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Francisco Asís, pobre y pacífico LUCIO DEL BURGO El Hermano de Asís fue un pobre que repartía paz. Pobreza y paz son dos realidades que interesan e inquietan a nuestros contemporáneos. Contemplar a un testigo que nos anuncia, des- de su propia vida, estos dones es un motivo de aliento y espe- ranza. Nuestro trabajo presenta dos partes bien diferenciadas. La primera es una aproximación a la pobreza según el espíritu de San Francisco y las formas concretas en las que cristaliza. La segunda es una exposición de cómo el Pobrecillo fue un pro- feta de la paz en la sociedad de su tiempo l. 1. LA ALEGRÍA DE SER POBRE No es fácil hablar de la pobreza franciscana porque este con- cepto tiene sentidos diversos. Lo que sí podemos afirmar desde este momento es que Francisco y el movimiento franciscano han sido sinónimo de pobreza, de tal manera que el nombre de Fran- cisco iba unido al de Pobrecillo y no se puede hacer un discurso 1 Las citas de textos franciscanos las hago según la edición de J. A. GUERRA, Madrid, BAC, 1978. Empleo las siguientes siglas: Admoniciones (AdmJ, Cántico de las criaturas (CántJ, Carta a las Autoridades de los pueblos (Cta AJ, Carta a todos los fieles, primera redacción (1 Cta FJ, Carta a todos los fieles, segunda redacción (2 Cta FJ, Carta a un Ministro (Cta MJ, Primera regla (1 RJ, Segilllda regla (2 RJ, Testamento (Test), Ultima voluntad a San Clara (Ult Vol), Celano: Vida primera (1 C), Celano: Vida segunda (2 CJ, San Buenaventura, Leyenda ma· yor (LMJ, San Buenaventura, Leyenda menor (Lm), Leyenda de Perusa (LPJ, Es· pejo de perfección (EPJ, Florecillas (Flor). REVISTA DE EsPIRITUALIDAD, 42 (1983), 267-285

Francisco Asís, pobre pacíficosido sinónimo de pobreza, de tal manera que el nombre de Fran cisco iba unido al de Pobrecillo y no se puede hacer un discurso 1 Las citas de textos

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  • Francisco Asís, pobre y pacífico

    LUCIO DEL BURGO

    El Hermano de Asís fue un pobre que repartía paz. Pobreza y paz son dos realidades que interesan e inquietan a nuestros contemporáneos. Contemplar a un testigo que nos anuncia, des-de su propia vida, estos dones es un motivo de aliento y espe-ranza. Nuestro trabajo presenta dos partes bien diferenciadas. La primera es una aproximación a la pobreza según el espíritu de San Francisco y las formas concretas en las que cristaliza. La segunda es una exposición de cómo el Pobrecillo fue un pro-feta de la paz en la sociedad de su tiempo l.

    1. LA ALEGRÍA DE SER POBRE

    No es fácil hablar de la pobreza franciscana porque este con-cepto tiene sentidos diversos. Lo que sí podemos afirmar desde este momento es que Francisco y el movimiento franciscano han sido sinónimo de pobreza, de tal manera que el nombre de Fran-cisco iba unido al de Pobrecillo y no se puede hacer un discurso

    1 Las citas de textos franciscanos las hago según la edición de J. A. GUERRA, Madrid, BAC, 1978. Empleo las siguientes siglas: Admoniciones (AdmJ, Cántico de las criaturas (CántJ, Carta a las Autoridades de los pueblos (Cta AJ, Carta a todos los fieles, primera redacción (1 Cta FJ, Carta a todos los fieles, segunda redacción (2 Cta FJ, Carta a un Ministro (Cta MJ, Primera regla (1 RJ, Segilllda regla (2 RJ, Testamento (Test), Ultima voluntad a San Clara (Ult Vol), Celano: Vida primera (1 C), Celano: Vida segunda (2 CJ, San Buenaventura, Leyenda ma· yor (LMJ, San Buenaventura, Leyenda menor (Lm), Leyenda de Perusa (LPJ, Es· pejo de perfección (EPJ, Florecillas (Flor).

    REVISTA DE EsPIRITUALIDAD, 42 (1983), 267-285

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    sobre la pobreza sin mencionar al Hermano de Asís. Por eso la vida pobre ha sido una constante en la familia franciscana, des-de los escritos de Francisco, sus primeros biógrafos, hasta los modernos estudios, ponen el tema de la pobreza como punto capital del proyecto de vida franciscana 2.

    1. ¿Quién es el pobre?

    Cuando hablamos del pobre o de la pobreza, ¿qué significa-ción y alcance le damos a estas palabras? En primer lugar, exis-te una pobreza sociológica, se trata de una persona que carece de cosas necesarias, que varían según las épocas, países y cir-cunstancias históricas. También entendemos por pobre aquella persona que lleva una vida modesta, se contenta con lo necesa-rio. En los dos casos podemos hablar de pobreza, pero de una pobreza sociológica.

    En segundo lugar, está la pobreza de origen bíblico, que en-globa una variedad de significados. Hallamos la pobreza como carencia y también la pobreza en sentido impropio, en cuanto dice relación a la desconfianza en el dinero, a la 'confianza en Dios, a la comunión con el mundo de los pobres, a la sencillez de vida, etc.

    "En resumen, la palabra 'pobre' se emplea en sentido propio cuando designa la carencia de lo necesario y en un sentido am-plio cuando indica una situación de restricción, moderación. El sentido religioso es figurado: describe una determinada actitud del corazón ante Dios y ante los hombres. Por último, la pala-bra 'pobreza' se emplea en sentido impropio cuando se trata, por ejemplo, de desconfianza respecto a las riquezas, de puesta en común de los bienes o de dependencia de su uso" 3.

    2. Entorno sociológico

    No comprenderemos la opción de Francisco por la pobreza si no tenemos en cuenta el contexto socio-económico y religioso

    ~ Cf. E. RIVERA, Bibliografia selecta franciscana. Fichero de materias n. 31, en «Comunidades» n. 38 (1982), 1-16; A. GUTIÉRREZ, Experiencia de Dios y cuestión franciscana, en «Comunidades» n. 38 (1982), 134-146; AA. VV., Originalidad de la vida franciscana y su aportación a la vida religiosa de hoy, en «Confer» n. 77 (1982), 33-243; J. A. MERINO, Humanismo franciscano, Madrid, Cristiandad, 1982.

    3 T. MATURA, La pobreza franciscana hoy, en «Selecciones de Franciscanismo» n. 33 (1982), 429.

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    en el que se desarrolla su vida. En aquel tiempo la economía feudal se desmorona y aparece una economía mercantil. La no-bleza ,Y sus grandes propiedades se debilita y entra en escena una nueva clase social que tiene en sus manos el dinero y el poder: son los vendedores y compradores. Al lado de esta nueva clase social burguesa está la clase marginal: pobres, mendigos, desem-pleados ... A todos estos hechos hay que añadir los grandes ca-taclismos que se sucedieron en los años anteriores al francisca-nismo: inundaciones, sequías ... con todo lo que conllevan estas circunstancias. La Iglesia, en est'e momento, vive del feudalismo, es decir, de sus grandes posesiones. La explotación de las gran-des extensiones de terreno hace que los eclesiásticos vivanholga-damente y lejos del mundo de los pobres. Sin embargo, anali-zando el contexto religioso encontraremos que en los siglos XII y XIII los movimientos religiosos jugaron un papel importante. Sacudieron a la I'glesia del letargo que padecía. El deseo de imi-tar la vida de Jesús y seguir el santo Evangelio con radicalidad es una constante. Este era el ideal de vida para los cristianos comprometidos de aquella época. Eran predicadores itinerantes, generalmente laicos, amantes de la Escritura, vivían encomu-nas en extrema pobreza, el medio de sustentarse era el trabajo manual o la lismosna. La representación más significativa de todo este florecimiento religioso es el movimiento valdense. Sus parti-darios se dispersaron en distintas direcciones: parte se radicalizó llegando a la herejía, otra palie revitalizó a los franciscanos, do-minicos y servitas.

    3. El secreto de la pobreza

    ¿Por qué es pobre Francisco? ¿Cuál es el secreto y la moti-vación profunda de su expropiación? Es la identificación con Cristo pobre y con los pobres. La pobreza no es una preocupa-ción social, sino un camino para llegar a Jesucristo. La raíz es puramente evangélica: "Yo, el hermano Francisco, pequeñuelo, quiero seguir la vida y la pobreza de nuestro altísimo Señor Jesucristo y de su santísima Madre y perseverar en ella hasta el fin" (Ult Vol 1-2). "Ni hay protesta, ni revolución ideológica, ni contestación, ni huida. Es kénosis, como la de Cristo. Con-sagración al Dios altísimo. Con la pobreza se prolonga, ante los ojos de los hombres, la pre&encia del misterio de Cristo. Es ac-

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    tualización constante de la Encarnación. Por eso, la pobreza no se impone, sino que se elige, se celebra, se hace en ella memoria de Cristo-pobre" 4. Francisco quiere hacer de su vida un recuer-do incesante de la vida de Jesús, por eso "solía repetir muohas veces a los hermanos aquello del Evangelio: Las raposas tienen cuevas, y las aves del cielo nidos, pero el Hijo de Dios no tiene dónde reclinar la cabeza" (2 C 56).

    Si el Hermano Francisco contempla la humanidad de Cristo para seguir esta forma de vida, también tiene ante sus ojos a los pobres de su tiempo para identificarse con ellos. El Santo de Asís no se pierde en especulaciones ni en teorías, sencillamente se encama en su ambiente y vive. No se mueve por modelos abstractos, sino concretos: Cristo y la gente desheredada que encuentra en el camino. Los biógrafos hacen notar que cuando Francisco veía a una persona más pobre que él, se despojaba de lo que Uevaba para estar a su lado y a su servicio 5. Cuando es-cribe los textos legislativos para sus seguidores, una referencia permanente va a ser la vida de los pobres: "pueden los herma-nos recibir, al igual que los otros pobres, las 'cosas necesarias al cuerpo, excepto el dinero" (1 R 2,7).

    Para Francisco la pobreza está unida a Cristo, al pobre y a la fraternidad. Existe una relación estrecha entre pobreza y fra-ternidad. Ser pobre es lo mismo que ser hermano menor. "La pobreza consiste en el esfuerzo por remover el obstáculo que constituye todo tipo de propiedad, para que se produzca el en-cuentro entre los hombres y sea posible la hermandad. Ser ra-dicalmente pobre para poder ser plenamente hermano, he ahí el proyecto de Francisco con relación a la pobreza" 6. Esta es la misión evangelizadora entre los hombres: ser hermanos meno-res. Francisco describe la identidad franciscana de este modo: "aconsejo, amonesto y exhorto en el Señor Jesucristo a mis her-manos que, cuando van por el mundo, no litiguen ni contiendan de palabra ni juzguen a otros; sino sean apacibles, pacíficos y mesurados, mansos y humildes, hablando a todos decorosamente, como conviene" (2 R 3,10-11). Al final de su vida va a dejar como herencia la minoridad, su Testamento lo refleja de una

    4 C. AMIGO VALLEJO, El Hermano de Asís. Testimonio y mensaje de humanidad para nuestro tiempo, en «Religiosos en un mundo inhurnanQ», Madrid, Instituto Teológico de Vida Religiosa, 1982, p. 220.

    5 Cf. EP 29-30, 31-33; 2 e 83-92. 6 L. BOFF, San Fmncisco de Asís: ternura y vigor, Santander, Sal Terrae, 1982',

    p. 109.

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    manera concisa y resumida: "éramos indoctos y sometidos a to-dos" (Test 19). Así, pues, la pobreza está muy relacionada con la fraternidad, Francisco no busca la pobreza en sí misma, sino porque siendo pobre ~s hermano de todos y puede acoger a todos con un corazón libre.

    4. Manifestaciones de una vida

    Para entender la opción de Francisco por la "Dama Pobre-za" es necesario recurrir a Cristo, al pobre y al hermano. Ahora señalamos algunas formas en las que se concretiza el proyecto evangélico del Hermano de Asís.

    a. Renuncia a los bienes de este mundo porque ha descu-bierto que Cristo es la auténtica riqueza. Las primeras palabras de la Regla dicen: "La regla y vida de los hermanos menores es ésta: guardar {!l santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo vi-viendo en obediencia, sin nada propio y en castidad" (2 R 1,1). Es la primera exigencia para el candidato que llama a las puer-tas de una fraternidad franciscana: " ... díganles la palabra del santo Evangelio: que vayan y vendan todo 10 suyo y procuren distribuírselo a los pobres" (2 R 2,5) 7. La vida según el Evan-gelio lleva consigo una pobreza real y efectiva, un despojamiento personal de los bienes de este mundo. "Mando firmemente a to-dos los hermanos que de ningún modo reciban dinero o pecunia ni por sí mismos ni por intermediarios" (2 R 4,1). A esto se ha de añadir la pobreza en el vestido para identificarse más con los pobres y marginados de la sociedad (2 R 2,14-16).

    El rechazo de toda posesión es individual y comunitario. El grupo de los primeros discípulos de Francisco se resiste a tener propiedades. Esta forma de actuar es una novedad para la vida religiosa de la época. Los reHgiosos de este tiempo poseían pa-cíficamente y sin complicaciones de conciencia grandes posesio-nes y vivían de sus rentas. El Hermano de Asís quiere que "los hermanos no se apropien nada para sÍ, ni casa, ni lugar, ni cosa alguna" (2 R 6,1). Esta norma de vida será una ruptura con la sociedad y un gesto profético para la Iglesia. El hermano menor proclamará con un lenguaje nuevo la libertad de los hijos de Dios.

    7 cr. 1 R 1,2; 2,4; Test 16.

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    b. El trabajo manual como estilo de vida y forma de subsis-tencia de los primeros seguidores del Santo de Asís. Es tanta la importancia que le concede en los escritos, que en el Testamento lo urge 'con estas palabras: "Y yo trabajaba con mis manos, y quiero trabajar; y quiero firmemente que todos los otros herma-nos trabajen en algún oficio compatible con la decencia. Los que no lo saben, que lo aprendan, no por codicia de recibir la paga del trabajo, sino por el ejemplo y para combatir la ociosidad" (Test 20-21). El Pobrecillo no ofrece una teología del trabajo, pero sí enuncia unas razones en las que pone de manifiesto la significación del mismo en su proyecto de vida religiosa.

    El trabajo como forma de subsistencia. Si los hermanos me-nores no tienen grandes posesiones, ni posibilidad de vivir de sus rentas, es lógico que Francisco piense en el trabajo manual como forma de proveer las necesidades de la fraternidad. "Aque-llos hermanos a quienes ha dado el Señor la gracia del trabajo, trabajen fiel y devotamente ... Y como remuneración del trabajo acepten, para sí y para sus hermanos, las cosas necesarias para la vida corporal, pero no dinero o pecunia" (2 R 5,1-3) 8, Existe una relación Íntima entre trabajo y pobreza. "Efectivamente, cuando Francisco elige el trabajo manual como el medio ordi-nario de proveer a las necesidades materiales, está optando por un tipo de economía pobre, al estilo de la gente más modesta de su tiempo; una economía que acercaba a los hermanos a las condiciones de vida de la gente asalariada o de los pequeños artesanos ambulantes" 9. Además de esta motivación, Francisco escoge el trabajo manual para no entrar en conflicto con el clero secular. En los primeros años del franciscanismo las actividades ministeriales no son la forma ordinaria de ganarse el pan.

    El trabajo manual, como forma de presencia entre los hom-bres. El hermano menor se caracteriza por la encarnación en la 'Vida real de la gente sencilla. Su misión es transmitir el mensaje evangélico, más que por la palabra, por su vida. El trabajo re-sultó ser el medio más ordinario de comprometerse fraternal-mente con los demás hombres, especialmente con los más mar-ginados de la sociedad. Por esta razón amonesta la primera Re-gla: "deben 'gozarse cuando conviven con gente de baja condi-

    B Cf. 1 R 7,3-7; Test 20-23. 9 V. MATEOS, El trabajo y la primitiva experiencia franciscana, en «Selecciones

    de FranciscanismO» nn. 25-26 (1980), 186.

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    ción y despreciada, con los pobres y débiles, y con los enfermos y leprosos, y con los mendigos de los caminos" (1 R 9,2). El trabajo manual, propio de las clases humildes, era el medio más eficaz para entrar en comunión con los estratos más bajos de la sociedad y de esta forma el hermano menor sería un fermento de Evangelio entre los pobres 10.

    c. La mendicidad

    Los textos que nos hablan de la mendicidad van unidos a los textos que se refieren al trabajo, Francisco recurre a este medio de subsistencia sólo cuando el trabajo no es suficiente para que la fraternidad cubra sus necesidades: "cuando no nos den la paga del trabajo, recurramos a la mesa del Señor, pidiendo li-mosna de puerta en puerta" (Test 22) 11. Pero la raíz fundamental de la mendicidad se encuentra en el seguhniento de Cristo pobre y peregrino: "Y, cuando sea menester, vayan por limosna. Y no se avergüencen, y más bien recuerden que nuestro Señor Jesu-cristo, el Hijo de Dios vivo omnipotente, puso su faz como pie-dra durísima y no se avergonzó; y fue pobre y huésped y vivió de limosna tanto El como la Virgen bienaventurada y sus dis-cípulos" (1 R 9,3-5) 12. Esta forma concreta de 'vivir la pobreza está en fuerte contraste con la mentalidad actual. Hoyes difícil comprender al Hermano de Asís ~n esta manera de proceder, a pesar de que en el momento presente se den algunas interpreta-ciones 13, Lo que sí es claro es el motivo que lleva al Santo a ser un mendigo: identificarse con Cristo y encarnarse en el mundo de los más pobres.

    ,. «Hay diferentes maneras de estar presentes entre los pobres: ayudándoles, educándolos, llevándoles la palabra de Dios, o participando en su vida con el fin de elevarlos. Pero, para el seguidor de Francisco, parece claro que es indispensable vivir de hecho una vida pobre. Este es el carisma especial que el franciscano debe aportar a la vida de la Iglesia». B. O'MAHONY, La pobreza franciscana ayer y hay, en «Selecciones de Franciscanismo)) nn. 25·26 (1980), 78.

    11 «Y, cuando sea menester, vayan por limosna como los otros pobres)) (l R 7,8). 'R « ... cual peregrinos y forasteros en este siglo, que sirven al Señor en pobreza

    y humildad, vayan por limosna confiadamente. Y no tienen por qué avergonzarse, pues el Señor se hizo pobre por nosotros en este mundQ) (2 R 6,2·3).

    13 Cf. M. HUBAUT, La espiritualidad de Francisco. Algunas características funda· mentales, en «Selecciones de Franciscanismo)) n. 31 (1982), 16·19.

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    5. Otros aspectos de la pobreza

    Francisco es el prototipo del pobre, del creyente que ha en-contrado en Cristo la única riqueza. Más arriba hemos señalado el secreto de la pobreza franciscana: el seguimiento de Jesucris-to, la identificación con el pobre y un camino para la fraterni-dad. Las formas concretas que hemos señalado se explican desde esta perspectiva, desde este secreto. Todavía podemos añadir algo más, la vida pobre del Hermano de Asís está enriquecida con una serie de connotaciones interesantes. No se agota en una po-breza sociológica, sino que viene provocada por unas actitudes evangélicas y le acompañan unos efectos característicos:

    Toda la vida es un don. El creyente se reconoce necesitado ante Dios y los demás hombres. Ha experimentado en el fondo de su ser que todo 10 que tiene viene de Dios, procede de Dios y, por lo tanto, no puede apropiarse nada. Todo lo bueno que contempla en su vida es don de Dios, "que nos dio y nos da a todos nosotros todo el cuerpo, toda el alma y toda la vida; que nos creó, nos redimió y por sola su misericordia nos salvará" (1 R 23,8).

    Al mismo tiempo que proclama que todo es recibido, Fran-cisco afirma la radical limitación del hombre, su pequeñez e im-potencia. El comportamiento que aconseja a los hermanos y que él mismo llevó a la práctica presuponen esta concepción de la persona. El Santo es consciente de su pobreza, de su pecado, de su infidelidad y por esta razón tiene entrañas de misericordia con el hermano: "Dichoso el que soporta a su prójimo en su fragi-lidad como querría que se le soportara a él si estuviese en caso semejante" (Adm 14,1).

    Como consecuencia de lo anterior, el Hermano de Asís ha relacionado íntimamente la pobreza con la alegría, el gozo, la paz, la limpieza de corazón, la humildad (Adm 14-25). En rea-lidad, el Santo ha intuido que ser pobre es lo mismo que ser cris-tiano y que la pobreza es un compendio del Evangelio.

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    n. LA PAZ, UNA REALIDAD FRANCISCANA

    Francisco fue un hombre de comunión y un constructor de la paz allí donde se encontraba. Pero éste fue un don que se le con-cedió y una meta a la que aspiró durante toda su vida. En este apartado señalaremos los hitos más significativos de su exis-tencia.

    1. Envuelto en la violencia

    En los años de su juventud aparece Francisco Bernardone apasionado por la 'gloria militar. La 'guerra azotaba la Italia de comienzos del siglo XIII y este ambiente de lucha había conta-minado los pulmones de los jóvenes de Asís. Francisco no podía permanecer inmune a este virus y se alista en la milicia comunal de su ciudad natal 'en contra de Perusa, pero cae prisionero. "Francisco, 'con otros muchos, cae prisionero, y, encadenado co-mo ellos, experimenta las miserias de la cárcel" (2 C 4); así 10 refiere su primer biógrafo. Recuperado de esta aventura intenta convertirse en caballero para luchar en contra de los ejércitos imperiales y decide marchar a Pulla, aquí tiene lugar la visión que nos narra Celano: "Una noche, pues, mientras duerme, al-guien le habla en visión por vez segunda y se interesa con detalle por saber a dónde intenta encaminarse. Y como él le contara su decisión y que se iba a Pulla a hacer armas, insistió en pregun-tarle el de la visión: '¿Quién puede favorecer más, el siervo o el señor?' 'El señor', respondió Francisco. Yel otro: '¿Por qué buscas entonces al siervo en lugar del señor?' Replica Francisco: '¿Qué quieres que haga, Señor?' Y el Señor a él: 'Vuélvete a la tierra de tu nacimiento, porque yo haré que tu visión se cumpla espiritualmente' ... Francisco, empero, cambia las armas carnales en espirituales, y recibe, en vez de la 'gloria de ser caballero, una investidura divina" 14.

    En el mismo pasaje, Celano hace observar el cambio de rum-bo en la vida del Hermano de Asís, "de Saulo se convierte en Pablo", una nueva pasión irrumpe inesperadamente en su exis-tencia.

    14 2 e 6.

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    2. Profeta de la paz

    El Hermano Francisco ha ejercido una función profética ante los 'conflictos políticos de su tiempo. El encuentro con el Dios de la Paz no le ha llevado a una evasión de los acontecimientos en los que se debatía la sociedad en la que está inmerso. En su vida aparecen gestos pacificadores que se han de tener en cuenta. La predicación a los habitantes dePerusa y la recomendación a la concordia y a la paz es uno de ellos: "¡Perversidad deplorable la vuestra, hombres dignos de compasión, que no reparáis ni te-méis el juicio de Dios! Pero oíd lo que el Señor os hace saber por mí, pobrecillo. El Señor os ha encumbrado -añadió- sobre cuantos viven en vuestro derredor, por 10 que deberíais ser me-jores con los comarcanos y más agradecidos con Dios. Pero, in-gratos al favor, acometéis con mano armada a los comarcanos, los matáis y los asoláis. Os aseguro que no quedaréis sin escar-miento, porque Dios hará que vosotros, para castigo más violen-to, caigáis en la ruina por una guerra civil, de modo que, amo-tinados, os levantéis el uno contra el otro. La indignación de Dios enseñará a quienes la dignación no enseñó" 15.

    En una línea profética, como los grandes profetas de Israel, se lanza a ser objeto de reconciliación entre los perusanos, pre-dicando la conversión y el abandono de las armas. En este mis-mo sentido cabe señalar: el restablecimiento de la paz y de las buenas relaciones entre el Obispo y el Podestá de Asís. El Obispo había excomulgado al Podestá y éste le había hecho el boicot para -que nadie le pudiera comprar ni vender cosa alguna. En estas circunstancias nos narra el biógrafo: "El bienaventurado Fran-cisco que oyó esto estando muy enfermo, tuvo gran compasión de ellos, y más todavía porque nadie trataba de restablecer la paz. y dijo a sus compañeros: 'Es para nosotros, siervos de Dios, profunda vergüenza que el obispo y el Podestá se odien mutuamente y que ninguno intente crear la paz entre ellos.' Y al instante, y con esta ocasión, compuso y añadió estos versos a las alabanzas sobredichas: 'Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor y soportan enfermedad y tribulación. Bien-aventurados aquellos que las sufren en paz, pues por ti, Altísi-mo, coronados serán'" 16.

    15 lb. 37. 1. EP 101.

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    3. Opción por la paz desde el Evangelio

    El Hermano de Asís había optado por la paz porque había descubierto el Evangelio. La fuente de donde brota su mensaje reconciliador y sus acciones proféticas en favor de la paz es el Dios revelado en la persona de Jesús. El talante pacífico y paci-ficador tiene su origen en el deseo ardiente de llevar a la práctica el Evangelio sin gloria y de repetir en su vida la imagen de Jesús. "La suprema aspiración de Francisco, su más vivo deseo y su más elevado propósito, era observar en todo y siempre el santo Evangelio y seguir la doctrina de nuestro Señor Jesucristo y sus pasos con suma atención, con todo cuidado, con todo el anhelo de su mente, con todo el fervor de su corazón" (1 C 84). La contemplación del misterio de Dios revelado en Cristo le haoe exclamar: "¡Oh, cuán glorioso es tener en el cielo un padre san-to y grande!¡Oh,cuán santo y cuán amado es tener un tal her-mano y un tal hijo, agradable, humilde, pacífico, dulce, amable y más que todas las cosas deseable, nuestro Señor Jesucristo! El que dio su vida por sus ovejas" (1 Cta F 1, 11-13). Por eso el mensaje reconciliador de Francisco es una vida. La misma exis-tencia del Pobrecillo proclama que el Evangelio puede llevarse a la vida y a las situaciones concretas, la paz es posible a pesar de los conflictos existentes. Todo esto 10 comunica el Santo de Asís por -contagio más que por medio de las palabras y discursos. Las razones no cuentan, lo que arrastra es el corazón reconci-liado.

    4. La fraternidad, un signo de reconciliación

    En los escritos de San ,Francisco nunca se emplea la palabra "comunidad", sino "fraternidad" para designar a las personas que comparten su proyecto de vida según el Evangelio. ,Palabra que para él esté llena de contenido y que revela una forma pe-culiar de vivir el carisma de la vida religiosa. Frecuentemente se denomina "hermano Francisco" en relación a sus compañe-ros, incluso siguiendo las enseñanzas del Evangelio recomienda: todos vosotros sois hermanos; y entre vosotros no llaméis a na-die padre sobre la tierra, pues uno es vuestro Padre, el que está

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    en los cielos. Tampoco os llaméis maestros, pues uno es vuestro maestro, el que está en los cielos" (1 R 22,33-35). "Francisco no se preocupó de darnos una definición teórica de la fraterni-dad, sino que vivió esta fraternidad de modo tal que nos dejó una noción existencial de la misma" 17, por eso al observar sus comportamientos y sus actitudes descubrimos la forma peculiar de ser el grupo franciscano y a la vez intuimos el 'carácter sim-bólico de comunión y reconciliación que ha de llevar en sí mis-ma la fraternidad.

    El gozo de recibir a los hermanos pronto se convirtió para Francisco en fuente de tristeza y en noches de insomnio. Los biógrafos han costatado esta afirmación 18 y Eloi Leclerc lo ha puesto de manifiesto en su libro de una forma poética y desde una perspectiva aotual 19• La crisis surgió en los primeros mo-mentos del franciscanismo, los hermanos se oponían ,y contrade-cían el ideal de vida que traía el Hermano de Asís a la Iglesia. Por un lado, se encontraba la solicitud de los hermanos, y por otro, la responsabilidad de Francisco ante el nuevo camino que Dios le había mostrado. ¿Por qué optar, por los hermanos o por la pobreza, la sencillez, la minoridad, el Evangelio? Francisco escoge las dos realidades, no excluye a nadie, quiere ser signo de paz, unidad y reconciliación. Estas vicisitudes de los prime-ros años del franciscanismo nos presentan a un Francisco de Asís paciente, condescendiente y misericordioso con sus seguidores y al mismo tiempo un hombre radical, seguidor de Cristo y de su Evangelio sin comentarios y cortapisas. Uno de sus biógrafos nos ha transmitido el siguiente testimonio: "Hermanos míos, her-manos míos: Dios me ha Hamado por el camino de la sencillez y de la humildad y me ha manifestado que éste es el verdadero camino para mí y para cuantos quieren ,creer en mi palabra e imitarme. Por eso, no quiero que me mentéis regla alguna, ni de San Benito, ni de San Agustín, ni de San Bernardo, ni otro camino o forma de vida fuera de aquella que el Señor miseri-cordiosamente me mostró y me dio. Y me dijo el Señor que

    17 F. URIBE ESCOBAR, La vida religiosa según San Francisco de As!s, Oñate, Edito-rial Franciscana Aranzazu, 1982, p. 125 (contiene amplia bibliografla en las primeras páginas); Cf. S. LóPEZ, La Fraternidad, primer agente de evangelización, en «Seleccio-nes de Franciscanismo)) n. 31 (1982), 33-48; F. DE BEER, La génesis de la Fraternidad franciscana según algunas fuentes primitivas, en «Selecciones de Franclscanlsmo)) n. 31 (1982), 49-74; M. STElNER, El Espfritu Santo y la Fraternidad, en «Selecciones de Franciscanismo)) n. 31 (1982), 75-88.

    l. Cf. 2 e 159; EP 11,81; LP 77. 19 ct. E. LEcr.ERC, Sabiduria de un pobre, Madrid, Marova, 19755 •

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    quería que fuera ,yo un nuevo loco en este mundo; y no quiso conducirnos por otro camino que el de esta dencia. Mas, por vuestra ciencia y sabiduría, Dios os confundirá" 20.

    Más adelante, el mismo biógrafo comenta esta misma situa-ción con las siguientes palabras: " ... ¿por qué te afliges tanto cuando algún hermano sale de la Religión o cuando sabes que los hermanos no andan por el camino que yo te mostré? Dime también: ¿quién ha plantado esta Religión de hermanos? ¿Quién hace que el hombre se convierta a penitencia? ¿Quién da lafor-taleza de perseverar en ella? ¿No soy yo? .. Así, pues, te digo que en adelante no te aflijas tanto, sino que pienses en hacer lo que haces y en obrar lo que obras ... " 21.

    Francisco con todo el dolor de su alma deja su obra en ma-nos de Dios y de los ministros, es decir, de aquellos que toma-rán la dirección de la orden. "Aunque no lo parezca, es aquí sobre todo donde Francisco nos ha enseñado mejor el camino de la paz, de la reconciliación. Porque más que en ninguna otra situación o circunstancia de su vida Francisco, sin renegar de su ideal, se mantuvo unido a sus hermanos" 22.

    La misma actitud de espera y respeto, de misericordia y con-descendencia, en definitiva, de paciencia, se encuentra en la Car-ta a un Ministro, escrita en un momento de crisis y que refleja el corazón reconciliado del Santo de Asís; la situación era para perder los nervios y romper los lazos de comunión y fraternidad; sin embargo, Francisco escoge el camino de la unidad y la paz. Este texto revela hasta qué punto la autoridad tiene que estar revestida de amor y comprensión: "en esto quiero conocer que amas al Señor y me amas a mí, siervo suyo y tuyo, si procedes así: que no haya en el mundo hermano que, por mucho que hubiere pecado, se aleje jamás de ti después de haber contempla-do tus ojos sin haber obtenido tu misericordia, si es que la busca. Y, si no busca misericordia, pregúntale tú si la quiere. Y, si mil veces volviere a pecar ante tus propios ojos, ámale más que a mí, para atraerlo al Señor; y compadécete siempre de los tales" (Cta M 9-11) 23. El Hermano Francisco había aprendido en el Evangelio que no era el poder y la fuerza la solución de los con-

    ao EP 68; Cf. lb. 71-73; 2 e 189. 21 EP 81; Ct. 2 e 158. 22 S. LóPEz, Francisco, un hombre de comuni6n, en «Selecciones de Franciscanis·

    mo)) n. 11 (1975), 159. 2J Ct. Adm 13, 15, 24, 25, 27; EP 2, 11, 71, 85; 2 e 191-193.

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    flictos, sino el amor y Ia paz el gran mensaje que él quería pro-damar: "Dichosos los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios. Son verdaderamente pacíficos aquellos que, en medio de todas las cosas que padecen en este siglo, conservan, por el amor de nuestro Señor Jesucristo, la paz del alma y cuerpo" (Adm 15).

    Esta forma de ser y actuar ha marcado la fraternidad fran-ciscana, de tal manera que los escritos del Pobrecillo y el mo-vimiento que continúa su misión ha sido creador de -comunión, sencillez .Y paz en torno a sí.

    5. Signo de comunión eclesial

    Los grandes genios han tenido dificultades con la Iglesia de su tiempo. Cuando aparece un movimiento nuevo en Ia comu-nidad eclesial surge el enfrentamiento con la institución. Pasará el tiempo, la Iglesia lo aprobará y lo hará suyo, pero las estri-dencias siempre se producen. "Los escritos y biografías de Fran-cisco, aun sin querer, dejan traslucir la no fácil comunión en la Iglesia del siglo XIII, apuntando principalmente dos causas: el pecado del clero y la excesiva centralización. Frente a ambas, la postura de Francisco estará en la línea de la minoridad seña-lada" 24.

    El Hermano de Asís es consciente del pecado del clero, no ignora las grandes lacras de los dérigos de su época, pero tam-bién aquí elige el camino de la comprensión y el respeto. No se fija en la ausencia de autenticidad evangélica, aunque supone una prueba para su fe, sino en la significación profunda de su ministerio, de aquí surge la veneración y la 'estima: "Debemos ... tener en veneración y reverencia a los clérigos, no tanto por lo que son, en el caso de que sean pecadores, sino por razón del oficio y de la administración del santísimo cuerpo y sangre de Cristo, que sacrifican sobre el altar y reciben y administran a otros. Y a nadie de nosotros quepa la menor duda de que nin-guno puede ser salvado sino por las santas palabras ,y la sangre de nuestro Señor Jesucristo, que los clérigos pronuncian, procla-man y administran" 25.

    En los tiempos del Poverello, bajo el pontificado de Inocen-cio III, la Iglesia se había identificado con el poder, los jerarcas

    24 S. LóPEZ, a. e., p. 162. 25 2 R 2,33-35; Cfr. 1 R 19; Test 6-13; Adm 26.

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    eran señores feudales, 'grandes extensiones de terreno estaban en sus manos. Incluso los mismos monjes no se habían librado de esta mentalidad feudal. Los colonos cultivaban sus tierras. Era necesario usar las armas para defender y administrar los bienes. ¿Cuál es el comportamiento del Hermano Francisco ante la mundanización de la Iglesia? "No es Francisco un contesta-tario al estilo moderno, porque no parte de una concepción teó-rica alternativa de la Iglesia y de la sociedad, en función de la cual pase después a la consiguiente praxis. Francisco respeta pro-fundamente la estructuración existente ... Pero su obediencia no le impide ser igualmente obediente al carisma que Dios suscita en él" 26. Frente a esta herida eclesial 1a medicina que propone es la pobreza y la minoridad, que no es otra cosa sino encarnar en la vida la figura del siervo y la actitud de servicio que nos ofrece Jesucristo en el Evangelio. El misterio.lde la Encarnación es el fundamento de la minoridad, el anonadamiento de Cristo es el modelo del despojamiento de Francisco y el camino para buscar el último lugar dentro de la Iglesia. Para el Santo de Asís ésta es la forma específica de ser cristiano, ser hermano menor, yes la mejor aportación del Poverello a una iglesia feudal. Esta actitud viene repleta de matices. "Ante Dios, el menor no tiene derechos; es un siervo en constante dependencia. Ante los hom-bres, el menor no puede tener pretensiones de dominio, ni pri-vilegios, ni reclamos, sino ir por el mundo en humildad y sumi-sión" TI. Por eso, ante el deseo del cardenal Hugolino que quería elegir obispos de los primeros discípulos de San Francisco, el Hermano de Asís responde: "Mis hermanos se Haman menores precisamente para que no aspiren a hacerse mayores. La voca-ción les enseña a 'estar en el llano y a seguir las huellas de la humildad de Cristo para tener al fin lugar más elevado que otros en el premio de los santos. Si queréis -añadió- que den fruto en la Iglesia de Dios, tenedlos y conservadlos en el estado de su vocación y traed al llano aun a los 'que no 10 quieren" (2 e 148).

    Frente a la centralización excesiva y a la dificultad de pro-clamar el Evangelio, el Santo escoge el camino de la comunión y la paz. La Iglesia institucional se sentía molesta ante la pre-dicación del Evangelio de los pobres y del servicio; el Hermano

    'Ji, L. BOFF, O. c., p. 168. 27 F. URIBE ESCOBAR, O. C., p. 148.

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    de Asís emprende la senda de la espera, pero una espera que no significa retirada, sino comprensión para que la fuerza del mensaje cristiano se imponga por sí misma. Por otro lado, la impaciencia de algunos hermanos menores que se sentían mo-lestos ante las dificultades y trabas que le imponían los eclesiás-ticos de su tiempo, Francisco sale a su encuentro con estas pa-labras: "Vosotros, hermanos menores, no comprendéis la volun-tad de Dios ni permitís que yo convierta al mundo entero, 'como Dios lo quiere. Yo quiero, primeramente, convertir a los prela-dos mediante la santa humildad y la reverencia; cuando éstos vean nuestra vida santa y nuestra humilde reverencia para con ellos, os rogarán que prediquéis y convirtáis al pueblo" (EP 50). Una vez más San Francisco, porque era un hombre de comunión, ha querido seguir su táctica de paz y unidad para edificar la Igle-sia a pesar de las ambiciones reinantes.

    6. Constructor de la paz en un mundo violento

    Más arriba hemos indicado algunos gestos proféticos reali-zados por el Hermano Francisco en favor de la paz. Su ,condi-ción de hermano menor es de por sí un s~gno de paz y comunión en las circunstancias que le ha tocado vivir. Seña1aré algunos de-talles para 'completar lo que he descrito anteriormente.

    Los biógrafos insisten en que el Santo de Asís anunciaba la paz en sus saludos ordinarios, en su predicación, de tal manera que parecía una novedad en aquella sociedad azotada por la vio-lencia. "En los orígenes de la Religión, yendo de camino con uno de los primeros doce 'compañeros, el hermano saludaba a todos, hombres ,y mujeres y a los trabajadores del campo, di-ciendo: "El Señor os dé la paz." Como no habían oído nunca que otros religiosos saludaran así, les extrañaba muchísimo" (EP 26). Esta forma de saludar no era algo piadoso, sino el ex-ponente de su misión en la sociedad: ser mensajero de la paz. Al menos así 10 interpretó San Buenaventura: "Al comienzo de todas sus predicaciones saludaba al pueblo, anunciándole la paz con estas palabras: "¡El Señor os dé la paz!" Tal saludo lo aprendió por revelación divina, como él mismo lo confesó más tarde. De ahí que, según la palabra profética y movido en su persona del espíritu de los profetas, anunciaba la paz, predicaba

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    la salvación y con saludables exhortaciones reconciliaba en una paz verdadera a quienes, siendo contrarios a Cristo, habían vi-vido antes lejos de la salvación" (LM 3,2).

    Francisco siente la responsabilidad de ,este mensaje que anun-cia y se compromete a llevarlo hasta el Sultán de Egipto. Ante él se presenta y le ofrece el testimonio de su corazón reconcilia-do. La Carta a las Autoridades de los pueblos es la gran osadía del Santo por llevar su intención pacificadora a los poderosos de este mundo.

    Otro hecho digno de mencionar es su participación en la quin-ta Cruzada. "Pero no será un cruzado al estilo y pensamiento de entonces, del propio Inocencio nI que la predicará en el Con-cilio IV de Letrán. La presencia de Francisco en el campamento cristiano estrenaba una forma nueva y peregrina de conquistar los santos Lugares. Había que comenzar, como siempre, por el corazón. Doblegar el corazón, rendirlo bajo el poder de la po-breza-minoridad, de la paciencia, de la palabra mniga y conve-niente (2 R 3; 1 C 57-58). Era su frente y forma de luohar: respetar a las personas. Ser pobre y pequeño para acertar en ello" 28.

    Como hemos podido observar, la manera de ser constructor de la paz es siempre la misma. Francisco no se pone frente a nadie,es un hombre que entra en comunión con todos por ser el hermano menor. Lo encontramos cerca del hombre, no im-porta su condición, especialmente del pobre.

    28 S. LÓPEz, a. C., p. 165. En esta misma linea y dentro del espíritu de San Fran-cisco, los Superiores Generales de las diversas congregaciones franciscanas han diri-gidO un mensaje que quiere ser un compromiso en favor de la paz. «Los seguidores de Francisco deben anunciar, con la palabra y sobre todo con la vida, la estupidez de toda contienda, inculcando la paz, el respeto, el amor. Educados en la pobreza que hace libre el corazón y animados por la caridad de Cristo, deben renovar en el mundo de hoy la misión del PObrecillo, que tanto contribuyó a la obra de paci-ficación en el ambiente cristiano y a la distensión con el Islam, aunque anticristiano. Es necesario, sin embargo, no quedarse en las bellas ideas, sino que urge descender a lo práctico, como hizo San Francisco, y emprender iniciativas concretas tanto a nivel teórico como práctico, uniendo lo más posible las fuerzas y no dispersándolas en fogonazos individualistas que no pueden ofrecer garantías de eficacia y de con-tinuidad» Los MINISTROS DE LA FAMILIA FRANCISCANA, Carta Mensaje: «He concluido mi tarea: Cristo os enseñe la vuestral), en «Selecciones de Franciscanismo» n. 29 (1980, 180; Cf. IDEM, Mensaje a todos los gobiernos del mundo, en «Selecciones de Fran-ciscanismo» n. 33 (1982), 383-384.

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    7. Reconciliación con la naturaleza

    Una lectura atenta de los escritos de San Francisco y de sus biógrafos nos ponen de relieve la relación del Santo con todas las criaturas. Toda la creación está rodeada de ternura y respeto hasta el punto que la Hama hermana. Todos los elementos na-turales han tenido un eco profundo en su vida: el sol, la luna, los astros, el viento, el agua, la lluvia, el fuego, la tierra, las flores, los frutos, los distintos animales ... La persona que se acerca al Hermano de Asís se siente atraída por la ingenuidad, la inocencia y la poesía que se revela en esta actitud franciscana de convivencia amable con toda la naturaleza. Tomás de Cela-no escribió a este respecto: "¿Quién será capaz de narrar de cuánta dulzura gozaba al contemplar en las criaturas la sabidu-ría del Creador, su poder y su bondad? En verdad, esta conside-ración le llenaba muchísimas veces de admirable e inefable gozo viendo el sol, mirando la luna y contemplando las estrellas y el firmamento. .. ¿Quién podrá e~plicar la alegría que provocaba ,en su espíritu la belleza de las flores, al contemplar la galanura de sus formas y aspirar la fragancia de sus aromas? .. Y, al en-contrarse en presencia de muchas flores, les predicaba, invitán-dolas a loar al Señor, como si gozaran del don de la razón. Y lo mismo hacía con las mieses y las viñas, con las piedras y las selvas, y con todo lo bello de los campos, las aguas de las fuen-tes, la frondosidad de los huertos, la tierra y el fuego, el aire y el viento, invitándoles con ingenua pureza al amor divino y a una gustosa fidelidad. En fin, a todas las criaturas las llamaba hermanas, como quien había llegado a la gloriosa libertad de los hijos de Dios, y ,con agudeza de su corazón penetraba, de modo eminente y desconocido a los demás, los secretos de las criaturas" 29.

    Esta forma de ser frente a las ,cosas pone en evidencia el modo de estar en el mundo. Francisco se admira y se sorprende ante toda la creación porque saborea la sacralidad de la natu-raleza, la respeta por el valor que aporta al hombre. Además, el Hermano de Asís que es un hombre llamado a la conviven-cia y la comunión no rompe sus lazos de amistad ni siquiera

    Q9 1 e 81-82; ef. lb. 58-59, 60-61, 80; 2 e 165; LM 8,6-7 Y 11; Lm 1,6; Flor 21,22; LP 88.

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    con todo aquello que Dios ha puesto a su lado: plantas, anima-les y cosas. "Aquí se trasluce otfO modo deesiar en el mundo, pero ya no sobre las cosas, sino junto a ellas y con ellas, como hermanos y hermanas en una misma ,casa. A sus dolores y aflic-ciones "les daba el nombre no de penas, sino de hermanas (2 C 212). La misma muerte era su amiga y hermana. Por esto, el mundo franciscano está lleno de magia, de reverencia y respe-to" 30. Llegados a este término del camino y a esta experiencia de Dios, de los hombres y de las cosas, el Hermano Francisco es un memorial de lo que sig~ifica para un creyente ser una criatura nueva, un hombre nuevo, una persona reconciliada que ha nacido de la Pascua de Cristo y que se siente solidaria con todo y con todos.

    CONCLUSIÓN

    Francisco de Asís es un profeta y como todo profeta no es para imitarlo al pie de la letra, sería ridículo y