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FORMAS DE GOBIERNO
ANALISIS DE LAS CLASIFICACIONES TRADICIONALES
HERODOTO (484 – 420 a.C.)
El análisis de las tipologías de las formas de gobierno parte de un diálogo imaginario entre
tres personajes persas que discuten que forma de gobierno debería ser instalada en Persia
después de la muerte del monarca Cambises, hijo de Ciro I y padre de Ciro II el grande y el que
gobernó entre los años 530 y 522 a. C. Este episodio lo narra Heródoto e sus Histo ias permite resaltar lo abarrajada que estaban las reflexiones de los griegos sobre asuntos de política,
inclusive un siglo antes de las grandes construcciones elaboradas por Platón y Aristóteles en el
siglo IV a.C.
Los tres personajes (Otanes, Megabyzo y Darío) son defensores de una de las tres formas de
gobierno que podríamos llamar clásica porque fueron transmitidas por los escritores posteriores.
Estas tres formas son el gobierno de muchos, de pocos y de uno, o sea, democracia, aristocracia y
monarquía.
La célebre discusión se encuentra en el Tomo II de la obra de Heródoto y lo que caracteriza es
que cada uno de los interlocutores manifiesta un juicio positivo de una de las tres formas pero
ofrece un juicio muy negativo de las otras dos formas. Otanes es partidario de gobierno popular
(que no es lla ado de o a ia si o iso o ia o de a la o a uía. E cambio, Megabyzo defiende la aristocracia y reprueba tanto el gobierno de uno solo como al
gobierno del pueblo. Finalmente, Darío simpatiza por la monarquía y censura tanto al gobierno del
pueblo como al gobierno de pocos (que lo llama Oligarquía).
Es interesante analizar brevemente los argumentos adaptados respectivamente por cada uno
de los personajes exaltando su propuesta de forma de gobierno y de migrando las otras dos.
Para Otanes la monarquía es un gobierno irresponsable y arbitrario, ya que al monarca le está
permitido lo que quiera sin responder ante nadie. En cambio al gobierno fundado en el pueblo
tiene la igualdad frente a las leyes y toda decisión es sometida al voto popular y, por lo tanto, no
es irresponsable ni arbitrario. Al tirano se le atribuyen algunos vicios como la prepotencia, la
envidia, y la maldad. Otanes atribuye al monarca aspectos temibles como trastocar las leyes
patrias, matar por capricho y violar mujeres. En cambio, al gobierno del pueblo se caracteriza por
diversos institutos como el sorteo de los cargos, rendición de cuentas de los magistrados y toda
decisión es sometida al voto popular. Propone, pues, rechazar la monarquía para dar el poder al
pueblo.
Megabyzo es el segundo personaje que opina. Indica que los argumentos de Otanes sobre la
monarquía son exactos pero dar el poder al pueblo tampoco está bien, ya que le parece astuto dar
el poder a una multitud inepta. No es aceptable que unos hombres, huyendo de la insolencia de
un tirano, siga en la insolencia de un irresponsable populacho. Expresamente indica que si el
monarca hace algo, lo hace dándose cuenta pero el pueblo ni siquiera se da cuenta. No se pueden
dar cuenta porque no han sido instruidos y se precipitan sobre los acontecimientos sin
inteligencia. Propone, pues, elegir a los mejores hombres ya que será natural que de los mejores
hombres saldrán las mejores decisiones. Cabe acotar que Megabyzo defiende al gobierno de
pocos solamente con este único argumento.
El último en exponer es Darío. Con este personaje aparece por primera vez la condena al
gobierno de pocos, ya que Otanes Critico al gobierno tiránico, más no al oligárquico
y Megabyzo consideró al gobierno de pocos como el mejor. Darío dice que el punto débil del
gobierno oligárquico es la facilidad con que el grupo dirigente se divide en fracciones contra
puestas, es decir, que atacan la unidad del gobierno. El punto débil del gobierno popular no es la
discordia de los buenos sino el acuerdo de los alvados e p esa e te Da ío di e Solidas
a istades e t e las alvadas ge e adas po la o up ió ). O sea, que la unión de los corruptos
es la conspiración. Lo que debería estar separado es, por lo contrario, unido. El argumento de
Darío en favor a la monarquía está en la tradición y necesidad histórica. Hay un elemento nuevo y
ue es la esta ilidad . La apa idad de u go ie o pa a du a , o deg ada se i o o pe se, es
la característica que permite distinguir las constituciones buenas de las malas..
PLATON (428 - 347 a.C)
E va ias o as Plató se efie e a las dive sas fo as de go ie o, e espe ial e La Repu li a , el Políti o las Le es . E la p i e a de estas o as ha e u a descripción de La
Republica ideal y que tiene como finalidad la realización de la justicia entendida como la atribución
a cada cual de la tarea que le compete según las propias aptitudes. Esto permite una composición
armónica de tres clases de hombre: los gobernantes- filosóficos, los guerreros y los que se dedican
a trabajos productivos. Pero el problema es que La República no ha existido hasta ahora en ningún
lugar. Los Estados que existen, los reales, son corruptos en diferente grado. El óptimo Estado es
uno solo ya que solamente uno solo puede ser la perfecta. En cambio, son muchos los Estados
malos, se trata de una tipología compuesta únicamente por formas malas y ninguna buena.
Mientras en el dialogo presentado por Heródoto tanto las formas buenas como las malas son, de
acuerdo con los diversos puntos de vista de los tres personajes, formas históricas, en Platón son
formas que no concuerdan con el Estado ideal, ya que son malas. La única forma buena está más
allá de la historia. Para aclarar mejor, en autores posteriores como Aristóteles y Polibio la historia
es una continua sucesión de formas buenas y malas, en cambio, en Platón, en la historia se
suceden formas malas, ya el Estados bueno no forma parte de esta sucesión, puesto que es un
modelo.
Sucede que Platón tiene una versión benévola hacia el pasado y le teme al futuro, porque su
espíritu es pesimista. Vivió en una época de decadencia de lo que fue la gloriosa Atenas y es por
eso que analiza Platón son, en orden de creciente, estas cuatro: timocracia, oligarquía, democracia
y tiranía. Obsérvese que faltan dos formas tradicionales: la monarquía y la aristocracia. Estas dos
formas pertenecen al Estado ideal. Concretamente para Platón hay seis formas de gobierno y los
designan el Estado ideal y cuatro indican de menor a mayores formas corruptas de gobierno.
De las cuatro formas, la segunda, la tercera y la cuarta, corresponden estrictamente a las
formas degradadas de las tipologías tradicionales: la oligarquía es la forma corrupta de la
aristocracia, la democracia de la política (que es como se llaman al gobierno del pueblo en su
forma buena) y la tiranía de la monarquía. La timocracia es un concepto introducido por Platón
para designar una forma de transición entre la forma ideal y las tres formas malas. En su época, la
timocracia está representada en particular por el gobierno de Esparta, del que Platón fue su
admirador. El vicio del gobierno timocrático es que honra más a los guerreros que a los sabios. En
las tipologías tradicionales las seis formas se alternan, ya que después de la forma buena viene la
mala que le corresponde. En Platón una vez que se presenta la forma ideal (que es la aristocracia)
aparecen las otras cuatro formas degeneradas en forma de decadencia, de manera que es
continua y gradual hasta llegar al último eslabón. El movimiento es siempre descendiente y Platón
no explica si existe la posibilidad de explicar al tirano en rey- filosófico. Lo intentó en sus viajes a
Siracusa pretendiendo transformar a los tiranos de ese lugar pero su cometido fracaso.
Para caracterizar a las formas de gobierno, Platón toma en cuenta las particularidades
morales, es decir, los vicios y las virtudes de las clases dirigentes. El hombre timocrático se
caracteriza por la ambición y el deseo de honor, para el oligárquico el ansia de riqueza; para el
democrático el deseo inmoderado de libertad (que se transforma en libertinaje) y para el tiránico
la violencia.
Platón explica la decadencia por la corrupción que tienen las distintas formas de gobierno.
Pa tie do ue lo ejo es el justo edio , la o up ió está en el exceso. Así, el hombre
timocrático se corrompe cuando se transforma en ambición inmoderada y deseo de poder; la
riqueza del oligárquico, cuando se vuelve avidéz, avaricia, ostentación de bienes; la libertad del
democrático cuando se convierte en licencia, creer que esta todo permitido y que todo es regla
puede ser transmitida impunemente y, finalmente, el poder tirano cuando se vuelve arbitrario y
violento.
Hay dos formas de discordia que arruinan la ciudad: una es la discordia dentro de la clase
dirigente, otra la que existe entre la clase dirigente y la clase dirigida. En la descripción platónica
de las formas corruptas, ambas discordias pueden apreciar. En el caso de la aristocracia a la
timocracia, y de la timocracia a la oligarquía, la discordia destructiva es del primer tipo;
al contrario, en paso de la oligarquía a la democracia es el segundo. Así es, los primeros dos
cambios son modificaciones internas de las clases dirigentes, el tercero es el cambio del poder de
una clase a otra, del dominio de los ricos al dominio de los pobres.
ARISTOTELES (384-322 a.C)
Aspectos Biográficos: Aristóteles nació en Estagira, cuidad de Tracia, en el año 384 a. C y murió
en Eubea en el año 322 a. C. A los dieciocho años ingresó en la Academia, fundada por Platón, en
la que permaneció por espacio por veinte años hasta la muerte de Platón en el año 347 a. C.
Cuatro años más tarde asumió el cargo de preceptor de Alejandro Magno. Regresó a Atenas en el
año 335 a. C y ahí fundó su propia escuela, el Liceo.
El auto de u a i e sa p odu ió ie tífi a, filosófi a políti a, sie do las o as de La Políti a , La Co stitu ió de Ate as La Éti a a Nicómaco las ás eleva tes pa a uest o estudio.
La Polis: Sus concepciones sobre la organización política se cifran en la polis, no presentando
mayor atención a las estructuras de los reinos orientales ni tampoco a la organización imperial que
Alejandro Magno forjado después del triunfo sobre Persia. La propia decadencia de la ciudad-
estado, no le impidió seguir admitiendo como la forma perfecta y natural a la polis griega.
Para Aristóteles la polis es una comunidad natural. El Estado es un hecho natural y el
hombre es por naturaleza un animal político destinado a vivir en sociedad y el que no forma parte
de ninguna polis es una bestia o un Dios.
Define a la polis como una o u idad de iguales ue aspi a la ejo vida posible .
El Gobierno Preferible: Aristóteles distingue tres tipos de relaciones de poder: A) La del padre
sobre el hijo; B) La del amo sobre el esclavo y; C) La del gobernante sobre el gobernado. En los dos
primeros la relación no es de iguales y se distinguen del tercero por el tipo de interés que
persiguen. Sucede que el interés que prima del padre en relación a los hijos es el bienestar de
estos y el interés del amo es el beneficio del primero. En cambio la relación política del gobernante
y el gobernado es satisfacer el bien común de la polis y, por lo tanto requiere que sean ''iguales y
libres''. Para que esto se concrete es preferible la sujeción del gobierno y la ley y esto no es
producto de una liberalidad para la imperfección humana como pretendía Platón, sino un aspecto
necesario de un estado perfecto.
A partir de estas ideas, se plantea el problema de cual gobierno es preferible- si el
gobierno de la ley o el gobierno de los hombres, encarnado en el gobernante sabio. Así señala que
la le es ‘la azó desp ovista de pasió ‘ tie e u valo i pe so al ue, al asegu a la li e tad e igualdad del gobernado frente al gobierno, hace que la obediencia sea voluntaria, fundada en el
consentimiento.
Fundado en la ley, el gobierno se orienta en interés de el bien general y no en interés de
una clase o individuo y deja de tener el soporte de la fuerzas. Es por eso que Aristóteles expresa
que así como el hombre perfecto es el mejor de los animales, de parecida manera cuando se
aleja de la ley, es el peor de todos .
La ley, en razón de haber sido creada por la asamblea, tiene un caudal de experiencia y
sabiduría que supera la de cualquier gobernante por más sabio que este sea.
La finalidad del estado es ''la mejor vida posible'' Es un fin ético y que requiere que el
estado posea todas las condiciones necesarias para satisfacer los requerimientos y exigencias de
esa finalidad.
Clasificación de las Formas de Gobierno: El término que Aristóteles usa para indicar a las formas
de go ie o es ‘políti a'' ue ha itual e te es t adu ido o o ''Co stitu ió ''. Defi e a la Constitución como la estructura que da orden a la ciudad estableciendo el funcionamiento de
todos los cargos y sobre todo de la autoridad soberana.
Aristóteles reitera que hay muchas instituciones diferentes y en consecuencia una de las
primeras tareas es describirlas y clasificarlas.
A si lo hace en el libro III de ''La Política'' y cuya cita completa dice:
''Ya que la constitución y gobierno significan lo mismo y el órgano de gobierno es el poder
soberano de la Ciudad, es necesario que el poder soberano sea ejercido por una persona o unos
pocos o la mayoría. Cuando el uno, poco o la mayoría ejercen el poder en vista del interés general,
entonces forzosamente esas constituciones serán rectas, mientras que serán desviaciones las que
atienden al interés particular de una, pocos o de la mayoría. Tenemos la costumbre de llamar
''monarquía'' al gobierno unipersonal que atiende al interés general y '' aristocracia'' al gobierno
de pocas cuando se propone el bien común; cuando es el mayor numero el que gobierna
atendiendo al interés general recibe el nombre común a todas las constituciones ''política''. Las
degeneraciones de las mencionadas son; la ''tiranía'' de la monarquía, la ''oligarquía'' de la
aristocracia y la '' democracia'' de la política. La tiranía es una monarquía orientada hacia el
interés del monarca, la oligarquía hacia el interés de los ricos y la democracia hacia el interés de
los pobres''.
Polibio señala que son pocos renglones pero con gran concisión está presente la célebre
teoría de las formas de gobierno. Hay dos ite ios fu da é telas: ‘‘ uién gobierna'' y ''cómo
gobierna''. Si se toma en cuenta quién, las constituciones se distinguen según si el gobierno reside
e u a sola pe so a ‘ o a uía'' e po as pe so as ''a istocracia'' o en muchas ''politia''. Con
base al criterio de ''cómo'', las constituciones son buenas o malas y como consecuencia a las tres
primeras formas buenas se contraponen y se agregan las tres malas (tiranía, oligarquía y
democracia).
El uso valorativo de una tipología no sólo implica la distinción entre formas buenas y
malas, sino también una jerarquía entre ellas, o sea, la distinción entre formas mejores y peores. El
orden jerárquico sostenido por Aristóteles no difiere de Platón. Es el mismo criterio de
jerarquización: La peor forma es la degeneración de la mejor, en consecuencia, las degeneraciones
de las formas que siguen a la mejor son paulatinamente menos graves. En base a este criterio el
orden jerárquico es la monarquía, aristocracia, política, democracia, oligarquía y tiranía. Se puede
apreciar que la máxima diferencia está entre la monarquía y al tiranía y, al contrario, la mínima
diferencia se encuentra entre la política y la democracia. Esto explica por qué las dos formas de la
democracia pueden haber sido llamadas con el mismo nombre, ya que estando una al final de la
primera serie y otra al principio de la segunda son tan parecidas que pueden confundirse.
El criterio utilizado por Aristóteles para distinguir formas buenas y malas es diferente al de
Platón. No es el consenso o la fuerza, la legalidad o la ilegalidad, sino principalmente el interés
común o el individual. Las formas buenas son aquellas en las cuales los gobernantes ejercen el
poder teniendo presente el interés público, en cambio, en las malas los gobernantes ejercen el
poder de acuerdo al interés individual. Este criterio se vincula a lo que dijimos antes en cuanto a
que los individuos se reúnen en la ciudad y forman una comunidad política para ,vivir bien, No es
solamente vivir en común. Se trata de una, vida buena, y para que sea realizado es necesario que
los ciudadanos persigan todos juntos el interés común. Cuando los gobernantes aprovechan el
poder que recibieron o conquistaron para luchar por intereses particulares, la comunidad política
se desvía de su objetivo y a la forma política se corrompe o degenera respecto de la pura.
POLIBIO (210 - 120 a. C)
Tras la exuberancia de la imaginación platónica y después de la admirable obra de Aristóteles,
los conceptos aportados por los romanos aparecen mezquinos y limitados, esta debilidad se debe
sin duda a que el espíritu romano fue ante todo práctico. La república romana engendró hombres
de estado (por ej. Jurisconsultos, oradores, soldados) que hombres preocupados en elaborar
teorías. Su existencia es muy activa, ocupada en la guerra, los debates del foro, etc. Que los aleja
de una orientación especulativa. En cambio, los griegos han escrito sobre política pero no han
podido ejercerla como sí lo hicieron los romanos.
El vacío que Roma produce en el mundo a causa de sus conquistas es desfavorable para el
estudio. Aristóteles se destacó en su éxito por estudiar comparativamente los regímenes
políticos lo que lo convierte en un fundador de la ciencia política. En cambio, los romanos no han
tenido el sentido ni la posibilidad de la comparación. En primer lugar, se admiraban demasiado a sí
mismos y por ese hecho apenas se han interesado más que en su propia historia. Así es que bajo la
república han echado un velo sobre sus orígenes monárquicos y bajo el imperio, hablar de la
república era inoportuno, además respecto a las instituciones de los otros pueblos les parecían
despreciables porque eran de los vencidos y, en consecuencia no merecían estima ni curiosidad.
En síntesis, el pensamiento romano en materia política se nos aparece tan solo como un
reflejo de la inteligencia griega. Sus representantes son un griego conquistado y romanizado
(Polibio) y un orador romano helenizado (Cicerón)
A diferencia de Platón y Aristóteles, Polibio (204-122 a) no es un filósofo si no un historiador,
luego de nacimiento, fue deportado a Roma después de la conquista de Grecia y se relacionó con
los círculos más altos de la ciudad, especialmente con el ambiente de los Escipión. Escribió en
griego la primer gran historia de Roma
Polibio es autor de ''Historia Universal'' y en el libro VI expone con detalles la constitución
Romana y sus ideas políticas. Se describen las diversas magistraturas y señala que la constitución
de un pueblo debe considerarse como la primera causa del éxito o del fracaso de toda acción
política.
Con base a esta premisa, Polibio quiere demostrar la importancia que tuvo la excelencia de la
constitución Romana en el éxito de un pueblo que venció a todos los otros Estados al hacerlos caer
bajo su dominio.
Al presentar algunas consideraciones sobre las constituciones en general, expone tres tesis,
1°) Existen fundamentalmente seis formas de gobierno: tres buenas y tres malas; 2°) Las seis
formas se suceden una a otra según cierto ritmo y, por lo tanto, constituyen un proyecto cíclico
que se repite en el tiempo; 3°) Además de las seis formas tradicionales, existe una séptima, de la
cual la constitución Romana es un ejemplo.
Según la primera tesis las tres formas buenas son el reino, la aristocracia y la democracia. En
cambio, las tres formas malas son la tiranía, la oligarquía y la oclocracia. La novedad es
que Polibio llama democracia a la tercera forma buena que Aristóteles llamó ‘Polítia''. E el auto romano la democracia tiene una connotación positiva a diferencia de los autores griegos. En
cuanto a las formas malas, Polibio introduce un nuevo término para llamar al gobierno popular en
su forma corrupta y que es la ''oclocracia''. Deriva del vocablo OKLOS que significa masa, plebe o
chusma. O sea, utiliza este término para otorgar a esta forma mala un carácter peyorativo. Para
distinguir las formas buenas de las malas, el criterio de Polibio es distinto al aristotélico se acerca
más al platónico. Los criterios utilizadas por Polibio serían dos: por un lado la contraposición entre
el gobierno que se fundamenta en la fuerza en oposición al basado en el consejo. El otro criterio es
el que se contrapone entre un gobierno ilegal y otro gobierno que se basa en las leyes.
La segunda tesis consiste en disponer a las formas de gobierno en orden cronológico, o sea,
refleja la teoría de los ciclos. Las etapas se presentan de este modo: Reino, Tiranía, Aristocracia,
Oligarquía, Democracia y Oclocracia. El proceso histórico desarrolla ciclo por ciclo una tendencia
degenerativa, como la descripta por Platón, pero, a diferencia de este último , en el que la forma
que sigue es degenerada con respecto a la anterior en un proceso continuo, el ciclo Policiano se
desenvuelve mediante una alternancia de constituciones buenas y malas concretamente=la línea
decreciente del ciclo Platónico es continua, la del ciclo Polibiano está fragmentada por una
alternancia de momentos buenos y malos, aunque al final de cuentas tiende a declinar.
También hay otra diferencia con Platón es que el punto final en Polibio es la oclocracia, mientras
que en el primero es la tiranía. Otra observación es que esta concepción de la historia es fatalista
puesto que el paso de una forma a otra parece estar predeterminado y obedece a que estas
trasformaciones están en la naturaleza de las cosas, o sea, en la naturaleza misma de los
gobiernos, los cuales no pueden dejar de sufrir estos procesos de cambios. Para mostrar ya de
manera definitiva que el germen de la degeneración es inherente a toda Constitución, Polio utiliza
la comparación del óxido para el hierro y de la carcoma para la madera. Finalmente, otra
observación que se puede hacer es que con Platón no hay respuesta sobre lo que acontece al final
del ciclo, en cambio, en Polibio se señala que al final del primer proceso el curso de las
constituciones regresa al punto de partida. De la oclocracia se regresa con un salto hacia atrás, es
decir, al reino, de la forma peor a la mejor. Para Polibio la Historia es una continua repetición de
acontecimientos ''El eterno retorno hacia lo mismo''.
La tercera tesis de Polibio es la principal ya que propone la constitución de un gobierno mixto.
Para Polibio, la teoría de los ciclos muestra que todas las formas simples, tanto las consideradas
rectas como las corruptas, son de breve duración porque están destinadas por su propia
naturaleza a transformarse en una forma diferente y esto significa que todas las Constituciones
sufren de un vacío grave, el de la falta de estabilidad. El vacío es grave, porque una Constitución es
más apreciada en cuanto más estable sea. Si tomamos en cuenta la definición de Aristóteles que el
objetivo de la Constitución es poner orden en las magistraturas, o sea, establecer quién debe
gobernar y quién debe ser gobernado y permitir un desenvolvimiento regular y ordenado de la
vida útil, entonces, este desarrollo no puede llevarse a cabo si el sistema político de una ciudad es
sometido a continuos cambios. Es que uno de los temas más controvertidos en el pensamiento de
la filosofía política es el Orden (con su contrario que es la libertad). La teoría de los ciclos indica
que las constituciones comunes son inestables, incluso las consideradas buenas terminan
paradójicamente siendo malas, ya que tienen por naturaleza su inestabilidad.
¿Cuál es el remedio? Para Polibio es el gobierno mixto es decir, una Constitución que sea
producto de un arreglo entre las tres formas clásicas. El ejemplo histórico que encuentra Polibio es
en las características del gobierno de Licurgo en Esparta.
Polibio da una definición, que se volvió clásica del gobierno mixto y de su funcionamiento.
El arreglo de las tres formas de gobierno consiste en que el Rey es frenado por el pueblo que
tiene una adecuada participación en el gobierno y el pueblo a su vez lo es por el Senado. Al
representar el rey al principio monárquico, el pueblo al democrático y el Senado al aristocrático
resulta una nueva forma de gobierno que no coincide con la otras tres porque es recta ya que la
razón de su excelencia está en el mecanismo de control reciproco de los poderes. El principio del
‘e uili io'' pasa a se el ás i po ta te ue e la épo a a tual, es lo ue lla a los constitucionalistas ''el balance del poder'' a través de los frenos y contrapesos de los poderes).
Polibio enuncia la tesis de la excelencia del gobierno mixto porque considera como un ejemplo
admirable de tal especie al gobierno de la Constitución romana de la época de la República, en la
cual participaban en el gobierno de la res pública tres órganos: Los cónsules, el Senado y los
comicios del pueblo.
Norberto Bobbio concluye que con estas afirmaciones la primera causa del éxito o fracaso de
un pueblo debe buscarse en la Constitución. Es decir Polibio muestra claramente que la excelencia
de la Constitución está en su mecanismo y que su éxito dependerá de construir un gobierno
estable.
Y así, nos resulta interesante hacer una comparación con Aristóteles que en su ''Políti a concibe a una forma anticipada de gobierno mixto. Pero para Aristóteles la superación del
conflicto entre las dos partes antagónicas no viene del nivel institucional como dice Polibio, si no
que se presenta en la sociedad, cuando es la ocasión, mediante la formación de una fuerte clase
media que tiene un interés propio, de clase, por la estabilidad. El equilibrio aristotélico antes de
ser institucional es social. Más que una teoría del gobierno mixto es la concepción de una sociedad
sin grandes desequilibrios de riqueza
NICOLAS MAQUIAVELO (1469 – 1527)
Distinción entre principados y repúblicas.
Maquiavelo aborda el tema de las formas de gobierno en sus dos obras principales son
"Discurso sobre la primera década de Tito Livio" El P í ipe . La primera comenzó a escribirla en
1513 y la concluyó en 1516. Pero en junio de 1513 interrumpe el escrito para escribir "El Príncipe"
y lo concluye en apenas 3 tres meses. Muchos concluyen que ambas obras deben entenderse
como complementarias. Es decir, deben ser analizadas como un todo. Sin embargo Norberto
Bobbio advierte que la primera es más teórica y alejada de los sucesos políticos. En cambio "El
Príncipe" refleja la política militante.
Con Maquiavelo se altera el número de clasificación de las formas de gobierno que imperaba
hasta entonces y se introduce el término "Estado" con el alcance que hoy conocemos. Ambas
novedades surgen ni bien comienza "El Príncipe". Expresamente se indica: "Todos los estados,
todas las dominaciones que ejercieron y ejercen sobre los hombres, fueron son republicas o
principados".
En la historia del pensamiento político quedo inmortalizado el vocablo "Estado" para indicar lo
que los griegos llamaron "polis" los Romanos "Republica" y lo que el pensador francés Juan Bodino
(cincuenta años después que Maquiavelo) llamó´ "Republiqué"
Del fragmento estado se desprende que el florentino presenta una bipartición en vez de la
tripartición Aristotélica - Polibiana en cuanto a las formas de gobierno según Maquiavelo, el
principado corresponde al reino y la republica abarca tanto la Aristocracia como la Democracia.. Es
decir" el poder reside en la voluntad de uno solo y se tiene el principado o el poder radica en una
voluntad colectiva que se exterioriza en un grupo de notables o colegio o en una asamblea
general y a si se tiene a la república en sus diversas formas.
La distinción de Maquiavelo corresponde mejor a la realidad de su tiempo que la clasificación
de los antiguas. La realidad política de la época de Maquiavelo había combinado profundamente.
La Europa ofrecía el espectáculo de los reinos como el inglés, el francés y el español, que se habían
formado poco a poco después de la caída y disolución del imperio Romano y que estaban
trasformando en grandes estados territoriales de los cuales nació el "Estado Moderno" y el de las
ciudades que crecían y extendían su dominio en el territorio circundante que correspondía a otras
ciudades menores regidas por señores temporales y electivos, por colegios o consejos de notables
y de los cuales la Italia de los tiempos de Maquiavelo exhibía muchos ejemplos, como Florencia,
Venecia y Génova.
Maquiavelo lo explica claramente en un pequeño evento llamado "Discurso sobre la reforma de
Estado de Florencia" donde en uno de sus párrafos expresa textualmente "la causa de los
frecuentes cambios de instituciones en Florencia, consiste en no haber sido nunca ni
republicanas ni monárquicas con las cualidades genuinas de cada una de estas formas de
gobierno; porque se llama monarquía solida aquella en que la deliberación es de muchos y la
ejecución de uno, y no puede ser republica duradera aquella en que no se satisface la opinión de
la mayoría, pues al desatenderla, se arruina el régimen republicano".
Esta cita indica que la distinción es verdaderamente esencial ya que un Estado bien ordenado
no puede tener más que una u otra Constitución. Cada una de las formas tiene sus características
que debe ser respetada para estas dar origen a Estados defectuosos.
En otro párrafo agrega que en la distinción entre principados y repúblicas no hay lugar para los
"Estados intermedios" porque estos Estados sufren del mal que es característico de los malos
Estados, o sea, la inestabilidad.
Maquiavelo es admirador de la república Romana, al igual que Polibio, ya que las razones de su
excelencia está en la estabilidad. Pero por otra parte, al considerar a los Estados intermedios como
defectuosos, estaría alejándose de las ideas de Polibio en cuanto a que los gobiernos mixtos son
la mejor forma de gobierno. Para Norberto Bobbio, la contradicción es aparente. En efecto, se
puede sostener que no todas las combinaciones entre las diversas formas de gobierno son buenas.
No es suficiente mezclar una forma de gobierno con otra para tener un gobierno mixto, hay
combinaciones que no tienen éxito, ya que una combinación puede ser una síntesis bien lograda
de constituciones opuestas entonces será superior a las constituciones simples, pero también
puede ser una contaminación de constituciones que no pueden estar juntas y entonces una
Constitución simple será superior. El gobierno mixto que Maquiavelo identifica en el Estado
romano es una república compuesta que está formada por diversas partes que mantienen
relaciones de concordia entre ellas. En cambio, Maquiavelo, crítica el Estado intermedio que no
deriva de una función de diferentes partes en un todo sino de un acuerdo provisional entre partes
en conflicto que no logran encontrar una Constitución unitaria que las abarque.
Clasificación de los principados.
La primera distinción que hace Maquiavelo sobre los principados es entre hereditarios y
nuevos.
En los primeros el poder se transmite en base en una ley constitucional de sucesión. Hay dos
especies: En uno los príncipes gobiernan sin intermediarios y cuyo poder es absoluto y sus
súbditos son respecto a él como "siervos" Pone como ejemplo el gobierno oriental del Gran Turco.
La otra especie es que los príncipes gobiernan con la intermediación de la nobleza, en cuyo poder
no depende del rey sino que es originario. Aquí los príncipes no tienen un poder absoluto puesto
que lo comparten con los "barones" Cita como ejemplo al rey de Francia, que está rodeado por
una multitud de antiguos nobles que tienen sus prerrogativas y que son dueños de territorios que
el rey no puede arrebatarles.
Los principados nuevos son los que el poder es conquistado por un señor que antes de
conquistar el Estado no era príncipe (da como ejemplo, el caso de Francisco Sforza, en el ducado
de Milán en 1450). En estos principados se distinguen cuatro especies de acuerdo con el diverso
modo de conquistas al poder: a)por virtud; b)por fortuna; c)por maldad; d)por el consenso de
los ciudadanos.
Por virtud se entiende la capacidad personal de dominar los acontecimientos y de realizar,
incluso recurriendo a cualquier medio, el fin deseado.
Por fortuna entiende el curso de los eventos que no dependen de la voluntad humana.
La diferencia entre los principados adquiridos por virtud y los logros por fortuna está en que los
primeros duran más, los segundos, en cambio, los Príncipes no llegan por mérito personal y, por lo
tanto, son más débiles y están destinados a desaparecer en corto tiempo.
Los principados adquiridos por maldad son aquellos que se obtienen por un camino de
perversidades y delitos. Este es el tirano en el sentido tradicional de la palabra y Maquiavelo
ofrece dos ejemplos: es el caso de Agatócles, rey de Siracusa (360-289 A.C.) y el otro caso es el del
contemporáneo Liveratto de Fermo. Pero el juicio de Maquiavelo no es moralista, ya que el
criterio para distinguir la buena política de la mala es el éxito y, este, se mide por la capacidad de
conservar el Estado (o sea la estabilidad). Esto permite al florentino distinguir dentro del tirano
malvado, el buen tirano del malo. Bueno es tirano que como Agatócles, a pesar de haber
conquistado el Estado mediante delitos terribles, logro conservarlo. Mal tirano es Liveratto de
Fermo que logro mantener el Estado solamente un año, luego de lo cual tuvo el mismo fin que sus
adversarios. Maquiavelo explica que la diferencia entre los dos Príncipes se debió al buen o mal
uso que se hace de la crueldad. Esta idea lo hizo famoso a Maquiavelo, en lo que se llamó en la
posteridad como el conocido principio Maquiavélico consistente como "el fin justifica los medios".
Los dos príncipes fueron crueles, pero la crueldad de uno fue usada bien, ya que para los fines del
resultado, (que es lo único que cuenta en política) fue utilizado para conservar el poder. El juicio
sobre la bondad o la maldad de un príncipe no parte de los medios que utiliza, si no solamente del
resultado que obtiene.
Finalmente, Maquiavelo hace consideraciones en el capitula IV de "El Príncipe" sobre el
principado obtenido por consenso de los ciudadanos. Esta modalidad puede llamarse principado
cruel. Dice que no se necesita valor o fortuna, sino astucia. A esta forma de principado se llega por
el favor del pueblo o con ayuda de los poderosos. Acota en que en todo Estado se dan estas dos
tendencias y que nacen del hecho de que el pueblo no quiere ser oprimidos por los potentes y
que, a su vez, estos anhelan mandar y oprimir al pueblo. Estas apetencias nos conducen a tres
efectos: Al principado, a la libertada o a la anarquía.
El principado es promovido por el pueblo o por los nobles según la ocasión favorable que
encuentre uno o lo otro. A si es que cuando los poderosos ven que es imposible resistir al pueblo,
empiezan por apoyar a uno de ellos y lo hacen príncipe a fin de satisfacer sus objetivos a las
sombras del elegido. El pueblo, a su vez, cuando ve que no puede resistir a los magnates, elige a
un conciudadano y lo hace príncipe para que lo defienda con su autoridad. Quien llega al
principado con ayuda de los poderosos se mantiene con más dificultad que aquel a quien eleva el
pueblo y esto se debe a que el príncipe se encuentra rodeado por iguales a él, por lo que no puede
mandarles a su albedrio. Pero quien llega al poder con el favor popular no está acompañado por
los notables y no podrá satisfacer a los magnates sin ofender a los demás, cosa que no ocurre con
el pueblo, y que lo único que desea es no ser oprimido.
Clasificación de las Repúblicas
Maquiavelo al iniciar "El Príncipe" señala que ya en otra ocasión analizó sobre las Repúblicas
extensamente. Se está refiriendo al primer libro de "Los discursos de la primera Década de Tito
Livio" que ya había escrito cuando inició "El Príncipe" en 1513. El capítulo II de este libro se titula:
"de cuantas clases son las Repúblicas y a cuál de ellas corresponde la Ro a a . Este capítulo tiene
influencia de Polibio y todo el esquema es muy similar a este último. Si bien hay reflexiones
originales, para la doctrina se considera prácticamente una traducción literal de la obra de Polibio
en cuanto a este tema.
Sobre la tipología de las Repúblicas escribe textualmente: "alguno de los que han escrito de las
Repúblicas distinguen tres clases de gobierno que llaman principado, notables y popular y
sostienen que los legisladores de un Estado deben preferir el que juzguen mas apropósito.
Otros autores que en opinión de muchos más sabios, clasifican las formas de gobierno en seis,
tres de ellas pésimas y otras tres buenas en sí mismas, pero tan expuestas a corrupción, que
llegan a ser perniciosas. Las tres buenas son las antes dichas, las tres malas son degradaciones
de ellas, y cada cual es de tal modo semejante a aquella de la que procede, que fácilmente se
pasa de una a otra, porque el principado con facilidad se convierte en tiranía, el régimen de los
notables en Estado de pocos y el popular sin dificultad en licencioso. De suerte que un
legislador que organiza en el Estado una de estas tres formas de gobierno, la establece por
poco tiempo, porque no hay precaución bastante a impedir que degenere en la que es
consecuencia de ella por la similitud que en este caso hay entre la virtud y el vicio”.
En la presentación de esta tipología Maquiavelo ya plantea la sucesión de las constituciones. Se
trata de la sucesión de Polibio de acuerdo con la cual toda constitución buena degenera en la
correspondiente mala, desde el punto de vista terminológico debe indicarse que de los originarios
términos griegos queda uno solo-:" la tiranía". Los otros son términos latinos: principados,
notables, gobierno de pocos, gobierno popular y gobierno licencioso. El paso de una constitución a
otra es muy rápido, ya que cada constitución dura muy poco, por lo tanto, el defecto de las
constituciones simples es la inestabilidad. Este defecto es tan grave que incluso las constituciones
que serían buenas por sí mismas, en realidad son malas por la falta de estabilidad. Este aspecto
negativo en Maquiavelo es más acentuado que en Polibio.
También en Maquiavelo esta sucesión esta preestablecida y permite enunciar una ley natural y
que es la ley de los ciclos históricos. Aquí Maquiavelo y Polibio se acercan mucho pero la tesis de
Maquiavelo es más realista que Polibio. Al final del ciclo se regresa al principio, de donde viene la
idea de la rotación. En este punto Maquiavelo difiere con Polibio, ya que un Estado que cae al nivel
más bajo de decadencia no tiene la fuerza suficiente para remontarse al punto inicial. Para el
florentino lo más probable es que una vez que cae tan bajo un Estado se convierta en fácil presa
de otro Estado vecino con mejor fuerza.
JUAN BODINO (1530 – 1596)
En la época en que se forman los grandes Estados territoriales, la obra política más importante
es De la Repú li a de Jua Bodi o ue apa e e e 1 .
Bodino pasó a la historia del pensamiento político como el teórico de la Soberanía. Se
entiende por soberanía el poder absoluto y perpetuo de un Estado.
Los atributos de la soberanía son dos: lo perpetuo y lo absoluto. Es claro lo que significa
perpetuo, aunque no sea tan evidente dónde se pueda trazar la línea de demarcación entre un
poder perpetuo y uno que no lo sea. Bodino ofrece ejemplos históricos y se deduce que para este
autor no puede considerarse perpetuo cuando ha sido asignado a una persona o a un cuerpo por
un período determinado. De los muchos ejemplos expuestos, el más conocido es el del dictador
romano, que Bodino interpreta como u si ple o isa io al ue se le asig ó u a ta ea específica (por ejemplo, conducir una guerra), cumplida la cual el poder extraordinario se agota.
Por absoluto se entiende que el poder soberano para ser tal debe estar desligado de la
obligación de o9bedecer a las leyes, se entiende4 a las leyes positivas, o sea, a las dadas por sus
predecesores y a las que él produjo en tiempos anteriores. Sin embargo, poder absoluto no quiere
decir poder ilimitado, simplemente significa que el soberano, siendo el detentador del poder de
ha e le es valede as pa a todo el Estado, o esté so etido a esas le es po ue o es posi le a da se a sí is o .
Como todos los seres humanos, el soberano está sometido a las leyes que no dependen de la
voluntad de los hombres, es decir, a las leyes naturales y divinas, ya que por encima de todos está
la suma potestad de Dios.
Otros límites del poder soberano están dados por la leyes fundamentales del Estado, que hoy
llamaríamos constitucionales, como en la monarquía es la ley que establece la sucesión al trono.
Por último, otro límite del poder soberano está dado por las leyes que regulan las relaciones
privadas entre los súbditos, estando en primer lugar las de propiedad.
Esta concepción de la soberanía, es decir, del Poder que decide en última instancia, sirve de
base a Bodino para una clasificación de las formas políticas. Expresamente señala: ”Afirmamos que no hay más que tres regímenes, la monarquía, la aristocracia y la democracia. Monarquía se
llama el Estado en el que uno sólo tiene la soberanía y el resto del pueblo está excluido de ello.
Democracia o régimen popular es aquel en el cual todo el pueblo o sea mayoría reunida en
Asamblea tiene el poder soberano. Aristocracia es aquel en el cual una minoría, reunida en
cuerpo, tiene el poder soberano y da la ley al resto del pueblo, sea en general o en particular”.
Después de esta clasificación, Bodino pone en duda la existencia de los regímenes mixtos. La
mezcla de las tres repúblicas no representa en modo alguno una especie diferente, dado que el
poder real, el aristocrático y el popular juntos, no hacen sino el Estado popular. Incluso, trata, por
reducción al absurdo, el régimen mixto en el que se ve un sistema rotativo. Así señala: “Si se
diese un día la soberanía a un monarca, otro día a la minoría del pueblo, y en el siguiente a todo
el pueblo; si a fin de cuentas la soberanía fuese concedida por turnos en este caso no habría
más que tres regímenes yuxtapuestos que no podrían tener una larga vida, al igual que una mala
familia en la que la esposa y el marido manden alternadamente y luego a su vez los sirvientes
manden a ambos”.
Para Bodino el poder soberano consiste fundamentalmente en el poder de hacer leyes, es
decir, de establecer normas generales que involucren a toda la comunidad. Aquí hay dos
opciones: o el pueblo no tiene el poder de hacer leyes y entonces el Estado no es mixto, sino que
será aristocrático si el poder de hacer leyes pertenece al Senado, o monárquico si pertenece al
Rey; o bien el poder de hacer leyes pertenece al pueblo y entonces el Estado es democrático. En el
fragmento citado la afirmación más importante se agrega a los citados anteriormente. El
soberano, sea un monarca o una asamblea, o tiene todo el Poder o no tiene ninguno. Cuando el
Poder está dividido el Estado pierde la unidad y con ella la estabilidad. Para Bodino si el poder
soberano pertenece a diversos órganos, el Estado será presa de conflictos permanentes que
provocarán inseguridad. Es decir, lo contrario de la razón que los partidarios de esta forma
esgrimían para justificar el gobierno mixto.
De existir un régimen mixto sería simplemente una situación pasajera. Toda división de la
soberanía tiene por efecto inevitable las luchas que desembocan necesariamente en el triunfo de
una de los partícipes. Bodino da como ejemplo a Dinamarca: “Si el Rey de Dinamarca y su nobleza han dividido la soberanía, puede decirse que esta República no ha tenido asegurado su
reposo. Es más bien una corruptela de República que una República”. Bodino critica sutilmente
los ejemplos sacados de Esparta y Roma: la primera, en tiempos de Licurgo, fue una democracia,
ya que los decretos del Senado podían ser quebrantados po9r el pueblo y luego se convirtió en
aristocracia con los gobiernos de Polidoro y Teopompo, ya que el Senado pasó a ser soberano. En
cuanto a Roma, la soberanía era sencilla, ya que la Roma republicana fue una democracia, porque
en última instancia correspondía al pueblo.
En lo que se relaciona a la distinción entre formas buenas y malas, el principal argumento
adoptado por Bodino para rechazar la diferencia es que si se debiese distinguir las constituciones
en base a sus defectos y virtudes, el número de constituciones sería infinito. Bodino explica que
para dar definiciones válidas uno no se puede atener a factores accidentales, sino que hay que
tomar diferencias esenciales. En suma, la consideración de los Estados con base en sus virtudes y
defectos daría lugar a una cantidad tan grande de casos que haría imposible intentar un
ordenamiento sistemático. Para Bobbio el argumento no es tan exacto ya que los antiguos habían
introducido la distinción entre formas buenas y malas con base a un criterio muy preciso como el
de la fuerza y el consenso o el del interés común y el interés propio, es decir, no habían hablado de
virtudes y defectos en general, sino que buscaban diferencias fundamentales basadas en
elementos no accidentales.
Pero sucede que Bodino no se queda en este análisis simple de clasificación de las Formas de
Gobierno. Se va a abrir a un cuadro de muchas posibilidades en esta materia. Comienza indicando
qur hay que hacer una distinción entre la titularidad de la soberanía, que puede pertenecer, por
ejemplo, a un monarca (por lo que el Estado será monárquico) y el ejercicio de la soberanía, que
pueda ser confiado por el Rey a una Asamblea aristocrática o a una popular. Esta distinción tiene
como consecuencia que un Estado puede ser monárquico – aristocrático o monárquico –
democrático, sin que por esto sea un Estado mixto.
Con los párrafos que pasamos a citar, se produce en Bodino un cambio de postura ya que
resulta que habiendo descartado a los Estados mixtos, ahora resulta que vuelven a asomarse
como Estados combinados.
Leemos “el régimen puede ser monárquico, pero con Gobierno democrático, si el príncipe
permite participar a todos en las Asambleas, en las magistraturas, en las recompensas, sin
importar la nobleza, las riquezas o el mérito. En cambio puede ser siempre monárquico, pero
con Gobierno aristocrático, sim el príncipe no confiere poder o beneficios más que a los nobles,
a los notables y a los ricos. Igualmente una señoría aristocrática puede tener un gobierno
democrático si honores y recompensas son atribuidos equitativamente entre todos los
súbditos; con gobierno aristocrático si solamente tales prerrogativas se dan a los nobles o a los
ricos”.
Más adelante agrega: “si la mayoría de los ciudadanos es soberana pero el pueblo concede cargos honorarios y privilegios solamente a los nobles, como se hizo en Roma, se tendrá una
democracia con gobierno aristocrático, si en cambio el Poder está en manos de la nobleza o de
los ricos, que son minoría, y los cargos, los hombres y los beneficios son conferidos por los
señores indiferentemente tanto a los pobres y humildes como a los ricos, se tendrá una
aristocracia con gobierno democrático”.
De los fragmentos citados resulta que las constituciones ya no son tres sino seis: monarquía
aristocrática y monarquía democrática; aristocracia aristocrática y aristocracia democrática;
democracia aristocrática y democracia democrática. Si luego se considera que la forma de
gobierno también puede ser monárquica cuando el ejercicio del poder es confiado a uno solo, se
obtienen otras tres formas: monarquía monárquica, aristocracia monárquica y democracia
monárquica.
De esta forma resulta que se llega hasta nueve constituciones combinadas.
Los teóricos del gobierno mixto sostienen que se trata de una división del poder soberano en
partes diferentes del que cada una tiene una soberanía limitada. En cambio, Bodino afirma que se
trata de un Estado en el que el gobierno está regulado con base en un principio diferente de aquel
en el que se funda el poder soberano y por lo tanto este Poder continúa residiendo en un órgano
aunque los órganos a los que es confiado el Poder Ejecutivo obedecen a un principio diferente. Si
se toma en cuenta el ejemplo de la Roma republicana para los teóricos del gobierno mixto se trata
de un Estado en el que la soberanía se divide entre los Cónsules, el Senado y los comicios
populares, pero para Bodino es un Estado democrático en el que el poder soberano reside en el
pueblo y que tiene como órganos ejecutivos de la voluntad soberana a los Cónsules y al Senado. Es
decir: se puede señalar que unos ven en el Estado mixto un equilibrio de poderes igualmente
soberanos, Bodino, en cambio no cree en la posibilidad de que Poderes soberanos puedan
coexistir en un único Estado sin destruirlo. Reconoce un Poder sobresaliente, que en definitiva es
el verdadero Poder soberano y varios otros poderes subordinados que no constituyen el régimen
sino el gobierno. El poder legislativo es el fundamento de todos los demás poderes y el poder
ejecutivo actúa en nombre y por cuenta del poder legislativo.
Habíamos señalado que Bodino rechaza de las teorías tradicionales las formas degeneradas. Es
que la distinción entré régimen y gobierno le permite a Bodino comprender, y por lo tanto incluir
en su sistema general, el fenómeno de las formas degeneradas, al expresar que éste fenómeno no
es un vicio de la soberanía en cuanto tal, sino de su ejercicio. Cada uno de los tres regímenes
(monarquía, aristocracia y democracia) pueden asumir, tres diferentes formas de monarquía,
advirtiendo Bodino que no se trata de tres diferentes regímenes, sino solo de una manera
diferente de ejercer el gobierno de un Estado monárquico.
Citamos a Bodino textualmente: “la monarquía real o legítima es aquella en la cual los súbditos obedecen a las leyes del Rey y éste a las leyes de la naturaleza, quedándoles a los
súbditos la libertad natural y la propiedad de sus bienes. La monarquía despótica es aquella en
la cual el Príncipe se ha hecho señor de los bienes y de las personas por derecho de armas y de
guerra justa y gobierna a los súbditos como un jefe de familia a sus esclavos. La monarquía
tiránica es aquella en la cual el monarca transgrede las leyes de la naturaleza, abusa de los
libres como si fueran esclavos y dispone de los bienes de los súbditos como si fueran propios”.
Lo expresado para la monarquía según Bodino, también puede extenderse a las formas de la
aristocracia y la democracia. Todo esto permite concluir que Bodino, después de negar el
reconocimiento a la distinción entre formar puras y corruptas, introduce la distinción cuando el
soberano (sea éste el Príncipe, el Consejo de Notables o la Asamblea Popular) ejerce el poder y por
esto que separa la titularidad de la soberanía de la forma de ejercitarlo.
THOMAS HOBBES (1588 – 1679)
Este autor es considerado por muchos como el más grande filósofo político de la época
moderna. Autor de muchas obras políticas que posibilitan la comprensión del Estado moderno.
Entre ellas ita os a El Leviata es ito e 1 1.
En cuanto a las formas de Gobierno se relaciona directamente con Bodino, pero las sostiene
con un rigor diferente, tanto es así que después de él nadie puede sostener las tesis tradicionales
sin tomar en cuenta los argumentos que sostuvo para refutarlas.
Al igual que Bodino, no acepta las tesis de la distinción entre formas buenas y malas y la del
gobierno mixto que caracterizaron durante varios siglos la filosofía política. Refuta ambas teorías
partiendo de los dos atributos fundamentales de la soberanía: el de ser absoluta y el de ser
indivisible. De la primera deriva la crítica la distinción entre formas buenas y malas, mientras que
de la segunda deriva la crítica al gobierno mixto.
Para Hobbes el Poder soberano es absoluto; si no lo es, no es soberano. El ser soberano el ser
absoluto son una misma idea. Pero el Poder soberano de Hobbes es más absoluto que el de
Bodino. Como hemos visto, para éste último la soberanía reconocía límites (las leyes divinas y
naturales; las leyes constitucionales y el Derecho de los privados, en especial la propiedad).
Por lo que hace a las leyes naturales y divinas, no es que Hobbes niegue la existencia de
ambas, pero afirma que ellas no son como las leyes positivas y no lo son porque no se pueden
hacer valer con la fuerza de un poder común.
Así pues, no son obligatorias exteriormente, sino sólo lo son interiormente, es decir, en la
conciencia. Por lo tanto: el vínculo que une a los súbditos con las leyes positivas, o sea, las leyes
promulgadas por el soberano, no tienen la misma naturaleza que el lazo que relaciona al soberano
con las leyes naturales y divinas, que las dicta Dios.
Si el soberano no las respeta, nadie puede obligarlo y castigarlo (por lo menos en este mundo).
Por lo tanto, mientras las leyes positivas son para los súbditos mandatos que deben ser
obedecidos absolutamente, las leyes naturales son para el soberano solamente reglas de
prudencia que le sugieren comportarse de cierta forma se quiere alcanzar un fin determinado,
pero no le imponen necesariamente una conducta en vez de otra.
En lo que se refiere el Derecho de los privados, hemos visto que Bodino sostiene que las
relaciones entre los privados son reguladas por un Derecho en el que el soberano no puede
intervenir porque es un Derecho que tiene su fuente principal en la voluntad de los individuos
como participantes de la sociedad de las relaciones económicas, que es independiente de la
sociedad política. Hobbes niega esta distinción, ya que una vez constituido el Estado, el campo de
las relaciones privadas (que en este autor, corresponde al estado de naturaleza) se resuelve en su
totalidad en la esfera de las relaciones públicas. En efecto, la razón por la cual los individuos salen
del estado de naturaleza para entrar en el Estado, es que el de la naturaleza, no regulado por leyes
promulgadas por un poder común, se resuelve en un conflicto permanente. Mientras para
Bodino, la propiedad como derecho de gozar y disponer de una cosa, es un derecho que se forma
en una esfera de relaciones privadas antes e independientemente del Estado, para Hobbes el
derecho de propiedad existe solamente en el Estado. En el estado de naturaleza los individuos
tienen un derecho sobre todas las cosas, lo que equivale a decir que no tienen derecho a nada, ya
que desde el momento en que teniendo derecho a todo, cualquier cosa es al mismo tiempo mía y
tuya, y por lo tanto, no es más mía de lo que es tuya. Solamente el Estado puede garantizar con su
fuerza (y que es superior a la de todos los individuos juntos) que lo mío es mío y que lo tuyo es
tuyo. Concretamente: solo el Estado puede asegurar la existencia de la propiedad privada.
De la índole absoluta del Estado se deriva la negación de la distinción entre formas buenas y
malas. El razonamiento del autor inglés es riguroso: señala que la distinción entre formas buenas y
malas parte de la diferencia entre soberanos que ejercen el poder de acuerdo con las leyes y
soberanos que gobiernan sin respetar las leyes con las cuales están obligados, pero ocurre que si
el soberano es absoluto no tiene sentido hablar de abuso de poder allí donde existe un poder
ilimitado. Resulta contradictorio el concepto de abuso de poder si caracterizamos al soberano
como un poder ilimitado. Entonces para distinguir al soberano bueno del malo no existe ningún
criterio objetivo para diferenciarlos. Los juicios de valor, o sea, los que usamos para decir que algo
está bien o mal, son jui ios su jetivos ue depe de de la opi ió . Lo ue a u o le pa e e bueno a otro le parece malo: esto sucede porque no existe ningún criterio racional para distinguir
el bien del mal. Todo criterio es derivado de la pasión, no de la razón. El motivo por el que no
existe ningún criterio objetivo es que si el soberano es quien tiene el poder supremo, no puede
haber ninguna diferencia entre un soberano y otro con respecto a la mayor o menos cantidad de
poder. Si el Rey tuviese un poder limitado con respecto al tirano, no sería un verdadero Rey; pero
si el poder es ilimitado, no es posible que pueda ser distinguido del poder del tirano. Como señala
Bobbio: el tirano es un Rey que no cuenta con la aprobación o el Rey es un tirano que tiene
nuestra aceptación.
Como se ha expresado, otra característica de la soberanía es la indivisibilidad y ahí Hobbes
realiza la segunda crítica y es la objeción a la teoría del gobierno mixto. Para Hobbes, un punto
innegociable es el Poder soberano no puede ser dividido más que a riesgo de destruirlo. Incluso
considera como una teoría sediciosa a la que afirma que el Poder soberano es divisible y que un
gobierno bien ordenado debería prohibirla. El razonamiento hobbesiano es de una simplicidad
ejemplar: si efectivamente el Poder soberano está dividido, ya no es soberano, si continua siendo
soberano quiere decir que no está dividido, lo cual significa que la división solamente es aparente.
Hay que ubicar a Hobbes sobre cuál es la situación histórica de la que nacen sus reflexiones. Se
trata de la contienda entre el Rey y el Parlamente en Inglaterra que dio origen a la guerra civil, es
decir, a la disolución del Estado. Hobbes considera responsables de esta disolución a quienes de
diversas maneras sostuvieron que el Poder soberano debía ser dividido entre el Rey y el
Parlamento. La doctrina prevaleciente entre los ingleses durante varios siglos era que la
monarquía inglesa fuese una monarquía mixta, tesis sostenida por Carlos I.
MONTESQUIEU (1689 – 1755)
Categorías de leyes
La mayor obra de Montesquieu es el Espí itu de las le es apa e ió e 1 . Este auto , cuyo verdadero nombre es Charles Louis de Secondat, barón de la Bréde y de Montesquieu, se
plantea el problema de si existen leyes generales que determinen la formación y el desarrollo de la
sociedad humana en general y de las sociedades humanas en particular. Se mueve en un campo
de investigación muy amplio., ya que en su análisis ocupan un lugar esencial los Estados extra
europeos, tal es así que una categoría fundamental de su construcción conceptual es el
despotismo y que fue producido para dar cuenta de la naturaleza de los gobiernos que no
pertenecieron al mundo europeo.
El objetivo de esta obra es comprender y explicar, sin juzgar o censurar, a los gobiernos. En
realidad este o jetivo está e o so a ia o la épo a e ue vive ue es La Ilust a ió . Desea a uda a los ho es a ultiva su pe sa ie to a io al so e las le es la so iedad. No
se trata de hacer leer, sino de hacer pensar” afirma categóricamente.
Montesquieu expone su idea de ley y afirma que las leyes están relacionadas con la naturaleza
de las cosas. Define a las leyes como “son las relaciones necesarias que se derivan de la naturaleza de las cosas”. El universo está regulado por leyes y el azar no ocupa ningún papel.
Todo ser tiene sus leyes: no solo los hombres sino también los animales, los objetos materiales y el
propio Dios por estar en relación con los otros seres. Además, las leyes no son hipótesis o teorías
elaboradas por filósofos, subsisten desde su origen y el filósofo las saca a la luz. El Universo se rige
por unas leyes que el filósofo se encarga de mostrar.
Propone distintas categorías de leyes: leyes de la naturaleza; leyes de religión; leyes morales y
las leyes políticas y civiles.
En cuanto a las leyes naturales, la primera en importancia, es la que determina que el hombre
es la idea de un creador que lo lleva hacia él. La segunda es la que inspira en la búsqueda de
alimentos. La tercera es la atracción entre los sexos y la cuarta es el deseo de vivir en sociedad.
Estas leyes constituyen nuestro ser y, por lo tanto, existen antes de que los hombres se unan en
sociedad. Para Montesquieu la sociedad se forma a partir de estas leyes naturales. El filósofo
imagina a los hombres en condiciones naturales (o sea, antes de establecer cualquier institución
política o social). Deduce que los hombres están dominados por la debilidad, sus necesidades y sus
miedos. Pero mientras para Thomas Hobbes ese hombre primario estaba dominado por una
voluntad de abuso y agresividad y que lo conducía a ser lobo de sus semejantes, en cambio, en el
autor francés ese estado primario lo conducirá al hombre a alcanzar la paz a través de la necesidad
de alimentarse, la atracción sexual y el deseo de vivir en sociedad y esto empujará a los hombres
na unirse y a crear relaciones sociales.
Las leyes religiosas, morales y políticas y civiles han sido creadas por los propios hombres y
Dios. Estas se diferencian de las naturales porque no son inviolables “El hombre quebranta sin
cesar las leyes fijadas por Dios y cambia las que él mismo establece”, afirma Montesquieu.
Estas leyes siguen siendo necesarias porque los hombres, una vez unidos en sociedad, dejan
de sentirse débiles y empieza el estado de guerra “Un ser semejante podría olvidarse a cada
instante de su Creador, pero Dios le llama a sí por medio de las leyes de la religión; de igual
forma podría a cada instante olvidarse de sí mismo, pero los filósofos se lo impiden por medio
de las leyes de la moral; nacido para vivir en sociedad, podría olvidarse de los demás, pero los
legisladores le hacen volver a la senda de sus deberes por medio de las leyes políticas y
civiles”, explica el autor francés.
Las leyes religiosas y morales son complementos y son leyes que interaccionan con las
positivas (las políticas y civiles). Además son leyes que piensan en el individuo y no en el bien
general de la sociedad. Esto permite dar un argumento en favor de las instituciones laicas,
limitando la jurisdicción de las instituciones eclesiásticas.
En cuanto a las leyes positivas (puestas por el hombre) distingue tres grupos: 1) las que
regulan las relaciones entre gobernantes y ciudadanos o entre gobiernos y ciudadanos. Es el
Derecho político; 2) las que regulan las relaciones entre los ciudadanos. Es el Derecho Civil; 3) las
que regulan las relaciones entre las distintas naciones. Es el Derecho de los pueblos.
Categorías de leyes
Montesquieu se concentra en las formas de gobierno y las divide en tres clases: republicano,
monárquico y despótico. En los gobiernos republicanos, el poder es para el pueblo y éste delega
una parte. En los gobiernos monárquicos gobierna una sola persona, pero según unas leyes
establecidas. En los gobiernos despóticos, todo se somete a la voluntad del déspota, que no acata
ninguna ley. Cada gobierno tiene su propia naturaleza y de ésta derivan sus leyes fundamentales.
El gobierno republicano puede ser democrático si todo el pueblo tiene el poder o aristocrático
si el poder es solo para una parte del pueblo (como en la Roma antigua, después de la monarquía
y antes del Imperio). Por lo tanto, para una República es fundamental establecer con qué leyes
electorales se toman las decisiones de gobierno. Además, también es básico que el pueblo elija y
controle a los ministros, magistrados, oficiales, etc. que realizarán todas aquellas tareas que el
pueblo no puede asumir directamente. Para Montesquieu, el pueblo es capaz de elegir bien a sus
funcionarios, pero no de administrar directamente los asuntos públicos. También es trascendental
establecer si el pueblo debe dividirse en clases por ley y cómo se deben nombrar primero los
candidatos y luego proceder a la elección. Afirma que los ciudadanos sin propiedades deben ser
excluidos del ejercicio del poder, porque su condición económica les impide ejercer con voluntad
propia. Se preocupa por los daños que podrían ocasionar en una República las intrigas y la
corrupción. Como forma de prevención, sugiere la combinación de los votos.
El gobierno monárquico como forma de gobierno se caracteriza por los poderes intermedios.
Aunque todo poder político y civil se concentra en la figura del monarca, también es cierto que
este gobierna con leyes fundamentales que precisan de conductos intermedios y a través de los
cuales se ejerce el poder. De lo contrario, todo se vería reducido a la voluntad inestable del
monarca y se caería muy pronto en el despotismo. Montesquieu es muy crítico del despotismo y
es por eso que es partidario de no debilitar a los poderes intermedios, reivindicando el papel social
de los nobles de toga (a la que él mismo pertenece) y también valora la función política de los
pa la e tos po ue éstos a túa o o u depósito de le es , a ue ga a tiza ue las le es no sean modificadas u olvidadas, porque las volvería ineficaces y se caería una vez más en el
despotismo. Es ingenuo confiar esta tarea al Consejo del monarca ya que está directamente
relacionado con la voluntad del Rey. Obsérvese que se comienza a vislumbrar la preeminencia de
los parlamentos, fruto de la época en que vive el francés.
El gobierno despótico causa a la naturaleza humana daños terribles. Como el déspota
considera que él es todo y que los demás no son nada es, naturalmente, perezoso, ignorante y
sensual. Abandona el gobierno en manos de un visir que lo administra en su lugar mientras él se
dedica a los placeres de la vida. Para tener una idea de lo que es el despotismo, Montesquieu
brinda una imagen inquietante: “cuando los salvajes de Luisiana quieren una fruta, cortan el árbol por su pie y agarran la misma. Esto es el gobierno despótico”. Presenta como ejemplo de
este tipo de gobierno al de Rusia y Turquía y, en general, a todos los gobiernos de Oriente. El
despotis o e Asia, le pa e e natural .
Si bien existen tres formas de gobierno, Montesquieu nos muestra que en su época
predominan dos: la monarquía en Europa y el despotismo en Oriente. Para encontrar ejemplos de
Repúblicas democráticas se remonta a Atenas y roma, pero también menciona a Holanda y Suiza.
Las repúblicas aristocráticas que elige son las de las ciudades italianas como Venecia o Génova,
que ya tenían poca influencia en esa época. Montesquieu valora a Inglaterra a que la describe
como “una Nación en que la República se oculta bajo la forma de una monarquía”.
JUAN JACOBO ROUSSEAU (1712 – 1778)
El autor del Contrato Social (obra publicada en 1762) retoma la distinción entre el Estado y el
Gobierno dos siglos después que lo haya diferenciado Juan Bodino por primera vez. La diferencia
con éste último es que en Rousseau la soberanía reside exclusivamente en el pueblo, es decir, en
el cuerpo colectivo que expresa la voluntad general y por tanto para él no hay más que una sola
forma de Estado, el basado en la soberanía popular a la cual lla a Repú li a . Pe o esta República popular puede ser gobernada de tres diferentes maneras según si el ejercicio del Poder
el llamado Poder Ejecutivo sea confiado a uno, a pocos o a muchos. Rousseau no rechaza la
tripartición clásica, pero ya no la admite en cuanto al Poder Legislativo, que pertenece siempre al
pueblo y sí cuando se trata del Poder Ejecutivo, que puede ser confiado según los regímenes a un
solo magistrado, a un grupo restringido de ellos o a todo el pueblo. Sus palabras son las siguientes:
“El soberano puede, en primer lugar, confiar el depósito del gobierno a todo el pueblo o a su
mayoría, de suerte que haya más ciudadanos magistrados que simples particulares. A esta
forma de gobierno se da el nombre de Democracia. O puede también reducir el gobierno,
depositándolo en manos de los menos, de manera que resulten más ciudadanos que magistrados.
Esta forma toma el nombre de Aristocracia. Puede, por último, concentrar todo el gobierno en
un magistrado único de quien los demás reciben el Poder. Esta tercera forma es la más común y
se llama Monarquía”.
La preferencia política de Rousseau es opuesta a la de Bodino, ya que el autor ginebrino
identifica la soberanía con la soberanía popular, en cambio, Bodino considera que la soberanía
puede residir en el pueblo, en un único príncipe o en la clase de los nobles y pronuncia
expresamente su preferencia por la monarquía. También para Rousseau una de las características
de la soberanía es la indivisibilidad. La soberanía o es única o no lo es. Critica severamente a los
que dividen la soberanía y que después de hacerlo estiman que pueden integrarla en forma de
unidad. A diferencia de Bodino, no rechaza la categoría del gobierno mixto porque la interpreta no
como división del Estado sino como división del gobierno. Que el gobierno esté dividido de
ninguna manera afecta la unidad de la soberanía (o del Estado). De hecho la división de los
poderes del gobierno, según Rousseau, es tan normal que todos los gobiernos son mixtos. “No existen gobiernos simples” afirma expresamente.