sobre la razn o la sinrazn de la concepcin ontolgica que sirve de base. Nos asombra el que Nietzsche siga sin crtica alguna a Schopenhauer. Un espritu tan crtico y suspicaz como l es de una ingenuidad asombrosa en el campo de las ideas ontolgicas de la representacin bsica del concepto de ser. Nietzsche no examina ni sopesa en absoluto la distincin bsica de Schopenhauer entre el mundo como voluntad y el mundo como representacin; no tiene ningn criterio con el que poder juzgarla. Nietzsche no piensa de manera especulativa. Pero llena el discutible armazn de

Schopenhauer con una vida inaudita, evoca smbolos mticos y a su luz interpreta el arte griego como una llave que nos abre el acceso a la esencia del mundo. Nietzsche nos ofrece despus una descripcin del desarrollo de la cultura griega, que estuvo guiada por los grandes poderes estticos. Lo apolneo se opone a lo dionisaco, y al revs. Hay una hostilidad entre estos dos poderes contrarios, que se expulsan y combaten mutuamente. Pero y esto constituye una visin profunda de Nietzsche no pueden existir el uno sin el oro; su lucha, su discordia es tambin una cierta concordia; estn unidos igual que los que luchan; el mundo de la cultura apolnea de los griegos, su inclinacin a la medida y al orden, descansan sobre la base viva,

estremecimientos de la embriaguez. La embriaguez es la marea csmica, es un delirio de bacantes, que rompe, destruye, succiona todas las figuras y elimina todo lo finito y particularizado; es el gran mpetu vital. El origen de la tragedia es, de hecho, una metafsica de

16 nicamente refrenada, de la desmesura titanesca. Lo dionisaco es la base sobre la que se apoya el mundo luminoso. La montaa mgica del Olimpo hunde sus races en el Trtaro. Detrs del mundo de la bella apariencia est la Gorgona. El griego conoci y sinti los horrores y espantos de la existencia: para poder vivir tuvo que colocar delante de ellos la resplandeciente criatura onrica de los Olmpicos. Pero Apolo no puede vivir sin Dionisos. Nietzsche contrapone Hornero, el poeta ingenuo, el soador del gran sueo apolneo de los dioses olmpicos. a Arquloco. La lrica de ste no tiene nada que ver con la subjetividad. Es ste un concepto moderno, que resulta completamente inadecuado aqu. La lrica es en su origen el elemento musical del arte, el anti-elemento dionisaco opuesto a la plasticidad pica. En la lrica ve Nietzsche un eco que viene de las profundidades del mundo latente detrs de todo fenmeno. Precisamente la msica y la lrica nos muestran con claridad quin es el verdadero sujeto del arte: no el hombre que cree ejercerlo, sino el fondo mismo del mundo, que acta por medio del nombre y hace de l el depositario de sus tendencias. El fondo mismo del mundo busca redencin del desasosiego vertiginoso, de la avidez, del sufrimiento de la voluntad inquieta, y la busca precisamente en el engao de la bella apariencia en la aparente eternidad de la forma, de la consistencia de la figura, del mesurado orden de las cosas. En verdad la actividad artstica del hombre es un juego, una comeda representada, en la que nosotros somos slo los actores, figuras pertenecientes tambin a la apariencia. Contemplado desde el hombre, el arte es en su verdadero significado metafsico una comedia de arte. Pues tiene que quedar claro sobre todo, para humillacin y exaltacin nuestras, que la comedia entera del arte no es representada en modo alguno para nosotros, con la finalidad tal vez de mejorarnos y formarnos, ms an, que tampoco somos nosotros los autnticos creadores de ese mundo de arte... Por tanto, todo nuestro saber artstico es en el fondo un saber completamente ilusorio, dado que, en cuanto poseedores de l, no estamos unificados ni identificados con aquel ser que, por ser creador y espectador nico de aquella comedia de arte, se procura un goce eterno a s mismo. Mediante esta concepcin, Nietzsche invierte el punto inicial de partida. All parta de los instintos artsticos del hombre, para, en analoga con ellos, presentar los poderes ontolgicos del sueo y de la embriaguez, Apolo y Dionisos, como principios del mundo. Lo que all era hilo conductor es ahora reinterpretado desde la perspectiva de lo encontrado por ese medio. Partiendo del instinto artstico del hombre, Nietzsche hall los dos principios metafsicos del mundo y ahora interpreta el arte humano como un acontecimiento csmico. Mediante el hombre y en l tiene lugar en cuanto en el arte ste se abre universalmente a los poderes fundamentales de Dionisos y Apolo un acontecimiento csmico. Para expresar esto Nietzsche emplea los conceptos de redencin y de justificacin, que nos son familiares, ante todo, por la fe cristiana. En una concepcin trgica del mundo no puede haber redencin alguna. Nietzsche transforma el concepto de redencin y de justificacin, y lo emplea para expresar un concepto perteneciente al mundo y que contribuye a formar su ser. El fondo primordial dionisaco se proyecta constantemente en la apariencia, y tiene, en el fenmeno del arte, la transfiguracin de su manifestacin. El mundo de los fenmenos es, por as decirlo, el bello sueo que suea la esencia del mundo. La forma eterna, la belleza de la figura estructurada, el resplandor luminoso de la gran escena, en la que la variedad de las cosas aparece en el mbito abierto del espacio y del

17 tiempo: esta luminosidad de la noche abismal es lo redentor, pues slo como fenmeno esttico estn eternamente justificados la existencia y el mundo. As como un impulso oscuro se redime en la imagen, y as como lo anhelado indeterminadamente se realiza y hace presente en la escena del mundo de las formas, y como la felicidad soada produce satisfaccin, as tambin el arte transfigura para Nietzsche la dureza y la pesadez, el absurdo y el abismo de la existencia. Pero Nietzsche no se detiene en la relacin contrapuesta de los dos principios del arte y del mundo que ha distinguido. No alude slo a su entrelazamiento, por el cual cada uno reclama al otro, tenindolo como presupuesto y a la vez como adversario. Nietzsche busca la suprema unificacin y compenetracin de lo dionisaco y lo apolneo y la encuentra en la tragedia antigua. Esta no es para l una forma de arte que se agota en la bella apariencia, sino que es en una forma paradjica la representacin apolnea de lo dionisaco mismo. La apariencia de lo bello se encuentra aqu estremecida por la lancinante tensin de la profundidad que oculta; en la luz aparecen, como fantasmas, las sombras de la noche; la aparicin es, por as decirlo, transparente y deja ver la esencia que se encuentra tras ella; el fenmeno es conocido como tal, y esto quiere decir que es inmediatamente rebasado; detrs de la imagen bella se divisa la ola que la hunde hacia abajo. En la tragedia se encuentran entrelazadas ambas dimensiones: El abismo de lo Uno primordial, que slo se revela en la msica, y el luminoso mundo soado de las figuras. Apolo y Dionisos forman una alianza fraternal, como dice Nietzsche: Dionisos habla el lenguaje de Apolo, pero al final Apolo habla el lenguaje de Dionisos. La tragedia era msica e imagen, sueo y embriaguez, figura y caos, luz y noche, fenmeno y esencia, o ms exactamente: la aparicin de la esencia del mundo. Partiendo de esta concepcin de la tragedia entendida como una obra de arte apolneo-dionisaca, Nietzsche desarrolla luego una teora de la evolucin histrica de la tragedia tica. Pone como elemento primordial la msica, que l cree encontrar en el coro. De la msica del coro surge la visin de la escena dramtica, que tuvo siempre como nico tema los sufrimientos de Dionisos. Edipo y Prometeo, dice Nietzsche, son mscaras del dios. Todas las tragedias revelaban segn Nietzsche la doctrina de los misterios, a saber: el conocimiento bsico de la unidad de todo lo existente, la consideracin de la individuacin como razn primordial del mal, el arte como alegre esperanza de que pueda romperse el sortilegio de la individuacin, como presentimiento de una unidad restablecida. Aunque las tesis de Nietzsche sobre la evolucin de la poesa trgica resulten discutibles y no las acepte una filologa profesional: aunque sea problemtica su interpretacin del coro, lo mismo que su equiparacin de la pera de Wagner con la tragedia griega; y aunque sea tambin muy discutible su psicologa de la conexin existente entre msica e imagen, hay que decir que todas estas cosas desempean un papel secundario. Con su teora de a tragedia, Nietzsche nos ofrece una interpretacin del mundo, presenta un esquema fundamental de la totalidad de lo que existe. Lo que hace tan difcilmente penetrable El nacimiento de la tragedia no es slo la confusin de los mtodos, el procedimiento analgico como medio de conocimiento, sino, sobre todo, la indeterminacin en que queda el concepto nietzscheano del fondo dionisaco. El significado de lo apolneo, el principium individuationis,

18 es ms fcil de captar, pues nosotros vivimos, en efecto, en el mundo, y en l tanto las cosas como nosotros mismos estamos fillogo, los elementos estilsticos de la tragedia tica desde una nueva visin de Grecia; haciendo psicologa y elevando los conceptos psicolgicos a la categora de una realidad csmica; proclamando, sobre la base de la filosofa de Schopenhauer, un talante vital contrapuesto; intentando comprender un fenmeno de actualidad con una visin retrospectiva del pasado ms lejano, e interpretando a Ricardo Wagner desde la perspectiva de los griegos primitivos. El libro quiere demasiadas cosas a un mismo tiempo; est, por as decirlo, sobrecargado en su composicin. Pero tiene poco espacio

individualizados. Pero aquello que debe encontrarse a la base de este mundo de lo existente mltiple, que es el que se muestra, aquella esencia que yace detrs del fenmeno, es algo que permanece extraamente envuelto en tinieblas. De Schopenhauer tom Nietzsche el vocablo voluntad para expresarlo, lo mismo que toma de l el esquema de la distincin entre esencia (cosa en s) y fenmeno. Nietzsche alude una y otra vez a este fondo primordial con imgenes y metforas siempre nuevas: habla del ncleo de la existencia, de las madres del ser, de lo Uno primordial y de lo Uno viviente. La dimensin de Dionisos es presentida msticamente ms bien que aprehendida en conceptos; posee casi el problemtico carcter de un trasmundo. Y as pudo decir Nietzsche en As habl Zaratustra (aludiendo a El nacimiento de la tragedia): En otro tiempo tambin Zaratustra proyect su ilusin ms all del hombre, lo mismo que todos los trasmundanos. Obra de un dios sufriente y atormentado me pareca entonces el mundo. Sueo me pareca entonces el mundo, e invencin potica de un dios: humo coloreado ante los ojos de un ser divinamente insatisfecho.

precisamente para exponer su propsito ms ntimo. Es como si Nietzsche no pudiera decir todava de manera directa lo que le empuja, y por ello se ve obligado a dar rodeos. Sea de esto lo que quiera, lo cierto es que la primera obra de Nietzsche posee el carcter de un jeroglfico: dice y oculta, alude y calla. Filosofa es para Nietzsche sabidura trgica; es la mirada esencial que penetra en la lucha originaria de los principios antagnicos de Dionisos y Apolo; es la visin de la batalla entablada entre el fondo vital informe, que engendra todo y que todo lo devora, y el reino luminoso de las figuras estables. O, dicho de otra manera: filosofa es la visin de la lucha eterna entre unicidad e individualidad, entre cosa en s y fenmeno, entre embriaguez y sueo. Para Nietzsche es trgico el desgarramiento del todo del ser en la contraposicin de la noche, en que todo es uno, y del da, en que todo aparece individualizado. El

4. trgica

El socratismo como antagonista de la sabidura

antiqusimo tema de la lucha entre la noche y el da domina la concepcin bsica de Nietzsche. Y cuando, ms tarde, ponga su

Sobre verdad y mentira en sentido extramoral El nacimiento de la tragedia es un libro extrao. En l un pensador dice su primera palabra interpretando discutiblemente, como

mensaje en la boca de Zaratustra, no lo har slo porque este persa fue el primero que tuvo que retractarse del dualismo moral que l mismo haba trado al mundo; el Zaratustra de Nietzsche permanece fiel a su primitivo tema personal de la lucha entre la noche y el da,

19 precisamente con su sabidura trgica, dionisaca. En El nacimiento de la tragedia el arte se ha convertido en el rgano de la filosofa. El arte no es slo el tema de la interpretacin, sino tambin el medio y el mtodo de la misma. La interpretacin que Nietzsche ofrece de la tragedia hace ya uso de la concepcin trgica del mundo. Nietzsche practica la ptica del arte. Desde ella ve tambin al enemigo y al antagonista de la tragedia: la racionalidad socrtica, de la que muri como l mismo dice la tragedia griega. Con Scrates ha llegado el final de la poca trgica; comienza ahora la poca de la razn y del hombre terico. Iniciase as, segn la concepcin de Nietzsche, una terrible prdida de mundo; la existencia pierde, por as decirlo, su apertura a la cara oscura y nocturna de la vida, pierde el ^conocimiento mtico de la unidad de vida y muerte, pierde la tensin entre individuacin y fondo vital primordialmente uno; se torna superficial, queda presa de los fenmenos, se hace ilustrada. Scrates representa para Nietzsche la figura histrica de la ilustracin helena, en la cual la existencia griega perdi no slo su magnfica seguridad instintiva, sino, ms propiamente an, su fondo vital, su profundidad mtica. La mirada de Nietzsche y su visin aguzada para apreciar las cosas esenciales advierten en la figura de Scrates un corte dotado de la mxima significacin histrica. Pero la interpretacin permanece dependiente de lo psicolgico. Tal vez Nietzsche presenta que de lo que aqu se trata es de un cambio en la concepcin del ser; que la sofstica y su antagonista, Scrates, inician en el pensamiento occidental el giro hacia la antropologa y la metafsica; que de hecho hay aqu un corte cuya importancia difcilmente puede ser exagerada; que para dos milenios se estrech el cauce de la mirada del preguntar filosfico: de dirigirse al todo dominante del mundo se redujo a lo que existe dentro de ste. Nietzsche adivina la posicin clave de Scrates, pero la expone con categoras de la psicologa. Considera a Scrates como el negador de la esencia griega, como el negador de Homero, Pndaro, Esquilo, Fidias, Pericles, Pitias y Dionisos. Pero parece como si esta contraposicin a la tradicin griega tuviera su origen en la estructura psicolgica extremada del individuo. Scrates le parece a Nietzsche el griego malogrado por excelencia, que se define y caracteriza por un defecto monstruoso: por la falta total de seguridad instintiva. En Scrates, dice Nietzsche, slo se desarroll una cara del espritu, pero sta lo hizo de una manera excesiva: el factor lgicoracional. Scrates no posey un rgano mstico. Era el no-mstico especfico. Pero se hallaba posedo por el instinto incoercible de transformar todo en algo pensable, lgico, racional. Scrates aparece as como un fenmeno de la razn, como un hombre en el que toda ambicin y toda pasin se han transformado en la voluntad de ordenacin y dominio racionales de lo existente. Scrates fue, dice Nietzsche, el inventor del hombre terico; con ello propuso un nuevo tipo, un nuevo ideal, y se convirti en el seductor de los jvenes griegos, y, sobre todo, en el seductor del magnfico joven griego que era Platn. Con Scrates vino al mundo la dea absurda de que el pensamiento llega, al hilo de la causalidad, hasta los ms hondos abismos del ser. La consideracin terica del mundo, que Nietzsche hace brotar de la psicologa de Scrates, no es considerada slo como la anttesis de la realizacin artstica de la vida. Nietzsche ve actuar slo que de modo encubierto una tendencia artstica en la misma desenfrenada teora. En el esquematismo lgico la tendencia apolnea se ha transformado en crislida, dice Nietzsche. La consideracin terica del mundo se encuentra basada en un cultivo

20 del arte que se ha tornado dbil e impotente. El concepto lgico es, por as decirlo, la hoja seca y marchita que antes, como imagen, todava floreca en el rbol ureo de la vida. La teora, el capullo de seda del concepto, puede ser interpretada desde la ptica del arte, precisamente porque en ella se torna crislida un instinto artstico, aunque ste se haya disociado de su tensin con lo dionisaco y por esto haya quedado sin fuerzas. Desde el arte resultan comprensibles segn la concepcin de Nietzsche la teora y la ciencia, pero no al revs. La imagen nietzscheana de Scrates resulta discutible no slo por su punto de partida psico-logizante; mucho ms problemtica es la equiparacin masiva del concepto socrtico-platnico de la teora con la tendencia universal a. la ciencia, y, adems, a la ciencia en el sentido moderno. Nietzsche confunde con ello cosas completamente distintas: la teora antigua y la nuova scienza. El modo como Nietzsche ve la decadencia de la tragedia en la racionalidad socrtica, y como hace triunfar en Eurpides el impulso lgico sobre el mstico, es cosa que aqu podemos dejar de lado, dada la intencin que nos gua. Mas la interpretacin de la tragedia llega a su cumbre cuando, hacia el final del libro, se concibe el mito trgico en el modo como acontece. La contraposicin de Apolo y Dionisos, de cosa en s y fenmeno, de embriaguez y sueo es presentada como la unidad de un proceso fundamental distendido entre dos polos. La existencia est justificada slo como fenmeno esttico. En el arte queda se ve brillar a travs de la imagen de lo que existe. Nietzsche intenta acceder a este enigma desde el fenmeno de la disonancia. El efecto trgico consiste en que en la tragedia nosotros queramos mirar y a la vez deseemos ir ms all del mirar, lo mismo que en la disonancia musical queremos or y a la vez deseamos ir ms all del or. Tanto en la disonancia como en la imagen del mito trgico hemos de ver, piensa Nietzsche, el mismo fenmeno dionisaco el cual vuelve una y otra vez a revelarnos, como efluvio de un placer primordial, la construccin y destruccin por juego del mundo individual, de modo parecido a como la fuerza formadora del mundo es comparada por Herclito el Oscuro a un nio que, jugando, coloca piedras ac y all y construye montones de arena y luego los derriba. Lo existente en su totalidad, el mundo, es un juego. El reino de la individuacin, de la aparicin de lo existente mltiple e individualizado en la indistincin de lo bello y lo terrible, es tomado en su conjunto una bella apariencia en el sentido de la visin trgica, o, como dice Nietzsche, un juego artstico que la voluntad juega consigo misma, en la eterna plenitud de su placer. La diferencia, que Nietzsche toma de Schopenhauer, entre voluntad y representacin o entre cosa en s y fenmeno, no es considerada como una demarcacin que separa dos mbitos, sino que ms bien se la interpreta como un movimiento, como un proceso creador. El fondo primordial juega al juego del mundo; crea como crea el artista su obra la pluralidad de lo existente individualizado. O mejor: La actividad del artista, su proceso creador, es slo una copia y una endeble repeticin de la poiesis ms imaginaria de la vida universal. Tan pronto se lo entiende como arte trgico, el arte se convierte en el smbolo ontolgico de Nietzsche. Al hilo de l concibe la potencia, la esencia bsica del ser. En el arte el fondo primordial del ser se encuentra a s mismo, Y as como el hombre, el artista humano, experimenta, al crear, su

transfigurado todo lo que existe. No slo lo bello en el sentido reducido del vocablo, sino tambin lo terrible, lo feo, todo lo espantoso de la existencia queda inmerso en el resplandor de tal transfiguracin.

21 redencin en la obra, y as como en la bella apariencia de la obra del arte se transfiguran incluso el sufrimiento y lo feo, as tambin el fondo csmico creador alcanza, en la bella apariencia de las figuras mltiples de lo existente finito, el descanso momentneo de la quietud. Pero el fondo primordial juega no slo el juego de la construccin, sino tambin el de la destruccin. En todo nacimiento de cosas est introducida ya la simiente de la decadencia; en el placer de la procreacin y del amor se agita tambin el placer de la muerte, de la aniquilacin. En esta concepcin bsica resulta decisivo el cambio que Nietzsche introduce en el esquema tomado de Schopenhauer. En ste es la voluntad, el impulso ciego, lo nico que es verdaderamente real; el mundo como representacin surge y existe tan slo para el intelecto humano; las formas subjetivas de la intuicin, es decir, el espacio y el tiempo, no poseen ninguna realidad metafsica; slo se encuentran alojadas en el espritu del hombre. As, pues, el mundo como fenmeno no existe nada ms que para ste. Nietzsche se aparta de esta concepcin. El fondo primordial mismo, que es una realidad que juega, es lo que produce la apariencia del fenmeno; ste es un producto artstico de su impulso esttico; es para l el medio de encontrarse consigo mismo y de autocontemplarse. Ms an: se podra llegar a decir con cierta razn que el fenmeno es una condicin necesaria para que la voluntad llegue a s misma, se haga consciente de s y, en esta toma de conciencia, se posea, se redima en la bella apariencia. El fenmeno es, pues, algo necesario para la posibilidad de la conciencia de s de la voluntad. Esta tiene que salir de s misma, tiene que dividirse para poseerse, y luego escapar otra vez a la divisin para alcanzar con ello su conciencia de s. Nietzsche eleva el arte trgico a la categora de ser el lugar del autoconocimiento de lo verdaderamente existente. En el juego trgico tiene lugar la De hecho el libro entero no conoce, detrs de todo acontecer, ms que un sentido y un ultra-sentido de artista, un "dios", si se quiere, pero, desde luego, tan slo un dios-artista completamente amoral y desprovisto de escrpulos, que tanto en el construir como en el destruir, en el bien como en el mal, lo que quiere es darse cuenta de su placer y su soberana idnticos, un dios-artista que, creando mundos, se desembaraza de la necesidad implicada en la plenitud y la autorrepresentacin del juego csmico del ser. Aludiendo a este factor de la toma de conciencia del mundo, dijo Nietzsche mucho despus, en Ecce homo, a propsito de El nacimiento de la tragedia, que esta obra apesta desagradablemente a Hegel. El segundo elemento decisivo de este libro consiste en que la realidad ms originaria es presentada con el smbolo del juego. Con ello Nietzsche ha descubierto ya el concepto bsico y central de su filosofa, con el cual se remonta hasta Herclito. Mas qu sea el juego, cmo haya que concebirlo ontolgicamente, cmo sea posible llevar el concepto ms all de una metfora ingeniosa, es algo que por el momento no vemos todava. Por juego entiende Nietzsche en ltima instancia el contrapuesto poder de Dionisos y Apolo, la liga antittica de dos potencias fundamentales. Se menciona la unidad de los contrarios, pero no se le aprehende con unos conceptos ontolgicos elaborados. La metfora del juego csmico no pasa de ser por el momento una intuicin grandiosa. En el concepto de juego ve Nietzsche, mirando retrospectivamente desde una poca posterior, una primera frmula, por as decirlo, para expresar la inocencia del devenir, para expresar una consideracin del mundo opuesta a toda interpretacin moral, cristiana, una mirada que penetra en el lodo de la totalidad de lo que existe, ms all del bien y del mal.

22 sobreplenitud, del sufrimiento de las anttesis en l acumuladas.... El nacimiento de la tragedia contiene casi todos los elementos de la filosofa de Nietzsche. Desarrolla por vez primera, y con el aliciente de la intuicin reciente y originaria, la anttesis de lo apolneo y lo dionisaco, elabora la ptica del arte y la ptica de la vida, encontrada a partir de aqulla; emplea al hombre como la llave que abre paso al todo del ser, traza una metafsica antropomrfica, que a primera vista parece fantstica y arbitraria; cultiva aqu, lo mismo que en el ataque al socratismo, el arte de la difamacin, e introduce ya el concepto fundamental de juego, en una remembranza de Herclito. Entre las obras pstumas de Nietzsche se edit su deplorable, lastimosa y fantasmal de la capacidad humana de conocer; da de ella, por as decirlo, una visin histrico-natural: En un apartado rincn del universo, en el que centellean innumerables sistemas solares, hubo una vez un astro en el que animales astutos inventaron el conocer. Este fue el minuto ms altivo y ms mentiroso de la historia universal.... Pero esta visin biolgica externa no es, propiamente, sino un modo de expresarse, para hablar sobre el intelecto desde fuera de l. Nietzsche no cae en la ingenuidad del cientfico. La mentira del intelecto se basa en la inaprehensibilidad conceptual de la vida, entendida sta no biolgica sino

metafsicamente. Nietzsche interpreta asimismo de modo pragmtico la funcin del conocimiento humano: el intelecto est al servicio de la voluntad de vivir, descansa en una ilusin que sostiene a la vida. El orgullo del animal que conoce le convence para que exista; es una seduccin en ese sentido. La naturaleza ms general del intelecto es el encubrimiento, la sagacidad de la astucia, que facilita la lucha por la vida. Y esa tendencia alcanza su punto ms alto en el hombre; en l llega a su cumbre el arte del encubrimiento. Nietzsche alude aqu sarcsticamente al ftil juego de las mltiples vanidades humanas: a la adulacin, la mentira, el engao, la comedia ante los dems y ante uno mismo, y plantea el problema de cmo puede surgir en absoluto, en una constelacin semejante, el impulso puro y sincero hacia la verdad. De ordinario nosotros percibimos esto como un contraste inconciliable: como el contraste entre el empleo abusivo del intelecto para la astucia sagaz, para la comedia vanidosa, y la sincera voluntad de verdad. Mas Nietzsche intenta llegar aqu con su pensamiento ms all de tal contraposicin y exponer una genealoga del instinto de verdad a partir del instinto de encubrimiento y de falsificacin.

importantsimo escrito Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, que fue redactado en 1873, pero no publicado. Verdad y mentira no significan aqu un comportamiento consciente del hombre, un comportamiento sujeto a la voluntad. No se trata aqu de un problema moral, sino del papel que el intelecto desempea en el todo del mundo. La verdad o la falta de verdad moral se decide dentro de la interpretacin del mundo del intelecto humano. Pero hasta qu punto el intelecto mismo es verdadero, hasta qu punto aprehende lo verdaderamente real, es una cuestin distinta. Tal vez visto de manera ms radical el intelecto sea, junto con todas sus verdades, una mentira. Pero con qu quiere Nietzsche apreciar y valorar la verdad o la mentira del intelecto? Posee un lugar superior situado fuera de ste, desde el que poder contemplarlo mirando hacia abajo? Resulta sorprendente el que Nietzsche no se plantee en absoluto esta cuestin crtica, el que se imagine estar totalmente seguro en su intuicin, en su visin esttica de la realidad primordial del devenir. Con una especie de cruel irona presenta Nietzsche la condicin

23 En este propsito aparece por vez primera un tema fundamental, que desempea un papel importante en todo el desarrollo de Nietzsche. En este pequeo tratado su presentacin es todava tosca, pero, en cambio, su intencin bsica resulta muy clara. Nietzsche parte del lenguaje, que concibe como una concordancia que surge cuando la guerra natural de todos contra todos llega a un acuerdo; el lenguaje es, segn l, una sntesis de convencionalismos, de acuerdos de designaciones vlidas para lo sucesivo. Mas cmo corresponde la designacin, la palabra a la cosa misma? Hay aqu una verdad? Nietzsche lo niega: As, pues, en el nacimiento del lenguaje no se procede, en todo caso, lgicamente, y todo el material en que trabaja y con que trabaja y construye luego el hombre de la verdad, el investigador, el filsofo, si no proviene de las nubes, tampoco proviene, en ningn caso, de la esencia de las cosas. Aunque esta concepcin del lenguaje sea muy discutible, lo esencial ahora no es la teora del lenguaje de Nietzsche, o su teora del concepto, sino aquello en que ve la mentira de! lenguaje, la mentira de los conceptos entendiendo mentira en sentido extramoral. Las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son. La inconsciencia en el empleo de las palabras y conceptos, esto es, el olvido de la problemtica historia de su formacin, es el presupuesto de la voluntad cientfica sincera de verdad. El cientfico se mueve entre conceptos sin saber ya que stos son nicamente metforas vacas, que han perdido su sentido. La voluntad lgica de verdad es segn la concepcin de Nietzsche tan slo el residuo desecado de un originario dilogo artstico es decir, realizado en la imagen sensible del hombre con el mundo resplandeciente. El concepto es la cascara vaca de una metfora que en otro tiempo herva de intuicin. Al hombre cientfico, que no penetra ya la mentira de los conceptos, contrapone Nietzsche el hombre intuitivo, el hombre artstico. El uno se ha salvado refugindose en la casa, considera los conceptos como la esencia misma de las cosas; el otro conoce el engao de todas las cosas fijas, y tambin el de las metforas, pero se mueve libremente frente a la realidad: es creador y produce imgenes. Para Nietzsche el hombre intuitivo, el artista, es superior al lgico y al cientfico. Nietzsche le ve tambin siempre en lucha con las convenciones conceptuales; no es dirigido ya por los conceptos, sino por las intuiciones. No hay un camino regular que conduzca desde estas intuiciones al reino de los esquemas fantasmales, de las abstracciones. La palabra no est hecha para aqullas; el hombre enmudece cuando las ve, o habla con metforas rigurosamente prohibidas y con expresiones inauditas, para de este modo, destruyendo y burlndose de las antiguas barreras conceptuales, corresponder creativamente a la impresin de la poderosa intuicin que le est presente. Lo que Nietzsche dice acerca de la verdad y de la mentira, Atiene un sentido admisible, dado que l interroga, por as decirlo, a todo el conocer humano con respecto a su verdad, esto es. quiere convertir en problema una especie de verdad de la verdad? Su doctrina ficcionalista del conocimiento representa en cierto modo tan slo una ilustracin del socratismo. Nietzsche toma partido tambin aqu en contra del hombre terico y a favor del artista. El arte se le presenta como el rgano verdadero de la filosofa, pues el fondo primordial del ser mismo, que es el Artista originario, juega formando mundos. Siempre que el hombre intuitivo, como ocurra en la antigua Grecia, sabe luchar y vencer, puede crear, en circunstancias favorables, una cultura y consolidar el dominio del arte sobre la vida....

24 Para Nietzsche la cultura depende ntimamente de las tendencias de la voluntad csmica, que, en la obra de arte trgico del hombre, quiere llegar a la visin de s. El sentido de la cultura es el genio. Pero ste es el hombre que se ha convertido en el lugar en que la existencia de todo lo que existe se justifica en la bella apariencia, en el fenmeno esttico. As, en dos pequeos fragmentos escritos en la poca misma de El nacimiento de la tragedia, titulados El Estado griego y La mujer griega, Nietzsche ve el problema de la cultura con una dureza casi inhumana. Presenta la verdad que suena cruelmente: la verdad de que de la esencia de una cultura forma parte la esclavitud, es decir, el sacrificio de la mayora para el bien de la procreacin del genio. Esto no tiene nada que ver con el orgullo social. El concepto de cultura de Nietzsche hunde sus races en su concepcin bsica del mundo; es un concepto trgico, lo mismo que sta. Nietzche menciona la idea que produce vrtigo de si tal vez la voluntad (en el sentido de Schopenhauer), para convertirse en arte, se ha vaciado en estos mundos, estrellas, cuerpos y tomos.... El concepto de cultura de Nietzsche y la metafsica del genio que lo domina se encuentran indisolublemente unidos con su metafsica de artista. pequeos y ordinarios por una distancia en la que existan mltiples escalones y grados intermedios; no es simplemente el tipo afortunado, no es una forma suprema, sino que es, ms bien, el hombre caracterizado por lo sobrehumano, el hombre que posee una misin csmica y que constituye un destino. El concepto de genio del joven Nietzsche es una prefiguracin del superhombre. La grandeza es, ante todo, un modo de la verdad; consiste en estar abierto al imperio del juego dionisaco y en expresarlo con la palabra, la figura, la msica. El hombre en el modo de ser de la grandeza no puede ser comprendido ms que desde aquello que opera a travs de l. El genio es un instrumento del fondo creador de la vida, que ve reflejada su propia esencia en la creacin artstica. Sin esta insercin bsica del genio en una tendencia csmica, la concepcin de Nietzsche acerca de la cultura sera inhumana y absurda. El concepto de genio de Nietzsche, lo mismo que, ms tarde, su concepto del superhombre, hay que entenderlos e interpretarlos, en ltima instancia, desde ti servicio del hombre a la verdad. Verdad no significa aqu el conocimiento de las ciencias, sino la mirada que penetra en el fondo del mundo, la intuicin trgica. Esta manera de entender al genio como portavoz de una tendencia csmica, y de concebir la cultura como una interpretacin del mundo y de la vida 5. Consideraciones intempestivas. Cultura y genio. La sostenida por el genio, y expresada en la unidad de un estilo artstico, esta concepcin de Nietzsche, decimos, queda en l revestida constantemente por una endeble y tosca heroizacin del genio. El Nietzsche deduce su concepto de genio de su intuicin originaria de la realidad del mundo y lo ve confirmado en dos hombres a quienes adora apasionadamente: Schopenhauer y Wagner. Al genio no se le puede comprender desde perspectivas meramente humanas. El genio no es el hombre grande, alejado de los otros hombres culto de Nietzsche al genio adquiere con frecuencia los rasgos propios de la idolatra. El sentido sobrehumano del genio, su funcin para la voluntad primordialmente una del mundo, quedan oscurecidos, por as decirlo, por un elogio de la grandeza que considera a sta casi

filosofa en la poca trgica de los griegos.

25 como un mrito propio del hombre. El pathos de la distancia, del orden y de la jerarqua intrahumana define por el momento la teora de la cultura. Hemos tocado con esto un tema esencial y bsico de Nietzsche. Su concepto del hombre es ambiguo; oscila entre una concepcin que permanece en lo meramente humano, en lo cual distingue los extremos del tipo creador y del no-creador, del genio y del hombre del rebao, y una interpretacin ms honda de lo humano, que va ms all de todo humanismo y que concibe al hombre desde su tarea csmica, consistente en ser el lugar de la verdad del todo. En la historia de la filosofa de Nietzsche, esta tensin del concepto del hombre permanece constantemente viva. Es cierto que Nietzsche pregunta por el hombre grande cuando quiere decir qu es el hombre en cuanto tal; pero la interpretacin de la grandeza humana se mueve siempre dentro de la mencionada equivocidad. En el primer perodo de Nietzsche resulta imposible desconocer la fundamentacin radical de la metafsica del genio en la universal metafsica de artista sobre la esencia del universo, la fundamentacin del concepto de cultura en la imagen trgica del mundo. Desde este fundamento hemos de entender su propsito de reformar la cultura. Nietzsche se enfrenta ya, de este modo, con la doctrina de Schopenhauer, aun encontrndose todava sobre su misma base. De igual manera que Nietzsche se distingue de Schopenhauer tambin por no concebir el fenmeno tan slo como una creacin del intelecto humano, sino como una forma apolnea producida y creada por el fondo dionisaco del mundo forma que es ciertamente apariencia, pero que no por ello es nada, as tambin el tiempo posee para Nietzsche un significado ms serio. El tiempo no existe slo para el intelecto, sino que es la forma como el fondo del mundo ejerce su dominio: el juego de Dionisos es el devenir puro. Como el tiempo est presente en el fondo mismo del mundo, puede adquirir un significado serio en el mbito de la realidad que aparece. La historicidad de la cultura es el reflejo humano, la verdad del juego del ser patentizada por el genio. Tal es el horizonte fundamental de la filosofa de la historia de Nietzsche. Tambin al Nietzsche terico de la cultura hemos de entenderlo desde la idea bsica y oculta con que interpreta el ser. La teora de Nietzsche sobre la cultura es a la vez un diagnstico y un programa. En El nacimiento de la tragedia desarroll no slo su concepcin del mundo, sino que, adems, expuso una nocin directriz de la cultura, al presentarnos la Grecia de la poca trgica en su fundamentacin mstica, en su estilo artstico total, en su productividad creadora, en su autorrepresentacin en la obra de arte trgico, y proporcionarnos con ello un criterio de valoracin. Las Consideraciones intempestivas prosiguen esta misma lnea. La primera Intempestiva: David Strauss, confesor y escritor, no es en el fondo un ataque a un filisteo de la cultura; es algo ms: es un ataque a la cultura alemana, que estaba impregnada de una placidez satisfecha de s misma. Nietzsche confirm aqu lo que ms tarde dijo de s mismo, a saber: que slo atacaba las cosas que eran victoriosas. Despus de la guerra de 1870/71, despus del xito de la fundacin del Imperio, la nueva cultura imperial, la formacin alemana, a la que, como dice en Ecce homo, mira con un desprecio inexorable, le parece carente de sentido, de sustancia, de metfora; una mera opinin, una mera "opinin pblica". En el folleto contra David Strauss traza Nietzsche la contraimagen negativa de una verdadera cultura y

26 muestra cmo sta no puede ni debe ser. La crtica es de una mordacidad corrosiva. Tambin en la segunda Intempestiva, titulada Sobre la ventaja y la desventaja de