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A T R A Movimiento popular FRENEMOS LA PRECARIZACIÓN CON LUCHA Y ORGANIZACIÓN G R A N D E patriagrande.org.ar [email protected] @PatriaGrandeArg Patria Grande Patria Grande

Frenemos la precarización con lucha y organización

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Boletín del sector sindical de Patria Grande

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Page 1: Frenemos la precarización con lucha y organización

ATR AMovimiento popular

FRENEMOS LAPRECARIZACIÓNCON LUCHA Y ORGANIZACIÓN

[email protected]

@PatriaGrandeArg Patria GrandePatria Grande

Page 2: Frenemos la precarización con lucha y organización

Hoy, más de 10 años después de que se iniciara

un ciclo de crecimiento económico y recuper-

ación del empleo, con las organizaciones obreras

atomizadas pero con un protagonismo recob-

rado, nos parece fundamenal discutir acerca de

la precarización laboral.

Podemos asegurar que la degradación de las

fuentes de trabajo es hoy un pilar en el modelo de

acumulación capitalista y no un efecto adverso

de años de crecimiento. Es una forma de discipli-

car al movimiento obrero con puestos laborales

siempre pendiendo de un hilo, con sueldos

muchas veces negociados de manera directa

entre trabajadores/as con su jefe/a directo, con

derechos totalmente vulnerados.

El 20 de actubre del 2010 una de las formas más

extendidas de precarización laboral mostraron

su peor cara. Una patota de la burocracia sindi-

cal, defendiendo a la empresa que tercerizaba a

trabajadores/as (basicamente por ser socia de

ese negocio) del ferrocarril asesinó al militante

del Partido Obrero Mariano Ferreyra.

En la actualidad venimos apoyando la pelea de la

CTEP por conseguir la inscripción gremial para

que pueda pelear por los derechos de cientos de

miles de trabajadores/as de la economía popular

en nuestro país. Es decir, cientos de miles de

cuenta propistas que juntan el mango cartone-

ando, en cooperativas de trabajo, como pues-

teros de feria y muchas otras formas más de

trabajos informales que también han crecido en

la última década.

Por todo esto es que nos propusimos la elabo-

ración de este material. Para intentar clari�car un

poco de qué hablamos cuando hablamos de

precarización laboral. Hacer un recuento

histórico de lo que signi�ca, de a dónde nos trajo

y ver cómo vamos a encarar las organizaciones

populares y los sindicatos una lucha que sin

dudas será de largo aliento.

ATR AGRANDE

Movimiento popular

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DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE PRECARIZACIÓNLa precarización laboral es un proceso que afecta, en mayor o menor medida y de distintas formas, al conjunto de la clase trabajadora. Tal como lo enten-demos el concepto de precarización hace referencia a la degradación de las condiciones salariales (es decir, las condiciones de una relación asalariada, no sólo el salario monetario) así como a la inestabilidad del contrato.

Es un término sobre el cual no hay una definición consensuada y menos aún una forma de operacion-alizarlo y medirlo. Sin embargo, su utilidad como concepto reside en otro lado: fue apropiado por los trabajadores y las trabajadoras en su lucha por mejo-rar sus condiciones de trabajo y denunciar la degra-dación de las mismas.

Aquí proponemos no tomar un único indicador de precariedad, sino que partiendo de la premisa de que la precarización es un proceso generalizado que se expresa con distintas formas e intensidades, es más fructífero reconocerlo en sus diferentes dimensiones:

PRECARIEDAD DEL EMPLEO

Contempla los aspectos contractuales: la utilización de contratos por tiempo determinado; la ausencia de registro en la seguridad social; la intermediación a través de agencias de empleo temporal; así como también aspectos de la organización del trabajo (flexibilización de la jornada laboral, de las tareas y espacios laborales que competen a cada trabajador,

etc.) y el nivel y la forma de pago del salario.

Nos parece importante no acotar la precariedad del empleo al cumplimiento de la legislación laboral. El proceso de precarización también se ha ido plas-mando en una legislación más flexible. Así, muchas formas de precarización son hoy legales, y no por ello dejan de representar una degradación de las condi-ciones laborales.

PRECARIEDAD DEL TRABAJO

Está vinculada con aspectos más subjetivos del traba-jador, a la satisfacción en el trabajo. Contempla aspec-tos como la simplificación y rutinización de las tareas, la descalificación (tareas que no permitan formarse, sumar experiencias, etc.); así como también distintas formas de violencia o desvalorización del trabajo reali-zado.

PRECARIEDAD DE LAS RELACIONES LABORALES

Esta dimensión está relacionada a las capacidades de acción y de representación colectivas. La precariedad aquí refiere al deterioro de los derechos sociales y sindicales. Esta dimensión resulta de particular interés en tanto visibiliza el aspecto político del fenómeno, vinculado a modos de sujeción y control de los traba-jadores. Este es un aspecto central para discutir en un espacio sindical: ¿entendemos la precariedad como consecuencia o como causa de la debilidad sindical?

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PRECARIEDAD LABORAL¿UNA NOVEDAD?

El concepto de precariedad laboral surgió en Europa entre los años ‘70 y ‘80. Se utilizó para con-trastar con la idea del “empleo típico”: por tiempo indeterminado, de jornada completa, que se realiza en el domicilio del empleador, registrado en la segu-ridad social. En particular, en Europa se vinculó la precariedad a la inestabilidad de la contratación por la introducción de contratos por tiempo determi-nado.

Las condiciones de empleo del período compren-dido entre 1945 y 1975 fueron sustancialmente mejores a las de décadas previas y emergieron como producto de las luchas obreras del siglo XX. Al mismo tiempo evidenciaban cierta consistencia con el modo de acumulación de aquellos años. Sin embargo, deberíamos preguntarnos si esa forma del empleo (registrado, de jornada completa, por tiempo indeterminado) se encontraba generalizada a la totalidad de los trabajadores. Lo que resulta es que a mediados del siglo XX esas eran las condi-ciones de un conjunto especí�co de la clase traba-jadora: los trabajadores varones ligados a ciertos sectores industriales o de servicios públicos y a los llamados trabajadores de cuello blanco. Es decir, estas buenas condiciones no eran universales, sino que ciertos grupos –mujeres, jóvenes, migrantes- difícilmente contaban con empleos con esas carac-terísticas.

Los “30 gloriosos”, como suele referirse a ese peri-odo, no fueron 30 años de buenos empleos para toda la clase trabajadora, aunque constituyen una referencia ineludible en tanto demuestran un hori-zonte de lo posible. Así las cosas, puede consider-arse que este periodo fue “la excepción que con-�rma la regla según la cual la precariedad está al principio mismo de la condición salarial” (Béroud y Bouffartigue).

La discusión que surge entonces es si la precarie-dad es un rasgo particular de la relación salarial a partir del último cuarto del siglo XX (es decir, un fenómeno coyuntural) o bien un rasgo constitutivo y estructural del trabajo en el capitalismo. Esta última posición se sustenta en considerar que la condición salarial misma supone la subordinación del trabajador a su empleador y condensa relaciones de poder asimétricas eminentemente con�ictivas. Tal asimetría se ve modi�cada históricamente. Las condiciones del empleo de mediados de siglo re�ejaban la fortaleza de la clase trabajadora; así como el empleo actual su debilita-miento.

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LA SITUACIÓN EN ARGENTINA (1976-2003)

En términos de las condiciones de vida de la clase trabajadora, este patrón de acumulación se sustentó en un régimen de regresividad económica y exclusión social de las mayorías, que marcó un nuevo techo histórico a las aspiraciones de la clase obrera.Esto se reflejó, en un primer período (1976-1984), en un descenso de las remuneraciones y de la partici-pación de la masa salarial en el producto sin prec-edentes y en un incremento creciente de la brecha de ingresos que segmentó el mercado de trabajo y quebró la solidaridad de clase. Luego (1985-2001) se comenzaron a evidenciar fenómenos que antes no se habían verificado como la elevadísima tasa de deso-cupación y la pérdida de calidad del empleo, que en conjunto llevaron a niveles de pobreza e indigencia alarmantes que desembocaron en el estallido social de 2001.La consecuencia de la convergencia de la represión política y la regresividad de las medidas económicas adoptadas desde 1976 en adelante fue la consoli-dación de una estructura laboral que transformó las relaciones sociales e implicó un quiebre estructural basado en menores salarios, una participación más reducida de los trabajadores en el ingreso nacional y un mercado de trabajo cada vez más excluyente, con crecientes problemas de desempleo y subempleo, recortes en prestaciones sociales y menor estabilidad laboral. Por el lado subjetivo, las consecuencias de las políticas mencionadas fue una fragmentación y difer-enciación de las distintas fracciones de la clase traba-jadora que quebró los lazos de solidaridad existentes y restó poder a los sindicatos para dar cohesión a los intereses de la clase en su conjunto.Durante el neoliberalismo se generó una gran cantidad de legislación regresiva para el conjunto de la clase trabajadora. Se eliminó la indexación salarial, se descentralizó la negociación colectiva y se vincularon las variaciones salariales a la evolución de la produc-tividad; se limitó el derecho de huelga; se alteró el régimen de vacaciones; se privatizó el sistema de prevención de accidentes de trabajo; se pusieron en vigencia diversas formas de contratos temporarios que disminuyeron el costo para los empresarios; se redujeron los aportes patronales a la seguridad social y las asignaciones familiares; se disminuyeron las indemnizaciones por despido, etc. Se incrementó el desempleo en un contexto de crecimiento económico y se consolidó una estructura laboral sumamente precaria, lo que se reflejó en un aumento de los asala-riados no registrados en el total de asalariados del 34,4% en 1991 al 42,4% en 2001, elevando de forma

estructural el piso de explotación de la mano de obra.Este proceso tuvo como correlato una serie de hitos legislativos que deben ser considerados para analizar lo sucedido con posterioridad al 2001:

Ley Nacional de Empleo (24013/91)

Bajo el pretexto de “adecuar la legislación referente a las relaciones individuales y colectivas a fin de dotarla de mayor flexibilidad y, fundamentalmente, para reducir los costos” Origen de los contratos “basura” Inestabilidad Flexibilización externa Flexibilización interna Flexibilidad funcional

Ley 24465/1995

“(...) reducir el costo laboral no salarial por medio de la reducción de las contribuciones patronales a la seguri-dad social y de los costos asociados a eventos como el despido o el accidente de trabajo, y, por el otro, aumentar la previsibilidad del costo laboral, reduciendo los costos de entrada y salida (modificando el régimen de despidos e indemniza-ciones y creando contratos precarios que incluían las figuras de “a prueba”, “de aprendizaje” o las todavía vigentes “pasantías”). Período de prueba hasta 6 meses Contrato a tiempo parcial Contratos de aprendizaje y pasantías

Ley PYMES (24467/95)

Fracción de las vacaciones y del aguinaldo Movilidad funcional Reducción de indemnizaciones por despido

Ley 25013/98

Derogó muchos contratos basura pero precarizó contratos futurosReducción de indemnizaciones por despidoLimitación de la responsabilidad de las empresasConvalidación de despidos discriminatorios

Ley Banelco (25250/2000)

Período de prueba mayor a 6 meses

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CÓMO ESTAMOS HOY

La salida de la convertibilidad trajo una recuperación de la actividad económica y con ella del empleo, disminuyendo el desempleo y el subempleo. En el período comprendido entre 2001 y 2010, se crearon más de cuatro millones de puestos de trabajo, no por una acción deliberada del gobierno, sino por la inmensa capacidad ociosa con la que se contaba. Esto implicó una fuerte reducción de la tasa de desocupación, que pasó de un nivel máximo de 24,8% en mayo de 2002 al 7,4% en el segundo semestre de 2010.

La recuperación del empleo trajo aparejada la revitalización del mecanismo de negociación colectiva (2873 convenios y acuerdos entre 2004 y 2007 frente a 1598 convenios entre 1991 y 1999), recu-perándose los convenios “por rama” frente al fuerte crecimiento que habían tenido las negociaciones “por empresa” en los ‘90. En las negociaciones colectivas generalmente se acuerdan actualizaciones salariales mientras que las condiciones que hacen a la “flexibili-zación interna” siguen negociándose por empresa.

Sin embargo se mantuvieron las condiciones de contratación de la fuerza de trabajo “precarizadas”, reflejadas en contratos por tiempo determinado y período de prueba para contratos por tiempo indeter-minado. También se mantuvieron continuidades con relación a la determinación y conformación de los salarios:

Al básico se le suman adicionales por turno, por antigüedad, otros (por llamada, por título), ticket canasta, adicionales por asistencia y puntualidad, por productividad u objetivos, etc. Inventivos y premios como mecanismos variables, en función de atributos (comportamiento, actitud, adaptabili-dad, predisposición, colaboración), competen-cias, destreza, etc.

Plus en función de la disciplina laboral (presentismo, contracción al trabajo)

Adicionales no remunerativos (como los vales canasta)

OCUPADOS TOTALES Y OCUPADOS EXCLUYENDO PLANES DE EMPLEO, 1991-2010, MILLONES DE OCUPADOS

Fuente: Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA)

TASA DE DESOCUPACIÓN Y TASA DE SUBOCUPACIÓN, 1974-2010, EN %.

Fuente: Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA)

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Si bien se recompuso el salario, nunca superó el promedio de los ‘90. Lo mismo ocurrió con la partici-pación de la masa salarial en el producto. Luego del máximo histórico de 1974, vemos que, los salarios reales desde el año ’76, salvo escasas excepciones, nunca pudieron superar la media histórica.

PARTICIPACIÓN DE LA MASA SALARIAL EN EL VAB A PRECIOS CORRIENTES, 1993-2009 (%)

Fuente: Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA)

A pesar de la extraordinaria expansión del nivel de empleo, los trabajadores perciben en la actualidad una porción inferior del ingreso que a comienzos de la década del noventa. Este proceso obedece al relativamente bajo incremento registrado en los salarios reales en relación al incremento de la produc-tividad, en el marco de una de las fases de crec-imiento económico más significativas de la historia de nuestro país. Y si bien disminuyó notablemente el empleo no registrado, todavía no logró perforar el piso del 33%.

COMPOSICIÓN DE LOS OCUPADOS SEGÚN CATEGORÍA OCUPACIONAL. TOTAL AGLOMERADOS URBANOS. 1995-2010, %

Fuente: Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA)

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MUCHO POR HACERComo venimos sosteniendo, la precarización laboral es un fenómeno propio del modelo de acu-mulación capitalista, es un pilar sistémico y no un efecto colateral del crecimiento. De esto se desprende que la lucha por mejores condiciones de trabajo y contra la precarización es una lucha política que va mucho más allá de la defensa corporativa de la clase trabajadora. Sin embargo, nos parece interesante marcar algunas iniciativas que pueden aportar.

Efectivo control del empleo en negro por partedel Ministerio de Trabajo.

Participación de los/as trabajadores/as en lasganancias de las empresas en cumplimiento

del Art. 14 bis.

Eliminación de los contratos temporarios: pase aplanta de todos/as los/as trabajadores/as a los

tres meses de iniciado el trabajo.

Derogación de las leyes neoliberales de�exibilización laboral.

Reconocimieno de la CTEP, apertura deparitarias sociales.

Ningún tercerizado en el Estado, ya sea nacional,provincial o municipal.

ATR AMovimiento popular

GRANDE