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A Finney se le conoce como “el padre del avivamiento moderno” por la enorme influencia que ha ejercido sobre el evangelicalismo norteamericano hasta nuestros días. Nació el 20 de Agosto de 1792 en Connecticut y murió el 16 de Agosto de 1876. Hizo profesión de fe el 10 de Octubre de 1821, lo que le llevó a dejar de lado una prometedora carrera de abogado para dedicarse al ministerio. Inició sus estudios teológicos en Junio de 1823 a la sombra de George Gale, graduado en Princeton, y obtuvo su licencia para predicar el 30 de Diciembre de ese mismo año, siendo ordenado como ministro de la iglesia presbiteriana en Julio del siguiente año. Teológicamente hablando Finney se presenta a sí mismo en sus Memorias como una “figura puente” que trataba de proteger a su audiencia “contra el alto calvinismo, por un lado, y el bajo arminianismo, por el otro”. Sin embargo, algunos lo consideran como el teólogo más pelagiano de la historia. Al considerar detenidamente las enseñanzas de Finney uno se pregunta si en verdad este hombre puede ser considerado un evangélico. Para responder esta pregunta con exactitud debemos definir primero en qué sentido estamos usando la palabra “evangélico”. Aunque esta palabra era usada como sinónimo de “Protestante” (y, por lo tanto, como haciendo referencia a la doctrina de la justificación por la fe sola), hoy día la palabra es lo suficientemente amplia como para incluir tanto a los que manifiestan una pasión por el evangelismo personal como a aquellos que proclaman la noción de que las personas necesitan una conversión personal a Cristo para ser salvos (haciendo la salvedad de que esta es una frase también muy amplia que puede incluir desde una verdad bíblica hasta una herejía). Si estamos usando la palabra en ese sentido más amplio, entonces podemos decir que Finney era evangélico; pero si nos limitamos al primer significado, la respuesta debe ser un rotundo “no”. Veamos brevemente algunas de las nociones teológicas de Finney relacionadas con la obra redentora de Cristo y la salvación de

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Page 1: Finney No Fue Cristiano

A Finney se le conoce como “el padre del avivamiento moderno” por la enorme influencia que ha ejercido sobre el evangelicalismo norteamericano hasta nuestros días.

Nació el 20 de Agosto de 1792 en Connecticut y murió el 16 de Agosto de 1876. Hizo profesión de fe el 10 de Octubre de 1821, lo que le llevó a dejar de lado una prometedora carrera de abogado para dedicarse al ministerio. Inició sus estudios teológicos en Junio de 1823 a la sombra de George Gale, graduado en Princeton, y obtuvo su licencia para predicar el 30 de Diciembre de ese mismo año, siendo ordenado como ministro de la iglesia presbiteriana en Julio del siguiente año.

Teológicamente hablando Finney se presenta a sí mismo en sus Memorias como una “figura puente” que trataba de proteger a su audiencia “contra el alto calvinismo, por un lado, y el bajo arminianismo, por el otro”. Sin embargo, algunos lo consideran como el teólogo más pelagiano de la historia.

Al considerar detenidamente las enseñanzas de Finney uno se pregunta si en verdad este hombre puede ser considerado un evangélico. Para responder esta pregunta con exactitud debemos definir primero en qué sentido estamos usando la palabra “evangélico”.

Aunque esta palabra era usada como sinónimo de “Protestante” (y, por lo tanto, como haciendo referencia a la doctrina de la justificación por la fe sola), hoy día la palabra es lo suficientemente amplia como para incluir tanto a los que manifiestan una pasión por el evangelismo personal como a aquellos que proclaman la noción de que las personas necesitan una conversión personal a Cristo para ser salvos (haciendo la salvedad de que esta es una frase también muy amplia que puede incluir desde una verdad bíblica hasta una herejía).

Si estamos usando la palabra en ese sentido más amplio, entonces podemos decir que Finney era evangélico; pero si nos limitamos al primer significado, la respuesta debe ser un rotundo “no”. Veamos brevemente algunas de las nociones teológicas de Finney relacionadas con la obra redentora de Cristo y la salvación de los pecadores.

1. La doctrina de la justificación:

Finney declara que es totalmente absurdo pensar que la justificación sea una transacción forense, es decir, que sea una declaración de inocencia de parte de Dios en base a la justicia perfecta de Cristo imputada al pecador por medio de la fe y en base a Su obra redentora en la cruz del calvario.

“Es… naturalmente imposible, y una contradicción sumamente palpable, afirmar que la justificación de un pecador, o de uno que ha violado la ley,

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es una justificación forense o judicial… Es ciertamente un sinsentido afirmar, que un pecador puede ser pronunciado justo a los ojos de la ley; que él puede ser justificado por las obras de la ley, o por la ley en algún sentido. La ley lo condena. Pero la justificación judicial o forense consiste en ser pronunciado justo en el juicio de la ley. Esto ciertamente es una imposibilidad con respecto a los pecadores” (Sistematic Theology; pg. 360-361, lecture 25; todas las citas de esta entrada fueron tomadas del libro de R. C. Sproul, Willing to Believe, pero he preferido poner las citas del libro de Finney para aquellos que poseen esta obra y no la de Sproul).

Es necesario señalar aquí que los reformadores no enseñaban que los pecadores son justificados por la ley, sino más bien que la fuente de la justificación forense es el Dador de la ley.

Aunque Finney está de acuerdo en que a través de la justificación el pecador es tratado como si fuera justo, esto no se debe a ninguna justicia imputada, sino simplemente a una declaración de perdón o amnistía de parte de Dios.

“La doctrina de una justicia imputada, o de que la obediencia de Cristo a la ley es contada como nuestra obediencia, está basada en la más falsa y absurda presuposición”, dice Finney (pg. 362, lect. 25), contradiciendo así lo que Pablo enseña en el capítulo 4 de Romanos y en muchos otros pasajes del NT.

Según Finney, Cristo debía obedecer la ley por Sí mismo y no para que Su justicia sea imputada a los pecadores. El argumento de Finney es que, en lo que respecta a Su obediencia, Cristo hizo simplemente lo que debía hacer y, por lo tanto, Su obediencia perfecta sólo podía justificarlo a El mismo.

2. La doctrina de la expiación:

En cuanto a la doctrina de la expiación, Finney enseñaba que Cristo no murió en sustitución de los pecadores, tomando sobre Si el castigo que ellos merecen por sus pecados.

“Estrictamente hablando, la justicia retributiva nunca puede ser satisfecha, en el sentido de que el culpable pueda ser castigado por tanto tiempo y en la extensión que merece; pues esto implicaría ser castigado hasta dejar de ser culpable, o hasta hacerse inocente… Suponer, por tanto, que Cristo sufrió en cantidad todo lo que debía por los elegidos, es suponer que El sufrió un castigo eterno multiplicado por todo el número de los elegidos” (pg. 219; lecture 13).

Finney pierde de vista aquí que la satisfacción rendida por Cristo en la cruz del calvario no mira a la ley como un ente independiente siendo satisfecha en sí misma, sino que mira al Padre, el Dador de la ley, como aquel cuya

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justicia es satisfecha.

Ahora bien, Finney no niega del todo el elemento de satisfacción en la muerte de Cristo, pero no en el mismo sentido en que lo afirmaban los reformadores. Para Finney la expiación de Cristo tuvo el propósito de a ser un despliegue público de justicia. Al morir en la cruz Cristo sirve de modelo o de ejemplo para que los impíos no piensen que pueden pecar con impunidad.

En otras palabras, cuando Cristo murió en la cruz no estaba padeciendo en sustitución de nadie, sino más bien demostrando cuan seriamente toma Dios su ley y la virtud moral. La muerte de Cristo le muestra a una humanidad culpable que cualquiera puede ser perdonado, siempre que sea adecuadamente afectado por la muerte de Cristo y traído por ella al arrepentimiento.

En cuanto a la relación de la fe con la justificación, Finney señala: “Me temo que ha habido mucho error en la concepción de muchos sobre este asunto. Ellos han hablado de la justificación por la fe como si supusieran que, por un señalamiento arbitrario de Dios, la fe fuera la condición, y la única condición de la justificación... Estas personas… hablan de la justificación por la fe; como si fuera por fe, y no por Cristo a través de la fe, que el pecador penitente es justificado; como si la fe, y no Cristo, fuese nuestra justificación… Pero no debemos nunca olvidar que la fe que es la condición de la justificación, es la fe que obra por el amor” (pg. 366, lect. 25).

Una vez más vemos cómo Finney caricaturiza la doctrina reformada en varios aspectos. Por un lado, ninguno de los reformadores enseñó que la fe fuese un señalamiento arbitrario de parte de Dios. Tampoco enseñaron que la fe en sí misma justifique al pecador; lo que él está atacando aquí sería atacado por los mismos reformadores como antinomianismo. El problema es que, al atacar esa caricatura, rechaza también la doctrina bíblica de que la justicia de Cristo es imputada al creyente por medio de la fe.

3. La relación entre la justificación y la santificación:

Otro aspecto en que Finney se aparta de la enseñanza bíblica es en lo tocante a la relación de la justificación con la santificación. “Algunos teólogos – dice Finney – han hecho de la justificación una condición de la santificación, en vez de hacer la santificación una condición de justificación. Pero esto… es una perspectiva errónea del asunto” (pg. 368-369, lect. 25).

Según Finney, para que los pecados pasados del pecador sean perdonados, y para ser aceptados por Dios en el presente, “la consagración de corazón y vida a Dios y a Su servicio es una condición inalterable”.

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Esta declaración es un golpe mortal al evangelio. Como bien señala Sproul: “Si la completa consagración de corazón y vida a Dios es una condición inalterable para el perdón, ¿quién será perdonado? Éstas no son buenas noticias, siendo la peor de todas las noticias posibles”.

4. La doctrina de la depravación moral:

Finney también negó que por causa del pecado de Adán su descendencia poseyera una naturaleza pecaminosa. De ser así, dice él, “entonces el pecado en acción debe ser visto como una calamidad, y no puede ser un crimen. Éste es el efecto necesario de una naturaleza pecaminosa. Esto no puede ser un crimen, ya que la voluntad no puede hacer nada con ella” (pg. 262, lect. 16).

Y otro lugar dice: “La voluntad humana es libre, de manera que los hombres tienen poder o habilidad para hacer todos sus deberes. El gobierno moral de Dios asume e implica por todas partes la libertad de la voluntad humana, y la habilidad natural de los hombres para obedecer a Dios. Cada mandamiento, cada amenaza, cada protesta o denuncia en la Biblia implica y presupone esto” (pg. 307, lect. 20).

Por supuesto, de ser así, si las demandas morales de Dios implican la habilidad moral del hombre para poder cumplirlas, entonces deberíamos presuponer que el hombre tiene la capacidad de llegar a ser perfectos, porque es eso, y nada menos que eso, lo que la ley exige (comp. Gal. 3:10; Sant. 2:10).

5. La doctrina de la regeneración:

Como es lógico suponer, Finney también se aparte de la ortodoxia bíblica en lo que respecta a la regeneración, la cual él distingue de la conversión. “La conversión… no incluye ni implica ninguna agencia Divina, y por lo tanto no implica o expresa lo que se pretende por regeneración” (pg. 269, lect. 17).

Según él, el pecador “es pasivo en la percepción de la verdad presentada por el Espíritu Santo” (pg. 276, lect. 17). Esta percepción, él añade, no es parte de la regeneración, pero es simultánea con la regeneración, ya que induce a ella.

“De manera que el sujeto de la regeneración debe ser un recipiente pasivo o perceptivo de la verdad presentada por el Espíritu Santo, en el momento, y durante el acto de la regeneración” (Ibid.). Pero ese es todo el papel que, según él, le corresponde a Dios.

“Ni Dios, ni ningún otro ser, puede regenerar lo, si él no se vuelve. Si él no

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cambia su elección, es imposible que sea cambiado” (Ibid.). De manera que para Finney, la regeneración no envuelve cambio en la naturaleza constituyente del pecador, sino que consiste meramente en un cambio de elección, intención, o preferencia obrado por el pecador. Esta depende enteramente de una decisión o elección del pecador.

Es aquí precisamente donde su teología impactó tremendamente el evangelismo actual, introduciendo la doctrina pelagiana de nuevo en muchas iglesias que hoy se llaman evangélicas, aunque siguen a Finney en su perversión del evangelio.

© Por Sugel Michelén. Todo pensamiento cautivo. Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.

http://todopensamientocautivo.blogspot.com.co/2010/02/era-charles-g-finney-evangelico.html

Encuentro con Charles Finney

Tal vez ningún nombre es más controvertido en el mundo evangélico

que el de Charles Finney. Finney, a principios del evangelista

estadounidense cuyo nombre y métodos están tan estrechamente

identificado con el Segundo Gran Despertar, es un héroe para

muchos y un villano a otros. 

En los primeros días del siglo XIX un nuevo movimiento espiritual

estalló entre las iglesias de la nueva República. Se identificó

rápidamente con la reactivación de un medio siglo antes; de ahí el

nombre, "El SegundoDespertar." Este avivamiento espiritual se

distingue del primero de dos maneras. En primer lugar, que duró

mucho más tiempo, y evangelistas como Finney podría hacer una

larga carrera de predicar a grandes reuniones en medio de una gran

expectación. En segundo lugar, se trataba de un movimiento que se

distingue por prácticas novedosas. Finney popularizó métodos para

aislar la presión considerable perdida dentro de la audiencia y la

aplicación para alentarlos a hacer una declaración pública de fe. Sus

métodos son todavía hoy con nosotros en los llamados al altar del

evangelicalismo. 

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Finney publicó un libro titulado Lecciones sobre Revival

que establecen el tono tanto para el Despertar y también para el

futuro de la iglesia estadounidense. Él fue contestada por varios

ministros de tendencia más tradicional. Entonces, y más tarde se

prestó mucha atención a los métodos de Finney y la cuestión de si

son o no son bíblicamente aceptables. Menos se prestó a la doctrina

de Finney, una falta que está empezando a ser abordados. 

Mi primer encuentro con Charles Finney era de una especie bastante

diferente. Crecí en iglesias que habían rechazado sus métodos. En mi

vida he observado un total de dos llamados al altar. El debate sobre

las prácticas de evangelistas se había resuelto en mis años de la

iglesia antes de que yo naciera. Como resultado de ello, nunca he

leído Conferencias sobre Revival. Tengo, sin embargo, lea

Finney. Como resultado de mi lectura, debo decir que estoy aturdido

en el lugar que él ocupa en el panteón de los evangelistas

estadounidenses que se extiende desde Whitefield a Graham. He

hablado con varios cristianos e incluso los pastores que se

enfermaron si supieran lo que yo sé de Finney, sin embargo, lo

consideran uno de los grandes héroes de la fe.

La diferencia es que he leído de Finney Teología Sistemática, y

después de leer, estoy bastante seguro de que sé lo que él creía. No

era evangélica. De hecho, incluso si uno fuera a estirar la definición

más generosamente incluido sería extraordinariamente difícil aplicar

la palabra "cristiano" para él.

La lectura de Charles Finney

Mi encuentro con Finney ocurrió durante mi último año en el

seminario.Durante ese año hice un curso obligatorio en la historia de

la iglesia moderna. Liderados por nuestro presidente, el Dr. W.

Robert Godfrey, atravesamos el paisaje de la iglesia protestante de la

época inmediatamente posterior a la Reforma hasta la época

actual. Durante el semestre discutimos el aumento del puritanismo,

pietismo, Revivalism, Dispensacionalismo, Modernismo, progresismo,

pentecostalismo, el fundamentalismo y el evangelismo, y por

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supuesto Barthianismo. A lo largo nos hemos centrado en la

interacción de estos diferentes tradiciones con pensadores clásicos

reformadas en las distintas edades, como es de esperar en uno de los

campus de Westminster. 

De Finney Teología Sistemática fue uno de los libros más

sorprendentes en la lista de lectura. Se esperaba que leer unas

cuantas secciones de este volumen antes de la conferencia. Era una

tarea logísticamente difícil.Pocos estudiantes Westminster importa

leer Finney; ninguno de nosotros tuvo a bien adquirir su

obra. Cualquier persona que querían satisfacer la curiosidad que lea

las más conocidas Conferencias. Así todos nos tenía que encontrar

tiempo para tener en nuestras manos una de las pocas copias en

reserva en la biblioteca. 

Cuando llegó mi turno, comencé a leer con mucha apatía, continué

con creciente interés, y la conclusión de horror. Yo estaba tan

perturbado por lo que había leído que continué más allá de la sección

asignada. He leído más de la mitad del libro y desnatada el resto. A

lo largo de mi lectura de un pensamiento se repetía: "¿Qué se ha

metido en el Dr. Godfrey Por qué estamos leyendo este Debe haber

alguna mejor representación de siglo XIX el pensamiento

evangélico!" 

Por fin la clase llegó al "Día de Finney." La conferencia comenzó con

una simple pregunta: "¿Qué te parece?" Durante varios minutos el

legado de Finney fue bombardeado con la crítica más severa a

nuestra disposición.Por fin alguien le preguntó qué me había

preguntado: "¿Por qué leemos esto?" Godfrey se rió y respondió: "Los

primeros años enseñé esta clase, no importa cuánto lo intentara dar

Finney un trato justo, alguien se me acusan de él vilipendiar. Con

Finney un trato justo es vilipendio, pero siempre hubo estudiantes

que no podía creer que él era tan malo como mi presentación. Así

que ahora sólo asigno la lectura y dejar que haga lo difamación ".

Y difamamos que hicimos. El consenso de la clase estaba en línea con

el consenso del pensamiento Reformado en días de Finney: si lo que

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acababa de leer que se podría llamar "Teología Cristiana", entonces

la iglesia había pecado gravemente en su expulsión de Pelagio. No

hay nada digno de mención para distinguir la una de la otra. Y si

Finney creía lo que él escribió, entonces él no era cristiano.

La evaluación de Finney

Soy muy consciente de cómo suena una escena así: estudiantes del

seminario reformadas eviscerar alegremente uno de los héroes de la

fe evangélica. Dos años antes, un compañero mío se había quejado

conmigo de la manera más viejos estudiantes estaban hablando de

Charles Finney.Pensó que era impropio de ellos para decir

abiertamente que uno de los más grandes evangelistas de la historia

no podría haber sido un cristiano.Ciertamente sonaba esa manera a

mí, sin embargo, no me fue unos años después une al coro de

condena. 

Sólo te puedo decir que no había alegría en esa aula. Estábamos en

vez sorprendido y profundamente ofendido por lo que habíamos

leído. ¿Qué había en la doctrina de Finney que tanto nos enojó?

Conferencias teológicas de Finney comienzan con una discusión de

dios como el gobernador moral del universo. Él continúa con esta

descripción para que muchas conferencias. "Gobierno Moral" no es

sólo el aspecto principal del carácter de Dios, pero es la clave del

pensamiento doctrinal todo de Finney. Él creía en un dios que

simplemente establece las reglas morales y exigió que sus criaturas

obedecen ellos. Para ser salvo, una persona debe traer sus acciones

en conformidad con las expectativas morales de Dios. La salvación

parece ser por las obras, a través de la obediencia, no sea dios deben

presumir. Hay poco que hay para parecerse al Señor Jehová. No hay

nada de su gracia, su misericordia, y desde luego de su pacto bondad

a su pueblo. 

De ninguna de las maneras podría de Finney Teología

Sistemática ser considerado un libro cristiano, porque Cristo es tan

ausente de sus páginas como es Dios. Cristo de Finney es el Hijo de

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Dios que se hizo hombre para mostrarnos el camino al cielo. No hay

lectura real de Cristo, por lo que el lector puede ser

comprensiblemente confundido en cuanto a exactamente lo Finney

enseñó acerca de su naturaleza. Hay, sin embargo, dos conferencias

sobre la expiación. La mayoría del material no es una refutación de

la doctrina cristiana de la expiación, que Finney caracteriza

erróneamente como una "transacción comercial". 

En lugar de esta transacción Finney presenta una teoría de la

expiación que él llama la satisfacción de la justicia pública. La idea

es que Dios estaba tan enojado con el mundo que no podría siquiera

considerar las buenas obras de los hombres hasta que se hubiera

llevado a cabo algún gesto público para satisfacer su necesidad de

estar solo en público. Por lo tanto, el dios de Finney permite cristo

para ser crucificado para satisfacer lo que parece ser una necesidad

más bien pequeña, juvenil a aparecer difícil. Una vez dios cristo

había muerto podía mirar a los hechos de los hombres y evaluarlas

en función de su conformidad a su gobierno moral.

Vivimos, pues, en la era de la gracia, que a Finney significa que Dios

no envía automáticamente a todos al infierno en un ataque de ira

generalizada. En su lugar existe la oportunidad para que los hombres

ganan el favor de Dios por medio de una vida recta. Cada persona

debe hacer frente a una crisis en la vida en el que hace una

determinación de vivir de acuerdo con el gobierno moral de Dios. Los

que logran adhieren a ella hasta que mueren son guardados; todos

los demás están condenados. 

Este no es el Arminianismo. John Wesley no habría tenido comunión

con cualquier persona que enseñó esas tonterías anti-bíblico. La

antigua iglesia tenía el sentido de excomulgar Pelagio cuando dijo las

mismas cosas. Para decirlo de otro modo, las conclusiones de mi

clase sobre Finney tenía menos que ver con nuestro ser reformados

de lo que hizo con nuestro saber leer y escribir. 

Doctrina y Práctica

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Ningún teólogo mejor ilustra la máxima de que la doctrina determina

la práctica que Charles Finney. Creer lo que hizo acerca de la

salvación, que no tenía más remedio que desarrollar un estilo de

predicación destinada a convencer a los hombres para tomar la

decisión de obedecer. Creer en un Dios que es todo la justicia sin

misericordia, no podía lograr esto por medio de una buena noticia,

pero sólo a través de la creación del miedo abyecto. Al no tener

sentido en absoluto del Dios que actúa en la salvación de los

hombres, él mismo trabajó bajo ese mismo miedo. Si él no pudo

lograr la salvación de las almas hombres quemaría. Su práctica era

simple: producir decisiones por cualquier medio y en cualquier costo.

Conferencias sobre Revival es, pues, una consecuencia natural de

prejuicios doctrinales de Finney. Sus conferencias no son sobre el

Dios que trae avivamiento sino cómo un evangelista puede producir

el mayor número de decisiones. Él era el autor de la llamada al altar

- la extraña práctica de verbal forcejeo por el que un predicador

exige que sus oyentes realizan una serie de acciones que finalicen en

su venida a la parte delantera de la iglesia como una demostración

de su conversión. Uso de Finney de este método, aunque primero,

era sin duda el más insidioso de la historia. Alentó a los que le quería

orar para que vengan y se sientan en una sección especial. No iban a

ser sometidos a sus llamamientos más fuertes hasta que fueron

manipulados en una confesión pública de los pecados y el

compromiso a la obediencia.

Finney debe haber sido un orador fascinante; su predicación produce

grandes resultados. Lamentablemente, debemos concluir que pocos

o ninguno de sus "convertidos" conocían el Señor; cualquiera que lo

hizo debe haber conocido a Él en otros lugares. Porque mientras

Finney era un experto en la producción de las decisiones de crisis,

que no sabía que el Salvador y no podía proclamar su gracia a los

pecadores.

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Hijastros de Charles Finney

Como escribí la semana   pasada, Charles Finney no era cristiano. Su

teología era una herejía sub-cristiana, un hecho claramente

demostrado por sus propias conferencias   doctrinales. El mensaje

Finney predicaba era una de obligación legal puro para Dios. Él no

predicó esto como un precursor del evangelio de la gloria de la

gracia, sino como una hoja de ruta a un paraíso obtiene a través de

la obediencia. No hubo buenas noticias en su predicación - Sólo el

terror. 

Además, la metodología que Finney desarrolló y popularizó fue una

extensión natural de su doctrina. Él realmente creía que cualquier

hombre podía salvarse a sí mismo a través de la justicia, pero que

para embarcarse en que la vida de un pecador tiene que tomar una

decisión crisis generada por seguir las reglas de Dios. Finney era un

experto en la producción de esa crisis. Él inventó el llamado al altar

como un medio para crear la presión creciente sobre sus oyentes

hasta que fueron obligados a tomar la decisión que salvarlos del

fuego del infierno. 

Finney produjo resultados aparentemente impresionantes; grandes

números se adelantaron e hicieron una profesión religiosa bajo su

ministerio. Su éxito, sin embargo, fue un espejismo. Mismo Finney

tuvo que reconocer dos hechos por el final de su carrera. Una era

que la gente de la región del oeste de Nueva York, donde predicó

principalmente fueron agotados con la reactivación y que los

conversos ya no se podrían generar.El segundo y más sombrío

realización fue que durante toda la emoción, el carácter religioso de

la región se había deteriorado notablemente durante el día de

Finney.

Él no tenía ninguna explicación para esto, pero a los verdaderos

cristianos la respuesta debería ser obvia. El esfuerzo humano hacia

la reforma auto es siempre un programa insostenible. Ninguna

cantidad de dedicación puede convertir a un pecador en un

santo. Sólo la sangre expiatoria del Cordero de Dios puede lavar el

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pecado, y Finney negado que la expiación.Sólo la influencia

vivificante del Espíritu puede obrar una transformación real en

hombres pecadores, pero Finney tratado de producir la vida de otra

fuente. Su ministerio fue obligado a ser un fracaso si alguna vez se

examinó de cerca.

Mitificación Finney

¿Por qué, entonces, es Finney un héroe en la iglesia evangélica? 

Durante el apogeo de éxitos quiméricas el Segundo Gran Despertar

de Finney hechas para maravilloso teatro. Otros evangelistas

anhelaban la reputación de que goza Finney, y muchos comenzaron a

seguir sus pasos metodológicos. De Finney Conferencias sobre

Revival solamente aceleraron este proceso. Algunos de los que tomó

la promesa de renacimiento ofrecido por Finney eran auténticos

evangelizadores cristianos. Todavía predicaban un evangelio de la

gracia salvadora, sino que trataron de atraer a los hombres a la

misma a través de tácticas ideadas por gran negador de su día de la

potencia de ese evangelio.

Estos evangelistas eran los organizadores de las reuniones de campo

y conferencias bíblicas que barrieron la nación. Hoy, cuando se habla

de las iglesias establecidas que se opusieron a los renovadores se

sugiere que fueron motivados por una ortodoxia fría y una

preocupación por su propia situación financiera. De hecho, muchas

iglesias estaban profundamente preocupados por las consecuencias

de la conversión autogenerado que fue implícitos en los métodos de

Finney. Sin embargo los evangelistas renovadores presionados hacia

adelante, y al hacerlo, cambiaron el rostro del cristianismo en

América.

Finney comenzó a ser visto como la cara del nuevo

evangelicalismo.Hubo, sin embargo, un problema: charlas

doctrinales de Finney estaban todavía en la

impresión. Afortunadamente para los discípulos evangélicos de

Finney, las personas que se convirtieron en un llamado al altar-

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campamento de reunión no eran más propensos a sentarse a leer un

libro de teología sistemática a continuación son los que se convierten

en escenarios similares en la actualidad. Pocos cristianos

aprendieron la doctrina de Finney; bastaba con que él era un

evangelista de éxito que influyó a muchos otros evangelistas de

éxito.

Con el tiempo se hicieron esfuerzos para sanear la historia de

Charles Finney. Las nuevas versiones de su teología se imprimieron

en el que se omitieron los pasajes más condenatorias. La mayoría de

los evangélicos no saben lo enseñó Finney y mentiras descaradas

sobre su postura doctrinal son rampantes. Yo era más divertido que

decepcionó a encontrar esto en la entrada de Charles Finney

Wikipedia: "Sin embargo, Finney afirmó la salvación por la gracia

mediante la fe, no por obras o por la obediencia." (La referencia para

ese bit particular de la desinformación es una conferencia en la que

Finney afirma que la justificación es solo por la fe, pero sólo después

de la definición de "justificación" y "fe" de manera diferente a cada

teólogo que le precedieron en la historia. El título de la conferencia

es "Justificación por la fe; por la fe "y" por la fe "Finney nada de la

distinción entre lo sabía" ").

Así, la batalla por el legado de Finney continúa. Él mismo podría

haber hecho gracia saber que su reputación sería defendida

vigorosamente por los cristianos que creen en el evangelio que él

con tanta fuerza rechazada.¿Quién realmente es dueño de Finney?

Familia Abundante de Finney

Finney fue sin duda un innovador, y como tal ha dado lugar a muchos

hijos. ¿Quiénes son exactamente?

Hijos verdaderos de Finney se encuentran allí donde se predica un

evangelio de obras. No quiero decir que cada iglesia que se insta a la

conducta moral es Finney - debemos tener una idea más clara de la

relación entre la ley y el evangelio que eso. Sin embargo, siempre

que los falsos maestros exhortan a los hombres a hacerse bien con

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Dios a través de su propia obediencia - se conserva el verdadero

legado de Finney. Los lugares más Finneyish son los cultos

perpetuamente-emergentes en los que la santidad personal es la

clave para el cielo y en la que se ejerce una gran presión psicológica

con el fin de mantener a los miembros en línea.Estos falsos maestros

son hijos predilectos de Finney - el deleite de su corazón y la niña de

sus ojos.

Él también tiene niños que han crecido un poco travieso y han puesto

su toque personal a su enseñanza. Han promovido "segundas obras

de gracia" por el cual se entra en un plano superior de existencia

espiritual a través de una experiencia de crisis. Al igual que su

padre, cuando dicen "obra de la gracia" que significan "el trabajo

que usted mismo tiene que llevar a cabo." Finney puede preguntarse

por qué estos niños hablan de unsegundo trabajo, pero al menos han

llegado a dominar su técnica de generación de la crisis. Entre ellos

algunos recibirán una palmadita paternal extra en la cabeza: los que

han aprendido a ofrecer gran bendición material en esta vida a

aquellos que siguen sus enseñanzas. El evangelio de la salud-y-la

riqueza personifica Finneyismo. ¿Qué mejor presión psicológica

puede haber? Ofrecer a la gente la riqueza y el poder de este mundo,

pero les dicen que tienen que tomar la decisión de seguir a Dios con

el fin de tenerlo. Las conversiones son Asegúrese de seguir!

La familia de Finney no es del todo pacífica. Algunos de sus hijos han

abandonado su casa por completo. Estos descendientes rebeldes

nunca admitiría su parentesco con la selva virgen evangelistas; son

demasiado urbano y sofisticado. Pero, ¿qué debemos pensar de los

proponentes de un evangelio social cuya "religión" consiste en nada

más que obras de justicia? ¿Dónde aprendieron a ejercer tal presión

para obligar a sus oyentes a hacer el bien? ¿Por qué son tan expertos

en la utilización de la culpa - herramienta favorita de su padre? Sí,

las iglesias principales de línea pueden no querer admitirlo, pero la

sangre de Finney corre en sus venas. 

Lo mismo es cierto de todo-evangélica seudo ex-evangélica y que se

encuentra sólo el más mínimo ofendido en el evangelio de la gracia y

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desea volver a definir de acuerdo a las obras humanas. Quizás

aún NT Wright sí mismo no tendría ninguna dificultad en absoluto

con la justificación por la fe solamente si se permitiera redefinir

tanto la "justificación" y "fe" en términos de Finney. 

Hijastros pelirrojos

Finney es una gran familia; él tiene niños en muchos lugares. Pero

eso no es todo; él también tiene hijastros. No son realmente de su

familia;genéticamente que pertenecen a otra persona. Sin embargo,

ellos viven en su casa, aprenden de su ejemplo, y sufren bajo su

disciplina. Ellos se esfuerzan poderosamente en un intento a la

altura de los altos estándares de su casa - las normas por las que se

espera que todos los niños para producir una alta conversión de

recuento. Durante todo ese tiempo no se dan cuenta de que en

realidad no pertenecen; tienen otro padre de cuyo hogar que han

sido desplazados por la fuerza.

Me refiero, por supuesto, a los ministros cristianos genuinos que han

sido paralizados por la propagación de la metodología de

Finney. Estos pastores no deben estar en la casa de Finney en

absoluto. Su ADN espiritual se deriva del Cristo de la Biblia. Ellos

realmente creen en la salvación por la gracia mediante la fe. No

deben tener ninguna simpatía por los métodos coactivos su

padrastro. Lamentablemente nunca han vivido en cualquier lugar,

pero en su casa. Ellos piensan que lo que han experimentado no es el

cristianismo genuino en su mejor momento.

En consecuencia, están comprometidos en una batalla desesperada

para combinar la metodología de Finney con el verdadero

evangelio. Ellos predican un evangelio de la gracia libre y soberana,

pero adornan con esa extraña invención, manipuladora conocido

como el "llamado al altar."Ellos enseñan que sólo Dios puede salvar a

un pecador sin esperanza, pero trabajan con furiosa energía para

tratar de producir un converso. Le dicen a los hombres que la

salvación es por la libertad de la culpa del pecado, pero la mano de

obra para hacer que sus congregaciones se sienten

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culpables. Después de todo, esto es lo que va a producir el mayor

número de decisiones, y tal vez papá se sentirá orgulloso de ellos al

final del día.

Por supuesto que fallan. Ellos saben un poco demasiado de la

verdadera conversión, y tarde o temprano empiezan a darse cuenta

de que muchos de los "conversos" que han ganado no actúan muy

convertido. Si empiezan a tener dudas, habían suprimir la mejor

manera. Al igual que los padrastros abusivas proverbiales en los

cuentos de hadas, Finney golpeará al suelo si se quejan. El problema

debe ser que ellos mismos son evangelistas ineficaces. 

Así que sudar tinta, con la esperanza de ser más efectiva, y sin darse

cuenta de que ellos son la celebración de sí mismos a la altura impíos

de un hombre con los que comparten nada de cualquier

sustancia. Finney pudo haber sido muy eficaz en la producción de las

decisiones de vivir rectamente, pero aquellos que quieran ver una

verdadera obra de Dios en el alma debe aprender en lugar de

orar. No hay forma de manipulación que puede producir la verdadera

piedad en los corazones de cualquier congregación. El temor del

infierno no lo hará; tampoco lo hará la promesa del cielo en la

tierra. Sólo el movimiento del Uno que sopla donde quiere puede

cambiar el corazón de cualquier pecador, igual que sólo la sangre del

pecado Uno que murió por el pecado puede cubrir hacer cualquier

pecador justo ante los ojos de Dios. 

Aquellos que creen en la expiación de Jesucristo también debe creer

en la obra salvífica del Espíritu Santo. Los pastores que predican el

uno debe predicar el otro. Deben abandonar los métodos de

manipulación de la casa de su padrastro: métodos que se basaron

inicialmente en la premisa de que Jesús no puede salvar y que aún

comunicar el mensaje de que el Espíritu no es suficiente para atraer

a los hombres a Cristo.

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