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formación cívica y ética reglas y normas de la vida cotidiana

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reglas y normas de la vida cotidiana

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Las reglas y normas en diversos ámbitos de la vida cotidiana de los adolescentes

En todas las sociedades son necesarias leyes y reglas que regulen el comportamiento de las personas, para poder poner un límite en el derecho de la libertad, si no existieran se correría el riesgo de que proliferaran los abusos en contra de las personas más vulne-rables, el resultado sería una convivencia conflictiva. Hay muchas personas que no saben regular su comportamiento en comunidad, no tienen la educación adecuada y no comprenden que el proceso es bidireccional: los conocimientos, valores, costum-bres y formas de actuar van de la sociedad al individuo y de este a aquella. La educa-ción no solo se produce a través de la palabra: está presente en todas nuestras accio-nes, sentimientos y actitudes.

Diversos tipos de normas: jurídicas, convencionales y morales

Una ley es, una regla de conducta que señala, para el bien común, lo que se permite y lo que no. Busca la justicia y se aplica a todos por igual, nos obliga aun cuando no la conozcamos.

Existen diferentes tipos de normas, por ejemplo, las que rigen nuestras relaciones socia-les, en el trato que tenemos con los demás; también encontramos pautas de conducta que regulan el comportamiento según la religión o creencia que cada individuo adopta; los valores morales que inculca nuestra familia también forman parte de las normas que rigen nuestra vida en sociedad. Por último, tenemos aquellas normas que nos imponen las autoridades con el fin de lograr la convivencia pacífica y armónica de la sociedad en la que nos desenvolvemos.

Las normas de conducta las podemos clasificar en: morales, sociales, religiosas y jurídi-cas, analicemos cada una de ellas.

Normas morales

Rigen la conducta del individuo en su interior, de acuerdo a los valores inculcados por las costumbres y las tradiciones, el incumplimiento de ellas solo produce un cargo de conciencia, por tanto, no hay sanción legal que perseguir. Ejemplo. Dar limosna a un necesitado.

Normas sociales

Son reglas que se cumplen, no porque lo dicte una ley escrita, un código o una constitu-ción, sino por seguir una conducta social. Cumplimos las normas sociales por convicción y por solidaridad con el grupo que las impone. Su incumplimiento genera el rechazo social, mas no establece castigos judiciales o multas. Ejemplo. Buen hablar, las reglas de cortesía, los buenos modales, etc.

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Normas religiosas

Pautas de conducta impuestas por la religión o creencia que el individuo profesa. Su incumplimiento no tiene sanción jurídica, más que las sanciones que la misma religión dicta. Ejemplo. No cumplir con alguno de los mandamientos de la Iglesia provoca la comisión de un pecado, y las penas a los pecados las establece cada religión.

Normas jurídicas

Son las leyes. La ley es una disposición de conducta social obligatoria y las estipula un órgano constituido para tal fin. Es decir, que observe la buena conducta de los ciuda-danos so pena de tipo administrativo o judicial. En México el órgano encargado de crearlas es el Poder Legislativo, aunque en algunas ocasiones también pueden ser crea-das por el Poder Ejecutivo y en casos excepcionales por el Poder Judicial. Ejemplo. La Constitución es un conjunto de normas jurídicas que rigen nuestra conducta en socie-dad.

Para que exista respeto pleno a la ley, se deben observar los derechos y obligaciones que son instituidos por la Constitución y todas las leyes que de ella derivan.

El cumplimiento de las normas es de suma importancia para asegurar que se respeten los derechos de todos.

La conciencia moral individual

La conciencia es un juicio de la razón por el que el hombre reconoce la bondad o maldad de un acto. Para emitir un juicio de conciencia se necesita una inteligencia que juzgue y un conocimiento previo que sustente el juicio moral. Algo similar sucede cuando el entendimiento dictamina sobre la verdad de algo. Por ejemplo, al escuchar: “las vacas vuelan”, la razón emite un juicio inmediato que dice: “falso”. Este juicio se funda en el conocimiento previo de las vacas y de volar. El juicio de conciencia se debe sustentar en el conocimiento de la naturaleza humana y de lo que le conviene.

Ante cualquier situación debemos mantener una convivencia armónica, tratar de pre-venir conflictos y resolverlos de la mejor manera. Para lograr lo anterior es necesario tener confianza en nuestro potencial, en nuestros alcances y limitaciones y dar con-gruencia a nuestros pensamientos, sentimientos y acciones, además, debemos apren-der a escuchar con respeto las ideas o sentimientos de los demás y establecer diálogos con la comunicación mutua como base para evitar o solucionar los conflictos.

La moral se construye con los demás

La acción moral es individual, sin embargo, la influye la actuación moral de las personas que nos rodean, así como los aspectos económicos, sociales, religiosos, políticos, etc.

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Debes tener presente que en nuestra sociedad existen diversas necesidades e intereses, así como semejanzas y diferencias entre los individuos, por lo que, debemos tener una actitud de tolerancia y respeto a las diferencias físicas, emocionales o ideológicas de todas las personas para garantizar un trato digno y equitativo ante cualquier situación, esto obliga a la participación individual y al compromiso colectivo para mantener la convivencia armónica.

Consideración de los demás en la reflexión ética

El valor de la empatía nos ayuda a mantener el interés por las personas que nos rodean y a consolidar la relación que tenemos con cada una de ellas.

La empatía es el esfuerzo que realizamos para reconocer y comprender los sentimientos y actitudes de las personas, así como las circunstancias que nos afectan en un momen-to dado.

La empatía es el valor que se vive como habito, independiente de nuestro estado de ánimo y disposición interior; nos permite conocer y comprender mejor a las personas a través del trato cotidiano, es un valor indispensable en todos los aspectos de nuestra vida, sin él, sería muy difícil enriquecer las relaciones interpersonales.

No debemos dejarnos llevar por nuestro estado de ánimo ni obstinarnos en permanecer en nuestro mundo, tampoco dar a todo lo que ocupa nuestra mente la máxima impor-tancia, comportarnos así nos hace indiferentes y poco amables; no es posible que deseemos ser entendidos sin antes intentar comprender a los demás.

La empatía favorece el dialogo, el intercambio de ideas por cualquier medio directo o indirecto, natural o artificial; puede ser desde una amable conversación hasta una aca-lorada discusión entre dos o más personas o grupos, en todo caso su verdadero objetivo es la búsqueda de la verdad.

Este dialogo se caracteriza por la apertura sin reservas en torno al problema común de una verdad importante para la mutua convivencia y debe ser un intento por tener la apertura interior necesaria para comprender al interlocutor y poseer disposición interior a corregir las propias posturas.

No debe consistir en un monologo, en el que cada una de las partes intenta justificar su propio punto de vista y el otro “oye” pero no termina de “escuchar” ni de aceptar la posibilidad de que la verdad o parte de ella proviene del otro.

No debe intentar síntesis o promedios consensuados, de dudosa verdad, para evitar confrontaciones, sino conocimiento mutuo, en el que las auténticas contraposiciones se conserven y se sitúen bajo una luz clara.