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Índice: Introducción…………………………………………………………………….3 A. Saber y enseñar…………………………………………………….3 B. Enseñanza y aprendizaje………………………………………….3 C. El aprendizaje significativo………………………………………...4 Parte I: Teoría de la Didáctica………………………………………………..7 I. Sociología de la Educación………………………………………………...9 A. Sociología del alumnado…………………………………………..9 B. Sociología del profesorado……………………………………….10 C. Dinámicas de grupo………………………………………………12 II. Psicología de la Educación………………………………………………19 A. Psicología Evolutiva. El desarrollo cognitivo del alumnado…..19 B. La inteligencia y las inteligencias múltiples…………………….21 C. La Inteligencia Emocional………………………………………..23 D. Estilos de enseñanza……………………………………………..33 E. Resolución de conflictos………………………………………….34 Parte II: Práctica de la Didáctica……………………………………………39 III. Las metas de la enseñanza: Los Objetivos……………………………41 A. Concepto de Objetivo. Objetivos generales y Objetivos didácticos……………………………………………………………………………...41 B. Cómo se formulan los Objetivos…………………………………42 IV. ¿Qué vamos a enseñar? Los Contenidos……………………………..45 A. Concepto y clasificación de los Contenidos……………………45 B. Cómo se formulan los Contenidos………………………………46 V. ¿Cómo vamos a enseñar? La Metodología……………………………47 A. Concepto de Metodología………………………………………..47 B. Principios metodológicos…………………………………………48 C. Tipos de actividades………………………………………………49 D. Recursos…………………………………………………………...50 E. Atención a la Diversidad ordinaria………………………………51

Formación de formadores

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Texto que explica qué hay que saber para enseñar.

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Page 1: Formación de formadores

Índice:

Introducción…………………………………………………………………….3

A. Saber y enseñar…………………………………………………….3

B. Enseñanza y aprendizaje………………………………………….3

C. El aprendizaje significativo………………………………………...4

Parte I: Teoría de la Didáctica………………………………………………..7

I. Sociología de la Educación………………………………………………...9

A. Sociología del alumnado…………………………………………..9

B. Sociología del profesorado……………………………………….10

C. Dinámicas de grupo………………………………………………12

II. Psicología de la Educación………………………………………………19

A. Psicología Evolutiva. El desarrollo cognitivo del alumnado…..19

B. La inteligencia y las inteligencias múltiples…………………….21

C. La Inteligencia Emocional………………………………………..23

D. Estilos de enseñanza……………………………………………..33

E. Resolución de conflictos………………………………………….34

Parte II: Práctica de la Didáctica……………………………………………39

III. Las metas de la enseñanza: Los Objetivos……………………………41

A. Concepto de Objetivo. Objetivos generales y Objetivos

didácticos……………………………………………………………………………...41

B. Cómo se formulan los Objetivos…………………………………42

IV. ¿Qué vamos a enseñar? Los Contenidos……………………………..45

A. Concepto y clasificación de los Contenidos……………………45

B. Cómo se formulan los Contenidos………………………………46

V. ¿Cómo vamos a enseñar? La Metodología……………………………47

A. Concepto de Metodología………………………………………..47

B. Principios metodológicos…………………………………………48

C. Tipos de actividades………………………………………………49

D. Recursos…………………………………………………………...50

E. Atención a la Diversidad ordinaria………………………………51

Page 2: Formación de formadores

2

VI. La Evaluación…………………………………………………………….53

A. Concepto de Evaluación………………………………………….53

B. Evaluación del aprendizaje………………………………………53

C. Evaluación de la enseñanza……………………………………..55

D. Definiciones relacionadas con la Evaluación…………………..56

VII. Nuevas Tecnologías y su uso en la enseñanza……………………..59

A. Las Nuevas Tecnologías. Delimitación conceptual……………59

B. Ejemplos del uso de las Nuevas Tecnologías…………………60

Bibliografía…………………………………………………………………….61

Page 3: Formación de formadores

INTRODUCCIÓN

A. Saber y enseñar

¿Basta saber de un tema para ser capaz de enseñarlo? Evidentemente

no. De hecho, podemos decir que existe una importante diferencia entre “saber

algo” y “enseñar algo”, diferencia que muchas veces olvidamos. Y también

olvidamos que, como profesores, como docentes, debemos saber y debemos

saber enseñar. Para saber, necesitamos estudiar y formarnos de manera

continua. Para saber enseñar, también necesitamos estudiar, pero otras cosas

y de otra manera, y ésa es la intención de este curso. Expliquémoslo con un

ejemplo:

Imaginemos a dos profesores de la misma asignatura. Uno tiene unos

conocimientos enormes y enciclopédicos de su materia, ha leído docenas de

libros sobre el tema y tiene grandes capacidades de análisis y reflexión; pero

no es capaz de transmitir todos sus conocimientos, de modo que sus alumnos

se aburren y acaban por considerar que la asignatura no vale la pena. Por su

parte, el segundo profesor, aun teniendo unos conocimientos también muy

amplios, sabe además cómo transmitirlos, de forma que sus clases son

amenas, conecta con los alumnos y sabe cómo hacer que estos se sientan

interesados por lo que cuenta. Este profesor será el que consiga “triunfar”,

siendo capaz de conseguir que sus alumnos aprendan.

Esto quiere decir que a la hora de enseñar, tan importante es conocer

nuestra materia como conocer algunas nociones de Pedagogía y Didáctica que

nos puedan ser útiles para enseñar nuestra materia.

B. Enseñanza y aprendizaje

Tradicionalmente, la labor de los docentes se ha centrado en la

enseñanza de los contenidos a los estudiantes, siendo es docente el que

llevaba el peso de un proceso que, evidentemente, era de enseñanza.

Page 4: Formación de formadores

4

Sin embargo, en los últimos tiempos se hace hincapié en el papel de

estudiante, en su aprendizaje, de modo que el profesor pasa a ser así un

intermediario entre los contenidos y los aprendices. Se forma así un proceso

que ya no es sólo de enseñanza, sino que es de enseñanza-aprendizaje.

Desde este punto de vista, tenemos que fijarnos no sólo en cómo enseñamos

sino también en cómo aprenden nuestros alumnos.

Aprender es adquirir conocimientos, conocimientos que además deben

ser duraderos, fruto de nuestra experiencia y que debemos saber aplicar en

cualquier situación. En este caso estaríamos hablando de un aprendizaje

significativo que, además, debe provocar un cambio en nuestra conducta.

Este concepto de aprendizaje lo podemos aplicar a cualquier tipo de

conocimiento, pero debemos recordar que cada conocimiento exige un tipo de

aprendizaje determinado, y que cada tipo de aprendizaje exige su propio

procedimiento.

C. El aprendizaje significativo

Antes de entrar en materia, creemos que es interesante explicar más en

profundidad qué entendemos por “Aprendizaje Significativo”, porque éste es un

concepto que vamos a mencionar en varias ocasiones.

El concepto de “aprendizaje significativo” fue acuñado por Ausubel,

basándose en la idea de que, para aprender un concepto, tenemos que tener

inicialmente una cantidad básica de información acerca de él, que funcionará

como material de fondo para esa nueva información.

De esta forma entendemos que el aprendizaje significativo tiene lugar

cuando el estudiante liga la información nueva con la que ya tiene, de modo

que reajusta y reconstruye ambas informaciones en el proceso. O sea, que la

estructura de los conocimientos previos condiciona los nuevos conocimientos y

experiencias, que, a su vez, modificarán y reestructurarán los primeros.

Así, el aprendizaje significativo es aquél en el que nosotros como

docentes creamos un entorno de instrucción en el que nuestros alumnos

entienden lo que están aprendiendo. De este modo, el aprendizaje significativo

conduce a la transferencia (como veremos en un tema posterior), de modo que

permite usar lo aprendido en nuevas situaciones y en contextos diferentes,

porque exige más comprender que memorizar.

Page 5: Formación de formadores

5

Así, es necesario que el estudiante ejerza una participación activa, en la

que es consciente de su propio aprendizaje, y en la que nuestra atención se

centrará en cómo se adquieren esos aprendizajes. De esta forma, es necesario

potenciar que el estudiante construya su propio aprendizaje, porque la

intención última de este aprendizaje es conseguir que nuestros alumnos

adquieran la competencia de aprender a aprender.

De este modo, el aprendizaje significativo se caracteriza por las

siguientes características:

- Es permanente, porque los alumnos adquieren un aprendizaje a largo

plazo.

- Produce un cambio cognitivo, porque el alumno pasa de no saber a

saber.

- Está basado en la experiencia, ya que depende de los conocimientos

previos.

Page 6: Formación de formadores
Page 7: Formación de formadores

PARTE I: TEORÍA DE LA DIDÁCTICA

En esta primera parte vamos a hablar de algunas cuestiones de

Sociología y de Psicología de la Educación que pueden ser interesantes para

los profesores, pero sin extendernos demasiado en la explicación. Simplemente

vamos a dar unos datos mínimos que sirvan para que aquéllos que estén

interesados puedan profundizar más por su cuenta.

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Page 9: Formación de formadores

I. SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN

A. Sociología del alumnado

1. Características del alumnado

Los alumnos son, junto con los profesores, los protagonistas destacados

del sistema educativo. A la hora de referirnos a ellos tenemos que verlos no

sólo como estudiantes, sino también como lo que son: jóvenes, normalmente

menores de edad. Por eso, lo primero que tenemos que hacer es fijarnos qué

es lo que caracteriza a la juventud actual. Y sus características principales son

las siguientes (aunque sabemos que algunas pueden ser matizables):

- Negativismo contra lo establecido y las formas esperadas de conducta.

- No utilitarismo: No se proyectan en el futuro, de manera que viven en la

pura presencialidad de las acciones.

- Acciones con contenido hedonista.

- Necesidad de exhibirse (de ahí el éxito de las redes sociales).

De todo esto se deriva que, para ellos, el centro de enseñanza

representa unos valores que no son los suyos, lo que da lugar a una

confrontación de valores.

2. Subculturas escolares

Las subculturas escolares son las formas de comportamiento escolar

(los estilos de conducta escolar) que otorgan un determinado estatus,

presentan cierta constancia en el tiempo, buscan convertirse en hegemónicas,

tienen cierta universalidad dentro del sistema educativo, presentan conexiones

con las estructuras de clase, buscan influir en la dinámica y el ambiente

escolar, y se proyectan en todo el ámbito social del joven (configurando así un

modo de vida).

Aunque sería algo bastante discutible, en general se acepta que hay

cuatro modelos ideales de subculturas escolares:

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- Grupo de adhesión: Sus miembros se identifican instrumental y

expresivamente con la escuela (es decir, le ven utilidad y les gusta). Suelen ser

estudiantes que proceden de la clase media y media alta que, además influyen

en la dinámica escolar. Es un grupo cada vez más reducido.

- Grupo de acomodación: Presentan una identificación instrumental con

la escuela, pero no expresiva (le ven cierta utilidad a estar ahí, aunque sea sólo

para conseguir un título que les permita hacer otras cosas después, pero no les

gusta). Son la gran mayoría de los estudiantes, presentan una composición

interclasista y no suelen influir en la dinámica del centro.

- Grupo de disociación: Presentan una vinculación expresiva con el

centro educativo, aunque no instrumental.

- Grupo de resistencia: Son los alumnos que presentan una clara ruptura

con el centro educativo (son los estudiantes “anti-escuela”). No presentan

ninguna vinculación con el centro. En el caso que nos ocupa, se tratará de

estudiantes que están en el centro obligados por sus familias.

De todo esto se puede concluir que los centros educativos están

perdiendo la capacidad socializadora de carácter expresivo, es decir, no están

consiguiendo que los estudiantes se interesen por las materias que se

enseñan. Por todo esto, se da el caso de que para nuestros alumnos el tiempo

escolar se configura como un no-tiempo, diferente al tiempo de ocio (centrado

en los fines de semana), que sería su tiempo verdadero. Es el caso de los

alumnos que, cuando llega el lunes ya están pensando en lo que harán el fin de

semana siguiente.

B. Sociología del profesorado

Los otros protagonistas del proceso de enseñanza-aprendizaje y, por

extensión, de todo el sistema educativo, son los profesores. Desde una

perspectiva sociológica podemos fijarnos tanto en el profesorado como

categoría social (su posición dentro de la estructura social), como en el

profesorado como agente educativo (su posición dentro del sistema de

enseñanza). Además, debemos recordar que los profesores son (somos) los

componentes más estables de ese sistema, frente a la presencia temporal de

estudiantes, padres y autoridades educativas.

Page 11: Formación de formadores

11

1. Características principales del profesorado

Normalmente, los docentes interiorizamos una serie de ideas sobre qué

es ser profesor, que acaban derivando en que, en lugar de usar los modelos

que se nos enseñan, acabamos enseñando tal y como nos enseñaron a

nosotros aunque lo critiquemos.

A la vez, estamos viendo cómo se va perdiendo la confianza en las

instituciones educativas y en su legitimidad, sobre todo porque en momentos

de crisis se rompe la funcionalidad educación-empleo, que se hace más

compleja desde el momento en el que un título no siempre garantiza un

empleo. Además, el consenso normativo en torno a la escuela ha descendido,

ya que ésta ha perdido su capacidad socializadora. De todo esto se deriva una

pérdida del apoyo de la sociedad.

Todo esto da lugar a fuertes críticas a la institución escolar que,

repercuten en los profesores, que se sienten poco valorados por la sociedad.

A esto hay que añadir la sensación de provisionalidad debida a los

continuos cambios legislativos (al menos en España cada partido político que

llega al Gobierno cambia las leyes educativas), que tampoco ayuda a que los

docentes vean que su trabajo es tenido en cuenta.

2. Principales problemas de la profesión docente

Los profesores nos enfrentamos a una serie de problemas que se

pueden resumir en los siguientes:

En primer lugar, se trata de un grupo profesional sometido a procesos de

descualificación y configuración constante. No solemos contar con estrategias

de profesionalización (carreras profesionales). Esto hace que a la hora de

reclamar nuestros derechos nos encontremos con que nos faltan las

herramientas para hacerlo.

En segundo lugar, el hecho de que nuestro trabajo esté relativamente

bien remunerado, tengamos bastante tiempo libre y trabajemos

(aparentemente) pocas horas hace que la nuestra sea una profesión muy

valorada por encima de otras. Sin embargo, eso influye en una falta de

reconocimiento de nuestra labor por parte de la sociedad.

En tercer lugar, vemos cómo día a día las instituciones educativas

pierden valor de uso, porque a muchos padres y estudiantes les importa no

tanto lo aprendido sino la consecución de un título. En momentos como los

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12

actuales en los que un título no asegura el trabajo, la educación funciona,

principalmente como una manera de alargar el proceso de inserción laboral.

Además, los valores que se enseñan en las instituciones educativas, centrados

en el conocimiento y en la formación de la personalidad, son diferentes a los de

una sociedad cada vez más hedonista.

En cuarto lugar, a los profesores se nos pide que, cada vez cumplamos

con más funciones, mientras que nuestra formación inicial suele ser, en la

mayor parte de los casos, insuficiente y que, además, no llega a formar una

identidad profesional (en mi caso, mi postgrado para ser profesor fue un mero

añadido de seis meses después de una formación de cinco años durante los

cuales había pensado de mí mismo que era un historiador, un investigador de

la Historia).

Por último, los docentes nos vemos desconcertados ante la

configuración cambiante del sistema educativo (por ejemplo, en el caso de

España, cuando la educación se hizo obligatoria hasta los 16 años después de

llevar décadas siéndolo sólo hasta los 14 hubo mucha polémica sobre el

aumento del fracaso escolar, olvidando el hecho de que, lógicamente, si hay

más estudiantes también aumentará el número de suspensos).

C. Dinámicas de grupo

1. Concepto de grupo

Antes de hablar propiamente de las dinámicas de grupo que tan útiles

nos van a resultar a la hora de llevar a cabo la labor docente, es importante que

hablemos de qué es el grupo, y cuáles son sus características.

Lo primero que tenemos que hacer es tener en cuenta que un grupo no

es lo mismo que un agrupamiento. Un agrupamiento sería la mera suma de

personas por el mero hecho físico de estar juntas, mientras que el grupo ya

supone tener las siguientes características:

- Supone la interacción social entre personas que se influyen

mutuamente.

- Tiene una estructura clara y determinada.

- Las personas que forman ese grupo comparten metas y objetivos.

- Estas personas, además, tienen una conciencia de grupo, una

percepción colectiva de unidad.

Page 13: Formación de formadores

13

- Los grupos son estructuras dinámicas, que se comportan como

organismos unitarios y en las que pueden emerger diferentes roles.

Por su parte, un grupo escolar se caracteriza además por las siguientes

cuestiones:

- Tiene la finalidad básica de producir cambios cualitativos en las

personas.

- Las personas que lo forman no eligieron ser parte de él.

- El docente ejerce de líder sin haber sido elegido por los miembros del

grupo.

- Se asumen unos objetivos y una normativa que fueron generados

desde fuera del grupo.

- La presencia es (o suele ser) obligatoria.

- El número de estudiantes suele dificultar la interacción personal

recíproca.

Dentro del grupo-clase tenemos que diferenciar, además, dos

estructuras diferentes:

- La estructura oficial, formada por los factores objetivos de la

administración escolar.

- La estructura espontánea, que surge como consecuencia de la

dinámica interna (preferencias, atracciones, antipatías…).

A su vez, existen dos niveles distintos, que son:

- El nivel de tarea, en el que se incluyen

o Los objetivos a conseguir.

o Los procedimientos y recursos para conseguir dichos

objetivos.

- El nivel emocional, formado por mecanismos de carácter afectivo, y

que supone la necesidad de generar un buen clima grupal que haga posible el

trabajo. Dentro de este buen clima grupal, tenemos que tener en cuenta las

siguientes dimensiones:

o Aceptación: Es necesaria la comprensión y tolerancia

de los procesos.

o Tolerancia: Hace falta que dentro del grupo se acepte a

los demás compañeros.

Page 14: Formación de formadores

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o Responsabilidad: Tenemos que conseguir que nuestros

alumnos acepten el compromiso personal de buscar el

buen funcionamiento del grupo (y de asumir la

responsabilidad si no funciona y es su culpa).

o Compromiso con los objetivos marcados.

o Apoyo, expresado en forma de interdependencia y

colaboración mutua.

Además de todo esto, debemos saber que en la “vida” de todo grupo hay

tres fases principales:

- Fase de los interrogantes situacionales: El grupo se acaba de formar,

es una situación cargada de expectativas, y en ella, el docente debe:

o Dejar claro qué es lo que se espera.

o Favorecer el conocimiento.

o Aclarar la forma de funcionar.

o Motivar y animar a los alumnos.

o Y además debe ser el “modelo” de conducta.

- Fase del conocimiento de la situación: En este momento las personas

ya se conocen y tratan de trabajar juntas. Es necesario generar una situación

de responsabilidad compartida.

- Fase del conflicto de crecimiento: Se produce una crisis por la propia

dinámica del grupo. Van surgiendo roles1 y por ello es necesario tener en

cuenta qué roles son, hay que prestar mucha atención a la comunicación entre

los miembros del grupo y hay que intentar resolver el conflicto.

Ahora que ya tenemos claro qué es un grupo y cuáles son sus

características, ya podemos trabajar con él, mediante el uso de las dinámicas

de grupo.

2. Tests sociométricos y dinámicas de grupo

El test sociométrico es una de las técnicas de investigación de orden

cuantitativo de la metodología sociométrica que permite determinar el grado en

que los individuos son aceptados o rechazados en un grupo (su estatus

sociométrico), descubrir las relaciones entre los individuos y revelar la

1 ROL: Es el papel que desempeñamos dentro del grupo. En este caso es importante recordar que ninguna persona es neutra y siempre se desempeña un papel. A veces ese rol se escoge, pero otras puede ser atribuido. En un grupo-clase pueden ser el rol de pelota, de empollón, de instigador, de vencido por adelantado, de payaso, de víctima, de matón…

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15

estructura del grupo mismo. Como test adquiere la forma de una prueba

compuesta por un conjunto de preguntas. Para llevar a cabo un test

sociométrico tendremos que ser fieles a los siguientes pasos o fases:

- Protocolo o ficha técnica del test: Antes de la construcción de un

cuestionario es precisa una fase de reflexión que nos ayude a tener en cuenta

algunas consideraciones del grupo y a clarificar los objetivos que pretendemos

con el test sociométrico.

- Elaboración del cuestionario: El cuestionario es el instrumento

que vamos a utilizar.

- Administración.

- Análisis de resultados.

o Sociomatrices: Las matrices sociométricas o

sociomatrices son cuadros de doble entrada en el que

tanto en la primera columna como en la primera fila se

colocan los nombres de los miembros del grupo, y en el

resto los resultados del test de acuerdo a una serie de

criterios.

o Sociogramas: Los sociogramas son las

representaciones gráficas de las sociomatrices o del

conjunto de relaciones sociales detectadas entre los

miembros del grupo. Posee la ventaja de su facilidad de

interpretación, porque permite ver de un solo vistazo la

estructura del grupo.

o Índices y tipos sociométricos: Los índices sociométricos

son la relación que existe entre dos valores

sociométricos o uno de ellos con el conjunto del grupo.

Por su parte, los tipos sociométricos son cada uno de

los tipos dentro de los que podemos clasificar a los

miembros del grupo en función de las puntuaciones

obtenidas en cada uno de los valores sociométricos,

principalmente en el de estatus de elección y en el de

estatus de rechazo. Esos tipos serían el de popular

(estrella, líder), entrañable (normal), olvidado (ignorado,

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16

desatendido, aislado) y el de rechazado (excluido,

marginado).

- Informe: El informe recogerá los resultados finales.

En lo que se refiere a las dinámicas de grupo, su importancia dentro de

la educación está en que sirven para comprender cómo interactúan los

estudiantes entre sí y de qué manera se establecen roles de liderazgo dentro

del grupo. De esta forma, los estudiantes pueden interactuar compitiendo entre

sí para ver quién es el mejor, pueden trabajar individualmente para conseguir

una meta sin prestar atención a los demás, y pueden trabajar

cooperativamente, estando tan interesados por el trabajo ajeno como por el

propio.

En general, las dinámicas y técnicas de grupo facilitan la interacción

cooperativa. Este enfoque de las relaciones dentro del grupo tiene muchos

efectos positivos sobre la educación tanto en el campo de la motivación como

en el del aprendizaje que supera los otros dos modos de interactuar:

competitivo e individualista.

Así, la dinámica de grupos pretende alcanzar un equipo de trabajo

cooperativo y un tipo de grupo sano que consiste básicamente en:

- En la discusión: Tolerancia y acogida.

- En la decisión: Objetividad y carácter progresivo.

- En la acción: Creatividad y respeto a las personas.

3. Ventajas del uso de las técnicas grupales en el aula. Procedimientos

para su elección. Principios generales de uso. Dificultades para su introducción

Las principales ventajas de estas técnicas son:

- Favorecen la aceptación mutua y la cooperación.

- Consiguen que los estudiantes se sientan miembros del grupo.

- Estimulan diversos aprendizajes.

- Facilitan el desarrollo intelectual y afectivo.

- Mejoran el clima escolar.

- Proporcionan seguridad y relajamiento al docente.

A la hora de elegirlas debemos tener en cuenta los siguientes factores:

- Los objetivos que perseguimos con ellas.

- Nuestra propia habilidad para desarrollarlas.

- La madurez del grupo.

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17

- Su tamaño.

- Las características de sus miembros.

- Los medios con que contamos.

- El ambiente.

Las normas generales para servirnos de ellas serían:

- Debemos conocer los fundamentos teóricos de la dinámica de grupos.

- Debemos ser capaces de fomentar la participación.

- Tenemos que conocer bien la técnica que vamos a usar.

- Debemos explicar claramente qué hay que hacer.

- Nunca debemos usarlas para “pasar el rato”.

- Tenemos que tener unos objetivos claros y bien delimitados.

- Debemos crear un clima cordial y democrático.

- Los estudiantes no deben sentir que están en clase por obligación.

Sin embargo, también habrá una serie de dificultades, que se deben a:

- La inercia de la vida docente, que hace que muchas veces los propios

profesores nos mostremos reacios a su introducción.

- La escasa motivación del alumnado.

- Las dificultades espaciales y temporales.

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Page 19: Formación de formadores

II. PSICOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN

A. Psicología evolutiva: El desarrollo cognitivo de l alumnado

Durante la adolescencia se producen una serie de cambios en nuestros

alumnos, siendo los más evidentes los cambios físicos, ya que se produce un

crecimiento más rápido y aparecen los caracteres sexuales tanto primarios

como secundarios. Estos cambios físicos son diferentes en los chicos que en

las chicas, hasta el punto de que para ellos puede resultar traumático que esos

cambios se produzcan más tarde que en sus compañeros, pero para ellas sería

traumático lo contrario, es decir que se produjeran antes que en el resto de las

chicas de su edad.

Sin embargo, los cambios que más pueden interesarnos son aquellos

que se producen a nivel psicológico, ya que los adolescentes sufren cambios a

nivel cognitivo y a nivel de identidad. A nivel cognitivo, es importante el cambio

que se produce en la forma de razonar, porque pasan a desarrollar el

pensamiento hipotético-deductivo.

A nivel de identidad, la adolescencia es el momento en que se modela la

propia identidad (el autoconcepto), con un componente descriptivo y otro

valorativo, que dependen de las distintas facetas de la identidad de cada

adolescente, y que darán lugar a muchas y distintas percepciones de sí

mismos.

De este modo, la identidad de un adolescente puede tener las siguientes

facetas:

- Académica, en función de sus resultados en los estudios.

- No académica, que cada vez cobra más importancia y que

tiene las siguientes variables:

o Física:

� Apariencia física.

� Capacidad física.

Page 20: Formación de formadores

20

o Social:

� Relación con la familia. Pasa a un segundo

plano.

� Relación con los iguales (amigos y compañeros

de clase). Cada vez es más importante.

o Emocional: La identidad emocional aparece en la

adolescencia, porque empieza a definirse la identidad

sexual y comienza a haber acercamientos de carácter

romántico.

o Moral: La identidad emocional también aparece en la

adolescencia, porque es el momento en el que se va

desarrollando una escala de valores propia.

o Étnica: En determinados casos, también puede definirse

una identidad de carácter étnico.

Lógicamente, dentro de las variables que forman la identidad hay una

jerarquía muy clara. Por ejemplo, ir mal en matemáticas puede afectar mucho a

la valoración como estudiante, pero mucho menos a la valoración global como

persona. Si se rompe la jerarquía al dar demasiada importancia a una única

variable, entonces pueden aparecer desequilibrios.

La adolescencia es el momento en pasa a un primer plano la apariencia

física, y, más concretamente en los chicos, la fortaleza. Todo esto se relaciona

con las dimensiones social y emocional de la identidad, porque por ejemplo,

tener una apariencia física más atractiva puede hacer que una chica sea más

valorada por sus iguales (es decir, que sea más “popular”). Por su parte, en un

chico ser más fuerte que sus compañeros puede hacer que sea más respetado

por éstos.

En la adolescencia, las relaciones sociales pasan a un primer plano. Por

un lado, la relación con los padres cambia, pasando a un segundo plano

(aunque, normalmente, el vínculo afectivo es todavía muy fuerte). Por otro lado,

la relación con los iguales, con los amigos, pasa a un primer plano. La

dimensión social con los iguales afecta mucho a la dimensión emocional,

porque la amistad cubre la necesidad de pertenencia, a la vez que cobran cada

vez más importancia las relaciones de carácter romántico.

Page 21: Formación de formadores

21

A su vez, en los grupos de amigos pueden verse comportamientos como

el conformismo o, a veces, la presión social, presión social que puede llevar

incluso a asumir conductas de riesgo, porque los adolescentes carecen de

visión de futuro y conciencia del riesgo.

Entre nuestros alumnos podemos encontrarnos también con algunos

que presentan problemas sociales, que, en muchos casos, pueden hasta dejar

de ir a clase. Los chavales con problemas sociales se pueden clasificar en dos

categorías principales (disruptivos e inhibidos), que a su vez pueden

subdividirse en otras dos, de manera que tendríamos las siguientes categorías:

- Los alumnos disruptivos, son aquellos que son rechazados

tanto por sus iguales como por sus profesores, y que a su vez

pueden ser:

o Autoritarios, que quieren llamar la atención y carecen de

habilidades para negociar.

o Agresivos, que son una minoría que no respeta a nadie.

- Los estudiantes inhibidos, son ignorados y pasan

desapercibidos. Pueden ser:

o Tímidos, que son aquellos a quienes causa ansiedad la

relación social, tienen pocos amigos y baja autoestima.

o Retraídos, que sólo tienen relaciones sociales con quien

les interesa.

Todas estas cuestiones pueden repercutir en el aspecto emocional con

mucha intensidad.

B. La inteligencia y las inteligencias múltiples

Sería muy difícil definir qué es la inteligencia debido a su carácter

multidimensional, a que sus límites son difusos y a que abarca aspectos muy

amplios y diferentes. No obstante, debido a que saber qué es nos ayuda a

planificar tareas y actividades, debemos intentar definirla, y por ejemplo

podemos hacerlo diciendo que es la capacidad para asimilar, guardar y

elaborar información, y para usarla para resolver problemas. En resumen,

cuando hablamos de la inteligencia debemos fijarnos en tres categorías

principales, que son la capacidad de aprendizaje, la capacidad de adaptación a

situaciones nuevas y la capacidad para pensar de manera abstracta.

Page 22: Formación de formadores

22

Sin embargo, a partir de los trabajos de psicólogos como Howard

Gardner, se comenzó a plantear la posibilidad de que la inteligencia tuviera

más facetas que las mencionadas en la definición anterior, dando lugar a la

teoría de las inteligencias múltiples. Desde esta perspectiva, la inteligencia no

puede quedar exclusivamente en manos de la Psicometría, ya que ésta no

contribuye a desvelar los procesos cognitivos y personales sobre el

comportamiento humano a la hora de resolver nuevos problemas, ni se ocupa

del potencial individual para el crecimiento futuro. Así se propone la existencia

de “inteligencias independientes” que incluyen áreas relacionadas con las artes

y las habilidades sociales, diferentes de las que áreas que tradicionalmente se

venían incluyendo dentro del concepto de inteligencia (es decir, las áreas

lógico-matemática y lingüística), y esto es así porque las habilidades humanas

no se limitan a la lectura, la escritura y el cálculo, sino que hemos de fijarnos

también en las habilidades sociales.

De esta forma, Gardner plantea la existencia de múltiples inteligencias,

cada una diferente de las demás, y, lo que es más importante para la

educación, cada una de ellas con una forma diferente de cultivarse. Además,

desde su punto de vista, la inteligencia no sería algo fijo y estático, determinado

desde el momento del nacimiento, sino que es dinámica y susceptible de

crecer, y de ser mejorada y ampliada.

De este modo, para Gardner, las inteligencias múltiples serían:

- Inteligencia lógico-matemática.

- Inteligencia verbal.

- Inteligencia espacial.

- Inteligencia motriz (también llamada kinestésica, quinestésica o

cinestésica): Consiste en la fluidez y la gracia corporal, por ejemplo

para el baile.

- Inteligencia musical.

- Inteligencia interpersonal (capacidades de autoconocimiento).

- Inteligencia intrapersonal (capacidades de relación).

Las dos primeras (lógico-matemática y verbal) serían las llamadas

inteligencias académicas. A su vez, estas dos junto con la musical, la espacial

y la motriz, conformarían la llamada inteligencia racional. Por último, las

Page 23: Formación de formadores

23

inteligencias personales (es decir, la interpersonal y la intrapersonal) formarían

la llamada inteligencia emocional, de la que hablaremos seguidamente.

C. La Inteligencia Emocional

1. ¿Qué es la Inteligencia Emocional?

Desde hace algún tiempo se viene prestando cada vez más atención a

la llamada Inteligencia Emocional, debido a que las emociones juegan un papel

muy importante en nuestra vida.

Según Goleman, la Inteligencia Emocional sería el conjunto combinado

de capacidades que permiten que una persona se regule a sí misma y a los

demás, que son, como acabamos de ver, las inteligencias interpersonal e

intrapersonal.

Según Salovey, estas inteligencias personales que conforman la

Inteligencia Emocional abarcarían cinco competencias principales:

- El conocimiento de las propias emociones.

- La capacidad para controlar las emociones.

- La capacidad para motivarse a uno mismo (incluyendo también la

capacidad de demorar la gratificación y de sofocar la impulsividad).

- El reconocimiento de las emociones ajenas (empatía).

- El control de las relaciones sociales.

Así pues, la Inteligencia Emocional supone:

- El conocimiento y aceptación de uno mismo.

- Las habilidades sociales (de comunicación y de comportamiento).

- El conocimiento tácito en situaciones sociales.

En definitiva, la Inteligencia Emocional sería la capacidad para sentir,

entender, controlar y modificar los estados de ánimo propios y ajenos. Por eso

mismo, la Inteligencia Emocional no se plantea ahogar las emociones, sino

dirigirlas y equilibrarlas.

Dentro de la Inteligencia Emocional tenemos varios componentes. El

primero de ellos sería la autoestima, que es un componente de expectativa que

se presenta como el resultado de un proceso de análisis, valoración e

integración de la información derivada de la propia experiencia y del feedback

con los llamados “otros significativos”, que son los compañeros, los padres o

los profesores. La autoestima regula la conducta mediante un proceso de

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24

autoevaluación o autoconciencia, de manera que el comportamiento de un

estudiante en un momento dado dependerá de su autoestima en ese momento.

Pero además, está demostrado que la autoestima influye poderosamente en el

rendimiento, de donde podemos concluir que si desarrollamos la autoestima de

los estudiantes, también podremos conseguir que aumente su rendimiento. De

esta manera, vemos que un estudiante con baja autoestima tenderá a

considerar que sus éxitos se deben a factores externos e incontrolables (como

el azar), y que sus fracasos se deben a factores internos y estables (como una

baja capacidad). Por su parte, un estudiante con la autoestima alta

normalmente atribuirá sus éxitos a factores internos y estables (su capacidad) o

a factores internos, inestables y controlables (como el esfuerzo), y a considerar

que sus fracasos se deben a factores internos y controlables, siendo el más

importante la falta de esfuerzo.

El segundo componente de la Inteligencia Emocional es el componente

de valor, la motivación de logro. La motivación de logro se fundamenta en las

metas que persigue cada estudiante, de manera que las metas elegidas dan

lugar a diferentes modos de afrontar las tareas académicas y a distintos

patrones de motivación. Las diferentes metas que se pueden elegir se mueven

entre dos polos opuestos, que van desde una orientación extrínseca a una

orientación intrínseca. Así, habrá estudiantes que elijan sus metas con una

motivación intrínseca, movidos fundamentalmente por el deseo de saber, la

curiosidad, la preferencia por el reto… Pero también los habrá que las elijan

con motivaciones extrínsecas, es decir, movidos por la obtención de notas,

recompensas, aprobación de padres y profesores, obtención de valoraciones

positivas o evitación de las valoraciones negativas. La elección de unas u otras

metas también generan unos patrones motivaciones distintos, y así los

alumnos que opten por la motivación intrínseca adoptarán un patrón de

“dominio”, aceptando retos y desafíos para incrementar sus conocimientos y

sus habilidades. Por su parte, los alumnos que persiguen metas extrínsecas

adoptarán un patrón de “indefensión”, orientado a evitar los desafíos por miedo

a manifestar poca capacidad para realizar una tarea con éxito.

El tercer componente de la Inteligencia Emocional es el componente

afectivo, es decir, las emociones, de las que hablaremos seguidamente.

Page 25: Formación de formadores

25

2. Las Emociones

¿Qué es una emoción? Pues una emoción (del latín “movere”, que

significa “mover”) es un impulso que nos lleva (nos mueve) a actuar. Como tal

impulso, normalmente una emoción es algo inconsciente. Por ello es algo

primario y no debemos confundir una emoción con un sentimiento, porque un

sentimiento es algo que “viene después” de la emoción y que va más allá de

ella, es más profundo y muchas veces se debe a haber sentido no una, sino

varias emociones. Es decir, que la emoción es momentánea mientras que el

sentimiento es más profundo y duradero. Además, el sentimiento va al ámbito

cognitivo.

Las emociones tienen mucho peso en nuestra vida, porque el

funcionamiento puede verse entorpecido por los problemas emocionales, y

porque las emociones negativas muy intensas pueden absorber toda la

atención de un individuo. Por lo mismo las emociones tienen mucho peso a la

hora de llevar a cabo la labor docente, porque no podemos olvidar que

nuestros alumnos viven una serie de cambios (tanto físicos como cognitivos y

en las relaciones) que hacen que vivan sus emociones de forma muy intensa. Y

las emociones, por supuesto, también nos afectan a nosotros.

En el proceso de manejar las emociones tenemos que dar una serie de

pasos, porque primero es necesario percibir esas emociones. Después a partir

de esa percepción elaboramos un pensamiento que produce una respuesta.

Cuando somos capaces de responder a la emoción, normalmente podemos

comprenderla, y a es partir de ese momento que podemos manejar esa

emoción.

No hay un acuerdo entre los psicólogos respecto a cuáles son las

emociones primarias (ni siquiera coinciden en la existencia real de emociones

primarias), pero la mayoría de los teóricos aceptan entre esas emociones

primarias las siguientes:

- Miedo: La más primitiva reacción a la amenaza de daño o muerte.

Sería como un “sensor” que nos avisa de un riesgo vital.

- Alegría: Es la vivencia de una experiencia positiva, placentera y

reconfortante, acompañada de sentimientos de placer, confort y bienestar. La

mente y el cuerpo estarían en equilibrio, posibilitando una sensación de

relajación y un incremento de la autoestima.

Page 26: Formación de formadores

26

- Sorpresa: Se produce ante una situación imprevista, novedosa o

extraña, que hace que todos los procesos fisiológicos se dediquen a

procesarla. Es la emoción más breve de todas y hay autores que no aceptan

que sea una emoción primaria.

- Ira: Se basa en la idea de que hemos sido indignamente ofendidos, lo

que produce una sensación de dolor y un deseo de venganza. Se relaciona con

la protección y la defensa de la integridad propia, de la descendencia y de los

bienes y posesiones.

- Tristeza: Se relaciona con la pérdida o el fracaso (actual o posible) de

una meta valiosa, un objeto o una persona. También puede darse cuando una

persona cercana sufre una pérdida. Puede cubrir experiencias del pasado, del

presente o también del futuro.

- Asco: Se trata de una marcada aversión producida por algo

fuertemente desagradable o repugnante, e implica una respuesta de rechazo.

La elección de éstas emociones y no de otras a la hora de mencionar

cuáles son primarias se basa en el hecho de que cuatro de ellas (miedo, ira,

tristeza y alegría) se corresponden con expresiones faciales determinadas que

son reconocidas por personas de culturas diversas del mundo (de hecho, en

general las emociones se comunican de manera no verbal). Otros autores

incluyen el gesto del asco dentro de los gestos que podríamos llamar

“universales”.

Además de todas estas emociones primarias, habría también una serie

de emociones sociales o secundarias, que son aquéllas en las que subyace,

como rasgo fundamental, algún tipo de evaluación relativa al propio yo, es

decir, que surgen cuando se produce una valoración positiva o negativa del

propio yo con relación a unos criterios de lo que es una actuación adecuada en

diversos ámbitos.

Son también emociones autoconscientes, tienen sentido en relación con

los demás, y surgen en un contexto social determinado. Son emociones

relacionadas entre sí, y muchas veces tienen su base en las emociones

primarias. Serían la culpa, la vergüenza (las comentaremos conjuntamente por

la relación que muchas veces hay entre ambas), el orgullo, el enamoramiento,

los celos, la envidia y la empatía. Comentémoslo más detalladamente

Page 27: Formación de formadores

27

- Culpa y vergüenza: Son emociones claramente negativas que se

basan en la evaluación de las propias acciones, pensamientos o sentimientos

como éxitos o fallos (más normalmente fallos) en relación con una serie de

normas, reglas y metas. Las diferencias entre ellas serían:

o La culpa es una emoción normalmente de carácter privado,

mientras que la vergüenza es algo público que requiere

observadores externos.

o La culpa se siente cuando de transgreden ciertas reglas, mientras

que la vergüenza se sufre cuando no se alcanzan ciertas metas o

estándares.

o El foco de atención de la culpa es la conducta, mientras que en la

vergüenza es la persona.

o La culpa se mantiene ligada a la persona, buscando que ésta

repare su transgresión, mientras que la vergüenza, por su parte,

provoca el deseo de escapar de la situación.

- Orgullo: Sería la alegría y la satisfacción por el logro, de manera que el

sujeto se halla atrapado, absorto en la acción que le hace sentirse orgulloso y

va a tratar de reproducirla de nuevo. Cumple una función muy importante en la

orientación de la conducta y en el desarrollo psicológico de la persona. Sin

embargo puede darse un orgullo exagerado (lo que en griego clásico sería

ὕ̙ρις, húbris o hybris), que lleve a que una persona esté muy pegada a sí

misma, llegando al narcisismo; en este caso, se provoca el rechazo de los

demás.

- Enamoramiento: Es una de las emociones más intensas (y que más

van a afectar a nuestros alumnos), que constituye una fase del amor.

Constituiría un sistema emocional asociado a circuitos distintivos de actividad

cerebral activados por estímulos específicos.

- Celos: Es la percepción de que una relación significativa está

amenazada y puede llegar a deteriorarse o incluso a desaparecer con

consecuencia de la aparición una tercera persona. Los celos son una emoción

muy compleja, compuesta por al menos tres emociones básicas: ira, tristeza y

miedo.

Page 28: Formación de formadores

28

- Envidia: Sería el deseo vehemente de poseer algo de lo que se carece

y que disfrutan otros, y va acompañado de un deseo de que quien lo posee lo

pierda o se vea perjudicado. Se relaciona con resentimiento por la sensación

de injusticia, hostilidad y sentimientos de inferioridad. Para que aparezca la

envida es crucial el proceso de comparación.

- Empatía: Es el reconocimiento de las emociones ajenas, la capacidad

de ponerse en el lugar del otro y de saber qué siente. Aunque parezca un

contrasentido, la empatía se basa en la conciencia de uno mismo, porque

cuanto más abiertos estamos a nuestras propias emociones, con mayor

destreza podremos entender los sentimientos de los demás.

Es necesario que seamos conscientes de estas cuestiones, porque tanto

nosotros como nuestros alumnos somos “seres emocionales”, y debemos

saber cómo gestionar tanto nuestras emociones como las suyas para evitar

conflictos.

3. Habilidades sociales y de comunicación

Puede parecer que las habilidades sociales tienen poca importancia

para los docentes, pero el hecho de que nuestra labor se lleve a cabo delante

de un “público” hace que sea necesario que conozcamos algunas pequeñas

nociones sobre cómo dirigirnos a él. En relación con este tema está el de las

habilidades de comunicación, que harán que nuestro mensaje llegue de

manera más clara a nuestro “público”.

Según Roca, las habilidades sociales son el “conjunto de hábitos (a nivel

de conducta, pero también de pensamiento y emociones) que nos permiten

mejorar nuestras relaciones interpersonales, sentirnos bien e intentar obtener lo

que queremos o que los demás no nos impidan lograr nuestros objetivos”.

El desarrollo de las habilidades sociales se relaciona con una de

nuestras necesidades básicas2, la necesidad de pertenencia, con “sentirnos

reconocidos, valorados, respetados y aceptados por aquellos otros que para

nosotros son más significativos” (amigos, familia, compañeros…).

Si la habilidad social es un hábito, esto quiere decir que es algo

aprendido, adquirido a través de la experiencia, y que se mantiene o se

modifica por las consecuencias de esa experiencia. Los procesos psicológicos

2 Las necesidades básicas serían tres: la de pertenencia, la de autonomía (sentir que hacemos lo que escogemos) y la de competencia (sentirnos capaces, hábiles y competentes).

Page 29: Formación de formadores

29

implicados en su adquisición son el modelado, las instrucciones, la exposición y

la retroalimentación.

Dentro de las habilidades sociales distinguimos las siguientes:

- Iniciar y mantener conversaciones.

- Hacer y rechazar peticiones.

- Expresar y aceptar cumplidos.

- Defender los propios derechos.

- Hablar en público.

Hablando ya propiamente de las habilidades de comunicación (que son

las que más útiles nos resultan a la hora de llevar a cabo la labor docente), lo

primero que debemos saber es que éstas tienen dos vertientes básicas, ya que

hay habilidades para expresarnos y las hay para escuchar. Desde un punto de

vista psicológico, dentro de las habilidades sociales hay dos aspectos: el

aspecto conductual (cómo nos comportamos durante la comunicación) y uno

cognitivo (por qué lo hacemos así).

a. Componentes conductuales

Los componentes conductuales de las habilidades sociales son dos: el

verbal y el no verbal o paralingüístico. El componente verbal es “qué decimos”,

el mensaje que queremos transmitir. A la hora de transmitir ese mensaje,

debemos recordar que siempre puede haber una serie de expresiones que

dificulten la comunicación, tales como:

- Las negaciones absolutas.

- Las generalizaciones.

- Las exageraciones.

- Las palabras malsonantes.

- Las palabras o expresiones agresivas.

- Las palabras o expresiones categóricas.

Por su parte, el componente no verbal sería cómo decimos ese mensaje

que queremos transmitir. Aunque parezca extraño, éste es el componente que

verdaderamente comunica, ya que alrededor del 80% de la comunicación la da

el tono de nuestras palabras, y emocionalmente, la reacción de nuestro

interlocutor responderá a ese tono. Dentro de este componente no verbal

tenemos también un aspecto relacional, porque tenemos que mantener una

cierta relación con nuestro interlocutor generando proximidad. Además hay que

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30

tener cierta confianza en uno mismo y en nuestro interlocutor, creando un

espacio de seguridad mutua. En definitiva, el componente no verbal nos dice

qué tipo de proximidad queremos que haya con nuestros interlocutores.

Pero no sólo el tono de nuestras palabras puede modificar el mensaje,

porque el significado puede transmitirse a través de miradas, gestos (con las

manos, por ejemplo), la expresión facial, la sonrisa o la postura. Y también

debemos recordar la importancia que tienen la intensidad de la voz (incluyendo

las inflexiones de la voz y el énfasis que ponemos en lo que decimos), la

claridad de lo que decimos, la fluidez con que lo decimos y las perturbaciones

(como las muletillas).

De todo esto se desprende un axioma básico: es imposible no

comunicarse, porque toda conducta es comunicación. El problema es

decodificar los silencios o las conversaciones confusas. Y debemos recordar

también que cuando nuestra comunicación (o lo que sea) falla, no suele

deberse tanto a una falta de competencias como a una falta de estrategias.

b. Componentes cognitivos.

Como dijimos hace un momento, son los que explican por qué nos

comportamos de la manera que lo hacemos. Si no somos capaces de

cambiarlos, nuestra conducta no cambiará. Merece la pena que nos

detengamos en ellos un momento.

En la explicación de nuestro comportamiento pueden pesar las

siguientes cuestiones:

- Que conocemos la conducta habilidosa apropiada (o, por el contrario,

que la desconocemos).

- Nuestro autoconcepto o nuestra autoestima (que puede estar lastrada

por unas creencias ilógicas, por una autobservación exagerada o por

autoevaluaciones distorsionadas).

- Afrontamientos adecuados (ansiedad condicionada).

De estas tres cuestiones, vamos a centrarnos en la autoestima por su

evidente peso en el rendimiento laboral y académico. La autoestima supone un

diagnóstico, un juicio personal sobre nuestra propia valía, que se expresa

mediante un sentimiento de aceptación o de rechazo hacia nosotros mismos3.

3 Y recordemos que lo que pensamos condiciona lo que sentimos y eso a su vez condiciona cómo actuamos.

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31

La autoestima (o autoconcepto) supone tres creencias: las creencias de

competencia/autoeficiencia, las creencias de control y las expectativas de

autoeficacia.

Las creencias de competencia serían, según Bandura, las “creencias de

las personas sobre su propia capacidad para organizar y ejecutar los cursos de

acción necesarios para alcanzar determinados resultados”, y esas

competencias se dan en una situación concreta.

Las fuentes de estas creencias de competencia o autoeficacia vienen de

la opinión de los otros significativos y de la propia experiencia (es decir, de los

resultados que obtenemos cuando hacemos algo). Pero la experiencia no se da

en el vacío, sino sobre una percepción que tenemos a partir de las opiniones

de otros.

Y es que los otros significativos nos transmiten ideas, pensamientos y

sentimientos que constituyen auténticas directrices para nosotros, y así nos

ajustamos a esas directrices dependiendo de la aceptación o rechazo de esos

otros significativos. Evidentemente, esto tiene una importancia capital en

nuestra autoestima.

La propia experiencia, nuestros logros son, como decía Bandura, “la

fuente más poderosa de información sobre la propia eficacia, pues

proporcionan evidencias auténticas de que uno posee o no los aspectos

necesarios para alcanzar lo que se propone”.

De la experiencia tomamos también nuestras creencias de control, que

son las creencias sobre el impacto causal que mis acciones tienen para

alcanzar los resultados que deseo y evitar los indeseados.

El grado de control percibido está directamente relacionado con las

emociones experimentadas ante las tareas y, por lo tanto, con las estrategias

de afrontamiento adoptadas en las situaciones de estrés.

Las creencias de autoeficacia son las que nos llevan a considerar que

somos lo suficientemente competentes para producir las conductas específicas

de las que dependen nuestros resultados. Pero tenemos que ajustar nuestras

expectativas a los logros.

c. Conflictos en la comunicación

A la hora de llevar a cabo la comunicación pueden producirse una serie

de conflictos, que se pueden deber a las siguientes cuestiones:

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32

Por parte del que habla:

- No ha pensado lo que quiere decir, de modo que improvisa y habla de

forma desordenada.

- Se expresa sin tener en cuenta si los demás le entienden o no.

- Se expresa pasando por alto puntos importante de lo que los demás

están diciendo y sin seguir el razonamiento que se está haciendo.

- Se extiende en detalles, de modo que la idea principal queda diluida.

- Se fija sólo en sus propias ideas.

- Presenta su opinión de manera agresiva o dogmática.

- Habla sólo para que le escuchen.

- Habla para atacar a sus interlocutores.

- Hiere la sensibilidad de los que le escuchan.

Por parte del que escucha:

- No presta atención, se distrae con facilidad, da muestras de

aburrimiento.

- Atiende sólo a las repeticiones o defectos de dicción, reaccionando

ostensiblemente ante ellos.

- Se preocupa sobre todo de buscar fallos en los razonamientos ajenos.

- Oye al otro pensando en la respuesta, preparándola mientas habla.

- Busca dobles intenciones en todo lo que dicen los demás.

- Rechaza toda opinión contraria a sus puntos de vista.

- Se resiste a aceptar que los demás tengan razón o que las soluciones

que plantean sean mejores que las suyas.

d. Actitudes positivas que favorecen la comunicación

Por su parte, puede haber una serie de actitudes que favorezcan la labor

de comunicar.

Por parte del que habla:

- Se expresa de forma clara y coherente.

- Se sitúa al nivel de comprensión del grupo.

- El lenguaje que usa es tal que los miembros del grupo se puedan

identificar con él, usando un lenguaje sencillo.

- Recalca la idea principal de su pensamiento y la aclara con algún

ejemplo.

Page 33: Formación de formadores

33

- Cuando expresa opiniones lo hace buscando llegar a soluciones de

grupo, no tratando de imponerse.

- Defiende sus puntos de vista sin tratar de imponerlos como los únicos

posibles.

- Se esfuerza por ser objetivo, reconociendo las aportaciones positivas

de los demás.

- Es consciente de sus prejuicios y de los puntos en los que puede

sentirse herida la sensibilidad de los demás.

Por parte del que escucha:

- Permanece en una actitud de interés, atención y actividad, mirando a

los demás mientras hablan.

- Pasa por alto los pequeños defectos del comunicante.

- Busca sobre todo comprender al otro antes que refutar sus ideas.

- Adopta una actitud de empatía, poniéndose en sus puntos de vista.

- Intenta ser objetivo, evitando los prejuicios.

- Le parece que el grupo se enriquece cuando se aportan puntos de

vista distintos sobre un mismo tema.

D. Estilos de enseñanza

A la hora de llevar a cabo nuestra labor como docentes, tenemos que

conocer de qué maneras se podría llevar a cabo dicha labor y también cuál

sería la más recomendable. Es decir, tenemos que hablar de los estilos de

enseñanza de los que podemos hacer uso como profesores.

Entendemos por “estilo” el conjunto de orientaciones y actitudes que

describe las preferencias de una persona cuando interactúa con el medio. Las

diferentes tipologías de estilos de enseñanza de las que se puede servir un

profesor han dado lugar a diferentes modelos tomados como marcos de

referencias con los que el profesor puede identificarse o ajustarse según su

comportamiento docente.

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Aunque hay varios modelos diferentes4, nosotros vamos a decantarnos

por uno muy sencillo que resume las conclusiones de todos ellos. De este

modo un profesor puede ejercer un estilo de enseñanza:

- Autoritario (se corresponde con el estilo autocrático de Lippit y White):

Se caracteriza porque el profesor ejerce un control férreo sobre sus alumnos, a

la vez que les transmite un afecto muy escaso. El profesor decide por sí sólo

todas las actividades y tareas a realizar, de manera que toma todas las

decisiones, mientras que los alumnos permanecen al margen de la toma de

decisiones.

- Sobreprotector (se corresponde con el tipo expresivo de Gordon): Se

caracteriza porque el profesor ejerce un control mínimo sobre sus alumnos y se

centra en satisfacer las necesidades afectivas de los alumnos.

- Permisivo (se acerca al estilo laissez-faire de Lippit y White, aunque no

es exactamente igual): Se caracteriza porque se ejerce muy poco control sobre

los alumnos, mientras que les transmite un afecto que depende mucho de las

circunstancias e incluso del humor del profesor. Como en ocasiones puede

resultar incluso incoherente, es el que peor funciona.

- Asertivo (es cercano al integrador de Anderson): Se caracteriza por

ejercer un control equilibrado y adaptado a las necesidades de los alumnos en

función de su edad. No descuida las cuestiones emocionales que pueden

afectar a los alumnos.

No obstante, como acabamos de comentar, los estilos de enseñanza

son muchos y variados, de modo que el docente debe decidir cuál cree que es

el mejor en función de sus necesidades y de las características de sus

alumnos.

E. Resolución de conflictos

El conocimiento de algunas nociones relativas a la resolución de

conflictos es imprescindible para un profesor, porque puede encontrarse con

muchos y variados tipos de conflictos que pueden distorsionar el buen

desarrollo de la labor docente.

4 Que se pueden consultar en MARTÍN DEL BUEY, F.: Aprender a Enseñar, Oviedo, FMB2001, 2001, pp. 5-13, versión digital en http://www.uniovi.es/formacion/mdelbuey (25 de octubre de 2004).

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Tradicionalmente se ha venido considerando que el conflicto es algo

negativo, sobre todo porque vemos que muchas veces se resuelven con

violencia, porque supone un gasto de energía y de tiempo, porque muchos

sentimos que no hemos sido educados para afrontar esos conflictos de forma

positiva, y porque, en general, solemos tener mucha resistencia al cambio. Sin

embargo, el conflicto no sólo no es malo, sino que es algo consustancial a las

relaciones humanas, porque interaccionamos con otras personas con las que

vamos a discrepar y con las que vamos a tener intereses y necesidades

contrapuestos. Y por mucho que queramos evitarlo o que intentemos escapara,

el conflicto es ineludible y va a seguir su curso aunque “huyamos” de él.

Pero a pesar de todo esto, el conflicto puede ser positivo. Considerando

que vivimos en un mundo plural, podemos ver la diversidad y la diferencia

como valores positivos, de modo que, cooperando y siendo solidarios, esa

diversidad puede ser una fuente de crecimiento y de enriquecimiento (aunque,

claro, eso también lleva al contraste y ese contraste puede llevar a

divergencias, disputas y, sí, conflictos). Pero el conflicto es una oportunidad de

aprender, porque si lo abordamos, aprendemos también a analizarlo y a

enfrentarlo. Además, el conflicto puede ser un elemento de transformación

social, porque es a través del conflicto con estructuras injustas que la sociedad

puede avanzar hacia modelos mejores. De esta visión positiva del conflicto se

desprende la idea de que el conflicto no puede considerarse como un sinónimo

de violencia.

El conflicto en sí mismo no es un momento puntual, sino un proceso que

tiene su origen en unas necesidades insatisfechas. Cuando esas necesidades

chocan con las de otra persona y se convierte en antagónicas surge un

problema, y si no lo resolvemos se inicia la dinámica del conflicto. A la vez se

pueden ir añadiendo elementos tales como desconfianza, incomunicación,

temor, malentedidos… En un momento dado puede estallar la crisis, que

muchas veces se expresará con violencia, y que mucha gente identifica con el

conflicto en sí. Pero no debemos esperar a este punto para resolver el conflicto,

porque ni hay tiempo, ni tranquilidad ni distancia para hacerlo de forma positiva.

No reflexionamos, no analizamos lo que pasa y por qué, ni qué recursos

tenemos, ni qué alternativas son posibles. Por todo ello, si esperamos a este

momento, la solución será muy difícil.

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36

Por ello es necesario plantear una actitud hacia el conflicto, que suele

ser una de las siguientes:

- Competición (yo gano / tú pierdes): En este caso buscamos conseguir

nuestros objetivos sin importar que tengamos que pasar por encima del otro; la

relación con esa persona no nos importa. Estamos llevando la competición a

sus últimas consecuencias, de manera que el hecho de ganar se traduce no

sólo en la consecución de los objetivos propuestos, sino también en la

anulación de nuestro oponente.

- Acomodación o sumisión (yo pierdo / tú ganas): La relación es muy

importante, de modo que con tal de evitar la confrontación no hacemos valer (o

ni siquiera planteamos) nuestros objetivos. A veces podemos confundir el

respeto y la buena educación con no hacer valer nuestros derechos, de modo

que nos vamos aguantando, normalmente hasta que ya no podemos más (y es

entonces cuando puede producirse un conflicto aún peor).

- Evasión (yo pierdo / tú pierdes): En este caso la relación sale tan mal

parada como los objetivos, porque no se consigue ninguno de los dos. Esta

actitud supone no afrontar el conflicto por miedo o por pensar que se resolverá

por sí sólo.

- Cooperación (yo gano / tú ganas): Es importante conseguir los

objetivos, pero también mantener la relación, y es el modelo más

recomendable. No supone acomodarse, porque en él no se renuncia a nada

fundamental. Se puede negociar, pero sin ceder en lo fundamental, aunque

cedamos en lo menos importante. En este caso hay que partir de los intereses

de cada uno, no de la postura.

- Negociación: No es fácil llegar a una cooperación plena, de modo que

se plantea este modelo, en el que ambas partes ganan en lo fundamental. Sin

embargo, mucha gente confunde este modelo con el de competición, y de

hecho, si una de las partes no acaba con la sensación de que ha ganado en lo

fundamental, estaríamos en un modelo competitivo.

Sin embargo, ninguna de estas actitudes se da, habitualmente, de forma

única en ninguna situación ni persona. Pero lo que sí debemos concluir de este

esquema es que cuánto más importantes sean los objetivos y la relación, más

importante será aprender a cooperar.

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37

A la hora de trabajar con el conflicto y de tratar de resolverlo tenemos

que servirnos de una serie de estrategias dentro de un proceso, cuyas fases

serían las siguientes:

- Provención: La prevención consistiría en actuar antes de que los

conflictos exploten en forma de crisis, pero para evitar las connotaciones

negativas que tiene (que pueden incluir la evitación del conflicto, su no

afrontamiento,…), se usa el concepto de “provención”, que sería el proceso de

intervención antes de la crisis, que se orientaría a explicar adecuadamente el

conflicto, a conocer los cambios estructurales necesarios para eliminar sus

causas, y a promover las condiciones necesarias para crear un clima adecuado

para evitar futuros estallidos.

- Análisis y negociación: Pese a la provención, es inevitable que algunos

conflictos continúen su proceso, así que es necesario analizar el problema,

negociar y buscar soluciones creativas y mutuamente satisfactorias. En este

punto es imprescindible ser capaces de separar a la persona del proceso y del

problema.

- Mediación: No es la única ni debería ser la primera forma de abordar el

conflicto, es una herramienta más dentro del proceso de resolución del

conflicto, y sólo debiera usarse cuando las partes han agotado las posibilidades

de resolverlo por sí mismos. En este caso, una tercera persona debería

intervenir para ayudarles a construir un proceso justo, restableciendo la

comunicación y creando el espacio y el clima adecuados para que puedan

hacerle frente y resolverlo. Esta tercera persona es el mediador que, sin

embargo, no debe tomar la decisión final, puesto que ésta debe ser tomada por

las dos partes.

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Page 39: Formación de formadores

PARTE II: PRÁCTICA DE LA DIDÁCTICA

En esta segunda parte, la más importante, vamos a referirnos a los

elementos curriculares que los docentes deben conocer para llevar a cabo su

labor. El Currículo englobaría la definición y explicación de una serie de

intenciones y objetivos, la selección de contenidos, las opciones metodológicas

y los criterios de evaluación, es decir todo lo que pasa dentro de la clase. Por

eso es tan importante que conozcamos esos elementos.

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Page 41: Formación de formadores

III. LAS METAS DE LA ENSEÑANZA: LOS OBJETIVOS

A. Concepto de objetivo. Objetivos generales y obje tivos didácticos

Entendemos por objetivo la descripción previa de las capacidades que

debe desarrollar el alumno como resultado de un determinado proceso de

enseñanza-aprendizaje, cuya duración suele ser variable. Es decir, es la

intención expresa de conseguir un determinado resultado o producto por medio

de las actividades correspondiente. Esto supone que un objetivo tiene un

componente de intención y un componente de actividad. Por todo esto, habrá

objetivos de gran amplitud y otros mucho más concretos y operativos. Los

objetivos constituyen además el referente fundamental para la evaluación del

grado en que los alumnos han adquirido y desarrollado los diferentes tipos de

capacidades y competencias.

Los objetivos que nuestros alumnos deben alcanzar marcan ese “punto

de llegada” hacia el que orientamos todo el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Se derivarían de unas finalidades o metas educativas que son aspiraciones

abstractas que definen lo que queremos que nuestros alumnos consigan. Sin

embargo, debido precisamente a su abstracción es necesario concretar esas

metas en unos objetivos alcanzables, evaluables y necesarios para el

desarrollo del estudiante.

Por su importancia, los objetivos deben ser claramente especificados por

tres razones básicas: en primer lugar, porque proponen las metas hacia las que

se orienta el Currículo; en segundo lugar, porque una vez establecidas

claramente esas metas, facilitan la selección y organización de los contenidos;

en tercer lugar, porque una vez especificados en términos de comportamiento y

contenido, permiten evaluar los resultados del Currículo.

Hay muchas clasificaciones y taxonomías de los objetivos, normalmente

realizadas en relación con perspectivas psicológicas, pero consideramos que

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42

no es necesario detenernos ahora a detallarlas. Por el contrario, planteamos

una clasificación mucho más sencilla que diferencia dos tipos de objetivos:

- Objetivos generales: Son los propios de una etapa o un ciclo, y suelen

venir marcados por una Administración educativa. Estos objetivos establecen

las capacidades que se espera que los alumnos alcancen al terminar un

período escolar. Son unas capacidades globales que no se pueden aislar de

las demás, de manera que se trabajan desde todas las asignaturas y áreas (los

Currículos de todas las materias se organizan para poder alcanzar los objetivos

generales de toda una etapa). Por ello, su grado de logro se conoce al finalizar

cada período escolar gracias a una valoración global que se hará de cada

estudiante.

- Objetivos didácticos: Son unos objetivos de carácter operativo, y los

propone el profesorado en su programación de aula. Marcan las capacidades

que los alumnos deben alcanzar una vez que han cursado una asignatura

concreta. Pero también se puede usar el concepto de “objetivo didáctico” para

referirnos a los objetivos que los alumnos deben alcanzar al finalizar un tema

dentro de una asignatura. Tanto en un caso como en otro, deben ser

formulados con claridad, sencillez y univocidad, para que sean fácilmente

comprensibles por docentes y estudiantes.

B. Cómo se formulan los objetivos

La sugerencia de formulación que acabamos de dar para los objetivos

didácticos puede hacerse extensible también a los objetivos generales, es

decir, debemos formular los objetivos de manera clara, sencilla e inequívoca.

Pero de forma más específica, la sugerencia más sencilla es que deben

formularse, tanto los objetivos generales como los didácticos, con el verbo en

infinitivo. Es decir, usando como ejemplo los objetivos publicados en España,

un ejemplo de objetivo general en Bachillerato podría ser:

“Ejercer la ciudadanía democrática, desde una perspectiva global,

y adquirir una conciencia cívica responsable, inspirada por los valores de

la Constitución española, así como por los derechos humanos, que

fomente la corresponsabilidad en la construcción de una sociedad justa y

equitativa y que favorezca la sostenibilidad”.

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43

Y un ejemplo de un objetivo didáctico, concretamente de la materia de

Historia del Mundo Contemporáneo de Primero de Bachillerato, podría ser:

“Comprender los principales procesos y acontecimientos históricos

relevantes del mundo contemporáneo situándolos en el espacio y en el

tiempo, identificando los componentes económicos, sociales, políticos,

tecnológicos y culturales que los caracterizan, así como sus rasgos más

significativos, sus interrelaciones y los factores que los han conformado.”

La formulación en infinitivo sirve para no confundir los objetivos con los

contenidos, que se formularán usando un sustantivo.

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IV. ¿QUÉ VAMOS A ENSEÑAR? LOS CONTENIDOS

A. Concepto y clasificación de los contenidos

Los contenidos son los elementos curriculares a través de los cuales se

desarrollan las capacidades expresadas en lo objetivos. Es decir, que los

contenidos podrían definirse como el conjunto de conceptos, hechos,

principios, habilidades, destrezas, actitudes… que sirven de eje para organizar

las actividades del proceso de enseñanza-aprendizaje y constituyen el medio

para alcanzar el desarrollo de las capacidades previsto en los objetivos. Con

ellos respondemos a la pregunta de qué enseñamos, y la respuesta a esa

pregunta supone un tratamiento de los contenidos, tratamiento que comprende

las siguientes tareas:

- Selección, es decir, la elección de los contenidos más relevantes en la

medida que nos lo permita el Currículo prescriptivo que nos marca la

Administración.

- Secuenciación, que sería la formulación de los contenidos en función

de la complejidad, profundidad, significatividad o cualquier otro criterio que

pueda ser importante en el momento en el que esos contenidos se imparten.

- Organización, que sería la relación entre los contenidos, la priorización

o jerarquización en la red de conceptos, y la presentación de los mismos.

En la selección, secuenciación y organización de los contenido hay que

establecer algunos criterios que nos permitan hacerlo, como pueden ser los

conocimientos previos de los alumnos, el entorno del centro, el nivel general

del alumnado dentro de la clase, la estructura lógica de la disciplina, las

necesidades de los alumnos…

En las corrientes pedagógicas actuales se diferencian tres tipos de

contenidos, que son los conceptuales, los procedimentales y los actitudinales.

- Los contenidos conceptuales o cognitivos son el conjunto de

conocimientos teóricos que queremos que adquieran los alumnos. Se

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46

relacionan con el ámbito del pensamiento e incluyen conceptos, definiciones,

hechos, leyes, principios, teorías,… Constituyen la idea más clásica de

contenido, responden a la pregunta “¿qué?”, y se vinculan al saber de la

Ciencia.

- Los contenidos procedimentales serían el conjunto de conocimientos

prácticos relacionados con la materia que estamos impartiendo. Se relacionan

con el ámbito de la acción e incluyen técnicas, métodos, estrategias,

habilidades, destrezas, actuaciones,… Responden a la pregunta “¿cómo se

hace?”, y se vinculan con el saber hacer de la Técnica.

- Los contenidos actitudinales o axiológico-afectivos son de difícil

definición, aunque podríamos decir que están relacionados con el ámbito de la

afectividad y los sentimientos, e incluyen hábitos, valores, actitudes, normas,

intereses,… En definitiva, son los valores que queremos que desarrollen

nuestros alumnos. Responden a la pregunta “¿cómo se valora?” y se vinculan

con una perspectiva que la propia de la Ética.

B. Cómo se formulan los contenidos

Igual que los objetivos, los contenidos deben formularse con claridad y

sencillez. Pero a diferencia de los objetivos, los contenidos deben expresarse

usando un sustantivo. Veamos algunos ejemplos tomados de la materia de

Geografía del tercer curso de la Educación Secundaria Obligatoria que se

imparte en España:

Un contenido conceptual podría ser:

“Desequilibrios en el crecimiento de la población y reparto

desigual de los recursos (superpoblación, envejecimiento, control de

natalidad y migraciones)”.

Un contenido procedimental sería:

“Lectura e interpretación de gráficos y diagramas de distinto

tipo, y elaboración de éstos a partir de tablas y cuadros estadísticos”.

Y por último, un ejemplo de contenido actitudinal sería:

“Rechazo ante el reparto desigual de los recursos entre los

pueblos del Planeta, y solidaridad con aquéllos que sufren la escasez

de recursos y alimentos”.

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V. ¿CÓMO VAMOS A ENSEÑAR? LA METODOLOGÍA

A. Concepto de metodología

La metodología es uno de los aspectos fundamentales a la hora de

enseñar, y de hecho la competencia de un profesional de la educación se

centra fundamentalmente en nuestra capacidad para organizar los contenidos

con una metodología lo más significativa posible dependiendo del contexto en

el que se vaya a aplicar, de forma que podamos, de acuerdo a esa

metodología, habilitar unos cauces que nos permitan observar (es decir,

evaluar) los logros conseguidos por nuestros alumnos. Utilizando una metáfora

que nos parece bastante clara, la metodología sería el medio de locomoción

que nos permitiría llegar desde un punto de partida que es la realidad del aula

hasta el punto de llegada que son los objetivos que tienen que alcanzar

nuestros alumnos atravesando un camino que serían los contenidos. En

definitiva, la metodología sirve para exponer ideas que nos sirvan para orientar

el trabajo en el aula.

Tradicionalmente ha habido tres tipos de metodología, que serían los

siguientes:

- Metodología innovadora y participativa. Supone que el profesor

desarrolla las clases con flexibilidad organizativa, frecuentemente en grupos, y

utiliza una metodología activa y parcipativa que propicia debates e intercambio

de opiniones.

- Metodología convencional. A través de ella se tiende a alternar, en el

desarrollo de los temas, la explicación, la respuesta a las preguntas de los

alumnos, el trabajo individual, las tareas para casa y su corrección en clase. La

intención dominante es la de facilitar el aprendizaje de los alumnos.

- Exposición magistral. Es la exposición de un tema de modo completo

sin participación de los alumnos, que se limitan a tomar apuntes y realizar

ejercicios.

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48

Aunque todos tenemos claro que la primera sería la más recomendable,

debemos recordar dos cosas: en primer lugar, que no hay una metodología

perfecta, y en segundo lugar, que por inercia todos tendemos a enseñar no

como deberíamos o como nos gustaría, sino de la misma forma en la que se

nos enseñó a nosotros. Eso significa que muchas veces, aunque las

critiquemos, vamos a llevar a cabo exposiciones magistrales.

La metodología que tenemos que plantear siempre será algo orientativo

(porque no podemos estar seguros de que podremos aplicarla al pie de la

letra), y sólo nos será útil si sirve para que nuestros alumnos alcancen mejor

los objetivos.

B. Principios metodológicos

A la hora de plantear una metodología didáctica tenemos que tener en

cuenta una serie de principios que pueden ser muy útiles. Estos principios son

estrategias o técnicas de enseñanza-aprendizaje, que deben orientarse a la

realidad de los contenidos. Los principios que planteamos son los siguientes:

- Principio de significatividad: Significa que nuestra metodología debe

orientarse a que nuestros alumnos alcancen aprendizajes significativos.

Cuando hablamos de aprendizajes significativos nos referimos a que el

aprendizaje no puede ser memorístico, tienen que aprender de manera que

puedan aplicar lo que aprendieron. En resumen, tenemos que plantear una

metodología que sirva para que nuestros alumnos entiendan lo que les

queremos enseñar y así les sirva.

- Principio de actividad: Si queremos que nuestros alumnos aprendan

comprendiendo lo que les enseñamos y siendo capaces de aplicarlo,

necesitaremos plantear actividades que les permitan hacerlo, y sobre todo que

les permitan aprender por sí mismos, porque ésa es la clave: si aprenden por sí

mismos, más fácil les resultará entender lo que les enseñamos y aplicarlo. Este

principio se basa en las teorías del constructivismo.

- Principio de interdisciplinariedad: En muchos casos será interesante

relacionar lo que enseñamos con lo que los alumnos pueden saber de otras

asignaturas, para que la visión que nuestros alumnos obtengan de lo que les

enseñamos sea más global. Esto lo haremos bien planteando actividades en

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49

colaboración con otros profesores, o bien usando materiales propios de otras

materias.

C. Tipos de actividades

Este apartado se relaciona con el principio de actividad que acabamos

de mencionar. En la metodología las actividades tienen mucha importancia, ya

que son las que nos sirven para desarrollarla. Los tipos de actividades más

importantes son:

- Actividades de recuerdo: En muchos casos, lo que estamos enseñando

no es enteramente nuevo para nuestros alumnos, sino que ya lo estudiaron en

algún tema anterior o durante un curso anterior. Estas actividades, que

deberían realizarse al comenzar un tema, se orientan, como su nombre indica,

a que los alumnos recuerden esos conocimientos previos que tienen. Además,

también los motivarán, porque si ven que ya saben algo, puede que se sientan

interesados en seguir aprendiendo. A nosotros nos servirán para ver qué es lo

que ellos saben (es decir, en qué nos podremos apoyar para seguir explicando)

y también qué es lo que no saben (es decir, en qué tendremos que hacer

hincapié). Un ejemplo de actividad de recuerdo puede ser algo tan simple como

lanzar preguntas “al aire” para que las responda el alumno que quiera.

- Actividades de enseñanza: Son las que desarrolla el profesor cuando

explica. Pueden ser de muy diversa índole, desde la exposición magistral a una

explicación basada en un método más socrático e interactivo, que permita que

los alumnos participen. Para llevarlas a cabo, el profesor puede apoyarse en

diversos recursos y materiales.

- Actividades de aprendizaje: Son los ejercicios que proponemos a los

alumnos para que apliquen lo que les vamos enseñando, y sirven para que

aprendan por sí mismos. En función de la asignatura que estemos impartiendo

pueden ser muy diversos. Lo ideal sería que, a medida que vamos avanzando

en la explicación del tema, dediquemos más tiempo a estas actividades en

detrimento del tiempo que dedicamos a las de enseñanza.

- Actividades de refuerzo y de ampliación: Se orientan a atender a la

diversidad de los alumnos, así que las explicaremos en profundidad más

adelante.

Page 50: Formación de formadores

50

- Actividades de transferencia: Son las actividades de carácter más

práctico y sirven para que los estudiantes no sólo aprendan por sí mismos y

apliquen lo que les enseñamos, sino que sirven también para que puedan

trasladar (transferir) eso que aprendieron a situaciones diferentes. Exigen una

mayor reflexión y una mayor elaboración. Podría ser, por ejemplo, un supuesto

práctico más complejo que los vistos anteriormente. Son las actividades

perfectas para finalizar la explicación de un tema, porque permiten recapitular

lo aprendido.

D. Recursos

A la hora de llevar a cabo las actividades siempre necesitaremos

servirnos de una serie de recursos, es decir, de materiales que nos sirvan para

realizar esas actividades o, simplemente, para preparar las clases. Los

recursos, en principio serán de dos tipos, los recursos del profesor y los

recursos del alumno.

Los recursos del profesor serán aquéllos que cada profesor elija en

función de su criterio y de su libertad de cátedra y que le servirán para

desarrollar su labor docente. Pueden ir desde libros diversos a páginas de

Internet, pasando por presentaciones en Power-Point y herramientas o

maquinaria que pueda tener alguna aplicación en la asignatura,…

Los recursos de los alumnos deben estar elegidos por el profesorado,

siempre siguiendo una serie de criterios, entre los que podemos citar el valor

didáctico (si un recurso no tiene valor didáctico no sirve de nada) y el fácil

acceso (para que ningún alumno pierda tiempo o dinero para acceder a un

recurso).

El recurso principal, tanto para profesores como para alumnos es el libro

de texto de la materia. Después, se puede plantear el uso de otros libros de la

biblioteca del centro, materiales de diversa índole que les facilite el profesor

(por ejemplo, fotocopias sobre algún tema concreto o algún material elaborado

expresamente para las clases). También podemos servirnos, como acabamos

de decir, de páginas de Internet, programas informáticos, vídeos y dvd,

herramientas y maquinaria diversa,…

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E. Atención a la diversidad ordinaria

¿A qué nos referimos con las palabras “Atención a la Diversidad”? Pues

nos estamos refiriendo a que no hay dos alumnos iguales y que cada uno tiene

sus necesidades. Normalmente se interpreta que la atención a la diversidad

tiene dos vertientes:

- Atención a la diversidad ordinaria: Es la que busca atender a la

diversidad de capacidades, motivaciones e intereses que tienen nuestros

alumnos.

- Atención a la diversidad extraordinaria: Es la que se orienta a atender a

alumnos con las llamadas necesidades específicas de apoyo educativo. Estas

necesidades serían debidas a algún tipo de minusvalía física o intelectual, o

también a algún tipo de desfase curricular debido, por ejemplo, al hecho de

llegar de un país extranjero con un sistema educativo diferente.

Como en el caso que nos ocupa es poco probable que os encontréis con

alumnos que necesiten una atención a la diversidad extraordinaria, vamos a

referirnos sólo a la ordinaria.

Pero, ¿por qué la incluimos en la Metodología? Pues porque

responderemos a esta realidad diversa mediante propuestas metodológicas.

En general, la primera medida consistirá en buscar la motivación

continua de los alumnos, a través de actividades que les resulten interesantes y

les planteen desafíos, para evitar que se aburran y nos ignoren. También

debemos intentar que nuestras explicaciones partan siempre de los

conocimientos previos que tienen, para que les resulte más fácil seguir las

explicaciones. Esto es importantísimo: nunca debemos explicarles “desde

arriba”, sino “desde abajo”, partiendo de lo que saben y continuando la

explicación a partir de ahí. De manera más concreta, podemos plantear las

siguientes medidas:

Como decíamos hace un rato, las actividades de recuerdo nos servirán

para ver qué es lo que los alumnos saben. Pero también nos servirán para

motivarlos, porque si a través de estas actividades ellos se dan cuenta de que

ya saben algo, pueden que se sientan interesados en seguir aprendiendo.

Incluso aquellos alumnos que no que no respondan a las preguntas “al aire” se

darán cuenta de los conocimientos que tienen.

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Responderemos a esa realidad diversa proponiendo actividades de

enseñanza-aprendizaje de diversa índole y de dificultades diferentes, para que

todos los estudiantes puedan enfrentarse a ellas en función de sus

capacidades, motivaciones e intereses. Plantearemos así actividades

motivadoras, y repetiremos las explicaciones haciendo hincapié en los

conceptos que entrañen más dificultad.

También propondremos actividades de refuerzo y de ampliación, de

manera que las primeras, más sencillas, se orientarán a los estudiantes que

más dificultades tienen para llegar a los mínimos propuestos, y las segundas a

aquéllos que pueden enfrentarse a ejercicios de mayor complejidad, ejercicios

que en ningún caso servirán para avanzar materia, sino que tan sólo servirán

para profundizar en la materia ya trabajada, porque de otro modo se crearía

una significativa diferencia entre los estudiantes.

Page 53: Formación de formadores

VI. LA EVALUACIÓN

A. Concepto de evaluación

La evaluación nos va a servir para comprobar si todo lo que hemos

puesto en práctica en el aula va a tener alguna consecuencia positiva en el

aprendizaje de los alumnos. Pero la evaluación no es sólo la etapa del proceso

educativo que tiene como fin comprobar, de manera sistemática, en qué

medida se han logrado los objetivos propuestos con antelación, sino que la

evaluación es, en sí misma, una operación sistemática, integrada en la

actividad educativa con el objetivo de conseguir su continua mejora, a través

del conocimiento lo más exacto posible de nuestros alumnos en todos los

aspectos de su personalidad, aportando una información ajustada sobre el

proceso mismo y sobre todos los factores personales y ambientales que

inciden en su propia personalidad.

Pero no podemos olvidar que estamos en un proceso de enseñanza-

aprendizaje, así que será necesario no sólo evaluar el aprendizaje de los

alumnos, sino también nuestra labor de enseñanza.

B. Evaluación del aprendizaje

Consiste en evaluar si los alumnos han alcanzado los objetivos

propuestos, y será la parte más importante de la Evaluación.

1. Criterios de Evaluación

Los criterios de evaluación son la referencia inmediata para la

evaluación del aprendizaje de los alumnos, y su nivel de cumplimiento se

debería medir en relación con los objetivos educativos propuestos. Establecen

el tipo y el grado de aprendizaje que se espera que alcancen los alumnos en

relación con las capacidades indicadas en los Objetivos. Es decir, los Criterios

de Evaluación son los que nos indican hasta qué punto se alcanzan los

objetivos. De hecho, a cada objetivo le corresponde su propio criterio de

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evaluación, así que, por ejemplo, al objetivo general que mencionábamos en el

capítulo de los objetivos que era:

“Ejercer la ciudadanía democrática, desde una perspectiva global, y

adquirir una conciencia cívica responsable, inspirada por los valores de la

Constitución española, así como por los derechos humanos, que fomente

la corresponsabilidad en la construcción de una sociedad justa y equitativa

y que favorezca la sostenibilidad”.

Le corresponde un criterio de evaluación que lo comprueba, y que se

formularía diciendo “Comprobar que el alumno es capaz de ejercer la

ciudadanía democrática…”, o “El alumno deberá ejercer la ciudadanía

democrática…”.

Normalmente, los criterios de evaluación de unos objetivos generales

nos vendrán marcados desde la Administración, mientras que tenemos una

mayor libertad a la hora de plantear los criterios de evaluación de un tema

concreto.

2. Criterios de promoción

Los criterios de promoción o contenidos mínimos son los conocimientos

y capacidades mínimos que se espera que el alumno consiga al finalizar el

curso y sin cuya consecución no podrá pasar al curso siguiente. Normalmente

los fija el profesorado, aunque en algunos casos pueden venir marcados desde

la Administración.

3. Evaluación del proceso de aprendizaje

Aunque lo más habitual es evaluar a los alumnos al finalizar el proceso,

eso no siempre será así, lo que nos permite establecer un calendario de

cuándo y cómo vamos a comprobar esos criterios de evaluación y promoción.

Lo más habitual en este caso es que incluya:

- Una evaluación inicial o diagnóstica en la que obtendremos información

sobre el nivel de conocimientos previos de nuestros alumnos. Puede hacerse a

través de una actividad sencilla o de una prueba más complicada.

- Una evaluación continua o formativa, que mediante la combinación de

diferentes actividades (observación directa, corrección de actividades,

realización de pruebas, realización de trabajos…) valoramos los progresos del

alumno a lo largo del curso. Es la mejor a la hora de evaluar materias prácticas.

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- Una evaluación final o sumativa, que suele consistir en un examen, un

trabajo, etc., que nos sirva para tener una visión global de lo aprendido por el

alumno. Puede ser innecesaria si hemos realizado correctamente la evaluación

continua.

4. Procedimientos e instrumentos de evaluación. Ponderación

Los procedimientos de evaluación son los que nos permiten llevarla a

cabo. Los más usuales son los exámenes, la realización de trabajos, la

corrección de actividades, y la observación sistemática de los alumnos y de su

actitud en la clase. Tradicionalmente se han usado más los exámenes, aunque

ninguno de estos procedimientos es objetivamente mejor que los demás.

La ponderación de estos instrumentos consiste en decidir cuánto va a

repercutir cada uno de ellos en la calificación final del alumno. Eso dependerá

de la importancia que demos a cada uno de esos procedimientos, aunque lo

habitual es que los exámenes sean los procedimientos que más peso tienen,

pero eso es sólo porque son los más usados.

5. Actividades de recuperación

Desgraciadamente, nuestros alumnos no siempre van a aprobar, de

modo que tenemos que plantear algunas actividades que les permitan

recuperar la materia. Pueden ser trabajos extraordinarios, nuevos exámenes, o

actividades que les ayuden a entender mejor los contenidos que les dieron

problemas. No obstante, el planteamiento de estas pruebas dependerá de la

materia que tenga que recuperar cada alumno (no será igual que tenga que

recuperar un tema, una evaluación, un semestre completo o que tenga toda la

materia pendiente para el curso siguiente).

C. Evaluación de la enseñanza

A la hora de evaluar no sólo debemos evaluar el aprendizaje de los

alumnos, sino también los procesos de enseñanza y la propia práctica docente.

En relación con la enseñanza, se deberían evaluar todos los aspectos, desde la

previsión que de ella se hace en las Programaciones Didácticas hasta la

manera en que se lleva a la práctica, es decir, el desarrollo del Currículo en

relación con su adecuación a las necesidades educativas del centro y a las

características específicas del alumnado. Todos estos aspectos serán

evaluados de manera conjunta en las reuniones del Equipo Docente o del

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56

Departamento correspondiente, en las Juntas de Evaluación y en las Memorias

que se elaboran al final del curso y que servirán para mejorar el proceso de

enseñanza-aprendizaje en cursos sucesivos.

D. Definiciones relacionadas con la evaluación

Evaluación Continua: Pretende superar la relación evaluación-examen

o evaluación-calificación final de los alumnos, y centra su atención en otros

aspectos que se consideran de interés para la mejora del proceso educativo.

Por eso, la evaluación continua se realiza a lo largo de todo el proceso de

aprendizaje de los alumnos, y pretende no tanto medir y clasificar como

describir e interpretar.

Evaluación Criterial : A lo largo del proceso de aprendizaje, la

evaluación criterial compara el progreso del alumno en relación con metas

graduales establecidas previamente a partir de la situación inicial. Por tanto, fija

la atención en el progreso personal del alumno, dejando de lado la

comparación con la situación en que se encuentran sus compañeros.

Evaluación Formativa : Recalca el carácter educativo y orientador

propio de la evaluación. Se refiere a todo el proceso de aprendizaje de los

alumnos, desde la fase de detección de las necesidades hasta el momento de

la evaluación final o sumativa. Tiene una función de diagnóstico en las fases

iniciales del proceso, y de orientación a lo largo de todo el proceso e incluso en

su fase final, cuando el análisis de los resultados alcanzados tiene que

proporcionar pistas para la reorientación de todos los elementos que han

intervenido en él.

Evaluación Global : Considera comprensivamente todos los elementos

y procesos que están relacionados con aquello que es objeto de evaluación. Si

se trata de la evaluación del proceso de aprendizaje de los alumnos, la

evaluación global fija la atención en el conjunto de las áreas y, en particular, en

los diferentes tipos de contenidos de enseñanza.

Evaluación Inicial : Se realiza al iniciarse cada una de las fases de

aprendizaje, y tiene la finalidad de proporcionar información sobre los

conocimientos previos de los alumnos para decidir el nivel en que hay que

desarrollar los nuevos contenidos de enseñanza y las relaciones que deben

establecerse entre ellos. También puede tener una función motivadora, en la

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57

medida en que ayuda a conocer las posibilidades que ofrecen los nuevos

aprendizajes.

Evaluación Integradora : Referida a la evaluación del aprendizaje de los

alumnos en la etapa completa, comporta valorar globalmente el trabajo

realizado en todas las áreas y el grado en que, con este trabajo, se han

alcanzado los objetivos de la etapa. Por tanto, en última instancia no se exige

que se alcancen los objetivos propios de todas y cada una de las áreas.

Evaluación Normativa : Usa estrategias basadas en normas

estadísticas o en pautas de normalidad, y pretende determinar el lugar que el

alumno ocupa en relación con el rendimiento de los alumnos de un grupo que

han sido sometidos a pruebas de este tipo. Las pruebas de carácter normativo

pueden ser útiles para clasificar y seleccionar a los alumnos según sus

aptitudes, pero no para apreciar el progreso de un alumno según sus propias

capacidades.

Evaluación Cualitativa : Describe e interpreta los procesos que tienen

lugar en el entorno educativo considerando todos los elementos que

intervienen en él, subrayando la importancia de las situaciones que se crean en

el aula. Es decir, fija más la atención en la calidad de las situaciones educativas

creadas que en la cantidad de los resultados obtenidos.

Evaluación Sumativa : Su objeto es conocer y valorar los resultados

conseguidos por el alumno al finalizar el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Así considerada recibe también el nombre de Evaluación Final.

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Page 59: Formación de formadores

VII. NUEVAS TECNOLOGÍAS Y SU USO EN LA ENSEÑANZA

A. Las Nuevas Tecnologías: Delimitación conceptual

Es un tópico hablar de que en la actualidad estamos viviendo una gran

cantidad de cambios tecnológicos. Eso es cierto. Y evidentemente, la

educación no puede quedar al margen de ese cambio educativo, de modo que

a través de la educación debemos conseguir que nuestros alumnos, en tanto

que ciudadanos, se formen para usar esas Nuevas Tecnologías, evitando así la

brecha digital, que es la diferencia socioeconómica entre aquellas comunidades

que tienen acceso a Internet y las que no, y también la diferencia entre los

grupos dependiendo de su capacidad para usar la TIC de forma eficaz. Es una

cuestión de alcance político y social de mucho calado.

De este modo, las Nuevas Tecnologías dan acceso a una gran cantidad

de información, a la que el alumno debe saber acceder para poder usarla para

construir sus nuevos conocimientos dentro del marco constructivista que

estamos proponiendo.

Pero para que estas tecnologías estén al servicio de la enseñanza y del

aprendizaje, su penetración debe estar acompañada de una evolución

pedagógica. Exigen por tanto un cambio de rol en el profesor y también en el

alumno.

Así, sabemos que la incorporación de las nuevas tecnologías suscita la

colaboración en los alumnos, les ayudan a centrarse en el aprendizaje, mejoran

su motivación y su interés, favorecen el espíritu de búsqueda, promueven la

integración y estimulan el desarrollo de habilidades como el razonamiento.

Para los docentes, son una ayuda para la búsqueda de material didáctico, nos

permiten colaborar con otros docentes, permiten una mejor planificación de las

actividades, etc.

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B. Ejemplos del uso de las Nuevas Tecnologías.

Lo primero que debemos recordar es que las nuevas tecnologías son un

medio para la enseñanza, no un fin en sí mismas. Es decir, tienen que ser una

ayuda en el proceso de enseñanza-aprendizaje, y no una excusa para

demostrar que sabemos usarlas o un mero entretenimiento.

Y de hecho, las nuevas tecnologías son un valioso apoyo en este

proceso, siempre que estén pedagógicamente integradas en él.

Así, podemos utilizar presentaciones en Power-Point que nos sirvan

para apoyar nuestras explicaciones, o pizarras digitales que nos permitirán

llevar una gran cantidad de aplicaciones de cara a llevar a cabo nuestras

explicaciones.

Pero también podemos plantear actividades que permitan a los alumnos

servirse de ellas, como trabajos que les exijan realizar búsquedas en Internet; o

podemos incluso servirnos de Internet haciendo que nuestros alumnos

participen usando foros o blogs.

Page 61: Formación de formadores

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