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1 Frente Unico Conferencia online - Liga de Unidad Socialista – México - 12 de abril de 2013 Dr. Norberto Emmerich - [email protected] Definición preliminar de Frente Unico El Frente Unico es una táctica esencial para con- seguir la unidad de acción. Uno de los proble- mas de la izquierda revolucionaria es la brecha entre sus propias fuerzas y los grandes retos a los que se enfrenta. Ante esta situación los revolu- cionarios del pasado desarrollaron la táctica del frente único. 1. Se trata de unir las fuerzas para una lucha concreta. 2. No supone olvidar las diferencias, al contrario. Orígenes históricos de la táctica de Frente Unico Desde sus comienzos la clase obrera presenta constantemente ejemplos de acuerdos, unidades de acción y frentes de lo más variados. Los sindicatos son, de hecho, tradicionales organis- mos del frente obrero. Asimismo, tomando la clásica definición de Riazanov, podamos decir que la primera organización internacional que tuvo la clase obrera, la Primera Internacional —fundada por Marx en 1864— era también un frente obrero, en el cual coexistían en forma democrática las dos grandes corrientes en que se agrupaban entonces los trabajadores y otros grupos o corrientes menores, como los seguidores de Proudhon, de Lasalle, etcétera. Desde que comenzaron a luchar, a organizarse y a hacer propaganda revolucionaria, los ac- tivistas obreros y los artesanos e intelectuales que engrosaban las filas revolucionarias cono- cieron la represión de gobiernos tanto dictatoriales como “liberales”, monárquicos o republi- canos. Por eso, desde las cárceles y el destierro y desde el trabajo clandestino se desarrollaron desde muy temprano todo tipo de acuerdos entre las más dispares tendencias, para garantizar en común la edición y distribución de la prensa revolucionaria ilegal, para enfrentar juntos la re- presión, para defenderse de la infiltración y detectar los espías y entregadores, para organizar las reuniones secretas de los activistas y los dirigentes obreros, para mejorar la vida de los presos exiliados u organizar las fugas. El Frente Unico en la experiencia bolchevique Los bolcheviques entraron en la historia como una corriente revolucionaria intransigente, pero esa intransigencia no impedía el trabajo en movimientos amplios, con organizaciones reformistas. 1. Lo hicieron en 1905, apoyando la huelga y la movilización, convocadas por un sindicato impulsado por la policía y luego buscaron los caminos disponibles para relacionarse con los trabajadores en medio de la represión posterior. Lenin decía: “no actuar en el seno de los sin- dicatos reaccionarios significa abandonar a las masas obreras insuficientemente desarrolladas

Frente Unico

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La táctica de Frente Unico fue una táctica privilegiada del Partido Bolchevique hasta la muerte de Lenin en 1924. Posteriormente los congresos de la Internacional Comunista desvirtuaron la táctica hasta hacerla desaparecer. Recién con las Tesis de Leeds, de Nahuel Moreno, en 1958, estas tácticas se revitalizan y cobran importancia en algunos países de América Latina.

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Frente UnicoConferencia online - Liga de Unidad Socialista – México - 12 de abril de 2013Dr. Norberto Emmerich - [email protected]

Definición preliminar de Frente Unico

El Frente Unico es una táctica esencial para con-seguir la unidad de acción. Uno de los proble-mas de la izquierda revolucionaria es la brecha entre sus propias fuerzas y los grandes retos a los que se enfrenta. Ante esta situación los revolu-cionarios del pasado desarrollaron la táctica del frente único.

1. Se trata de unir las fuerzas para una lucha concreta.

2. No supone olvidar las diferencias, al contrario.

Orígenes históricos de la táctica de Frente Unico

• Desde sus comienzos la clase obrera presenta constantemente ejemplos de acuerdos, unidades de acción y frentes de lo más variados. Los sindicatos son, de hecho, tradicionales organis-mos del frente obrero. Asimismo, tomando la clásica definición de Riazanov, podamos decir que la primera organización internacional que tuvo la clase obrera, la Primera Internacional —fundada por Marx en 1864— era también un frente obrero, en el cual coexistían en forma democrática las dos grandes corrientes en que se agrupaban entonces los trabajadores y otros grupos o corrientes menores, como los seguidores de Proudhon, de Lasalle, etcétera.

• Desde que comenzaron a luchar, a organizarse y a hacer propaganda revolucionaria, los ac-tivistas obreros y los artesanos e intelectuales que engrosaban las filas revolucionarias cono-cieron la represión de gobiernos tanto dictatoriales como “liberales”, monárquicos o republi-canos.

• Por eso, desde las cárceles y el destierro y desde el trabajo clandestino se desarrollaron desde muy temprano todo tipo de acuerdos entre las más dispares tendencias, para garantizar en común la edición y distribución de la prensa revolucionaria ilegal, para enfrentar juntos la re-presión, para defenderse de la infiltración y detectar los espías y entregadores, para organizar las reuniones secretas de los activistas y los dirigentes obreros, para mejorar la vida de los presos exiliados u organizar las fugas.

El Frente Unico en la experiencia bolchevique

Los bolcheviques entraron en la historia como una corriente revolucionaria intransigente, pero esa intransigencia no impedía el trabajo en movimientos amplios, con organizaciones reformistas.

1. Lo hicieron en 1905, apoyando la huelga y la movilización, convocadas por un sindicato impulsado por la policía y luego buscaron los caminos disponibles para relacionarse con los trabajadores en medio de la represión posterior. Lenin decía: “no actuar en el seno de los sin-dicatos reaccionarios significa abandonar a las masas obreras insuficientemente desarrolladas

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o atrasadas, a la influencia de los líderes reaccionarios, de los agentes de la burguesía”.

2. Los soviets fueron un ejemplo de frente único. Empezaron como comités de delegados de fábrica, pero luego se sumaron representantes de los soldados, luego de los campesinos y de todos los sectores oprimidos de la sociedad rusa.

A principios de 1917 los so-viets estuvieron dominados por los partidos de la izquierda mo-derada, los bolcheviques eran minoría. Pero no se alejaron de los soviets, participaron plenamente, luchando por sus ideas tanto en los debates como en la práctica, y así fueron ganando influencia entre la clase trabajadora.

3. El caso de la sublevación de Kornilov en agosto de 1917 es un ejemplo de frente único. Trotski, que estaba en la cárcel, respondió a los soldados que le fueron a consultar: “apoyad el fusil sobre el hombro de Kerenski y disparad contra Kornilov, después le ajustaremos cuentas a Kerenski”.

Lenin lo explicó así: “en qué consiste el cambio de nuestra táctica después de la sublevación de Kornilov? En que cambiamos la forma de nuestra lucha contra Kerenski. Sin debilitar un ápice nuestra hostilidad hacia él, sin retirar una sola palabra dicha en su contra, sin renunciar al objetivo de derribar a Kerenski, decimos: hay que tomar en cuenta el momento; no vamos a derrocar a Kerenski enseguida: ahora encararemos de otra manera la tarea de luchar contra él”.

La decisión de los bolcheviques de unirse a la lucha contra el golpe militar fue casi el último paso para lograr el apoyo mayoritario de los trabajadores y soldados, necesario para la revo-lución de octubre.

El frente único no es hacer las paces con el reformismo. Es todo lo contrario: el frente único permite pasar de un debate teórico acerca de las virtudes de las ideas revolucionarias, a demostrar en la propia lucha que la política revolucionaria es la mejor forma de hacer frente a los ataques de la clase diri-gente.

1. La Internacional Comunista tuvo trabajo en convencer a los activistas revolucionarios de la necesidad de organizarse en partidos independientes y escindirse de los reformistas. Pero una vez que se logró esto, el problema se convirtió en otro: convencerlos de la necesidad de la unidad en la lucha, incluso con los reformistas.

2. La necesidad de la unidad en la lucha se hizo notar a partir de la crisis económica de 1921, con los ataques de los capitalistas a las condiciones de vida de los trabajadores. En 1922 el IVº congreso de la Internacional sostuvo que “la mayoría de los trabajadores políticamente conscientes… todavía seguían a los partidos reformistas, a pesar de que las direcciones de esos partidos habían traicionado a la clase trabajadora… Pero no era suficiente denunciar a esos partidos. La Comintern argumentó a favor de la unidad dentro de la clase trabajadora”.

3. Esta política no descendió desde arriba de la Internacional. Leyendo las actas del Congreso da la sensación del gran peso de los propios luchadores de base en crear esta política”.

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4. La táctica de frente único provocó oposición en algunos sectores de los nuevos partidos co-munistas. Hubo quienes sugirieron hacer un frente único solo con las bases de los partidos reformistas, excluyendo a las direcciones traidoras. Trotski dijo que: “esta pregunta es el fru-to de un malentendido. Si hubiéramos podido unir a las masas obreras alrededor de nuestra bandera… sería ciertamente la mejor de las cosas. Pero en este caso la cuestión del frente no se plantearía ni incluso bajo su forma actual. La cuestión del frente único se plantea porque fracciones muy importantes de la clase obrera pertenecen a las organizaciones reformistas o las apoyan. Su experiencia actual no es aún suficiente para hacerles abandonarlas y organizar-se con nosotros”.

El tercer período

En los años ‘30 la táctica de frente único fue aban-donada y se aplicaron tácticas opuestas y desastro-sas ante el ascenso de Hitler y de Franco.

La burocracia stalinista afirmaba que a partir de 1928 comenzó un “tercer período” del capitalismo en el cual el fascismo y la socialdemocracia eran instrumentos de la burguesía en su lucha contra los trabajadores y el comunismo. Moscú impuso a sus partidos una política sectaria, excluyendo cualquier colaboración con los socialdemócratas y escindién-dose de los sindicatos para crear pequeños “sindi-catos rojos”.

El Partido Comunista alemán se presentó como el único partido antifascista, los demás partidos eran simplemente variantes del fascismo y no tenía sen-tido colaborar con ellos contra los nazis.

En 1931 Trotski escribió: “la aplastante mayoría de los obreros socialdemócratas quiere pelear contra los fascistas, pero por el momento todavía quiere hacerlo únicamente junto con sus organizaciones. Es imposible saltarse esta etapa. Debemos ayudar a los obreros socialdemócratas a verificar en la práctica… lo que valen sus organizaciones y sus jefes cuando es cuestión de vida o muerte para la clase obrera”.

La política sectaria del “tercer período” fue echada por la borda por los obreros, no por los dirigentes, ya que los fascistas franceses, envalentonados por la victoria nazi en Alemania, intentaron dar un golpe el 6 de febrero de 1934. Seis días después, obreros socialistas y comunistas en una huelga ge-neral contra el golpe fascista, marcharon juntos por primera vez en muchos años, al grito de “unidad, unidad”.

Del tercer período al Frente Popular

Ante el fracaso evidente de la línea sectaria del tercer período, en mayo de 1934 la dirección soviética comenzó a discutir la posibilidad de una alianza contra el fascismo.

La victoria de Hitler representó una amenaza para la URSS, amenaza que la política del tercer período fue incapaz de frenar. Pero la nueva política estalinista no consistió en buscar la unidad obrera sino alianzas diplomáticas con países capitalistas, frente a Alemania.

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La tarea del PC francés no era luchar por los intereses de los trabajadores sino subordinar todo al logro de un pacto franco-soviético, que se firmó en mayo de 1935.

• En Francia: en las elecciones del año siguiente el Frente Popular ganó las elecciones y el socialista León Blum se convirtió en primer ministro. Los obreros franceses celebraron el triunfo con una explosión de huelgas y ocupaciones. El PC francés llamó a no hacer nada que molestara al gobierno, logrando contener muchas de esas luchas.

• En España: en el mismo período, hay un gobierno del Frente Popular, que sufre el golpe franquista en 1936. Los dirigentes comunistas hicieron lo posible para contener la oposición a Franco dentro del marco del capitalismo, esperando el apoyo de las democracias burguesas, apoyo que nunca llegó.

El frente popular francés sucumbió en 1938. El Partido Radical, aliado del PC, se alió con la derecha y revirtieron las reformas introducidas en 1936. En 1940 el Parlamento elige al Mariscal Petain, co-laborador de los nazis, como primer ministro.

En España la República cae en 1939 y se instaura el régimen franquista por 35 años.

Cuándo aparece la cuestión del Frente Unico en el programa bolchevique?

La cuestión del Frente Unico aparece en el 3º Congreso de la Internacional Comunista (1921). Lenin se empeñó por presentar un frente una delegación rusa unida alrededor de esta cuestión. Algunos de sus miembros, como Zinovev y Bujarin, eran contrarios a la táctica mientras otros como Rádek se inclinaban hacia la “teoría de la ofensiva”.

Pero no fue Lenin quien dio el informe introductorio a los trabajados del Congreso, sino Trotski en su informe sobre la crisis mundial y los objetivos de la Tercera Internacio-nal. Debió explicar los cambios sucedidos en la situación después del 1º y 2º Congresos, dilucidando la compleja relación entre crisis económica y revolución, reabierta por los fenómenos de estabilización del capitalismo. Dijo que

“solo ahora vemos y advertimos que no estamos tan inmediatamente cercanos a la meta final, la conquista del poder, la revolución mundial. Entonces, en 1919, nos dijimos: es cuestión de meses. Y ahora decimos, acaso es cuestión de años”.

El 3º Congreso se reúne en un momento de gran depresión en el seno de la clase obrera. Las derrotas sufridas habían desanimado al proletariado, quien bajo la presión de la creciente miseria, comenzó a buscar un remedio a la situación al comprender que los viejos métodos eran inadecuados para obte-ner algo. Las masas observaron que los obreros estaban divididos en varios partidos, mientras que la clase capitalista libraba una ofensiva única. Se imponía la solución de unificar fuerzas dispersas del proletariado para oponerlas al ataque del capitalismo.

En los Congresos anteriores predominaba la orientación política de las “escisiones”, para la forma-ción de partidos comunistas independientes y así crear las organizaciones de combate necesarias. Las escisiones coincidieron con el período en que la gran oleada revolucionaria estaba en vías de retrac-ción y se iniciaba la contraofensiva.

Las masas no comprendieron esas escisiones ni las formas de combate (sublevación) enérgicas del co-munismo. Pero la presión de la miseria hizo ver a las masas la necesidad de lo que antes ellas mismas considerabas “putschs”. El trabajo de los comunistas comenzaba a dar sus frutos. En las luchas los

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obreros ya dejan de tener en cuenta las fronteras partidarias mediante las cuales los socialdemócratas los quieren alejar de los comunistas.

La Internacional Comunista inició una campaña “por la unidad del proletariado mundial, contra la unión con los socialtraidores”.

1. En las resoluciones del 3º Congreso sobre “el frente único de los obreros y sobre las relaciones con los obreros pertenecientes a la 2º Internacional, etc.” sostuvo que “el frente único no es sino la unión de todos los obreros decididos a luchar contra el capitalismo”. Los reformistas terminarán prefiriendo la unión con la burguesía en vez de la unidad contra el proletariado. La socialdemocracia puso el grito en el cielo ante esta nueva táctica porque los obligaba a desenmascararse.

2. En cumplimiento de esta resolución, en abril de 1922 se hicieron reuniones de las tres interna-cionales (2º y 2 y ½), donde la Internacional Comunista planteó para el 1º de mayo manifesta-ciones conjuntas entre cuyas consignas figuraba el restablecimiento del frente único proletario nacional e internacional.

3. La primera reunión conjunta de las 3 internacionales (Comisión de los 9) se realizó el 23 de mayo, la 2º Internacional no aceptó la posibilidad de un congreso obrero mundial. Fue la últi-ma reunión de las internacionales.

El Frente Popular como variante degenerada de Frente Unico

Las cuestiones sobre el FU no se terminaron de resolver en el III Congreso de la IC. Lenin y Trots-ky derrotaron a los ultraizquierdistas, pero no los convencieron. Aparecieron el ala reformista (pérdida de independencia frene a la socialdemo-cracia) del Frente Unico y el ala ultraizquierdis-ta (testimoniales, con el único fin de demostrar la negativa de la socialdemocracia a la unidad con los comunistas). La línea del Frente Unico facilitaba el trabajo con las masas obreras, pero también creaba la presión de llevar el frente único hasta el final, perdiendo la independencia de los partidos comunistas.

Hay entonces dos amalgamas distintas:

1. La amalgama de bolchevismo y ultraizquier-dismo, que opone frente único con estrategia bol-chevique. Esta amalgama se basa en la resistencia contra la política de Frente Unico por parte de los ultraizquierdistas.

2. Tendencia a transformar erróneamente la tácti-ca del frente único en una estrategia, postura que

existía al interior de la IC.

El proceso de burocratización volvió zigzagueante la política de FU.

1. El V Congreso (1924) impuso frentes únicos con sectores de las burguesías nacionales, jus-tificados con caracterizaciones ultraizquierdistas de la situación, desconociendo la derrota

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de la revolución alemana y hablando de una supuesta radicalización de los campesinos. Esta política impuso al PC chino la subordinación al nacionalismo burgués.

2. En el período abierto con el VI Congreso (1928), la IC pasó a negar la política de frente único (Tercer Período), acusando de socialfascistas a los reformistas, política que desarmó al prole-tariado alemán frente al ascenso de Hitler en 1933.

3. En el VII Congreso (1935) se proclamó el frente único con los partidos de la burguesía demo-crática, postulando a su vez el gobierno de frente único entre los PCs y dichos partidos (Frente Popular).

La táctica de frente único en la estrategia de la revolución obrera: guerra de posición y guerra de maniobra

Gramsci supone que la teoría de la revolución permanen-te era la estrategia seguida por el Partido Bolchevique y la IC en sus primeros años. Gramsci se opone a ella y adhiere a la nueva vía que parece abrirse con las tesis de Frente Unico, desconociendo que estas tesis eran de Trotski. Pro-pone aplicar lo que en términos militares se denomina una “estrategia de posición”, en contraste con la “estrategia de maniobra”. Estrategia de posición es la tradicional guerra de trincheras, donde un ejército adopta una táctica defen-siva de ocupar “posiciones”, táctica que Gramsci asocia con el Frente Unico leninista. La estrategia de maniobra es ofensiva, implica despliegue de tropas.

Para Gramsci el concepto de hegemonía corresponde a una estrategia de “guerra de posición” para reemplazar la “gue-rra de maniobra” que Gramsci vincula con la revolución permanente de Marx en 1848 o a Trotsky en los años 20. La guerra de posición la atribuye a Lenin y se equipara a la idea de frente único.

• Para comprender la importancia de esta discusión sobre guerra de posición y guerra de maniobra hay que saber que Lenin y Trotsky –y a través de ellos la 3º Internacional- se apropiaron de muchos elementos fundamentales del general pru-siano Karl von Clausewitz para pensar la estrategia del marxismo revolucionario en la época imperialista.

Existe un contrapunto entre el pensamiento estratégico de Trotsky y Gramsci, en el período que va de la revolución alemana de 1923 y el ascenso de Hitler una década después.

Mientras los análisis de Trotsky chocan una y otra vez contra las debilidades del proletariado occidental, Gramsci hace una interpretación más amplia que ajusta las cuentas con el fracaso de la revolución en occidente.

• Gramsci analiza las condiciones para la revolución en occidente contraponiendo la “guerra de posición” a la “guerra de maniobra”, para explicar así el fracaso de la primera oleada revolu-cionaria del siglo XX en Europa occidental y para presentar las vías para enfrentar al nazismo.

• El punto de partida de esta comparación debe situarse en la revolución alemana de 19231, un punto de inflexión de la revolución en occidente que fue al mismo tiempo la primera gran de-

1. Gobiernos obreros en Turingia y Sajonia.

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rrota de la Internacional Comunista. Marcó también un reflujo en las reflexiones estratégicas y el paulatino abandono de las principales conclusiones de los primeros cuatro congresos de la IC.

El primer lugar de esta revisión tuvo lugar durante el Vº Congreso de la IC (1924) y corres-pondió a las tácticas de frente único y de gobierno obrero. Fue la contracara de negar la derrota en Alemania y eludir sus lecciones estratégicas.

• No se analizó en profundidad esta etapa del pensamiento de Trotsky (inmediatamente poste-rior a la muerte de Lenin) para comprender su legado revolucionario. Su intervención política como parte del comité ejecutivo de la 3º Internacional y sus conclusiones sobre la derrota alemana de 1923 demuestran su verdadera estatura como estratega. Sus tácticas de gobierno obrero y de frente único (presentada en el IIIº Congreso) partieron de establecer una relación compleja entre ataque y defensa retomando los mejores desarrollos conceptuales de Clau-sewitz. Es un momento central de su biografía política y su elaboración estratégica.

En el tercer congreso Lenin y Trotsky veían menos cercana la revolución, mientras que en el Vº Congreso Trotsky sacaba conclusiones de que la derrota alemana de 1923 se basaba en la no actuación del Partido Comunista: “todas las razones hay que buscarlas en la táctica y no en las condiciones objetivas. Nos hemos enfrentado a una situación revolucionaria clásica y la hemos dejado escapar”.

“Si en el tercer congreso, y en parte en el cuarto, dijimos a los camara-das alemanes: no os ganaréis a las masas sino combatiendo con ellas sobre la base de reivindicaciones transitorias (frente único), a media-dos de 1923 la cuestión se planteaba ya de otro modo: después de todo lo que el proletariado alemán tuvo que sufrir en aquellos años podría haber sido arrastrado a la batalla de-cisiva si hubiera estado convencido de que la lucha iba en serio, que el partido comunista estaba dispuesto a emprender la lucha y era capaz de lograr la victoria”.

• Gramsci fue parte del IVº Congreso de la IC en 1923 y funcionario del Ejecutivo del Congreso hasta mayo de 1924. Se había opuesto a la tácti-ca de frente único, presentada en el IIIº Congreso de la IC.

Luego de su participación en el IVº Congreso se apropió de las tácticas de frente único y gobierno obrero. De aquí en más la táctica del frente único cobrará cada vez más peso en su reflexión política hasta llegar en los Cuadernos de la Cárcel a identificarse con la “guerra de posición”, única estrategia posible en Occidente.

Para comprender la relación de este debate entre Trotsky y Gramsci con el frente único que estamos analizando, apelamos a lo que Nahuel Moreno sostiene sobre el frente único en los años 80s. Dice que el esquema de la lucha de clases podría seguir el siguiente proceso:

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1. Para nuestros partidos la acción obrera y de masas, la movilización, es un proceso objetivo y es nuestra obligación intervenir en ella.

2. lo anterior se concreta en darles a las masas consignas para la acción.

3. en esas acciones y movilizaciones nosotros prioriza-mos el fortalecimiento de las acciones y movilizacio-nes obreras, o de los sectores obreros en las moviliza-ciones populares.

4. en esas acciones y movilizaciones obreras y de ma-sas objetivas pueden intervenir, obligados por la pre-sión del movimiento o por necesidades propias, di-recciones traidoras, reformistas o burocráticas, del movimiento obrero, y también pequeñoburguesas o burguesas, y que nosotros no renunciamos a interve-nir en esos procesos de lucha y movilización porque intervengan o porque, como ocurre hoy día en la ma-yoría de los casos, dirijan esas direcciones traidoras o no obreras.

5. podemos hacer cualquier tipo de acuerdos, pactos o unidades de acción con esas direcciones traidoras o burocráticas (o hasta frentes, si son obreras), si sirven a la movilización y si no significan ningún cercenamiento a nuestra total independencia, si no nos implica ningún tipo de diplomacia en las críticas o incluso frenarlas, ya que el momento de la movilización es justamente cuando más críticas tenemos que hacerles a esas direcciones.

6. toda acción y movilización de masas profunda origina inexorablemente desplazamientos a la izquierda dentro de las corrientes traidoras y burocráticas, de luchadores o corrientes obreras centristas progresivas, que van hacia posiciones de independencia de clase, de democracia obrera y movilización consecuente, que tienen que ser el objetivo privilegiado de nuestras tácticas unitarias y frentistas, sean en el terreno sindical o en el político, ya que su fortaleci-miento es la mejor ayuda para el debilitamiento de la dirección traidora, para el triunfo de la movilización y la construcción del partido.

Sin embargo la vertiente sectaria del movimiento trotskista rechaza sistemáticamente la intervención en común con otras organizaciones o con las direcciones traidoras, que están obsesionados por man-tener su más absoluto aislamiento y pureza.

Pero hay otra vertiente que se pasa al otro lado, al “acuerdismo” o directamente al apoyo a corrientes stalinistas, pequeñoburguesas burocráticas o directamente burguesas nacionalistas.

La gran enseñanza del triunfo nicaragüense es la necesidad de la “unidad de los partidos comunistas con aquellas fuerzas insurreccionales a las que durante decenios se las ha llamado por inercia ‘ultraizquierdistas’.

1. Al contrario de los partidos comunistas, que utilizan las necesidades o los anhelos de unidad para desdibujar las fronteras de clase, para fortalecer a las direcciones no obreras o burocráti-cas y para salvar a los regímenes burocráticos y al propio capitalismo,

2. o al contrario de Mandel y sus seguidores, que les capitulan constantemente a esas direccio-nes,

3. la unidad exige siempre la delimitación de clase y la definición crítica del tipo de dirección al cual se está uniendo circunstancialmente.

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4. Por eso la táctica de unidad de acción o frentista con direcciones stalinistas o pequeñobur-guesas u obreras burocráticas (¡y no digamos si son burguesas!) es una combinación desde el inicio y en todo momento de unidad y de enfrentamiento.

Por eso es una táctica muy compleja, muy contradictoria, que debe ser equilibrada.

Es decir, entre el acuerdo y el enfrentamiento, si llega el momento en que se plantea abiertamente esa contradicción, es prioritaria la denuncia a esas direcciones, aun cuando se rompa el acuerdo.

El punto de partida, para definir cualquier táctica unitaria, es el interés de la lucha, de la movilización por las necesidades más apremiantes de los trabajadores. Sólo a partir de ahí se empiezan a plantear las distintas posibilidades de alianza o unidades. Olvidarlo puede llevar al punto de vista mandelista o del partido comunista: andar buscando algún burgués “progresivo”, algún pequeñoburgués “revo-lucionario” o algún burócrata centrista incurable o directamente traidor al cual unirse, para desde ahí llamar a la unidad, o, peor aun, apoyarlo directamente.

Es bueno aclarar que nunca se apoya a una dirección burguesa, pequeñoburgue-sa u obrera traidora, reformista o buro-crática, aun cuando tácticamente se en-cuentren unidos en una lucha. Sólo se apoyan las luchas, las movilizaciones, las dirija quien las dirija. A esas direcciones —más allá de la cuestión de forma, del medio y el momento en que expresamos esa denuncia— se las denuncia siempre, y dialéctica y contradictoriamente, cuan-do más se las denuncia es cuando hay unidad táctica con ellas, porque es el mo-mento de la movilización.

Por último, tampoco es una ley absoluta que, ante esos procesos de lucha y movi-lización haya obligación de levantar la táctica del acuerdo o la unidad de acción con las direcciones traidoras. Todo lo contrario. Es táctico. Se hace si es lo mejor para desarrollar la estrategia de movili-zar y construir el partido. Por eso muchas veces se levanta el llamado a la acción y a la movilización contra la voluntad expresa de la dirección. La forma en que se haga -que puede incluir también algún tipo de planteo unitario- dependerá en cada situación.

En este caso tampoco existirá, por lo menos al comienzo, una unidad total, un acuerdo completo y alrededor de todo. Existirán seguramente innúmeras diferencias de método, de principios, de pro-grama. Pero si se está ante una corriente obrera progresiva, la táctica será de unidad-diferenciación, enfatizando lo que une, en lo positivo, y polemizando fraternalmente sobre los puntos o temas en desacuerdo, tratando de avanzar en común hacia el programa acabado de la revolución socialista. Esta será la táctica del frente único revolucionario.

Al haber explicado ampliamente la cuestión de la estrategia histórica (el partido y la movilización), resulta más claro exponer las condiciones mínimas para poder adelantar alguna táctica acuerdista o unitaria: que sean en ese momento lo más adecuado para el desarrollo del partido y la movilización y no limiten la independencia ni política ni organizativa, no limiten las posibilidades de crítica feroz a las direcciones traidoras, reformistas o burocráticas, aunque haya algún acuerdo, frente o lo que sea coyuntural con ellas.

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Tácticas defensivas y ofensivas en la revolución obrera

Las conclusiones sobre la derrota alemana serán un verdadero punto de inflexión en la estrategia de la Internacional Comunista y en la historia de la táctica de frente único en particular. Muerto Lenin meses antes y comenzada la lucha del triunvirato de Stalin, Zinoviev y Kamenev contra Trotsky, el Vº Congreso de la Internacional Comunista, realizado en 1924, pasó por alto las lecciones de la revolu-ción alemana y en cambio emprendió la revisión de las tesis del IIIº y IVº Congresos sobre las tácticas de Frente Unico y Gobierno Obrero.

En el Vº Congreso la defensa de la tesis de frente único correspondió en solitario a Trotsky. “Zinoviev no veía la catástrofe, y no era el único. Con él, todo el Vº Congreso pasó al lado de la mayor derrota de la revolución mundial sin verla”.

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Para Trotsky el problema principal era que la dirección de KPD se había demostrado incapaz de realizar el giro brusco del pasaje a la ofensiva en el momento oportuno, que había sido incapaz de articular el pasaje de la “gue-rra de posición” a la “guerra de maniobra”, en términos de Gramsci.

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“La revolución no fracasó porque en general ‘no estaba madura’, sino porque su eslabón decisivo –la dirección- se quebró en el momento decisivo”.

Al no darle el peso necesario a la cuestión alemana en la reflexión estratégica, Gramsci establece una continuidad entre la cuestión del frente único en el IIIº y IVº Congresos de la IC y la batalla contra la línea del tercer período posterior al VIº Congreso.

Lo que se pierde en el medio es no sólo la visión realista de los planteos estratégicos de Trotsky sino también la discusión en torno a la articulación entre “posición” y “maniobra” y entre frente único e insurrección en Occidente.

Para Trotsky lo fundamental no era revisar la táctica de frente único. La conclusión fundamental del Vº Congreso debería haber considerado que a derecha e izquierda hay grandes peligros que constitu-yen los límites de la política del partido proletario en nuestra época. Trotsky sacaba entre las princi-pales conclusiones la necesidad de desarrollar un amplio estudio de la insurrección como arte, como combinación entre conspiración y acción de masas.

Por su parte la Internacional Comunista caería en las desviaciones ultraizquierdistas del Tercer Perío-do y luego en las desviaciones oportunistas del Frente Popular.

El Vº Congreso va a caracterizar la situación alemana como revolucionaria luego de noviembre de 1923, estableciendo por lo tanto que la toma del poder todavía se encontraba en el horizonte inme-diato.

Para Trotsky la derrota del proletariado alemán abría un período de reflujo a nivel internacional donde era necesario poner en primer plano la lucha de los PCs por conquistar a las masas y preparar nueva-mente las condiciones para pelear por el poder. Gramsci saca una conclusión similar, pero basada en la diferencia entre oriente y occidente, no como resultado de la derrota alemana.

Estas diferencias entre el desarrollo en occidente y en oriente lo llevarán a establecer una oposición entre dos estrategias: la de la guerra de maniobra en oriente y la guerra de posición en occidente. Trotsky también desarrolló estas diferencias, pero no les dio un carácter absoluto. La derrota del 23 no podía ser más que relativa, tenía sus fundamentos en la lucha de clases y no en características de determinados países capitalistas.

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Dos concepciones de frente único

Para Gramsci a la guerra de posición que primaba en occidente le correspondía la fórmula de frente único que había desarrollado la 3º Internacional en su IIIº y IVº Congresos aunque transformada pro-gresivamente en estrategia.

Para Trotsky el frente único defensivo no era un fin en sí mismo, sino la condición para poder pasar a la ofensiva por la toma del poder. El frente único para la defensa en determinado momento de la relación de fuerzas debía pasar a ser ofensivo, es decir, salirse de los límites del régimen burgués y proponerse su destrucción. La forma organizativa de ese frente único ofensivo eran los soviets, o las organizaciones de tipo soviéticas que la clase obrera haya forjado en su lucha. El pasaje a la ofensiva marcaba el comienzo de la guerra civil en términos amplios.

Las diferencias entre Gramsci y Trotsky no consisten en que Trotsky haya sido un “teórico de la re-volución permanente” sino en las relaciones que establecen ambos revolucionarios entre ataque y defensa, posición y maniobra.

Teoría del Frente Unico

Hay dos argumentos frente a la táctica de Frente único:

1. Los que dicen que la táctica de FU funcionó en el pasado, pero que ahora el reformismo cam-bió tanto su carácter (dejando de ser incluso reformista) que ya no se pueden plantear tareas conjuntas. La respuesta es que la desaparición de los partidos reformistas no implica que haya desaparecido el reformismo. El reformismo tiene raíces muy profundas en el propio funcionamiento del sistema, y en la naturaleza de la conciencia de gran parte de los trabajado-res. El reformismo puede cambiar su forma, pero no desaparece.

2. El otro argumento es que el reformismo no quiere un frente único. En verdad los dirigentes de los partidos reformistas siempre evitan colaborar con la izquierda anticapitalista. El problema es que sus bases quieren mejoras y pueden ver la necesidad de una lucha unitaria cuando exis-te una izquierda anticapitalista capaz de planteársela.

Trotski planteaba que la cuestión del frente único asiste a tres escenarios:

1. no se plantea en países donde el PC es la única organización de la clase obrera.

2. Y donde el PC es un partido importante el Frente Unico es una táctica que se plantea con toda su agudeza.

3. Como hoy no nos encontramos en ninguna de estas dos situaciones se aplica la otra remota posibilidad que planteaba Trotski: los revolucionarios organizados solo representan una mi-noría numéricamente insignificante, con lo cual la cuestión de su actitud hacia el frente de la lucha de clases no tiene una importancia decisiva y las acciones de masas serán dirigidas por las organizaciones reformistas.

En este caso el principal obstáculo no son los dirigentes reformistas sino la falta de peso de la izquier-da anticapitalista.

Pero como Trotski siempre es tajante y claro sostiene que en sitios con-cretos, en luchas concretas, sí es posible que las fuerzas anticapitalistas en su conjunto tengan suficiente peso como para obligar a las organizacio-nes reformistas a participar en luchas unitarias.

En síntesis:

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1. El frente único sigue siendo una táctica vigente como método de lucha

2. La dicotomía entre frente único –movimiento amplio- e izquierda capitalista –movimiento estrecho- es falsa.

No habrá movimientos de base fuertes y arraigados si la izquierda anticapitalista no lucha por crear-los. Es esencial la articulación de la izquierda para aglutinar a todas las fuerzas anticapitalistas dis-puestas a unirse para luchar.

Si esta izquierda anticapitalista quiere influir en las luchas reales y dejar de ser una pequeña minoría, tiene que relacionarse con la enorme masa de la clase trabajadora que sigue siendo reformista. Tiene que aplicar, en las condiciones de hoy, la táctica de frente único.

La postura de Lenin

1. En su libro “El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo”, Lenin parte del he-cho de que los partidos comunistas no eran todavía la mayoría decisiva de la clase, y en-tonces defiende la consigna del frente único, del trabajo paciente en las organizaciones de masas y de la participación en los parlamen-tos burgueses, como medios para ganar a las masas. Esta era la condición previa para la revolución socialista.

2. Pero los “izquierdistas” no estaban satisfe-chos. Ellos rechazaron despectivamente el consejo de Lenin de “orientarse hacia las masas”, considerando que la única política posible para un partido revolucionario era “la ofensiva revolucionaria”. Lenin y Trots-ky combatieron a brazo partido esta “teoría” que condujo a la derrota sangrienta en Ale-mania de marzo de 1921. Este fue un ejemplo extremo de una tendencia ultraizquierdista que estaba muy extendida en aquella época y que ha resurgido muchas veces en la historia del movimiento.

3. Lenin explicó que para ganar a las masas no es suficiente con aprender cómo atacar, sino también cómo retirarse ordenadamente, virar, desviarse, maniobrar, evitar dar la batalla en condiciones des-favorables y demás. Toda la historia del bolchevismo está llena de ejemplos de este tipo de tácticas flexibles y expertas reflejadas en los escritos de Lenin y resumidas en La enfermedad infantil.

Lenin lo resumía en la frase: “marchar separados pero golpear juntos”.

La esencia de la política de frente único leninista consiste en darles a las masas la oportunidad de realizar, estrechando filas, aunque sea un mínimo avance.

4. Los problemas del frente único constituyen la esencia de los problemas tácticos. Sabemos que la táctica está subordinada a la estrategia. Nuestra línea estratégica define los intereses histó-ricos del proletariado a la luz del marxismo. Pero la estrategia sin su correspondiente táctica será siempre una abstracción teórica inerte. Pero no menos inútil resulta elevar una táctica específica al nivel de un remedio universal, de un artículo de fe.

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El arte de la dirección consiste en definir, en cada caso, en base a una relación de clases con-creta:

- con quién,

- con qué fin y

- hasta qué límites es aceptable el frente único y

- en qué momento se lo debe romper.

La postura de Trotski

En 1922, durante el 3º Congreso de la Inter-nacional Comunista, los camaradas Terraci-ni y Renault se manifestaron en contra de la táctica del frente único. Trotsky les responde que los partidos comunistas se han agrupado en tres grandes categorías:

1. Los partidos que están aún en los comienzos y como organización no pueden todavía ejercer un papen en la acción inmediata de las masas. No pueden contar con la acción de la masa proletaria porque tienen pocos militantes. Estos partidos luchar para contar con una base, una posibilidad de influenciar al proletariado durante su acción.

2. Hay partidos que dominan completa-mente al proletariado, el caso de Bul-garia. La situación nacional está madura para la toma del poder, pero las condiciones interna-cionales lo impiden. En esas condiciones la táctica del frente único casi no se plantea.

3. Entre estos dos casos extremos, hay partidos que representan una fuerza de ideas y numérica importante, es el caso de la mayoría de los partidos comunistas.

La tarea de estos partidos es conquistar a la aplastante mayoría del proletariado. Con el objetivo de llevarlo a la conquista del poder, a la revolución. ¿Qué hacemos durante el período preparatorio de la revolución? Seguimos luchando por conquistar la mayoría, la conciencia de la totalidad del proleta-riado. Pero ahora no somos la vanguardia del proletariado. Sin embargo la lucha del proletariado no cesa, siguen luchando por sus intereses inmediatos. Y esa lucha, en esta época de crisis imperialista, es siempre el comienzo de una lucha revolucionaria.

Los obreros que no están en nuestro partido quieren tener la posibilidad de luchar por el trozo de pan y por el trozo de comida. Miran a los partidos y no comprenden por qué se han separado. Los obreros reclaman la posibilidad de luchar hoy. Y nosotros les respondemos que estamos aislados para preparar el futuro. No lo comprenden porque están absorbidos por el día de hoy. Los obreros se desorientan ante nuestra división. Nuestros compañeros del partido expresan mucho mejor el proceso doloroso de la reciente separación de la socialdemocracia que la mentalidad de la gran clase proletaria. Para nosotros es difícil volver a conversar con quienes apenas acabamos de escindirnos, pero a los obreros esas cosas no les preocupan. Pero cuando el PC toma la iniciativa y proclama que ahora toma en sus manos la lucha por el pedazo de pan, los obreros no tienen nada que reprocharle.

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La táctica del frente único es una acción política y no un acercamiento moral a los jefes socialdemó-cratas. Es cierto que los socialdemócratas tienen otros métodos, que están en contra de la revolución. Estamos de acuerdo en eso. Pero si eso también fuera claro para los obreros no sería necesario tratar la cuestión del Frente Unico. Naturalmente estamos a favor de la revolución y ellos están en contra, pero los obreros no han comprendido eso.

Cuando los obreros dicen que les importa poco nuestra revolución de mañana y quieren librar batalla ahora para conservar sus ocho horas de trabajo, somos nosotros los que tenemos que tomar la inicia-tiva de la unidad en la batalla presente.

El proceso de construcción de la mayoría revolucionaria puede explicarse en los siguientes pasos:

1. El PC debe apoyarse en la mayoría de la clase obrera. Mientras no tenga esa mayoría debe tratar de lograrla.

2. No puede esperar lograrlo si no constituye una organización independiente, provista de un programa claro y de una severa disciplina interior.

3. Para ello ha tenido que separarse de los centristas y de los reformistas, que no quieren la revo-lución. Quienes deploran la escisión en nombre de la unidad de fuerzas no comprenden ni el ABC del comunismo. Si el partido no hubiera roto con la socialdemocracia nunca se hubiera convertido en el partido de la revolución proletaria.

4. En los continuos combates de la clase obrera la masa obrera siente la necesidad de unidad en las acciones, de la unidad tanto en la defensiva contra el ataque del capital como en la ofensiva contra el capital. Pero no es suficiente con separar a los comunistas de los reformistas y volver a ligarlos mediante la disciplina de la organización. La organización debe aprender a dirigir todas las acciones colectivas del proletariado, bajo todas las circunstancias de su lucha vital. Esta es la segunda letra el alfabeto comunista.

5. La cuestión del frente único no es solo una cuestión de partidos o estructuras, sino que hace a la necesidad de asegurar a la clase obrera la posibilidad de un frente único en la lucha contra el capital a pesar de la división existente entre las organizaciones que apoyan a la clase obrera. Se supone que los obreros que aún apoyan a los reformistas también están interesados como los comunistas en la defensa de las mejores condiciones materiales de sobrevivencia. Por eso hay que aplicar la táctica de frente único para que no parezca que el PC es un obstáculo a la lucha cotidiana del proletariado. Incluso hay que tomar la iniciativa para asegurar la unidad de la lucha cotidiana.

6. Quienes no lo comprenden, es porque piensan que el partido es una asociación de propagan-da y no una organización de acción de masas. Si el PC buscara en cada momento las formas de organización susceptibles de hacer posible las acciones comunes concertadas entre las masas obreras comunistas y no comunistas, daría prueba de su capacidad para conquistar a la mayoría de la clase obrera mediante acciones de masas. Los comunistas deben apoyar estas acciones comunes porque cuanto más grandes son las masas atraídas al movimiento más alta deviene la conciencia de su potencia.

7. Las masas están divididas en tres grupos:

- El grupo comunista tiende a la revolución social y apoya todo movimiento, incluso par-cial, de los trabajadores contra los explotadores.

- El grupo reformista tiende a la paz con la burguesía. Pero para no poder su influencia entre los obreros se ve forzado, contra la firme voluntad de sus jefes, a apoyar los movimientos parciales de los explotados contra los explotadores.

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- El tercer grupo, los centristas, oscila entre los dos bandos no teniendo valor propio. Los obreros realizan acciones comunes con estos tres tipos de organizaciones, como también con las masas no organizadas que los apoyan.

Con los reformistas

1. Nosotros estamos interesados por encima de cualquier otra consideración, en obligar a los reformistas a salir de sus escondites y en situarlos a nuestro lado en el frente de las masas en lucha.

2. La unidad del frente supone la decisión de concertar prácticamente nuestras acciones dentro de determinados límites y sobre cuestiones determinadas, con las organizaciones reformistas en tanto que éstas representan aun hoy en día la voluntad de fracciones importantes del pro-letariado en lucha.

3. Buscaremos un acuerdo con los reformistas cada vez que las masas estén de acuerdo en lu-char junto con las masas que nos siguen a nosotros y cada vez que los reformistas se vean forzados a convertirse en instrumentos de esa acción.

4. La política de frente único no encierra en sí misma garantías para la unidad de hecho en todas las acciones. En la mayoría de las ocasiones el acuerdo entre las diferentes organizaciones solo llegará a cumplirse hasta la mitad o en nada.

5. Pero es necesario que las masas se convenzan en cada ocasión que la unidad de acción ha fracasado por culpa de la ausencia de voluntad de lucha entre los reformistas.

6. Haciendo acuerdos con otras organizaciones nos imponemos alguna disciplina de acción, pero esta disciplina no tiene carácter absoluto. Si los reformistas frenan la lucha, seguiremos sosteniéndola hasta el fin, prescindiendo de nuestros aliados temporales.

7. Una consecuencia de ello podrá ser una renovación encarnizada de la lucha entre los refor-mistas y los revolucionarios.

8. Hemos roto con los reformistas para tener libertad para criticar las traiciones y la indecisión del oportunismo en el movimiento obrero. Todo lo que limite nuestra libertad de crítica es in-aceptable. Participamos en el frente único pero no podemos disolvernos en él en ningún caso.

9. En la acción es donde las grandes masas deben convencerse de que nosotros luchamos mejor que los otros, que vemos más claro, que somos más valientes y que somos más decididos.

10. Los elementos revolucionarios nunca han preconizado la salida de los sindicatos o la escisión de la organización sindical. Los revolucionarios denunciamos el punto de vista reformista en el dominio de la acción de masas, pero defendiendo al mismo tiempo la unidad de acción.

11. Los elementos reformistas rechazan la democracia obrera en todos los ámbitos y cuando se enfrentan al problema sindical y la democracia se vuelve contra ellos convirtiéndolos en minoría, se separan o expulsan a sus adversarios. La lógica de nuestra acción se expresa así: “os pedimos al menos cuando se plantean problemas cruciales, inmediatos y concretos en la acción de la clase obrera, que no pongáis palos en la rueda, que hagáis posible la unidad de acción. En tal caso concreto os proponemos tal programa de lucha”.

12. Lo mismo sucede en la acción parlamentaria. Les decimos a las masas: “estamos dispuestos a concluir con ellos determinados acuerdos en el parlamento igual que fuera del parlamento cada vez que teniendo que escoger entre los intereses particulares de la burguesía y los intere-ses del proletariado, nos garantices optar por estos últimos”.

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Si los disidentes son capaces de aceptar estas condiciones, los elementos obreros que los siguen pronto serán absorbidos por el Partido Comunista. Por esta razón los disidentes no aceptarán estas condiciones.

Trotski plantea la necesidad de expulsar a todos quienes se oponen al frente único proletario y a quienes intentan servirse de la idea de frente único para rehacer la unidad con los reformistas y los disidentes.

Una falsa contraposición: frente único vs. estrategia bolchevique

1. En el 3º Congreso la Internacional Comunista hizo un viraje político en función del hecho evi-dente de que los intentos revolucionarios en Europa Occidental habían sido derrotados porque la socialdemocracia se había colocado como garante del orden burgués, y la debilidad de los PCs no le permitió modificar las relaciones de fuerza.

En ese contexto la política de Frente Unico apuntaba a la conquista del poder, previa conquista de las masas, convocando a la socialdemocracia a luchar en común por las reivindicaciones de la clase obrera. Esta política apuntaba a unir las filas obreras ante la situación de retroceso y a la vez acelerar la experiencia de los obreros con su dirección reformista.

Lenin decía que la guerra imperialista había acelerado la preparación de la revolución en Ru-sia, permitiendo a los bolcheviques ganarse a las masas, pero esa condición todavía no había sido alcanzada por los comunistas en occidente. En este sentido la política de Lenin se dife-renciaba de los “izquierdistas” que llamaban a pasar a la “ofensiva” cuando la situación de la lucha de clases era de retroceso y los partidos comunistas de Europa occidental eran débiles.

2. ¿La táctica de Frente Unico puede ser una nueva estrategia que reemplace a la toma del poder por la clase obrera? Hay que aclarar que el Frente Unico no se da solamente cuando hay una situación de lucha defensiva de los trabajadores. En el caso bolchevique, los soviets fueron una institución de frente único de la clase trabajadora abierta a todas sus tendencias, su exis-tencia marca una dualidad entre el poder obrero y el poder burgués. Pero el Frente Unico no resuelve la cuestión de quién detenta el poder del Estado, dado que en la clase obrera conviven tendencias políticas reformistas y revolucionarias y por lo tanto distintas estrategias. Cuando los soviets estuvieron bajo control menchevique fueron conciliadores con el poder burgués, cuando estuvieron bajo la dirección bolchevique se hicieron revolucionarios.

Es decir que la forma más avanzada de frente único no puede reemplazar la tarea del partido revolu-cionario, el frente único no reemplaza a la estrategia bolchevique, así como la dualidad de poderes no garantiza el triunfo del poder obrero.

Tipos de Frente Unico: FUP, FUR, FUA

Deliberadamente no comenzamos esta charla con un esquema clasificatorio de los distintos tipos y niveles de acuerdos y frentes, porque, en la práctica, podríamos decir que son casi infinitos. Sería un error arrancar de un esquema clasificatorio y buscar aplicarlo a la realidad o tratar de copiar tácticas de los clásicos mecánicamente. Lo correcto es lo opuesto: la propia realidad nos coloca infinidad de veces, en cuestiones de detalle o de gran magnitud, ante situaciones que se pueden resolver con un acuerdo, con un pacto, o que exigen que se levanten una táctica unitaria para la movilización, para desarrollar en el terreno superestructural la independencia de clase, etc. Veamos algunos ejemplos:

Dijimos que los acuerdos pueden ser de cualquier tipo, de cualquier orden. Recordemos un ejemplo extremo, en Argentina, con fascistas: antes del golpe militar de 1976, tanto el periódico del PST como

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un diario fascista se imprimían en la misma empresa gráfica, y el día de armado era el mismo, lo que provocaba semana a semana todo tipo de situaciones tensas y choques entre nuestros compañeros y los fascistas, por la utilización de la mesa. Finalmente, el director del periódico trotskista, muy co-rrectamente, discutió con el jefe de los fachos y logró un acuerdo que permitió compartir en forma ordenada la utilización de la mesa. Es un ejemplo supermínimo hecho con el extremo opuesto del espectro político, los fachos. Así es el carácter amplísimo, concreto y táctico de la cuestión.

Si hablamos de frente, hablamos de lo opuesto a la unidad de acción coyuntural, al acuerdo o pacto puntual, alrededor de una tarea o consigna. Hablamos de la formación de algún tipo de organismo permanente y de un programa, tiene que ser entre organizaciones de la misma clase, es decir, organi-zaciones obreras.

Un típico organismo de frente obrero es un sindicato, porque no se hace alrededor de una consigna o tarea parcial, cotidiana, sino de una tarea histórica, que se da a través del tiempo, como es la defensa de los intereses de los trabajadores ante la patronal y el gobierno.

Hay básicamente tres tipos de frente único:

Frente Unico Obrero

Trotsky dijo en 1921 que las condiciones generales en que la Internacional Comunista debe precisar su postura sobre la consigna de Frente Unico obrero eran:

1. Ante las nuevas realidades del capitalismo mundial, las ilusiones reformistas de los obreros decaen y ahora comienzan a apreciar la valentía de la vanguardia comunista. Los obreros se convencen de que la única salvación está en la lucha.

2. Hay una tendencia a la unidad en las masas obreras. Los obreros más atrasados y con menos experiencia, integrados a un rol más activo sueñan con la fusión de todos los partidos obreros. Esperan aumentar su capacidad de resistencia ante la ofensiva capitalista. Los obreros ahora quieren verificar el valor del programa político del reformismo.

3. Los obreros afiliados a los partidos reformistas ya no admiten las calumnias contra la van-guardia comunista y comienza a reclamar un acuerdo con ellos. Aunque sus aspiraciones no estén claramente formuladas aspiran a la conformación de un frente único proletario contra la ofensiva patronal. Estas aspiraciones representan un gran progreso, la fe en el reformismo está desapareciendo. Toda acción obrera, aunque parta de reivindicaciones parciales, planteará luego los problemas fundamentales de la revolución. La vanguardia comunista ganará con la experiencia el apoyo de nuevos sectores obreros.

4. Una vez que los partidos comunistas lograron asegurarse una total libertad de propaganda, a través de una larga lucha, se esfuerzan actualmente por lograr la más amplia unidad de las masas obreras en el terreno de la acción práctica. Los reformistas también hablan de unidad, pero sus hechos contradicen a sus palabras.

5. La situación del capitalismo mundial también obliga a los reformistas a colocar en un primer plano la cuestión de la unidad obrera. Pero mientras que para los trabajadores que recién in-gresan a la lucha y que no tienen experiencia, la consigna del Frente Unico es la expresión sincera del deseo de oponer a la ofensiva patronal todas las fuerzas de la clase obrera, para los reformistas es una nueva tentativa de engañar a los obreros para conducirlos por el camino de la colaboración de clases.

6. La crisis del capitalismo internacional no inclinará al reformismo a lograr la unidad interna-cional de la clase obrera sino que tenderá a dividirse al igual que la burguesía internacional.

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La solidaridad de los reformistas es con su respectiva burguesía nacional.

El Comité Ejecutivo de la IC apoya la consigna de unidad del frente proletario. La táctica se adecuará a las condiciones particulares de cada país.

En Alemania, Inglaterra, Francia, Italia y otros países, la IC recomienda ingresar a las centrales obre-ras reformistas y hacer acuerdos con los partidos de la II Internacional.

Las condiciones para esa unidad con los partidos reformistas son:

- Someterse a la disciplina de la acción, pero conservar el derecho y la posibilidad de expresar su opinión sobre la política de todas las organizaciones obreras sin excepción. En ningún caso y bajo ningún pretexto está cláusula podrá ser contravenida. Los comunistas no pue-den renunciar a la propaganda de sus ideas.

- En el caso del partido bolchevique, siempre luchó contra los mencheviques, pero también suscribieron varios acuerdos con ellos. La táctica de frente único se modifica según la época y según los lugares.

- Mientras hace acuerdos con los partidos y sindicatos reformistas a nivel nacional la IC no pue-de negarse a hacer acuerdos similares a nivel internacional. La tarea precisa de la IC y de sus secciones será la de revelar a las masas la hipocresía de los dirigentes obreros que prefieren la unión con la burguesía a la unidad de los trabajadores revolucionarios. Si las propuestas de unión son rechazadas habrá que informar a los obreros para que sepan quiénes son los reales destructores de la unidad obrera. Si las propuestas son aceptadas habrá que acentuar y pro-fundizar las luchas emprendidas. En ambos casos es importante que las conversaciones de los comunistas con las organizaciones reformistas llamen la atención de las masas trabajadoras.

- Hay que alertar sobre los peligros que pueden presentarse. Los partidos comunistas no son tan sólidos como para derrotar definitivamente las tendencias centristas. Pueden producirse excesos que pueden convertir a los partidos comunistas en partidos heterógeneos e informes. Hay que estar muy bien organizado y la dirección debe tener perfecta claridad en sus ideas.

- Se entiende por Unidad del Frente Proletario a la unidad de todos los trabajadores deseosos de combatir al capitalismo

Frente Unico Revolucionario

En 1958 Nahuel Moreno decía en las Tesis de Leeds que a pesar de la larga lucha de todo el movi-miento revolucionario mundial los aparatos estalinistas y reformistas pudieron mantenerse y contro-lar al movimiento obrero mundial.

Esto sucedió por dos motivos:

1. En la inmediata posguerra las masas en ascenso encontraron como enemigos inmediatos a las metrópolis imperialistas y a las potencias ocupantes. Las luchas eran de liberación nacional contra esas ocupaciones coloniales y contra las metrópolis invasoras. Las direcciones traido-ras fueron vistas como la dirección antiimperialista.

2. Las dos décadas anteriores a la 2º Guerra Mundial fueron de gran retroceso y no permitieron organizar y formar en ningún país atravesado por una situación revolucionaria, un partido conscientemente revolucionario. La situación objetiva no había permitido la formación de partidos revolucionarios, y la ausencia de estos partidos permitió que fueran los partidos tra-dicionales quienes desviaran a las masas al producirse el nuevo ascenso. En contrapartida, no olvidemos que la Revolución Rusa y la Tercera Internacional fueron resultado de 40 años de ascenso obrero.

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3. La unidad o síntesis entre el movimiento obrero en ascenso y los aparatos contrarrevoluciona-rios escondía una revolución latente que se hizo manifiesta con la muerte de Stalin. La solidez de los aparatos que traicionaban se encontraba directamente relacionada con la solidez del estalinismo del Kremlin. Al iniciarse el proceso de revolución en Europa y el Glacis, las masas soviéticas encuentran como su enemigo inmediato, no a una clase enemiga o a una metrópoli imperialista sino a su propia superestructura, que era la base de sustentación de todos los aparatos burocráticos del mundo.

4. Cuando llega la crisis de estos aparatos tradicionales ésta se manifestará en el surgimiento de tendencias centrífugas, de contradicciones ideológicas y políticas cada vez más agudas.

La crisis de los aparatos libera tendencias revolucionarias inconscientes, centristas de iz-quierda o ultraizquierdistas, y con todas sus limitaciones y errores llevarán al movimiento de masas de masas posiciones revolucionarias, respondiendo principalmente a las cuestiones más urgentes, concretas y perentorias.

5. Llamamos a estas tendencias “inconscientemente revolucionarias” porque no se han ele-vado a la comprensión de la necesidad de nuestro programa y organización mundial, pero su surgimiento tiene un significado profundamente objetivo. Es el comienzo de una nueva direc-ción revolucionarias del movimiento de masas.

En síntesis Moreno sostiene que se iban a dar tres procesos de ritmo desigual:

• El primero y más rápido sería la crisis de los aparatos contrarrevolucionarios del movi-miento obrero.

• El segundo, producido por el anterior pero más lento, sería el surgimiento de sectores de vanguardia que avanzarían hacia posiciones cada vez más revolucionarias (los denominó trotskizantes).

• El tercero, más lento que los otros dos, dado que arrancaría de una situación de marginali-dad, sería el fortalecimiento de los partidos trotsquistas y de la Cuarta Internacional.

Esto significa que la dirección revolucionaria no avanzaría hacia ganar influencia de masas en forma acumulativa, por su propio proceso de crecimiento, sino por la fusión de los trotskistas con esas corrientes revolucionarias. Citaba al respecto la definición de Trotsky –aparente-mente contradictoria- de que la Cuarta Internacional se haría de masas cuando los trotskistas fueran minoría en su interior.

Para Moreno lograr esa fusión debía ser una política consciente del trotskismo, consistente en proponer a las corrientes trotskizantes un programa y acuerdos organizativos (un frente) para la acción revolucionaria común en la lucha de clases. Y a partir de allí, haciendo con esas corrientes todas las discusiones políticas y programáticas necesarias, avanzar hacia la constitución en conjunto de partidos obreros revolucionarios. A esa política la denominó “frente único revolucionario”.

“La Cuarta Internacional se construirá a través de la fusión de nuestra corriente con organiza-ciones y grupos que rompan con las direcciones traidoras y reformistas y constituyan frente revolucionarios a nivel nacional e internacional”… “El frente único revolucionario debe ser la unidad de los luchadores revolución arios, no de todos los que luchan bajo otras bandereas, como la castrista o la sandinista. Esa decir que un verdadero frente único revolucionario se aquél que se acuerda sobre la base de un claro programa revolucionario”… “El frente único revolucionario es pues una táctica importantísima en esta etapa de crisis de las direcciones tradicionales del movimiento de masas, pero nada más que una táctica”.

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6. Frente a la crisis de los aparatos tradicionales hay que acelerarla todo lo posible y para ello acelerar el ascenso revolucionario del movimiento de masas. Por esto vemos como una ne-cesidad objetiva la organización de acciones revolucionarias en común de las tendencias inconscientemente revolucionarias que libera la crisis de los aparatos tradicionales, con no-sotros.

Estas acciones en común significan comenzar a disputarle la dirección del movimiento de masas a los aparatos contrarrevolucionarios a través de la unidad de acción inmediata revo-lucionaria o potencialmente revolucionaria. No se trata de que las tendencias revolucionarias inconscientes se alejen de las masas al romper con el reformismo, sino todo lo contrario. De-bemos esforzarnos para que vuelvan hacia el movimiento de masas.

7. Es una utopía esperar que las tendencias revolucionarias inconscientes que se dan se incorpo-ren automáticamente al trotskismo. Por el contrario es perfectamente posible lograr acciones en común que respondan a las necesidades revolucionarias más urgentes del país, zona o sindicato, universidad o grupo intelectual donde actuemos.

8. Nuestra tarea en cada país es precisar el carácter de la crisis de las superestructuras del movi-miento obrero y establecer cuáles son las necesidades programáticas revolucionarias urgentes del movimiento obrero y su vanguardia, para lanzar las consignas revolucionarias que nos permitan impulsar a una acción conjunta de las tendencias revolucionarias inconscientes en el movimiento de masas.

A esta tarea la denominamos Frente Unico Revolucionario, para mantenernos en la tradición del marxismo de nuestra época que ha denominado a las otras dos estrategias más generales del movimiento comunista internacional como Frente Unico, el Proletario y el Antiimperia-lista.

Frente Unico Revolucionario significa una nueva estrategia2 general que se sintetiza en la necesidad de que nuestras organizaciones trotskistas nacionales asuman la tarea obligatoria de organizar la acción común de las tendencias revolucionarias que surgen de la crisis de los aparatos en el movi-miento de masas, para postular con redobladas fuerzas el derecho y la necesidad de que haya una dirección revolucionaria del movimiento de masas, y para ayudar a que estas tendencias en verdad se eleven a actuar como una dirección revolucionaria.

De la escisión a la unidad, del ataque a la defensa

1. Uno de los obstáculos psicológicos para el proletariado es la existencia de demasiadas orga-nizaciones políticas y sindicales. Los obreros no comprenden los motivos, no saben cómo podrían elegir a un partido u a otro. Este obstáculo psicológico tiene una gran importancia negativa. Tenemos que ofrecer al proletariado la posibilidad de comprender la situación. Una forma de que puedan comprender el por qué de esta división es proponerle a una organización tal o cual acción inmediata. De ese modo el trabajador comenzará a comprender el reformis-mo, la inmovilidad, la inconsecuencia de los otros partidos.

2. En una época de movilización y lucha los obreros más desencantados o los más inactivos, los que no están en ninguna organización, pueden ser arrastrados a la revolución. Pero en una épo-ca de estancamiento se pondrán del lado del reformismo. En ese caso la utilización de alguna de las infinitas variantes de tácticas acuerdistas, unitarias y frentistas son muy importantes tanto para las tareas de construcción del partido como para la movilización de las masas.

3. Consideramos que la táctica del frente único revolucionario con las corrientes y organiza-ciones obreras, políticas o sindicales, centristas de izquierda o progresivas que se enfrenten o

2. Utiliza la palabra estrategia pero en realidad habla de táctica, término que utilizará más adelante.

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que se vayan colocando en el camino del enfrentamiento a las direcciones traidoras o refor-mistas o burocráticas es de vida o muerte para el desarrollo de la dirección revolucionaria, es decir, para la construcción del partido.

4. En la etapa de ascenso en las luchas, y por supuesto en la situación y la crisis revolucionaria, se plantea con toda su importancia la cuestión de la unidad para la lucha. En esos momentos, las tácticas unitarias son decisivas para hacer avanzar y profundizar la movilización.

Uno de los peligros de esta estrategia es diluirse o abandonar los principios, a desaparecer, a capitu-lar ante las deficiencias, lagunas o errores de los líderes o tendencias revolucionarias inconscientes.

Todo aflojamiento de nuestra organización sería fatal para el frente y para el movimiento de masas, pues eliminaría el único foco consciente de todo el proceso y la única posibilidad de una dirección revolucionaria consciente.

Las tácticas pueden ser cualquiera de las tradicionales, desde el acuerdo para acciones limitadísimas y urgentes con tendencias de izquierda, hasta el entrismo en una amplia tendencia de izquierda que surja, o en un partido centrista de izquierda ya existente. Cualquiera de estas variantes es lícita, si es el fruto de un cuidadoso estudio de la realidad nacional.

Ejemplos

En el CEI de abril de 1986 Moreno señaló que el M-19, el ELN, el FSLN de Nicaragua, el FMLN de El Salvador, Sendero Luminoso de Perú, etc. eran direcciones independientes del aparato stalinista, revolucionarias pero peque-ñoburguesas, no obreras, y que por esas limi-taciones de clase llevarían la revolución a un callejón sin salida. Señaló además que toda alianza o acuerdo con esas direcciones debía ser transitorio y sobre problemas coyunturales, ya que estaban en contra de profundizar la re-volución nacional, de desarrollar la revolución socialista obrera mundial, de tener como tarea prioritaria la construcción de la Internacional, y de luchar por la democracia obrera antes y después de la toma del poder. Con ellas no se hacía un Frente Unico Revolucionario. La par-ticipación en la revolución sandinista tenía un carácter coyuntural, y se rompió apenas el sandinismo llegó al poder.

Por eso hay que ser capaz de combinar la iniciativa para aprovechar las oportunidades para construir el partido con la conciencia de que, cuanto más audaz es una táctica, más es necesario que el partido se aferre a ciertos principios básicos del marxismo:

1. los análisis de clase como método,

2. el programa revolucionario como fundamento,

3. las políticas concretas ante los hechos de la lucha de clases como prueba definitiva del carác-ter de toda corriente u organización y

4. una ubicación internacionalista orgánicamente plasmada en la pertenencia a una internacio-nal obrera y revolucionaria.

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El Frente Unico Revolucionario no es una táctica más, entre varias otras coyunturales, para cons-truir partidos revolucionarios de masas. Es una táctica privilegiada en toda etapa que se defina como revolucionaria y que esté combinada con una crisis de los aparatos contrarrevolucionarios. A esta combinación de revolución y crisis se suma la extrema debilidad de la dirección revolucionaria. En ese contexto el FUR es la táctica privilegiada, porque inevitablemente se darán y surgirán distintos grupos, corrientes de luchadores, que plantearán posiciones revolucionarias.

1. ¿Qué significa posiciones revolucionarias? Que sus planteos contra el Estado burgués y con-tra toda la política burguesa serán categóricos.

2. Es una táctica privilegiada porque no hay posibilidad de que los partidos revolucionarios por sí solos se desarrollen, y lleguen a dirigir la revolución.

3. Una vanguardia es revolucionaria cuando tiene un programa revolucionario, es decir un programa de destrucción de la burguesía en todos sus aspectos, y no de unidad con un sector burgués. El FUR es la unidad con todos aquellos que plantean la revolución contra el régimen capitalista.

4. Cuando hablamos de frente único revolucionario como táctica muy importante para la cons-trucción del partido, está perfectamente aplicado el concepto de “frente” en su sentido más estricto, de clase, porque semejante tarea estratégica siempre insistimos que corresponde a las corrientes y organizaciones obreras.

5. Como parte del desarrollo de ese partido obrero con influencia de masas y de toda la moviliza-ción revolucionaria, se podrán plantear actividades y tareas comunes con aliados no obreros, como pueden ser sectores populares radicalizados, o el semiproletariado agrícola, según los países. Pero desde el punto de vista de clase la tarea de construcción de la dirección revolucio-naria que pueda llevar al triunfo a la revolución socialista mundial corresponde a los obreros y sólo una dirección obrera revolucionaria podrá lograrlo.

6. Para evitar la derrota de esta vanguardia o para lograr que esas derrotas fructifiquen por la vía autocrítica no hay otra salida que plantear que la vanguardia revolucionaria debe unirse en un frente único revolucionario como paso previo a la formación del partido único de la revolución latinoamericana.

7. La vanguardia revolucionaria debe orientarse a trabajar unida en el movimiento de masas con sus organizaciones reconocidas para combatir a las direcciones oportunistas, reaccionarias, que tienden a institucionalizar las organizaciones de los trabajadores. El FUR tiene ese obje-tivo preciso: disputarle la dirección de los trabajadores al oportunismo.

Al mismo tiempo esa tarea se combina con otras dos:

1. Elevar a la vanguardia espontánea de los trabajadores a una posición conscientemente revo-lucionaria

2. Elevarlos a la lucha por el poder para los propios trabajadores

El FUR debe rechazar el dogma de la guerra de guerrillas como único método y ajustar su acción, inclusive la armada, a la elaboración de un programa y a la experiencia del movimiento de masas y a la de la propia vanguardia organizada en un partido único de la revolución.

Frente Unico Antiimperialista

La lucha por el frente único en los países coloniales y semicoloniales pasa por la lucha por el frente único antiimperialista y la autoorganización de la clase obrera.

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Esquemáticamente podría decir frente único antiimperialista y soviets. La cuestión de los soviets no puede plantearse en cualquier momento.

Más que nunca en los países coloniales y semicoloniales los soviets son la organización de los obre-ros, los campesinos y la pequeña burguesía.

1. La pequeño burguesía y el campesinado participan de la lucha del proletariado en todos los países. Hay que distinguir cualitativamente el lugar que ocupa el campesinado en los países atrasados y en los países adelantados. Y también hay que distinguir el lugar que ocupan las consignas democráticas en los países adelantados y en los países coloniales o semicolonia-les.

2. En la lucha por las tareas democrático burguesas el partido del proletariado debe luchar en un bloque unido con los partidos de la burguesía y la pequeño burguesía.

3. Lo que el partido del proletariado no puede hacer es renunciar a la construcción de soviets organizados con los obreros y los campesinos en el desarrollo de su propia lucha.

• Un día la burguesía nacional en el poder es agente del imperialismo, no tiene ningún roce con él. Entonces nosotros decimos, abajo ese gobierno reaccionario. Pero entonces el gobierno resuelve nacionalizar o expropiar ciertas empresas imperialistas, llama a los obreros a organizarse en sin-dicatos y persigue a los elementos vinculados al imperialismo extranjero. Quizás los obreros que antes nos escuchaban se alejarán de nosotros y se volverán directamente hacia ese partido nacio-nalista.

• El carácter semioprimido de la burguesía nacional, la opresión de los países semicoloniales o colo-niales por el imperialismo y el capital financiero, son reales, aunque exista una bandera nacional, fuerzas armadas y un gobierno supuestamente autónomo. Por consiguiente, no se trata de hacer el frente único antiimperialista solamente cuando hay conflicto con el imperialismo. La lucha contra la dominación imperialista del país es permanente: contra la presencia de los trusts y monopo-lios, contra la subordinación de la soberanía nacional a sus dictados, contra la expropiación de las riquezas nacionales del país. ¿Se puede ganar a los obreros sin luchar contra la presencia de las empresas extranjeras?

• Con las organizaciones pequeño burguesas radicalizadas estamos dispuestos a avanzar en ese bloque hasta la lucha por un gobierno obrero y campesino, sin representantes de la burguesía.

• Con las organizaciones de la burguesía nacional estamos dispuestos a hacer un bloque unitario, pero jamás hasta el punto de tener como objetivo la constitución de un gobierno con ellos. Nosotros apoyamos a los soviets contra el gobierno. Con las organizaciones pequeñoburguesas tenemos una política de independencia de clase, les exigimos que rompan con la burguesía. A los partidos nacionalistas burgueses no les podemos pedir que rompan con la burguesía.

La unidad de acción antiimperialista es lo que plantea Trotsky cuando dice que luchamos junto al gobierno fascista de Brasil contra la Inglaterra democrática. Pero evidentemente Trotski no proponía un bloque del proletariado con el partido fascista sobre la base de un programa de lucha contra el imperialismo. Proponía la unidad de acción contra el imperialismo.

1. Frente único antiimperialista se hace con organizaciones pequeñoburguesas o con nacionalis-tas burgueses. A las organizaciones pequeño burguesas se les pide independencia de clase, a los nacionalistas burgueses no.

2. Unidad de acción antiimperialista hacemos con la burguesía fascista o semicolonial.