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José María Fonollosa POETAS EN LA NOCHE QUADERNS CREMA BARCELONA, 1996

Fonollosa, Poetas en La Noche

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José María Fonollosa

POETAS EN LA NOCHE

QUADERNS CREMA

BARCELONA, 1996

Page 2: Fonollosa, Poetas en La Noche

PRIMERA EDICIÓN; enero de 1997

Publicado por Quadems Crema, S. A. Ferran Valls i Tabemer, 8 ~ o8oo6 Barcelona

Email:[email protected] Tels.: 112 87 66 ~ 212 38 oS

Fax: 418 23 17

© 1996 by Herederos de José María Fonollosa Margelí

Derechos exclusivos de edición: Quaderns Crema, S. A.

ISBN: 84-7727-179~8

DEPÓSITO LEGAL: B. 1.065 - 1997

JAU ME VALLCORBA Diseño de la colección

ISABEL GERMÁN Correción de primeras pruebas ARMA NO CARABÉN Correción de segundas pruebas

VÍCTOR IGUAL, S.L. Composiciónfotomecánica ROMANYÁ-VALLS ImpresiÓn

ARTE Encuadernación

Bajo las sanciones establecidas por las leyes, quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización

por escrito de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento

-incluidos la reprografia y el tratamiento informático­y la distribución de ejemplares de esta edición

mediante alquiler o préstamo públicos.

ÍNDICE

Nota editorial 7

Adrián 9 Bruno 59 Claudia 81 Diego 125 Eduardo 161 Félix 2II

Lista de variantes 261

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NOTA EDITORIAL

Esta edición está basada en un manuscrito inédito de José María Fonollosa, escrito a máquina. Las pocas co­rrecciones que se han hecho, muy evidentes, aparecen en una lista al final del libro. Por lo demás, se ha respe­tado en su totalidad la sintaxis y la morfología origina­les del autor, incluso en casos extremos («se me acude>>, «me obsede», etc.).

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ADRIÁN

-<<Es un estercolero-agrede Claudia­la ciudad. Repulsivo, rudo, vil... Montones de materia en pudrición entre los que se agitan nuevas células.

Como blandos gusanos de una misma especie, se entrecruzan los humanos buscando el alimento: destruyéndose a veces disputando algún bocado.

La lucha es desigual. No siempre vence el fuerte: la .victoria, es del más hábil y envidiado se marcha con su presa o algún espectador se la arrebata.

Promiscuamente habitan. Desconfiados se acechan y vigilan, uno al otro para sobrevivir a los peligros

que surgen fle la mutua competencia.

Y cuando el hambre aprieta demasiado hay que saciada al riesgo aun de la vida.

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Y cuando el sexo hostiga debe la hembra someterse al más fuerte más cercano.

No hay tiempo de elegir ni meditarlo. La comida o el sexo es del primero que adon.de esté ha llegado o del más fuerte o más hábil si es mucha la demanda.>>

Seguramente Claudio pasa el día cavilando los temas que a la noche presenta como fértiles cosechas de su improvisación y su talento.

Es un «poseun>. Es listo, es evidente, mas no tanto cual cree. Está endiosado. Soy yo el mejor de todos. Algún día lo reconocerán a pesar suyo. No obstante, no le dan a mi obra poética la consideración que ella merece.

¿Y si no la tuviera? De ser buena, como a mí me parece, ya ellos y otros me habrían señalado como genio. Nadie me ha señalado como genio.

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-<<Estamos atrapados-clama Diego-. N o proporciona dicha la cultura sino, antes bien, nos hace desgraciados.

Debemos maldecida. Nos engañan al decir que el saber amplía el límite.

Nos restringe y limita los caminos. La superioridad que finge darnos es falsa. Es la artimaña que nos tienden. Y pobre del que cede a su llamado.

Y a no podrá librarse de ese virus que esclaviza, corroe y lo deforma. El afán de saber más, buscar más, pedir más, exigir más ... No saciarse sino cuando aparezca lo perfecto.»

Ha engolado la voz, Con pesadumbre, como si le doliera, continúa: -«La perfección no existe. Lo ignoramos. La perfecciqn no existe. La buscamos.

La perfecciqn no existe. No la hallamos. Y así se va estrechando cada día, convergiendo, cerrándose en un cerco, la que creímos era una amplia ruta.

II

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Sólo infelicidad da la cultura.

Debemos maldecida por hacernos perseguir la belleza, el fin, lo puro, la esencia de las cosas: lo perfecto. Con menos no podemos conformarnos.

La perfección no existe, sin embargo. Estamos atrapados. La cultura debiera de extirparse como un cáncer que nos destruye el alma lentamente>>.

Siento, súbitamente, un gran desánimo. Me hastía el escuchar constantemente. Si no tengo en reserva alguna cosa que decir, la tertulia es muy monótona.

¡Y siempre uno no tiene ideas nuevas! No debí venir hoy. No tengo tema. Y que guarde silencio es preferible a no soltar una intrascendencia.

Hay jornadas aciagas y tediosas.

Uno se siente torpe y fatigado como si hubiera brumas en la mente.

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Y uno rastrea en vano entre su niebla palabras o algún hecho interesante.

No se le ocurre nada. En cambio, hay otros

en que estallan las frases ingeniosas sin pensarlas siquiera, rapidísimas, dejando estupefacto hasta a uno mismo.

No debí haber venido. Pero Delia se empeñó en encontrarse aquí conmigo. Hoy será un día malo, de seguro. Aún hemos de cenar, luego el concierto ...

Me molesta este mundo literario en donde mi dinero es más bien visto con sorna y acritud, como un defecto que tuviera que hacerme perdonar.

Yo sé que e$ pura envidia, mal oculta, el recelo que muestran y el desprecio velado con que escuchan mis conceptos. Me rniran como esnob o como intruso.

Por eso no hablo mucho en la tertulia

y tengo que pesar lo que les digo. Procuro que no ofendan mis palabras su sensibilidad exacerbada.

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En cambio pueden ellos, libremente, desbarrar opiniones, aun aquellas

que pueden molestarme. En este caso he de hacer cual si no me diera cuenta. Y seguir la corriente de la burla encubierta, sorteando los obstáculos que con malicia ponen a mi paso.

Si no fuera porque no hay en mi ambiente gente con quien tratar de estas cuestiones en plan profesional, no acudiría

a estas sosas reuniones. Mas n1e vengo de su insidia metiendo en sus narices las muchachas más lindas que frecuento.

Me envidian por mi suerte con mujeres. Es el solo prestigio que he ganado ante ellos y procuro mantenerlo.

Y me vino muy bien el dar con Delia. Sospecho que la chica le gustaba a Claudia. La envolví con mi experiencia

y quedó prisionera de mis redes. Aunque estimen, quizás, por mi conducta, que es ella quien me tiene prisionero.

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1

Félix que estaba absorto y silencioso, como escuchando atento antes a Diego,

parece despertar y nos pregunta: -<<¿Qué os parece esta idea para un poema?

Un hombre se da cuenta, por alguna razón, aún no sé cuál, de que está muerto. Se da cuenta de pronto. Por la calle. Y piensa mientras anda entre la gente:

"Yo debía estar muerto. Y sin embargo, estoy aquí ocupando el sitio de otros, comiendo el alimento que debiera ser de otros y me acuesto con mujeres que les correspondían a los otros.

Yo no tengo derecho. Yo debiera estar muerto, enterrado ya hace tiempo. Acaso nací muerto de otros muertos. Miro mis mimos. Toco la piel,

uñas, el traje algo arrugado que me abriga, aspiro el aire. frío ... El corazón apresurado late. Y, sin embargo,

estoy muerto y lo sé. Sé que estoy muerto">>.

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Me incomoda que Félix, que es un niño, se explaye en la reunión. Con dieciséis

al'ios, es demasiado joven para formar parte del grupo. Le llevamos

tres o cuatro años todos los demás.

Nuestra mente posee madurez. La de él, en cambio, es aún adolescente. Observo en torno. Hay mucha gente. Es lógico.

Es esa hora primera de la noche que las mesas del Términus se pueblan

de los aperitivos prematuros. Encargo otro martini al camarero.

-« ... La gente me rodea. Un policía me apresura a que cruce la calzada pues se encendió la luz verde del tráfico.

Si yo fuera a decirle: "Estoy muerto",

me tomara por loco o embriagado. Si dijera: "Estoy muerto" a esa señora

o ese viejo, alejáranse deprisa. Y no lo entenderían. También ellos creerían que estoy ebrio o trastornado.

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De improviso comprendo que, sin duda, están los demás muertos igualmente. Pero lo ignoran, cual yo hasta hace poco.

Y deben estar muertos. La ciudad quizá la habitan solamente muertos. Tal vez yo soy el único en saberlo.>>

-«Es un estercolero-impone Claudia-. No es esa disciplina de colmena. No es la organización del hormiguero. Es un estercolero la ciudad.

Y ha de vencer el débil sus temores o vivir de las sobras que le dejan. Y debe mantener su hegemonía

constantemente el fuerte o es desplazado. Seguridad no existe. Hay que estar tenso, siempre alerta, dispuesto a defenderse: siempre presto a atacar, a exigir parte de la presa agarrada por los otros.

Ávidamente se atropellan todos por dar satisfacción a los deseos -hambre y sexo-que inquietan a cada uno.»

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Calla. Tal vez permita que en la pausa asimilemos bien sus reflexiones.

Pero no da ocasión a una tranquila meditación. Se extiende de inmediato.

-<<Los más, cuando la noche llega, tornan a sus refugios, cómodos u hostiles. Repletos y felices unos: otros hambrientos, desgraciados, quizá heridos.

Unos pocos se quedan deambulando insomnes: los cobardes o los débiles o los insatisfechos que no saben luchar en multitudes. Buscan sobras.

Mientras, los demás duermen y descansan hasta el día siguiente en que, de nuevo,

hurgarán la basura ávidamente forzados por el hambre o por el sexo.>>

Repaso apresurado por mi mente lo que he visto y oído por el día. Sólo podría hablar de aburrimiento .. Me levanté después del mediodía.

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No estudié ni asistí tampoco a clase. Di vueltas con el auto por las calles. Llamé a Delia. No quiso acompañarme. Me citó aquí esta noche. Estuve un rato oyendo los elogios a mi coche,

a mi suerte, estipendio ... y cretinadas de un par de imbéciles amigos de aula. Ellos sí que disfrutan. Cualquier chiste o banal incidente les da risa.

Mas ningún interés esos estúpidos muestran a mi talento ni a mis poemas. -«Estás loco>>-me acallan prontamente si trato una· materia interesante.

-«Eso es cosa de viejos impotentes.>>

Y siguen discutiendo naderías. Y sacan, siq embargo, de un billete de cien pesetas sólo, diversión mayor que la que obtengo en mil pesetas.

Es triste comprobar cuán fastidiosa

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es la vida sin la literatura. Pero imponerse cuesta demasiado.

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Cuando publico un libro, yo me asombro que no atraiga atención, cuando esperaba

que lo consideraran un prodigio.

Porque cuando yo leo la obra de otros, que ha merecido elogios desmedidos, no la encuentro mejor que la que he escrito y hasta noto sus puntos más endebles.

Y además se me ocurren muchas veces cosas, a mi entender, extraordinarias

sin esfuerzo aparente por mi parte.

Hasta incluso me admiran a mí mismo.

Así escribí el soneto para Carmen: <<Bañista>>. Me llevó quince minutos.

N o vi a acostada, sin amante, sola en tibio lecho de dorada bruma, antes cadencia, flotadora espuma, bella amazona del corcel de la ola.

Estrella que tornada en caracola palpitaba en el agua, suave pluma detenida en la arena, frágil suma de sol y oscuridad, casi amapola.

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Tu delicada perfección recrea el moreno tapiz de la alta playa. Te llama en vano la viril marea.

En el mar una vela se desmaya y un remo que se hundía, cual suicida, para verte otra vez torna a la vida.

-<<Son muy buenos los versos»-fue su juicio.

El que siempre emitimos cuando alguno del grupo lee poemas de los suyos. Y eso alivia adentrarse en los detalles.

Yo creo que quedó muy expresivo, como me salen siempre los sonetos. Claudia, excepcionalmente, comentó:

-<<Hay un gasto excesivo de metáforas».

N o me ponderan nada. Menos mal que nadie de este grupo ha descollado netamente, por ser premiada su obra. Esto es reconfortante, cuando n1enos.

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Al anuncio de las convocatorias hacemos broma. Hablamos de lo flojo que fue el último poema ganador. Decimos:-«El concurso es para amigos.

Se otorga rotativo o se concede al que tiene contactos de Falange>>.

Bruno aduce:-«De cara al centralismo sólo recogeréis indiferencia. Siempre os marginarán por catalanes aunque les halaguéis en castellano».

Pero todos sabemos cómo es Bruno. Por mi parte estoy bien convencido que Claudio ha concurrido a esos certámenes. Sin ningún resultado, por fortuna.

También, secretamente, yo he mandado varias veces mis poemas, con seudónimo mas con mi dirección clara y explícita.

Es horroroso el día en que se falla el concurso. Me quedo siempre en casa

· esperando el aviso: un telegrama

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o llamada al teléfono a destiempo, que me anuncie la nueva. Y pasa una hora

tras otra, lentamente, en esa espera de duda y de confianza. Cuando el timbre

suena se sobresalta el corazón y duele la impaciencia. Mas quien llama al teléfono es siempre un conocido.

Y retorno a la angustia de la espera con menos esperanza cuanto más la noche va acercándose hacia el alba.

Cómo ansío y desprecio ese milagro de un premio o de un accésit cuando menos.

' . ¡Les costara tan poco concedérmelo! ¡Y significa tanto para mí!

Así demostraría yo a mi padre que valgo por mí mismo y soy capaz de abrirme paso solo en lo que quiero sin estar a su sombra protectora.

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-<<Debiera suprimirse la cultura -está alegando Diego-. Nos limita. En todas direcciones nos aísla.

N os aparta de las conversaciones que atiende interesada la otra gente. Y a nosotros nos cansa y mortifica asistir a espectáculos que mueven a otros al llanto o risa exacerbados.

Que aquello que entusiasma a analfabetos para nosotros es sofisma o trampa con poca habilidad mostrada a veces.»

La poca habilidad es la que exhibe él, reiterando tanto lo ya dicho. ¿No ve que al repetirse pierde efecto?

-«Sólo unas pocas obras nos complacen que indiferentes dejan al gran número o aburridos dan suelta a los bostezos'. Y aun de éstas notamos que algo falta en ellas o algo sobra, que pudieran haber sido mejores. No nos sacian.

Sólo la perfección puede colmarnos. La perfección no existe, sin embargo.

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La cultura ha afinado, así decimos, la sensibilidad hacia lo máximo

que insensibles nos vuelve hacia lo mínimo.

Cada día quedamos más aislados, descubriendo, asimisn1o, que es minúsculo

nuestro conocimiento. Esta cultura más insignificante cuando más pretendemos ahondar. Yo ya no envidio a los que saben más. Les compadezco:

Si yo soy desgraciado y sé tan poco, los que más que yo sepan, aún más grande notarán su ignorancia y su desdicha.>>

Diego calla. Le noto deprimido de un tiempo acá ... Mas ahora me doy cuenta que esto que está largando es aplicable, con poca variación, a la riqueza.

El dinero del! pobre es el que vale. Compra felicidad. El rico, en cambio, sólo comodidad es lo que compra. La amplia riqueza anula su disfrute.

En la escasez del pobre es donde habita la gran capacidad para los goces.

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En la realización, nunca completa, del deseo, se acerca uno a la dicha.

Si ese poco alcanzado con esfuerzo era tan agradable, más lo fuera ese otro poco más del que carece. Fuera éxtasis supremo, placer máximo.

El éxtasis supremo, placer máximo, no existe. Lo ha buscado en vano el rico. Ese otro poco más que anhela el pobre conduce al desencanto al ser saciado.

No está mal esta idea sugerida por el tema de Diego. Es aceptable. Tengo que perfilarla más, en síntesis, del modo original. Es un acierto.

-« ... Envidio al que es inculto-alienta aún Diego­pues vive él en un mundo elemental, cuyos goces primarios yo imagino.

Maravilloso mundo en que descubre el milagro constante en cualquier lado y lo acepta tal cual, alegremente, sin inquirir los fines, las razones,

lo bello o la pureza o lo perfecto, bastando a su deleite la emoción

que experimenta oyendo o viendo cosas.>>

Tendré que esperar más para mi tema. Resulta parecido en demasía a lo que ha dicho Diego. Mas la idea no es mala presentada de esta forma:

Si alguna dicha existe es la del pobre. Porque de haber alguna, es la esperanza de creer que un poco más de cualquier algo hará del que lo obtenga un ser dichoso. La del que alcanza un poco de su anhelo

y aspira a mucho más sin conseguirlo de las pequeñas cosas de la vida.

No hay placer en los grandes bienestares.

No hay los grandes. Son míticas mentiras, invenciones de los que ya gustaron los pequeños y vieron que en los otros fue escaso su disfrute al ser colmados. La dicha es ser capaz de la esperanza.

El rico no es capaz. Y aunque se aferra al dinero-igualmente que hace el culto

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con el saber inútil que almacena­envidia al pobre-inculto-su alegría.

A nuestra mesa llega Delia. Beso su rosada mejilla. Ella se sienta. Pide un aperitivo y me sonríe.

Inquiere:-<<¿ Qué hay de nuevo? ¿Nos marchamos».

Me noto ahora animado. Es por el tema.

Decido que es mejor que nos quedemos

un rato todavía. De este modo tendré ocasión de hablarles de mi idea.

-«Claudio ha dicho-le informo escuetamente­

que es un estercolero la ciudad.

Diego ha hecho un elogio muy extenso

del analfabetismo y dice Félix que está muerto y que estamos todos muertos.»

-<8ólo infelicidad da la cultura -se da por aludido, terco, Diego-. Dichosos esos muchos que le oponen

muros de ineptitud y otros obstáculos.

Ésos serán los menos desgraciados.

Porque no le es posible recobrar ese estado de gracia al que ya es culto. N o se puede escapar de la cultura. Queda uno corrompido para siempre.

Y en tanto mil motivos de contento recogen esos seres en la vida, brevísimos destellos, fugacísimos, de tarde en tarde, es cuanto uno detecta. Debiera suprimirse la cultura.»

-<<A propósito-Delia evade-. Tengo

más ganas de ir al cine que al concierto, conforme convinimos. ¿No os importa -dirígese a los otr9s-que yo aparte de vuestro lado a Adrián por esta noche?>>

Félix nos interrumpe:-<<Yo no creo que sea malo el tema de que hablaba. Hay posibilidades infinitas en él, impresionantes perspectivas.

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Estamos muertos todos. Es seguro que lo esté, cuando menos, un gran número

y no se ha dado cuenta todavía. Unos y otros caminan, ríen, hablan ... Y están muertos. Se dan prisa en llegar a algún sitio, el hogar, trabajo o cita; soportan un desaire, incomprensión: se torturan y sufren. Y no saben que se duelen en vano. Que están muertos.

Carteleras de negocio y diarios llevan: conversan o en silencio se apresuran: se da rojo en los labios una chica ... No saben que están muertos. No parece saberlo nadie más. N o se dan cuenta. o es tal vez precaución el que así actúen>>.

Si expusiera ahora el tema de la dicha:

su posibilidad para los pobres ...

No, tengo que llevarlo a otro terreno menos cercano al mío. Por ejemplo: ser feliz en la vida es solamente el tener, el sentir una esperanza. Desear a una mujer o alguna cosa. Ser capaz de arriesgar todo por ella.

Luchar por conquistarla tenazmente. Y en la lucha, deseo, en la esperanza

es-no el fin, sino el medio que uno emplea­cuando somos felices sin saberlo.

Pues cuando se ha perdido la esperanza, el deseo y la lucha por lograrla, con la obtención del fin o su abandono, se da cuenta de cuán hermoso tiempo fue aquel cuando deseaba a una mujer o alguna cosa ansiaba con vehemencia.

Cuán feliz fue aquel tiempo en que sentía como importante aquello que ahora es nada.

No me gusta tampoco de este modo. Debe ser algo así cua\ la esperanza es la felicidad. No hacer distingos de posición social, edad o sexo.

Algo así como el ansia desmedida del humano a buscar infatigable esa felicidad nunca asequible de manera total en nada, en nadie.

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-<<De mi belleza tengo quien se ocupe -oigo anunciar a Delia-. Y de mi libro.

Tuvo más atención que la que atrae el frío pesimismo de tus poemas.>>

Seguramente Claudio habrá soltado

alguna inconveniente paradoja.

-<<Soy pesimista, es cierto-acepta Claudio-,

mas a serlo me obliga nuestro tiempo. El terror nos espera en todas partes.

La amenaza constante de ser destruidos, hoy, mañana, otro día ... No se sabe cuando tendrá lugar. Está cercano el momento o quizá lejos. Se cierne inquietante el peligro. En cualquier parte

la destrucción masiva nos acecha.

Y o no puedo entonar cantos de júbilo

porque me sienta vivo todavía, dejando aparte a Félix con sus muertos.

Dicha debe ser paz, seguridad ... Todo eso que me falta, que me niegan, aunque se me permita aún estar vivo.

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¿Qué se espera que hagamos? ¿Qué debemos hacer? Nadie ]o sabe a ciencia cierta.

La amenaza apremiante nos obsede.»

Con un gesto ampuloso de repulsa nos mira, por si alguno de nosotros aporta solución, mas no da tiempo a que alguien atestigüe que la tiene.

-<<La apariencia de un hongo inmenso, hun1eante,

clavado en la ciudad, subiendo al cielo edificios y vidas velozmente, es el temor constante de las urbes.

Su amenaza imponente aterroriza a las grandes ciudades día y noche. ¡Y ~s sólo el año dos de la era atómica! Ta"das temen que, ~&b!tO,se~Ínst~le

la sombría señ~l encima de ellas. No pueden escaparse o dispersarse. Su destrucción aguardan, por lo tanto, las metrópolis todas con angustia.

Ninguna escapará. Si no hay bastantes bombas que lleven hongos en su entraña

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-una en cada ciudad es la medida y acaso hay más metrópolis que bombas-

aquellos que cumplieron su objetivo, transmutarán su aspecto de humo a polvo

radiactivo y caerán sobre las urbes que la escasez de bombas dejó indemnes.»

-«El peligro es de todos-Delia opone­y no todos hacemos de él un drama. Si estallara tal bomba moriríamos, mas también moriremos si no estalla.

Tener más tiempo o menos en la vida, aun siendo ésta agradable, no es tan grave. Sobre todo a quien cree en la otra, eterna,

de manera sincera. Y o sí creo.

Soy, por tanto, optimista y la disfruto.

Nada gano si amargo mi existencia por un riesgo hipotético. Además el poder destructivo, aun siendo grande, no es tampoco total. Posiblemente

los gases asfixiantes o la pólvora despertaron en su descubrimiento

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parecido terror al que ahora causa la temida explosión de bomba atómica.»

Se acerca a nuestra mesa un individuo. Saluda a Diego y éste le presenta: -«Es Eduardo, un amigo también poeta. Le dije que viniera alguna noche>>. -<<Deseaba conoceros-él indica-.

Es dificil hallar quien se interese en conversar un poco de poesía.»

Delia sonríe escéptica y matiza: -«Hablar aquí 'es factible. Lo dificil es que el oyente absorba lo que digas>>. -«No hagas caso-interviene Claudio-. Es Delia, nuestra gran novelista. El novio es éste. No es muy conversador, pero es muy rico.» Y me señala a mí. Le doy la mano.

-«No recuerdo tu nombre»-indaga Claudio. -«Me publicaron algo en este número»

-responde Eduardo. Saca del bolsillo una revista. La abre y le señala una página. Claudio, cortésmente,

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anticipa:-«Los vi ya el otro día. Son muy buenoS>>. Y nos lee en voz alta:

«Es el cielo moderno. La gente se impacienta en su gran sala, confundida, apretada. El ricachón y el pobre un instante reunidos en el cielo, esperando. Detrás las ventanillas los ángeles anotan en los libros. Cada nombre distinto es una página donde están registradas sus acciones. Muchas buenas acciones: un Santo que recibe el Director, un gran Santo alabado al que se inclinan. "Sed breves'', "Emisión de obligaciones" ... Los conserjes indican a las almas

d . 1 . 1 "P " "C b " su esttno en e cte o. agos , o ros ,

"Valores". Serafines de trece años sirven de enlace para las secciones. "Giros", "Cuentas corrientes". No hay fondos. Expulsado del paraíso. "! d " "C " G t' m paga os , artera ... - aran tas,

sin garantías, nada. No habrá crédito." «Cuentas de ahorro". Obreros dejan su sacrificio cotidiano.

En su libreta inscriben sus sudores: privación de comida y del vestido

por tener un lugar aquí en el cielo. El que no tiene cuenta, aún no ha nacido o quizás estará ya en el infierno. Es exacto el registro de las almas que habitan en el cielo. Hay quien lo llama Banco.>>

Se me acude, de pronto, una objeción a la conversación que Delia· y Claudio tenían. Este Eduardo es importuno. Siempre alguien estropea la ocasión.

Sobre el tema tratado de la guerra atómica, que tanto les inquieta, diría que es mayor aún el peligro que representa la bacteriológica.

De esta clase, de guerra no se asustan y ésta sí está al alcance de cualquier

nación pequeña: está al alcance, incluso, de un reducido grupo de individuos

que prepararan virus en secreto, extendiéndolos luego: por el mundo

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en una escala tal que la defensa médica resultara insuficiente.

La desaparición del ser humano sobre la tierra fuera realizable con esta arma terrible y silenciosa:

múltiples epidemias sucesivas. No le dan importancia a esta amenaza de destrucción masiva tan barata.

Afectaría sólo a las especies

vivas,. no a construcciones materiales. Les deslumbra el estruendo de una bomba

atómica arrasando febrilmente cindades por completo y al unísono demoliendo las vidas y edificios.

Les deslnmbra porque resulta caro fabricar una bomba de esta clase. Y es de dificil técnica. Serán muy pocas las naciones que, algún día, lleguen a almacenarla entre sus armas.

En la bacteriológica no piensan y ésta sí está al alcance de cualquier

nación pequeña: está al alcance, incluso, de un reducido grupo de individuos.

No acaba de gustarme. Es preferible no haber hablado. Miro a los otros. Aún sigue la lectura de los versos.

<<N o pienses. Lee. Hay hombres que piensan por ti, para ahorrarte pensar. Todo tu tiempo lo necesitas para los negocios, el trabajo en la fábrica, oficina ... Es preciso sacar oro del tiempo: es preciso pensar en el trabajo, en los negocios. Debes, para, el descanso, dedicarte al1amor. Es importante: la familia, los hijos, el hogar. .. También te aclararemos lo que es esto. "Noticias comentadas". Debe leerlas. En ellas ya te damos: tu opinión. Y o ya pago la los hombres que opinan por ti. "Política". '1'Deportes". "Teatro". "Cine'' ... Ya todo está resuelto. No te afanes en sacar conclusiones personales.

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Tu opinión no valdría si es distinta. Es inútil labor. Tiempo perdido. Y el tiempo es importante: amor, negocios ...

Mis hombres son los más expertos. Si haces tuyo su juicio, tu criterio será el de los talentos de nuestra época. Todos admirarán tu inteligencia. Y mi precio, tan ínfimo, es a cambio de tener el talento de nuestra época.

Dedícate al amor. Dedícate al trabajo únicamente. No pienses. Lee. Hay hombres

que piensan por ti, para ahorrarte pensar, en los periódicos.»

-«Son muy buenos los poemas»-Diego aprueba

-«Suenan como si fueran acertijos -Delia aprecia-. Revelan, sin embargo,

preocupación social. Algo que falta en la obra que escribís todos vosotros.>> Y o los encuentro malos francamente.

Mas profiero asimismo:-«Son muy buenos». Como es norma corriente en las lecturas.

Él sonríe contento, con modestia.

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-«Les remití también, a Garcilaso, unos poemas. José García N;·,;-t;;·,--que es para mí el mejor de los actuales, me dijo que saldrán el año próximo. Hay que irse introduciendo poco a poco.»

Con un dejo de envidia y de ironía hacia su presunción, le manifiesto: -<<Será, pues, para ti el c:uarenta y ocho el de tu conversión en ca;i·-;:;-;;·;¡;¡-;ic·;;;;~

Claudia remata, cáustico y sardónico: -<<Si te hacen un artículo elogioso en La estafeLa, estás ya cons'agrado».

Y Félix se entromete investigando: -<<Y M~nuel Seg~)á ¿qué te parece?». -<<Como persona y poeta, fabuloso, aunque se inclina un tanto al surrealismo.

Y a mí se me da más la sencillez , lo inteligible, como ya habéis visto.» Tal vez por deferencia Delia, añade: -<<Y de entre las poetisas del momento

creo a SusaE3. March la más dotada».

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Delia no desaprueba. Le sonríe. Les dejo con su lista personal de odios y preferencias literarias. Mi nombre no será de los que citen.

No acierto a desechar, romper algunos de los poemas. Dejar sólo unos cuantos.

Los que sean mejores solamente. ¡Los mejores! No atisbo tan siquiera

a saber cuáles son esos mejores.

Los juzgo todos buenos, todos malos.

Depende del instante en que los lea. A veces entre aquellos que yo estimo menos buenos, se esconden los mejores,

según discierne alguno a quien consulto para una selección más rigurosa.

Opté en dejarlos todos. Con reparos.

Pero son demasiados. Y a dos libros son los que he publicado por mi cuenta.

Su acogida: completa indiferencia.

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Qué ingrata es la tarea de ser poeta. -<(Hace versos)>, casi es equivalente

para muchos a hacer lo más inútil , lo más fuera del tiempo y de nuestra época.

No obstante no escribirlos y decir en una reunión dos frases líricas merece aprobación admirativa.

-<<Eres un poeta>>, destacan complacidos. Ser poeta de ocasión es aceptado. Ser poeta, como oficio, es, indudable,

lo que causa recelo a la otra gente. Les parece que el poeta es un ser raro que se puede escapar, cualquier instante,

del orden y rutina de lo práctico para quedarse absorto, de repente, pendiente de una nube o una metáfora

que halla más importante que el trabajo que esté en aquel momento realizando. No se puede confiar, pues, en el poeta.

Hay que dejarlo a un lado, por prudencia, dedicado a escribir renglones cortos, como dice mi padre de los versos. Y allá se las componga solo, aparte.

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Page 22: Fonollosa, Poetas en La Noche

-«Busco, ansío lo eterno-tercia Claudio-,

lo infinito. Apresarlo en mí, yo mismo

ser imperecedero, ser constante vigencia. Con mi nombre cuando menos.»

Pretende impresionar, seguran1ente,

al nuevo que ha llegado a nuestro grupo. Delia, aburrida, hojea la revista que trajo Eduardo, mientras habla Claudio.

-«No quisiera ser Dios-la voz de Claudio

llega aguda hasta mí-. Las religiones pasan de moda. Duran unos siglos y otros dioses o ideas las reemplazan.>>

Cuando estoy escribiendo yo algún'poema

lo siento trascendente y necesario. Tienen un gran sentido esos momentos.

Me creo indispensable al mundo, entonces

revelo a los demás algo importante que deben conocer. Yo se lo digo. Les digo lo que pienso de las cosas.

Les muestro las delicias del amor, de la naturaleza, Dios, de todo

lo que descubro bello. Se lo digo

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en sonetos, epístolas, canciones de puro corte clásico ... Lo cuento del modo que imagino más correcto para que ellos lo capten cual lo siento.

Y o siento que es hermoso y trascendente al escribir. Estoy seguro entonces. No obstante, al poco tiempo, de releer

tantas veces mis poemas no les hallo sentido alguno. Es como si mirara palabras alineadas que, en conjunto, no contienen ningún significado.

No despiertan ninguna resonancia en mí. Tras la lectura quedo como si no la hubiera aún iniciado.

-<<Nada es estable, nada permanece -incansable! prosigue perorando

Claudio-. Todo se muda y se transforma en algo parecido o discrepante,

mas nada resta igual ni es inmutable.

Hasta nosotros mismos. Cada cinco años, con la renovación de !nuestras células

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Page 23: Fonollosa, Poetas en La Noche

somos una persona diferente, pensamos diferente. Pero sigo deseando eternidad. Esto es lo raro.>>

Lo raro, sin embargo, e incomprensible,

es que Delia no salte a la polémica. Cuando aparece el tema religioso lo discute agresiva y acremente. Debe estar distraída al dedicar su atención hacia Eduardo, mientras Claudio

se dirigía a mí y a Diego y Félix.

-«Hay mil seres distintos en cada uno y sin saber por qué-sustenta Eduardo­

expresamos palabras y cedemos a impulsos repentinos. Sin desearlo. E impulsos y palabras nos transforman de modo decisivo, la existencia.

La complican, confunden y la empujan hacia otros derroteros no marcados.

N os hacen aferrarnos al orgullo o humillación. Nos hacen generosos o mezquinos. Depende del impulso

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o palabras que surjan ese instante. Pues la palabra exacta y el impulso adecuado no acuden oportunos. Y a nueva situación, can1bio imprevisto,

casi siempre indeseado, nos arrojan.

Y todo sale mal. Y aun en aquellas otras veces que usamos el impulso acertado y palabras convincentes, todo nos sale mal. Eligió el otro el impulso y palabra equivocados. No es posible lograr comprensión mutua.>>

-<<Y la dificultad está en nosotros mismos-resalta Delia-pues pedimos comprensión inmediata y simpatía. Nunca nos preocupamos del oyente.

Quizás está también, en ese instante, ofreciendo él un poco de sí mismo, de manera velada, desconfiado.

Tal vez él comprensión busca en nosotros y no nos damos cuenta, preocupados en nuestra propia imagen solamente.

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Page 24: Fonollosa, Poetas en La Noche

Una sabe tan poco de los otros ... Y no busca entenderlos. De una misma

una sabe tan poco al propio tiempo ... Pero la comprensión puede lograrse.>>

Me río de su charla, interiormente.

Delia tiene razón. Pero no actúa del modo que propone. Nadie lo hace. Cuando a la misma Delia manifiesto:

-<<He de mostrar que valgo en la poesía.

No es mérito tener talento o genio si no se emplea en algo que nos cuesta

trabajosa constancia. Éste es el mérito>>.

Y o lo digo por mí. Mas, impulsiva,

ella adelanta al punto sus afanes en las nuevas novelas en proyecto. Lo que le importa sólo es su yo propio.

De Jo que se deduce que nosotros

recibimos palabras, cual monedas que se nos suministran en los cambios

de los billetes grandes que entregamos.

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No van a enriquecernos. Es muy pobre su valor. Las soltamos enseguida,

en cuanto se presenta la ocasión.

Nos estorba ese peso sin sentido. Y así van todas ellas circulando

sin que nadie les haga el menor caso. Quizás esto llegara a ser un tema.

A ver cómo resulta de esta forma:

Recibimos palabras de los otros cual si fueran monedas de un escaso

valor, que nos entregan, siempre a cambio de los billetes grandes que cedemos.

Nuestras palabras, claro, son valiosas.

Las que nos dan, no van a incrementar

nuestro caudal saneado y ya seguro.

Nos estorba ese peso, aun siendo mínimo, de la pl,",eocu¡:¡ación de la otra gente.

Y de él nos desprendemos con premura.

Circulan, esn sí, mas no se guardan.

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Page 25: Fonollosa, Poetas en La Noche

Y así nunca sabremos si entre aquellas palabras que nos dieron iba alguna de un precio incalculable que, de verla, fuera nuestra inversión más provechosa.

N o me gusta. Prefiero el de la dicha.

-«Me detengo en un bar-machaca Félix­

Unos comen mariscos, otros beben.

U nos enamorados se sonríen. Son muertos o fantasmas los que comen,

beben y se sonríen en las mesas. Ignoran, por lo visto, que están muertos.

No me atrevo a decírselo, a gritárselo. Los miro con asombro y miedo. Acaso, se me ocurre, conocen ya el secreto.

Es posible también que en la ciudad habiten sólo muertos. Debería ser concienzudamente investigada . esta extraña, inquietante situación, de no ser demasiado tarde. Acaso ya ocupan por completo el universo.>>

Me cuestiono qué estoy haciendo aquí entre estos egoístas pretenciosos.

¿Aguantar, halagar las obras de otros para que, a cambio, elogien la obra mía?

Nunca la aprobarán sinceramente. De ellos no sacaré más que tolerancia. Nunca me otorgarán nada más ellos.

N o merecen les hable de mi tema. Es falsa la amistad entre nosotros. Somos cual enemigos que están juntos temiendo que los otros triunfen antes.

Cada uno se imagina que es, o quiere ser, el mejor del grupo. Nos molesta si uno recibe estímulos de un crítico. Afortunadamente se da poco.

Y cuando el.comentario sale adverso alegra destacarlo, aunque finjamos pretender rebatirlo al exponerlo.

Mas seguimos reuniéndonos, buscándonos. Y ello es porque no hallamos a otra gente que se preste' a escucharnos. Mejor dicho, se preste a estar presente cuando hablamos.

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Les miro con frialdad. Serenamente. Cada uno viene a hablar en la tertulia

de cuanto le interesa únicamente. No viene a discutir problema ajeno al suyo personal, el de los otros, sino a verter el propio a los demás. No merecen les hable de mi tema.

Debiera limitarme al amor sólo. Hay compenetración con las mujeres. En su cuerpo extendido sobre un lecho. Mas, desgraciadamente, uno no puede hacer siempre el amor a todas horas.

Fuera del lecho incordian las mujeres. Son bobas e inconscientes y aburridas.

O emplean una clave que sólo ellas saben interpretar correctamente.

Quizá habitan un mundo paralelo del que acceden al nuestro algunos ratos. Lo práctico es seguir su juego mientras nos guste contactar con su figura. Es vano descifrar lo indescifrable.

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Ni aun con inteligentes como Delia percibo afinidad mutua completa.

A veces ni bordea lo aceptable. Es mordaz, dominante y exclusiva, pero en el lecho, en cambio, es lo contrario.

Cuánta feminidad sin ñoñería ella muestra en la cama. Se da toda mas sólo mientras dura mi amor físico.

Son una especie rara las mujeres. Con Delia y con las otras solamente la mutua comprensión está en los cuerpos.

Dura lo que el silencio. Con palabras no es posible entenderse por lo visto.

Y a está lleno el local. En voz más ;Ita y fuerte habla la gente. En cada mesa, tal vez sus ocupantes se reclaman la mutua comprensión con los sonidos.

Porque el aire está lleno de palabras, dispersas, confundidas. Y bastara cogerlas con la mano: :amor, dinero, guerra, fútbol, amor, di~ero, crisis ...

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Page 27: Fonollosa, Poetas en La Noche

Son las mismas de ayer. Las de mañana. Son las mismas de siempre, que .se quedan

al cerrar el café, pacientemente, a ser dichas de nuevo al otro día.

N o veo cómo entrar yo con nli tema.

Aún hemos de cenar, luego ir al cine ... -«Hablar no es la querencia-expone Eduar­

do-de entenderse. Es querer ser entendido.

Se busca aceptación, que aprueben todos nuestra debilidad cual noble impulso: nuestra insatisfacción como una prueba

de superioridad sobre los otros, sobre el mismo que escucha. Y nos admire sin tener que admirar por nuestra parte.>>

Como me mira a mí, sin duda, para que apoye su discurso, afirmo:-<<Es cierto».

Y arranco en un impulso incontenible:

-«A mi entender gustar un bien deseado y esperado ansiosamente, no es la felicidad, si uno el bien ése no lo pierde y recobra una vez y otra.

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Pues la felicidad es el deseo y esperanza, alcanzados, realizados,

sin llegar al hartazgo del disfrute. Todo con escasez. Hambre, amor y arte, apenas satisfechos, ya huidizos. Nunca sentir el bien asegurado.

Casi un estar en vilo en el anhelo,

pendiente de ese bien que se desea. La dicha es saborear sin sentir nunca hastío y saciedad». Al fin lo dije.

Claudio reclama a Eduardo su atención. -«Un gran estercolero es la ciudad

donde al fuerte extermina otro más fuerte si no lo hacen los hábiles o débiles

reunidos, que, a su ve"z, luchan entre ellos. Pequeño estercolero es cada pueblo. Por ser la competencia menos grande, mayor es la ruindad al descubierto por lograr sumisión de los endebles.

Y es montón de basura el caserío aislado que, ·cual todo, está sujeto a la ley de hambre y sexo que domina feroz, más que a otra especie, al ser humano.»

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Page 28: Fonollosa, Poetas en La Noche

Al tema que he propuesto ni una sola referencia. Ninguna resonancia

ha despertado en nadie. Ciertamente no era el debido instante. Sin embargo, se hablaba de esforzarse en entenderse. Y es lo más importante que hoy se ha dicho.

-«N o es posible entendernos-lanza Eduardo

como si revelara algo inaudito-. La gente nos empuja a situaciones, conflictos, circunstancias itnprevistas, que no las deseamos ni previmos y nos aparta, en cambio, de las otras que son las que queremos y buscamos.

La gente es la culpable, por lo tanto, de nuestra frustración. Mas, como es lógico, cada uno de nosotros es, también,

parte del grupo, gente, y, asimismo, por serlo, frustra sueños de los otros.» Se interrumpe y reemprende apresurado:

-«No es posible entendernos mutuamente. Hay demasiada gente en torno nuestro estorbando, impidiendo nuestros fines.

Y estorbamos nosotros e impedimos, sin saberlo, los fines de los otroS>>.

-<<Es que nuestra obsesión es nuestro yo -señala Delia a Eduardo-. Si el tesón dedicado a arrancar gloria y dinero se usara en comprender a los demás, la comprensión sí que se lograría.>>

¡Y éstos son los mejores! ¡Escogidos! Éstos son los amigos cuyas mentes debieran ser afines a la mía,

por la inquietud común que nos reúne.

Y nadie atiende a nadie. Amargamente compruebo,, una vez más, que es muy dificil que en el futuro triunfe en la poesía.

N o llego a interesar con mis ideas a las mentes afines. No veo cómo me ganaré a las otras .algún día.

Éstos son los mejores ... Ni es posible a otros comunicar el afán propio. Sonrío, sin embargo, para que ellos no noten que me siento resentido.

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Son unos engreídos todos ellos. Deberían mostrarse agradecidos de mi presencia. El centro de atención tendría que ser yo. Yo pago siempre

Jo que toman. Invito a Claudia y Diego, a veces, a mi casa. Y aunque aceptan

no se portan conmigo deferentes.

Es desconsolador. Y desanima que la amistad me cueste en atención

y dinero más de lo que recibo.

No me tienen en cuenta. Mi opinión

se pierde, se extravía en el vacío y ningún interés despierta en ellos. Y es inútil hablar si nadie escucha.

-«Aún hemos de cenan>-se lo recuerdo

a Delia. Y mientras pago al camarero,

ella, de mala gana, se levanta.

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BRUNO

Cuando entro en el café Términus, Delia y Adrián se marchan ya de la tertulia. Saludan con la mano. Igual contesto.

Prefiero que se vayan. N o me gustan. Adrián su posición social exhibe de manera insultante. Es generoso.

Él paga siempre. Acaso de este modo se cree estar comprando tolerancia.

És un poeta mediocre. También Delia es una novelista muy mediocre. Escribe en oastellano sus historias.

Además es pedante y no muy bella. Y aunque hace ostentación de ideas libres la tengo, en mi opinión, por antipática.

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Es mejor que se vayan. Me reúno con el grupo. Ha aumentado la tertulia.

-«Otro poeta>>-destaca Claudio irónico al presentarme a Eduardo. Es extraño

que no agregue que escribo en catalán por miedo a competir con el gran número. Lo que equivale a no publicar nada y quedar como un gran valor inédito.

Dejo la bomba encima de la mesa. Félix, nervioso, mira hacia el paquete.

-«Te he traído los libros que pediste:

Tirant lo Blanc-dec!aro-. Y la ~ en la gra.n traducción de nuestro N in. ¿Quieres verlas?>>-ofrezco con audacia.

Félix apresurado me detiene: -<<No abras ese paquete. El catalán es una lengua muerta, piensan estoS>>. Y antes de que repliquen cambia el tono ...

-«Qué desgracia es ser joven. Todos dicen "N o tengas prisa". "Espera''. "Ten paciencia".

Y me cierran las puertas los mayores.

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Y ocupan el lugar que siento mío. Y o hiciera la tarea mejor que ellos

y he de quedar atrás, mientras me miran con conmiseración, burla o desprecio.

¡Qué desgracia es ser joven! Un delito parece ser de acuerdo con el trato que los críticos dan a vuestras obras. Las mías ni siquiera las publican.

Las callan y condenan al silencio por nuestra edad tan sólo. Es un ambiente hostil y despectivo el que nos forma.>>

-<<Ser joven ;,o es formarse-ataca Diego de un mal hun¡.or atroz últimamente-. Ser joven es destruirse cada día. Ir matando co~ propia mano el sueño.

Estamos dedic~dos a anularnos para desmante~ar el personaje que imaginamos en nuestra adolescencia.

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El que escogimos ser eón nuestra vida. N o importa si elegimos uno humilde o importante, si fácil o dificil.

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Page 31: Fonollosa, Poetas en La Noche

Cualquiera que haya sido el que forjáramos, demoleremos inevitablemente.

Ésta es la ocupación que tiene el joven.

Ir desechando cosas que estimaba de vital importancia e imprescindibles.

Se renuncia o perece inadaptado. Y tras tanto abandono, al fin se encuentra un ser desconocido de aquel que era, del que había de ser él algún día.>>

Claudio se agita inquieto y le rebate: -«Pero el fuerte, el rebelde, no se entrega. Destruye el personaje que inventara, el de la adolescencia, y para el triunfo crea enseguida un nuevo personaje.

Atrevido y rriordaz, sin someter su orgullo a nada, a nadie, sin renuncias, desmayo o concesiones, audazmente exigirá su puesto en el banquete.

Por temor cederán lo que negaron pedido con amor. Por miedo, halagos que no devolverá. Pese a que le odien

respeto mostrarán en su presencia.

Para arrancar el triunfo hay dos maneras: adular o insultar. Por el halago

se va uno abriendo paso entre los otros. También si a uno le temen le abren paso>>.

Claudio habla muy seguro de sí mismo, mas nada logrará con la poesía. Ni los otros tampoco. Solamente discute de poesía quien la escribe.

Este grupo. Otros grupos como el nuestro. Unos a otros se leen. Es estúpido, pues dan vueltas en torno de un cadáver que admiran, como si éste aún respirara.

Todo el mundo lo ha dado ya por muerto y a nadie le interesa. A pesar de ello algunos gastan toda su existencia queriendo demostrar que sigue vivo.

Eduardo mete :baza algo excitado: -«Ser poeta es emprender solo un sendero sin tener compañía en el camino.

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Es ir desorientado por el tiempo, pendiente de una voz o una llamada que tiene que atender al producirse.

Es como un receptor de un rádar único,

aplicado al espíritu, que capta señales que no acierta a descifrar,

que no tienen sentido todavía

para nadie, y señales conocidas que aclaran o iluminan a individuos zonas que aún ignoraban del amor,

de la naturaleza, muerte, Dios ... Mas ¿qué es lo que ha pasado a la poesía que ha perdido el contacto con la gente?».

Estará muy contento de ser poeta.

Imaginará, acaso, que hacer versos le da a alguien el derecho de formar en la primera fila de talentos. Cual si tuviera a cargo una misión de una gran importancia por la vida.

Tengo que evidenciarle lo contrario.

-<<Hoy ya no es necesaria la poesía en su forma de verso blanco o rima. Es un género muerto. Fue el embrión, o célula vital, del que surgieron el teatro, la novela, el cine ... Todo.

Y no tiene razón en consecuencia el mantener su forma primitiva, puesto que ella pervive en esos modos

que se desarrollaron de su célula y que son el prpceso evolutivo de sí misma, creciendo por el tiempo.

Y son los nuevos modos los que quiere la gente. Lo 'demuestra la atención que dedica la inmensa mayoría a la expresión artística en las formas

que le complacen más. Y deja a un lado las viejas estructuras de los poemas que son signo de atraso e inmovilismo.

El poeta qu~ se aferra al viejo molde es un ser reaccionario, fuera de época. Ya se ha dejado a un lado a la poesía.

Sólo es débil llamita en dictaduras como expresión social de descontento.

Page 33: Fonollosa, Poetas en La Noche

Pero aun así su efecto es muy efímero, como lo comprobamos cada día. La acción, el gesto, resulta lo efectivo.>>

Desconcertado, Eduardo mira a Claudio que le hace una señal y nada objeta. Me callo que en la lengua catalana aún sí tiene un sentido la poesía,

pues el idioma está en su formación, en su renacimiento mejor dicho, después de tantos siglos de callarlo o hablarlo de escondidas, como ahora, cual si fuera un delito pronunciarlo.

Y el lenguaje lo pulen y embellecen los poetas del país. Desde ellos pasa a la gente. Ésta capta las palabras que laten en los versos y enriquece con ellas su manera de expresarse.

Imprescindibles son aquí los poetas. N un ca lo entenderían. Les deslumbran los millones de seres de habla hispana, lectores, en potencia, de sus libros.

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Y políticamente están castrados. Dieron n1ás importancia a la cornada

que en agosto matara a Manolete, que a la India al consegtiir SUindependencia.

-<<Hay un tercer camino-opone Félix-. Meterse en la política. Más de uno se ha encaramado en la notoriedad a través de un partido: el comunista.»

Le miro reprochando su imprudencia al plantear tal asunto en la tertulia. Menos mal no soltó, independentista.

Claudio, burlón, prorrumpe de inmediato: -<<Recurrir a ese medio dice poco en favor de q?ien toma ese camino u otro separatista o marginado». Se referirá a mí indirectamente

aunque ignora si yo tengo contactos con organizaciones clandestinas.

-<<Demuestra con un tal comportamiento buscar protagonismo, mayormente por sentirse incapaz de conseguirlo

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con su obra inteligente y personal. El poeta debe estar muy por encima

del panfleto ordinario o de un partido que encumbra a unas personas que el poder convertirá en podridas y tiránicas.

El poeta debe ser un apolítico. La ambición de ser jefe, disfrazada de noble defensor de. justa idea,

es el cáncer social que nos corroe.>>

Eduardo atrapa el cable del concepto. -«Yo no creo en los jefes. Para mí son una humillación que se le inflige al ser humano libre e independiente.

Somos siempre sus víctimas propicias. Somos los instrumentos que ellos usan para hacer realizable su ambición.

No me gustan los jefes. Ningún jefe, pues yo veo en nosotros los cadáveres que afloran cuando obligan a matarnos.

Vivimos de prestado. Cualquier día nos dirán "Mata y muere". Así lo haremos.

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Y será nuestra muerte igual de inútil que fue la de los otros anteriores.»

Calla, pero despliega acto seguido: -«Se vive una vez sola. Y poco tiempo a cada uno le es dado. Es simple, es justo, que íntegro lo consuma. No tendrá otro.

No obstante, se lo acortan. Nos lo acortan. Nos fuerzan a morir antes de tiempo. Nos fuerzan a matar a otros iguales.

En nombre de derechos de un pasado. En nombre de derechos de un presente. En nombre de derechos de un futuro.

En defensa o en contra de una idea o un modo de vivir, se nos ordena

nos quitemos la vida. Y lo cumplimos.

Hemos de ob.edecer. El que se niega es quien pierde, el primero, la existencia. Rebelde o sometido todo es vano.

Y el triunfo o la derrota de una idea, o un modo de vivir, nada resuelve.

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Otra idea, otro modo, penden siempre. Su excusa es la imparable evoluciÓn>>.

Claudia enuncia:-«Es mejor cambiar de clave.

Dejar esa materia a los políticos y que ellos naden en su porquería que es caldo de cultivo de su gusto.

Organicemos una misa negra o hablemos de fumar opio. O unos Celtas>>. Todos ríen. P~labras y palabras desgajan sin captarles su sentido.

Se imaginan que son excepcionales, que son seres geniales, diferentes del común de la gente. Y s'e comportan igual que los demás que ellos desdeñan.

La única diferencia son los temas de la conversación. Para charlar de cuatro estupideces literarias se reúnen, nos reunimos, petulantes.

Y los otros se reúnen para hablar de cuatro estupideces deportivas, de tipo familiar o de trabajo. La actitud no es distinta, sólo el tema.

-«Antes de ir al Palacio de la Música, hemos de comer algo. Y o sugiero

-Claudia concluye, siempre dirigiendo­un sandwich en la tasca de Palmira.

Tiene buen vino para acompañarlo.>> Le debe haber oído bien Eduardo

a quien pregunta:-«¿ Vienes con nosotros? No lo pasarás mal, pues una amiga da esta noche un concierto en el Palacio

de la Música. Al fin del recital vamos a saludarla al escenario, a decirle "Genial", "Maravillosa". Debemos ser galantes con las damas.» Resalta como estímulo incitante: -«Nos sobran dos entradas ¡Y gratuitas!>>.

Él accede. Salimos del café con la bomba cargada bajo el brazo, cual si fuera ¡m paquete inofensivo. Nadie sospecha nada, pero Félix

reclama:-«¡Con cuidado! Son mis libros.>>

El Paseo de Gracia con tristeza nos recibe. Ha llovido. Las aceras están mojadas. Quedo rezagado

con Félix. Los demás marchan delante.

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-«No debes demostrar-le tranquilizo­preocupación. El plan es muy sencillo.

Entrando todos juntos a la vez, y tapado por ti cuando pasemos, no verán el paquete de la bomba.

A poco de estar dentro yo me iré, pretextando el encuentro de Emiliano, llevándome el atado de los libros para mostrárselos. A ti de nuevo te los traeré mañana. U otro día.

Todo saldrá perfecto. Y a verás. Él la pondrá en el sitio conveniente donde no cause daño a las personas.

Nuestra misión es sólo introducir la bomba en el Palacio de la Música>>.

Agrego para darle más confianza: -<<No hay por qué tener miedo. No intervienes más que lateralmente. Y además

caso de detenernos in fraganti, por lo que se refiere a ti, enseguida

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tu padre correría a liberarte. Hasta te evitaría la primera

paliza que dan siempre a los que cogen.

Y el favor que te hiciera, a lo mejor se lo devolverías tú al cambiar

las tornas. Será pronto, no lo dudes».

Le veo vacilar y añado aprisa:

-«Franco no va a durar por mucho tiempo. Va a caer de inmediato. El descontento es cada vez mayor y las potencias extranjeras presionan duramente.

Volverá la República y con ella, se establecerá ~1 fin la independencia.

Pero hemos d~ luchar. Hay que hacer méritos. Demostrar que queremos liberarnos

de los Felipes Quintos que, en toda época, nos oprimen y' frustran nuestras ansias de libertad y ptopio autogobierne.

Cada día son más los que lo entienden.

Fíjate en Montserrat, el veintisiete del pasado abril, casi ayer mismo.

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Unos cuantos patriotas de gran temple, colgaron la bandera en unas rocas .

inaccesibles a la policía.

Y sólo hace dos años, nuestra enseña se meció en el Palacio de la Música.

Va tomando conciencia nuestro pueblo que ha de manifestarse al descubierto.

La dura represión se ve impotente de acallar el clamor, ya bien audible,

para recuperar señas y patria».

Me exalto. Por mi mente pasan, rápidos,

recuerdos de mi infancia. La emoción que despertaba en mí la Oda a la Patria, el orgullo de ser, de formar parte,

uno más, de este inmenso país nuestro,

que llevó la bandera catalana por el Mediterráneo y llegó a Atenas y a Oriente, victoriosa y respetada.

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Mas eso no provoca el entusiasmo de Félix. Le repito, pues, las cosas que he visto que le animan y complacen:

-«Los que contribuyamos a echar fuera el invasor que ocupa nuestro suelo, tendremos preferencia en todo trato.

Los editores te abrirán sus puertas, que ves cerradas ahora en castellano, y podrás publicar cuanto te plazca.

Eso sí, en catalán, porque es el hecho diferencial, el símbolo concreto que nos une, unifica y nos hace únicos)),

De tener, ahbra mismo, alguna obra hecha en mejor catalán del que utilizas, seguro que podrías colocarla.

En un corto tiraje, como es lógico, dadas las circÚnstancias, mas llegando cada ejemplar a más de cien patriotas.

Lo que estoy haciendo yo. Siete poemas me han salidd en revistas clandestinas. Lo sabes. Y, aunque pocos, me celebran.

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Pues así se mantiene en un rescoldo nuestro fuego lingüístico, aguardando el día en que la llama inmensa prenda.

-<<N o olvides que la lengua de Castilla tiene más difusión. Hay más lectores. Se podría hacer más por Cataluña dándola a conocer en castellano,

al igual que Unamuno y ~-I-~lán hicieron en VaScmri:i. y con Galicia.>>

-<<Ese es problema suyo. Mas la lengua es lo que identifica las raíces. El legado ancestral, el patrimonio que debe rescatarse a toda costa.»

-<<Y recuerda la herencia que nos legan, sin citar 'll;Jdaguer ni Maragall, Carner, Gu~LiosÍ:, López-Picó,

Clementfña"Kr<IerííifCárlE~Elb~ --~--·-·--·- ---,.~---·------- ·----~--·--·· ...

y Sagarra y Salvat-Papasseit y --·-· ------·-. "·····"'''•'"'''·''·•···----~-·~-

Gassol y Foix, Tomas Garcés, Manent y Ba~t~a·y P;;-r-;;·c¡;;-art..~·:y·;:;-;;_·tos otros,

como Bartolomé Rosselló-Pórcel. -~------~------~---

¿Qué ramillete igual en la poesía de los años del veinte al treinta y nueve, podrían presentar otros países, estadísticamente, al núcleo humano que ha escrito en catalán en Cataluña?»

Añado más carnada en el anzuelo:

-<<Y al recobrar las tierras que son nuestras y que ahora ocupa Francia con usura, la Cataluña Norte aportará el tesoro lingüístico que guarda, por tradición, en clanes familiares

el mismo idioma nuestro: el catalán. Y unidos No~te y Sur por el lenguaje sumará una gran cifra de millones

de personas, lectores de tus poemas. Lo que es pura quimera en castellano, pues allí la poesía tocó techo».

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Félix no dice nada, mas acusa el argumento poético. Es lo suyo. Tiene tanta impaciencia en publicar que sería capaz de vender su alma por la impresión de algunos de sus versos.

No está bien motivado todavía de que es más importante el patriotismo

que la literatura. Sé que siente el hecho catalán, pero le otorga mayor preponderancia a la poesía.

Es cuestión de esperar y darle tiempo. Mas yo le necesito de inmediato. Reitero, pues, de nuevo, las razones de nuestros fines, para estimularle con la enorme importancia de la empresa.

-«Hay que borrar la raya que separa en dos mitades nuestro territorio. Recuperar de nuestros dos vecinos lo que se anexionaron codiciosos, marcándolo en los mapas con su nombre.

En la escuela impusieron que estudiáramos

sus extraños idiomas:-"Es el único

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que debéis aprender, pues será el vuestro". La colonización clavó sus garras.

Apretó las clavijas regionales

haciéndonos sentir como extranjeros, despreciados, en nuestra propia patria. Mas la hora del alerta ya ha llegado y hay que exigir-ganar-la independencia.

Agrupados, unidos por la lengua -el idioma es la fuerza indestructible­las Baleares, Valencia y Aragón,

junto con el gran trozo que ha usurpado

Francia, y el Principado, devendrán la gran nación que fuimos y seremos. La Confederación de los Países Catalanes, será muy pronto un hecho. Nos costará vbncer, mas triunfaremos.»

Félix se asusta: -«Calla>>. Hemos llegado a La Casa del Libro, donde Claudia

y los demás contemplan el paisaje de los libros expuestos tras los vidrios.

Claudia se pavonea: «Anuncia:-"Un día se exhibirán los míos con orgullo.

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"Gran éxito", dirán los cartelitos. "Novedad". Es dificil, pero no

imposible si sabes cómo hacerlo». No lo conseguirá. Lo sé de cierto.

Están equivocados por completo. Y gastarán su vida en el empeño inútil. Seré el único del grupo, Félix está dudoso a corto plazo, que alcanzará la gloria más preciada.

Luchar para abrazar la independencia.

Y la recobraremos. El idioma y las bombas serán las llaves que abran la puerta que ahora cierra nuestra casa. Me voy solo, adelante. Los demás aún siguen fascinados por los libros.

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III

CLAUDIO

-«¡Que se te pierde Bruno!>>-informo a Félix con segunda intención que él no recoge. Va tras él y los dos aguardan luego que Eduardo, apresurado, se les reúna.

A mi lado camina Diego, absorto, sintiéndose infeliz porque la chica, que salía con él de noviecita, se ha hecho novia formal de otro muchacho.

-<<Uno analiz,a a veces-le consuelo-. cuánta felicidad posible había

en aquellas mu~hachas que no obtuvo. Piensa: "Hubiera sido feliz con ellas"

Mas si medita entonces en aquellas de las que opinp igual y sí las tuvo, ve que la dicha,fue leve, inestable, duró poco y no fue maravillosa.

Sr

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De lo que se deduce, en consecuencia, que de haber conseguido él a las otras, que ahora añora, sería lo agenciado leve, inestable dicha únicamente.»

Sigue en silencio. Serio. Está abstraído. No creo me haya oído, pero pronto llegará a superar el desengaño.

¡Qué agradable es no amar! ¡Cuánto sosiego, paz y tranquilidad uno disfruta! Uno vive en las cosas, por las cosas.

Placenteras y bellas lo son todas. En cambio no se vive, enamorado,

sino por la mujer a la que se ama.

Centra en ella el placer y la belleza cuando ambos van dispersos en lo múltiple y hay que irlos recogiendo a pedacitos.

Y no coincide amar con ser amado. Por eso hay que obligarse a huir a tiempo del amor cuando aflora o apartarse si es muy fuerte el deseo hacia la chica.

Cuesta. Es muy duro a veces. Mas se vence si al principio se intenta. Hay que buscar placer en cuerpos fáciles y luego proseguir con el mundo de las cosas.

Es grato estar reunido con amigos paseando por la calle, o en el café.

La noche está algo fría, sin embargo, y aún lleva la amenaza de más lluvia. Me gusta mi ciudad. Cuanto ambiciono: libros, pintura, música, películas, teatro ... Todo se apila en abundancia.

Me gusta Barcelona. Aquí hay mujeres de toda clase y tipo. Así uno puede cambiar y siempre habrá otra disponible. Me gusta mi ciudad. Aquí hay amigos

con quienes discutir de cualquier tema, disentir y seguir aún siendo amigos. Me gusta Barcelona. Aquí hay de todo

en bebida o manjar. Todo a mi alcance, pese al racionamiento que subsiste.

El mundo es muy hermoso. Es agradable pasear por la ciudad con los amigos.

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La tesis que sostuvo antes Eduardo, aplicada hacia un héroe en vez de a un jefe,

sería aprovechable de otro modo. Y formaría un poema interesante.

«Loa a la muerte, en la muerte de un héroe»

pudiera ser el título. O tal vez «Oración a la muerte por la muerte de un héroe>>. Es lo de menos lo del título.

Tiene que ser un canto jubiloso celebrando una muerte accidental y violenta, causada por un móvil político. Algo así en endecasílabos ...

«N o se ha apreciado, Muerte, el bien que has hecho.

Te injurian, si tú llegas oportuna, los viles, los tortuosos, los que encubren su maldad en el culto de los héroes.

Todo el que ensalza a un héroe es, en potencia,

capaz de producir el mal que ése hizo.

Mas tú eres justiciera casi siempre. Libras al ser humano del oprobio que representa un héroe cuando vive y exige su tributo y hace esclavos.

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Tu generosidad no reconocen cuando quitas la vida al héroe en ciernes,

ni si, a tiempo, tú evitas que él actúe. A cuánta juventud cruel y nefasta, que hubiera sido azote de ser héroe, eliminaste pronto. Has sido justa.

Pero has sido tardía en ocasiones. La historia lo demuestra. Cuántos hombres

que han hecho la desgracia del humano, fueran desconocidos si tú hubieras destruido su existencia sin reparos. Debiste suprimirlos ya en su infancia.»

Ten dría que citar aquí algún nombre actual o algo reciente, de los que desastres como huella van dejando. Mejor algún guerrero: un Alejandro,

un Atila o tal vez Napoleón. O limitarme al campo nacional. También tenemos hombres muy nefastos. Pero despertaría indignación en muchos compatriotas obcecados.

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¡,

Es mejor escoger un nombre, o varios, de extranjeras naciones. Que se aguanten

si así ofendo a sus héroes. También ellos

hablan mal a placer de los de España.

Quizá fuera de efecto el agregar: <<Si me ves en el riesgo de lo heroico bordear alguna vez, Muerte, aniquílame. Es horrible este verbo. Hay que cambiarlo.

No seré de este modo maldecido

cual lo serán los héroes algún día: el día en que se exponga, francamente, lo que la humanidad les debe: el crimen.

Porque habrá de decirse la verdad

al fin. Alguna vez, serenamente, se enjuiciará a los héroes. Sus estatuas

temblarán ese día, temerosas.

Su efigie será símbolo de escarnio. Su nombre pronunciado con desprecio.

Y los hechos que diéronle la fama

citados como ejemplos del oprobio•.

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Mas, pensándolo bien, no es conveniente. No se ha de socavar la admiración

hacia grandes figuras del pasado.

Si se desacreditan tradiciones y mitos de los hombres anteriores

' se guardará respeto únicamente por los contemporáneos del momento.

Esto fuera ventaja en este instante, mas la vida se acaba y algún día

seremos tradición también nosotros.

Y de haber despojado de valores antiguas tradiciones y los mitos,

cada generación que nos suceda en el tiempo, se ocupará tan sólo

de sí misma, orgullosa, despreciando

las obras del pasado. Y del pasado nosotros formaremos parte, entonces.

Denostar, po'r lo tanto, el mito antiguo,

es como prepararse uno el terreno

para ser despreciado él algún día.

Del puerto, por la Vía Layetana, me llegan efluvios de las algas

podridas, putrefactas,! corrompiéndose.

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¡, "

Qué agradable ese aroma de la muerte. Qué agradable ese olor de nueva vida.

Tengo que escribir algo sobre el mar.

«El mar como un gigante encadenado. Ruge, brama, se agita brutalmente, intentando saltar sobre los muros que la tierra le opone. Vanamente.

No pueden liberarlo sus esfuerzos. No consiguen llegar sus altas olas a las altivas cumbres que lo observan.

Al fin ha de calmar su rabia inútil. Y dejar que saque en sus entrañas los pequeñitos seres de las rocas.

Pobre gigante el mar, siempre intranquilo, siempre insomne, rompiéndose las manos en las piedras del puerto. O por las playas

mendigando un pedazo más de tierra. Intentando saciar su hambre arrogante de absorber la materia bajo sp agua.

Recuperar aquello que fue suyo: la vida toda en él, en exclusiva,

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bajo su protección, su orden y leyes. Toda poseerla en sí. Ser suelo y cielo.»

Mi preocupación máxima es, no obstante, cruzar esa frontera inalcanzable,

en donde un solo poema, en sí, contenga entera y ofrecida la poesía.

Que quienquiera que fuese su lector, sin distinción de edad, cultura o sexo, recogiera admirado el halo poético.

Lograr comunicar una emoción con escasas palabras, que conlleven en ellas, la impresión justa, impactan te, que uno ansía que fluya de los versos.

Mas somos diferentes, exclusivos. En líneas generales, todo es uno, pero en particular, en el detalle, no existe identidad total completa.

Nadie es igual a nadie exactamente. Todos distintos. Cada ser es único. Para adaptarse al grupo, por lo tanto, han de hacer concesiones cada uno y todos. No es posible igualdad de pareceres.

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Cada uno es excepción en el conjunto. N o hay, pues, una poesía para todos.

Pero sí para todos hay poesía, se me ocurre de golpe. Está muy claro. Algunos la descubren en los versos altisonantes, cursis o en la simple descripción de un paisaje o de una cara

con oro, rubí, perlas y esmeraldas.

Los más en la sensiblería ñoña. Los menos en la imagen retorcida,

alambicada, puro cristal frío de la imposible estrella de la arena. Pero todos encuentran la poesía.

¿Qué es, por tanto, poesía? Aquí de nuevo uno queda ante el muro inexpugnable. Como el amor ofrece la poesía innúmeros aspectos diferentes.

Al contemplar la amada o verso mágico, uno siente el amor o la poesía,

sin saber el porqué, sin descifrar la razón por la cual una muchacha

o un poema, insospechado o conocido, su ánimo le conturba y le emociona.

¿Dónde está la poesía? En todas partes al parecer. Y o la siento la poesía en versos que no gustan a los otros.

Y no la siento, en cambio, en los que algunos me encomian reverentes y entusiastas.

Está, pues, en los poemas más sencillos

sin ninguna metáfora y también en los más rebuscados, sólo imagen sutil y sugerente en resonancias.

Está en todos los sitios, mas su hallazgo depende del lector que identifique la emoción expresada con la propia.

Entonces, si depende del lector descubrir la poesía, su poesía, que late aprisionada entre los poemas,

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su grado de cultura debe influir para que se produzca el gran encuentro.

Por tanto, en esos versos de mal gusto, si es nivel de cultura simplemente, en la expresión, habrá también poesía.

Para alguno la habrá. Para el espíritu más rudo o sensibilidad grosera, será la exposición desangelada, sensación de exquisita maravilla.

Igualmente será para el espíritu cultivado, exquisita maravilla un juego inteligente de metáforas.

Es vano, se desprende de todo ello,

tener preocupación por el estilo o el tema o decidir si es malo o bueno.

Basta escribir cualquier cosa. Para alguien

portarán la poesía aquellos versos. Lo dificil será que el adecuado lector llegue a los versos que le plazcan entre el bosque de poemas diferentes.

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En lo inmediato es cierto de este modo. Mas no en lo intemporal. Produce espanto

la enorme cantidad de poemas huecos, montones de palabras solamente, que han escrito los poetas anteriores.

Y algunos de ellos fueron celebrados cual genios en su tiempo. Un puñadito de aciertos ha quedado de sus poemas. De millares de poetas, de millones de versos, unos pocos, escasísimos,

tienen vigencia. Igual ocurrirá con nosotros. De un par o tres o cuatro,

quedará un todo o parte de algún poema. Acaso del que más consideremos.

Acaso del que :menos. Si es así, ¿por qué nos afanamos? ¿Alguien sabe qué es lo que debe hacerse y cómo hacerse para ser de esos pocos que se quedan sobreviviendo·apenas a retazos?

El hilo conduaor regresa al punto

de partida: Poesía disgregada. Se impone, pues, el poema único y múltiple, la síntesis que el todo en sí contenga. Qué genio el que esta hazaña lleve a cabo.

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Se obtienen muy curiosos resultados dejándose llevar por las palabras.

A veces nos conducen a lugares extraños, encantados, y otras veces

a sucios callejones sin salida, a no ser que el sofisma preste ayuda. La consecuencia es, pues, prometedora.

N o hay nada que no sea indefendible,

ni nada que no sea inobjetable.

A mí me cuesta poco presentar una faceta nueva en cualquier tema. Tengo sentido crítico. Al instante acierto con los puntos vulnerables.

N o me cuido si son indiscutibles las tesis que combato o que sostengo. Hallo argumentos pronto. Ni me importa si es su apariencia absurda o si es contraria, incluso, a lo que creo, porque dudo

que exista una verdad, sólida y diáfana y que haya de ser yo el depositario. Lo que busco es causar constante impacto.

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Dejar en el oyente la impresión de brillantez mental y agudo ingenio, desconcertarlo siempre. Es la manera que me encasillen como genio o como loco.

Una vez asentada esta impresión puede uno ser sincero impunemente. Decir cuanto le venga en gana siempre sin que nadie se ofenda, si la frase hiriente se encamina a alguien concreto.

Como gracia, al contrario, se celebra el acelerado insulto, si éste brota. Libertad de expresión del pensamiento se le permite al genio. Yo la tengo.

El símil me disgusta, mas mi mente es como oscura noche, donde innún1eras

estrellas parpadean: las ideas que aguardan ser llamadas impacientes.

Destacan su esplendor cuando las miro. Rápidamente acuden. Su llegada anticipan meteoros, aerolitos,

destellos luminosos: sugerencias pequeñas que, en tropel, abren camino

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y anuncian el arribo de la idea brillante, ya dispuesta a que yo la use.

Tengo muchas ideas. Todo es válido

para algún desarrollo interesante. Pero lo interesante no me basta. Yo quiero lo importante únicamente.

No puedo entretenerme en menudencias.

Ni siquiera podré realizar todo lo importante que hay en mi pensamiento. He de escoger, por tanto, las mejores.

No he de perder el tiempo con las otras que sólo considero interesantes. Puedo, tranquilamente, regalarlas, sin interés ninguno, a mis amigos.

Félix es el que más se surte de ellas. Su esquema de «Los muertos>> lo ha sacado de mis conversaciones con él, cuando

lo estaba utilizando como oyente

para ver la impresión que causaría mi «Estética del mal». Pero esta parte

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la tengo desechada ya por obvia y frágil como base de cimientos.

Pero aunque así no fuera da lo mismo. Me es igual que me copien. A la larga se verá lo que vale de cada uno. Lo que importa es el medio, nunca el fin, el cómo se expresó, no qué se dijo.

El mundo es muy hermoso. Es muy hermoso vivir aun cuando nada posea ahora. Tengo el convencimiento de que todo espera a que decida yo coger

lo que quiero elegir de cuanto existe. Todo aquel que algo ansía firmemente y lucha sin desmayo en su propósito, lo atrapa finalmente. Estoy seguro.

Algunos inconscientes e ignorantes que envidian mi talento y tienen miedo que ocupe un primer puesto en la poesía, mientras ellos se quedan en segundo, desean que renuncie a mi objetivo.

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i:

-«Debías procurarte un buen trabajo -sugieren-o una p_ráctica carrera

que te permita hacer mucho dinero.

Tú podrías ganarlo si quisieras, dedicar tu talento a recogerlo.>> Por mil partes me cercan, insistentes, poniéndome el señuelo. Pero en balde.

Sé que haría dinero. Si pusiera mi voluntad y genio a perseguirlo, sé que lo alcanzaría. Mas prefiero no ser rico y hacer mis obras poéticas.

Puede uno hacer dinero, pero es caro el precio que éste cuesta, sobre todo el que for)na las bases, el primero.

Pide dedicación plena, constante preocupación, temeridad, ingenio ... De otro modo se va al no ser servido como exige de quien quiere poseerlo. Es un precio muy caro el del dinero.

N o está mal esta idea del dinero. La mantendré en reserva para cuando haya oportunidad en nuestro grupo. Molestará a Adrián sin duda alguna.

-<<El' que hereda el dinero-acaso objeten­

no tiene que pagar por él un precio.• Lo tendrá que pagar por conservarlo, a pesar de que fue ya satisfecho.

Lo pagaron por él abuelos, padres ... gente de su familia habitualmente. Es justo que lo tenga. El que maldice el dinero del rico, se maldice

a sí mismo y maldice a su familia. Sin saberlo, maldice él a sus padres que quisieron mejor vivir su vida que ser viles 'esclavos del dinero.

Les pareció excesivo el precio de éste. Intentaron caidarlo, quizá, un tiempo, mas su alma no le dieron y el dinero alma y vida reclama de continuo.

Quien maldice el dinero de los otros y no paga su precio por cuidarlo, no merece poseer nunca riqueza. Todo el que quiere puede hacer dinero.

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Algunos ambiciosos y envidiosos me quieren apartar de mi camino.

-«Debemos acabar con la injusticia social de nuestra patria y todo el mundo>> -farfullan en voz baja. Y hasta añaden:

-<<Una revolución es necesaria».

-«Es noble-otros proclaman arrogantes­

apoyar una España grande y libre.» Porque se equivocaron de sendero buscan comprometerme en su andadura, para sentirse menos despreciables.

Que me dejen hacer, tranquilo, mi obra los unos y los otros. No me mezclen en sus turbios manejos de mediocres.

Deseo que perdure mi trabajo y eso sólo es posible al alejarse de lo que es transitorio: lo político.

La idea más osada, con el tiempo se la exhuma infantil. Los que la auparon unos seres pueriles. Y es exacto.

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Porque el que a ella se cierra es el inepto, el que no puede hacer cosa importante en un oficio, ciencia, arte o su vida.

El que sí es importante por sí mismo, por su obra, su trabajo o su existencia,

tiene que mantenerse siempre al margen.

La obra de éste perdura. Es la obra digna. Y es un crimen que actúe en otra empresa que aquella en la que es apto y necesario.

Si me dan tiempo para darle cima antes de que otra guerra, esta vez, barra la civilización casi completa, tengo oportunidad de pervivencia.

Aunque la destrucción sea muy grande algo perdurará: restos, vestigios ... Se salvará algún libro. Quizá el mío sea de los que queden si está escrito.

Bruno, Félix y Eduardo nos esperan delante de la tasca. Entramos juntos. El bar está poblado de una mezcla

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de gente, cual nosotros, qne trasiega un vino, una cerveza y un bocado

o toma algún tardío aperitivo antes de ir a cenar, para llegar más tarde al restaurante o propia casa.

Dificultosamente nos abrimos paso hacia un rincón, desde el que ordeno vino y un bocadillo, bien colmado, de atún con pepinillos y alcaparras. Bruno abraza el paquete de los libros con extremo cuidado y precaución, como algo delicado y fragilísimo iguales a su afán catalanista.

-«Son más de diez los nombres-dice Eduardo

que se ha puesto a mi lado a propósito-cuya obra nos deslumbra el medio siglo.

No es posible ser grande aliado de ellos. Cada uno de por sí llenar pudiera, son gigantes, titanes, toda una época.

Y han. brotado en un haz al mismo tiempo. Pobre generación la mía, nuestra.

Si la naturaleza es tan avara

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en impartir el genio a los humanos y, de pronto, lo ha dado a tan gran número,

es lógico que sobria ahora se muestre durante muchos años en poesía.

Pobre generación sin esperanza, vencida de antemano, condenada a la mediocridad cuando la juzguen.

Somos pigmeos. Débiles aciertos arrancamos, mas pronto, inexorable nos aplasta el gran peso de las obras

colosales que hicieron los titanes que nos han precedido por el tiempo No pueden superarse. No se puede.>>

Félix, entre asustado e interrogante, me mira. Yo sonrío. Parto un trozo

de pan con alcaparras. Sigue Eduardo: -«Algunos :tratan, desesperadamente, tratamos, de subir hasta la altura de estos norhbres imnensos en poesía. Mutuamente encomiamos nuestro esfuerzo.

Voces de aprobación nos prodigamos. Nos mentimos elogios que nos alcen

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y nos estimularnos uno al otro. Aplaudin1.os, gritamos, damos ánimo

al que muestra algún signo del acierto. El siglo de oro debe prolongarse.

Prolongarse en nosotros. Pero es vano. Estarnos destinados a no ser ni tan siquiera un nombre en la poesía. "Periodo decadente". Éste es el título

que nos agrupará para el olvido. Y todos nuestros nombres, aplastados, desaparecerán bajo esa losa».

Y, sin embargo, hubiéramos podido brillar tanto nosotros en nuestra época si no fuera esa luz de los titanes.

N un ca se dio tan grande calidad en la obra general, hasta en la anónima de los versos que escribe el principiante.

Se empieza ya sabiendo, componiendo dignas obras cualquiera. No son malas. Pero les falta el toque de los genios.

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Me creo ya llamado a intervenir en defensa de todos y en la mía.

Reduzco el bocadillo a la mitad y aun con la boca llena, se lo admito:

-<<Es grande el esplendor de la riqueza de los que nos preceden, cierto, pero los que llegarnos tarde al gran reparto (¿se notará ironía en mis palabras?) vamos elaborando tenazmente unos nuevos valores en poesía.

No llaman la atención nuestros trabajos. La gente está admirando encandilada, es justo, los tesoros de los otros.

Es posible que nunca nuestra humilde pequeña aportación o intento, sea declarada importante en la poesía.

Pero nos justifica a nuestros ojos. Porque en conjunto todos, mas cada uno por su lado, atisbamos un camino.

Un camino pequeño, muy humilde, que conduce a lo humilde y lo pequeño y lleva a lo que somos y aceptamos, aunque a veces digamos lo contrario.

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Todo mensaje es bello si bien dicho. Los temas y las formas y los modos

son múltiples. Los nuestros los más simples.

Tal vez se tarde más o no se logre que a este nuestro mensaje, a la obra nuestra, también se la adjetive de esplendente>>.

Eduardo escucha atento. En cambio, Félix sorbe materialmente mis palabras. -<<Puesto que nuestras voces no son firmes, ni seguras tampoco, cual las de otros,

hablamos en voz baja de esas cosas humildes y pequeñas que se agitan en nuestro derredor y dentro nuestro. N o engolamos el tono, no vestimos de vistosos ropajes las ideas.

Fuera eso imitación. Nos limitamos sólo a lo estrictamente indispensable, mostrando sin temor nuestro ascetismo. Es el de este momento que vivimos•.

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Y concluyo la larga exposición: -<<Quizá aliento genial nos falte a todos.

O solamente falte la obra de alguien, cualquiera de nosotros puede hacerla,

que haga ver con luz nueva, propia, la obra que todos los demás van realizando.

Tal vez se tarde más o no se logre. Pero, al menos, nosotros lo intentamos cuando hazaña imposible parecía. Todo estaba ya dicho bellamente

y aún dimos con un modo nuestro, inédito.

Toda el alma se pone en el intento.

Y esto es lo que nos salva: el intentarlo. Aunque sea tan sólo ante los ojos de esta gener,ación, si queda anónima.

Intentar prolpngar en, por, nosotros, ' el nuevo siglo de oro' en la poesía.•

Quedamos ~n silencio. Masticamos pensativos un rato. No he añadido, pues fuera cruel decirlo en este instante,

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que yo he de destacar; que será mi obra distinta de la suya, superior por valiente y osada con los temas. Voy tras lo insospechado, inusitado ...

Contra de la corriente. Destacar como sea y a costa de qué sea, excepto en calidad, ésa es mi meta. Una meta lejana todavía.

Tengo que destacar, precisamente, también por calidad. Por haber puesto toda mi inteligencia en cada verso.

Quien tiene algo importante que decir ha de hacer que le escuchen los demás, apelando a cualquier manera o medio para sobresalir: Aun con escándalo,

ha de atraer la atención a la obra suya. Rastrearé, mientras tanto, ese huidizo poema que en sí retenga la poesía reconocible a cuantos lo contemplen.

Tal vez si mucho exploro tenga suerte. Le pego otro mordisco al bocadillo · que se me está acabando entre los dedos.

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-«Y o estoy lleno de dudas-se franquea Eduardo cuyo vino está aún íntegro-.

¿Tiene mi obra valor? Siento que puedo hacer una obra grande, mas no hay rastros en mi obra realizada, que lo pruebe.

Estoy lleno de dudas de mí mismo. Acaso yo no sirvo. Me es dificil escribir. Voy a ciegas cuando el poema se insinúa muy trabajosamente.

Rara vez se presenta como fácil. Y luego ese proceso doloroso de su terminación, el ir quitando

lo que uno cree accesorio, lo superfluo ... »

-«N os suc<;de lo mismo a todo el mundo -sediento tomo un trago de su vino-. Todos buscan, busca'!los, lo perfecto.

Yo sobre esto poseo ideas claras.

Cada verso ha de ser imprescindible para que el poema quede sobriamente, mas de modo completo, terminado.

N o debe haber en él nada accesorio. Rechazar las cosquillas de lo lírico

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y el sembrado de imágenes. Dejarlo en el puro ascetismo de palabras que expresen la emoción, de por sí. Solas.

Mas nada ha de faltar en él tampoco. Tiene que ser un todo, con su atmósfera, su ambiente peculiar, ser el reflejo de una abstracción o un hecho en forma simple.

De manera sencilla, sobre todo. La lección de los clásicos lo ilustra: la sencillez perdura por el tiempo.»

Hago una pausa. Espero, por si Bruno

reitera sus ataques tan contrarios a poetas y poesía. No está atento.

Le noto como ausente y preocupado Y me temo saber cuál es la causa.

Pero no le atosigo. Continúo:

-«Tengo que trabajar en cada verso,

cincelado, pulirlo, retocado, hasta darle el aspecto de sencillo.

IIO

Y aun cuando su apariencia no resulte brillante, por sí misma, en cada línea,

lucirá destacado en el conjunto.

Hacer que cada poema en quien lo lea produzca la impresión de que es él mismo, él quien está escribiendo lo que lee.

O le haga tanto impacto su violencia, sin estridencia expuesta, que ya el poema no logre echar a un lado de su espíritu.

Cuesta poco decirlo. Sin embargo, acertar sí que cuesta esfuerzo y tiempo. Aún no he dado en el clavo plenamente>>.

-«¿Y por qué la poesía?>>-inquiere Félix, que pide otra cerveza. Bruno llama, disimuladamdnte, su atención al paquete de libros, pero él sigue:

1

-«Si de toda$ las artes la poesía es la que más exige sin dar nada ¿por qué fuimos a caer en la poesía?

No hay recompensa en gloria o en dinero ni nadie atención presta a nuestros poemas.

III

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¿Por qué aferrarnos, pues, a ella, nosotros y otros grupos pequeños como el nuestro ?••

-«La respuesta es bien simple-le contesto-.

Uno escribe aun sabiendo que es en balde, pues nada puede hacer por impedirlo. Uno se ve obligado, a pesar de uno. Porque en la mente asoma, emoción pura,

el poema y nos obsede. Nos reclama el derecho a expresarse, nos tortura.

Falaz él se insinúa cual certeza que allí está la poesía que anhelamos dispuesta ya a entregarse si queremos.

Será algo fabuloso, casi mágico. Podremos describir lo indescriptible. Si no le hacemos caso, cruel se agita en el alma, doliéndonos. Reclama nuestra atención en todos los momentos e impone su presencia en cuanto hagamos.

No abandona, no cede, no nos deja. Ensombrece el espíritu, lo colma de ansiedad, de inquietud insatisfecha.

II2

Cual preso gesticula, grita, hiere con desesperación, desesperándonos.

Hasta que, finalmente, por librarnos del poema y extirparlo de la mente, uno empieza a escribir. Pero no es grata ni fácil, casi nunca, la tarea.

Incluso el primer llamado atiendes.,

Eduardo está escuchando interesado. Cojo el vaso y termino con su vino.

-«Sin orden, balbuciente, apresurado, surge anárquicamente, con la forma

que ha elegido o, más bien, que nos ha impuesto. Arrastra con trabajo unos vocablos o empújanse, apretadas, las ideas.

Claras, brillantes, unas. Turbias otras. Uno rechaza, acepta, selecciona, elimina y agrega más palabras y dice "No está mal". Quizá un instante piensa que está muy bien, mas dura poco.

La impresión impactada era tan densa, poderosa y precisa, aunque confusa

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en la manera, el cómo uno expresarla ... No es justamente así como quería

uno apresar aquello que sentía ...

Es más bien de otro modo ... algo distinto, n1as no cae en cuál es concretamente.»

Están todos pendientes de mi voz. He disparado al centro de la diana, al punto de contacto, en el que todos en mí se reconocen. Hasta Bruno:

-«No ha servido el esfuerzo. Ha sido inútil

el dolor que ha costado generarlo. Pero era, en realidad, indispensable. Se volviera uno loco de no hacerlo.

Y tranquilo descanso halla la mente.

Hasta que un nuevo poema se presenta como una enfermedad, tumor maligno, como un grano de pus en el espíritu que se ha de reventar para curarse.

Quizá no es otra cosa la poesía sino una profilaxis del cerebro:

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limpiarlo de su exceso de energía, para evitar así que uno enloquezca».

Pagamos cada cual lo suyo, como está mandado cuando falta Adrián, y nos abrimos paso hacia la calle.

Un airecillo fresco da en el rostro. Estamos caminando poco a poco. Pasan por nuestro lado cinco chicas menudas y risueñas, que regresan de una escuela nocturna con sus libros. Nos miran, cuchichean y se ríen.

Vemos cómo se alejan. Diego explota: -«La mujer es buscona esencialmente.

Como busconas obran casi todas en público: la novia, amiga, esposa ... Con pareja o sin ella lo demuestran. Es una tradición, llamada instinto, que hay en cada mujer e impele, incluso, a desear ser buscona a la más casta».

No acaba de entender el pobre chico que es algo corrientísimo encajar el amor malogrado o 'rechazado.

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Es bueno conversar con la otra gente. Saber de ella, qué piensa, qué desea, qué siente. Descubrir cómo es realmente. Su pequeñez entonces se evidencia.

Y uno afirma la propia estimación,

su superioridad ante los otros. El trato con la gente hace adquirir confianza en uno mismo, pues comprueba

que el cansancio y desánimo que siente uno a veces y le hace flaquear, gana a los otros también, que es, pues, corriente en todo el mundo y no ha de preocuparse.

A ratos tengo dudas de mí mismo, de mi capacidad, de mi talento ... Mas cuando los comparo con los de otros, recobro la confianza en mi destino.

Félix propone inquieto:-«Hay que hacer algo.

Despertar interés en la poesía. Atraer la atención. Mas no sé cómo. Nadie debe saberlo por lo visto.

Y el mejor instrumento para el arte es, sin duda, el lenguaje. El más completo.

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El lenguaje lo es todo. Él es la síntesis de formas y colores y sonidos.

Tomemos la pintura, por ejemplo. Los vocablos describen ya, en sí mismos, el objeto que enuncian y recibe su representación total la mente.

Leer es contemplar miles de cuadros. Se puede ya observar con un vistazo al mirar distraídos una página. Unas pocas palabras: "casa", "ca1npo",

"mar", "salto", "satélite", "frescor", "muro" ... nos hacen ver paisajes incontables, percibir sensaciones, n1ovimientos.

Mejor que la pintura es el lenguaje».

Félix nunca hará nada en la poesía. Se empeña en dar relieve a nimiedades. Respondo a ilo que dijo él al principio.

-«No sé qué puede hacerse para que se interese la gente en la poesía. Lo buscamos los más! Lo hallará alguien.

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Por mi parte, yo ensayo otro sistema. Me aparto del estricto clasicismo cargado de lirismo y de evasión de problemas concretos y acuciantes. Todo es divagación. Refinamiento.

El latido que lleva la metáfora. La emoción al temblor de una hoja de olmo. Sensibilidad pura, evanescente.

Aquí no pasa nada. El mundo es llano, arn1onioso y sutil, como una leve

brisa que se meciera en la obra poética.

Y me aparto, asimismo, del estruendo de múltiples imágenes, metidas con calzador: del jeroglífico estallido inusual del surrealismo buscando resonancias cerebrales.

Aunque lo he practicado mucho, creo que es hora de cambiar a otra manera.

Dejar los ismos, fuegos de artificio para el lector, por otro modo más comprensible. Acercarle la poesía

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de manera que entienda, claramente, el poema y lo disfrute en la belleza

que el poeta, para él, recogió en sus versos. Aquí es de obligación citar a Lope de Vega y su consejo o su disculpa. O ambos: "puesto que el vulgo paga, es justo hablarle en vulgo para darle gusto."

Y al vulgo es a quien hay que dirigirse para hacerle gustar de la poesía.

Para él hay que escribir. Para nosotros

ya lo hemos dicho todo hasta el cansancio. Es como contemplarnos en espejos múltiples que reflejan nuestra imagen interior en figuras diferentes.>>

-<<Teorizar es muy fácil. Lo dificil -Eduardo me ironiza acalorado-es arribar al punto donde accede la comunicación. Nada no vale la intención, sólo cuenta el resultado.>>

-<<Yo recorro-concreto algo irritado­las zonas más oscuras de nuestro ego,

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con total libertad. A lo que salga. No ünporta cuán tortuosas se revelen.

N o debiera haber hablado de ello hasta tenerlo todo terminado, mas ya que la ocasión se ha presentado ...

Poesía es la belleza de expresión.

Tanto caben en ella, por lo tanto, los temas agradables, cual los temas desagradables. Basta que sean dichos de una manera bella, pues la estética, no la ética, es función de la poesía.»

Empecé a trabajar en algo de eso. Es <<Iniciación al asesinato» el título probable. Acaso sea

<<Estética del mal». Ya lo veremos. -<<No sonará sincero»-arguye Eduardo. -<<Tendrán sinceridad los personajes, pues dejo que se expresen sin reparos, liberando su instinto de prejuicios.>> -<<Hay que tener en cuenta a la censura.»

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-«La censura desdeña la poesía si no es de claro indicio subversivo. Saben bien los censores que su público se limita al puñado de los poetas.

Cuando queráis os hago una lectura de los que tengo escritos.»-«Esta noche podríamos hacerla-acepta Félix-. En casa de Dorita. Y hasta, acaso, pueda estar también Marta, si tú llamas antes de que termine su trabajo.

Como aquella otra vez que fue estupendo.» Entro en el bar de enfrente del Palacio de la Música y voy hacia el teléfono.

De Dorita consigo cuanto quiero. Es ya mujer madura que ha tenido, en su vida anterior, a muchos hombres

y está loca por mí, tahto que siempre hallo un billete grande en el bolsillo del pantalón, después de haberla amado.

Me propuso, una vez, vivir con ella. Se pone al receptor.-«¿ Te enojaría -consulto-que esta noche me presente con algunos amigos en tu casa

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para leer unos poemas?>> Ni siquiera espero su respuesta.-«Si es posible procura que esté Marta. Le gustó al jovencito, a Félix, ya tú sabes.>>

-«Pero después te quedas tú conmigo>> -condiciona tiránica Dorita. Asiento y cuelgo, alegre, el aparato. Al grupo que me aguarda ante la puerta digo-«Resuelto>>. Y le hago un guiño a Félix que se ha puesto muy serio de repente.

Tendrán una sorpresa al conocer mis nuevos poemas. Son excepcionales los temas y la forma en que los trato. Son tan originales como audaces.

Quedarán sorprendidos al principio, perplejos y asombrados de mis textos, para acabar al fin estupefactos. Se maravillarán de mi talento.

Sin contar con la bomba que reservo para el final. Un poema inédito. Lo que nunca ha hecho nadie en la poesía a pesar de los siglos transcurridos.

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Es indudable. Soy de todos ellos el mejor. Es posible que el mejor

de todos los de mi época. Y, tal vez, llegue a ser el mejor sin contar épocas.

Llegamos al Palacio. En el vestíbulo hay varios policías vigilando o intentando colarse sin pagar como es prerrogativa de su oficio.

Bruno y Félix se juntan con Eduardo y Diego, rezagándose apiñados, mientras yo me distancio y doy mi entrada. Voy por delante de ellos. Como un símbolo.

Cuando escuchen después mis nuevos poemas quedarán deslumbrados por mi genio. Lo reconocerán sin duda alguna. Esta noche l;¡ vida es muy hermosa.

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IV

DIEGO

N o debería estar con mis amigos. Mejor fuera estar solo, preparando una nueva obra, un nuevo poema ... Hacer

algo, ocuparme en algo que me absorba tanto, que en nada piense sino en ello.

Si voy al campamento de Milicias el año próximo, tendré ocasión de dispararme un tiro y acabar de una vez para siempre con mi vida. Así me libraré de tu recuerdo.

Hay que reconocer que, de verdad, es muy grande el poder de la mujer sobre aquel que la quiere intensamente. Para hacerle feliz o desgraciado

le basta una sonrisa o un desprecio. Un contacto furtivo o una mirada le embriagan de placer y, acto seguido, si ella elude el contacto o la mirada

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le hacen sentir inmensa desventura.

Dispone de su vida, por entero puesta a disposición de sus caprichos. El hombre aguanta mucho. Lo soporta todo de la mujer a la que quiere.

El hombre lo perdona todo, menos una acción que él estima impermitible. ¡Y había de ser ésta la que hiciste! ¡La única justamente imperdonable!

Y o quisiera escupir ante tu paso, haciéndote así ver que te aborrezco. Y quisiera abrazarte, acto seguido, mostrándote el amor que por ti siento.

Rechazarte, indignado, si vinieras y aceptarte anhelante al mismo tiempo. Insultarte, humillarte, abofetearte ... Y decirte enseguida que te quiero.

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Alguien dijo algo así como que el odio, al negarse al amor, el amor prueba;

que es la forma de amar, seguir amando, cuando el amor no acepta el ser querido.

El odio y el amor por ti se aúnan tan juntos, que yo esquivo el enfrentarte. Cualquiera de los dos que apareciera, arrastraría al otro al poco rato.

Debes estar contenta. Si deseabas que la vida encontrara aborrecible, lo conseguiste bien. Odio la vida y sufro lo indecible con tu ausencia.

Subimos la escalera que conduce

al patio de butacas. Voy tras Claudio, Félix y Eduardo. Bruno habrá quedado hablando de Ausias March en cualquier sitio.

Quizá fuera mejor no haber venido, pues me expongo a encontrarte en algún lado. Te gustaba asistir a los conciertos a exhibir tu belleza bien vestida. Y dos veces vinimos los dos juntos.

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No te veo, no obstante, en los pasillos ni, al entrar, en la sala tenuemente

oscura y silenciosa. Hay media entrada. Sospechaba que hubiera aún menos público.

Debiera suicidarme. Mi existencia sin ti, no tiene objeto ni sentido. Ejecutarlo hoy mismo. No esperar mi ingreso en las Milicias. Mi suicidio

te dejará perpleja, acongojada,

sin acertar a creer la triste nueva. Llorarás abrazada a mi cadáver pidiéndome que vuelva a ti, a la vida. Quedaré indiferente. Estaré muerto. Tú serás la culpable de mi muerte.

Tus súplicas y lágrimas en vano buscarán reparar lo irremediable. Ya será demasiado tarde entonces. A lo mejor te quitas tú, asimismo, la vida al comprender cuánto me amabas.

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j Y o quiero que me quieras! Y o te quiero. Y no estoy preparado a ir sin ti, solo, por la vida. No puede ocupar nada el lugar a mi lado que era el tuyo, que es todavía el tuyo, que será,

aunque nunca te acerques, tuyo siempre.

Jamás consideré que habría, un día, de prescindir de ti. Tú me querías. No pensé hasta perderte, como es obvio, si podría vivir sin tu presencia. Y no puedo vivir sin tu presencia.

Cuando leas un libro en que se narre la historia de un amor que fue imposible, si me has querido, acudirá a tu mente mi recuerdo y mi amor, como buscándote. Y sentirás tristeza. Y o la siento.

Al oír una canción en que se cuente la historia de un amor que fue imposible, si me has querido, acudirá a tu mente mi recuerdo y mi amor, como esperándote. Y sentirás tristeza. Yo la siento.

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Al ver una película que exponga la historia de un amor que fue imposible, si me has querido, acudirá a tu mente mi recuerdo y mi amor, como aún amándote. Y sentirás tristeza. Yo la siento.

Si traslado al papel mis reflexiones será desolador su resultado. He de ser comedido al discurrir y estudiar la emoción que experimento.

Tengo que ser sincero, pero ecuánime también, aunque me cueste. Acostumbrarme a que sea objetivo el pensamiento.

De otro modo caeré, sin duda alguna, en la ramplonería, afectación ... en la exageración de los mediocres.,

He de cribar, por tanto, el sentimiento de lugares comunes y vulgares. Hay siempre otra manera de decir lo que debe ser dicho bellamente.

N o lo consigo bien y caigo, a veces, en lo que he de evitar a toda costa.

Confundo lo sencillo con lo fácil y a lo fácil me acojo por más cómodo.

Quisiera que finísima poesía aprehendieran mis poemas. Casi el hielo bordearan las palabras y en su centro latiera la emoción que transportaran.

Mas en letra. de imprenta el poema pierde expresión, emoción y resonancias. Se le escapan vivencias subjetivas que uno veía unidas a los versos.

En vez de mejorar, con el cuidado de una presentación más esmerada, los poemas se empobrecen. Es patente la escasez o el exceso .de adjetivos, el rudo peso muerto, inexpresable,

de vagas conjunciones y pronombres, el monótono .adverbio dormitando aburrido entr.e los endecasílabos y la mala elección del sustantivo o su distribución desa.certada. El verbo, que es la acción, lo salva en. parte.

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En la letra de imprenta el poema adquiere una forma distinta a la que muestra en la escritura a mano, incluso a máquina. He de tenerlo en cuenta cuando escriba.

Tengo que ser un buen poeta. Estoy seguro de que yo puedo hacer obra importante.

Y o me creo capaz. Sé que podría explicar. .. no sé qué. Una emoción que mi sangre apresura cuando surge.

Pero no alcanzo a hacerlo. No sé cómo

descifrar el murmullo que percibo. No atino a interpretar claro el mensaje. N o distingo el color que manifiesta.

No consigo escuchar su cierta música. ¡Y están en mí presentes ese instante!

Pienso en ti demasiado ¡Eres tan bella! N o logro concentrarme en la poesía. Ni acabo de entender que te he perdido,

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pues sabíamos ambos, ciertamente, que sí era nuestro amor correspondido.

El amor no requiere de palabras para hacerse entender que ama. Los dos que se aman lo comprenden sin decirlo. Saben cuando su amor es compartido.

Pero son las palabras necesarias para que el amor llegue a realizarse. Sin ellas no es posible unir los cuerpos.

Las palabras disuelven los enfados, la incomprensión, el gesto equivocado o interpretado mal... Son necesarias.

Sin ellas el amor corre el peligro de distanciarse, abriendo enormes grietas sin justificación, inexplicadas.

Y el silencio es a veces insalvable. Cuando es muy prolongado no aparece la palabra capaz de superarlo.

Debíamos, los dos, haber hablado. Hablar más del amor que nos teníamos,

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del que ambos nos tenemos todavía. También se necesitan las palabras.

N o nos hablamos ya. Ni ya nos vemos. Mas si me hablan de ti, yo experimento angustia y alegría. Es comprensible que me agobie la angustia al comprobar que no soy necesario a tu existencia, que sigues bien sin mí, que no me quieres.

No entiendo que me gane la alegría cuando suena tu nombre. Tu figura, tu sonrisa y tu voz, en ese instante,

se asoman al sonido de tu nombre, para que yo le vea nuevamente y de nuevo desee estar contigo. ¡Y tú estarás con otro! Mientras pienso que te amo y que te adoro, estás tú, en cambio, cediendo complaciente al amor de oiro.

No quiero pronunciar ni el nombre• tuyo y al abjurar de ti, por no nombrarte, profiero «Esa buscona», mentalmente,

por no darte un epíteto más fuerte.

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No he alcanzado a entenderlo todavía. ¿Por qué me produjiste mal tan grande? ¿Cómo te hiciste repentinamente, por tu madre lo supe, novia de otro?

Tú no me has dicho nada. Y o tampoco te he hecho la pregunta. ¿Por qué hablarte si sé que no has de ser ya nunca mía? Ahora no servirían las palabras.

Aunque tú me dijeras:-«Yo quería darte celos, probar cuánto me amabaS>>. De nada serviría lo que habláramos. Aunque tú me dijeras:-«Yo deseaba

mostrarte que me quieren también otros,

pero tú eres el único que yo amo». De nada serviría ahora. De nada,

No podría aceptarte. Es que no te amo. De amarte te aceptara, es evidente. Acaso te ame un poco, pero en breve te olvidaré. Olvidar es facilísimo.

Ya te estoy olvidando. Ya no pienso

tanto en ti cual pensaba hasta hace un tiempo.

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Es normal que suceda así. El instinto de conservación quiere que te olvide.

Me volvería loco de otra forma o me suicidaría. No es posible vivir con tu recuerdo. En consecuencia, te olvidaré algún día. Quizá hoy mismo.

N o es, no obstante, creíble. Tú eres todo. Llenas mi pensamiento por completo. Estás en mí presente cada instante. ¿Y ha de llegar el día en que tu imagen no aparezca siquiera en mi memoria?

Y esta tribulación y desventura, que me envuelve al pensarte en otros ·brazos,

otorgando caricias que eran mías, que debían ser mías solamente, ¿llegaré a no tener en mi recuerdo?

Y o, un hombre, Diego, sufro por tu ausencia.

No está mal. Once sílabas. Tendría que escribirlo después, para acordarme. «Yo, un hombre, Diego, sufro por tu' ausencia,

estando en el Palacio de la Música, oyendo un recital que no me importa,

con amigos que siento siempre lejos ... »

Félix se ha levantado del asiento

y gesticula hablando con un chico desconocido. Algún amigo suyo no conocido nuestro, pues ni Claudio ni Eduardo le saludan. Echo en falta

a Bruno. De seguro se ha marchado, dolido porque Albéniz y Granados, gustaran de Madrid y de Sevilla, en vez de limitarse a Cataluña.

Admito en mi favor, que me comporto con ellos cual si nada' me ocurriera.

En la tertu!d expreso habitualmente, cual los otros, ideas y proyectos para que no me noten preocupado, pendiente de ti siempre, a todas horas y se burlen de mí o me compadezcan.

Procuro introducir, incluso, algún asunto que levante la polémica.

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Mas también me fatiga esa tensión de ocultarte y tratar de otras materias,

cuando exclusivamente tú me importas.

No veo solución a mi problema sino es el concentrarme en la obra poética.

Tengo que concentrarme en la obra poética.

Escapar del amor a la poesía y salvarme escribiendo una obra maestra.

Siempre ha sido escapismo la obra de arte. Un cerrarse en sí mismo para huir de alguna situación desesperada;

de algún conflicto interno o de un h<,>stil medio externo agobiante, intolerable. Escribiré, sin duda, una obra maestra.

Causarás sensación en todo el mundo. Lamentarás, entonces, que mi nombre no vaya junto al tuyo por la vida.

Yo haré ver que te ignoro por completo. Con displicencia o breve cortesía,

te saludaré. Serio. O con desprecio.

Quizá con altivez. Reproche acaso. Tengo que decidir cuál actitud es la justa a tomar, llegado el caso.

Reconozco Goyescas de Granados. La escuchamos los dos un día mágico, en este mismo sitio, por la Orquesta Mui:ücipal de Barcelona, en sus conciertos matinales del domingo.

Fue la primera vez en salir solos.

Y o te cogí la! mano unos instantes, con precaución y tú me la dejaste brevemente en la mía, abandonada. Me resulta imborrable ese momento y cuanto deducí de ese contacto.

N os agradaba estar juntos, paseando o tomando un refresco en algún bar.

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Hablábamos. Tú hablabas mayormente de las intrascendencias cotidianas.

Y eso es signo propicio en el amor.

-«Somos buenos amigos-tú evadías

para justificar nuestro frecuente trato-. Y la amistad es lo más raro de alcanzar entre sexos diferentes.>>

-«Amistad amorosa>>-yo te ampliaba

y aceptabas el término risueña.

Y o alardeaba de mi obra, de las muchas renuncias que le exige a uno la gloria. El hogar, la mujer, los hijos luego, quieren ser lo primero. Hasta pretenden ser lo único importante y se apoderan del tiempo necesario para la obra.

Tú escuchabas, muy seria y comprensiva, estos razonamientos. Te admiraban -«Me gusta tu franqueza>>-comentabas.

Y me mirabas tierna y dulcemente sabiéndote capaz de invalidar mi firme exposición de las renuncias.

Te regalé el Tú y yo, de Géraldy, Ornar Kayam, el Dafnis y Bilitis, otros libros de amor y algunos poemas en los que describía tu persona y el impacto que hacía en mis sentidos. Todo marchaba bien entre nosotros.

Te dediqué el soneto «Ballerina», que me quedó muy bien en octosílabos, por tu gran afición al ballet clásico.

Ausentes nubes de frío irradia tu perfil breve. Siembras el aire de nieve al agitar tu atavío.

Bebe tu cuerpo el vacío en un lento abrazo leve. Lo frágil de tu relieve consúmese de extravío.

Abandonas las orillas bostezadoras del sueño alzándote de puntillas.

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Llama de fijo diseño, llanto que en tus manos crece

en tus manos se adormece.

A lo mejor las cosas son distintas a como las estoy investigando.

Tal vez deformé ya los reales hechos, de tanto darles vueltas en la mente.

¿Y si nada se hubiera producido a como lo analizo e interpreto?

¿Y si fuera más simple y vulgar todo? ¿Y si, sencillamente, tú aceptaste al otro, porque viste en él más cerca

la posibilidad de matrimonio que, acaso, en mí veías_ más lejana? Pudo haberte inducido esto a aceptarle.

El afán primordial de la mujer, es casarse, tan pronto como pueda. Al amor antepone el matrimonio.

No repara en obstáculos, ni indicios que indican, claramente, el gran desastre

que puede motivar su decisión.

Las graves consecuencias para aquel que la ama y no la obtiene: para el otro que ella no ama y acepta por esposo: para ella misma, incluso, en el futuro.

Quizá esto es la clave. O no lo sea. No sé por qué ocurrió. Cómo, tampoco.

Mi corazón me dice que me quieres y el corazón no puede equivocarse. Si analizo tus actos hallo pruebas seguras de que tú me amaste siempre.

Aun los gestos adversos que mostraste, interpreto cual signos favorables de interés y querencia por tu parte para que decidiera nuestra suerte.

Eran como el aviso del peligro, de mi riesgo a perderte, al no aplacarlos. Es un signo también muy favorable el que a otw tú eligieras. Debe serlo.

No es mi razonamiento justo y lógico. Si tu actuación negativa la interpreto con1o una afirmación, tendría, entonces, que hallar cual negación la afirmativa.

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1" 111

La manera de obrar de una persona no es siempre la expresión de su deseo.

Su actuación nos engaña muchas veces. Tus actos no mostraban, pues, a tu alma.

Si el corazón, por tanto, a la actuación toma de referencia para el juicio y los actos engañan muchas veces, él puede, en consecuencia, equivocarse.

' Esta es la explicación, sencilla y diáfana, como toda verdad irrebatible.

Por simple y evidente, no tomaba en consideración el real indicio.

·El no haber insistido yo incansable, el haber aceptado tú el amor de otro,

por tu lado, y ninguno de los dos haber hablado al otro desde entonces,

es prueba concluyente. Sí, ninguno de los dos de verdad quería al otro.

Era una simpatía intrascendente la atracción que sentimos algún tiempo.

144

1

¡Y que paso sin ti, tranquilamente, hasta la saciedad lo estoy probando!

Aplaude todo el mundo. La pianista saluda varias veces. Yo musito aplaudiendo:-«Es muy buena». A mis amigos.

Nos dirigimos todos, agrupados, al salón de fumar. Algunos prenden, aun antes de llegar, los cigarrillos.

Dejo que se distancien unos pasos. Hablan del recital seguramente. Miro con precaución hacia la sala.

Con rápida mirada sigilosa. Pero tú no apareces. Y me alegra el que no hayas venido. Y me entristece.

Duele mucho la ausencia. Es horroroso amar y no tener al ser. amado.

Lo experimentarás, también, un día. Ahora serás feliz, posiblemente,

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¡¡¡

al ver que eres capaz de producir tanto dolor-amor-como el que siento.

No te inquieta que falte de tu lado. Tú sabes que yo te quiero y que yo sé que tú también me quieres. Crees, por tanto, que volveré a tu lado nuevamente.

Mas no regresaré nunca a tu lado. Y así hacer mi desdicha te ha costado más de lo que previste: Es algo atroz amar y no tener al ser amado.

Duele mucho la ausencia. También tú un día lo sabrás. Te compadezco.

El salón de fumar está muy lleno. Te busco entre la gente, con cautela,

pero no te descubro en ningún grupo.

Fingiendo distracción e indiferencia, decido irme por fin con mis amigos, con semblante aburrido, pero tenso.

La esperanza de verte y de no verte-y el temor de encontrarte y no encontrarte,

1

gozo y defraudación al mismo tiempo, mi corazón agitan. Y, de nuevo,

con una rauda ojeada en torno mío,

vigilo si percibo tu figura.

No la distingo. Ahí, junto a la puerta estuvimos un día mucho rato,

hablando de Tchaikovski. Una muchacha, vuelta de espaldas, ocupa aquel lugar. Es esbelta. ¡Eres tú! No, no eres tú.

Tanto deseo y temo nuestro encuentro que a veces me imagino que otra chica eres tú. ¡Mas sí eres tú! Volviste el rostro.

La vista a otro lugar desvío al punto. Tal vez me .estás buscando, tú, asimismo. ¡Qué bella sigues siendo y qué elegante!

No. No te miraré. De hacerlo habría de escupir con desprecio ante tu paso. Finjo estar absorbido por lo que hablan mis amigos.'No acabo de centrarme.

Sé que tú estás aquí,' cerca de la puerta. Debes ya· haberme visto: haberte dado

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cuenta que no me importa tu presencia; que sé que estás aquí, mas ni te miro.

Disimuladamente echo un vistazo al sitio en que se erguía tu silueta.

No he podido evitarlo. En un descuido he encontrado tus ojos un instante. He apartado enseguida la mirada y te he vuelto la espalda lentamente.

¿Qué decían tus ojos? ¿Qué querías decirme en la mirada? Allí no había la conmiseración, piedad, reproche ... Tampoco una sonrisa de alegría.

No era un mirar sereno, indiferente ... No era el resentimiento ... Mas, no obstante,

quizá resentimiento hubiera un poco y un poco de desprecio y de reproche.

Tal vez no hubiera nada, si analizo. Sólo un mirar fugaz, algo enigmátiGO, de firme seriedad. Yo no lo entiendo. ¡Yo no entiendo el lenguaje de tus ojos!

Me engañó ya otras veces tu mirada. No sé lo que tú quieres expresarme,

ni si algo de mí pides, con certeza. De ser así lo entendería claro.

No. No te miraré ya nuevamente. Jamás te miraré. Voy a olvidarte. Aliado de otro estabas. Él no importa. No importa si uno o ciento van contigo.

Lo que importa es que nunca seré yo el que vaya contigo, acompañándote. Y a es demasiado tarde. Ahora ya es tarde. Aunque tú lo quisieras, yo no quiero.

Tienes alma de puta. Es evidente tu vocación moral para ese oficio. Toda mujer es puta:esencialmente. Tú eres mil veces puta, la más puta,

putísima, recontrarreputísima, pelandusca, ramera,· prostituta, buscona, horizontal, peripatética, golfa, zorra, perdida, mujer pública ... Eres muy apta para esta carrera.

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Toda mujer es apta y la practica.

N o le importa no amar a quien desposa, a aquel que la mantenga, aun sin casarse, el amor vendrá luego en otros hombres. No le importa querer a uno y meterse en la cama con otro al que no quiere.

La mujer es buscona esencialmente. Y tú eres más buscona que las otras. Por eso no me importas. No te quiero. Me deja indiferente lo que tú hagas.

Retornamos al patio de butacas.

Por fortuna no tengo celos. Y eso indica que no te amo. No me aflige si vas con este sólo o vas con ciento. La indignación la siento contra mí,

porla imbecilidad de enamorarme de una muchacha estúpida como eres. La más vil, repulsiva y corrompida.

La de alma más indigna y despreciable,

eres tú. No mereces ser amada.

Y además hay muchísimas más bellas que mi amor desearían anhelantes.

No hay razón de sentir celos, por tanto.

No he de pensar en nada: dejar limpia la mente de inquietudes y recuerdos. Apartarlos a un lado con firmeza: no permitir que asomen tan siquiera.

He de pensar, por ello, que no tengo que pensar en nada. Quiero, de este modo, mantener bien fijado el pensamiento en la abstracción mayor, máxima: nada.

<<Estoy pensando en nada en este instante>>, tengo que repetirme una vez y otra. <<Estoy pensando en nada.» <<Estoy pensando en nada.» <<Estoy pensando ... » en ti, de nuevo.

-<<Si esto es lo que querías, ya lo tienes -acaso te dirás injustamente o quería avidarme tu mirada-.

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¿Qué hemos de hacer ahora? ¿Qué decides? ¿He de seguir con él o al fin regresas

a mi lado a buscarme y ser felices

para siempre, viviendo los dos juntos?

La culpa tienes tú de lo ocurrido y lo que está ocurriendo. Y si no vuelves pronto, me perderás ya para siempre.>>

Acaso, injustamente, pienses eso.

Quizá no te das cuenta que el amor, nuestro amor, ya lo has hecho tú imposible.

Si rompieras con ése de inmediato .. . Si tú te mantuvieras lejos de otros .. .

Si a nadie tú aceptaras, a pesar que nada yo dijera y nada hiciera para acercarme a ti, durante un tiempo ...

Quizá volviera, enton·ces, a buscarte. No me atrevo a afirmarlo. No es seguro.

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Nada ahora fuera igual a como hubiera sido. La limpidez de nuestro amor empañaste de modo irreparable.

Eres una buscona, es evidente, indigna, horizontal, peripatética,

corrompida, ttna golfa despreciable ...

Aunque tú lo hicieras por darme celos no puedo perdonarte. Yo debía tenerte sin que hubiera ningún otro

después de conocernos y los dos saber que era amor mutuo el amor nuestro.

No debo perdonarte esto. Compréndelo.

La mujer ha de ser vencida a costa de tesón y de esfuerzo y tolerancia, hay quien afirma enfático y rotundo.

Ha de ser requerida y conquistada cual si fuera 1un trofeo codiciable. No se ha de 1reparar en ningún medio.

Todo está permitido: adulación, el engaño, la súplica,. amenaza, humillación ... El fin 'es conseguirla.

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No se la debe dar otra importancia. Es un trofeo sólo que se entrega, que ha de pertenecer, a quien la gane.

No importa lo anterior ni lo futuro. El momento presente es el que vale. Después ... No hay un después. Sólo el presente.

Comprendo que es así, que de este modo

se logran resultados. Se la vence.

Aunque ella a uno no quiera a uno se entrega.

Se rinde a la eficacia del sistema. Entiendo que haga de ser de esta manera

cuando uno la desea para el juego, o el entretenimiento del amor. O cuando ella tampoco a uno le quiere.

Mas siendo el amor mutuo el amor nuestro,

no debiste arriesgarte de este modo para que yo accediera al amor tuyo.

Quisiste ser trofeo, has de quedarte, pues, no con quien querías, con quien no amas.

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Si todas son así ... Si de este modo incomprensible y vil ellas se portan .. . Si todas son infieles e inconscientes .. . ¿por qué, pues, no te acepto, pese a todo?

Si todas son así. .. no encontraré otra

mejor que tú. Lo procedente fuera quitarle trascendencia a lo que has hecho. Y ¿por qué no te acepto, pese a todo?

Si todas son así ... Si las demás me harán cuanto me hiciste tú, asimismo, ¿por qué a ti no te acepto si a las otras no querré jamás tanto como te amo?

¿Qué has hecho tú de mí? ¿Qué estas haciendo conmigo? Y ¿por qué causa tus acciones me hieren y me indignan y me abaten?

¿Cómo aflicción tan grande me produce que prescindas de mí, que de tu vida me apartes cual si no me conocieras?

Hay miles, hay millones, de muchachas que prescinden de mí, ,que no conozco y que obren de este modo no me importa.

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Page 78: Fonollosa, Poetas en La Noche

¿Por qué te alzaste tú delante mío, si eran nuestros caniinos diferentes?

¿Por qué te quiero tanto si no quiero

quererte? No lo quiero. Pero te amo, te adoro a pesar mío, pese al daño que sigues infligiéndome, implacable.

Me duele el corazón tanto, que a veces yo quisiera gritar. Pero no sale el grito de mis labios. Queda adentro

corriendo incontrolado por mi sangre. Y quisiera llorar. Pero no hay lágrimas en mis ojos. Se quedan también dentro,

desconcertando al alma, acumulándose la emoción contenida, como un peso que casi el respirar me dificulta.

Mas aprieto los dientes fuertemente y contengo el impulso, con firmeza. No mereces que llore por ti, nadie.

- j

Tengo que estar enfermo. Es indudable. El odio, indignación ... Acto seguido una gran depresión y hondo desánimo ... El malestar constante y pesadumbre ...

Son signos evidentes .. No es posible que esta angustia constante: esta opresión como si el corazón fuera estrujado, cual si faltara el aire a mis pulmones ...

Tengo que estar enfermo. Este dolor es fisico. Por tanto, algo le ocurre al cuerpo. N o es el alma. N o es posible que el amor malogrado duela tanto.

Si a ese que va contigo le matara ... Nada resolvería si no pienso aceptarte jamás. Buscarás otro.

Si te matara, a ti ... N o, la existencia sin tu presencia fisica en la vida no tendría sentido. Ahora lo tiene.

Porque aunque tú me faltas, mientras vivas hay posibilidad de que el amor, que tú hiciste imposible, se realice.

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11:'

''·

Prefiero que mi ausencia de tu lado te atormente, al saber que otras poseen

el amor que tenía que ser tuyo.

También así creerás que, mientras viva, hay posibilidad de que el amor, que tú hiciste imposible, se realice.

Que hay posibilidad, porque los dos estamos en la vida, aunque distantes ambos nos encontremos. De este modo

te hará daño la espera de ese día. -«Tal vez mañana .... >>-te angusties cada noche. Mas yo ahora haré imposible el amor nuestro.

Has llevado las cosas ya muy lejos. A un punto irreversible, sin retorno. Y tendrás que sufrir las consecuencias.

Es mejor que me marche. A la salida te apenará buscarme inútilmente. Te dolerá saber, de modo claro, que puedo prescindir de tu presencia.

No te veré ya más. Voy a olvidarte.

No pensaré jamás en ti de nuevo.

Voy a preparar ahora una gran obra. Me dedicaré a un nuevo poema. A hacer algo,

ocuparme en algo que me absorba de tal modo, que pienso sólo en ello.

¿Cómo era aquella idea de hace un rato? Yo, un hombre, Diego ... A ver si lo recuerdo. No era así. Quizá <<sufro por tu causa mientras voy al Palacio de la Música con amigos que siento siempre lejos ... ».

No era así tampoco. Si hubiera, entonces, fijado en la memoria el primer verso, arrastraría, él mismo, a los siguientes. Seguro que un gran poema se insinuaba en los endecasílabos aquellos.

<<El largo tiempo de no estar contigo ... deambulando en la calle, sin objeto ni sentido ... », y ¿qué más? Es una lástima

que no lo transcribiera. Era tan nítido. Y estaba casi prácticamente hecho.

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«¿Y o, un hombre, Diego, sufro por tu causa ... >> No me gusta el principio. Ha de ser otro.

No suena nada bien. Es una pena que no tomara apuntes. Me figuro que lo he perdido irremisiblemente.

Y expresaba tan bien el desamparo y la soledad terrible en pocos versos ... Con voz firme declaro a mis amigos, decido:-<<Me marcho». Sufrirás al no verme otra vez a la salida.

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EDUARDO

-«Me marcho>>-nos repite otra vez Diego. Por lo visto no quiere oír más música. -<<No te vayas-deslizo yo en voz baja-.

Recuerda que tenemos que ir, después del recital, a casa de Dorita. Claudio nos va a leer sus nuevos poemas.

No le parecerá bien que no asistas.» -«No me enteré de nada>>-gruñe Diego, mas sigue en;la butaca, ensimismado.

Me agrada que la música me arrastre, con los vivos colores del sonido , a una orgía de ritmos y de frases melódicas, que lleven a mi espíritu a olvidarse de mí con sus acordes.

La mente así se limpia y se libera de las preocupaciones cotidianas.

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«¿Y o, un hombre, Diego, sufro por tu causa ... » No me gusta el principio. Ha de ser otro.

No suena nada bien. Es una pena que no tomara apuntes. Me figuro que lo he perdido irremisiblemente.

Y expresaba tan bien el desamparo y la soledad terrible en pocos versos ... Con voz firme declaro· a mis amigos, decido:-«Me marcho>>. Sufrirás al no verme otra vez a la salida.

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-«Me marchm>-nos repite otra vez Diego. Por lo visto no quiere oír más música. -«No te vayas-deslizo yo en voz baja-.

Recuerda que tenemos que ir, después del recital, a casa de Dorita.

Claudia nos va a leer sus nuevos poemas.

No le parecerá bien que no asistas.» -«No me enteré de nada»-gruñe Diego, mas sigue en .la butaca, ensimismado.

Me agrada que la música me arrastre, con los vivos, colores del sonido , a una orgía de ritmos y de frases melódicas, que lleven a mi espíritu a olvidarse de mí con sus acordes.

La mente así se limpia y se libera de las preocupaciones cotidianas.

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Page 82: Fonollosa, Poetas en La Noche

Se sume el pensamiento en un sopor grato, como una droga para el alma, que despierta unos sueños inconcretos.

Observo a los demás. Claudio está atento al recital y Félix que, poco antes, se mostraba algo inquieto y preocupado, se arrellana tranquilo en el asiento. Diego en nada ha cambiado su aire absorto.

Son tipos algo extraños estos nuevos amigos que conozco hace un par de horas. Deseaba estar con ellos. Cuando Diego,

amigo ocasional en una fiesta, me habló de sus reuniones en el Términus,

quise asistir, formar parte del grupo.

He de relacionarme con los poetas de mi generación. Ser uno de ellos. Puesto que me dedico a la poesía he de hacer amistades literarias. Temí que no aceptaran mi presencia o me trataran como advenedizo.

Me han acogido bien. Hasta han tenido

unas frases amables por mis versos.

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-«Son muy buenos los poemas>>-dijo Claudio. Y la opinión de Claudio vale mucho.

Es quien promete más de todos ellos.

«Nunca criticarás a quien te elogia>>, es regla primordial de convivencia que he de tener presente en nuestro trato. El que me desconcierta un poco es Bruno.

Con Félix nos hablaba del pasado cual si fuera el presente. Mas calló cuando me extendí sobre el parecer de acceder la poesía al mayor ámbito.

Pero eso es accesorio. Me acogieron todos muy bien. Diría que hasta, incluso, la chica que se fue con' Adrián luego. Delia es su noinbre. Es bella. Es novelista, me dijeron. T~ndré que leer su libro.

-«Suenan como si fueran acertijos -opinó de mis poemas-mas revelan preocupación social, algo que falta en la obra realizada por vosotros.•

Ignoro en qué sentitlo lo diría, pues ninguna intención guía mis poemas.

Page 83: Fonollosa, Poetas en La Noche

Son hechos observados, que han llamado mi atención. Los describo simplemente.

Mis poemas han de ser la exposición del medio, del ambiente en que vivimos

y la perplejidad con que lo vemos. Cuesta mucho expresarlo en poesía.

Todo se desmorona en torno nuestro. Un nuevo mundo emerge y no sabemos,

todavía, qué hacer para adaptarnos a los nuevos hallazgos de la técnica.

¿Cambiará los conceptos de las artes,

de la filosofía, las ideas ... ? ¿O es un pequeño paso del progreso que ingenuos admiramos con espanto?

Lo que sí es indudable es que tenemos que dejar la constancia de este instante de desorientación, de incertidumbre, de angustia y desazón de nuestro tiempo.

La ciudad es la clave. Ella es la síntesis de la inquietud, conflicto y esperanza, que experimentan todos los humanos. La síntesis del mundo que habitamos.

El concierto termina. Los aplausos resuenan abundantes. Otra pieza

la pianista interpreta. Y después, otra, mientras nos vamos hacia el escenario.

Se nos acerca Adrián. Detrás de él, Delia aparece esplendente de belleza. Mi corazón da un brinco al divisarla.

Sólo una vez la he visto. Hace un par de horas. No habré hablado con ella cien palabras, mas me turba volver a contemplarla.

Es hermosa. Es esbelta y no muy alta, de mirada segura de sí misma.

Ella es ya, me recuerdo, novia de otro más apuesto, más rico e inteligente. Nunca lo dejaría por mí, pienso. Pero el corazón late apresurado.

Con una inclinación de su cabeza, tan linda, me saluda. Oigo que dice a Claudio:-<<Sí, no había ni un programa aceptable de cine y decidimos

venir a saludar a la pianista después del recital, como quedamos

Page 84: Fonollosa, Poetas en La Noche

hace días hacerlo ... >>. Félix coge mi solapa y me obliga que a él escuche. Tal vez me estaba hablando y yo no oía.

-«N o asombra, de verdad, que el hombre sea

la especie que domina. Es un fantasma, un no-natural hijo de sí mismo, vencedor de la especie que lo crea. Los humanos nacidos de los seres sin derecho a la vida: el enfermizo, el débil, inservible, los desechos ... engendraron a seres aún más hábiles, que se hicieron los dueños de la tierra.»

¿A qué vendrá este asunto de repente? Debe estar perturbado este muchacho. Pero él sigue, entusiasta, divagando: -«Poco a poco ocuparon suelo, mares ...

Y bajo su dominio, poco a poco, han ido sometiendo a otras especies:

vegetal, animal, mineral... Todas. A todas les impone el duro yugo.

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j.

El hombre las tortura, las obliga a servirle, agradarle y les da muerte.

Las fuerza a reclusión, máximo esfuerzo y aun su reproducción normal controla o ensaya híbridos, cruces a su antojo. Las acumula en campos, en corrales,

en viveros, en fábricas ... Vigila el montón de vida esclavizada porque no escape al fin que él las destina. Él cultiva su vida y la devora».

Intento desprenderme de la absurda deposición de Félix. Vanamente. Miro a Delia a hurtadillas. Me sonríe. Me gusta. Ella ha notado que me gusta y no le desagrada descubrirlo.

Se me ocurre una idea, de improviso. Según confesó a Claudio, ella pensaba ir al cine. No obstante, en poco tiempo cambió de parecer. ¿Y si yo fuera el motivo causante de este cambio? Pero Félix me fuerza a que le escuche:

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-«Somos los descendientes de los hábiles, hijos no-naturales de la especie que a la naturaleza hemos vencido. Su equilibrio vencimos, cuando menos. Por ello somos amos de la tierra».

Se nos han acercado Delia y Diego. Ella, sonriente, apunta maliciosa: -«Estáis muy enfrascados, dirimiendo quizá algo de importancia tremebunda».

-«A veces yo imagino-me sincero­que estamos empachados de leer tanto.

Hemos introducido demasiadas ideas en la mente en breve tiempo y bullen, hierven todas confundidas. No se han sedimentado todavía.

Y están sin madurar muchas entre ellas. Y o les pie.rdo la pista algunas veces.

¿Qué es básico en mi ser? Ha de haber algo

que verdaderamente sea mío. Algo original, único, que tenga un matiz propio, mío, en sus raíces.))

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-<<Igual que el cuerpo integra las sustancias -Claudia se nos agrega inoportuno y toma la palabra-que ha absorbido del exterior, también el pensamiento se elabora de influencias que recoge.

Entonces ¿los primeros que expusieron las básicas ideas existentes

' fueron ellos los únicos creadores? Ni siquiera merecen este mérito.

Las ideas estaban al alcance

de las primeras mentes que pensaron. Todos las contemplaban, las usaban, mas nadie recogíalas, por obvias.

Había otras tareas importantes: vivir es, por ejemplo, una tarea. Pero alguien aedicóse cierto día

a inscribir como propio el común uso el que fue una obviedad durante siglo~.

"Qué genio inteligente", se asombraron nuevas generaciones de lo escrito.

Lo que estamos pensando fue pensado mucho antes que existiéramos nosotros.>>

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Y o había pretendido presumir ante Delia. Exhibirle mi agudeza en la conversación. Y ha sido inútil.

Claudio ha cogido el tema que trataba yo y él lo desarrolla a su manera. Me ha desplazado al punto. Totalmente.

Pero Delia ha notado mi deseo de haber sido ingenioso y me lo premia con risa comprensiva de sus ojos.

-«Siempre ha querido el hombre superarse -va perorando Claudio tercamente-.

Y así se ha producido en todo tiempo un afán a lo nuevo, a lo no dicho, un sentir colectivo sin embargo, que han transcrito unos pocos individuos. Esos que conocemos como autores.

Las básicas ideas se han expuesto al revés, al derecho, oscurecido y aclarado el sentido. Y deformado. Es de veras curioso y divertido. La afirmación engendra negación.

Entre sí se invalidan. Y mezclando .ideas contradictorias en esencia,

irrumpen asombrosos resultados. Y lo que ayer fue cierto, hoy a la luz de un nuevo dato se demuestra falso.

Una nueva verdad así aparece que mañana hallará falsa otro dato.>>

Delia se prende al brazo de su novio. Mi rostro se ensombrece. Me domino y fuerzo una sonrisa en mi semblante. Ella ha notado al punto mi disgusto y la adivino alegre, en tanto Adrián acaricia su mano. Ella vigila si la observo. Yo miro hacia otro lado.

Si me recluyo en mí mismo, en mi mundo, no me siento, feliz. Pero es más fácil vivir en soledad que con los otros.

Sólo daño consigo cuando trato a la gente. Al estar solo no logro bienestar, pero evito que me hieran.

Page 87: Fonollosa, Poetas en La Noche

Me impido, pues, salir del escondite de mi vida interior. Fuera de él hallo

burla, desprecio, egoísmo ... Y me lastimo.

Y acabo regresando a él nuevamente. Desgraciado. No alcanzo a estar a gusto

ni con los demás ni conmigo mismo.

Apenas miro a Delia. Ella sí vuelve

su rostro algunas veces hacia mí. Recojo fugazmente su mirada.

La eludo. Se ha soltado ya del brazo de Adrián. Presta atención. La faz seria.

Y o finjo estar pendiente de la charla,

mas ni siquiera la oigo. Sí, me obligo

a mantener mis ojos lejos de ella.

No siempre lo consigo. Pero, rápido,

la vista yo desvío hacia otra parte, queriendo demostrar indiferencia.

Entreveo una idea para un poema:

Hay muchísimos matices .

muy raros en el amor.

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La más extrali.a aventura del amor, es el enfado.

Los ojos rehúsan mirar lo que más mirar desean

y se evaden por las cosas como si de pronto fueran

lo importante, cuando está su trascendencia en los ojos

aquellos que ellos evitan. Rehúye la mano el contacto de los anhelados cielos

y un libro coge, lo deja,

un vaso, un reloj. No saben

las manos qué hacer. Se encuentran huérfanas de su sentido,

porque es su razón de ser

la mano a la que se niegan. Y silencios y palabras

se esfuerzan en demostrar los reversos, los antónimos

que antes su desolación causaba, sólo al pensarlos.

Y ahora los callan, los dicen,

como si fueran verdad.

Porque en el enfado están

miradas, tactos, viviendo el amor amargo~ extraño,

de amar no queriendo amarse,

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Page 88: Fonollosa, Poetas en La Noche

de demostrar que rechazan lo que no quieren perder.

Quizá en endecasílabos resulte.

Si mis padres la vieran, opondrían: -<<Fuma, no te conviene. Es muy moderna». Mas mis padres jamás me han entendido. Según ellos, la chica ideal es suma

de cocinera, criada, de niñera ... Una buena muchacha, aun ignorante. El mío es diferente. Yo deseo una mujer bonita que tuviera

las mismas aficiones e inquietudes que tengo y compartirlas mutuamente. Delia es bonita y tiene inteligencia.

Pero ya está tomada como todas. Las mujeres que estimo interesantes están comprometidas o casadas con un hombre inferior al que merecen.

Incluso aunque posea, en este caso,

la familia de Adrián, bienes cuantiosos, es inferior a Delia. Ella merece a alguien mejor. Mejor que yo, asimismo.

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, 1

N u estros ojos se encuentran un instante, un intenso segundo, largo, rápido ...

Me pregunta:-<<¿ Me vas a querer mucho?>>.

-<<Te quiero ya muchísimo. Te adoro.»

-<<Yo te voy a querer también un poco., Aparta su mirada. Y o me quedo trastornado de gozo, anonadado.

Y o no sabía lo que era el ser mirado por ti. ¿Nos mira, acaso, la nube

que su blancura pasea? Llegar hasta allí, a tus ojos, me parecía imposible. Tus ojos debían ser para mirar sólo flores, n1úsica, cielos o nieve. Y, sin embargo, un instante

el dulce ver de tus ojos se detuvo aquí, en los míos,

mirándome a mí, mirándome. Desde entonces, yo deseo que me mires otra vez.

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Page 89: Fonollosa, Poetas en La Noche

Y a partir de hoy podré ya dar su nombre a la belleza

con sólo decir el tuyo. Ahora ya puedo juntar todos los anhelos míos en dos sílabas: tu nombre.

Ayer nada poseía que a ti te perteneciera. Hoy puedo besar tu nombre con mi boca, al pronunciarlo.

Vivir no es, en verdad, muy complicado. Entre todas las cosas que ambiciono una me atrae más que cualquier otra.

Si ahora me interrogaran, me saldría que lo que más deseo, en este instante, es que Delia me quiera. Es tan perfecta ...

Qué agradable sería saberme el elegido para ti, yo entre todos los que están a tu lado. Que ese desconocido,

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que soy para los otros, recogerá los besos que siembras en tu boca y mirará en tus ojos los cielos que tú habitas. Entonces lo diría ante las multitudes. Diría que tú me amas al viento y que él, gozoso, recorriera la tierra pregonándolo al mundo. Que todos conocieran aquello que yo mismo estimo un imposible: que a ese desconocido -yo-era a quien amas tú.

¿Y si Delia así actúa, pues le gusta que de ella se enamore todo el mundo?

Quizá por diversión ella me anima a que le muestre amor, a que la admire. Hay muchachas coquetas que así lo hacen.

No hay nada excepcional en mi persona. La complexión de Adrián es más atlética que la mía. Asimismo, si talento

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Page 90: Fonollosa, Poetas en La Noche

ella busca, el de Claudia es más brillante, en la forma, que el mío. No es, pues, lógico

que de mí se enamore. Mas, divago.

Sus miradas me dicen claramente que me encuentra agradable, que le gusto.

Afluye mucha gente al escenario. Delia está junto a mí. Roza su mano un instante la mía, casualmente.

Me siento estremecer a su contacto.

Ya no muevo nü mano, por si acaso vuelve al roce la suya. Quedo tenso. No retorna el contacto por desgracia.

Mi corazón palpita presuroso ante un hecho tan simple y tan corriente. Veo claro que estoy enamorado.

Sólo el amor da a las cosas su verdadera importancia. Una flor, un libro, un roce, son detalles trascendentes

que expresan lo inexpresable, oculto incluso a los mismos

que los dan y los reciben. Hay altos significados que no pueden alcanzarse en su trivial apariencia. Los captan aquellos que aman sin acercar a explicarlos. Los números, las edades, profesión, familia, son pequeños, molestos muros que entorpecen lo vital del amor: la flor, el libro, el roce ... lo trascendente.

Delia se me aproxima, cadencioso el lento caminar de su figura. -«Varios amigos dán una pequeña fiesta, en honor de nuestra concertista. ¿Quieres venir?>>-propone muy amable.

-«Me gustaría-objeto torpemente-.

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Page 91: Fonollosa, Poetas en La Noche

Mas quedamos con Claudia irnos después a hacer una lectura de sus poemas.>>

-<<Y a he hablado con Claudia. Está de acuerdo>> -refuta con un dejo malicioso en su risa y se aparta de mi lado.

A Diego que deambula, despistado como yo, le demando: -<<¿Es algo Delia más que novia de Adrián?». Él me contesta sin mostrar interés: -«Se acuestan juntos>>.

Aunque me lo temía, no esperaba esta revelación. Siento honda angustia y desesperación. Delia se asombra

de mi dura mirada. Interrogante me mira ella a su vez. Soy un imbécil. Nada debe importarme. Ella ya es de otro.

Mas la culpa no es suya, la defiendo. La culpa es del destino que ha tardado tanto, en ponernos a ambos frente a frente.

¿Cómo voy a exigir fidelidad preventiva? ¿Sabía quizás, ella, que un día irrumpiría, en su camino?

r8o

Tampoco he sido fiel, yo por mi parte, en mis actos pasados. Nuestra vida

ha empezado esta noche, al conocernos.

Soy en verdad estúpido. Razono como si ya estuviera decidido que ella me quiere a mí y que yo la quiero. Así de fácil todo. Soy imbécil.

Claudia se acerca a mí y me cuchichea: -<<Antes de ir a la casa de Dorita iremos a la casa de los Fábregas>>.

Dando mi aceptación por descontada se retira a avisar a Diego y Félix. No sé qué debo hacer, pero le sigo.

Salimos del Palacio de la Música

Se advierte' un movimiento policial poco disimulado, no ocultando

poner de manifiesto su presencia.

-<<Tenemos protección asegurada.>>

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Page 92: Fonollosa, Poetas en La Noche

-en voz baja se burla Claudia. Félix, con una seña, indica que se calle. Se mueve ahora nervioso, aunque procura andar indiferente. Con poco éxito.

El grupo se detiene alrededor de un auto. Es el de Adrián. A mí me asignan el asiento de atrás, con Félix, Diego y Claudia. Es un montón de carne humana

que se agita apretada y divertida. Adrián conduce y Delia va a su lado.

Quisiera impresionarla. Decir algo que la admire, algo nuevo, inteligente ... No se me ocurre nada. Cuando el coche

arranca, Claudia, rápido, anticipa ...

-<<Mantengo la teoría, que no es mía, de que importa muy poco el ser humano. De que nuestra existencia, que nos creemos

única, extraordinaria, es ·anodina.

El hombre se ha inventado muchos mitos,

sobrevalorizándose a sí mismo. ·Se ha inventado un destino, un fin: el cielo, del que excluye a los seres de otra especie.

Y él es un eslabón de la cadena de vida, un eslabón únicamente.

Quizá hay una pequeña diferencia de grado, en su favor, pero en esencia

él está atado al ciclo de la vida.

Su misión y destino es, pues, idéntico. Tan simple o complicados, cual lo sean la misión y destino de los seres en que prende la vida en toda especie.•

En tono discursivo, algo pedante, cual si dictara clase, amplía Claudia. -<<Si un nocivo microbio invade el cuerpo, los otros, ocupantes de su predio, lo cercan y aniquilan, aun a costa

de perecer a cientos en la empresa. Un fenómeno así produzca, acaso, la crisis conflictiva en toda especie.

Las guerras, por ejemplo, con su urgencia de matar y morir, las explicamos

por diversas razones. Asimismo erupciones volcánicas, ciclones y conflictos geológicos terribles.

Page 93: Fonollosa, Poetas en La Noche

Quizá todo esto sea equivalente al microbio invasor de nuestro cuerpo,

a la nociva brecha que se ha abierto y que debe cerrar, a toda costa, el ciego sacrificio de millones.

Y puesto que nosotros no premiamos la bondad, ni imponemos un castigo al microbio-ignoramos totalmente su individualidad, no nos importa-, ¿por qué premio o castigo espera el hombre?»

Con acento de triunfo continúa: -<<Las causas y motivos de qué somos, por qué existimos, nunca, ciertamente, podremos conocer, del mismo modo que el microbio o bacteria, en nuestro cuerpo,

no pueden comprender, ni imaginarnos en nuestra forma externa, en nuestros actos,

costumbres o en el fin que perseguimos independientes de ellos, gracias a ellos, no obstante, en la función que ellos realizan.

La misión y el destino del humano es la misma misión e igual destino

que la de todo ser en toda especie: vivir lo más que pueda, como pueda,

el tiempo, corto o largo, que consiga».

Delia no le replica. Me interroga: -<<¿Y qué sueños de gloria tú alimentas? ¿Qué buscas en la vida? ¿Cómo vives?>>. Yo voy a responder. De nuevo, Claudia evidencia su falta de modales.

-«Busco lo permanente, estable, eterno, con conciencia cabal de permanencia, de su estabilidad y eternidad. Es lo imperecedero lo que busco.»

Delia señala:-<<Es Dios lo que describes>>. -<<N o es Dios. Él fuera olvido de mí mismo a su contemplación. Me absorbería en beatitud y arrobo su presencia.>>

-<<Entonces buscas serlo y es blasfemia.»

-«Yo no puedo ser Dios. Toda materia se transforma, inestable, a cada instante. No es permanente, estable en su apariencia. Y que yo soy materia es bastante obvio.>>

Page 94: Fonollosa, Poetas en La Noche

-«Si no hay, pues, permanencia de algo estable y tú no crees que exista ¿por qué buscas?• -«No sé, pero supongo que el instinto de conservación, siembra vagas dudas

en mi mente. Sugiere que no he dado el tiempo suficiente al pensamiento, para que éste decida, con certeza, si mi razonamiento es o no justo. De otro modo debiera suicidarme.»

-«Si yo creyera en Dios, renunciaría por Él a cuanto existe-se inmiscuye Diego saliendo, al fin, de su mutismo ante la expectación de los presentes-.

A Dios me dedicara por completo. Si prescindir de bienes de la tierra pudiera reportarme mejor puesto cerca de Dios, los echaría a un lado,

¿Por qué ser del montón, del grupo inmenso,

de los pobres de espíritu, que tienen asegurada plaza por ser pobres, si puedo, con renuncias, ser un Santo y ocupar un lugar más relevante?

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Un estúpido fuera, si por gusto a placeres escasos y espaciados,

perdiera mejor sitio en los placeres mayores, que duraran siempre, eternos.»

-«Ambos tenéis exceso de soberbia -resuelve Delia-. Equivocáis los fines de la religión. Vais a sus extremos.

Deriváis a lo trágico. No obstante, Dios nos desea alegres y felices. Quiere que hallemos bella la existencia.

Cuando algo sale mal en nuestra vida, conforma el ir a Dios con nuestra pena. Siempre está disponible y nos atiende.

Se recobra la paz que se ha perdido. Resurge una de sí, de sus cenizas,

de su derrota.1Vuelve a sentir gozo, confianza y la.alegría de estar viva. La religión es fuente de consuelo.

Mas vosotros pedís más. Vuestro orgullo os impide aceptar, humildemente, un pequeño papel en el reparto.

Page 95: Fonollosa, Poetas en La Noche

Y sabemos, de sobras, que el orgullo y el desear los papeles principales, en lugar de hacer méritos, anúlanlos.

Porque el cielo, se ha dicho, es del humilde, del insignificante, del que acepta su pequeñez y da gracias por ella.>>

-«Es verdad-yo le apoyo-. Es el ejemplo que se puede admirar en muchos Santos. Aspiraban a ser, mas no por cálculo, menos que los demás y a tener menos.

Esa gracia, por contra, es don de pocos. Es vano pretenderla. Hay que buscar una superación de lo que somos, sin exceder el límite posible. Y cuidar que la fe siga en nosotros.

Y a que, de esta manera, conseguimos más bien que los agnósticos, que quedan consigo mismo cada uno únicamente. Lo sé. También dudé de Dios a veces.•

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-«Muy bien-ella me aprueba-. Me imagino que seremos tú y yo grandes amigos y catequizaremos, algún día, a Diego y Claudia, nuestros dos herejes.>>

Claudia protesta irónico:-«No objeto la religión, la creo necesaria para el débil mental y para el simple. Yo soy fuerte, razono. No hallo pruebas

que Él exista y se cuide de nosotros>>. -«Nosotros cuidaremos de probártelo ¿verdad Eduardo?>>-inquiere de mí Delia, mirándome sonriente. Asiento, escéptico.

El coche se detiene ante una casa espléndida. Otros coches hay ante ella. Delia coge mi brazo y el de Adrián. -«He de cuidarte-anuncia-. Eres mi aliado.• Entramos en la casa. Es muy suntuosa.

Hay mucha gente adentro. Casi toda

de nuestra edad. Hay muy pocas personas mayores que nosotros' en los grupos. El ambiente es cordial y bullicioso.

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Page 96: Fonollosa, Poetas en La Noche

Delia me suelta el brazo y se dirige a un pequeño bar lleno de botellas. Deambulo en rededor. Diviso a Claudio, con un vaso en la mano, en otro grupo. Me aproximo. Está hablando él, como es lógico.

-«En eljazz yo descubro una enseñanza

de suprema humildad. Es arte vivo plasmado en un instante. En él perece.

No hay pretensión formal. Eljazz se entrega a la improvisación, la creación pura en el exacto instante en que ésta surge.

Y acepta alegremente hacer una obra para el solo momento en que la engendra. No busca trascender. Inconcebible.

La que sí le otorgó cierta importancia menor-era un mercado de centavos-fue la industria del disco.-"Venid, negros,

a grabar o comprar eso que os gusta." Y el negro desplegaba sobre el ritmo su inspiración austera o caudalosa.

E incomprensiblemente lo escucharon los blancos asombrados del tesoro musical de los hombres de color.

Y el jazz se fue extendiendo como un río entre las rocas de la intolerancia. Y es la gran expresión de nuestro siglo.»

Con disimulo escapo de su lado. Doy vueltas por la sala. Y en el bar veo a Diego bebiendo en solitario.

En un vaso con hielo escancia whisky y me lo tiende. Él se sirve otro sin hielo y sin que venga al caso, clarifica ...

-<<La total comprensión que el ser humano pide al humano amor y no la obtiene jamás, de una manera perfectísima, es posible aprehender en el divino.

En el amor a Dios uno se siente comprendido, querido y confortado. Dios nunca le defrauda· con un gesto. Dios nunca le defrauda con palabras.

Page 97: Fonollosa, Poetas en La Noche

Dios nunca le defrauda con su orgullo. Dios nunca le defrauda con desvíos.

Dios nunca le defrauda ni lastima.

Dios es una abstracción y abstractamente

uno trata con él y así es tratado de una manera ideal. N o entra en conflicto el creyente con Dios. Y Éste perdona.

Perdona, comprensivo, cualquier falta si el arrepentimiento ve sincero. Dios ha seguido fiel al amor de uno, aunque uno le rehuyera algún momento.>>

Se obsequia un largo trago y sigue, luego, desarrollándome su inquietud mística: -«Es el amor perfecto y perdurable, plena felicidad a manos llenas.

Identidad completa y comprensión, amar y ser amado idealmente. N o es tan fácil, llegar a disfrutarlo.

No basta con desear. Hay que tomar · cual cierta realidad, una leyenda

y creerla de verdad. Sinceramente.

N o todos tienen suerte de cegarse. A mí se me ha negado. Y lo he intentado. He forzado a mi mente a oscurecerse, mas siempre brillan luces en la niebla>>.

Me da lástima Diego, obsesionado por aquella muchacha, conocida en una fiesta como ésta y asediada, al menos sólo hablaba de eso entonces, por él, hasta cansada su insistencia.

La chica no era nada excepcional.

Cara y cuerp<;> corriente. Como tantas. No ha perdido, pues, nada de exquisito. Y en lugar de olvidarla se tortura por la insignificancia que ha perdido. Claro está que él la ve como importante.

Delia sí que es preciosa. Es adorable. Es sincera. Segura de sí misma. Se desenvuelve bien en este ambiente.

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Page 98: Fonollosa, Poetas en La Noche

Veo cómo habla y ríe. Qué armoniosa en su risa. La quiero, estoy seguro.

Recorro el gran salón, entre los grupos.

Me siento raro, extraño ... No conozco

a nadie de esta gente. Tanto lujo me impone. En él me muevo como intruso.

No es mi mundo este mundo. Pertenezco a otro que es más modesto, el que permite el taller relojero de mi padre.

No es brillante, esplendente, como es éste. Es sencillo, hasta plácido en exceso. Mas me atrae este mundo y me fascina.

Salgo al balcón, en parte alegre y triste. Pienso en Delia. Su voz dijo «nosotros» y su brazo apoyóse aquí, en mi brazo.

Delia se acerca a mí. Trae dos copas. Nos miramos los dos mientras bebemos.

Con la voz insegura, exclamo aprisa: -«Es muy bueno, ¿verdad?». Y hay una pausa

de silencio confuso. Su sonrisa

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me embriaga y desconcierta al mismo tiempo. Me esfuerzo por mostrar un firme aplomo,

mas tengo que decir algo enseguida.

Algo que la impresione en favor mío. Tengo la mente en blanco. Pero empiezo ...

-«Cuando me interrumpió Claudia, quería explicar una· idea que me obsede. Que me forman iguales elementos a los que a los demás también componen y cuando se me ocurre algo infrecuente dudo que lo que pienso sea mío.

Ideas que creía, por mí mismo, yo solo, haber hallado, he descubierto más tarde, ya expresadas en los libros. Y o las hacía mías y eran de otros.

Tal vez alguien las dijo conversando, sin prestar yo atención y en mí quedaron.

Quizá eran consecuencia de una idea aprendida, su antónimo o sinónimo. Me forman tan iguales elementos a los que a los demás también componen

Page 99: Fonollosa, Poetas en La Noche

que, incluso, puede darse en la manera la misma coincidencia, el mismo método.

Ahora suena ¿verdad? a despropósito. Deseaba impresionarte. Vivamente buscaba tu opinión más favorable hacia mí que a ninguno de los otros.>>

-«Estoy impresionada. Eres modesto. La modestia es virtud rara en los poetas -se burla, pero añade acto seguido-: Háblame de tu novia y de tu vida.»

-<<No tengo novia-indico-. En cuanto a lo otro mi vida no lo ha sido hasta esta noche y quisiera decirte ... >>-<<Hoy, no, otro día.

Es bonita la vista desde aquí ¿no es cierto?-Delia evade-. La ciudad dormita. Hasta las luces parpadean

de sueño, mas insomne gente atroz transita por sus calles más oscuras.» -«También pensaba así. Pero esta noche me asalta la impresión de que es risueña.»

Un día escribiré de Barcelona. No sabré qué decir. Es tantas cosas a la vez ... N o pueden ser descritas su importancia y belleza inmensurables.

Si yo dijera «El mar llega a sus pies

con su ofrenda de buques extranjeros, dádivas de buques nacionales; trae el aire a las pistas de su aeródromo

aviones de lejanas latitudes: los trenes sudorosos, fatigados, recobran el aliento de sus andenes>>. Este lenguaje fuera incomprensible.

Si dijera «Sol).ríe a todo el mundo». Muchos no e,ntenderían cómo puede ser tan acoge,dora para todos

si altiva y res~rvada algunos la hallan.

No saben que ella da oportunidad a todo el que la pide y que la quiere.

Si alguien no, la apro'{echa o se impacienta, ella no tiene ,culpa de esa queja.

197

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Un día escribiré de Barcelona. No diré que sonríe a todo el mundo. Diré que entre sus brazos cabe el mundo. que lo mejor de todo alienta en ella.

Que es ágil y vivaz como una niña: que es cordial y hacendosa como hermana; que es ingenua y hermosa como novia y amorosa, abnegada, como madre.

Que es grata y comprensiva como amiga; que es seductora y dulce como amante; que es tierna y mesurada como esposa ... Que es todo en ella sola, Barcelona.

Diré para explicar su trascendencia: <<Es cual cielo en la tierra Barcelona». Si no basta diré: <<Mi amada vive en, será suficiente, Barcelona».

-«Si fuera una película, el galán tomaría a la dama entre sus brazos y estamparía un ósculo mayúsculo en la boca ofreciendo labios trémulos.

En serio, queda bien lo de la amada. Tendrás que presentármela algún día.>>

-«Ahora mismo, si quieres»-me sorprendo de mi audacia. Ella ríe a carcajadas.

-<<Bailemos»-solicita. Yo la enlazo. Me siento estren1ecer a su contacto. -<<¿Tienes frío?»-investiga con dulzura

irónica. La aprieto estrechamente.

No hace por apartarse de mi cuerpo. Me invade un bienestar, increíble dicha de reposo y sosiego al abrazarla. Suena tenue la música. Lejana.

Ütras parejas pasan evadiéndonos. Mas no me fijo en ellas, como si estuviéramos solos, como aislados. Ella y yo, únicamente, en la penumbra.

Qué agradable es tenerla entre mis brazos. Sentir los cuerpos juntos, lentamente moviéndose, bailando, cual si nunca fueran a separarse, siempre juntos.

Siempre juntos los dos, sin evadirse ni exigirse tampoco. Como si ambos, los dos, reconocieran que la huida o exigencia no caben. Se comprenden.

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¡Qué maravilla sería tenerte siempre a mi lado! Que al mirar en torno mío encontrase yo tu cuerpo deteniendo mi mirada, defendiéndome con él de la congoja, del tedio, defendiéndome de todo lo que tú misma no sea. Estar contigo sería, viviendo en la misma casa,

tener toda la belleza al alcance de mi mano, huésped del prodigio, yo. Comer contigo sería gozo del cuerpo y del alma. Y al despertar por la noche, creyendo haberte perdido, qué maravilla encontrar tu hermoso rostro dormido,

serenamente, a mi lado. Lo triste fuera, entonces, no más que cerrar los ojos. Y la alegría el abrirlos y verte cerca, a mi lado. ¡Qué maravilla, tenerte conmigo: tú, cotidiana!

200

De pronto, puntualizas:-«Soy muy libre. Si mi alma solicita y justifica

determinada acción, yo la realizo. Ejerzo mi derecho a ser feliz».

Asiento y más te estrecho entre mis brazos. Todo por ti lo haría, por tenerte junto a mí. Por sentir tu suave cuerpo apretado en el mío, unidos siempre. Es tan maravilloso estar contigo.

Me miras dulcemente. Qué agradable es mirarte a los ojos. Y declaras: -«No sigo la opinión de puritanos ni perversos tampoco. De mí misma

me cuido yo mejor que lo haga nadie».

A. 1

s1ento nuevamente a tus palabras. Cuánta felicidad en tu persona se desprende hacia mí, cuando estás cerca. Lo imposible yo haré para guardarte.

1

El gran amor que todos han buscado y nadie ha realizado más que en sueños: el amor compartido, comprendido,

201

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correspondido, mutuo, feliz siempre, lo tendremos nosotros al amarnos.

Será el amor perfecto el amor nuestro. Siento una mano firme sobre el hombro. Me vuelvo. Es Claudia. Apenas oigo su voz, pero comprendo, algo confuso, que es hora de partir. Se aparta Delia.

Estoy como afiebrado y aturdido, eufórico, dichoso y muy contento. Qué agradable es estar enamorado.

Al parecer no vino la pianista, objeto de la fiesta, o ya ha partido. No descifro muy bien lo que me cuentan.

Ofrece Adrián llevarnos en el coche y acompañarnos luego, si dejamos primero a Delia en casa de sus padres.

Es una suerte inmensa. Así sabré dónde vive. Mañana iré a su casa. Le llevaré algún libro como excusa.

202

Quizá logre enterarme de su número de teléfono. Acaso sepa Diego

cuál es. La llamaré todos los días.

Tal vez logre salir pronto con ella. Coger su linda mano, acariciarla, mirar sus bellos ojos ... Y besarla.

Tal vez debiera escribirle esta noche alguna carta o mandarle un poema mío que dijera, más o menos:

la palabra que más quiero es la que dice: «nosotros». Porque estamos los dos juntos, muy juntos en ella y somos, en el hogar del plural, cada uno plural del otro. En ella tú permaneces y en ella permanecemos, aunque estemos separados, unidos en la palabra que tanto ·quiero: «nosotros».

Y siempre estarás allí,

siempre al borde de los labios, en esta palabra que es

203

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la suma de tú y yo juntos. Esta palabra tan nuestra, que tanto quiero: <<nosotros)>.

Y a en la puerta, al partir, nos damos cuenta de la ausencia de Diego. Le buscamos. Le hallamos en el bar, en un rincón,

cabizbajo. Nos dice farfullando ...

-«Si un día viera a Dios le escupiría. Le diría: "Sabías mi destino. Cuanto haría en la vida Tú sabías y, no obstante, dejaste que viviera.

Eres cruel. Tú sabías que tendría el dolor que he sufrido, el que aún me espera.

Sabías que tu nombre insultaría y, no obstante, dejaste que viviera.

Eres cruel. Tú podías, mas rehusaste, hacer que hallara dicha, amor. .. Sabiendo

que odiaría la vida Tú podías negármela. Y dejaste que viviera.

No puedes ser tan cruel como aparentas. No es posible que Dios maldad tan grande

204

El pueda cometer. O la consienta. Tú no existe, por tanto, Dios no existe".»

-«De acuerdo-Claudia aprueba-. Estás borracho>>. -«¿Quieres café?»-le ofrezco. Él me responde. -<<No quiero a nadie ¿entiendes? Yo desprecio a todos y me incluyo en mi desprecio.>>

Le cogemos del brazo y le llevamos, Claudia y yo, hacia la puerta donde esperan los demás y salimos a la calle. Está oscura la noche y hace frío.

-<<Dios no existe>>-proclama altivo Diego. Consigue desprenderse. Da unos pasos.

Ha bebido en exceso, es evidente. Seguimos acercándonos al coche. Él se queda en mitad. de la calzada.

-«Dios no existe»-nos grita-. Que lo pruebe. Le doy cinco minutos para hacerlo. Que haga que me atropelle un automóvil. Que haga que yo me muera aquí, si existe.>>

Page 104: Fonollosa, Poetas en La Noche

Optamos por dejarle. Está borracho. -«No hay tráfico a estas horas>>-tranquiliza

Adrián que le contempla divertido.

Delia, ya aposentada, no interviene. No asumen las razones los alcohólicos.

Aunque la calle es ancha, con los coches aparcados en doble fila, en ambos lados, queda una sola vía libre

para el paso, en el centro del asfalto. Entro en el automóvil y esperamos, pacientes, a que pase el corto plazo.

Echo un vistazo a Diego. Se ha quedado

e¡:¡ erguida actitud de desafio, como si realizara una gran proeza.

Es absurdo y ridículo su gesto. Cori cierta sorna lo vigila Claudia, mas un ávido brillo hay en sus ojos.

206

De pronto, un automóvil se destaca. Iluminan sus focos a Diego. Éste

· se yergue cual si fuera él a embestirlo.

Voy a salir del coche. Me lo impide Claudia que se halla afuera. Los demás, inmóviles, asisten a la escena.

Hay algo de imponente en la arrogancia de Diego, en su postura firme, fatua. Se nota decisión en su silueta.

No se aparta del sitio. Se adivina que está tenso, observando el automóvil que se acerca, tocando un fuerte claxon.

Diego afirma, seguro, con los pies su inmovilidad. Brusco, con chirrido de frenos, se detiene al fin el coche

'

a medio metro escaso de Diego. Éste no se mueve. El chófer, furioso, increpa: -«Apártate ya, imbécil>>. A su lado

acudimos nosotros-<<Está bebido>> -le justifica Adrián con su voz grave. El chófer mira airado. Pero calla.

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Debe considerar que somos muchos para buscar pelea. Ordena:-«SáquenlO».

Diego mira el reloj. Luego se aparta.

El coche arranca. Grita, desde lejos, el chófer algo fuerte, incomprensible. Diego con palidez en su semblante insiste con firmeza:-«Dios no existe. Ni siquiera un rasguño me ha causado>>.

Vomita en abundancia sobre un vehículo que va acondicionado con gasógeno. -«Muy bien-Adrián celebra-. Es el de Carlos.»

Le llevamos al auto. No es posible que el amo~ cause tal desequilibrio.

Si tanto él la quería a aquella chica, tenía que hacer más para ganarla. El amor es un noble sentimiento.

Es la emoción más grata de la. vida, la fuente del placer que, generosa, nos sitúa al alcance de la mano.

208

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Surge en cualquier recodo insospechado. Súbito se presenta. De improviso.

Y aun cuando uno no busque, uno lo encuentra.

Esta noche es la noche decisiva de mi vida. La más feliz de todas.

209

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VI

FÉLIX

Adrián pone el motor en marcha. El auto arranca de improviso. Gruñe y cruje, quejoso quele obliguen a ese esfuerzo, mas se pliega obediente a los designios de Adrián, que lo domina con destreza.

Velozmente entra en el coche en el Paseo de Bonanova. Un día chocaremos. Adrián convierte en una peligrosa aventura, aun el más breve trayecto. Es audaz y atrevido ante el volante.

Estamos en silencio, amontonados en la parte trasera, como si ya todo fuera dicho en nuestro grupo.

O por haber bebido demasiado. En mi caso, debido al nerviosismo y tensión producida cuando Bruno

2II

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trajo la bomba al Términus. El largo recorrido en la calle. Y el temor de que hiciera explosión, aun afirmando que no había peligro, que un experto la había preparado con cuidado.

Luego el susto final, al encontrar vigilado el Palacio de la Música, que le obligó· a Bruno a variar el plan. Y se fue con la bomba no sé adónde. Emiliano, el enlace a quien debía

Bruno entregar la bomba, no objetó la preocupación de Bruno.-«Elegiremos otro día en que estén desprevenidos»

-me confortó, diria que aliviado por el inesperado aplazamiento. Yo también me sentí más distendido.

Tengo que ser sincero y preguntarme si lo que estoy haciendo es, de verdad, lo que deseo hacer y no me influencian los argumentos que me expone Bruno, para que colabore algunas veces.

212

Si meterme en política es actuar, de forma subrepticia y encubierta, pintando en las paredes frases breves, cáusticas contra el régimen; lanzando hojas catalanistas en las calles solitarias o dentro los buzones, no me parece mal hacer política.

Así tendré, después, notoriedad y podré publicar. Me pedirán original incluso aquellos que, ahora, no me aceptan los versos que les mando. ¡Y eso que todos son en castellano!

Como una previsión para el futuro, tengo que prácticar el catalán literario, con más asiduidad. No solamente a espaldas, ocultándome de mi padre, que impone el castellano.

-«Ya hay ba~tantes problemas»-me repite. Mas mi madre comprende mi interés y me corrige y guía en esta lengua que es de verdad la mía, aunque no se hable ahora más que en los núcleos familiares.

213

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Si supiera de cierto qué es poesía, no fuera tan dificil esa duda entre opciones distintas: obras o actos. Mas la definición justa, la exacta, apropiada, no existe. Hay mil diversas.

Poesía es expresar, optima Claudia, de una manera bella lo que todos pensamos y sentimos, aunque algunos ignoren que así sienten hasta leerla.

Hay que decir lo máximo en lo mínimo. Suprimir, agregar, rectificar. .. hasta que queden sólo las palabras clave que, por sí mismas y reunidas,

produzcan la emoción de la poesía. Es fácil de decir, mas en la práctica ¿acierto, acaso, al desnudar el poema para que luzca más por su belleza?

¿Y si yo lo mutilo, sin saberlo o le arranco un pedazo de su piel? ¿Debo dejarlo tal cual se presenta? A lo mejor la llama de lo poético se apaga entre detalles accesorios.

214

¿Cómo saber, seguro, en cuál momento hay que dejar el poema ya acabado?

El <<no lo toques más, que así es la rosa>> que de él Juan Ramón dijo ¿cuándo ocurre?

Uno intuye el instante. Sin embargo, uno quisiera más perfección siempre. La belleza sencilla y espontánea es muy elaborada muchas veces.

La rosa, por ejemplo, no es milagro. No brota de la nada. Ha requerido agua, aire, sol, nutrirse con sustancias que, rapaz, ha buscado bajo el suelo.

Hay rosas que no saben qué es ser rosa -la rosa deljcada, hermosa, espléndida­por exceso o por falta de materias. ¿Cómo reconocer en cuál momento se produce el acierto de la rosa,

se produce el acierto en la poesía? Uno lo intuye. Pero desconoce si lo plasmó en el poema. Por sí mismo nadie lo sabrá nunca, ni por otros.

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El tiempo es quien se encarga de mostrarlo. Y uno escribe, recibe ásperas críticas

y denuestos o elogios, mas ignora si ha logrado aprehender en su obra, aquella belleza perdurable a la que aspira.

Es curioso. Yo envidio y reconozco

el talento de Claudia, mas, pese a ello, no quisiera ser· Claudia. Ni tampoco cambiarme por ninguno de los otros,

pues tres años me lleva a mí d que menos y no han gustado el éxito. Deambulan por la Universidad y los cafés hablando de poesía y de proyectos.

Sólo Adrián se ha costeado dos libros

que han merecido, apenas, cuatro líneas corteses, de un amigo periodista. Y el nuevo en la tertulia, Eduardo, aún menos. Empiezan a admitirle ahora sus versos.

Tengo mucha ventaja. Dieciséis años son pocos, pero tengo ideas que, con algo de oficio y mucho esfuerzo, insertaré en mis poemas, bellamente.

216

Lástima que me falte habilidad al discutir, cuando se polemiza.

¡Cuánto me gustaría disentir y rebatir, seguro y con ingenio, cualquier tema tratado! Como Claudia.

El otro quedaría apabullado, indeciso, vacío de argumentos. Cambiaría de asunto con presteza, escurriéndome el bulto a otro terreno.

. Cual si hiciera bajar alguna puerta metálica, dejándome en la calle, sorprendido al surgir el nuevo obstáculo.

Pero yo, firmemente, con aplomo, rechazaría rápido su idea, descerrajándola con mi elocuencia quedando indefenso él. Desconcertado.

Quisiera ser brillante ,en las polémicas, mas siempre quedo mal, pues se me acude la frase impresionante o contundente, unas horas después. Estando a solas. Me falta agilidad mental. O práctica.

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Page 110: Fonollosa, Poetas en La Noche

El auto se detiene ante la casa de Delia. Ésta no acaba de apearse.

-«¿Dónde hacéis-nos consulta-la lectura?• -«En casa de Dorita»-informa Claudio.

-«Adrián me ha hablado ya del lugar ése. Dice que estáis vosotros solamente a estas horas ¿verdad?•-apura Delia.

-«Dije que reservaran a unas chicas para éstos-anticipa-. Como cebo, para hacer más amena la lectura.

Es un burdel discreto, algo más fino que la gran mayoría de prostíbulos.• -«Yo también voy-decide, de repente-. Tengo curiosidad por visitarlo. Quizá el ambiente sirva para un libro.>>

-«Pero-rebate Claudio-. Son mis poemas los que oirás. No te gustan ¿lo recuerdas?• -«¿Tienes miedo a mi crítica?•-indaga ella.

-«Por mí ... Como tú quieraS»-él accede. -«Además, yo confío-añade Delia-·-

en vuestra corrección en mi presencia.

De Adrián estoy segura. De ti, un poco. ¿Puedo confiar en ti?>>-interpela a Eduardo.

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Éste asiente indeciso, algo turbado. No le gusta la idea. A mí tampoco.

La presencia de Delia, es indudable, nos coartará. Es imbécil esta chica. Ella ríe gozosa y divertida. Le agrada fastidiar y entrometerse.

Y, además, ha bebido demasiado, como todos nosotros, esta noche. Nunca la vi mostrar tanta alegría.

-«Es muy emocionante-nos destaca­descubrir que están llenas de prejuicios vuestras mentes osadas y atrevidas.

Vamos Ya>>-ordena a Adrián. Éste obedece con gesto resignado. Ella de nuevo se ríe, al ver la cara que hace Eduardo. La mía no la ve. Se enojaría.

Me cuesta soportar a esa muchacha. Tiene el don de ser siempre inoportuna, incisiva, molesta, pretenciosa ... Y su pedantería es insufrible.

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Page 111: Fonollosa, Poetas en La Noche

N o me explico por qué la aguanta Adrián. Él tiene mucha suerte con las chicas. Le he visto con muchachas preciosísimas.

No entiendo cómo se ha apegado a Delia. Su novela es tan mala, que bastara eso para negarle hasta el saludo.

Diego duerme apoyado en el respaldo. Ha de estar muy borracho, pues no nota el viraje violento que da el auto al entrar en la calle Muntaner.

Volviendo a mi problema personal, si actúo un instrumento soy de algunos, según Claudia. Massoy un instrumento

de otros si no hago nada, apunta Bruno.

Tienen razón en parte. Todo el mundo tiene razón en parte, si se atiende. Las malditas palabras lo confunden. No despejan ninguna incertidumbre.

220

¿Qué es lo que me conviene, con certeza? Mejor dicho, ¿qué ansío sobre todo? Si a mí se me ofreciera:-«Tendrás fama. Escribirás un libro, o sólo un poema, que se recordará a través del tiempo, como el máximo acierto de tu siglo,

con una condición: que te suicides de inmediato, después de haberlo escrito>>. ¿Aceptaría? No sé. ¿Qué garantía tendría de que así me sucediera si no lo comprobaba por mí mismo?

Mas si la garantía a mí ofrecida fuera, de modo claro y absoluto, una que mereciera nü confianza,

¿aceptaría? Quizá. No fuera caro ser inmortal. así, después de todo. Mas pensar estas cosas es estúpido.

Tal vez procedería una ampliación, aunque reiterativa, de «Los muertos>>.

La justificación de la teoría de la vida aparente del humano,

221

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podría establecerse, sin forzarla, en la ley natural de las especies en que deben morir, enfermos, débiles ...

Pues somos la· excepción, dado que el hombre venció a la enfermedad. Y los desechos

inservibles, caducos y gastados, que las demás especies eliminan, el hombre reparó para la vida.

Prolongó su existencia algunos años. Arregló y recompuso el organismo. Enmendó deficiencias y tornólo al uso, al ejercicio de tareas para las que ya fuera rechazado.

Somos la descendencia, el resultado de nuestra habilidad para escaparnos de la ley que aún impera en toda especie. El vencer esa ley ha dado al hombre el dominio absoluto de la tierra.

Tengo que recordarlo y esperar el momento oportuno en que soltarlo.

222

1 1

El auto se detiene ante la casa de Dorita. Saltamos a la acera.

La calle está desierta y muy oscura. En dos balcones solamente hay luces.

Subimos la escalera. El primer tramo. Dorita abre la puerta. Al ver a Delia se sorprende, mas Claudia le hace un guiño.

Cruzamos el vestíbulo, el pasillo y entramos en la sala, donde Marta y Norma nos esperan. Jovialmente saludan. Son bonitas y atractivas.

Marta es la que prefiero. Se reserva para mi uso exclusivo en esta noche, me dice. Está gordita y es risueña. Me agrada estar con ella. Es cariñosa.

Somos los invitados preferidos a los clientes asiduos de la casa. Y no nos cuesta un céntimo a nosotros, gracias a que Dorita quiere a Claudia.

Claudia pide atención a Eduardo y Delia. Les presenta a Dorita muy solemne:

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-«Ésta es una mujer extraordinaria. Adora la poesía. Mi poesía.

A tal punto la adora, que si un día para poder vivir, con el trabajo debiera prostituirme, ella se ofrece a cuidarse de mí, para salvarme.

A cambio de mi físico atractivo, puesto a disposición de sus encantos, ella me facilita independencia económica para la poesía.

Ésta es una mujer extraordinaria que adora la poesía. Por lo tanto, nunca haré concesiones en mis· poemas. Mi obra se mantendrá pura, por ella,

si ·a mí llega ese día desgraciado en que al trabajo obliguen a mi estómago». Dorita nos comenta alegremente: -<<Ojalá no esperara él a ese día>>.

Dorita ha de tener unos diez años más que él, pero su cuerpo es estupendo, bien formado, atractivo, aunque lo vista de colores chillones y agresivos.

224

Adrián le muestra a Delia todo el piso, que ocupa las dos puertas del r~llano. La casa está bien puesta. Es confortable sin llegar a lujosa. Tiene aspecto de una mansión privada acomodada, con muchos dormitorios, como es lógico.

Dorita y Claudio escancian las bebidas. Diego queda dormido en un diván. -<<Tendré un oyente menos por lo visto» -se duele, triste, Claudio contemplándole. Norma me inquiere:-· -«¿Quién es esa chica?». Y o la ilustro:-«Es la amiga de Adrián. Es,

además, novelista». Le presento

a Norma, al nuevo en nuestro grupo, a Eduardo.

-<<Yo ya le descubrí-Norma, coqueta, sonríe-. Pero me huye.» Eduardo niega y le acepta su abrazo. Adrián y Delia se nos juntan. La cara de ella, adusta: -«Hay mucha diversión en el ambiente» -observa. Marta aclara-:«Es lo más fácil

del mundo, div,ertirse. Hay una forma de hacerlo que ;complace a cualquier hombre». Y t11e abraza. Me empuja hacia una silla, se sienta en mis rodillas ... Mas Dorita

225

Page 114: Fonollosa, Poetas en La Noche

las riñe:-«Muchachas, que hoy tenemos visita. Hay que portarse seriamente».

Ese Eduardo es muy tímido o es un plomo. A Norma le cae bien, le gusta el tipo. Él quisiera rehusarla y no se atreve por no hacer el ridículo. Al principio

me ocurría a mí igual, mas ya me muevo con gran desenvoltura en este círculo. -«Dejo una luz prendida-advierte Claudio-.

Un ambiente sombrío, es el propicio a los sombríos temas de mis poemas. También para que duerma mejor Diego.»

La tenue claridad de dos bombillas ilumina la sala. Claudio arregla un sillón y las sillas, de manera

que él quede ante nosotros. Nos explica: -«Los poemas que ya he escrito, de este nuevo estilo, son muy pocos. Por lo tanto, suplirá mi memoria a las cuartillas».

226

«Como os anticipé es "Iniciación al asesinato" el probable título.

Y en la primera parte de la entrega, trataré de los modos diferentes

en que el asesinato se ejecuta:

la muerte con distintos instrumentos. Y la segunda parte, versará de los varios motivos desiguales,

que del asesinato son la causa: la muerte por disímiles razones.

Se advierte, en ambos casos, que la víctima ha sido reducida ya a un estado de indefensión completa. No establezco el método a emplear ni cómo hacerlo.

Se deja a la invención del asesino. Os anticiparé, sólo unos cuantos

de ambas partes, mezclados, según vayan viniendo a mi memoria prodigiosa.»

227

Page 115: Fonollosa, Poetas en La Noche

DESCORTEZAR

Como persona tú no vales nada. Tu hermosura la daba el envoltorio. Lo único en ti valioso era la piel tan suave, tersa, fina y delicada.

No había, pues, motivo de ese orgullo y esa altivez conmigo al desdeñarme.

Mira tu erecto pecho al descubierto, tu vientre, tus caderas y tus muslos. Mírate en el espejo. Estás horrible.

Eres un amasijo de despojos. Desechos sin valor de un matadero.

Tus músculos, arterias e intestinos

inspiran repulsión y repugnancia. Es inútil que grite tu mirada. Ahora no te deseo sin tu piel.

228

HOGUERA

N o utilicé el cuchillo. Até sus manos con una fuerte cuerda. Cavé un hoyo, puse leña y le empujé hacia adentro pese a su resistencia. Estaba pálido.

El fuego despertó su primer grito. Me costó dominar sus contorsiones,

aun cuando le golpeaba con un palo para que no saliera de su foso.

Me insultó y suplicó con una falta total de dignidad. No le hice caso. Le lastimé implacable hasta notar, con gran preocupación, que iban sus ojos buscando, sin hallarla, mi mirada.

Temí que le faltara la razón. Mas sólo estaba ciego, pues mi voz le hirió y se retorció más el maldito. Le hablé durante un ,rato todavía.

Agregué una gran rama. Avivé el fuego. Aún retenían fuerza sus pulmones. Ardió bastante tiempo. Ya era día. Tarda mucho en quemarse un ser humano.

Page 116: Fonollosa, Poetas en La Noche

Hace un inciso Claudia, intercalando: -«El poema que ahora viene está incompleto.

Me falta despojarlo de metáforaS>>.

ALMOHADA

N o hay que dejar que crezcan. Si se queda abierta la ventana por el día, se nos llena de luz .toda la casa.

Y cuesta echar afuera el sol que ha entrado.

Lo mejor es matarlos pronto, cuando nacen, pues son entonces repulsivos. Una boquita sola, despiadada.

Feroz como la vida. Cruel. Egoísta.

Una alniohada cualquiera sobre el rostro resulta suficiente. Es muy pequeña la resistencia opuesta por los críos.

Basta una presión firme un corto rato.

No hay que dejar que crezcan, pues luego uno no lo hace. Inventa excusas ... Y, además, también se habrían muerto con el tiempo.

230

MURO

Y o acepté a la mujer. Sí. Me gustaban sus manos ocupadas en mi cuerpo, sus labios ocupados en los míos.

Le hice sitio en mi cama y en mi casa. Le entregué cada mes todo mi sueldo. Yo acepté a la mujer, pero no al hijo.

Le odié siempre a pesar de sus cinco años. Tenía las facciones de su padre. Mi mujer le miraba con cariño. Era el rostro del padre el que miraba. Mi mujer le besaba con cariño.

Era la faz paterna que besaba. Ella le acariciaba con cariño. La cara paternal acariciaba.

Hoy he llevado al niño tras la casa. Cogí su cabecita entre mis manos y le deshice el rostro contra el muro.

23!

Page 117: Fonollosa, Poetas en La Noche

-«Son muy buenos»-musita Adrián tras una pausa, de desconcierto y de silencio, que sigue al postrer poema. Pero Delia indignada le imita:-«Son muy buenos,

dices siempre que leen cualquier cosa. N un ca das tu opinión real y sincera». -«Dirán que eres un sádico-intervengo-.

Yo no me atrevería a firmar eso.»

En verdad me parecen repulsivos, sobre todo los últimos. Horribles, con ese odio o manía hacia los niños.

-«No importa los complejos que le asignen a mi obra o que me inventen unos cuantos -Claudio encaja, sereno-. Es preferible que se hable de mí mal a que me ignoren.>>

-<<Y o no encuentro belleza en esos poemas,

ni veo la poesía en parte alguna. Si una impresión producen es de angustia, de horror, de desagrado ... >>-añade Delia.

·Con tolerancia Claudia se defiende: -<<Es que todos estamos corrompidos,

232

intoxicados todos, por culturas, religiones, costumbres, atavismos ...

Es necesario, pues, purificarnos. Ir desintoxicando de prejuicios las mentes, preparar el pensamiento para aceptar con gozo el cruel impulso.

Urge. el establecer la nueva estética,

la «Estética del mal». Tengo esbozadas algunas sugerencias sobre el tema,

que alcanzan perspectivas singulares.

Los seres inferiores, los estímulos de hambre y sexo resuelven simplemente, usando la crueldad. Mas no así el hombre. El hombre es superior. Es refinado.

Une a lo imprescindible el goce estético. Para saciar el hambre ha combinado delicias-el placer-en los manjares.

Lo que se da en llamar gastronomía. Para saciar el sexo él ha inventado delicias-el placer-en los sentidos.

233

Page 118: Fonollosa, Poetas en La Noche

Eso que califica de erotismo. Y el erotismo es siempre lo enfermizo, lo artificial. En cambio, lo más sano y natural es la pornografia.

Mas del normal instinto de ser crueles, cuya semilla porta en sí cada uno, se siente avergonzado y lo constriñe y fuerza a reprimir su desarrollo.

Todo ente, intelectual, analfabeto, el pobre, el rico, en todas las esferas el que demuestra horror y ostenta pena, siente vaga inquietud ante el cruel hecho.

Incendios, cataclismos, violaciones, muertes, motín, disturbio, asalto, robo, fusilamientos, guerras ... Todo cuanto

signifique violencia le conturba.

Si este desasosiego se encauzara, tendría todo el mundo un placer nuevo, igual de natural que el hambre y sexo, como éstos mejorados por el hombre.

234

«Y en el papel de víctima forzada, una pedagogía del dolor incluso lograría que sintiera placer en la tortura, acaso igual al del que la infligiera como agente.

Pues, sin citar caudillos derrotados, mirad a los cristianos primitivos. Al tormento o la muerte iban gozosos. A los Santos, inflígense ellos mismos agravio corporal y lo hallan grato.>>

<<La crueldad como forma alambicada de delicias-placer-para el humano, es reivindicación imprescindible de esta necesidad vital que enfrena.

Básica para la supervivencia.

La belleza es placer. A la belleza -el placer-siempre aspira el ser humano. Si hay placer en ser cruel, también belleza en la crueldad habrá. Debe probarse.>>

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Un pesado silencio nos envuelve mas Claudio agrega rápido al notarlo:

-«Y ahora voy a ofreceros las primicias de una modalidad no utilizada por los poetas antiguos o modernos.

Yo no conozco al menos prueba en contra>>. Extrae del bolsillo una cuartilla.

-«Es una bocanada de aire ardiente que transita de incógnito entre el hielo. Lo apreciaréis mejor gráficamente.

La llamo "alejandrina" pues la preña una congregación de alejandrinos.

Su sentido inicial cambia al opuesto con sólo separar los heptasílabos sin variar las palabras que los forman.>>

Pero la voz volvió-corriendo por mis venas como un ave graznando-buscando liberarse desgarrando armonías-de su alargada celda la voz era obsesiva-urgía feroz mátala se agitaba impaciente-con cálida exigencia

mas yo urdía rechazos-y así me confortaba y al repudiar la idea-la admisión de esta idea la voz se amortiguaba-era algo realizable podía dominarla-bastaba decidirme

probé tomé el cuchillo-escondí tras mi espalda con determinación-el acero cortante

y aparté el duro filo-sin temblarme la mano repeliendo el impulso-y cercené la voz sin usar la violencia-que tanto me dolía que hasta me daba náuseas-al ver brotar la sangre y recobré la paz-me sentí ya tranquilo y apareció el silencio-colmado por el gozo como un fluyente río-sembrado de luceros.

Hace una pausa. Advierte triunfalmente:

-«Si bien aquí se diera fin al poema si lo integraran sólo alejandrinos, se debe proseguir con la lectura de la primera tanda de heptasílabos.

j

Y luego continuar con !á segunda heptasílaba ronda, que nos queda en inquieta orfandad de anhelo trémulo. Así aparecerá la "alejandrina"».

Y vuelve a recitar con tono enfático:

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Pero la voz volvió como un ave graznando

desgarrando armonías la voz era obsesiva se agitaba impaciente mas yo urdía rechazos y al repudiar la idea la voz se amortiguaba podía dominarla probé tomé el cuchillo con determinación

y aparté el duro filo repeliendo el impulso sin usar la violencia que hasta me daba náuseas y recobré la paz y apareció el silencio como un fluyente río.

Corriendo por mis venas

· buscando liberarse de su alargada celda urgía feroz mátala con cálida exigencia y así me confortaba la admisión de esta idea

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era algo realizable bastaba decidirme escondí tras mi espalda el acero cortante sin temblarme la mano y cercené la voz que tanto me dolía al ver brotar la sangre me sentí ya tranquilo colmado por el gozo sembrado de luceros.

-<<Todo eso sabe a Sade mal digerido>> -patentiza nerviosa Delia. Y Claudio: -<<Nadie guarda una idea en exclusiva y es bueno convertirla en asequible>>.

-<<No eres u~ resentido-punza Delia-. Ni un ser incomprendido, cual pretendes mostrarte, sino esnob únicamente, "épater le bourgeois" buscas con esto.

Es un medio mezquinp y tú lo sabes. Recurren los mediocres a él tan sólo. Tú estás perdiendo el tiempo en la poesía. Buscas nuevos caminos vanamente.

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La corrompes tan sólo. Si no puedes superar la expresión que usan los otros en la tradicional belleza límpida, dedícate a otra rama literaria.>>

-«¿La novela quizás?-indaga Claudio-.

Mas ésta es patrimonio femenino en España actualmente. Hasta tú escribes. Todas las burguesitas ahora lo hacen.>>

-«¿Burguesa, yo?-se asombra Delia airada-. Si yo doy el ejemplo con mis actos y vida personal, de independencia. ¿No vine, acaso, incluso aquí esta noche?

¿No muestro tolerancia y no respeto hasta a esas dos inujeres, que se portan, aquélla sobre todo-ella señala a Norma que sonríe-obscenamente?>>

En forn1a indecorosa, en este instante,

Norma se aprieta a Eduardo y le acaricia. Con desaprobación la observa Delia, mas Norma no se da por aludida.

N o tenía que haber venido aquí. Éstas son cosas de hombres. Su presencia

resulta hostil. Eduardo está turbado, no lo puede ocultar. Delia le cohibe.

No sabe todavía cómo es ella. La conoció esta noche. No merece atención especial. Es insufrible. Le gusta fastidiar a todo el mundo.

-<<N o tiene que ofendernos-salta Marta, para justificarse-. Aquí nosotras estamos trabajando, pues no todas podemos encontrar quien nos mantenga.>> Dorita la contiene con un gesto. Claudio de nuevo coge la palabra:

-<<Porque tú echaste a un lado unas pequeñas convenciones sociales, ya te crees totalmente admirable e independiente.

No obstante, los prejuicios de tn clase, clase media, posees todavía igual que cualquier otra de tu esfera.

Y nunca escaparás de esos prejuicios.

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Si quieres te lo pruebo en un instante>>. -«Prueba. A ven>-desafia altiva Delia.

-<<¿Quieres a Adrián?>>-desliza él importuno.

-«Digamos que tenemos-Delia evade­un afecto epidérmico.»-<<¿A qué no eres capaz de demostrarlo ante nosotros?»

-<<No entiendo.>>-<<Lo diré más claramente. ¿A qué no eres capaz, ante nosotros, de acostarte con él»-señala a Adrián. Norma se arrima a Eduardo, interesada. -«Es una estupidez de mente enferma esta proposiciÓn>>-le acusa Delia.

-«Estúpido sería-le insta Claudio-. de hacerlo con alguno de nosotros. Podrías no sentir nuestra apetencia y se coartara así tu elección libre.

Mas dijiste que gustas de su fisico.>> -«No tengo-ella desdeña-ganas ahora.>> Norma acaricia a Eduardo, desafiante. Delia se siente incómoda. Enfadada.

-«No es eso-Claudio aclara-. Lo que tienes son prejuicios de clase media. Cabe realizar el pecado, mas no en público.>>

-<<Y o no tengo que dar explicaciones de mi condu~ta a nadie y mucho menos a ti, mas si estimase que es más digno el amor hecho en público, lo haría.

Mas no para servirte de espectáculo.>> -«No somos, tú lo sabes, ese público. Quería demostrarte, simplemente, que tu amplitud de miras es estrecha.

Eres quien alardea, en todo el grupo, de plena independencia; de obrar siempre conforme a tus palabras y te muestras, llegada la ocasión, la más cobarde.>>

-«Y tú-le objeta Delia-, tú te eriges en portavoz de todos los presentes, para una tonta prueba que a los otros incluso les repugna que plantees.»

-<•¿Te repugna a ti?>>-· Claudio le pregunta a Adrián. Éste contesta:-· -•A mí me gusta

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Delia, naturalmente. Mas ya puedo hacerle a ella el amor estando a solas».

-<<¿Te repugna a ti?»-a mí me inquiere Claudio.

-<<No me importa-adelanto indiferente-. Yo me acuesto con Marta. No, con ella.» Marta me mordisquea por el cuello. -<<¿Te repugna a ti?>>-Claudio ahora interroga

a Eduardo que, confuso y asustado, sigue las incidencias-. ¿Te opondrías a que Adrián ame a Delia, ante nosotros, como ya ha hecho otras veces en privado?»

Eduardo debe ser un puritano, novicio o aburrido o las tres cosas. Y veintipocos años tiene el tipo. Muy serio mira a Delia. Ésta sonríe.

-<<Di que no te molesta-pide Norma-· . Yo te amaré a ti luego, mejor que ella.» Claudio con voz incrédula porfia: -<<¿Te opones a que Adrián ame ahora a Delia?».

-<<No me opongo -responde él irritado-. Si les gusta acostarse, eso es asunto

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particular que atañe a ellos tan sólo. Debían resolverlo sin plantearlo.»

-<<Verás si soy capaz o no de hacerlo -Delia amenaza. A Adrián, altivamente decidida, consulta-: ¿Estás dispuesto?» -<<Cuando quieras»-se presta éste risueño.

-<<Pues vamos})-Delia ordena, secamente,

mirando despectiva a Eduardo y Claudio. Y firme se encamina al primer cuarto. Los demás la seguimos en silencio.

Comienza a desv~stirse Adrián y Delia alza un poco su falda; se desprende de su pantahmcito, en gesto rápido, y se tiende vestida sobre el lecho. Interrogante él la mira. Ella dice:

-<<Ven». Sobre sí le atrae. Ella se deja besar y acariciar pasivamente. A poco él le levanta la ancha falda y ella arquea los muslos bien formados.

Un instante se muestran plenamente ante nuestra mirada y enseguida

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Adrián cubre su cuerpo. El corpachón de Adrián oculta casi el débil de ella.

Norma avisa:-«Es mejor de este otro modo>>. Y la blusa de Delia desabrocha. Delia intenta impedirlo con su brazo, mas Norma inmoviliza con su pierna el brazo y sigue hurgando entre la blusa.

Delia clama alarmada:-«¡Adrián!». Pero éste al ver de qué se trata no hace caso. -<<Déjame o grito»-Delia advierte a Norma cuando siente su seno al descubierto.

Marta interviene entonces y su mano la boquita de Delia tapa aprisa. Ésta busca morderla y, enojada, Marta junta su boca a la de Delia.

Delia cierra sus labios fuertemente y nos mira asustada, autoritaria, como pidiendo ayuda. Agita luego la cabeza y pretende liberarse.

Marta se la sujeta con las manos. Delia escupe con asco, pero Marta

no se inmuta. La besa nuevamente. Delia nos mira a todos. Suplicante.

Suplicante primero: con temor después y finalmente con gran odio. Aún retuerce otra vez su bello cuerpo

para desenlazarse del de Adrián.

No lo logra. Los párpados y labios aprieta con gran fuerza, en tanto Norma con su boca recorre el blanco seno. Pasiva, pero tensa, queda Delia.

Mas no siempre pasiva se mantiene. Toda ella colabora en este instante siguiendo el movimiento que le ritma Adrián y le abre a Marta ahora sus labios.

Rendida y exigente, al mismo tiempo, ella busca asimismo la otra boca. Una ausente mirada contemplamos si Delia abre los ojos fugazmente. Sonríe en el sopor. Se inmoviliza e intenta desprenderse, débilmente.

Pero no lo consigue! Las caricias lentas, tiernas, de Adrián y Norma y Marta,

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hábilmente aplicadas, la confunden y la vencen de nuevo a pesar suyo.

Y o no quiero ver más. Separo a Marta de los labios de Delia, ya entreabiertos y vestida, cual Delia, en otro cuarto la amo con rapidez, furiosamente.

La pintura de Delia, aún en sus labios, beso cual si besara a Delia en Marta. Sonríe con malicia:-«Éste es de Delia.

Otro>>-me exige-. «Luego»-le prometo. Me gusta descansar teniendo a Marta pegada a mí, apoyada sobre mi hombro.

Como si yo la hubiera complacido se acurruca en silencio a mi costado. Su peso es agradable. Un sopor dulce se extiende por mis miembros suavemente.

Y o valgo más que Claudio y soy más joven. Y más buenos mis poemas surrealistas que los que ha anticipado él esta noche.

Límpidos y enigmáticos. Ejemplo, el que hace referencia a una palabra.

Se me ocurrió de golpe. Sin pensarlo

brotaron de mi lápiz estos versos, como si dentro de él se contuvieran.

Es de las raras veces que no tuve que quitar ni añadir ningún vocablo. No sé qué significan ni me importa. Son gratos a la vista. Es suficiente. No entiendo por qué no me los aceptan.

Existe una palabra que es miel virgen, diamante sorprendido, abierto mar.

Sin embargo, la nieve es una nube fatigada y el frío busca asiento junto al fuego.

Sin embargo; la roca llora escarcha en sus salientes y el verde lino ignora su blancura.

Y un ángel la defiende con su espada.

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N o envidio los engendros que hace Claudio.

Son nulos en riqueza metafórica. Pedestres, sin la magia de lo críptico.

Y esa gran novedad, la «alejandrina», es el simple ejercicio intelectual de una mente mediocre, no creativa.

No tiene porvenir. Si otros mejores, que usaron todo modo y toda métrica, no recogieron antes esa fórmula es prueba concluyente que no es válida.

Qué habrá sido de Bruno. Yo le envidio. Sabe lo que desea y busca el modo de ir directo hacia el fin que estimajusto y del que sacará provecho un día.

No es como yo que dudo y no me atrevo a tomar decisiones arriesgadas. Aún no sé hacia cuál lado dirigirme.

Todo luce atrayente y espantable. Él no vacila. Actúa. Será un líder.

Seguro que ha devuelto el explosivo a quien se lo entregó. Es lo que yo haría. No se me ocurre nada más factible.

Mas no hay que preocuparse por él. Siempre resolverá, sereno, los problemas en que se haya metido. Tiene aplomo y acertará en salir de ellos airoso.

Se me ha dormido el brazo. Me levanto. Volvemos a la sala. Están en ella Norma y Eduardo quien, como saludo, esboza una sonrisa muy forzada. Diego sigue durmiendo ajeno a todo.

Se nos juntan Dorita y Claudio. -«La chica se marchó por la otra puerta, mas la siguió su novio a toda prisa.» Claudio llena las copas de coñac.

-«Ha sido una velada provechosa, la que se ha producido en esta casa. Los cuerpos y las almas exhibidos han sido interesantes. Hasta bellos.>>

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-«La reunión se ha acabado, me parece -dice Eduardo-. Yo debo retirarme.» Norma provocativa alza su falda. -«¿No te gusto?>>-propone sugerente.

Y mueve las caderas incitándole.

-«No me gustas. Tampoco me agradáis vosotros-Y completa-. Quizá os creéis

seres excepcionales. Pero sois groseros y vulgares e inconscientes.»

-«Somos excepcionales. Unos genios

seremos algún día. O tal vez digan, si nuestra obra no gusta en el futuro, "Cuanto talento malgastado en vano".»

-«Gasta en mí tu talento, que yo sé apreciarlo»-Dorita se le abraza. -«Adiós. No os molestéis. Ya sé el camino.»

Se aleja con el rostro muy sombrío.

Es un tonto aguafiestas ese imbécil.

·-<<La vida hay que tomarla-Claudio avanza­

sin pensarla, planearla, sin dolerse

ni alegrarse en exceso, de cualquier mal o bien que coseche cada día.»

Bebe un sorbo muy largo. Y nos subraya: -«Vivir es hacer daño a otro ser vivo, que otro viviente ser nos haga daño. Herir y ser herido al mismo tiempo.

Es ley inexorable de la vida. De grado o por la fuerza, hay que aceptarla».

-<<Hiéreme a mí otra vez»-ruega Dorita y se prende a su brazo. Y o me siento, de repente, cansado.-«¿Vamos?»-Marta se me acerca y me anima cariñosa.

-<<No-desisto-. Me marcho yo también. Es muy tarde. Otro día, con más tiempo, me quedaré contigo»-me disculpo. La beso y me encamino hacia la puerta.

-<<Ándate con cuidado»-casi grita Dorita al despedirme cuando parto.

' -«Andate con cuidado-me repite Dorita en el extremo del pasillo-. Un policía amigo me ha advertido

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que mantenga los ojos bien abiertos y caso de ver algo poco usual

le avise de inmediato. Según dijo muy cerca del Palacio de la Música ha habido una explosión y ha perecido un muchacho. Sospechan que fue el mismo que portaba la bomba y le explotó antes de colocarla en algún sitio.»

Me asalta un dolor fuerte interiormente y rabia y temor, todo confundido. Me apoyo en la pared. Debo estar lívido.

-«Gracias. No te preocupes•-le contesto y cierro sigiloso. Quedo afuera. Desciendo un escalón, pero enseguida me tengo que sentar en el peldaño. No llego a hacerme cargo. Es imposible que Bruno ya esté muerto. Y destrozado.

Me tiemblan las rodillas, mas procuro serenarme y pensar lo que afecta. Le identificarán. Y hurgarán, luego, entre sus conocidos y amistades. Llegarán hasta mí. Es lo más probable.

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Salgo a la calle. Tengo que estudiar qué diré si me cogen. El disgusto de mi padre será de campeonato.

Pero utilizará a sus relaciones y acudirá a salvarme de la cárcel. Conoce a mucha gente bien situada, porque fue perseguido en nuestra guerra por su catolicismo militante.

¿Por qué me metí yo en este fregado y me. dejé influenciar por las palabras de Bruno?: «Cataluña independiente». «Nos podemos bastar nosotros solos.• «Lo nuestro debe ser para nosotros.>>

Pobre Bruno. Es injusto. Él no quería dañar a nadie. Sólo evidenciar la protesta en favor de Cataluña.

-<<Eso del patriotismo es un problema infantil, es decir, de jovenzuelos y viejos inmaduros que chochean -juzgó Claudio una vez sobre este asunto-.

Esa limitación a un breve espacio geográfico, resulta incomprensible.

Page 129: Fonollosa, Poetas en La Noche

Se es de la raza humana, la mejor especie que se ha impuesto a otras especies,

sin fronteras ni límites concretos. Una sola nación el mundo entero.>>

Pero Claudio no está siempre acertado. Es malvado y es cruel en ocasiones por querer deslumbrar, caiga quien caiga. Además él no arriesga. Vive-¿vive?­encerrado en sí mismo, en la poesía.

Y la vida ha de ser, sin duda, más que unos endecasílabos, cautivos de unos libros cerrados y olvidados, según Bruno, admitiendo acto seguido:

-«Excepto en catalán, en que es preciso despertar al idioma del letargo en que ha estado sumido tantos siglos y volver a recrearlo en la obra poética>>.

Y Bruno sí arriesgó su propia vida. Perdió su única vida por un fin que estimaba el más noble. Es indudable que superior a Claudio ha sido Bruno'.: Y el ejemplo a seguir no es Claudio: es Bruno.

Es duro decidir. De la primera paliza no me puede salvar nadie.

Será como tomar un repugnante medicamento para curar algo. Me incomunicarán durante un tiempo. Si mi padre acudiera prontamente a la Comisaría o calabozo ...

No creo me torturen, pues soy joven y verán que no sé nada de nada. Lo práctico será mostrar franqueza y soltarlo de golpe ya al principio.

Y pediré me apliquen lo que llaman, creo, unos detectores de mentiras. Así comprobarán que soy sincero.

No puedo denunciar a nadie. Sólo he tratado con Bruno y Emiliano. Y de éste desconozco el apellido. Y está, además, mi padre de por medio.

Y aunque me torturaran un poquito el fin está cercano. Bruno dijo que el maquis desarrolla un plan perfecto y ocupa posiciones estratégicas, firmes, en las montañas pirenaicas.

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Page 130: Fonollosa, Poetas en La Noche

Y en Asturias, Galicia y Vascongadas se lucha por volver a la República.

Será cuestión de días o sen1anas,

a más tardar de meses, el que caiga Franco del pedestal donde se ha alzado. Rotas las relaciones diplomáticas con las otras naciones, el fascismo se desmoronará al quedar aislado.

¿Por qué, pues, no seguir por el camino que Bruno me ha marcado? Claro está que sin cargar con bombas por la calle. Son muchas las maneras de luchar sin exponer la vid·a en las acciones.

A ver. Me cogerán. De la primer,il paliza no me puede. salvar nadie. Pero luego vendrá mi padre, serio, a &acarme de allí. Bronca paterna y conmiseración de policías por un hijo tan mal encaminado.

Me ficharán. Mejor. Habrá constancia así de mi actuación como patriota.

Volverá la República. Es seguro que no tardará un año en caer Franco.

Y triunfal la bandera catalana ondeará victoriosa en Cataluña.

Aunque mi catalán no es muy perfecto -la culpa es de mi padre acobardado­tendré acceso a revistas de poesía, que proliferarán, sin duda alguna, pues la lengua es el hecho que distingue e identifica a todas las naciones.

Y yo alzaré mi voz en catalán. Primero ante unos pocos, .pero cuando la Confederación de los Países Catalanes se forme, por millones me leerán en la lengua en que habré escrito. Mi elección es la práctica y correcta.

Cuando la policía venga a detenerme prefiero que mi padre esté delante.

Serán menos brutales en el trato. Les estaré esperando. Acaso me ahorre la primera paliza. Paro un taxi para llegar cuanto antes a mi casa.

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Page 131: Fonollosa, Poetas en La Noche

LISTA DE VARIANTES

Pág. Pág.

16 Con diez y seis 141 el «tÚ yo», de

18 de inmediato: 154 es que vale

19 Muestra a mi talento 155 tú, asimismo 22 fue último poema 156 delante núo.

25 que está alargando 158 jamás en ti nuevo

27 algo habrá 159 sentido ... » ¿y que

27 mentiras invenciones 172 Sí me obligo

JO carteneras de negocio 178 N o es pues lógico JO Ser feliz en la vida 182 rápido, anticipa:

J2 acepta Claudio-- 184 no nos importa-

J7 que preparan virus 190 enrededor

44 tercia Claudio-- 1 91 clarifica:

47 resulta Delia 1 9 5 Pero empiezo:

6o cambia el tono: 196 Otro día.

64 radar único 197 buques extrangeros

64 para nadie y señales 199 solos como aislados

64 ignoraba del amor 200 La triste

67 Agosto 200 alegría de abrirlo

7J Abril 202 fiesta o ya ha partido

77 Tomás Garcés 204 dice farfullando:

77 Rosselló POrcel 205 por tanto Dios

84 endecasílabos: 207 El chofer

9J único y múltiple 208 El chofer

94 encantados y otras 212 aun afinnado

95 Y a la tengo 215 Sin embargo II 1 Félix que pide otra 221 Mejor dicho Ilj falta Adrian y nos 221 mi confianza

120 Tanto caben ella 221 ¿aceptara?

127 Ausias March 24J Delia-tú te eriges

IJ6 mias solamente

Page 132: Fonollosa, Poetas en La Noche

ESTA EDICIÓN, PRIMERA,

DE «POETAS EN LA NOCHE»,

DE J. M. FONOLLOSA,

SE HA TERMINADO DE IMPRIMIR,

EN CAPELLADES,

EL UNO DE ENERO DE

MIL NOVECIENTOS

NOVENTA Y SIETE.