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8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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,
NN FREUD
i
1
1
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IJ .
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I
NORM LID D
P TOLOGI
.
EN L
N
.
biblioteca
de psicología profunda
editorial pai lós
\
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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NORM LI Y P TOLOGI
L NIÑEZ
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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BIBLIOTEC DE PSICOLOGI PROFUND
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LA PERSONALIDAD NEUROTICA
DE NUESTRO TIEMPO
2. Anna Freud
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DE DEFENSA
3. C. G. Jung
PSICOLOGIA y RELlGION
4. C. G. Jung
PSICOLOGIA y EDUCACION
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PSICOANALlSIS DE LA
FAMILIA
6. C. G. Jung
LA PSICOLOGIA
DE LA TRANSFERENCIA
7. C. G. Jung
SIMBOLOS DE TRANSFORMACION
8. C. G.
Jung
ENERGETICA PSIQUICA
y
ESENCIA DEL SUEÑO
9. E. Kris
PSICOANALlSIS
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1 C. G.
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R. Wi lhelm
EL SECRETO DE LA FLOR DE ORO
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EL MITO DEL NACIMIENTO
DEL HEROE
12. C. G. Jung W. Pauli
LA INTERPRETACION
DE LA NATURALEZA Y LA PSIQUE
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FORMACIONES DE LO INSCONSCIENTE
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ESTUDIOS SOBRE TECNICA
PSICOANALlTICA
18. A. Garma
PSICOANALlSIS DEL ARTE
ORNAMENTAL
19.
L.
Grlnberg
CULPA
y
DEPRESION
Estudio psicoanalitico
2 A. Garma
PSICOANALlSIS DE LOS SUEÑOS
21. O. Fenichel
TEORIA PSICOANALlTICA
DE LAS NEUROSIS
22. Mar ie Lange r
MATERNIDAD y SEXO
23. Harry Guntrip
ESTRUCTURA DE LA PERSONALIDAD
E INTERACCION HUMANA
24.
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INTRODUCCION A LA OBRA
DE MELANIE KLEIN
25. W. R.
Bion
APRENDIENDO DE LA EXPERIENCIA
26. E. Jones
LA PESADILLA
27. L. Grinberg M. Langer
y E. Rod rigu é
PSICOANALlSIS EN LAS AMERICAS
El
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analítico
Transferencia y contratransferenc ia
28. Carlos A. Paz
ANALlZAB ILlDAD
29. C. G. Jung
PSICOLOGIA
y
SIMBOLlCA
DEL ARQUETIPO
3 A. Garma
NUEVAS APORTACIONES
AL
PSICOANALlSIS
DE LOS SUEÑOS
31. Arminda Aberastury
APORTACIONES AL PSICOANALlSIS
DE NIÑOS
32. A. Garma
EL PSICOANALlSIS
eoría clínica y técnica
33. R. W. White
EL YO Y LA REALIDAD
EN LA TEORIA PSICOANALlTIC
A
34. M.
Trac
tenbe rg
LA CIRCUNCiSION
Un
estudio
psicoanalítico sobre las
mutilaciones genitales
35. W. Reich
LA FUNCION DEL ORGASMO
36. J. Bleger
SIMBiOSIS
y AMB IGüEDAD
37. J. Sandler Ch. Dare y A.
Holde
r
EL PACIENTE Y EL ANALISTA
38. M. Abadi y
otros
LA FASCINACION DE LA MUERTE
Panorama dinamismo y prevención
del suicidio
39.
Sandor
Rada
PSICOANALlSIS DE LA CONDUCTA
4 Anna Freud
NORMALIDAD Y PATOLOGIA EN LA NIÑEZ
Volumen
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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FR U
NORM LI
Y P TOLOGI
N L NIÑ Z
Evaluación del desarrollo
ers ión stell n de
Humberto Nágera
EDITORI L P IDOS
uenos ires
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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ítulo del original inglés
NORMALITY AND PATHOLOGY IN
HILDHOO
D
Assessments of Development
Copyright 1965 by Internatíonal Universities Press lnc.
© 1971 by Arma Freud
Impreso en la Argentina - Printed in Argentina
Queda
hecho el depósito que previene la ley 11.723
;¡ edición 1973
La reproducción total o parcial de este libro en cualquier forma
que
sea
idéntica o modificada escrita a máquina
por
el sistema Multígraph
mimeógrafo impreso etc. no autorizada
por
los editores viola de-
rechos reservados. Cualquier utilización
debe
ser previamente solicitada.
©
Copyright
de
todas las ediciones en castellano by
EDITORI L
PAIDOS
S.A.I.C.F.
Defensa 599 3er. piso Buenos Aires
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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IN I E
Reconocimientos
Nota del traductor 10
1.
El
criterio psicoanalítico de la
infancia: en
el
pasado el
presente 11
Las reconstrucciones en los
análisis
de los adultos y sus
aplicaciones 11
El
advenimiento del
análisis de niños y sus consecuencias
15
La
observación directa al servicio de la psicología psicoa
nalítica
del
niño 16
Ir.
Las relaciones
entre el
análisis de
niños
el
de
adultos
27
Los principios terapéuticos 27
Las tendencias curat ivas 28
Técnica 29
La
dependencia
infantil como un factor en
el
análisis de
adultos
niños
40
El equilibrio
entre
las fuerzas internas y externas obser
vado
por
el
analista
de
niños
y por
el
de adultos 44
lIT
La
evaluación
de la normalidad
en
la niñez 49
El descubrimiento temprano de los agentes patógenos: pre
vención
y
pronóstico
49
La
traslación de los hechos externos a las experiencias
internas
50
Cuatro campos diferentes
entre
el niño y el
adulto
52
El
concepto de las líneas del desarrollo 54
La regresión como
un
principio del desarrollo normal 76
IV. Evaluación de la patología. Parte 1.
Algunas
consideraciones
generales
89
La evaluación
descriptiva
y
la
evaluación
metapsicológica
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Terminología estática terminología evolucionista 93
Criterios para
evaluar la severidad
de la
enfermedad
96
La evaluación basada
en
el desarrollo
su
significación 100
La
evaluación
por
medio
del tipo de ansiedad
de conflicto
105
La evaluación
por
medio de características generales 107
Un
perfil
metapsicológico
del
niño 110
V Evaluación
de
la patología. Parte II Algunos preestadios
infantiles
de
la
psicopatología
adulta
119
Las neurosis infantiles 119
Los t rastornos del desarrollo 123
Asocialidad delincuencia
criminalidad como categorías
diagnósticas
en la niñez 131
La
homosexualidad
como
una
categoría
diagnóstica en
los
trastornos
de la infancia 145
Otras
perversiones
adicciones
como
categorías
diagnós
ticas en la
infancia
155
VI Las posibilidades terapéuticas 167
La terapia
psicoanalítica clásica
para
adultos:
su
extensión
y definición 168
La terapia psicoanalítica para
niños:
su fundamento 170
Conclusiones 181
BIBLIOGRAFÍA 183
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
http://slidepdf.com/reader/full/freud-anna-normalidad-y-patologia-en-la-ninez 9/186
R ONO IMI NTOS
Puesto que la mayor
parte
de este libro está basada
en las
experiencias
clínicas
obtenidas
en
los
distintos
departamentos
de la Hampstead Child-
Therapy
Clinic,
tengo
una enorme
deu-
da de gratitud con la
señorita
Helen Ross, la
doctora
Muriel
Gardiner y el doctor
R Eissler
por haber establecido, orde-
nado y ayudado incansablemente a esta organización y con
la Field Foundation, la Foundations
Fund
for Research
in
Psy-
chiatry,
el
Freud
Centenary
Fund, la Grant Foundation, el
Flora
Haas
Estate, la Newland
Foundation,
la Old Dominion
Foundation,
el
William Rosenwald
Family Fund y la Taco-
nic Foundation, por el generoso
apoyo
que han brindado a lo
largo
de
muchos años.
Tengo
una
deuda s imila r
con
los anal is tas
y
terapeutas
de niños
de
la Clínica
por haber
puesto a
mi
disposición el
material
de análisis obtenido de sus pequeños pacientes.
Una sección del libro, Un perfil metapsicológico del n iño
que figura en el capítulo 4
fue
presentada a la
consideración
del National
Institute
for Mental Health en Washington, en
1961, como base posible para futuros estudios en la Hampstead
Clinic y tal investigación,
bajo
el título de
Evaluación
de la
patología infantil ha sido
subvencionada desde entonces
por
el Publ ic
Health
Service Grant N9 M-5683, MH 1, 2, 3).
Otras
secciones,
compiladas
y
completadas
para
servir
a
este pro-
yecto, son: El concepto de las l íneas del desarrollo capítulo
3
y
Asocialidad, delincuencia y
criminalidad
como categorías
diagnósticas en la
niñez
capítulo
5).
Las
secciones La evaluación
de
los trastornos de la ni-
ñez
y El concepto de las líneas del desarrollo
aparecieron
como
comunicaciones
preliminares en
The
Psychoanalytic
Study
of the Child volúmenes XVII y XVIII,
mientras
que
La
regresión
como
un
principio del desarrol lo
mental
fue publicada en el
ulletin
of
the enninger Clinic vol
XXVII.
·
F.
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
http://slidepdf.com/reader/full/freud-anna-normalidad-y-patologia-en-la-ninez 10/186
ota del raductor
He
aceptado la
responsabilidad de traducir este libro
de
Anna Freud, como
un modesto
homenaje de admiración y gra-
titud
a su
persona,
de quien he
tenido
la fortuna de ser discí
pulo
y colaborador
ya por
varios años en la Hampstead Child
Therapy Clinic and Course Londres) que ella dirige.
Es por esto que tengo la esperanza de que la traducción
castellana
haga
justicia a la
edición orig inal inglesa
de esta
importante contribución al
psicoanálisis
en general
y más es
pecialmente
al
psicoanálisis
de
niños.
Me resta sólo
decir
que en el caso de un número limitado
de términos he encontrado ciertas
dificultades
en la traduc-
ción
por
no existir equivalentes en español tal como sucede
por
ejemplo, con el
término inglés toddler . En el
caso del
término
cathexis , que es usualmente traducido como
carga
he
decidido
introducir
el
término
catexis como una corrup-
ción
del
inglés dado
que carga resulta
una
traducción insa-
t isfactoria en
muchos
contextos
.
En
cuanto
a las citas de Sigmund
Freud
que
aparecen
en la
obra,
he
utilizado
la
edición española
de
sus
Obras ompleto»
traducida
por
Ballesteros. Citas
de
otros autores las
he
tradu-
cido
directa
y
libremente del
inglés.
HUMBERTo NÁGERA
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I
EL CRITERIO PSICO N LITICO DE INF NCI
EN EL P S DO Y EL PRESENTE
LAS RECONSTRUCCIONES
EN LOS
ANALISIS
DE LOS ADULTOS Y SUS APLICACIONES
Desde el
comienzo
del
psicoanálisis,
cuando
se
determinó
que
los histéricos padecen
principalmente por causa
de sus
recuerdos , los
analistas
han manifestado más interés en
el
pasado de sus pacientes que en sus experiencias presentes,
y
más aún
en
las etapas
de crecimiento y desarrollo
que
en
aquélla
de
la
madurez.
Esta preocupación por las primeras experiencias de
la
vida
hizo
pensar que se convertirían
en
expertos
especialistas en
problemas de la
niñez,
aun cuando se ocuparan solamente del
tratamiento de adultos. Sus conocimientos de los procesos
de
la evolución mental y
su
comprensión
de
la interacción
entre
las
fuerzas
externas
e
internas que forman
la
personalidad del
individuo,
permitían suponer que estarían
capacitados
automáti-
camente
para entender en todos aquellos casos en
que
se du-
dara del normal funcionamiento
de
-Ia estabilidad emocional
del
niño.
En
lo que
respecta
a la
primera etapa del
psicoanálisis,
un
examen de
la
bibliografía
demuestra que
muy poco
se
hizo,
concretamente,
para
confirmar
estas esperanzas. En aquella
época, los esfuerzos se dedicaron totalmente a la
búsqueda
de
información
y a
perfeccionar la técnica que ponía al
descu-
bierto
nuevos hechos, tales como la secuencia
de
las fases
del
desarrollo
de
la libido oral, anal, fálica , el complejo de
Véase
Breuer y Freud, On the Psychical Mechanism of
Hysteri-
cal Phenomena:
Preliminary
Communication 1893 . Standard Edition,
vol.
Ir, pág.
7.
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Edipo y el de castración
la
amnesia
infantil et
cétera. Puesto
que
estos
importantes
descubrimientos tuvieron origen en
de-
ducciones efectuadas en el análisis de adultos el
método
de
reconstruir los
acontecimientos
de la infancia se estimaba
suficiente y era empleado
coherentemente para obtener
los
da-
tos
que constituyen
el
núcleo de la psicología
psicoanalítica
del
niño
en el
momento presente.
Por otra parte
después
de una o dos décadas de ese tra-
bajo algunos analistas se aventuraron más
allá
de
la
obtención
de
datos
y comenzaron a aplicar el nuevo conocimiento al
campo de la crianza del niño. La tentación de realizar esta
ex-
periencia
resultaba
casi irresistible. Los análisis terapéuticos
de
adultos neuróticos no dejaban
ninguna duda sobre
la
in-
fluencia
negativa
de muchas de
las act itudes de
los
padres
y
del
ambiente y de acciones tales como
la
falta de fidelidad en
materia
sexual los niveles
de exigencias
morales excesivamente
altos
irrealistas
la
severidad
o
indulgencia extremas las frus-
traciones los castigos o la conducta seductora.
Parecía
posible
extirpar
algunas
de
estas amenazas
de
la siguiente generación
de niños mediante la educación de
los
padres
y
la
modificación
de las condiciones de crianza y planear por lo
tanto
lo que se
llamó
educación psicoanalítica que
serviría
para
prevenir
la
neurosis .
Los intentos por alcanzar
este objetivo
han
continuado
hasta
ahora a
pesar
de que algunas veces sus resul tados fue-
ron confusos y difíciles .
Cuando
los observamos retrospectiva-
mente
después de
un
período de más de
40 años los
considera-
mos como
una
larga serie de ensayos y
errores.
Mucha de
la
incertidumbre que
acompañaba
estos experimentos resultaba
inevitable.
En aquella época no era
posible tener
un
profundo
insight
de
toda la
complicada red de impulsos afectos
rela-
ciones objetales aparatos
del
yo con
sus
funciones y defensas
internalizaciones e ideales con
las
interdependencias recíprocas
entre
el
ello y
el
yo y
las
deficiencias resultantes del desarrollo
las regresiones las
angustias
formaciones de compromiso
y las
distorsiones
del
carácter. El
caudal
de conocimientos psicoana
líticos
fue
en
aumento
gradual al
sumarse
cada pequeño des
cubrimiento
al
efectuado anteriormente.
La
aplicación
de
los
conocimientos pertinentes
a los
problemas de
crianza y a
la
prevención de las enfermedades mentales tuvo que efectuarse
también paso a paso siempre siguiendo atenta y lentamente
el
trabajoso
camino. A medida
que
se realizaban nuevos descu
brimientos de los agentes
patógenos
en la labor clínica o se
arribaba a ellos mediante
cambios
e innovaciones en el pen-
samiento teórico eran
convertidos
en consejos y
preceptos
para
padres
y
educadores
y
llegaban
a
formar una
parte
integrante
de
los conceptos psicoanalíticos para
la
crianza.
La
secuencia
de estas extrapolaciones
es
ahora bien
co
12
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nocida. Así
en la época en que el
psicoanálisis puso
gran énfasis
en
la
influencia seductora que ejercía
el compar tir
el lecho
de los padres y en
las
consecuencias
traumáticas
de presen
ciar las
relaciones
sexuales
entre
ellos se les aconsejó
qu
e
evi taran la intimidad
física con sus hijos y
también realizar el
acto sexual en
presencia aun
de
los más
pequeños.
Cuando
se
comp
robó
en
el
análisis
de
adultos que
vedar
el acceso a
la
información
sexual
era
responsable de muchas inhibiciones inte
lectuales se
aconsejó
brindar
una completa información se
xual
desde
una edad temprana. Cuando al
buscar
la causa de
los
síntomas
histéricos
la
frigidez la
impotencia
etcétera se
los
vinculó con las
prohibiciones
y las
consiguientes
represiones
del sexo en
la
niñez la
educación
basada
en el psicoanálisis in
cluyó en su
programa una actitud permisiva
y benévola
en
relación con las manifestaciones de
sexualidad pregeni ta l in
fantil.
Cuando la nueva
teoría
de los
instintos
definió que tam
bién
la agresión es
un
instinto básico se aconsejó que la tole
rancia
se
extendiera
a
las
tempranas
manifestaciones
de violenta
hosti lidad del niño a
los
deseos agresivos y de
muerte
mani
festados
contra
padres y hermanos etcétera. Cuando se reco
noció que la ansiedad jugaba
un
papel
primordial
en la for
mación sintomática se hicieron todos los
esfuerzos
posibles
para
tratar de
disminuir
el
temor de
los hijos
frente
a la au
toridad de los padres. Cuando se
demostró
que al sentimiento
de culpabilidad correspondía un determinado grado de tensión
de las
estructuras
internas la respuesta
fue
una
eliminación
de
todas aquellas
medidas educacionales que conducían a
la
formación de
un
superyó
severo.
Cuando el nuevo punto de
vista estructural
de
la
personalidad responsabilizó
al
yo
del
mantenimiento del equilibrio interno se destacó la
necesidad
de propiciar en el niño el
desarrollo
de fuerzas en el yo lo
suficientemente intensas como para resistir las
presiones
de
los
instintos.
Finalmente en la época
actual
cuando
las
investigaciones
analíticas se dirigen hacia los
acontecimientos iniciales
del
primer
año
de vida
destacando
su
importancia estos insights
específicos
son
traducidos
en nuevas
y
en
algunos aspectos
revolucionarias
técnicas
para
el cuidado
de los niños.
Este
lento y elaborado proceso hizo
que
la educación psico
analítica careciese de sistematización. Más aún
sus
preceptos
cambiaban de
dirección
continuamente enfatizando en un prin
cipio la libre expresión de los instintos más tarde la fortaleza
del yo para
luego
insistir
nuevamente
en la normalidad de
las
relaciones
libidinales. En esta incesante búsqueda de los
agentes patógenos y de las medidas
preventivas siempre
pa
recía que
el último
descubrimiento analí tico
prometía una
mejor y definitiva solución de los problemas. .
De
los consejos dados a los
padres
durante todos estos años
13
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unos eran coherentes
entre
sí; otros
resultaban
contradictorios
y
mutuamente excluyentes
y algunos de ellos
demostraron
ser
mucho más beneficiosos de lo esperado. Así por ejemplo, la
educación
psicoanalítica cuenta entre sus éxitos la mayor co-
municación y confianza
entre padres
e hijos, a las cuales se
llegó
gracias
a la
que
la educación sexual se había iniciado
con
mayor
honestidad.
Otra
victoria se obtuvo respecto
de
la terquedad y el negativismo de los
primeros
años
que
des-
aparecieron casi completamente tan
pronto
como fueron re-
conocidos los
problemas
de la fase anal, y el
control
de los
esfínteres comenzó a
plantearse
no tan
precozmente
ni con tanto
rigor como en épocas anteriores. También ciertos trastornos re-
lacionados con la alimentación infantil dejaron de existir des-
pués que los problemas alimentarios y del des tete fueron mo-
dificados para adecuarlos más
apropiadamente
con
las
necesi-
dades orales. Asimismo,
al quedar atenuados los
conflictos en
relación con la masturbación,
la
succión de los dedos y
otras
actividades auto
eróticas,
fueron resueltas algunas perturbacio-
nes del
sueño
por
ejemplo, las dificultades para conciliarlo .
Por otra
parte,
no faltaron d es il us ion es y sorpresas. Fue
algo inesperado comprobar que hasta las informaciones sexuales
mejor
planteadas
y formuladas
con
las palabras más simples
no eran inmediatamente aceptadas por
los niños, y
que se
afe-
rraban persistentemente a lo
que tuvimos que
reconocer como
sus
propias
teorías sexuales, en las cuales se
traduce
la
genita-
lidad adulta en lo s
términos
adecuados
de
oralidad, analidad,
violencia y m ut il ac ió n.
Igualmente inesperado resultó
el hecho
de
que
la
desaparición
de los confl ict os
acerca de
la
masturba-
ción
tenían, además
de sus consecuencias beneficiosas, algunos
efectos colaterales indeseables en la formación
del
carácter, al
eliminar
problemas
que, a
pesar
de sus aspectos patógenos,
servían también como campo de
entrenamiento
moral Lampl-
de
Groot, 1950 .
Sobre
todo,
librar
al
niño de la ansiedad re-
sultó una tarea imposible. Los
padres dieron
10
mejor de sí
mismos
tratando
de
disminuir
el
temor
que
inspiraban
a los
hijos,
para encontrarse con que
lo
que estaban logrando
era
aumentar los sentimientos de culpabilidad de
éstos, es decir,
el miedo exagerado del niño
en
relación
con
su
propia con-
ciencia. Por otra parte,
cuando
se atenuaba
la severidad del
superyó, se
producía
en lo s niños la más profunda de todas las
a nsi ed ade s, es d eci r, la
ansiedad
de los
seres humanos
que se
sienten
sin protección
frente
a la presión de sus instintos.
Resumiendo:
a
pesar de numerosos avances .parcíales, la
educación psicoanalítica
no
logró
convertirse en el instrumento
profiláctico que todos esperábamos. Es
cierto que
los niños
que crecieron bajo
su
influencia
son
en muchos aspectos dife-
rentes de
las
generaciones anteriores, pero
no
están más
libres
de
ansiedad o
de
conflicto, y
por
consiguiente
no
menos ex-
14
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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puestos a
sufrir
de
trastornos
neuróticos u otras formas de
enfermedades mentales.
En
realidad esto
no hubiera
debido
sorprendernos si no
fuese
que en algunos autores el optimismo
y
el
entusiasmo por
el
trabajo profiláctico predominó
sobre
la
aplicación
estricta de
los principios psicoanalíticos.
De acuerdo con estos últimos, no existe la posibilidad de
la
prevención
de
la
neurosis .
La
división
misma
de
la
perso
-
nalidad en
ello, yo y
superyó
se nos
presenta con una
estruc-
tura
psíquica
en
la
cual cada
parte
tiene sus
derivaciones,
sus
alianzas, sus
fines
y
su
modo
de
funcionamiento específi-
cos. Por definición,
las
distintas fuerzas psíquicas
se encuen-
tran en
conflicto
entre
sí, lo
cual da lugar
a los desajustes
in-
ternos que
se
manifiestan en
nuest ra mente consciente como
conflictos mentales. Estos últimos existen por consiguiente,
donde
quiera
que el desarrollo de la
estructura
de la persona-
lidad
alcanza
un cierto grado de
complejidad.
Naturalmente
que hay
casos
en que la educación psicoanalítica ayuda al
niño
a
encontrar
soluciones
adecuadas que contribuyen
a
su
salud mental;
pero también
existen
muchos otros en los
que
los desajustes internos no pueden prevenirse convirtiéndose
luego en
el punto de
partida
de distintas manifestaciones de
desarrollo patológico.
EL ADVENIMIENTO
DEL
ANALISIS
DE
NIÑOS
Y SUS CONSECUENCIAS
Algunas dudas
e
incertidumbres que imperaban en este
campo
se desvanecieron
mediante
la
aplicación
del psicoaná-
lisis de niños,
que
de esta
manera
se acercó así
un
poco más al
ideal
fijado
desde su comienzo: un servicio de especialistas
en
niños. Con la ·aparición
del
psicoanálisis
infantil
surgió
una
fuente complementaria de material para el desarrollo de una
psicología psicoanalítica de la niñez y para
la
integración de
los dos tipos
de
información,
directa
y reconstruida
que
con-
virtió así a esta disciplina
en una
tarea
sumamente
provechosa:
al
mismo tiempo que la reconstrucción de los sucesos de la
infancia a
través del análisis de
los
adultos
conservaba
su lugar
se
añadieron
las reconstrucciones de los análisis de los niños
mayores y los hallazgos
de
los
análisis de
los niños
en
edades
más t iernas.
Pero el
análisis de niños aportó
mucho
más. Ade-
más de
estudiar
las interacciones entre el ambiente concreto
del
niño
y el desarrollo
de sus
capacidades , facilitó
el estudio
de una gran cantidad de
información
de carácter
íntimo con-
cerniente
a la
vida
del
niño
, de
manera tal que
las fantasías
de éste así como sus experiencias diarias se hicieron accesibles
a la observación . No todos .estos datos eran exclusivos; algunos
eran ya familiares a los
educadores
y
observadores
analítica-
15
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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mente
orientados, pero
la entrevista
analítica
con los mnos y
el uso adecuado de la información
por el
especialista prove-
yeron
el
contexto
en
el
que las ensoñaciones y los temores
nocturnos, los
juegos
y otras creaciones
expresivas
del niño
se
hicieron
comprensibles en su exacta posición dentro del devenir
de
su
experiencia diaria
en el hogar y en la escuela, y
fueron
definidos en una forma mucho más concreta que
nunca.
Afor-
tunadamente, en
el
análisis del niño pequeño, los complejos
infantiles
y
las perturbaciones que
éstos crean en sus
mentes
son todavía accesibles a la observación directa y no alejados
de
la
mente
consciente
por obra de
la amnesia
o de la
distorsión
debida
a
recuerdos encubridores.
El ajustado y prolongado
estudio
de la niñez basado en el
análisis
de
niños
le ofrece al
especialista
analítico un
criterio
sobre
el
desarrollo de la personalidad, que
difiere
sutilmente
del de
los
colegas que
conocen
al niño sólo a través
del análisis
de
adultos. Los
analistas de
niños, por consiguiente, no
solamente
ofrecen
confirmaciones
de ciertas
proposiciones
analíticas
, como
se
esperaba
que
hicieran
desde
el
principio,
sino que también
ayudan
a
decidir
en
aquellos
casos en
que
se han
propuesto
hipótesis
alternativas por los
métodos reconstructivos ;
2 y
pue-
den
intentar cambiar, con éxito, el énfasis puesto erróneamente
en
determinadas cuestiones y en corregir ciertos puntos de
vista
(véase A. Freud, 1951 . Además, como
espero
demostrarlo
posteriormente,
el analista hace su propia contribución a
la
metapsicología
y a
la teoría
de la terapia psicoanalítica.
LA
OBSERVACION DIRECTA
AL
SERVICIO DE
LA
PSICOLOGIA
PSICOANALITICA DEL
NIÑO
En sus escritos teóricos, los analistas tardaron
cierto
tiem-
para llegar a la conclusión de que la psicología psicoanalítica
(y
especialmente
la psicología psicoanalítica del niño no
está l imitada a lo que puede descubrirse mediante el empleo
del método psicoanalítico
(Heinz
Ha
rtmann, 1950 a No fue
as í
en
el
terreno práctico. Inmediatamente
después
de la pu-
blicación
de
los
res ens yos sobre un teorí sexu l
S.
Freud,
1905 , la primera
generación
de analistas comenzó a
hacer
observaciones e
informar
sobre la conducta de sus
pacientes
en
relación
con
detalles
tales como la sexualidad infantil, el
complejo
de
castración y el de
Edipo.
Algunos maestros
y asis-
tentes sociales
(maestros jardineros, maes tros de
primaria y
1 Estas referencias
provienen
de
Ernst Kris
1950, pág. 28); véase
también
Ernst
Kris 1951 .
2
Ernst
Kris 1950 ,
refiriéndose
a
un
trabajo
de Robert Waelder
1936 .
16
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
http://slidepdf.com/reader/full/freud-anna-normalidad-y-patologia-en-la-ninez 17/186
encargados de
delincuentes
y
criminales
juveniles) trabajaban
en
este
sentido
en las
décadas
de 1920
y
1930 mucho antes de
que estos
estudios
llegaran a abordarse
en
forma
sistemática,
tal
como aconteció
después
de la
Segunda
Guerra Mundial.
No
obstante,
en
lo
referente
a
la observación
fuera
de la
situación
psicoanalítica, el analista que
está acostumbrado
a
trabajar
con
material reprimido
e
inconsciente
tiene que
sobre-
ponerse
a
ciertas dudas
antes de
desplazar su
interés
hacia
la
conducta
manifiesta.
En este
sentido,
puede resultar út
el
recordar de qué
manera se
han
desarrollado
a
través
de
los
años las relaciones
entre
el
psicoanálisis
y la observación di-
recta. El interrogante
de
si la observación directa
superficial
de la mente puede penetrar dentro de la estructura, funciona-
miento y contenido de la personalidad, ha sido contestado en
diferentes épocas
de
dis tintas maneras , pero de modo cada
vez
más
positivo,
especia lmente en cuanto concierne al insight de
la
evolución
del
niño.
Aunque no puede rastrearse
una
secuen-
cia his tórica clara,
existen
numerosos
aspectos
y factores que
de
modo
consecutivo o simultáneo
han
sido importantes a
este
respecto.
La
exclusiva concentración
del analista en las motivaciones
inconscientes ocultas
En los inicios
del
trabajo psicoanalítico y antes de la apli-
cación
del
análisis
de
niños,
existía
una fuerte
tendencia
a
mantener
el carác ter
negativo y
hostil
de las relaciones
entre
el análisis y las observaciones
superficiales
directas. Era aquélla
la época del
descubrimiento
del inconsciente y del desarrollo
gradual
del
método psicoanalítico, factores ambos
que
se en-
contraban íntimamente ligados
entre
sí. La tarea de los
pio-
neros analíticos consistía
más
en remarcar
la
diferencia
entre
la conducta observable y 10s impulsos ocultos
que
en señalar
las
similitudes,
y lo que es aun más importante,
en
confirmar,
ante todo la
existencia de
esas
motivaciones inconscientes
ocul-
tas. Todavía más,
este
trabajo debía llevarse a cabo a pesar de
la oposición de un
público
que se negaba a aceptar la
existencia
de un inconsciente
al cual
la
conciencia no
tiene l ib re acceso
o la
posibilidad
de que
ciertos factores
pueden influir en
la
mente sin que estén
expuestos
a la observación.
Los
legos
tendían
a confundir las trabajosas interpretaciones del
material
que ocurren durante
el
proceso analí tico con una supuesta
ca-
s Véase Bernfe1d Aichhorn, Atice Balint,
Freud
así como las
numerosas publicaciones en
el Zeítschríft
für psychoanalytísche iida
o ik
Viena,
Internationa1er
Psychoana1ytischer Verlag,
1927-1937.
4
Véase
también
Heinz
Hartmann
1950
a
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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pacidad
sobrenatural para
descubrir los más recónditos se-
cretos de un desconocido por medio de una
simple mirada,
creen-
cia en la que persistían a pesar de todas las aseveraciones en
sentido contrario. El
analista
depende de su laborioso
y lento
método
de observación, sin él
no irá más allá que un bacte-
riólogo
que, privado de su microscopio, pretende
ver
los ba-
cilos a simple vista.
Los psiquiatras clínicos
olvidaban un
poco las
diferen
ciacio-
nes, por
ejemplo,
entre la
manifiesta violación
sexual de una
niña por su padre psicótico las tendencias inconscientes la-
tentes del complejo de Edipo, al
referirse
al primero no al
segundo como
un
hecho freudiano . En un recordado caso cr í-
minal,
un
juez
llegó
a utilizar la
ubicuidad
de los deseos de
muerte de los hijos
en
contra de sus padres
como parte
de la
acusación, sin tener en cuenta la
existencia
de las
alteraciones
mentales que
pueden
convertir los impulsos inconscientes y
reprimidos en una intención consciente descargarse en acción.
Los
psicólogos
académicos
por su
parte
trataron
de
ve
ri
ficar
o
negar la validez
del complejo de Edipo por
medio de inves-
tigaciones
y
cuestionarios,
es decir, utilizando
métodos que
por
su
misma
naturaleza
son incapaces
de franquear las barreras
que
median entre el consciente y
el
inconsciente y de llegar as í
a descubrir en los adultos
el
sedimento de la represión de los
impulsos emocionales de la infancia.
Tampoco se hallaba la nueva generación
de
analistas
de
ese período
totalmente exenta de
la tendencia a confundir
el
contenido
del inconsciente con sus der ivados manifiestos. Por
ejemplo,
en
los cursos sobre
la
interpretación
de
los
sueños
una
de
las
tareas
más
difíciles para los profesores,
que
persistió
durante años, fue demostra r la
diferencia
entre
el
contenido
latente
el manifiesto de un
sueño;
que el deseo inconsciente
no
aparece
en
el
contenido manifiesto
sin
antes disfrazarse me-
diante una elaboración onírica, y
que
el contenido consciente
es representativo del contenido oculto solamente de manera in -
directa. Aun más; en
su
ansiedad por traspasar los
límites
de
lo consciente y de
cubrir
el espacio existente entre la superficie
y lo profundo, muchos analistas trataron de descubrir, por me-
dio del estudio de las manifestaciones superficiales, a los que
experimentan
impulsos inconscientes
específicos, o
fantasías
in -
cestuosas
o sadomasoquistas, angustia
de
castración, deseos de
muerte, etc.,
intento
que en aquella época no era factible
por
consiguiente originaba
conclusiones
erróneas. No es sorprendente,
entonces,
que
en estas condiciones todos los
estudiantes
de psi-
coanálisis fueran aconsejados en contra del método de obser-
vación
superficial,
enseñándoseles a no eludir
el
proceso de
desenvolvimiento de
las
represiones del paciente
a desintere-
El
caso Halsmann.
véase
S. Freud 1931).
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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sarse de métodos que solamente podían constituir una
amenaza
contra
la
tarea principal del profesional, consistente
en
per-
feccionar
la
técnica analítica.
os deriv dos
l
inconsciente como m teri l
p r l observ ción
Con
el
transcurso del tiempo, el
aporte
de nuevos descu-
brimientos y
factores
importantes contribuyó a modificar la
firme
actitud
que existía hacia
la observación
superficial. Des-
pués
de
todo, lo
que
el analista explora
con
el
propósito
de
intervenir terapéuticamente no es
el
inconsciente mismo sino
sus derivados. El medio analítico contiene, por
supuesto,
los
elementos
necesarios
que
incitan
y favorecen a
la
producción
de estos
derivados
mediante
el completo relajamiento al que
el
paciente
se
somete;
la
suspensión
de
sus facultades críticas
que
posibilitan las
asociaciones
libres;
la
eliminación del
movi-
miento,
que permite verbalizar aun los impulsos más peligrosos
sin ningún riesgo; el
ofrecimiento del
analista para recibir la
transferencia de
sus
experiencias,
etcétera.
A pesar de que
con
estas
disposiciones técnicas los derivados del inconsciente apa-
recen en
mayor
número se manifiestan
con
una secuencia más
ordenada,
las eclosiones del inconsciente profundo y
las
in-
cursiones
en el
consciente no
ocurren
sólo
durante
las sesiones
analíticas. En cuanto
el
analista se
apercibe
de
esta
presencia
constante, opta por incluirlas
también
como material . En los
adultos, encontramos los
lapsus verbales,
los actos fallidos y
sintomáticos
que revelan impulsos
preconscientes
o inconscien-
tes; los símbolos oníricos y los sueños típicos
cuyo
contenido
oculto se puede develar sin necesidad de laboriosas interpreta-
ciones. En los niños, más fácilmente aún, encontramos los sim-
ples sueños
de
realización
que revelan los deseos
subyacentes;
también
las
ensoñaciones conscientes, que nos informan
con muy
poca distorsión sobre su desarrollo libidinal. Las fantasías he-
roicas o de rescate constituyen ejemplos que
demuest ran que
el niño
ha
alcanzado
la
cumbre
de
sus
impulsos masculinos;
el romance familiar
y
las fantasías
que
lo
acompañan Dorothy
Burlingham, 1952 que caracterizan el proceso
de desilusión
del niño con
respecto a sus
padres,
en el
período
de latencia;
las
fantasías de recibir castigos físicos que evidencian
la
fijación
sadomasoquista de
la
fase
anal en
la
sexualidad
infantil.
Siempre exist ieron
analistas
dispuestos
más
que otros a
utilizar estos signos tal como se manifies tan
para a rribar al
contenido inconsciente.
Incidentalmente
esto los puede l imitar
como terapeutas, ya que
la
facilidad
con
que
interpretan
tales
indicadores
suele tentarlos a continuar su tratamiento
sin
una
colaboración
total del paciente
y a
tomar
atajos hacia
el íncons-
19
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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ciente ignorando las
resistencias; en definitiva, aplicando
un
procedimiento
que
se opone a la
mejor t radición del
psicoaná-
lisis. Pero
esta intuición
para lo inconsciente
qu
puede con-
vertir a un buen
analista
en
un analista
descabellado - es
el
atributo
más
útil
del observador
analítico quien,
por su me-
dio,
puede
utilizar
manifestaciones
superficiales,
áridas
y
sin
interés
como
material
significativo.
Los mecanismos de defensa como material de observación
La imagen
que
manifiestan
los niños y los adultos se
hace
aun
más
transparente
para el
analista
cuando
extiende su
aten-
ción desde el contenido
del
inconsciente y sus derivados im-
pulsos, fantasías, imágenes,
etcétera hacia
los métodos
em-
pleados por el
yo para
mantenerlos alejados de la
conciencia.
Aunque
estos mecanismos
son
automáticos
y no
conscientes
en
sí
mismos, los
resultados
que
producen
son manifiestos y fá-
cilmente
individualizados por el observador.
Por supuesto,
si
la represi
ó es
el mecanismo de defensa
del yo
escudriñado, nada puede observarse en la superficie
excepto la
ausencia de
aquellas tendencias que,
de acuerdo
con la concepción
de normalidad del
analista,
serían ingredien-
tes necesarios de la personalidad. Cuando,
por
ejemplo, los
padres
describen
a
su pequeña
hija como cariñosa, resignada,
dócil ,e1
analista
observará la
notoria
ausencia de
las
exigen-
cias,
avaricias
y
agresiones propias
de
la
niñez.
En
donde
los
progenitores remarcan el cariño hacia
los
bebés
de
sus hijos
mayores, el
analista
deberá
investigar
el destino
de
los celos
ausentes. Cuando
un
niño es descripto
apropiadamente por
los
padres
como falto
de
curiosidad y desinterés en cuestiones
tales
como las diferencias
de
los sexos, el
origen de
los bebés,
la
relación entre los padres ,
resulta
obvio
que
una batalla
in-
terna
ha tenido
lugar con el resultado, entre otros,
de
la
extin-
ciónen la
mente
consciente
de
una normal curiosidad sexual.
Afortunadamente,
existen
otros mecanismos
de defensa
que
posibilitan lograr al
observador resultados
más sustanciales.
Entre
ellos
se
encuentran
en primer
término
las denominadas
form iones re tiv s
que,
por
definición, atraen
la
atención
del
observador
a
la contraparte reprimida de
aquello
que se
exhibe de manera
manifiesta. La excesiva preocupación
de un
niño pequeño porque su padre tiene que
ausentarse
por la
noche,
cuando
hay neblina , etcétera, es una clara indicación
de
la
existencia de repr imidos
deseos
de
muerte; como lo es
también su ansiosa vigilia nocturna escuchando la respiración
de los
hermanos
que quizá
puedan
morir inadvertidamente
mientras duermen .
Cualidades
tales como vergüenza,
disgusto
y
compasión sabemos que
el niño llega
a
adquirirlas
como
re-
20
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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sultado de luchas internas
contra el
exhibicionismo,
el placer
en
la
suciedad y la crueldad;
la
aparición de
éstas
en l a super -
ficie son, por consiguiente, un valioso indicador
para
diagnos-
ticar
el destino
de estos
componentes
de los
impulsos
instintivos;
De modo
similar, las
su lim ciones pueden interpretarse
con
facilidad
en
los
significativos
impulsos
primitivos de
los
que
son desplazadas.
Las
proyecciones en los niños
pequeños de-
muestran su sensibilidad frente a una
no
deseada multitud
de
cualidades, actitudes, etcétera.
Educados
en
la
experiencia que adquirieron dentro de su
profesión, los analistas se manifiestan cada vez más atentos
a
la aparición
de ciertas particulares combinaciones de acti-
tudes; es decir, de determinados tipos de personalidad que
pueden ser
identificados
mediante
la observación
directa y de
los que
se
pueden extraer valiosas deducciones.
Estos cauces
hacia
la
comprensión se
abrieron
paso a través del insight ob-
tenido sobre
las
raíces
genéticas
del carácter
obsesivo,
en donde
la
manifestación de
la tendencia a l
orden, a
la
limpieza, a la
obstinación, a
la puntualidad,
a la parsimonia, a la indecisión,
al atesorar, al coleccionar, etcétera, pone al descubierto las ten-
dencias
sádico-anales
inconscientes, de las que der ivan las in-
clinaciones anteriormente nombradas. No había razón
para
su-
poner
que
este
particular aspecto,
el
primero que
fue
estudiado,
sería el único ente comunicante entre la superficie y lo
pro-
fundo.
Pero
era razonable esperar que también
otras
cuali-
dades del
carácter
se nos
muestran
como
residuos
o productos
reactivos
de
determinadas
formaciones
pregenitales
de
la
libido
S. Freud, 1932, vol. Il .
En
efecto,
desde
la época en que se escribió el pasaje arriba
citado, muchas de
estas
expectativas fueron confirmadas,
sobre
todo
las
pertenecientes a tipos de carácter oral y uretral, y
es-
pecialmente aquéllas
relacionadas con los niños.
Si
un
pequeño
exhibe fallas
tales
como insaciabilidad,
voracidad,
avidez,
ape-
gamiento,
es
exigente
y
egoísta
en SUS
relaciones
objetales,
desarrolla temores de ser envenenado, siente repulsa hacia
ciertos
alimentos, etc.,
resulta
obvio que el punto crítico
en
su
desarrollo y que amenaza a
su
progreso, es decir, su
punto
de
fijación, yace en la fase oral. Si exhibe vehementes ambiciones
asociadas con una conducta impulsiva, el
punto de
fijación
debe
ser localizado
en
la zona
uretral.
En todos estos casos, los
lazos entre
el
contenido
reprimido
del ello y las
estructuras
manifiestas
del
yo son
tan
fijos e inmutables que una simple
ojeada de la superficie es suficiente para permitir al analista
llegar a conclusiones relacionadas
con
los
hechos
y actos pre-
sentes o
pasados
en los, de otro modo, ocultos repliegues de
la
mente.
21
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Items de
la conducta
infantil
como material para observación
A través
de
los años surgió
una
creciente concientización
apreciativa
sobre
el valor que la función de los signos y
de
las señales de
la
conducta pueden tener para
el
observador
Hartmann,
1950 a Como un derivado del análisis infantil,
muchas
de
las
acciones y
preocupaciones propias
del
niño
se
tornaron comprensibles, de
tal
manera que
cuando se
aprecian
pueden descifrarse,
de la
contraparte inconsciente
de
la cual se
derivaron, a su
correcta
interpretación. La claridad de las for
maciones reactivas ha estimulado a los especialistas analíticos
a coleccionar
elementos complementarios
que tienen iguales
e inalterables
relaciones f ijas con
impulsos específicos del ello
y sus derivados.
Tomando
una
vez
más como punto de
partida
el hecho de
que tendencia al orden a la exactitud a la puntualidad a
la limpieza y la falta de agresividad
son
indicaciones
manifies-
tas de pasados conflictos con
las
tendencias anales es posible
señalar
indicadores
de conflictos similares en
la
fase fálica. Estos
son
la timi z
y
la modestia que
representan formaciones
reac-
tivas y como tales son una reversión completa de
las
tendencias
exhibicionistas
previas; existe además una conducta descripta
comúnmente como bufonada o payasada que
en
los análisis se
ha
revelado como una
distorsión
del exhibicionismo fálico con
tendencia
a
lucir
desplazada del aspecto positivo
del
individuo
y hacia
alguno
de
sus defectos. La exagerada masculinidad y
la
agresión ruidosa
son
sobrecompensaciones
que
delatan
al te-
mor subyacente de la castración.
Las
quejas de maltrato y dis
criminación representan
una clara
defensa contra
los
deseos
y
fantasías propias
del carácter
pasivo. Cuando el
niño
se queja
de un excesivo aburrimiento podemos estar
seguros
que ha re-
primido enérgicamente
las fantasías
masturbatorias
e incluso
la masturbación misma.
El
estudio
de la conducta infantil durante la enfermedad
orgánica
también
permite arr ibar a conclusiones con respecto
a su
estado mental.
Un
niño enfermo
puede
tratar de
buscar
alivio
en el
medio
o
evadiéndose
a través
del sueño; uno
u
otro
tipo
de
reacción delata
algunos
aspectos
relacionados
con el
estado de su narcisismo mensurado
con
la intensidad de su
in-
terés
y su relación con
el
mun o de los objetos. La sumisión
pasiva a las órdenes del médico aceptando las
restricciones
de la dieta, del
movimiento,
etc. que a menudo se atribuye
erróneamente
a una
supuesta
madurez,
es la
resultante del
placer regresivo
que
se
experimenta al ser cuidado
y atendido
mientras
se
permanece
pasivo o bien es un sentimiento de culpa
o sea del
significado
que
el
niño le da a su enfermedad aceptán-
dola
como un castigo que sus actitudes previas han originado
y
que
bien
se
merece. Cuando
un
niño enfermo
se
atiende
impa-
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cientemente a sí mismo como un hipocondrí co
el
hecho indica
de modo palpable su sentimiento de que
su
madre no se interesa
lo suficiente
por él
y
de encontrarse
insatisfecho con
la
pro-
tección y atención que se le
brinda.
observación de
las
actividades infantiles típicas durante
los
juegos
también permite recoger información en
cuanto
a
su
mundo
interno.
Las conocidas ocupaciones sublimadas de
pint r model r y jug r con gu y ren señalan
que
el punto
de fijación está ubicado hacia las zonas anal y uretral. El
desar-
mado de los
juguetes para tratar de ver
lo que
tienen dentro
delata la curiosidad
sexual. Es incluso significativa
la manera
en
que el ,infante
juega con
sus
trenes:
sea
que su mayor
placer
se der ive de escenificar choques como símbolo
de
las relaciones
sexuales
de los
padres), o cuando se concentra preferente-
mente en la construcción de túneles vías subterráneas (ex-
presando de
este modo su
interés por
el
interior
del
cuerpo
humano);
sea que
sus
automóviles
y
ómnibus ti enen que trans-
portar
grandes
cargas
como un
símbolo
del
embarazo
de la
madre),
como cuando la velocidad y el
funcionamiento
ade-
cuado son su
mayor
interés símbolos de la
eficiencia fálica).
posición favorita del niño en la cancha de fútbol indica
sus
particulares relaciones
con
los
otros niños
en el lenguaje sim-
bólico del ataque, la defensa, la habilidad o incapacidad para
competir,
para
desempeñarse con
éxito, para adoptar un rol
masculino, etc. locur
por
los c b llos de
algunas
niñas
señala
sus deseos autoeróticos
primitivos
si su placer se encuentra
circunscrípto
al
movimiento
rítmico
sobre
el
caballo);
a
su
identificación con
la tarea
protectora
de la madre
si lo
que
disfruta
especialmente
es
el
atender al b ienesta r
del
caballo);
a
su
envidia
del
pene
si se identifica con el grande y poderoso
animal y 10 trata como si
fuera
una parte
de su
propio cuerpo) ;
a sublimaciones fálicas si su ambición consiste en dominar al
caballo
en
exhibir
sus habilidades
al
montarlo,
etcétera).
La
conducta
de
los
niños
con
respecto
a
la
omid
revela
mucho
más
al
observador
entrenado que una simple
fijación
en la fase oral , con la que
se
relaciona
comúnmente a la
mayoría de
los
displaceres
ante
ciertos alimentos
y
en la
cual
el
apetito exagerado
hasta la
gula es
la manifestación que
más
obviamente la representa. Examinando en detalle la conducta
infantil
son notorios
también
otros elementos por igua l de
signi-
ficativos. Sobre todo dado
que
los desarreglos
con
respecto a
la
alimentación
son trastornos del desarrollo 6 relacionados con
fases
particulares y con los niveles
de
desarrollo del ello y
del yo
su
observación y discriminación detallada
llena
a
la
perfección el cometido como señal indicadora de los desniveles
de la conducta.
6 Véase el capítulo
V.
23
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
http://slidepdf.com/reader/full/freud-anna-normalidad-y-patologia-en-la-ninez 24/186
Aún quedan por analizar
las manifestaciones
dentro del
área de la
vestimenta de
la que se
puede
extraer valiosa orien-
tación. Es bien sabido que el exhibicionismo
puede trasladarse
del cuerpo hacia las
ropas
apareciendo superficialmente
como
una act itud
vanidosa.
Si está reprimida la
reacción es
opuesta
y se
manifiesta
como
negligencia
en
el
vestir.
Una
sensibilidad
exagerada con respecto al material para vestimenta
que
es
rígido y
pincha
indica un erotismo
reprimido de
la piel.
En
las niñas
el
disgusto
ante su anatomía se revela por la manera
con
que ev itan
las ropas femeninas los volados los adornos
o si no
como
lo opuesto: un deseo excesivo
por ropas
osten
tosas y caras.
Esta
multitud
de actitudes
atributos
y reacciones se
ma-
nifiesta abiertamente en la vida diaria del
niño
dentro del
ho
gar
en
la
escuela
o en
todo lugar que
el
observador
elija. Dado
que cada
uno
de
estos
elementos se encuentra
relacionado ge
néticamente con el derivado específico
del
impulso del
cual
se originaron permiten la deducción de
formulaciones
directas
partiendo
desde
la
conducta
del niño en relación
con
los con
flictos e intereses
que juegan un papel
central en
la
parte
oculta
de su mente.
De hecho
existe tal cantidad de
datos relacionados
con
la
conducta que pueden utilizarse provechosamente que
los
ana-
listas
de
niños
deben
evitar la confusión
que determinan.
Por
un lado
este
tipo de
deducciones no
son
aptas para su empleo
terapéutico
o
para expresarlo
con
mayor claridad son inútiles
desde
el punto de vista
terapéutico.
Fundamentar
con
ellas
las
interpretaciones
simbólicas
equivaldría
a ignorar las defensas
del
yo contrapuestas
a los contenidos inconscientes;
estosig-
nifica incrementar las
ansiedades del
paciente
y endurecer sus
resistencias para cometer en corto
término
el error técnico de
omitir
la
interpretación analítica propiamente
dicha.
En
segundo lugar
la
extensión de este insight no debe
sobrevalorarse.
Al lado de
elementos de conducta
que
nos
resul-
tan claros
existe
una
multitud de otras
motivaciones
que
se
derivan
no
de
una fuente específica e
invariable
sino a veces
de uno
u
otro
impulso subyacente
sin
que estén relacionadas
específicamente con
ninguno
de ellos. Por consiguiente
sin
el
análisis
estas formas de conducta no
son
concluyentes
.
l
b jo observ ción
Dentro de
los campos estudiados y
con
el solo
empleo
de
los métodos descriptos
anteriormente el observador
directo
se encuentra
en
notoria desventaja comparado
con el analista
pero
con la inclusión
de la
psicología del yo en
la
tarea psico
analí tica su situación mejora
decisivamente.
Por
cuanto
el
yo
24
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
http://slidepdf.com/reader/full/freud-anna-normalidad-y-patologia-en-la-ninez 25/186
y
el
superyó son
estructuras
conscientes e inequívocas,
la
obser-
vación
superficial se convierte en un instrumento de explora-
ción idóneo que colabora
en la
investigación de lo profundo.
No existe controversia
alguna en
cuanto
al
empleo de
la
observación directa,
fuera de la
sesión analítica,
con
respecto
a
la
esfera
libre de
conflictos
del
yo, es decir, los
distintos
apa
ratos del yo para
la
percepción y recepción de estímulos. A
pesar
de
que
el resultado
de sus funciones es de
primordial impor
-
tancia para la
internalización, identificación
y formación del
superyó,
por ejemplo, para procesos que son accesibles sola-
mente
durante el
trabajo
analítico, el observador externo
puede
medirlos,
así
como el nivel de maduración que han alcanzado.
Aun más,
en
lo que
respecta
a las funciones del yo el ana-
lista
logra
similares satisfacciones
tanto
por medio de
la
ob-
servación
interna como externa
de la condición analítica. Por
ejemplo,
el
control del yo sobre las funciones motrices y el
desarrollo del
lenguaje
por
parte
del
niño,
pueden
evaluarse
a
través
de la simple observación superficial. La m mori se
mide
por medio
de tests en cuanto a su eficiencia y extensión,
mientras
que
se
requiere la
investigación analítica para medir
su dependencia
del
principio
del placer para
recordar
lo pla-
centero y olvidar lo desagradable . La
integridad
o las defi-
ciencias de
esta
prueba de la realidad se revelan
en
la conducta.
La
función de síntesis por otra parte,
no
es
aparente
y su
daño
debe
determinarse
mediante el análisis,
excepto
en los casos
de fallas graves y notorias.
La
observación directa
o
superficial
y
la
exploración ana-
lítica o
de
profundidad
se
complementan también en
relación
con aspectos vitales como las distintas formas de funcionamiento
mental. El descubrimiento de un proceso primario y secunda-
rio
el primero gobierna al
mecanismo
del
sueño
y la
formación
de
síntomas
y el
segundo
el
pensamiento consciente
y
racional
se debe,
por
supuesto, a
la
investigación analítica. Pero una vez
establecidos y descriptos,
la
diferencia
entre
ambos procesos
puede determinarse rápidamente, por
ejemplo
mediante
la
ob-
servación
extra
analítica
de niños en su
segundo
año de vida,
o de
púberes
y adolescentes con inclinaciones delictivas.
En
estas dos situaciones infantiles se pueden observar
rápidas
al-
ternancias
entre estos dos tipos de funcionamiento:
en
los
perío-
dos de
calma
mental la conducta es gobernada por los procesos
secundarios,
pero cuando algún impulso
de
satisfacción
sexual,
de agresión, de posesión, etc. se vuelve urgente,
son
los pro-
cesos primarios de funcionamiento quienes toman el control.
Finalmente, existen campos
donde
la
observación directa,
en contraste
con
la
exploración analítica, es
el
método de elec-
ción. Las
limitaciones
al análisis 7 están determinadas, en par te ,
7
Véase
también
Heinz
Hartmann
1950
a
25
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
http://slidepdf.com/reader/full/freud-anna-normalidad-y-patologia-en-la-ninez 26/186
por los
medios
de
comunicación
que se encuentran a dísposición
del niño y
en parte
por lo que hay
de recuperable en la trans
ferencia analítica adulta y
que puede
utilizarse para
la
re
construcción
de
las experiencias infantiles.
Aun
más
importante
que ese
enunciado
es la
carencia
de un
camino
que
conduzca
desde
el
análisis hasta
el
período
preverbal. En
años
recientes
la
observación directa
en esta área
ha ampliado el conocimiento
del analista
con respecto a la relación madre hijo y
al
impacto
que las
influencias
ambientales producen en el niño durante
su primer
año de vida. Es necesario
destacar
que las variadas
formas de
la
angustia inicial
por la
separación se detectaron
por
vez primera en los
internados
casas cuna hospitales etc. y
no en
las
sesiones
analíticas
.
Estos
insights hablan a
favor
del
método de observación directa. Por otra parte
conviene re
cordar que
los observadores no lograron ninguno de estos
ha
llazgos sino después de haber sido entrenados analíticamente
y
que
hechos
vitales como
la secuencia del desarrollo de
la
libido
los complejos infantiles a
pesar
de sus derivados ma-
nifiestos no fueron
detectados
por los partidarios de la obser-
vación
directa antes de ser
reconstruidos
a través del
trabajo
analítico
.
También existen
otras áreas en donde
la
observación di-
recta los estudios longitudinales y el análisis de niños trabajan
en estrecha
colaboración. Puede obtenerse una
mayor cantidad
de
información si los cuidadosos registros de
la
conducta en
la
época
infantil
se
comparan
posteriormente con los resultados
de
la
observación analí tica del ant iguo
bebé
ahora infante;
o
si el análisis del
niño
pequeño sirve
como introducción
para
un
estudio longitudinal
detallado de
la
conducta
manifiesta.
Constituye otra ventaja el
hecho
de que en tales experimentos
la
aplicación de los dos métodos
l analítico
en oposición al
de la observación directa sirve para determinar su necesaria
evaluación
8
Véanse a este respecto
los estudios
realizados por
Ernst
y
Ma
rianne
Kris en el Child Study Center Yale University
E.U.A.
y en la
Hampstead Chi ld Therapy
Clinic
Londres
Inglaterra.
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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L S REL IONES ENTRE EL N LISIS DE
y EL DE DULTOS
LOS PRINCIPIOS
TERAPEUTICOS
Aunque las
diferencias
entre el análisis de
niños
1
el de
adultos
se
hicieron notorias
de manera
gradual,
los analistas de
niños
no
se apresuraron a
proclamar
su independencia de los
procedimientos
técnicos clásicos. Por
el
contrario,
la
tendencia
definida
que se seguía, normalmente, consistía en enfatizar la
similitud o
cuasi-identidad
de los dos procesos.
Era
casi
una
cuestión
de
prestigio
para los analistas que
también
administraban
tratamiento
a los niños,
sostener que
los
principios
terapéuticos 2 eran idénticos a los que se
utilizaban
en el
análisis
de adultos.
Referidos al
análisis de
niños,
estos
principios involucraban:
1. no
hacer
uso de
autoridad
y eliminar,
en la medida
de
lo posible,
la
sugestión como un elemento del trata-
miento;
2.
descartar la abreaccíón
como
un
instrumento terapéutico;
3. mantener
la
manipulación manejo de los pacientes
en
un
nivel
mínimo
, es decir, interferir solamente en
la
vida del niño cuando existen influencias de naturaleza
lesiva
o potencialmente traumática seductivas ;
4.
considerar
como legítimos instrumentos
del
proceso
te-
Todo
lo
que en
es ta obra expongo ace rca del
análisis
de
niños
,
se ref iere
solamente
al
método con
el cual estoy relacionada
y
no
a
nin-
guna otra técnica, teoría
o variedad
derivada de aquél.
2
Véase
Edward
Bibring
1954 .
27
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
http://slidepdf.com/reader/full/freud-anna-normalidad-y-patologia-en-la-ninez 28/186
rapéutico
al análisis
de la resistencia y de
la transfe
-
rencia
y a
la interpretac ión del mater ia l
inconsciente .
Con la técnica del análisis de niños gobernada
por
estas
consideraciones, los
profesionales
podían
sentirse
satisfechos
de que
no
hubiera mejor
definición
para
sus
actos
que la em-
pleada en
el análisis clásico:
analizar
las resistencias del yo
antes
que
el
contenido del ello, permitiendo el
libre
movimiento
entre
el ello
y
el
yo de
la
labor de interpretación a medida
que se va
obteniendo
el material;
accionar desde la superficie
hacia
lo profundo; ofrecerse como objeto
de transferencia
para
la
revivificación e
interpretación de
fantasías y actitudes in-
conscientes; analizar ,
en la
medida de lo posible, los impulsos
en
estado de frustración evitando así que
sean
actuados y sa-
tisfechos; esperar que disminuya la tensión no a través de
una catarsis sino mediante e l material que surge
desde el
nivel
de funcionamiento de
los
procesos
primarios hasta
los procesos
secundarios del pensamiento;
en
suma vertiendo el contenido
del ello en
el contenido
del yo.
LAS
TENDENCIAS CURATIVAS
Aun
si
el
análisis de niños fuera idéntico al de adultos
en
relación
con
los principios que regulan
el
manejo de
la
si-
tuación
ambos
permanecen
distintos
en lo que
concierne
a
otras
condiciones
terapéuticas
básicas.
De acuerdo
con
una
feliz formulación de E. Bibring 1937 , el psicoanálisis de adul-
tos
debe
su buen resultado terapéutico a
la
liberación de
ciertas
fuerzas que normalmente
están
presentes dentro de la estruc-
tura de la personalidad y
que
actúan espontáneamente para
lograr
la
curación. Estas tendencias curat ivas como
las
de-
nomina
ese autor
se activan bajo la influencia
del tratamiento
en beneficio del
análisis
, y
están representadas
por .
las ape-
tencias
innatas del
paciente
tendientes
a
completar
su desarro-
llo, a
obtener satisfacción
de los impulsos y a repetir expe-
riencias emocionales; por su preferencia hacia
la
normalidad;
por
su
capacidad
para
asimilar
e
integrar
experiencias
y
por
proyectar
en
los objetos
parte de su
propia personalidad.
Es precisamente en todos estos aspectos que los
niños
di-
fieren de los adultos y estas diferencias
afectan
necesariamente
a las reacciones
terapéuticas
que experimentan los dos
tipos
tratados. El
paciente
neurótico
adulto anhela aquella
norm li
que le
ofrece
posibilidades de placer sexual y de
éxitos
profesionales
mientras que
para
el
niño la curación no
le
causa placer ya
que
presupone
adaptarse
a una realidad desagra-
dable renunciar a una inmediata
realización
de sus deseos y
a
las
gratificaciones
secundarias
.
Las tendencias del adulto
a
28
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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repetir
experiencias emocionales
que son importantes para
el
establecimiento
de
la transferencia se complican en el
niño
por
su marcado interés
en
experiencias nuevas y en
nuevas
relacio-
nes
objetales. Los procesos de
asimilación
e
integración de
gran utilidad durante
la fase de elaboración son
neutralizados
en
el
niño
por el énfasis puesto
por la
adecuación del yo sobre
mecanismos
opuestos
tales como
la
negación proyección aisla
m nto y
desdoblamiento del yo. La apetencia
de
gratificar el
impulso qu explica
las periódicas oleadas
provenientes del
ello y que es indispensable para la producción de material en
general- es tan
pronunciada
en el
niño
que se
convierte
en
un obstáculo y
no
en una
ventaja durante su
análisis.
En
efecto
el psicoanálisis
de
niños
recibiría
poca ayuda por parte
de
las
fuerzas curativas si
no
fuera
por una excepción
que restaura
el equilibrio. Por definición y debido a los procesos
de
madu-
ración la
apetencia por
completar el desarrollo es muchísimo
más
marcada
durante
la
inmadurez
que
en
ninguna
otra
etapa
posterior de la
vida. En el
adulto
neurótico la libido y
la agre-
sión
simultáneamente
con
lascontracatexis
oponentes
están
atrapadas en
su
sintomatología; la
energía instintiva nueva tan
pronto
como
se
produce es forzada en la
misma
dirección. Por
el contrario la
incompleta personalidad del niño permanece
en un estado
de
fluidez. Los síntomas
que
sirven para solucio-
nar
conflictos
en un determinado nivel de
desarrollo
resultan
completamente inútiles
en
la
fase
siguiente
y
son abandonados
.
Las energías
libidinal
y
agresiva están
en
continuo
movimiento
y más
fácilmente
dispuestas que en los a du ltos a
circular
a
través de
los
nuevos canales abiertos por la
terapia analítica.
Así
donde
la
patología no
es
demasiado severa el analista de
niños con
frecuencia
se
pregunta
después
de
la satisfactoria
terminación de
un
tratamiento hasta qué
punto la
mejoría
es
el
resultado
de
las medidas terapéut icas
o en
qué medida
se
debe
a los pr oce sos
de maduración
y a los progresos espontáneos
del
desarrollo.
TECNICA
Comparados con
problemas
tan esenciales las discut idas
diferencias técnicas entre el análisis
de adultos
y el de niños
aparecen
casi como
de importancia
secundaria. Es
de esperarse
que
debido a
su inmadurez
los niños no
posean muchas
de
las
cualidades
y
actitudes que en
los
adultos se consideran indis-
pensables para emplear el tratamiento psicoanalítico:
que
ca-
rezcan
de
insight con
respecto a
sus
anormalidades;
que por
consiguiente
no
experimenten
el mismo deseo
de
curarse
ni
idéntico tipo
de
alianza terapéutica;
que
habitualmente su yo
esté del
lado
de
sus resistencias;
que
no
decidan por sí
mismos
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
http://slidepdf.com/reader/full/freud-anna-normalidad-y-patologia-en-la-ninez 30/186
para miciar continuar o completar el
tratamiento; que
su
relación
con
el
analista
no
sea exclus iva sino que incluya a
los padres quienes deben susti tu ir o complementar el yo y
superyó del
niño en varios aspectos.
Toda
descripción del
aná
lisis de niños es aproximadamente
sinónimo de
los
esfuerzos
necesarios para vencer y
neutralizar
estas dificultades.
usenci de soci ciones libres
Las características de la
niñez
anteriormente mencionadas
tan importantes como son juegan un pequeño papel dentro de
las diferencias existentes
en la
metodología del
análisis de
adultos
con respecto al de niños al compararlas con
un
factor
esencial: la incapacidad
o carencia
de inclinación
del niño para
producir asociaciones libres. Los niños
pueden
relatar sueños
y
ensoñaciones
al
igual que
los
adultos
pero en
ausencia de
asociaciones libres
falta la
vía que conduzca con cer teza desde
el
contenido manifiesto al latente. Pueden comunicarse ver
balmente
después
de hesitaciones
iniciales
pero la carencia de
asociaciones
libres
no les permite
traspasar
los confines de la
mente consciente.
Esta
actitud irreconciliable hacia la asociación
libre se encuentra en todos los niños sea porque no confían
lo
suficiente
en la
fuerza
de su yo como para
permitir la su
presión
de
la censura
sea porque
no confían del
todo en
los
adultos como para
ser
completamente honestos con ellos .
n
mi
opinión no hemos
encontrado
a través de los
años
una solución
para remediar
este problema.
Los
juegos con ju
guetes
el dibujo la pintura la
puesta
en escena
de
juegos
fan
tásticos
y
la
actuación en
la transferencia
han sido aceptados
en reemplazo de las asociaciones
libres
y f ute de mi ux los
analistas
de
niños
han
tratado de
convencerse
de
que consti
tuyen sustitutos válidos. n realidad esto
no
es cierto. Una
de las desventajas consiste en
que
algunos de estos
sustitutos
elaboran principalmente material simbólico cuya interpretación
introduce en el
análisis de
niños
elementos
de
duda
de incer
tidumbre
y
de
arbitrariedad.
Otra desventaja consiste en
que
bajo la influencia de
la
presión
del
inconsciente
el
niño
tú
en
vez
de
verbalizar
lo que
infortunadamente l imita
la
si
tuación analítica.
Mientras que la libertad de asociación
verbal
es i limitada siempre que
esté
restringida la motricidad
este
principio no es
válido
cuando se producen ciertas acciones mo
trices
dentro
o
fuera
de la transferencia. Cuando
el
niño pone
en peligro su propia seguridad o la del analista o causa daños
importantes a la propiedad o trata de seducir o forzar la se
ducción el analista no puede
evitar su
interferencia a pesar
de su paciencia extrema y de sus mejores intenciones y aun
cuando sabe
que podría recoger mucho material de naturaleza
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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vital
a través de
esa
conducta
infantil.
Las palabras los pen-
samientos y
las
fantasías al igual que los sueños no influyen
de manera directa en la
vida real
pero no
sucede lo mismo
con las acciones.
Tampoco
ayudará prometer a los pequeños
pacientes
que
podrán liberarse de todas
las restricciones du-
rante la sesión analítica y para hablar con la
licencia
que se
concede
en
el
análisis
de
adultos
que
harán
lo
que quieran .
El niño pronto convencerá
al
analista de que esa libertad no
es factible y que no se puede mantener una promesa de ese tipo.
Otra
diferencia
entre las
dos
técnicas surge
por
sí
sola
diferencia a
la cual
no se
le ha prestado mucha
atención. Mien-
tras
que
las
asociaciones libres parecen
liberar
las
fantasías
sexuales
la libertad
de acción un relativa- actúa de ma-
nera similar con
respecto
a
las
tendencias agresivas. Los
niños
fundamentalmente realizan
el acting
out en la transferencia
y
por
consiguiente
la agresión
o
el
aspecto agresivo
de
sus
ten-
dencias
pregenitales que
los
lleva
a
agredir
golpear
patear
escupir y provocar al analista. Técnicamente esto
crea
dificul
tades dado que una parte del valioso
tiempo del
tratamiento
debe dedicarse a controlar
la agresión
desencadenada por la
tolerancia analítica inicial. Teóricamente esta relación entre el
acting out y la agresión puede originar una idea errónea
acerca
de la
proporción
entre
la libido y la agresión infantiles.
Es un hecho indiscutible
por
supuesto que este acting out
que no es interpretado o cuya interpretación no se acepta no
resulta
beneficioso. A
pesar
de
que
es
una expresión infantil
normal no
conduce
a
un
insight o a cambios
internos
aunque
el criterio opuesto remanente
del
período catár tico del psico
análisis haya
persistido
en el análisis de
niños
en varios países
mucho tiempo después de haber sido
abandonado
en el análisis
de adultos.
nterpret ción
y
verb liz ción
El criterio de que
la tarea
del
analista para
interpretar el
material
inconsciente
es la misma
en
niños que en
adultos
ne-
cesita
corregirse
y
aclararse aunque obviamente
es
cierto en
un aspecto.
También
con los niños
la
f inalidad del
análisis
con
siste
en ampliar el campo
consciente sin lo
cual
no
puede au
mentarse el control del yo. Esta f inal idad debe lograrse aun
cuando
la
ausencia
de asociación libre y la intensidad
del
acting
out
obstaculicen la técnica del análisis.
La diferencia
entre
las dos
técnicas
no reside entonces en
el objetivo
sino
en el tipo de
material
que se debe
interpretar.
En
los adultos el
material
para analizar
ha estado
durante
lar
gos períodos bajo los efectos
de la represión
secundaria es
decir
que
se
deben
derribar
las
defensas
contra
los
derivados
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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del
ello, que se
expulsaron
de
la
conciencia
en
un
determinado
momento. Solamente
entonces
avanza
hacia
la interpretación
de los elementos que se hallan
bajo
represión primaria, que
son preverbales, que nunca han
formado
parte del yo organi-
zado y que no pueden recordarse sino solamente revivirse
dentro
de
la
transferencia. Aunque este procedimiento es idén-
tico
para
niños
mayores, difiere
en
los
más pequeños
en
quie-
nes la proporción entre los elementos del primero y segundo
tipos, y también el
orden
de
su aparición,
se encuentra invertida.
, El yo
del
niño pequeño es el responsable, durante su des-
arrollo,
de
dominar,
por un lado, su orientación en
el
mundo
exterior por
el
otro, los estados emocionales caóticos que
experimenta;
y
gana
sus victorias y progresa a medida
que
comprende esas impresiones, las
expresa
en pensamientos y
palabras, y
las
somete a procesos de tipo
secundario.
Los
niños más
pequeños
concurren al
tratamiento analí-
tico
con este desarrollo demorado
o
incompleto
debido
a
ra-
zones
variadas.
En ellos, el proceso de
interpretación
propia-
mente dicho
está unido
a
la
verbalización
de
muchos impulsos
de
los que
serían
capaces de tomar conciencia como tales por
ejemplo, bajo la represión
primaria)
pero
que no han podido
alcanzar aún el estado yoico,
la
toma
de conciencia ni la ela-
boración secundaria.
Anny
Katan : 1961)
ha
señalado
la importancia de
estas
verbalizaciones
en las e tapas primarias
del desarrollo e insiste
en
que
la
fecha de formación
del
superyó depende
hasta
cierto
punto del
período
en que
el
pequeño adquiere la capacidad
de
sustituir
los procesos secundarios
del
pensamiento
por
procesos
primarios; que la verbalización es
requisito
preyio e indispen-
sable para
elaborar
los procesos secundarios
del
pensamiento;
que
la
verbalización de
las
percepciones del mundo
exterior
precede a la del contenido del ámbito
interno,
y que esto último
a su vez determina la prueba de la
realidad
y el control del yo
sobre los
impulsos
del ello. En efecto, el insight del papel que
juega
la verbalización
en el
desarrollo
no es, en modo alguno,
nuevo
en
las
técnicas
analíticas; S. Freud lo
señala cuando
dice:
el
hombre que
por primera
vez lanzó una
palabra de
abuso a su enemigo en lugar de una lanza fue el fundador de
la
civilización 1893,
pá
36)
Mientras que
la verbalización como
parte
de
la
interpreta-
ción de
lo inconsciente
reprimido pertenece al
análisis de todas
las edades, la verbalización en el
sentido
señalado más arriba
juega
un papel específico en
el
análisis de
niños
muy pequeños
o
con
retraso, detención o deficiencias graves del desarrollo
del yo.
Traducción directa
de
la Standard
Edition.
32
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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Resistencias
Con
respecto
a la resistencia resultaron fallidas las esperan-
zas
iniciales de
que la tarea
del
analista
sería fácil.
El inconsciente
del niño
no
probó
estar
menos estrictamente separado de
lo
cons-
ciente
que el de los adultos.
No
se logra
con más
facilidad la
oleada
de
derivados del ello
hacia
la superficie hacia la sesión
analítica. Por el contrario las fuerzas que
se
oponen al
análisis
son quizá mayores en los niños
que en
los
adultos.
Las resistencias
en el análisis
de
adultos se
reconocen por
lo
general relacionadas
con los
procesos internos
o acciones
que
las determinan.
El
yo resiste
al análisis para proteger
las defen-
sas sin
las
cuales el displacer la ansiedad y el sentimiento de
culpa tendrán que volver a
enfrentarse.
El superyó se opone a
la licencia concedida por el análisis a pensamientos fantasías
que
pueden
amenazar su
existencia.
os deriv dos de los impulsos
dentro
o
fuera de la
transferencia
aunque liberados
por
el pro-
ceso
analítico
actúan
como
resistencias
en contra si
son
presio-
nados para
descargarse
a través
dela
acción
en
vez de controlarse
una vez que
han
servido
al
propósito del insight. El ello mismo
se resiste al
cambio
puesto que
está
unido al principio de la
re-
petición.
Los
niños comparten estas legítimas resistencias con el
adulto algunas
de
ellas intensificadas modificadas y
exagera-
das y
agregan
además las dificultades y obstáculos específicos
de las
situaciones interna y externa
de
un
individuo
en
desarro-
llo.
Se debe
tener
en cuenta:
1. Que el niño no recurre
al
análisis por propia voluntad
ni suscribe el
contrato con
el
analista por
lo tanto
tampoco
se
siente
obligado a
aceptar sus
reglas.
2.
Que el niño
no
formula criterios sobre ninguna situa-
ción entonces la molestia la
tensión
y la ansiedad
pro-
vocadas por el t ratamiento pesan más
en su mente
que
la idea de
un
provecho futuro.
3. Que siendo normal
para
su edad prefiere actuar y como
resultado
el
acting
out
domina
el análisis
excepto
cuando se
trata
de niños
obsesivos.
4.
Que el equilibrio
del yo
inmaduro
es
inestable
entre
las
presiones
internas externas entonces el niño se
siente
más
amenazado por el análisis que el adulto y mantiene
sus
defensas
con mayor rigídez
Este
criterio se
aplica
a
la niñez en general pero se experimenta con mayor in-
tensidad
al
comienzo
de
la adolescencia. Para detener
3 Véase más arr iba: la acción
en
lugar de la asociación libre.
Véase más arriba: el rechazo de la asociación libre.
33
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
http://slidepdf.com/reader/full/freud-anna-normalidad-y-patologia-en-la-ninez 34/186
el
aumento
de los impulsos de la
cercana
adolescencia
el
adolescente refuerza sus defensas y por consiguiente
su resistencia
al análisis.
5.
Que
durante e l
curso de
la
niñez
los
métodos más
pri-
mitivos
de
defensa
continúan junto a los
más elabora
-
dos,
por
lo que la resistencia del yo
está
aumentada en
comparación
con el
adulto.
6. Que habitualmente el yo del
niño se
une a
sus
resis-
tencias y así
tiende
a desertar del análisis,
sobre todo
en aquellas etapas en que
aumentan las
presiones desde
el
material inconsciente o
por
transferencia negativa
intensa
y lo lograría si no fuera por la decisión y el
apoyo
de
los padres.
7.
Que
la necesidad
de
sobrepasar y rechazar el pasado es
más intensa durante algunas etapas
del
desarrollo y en-
tonces sus res is tenc ias al análisis fluctúan
en
concor-
dancia. Un ejemplo es
la fase
de
transición
entre
el pe-
ríodo
edípico y
el
de latencia.
De
acuerdo con
las
impo-
siciones
del
desarrollo el pasado infantil se clausura en
este
punto se
le vuelve la
espalda
y queda
cubierto
por la
amnesia; pero según
las reglas del
análisis ,
debe
mantenerse
la comunicación con
el pasado. De
aquí el
choque entre estos dos objetivos. Para
el niño
neurótico
o con trastornos de otro tipo la
necesidad de tratamiento
no disminuye durante esta etapa
pero
sí
su
deseo de
continuarlo.
Lo mismo sucede durante la adolescencia,
cuando
el
adolescente necesita
separarse
de los objetos de
su
infancia
mientras que el
análisis
promueve la
revivi-
ficación
de las relaciones objetales en la transferencia.
El
paciente lo experimenta como una amenaza especial
y con frecuencia
determina
la interrupción abrupta del
tratamiento.
8. Que
todos
los niños tienden a
externalizar
los conflictos
internos en batal las con el
ambiente
y por ello
prefie-
ren las soluciones
ambientales
a los cambios internos.
Cuando esta defensa
predomina
el n iño manifiesta
una
renuencia absoluta a someterse al análisis
actitud
que
a menudo se confunde con
una
transferencia negativa
y que s
in
éxito es
interpretado
como tal.
En resumen
el analista de niños debe enfrentar muchas
situaciones difíciles en el curso del tratamiento que
ponen
a
dura prueba
su
idoneidad
pero el
hecho que más le afecta es
que ur nte
largos
períodos del análisis tiene que
proseguir
sin el
apoyo que significa la
alianza terapéutica con el
paciente.
34
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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Transferencia
Como fruto de
mi
experiencia, de la
eliminación
de la fase
de
introducción
excepto en casos seleccionados y del empleo
inicial deliberado
del análisis de las
defensas
Bornstein, 1949
he modificado mi
opinión
anterior de que la transferencia en
la niñez estaba restr ingida a reacciones transferenciales
úni-
cas y que
no alcanzaba
por completo el
carácter
de
una
neu-
rosis de transferencia . No obstante, aún no estoy convencida
de que lo que
denominamos neurosis
de transferencia en los
niños equivalga
a
la
variedad adulta en todos los aspectos.
La
solución de
este
problema es
más
difícil
pues
se encuentra os-
curecida por dos de las
particularidades
del
análisis de niños
mencionadas
más arriba: la
ausencia de las asociaciones libres
impide que toda la
evidencia
de
la
transferencia aparezca en
el
material
y debido a la tendencia in fantil a actuar
en
vez
de
asociar
la
transferencia agresiva es demasiado pronunciada
y oscurece la transferencia
libidinal.
En cuanto al
tratamiento
de adultos, la posición
con
res-
pecto a
la
transferencia ha sido tema de controversia
en
los
últimos
años.
Algunos
de
nosotros
todavía
adherimos
a
la
creen-
cia
más ortodoxa de que al comienzo del t ratamiento existe
una relación real médico-paciente)
que
de manera gradual y
progresiva se deforma a
través
de
elementos
regresivos agresi-
vos y libidinales acoplados que son transferidos desde el pasado
del paciente hacia
el
analista,
y que este proceso continúa
hasta
que en la neurosis
de
transferencia definitivamente
establecida,
la
relación irrealística sumerge por completo a
la
real.
Esperamos que se restablezca la primera relación
al
fina-
lizar
el tratamiento,
después
de separados los elementos infan-
tiles por medio de la
interpretación,
y
después
que el
fenómeno
de la transferencia haya
alcanzado
la
meta
que se
propone:
proveer
de insight
al
paciente.
Una
opinión
más
corriente
espera
poner
las manifestaciones
transferenciales
en
evidencia desde el comienzo del análisis
con el requisito de interpretarse como tales y no solamente en
comparación con las actitudes realísticas
que
reemplazan. Desde
que se consideran de
primordial
importancia,
acaban por
ocupar
el
lugar de casi todas
las
demás fuentes del material analítico
y se convierten en el camino real hacia
el
inconsciente , un
título de honor
que
en el
pasado estaba reservado
a los sueños.
En algunos
casos extremos, el compromiso
del
analista con
estos
aspectos del tratamiento es tan
grande
que corre
el
riesgo de
olvidar que la transferencia constituye un medio y no
un
fin
terapéutico.
Considero que
este
último criterio
acerca
de la transferencia
está basado en tres
presunciones:
35
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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a que todo lo que sucede en la
estructura
de la personali-
dad de un paciente puede
analizarse
según
sus
rela-
ciones objetales
con el
analista;
b
que
todos los niveles de las
relaciones
objetales son
igualmente accesibles a la
interpretación
a los
que
puede modif icar hasta idéntica medida;
e que la única función de
las
f iguras ambientales es la
de
recibir las catexis libidinales agresivas.
Al
examinar
estas presunciones a la luz de la
experiencia
del analista
de
niños, quizá puedan aclarar a su
debido
tiempo
su importancia en los
adultos.
l analista de niños como
un
objeto nu vo
En
el análisis de
niños más que en
el
de
adultos
resulta
obvio que la persona del analista es utilizada de diversas
ma-
neras por el paciente.
Como se ha dicho anteriormente todos los individuos a me-
dida que se desarrollan y maduran sienten la necesidad de
experiencias
nu v s que
es
tan intensa
como la
apetencia
a la
repetición La
primera
es
parte
importante del
equipo
normal
del niño; no obstante los
problemas
neuróticos
alteran
la ba-
lanza
en favor
de la segunda. El
niño sometido al
análisis
ve
en
el
analista un objeto nuevo y lo trata como tal en
tanto
exista
una parte
sana de su
personalidad y utiliza al analista para
la repetición
es
decir
para la
t ransferencia toda vez que su
neurosis u
otros trastornos
entren a
discutirse.
Esta
doble
re-
lación es de difícil manejo para
el
analista: si acepta la condi-
cíón de
objeto
nuevo diferente de los padres
está indudable-
mente
interfiriendo con
las
reacciones
transferenciales. Si, en
cambio ignora o
rechaza este
aspecto de la relación desencanta
al pequeño en
sus
esperanzas que
él considera legítimas.
Tam-
bién puede ser que el
analista
interprete
ciertos aspectos
de la
conducta del niño como
transferenciales
lo que en realidad
no
es así. Dos
de
los elementos
esenciales
del entrenamiento téc-
nico
de
todos
los
analistas
de
niños son
aprender
a
distinguir
esta superposición a actuar
cuidadosamente según
los
papeles
que le
son impuestos.
Este elemento del objeto nuevo es decir, de acti tudes
hacia
el
analista que
no son el
resultado de
transferencias
tam-
bién se
observa
en el análisis de adultos y es
útil
destacarlas.
Pero
la
necesidad
de
experiencias
nuevas en
el individuo
ma-
duro no es tan central n i tan poderosa como en el niño. Cuando
5 Véase
el capítu lo Las tendencias curativ-as .
36
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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esta
necesidad
es parte
integrante
de su relación con
el
ana-
lista, por lo
general está al
servicio
de la
función
de resistencia.
l n list de niños como objeto de l tr nsferenci
libidin l
gresiv
En
relación con
la
transferencia propiamente dicha
y
du-
rante el curso del
análisis
los niños,
al
igual que los adultos,
repiten y escenifican alrededor de la persona del analista por
medio
de la regresión,
sus
relaciones
objetales provenientes
de
todos
los niveles de su
desarrollo.
El narcisismo, la fase
de
la unidad
biológica
con
la
madre, de la satisfacción
de las
ne-
cesidades, de
la
constancia objetal , de
la
ambivalencia, las
fases oral, anal y fálico-edípica, todas contr ibuyen con ele-
mentos que
forman
parte de la situación de tra tamiento en
un
momento
determinado, a
menudo en
un
orden
invertido,
pero
también de
acuerdo con el tipo de trastorno,
es
decir,
con
la profundidad de la regresión
en
que el
niño
se encuentra al
comenzar
el
tratamiento. Además de suministrar información
con
respecto a los
niveles
o fases que han
tenido un
papel im-
portante en la patogénesis individual, cada una de
las diversas
tendencias
transferidas colorea la situación analítica de una
manera
especial. La autosuficiencia
narcisista
se
manifiesta
bajo la forma
de una separación del
mundo de
los objetos,
in-
cluido
el
analista,
es decir, como una barrera opuesta al esfuerzo
analítico. Las act itudes simbióticas reaparecen como el deseo
de una
completa e ininterrumpida
unión con el
analista;
en
los adultos
esto
se
expresa
a
menudo con
el deseo
de
ser hipno-
tizado. La re-emergencia de
la
dependencia anaclítica consti-
tuye una dificultad de
carácter
especial durante
el
análisis, y
se disfraza
con el deseo
de
ser ayudado,
pero hace
recaer
toda
la
responsabilidad de esa ayuda en
la persona del
analista. El
paciente (niño o adulto
r
su parte,
está
pronto a interrumpir
la relación emocional
con
el analista cuando
éste
le impone
esfuerzos y sacrificios.
El
retorno a
las
actitudes orales
reem-
plaza las
exigencias del paciente
frente
al
analista,
tanto
como
el
descontento
por todo lo
que éste le
ofrece en el niño, con
respecto al
material para
el juego, etc. ;
en
el adulto, con respecto
a la
atención
que se
le
brinda ;
la transferencia
de las
tenden-
cias anales es la responsable
de la
obstinación
del
paciente,
la
retención
del
mater ial , las provocaciones,
la
hostilidad y los
ataques sádicos que dificultan
la
tarea del
analista,
no con las
asociaciones libres del
adulto pero
sí con
el
acting
out
de los
pequeños.
La
necesidad de ser
amado
y
el temor
a
la pérdida
del objeto también se transfieren bajo
la
manifestación de una
sugestibilidad y
complacencia hacia
el analista; a
pesar de su
apariencia
superficial posit iva, el
analista teme
a
ambas ten-
dencias , y
este
temor
es justificado pues son responsables
de
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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las
falsas mejorías transfer
en
ciales. En suma, la pregenitalidad
y
las
tendencias preed ípicas introducen en la relación de trans-
ferencia una gama complet a de
elementos
cuasi resist entes y
negativos. Por
otro lado
están los el
emen
tos beneficiosos
que
aportan
la aparición de
trans
ferencias de la
constanc
ia objetal
y
las
actitudes que pertenecen al
comple
jo de Edipo positivo
y
negativo
coordinados
con
el
logro
alcanzado
por
el yo de
auto
observación
, insight y fun
cionamiento
de los procesos se -
cundarios.
Todo esto consolida
la alianza
terapéutica
con
el
analista
ayudándola a soportar las v icisitudes
del
tratamiento.
De acuerdo con
el
razonamiento
anterior
, los elementos
preedípicos de la transferencia deben interpretarse antes que los
edípicos, lo que
quizá
se considere como
una
variación de la
técnica
inicial
de Fr
eu
d, q
ue
recome
ndaba
analizar la tran sfe-
rencia
en
el
punto en que es empleada con
pro
pósitos de re-
sistencia. Este criterio es válido, por supuesto , t anto para el
análisis
de
niños
como
de
ad
ult
os.
Para
el analista de
niños, esta situación explica algunas
de
las
dificultades técnicas que se presentan con los más pe-
queños antes de que hayan
alcanzado
el nivel fálico-edípico, y
con
los mayores cuyo desarrol lo se ha detenido en
contraste
con
las
regresiones) en uno
de
los niveles preedípicos . Ninguno
de estos niños responderá a un
método basado
en
la
coopera-
ción voluntaria con el
analista
es decir, actitudes que aún no
han adquirido
y,
por lo t ant o, d et ermin an para su beneficio
la
introducción de modificaciones
en la
técnica.
En
este aspecto
mucho se
ha
aprendido del
tratamiento
de los
niños que
han
soportado intensas privaciones que han carecido de
hoga
r y
del
cariño
maternal
y de los
qu
e
han
estado
confinados en
los
campos de concentración. Los
pacientes
que no
alcanza
ron nun-
ca
la constancia
objetal en
sus relaciones
demostraron ser in-
capaces de establecer alianzas firmes y
perdurables
en
la
trans-
ferenciacon
sus analistas véase
Edith Ludowyk
Gyomroi, 1963) .
n list de niños como o jeto p r l x rn liz ción
No todas las relaciones establecidas o transferidas por un
niño
durante
el
tratamiento
analítico
son
relaciones objetales
en el sentido de
que
el
analista
es catectízado
con la lib
ido o
con
la agresión
.
Muchas se
deben a
externalizaciones
es
decir
,
a procesos en los que la persona
del
analista es utilizada para re-
prese
ntar una u
otra
parte de
la
estructura
de la
personalidad
del paciente,
En
la
medida
que
el
analista
seduce al n
iño
al
to lerar
su
6 Al
respecto
véanse los estudios de Warren
M. Brodey 1964 )
quien apoya este
criterio en
-relación con las relaciones patológicas infan-
tiles dentro de la familia ,
38
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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libertad de pensamiento, de fantasía y acción esta
última
den-
tro de
ciertos
límites , se convierte en el representante del
ello del
paciente,
con
todas las inferencias
positivas negativas
que se der ivan en su mutua relación. En tanto que verbaliza y
ayuda
al
niño
en su lucha contra la ansiedad, se convierte en
un
yo au iliar al
que se aferra el pequeño
para
protegerse. De-
bido
a
que
es
un
adulto,
el
niño
considera
y
también
trata
al
analista como si fuera
un
superyó externo es decir, paradóji-
camente como el juez moral de los mismos
derivados instintivos
que se han liberado
gracias
a
sus
esfuerzos.
El
niño de
este modo re-escenifica sus conflictos
internos
intersistémicos
en
batallas
externas
con
el
analista, procedi-
miento
que
provee
mater ia l de
gran utilidad. Sería erróneo in-
terpretar
estas externalizaciones
como
relaciones objetales den-
tro de la
transferencia,
aunque originalmente todos los conflic-
tos
dentro
de
la
estructura se producen
en
las relaciones más
tempranas. En
el
curso del tratamiento, no obstante,
su
impor-
tanciaconsiste en que revelan lo que
sucede
en el mundo interno
del
niño, en
la
relación
entre
sus diversas
actuaciones
internas,
opuestas
a sus
relaciones
emocionales con los objetos del mundo
exterior.
El
analista
de adultos también está familiarizado con
el
mecanismo de externalización de los conflictos intersistémicos
e intrasistémicos de
sus
pacientes. Pacientes
con
neurosis obse-
sivas severas escenifican
querellas
entre sí y su
analista,
provo-
cadas
por asuntos
sin
importancia, para escapar de las indeci-
siones internas penosas
originadas
por su ambivalencia. Los
conflictos
entre
las tendencias activas
y pasivas,
masculinas
y
femeninas, se
externalizan
cuando el paciente atribuye al ana-
lista la
preferencia por una de las dos posibles soluciones y
lo combate como si fuera el representante de aquélla. En el
análisis de los adictos a las drogas,
el
analista
representa
al
mismo tiempo
o
rápida sucesión,
sea
el objeto deseado
ar
-
dientemente, es decir, la droga misma, sea el yo auxiliar cuya
ayuda
se requiere para luchar contra
la
droga.
El rol
del ana-
lista como yo auxiliar es
bien
conocido también en relación
con
el tratamiento de pacientes al borde de
la
esquizofrenia.
Un
paciente
confuso,
asustado
por
sus propias fantasías
para-
noídes
empleará la
presencia
del
analista para fortalecer su salud
mental. El tono
de la
voz
del
analista, las
palabras
utilizadas
en un interpretación
antes
que
el
contenido pueden determi-
nar que los procesos primarios
del
pensamiento se desvanezcan
en el olvido. Estos pacientes se aferran al analista como a
un
yo externo, pero
esta
situación es
completamente diferente del
apego del
paciente
histérico
que
desea
al analista
como el objeto
de su pasión.
Entendida
de esta manera,
la
externalización es una sub-
especie de
la
transferencia. Tratada como tal
en
las
interpreta-
39
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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ciones y mantenida al
margen
de la transferencia propiamente
dicha, es una valiosa fuente de insight dentro de la
estructura
psíquica.
LA
DEPENDENCIA
INFANTIL
COMO UN
FACTOR
EN
EL
ANALISIS DE ADULTOS
Y
NIÑOS
Algunas de las más animadas controversias concernientes
a
la
especificidad
del
análisis de niños corresponden a si los
padres deben
incluirse
y hasta qué
punto,
en el proceso tera-
péutico. Aunque
este
es un problema manifiestamente técnico,
el punto en discusión
es de
naturaleza
teórica, es decir,
la
de-
cisión de si el niño debe, y
en
qué momento,
ser
considerado
no
como un producto dependiente de la
famil ia sino
otorgán-
dole el status de una entidad
separada,
de una estructura psí-
quica
con
derecho
propio.
La dependencia
infantil
como
un
agente
en la
formación
del carácter y en la neurogénesis es un oncepto familiar en
los trabajos de Freud, donde se la
considera
como un hecho
biológico y
responsable
de
la
mayoría de los logros de la per-
sonalidad
del
ser humano en desarrollo. Por el
miedo
de la
pérdida
del objeto, de la
pérdida del amor
del objeto, de los
cast igos a que se encuentra
expuesto
debido a su dependencia,
el
niño
dependiente
acepta
el
somet
imiento educacional del
mismo modo
que
el
adulto
convierte el
temor
de ser
rechazado
por la
comunidad,
en
sometimiento social . Al temor de la
conciencia culpabilidad) como residuo y
producto
final
del
período de dependencia infantil, adopta la tendencia a conver-
tirse en
neurótico. El
adulto
considera
que
la
prolongada depen-
dencia del retoño de la especie humana también es responsable
de
cuestiones tan
vitales como la capacidad de formar relacio-
nes
objetales
en
general y el complejo de Edipo en
particular;
la
lucha
cultural contra la
violencia y
la
necesidad de
la
reli-
gión;
en
resumen, la humanización del
individuo,
su socializa-
ción y sus necesidades éticas.
7 Véase a este respecto los siguientes comentarios en los
traba-
jos de S.
Freud:
del hecho biológico
de
que
el infante de la especie humana
pasa a
través de un
largo
período
de dependencia
[de los
padres] y
sólo muy lentamente alcanza la madurez
.
. .
(1919, pág. 261).*
que el
complejo
de
Edípo es
la contraparte psíquica
de
dos
hechos biológicos fundamen tales: el largo período de dependencia del
infante de la especie
humana
(1924, pág. 208).*
El factor
biológico
es
la
larga invalidez y dependencia
de
la
criatura humana.
La existencia
intrauterina del
hombre es
más breve
que la de los animales, ,siendo
as í
echado al mundo menos
acabado
que éstos
. Con
ello queda
intensificada
la
influencia
del
mundo
exte-
rior
real
e
impulsada muy
tempranamente
la
diferenciación
del
yo y
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
http://slidepdf.com/reader/full/freud-anna-normalidad-y-patologia-en-la-ninez 41/186
La
dependencia
como un
factor
en el análisis de adultos
A
pesar de
que
nunca
se
dudó
de
la
importancia de esta
dependencia en los
pacientes adultos, se refería
solamente a
los antecedentes, es decir, a los
aspectos
genéticos del
problema.
Con respecto a los aspectos dinámicos, topográficos
y
econó-
micos, los
pacientes
eran
considerados seres independientes,
con acciones y
estructuras
internas propias y
con conflictos
neuróticos localizados dentro
de la
personalidad y, sólo
de
ma-
nera secundaria, relacionados y
conectados
con
el ambiente.
La
consecuencia
de este criterio en relación con el trata-
miento fue ineludible. La técnica analítica fue
diseñada
estric-
tamente
para
su
empleo dentro de la estructura: el
material
es ofrecido por el propio paciente y
acerca
de
sí mismo; el medio
se observa
desde un punto de vista
subjetivo, es
decir,
a
través
de
los ojos del paciente;
las
relaciones
entre
el analista y
el
paciente
son
privadas
y
exclusivas;
las
relaciones objetales
pa-
sadas y
presentes del paciente
serán
restablecidas en
esta con-
dición privada.
A pesar de
algunas
opiniones disidentes, todo esto perma-
neció como la
estructura
sobre
la cual continuó
desarrollándose
la técnica para
el
anál isis de
adultos.
La
dependencia como un factor en el análisis de niños
Obviamente,
nada de
esto
es
útil para
el ana li sta de
niños,
quien
se
enfrenta
con
la
dependencia
mientras es
un
proceso
activo. A él le
corresponde
la evaluación de los distintos grados
de inf luencia que puede
ejercer
sobre su paciente en lo que
del ello, elevada la significación
de los
peligros del mundo exter ior y
enormemente incrementado el valor del ob jeto único que puede
servir
de
protección contra tales pel igros y sustituir la
perdida vida
intraute-
rina. Este factor biológico
estab lece , pues, las
primeras
situaciones
pe-
ligrosas
y crea
la
necesidad de
ser amado, que ya no abandonará
jamás al hombre
(1926,
Obras ompletas
vol.
1 .
La
defensa
contra
la
indefensión
infantil
presta
a
la
reacción
ante la impotencia
que
el adulto ha de reconocer, o sea precisamente
a la
génesis
de la re ligión, sus rasgos carac terí sti cos (1927, Obras
ompletas
vol. I
El motivo para la
lucha de
la
civilización contra
la
violencia
es
fácilmente descubier to
en
el desamparo del niño y
su
dependencia
de otras
personas y
puede ser mejor
designada
como el temor
a
la
pérdida del
cariño (1930,
pág.
124).*
8 Véase por ejemplo, los comentarios de
R
Laforgue (1936) en
relación con
las
neurosis
familiares y
la
necesidad de
tratar
a varios
miembros de la
familia .
Traducción
directa de la
Standard Edition
41
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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respecta al nivel de su desarrollo a la
etiopatogenia
y al tra
tamiento.
Con
respecto al nivel
de
desarrollo
del
paciente es
decir
,
los
pasos dados para
alcanzar su individualidad es necesario
que
el
analista se informe sobre cuáles son los aspectos
vitales
en que
el
niño depende de los padres y
hasta
qué punto los ha
superado. Podemos
evaluar aproximadamente
si
el
estado de
dependencia o independencia, está en
relación
con
su edad
cronológica a través de los siguientes servicios que
el
niño
requiere
consecutivamente
de sus
padres:
-
para
la unión narcisista
con una
figura
materna
a una
edad
en
que no puede distinguirse a sí mismo del medio;
- para emplear la
capac
idad de los padres en comprender
y
manipular
las
condiciones externas de tal manera
que
pueda sat isfacer las necesidades corporales y -los deri
vados instintivos;
-
como figuras
en el
mundo
externo a las que puede
vincu
lar
su libido
narcisista inicial
y donde
ésta
puede
con
ver ti rse en libido objetal;
..
- para que actúen como
agentes
limitadores
de
la
satis
facción
de
los impulsos y en consecuencia, iniciando el
control
del ello por medio de
su
propio yo;
para -pr oveer los patrones de identificación
que
el
niño
necesita
para la const rucc ión de una estructura
inde
pendiente.
Con
respecto al rol de
los
padres en la causación de enfer
medades
el analista
de niños
debe
tener gran cuidado para
que
las apariencias superficiales
no
lo
desorienten
y sobre todo
para
no confundir los
efectos
de la anormalidad
infanti l sobre
la
madre con
la
influencia patógena
de la
madre
sobre el nífio.
El
método más seguro y laborioso para evaluar estas interac
ciones es
el
análisis simultáneo de los padres
con
sus hijos.t?
De estos
análisis
surge
un
número de
hallazgos
concernientes
a las
relaciones
patógenas entre padres e hijos,
tales
como
las
siguientes:
Existen padres cuyo
apego
al hijo depende de que el niño
represente
una
figura
idealizada
de sí m
ismos
o
una
figura de
su
pasado. Para retener
el
amor
de
los padres
en
estas condi
ciones, el
niño
permite que su
personalidad sea moldeada de
acuerdo con patrones que no son los
propios
y queconflictúan
o no toman en cuenta sus propias potencialidades innatas.
9 Esto
puede suceder
con facilidad, especialmente en el autismo
infantil. _ 1f 1
10 Como se están realizando en la Hampstead
Child Therapy
Clinic, así como en
otros
lugares.
42
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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Algunas
madres
o
padres as ignan
al niño un
rol dentro
de
su propia
patología, estableciendo
sus
relaciones sobre esta
base
y no
sobre
la
de las
necesidades
reales del
niño.
Muchas madres realmente
trasvasan sus síntomas a sus
pequeños y luego los escenifican conjuntamente a la manera de
una
folie
a
eux
véase
Dorothy
Burlingham y otros,
1955 .
En todos los casos mencionados, las consecuencias patoló-
gicas
para el niño son más pronunciadas
cuando los
padres ex-
presan su relación anormal con éste por medio
de acciones en
lugar de fantasías. Cuando esto
sucede
, sólo el tratamiento si-
multáneo
de los
padres
es capaz de
aflojar
suficientemente la
tensión
entre ellos,
actuando
como una
medida
terapéutica
para
el
niño.P
Los
padres
pueden
también jugar
un
papel en
el m nteni
miento
de
los
trastornos
infantiles. Algunas de
las
fobias de
la
niñez, el disgusto por
ciertas
comidas, los
rituales
para
dor
-
mirse son mantenidos
por
el
niño solamente
en
connivencia con
la madre. Debido a
que ella teme
los
ataques de
ansiedad
del
.
niño tanto como él mismo,
participa activamente
en el mante-
nimiento
de las defensas, precauciones, etc., y
por
consiguiente
disimula
la
extensión de
la enfermedad infantil.P
Ciertas
ac-
ciones sintomáticas,
especialmente
de
carácter
obsesivo, son lle-
vadas
a cabo por la
madre
y
no
por el niño. Algunos
padres por
razones patológicas propias, parecen necesitar un niño enfermo,
con trastornos o retrasado infantilismo y así mantienen el
statu
quo con este propósito.
Respecto
de la
conducción
del
tratamiento
está bien justi-
ficada la envidia
del analista de
niños porque sus colegas
que
tratan
adultos pueden establecer
una
relación de persona-a-
persona
. En
el
análisis
de
niños,
el
comienzo, la continuación y
la posibilidad
de terminación del tratamiento depende
no
del
yo
del paciente
sino
de
la
comprensión
e
insight de
los padres.
En este sentido, la
tarea
de los padres consiste
en
ayudar al
yo del niño a
vencer
las resistencias y los períodos de trans-
ferencia negativa
sin
que
descuiden las sesiones
del
análisis
de
su niño. El analista se verá imposibilitado
de
cumplir con
su
tarea
si los
padres
apoyan
las
resistencias del pequeño.
En
los
períodos
de transferencia
positiva los
padres
a
menudo
agravan
el
conflicto de lealtad
que invariablemente
padece el
niño
con
respecto al
analista
y sus progenitores.
Las técnicas del analista de niños en cuanto a la manera
11
Véase
en este sentido,
Dorothy
Burlingham y otros 1955 ;
Ilse
Hellmann y otros 1960 ; Kata
Levy
1960 ; Marjorie
Sprince
1962 .
12 Véanse las
experiencias
realizadas
durante la última guerra
cuando muchos trastornos neuróticos se descubrían después que los
niños habían sido separados de sus hogares distintos de
los producidos
por esta
separación
.
43
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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de
tratar
con los padres
varían
ampliamente desde excluirlos
por completo de la int imidad del t ra tamiento,
mantenerlos
in-
formados, permitirles participar en las
sesiones
en los casos
de
niños
muy
pequeños , tratarlos o analizarlos de modo simul-
táneo
aunque
separadamente
del hijo, hasta llegar al extremo
opuesto de tratarlos a ellos solos
debido
a los tras tornos del
niño,
en
vez
de analizar
a
éste.
Estudios sobre l dependen i
Dos trabajos
importantes
sobre la teoría de la relación
padres-hijos resumen la posición del
analista
a este respecto: el
de Phyllis Greenacre
1960)
que unifica el
material sobre los
procesos
de maduración
y
el de
Winnicott 1960) sobre los
he-
chos y
consecuencias
del cuidado maternal Tomados
en
con-
junto,
estos
trabajos
ofrecen
una
descripción
comprensiva
de
la fase preverbal de absoluta dependencia, de las influencias
internas y externas que actúan sobre ella y del
papel
que jue-
gan
en
la formación de la normalidad o
anormalidad
futuras.
Existen
muchos otros estudios analíticos derivados de
in-
vestigaciones realizadas durante y aparte
de
la sesión analí-
tica, cada uno enfocando
aspectos diversos
tales como la
empatía
entre madre e hijo durante la fase
de
dependencia absoluta
Winnicott,
1949);
el aporte de esta
fase a
la
constitución
del
individuo Mar tin James ,
1960); las consecuencias
lesivas de
omitir
o
interrumpir
el
estado
de dependencia
A.
Freud
y
D.
Burlingham, 1943, 1944; John Bowlby y otros, 1952; James Ro-
bertson,
1958; Spitz, 1945, 1946); la influencia
de largo
al -
cance
de
las preferencias y actitudes
de
la madre duran te el
período
de completa dependencia Joyce Robertson,
1962).
EL EQUILIBRIO ENTRE LAS FUERZAS INTERNAS
Y EXTERNAS OBSERVADO POR
EL
ANALISTA
DE NIÑOS
Y POR EL
DE
ADULTOS
La constante
relación
con la dependencia emocional del
niño respecto
de sus padres tiene
consecuencias
trascendenta-
les para las
perspectivas
teóricas
de
su analista.
En cambio,
el analista
de
adultos, debido a las
impresiones
que recibe en su trabajo diario; no corre el
riesgo
de
conver-
tirse en
un
ambientalista. El
poder
de
la mente
sobre la
ma-
teria, es
decir, del mundo interno sobre
el externo,
se le
pre-
senta
en
una
serie
inacabable de ejemplos que le brindan sus
pacientes: en los
aspectos
cambiantes de la descripción
de
cir-
cunstancias
vitales originada por
las modificaciones del
estado
44
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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de ánimo desde la
elación
a la depresión; en el empleo
que
hace
el paciente
de los elementos
ambientales
para
acomodar-
los o alimentar sus fantas ías
inconscientes;
en sus proyeccio-
nes que
convier ten en
perseguidores a las personas
incapaces
de hacer daño, indiferentes o benévolas; en la distorsión de la
imagen del analista
que
sirve a los propósitos de
una
transfe-
rencia irracional
a
veces
delirante Little,
1958 etc.
Es
es-
pecia lmente esta
última la
que explica
la predisposición del
analista a creer que también
durante
la niñez del paciente ope-
ran fuerzas similares y que los responsables del origen de
su
enfermedad son los factores internos y
no
los externos.
En suma,
el
analista de
adultos
cree f irmemente en la
realidad psíquica en oposición a la realidad externa. Si acaso
está
demasiado dispuesto
durante el tratamiento
a conside-
rar
los hechos corrientes como resistencias y transferencias y
por consiguiente, a desestimar
su
valor como componentes de
la
realidad.
Para
el
analista
de
niños por otra parte, todas las indica-
ciones señalan la dirección opuesta,
atestiguando
sobre la po-
derosa
influenc ia del
ambiente. En el tratamiento, especial-
mente los
más
pequeños revelan
hasta
qué punto se encuentran
dominados
por
el mundo objetal, es decir, la medida en que
el
ambiente
llega
a influir para determinar
su
conducta y
su
pa-
tología tales
como
las actitudes protectoras o
de
rechazo, ca-
riñosas o
indiferentes,
críticas o
de
admiración por los padres,
as í
como
la armonía o la discordia en la vida matrimonial de
los
progenitores.
El
juego
simbólico
del
niño
durante
la
sesión
analítica
no
comunica sólo sus
fantasías
internas; también es su
forma simultánea
de
comunicar los hechos
familiares
habitua-
les como
las relaciones sexuales
entre los padres, sus desacuer-
dos
peleas,
sus
actos frustrantes o
que provocan ansiedad,
sus
anormalidades y expresiones patológicas.
El analista
de
niños que toma en cuenta sólo el
mundo
interno
de
su
paciente
corre
el
riesgo
de
f racasar al
interpretar
en las
comunicaciones
del pequeño, la actividad re lacionada con
sus
circunstancias
ambientales, que en esa etapa
vital
es igualmente importante.
Pero a
pesar
de que las pruebas acumuladas
evidencian
que las
circunstancias ambientales
desfavorables desembocan
en
resultados
patológicos nada debería convencer
al analista
de
niños
de
que
las modificaciones de la realidad externa
pue-
den
lograr la curación, con excepción quizá cuando
se
trate de
13
Sus
gestos
testificantes de acuerdo
con
el término intro-
ducido
por
Augusta
Bonnard,
También
en
el
análisis
de
niños mayores
donde las
palabras
reem-
plazan al juego simbólico son los hechos
externos habituales
los
que
a
menudo dominan
el
material. Pero este uso
de la
realidad
externa
tiene en la mayoría de los casos carácter
defensivo
y sirve a los pro-
pósitos
de
una
cantidad de
resistencias
.
45
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pacientes
que cursan los períodos
más
tempranos de
la
infancia.
Esta
creencia significaría
que los
factores
externos por sí mis-
mos pueden ser
agentes
patógenos y que podría desestimarse
su interacción con los factores internos. Esta consideración es
opuesta a la experiencia del analista. Todas
las
investigaciones
psícoanalít
ícas
demuestran que
los factores patogénicos
actúan
desde
ambos lados y
que
una vez
entremezclados,
los procesos
patológicos impregnan
la
estructura de
la
personalidad y sólo
pueden extraerse
por
medio
de las
medidas te apéuticas
que
tienen
efecto sobre la
estructura.
Mientras que los analistas de adultos deben recordarse a sí
mismos las causas
externas frustrantes que
precipitaron los
t rastornos del
paciente,
para no encandilarse con las
fuerzas
del mundo interior, el analista de niños
ha
de
recordar
que los
factores
nocivos externos que pueblan su criterio adquieren
significación
patológica
cuando
interactúan
con
la
disposición
innata y
adquirida
y con las act itudes internalizadas de
natu-
raleza Iibidinal
y yoica.
Ambos procedimientos
el análisis de adultos y el de
niños
tomados en
conjunto,
pueden
ayudar a mantener la perspectiva
equilibrada, requerida
en
la fórmula etiológica de Freud de
la
escala
variable
de influencias internas
y externas: que existen
personas
cuya
constitución
sexual
no habría producido
la neu-
rosis sin
la
intervención de
influencias
nocivas y estas
influen-
cias
no habrían sido seguidas
de
un efecto
traumático si
las
condiciones
de la
libido
hubieran
sido
diferentes
S
Freud,
1916 1917 Obras Completas vol.
II .
A pesar de sus convicciones teóricas los
analistas
de
niños
están
siempre tentados a explorar la extensión en que actúa
la
ecuación
etiológica es decir a probar si existen límites cuan-
titativos más allá de los
cuales la
influencia patógena puede
considerarse unilateral. Estas investigaciones pueden llevarse
a cabo si se seleccionan para el anál isis
niños situados
en los
dos extremos de la
escala
etiológica es decir aquellos en quie-
nes
el
daño determinado por el
factor
congénito
o
el
ambiental
es
de carácter
masivo. Los
individuos
que
pertenecen
al p rimer
grupo manifiestan
importantes
contraindicaciones
innatas para
el
desarrollo normal, tales
como
severas
carencias de naturaleza
física o
sensorial
ceguera
sordera,
deformaciones etc. ; los
que integran el otro grupo son niños
severamente traumatiza-
dos,con padres psicóticos huérfanos o criados
en
instituciones
es
decir
aquellos
cuyas
condiciones
complejas
externas para
su
desarrollo
normal
no existieron.
Pero
hasta ahora el material
obtenido
de estos casos tampoco
ofrece un cuadro
clínico que
haya
sido
determinado por un
solo
tipo
de factores. Aunque
ciertas formaciones patológicas son inevitables cuando las
in-
fluencias
patogénicas tanto
internas
como
externas alcanzan
tal
46
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m gnitud
su v ried d y l s det ll d s c r cterístic s
de l s
person lid des inf ntiles dependen como en los casos menos
gr ves
de l inter cción
entre
los dos
f ctores
es decir de l
m ner
en que re ccion un constitución
p r ticul r f rente
a
determin d serie de circunst nci s extern s
47
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L
EV LU ION DE
LA
NORM LID D
N L
EL
DESCUBRIMIENTO
TEMPRANO
DE
LOS
AGENTES
PATOGENOS:
PREVENCION PRONOSTICO
Para
el analista
de
nmos, la reconstrucción
del
pasado
del paciente
o el
rastreo de
los síntomas
hasta
sus orígenes en
los
primeros
años de
vida constituye
una tarea muy
diferente
de la detección de los agentes patógenos
antes
de
que
éstos
hayan
comenzado
su
tarea nociva;
de la evaluación
del
grado
de progreso
normal de
un
niño pequeño; del
pronóstico
de
su
desarrollo; de
interferir
con el tratamiento del niño; de
guiar
a los padres; o en
general
de prevenir las neurosis, las psicosis
y
la
asocialidad.
Mientras
que
el
entrenamiento
reconocido
para
la terapia
psicoanalítica
prepara al analista
de niños para
llevar
a cabo
las primeras tareas
señaladas,
aún no se
ha
preparado
un
plan de
estudios oficial para
que
logre
cumplir todas
las
demás.
El
interés
en los
problemas del
pronóstico o
de la preven-
ción conduce
inevitablemente al estudio de
los procesos
men-
.
tales
normales opuesto
al
estudio
de
los patológicos, o a la
tran-
sición insensible entre los dos estados
que
concierne
al analista
de
adultos. Este conocimiento de lo
normal al que
Ernst
Kris
1951)
denominó campo subdesarrollado
o
problemático
del
psicoanálisis,
se ha ampliado considerablemente
gracias a
las extrapolaciones teóricas
de
los hallazgos clínicos realizados
por Heinz Hartmann y Ernst Kris. También
se
debe mucho a
la
creciente importancia
de los principios y
presunciones de
la
psicología psicoanalítica
del niño dentro
del
pensamiento meta-
psicológico,
que comprende
el campo total del desarrollo, nor-
mal
y
anormal
:
Ernst
Kris, 1951, pág. 15).
El analista
de
adul-
tos
en su trabajo
clínico
tiene
poco
interés
en
el concepto
de
49
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normalidad, excepto de manera marginal,
en
cuanto se refiere
al
funcionamiento
en
el
amor
,
el sexo
y
en el buen rendi-
miento en
el
trabajo
.
En contraste,
el analista de niños
que
considera el
desarrollo
progresivo como
la
función más esencial
de un
inmaduro,
está
profunda y centralmente
comprometido
con
la integridad
o el
trastorno, es
decir,
la
normalidad
o
anor-
malidad de este proceso vital.
Como
ya
lo
he
indicado desde
hace
varios años 1945 se
puede eva luar el
grado
de
desarrollo
y las necesar ias indica-
ciones terapéuticas
en
el niño a través del escrutinio, por un
lado, de los impulsos libidinales y agresivos, y por
el
otro, del
yo y del superyó de la personalidad infanti l por
medio
de signos
que
indiquen,
según la
adaptación del yo, su precocidad o su
retardo. Con
la
secuencia
de
las fases de
la
libido y
una
lista
de las funciones del yo en el trasfondo de
su
mente, esta tarea
no
es
en
modo
alguno
imposible ni siquiera difícil de realizar
para
el analista de
niñ
os. Pero las indicaciones que así
se
ob-
tienen
son
más útiles para establecer el diagnóstico y
para
re -
velar
el pasado que para decidir las cuestiones relativas a lo
normal
o las perspectivas futuras, y
demuestran
de manera sa-
tisfactoria las formaciones y soluciones de compromiso que se
han
logrado
en
la personalidad
del paciente;
pero
no
incluyen
señales de cuáles son las
oportunidades que
existen
para
man-
tener,
mejorar
o disminuir su nivel de
rendimiento.
LA
TRASLACION
DE
LOS
HECHOS
EXTERNOS
A LAS EXPERIENCIAS
INTERNAS
Los analistas, en
la
medida
en
que se los considera expertos
en
niños,
deben enfrentar una mul ti tud
de interrogantes que
el público les plantea,
acerca
de la
crianza
de los niños y de
las decisiones
que
los padres
deben tomar en
relación con
la
vida de sus hijos y
que
pueden resultarles conflictivas.
El
hecho
de que las consultas se
refieren
a situaciones de la vida diaria
no
es razón para delegar las respuestas
en
quienes carecen de
entrenamiento
analítico
y
se ocupan
habitualmente
de
la
vida
mental normal tales como los mismos
padres,
los pediatras, las
enfermeras, las maestras jardineras, las maestras , los funcio-
narios
de bienestar social, las autoridades educacionales, etc. ,
En efecto, los interrogantes planteados
circunscriben
precisa-
mente aquellos campos
en
que pueden aplicarse con gran
pr
vecho las teorías
psicoanalíticas
desde
el punto
de vista preven-
tivo. Los siguientes constituyen algunos ejemplos.
¿Debe
la madre cuidar en
forma exclusiva a su pequeño, y
la
madre
sustituta
significa un peligro
para
el desarrollo del
niño?
Si
el
niño está al
cuidado exclusivo
de
la
madre,
¿cuándo
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puede comenzar a dejarlo
durante
cortos períodos
para
tomarse
un descanso o para atender
al
esposo, a los hijos mayores , a sus
propios
padres,
etc.? ¿Cuáles son
las
ventajas
de
amamantarlo
comparadas
con
la alimentación a biberón o de la alimentación
según
la
solicite el apetito
del
niño frente
al
sis tema de horarios
ríg idos de
comidas?
¿
Cuál
es la
mejor edad
para
comenzar
el
entrenamiento del control de esfínteres? ¿A qué
edad
es bene-
ficiosa
la inclusión de
otros adultos o niños como
compañeros
de
juegos?
¿Cuál
es la edad adecuada para su
ingreso al
jardín de
infantes?
Si
se requiere una intervención
quirúrgica
hernia,
circuncisión, amigdalectomía, etc. y si existe
la
posibilidad de
elegir el momento, ¿es
mejor l levarla
a cabo
cuando
el niño es
muy pequeño o ya m
ayorcito?
¿Qué
tipo de
escuela formal o
informal) es
más
adecuada
para qué
tipo de niño? ¿Cuándo
debe comenzar su educación sexual?
¿Existen edades
determi-
nadas para tolerar con mayor
facilidad
el
nacimiento
de un
hermano?
¿Qué
actitud tomar
frente
a
sus
actividades auto-
eróticas? ¿Debe
permitírsele
el
chupeteo
del dedo,
la mastur-
bación, etc.,
sin control
y ser ía vál ida la misma act itud
en
re-
lación con los juegos
sexuales
infantiles?
¿Debe permitirse
li-
bremente la expresión de agresión? ¿
Cuándo
y de qué manera
debe
informarse al
niño
adoptivo de su adopción? y
en
este caso
¿se les debe
hablar
de sus padres
verdaderos?
¿Cuáles son las
ventajas
y
desventajas
de las escuelas
para alumnos
externos
e internos? Y
finalmente, ¿existe un momento
específico
du-
rante el proceso de
la
adolescencia en el que sea conveniente
para
el
joven
alejarse Anny Katan,
1937
de su
hogar
co-
rrespondiendo al distanciamiento emocional de sus padres?
Frente a cualquiera de estas preguntas,
aun
las que
en
apariencia
son
más
simples,
la
reacción
del
analista tiene un
doble carácter. Como resulta obvio, no basta con señalar que
no existen respuestas
generales
aplicables para todos los niños,
sino
solamente respuestas particulares que se adaptan a
un
niño específico; ni tampoco
que
no
pueden
basarse tales res-
puestas en la edad cronológica, dado que los niños difieren tanto
en la rapidez de su
crecimiento
emocional y social como en el
momento
en que
empiezan a
sentarse, caminar,
hablar, etc ., y
en
sus edades
mentale
s; o incluso
que
no es
suficiente
evaluar
el nivel del
desarrollo
del
niño
cuya conducta es consultada.
Consideraciones de este
tipo
constituyen sólo una parte de su
tarea y quizá sea
la más
simple. La otra parte, no menos esen-
cial, consiste
en
la
evaluación del
significado psicológico de la
experiencia o de
las
e
xigencias
a
las
que los
padres
intentan
someter al niño.
Mientras los padres consideran sus
planes
a la luz de
la
razón, la lógica y las necesidades prácticas, el niño los expe-
rimenta según su
realidad
psí
quica
, es
decir
de acuerdo con los
complejos, afectos,
ansiedades
y
fantasías
que
esos mismos
pla-
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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nes
origman y que
corresponden
a las dist in tas fases de su
desarrollo. La tarea
del
analista consiste
por
consiguiente
en
señalar a
los padres las discrepancias que
existen entre
la in
terpretación
del
adulto y la que hace el niño de
estos
hechos
explicándoles las formas y niveles específicos de funcionamiento
que son característicos de
la
mentalidad infantil.
CUATRO CAMPOS DIFERENTES ENTRE
EL NIÑO
Y EL ADULTO
Existen
varios
campos en la mente
del mno de
los que
parecen derivarse estos malentendidos de las acciones adultas.
Ante todo el punto de vista
egocentrist
que gobierna
las relaciones del
infante con el mundo de los objetos.
Antes
de
que
haya
sido
alcanzada
la
fase
de
la
constancia objetal
el
objeto
es decir la persona que cumple las funciones de madre
no es
percibido
por el
niño como poseedor
de una
existencia
independiente
y
propia
sino sólo en
relación con
el
papel que
tiene
asignado
dentro del esquema de las necesidades y deseos
del niño. En consecuencia
todo
lo que sucede en el objeto o al
objeto se interpreta desde el punto de vista de la
satisfacción
o frustración
de
estos deseos.
Las preocupaciones
de la
madre
su interés
por
otros miembros
de la familia por el trabajo u
otras
cosas sus depresiones enfermedades ausencias incluso
su
muerte
son transformadas
en experiencias de
rechazo
y
deserción.
Por
la misma
razón
el nacimiento
de
un
hermano
se
interpreta como una
infidelidad
por
parte de los padres como
una
expresión
de la falta de
satisfacción
y
la crítica
de sus
padres hacia
su
propia persona; en
resumen
como un acto hos-
til al
cual
el
niño responde
a
su vez con hostilidad
y
desilusión
que
se expresa
a través
de
exigencias o en
un
retraimiento
emo
cional con sus consecuencias negativas.
Existe en
segundo
lugar la
inm urez
del p r to sexu l
infantil
que no le
deja
al
niño
alternativa sino que lo fuerza
a traducir los hechos genitales adultos en pregenitales. Esto
explica
la
razón
de
que
las
relaciones
sexuales
entre
los
padres
se interpreten como escenas brutales de violencia y conduce a
todas las dificultades que resultan de
la
identificación con
la
supuesta víctima o el
supuesto agresor
que se revelan poste-
riormente en
la
incertidumbre
con respecto
a
su
propia
iden
-
tidad
sexual. Ello
explica
también como lo
sabemos
desde hace
mucho
tiempo
el
fracaso relativo
y la
desilusión de
los
padres
con
respecto a la
información
sexual
de
los hijos.
En
lugar de
aceptar
los hechos sexuales de la manera razonable con
que
se
les explica el
niño
no p úede
evitar
traducirlos
en
términos
que
concuerdan
con
su
experiencia
es decir
convertirlos
en
las
52
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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llamadas teorías
sexuales
infantiles de
inse
m inac
ión
a través
de la boca como
en
los cuentos), el nacimiento a
través del
ano, la castración de
la
mujer durante las relaciones sexua-
les, etcétera.
En
tercer lugar,
están
todas aquellas circunstancias
en
donde
la falta
de comprensión
por
parte
del niño
es
tá
basada
no
en
su carencia absoluta de razonamiento, sino más
bien en
la
rel tiv de ilid d de los procesos secund rios del pensa-
miento
cuando
se comparan
con la
intensidad de los
impulsos
y las fantasías . Un niño pequeño, después
del segundo
afio de
vida, puede
entender
muy bien, por ejemplo, la importancia
de los hechos médicos,
reconocer
el rol beneficioso del médico
o del
cirujano,
la
necesidad
de tomar
las medicinas
al margen
de
su
sabor desagradable , de respetar cier tos regímenes die-
téticos o
hacer
reposo en cama, etc. Sólo
que
no podemos esperar
que se
mantenga esta
comprensión. A medida que la visita
de l médico o la operación se acercan ,
la
razón
naufraga
y
la
mente
del
niño se
inunda
de fantasías de mutilación,castra-
ción, asalto violento, etc. El hecho de que deba permanecer en
cama
se convierte
en
prisión, la
dieta en una
privación oral
intolerable; los padres que permiten
que
sucedan
todas
esas
cosas
desagradables
en su
presencia
o
ausencia) cesan
de ser
figuras
protectoras y se convierten en hostiles, contra las cuales
el
niño descarga su hostilidad, enojo o agresión.
Finalmente
, existen
algunas diferencias
básicas y significa-
tivas entre
el
funcionamiento de
la
mente
infantil
y la del
adulto.
Menciono como
la
más representat iva la diferente eva-
luación
del
tiempo
en
las distintas edades. El
sentido
de
la
du-
ración
del
tiempo, largo o corto, de
un
determinado período,
parece depender de que la medida se tome por medio del fun-
cionamiento
del ello o
del
yo. Los impulsos
del
ello, por defi-
nición, no
toleran la
demora ni
la
espera; estas
últimas actitudes
son introducidas por el yo y, entre ellas, postergar la acción
por interpolación de los procesos
del
pensamiento) es tan ca-
racterística como
la
urgencia de gratificación para el ello. La
manera como el
niño
experimente un
período
determinado
dependerá,
por
consiguiente, no sólo
de
su
duración
real
medida
objetivamente por el
adulto con
el
calendario
y el reloj, sino
de
las relaciones subjetivas
internas
del ello o
del
yo sobre
el
dominio
de
su
funcionamiento. Estos últimos factores decidirán
si los intervalos fijados
con respecto
a la
alimentación,
la
au-
sencia
de la madre, la duración de la
asistencia
al
jardín
de
infantes,
la
hospitalización, etc.,
le
parezcan co
rtos
o largos,
tolerables o intolerables, resultando por lo tanto nocivos o in
fensivoscon
respecto a sus consecuencias.
Véase a este respecto Anna Freud 1952), Joyce Robert son
1956) .
53
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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El
egocentrismo la
inmadurez
de la
vida sexual
la
prepon-
derancia de los derivados del ello sobre las respuestas del yo,
la diferente
evaluación
del tiempo son
características
de la
mente infant il
que
pueden
explicar muchas
de
las
insensibili-
dades aparentes de los padres, por ejemplo
su
dificultad para
trasladar los
hechos
externos a experiencias internas. En con-
secuencia la información de
los
padres
sobre
los
antecedentes
del
niño
en
las
entrevistas
diagnósticas es superficial y enga-
. ñosa. Los informes
pueden
contener
explicaciones
acerca d e
una
batalla
en relación con la a limentación de pecho que duró
poco tiempo ; del
rechazo
inicial
del
niño en el segundo
año
de
vida
de un susti tu to de la madre duran te la enfermedad de
ésta ; o del n iño
que
desconoció a la
madre
momentáneamente
cuando ésta re to rnó de la
maternidad
con el nuevo bebé ; de la
pasajera
infelicidad
del niño en el hospital etcétera,
Se requiere toda la ingenuidad
del
diagnosticador y algunas
veces
un
período
de tratamiento
analítico
para
poder
recons-
truir desde
las
descripciones
, los
conflictos
dinámicos que
yacen
detrás del cuadro clínico
superficial
y que a menudo son los
responsables
del cambio
de
curso
de la vida emocional infantil
desde la
relación
positiva,
el
cariño normal
hacia
los padres, al
retraimiento el resentimie
nto
y la hostilidad; del
sentimiento
de
haber
sido
altamente
apreciado al
de
ser rechazado como
un
objeto sin valo r
alguno
etcétera.
EL CONCEPTO
DE LAS LINEAS DEL
DESARROLLO
Para ofrecer respuestas
útiles a las consultas de los
padres
en
relación
con los problemas del desarrollo
las
decisiones ex-
ternas bajo consideración deben trasladarse a su significado
interno
lo cual
no
es posible, como
mencionamos más
arriba
si
se
consideran
aisladamente
el
desarrollo de
los
imp
ulsos y
del yo, aunque esto es
necesario
para el
propósito
de realizar
análisis
clínicos y disecciones t eó
ri
cas.
Hasta
ahora
en nuestra
teor
ía psicoanalítica las
secuencias
del desarrollo se han establecido solamente en relación con
ci
er
tos aspectos particulares circunscriptos de la pers
ona
lidad
del niño. Con respecto al desarrollo de los impulsos sexuales ,
por
ejemplo
poseemos la
secuenc
ia de las fases Iibid
inales
oral ,
anal
fálica, período de
latencia pre
adolescencia, geni
talidad
adolescente) que a pesar de su considerable
supe
rposición,
2
Ejemplos tomados del
Servicio Diagnóstico
de
la Hampstead
Child-Therapy
Clinic
,
54
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corresponden
de manera aproximada con
edades
específicas.
En relación con los impulsos
agresivos
somos menos
precisos
y por lo general nos contentamos
con
corre lacionar las expre-
siones agresivas específicas con las fases específicas de la libido
tales como
morder
escupir y devorar
con
la- fase oral; las
torturas sádicas, golpear
patear
destruir con la fase anal; la
conducta arrogante dominante
con
la
fase
fálica;
la falta
de
consideración la crueldad
mental
las explosiones asociales con
la adolescencia, etc.) . Del
lado del
yo, las conocidas fases y
niveles del sentido de la realidad en la cronología de la activi-
dad
defensiva
y en el crecimiento del sentido moral establecen
una
norma. Los psicólogos miden y
clasifican
las funciones
intelectuales
por medio
de escalas de distr ibución relacionadas
con la edad en los diferentes
tests
de
inteligencia.
No hay duda de que necesitamos para realizar nuestras
evaluaciones
algo
más que estas
escalas seleccionadas
del
des-
arrollo
que
son vál idas
solamente
para
aspectos aislados
de
la
personalidad
del
niño y
no para su totalidad. Lo
que
buscamos
es la interacción básica entre el ello y el
yo
y sus dIs tmtos m :
v
eIe
s-dé- desarro
li
o , y
también
las
secuencias
de fas mismas
acuerdo
con
la edad que en importancia frecuencia y regula-
ridad
son comparables
con las secuencias de madurac ión
del
desarrollo
de la libido o
el
gradual desenvolvimiento de
las
funciones
del yo. Naturalmente es.tas secuenci?s
entre
los dos
aspectos
de la personalidad
pueden
determinarse
si
ambos son
bien conocidos, como sucede por
ejemplo
en re-
lación con las fases de la libido y
las
expresiones agresivas del
ello y las
correspondientes
actitudes de relaciones objetales del
yo .
Así
podemos
rastrear
las combinaciones
que
conducen desde
la
completa dependencia
emocional del niño hasta la compa-
rativa
autesuñciencia
madurez sexual y de relaciones
objetales
del adulto una
l ínea graduada
de desarrollo
que
provee la
base
indispensable
para la
evaluación
de la madurez o inmadurez
emocional la normalidad o la anormalidad.
Aunque
quizá
son
más difíciles de establecer
existen líneas
similares
de
desarrollo cuya validez puede demostrarse para
casi
todos
los
campos
de la
personalidad
individual. En cada
caso trazan el
gr
adual
crecimiento del
niño desde las
actitudes
dependientes irracionales determinadas por el ello y los ob-
jetos hac ia un mayor
control
del mundo in ter no y del externo
por el yo.
Estas
líneas a las que contr ibuyen
el
desarrollo
del
e
ll
o y
del
yo conducen por e
jemp
lo,
desde
las experiencias
del
lactante con la amamantación y el destete
hasta
la actitud ra-
cional, antes que
emotiva del
adulto
hacia
la
alimentación
;
desde el entrenamiento del control esfinteriano impuesto al
n iño por las presiones ambientales hasta el control más o
menos
integrado y establecido del adulto; desde la fase en que
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el niño comparte la
posesión de
su cuerpo con la
madre
hasta
la exigencia
del
adolescente de
su independencia
y
propia deter-
minación en cuanto a
la
disposición de su cuerpo; desde el
concepto
infantil
egocentrista del mundo y de los otros seres
humanos hasta el desarrollo de sentimientos de empatía, mu-
tualidad y compañerismo con los otros niños; desde los
primeros
juegos de
carácter
erótico
con su propio cuerpo
y con
el
cuerpo
de su
madre a
través
de los objetos de
transición
Winnicott,
1953 hasta los juguetes, los juegos, los ho i s y
finalmente
hacia
el
trabajo,
etcétera.
Cualquiera
que
sea el
nivel
alcanzado por el niño en algunos
de
estos aspectos, representa el resultado de la interacción
entre
el
desarrollo de los impulsos y el desarrollo
del
yo,
del
superyó y
de
sus reacciones frente a las influencias
del
medio,
es decir, entre los procesos
de
maduración, adaptación y estruc-
turación.
Lejos
de
constituir
aDsiracclOnes t eón cas,
as 1ñea
del desarrollo
en
el
sentido que aquí
se les
atribuye, son reali-
dades históricas
que
en
conjunto proporcionan un cuadro con-
vincente
de los logros de un
determinado
niño o,
por otro
lado,
de los fracasos en
el
desarrollo de
su
personalidad.
rototipo de una línea del desarrollo desde la dependencia hasta
la autosuficiencia emocional
y
las relaciones objetales adultas
Para establecer el
prototipo,
hay una línea básica de desa-
rrollo sobre
la
que
han
dirigido
su
atención
los
analistas desde
las
etapas
iniciales.
Se
trata
de
la secuencia
que
conduce desde
la
absoluta dependencia del recién nacido de los cuidados de la
madre, hasta
la
autosuficiencia, material y emocional, del adulto
joven, para
la
cual las fases sucesivas
del
desarrollo
de la
libido
o ral, anal, fálica
simplemente
forman la
base
congénita
de
.
maduración. Estas
etapas
han sido
bien
comprobadas en los
análisis
de adultos y de
niños
y también a través de la obser-
vación analítica directa
de niños, y se
pueden enumerar apro-
ximadamente
en
la forma
siguiente:
1.
La unidad
biológica de
la pareja madre-hijo,
con
el
nar-
cisismo
de la madre extendido al
niño, y
el hijo inclu-
yendo
a
la madre
como
parte
de
su mili u n r isist
interno Hoffer, 1952 , período
que
además se subdivide
de
acuerdo
con
Margaret Mahler, 1952 en
las
fases
autistas, simbióticas y
de separación-individuación con
ciertos riesgos específicos del
desarrollo
inherentes
a
.cada una
de
estas fases;
2. la
relación
anaclítica con
el objeto parcial
Melanie
Klein o
de
satisfacción de las necesidades,
que está
56
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basada
en la
urgencia
de
las necesidades somáticas del
niño y en los
derivados
de los impulsos, y que
es
inter-
mitente
y
fluctuante,
dado que la catexis del objeto
se
l ibera bajo
el impacto de deseos
imperiosos
y es vuelta
a re tr ae r tan
pronto
como se los
ha satisfecho;
3.
la
etapa
de constancia objetal, que
permite el mante-
nimiento de una imagen interna
positiva
del
objeto,
independiente de la satisfacción o no
de
los
4. la
relación
ambivalente de la fase
preedípica
sádico-
anal, caracterizada
por las
actitudes del
yo
de
depender,
torturar,
dominar
y
controlar
los
objetos amados;
5. la fase fálico-edípica completamente centralizada en el
objeto,
caracterizada
por una actitud posesiva hacia
el
progenitor del
sexo contrario
o
viceversa),
celos por
rivalidad
hacia
el
progenitor
del mismo
sexo
, tende
ncia
a
proteger,
curiosidad,
deseo
de ser admirado
y
actitudes
exhibicionistas; en las niñas la relación fálico-edípica
masculina) hacia la madre precede a la relación edí-
pica con el padre;
6.
el
período de latencia, es decir, la disminución postedí-
pica de la
urgencia
de los impulsos y la transferencia
de la
libido
desde la figura
paterna
hacia sus compañe-
ros, grupos comunitar ios, maestros,
líderes,
ideales im-
personales e
intereses
de obje tivo subl imado e inhibido ,
con fantasías que demuest ran la desilusión denigra-
ción
a
su
respecto
romance
familiar
,
fantas ías equi-
valentes, etcétera);
7. el preludio
preadolescente
de
la rebeldía de la
adoles-
cencia ,
es decir, el retorno a conductas y
actitudes an-
teriores,
especialmente del
objeto
parc ia l, de la satisfac-
ción de las necesidades del tipo ambivalente;
8. la lucha del adolescente por
negar,
contrarrestar, aflojar
y cambiar los vínculos con sus objetos infantiles, defen-
diéndose
contra
los impulsos pregenitales
finalmente
estableciendo la supremacía genital con la
catexis
Iíbí-
dinal
transferida
a los objetos del sexo
opuesto,
fuera
del
círculo
familiar.
Mientras
que
los detalles de estas
posiciones
han formado
par te durante mucho
tiempo del conocimiento común
en los
círculos analíticos,
su
importancia
en
relación
con
los problemas
prácticos está siendo investigada cada vez
más
en los
últimos
años. Por
ejemplo, con
respecto a las
controvertidas
consecuen-
cias
de la separación del niño de la madre, de los padres o del
hogar,
una
rápida mirada al
desenvolvimiento
de
esta línea
57
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de desarrollo será suficiente para demostrar de
manera
convin-
cente la razón de
reacciones comunes a
las respectivas
conse-
cuencias patológicas
frente a
hechos tan variados
como lo de-
muestra la
experiencia
y
que están relacionados con las reali-
dades psíquicas variables del niño
en los
diferentes
niveles
.
Las interferencias con
el
vínculo
biológico
de la
relación madre-
hijo
fase
1), debidas
a
cualquier
motivo,
darán
lugar
a
una
separación de la ansiedad propiamente dicha Bowlby,
1960) ;
la
incapacidad
de la
madre para
cumplir
con su rol como
orga-
nismo estable para
la satisfacción de
necesidades y para brindar
confort fase
2)
determinará trastornos
en
el proceso de indi-
viduación MahIer,
1952) o una
depresión anaclítica Spitz
,
1946) u
otras manifestaciones carenciales Alpert,
1959) o el
precoz
desarrollo
del yo James, 1960) o lo
que se ha denomi-
nado
un
falso
yo Winnicott, 1955).
Las
re
laciones libidinales
insatisfactorias con objetos inestables
o
por cualquier razón
inadecuados durante
la
fase
de
sadismo
anal
fase
4)
trastor-
narán
la fusión equilibrada entre la libido
y
la agresión
y darán
origen
a una agresividad, una destrucción, etc.,
incontrolables
A. Freud, 1949).
Es solamente después
que se ha
alcanzado
la constancia objetal fase
3)
que la ausencia
externa del
objeto
se
sustituye,
al
menos
en
parte, con la presencia de una imagen
interna que permanece estable; para
fortalecer
esta determi-
nación pueden
extenderse las
separaciones temporales, en pro-
porción al progreso de la constancia
objetal, Por consiguiente,
aun cuando sea imposible
señalar
la edad cronológica
en
que
pueden tolerarse
las
separaciones,
aquélla puede establecerse
de acuerdo con
la
línea
del
desarrollo cuando
las
separaciones
se
adecuen
al
yo
y
no sean traumáticas, un punto de importancia
prác tica en
relación
con las vacaciones de los padres, la hos-
pitalización
del niño, la convalecencia, el
ingreso al
jardín
de
infantes, etcétera.
También hemos
aprendido
otras lecciones de carácter prác-
tico gracias a
esta secuencia
del desarrollo,
tales
como
las
si-
guientes:
- que la actitud de marcado apego durante el segundo
año
de la vida
fase 4) es
el resultado de la ambivalencia pre-
ed
ípica,
y
no
de
los
exage
rados mimos
maternales;
- que no es
realista,
por parte
de
los
padres, esperar
du-
rante el período preedípico
hasta
el final de la fase
4)
las
relaciones objetales
mutuas que pertenecen sólo
al
siguiente
nivel de desarrollo fase 5) ;
3 Si por
duelo entendemos
no las diversas manifestaciones de
la ansiedad, la aflicción
la s
di
sfunciones que acompañan
a
la pér-
dida
del
objeto en sus fases inicia les, s ino
el
proceso doloroso y gradual
de la separac ión de la
libido
de la imagen interna, es
claro
que no
podemos espera r que esto ocurra antes de establecerse la constancia
objetal fase 3).
58
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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- que ningún niño se puede integrar completamente con
un grupo hasta que la libido se haya transferido
desde
los
pa-
dres a
la
comunidad fase 6). Cuando
la
resolución
del complejo
de Edipo se
demora
y
la
fase 5 se prolonga como resultado
de
una neurosis infanti l, serán comunes los
trastornos
de adap-
tación al grupo, la pérdida de
interés, las
fobias escolares es-
colaridad diurna)
y
la
extrema
añoranza del hogar alumnos
internos)
;
- que las reacciones en relación
con
la adopción son más
severas durante la
última parte
del
período
de latencia
fase
6
cuando,
de
acuerdo con
el
proceso de desilusión
normal
de
los padres, todos los
niños
sienten como si
fueran
adoptados y
las
emociones
relacionadas
con la adopción real se mezclan
con
la
presencia del
romance
familiar ;
- que las sublimaciones vislumbradas
en el
nivel edípico
fase
5 y desarrolladas durante
el
período de latencia fase 6
pueden
desaparecer en la
preadolescencia fase 7 no a
través
de trastornos del desarrollo
o
de
la
educación,
sino
debido a
la
fase
que
corresponde a
la
regresión hacia niveles anter iores
fases 2, 3 Y 4);
- que es tan antirreal por parte de los padres
oponerse
a
la l iberación del vínculo
existente
con
la
familia o a
la lucha
contra
los impulsos pregenitales
del
adolescente fase 8 como
quebrar
el
vínculo biológico durante
la
fase 1 u oponerse a las
manifestaciones autoeróticas
pregenitales durante
las fases 1, 2,
3, 4 Y 7.
Algunas
líneas del desarrollo
hacia
la
independencia corporal
El hecho
de que el yo
del individuo comienza
inicialmente
y
sobre
todo como
un
yo corporal, no significa que él
niño alcanza
la independencia
en
cuanto al cuidado de
su
cuerpo
con
anterio-
ridad a su
autosuficiencia
emocional o moral. Al contrario:
la
posición narcisista de
la
madre
con
respecto al cuerpo de su hijo
coincide
con
los deseos arcaicos del niño de sumergirse en la
madre, y
la
confusión de los
límites corporales
que se der iva del
hecho
de que
en
las etapas vitales iniciales
la
distinción entre
el mundo interno
y
el externo
se
basa
no
en
la realidad objetiva,
sino
en
las
experiencias subjetivas de placer y displacer. Por
consiguiente, mientras que el
pecho
de la madre, su
cara,
sus
manos, su pelo
pueden
ser tratados o maltratados) por el infante
como si fueran par tes de sí mismo, el hambre, el cansancio, la
falta de confort
del
niño le conciernen a
la madre en
igual me-
dida.
Aunque
durante
la
época de la primera
infancia
la vida
del
niño
está
dominada por sus
necesidades
corporales
y
deriva-
dos, la cantidad y
calidad
de
las
gratificaciones y
frustraciones
están determinadas no por el niño sino por
influencias
ambien-
59
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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tales
.
Las únicas
excepciones a
esta reg la son las gratificaciones
autoeróticas
que desde
el
principio
están bajo su control y por
consiguiente le
conceden
una independencia limitada del
mundo
objetal. Contrapuestos
como lo demostraremos
más adelante se
encuentran los
procesos de la alimentación
del
sueño de la eva-
cuación
de la higiene
corporal
y
de
la
prevención
de daño o
enfermedad
procesos
que
deben
sufrir
un
complicado
y
largo
desarrollo antes de convert ir se
de
interés propio
del
individuo
en crecimiento.
esde l l ct nci l liment ción r cion l
El niño debe superar una larga
línea
de desarrollo
antes
de
alcanzar
el punto en que es capaz por ejemplo de regular
de
modo activo y
racional la inges tión de al imentos tanto en
cantidad
como en
calidad de acuerdo
con
sus propias necesi-
dades y apetito y
de
manera
independiente de
sus
relaciones
con la persona que
lo
alimenta
y de
sus fantasías
conscientes
e
inconscientes.
Los
pasos
.
que sigue son aproximadamente
los
siguientes:
1.
La
etapa
de
la
lac tancia de pecho
a biberón según un
horario
fijado o de acuerdo
con
su exigencia con
las
dif icultades comunes debidas
en parte a
las
fluctuacio-
nes normales del
apetito
y a
los trastornos intestinales
y en parte a las act itudes y ansiedades
de
la madre ;
la
interferencia
en la satisfacción de sus necesidades
originada
por
períodos
de hambre
por
largas
esperas
para comer
por el racionamiento de la comida
o
por
la ingestión
forzada
de alimentos
que
determinan los
primeros trastornos menudo perdurables-
en
la
relación
positiva
del niño
con
la
alimentación. El placer
en el chupeteo
aparece
como
un
predecesor
un
producto
colateral un sustituto
o una
interferencia con respecto
a
la alimentación;
2.
el destete
iniciado
por el niño
o
por la
madre. En
el
último caso y especialmente sí
tiene
lugar en forma
abrupta
la
protesta del
niño
por
la
privación
oral
pro-
duce resultados
negativos
con
respec to al
placer
normal
en la comida. Pueden presentarse dif icul tades con la
introducción de
sólidos
cuyos nuevos sabores
y consis
tencias se reciben con agrado
o rechazo;
3.
la
transición de que lo
alimenten
a comer por sí
mismo
empleando utensilios o no cuando comida y mamá
aún
se
identifican
entre
sí ;
4. comer
por
sí solo
usando
cuchara tenedor etc.
con
el
desacuerdo de la
madre
acerca de la cantidad
a
menudo
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desplazado hacia
el problema de los modales en la
mesa;
las
comidas
como un
campo
de batalla
general
en el
que
tienen
lugar las dificultades de la relación madre-
hijo; el deseo ardiente por caramelos como una fase sus-
titutiva
adecuada
para
los
placeres
orales
;
el
rechazo de
ciertos alimentos como
resultado del entrenamiento
anal,
es decir,
de la recientemente adquirida
formación
reac-
tiva de disgusto;
5. la desaparición gradual de la razón
comida-madre
en
el
período edípico. Las act itudes ir racionales hacia la co-
mida
son determinadas ahora
por
las
teorías
sexuales
infantiles, es decir, las
fantasías
de la
inseminación
a
través de la
boca
el
temor
de
ser envenenado ,
del em-
barazo
el
temor de engordar ,
de los
partos anales te-
mor
de
ingestión
y
evacuación , así
como
por
formacio-
nes
reactivas contra
el
canibalismo y el sadismo;
6. la gradual desaparición de la sexualización de la
comida
durante el período
de latencia, con abstención
o
con el
aumento del placer
que acompaña
al acto de comer. Al
aumentar las actitudes racionales hacia la comida y la
propia determinación en todo lo
que
a ella
concierne,
son
decisivas las primeras
experiencias
en esta
línea
de desarrollo para determinar
los hábitos de
la alimen-
tación
adulta,
los gustos, preferencias, así como las adic-
ciones ocasionales o las avers iones re lac ionadas con la
comida y la bebida.
Las reacciones del
infante
en la
fase
2 es
decir, el
destete
y la introducción de alimentos con sabores y
consistencias
nue-
vos reflejan por primera vez sus inclinaciones, bien
hacia el
progreso y la intrepidez que ve con gusto todas las
experien-
cias
nuevas
o la tenaz
aferración
a los placeres ya existentes ·
que hace que todos los cambios y nuevas experiencias
se
per-
ciban como peligros y privaciones . Cualquiera que
sea
la
actitud que domine los procesos de la alimentación, ésta también
ejercerá influencias importantes
en
otros
campos
del
desarrollo.
La relación comida-madre que persiste durante las
fases
1 a 4
fundamenta la convicción subjetiva de la madre de que
el
rechazo
del
niño hacia
la
comida está dirigido personalmente
en contra de ella, es decir, expresa e l rechazo del niño por la
atención
y los cuidados
maternos,
convicción que origina una
hipersensibilidad
durante los procesos
alimentar ios sobre
la
que
se
basan las batallas de la
alimentación con
respecto a la
madre. También explica
por
qué en estas
fases
el rechazo y
el
extremo
disgusto
demostrado con
respecto
a
ciertos alimentos
desaparecen
por la sustitucíón temporaria de la
madre
para
alimentar al
niño.
Entonces
los
niños comen
cuando están
en
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el hospital, en la escuela o de visita, sin que esto
varíe
en modo
alguno
las dificultades en el
hogar
a
este
respecto cuando la
madre está
presente
. También
esta
observación explica
la razón
de que
las separaciones traumáticas de la madre sean seguidas
a menudo por rechazos del alimento rechazo
del sustituto
ma-
terno
o
por
excesos
alimen
tar
ios
cuando
el
niño
consi
dera
a
la comida como un
sustituto
del cariño
maternal .
Los
trastornos de la
alimentación de la fase 5
que
no
están
relacionados con o
bjetos externos pero que
se
originan en
con-
flictos
estructurales
internos, no se
afectan por
la presencia .
o ausencia física de
la
madre,
hecho que
puede utilizarse para
establecer el diagnóstico diferencial.
Después de la fase 6,
cuando
la
personalidad madura
es
la
responsable de
la alimentación, las dificultades
previas
con
la madre pueden ser reemplazadas
por
un desacuerdo interno
entre
el deseo manifiesto
de comer
y
la incapacidad
inconscien-
temente determinada
de
tolerar
ciertas
comidas, es
decir
los
diversos
trastornos
digestivos y el disgusto por ciertos alimen-
tos, de carácter neurótico.
De l in ontinen i l ontrol de los esfínteres
Puesto que la finalidad
expresa de esta
línea de desarrollo
no es
la
supervivencia relativamente intacta
de
los
deriva
dos
de los impulsos sino
el
control, la modificación y
transforma-
ción
de
las
tendencias uretrales
y anales,
se pueden observar
claramente
los conflictos
entre
el
ello, el yo,
el
superyó
y las
fuerzas ambientales:
1.
La
duración de
la primera fase, durante la
cual
el n
iñ
o
tiene
completa libertad con respecto a la evacuación, se
determina no
por
el grado de
maduración
alcanzado, sino
por
influencias ambientales, es decir, por la decisión
materna de
interferir,
también a su vez presionada
por
necesidades personales, familiares, sociales y médicas.
En
las condiciones actuales,
esta
fase
puede durar
desde
unos pocos días el
entrenamiento
comienza
inmediata-
mente
después
del nacimiento
y
está
basado
en
reflejos
condicionados hasta los dos o tres años el
entrenam
iento
basado en
la
relación
con
los objetos y en el control
del
yo .
2.
Encontraste con
la fase
primera,
la
segunda
fase
se
inicia por un
avance
en la maduración. El
papel
domi-
nante
en
la actividad de los impulsos se
traslada
desde
la zona
oral
a la
anal
y debido a
esta transición
el
niño
,
aumenta su
oposición a
cualquier
interferencia relacio-
nada
con sus emociones vitales.
En
esta fase, los
pro-
ductos
de la evacuación
se
encuentran grandemente
ca-
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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tectizados con
la libido
y como se consideran objetos
preciosos el
niño
les otorga un
carácter de
regalo q
ue
entrega a la madre como un signo de
amor;
puesto que
reciben también una carga agresiva, constituyen ins-
trumentos por
medio de los cuales se descargan
las
desilusiones
la rabia
y
la agresión
en las relaciones
con
los objetos. En correspondencia con esta doble carga
de estos productos, la
actividad
del niño hacia
el
mundo
objetal,
alrededor del
segundo año de
la
vida, está do
minada por la
ambivalencia, es decir
por
violentas
fluc-
tuaciones
entre
el
amor
el odio libido y agresión
no
. fusionadas entre
sí).
Este hecho
está
equiparado
con
respecto al yo por la curiosidad dirigida hacia el interior
del organismo, por el placer en la suciedad
el
desorden
en modelar, en los
juegos de
retención
como
vaciar y
llenar,
acumular
objetos as í como dominar,
poseer,
des
truir,
etc.
Mientras que
las
tendencias
observadas
du-
rante
esta
fase son bastante uniformes, los hechos reales
varían de
acuerdo con
la actitud de la
madre.
Si man-
tiene
su
sensibilidad con respecto a las necesidades
del
niño con las que
está
tan identificada como en lo refe-
rente a la alimentación, entonces podrá media r
hábil-
mente
entre las exigencias higiénicas del medio y
las
tendencias uretrales o anales opuestas
de
su niño; en este
caso
el
entrenamiento
del
control
esfinteriano
progresará
gradualmente, con tranquilidad y
sin
trastornos. Por
otra
parte , establecer esta empatía
con
el niño durante
la fase anal
puede se r
imposible para la madre debido
a
su
propio
control
de esfínteres, sus
formaciones reac-
tivas
de disgusto la
tendencia
al orden, la minuciosidad
u otros elementos obsesivos en
su
personalidad.
Si estos
elementos la dominan, la
madre
impondrá las exigencias
para
el
control esfinteriano de manera
severa
y s
in
concesiones
dando
origen al comienzo .de una batalla
en la que
el
niño está tan determinado a defender su
derecho a
evac
uar caundo lo desee como la m
adre en
entrenarlo
para
que
logre
la
limpieza
y
la regularidad,
es decir, los rudimentos sine qu a non de la sociali
zación.
3. En
una tercera
fase
el
niño acepta e
incorpora
las
acti-
tudes de
la madre
y el
ambiente
con respecto al
entre-
namiento esfinteriano convirtiéndolas por medio de iden-
tificaciones, en
una parte
integral
de las exigencias de
su
yo
y superyó; desde
ese
momento
en adelante
el
control
de esfínteres será un precepto interno y se crea-
rán
barreras
internas contra los deseos uretrales y
ana-
les
a
través
de
la actividad
defensiva
del
yo
en
las for-
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mas famil iares bien
conocidas de
represión
y
forma-
ciones reactivas.
La repugnancia,
el orden,
el
aseo, el
disgusto por las manos sucias, etc.,
protegen contra
el
retorno de
lo reprimido; la
puntualidad,
la escrupulo-
sidad
y
la fidelidad son productos laterales de
la
regu-
laridad anal; la
inclinación
al ahorro
y a coleccionar
son evidencias del alto
valor
de
las
materias
fecales
desplazado
hacia
otros objetos.
En
suma, en este período
tiene
lugar
la
modificación y
transformación de largo
alcance
de
los derivados
de
los impulsos
pregenitales
anales
que
s i se mantienen dentro
de
límites norma-
l s suministran a
la personalidad
una
estructura de
cualidades sumamente valiosas.
Es importante recordar, en relación
con
estos
pro-
gresos,
que
se
basan
en identificaciones e
internaliza-
ciones y como tales, no son
totalmente
seguros antes
de
l:esCllu.d6n
del
cample a
<le
E<li po
El
control anal
preedípico permanece vulnerable
en
especial al co-
mienzo de la te rcera
fase
depende de los objetos y de
la
estabil idad de
las relaciones positivas del
niño
con
ellos. Por ejemplo, el niño
que
se entrena en el uso
del
orinal
o del
inodoro
en su
casa
no quiere utilizarlos en
lugares
extraños, lejos de
la
madre. Un niño
que
está
seriamente
desilusionado
de su madre
o
separado de
ella, o
que
sufre de cualquier
forma de
pérdida de
objeto
puede no sólo perder la apetencia
internalizada
de estar
limpio, sino que puede reactivar el empleo agresivo de
la incontinencia.
Ambas
tendencias,
conjuntamente,
pue-
den originar
incidentes
de incontinencia que se
consi-
deran
como accidentes .
4. Sólo durante la
cuarta
fase
se asegura por
completo el
control
de
los esfínteres, cuando éste ya no
depende de
las relaciones objetales y alcanza el estadio
de
intereses
totalmente neutralizados
y autónomos
del
yo
del su-
peryó.
De
l irrespons ilid d h ci l respons ilid d
en ei cuui do corpor l
La satisfacción de las necesidades fí sic s esenci les t les
como la alimentación y la evacuación 5 que permanece durante
años bajo el
control externo
y
que surge tan lentamente,
co-
rresponde
con la manera lenta y gradual con que el niño asume
la
responsabilidad del
cuidado
la
9ratecci..6n. de i> J }>l:Cl }>\ Cl
4 Véase H. Hartmann 1950 b) sobre la autonomía secundaria
del
yo .
5
También
el sueño.
64
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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cuerpo contra posibles
daños.
Como ya
lo
he descripto en detal le
anteriormente A. Freud
1952) ,
el
niño
que está bien atendido
por su madre deposita
en
ella la
mayoría de
estos
cuidados
,
mientras
adopta act itudes indiferentes
y desinteresadas o
de
absoluta indiferencia
,
como un arma que utiliza
en
las batallas
contra su madre.
Sólo
el niño
que
no
disfruta
de
una
adecuada
atención maternal
o
el
huérfano
adoptan
el
rol de
la
madre
en lo
que
se
refiere
a
los hábitos higiénicos saludables y
juegan
a la mamá con sus
propios
cuerpos
como los
hipocondríacos.
Con respecto
a
la línea de desarrollo positivo
y
progresivo
también
aquí existen varias
fases
consecutivas que deben dis-
tinguirse
entre sí, aunque
nuestro
conocimiento
actual no
es
tan detallado
como en
otros
campos.
1. Durante
los
primeros meses
debido
al progreso
de
maduración la agresión
se
dirige desde el propio
cuerpo
hacia el mundo exterior. Este
paso
vital limita
la
auto-
lesión por morderse rasguñarse
etc., aunque
también
pueden observarse indicios
posteriores
de estas tenden-
cias en
muchos
niños, como
remanentes de esta
fase.
El progreso normal
se
debe
en
parte
al
establecimiento
de barreras contra el
dolor, en
parte
como
la respuesta
del
niño a
la catexis
libidinal
de la
madre
con respecto
a su cuerpo
con una
catexis
narcisista de
sí mismo se-
gún
Hoffer
,
1950).
2. A
continuación se producen avances
en
el funcionamien-
to
del
yo,
tales
como
la
orientación
en el mundo exterior
,
la comprensión de causa
y efecto,
el
control
de
deseos
peligrosos en beneficio
del principio de la realidad.
Junto
con las
barreras
contra el dolor
y
la catexis
narcisista
del cuerpo estas funciones
del
yo
reciente-
mente
adquiridas pro tegen a l
niño
de
los
peligros ex-
ternos tales
como
el
agua
,
el
fuego,
las
alturas
, etc.
Pero
existen muchos
casos
en los cuales -debido
a
la defi-
ciencia de cualquiera de estas funciones
del
y este
progreso
se
retarda
y
el niño permanece vulnerable
y
expuesto
si
no es
protegido por
los adultos.
3.
La última fase normalmente está
caracterizada
por la
aceptación voluntaria de
las
reglas de
higiene
y
sani-
tarias. En
lo
que
concierne
a
evitar alimentos
nocivos,
a
comer
en
exceso
y a mantener
el cuerpo
aseado
no
es
concluyente
desde
que las act itudes importantes en este
sentido pertenecen
más bien a
las vicisitudes de
los
6 Estos remanentes no deben confundirse con el
posterior
vuelco
de la agresión contra sí mismo que no constituye
una
deficiencia de
la
maduración sino un
mecanismo
de
defensa
utilizado
por
el yo bajo
el impacto
de
conflictos.
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componentes instintivos orales y anales que a
esta
línea
de desarrollo.
Esta
situación
es diferente
con
respecto a
la
salud y a
la
obediencia
de las
órdenes
del
médico
sobre la ingestión de medicinas o restricciones motrices
o
dietéticas.
El miedo el sentido
de
culpa la angustia
de
castración
pueden
por
supuesto
motivar
a
todo
niño
a
cuidar
es decir
temer la
seguridad de
su cuerpo.
Cuando no están bajo la influencia de estos factores
los niños normales son
irresponsables
rebeldes en lo
que
a la
salud se
refiere. A juzgar por
las frecuentes
quejas
de las madres
los niños se comportan como
si
consideraran un derecho personal el poner en peligro
su
salud mientras que le dejan
a
la madre la responsa-
bilidad
de
protegerlos y sanarlos actitud ésta que a
menudo
persiste
hasta el final de la adolescencia que
quizá represente
los
últimos vestigios de la simbiosis
original
entre madre
e
hijo.
tros ejemp
los
de líneas del des rrollo
Hay muchos otros ejemplos de líneas de desarrollo como
las dos descriptas más arriba de las que el analista conoce cada
paso y
que pueden
seguirse sin dificultad
bien
hacia
de trás por
medio de la
reconstrucción del cuadro adulto
o
hacia
adelante
por medio de la
exploración analítica longitudinal
y la obser-
vación del niño.
esde el egocentrismo l comp ñerismo
Cuando se describe el desarrollo infan til en este aspecto
se
puede
establecer
la
siguiente
secuencia:
1. Una
perspectiva egoísta y narcisista
orientada
hacia
el
mundo objetal en la que los otros niños no figuran en
absoluto o son percibidos
solamente
en sus roles como
perturbadores de la
relación
madre-hijo y como rivales
en el
amor
de
los
padres
.
2.
Los
otros niños considerados como objetos inanimados
es decir como juguetes
que
pueden ser
manipulados
maltratados buscados
o
descarta
dos
según
sus
estados
de
humor
sin esperar respuesta positiva o negativa a
este tratamiento.
3. Los otros niños considerados como colaboradores para
realizar una actividad determinada tal como
jugar
cons-
t ruir destruir cometer travesuras etc.
La
duración de
esta sociedad está
determinada
por la
tarea
a realizar
es
secundaria
a
ell
a.
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4. Los otros runos considerados como socios y objetos con
derecho propio
a
quienes
el
niño
puede admirar , temer
o competir
con
ellos, a los cuales
ama
u odia,
con cuyos
sentimientos se identifica ,
cuyos
deseos reconoce y a
menudo respeta, y
con
quienes puede compart ir pose-
siones
sobre
una
base
de
igualdad.
Durante
las
primeras
dos fases,
aun
cuando el bebé sea
estimado
y tolerado por los hermanos mayores, es asocial por
necesidad, a
pesar
de todos los esfuerzos que
realice
la
madre
en sentido
contrario; puede to lerar la vida
comunitaria
con
otros niños
en esta
etapa, pero no será provechosa. El tercer
estadio
representa e l requerimiento
mínimo de socialización,
bajo la
forma de aceptación de los
hermanos dentro
de
la
co-
munidad hogareña o de ingreso al jardín de infantes integrando
un
grupo
de su misma edad. Pero sólo
la
cuarta
fase
equipa al
niño
para
el compañerismo
y
para
entablar
amistades
y
ene-
mistades
de
todo tipo y duración.
esde el cuerpo h ci los ju u t s
y
desde el juego
h ci el tr b jo
1. El
juego
es al principio una actividad que proporciona
un placer erótico,
comprometiendo
a la boca, los dedos,
la
visión,
la
total superficie de
la
piel. Se lleva a cabo
en el
propio cuerpo juego autoerótico o en
el
cuerpo
de la madre por
lo
general relacionado con
la
alimen-
tación
sin
que
exista
una
clara
distinción
entre estos
dos campos ni un
orden
o precedencia al respecto.
2. Las propiedades
del cuerpo
de la
madre
y del niño se
transfieren a ciertas
sustancias
de consistencia
suave
ta-
les como un
pañal,
una
almohada,
una
alfombra,
un
osito
de
felpa, que
sirven
como
primer
objeto de
juego
,
un
objeto
de t ransic ión según Winnicott , 1953) catee-
tizado .tant o por la libido narcisista como por la objetal.
3.
El
apego a
un
objeto de transición específico
se
desarrolla
en
un
interés menos discriminado
por
juguetes suaves
de
varios
tipos que, como objetos simbólicos, son
acari-
ciados y maltratados
alternativamente
catectizados
con
li bido y agresión .
Al ser
objetos inanimados y
por
lo
tanto sin reacciones, permiten al
niño
de dos años
ex
-
presar la gama
completa
de su
ambivalencia hacia
ellos.
4. Los
juguetes
suaves desaparecen gradualmente, excepto
para
dormir,
mientras que, como objetos de
transición,
siguen
facilitando el pasaje del
niño desde
la participa-
ción activa
en
el
mundo exterior hasta
el
retraimiento
n
arc
isista
necesario
para
lo
grar
el
sueño
.
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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Durante el día son reemplazados cada vez en ma-
yor proporción por mater ial de juegos que no posee en
sí mismo
el
estado
objetal pero que sirve
a las activi-
dades
del
yo y a las
fantasías
subyacentes.
Estas
activi-
dades
gratifican
de manera directa un componente ins-
tintivo
o están investidas con energía
instintiva que
ha
sido
desplazada
y
sublimada,
y
cuya
secuencia cro-
nológica es
aproximadamente
la siguiente:
a
juguetes que ofrecen
la
oportunidad para ciertas
ac-
tividades del
yo como
llenar-vaciar, abrir-cerrar,
en-
castrar,
revolver,
etc. y cuyo
interés
se desplaza
desde los orificios
del
cuerpo y sus funciones;
b juguetes que
pueden rodar y
que contribuyen al
pla-
cer de la motricidad que experimenta el niño;
e
materiales de construcción
que
ofrecen
iguales opor-
tunidades
para
construir
y destruir en correspon-
dencia con las tendencias ambivalentes de
la
fase
sádico-anal ;
d
juguetes que sirven para expresar tendencias
y ac-
titudes masculinas
y femeninas utilizados:
1. en juegos solitarios en los
que
el niño
gusta
repre-
sentar
un
papel
determinado,
2. para actividades exhibicionistas con el objeto edí-
pico
sirviendo
al exhibicionismo fálico ,
3.
para la
escenificación
de
situaciones
variadas del
complejo
de
Edipo
en el
juego del grupo siempre
que se haya
alcanzado la fase 3
de la línea
de
desarrollo
hacia
el
compañerismo .
La expres ión de
la
masculinidad puede lograrse
a
través
de
actividades
del
yo tales como la gimnasia y
la acrobacia en las que todo su cuerpo y su manipula-
ción habilidosa
representan, exhiben
proveen el
placer
simbólico
de
actividades y
destreza
físicas.
5.
La
satisfacción
directa
o
desplazada obtenida de la
mis-
ma
actividad lúdica
va dejando
cada
vez
más lugar
al
placer por el producto final de las actividades
que
ha
sido
descripto en la
psicología académica como
el placer
de
la tarea cumplida, del
problema
resuelto, etc. Para
algunos
autores
esto
constituye un requisito
indispensa-
ble para lograr un
buen
rendimiento
escolar Bühler,
1935 .
La manera exacta
en
que
este
placer
de la tarea
cumplida está
ligado con la
vida instin tiva del
niño es
aún un problema no resuelto
en
nuestro
pensamiento
teórico aunque
parecen
claros varios
factores
operantes,
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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tales como la imitación y la identificación
en
la
relación
madre-hijo inicial
la
influencia
del
ideal del yo el vuelco
pasivo
a activo
como
un mecanismo
de
defensa y adap-
tación, la apetencia interna hacia la maduración, es
decir,
hacia
el
desarrollo
progresivo.
El placer en el
logro
ligado solamente
de manera
secundaria
con las relaciones objetales
y
presente
en
todos los bebés como una capacidad latente, se demues-
tra de
manera
práctica con el método
de
Montessori.
En este
método
de
jardín
de infantes,
el material de
juego
se selecciona para brindar al
niño
la
mayor can-
tidad posible
de
autoestima y gratificación al completar
una tarea o resolver un problema independientemente,
y se puede observar
que
los
niños responden
de
manera
positiva a estas
oportunidades casi
desde el segundo año
de la vida en adelante.
Cuando esta
fuente de gratificación
no
se conecta
en el mismo grado
con
la ayuda de determinadas dispo-
siciones externas, el placer que se deriva de
su
logro
permanece directamente conectado
con el
elogio y la
aprobación
brindada
r
el
mundo
de los
objetos;
la satisfacción por el
producto
obtenido
ocupa
un lugar
preponderante sólo en una fecha posterior , probable-
mente
como resultado
de la
internalización
de las fuen-
tes externas que regulaban la autoestima.
6. La
capacidad
lúd ica se convierte en laboral cuando se
adquieren varias
facultades complementarias
como:
a
el control,
la inhibición
o
modificación de
los mpul
sos
para utilizar
determinados materiales
de
manera
agresiva o destructiva s in arrojar los,
desbaratarlos,
revolverlos, acumularlos y
emplearlos
en forma po-
sitiva
y
constructiva
construir, planificar, aprender,
y
n
la vida en comunidad-e- compartir ;
b
llevar
a cabo planes preconcebidos con una
mínima
relación
de
ausencia
de
placer inmediato, las frus-
traciones
que pudieran surgir, etc. y el mayor interés
por
el placer
en
el desenlace final;
e
lograr, por
consiguiente, no sólo
la
transición
desde
el placer ins tint ivo primitivo hacia
el
placer subli-
mado
junto con un alto grado de neutralización de
la energía empleada, sino
también
la
transición
desde
el principio del p lace r hacia el principio de la reali-
7
Intentamos aquí
no
una
definición
del trabajo
con todos
sus
significados
sociales y psicológicos
sino
una simple descripción de los
progresos en el desarrollo
del
yo y el control de los impulsos que se
asemejan a los requisitos previos
necesarios
para toda
adquisición
indi-
v idu al de la capacidad
de trabajo.
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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dad
una
evolución
que
es
esencial
para desempeñar
con éxi to el
trabajo durante
el estado de latencia,
en
la adolescencia y en la madurez.
De
la l ínea del desarrollo
corporal hacia el juguete y desde
el juego hacia
e l trabajo,
basados especialmente
en
sus fases
posteriores
se
deriva
una
cantidad
de
importan
tes
actividade
s
para el
desarrollo
de la
personalidad,
tales como el soñar des-
pierto, las
aficiones hobbies y ciertos juegos.
Soñar despierto:
Cuando
los juguetes y
las actividades re-
lacionados con los deseos van desapareciendo
en la profun-
didad, éstos
que
al principio se
ponían
en acción
con
la
ayuda
de objetos materiales, es decir eran satisfechos en el juego
pueden elaborarse en
la
imaginación en forma de ensoñaciones
conscientes fantasías que pueden persist ir hasta
la
adolescencia
y
aun en etapas posteriores.
Juegos estructurados:
El origen de muchos juegos deriva
de las actividades grupales imaginativas durante el período ed í-
pico
véase la
fase 4 d
3
del cual se desarrollan
en
expresiones
altamente formalizadas y simbólicas de tendencias hacia
el
ataque
agresivo
la
defensa
la
competencia, etc.
Desde que
están
gobernados por reglas inflexibles s que deben some-
terse los participantes, los niños no pueden participar en ellos
hasta tanto no hayan adquirido algún grado de adaptación a
la
realidad y
cierta
tolerancia a las frustraciones y natural-
mente,
nunca
antes
de
haber alcanzado
la
fase 3 de
la línea
de
desarrollo
hacia el compañerismo.
Los juegos pueden
requerir
un equipo especial no
ju-
guetes
y en razón de su valor simbólico fálico por
ejemplo
masculino-agresivo
son
altamente
valorados
por
el
niño.
En
muchos juegos
de
competencia el
propio
cuerpo y
la
destreza del niño se
desempeñan
como
instrumentos
indispen-
sables.
La eficiencia y el placer lúdicos son por consiguiente lo-
gros
de
naturaleza
compleja
que dependen de la
contribución
de
muchos campos
de la
personalidad infant il, tales como la
dote y
la integridad
del
aparato
motor,
una
catexis posit iva del
cuerpo
y
sus
capacidades
la
aceptación
de
compañerismo
y
actividades de grupo, el
empleo
positivo de la
agresión contro-
lada al servicio de la ambición etc. De manera
correspondiente,
la
función
en
estas
áreas está
abierta a
un gran número de
trastornos
que pueden originarse
por
dificultades e insuficien-
cias en
el
desarrollo
de cualquiera de ellas así como de
las
inhibiciones en determinadas fases del desarrollo de
la agresión
anal
y
de la
masculinidad fálico-edípica.
Aficiones: En la mitad del camino entre el
juego
y
el
tra-
bajo se
encuentran
los hobbies
que tienen
ciertos caracteres
70
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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comunes con
ambas actividades. Con el juego
comparten
las
siguientes características:
a de ser emprendidos con propósitos placenteros y con
un
relativo desprecio a
las presiones
y necesidades
ex-
ternas;
b
de perseguir
fines desplazados, es decir, sublimados pero
que
no se
encuentran muy
alejados de la gratificación
de
impulsos eróticos o agresivos;
e de perseguir estos fines
con
una combinación de ener-
gías
instintivas
no
modificadas
y
en
distintos
estados
y
grados
de
neutralización.
Las aficiones aparecen por vez primera al comienzo del
estado de latencia colecciones, · investigaciones primarias, es-
pecialización de
intereses , sufren todo
tipo
de modificaciones
de contenido,
pero
persisten bajo una forma específica de ac-
tividad
a lo largo
de toda la existencia.
correspondenci
ntr
l s líne s
l
des rrollo
Si examinamos en
detalle
nuestras nociones
con respecto
a
la
normalidad
descubriremos
que
esperamos
una estrecha co-
rrespondencia de crecimiento
entre
las distintas líneas de des-
arrollo.
En
términos clínicos, esto
significa que
para
tener
una
personalidad armoniosa el niño que
ha alcanzado
un nivel espe-
cífico en
la secuencia
hacia la madurez
emocional por
ejemplo,
coñstáiicía
objetal debería
haber
alcanzado
los
niveles corres-
pondleñtes
en -el
desarrollo
hacia la
independencia corporal
tales
como el control de
esfínteres,
el
debilitamiento de los
vínculos
entre
la alimentación y la madre , en
la
l ínea hacia
el compañerismo, el juego constructivo, etc. Mantenemos
la
esperanza
de esta norma
a
pesar
de
que la
experiencia
nos pre-
senta
muchos
ejemplos opuestos.
Indudablemente
que un gran
número de niños se ajustan a una pauta muy irregular de cre-
cimiento. Pueden haber
alcanzado un alto
nivel
en
algunos as-
pectos
madurez
de las relaciones emocionales, independencia
corporal,
etc.
mientras que están
at.rasados
en otros
conti-
núan apegados a los
objetos
de
transición,
a los
juguetes afel-
pados, o
en el
desarrollo
del
compañerismo quizá persistan en
tratar a sus
compañeros
como
molestias
o como objetos inani-
mados .
Algunos hiñas
están
bien
desarrollados
en
cuanto a los
procesos secundarios del pensamiento,
la verbalización, el jue-
go,
el t rabajo
y
la
vida
en el
grupo
mientras
que permanecen
en
un
estado de dependencia con relación al manejo de
sus
procesos
corporales,
etcétera.
Esta
carencia
de
equilibrio
en
las l íneas
del
desarrollo
ori-
gina
suficientes
dificultades en
la
niñez como
para
justificar
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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•
una investigación más deta llada de las circunstancias que las
motivan especialmente en 10 que concierne a la
medida
en que
intervienen
los factores congénitos ambientales.
En
todos estos casos
nuestra
tarea no consiste
en
aislar
estos
dos factores y
en atr ibuir
a cada uno un determinado cam-
po de influencia sino
en
trazar sus interacciones
que pueden
describirse
de
la
siguiente manera:
Suponemos
que en todos
los
niños
de constitución
normal
y sin daño orgánico las líneas de desarrollo a que
nos hemos
referido más arriba están incluidas
en
su constitución como
Posibilidades ·nherentes . Lo
que la
constitución d
etermi
.na en .
el
campo
de
ello son nafiifálmente las secuencias de
la ma
_de .la libido y a agf sió ;] el ca:rr:po
del yo CIertas tendencias innatas no tan
claras
tan
bien
estúdíadas hacia
la
organización defensa estructuración;
qui-
zá también aunque a
este
respecto sabemos
menos
aún
algunas
.
diferencias cuantitativas determinadas del
énfasis
en el pro-
greso en
una dirección
TI resto es
decir
aquello que se-
lecciona determinadas líneas
especiales durante el
desarrollo
tenemos
que
buscarlo
en las
influencias accidentales del am-
biente. En
el
análisis de niños mayores y en las reconstruccio-
nes de los análisis de adultos hemos encontrado
estas
fuerzas
formando
parte de
la
personalidad de los padres de sus accio
nes e ideales la atmósfera
familiar
el impacto del medio
cul-
tural
en su
totalidad.
En la
observación analítica
de
los niños
pequeños se ha
demostrado
que son los intereses y predileccio-
nes
individuales
de
la
madre los que
actúan
como
estimulantes.
En
las
etapas vitales
iniciales
por
lo
menos
el
niño parece
concentrarse
en
el
desarrollo
a lo largo de aquellas líneas
que
.reciben más ostensiblemente una
respuesta
de cariño apro-
bación por parte de
la
madre es decir
el placer
maternal es-
pontáneo con
respecto a los logros
del hijo
y en contraposición
la negligencia hacia o tras líneas
para
las que
no
existen
estas
manifestaciones de
aprobación
y placer.
Esto significa
que las
actividades que
la
madre aplaude son repetidas con mayor fre-
cuencia reciben una carga libidinal y
son
por consiguiente
mu-
cho más est imuladas hacia un desarrollo completo.
Por
ejemplo
parece
haber
diferencias
en cuanto
a
la edad
en que el
niño
comienza a hablar y en
la
calidad de la verba-
lización
inicial
si la madre
por
razones de su propia estruc-
tura personal se
relaciona
con su
niño
no a través de canales
corporales
sino hablándole.
Algunas
madres no encuentran
pla-
cer
en la
creciente tendencia a
l a aventura
y
en la turbulencia
corporal
del
niño y sus momentos más Íntimos y felices
trans-
curren cuando
el niño
sonríe.
Hemos
visto por lo
menos
una
madre cuyo
niño
sonreía
con
exceso en sus contactos con
el
ambiente. No
ignoramos
que el contacto inicial con la madre
a
través
de
su
canto fiene
consecuencias sobre
las actitudes
72
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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posteriores
hacia la
música y
puede promover aptitudes
musi-
cales especiales. Por otra
parte,
el desinterés pronunciado
de
la
madre
por el cuerpo
de su
niño y en el desarrollo
de su
motricidad puede
tener como resultado
que
el niño
sea torpe
y falto de gracia en sus movimientos etcétera.
Mucho
antes de
estas observaciones infantiles el psicoaná-
lisis
ya
conocía
que las
depresiones de
la
madre
durante
los
dos p
rimeros
años de
vida del
niño crean
en
éste
una tendencia
a la
depresión aunque quizá
no
se manifieste hasta
años
muy
posteriores . Lo
que
sucede es
que
estos niños logran
un senti
-
miento
de unidad y armonía con la
madre no
por medio
de
los progresos en
su
desarrollo sino reproduciendo en sí mismos
el estado de ánimo de
la
madre.
Todo esto
no
significa sino
que las
tendencias, inclinacio-
nes predilecciones incluyendo la
tendencia
a la depresión a
las actitudes
masoquistas,
etc
.
que
se
encuentran
en todos los
seres humanos pueden erotizarse
y
estimularse
a
través del
es-
tablecimiento
de
vínculos emocionales entre el niño y
su
primer
objeto.
El desequilibrio entre las l íneas del desarrol lo as í originado
no
tiene
carácter patológico. La falta
moderada
de armonía
prepara el te rreno para las
innumerables
diferencias que exis-
te
n
entre
los individuos
desde edad temprana,
es decir
producen
una cantidad
de
v ri iones
de
l norm lid d que debemos te -
ner en cuenta.
Aplicaciones
El ingreso al jardín de infantes como
mp
lo
Para retornar
a los
problemas
y los
interrogantes
plan-
teados
por
los padres
que
mencionamos más arriba :
Con los
argumentos
previos
in m nt
el
analista
de niños
no necesita responderlos basándose en
la
edad cronológica factor
que en
psicología no es
concluyente;
o
en la comprensión
inte-
lectual del niño de una situación determinada, que
es
un
con-
cepto diagnóstico
unilateral.
En
su
reemplazo
puede considerar
las diferencias
psicológicas básicas
entre la
madurez
y
la
inma-
durez
según las líneas
del
desarrollo.
La
disposición
con que
el niño
tiende
a enfrentar hechos
tales
como
el nacimiento de
un
nuevo hermano,
la hospitalización el ingreso a la escuela
etc. se
considera entonces como el resultado directo del
pro
-
greso
de su
desarrollo en todas
las l íneas
que están relaciona-
das con esa experiencia
específica.
Si
se
han
cumplido las etapas
adecuadas
las circunstancias tendrán un
resultado
beneficioso
y constructivo para el niño; en caso
contrario,
sea en todas o
sólo en algunas de las líneas el niño
se sentirá perplejo
y opri-
mido y
ningún
esfuerzo de los
padres, maestros
o
enfermeras
73
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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podrá prevenir
su
inquietud, su
infelicidad
y
su sentimiento
de fracaso, que a
menudo asumen proporciones
traumáticas.
Este diagnós tico del niño normal puede ser ilustrado
con
un ejemplo práctico, tomando uno entre tantos el problema
de
señalar
cuáles
son las circunstancias
de
desarrollo bajo las
cuales
el
niño
está
dispuesto
a ausentarse de su hogar transi-
toriamente por vez
primera
, o a
separarse
de
la madre
y
formar
parte de un
grupo en
el
jardín
de infantes sin sufrir demasiado
y con resultados beneficiosos.
n v l
requerido en l líne desde l dependenci h st
l utosuficienci emocion l
En
un pasado no
distante se
opinaba
que
un niño
que
hu-
biese alcanzado
la
edad de
tres
años y medio debería ser capaz
de separarse de su madre a la puerta
de
entrada del jardín de
infantes en
el día
de su
ingreso y
que podría adaptarse al
nuevo
ambiente
físico, a los
maestros nuevos
y
compañeros,
todo ello duran te la primera mañana. Se
pretendía
desconocer
la
inquietud
de
los nuevos alumnos;
se
consideraban poco im-
portantes el llanto
por sus
madres
y
su falta
inicial
de par-
ticipación y cooperación. Lo que sucedía
entonces
era
que
la
mayoría de los niños pasaban a través de una fase inicial
de
infelicidad
extrema, después de
la
cual se
adaptaban
a
la
rutina del
jardín.
Algunos
niños invert ían la
secuencia
de es-
tos hechos: comenzaban
con
un
período
de
aceptación
y de apa-
rente
placer que de
pronto,
para sorpresa de padres y
maes-
tros,
concluía
una
semana
después en intensa
infelicidad,
sin
participar de las actividades.
En
estos casos,
la
reacción demo-
rada se debía a
la
lentitud
intelectual
para
comprender
las cir-
cunstancias externas. El hecho
importante en
relación con
ambos
tipos
de reacción es
que anteriormente
no se consideraba
de modo
alguno
la forma en
que
los períodos
individuales res-
pectivos de inquietud y desolación afectaban internamente a
cada niño
y, aun
más
importante, que esos períodos eran acep-
tados como inevitables.
Examinados desde el
actual punto
de vista, sólo son inevi-
tables si se desestiman las
consideraciones
que conciernen
al
desarrollo. Si al
ingresar
al jardín un niño de
cualquier edad
cronológica
todavía
se
encuentra en la primera
o
segunda etapas
de esta línea
del
desarrollo,
la
separación del hogar y de la
madre,
aunque
sea por períodos cortos, es inadecuada y con-
traria a
sus
necesidades más
vitales;
la
protesta y el sufrimiento
en
estas
condiciones son legítimos. Si ha alcanzado al menos
const nci objet l fase
3 , la
separación de
la madre
será
menos
desconcertante y el niño estará
preparado para
establecer
relaciones
con gente I} ueva y para
aceptar
nuevos riesgos y
aventuras. Aun entonces, el cambio debe ser gradual, en pe-
7
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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queñas dosis; los períodos de independencia
no
demasiado
pro-
longados y al comienzo
debe
dejarse librado a la decisión del
niño la posibilidad de retornar a la madre si así lo prefiere.
l niv l requerido en la línea hacia la independencia
corporal
Algunos
runos no
se encuentran
cómodos
en
el jardín
de
infantes porque son
incapaces
de disfrutar de las comidas
o
bebidas
que le
ofrecen o de
usar el
inodoro para
orinar
o defe-
car.
Esta
situación no depende
en
realidad del
tipo
de
comida
ofrecido o de las reglas con relación al uso
del
artefacto
sani-
tario, aunque
el
niño
por lo general utiliza su falta de
familia-
ridad como una racionalización. La
diferencia
real entre la
capacidad
para su adaptación o su inadaptación corresponde al
desarrollo. En la línea de la
comida es necesario que
haya
al-
canzado por lo
menos
la
fase
4, es decir, alimentarse por sí
mismo;
en la
l ínea del control
de los
esfínteres que haya
alcan-
zado la
fase
3.
l niv l requerido en la línea hacia el compañerismo
El
niño
que no haya
alcanzado
por lo
menos
el
nivel en
que
considera
a los otros niños como
colaboradores
en el
juego
fase 3 será
un elemento
molesto dentro del grupo
del
jardín
y se sentirá desdichado.
Llegará
a ser un miembro constructivo
y destacado
en el
grupo tan pronto como
aprenda
a aceptar
a los
otros
niños
como socios
con derecho
propio, paso
que le
permite también formalizar verdaderas
amistades fase
4). En
efecto,
si el
desarrollo
en
este aspecto no ha superado los
niveles inferiores, no debería aceptarse
su
inscripción
en
el
jardín o si
ha
sido inscripto, se
debe
permitir que interrumpa
su asistencia habitual.
l niv l requerido en la línea desde el juego al trabajo
El
niño por
lo
general ingresa al
jardín
de infantes al
co-
mienzo de la
fase
en que el material de
juegos
sirve
a
las
actividades
del
yo y a las
fantasías subyacentes
fase
4),
Y
asciende gradualmente
por
la escala
del
desarrollo, atravesando
la
secuencia
de
los
juguetes
y
sus materia les has ta
que
al
con-
cluir el
jardín se encuentra
en
los comienzos del trabajo ,
que es un
requisito
previo
necesario
para ingresar a la
escuela
primaria. Al respecto, la tarea del maestro consiste
en
adaptar
las
necesidades de
trabajo
del
niño
y su expresión al
material
ofrecido, evitando
el aburrimiento
o el fracaso que se originan
por haber esperado
demasiado
antes de ofrecerlos o por
antici-
parse al nacimiento de la necesidad.
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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n cuanto a la capacidad del niño
para
omport rse
ade-
cuadamente
en el jardín de infantes depende no sólo de las lí-
neas del
desarrollo
descriptas
sino también en
general
de las
interrelaciones entre
su
ello y su yo.
En algún lugar de su mente, aun la más tolerante
de
las
maestras
jardineras
lleva
consigo la
imagen
del alumno ideal
del
jardín
que
no
exhibe
signos
de impaciencia
o
inquietud; que
pide
lo que
desea
en vez de
apoderarse
de ello; que puede espe-
rar
su
turno;
que queda
satisfecho con su participación;
que
no tiene
rabietas
y que puede tolerar desilusiones. Aun cuando
ningún niño desplegará todas
estas
formas
de conducta, se en-
contrarán
en el grupo, en
uno
u otro alumno, con
respecto
a
uno
u otro aspecto
de
la vida diaria. En términos analíticos
esto significa
que
durante ese período los niños aprenden a
dominar
sus impulsos y afectos en vez de
encontrarse
sometidos
a
su
merced. Los
instrumentos
del desarrollo
de que
disponen
pertenecen sobre todo
al
crecimiento del yo: el avance desde el
funcionamiento
de
procesos
primarios
a los secundarios es
decir la
capacidad de interpolar el
pensamiento, el
razonamiento
y
la
anticipación
del futuro entre
el deseo y
la
acción dirigida
a
su
logro
Hartmann,
1947 ; el progreso desde el principio
del
placer
al
principio de la realidad. La ayuda proviene del ello con
la fase de adecuación
del
yo -probablemente determinada
por
factores orgánicos-,
que disminuye la urgencia de los impulsos.
A continuación analizaremos relacionado con la escala de
regresión
infantil
normal Ernst Kris 1950 1951 el hecho
de que
no
debería esperarse que ningún niño pequeño mantenga
su mejor
nivel
de
rendimiento
o
conducta
durante
un
tiempo
prolongado. Estas declinaciones
temporarias
en
el
nivel
de fun-
cionamiento aun cuando ocurran con facilidad y frecuencia
no afectan
la
selección
del
niño para
ingresar a l
jardín de in-
fantes.
LA
REGRESION COMO UN
PRINCIPIO
DEL
DESARROLLO NORMAL
Las l íneas del desarrollo
y
sus desarmonías descriptas más
arriba no
son
en
sí
responsables de todas las complejidades
que
se presentan durante
la niñez y
especialmente de
no todos
los obstáculos y detenciones
que impiden su
curso uniforme.
Existe un progresivo crecimiento desde el estado
de inma-
durez
al
de madurez sobre líneas congénitas
determinadas pero
influidas
y
moldeadas
a
cada
paso
por
las condiciones
ambien-
tales noción con la
que
estamos familiarizados
en
el crecimiento
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8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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orgánico, donde los procesos anatómicos, fisiológicos y
neuro-
lógicos están en
constante
flujo. Lo
que
estamos acostumbrados
a ver en
el cuerpo
es
que el
crecimiento
procede
en una
línea
progresiva
y
directa hasta que se alcanza
la
edad adulta,
sola-
mente interferida por enfermedades
o -lesion es
graves
y final-
mente, por los procesos destructivos e involutivos de la vejez.
No
hay
duda
de
que
un
movimiento progresivo similar sub-
yace
al desarrollo psíquico, es decir,
que
en el desenvolvi-
miento de la
acción
instintiva,
los impulsos, los afectos,
la razón
y
la moralidad, el individuo también sigue
caminos
determina-
dos previamente y,
sujeto
a circunstancias ambientales, prosigue
hasta
su
término. Pero la analogía entre los dos campos no
puede extenderse
más
allá.
Mientras que normalmente,
en
el
lado
físico,
el desarrollo progresivo
es
la única fuerza innata
que
opera,
del
lado
mental invariablemente tenemos
que
con-
tar con un segundo conjunto de influencias complementarias
que
t rabajan en
dirección
opuesta, es decir,
las
fijaciones y
las
regresiones. Sólo el reconocimiento de ambos movimientos, pro-
gresivo y regresivo, y
de sus
interacciones,
provee
explicacio-
nes satisfactorias de
los hechos relacionados con
las líneas del
desarrollo descriptas más arriba.
r s t ipos
r gr sión
En un apéndice
1914
de interpretaciórt
de
los sueños
1900 se
distinguen tres
tipos
de
regresión: a topográfica
en
que
las
excitaciones
tienen dirección retrógrada,
desde
el
extremo
motor
al
sensorial
del aparato
mental, hasta que
-al-
canza
el sistema perceptivo; éste
es
el
proceso
regresivo que
produce
la satisfacción
de
deseos alucinatorios en
lugar de
los
procesos racionales
del
pensamiento; b temporal como un
salto atrás hacia viejas estructuras
psíquicas; c
formal
que
determina que
los métodos
primitivos de expresión
y
represen-
tación reemplacen
a los contemporáneos.
Se
establece en
este
sentido
que
estas tres clases de
regresión son
en el fondo una
misma
cosa, y coinciden en
la mayoría
de los casos,
pues
lo más
antiguo
temporalmente
es
también
lo
primitivo
en el
orden
formal, y lo
más
cercano
en
la
topografía psíquica al final
de
la
percepción
S.
Freud, Obras ompletas
vol. 1 . A
pesar
de sus similitudes, para
nuestros
propósitos actuales las accio-
nes
de
los distintos tipos
de regresión
son lo suficientemente
distintas como para analizarlas y tra tarlas de manera
separada
en
relación con
los aspectos
variados de
la
personalidad del
individuo
inmaduro
y
aun cuando fuesen más
subdivididas.
Para facilitar el pensamiento en nuestro lenguaje
meta-
psicológico
habitual
comienzo
por traducir
el concepto topo-
gráfico
previo del aparato
mental en
términos estructurales más
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actuales. La
referencia de
inteypret ción de los sueños
enton-
ces debería
leerse
de la siguiente manera:
que
la regresión
puede ocurrir en cualquiera de
las
t res par tes
de la estructura
de
la
personalidad,
tanto en el
ello como
en el
yo o
en
el su-
peryó; y que
pueden
estar comprometidos no sólo el contenido
psíquico sino
también
los
métodos de funcionamiento; que
la
regresión temportü sobreviene en
relación
con impulsos de
fines determinados con las representaciones objetales y con
el contenido de las
fantasías;
las
regresiones topográfic
y
for
m
afectan las funciones del yo los procesos secundarios del
pensamiento, el
principio
de
la
realidad, etcétera.
La regresión en el desarrollo
de
los impulsos de la libido
La
regresión que se
ha estudiado
más estrechamente en
análisis es la temporal en el
desarrollo
de los impulsos y de la
libido. Este t ipo afecta
por
un lado
la
elección de objetos y las
relaciones con ellos con
el
consiguiente
retorno
a los que ju-
garon
un rol inicial importante y a las expresiones más infan-
tiles
de dependencia. Por otro lado
la
organización de los im-
pulsos puede
estar
afectada en su totalidad y revertida a
niveles
pregenitales
iniciales y a las manifes taciones agresivas
que
los acompañan. La regresión
en este
aspecto se considera ba-
sada
en
características específicas del
desarrollo
de los impul-
sos es decir en el hecho de que mientras la l ibido y la
agresión
se movilizan hacia adelante desde
un
nivel
al
siguiente
y
catee-
tizan
los
objetos que
deparan
la satisfacción en cada
fase
nin-
guna de
las etapas de
esta l ínea
se
abandona
por
completo como
sucede con los procesos orgánicos.
Mientras que una
parte
de
la
energía
de los impulsos sigue un curso
progresivo,
otras
can-
t idades variables permanecen rezagadas,
ligadas
a fines y ob
jetos
de épocas anteriores y
crean
los llamados puntos de fij
ción al auto
erotismo
y al narcisismo a
las
distintas fases de
la relación madre-hijo,
a la
dependencia
preedípica y edípica
a los placeres
orales
y
al sadismo
oral a las act itudes sádico
anales
o pasivo masoquistas a la masturbación fálica al
exhibi-
cionismo a las actitudes egocentristas etc. . Los puntos de fi
jación
pueden determinarse
por
cualquier
tipo
de
experiencia
traumática,
sea por frustración o por gratificación excesivas
en cualquiera
de estos niveles pudiendo
existir
con distintos
grados de conciencia represión o inconsciencia. Este
hecho
es
menos
importante para el desenlace
del desarrollo
que los
que
cualquiera
que
sea
la causa y
en
cualesquiera de los dos estados
anteriores, tengan
la
función de ligar y retener
la
energía de
los impulsos y por
consiguiente
empobrezcan su funcionamiento
y las relaciones objetales posteriores.
Las
fijaciones y
regresiones siempre
se
han
considerado
78
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interdependientes. En
virtud
de
su
misma existencia y de acuer-
do con
la
cantidad de libido y agresión con que
están
catecti-
zados, los
puntos
de
fijación ejercen una
atracción retrógrada
constante
sobre
la
actividad de los impulsos, atracción
que se
hace senti r durante
todas
las
primeras
etapas
del
desarrollo y
también
en la
madurez.
Las complicaciones de la regresión
s xu l
pueden demos-
trarse mejor
en
todo caso clínico que se estudie y se describa
con gran detalle,
aunque
las
consideraciones que conciernen a
este
fenómeno
están
por lo general
demasiado
abreviadas
y
por consiguiente
son
incompletas . No es suficiente decir que
un
niño en el nivel fálico-edípico
ha
regresado a
la
fase
anal
u
oral bajo el
impacto
de la angustia de castración. Lo que se
debe describir de manera complementaria es la
forma,
el
alcan-
ce y la significación del movimiento
regresivo
que
ha
tenido
lugar.
La
consideración
anterior puede significar
en
sus formas
más
simples
nada
más
que el niño ha abandonado
la r ival idad
con
el padre y la fantasía de poseer a la madre edípica, habiendo
reactivado además su concepción preedípica de ella con
el
co-
rrespondiente
apego excesivo, exigencias, actitudes mortifican-
tes,
mientras
que todo lo demás se mantiene sin cambios; con-
tinúa considerándola como una persona
con derechos
propios
y
la
descarga
de
las
excitaciones anales
y orales relacionadas
con ella
durante la masturbación
fálica.
Este
concepto
también
puede
significar
que
la
regresión ha afectado además el nivel
mismo
de
las relaciones
objetales.
En
este
caso se abandona la
constancia
objetal
y se
reviven las
actitudes anaclíticas
u
objeto parcial):
la
importancia personal del objeto amado es
eclipsada
nuevamente
por
la importancia de
satisfacer un com-
ponente
instintivo, relación que es no
rmal alrededor
del segun-
do año de vida pero que,
en
edades
posteriores y
en la
madurez,
produce relaciones objetales
superficiales
y promiscuas. Existe
una
tercera
posibilidad:
que
la regresión incluya
también
el
método de descarga de
la
excitación
sexual . Cuando
así
sucede,
la
masturbación
fálica
desaparece completamente
y
es reem-
plazada por los
impulsos
de comer,
beber,
orinar o defecar en
el
momento de máxima
excitación.
Obviamente, las manifestaciones más serias son aquéllas
en que
se producen las
tres
formas simultáneas de regresión
sexual
del objeto, del
fin
y
del
método de descarga),
8 Cuanto más
considerable
haya sido la
fijación
durante
el curso
del desarrollo, más dispuesta
s
hallará la función a eludir las difi-
cultades exteriores por medio
de la regresión,
retrocediendo hasta lo s
elementos
fijados
.
. .
(S. Freud, 1916-16,
Obras ompletas
vol.
n
9
Durante
el
proce
so analítico de niños es
fácil
distinguir
entre
los pacientes
que
pr
oducen
(o
luchan por suprimir) la
erección
en
79
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egresiones n des rrollo del
yo
Como
analistas nos hemos familiarizado
tanto
con la
cons-
tante interacción entre las fijaciones de los impulsos y las re-
gresiones, que debemos cuidarnos para
no
cometer el error casi
automát ico de
considerar
los procesos
regresivos
del
yo y
del
superyó
como correspondientes.
Mientras que
los primeros están
determinados sobre
todo
por la persistente adhesión de los im-
pulsos a todos los objetos y posiciones que
han
producido satis-
facción en algún momento,
este
rasgo no es
compartido por
las
regresiones
del
yo que se basan en principios
diferentes
y
s iguen reglas
distintas.
Regresiones transitorias
del
yo durante
el
desarroHo normal
El
movimiento retrógrado del desarrollo
normal
de las fun-
ciones que se
presenta
en todos los niños es
bien
conocido
para
todos aquellos
que tratan
con pequeños y su educación en
ca-
pacidades prácticas. Para éstos, la regresión funcional se da
por sentada como una
característica común
de la
conducta in-
fantíl. ?
Actualmente, cuando se estudian en detalle, se puede
de-
mostrar que las
tendencias regresivas
están relacionadas
con
todos los logros importantes del niño: en las
funciones del yo
que
controlan la motricidad, la prueba de la
realidad,
la inte-
gración, el
habla; en la adquisición del control esfinteriano; en
los
procesos
secundarios del
pensamiento
y
el
dominio
de
la
ansiedad; en los elementos de
adaptación
social, como la tole-
rancia de frustraciones,
el
control de los impulsos, los modales;
en las exigencias
del
superyó, como la honestidad, la
justicia
con
respecto a los demás, etc. En todos estos aspectos la
capa-
cidad individual de
cada niño
para actuar a
un
nivel compara-
tivamente
alto
no es garantía de que su
rendimiento
sea
estable
y
continuo. Por el
contrario:
el
retorno
ocasional
a
una
con-
ducta
más infanti l debe
ser
aceptado como un
signo
normal. Por
momentos
significativos
y aquellos
otros que deben
correr
al inodoro
para orinar
o defecar o que
necesitan
con
urgencia tomar un vaso
de
agua o
chupar caramelos.
S. Freud señaló en Historia de una neurosis infanti l 1918,
escrita en 1914) que
el método de descarga de
la
excitación sexual
es
de extrema significación para evaluar
el
estado de la constelación
sexual d el niño:
E l
hecho de que nuestro infantil
sujeto
produjera
como
signo de
su excitación sexual
una
deposición
debe
ser
conside-
rado como un
carácter de su constitución sexual congéni ta . Toma en
el acto una act itud pasiva
demostrándose
más inclinado a una ulter io r
identificación con la
mujer
que
con
el hombre S. Freud [1918 1914)
J,
Obras omrpletas
vol.
Il).
10 Hay
un
dicho
popular
que
dice
que los
niños dan dos
pasos
hacia adelante
y
uno hacia atrás .
80
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consiguiente decir tonterías o aun
adoptar
el lenguaje de un
bebé tiene
derecho a un lugar específico
en
la
vida
del niño
paralelo
al lenguaje
racional y
alternando
con éste. Los hábitos
higiénicos no se
adquieren
al instante sino que toman un largo
camino a través de una serie interminable de avances retroce-
sos y accidentes.
El juego constructivo con juguetes
alterna
con el desorden la
destrucción
y
el
juego
erótico
corporal.
La
adaptación
social se
interrumpe
periódicamente
por
regresiones
al
egoísmo puro etc.
En
efecto lo
que
nos
sorprende
no son los
retrocesos
sino los logros repentinos ocasionales y los avances.
Estos progresos pueden es tar
relacionados
con
la
alimentación
y toman
la
forma
de
un súbito rechazo del pecho
materno
y
la
transición hacia
el
biberón
la cuchara
o
la
taza o de los líqui-
dos a los sólidos; desaparecen de manera
súbita
a una edad
posterior
el
disgusto y los caprichos por determinados alimen-
tos. También
sabemos
que suceden en relación
con
los hábitos
como el
súbito abandono
de
chuparse el
dedo o
de
los
objetos
de
transición
de
las
disposiciones fijadas para
dormirse
etc.
En el entrenamiento del control
esfinteriano
existen
ejemplos
de
un cambio casi
instantáneo
de
la
encopresis y enuresis
al
control absoluto
de
esfínteres ; con respecto
a la agresión su
desaparición de un
día para
otro reemplazada por una conducta
tímida
retraída
y desconfiada.
Pero aunque
estas
transforma-
ciones son convenientes para
el
medio el diagnosticador las
observa con
sospecha
y
las
relaciona no
con
el
flujo
ordinario
del
desarrollo progresivo
sino con
influencias
y
ansiedades
trau-
máticas que aceleran indebidamente
su
curso normal.
De
acuer-
do con la
experiencia
el
método
lento de
ensayo
y error
la
progresión y
la
regresión temporaria
son
más
convenientes
para el desarrollo de
la salud
mental.
l deterioro del funcionamiento de los procesos secundarios
durante las horas de vigilia del niño
Este
reconocimiento práctico
de
la
ubicuidad de las regre-
siones
del
yo
en la vida normal
del niño no se
relacionó durante
muchos
años
con
un tratamiento
correspondiente del tema
en
la bibliografía analítica. Personalmente me ha interesado este
problema por
largo tiempo
y lo
presenté
a la Sociedad
Psicoana-
lítica de
Viena en la
década de 1930
en
un
breve
trabajo
titulado
El deterioro
del
funcionamiento de los procesos secundarios
mientras el niño está despierto . Concluí
entonces
que
estos
deterioros se manifiestan
en
muchas
situaciones
que comparten
un factor
común:
el control
del
yo de las funciones mentales
está disminuido
por
una
razón
u otra como
por
ejemplo:
a En
el
análisis de niños como en toda condición analí-
tica se
toman
ciertas disposiciones con
la
intención de
apoyar
al niño
para
que reduzca sus defensas
y
controles
aumente
/
·81
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la
libertad de
las fantasías
de
los impulsos y
de
los procesos
preconscientes
e inconscientes. En
estas
condiciones
se puede
demostrar de qué
manera
el juego infantil
y
sus expresiones
verbales
pierden gradualmente las características de procesos
secundarios del pensamiento
como
la lógica la coherencia la ra-
cionalidad, y
despliegan
en cambio los caracteres
del funciona-
miento
de
los procesos
primarios
como
generalizaciones
despla-
zamientos, repeticiones, distorsiones y
exageraciones.
Un deter-
minado
tema de importancia que inicialmente ocupa un
lugar
lógico en una
fantasía
o
juego estructurado puede súbitamente
descontrolarse y
aparecer
conectado con
cada
elemento
de la
construcción, no importa cuán forzada e inadecuada sea la
rela-
ción; o puede intensificarse hasta el
absurdo.
Pasamos a dar
ejemplos tomados del
análisis
pasado y actual: un niño de
cinco años representaba en
sus
juegos
con muñecos
el elemento
de pelea de una
manera
tentativa y
juiciosa,
haciendo que
los
distintos
miembros
de
la
pequeña famil ia de
muñecos
se
envolvieran en discusiones los unos
con
los otros;
pero
a
medida
que
el juego
progresaba
el elemento de
pelea
se
hizo incontro-
lable y
se extendió
desde
las
personas a los objetos inanimados
hasta
que
en
el momento
de
mayor intensidad todos los mue-
bles estaban comprometidos
y
el f regadero de la
cocina
estuvo
envuelto
en
una batalla salvaje mano
a
mano con la mesa
y
los armarios. De modo
similar
el
dibujo
de
un barco
de batal la
de
un
niño puede
incluir
uno o dos cañones colocados en po-
siciones correctas, mientras que
en los
dibujos siguientes aumen-
tan
en
número
y
están
colocados en
cualquier parte
hasta
que
todo
el
barco,
por
encima
y
por
debajo
del
agua,
está
erizado
con ellos .P Los
ítems
como morder, que aparecen primero en
fantasías
relacionadas con
algún
animal
salvaje como el tigre
o cocodrilo pueden abandonar el lugar
donde
se encuentran
confinados por representación simbólica
y una vez
l ib res del
control del
yo
manifestarse
en
cualquier lugar ,
con todo el
mundo
y todas las cosas mordiéndose unas a otras, etcétera
b Casi idénticas manifestaciones pueden demostrarse fuera
del
medio analí tico
en
la conducta
normal
del
niño a
la hor
de ost rse
durante
el per íodo
de transición
desde la actividad
hasta que está
dormido,
cuando aun
los
niños
más
razonables
y bien
adaptados
comienzan a
enojarse,
gimotear,
decir
tonte-
rías, apegarse a la madre y a exigir la atención física
que
recibían cuando eran más pequeños. Aquí
también lo
que llama
la atención especialmente
es
el aumento en la desorganización
de
los procesos del pensamiento, la
perseveración de
una palabra
o frase, la
labilidad
general de los afectos demostrada en los
cambios casi instantáneos del humor que fluctúan
de
la hila-
Esto por supuesto
tiene
un
carácter
defensivo
que aquí
ig-
noramos
82
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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ridad hasta el llanto.
Para
el estudioso de la regreslOn, difí-
cilmente
puede existir
un cuadro más convincente
del deterioro
gradual del yo y del
fracaso
de
desempeñar
una función des-
pués de
la
otra hasta
que
finalmente
todas
las funciones del
yo cesan y
el
niño
se
duerme .
e) En
realidad,
mi primer encuentro
con estas
manifesta-
ciones sucedió
cuando
aún
asistía
a la escuela
Me recuerdo
vívidamente a mí
misma
cuando pertenecía a un grupo de
alum-
nos de sexto grado
que
se encontraba exhausto
por
el horario
continuado
de clases sucesivas sin ningún intervalo de descanso.
Aunque
éramos muy
sensibles y atentos en el comienzo de
la
mañana,
hacia la
quinta o sexta hora
esta
atención se debilitaba
y
las
palabras más inocentes de cualquier persona producían
salvajes estallidos de
risa
y de conducta descontrolada. Los
maestros que tenían
la
desgracia de
dictar
clases en esas
horas
denunciaban
indignados
a la clase de niñas como una manada
de
gansos tontos . Yo
comprendía nuestro
cansancio
y
me sor-
prendía que
nos hic iera
comportar
tontamente, pero lo único
que
podía
hacer
entonces
era
archivar este hecho
en mi me-
moria para expl icarlo más adelante.
tras regresiones del bajo stress
Aunque mis descripciones
despertaron
poco o
ningún
inte-
rés
en
la
Sociedad Vienesa
en aquel momento y no
fueron
pu-
blicadas), el tema ha sido discutido
en
fecha posterior por varios
analistas. Después de
observar la
conducta de pequeños
en
el
jardín
de
infantes,
Ernst
Kris introdujo
el
concepto
y
el
tér-
mino escala de regresión , y
demostró
con ejemplos
que mien-
tras
el
niño es
más
joven, más corto es
el
período
durante
el
cual su rendimiento
es óptimo. Esto explica el hecho bien co-
nocido empíricamente por
las
maestras jardineras,
de
que
la
actividad y la atención
de
sus alumnos es
menor
hacia el final
de
la mañana en
relación con su comienzo y
la razón de que
estas regresiones
afecten la manipulación del material de juego
retorno desde la
fase
de
juego constructivo
dominada por el yo,
hacia la
fase
del
juego
desordenado, agresivo y destructivo do-
minada por
los
impulsos); las
relaciones
sociales
el
retorno
desde
la
colaboración
con
los
compañeros
y la consideración
debida, hacia el egoísmo y la tendencia a
las
querellas);
y
la
tolerancia
a las frustraciones disminución
del control del
yo
sobre los impulsos con el
aumento
resul tante de
la urgencia
de
la actividad
instintiva).
Otras publicaciones señalan
situaciones
de stress además
del cansancio como factores operativos
en la
regresión funcio-
nal, aunque en estos casos la regresión del yo por lo general
acompaña la regresión
simultánea
de los
impulsos
o
la
precede
o es consecuencia de aquélla. Estos trabajos se ref ieren por una
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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parte a la influencia del
dolor somático
la fiebre , la incomodidad
física de
cualquier
tipo y
señalan
el
hecho
de
que en
lo que
respecta a
la alimentación
y los
hábitos del
sueño, el entrena-
miento del control
esfinteriano,
el
juego
y la adaptación en
general,
los
niños
enfermos tienen que
ser
considerados y tra-
tados
como
si fracasaran por
una situación potencialmente re-
gresiva,
con
una
marcada reducción
o
hasta suspensión
de
su
capacidad
funcional adecuada al
yo
A. Freud, 1952 .
Por
otra
parte,
desde
1940 en adelante se ha prestado
cada
vez mayor
atención
al efecto resultante
del
dolor somático originado por
situaciones
traumáticas,
ansiedad
y
sobre
todo el sufrimiento
del
niño pequeño cuando es separado de sus primeros objetos
amorosos angustia de separación). Las severas regresiones de
la
libido y del yo que se producen por
estas
causas,
han
sido
estu-
diadas
y
descriptas
en detalle en niños internados
en hogares
durante la guerra, y
en
otras instituciones residenciales, hos-
pitales, etcétera.
Existe
una característica
que
distingue a las
regresiones
del yo independiente de los variados
factores
etiológicos.
En
contraste
con
la
regresión
de los impulsos , el
movimiento re-
trógrado en
la
escala
del yo no retrocede a posiciones
previa-
mente
establecidas
puesto
que
no existen puntos de fijación.
En su Iugar vuelve a trazar, paso a paso, el camino seguido du-
rante el
curso
del desarrollo,
observación
confirmada por el
hallazgo clínico de
que
en las
regresiones del yo
el logro último
alcanzado
es el
que
invariablemente
desaparece primero.
,
Regresiones
del
yo como resultado de la actividad
defensiv
Otro tipo de
empobrecimiento
de las funciones del yo
me-
rece
describirse como
una
regresión , aunque por lo
general
no
se
incluya en
esta categoría.
A medida que
el
yo del
niño
crece y mejora en su funcio-
namiento, su mayor tom
de conciencia
del mundo interno y
externo
lo hace entrar
en
contacto con muchos aspectos dolo-
rosos y desagradables; el dominio creciente del
principio de
realidad
disminuye la expresión del deseo; el mejor
progreso
de la
memori conduce a
la
retención
no
sólo
de
las experien-
cias agradables sino también de
las
dolorosas y
atemorizantes;
la
función
sintéti
prepara el
terreno para los conflictos entre
las distintas operaciones internas,
etc
..El
flujo
resultante del dis-
placer y de la
ansiedad
es
más intenso
de lo que
un
ser humano
puede
tolerar, y
en
consecuencia es mantenido a distancia
por
12
Véase a este respecto Freud y D.
Burlingham
1943, 1944 ,
John Bowlby
1960 , James Robertson 1958 , René Spitz 1945, 1946
Y
otros
.
13 Véanse
las observaciones con respecto a
la
pérdida del habla,
del entrenamiento
esfinteriano , etc., en
niños
separados de sus
madres
.
84
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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medio
de
los mecanismos de defensa que
actúan
para
proteger
al
yo.
Por
consiguiente la neg ión interfiere en la exactitud de
las percepciones del mundo
externo por
medio de
la
exclusión
de
lo fastidioso. La represión
tiene
el mismo efecto en
el mundo
interno al retraer la
catexis
consciente de
los
elementos
des
agradables.
Las form iones re tiv s toman el lugar de las
sensaciones
ingratas
importunas. Estos
tres
mecanismos inter-
fieren
en la
memoria es decir con su funcionamiento
impar-
cial independiente del placer y del displacer. La proye ión
es
contraria
a
la
función sintética
al
eliminar de
la imagen
de
la personalidad los
elementos
que
provocan
ansiedad
atribu-
yéndolos
al
mundo objetal.
En
suma
mientras que
las fuerzas
de maduración y adap-
tación
presionan hacia el aumento de la eficiencia gobernada
por
la
realidad
en
todas las funciones del yo las defensas
contra el displacer
t raba jan en
dirección opuesta
e
invalidan
a
su
vez las funciones del yo.
En este
campo también por consi
guiente
el movimiento constante hacia adelante y hacia atrás
progresión
y regresión alternan e interactúan entre sí.
egresiones tempor ri s perm nentes de los impulsos del
yo
En
las consideraciones anteriores está sobreentendido
que
las regresiones
de los
impulsos
así como las del
yo
y del superyó
son
procesos
normales
que
tienen
su
origen
en
la flexibilidad
inmadura del individuo y que constituyen respuestas
útiles
frente a las tensiones
de
un determinado momento
siempre
accesibles al niño para enfrentar situaciones que de
otro modo
podrían
resultarle
intolerables.v Por consiguiente sirven simul-
táneamente a los procesos de adaptación y
defensa
y ambas
funciones contribuyen al mantenimiento del
estado
de nor-
malidad.
Lo que no se ha remarcado
de
manera suficiente hasta el
momento es
que
este aspecto beneficioso de
la
regresión se
refiere
sólo a
aquellos
casos
en que
el proceso
es temporario
y
espontáneamente
reversible.
El
empobrecimiento
de la
función
debido
al
cansancio desaparece entonces de modo automático
después del descanso o el sueño; si fue determinado por frus-
traciones dolor inquietud las posiciones de los
impulsos
de
adecuación
del yo o los métodos de funcionamiento
del
yo se
autorrestablecen
tan
pronto como se haya supr
imido
la causa
de tensión o al
menos
poco
después. Pero
sería un optimismo
14 De
acuerdo
con
la formulación de René Spitz .
15
Después de
una
enfermedad
separación hospitalización trans-
curren
períodos
de
duración variable
entre
el
retorno
de las condicio-
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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indebido de nuestra
parte
esperar una reversión tan
favorable
en
la inmensa mayoría de los casos. A menudo son tan frecuen-
tes, en especial después de tensiones de naturaleza traumática
ansiedades, enfermedades, etc. que una vez establecidas ;
las
regresiones
se
hacen
permanentes; la energía de los impulsos
se
desvía entonces
de
los
fines
adecuados al yo y
las
funciones
del
yo
y del superyó restan empobrecidas de
modo
que todo de-
sarrollo
progresivo
posterior
estará severamente lesionado. Cuan-
do
esto sucede,
la regresión
deja
de
ser
un factor beneficioso
del desarrollo
normal
y
se convierte
en un agente
patógeno.
Desgraciadamente,
en nuestra apreciación clínica de las regre-
siones
cómo procesos en franca evolución
progresi
va es casi
imposible
establecer en
el
caso de un niño determinado si
el
peligroso paso
del carácter transitorio al
permanente
ya
ha sido
dado
o si puede aún esperarse la
reinstalación
espontánea de
los niveles previamente alcanzados. Hasta
este momento
no
conozco
opinión
al
respecto,
a
pesar
de
que
la
decisión
acerca
de la anormalidad
del niño
puede
depender
de esta
diferen-
ciación.
regresión y l s líne s l des rrollo
Retornando
nuevamente
al
concepto
de
las
líneas del des-
arrollo:
Una vez que aceptamos la
regresión
como un proceso nor-
mal,
también
aceptamos
que el
movimiento
a lo
largo de
estas
líneas
se
produce
en
dos direcciones. Durante todo el período
del
crecimiento tenemos que
considerar
legítimo para
el
niño
la reversión periódica, la pérdida de los controles después de
haberse
establecido,
la
reinsta
lación de pautas anteriores con
respecto al
sueño
y la alimentación por ejemplo, durante
una
enfermedad ,
la búsqueda de protección
seguridad
espe-
cialmente en casos de ansiedad e intranquilidad por medio
del
retorno a
formas primitivas
de protección y confort en la
relación
simbiótica
preedípica con
la madre
especialmente
a la hora de
acostarse .
Lejos de
interferir
en
el
desarrollo pro-
gresivo
será
beneficioso
para
liberarlo,
si
el
movimiento
retró-
grado no se
bloquea
por
completo con
la desaprobación
del
medio y
con represiones
y restricciones internas.
Al desequilibrio en la personalidad del niño originado por
el
desarrollo en
grados diferentes
de las variadas líneas
que
progresan
hacia la
madurez, tenemos
que agregar
el desnivel
determinado
por
las regresiones de los diversos elementos de
la
estructura
y de sus combinaciones. Sobre estas bases
resulta
nes
normales externas y el restablecimiento
de
los
niveles propios
de
la
edad
con respecto
a los
impulsos
y
al
yo.
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más
fácil comprender por qué existen
tantas
desviaciones del
crecimiento y
del cuadro
promedio de un niño
hipotéticamente
normal .
Con
las
interacciones
entre la progresión
y
la
regre-
sión ambas de naturaleza tan
compleja
las disarmonías los
desequilibrios en suma las complejidades del desarrollo se
tornan innumerables las
v ri ciones de
norm lid d
8
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EV LU CION DE P TOLOGI
P RTE l LGUN S CONSIDER CIONES GENER LES
Dentro de la
estructura
del
pensamiento
analítico, la tran-
sición desde las distintas variaciones
de
la normalidad hasta
el establecimiento de la
patología
se considera un
paso
tanto
de
naturaleza cuantitativa
como
cualitativa. Opinamos que el
equilibrio
mental
de los seres humanos
está
basado por una
parte en
ciertas
relaciones fijas entre las operaciones
internas
dentro
de
su
estructura
y
por otra
parte, entre
la
personalidad
y las
condiciones
ambientales . Estas relaciones
son alteradas
por
un aumento o disminución
de
los
derivados
del ello como
ocurre
espontáneamente en el período de latencia, en
la ado-
lescencia en el clímaterio:
por
debilitamiento de
las
fuerzas
del
yo y del superyó, como sucede en estados
de
tensión,
de
cansan-
cio
extremo,
en numerosas enfermedades,
regularmente
en la
vejez; y por los
cambios
en las
oportunidades
para la obtención
de
satisfacción que
son ocasionados por la pérdida de objetos
y
otras
privaciones y frustraciones impuestas
externamente.
La
facil idad con que se perturba el equilibrio
ha conducido
al
criterio
de
que
entre
niños
n rviosos
y
norm l s
no puede
trazarse una frontera
definida, que
la enfermedad es un con-
cepto puramente
práctico,
que
han
de coincidir
la disposición
y la experiencia
para
hacer emerger la
neurosis; que en
con-
secuencia pasan continuamente muchos individuos de la salud
a la
neurosis,
y un número mucho
menor
de la neurosis a la
salud S. Freud 1909 vol. Il).
Mientras que
se
supone
que
esta afirmación se
refiere
a
personas de todas las edades tanto niños como
adultos
ídem),
es obvio que la
l ínea limítrofe
entre la
salud
y la enfermedad
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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mental es aun más difícil de establecer en la
niñez
que en las
etapas posteriores. En el cuadro del
crecimiento del niño
hacia
la madurez
descripto
en
el capítulo anterior
es inherente el
hecho
de que la
proporción de fuerzas
entre
el ello y
el
yo
está
en
f lujo constante; que los procesos de adaptación y defensa
beneficiosos y patógenos se mezclan entre sí; que las
transi
ciones
desde
un
nivel del desarrollo
al
siguiente constituyen
hitos
de
detención
potencial disfunción
fijación
y regresión;
que los derivados del ello y las funciones
del
yo
junto
con las
principales líneas
del
desarrollo
crecen
de manera
irregular;
que las
regresiones
temporarias pueden convertirse en perma
nentes; en
suma
que existe un número de
factores
que se com
binan
para
minar
detener
deformar y
desviar las fuerzas sobre
las que se basa
el
crecimiento mental.
Ante
este constante cambio
del escenario interno
del indi
viduo en desarrollo
las categorías
diagnósticas corrientes re
sultan
de
poca
ayuda
y
tienden
a
aumentar
más bien que
a dis
minuir
los aspectos
ya
confusos del cuadro clínico. En
años
re
cientes
el análisis
de
niños
ha
avanzado
de
manera
decisiva
en
muchas y
distintas
direcciones. En cuanto concierne a los
procedimientos técnicos ha
alcanzado
más o menos una posición
independiente a pesar de
muchos
contratiempos y .
dificultades
iniciales. En el terreno teórico se han
hecho
hallazgos reco
nocidos como
verdaderos
complementos y no
meras
confirma
cines
del
conocimiento psicoanalítico. Pero
hasta
la fecha este
espíritu
aventurero
y hasta
revolucionario
del analista de
niños
se
ha concentrado
en el
campo de
la
técnica y
la
teoría sin
entrar a considerar
el
importante problema de la clasificación
de los
trastornos.
En este sentido se ha
empleado
una política
conservadora
en
donde no sólo el análisis
de
adultos sino
también la psiquiatría
y
la
criminología
de
adultos han tomado
a su cargo y
al por mayor
las categorías diagnósticas infantiles.
Así todas las formas de
la
psicopatología de
la
niñez se
han
adaptado de manera más o
menos forzada
a estos
esquemas
pre
existentes.
Existen muchas
razones
por
las
cuales a la larga esta
solución de los problemas diagnósticos se demuest ra
insatisfac
toria
como
fundamento
para
la
evaluación el
pronóstico
y
la
selección de las
medidas terapéuticas.
LA
EVALUACION
DESCRIPTIVA LA
EVALUACION
METAPSICOLOGICA
Lo mismo que en el terreno del análisis de adultos la na
turaleza descriptiva de muchas de
las categorías
diagnósticas
corrientes se encuentran
en
conflicto con
la
esencia del
pensa
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miento psícoanalíticorpuestoque enfatiza
la
identidad o dife-
rencia entre
-Ia sintomatología .manifiesta
mientras descuida
las que conciernen a los factores
patógenos
subyacentes. Es
cierto
que de
este
modo
se
logra
una
clasificación de los tras-
tornos
que en
un examen
superficial aparenta
ser metódica
y
comprensible. Pero es te esquema no contribuye
en
realidad. a
una
comprensión más profunda
o a
promover
el dia gnóst ico
diferencial
en
términos metapsicológicos.
Al
contrario siempre
que el analista acepte j ui ci os di agnós ti cos a este nivel, se
en-
contrará
inevitablemente dirigido hacia confusiones con res-
pecto a
la
evaluación y
en consecuencia
a inferencias
terapéu-
ticas erróneas.
Para citar
unos
pocos ejemplos: términos
tales
como rabie-
tas, pataletas
vagabundeos
angust ia de separación etc., com-
prenden bajo el mismo
encabezamiento una
variedad de cua-
dros clínicos
en
los que
la
conducta y
la
sintomatología son
similares
aunque
de
acuerdo
con
la
etiopatogenia
metapsico-
lógica subyacente
pertenecen
a categorías analíticas
totalmente
distintas y requieren variadas medidas terapéuticas. .
Una
p t let
por ejemplo
puede no
ser
más
que la
des-
carga
afectivo-motriz directa de derivados instintivos caóticos
en
un
niño
pequeño;
en este caso, tiene
la
oportunidad de
desaparecer como
un
síntoma sin
necesidad
de tratamiento
tan
pronto como se hayan establecido el lenguaje y otros
canales
de descarga del yo
más
sintónicos. 0 como segunda posibili-
dad, los
berrinches
pueden representar una explosión destruc-
tivo-agresiva en
la
que las tendencias hostiles son,
en parte
desviadas
del mundo objetal
y descargadas
en forma violenta
sobre el
propio cuerpo
del
niño
y en su vecindad inanimada
inmediata
golpeando con
la
cabeza o
pateando
los muebles
paredes etc. ; este estado sólo se calmará
al
sonsacar
la
razón
de
la
cólera y
su
reconexíón con
la
persona responsable de
la frustración o la ofensa. 0 en
tercer
lugar lo que aparenta
una
pataleta puede ser, si se examina con mayor
detalle un
ataque de
ansiedad
como ocurre en
las
estructuras de la
perso-
nalidad mejor
organizadas de niños fóbicos toda vez
que el
ambiente
inter fiere en
sus mecanismos de protección.
Privado
de
su
defensa
el
niñoagorafóbico
que
es forzado a
salir
a
la
calle o el niño
con
una fobia a los
animales cuando
se enfrenta
con el objeto
que
teme está expuesto e
impotente
a una an-
siedad intolerable y masiva que se
expresa por
medio de esta-
llidos cuya descripción puede muy bien resultar
imposible
de
distinguir de
una
simple
rabieta.
No
obstante
a
diferencia
de
esta última estos ataques de ansiedad se alivian sólo por medio
de la restitución de la
defensa
o por la
investigación
analítica
la interpretación y la disolución de la fuente
original
de la
ansiedad
desplazada.
De modo
similar
una variedad
de estados
diferentes
se
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señalan
con
los términos de truhanería vagancia y vagabundeo
Algunos
niños
huyen
de sus hogares porque son
maltratados
o porque no
están
atados por vínculos emocionales a sus fami-
lias; o se escapan de
la
escuela
o
la evitan porque temen
al
maestro o a sus compañeros porque su rendimiento escolar no
es
satisfactorio porque esperan ser
criticados castigados etc.
En
este
caso
la
causa
de
la conducta infantil desviada tiene
su
origen en las condiciones
externas
de
la
vida
del
niño y des-
aparece cuando éstas se mejoran. En contraste
con
esta
situación
simple hay otros
niños
que vagan
sin
rumbo
o
hacen
novillos
no por razones
externas
sino por
razones
internas.
Se
encuen-
tran
dominados
por
una tendencia
inconsciente
que
los obliga
a
perseguir una
meta imaginaria
por
lo
general
un objeto
per-
dido perteneciente al pasado; es decir
aunque
su
descripción
indica que se escapan de su medio en un sentido más profundo
se dirigen hacia
la satisfacción
de
una determinada fantasía
.
En
este
caso
el mejoramiento
de las
circunstancias externas
no
hará desaparecer
el síntoma
sino sólo el descubrimiento
del
deseo inconsciente.
Aun el
empleo
del término más recientemente
acuñado
de
angustia de separación es más
bien de naturaleza
descriptiva
que dinámica. En los diagnósticos clínicos se 10 aplica de
ma-
nera
indiscriminada a los estados
de intranquilidad
provocados
por
la
separación del niño muy pequeño de su madre así como
a los estados mentales
que
originan las fobias a
la
escuela es
decir la
incapacidad
de alejarse del hogar -o
la
añoranza del
hogar
una forma de duelo
en
los niños
en
período
de
latencia.
También
aquí
emplear
el
mismo término para
los dos
tipos
de trastornos
con
manifestaciones aparentemente similares tien-
de a
oscurecer
las
diferencias
metapsicológicas esenciales que
los
caracterizan.
Separar por cualquier
razón
un
niño peque-
ñito
de su madre
durante
el
período
de unidad biológica entre
ellos representa una interferencia
inexcusable con
necesidades
fundamentales
inherentes.
El
niño
reacciona por
tanto
con
un sufrimiento legítimo
que puede
aliviarse sólo
por
el
retorno
de
la madre
o a la
larga
a través del establecimiento de una
madre sustituta. No existe correspondencia
en
este caso excepto
en la conducta con
los
estados
mentales del niño que
extraña
su casa o del que
sufre
de fobia a
la
escuela.
En
este último
caso
la
inquietud
experimentada
por
separarse
de
la
madre
de
los
padres
o del
hogar
se debe a su
excesiva
ambivalencia hacia
ellos. El
niño puede
tolerar
el
conflicto entre el
amor
y
el
odio hacia los padres sólo ante su presencia tranquilizadora.
En su ausencia el
lado
hostil de la ambivalencia asume propor-
ciones temibles y
el
niño
se aferra a los padres
amados
de ma-
nera
ambivalente para
protegerlos de sus
propios
deseos de
muerte
fantasías
agresivas etc. En contraste
con
el sufrimiento
infantil
debido a
la
separación que se alivia a
través
de la
92
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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reunión
con el
progenitor
perdido
en
los conflictos ambiva
lentes
la reunión con los padres actúa como
un paliativo;
en
este
caso sólo el
insight analítico de
los sentimientos conflic
tivos curará el síntoma.
En suma las formulaciones descriptivas tan útiles
dentro
de su
propio
terreno se tornan
desastrosas cuando
se toman
como
punto
de
partida para
inferencias
analíticas.
TERMINOLOGIA ESTATICA
TERMINOLOGIA
EVOLUCIONISTA
Puesto que los términos diagnósticos tal como se emplean
en
el presente se crearon teniendo
presente
los trastornos men
tales o sociales de los adultos inevitablemente descuidan los
problemas referidos
a
la
edad
y
las
fases
del
desarrollo
y
no
aclaran suficientemente las
diferencias
entre los
síntomas
ori
ginados por diferir o
fracasar en
los logros y por
perfeccionar
ciertos rasgos específicos
de
la
personalidad
y los
síntomas
provocados por crisis o transgresiones funcionales.
Para las
evaluaciones
del analista de niños
por
otra parte estas distin
ciones son fundamentales.
Las
formas de conducta tales como
mentir y
hurtar
las actitudes agresivas y
destructivas
las
per
versiones etc. no
pueden
adaptarse adecuadamente dentro de
un
esquema normal o patológico sin el
respaldo
de una escala
razonablemente
exacta
de las secuencias
del desarrollo.
m ntir
Por ejemplo
¿a
qué
edad
y en
qué
fase del
desarrollo
me
rece
la
falsificación de
la
verdad comenzar a recibir el
nombre
de mentira es decir
¿cuándo
asume la importancia de
un
síntoma con un color
distintivo
de desviación de
la
norma
social? Obviamente antes de que esto suceda tienen que atra
versarse una serie de
preetapas
del desarrollo durante
las
cuales
no
esperamos
veracidad
por
parte
del
niño.
Para
él
es
normal
alejarse de
las impresiones
dolorosas en
favor de las
placen
teras
tratar de disminuir la importancia de
las
primeras o igno
rarlas y hasta negarlas si son persistentes. Existen similitudes
entre esta actitud que es un mecanismo de defensa primitivo
dirigido
contra el displacer y la
distorsión de
los
hechos obje
Uvas en los
adultos
o
niños mayores.
Pero es
aún
una
cuestión
de .opinión personal la
manera
en u se relacionan
estas
dos
formas
de conducta y si la primera
debe
considerarse precur
sora
de
la segunda en la mente
del diagnosticador. La expresión
del
deseo y el dominio del
principio
del
placer
en suma:
los
93
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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procesos
primarios de la función
mental,
son
las fuerzas
que
en
el
niño pequeño se
oponen a
la
veracidad
en el sentido
adulto
que tiene
la palabra. El analista
de niños debe
decidir
desde
qué momento
en
adelante empleará
el
término
menti a
en sus
formulaciones diagnósticas, y
debe basar su
decisión al respecto
sobre
nociones
claras referidas
a
la medida
de los pasos
en
el
desarrollo del
yo, como
la
transición
de los procesos
primarios
a los secundarios, la capacidad de
diferenciar
el
mundo interno
del externo,
la
prueba
de
la realidad, etcétera.
Algunos niños
necesitan
más tiempo
que
otros para per-
feccionar
estas funciones
del
yo y
por consiguiente continúan
diciendo
mentiras
con
toda
inocencia .
Otros completan este
desarrollo normalmente, pero retornan
a
niveles anteriores
cuando
enfrentan frustraciones
y desilusiones excesivas en las
circunstancias
de
sus vidas, y
se convierten
en el
l lamado men-
tiroso
fantástico
pseudología
fantástica ,
que
encara
realida-
des
intolerables por medio
de
la regresión
a
formas infantiles
de
la
expresión de
los deseos.
Finalmente,
hay
niños
con un
des-
arrollo
del
yo avanzado
pero
cuyas razones para evi tar o defor-
mar la
verdad
son
otras
que el nivel de
su
desarrollo.
Su
mo-
tivación es
la
ganancia
de ventajas
materiales, el
temor
a la
autoridad, la huida de críticas
y castigos,
el
deseo
de parecer
importante,
etc.
En
las evaluaciones
del analista de
niños, el
término mentira está reservado con ventaja para
estos
últimos
casos, como el de
la
llamada
mentira delincuente.
En
muchos
de
los casos
reales que se observan
en
una
clínica
infantil, la
etiología consiste en una combinación de
estas
tres
formas, es decir,
la
mentira
inocente,
la
mentira
fan-
tástica y
la
mentira delincuente, con
las
formas iniciales del
desarrollo
que
actúan como precondiciones de las posteriores.
El hecho de que estas
asociaciones
sean comunes
y
frecuentes
no significa
que el analista de
niños
esté
absuelto
de
la res-
ponsabilidad de
desenmarañarlas
y
de determinar hasta qué
grado cada
uno
de
los factores
contribuye al resul tado
sinto-
mático final.
l hurto
Existen muchas
consideraciones
similares que gobiernan
l
empleo
del término
hurtar
que
es legítimo en la evaluación
diagnóstica
sólo después
que el
concepto de
propiedad privada
ha adquirido
significado
para
el niño.
También aquí
es nece-
sario trazar una
secuencia
del
avance
del
desarrollo que tan
poca
atención
ha recibido hasta el momento
por
parte de los
analistas.
La actitud que hace
que
el
pequeño
se
apodere
de todo lo
que
encuentra
se
atribuye
por
lo
general
a
su
insaciable
vora-
94
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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cidad
oral ,
que a esta temprana
edad no
está
limitada
por
ninguna
barrera del yo. Para mayor
exactitud
diremos
que tie-
ne dos raíces: una en
el
ello y
la
otra
en
el yo. Por una
parte, es s implemente el
funcionamiento
familiar
de acuerdo
con
el
principio del
placer
que incita al Ú
inmaduro
a
atribuirse
a sí mismo todo lo placentero,
mientras
que rechaza como ajeno
todo lo
desagradable.
Por
otra
parte,
es
la
falta de distinción
adecuada al yo
entre
su
propio
ser y
el
objeto que determina
la
respuesta.
Es bien sabido que a esta temprana
edad
un niño
puede
manipular o explorar
con
su boca partes del cuerpo de
la
madre como si fueran propias, es decir, juega con ellas auto-
eróticamente los dedos de
la
madre, cabellos, etc. ; o
le
presta
a su madre partes de su cuerpo para
jugar
sus dedos
en la
boca
de la
madre ;
o puede llevar la cuchara a
su boca
y a la de ella,
alternativamente. Estas acciones se malinterpretan
con fre-
cuencia
como prueba de
una generosidad
temprana y espontánea
en vez
de
ser consideradas
como
10
que
son, es decir, conse-
cuencia de los límites
imprecisos
del yo.
Esta
misma fusión
indiscriminada
con
el mundo
objetal
convierte a todos los
niños
en
una amenaza
formidable,
aunque inocente, al derecho de
propiedad de los demás.
Las
ideas
de mío y no mío que son conceptos indispen-
sables para
el
establecimiento
de
la
honestidad adulta se
desarrollan de
manera muy gradual
y al mismo ritmo que su
progreso hacia
el
logro de la individualidad.
Probablemente,
conciernen
en
primer lugar al propio cuerpo del niño,
después
a los
padres,
luego a los objetos de
transición,
todos los cuales
están catectizados narcisistamente
y
con amor
objetal.
De ma-
nera significativa,
tan
pronto como el concepto de lo mío
emerge
en
la mente del niño, comienza a cuidar de sus pose-
siones
con
fiereza,
mostrándose muy
celoso de cualquier inter-
ferencia. Comprende
entonces
la noción de haber sido privado
de o
haber
sido robado mucho antes que la opuesta de que
la propiedad de otras personas tiene que ser
respetada.
Antes
de
que esto último
adquiera
significado,
el
niño debe
extender
e intensificar sus relaciones
con otras
personas y
aprender
a
establecer la empatía
con
la
vinculación
de aquéllas a su pro-
piedad.
Cualquiera que sea
la
escala de
progreso
al respecto, los
conceptos de mío y
tuyo
como tal tienen
poca
influencia
sobre
la conducta del
niño pequeño,
pues
se
encuentran en
con-
flicto
con
los poderosos deseos de apropiación. La voracidad
oral, las tendencias posesivas anales,
la tendencia
a coleccionar
y a acumular, la
abrumadora
necesidad por los símbolos fá-
licos, todo convierte
al
niño pequeño
en
un ladrón potencial
a
menos que
la
coerción
educacional, las
exigencias
del
su-
peryó y con éstos, los cambios graduales en el
equilibrio
ello-yo
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8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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· trabajen en direcciones opuestas, es decir, hacia el
desarrollo
de
la
honestidad.
Tomando
en cuenta
las consideraciones anteriores, el díag-
nosticador debe
aclarar
muchos puntos antes de as ignar un caso
determinado de hurto a una
categoría
u
otra.
Debe preguntarse
si
la
acción
se
debe
a
un
desarrollo incompleto
o
detenido
en
la
adquisición
de la
individualidad ,
de
las relaciones objetales,
de la
empatía, de
la
formación del superyó el
hurto
en el caso
de niños retardados o deficientes mentales); o
cuando
el des-
arrollo
inicial
está
intacto,
si han
tenido
lugar
regresiones
tem-
porarias
en alguno de estos campos
vitales
el hurto ligado a
una
fase
determinada, como un
síntoma
transitorio); o cuando
la
regresión es
permanente en
uno u otro de estos aspectos
importantes,
con
el
hurto
como resul tado de una formación de
compromiso
síntoma
neurótico); o,
finalmente, cuando
la razón
yace exclusivamente en
un control insuficiente
del yo
sobre
los deseos normales y no regresivos de posesión, es decir,
en
una adaptación social defectuosa síntoma de delincuencia) .
Como con
la mentira ,
muchos de los actuales casos clínicos
de robos
tienen
etiología mixta, es decir,
están
originados
por
combinaciones de detenciones,
regresiones
y debilidad
en
el
control
del
yo. El hecho de que todos los
delincuentes jóvenes
comienzan
sus raterías hurtando de la car tera de la madre
indica
el
grado
en
que todas las formas de
hurto están
basadas
en
la unidad inicial de mío y tuyo,
el
propio ser y el objeto.
CRITERIOS
PARA
EVALUAR
LA
SEVERIDAD
DE
LA
ENFERMEDAD
El
analista de niños también halla
dificultades cuando pro-
cede
a medir la gravedad de los trastornos por medio de los
criterios empleados
comúnmente
con
los
adultos,
es
decir, un
examen de los síntomas existentes, una evaluación del sufri-
miento
por ellos provocado y
la
.
interferencia
resultante .
en
importantes
funciones. Ninguno de estos criterios es válido para
los
niños
a
menos
que sean
modificados
en gran
escala.
Sobre todo,
la
formación de síntomas
en la
niñez no tiene
necesariamente
la
misma significación que
en la vida
adulta
donde estos síntomas típicos son los que
nos
sirven de guía
para fijar el diagnóstico S. Freud, 1916-1917, Obras ompletas
vol. II). Muchas de las inhibiciones, síntomas y ansiedades de
los niños son originadas no por procesos de naturaleza
real-
mente patológica sino, como demostraremos más adelante, por
las tensiones y presiones
inherentes
a los procesos del desarrollo.
Estas inhibiciones síntomas comúnmente aparecen cuando
una
fase
particular
del crecimiento tiene
exigencias excesivas
96
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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de la personalidad
y si m
ientras tanto
no
son mal tratadas por
los
padres
pueden desaparecer
tan
pron
to como se haya
alcan
zado la adaptación al ni
vel
del desarrollo o cuando haya pasado
el momento culminante de la fase. Es
verdad que la
manifesta
ción de
una
dificultad traiciona la vulnerabilidad del
niño
; que
a menudo las llam
adas curas
espontán
ea
s preparan simplemente
el
camino par a un nuevo conjunto de
trasto
rnos que aparecen
en la fase siguiente; tambi
én
que éstos
habitualmente
no de s
aparecen sin dejar puntos débiles en uno u
otro
campo que
resu ltan
impor
tantes pa
ra la
formación sintomática en
la
vida
adulta. Pero no es en modo alguno raro incluso para sínto
mas
bien
establecidos como
la
evitación
del
objeto fóbico
las
precauciones obsesivas
las dif icultades
en
la
alimentación y
el sueño
que
des
aparezcan en el intervalo entre la
consulta
y la
investigación
del caso simplemente porque las
ansiedades
sobre
las
que están basadas se
tornan
insignificantes compa
radas con la amenaza que representa la investigación clínica.
Por
la misma
razón
antes
y
durante
el
t ratamiento pueden pre
sentarse
con rapidez
nuevas
combinaciones de
la
sintomatología
manifiesta
lo que significa
que
las mejorías sintomáticas du
rante la terapia son aun menos significativas que en los
adultos
.
En conjunto
la
sintomatología de los individuos inmaduros
es demasiado inestable para poder fundamentar la evaluación.
El
momento
en
que se
juzga que
los
adultos necesitan tra
tamiento
y se
decide iniciarlo está determinado por lo general
por la intensidad del
sufrimiento
que
provocan los trastornos.
En los niños sin embargo
el
factor del
sufrimiento
mental en
sí
mismo
no
es
una
indicación
cierta de
la
presencia
o
ausencia
de procesos patológicos o de
su
severidad.
Durante
largo tiem
po
hemos estado familiarizados
con
el
hecho
de que
los niños
sufren
menos
que los adultos por sus síntomas probablemente
con
la única
e
xcepción
de los ataques de ansiedad
que
experi
mentan
con
profunda
intensidad. Muchas
otras
manifestacio
nes patológicas en especial
las fóbicas
las
obsesivas
logran
con
más facilidad la
evitación dolorosa o penosa
que
su
causa
ción
mientras que
las restricciones o interferencias concomi
tantes
con la vida
ordinaria
afectan a
toda
la familia no como
en el
caso de los adultos sino al mismo paciente. Los caprichos
alimentarios las restricciones neuróticas
de la
alimentación
los
trastornos
del sueño el apego
excesivo las
pataletas perturban
a la madre pero el niño las considera sintónicas con el yo
síempre que pueda expresarlas libremente;
cuando
los padres
interfieren su acción
restrictiva
y no
el
síntoma es culpado de
originar
el sufrimiento
que padece.
El
niño aún
ignora
con frecuencia su enuresis y encopresis
nocturnas
y
niega
su
humillante
y
desagradable
naturaleza.
Las
inhibiciones
neuróticas
son generalmente
tratadas con
un
completo desinterés
del
campo determinado es decir
por
una
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restricción
del
yo y en
consecuencia
por
indiferencia hacia
la
pérdida de placer que
determine.
Los niños
con
trastornos
más
serios
como
aquél los con deficiencias mentales o morales re-
tardos autismo o psicosis infantiles están completamente aje-
nos a su enfermedad y el
mayor
sufrimiento en estos casos
corresponde
por supuesto a los padres.
Existe
otra
razón por
la
cual
la
presencia de sufrimiento no
es
en
sí misma
un indicador confiable
de
enfermedad
mental.
Los
niños
sufren
menos que los
adultos por
su
psicopatolo-
gía pero más
ante
otras tensiones a
las que se hallan
ex
puestos. En marcado contras te
con
las creencias convencio-
nales primeras se acepta
hoy
en
día
que
el sufrimiento
mental
es un inevitable producto colateral
de la
dependencia del niño
y de los propios procesos normales
del
desarrollo. Los
niños
muy pequeños sufren
agudamente
por
cualquier demora racio-
namiento y por las
frustraciones
impuestas a sus necesidades
corporales y a los
derivados de
los impulsos;
suf ren por la
se
paración de
sus primeros
objetos amados cua lquiera sea la
razón
que la determine;
debido
a desilusiones
reales
o imagi-
narias.
El
sufrimiento intenso es causado naturalmente
por
los
celos y
rivalidades
que son
inseparables
de las
experiencias
del complejo
de
Edipo o por las ansiedades que inevitablemente
surgen en
relación
con el
complejo
de castración etc. Aun el
niño más
normal puede sentir una desdicha profunda por una
razón u otra
durante
períodos
cortos
o largos prácticamente
durante cada
día de su
vida.
Esto es
una
reacción legít ima cuan-
do
las
emociones del niño y
su
sensitiva
apreciación
de las
impresiones
y
hechos
externos se
han
desarrollado
de
manera
adecuada. Opuesto a lo
que esperamos
encontrar en los
adul-
tos es el niño complaciente y resignado quien despierta nuestras
sospechas
de que
están
actuando en
él
procesos anormales.
La experiencia clínica demuest ra que los niños que son dema-
siado buenos es decir que aceptan sin protestas
aun
las con-
diciones externas más desfavorables se comportan así
debido
a enfermedades somáticas deficiencias en el desarrollo del yo
o porque son extremadamente pasivos con respecto a sus im-
pulsos.
La
explicación de por qué los niños se separan dema-
siado fácilmente de sus padres es quizá
porque
éstos han
fra-
casado para formar relaciones normales sea por razones inter-
nas
externas.
La
ausencia
de
tensión y
ansiedad
cuando se
está amenazado de perder el cariño no es un
signo
de salud
y
fortaleza en
el
niño; al contrario es a
menudo la primera
indi-
cación de un retraimiento
autista
del mundo objetal. En etapas
posteriores de la niñez también
existen sentimientos
de
culpa
y conflictos internos
de
manera legít ima con la
resultante
ten-
sión y que son signos indispensables del crecimiento normal
progresivo. Cuando
están ausentes
sospechamos serios retrasos
en los procesos de identificación internalizacíón e introyección
98
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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es
decir
en
la estructuración de la personalidad. El hecho de
que estos defectos se acompañen de una disminución de
las
tensiones internas no significa, en modo alguno,
una compen-
sación.
Obviamente debemos acostumbrarnos a
la
situación para-
dójica de
que la correspondencia
entre
la patología
y el
sufri-
miento
la
normalidad y la
ecuanimidad
como la
observamos
en los adul tos, se encuentra invertida en
los
niños.
Repito
un
argumento sobre el
que
he insistido
anteriormente
1945 cuando aconsejo a los analistas no basar sus
evaluaciones
en
el
grado de empo re imiento de
fun ión a pesar de
que éste es uno de los
criterios más
reveladores en la
patología
de los adultos. En el niño
no existe
un
nivel
estable en el fun-
cionamiento de ningún campo o en ningún momento determi-
nado;
es decir, que no existen puntos de referencia sobre los
cuales
basar
la
evaluación. Como
ya
hemos descripto
en
rela-
ción
con
las
manifestaciones regresivas
el
nivel de
la
capacidad
funcional
del
niño
fluctúa de manera incesante.
Debido
a las
alteraciones producidas
por el
desarrollo y a
los
cambios
en
los grados de
las
presiones
internas y externas las posiciones
óptimas se
alcanzan se pierden y restablecen repetidamente.
Esta
alternancia
entre
la
progresión y
la
regresión es normal
y
sus
consecuencias son transitorias aunque las consiguientes
pérdidas de los
logros
y de
la
eficiencia alcanzados, algunas
veces
pueden
impres ionar a l observador como ominosas. En
general
es
conveniente insistir
en
que
los
niños
en cualquier
edad pueden a veces
manifestar
una conducta
por
debajo de
su
nivel
potencial s in que sean clasificados automáticamente
como retrasados
inhibidos
o en regresión .
El diagnosticador de niños
puede encontrar
esta premisa
fácil de
cumplir puesto
que es bastante
difícil
determinar
cuá-
les
son
las áreas de
las act iv idades
que deben considerarse
significativas
a este respecto. El juego la
libertad
de producir
fantasías
, el rendimiento escolar, la
estabilidad
de
las
relacio-
nes objetales,
la
adaptación social, se han sugerido
por turno
como aspectos vitales. No
obstante ninguno
puede
calificarse
a la
par
de
las
dos funciones
vitales
primordiales del
adulto:
su
capacidad para llevar una
vida sexual y
amorosa normal
y
su
capacidad para trabajar. Como hemos sugerido
anteriormente
1945 existe sólo un factor
en
la niñez cuyo daño
puede
con-
siderarse de
suficiente
importancia en
este sentido
y nos
refe-
rimos
a su
capacidad de
avanzar en pasos
progresivos
hasta
que
la
maduración, el desarrollo
en
todos los campos de la
personalidad y
la
adaptación a
la
comunidad social hayan sido
completados. Los
desequilibrios
mentales
pueden considerarse
normales
s
iempre
y
cuando
estos procesos
vitales se conserven
99
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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intactos; en cambio deben s
er tomados seriamente tan
pronto
como
afecten
al mismo
de
sarrollo,
sea
con demora, con reversión
o
con parálisis complet
a.
LA
EVALUACION BASADA EN EL DESARROLLO
Y
SU SIGNIFIC
ACION
Resulta
obvio, a la luz
de
los criterios señalados,
que
el ana-
lista de
niños debe
l iberarse de aq
uellas categorías
diagn
ósticas
rígidas, estáticas, descriptivas, o
por
ot
ras
razones,
ajena
s a su
campo
de acción. Sólo
así será
capaz de
examinar
los
cuad
ros
clínicos
con una nueva orientación
y de
evaluarlos de acuerdo
con su
significación dentro
de
los procesos
del
desarrollo. Esto
significa que
su
atención debe tomar otros
rumbos
desde
la
sin-
tomatología
del
paciente
hasta
su
posici
ón
en
la escala
del
cre-
cimiento,
en
relación con
el
desarrollo de
los impulsos, del
yo
y
del superyó, la estructuración
de
la personalidad
lí
mites
estables entre el
ello,
el
yo y
el
superyó y
las formas de fun-
cionamiento la
progresión
desde los procesos
primarios del
pensamiento hacia
los
secundarios,
del
principio
del
placer
al
principio de la realidad ,
etc.
El analista debe preguntarse
si
el niño que examina
ha alcanzado los
niveles del desarrollo
que son apropiados para su edad;
en
qué
aspectos los ha su-
perado
o está retrasado;
si
la
maduración
y el desarrollo
son
procesos activos o
hasta qué punto
están afectados como resul-
tado
de
los
trastornos
del
niño;
si
ha
padecido regresiones
y
detenciones,
en
este
caso
hasta
qué
profundidad
y a
qué
nivel.
Para encontrar las respuestas
a estos
interrogantes
se
ne-
cesita un esquema
del
desarrollo normal
promedio, en todos los
aspectos,
tal como
lo
hemos intentado
en
el capítulo anterior
.
Cuanto
más completo sea el esquema,
con
mayor facilidad
podrá
evaluarse
al
paciente individual en relación con
la
uniformidad
o
desnivel de
la escala
de
progreso, la armonía o disarmonía
entre
las líneas
de desarrollo y la naturaleza transitoria y
permanente de
las
regresiones
.
El desniv l en la progresión de los m pulsos y d
l
yo
En los casos en que el desarrollo cursa a
diferentes ve
lo-
cidades en los distintos campos
de
la
personalidad
esperamos que
surjan
consecuencias patológicas.
Una de
estas
eventualidades
con
la cual estamos familiarizados
forma parte de
la etiología
de
la
neurosis obsesiva,
donde
el desarrollo
de
l yo y
del
su-
peryó
están acelerados, mientras que el desarrollo
de
los im-
pulsos
es
más lento
por
lo
menos comparado con el anterior.
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La
incompatibilidad
entre
las exigencias
morales
y estéticas
relativamente
intensas
del
superyó
y las
fantasías
y derivados
de los
impulsos
relativamente toscos
conduce
a conflictos in-
ternos que a
su
vez ponen en movimiento la actividad
de
la
defensa obsesiva.
El
caso
opuesto,
es
decir,
la
disminución
en la
velocidad
del
desarrollo
del yo
y del
superyó
asociada
al progreso
normal
o avanzado
de
los impulsos se observa al menos
con
tanta fre-
cuencia,
si
no
más, en la
práctica
clínica
de
nuestros días y en
parte es
responsable
de
muchos
de
los
cuadros clínicos atípicos,
manifestaciones limítrofes, etc. Cuando el
yo
y el superyó son
inmaduros
comparados
con los niveles
de
la
actividad
de los
impulsos,
no
existen relaciones
objetales
emocionales adecua-
das,
ni pronunciado
interés social y moral como para contener
y controlar los componentes
pregenitales
y agresivos de los
im-
pulsos.
En su
desarrollo
sexual,
estos
niños
alcanzan
el nivel
sádico-anal sin la
suficiente
maduración del yo
para
convertir
y
neutralizar
las tendencias
pregenitales,
que
pertenecen en
esta fase a valiosas contribuciones para la formación del ca-
rácter, es decir, a las
correspondientes
formaciones y
sublima-
ciones
reactivas.
O bien, el
nivel
fálico sin
desarrollar de ma-
nera
simultánea
las
relaciones objetales
determinadas
por el
yo,
que
normalmente
organizan
las
tendencias
fálicas desunidas
en
el cuadro coherente
del
complejo
de Edipo. O
bien, alcanzan
la
madurez física
en la adolescencia antes de
que
el
yo
esté pre-
parado para la relación emocional genital que concede signifi-
cación
psíquica
al
acto sexual ,
etcétera.
En suma, mientras
que
el
desarrollo
acelerado del
yo
con-
duce
a aumentar los conflictos, a formar síntomas neuróticos y
al
carácter obsesivo, el desarrollo
acelerado
de los impulsos
produce
pérdida
de control
de
situaciones referentes al sexo
y la agresión, integración insuficiente
de
la personalidad y
per-
sonalidades impulsivas Michaels, 1955).
desarmonía entre las líneas del desarrollo
Como indicamos
más arr iba,
no esperamos que el niño
de-
muestre
una
pauta muy
regular
en su crecimiento
y
estamos
dispuestos a
hacer
concesiones si su nivel de
desarrollo
es más
avanzado
en
un campo de su vida que en otro. La
desarmonía
Véase
S. Freud Obras Completas vol. 1, 1913): la antici-
pación
temporal
de la
evolución
de l yo a la
evolución
de la
libido ha
de integrarse también entre los factores de la disposición a la neurosis
obsesiva .
Otra
razón
para el desarrollo de síntomas obsesivos, es decir,
la
regresión
unilateral
de
los
impulsos, será
analizada más
adelante
.
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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entre
las
líneas del desarrollo
se
convierte en
un
agente pató-
geno sólo cuando el desequilibrio de la personalidad es excesivo.
En este caso, los n iños ingresan al servicio diagnóstico con
una larga l is ta de
quejas provenientes
del
hogar
o de la
escuela
.
Son los niños
problemas ; su
propio trastorno
perturba
a los
demás;
no
aceptan
las
normas de
la:
comunidad
en
conse-
cuencia
no
se
adaptan
a
ningún
tipo de vida comunitaria.
La
investigación clínica confirma que estos niños no
per-
tenecen a ninguna de las categorías diagnósticas comúnmente
aplicadas. Una forma de aproximarse a la comprensión de
su
anormalidad es utilizar las distintas fases
de las
variadas líneas
del
desarrollo como una
escala
aproximada de valores.
Así,
nos
encontramos
que
cada
nivel de su
progreso
está
desproporcionado
con
respecto a los otros.
Los
ejemplos más
instructivos, en este sentido, son
los
niños con cocientes
de
in-
teligencia verbal
excepcionalmente altos
y al
mismo tiempo
con
niveles
de rendimien to
extremadamente bajos,
como es
bastante habitual
(despertando la sospecha
de
lesión orgánica ,
pero también con un retraso excepcional en las
líneas
de ma-
durez
emocional,
de compañerismo,
de
manejo corporal.
La dis-
torsión
resultante
de su conducta es
alarmante, en
particular
en campos
tales como
el
acting
out de
las tendencias sexuales
y agresivas,
la
profusión
de
fantasías organizadas, la racionali-
zación
inteligente de las
actitudes delincuentes
la pérdida de
control sobre las tendencias
anales
y uretrales. Estos casos
se clasifican,
en
la forma corriente,
como
limítrofes
o
pre-
ps ícótícos .
Otra combinación bastante
frecuente es la incapacidad del
niño para alcanzar las
fases
finales en la línea desde el juego
al trabajo,
mientras
que
el desarrollo
emocional y social,
el
ma-
nejo
corporal,
etc., se encuentran
intactos y,
en lo que a ello se
refiere,
el
niño manif iesta un nivel adecuado a
su
yo. Estos
niños concurren a las clínicas
por
sus fracasos escolares, a pesar
de su
inteligencia normal. En
el examen diagnóstico habitual
no
es
fácil establecer los
pasos
específicos
en
la
interacción del
ello
y
el
yo que
no
han
podido lograr,
a
menos que los
exami-
nemos para buscar los requisitos previos
de
una actitud co-
r recta para el
trabajo,
tales
como
el control y la modificación
de los componentes de los impulsos pregenitales; el funciona-
miento relacionado con el
principio
de la realidad y el placer
en los
resultados
finales de la actividad. Algunas veces todo
o
mn aspecto
u
otro
están
ausentes. Desde
e l pun to de vista des-
criptivo, estos niños generalmente se clasifican como inca-
paces de concentrarse , con una amplitud breve de la atención
o
inhibidos .
2
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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Las regresiones
permanentes
sus consecuencias
Como señalamos
anteriormente
capítulo III),
la
regresión
cesa como factor beneficioso
en
el desarrollo si sus resu-ltados se
vuelven permanentes, en
vez
de
ser
espontáneamente rever-
sibles.
En
este
caso, los
distintos componentes
de
la estructura
ello, yo y superyó) deben relacionarse entre sí con nuevos
términos, basados
en
el daño determinado
por la
regresión. Son
estos efectos
posteriores
de
la
regresión que originan las reper-
cusiones
más lesivas
sobre la personalidad y que deben consi-
derarse en
su
rol
de
agentes patógenos.
Las regresiones permanentes, igual que las transitorias,
pueden
tener su
punto
de partida en cualquier campo de
la
personalidad.
Una
de
las posibilidades
es que el
movimiento regresivo
comience
n
el
yo y
el
superyó
y los
reduzca
a
un
nivel infe-
rior
de funcionamiento
y que secundariamente el
daño se
ex-
tienda
hasta
los derivados
del
ello. El yo y
el
superyó, cuando
regresan, tienen
menos
poder de control
que
se manifiesta
en
un debilitamiento de
la
censura , es decir, en
la línea
divisoria
entre el
ello y el yo y la eficiencia
general
de
las
defensas
yoicas. Los resultados son una conducta impulsiva:
abrirse
paso entre
las tendencias agresivas y los afectos, hiatos fre-
cuentes
en
el
control
del ello, irrupciones de elementos
irra-
cionales en
la
mente consciente
del
niño y en
la
conducta
racio-
nal anterior.
Para
los padres, estos son
hechos
alarmantes que
modifican
en
gran
medida
el
carácter
del
niño
sin
que
se
conozca
una razón
aparente.
En la
investigación clínica el
de-
terioro puede rastrearse hasta encontrar la presión excesiva
a la
que
fueron sometidos
el
yo y el
superyó,
tales como un
shock traumático, hechos internos o externos que producen
ansiedad,
separaciones, desilusiones
severas
con
el amor objetal
del
niño y con sus
objetos de
identif icación, etc. Jacobson,
1946.)
La otra
posibilidad
es que la regresión comience en
os
de
rivados
del
rro
y
que su influencia patógena
se
extienda en
dirección contraria. En este
caso,
el
yo
y
elsuperyó
están
afec-
tados en una de las dos formas posibles, dependiendo de si
condenan la
actividad
inferior
de los impulsos o
si la objetan.
En las entidades clínicas
que per tenecen
al pr m r caso
el
yo y
superyó sucumben a
la
presión regresiva ejercida por
los
hechos
en el
campo
de los
impulsos
y
reaccionan con
su
propia regresión, es decir, con una disminución de sus normas
y exigencias. De este modo, se evita el conflicto
interno
entre
el
ello y el yo, y los
instintos
permanecen sintónicos con el yo.
Por
otra parte, está afectada la personalidad total
del
niño
y
reducido
el nivel
global
de
maduración,
circunstancia que
conduce
a
muchas formas problemáticas
de
conducta infantil
3
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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atípica delincuente y limítrofe. En el detalle clínico los tras
tornos
resultantes
dependen de
la intensidad
de los movimien
tos regresivos en ambos terrenos de los componentes
particu
lares de los
impulsos
o las
funciones
del yo y del superyó que
están afectadas y
finalmente
de las nuevas formas de interac
ción
entre
el
ello y
el
yo
en
e l nivel
en que
el
proceso
regresivo
se
haya
detenido.
Debido a
la
comparativa debilidad e inmadurez del yo in
fantil la extensión de
la regresión
hacia
ambos
campos
de la
personalidad es
más
característica
de
la niñez que
de la edad
adulta aunque no está por completo ausente en esta
última.
El
segundo c so se refiere a aquellos
niños cuyos
yo y su
peryó
están mejor
organizados
desde una temprana edad en
adelante
y
que
son capaces de mantenerse firmes en presencia
de
la
regresión de los impulsos. En
muchos
sentidos sus fun
ciones han alcanzado
el
estado
que designamos
con
Hartmann
1950
b autonomía secundaria del
yo
es decir
un
grado
de
independencia de los hechos que se
producen en
el ello. En
lugar
de aceptar las crudas fantasías e impulsos sexuales y
agresivos que aparecen en
la
mente
consciente
después que
la
energía de los
impulsos ha
regresado a los puntos de fijación
estos niños se horrorizan de ellas las rechazan con
ansiedad;
bajo la presión de es ta ansiedad uti lizan primero los
variados
mecanismos de defensa y si
fracasan
recurren a la formación
de compromisos y síntomas. En suma desarrollanconflictos
internos que
conducen
a los cuadros
familiares
de
las
distintas
neurosis infantiles.
La
historia
de
ansiedad
las
fobias el
pavor
nocturno
las
obsesiones los
rituales
los
ceremoniales
a la hora
de
acostarse las inhibiciones y las neurosis del
carácter perte
necen a esta categoría diagnóstica.
La diferencia entre la
regresión
de los impulsos tanto de
carácter
sintónico como dístónico con el yo está
mejor
ilus-
trada
con
referencia a
las regresiones
desde la fase fálica a
la
sádico-anal típica en los varones en el momento cúlmine de
su temor a
la castración motivado
por el complejo de Edipo.
Los niños en quienes la
regresión del
yo y del superyó se
presenta inmediatamente
después de
la
regresión de los im
pulsos
se vuelven
en
este
momento más sucios o más
agre
sivos o más
apegados
y posesivos o
más
pasivo femeninos en
su conducta o exhiben una
combinación
de estos
variados
atri
butos que
están
incluidos en
la
sexualidad de la
fase
anal. En
estos
pacientes
es
característico
que
no
les importe retornar a
las actitudes
que
ya
habían superado.
Aquellos otros niños cuyos productos
del
yo son tan po-
derosos como para resistir
la
regresión y que reaccionan con
típica ansiedad culpabilidad y act ividad defensiva no desarro
llan
los mismos
síntomas
o
rasgos
del
carácter
en
todos los
104
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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casos pero sí una
variedad
de ellos de acuerdo con
los ele-
mentas específicos de
los
impulsos, a los cuales
oponen
fuertes
objeciones.
Cuando
las tendencias a la suciedad, sádicas y pasi-
vas son
rechazadas por
el
yo
y el superyó con igual intensidad,
la
defensa
se ext iende sobre todo el campo y la sintomatología
es
profusa. Cuando sólo
uno
u
otro
es seleccionado
los
síntomas
estarán
restringidos a una
tendencia
a la limpieza
excesiva,
temor
a la polución compulsión de
lavarse
las
manos,
o
bien
a la inhibición de la actividad y competencia, al temor de trans-
formarse en mujer, o a estallidos compensadores de
agresividad
masculina, etc. En
todo
caso
el
resultado es indiscutiblemente
neuróti o
sea como síntomas obsesivos aislados o comienzos
de la formación de
un carácter
obsesivo.
También
es cierto
que en
estos casos el yo
está
finalmente
afectado
por la regresión y se torna
más
infanti l, pero
esto
es
un hecho secundario
debido
a mecanismos primitivos de defen-
sa
tales como la
negación, el
pensamiento mágico el aisla-
miento, la anulación hacer y deshacer que se ponen en
acción
además
de las
represiones
formaciones
reactivas
más ade-
cuadas al yo. También esta
regresión
está l imitada a
las fun-
ciones yoicas. Con respecto al nivel y severidad
del
ideal
del
yo y de las exigencias del superyó, no hay movimientos regre-
sivos; al contrario,
el
yo continúa realizando los
esfuerzos
más
extraordinarios
para
satisfacerlas.
LA
EVALUACION POR MEDIO DEL
TIPO DE ANSIEDAD Y
DE
CONFLICTO
En
el curso
del crecimiento
normal cada niño atraviesa una
serie de pasos
que conducen
desde el estado
inicial
de compa-
rativa indiferenciación hasta la estructuración
completa f ina l
de la personalidad en el ello el
yo
y el superyó.
La
división
entre el ello y el yovcon los diferentes tipos de funcionamiento
y los
diversos
objetivos e
intereses
válidos
para
cada
uno,
se
continúa
por la
división
dentro del yo después de la cual el
superyó,
el ideal del
yo y
el
ideal del
sí
mismo
asumen e l papel
de guías
y
críticos
de
los pensamientos
y acciones del
yo
. La
integridad o
el
daño del crecimiento a este respecto y la po
sición exacta del niño en esta línea vital del desarrollo se revelan
al examinador por
medio
de dos tipos de manifestaciones evi-
dentes:
por
la naturaleza
de
los conflictos del
niño
y por el
tipo prevalente
de
sus
ansiedades.
Con respecto a los conflictos
hay
tres posibilidades primor-
diales
.
La primera
consiste en que el niño y el ambiente
tienen
propósitos contrarios,
lo
que sucede cuando bajo los dictados
del
principio
del
placer,
el yo
del niño se pone del lado del
ello
5
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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en la
prosecución de
la
necesidad,
de
los impulsos y la realiza-
ción del deseo,
mientras
que
el
control
de
los derivados del
ello está reservado
al
mundo exterior.
Este
es un estado legí-
timo en
la
niñez temprana antes
de
que el ello y
el
yo se hayan
separado decisivamente
el
uno del otro, pero se c
onsidera
como
infantil
si persiste
en
edades posteriores
o si
el
niño
regresa
a esta situación. Las ansiedades coordinadas con este estado
y características desde el
punto
de vista diagnóstico, son pro-
vocadas por el mundo exterior y adoptan diferentes formas de
acuerdo con
una
secuencia
cronológica que se desarrolla en
la
forma
siguiente:
temor de ser
aniquilado
como consecuencia de
la pérdida
del
objeto que
lo cuida es decir,
angustia de
sepa-
ración durante
el
período de
unidad
biológica con
la
madre);
temor de la pérdida
del
amor del
objeto
después de haber al-
canzado el estadio de la constancia objetal); temor de
sercri-
ticado y castigado por
el
objeto durante la fase anal-sádica
cuando este
temor
está reforzado por
la
proyección
de
la
propia
agresión infantil); temores de castración durante el período
fálico-edípico .
El segundo tipo
de
conflicto se establece después de iden-
tificarse
con
las fuerzas
externas
y de la
introyección
de su
autoridad en el superyó. La razón de este choque puede ser
la misma que ya hemos señalado, es decir, perseguir la reali-
zación
de
impulsos y deseos, pero
el
desacuerdo se
produce ahora
internamente entre
el
yo y
el
superyó.
Con
respecto
a
las
ansie-
dades, este
choque
se manifiesta a través del
miedo
del superyó ,
es
decir,
de
sentimientos
de
culpa.
Para
el diagnosticador la
aparición de sentimientos de
culpa
es un signo
indudable
de
que
ya se ha hecho un avance extremadamente importante
en
la estructuración, es decir,
el
establecimiento de un superyó
operante.
Es característico del
tercer
tipo
de
conflicto que las con-
diciones externas no tengan influencia
sobre
ellos, bien directa-
mente, como
en
el primer tipo, o indirectamente, como
en el
segundo. Esta clase de
choques
se deriva exclusivamente de
las relaciones
entre el ello y el yo y de las
diferencias
intrín-
secas entre
sus
organizaciones.
Los representantes
de los im-
pulsos y
los
afectos
de cualidades
opuestas,
tales como
el
amor
y
el
odio, la actividad y la pasividad, las tendencias masculinas
y
femeninas, conviven
pacíficamente en el ello mientras
el
yo es inmaduro. Pero se tornan incompatibles y se convierten
en
una
fuente de conflictos tan pronto como la
función
sintética
del yo
en
proceso de
maduración
empieza a operar sobre ellos.
Por
otra parte, todo
aumento
en la urgencia de los impulsos
es experimentada por el
yo inmaduro
como
una
amenaza u
organización y como
tal
da
origen
a conflictos, que
siendo
de
carácter interno provocan gran
ansiedad en
el niño;
pero en
contraste con
el
temor
y
la
culpa,
esta ansiedad permanece en
6
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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las
profundidades
y no
puede identificarse
con
certeza en la
base
diagnóstica
sino sólo durante el análisis.
La clasificación de los conflictos en
externos,
internalizados
y verdaderamente internos contribuye a crear
una escala
en
cuanto al
orden
de gravedad de los tras tornos infanti les que
están
basados, esencialmente,
en
conflictos.
En
lo
que
concierne
a
la
t erapia también contribuye a .explicar
por qué
algunos
casos mejoran
con
el tratamiento de
las
condiciones ambientales
aquellos basados en conflictos
externos ;
por qué otros son
accesibles
solamente
a la
intervención interna pero
no necesitan
más
que períodos promedios de análisis conflictos
internali-
zados}; mientras que un
cierto
número
de niños requieren trata-
miento
analítico
intenso durante un
período
prolongado y se
presentan al analista con
dificultades
excesivas verdaderos
conflictos internos . Véase S. Freud, 1937.
LA
EVALUACION POR MEDIO DE
CARACTERISTICAS GENERALES
El
analista de niños que tiene
la tarea
de evaluar el
signi-
ficado de los
trastornos
infantiles también debe
dar
su opinión
con
respecto
a las perspectivas futuras de su salud o
enfermedad
mental. Este pronóstico se
basa
no sólo en los detalles del tras-
torno infantil exis tente
sino también
en ciertas
características
generales
de la
personalidad que juegan
un
papel esencial en
el
mantenimiento del equilibrio interno. Estas características son
una
parte
integrante de
la
constitución individual, es decir,
ellas son innatas o adquiridas bajo la influencia de
las
primeras
experiencias del infante.
Puesto que el
yo es
el
encargado
de
mediaren sí
mismo, y
entre
el yo y
el
medio, estos
rasgos son
en su mayor
parte
características del yo.
Estos factores
estabi-
lizadores
se
refieren
a una alta tolerancia
para
las
frustraciones;
un buen potencial
para sublimar;
modos efectivos
de enfrentar
la
ansiedad; y
una fuerte
pulsión a
completar
el
desarrollo.
toler nci de frustr ciones
y
el potenci l de sublim ción
La experiencia demuestra que la perspectiva del niño de
mantener su salud mental está estrechamente ligada con su
reacción
al
displacer
liberada
cuando los derivados de los im-
pulsos permanecen insatisfechos. Los
niños
varían
mucho
a
este respecto, aparentemente
desde
el
comienzo. Algunos no
pueden tolerar ninguna demora
o disminución
en la
satisfacción
de sus necesidades y su protesta consiste en impaciencia, hos-
tilidad
e infelicidad;
insisten en la
satisfacción
inmodificada del
107
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
http://slidepdf.com/reader/full/freud-anna-normalidad-y-patologia-en-la-ninez 106/186
deseo
original
y
rechazan todas las
satisfacciones
sustitutivas
o
comprometidas con
la necesidad.
Por
lo general, esto se
observa
primero
en la alimentación pero se extiende
también
a las
fases
posteriores como una respuesta habitual a toda contrariedad de
sus
deseos. En contraste , otros
niños
toleran
las
mismas
can-
tidades
de frustración
con
comparativa ecuanimidad
o
reducen
de manera sistemática, cualquier tensión
que
experimentan
aceptando gratificaciones sustitutas. Este tipo de respuesta se
lleva
a cabo desde
las
fases
más
tempranas a las
posteriores.
Obviamente,
el
primer
grupo
es el
que
está
en
peligro.
Las cantidades
no
disminuidas de tensión y ansiedad
con
que
su
yo
debe luchar
se mantienen
bajo un control muy precario
por
medio
de
defensas primitivas tales como la negación la
proyección, o se
descargan periódicamente en
fo rma de estallidos
caóticos
de
malhumor. Hay una distancia muy
corta entre
estos
mecanismos y la patología, es decir, la producción
de
síntomas
neuróticos, delictivos
o
perversos.
Los
niños del
segundo
grupo
permanecen
normales bajo
las
mismas
condiciones,
o
encuentran alivio
a
través del
salu-
dable desplazamiento neutralización de la energía de los im-
pulsos que dir igen hacia fines aceptables. No existe la menor
duda que esta
capacidad para sublimar actúa como una valiosa
salvaguardia
para
su
salud
mental.
l control de nsied d
Hay
poca
diferencia
entre los niños con
respecto
al tipo
de ansiedad que
experimentan,
pues,
como mencionamos ante-
riormente,
son productos secundarios
invariables
de las
fases con-
secutivas de la unión biológica con la madre angustia de sepa-
ración ;
de la
de
relaciones
objetales
miedo a la
pérdida
del
cariño
objetal ;
del
complejo de Edipo angustia
de
castra-
ción ; de la formación
del
superyó
culpabilidad .
No es la
presencia o
la
ausencia, la calidad ni
aun
la cantidad
de la
an-
siedad lo que
permite
pronosticar la
futura
salud o enfermedad
mental; lo realmente significativo a este respecto es sólo la
capacidad
del
yo
para
enfrentar
la
ansiedad.
Aquí, las diferen-
cias entre un individuo y otro son muy
pronunciadas
y la opor-
tunidad de mantener e l equilibrio mental varía de acuerdo con
esta disposición.
Si las demás circunstancias son iguales, los niños que están
más predispuestos a ser víctimas
de
trastornos neuróticos en
etapas posteriores son aquéllos incapaces
de
tolerar cantidades
moderadas
de ansiedad.
En
este
caso se ven
forzados
a
negar
y reprimir
todos
los peligros externos e internos
que son
fuentes
potenciales
de
ansiedad
o proyectar los peligros internos hacia
el mundo
exterior,
lo
que hace
a
este
últ imo mucho más te-
8
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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mible
o retirarse
fóbicamente
de
las
situaciones de
peligro
para
evitar los ataques de ansiedad.
En
suma estos niños esta-
blecen una pauta para
la vida
posterior en
la
que
la
liberación
de
la
ansiedad
mani
fiesta
debe
mantenerse a
cualquier
precio
y esto se logra por medio de actitudes defensivas
constantes
que
favorecen resultados patológicos. .
Los
niños
con
pos
ibilidades
favora
bl
es
de salud mental
son
aquellos
que
se
en
frentan con las mismas
situaciones
peligrosas
de manera activa
por med
io de los recursos del yo tales como
la
comprensión intelectual
el
razonamiento lógico
el
cambio
de
las circunstancias
externas los contraataques agresivos: los
que
tratan de dominar
la
situación
en
vez de retirarse. Puesto
que
así
pueden enfren
tarse
con
grandes cantidades de ansiedad
en consecuencia pueden
presc indir del
exceso de actividades
defensivas formaciones de compromiso
y s íntomatología.s
s t
n
enci s regresiv s
y
progresiv s
Mientras que en
todos los niños
existen
fuerzas tanto
re
-
gresivas como progresivas como elementos
legítimos del
des-
arrollo
la
proporción de
la
intensidad
entre ambas varía de
uno a otro
individuo
. Existen
niños
para los cuales
desde
muy
temprano toda experiencia nueva
mantiene
la
promesa de pla-
cer sea probar gustos y consistencias
nuevos
en
la
comida;
sea
el
avance de
la
dependencia
hacia
la
independencia
en la
mo-
tricidad;
sea el
distanciamiento de
la
madre
hacia nuevas aven-
turas juguetes compañeros;
o
el avance desde el hogar hacia
el
jardín de infantes la escuela etc. Sus vidas están dominadas
por los deseos de ser
grande de hacer
lo
mismo
que los
adul-
tos y
la
realización
parcial
normal de esos deseos los com-
pensa de las dificultades
las
frustraciones y las desilusiones ha-
bituales que encuentran en su camino. Los niños del tipo
opuesto
experimentan
el
proceso de crecimiento
en todos
los niveles
como una privación de las formas previas
de
gratificación. No
se destetan
de
manera espontánea como
sería
lo adecuado para
su edad sino
que
se
apegan al
pecho materno o
al biberón
convierten este
paso
en
un
hecho traumático;
temen
las
conse-
cuencias
de ser mayores
de aventurarse
de
conocer
gente ex-
traña y más
tarde
de
asumir
responsabilidades etcétera.
2
Este
dominio activo de la
ansiedad no
debe
confundirse con las
bien conocidas tendencias
contrafóbicas
del niño. En el
primer
caso
el yo se enfrenta directa y saludablemente con el
peligro
mismo mien-
tras
que
en el
segundo
c so el
yo
se defiende secundariamente
contra
las act itudes fóbicas establecidas.
El
control activo de la ansiedad
fue
descripto de manera muy
efectiva
por O.
Isakower
en un informe verbal acerca de un
niño
atemorizado que expresó con envidia: Aun
los soldados
tienen miedo;
pero
ellos
tienen suerte porque no
les
importa .
9
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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La distinción clínica entre los dos tipos se establece
mejor
por
la observación de las reacciones infantiles con relación a
alguna experiencia importante tal como la enfermedad somática
el
nacimiento de
un
hermano
etc.
Cuando las
tendencias
pro-
gresivas sobrepasan las regresivas el niño responde a períodos
prolongados de enfermedad
con
un aumento en la madurez
del
yo o
responde
al
nacimiento de
un
bebé en
la
familia reclamando
para
sí la posición y
los privilegios
de l hermano o
hermana
mayor . Cuando la
regresión
es más
fuerte que la
progresión
las enfermedades
somáticas hacen al
niño más
infantil
y el nací-
.miento de
un hermano
se convierte
en una
razón
para abandonar
sus logros y desear para sí el estado de bebé.
El
predominio
de las
tendencias
sean
progresivas
o regre-
sivas como
un
rasgo general de la personalidad influye
en
el
mantenimiento de
la salud mental
y
en
consecuencia
tiene
valor pronóstico. Los beneficios del
placer
que
experimentan
con
el
crecimiento
el
desarrollo
y
la
adaptación
ayudan
a los
niños del
primer
grupo. Los niños del segundo tipo
están
más
expuestos
a
detenciones en
los puntos de
transición
entre los
distintos
niveles
del desarrollo
en
especial
a
establecer
puntos
de fijación a
sufrir
de desequilibrio emocional y a refugiarse
en la formación de síntomas.
UN PERFIL
METAPSICOLOGICO
DEL NIÑO
La investigación
durante el
proceso
de
evaluación
produce
una gran cantidad
de información constituida
por datos de di
verso
valor
y que
se
refieren a campos y capas diferentes de
la personalidad infanti l: orgánica y psíquica
ambiental
ele
mentos congénitos e históricos; hechos traumáticos y benefi-
ciosos; desarrollo
pasado
y presente;
conducta
y logros
perso-
nales; éxitos
y fracasos ;
defensa
y
sintomatología
etc. Aunque
todos
los
datos
que
se recogen
merecen
una cuidadosa inves-
tigación
incluyendo
la
verificación
o la
corrección posterior
durante
el
tratamiento
es básico
para
el pensamiento
analí-
tico
que
el
valor
de
los
distintos
ítems
de
información
obtenidos
no debe
ser
juzgado de
manera
independiente es decir
que
cada uno se relacione con
el
conjunto al que pertenece. Los
factores hereditarios dependen para su
impacto
patógeno de
las influencias accidentales con
las
que
interactúan. Los defec
tos
orgánicos
como las anomalías
congénitas
la
ceguera
etc.
dan lugar
a las más variadas consecuencias psicológicas de
acuerdo con las circunstancias del ambiente y los recursos
men
tales del niño. La ansiedad como
ya
fuera descripto no pue-
de evaluarse
suficientemente sobre
la base de la . calidad o
la
cantidad
desde
que su
impacto patógeno
depende de
los
me-
110
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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canismos o
la capacidad para enfrentarla Murphy,
1964 y
de
los recursos defensivos
del
yo. El
mal
genio
del
niño y sus
acciones irracionales
deben
examinarse en
relación
con
las pau-
tas
de
conducta
de la
familia, y
la evaluación de
los casos
en
que el niño desarrolló
estas
formas de conducta de
manera
in-
dependiente debe diferir de
aquellos casos
en
que
las
ha
adop-
tado
por
imitación
e identificación. Los hechos
traumáticos
no
deben evaluarse superficialmente,
sino
traducirse
en
su
signi-
ficado específico en
cada
caso. Los atributos
tales
como el
heroísmo o
la
cobardía,
la
generosidad o la avaricia, la
rac ío-
nalidad
o la
irracionalidad deben comprenderse
de manera di-
ferenciada
en los distintos individuos, y
juzgarse
a la
luz
de
sus
raíces
genéticas,
de su fase
y edad
de
adecuación, etc.
Por
consiguiente,
cualquiera
de estos elementos obtenidos aunque
idénticos en
nombre
pueden
ser
totalmente diferentes en
su
significado en un marco
personal
distinto.
De
la
misma
manera
que estas
variables
no
se
prestan
para
comparaciones con otras
supuestamente
idénticas
en
otros individuos, tampoco ofrecen
una
base
confiable
para la evaluación
diagnóstica
cuando
se
examinan fuera del contexto al que pertenecen,
es decir, sin
relacionarlas
con otros campos
de
la
estructura de la
perso-
nalidad
.
En la mente del analista
todo el
material
recogido
durante
el procedimiento
diagnóstico
se organiza
en lo
que
podemos
llamar un perfil
metapsicológico
comprensible del
niño, es decir,
un cuadro
que
contiene datos de
naturaleza
dinámica, genética,
económica,
estructural
y
de
adaptación. Esto
puede
conside-
rarse
como
el
esfuerzo
sintético
del
analista cuando analiza
hallazgos muy
discordes, o
también
demuestra
su
pensamiento
diagnóstico separado
analíticamente
en sus distintos compo-
nentes.
Este
tipo
de
perfiles
puede
dibujarse en distintos momentos,
es decir, después
del
primer contacto entre el niño y
la
clínica
fase del diagnóstico preliminar , durante e l análisis fase del
tratamiento y después de finalizado el análisis o el control
de seguimiento
. fase
terminal .
Entonces,
el perfil sirve
no
sólo como
un
instrumento para completar y
verificar el
diag-
nóstico sino
también
para
evaluar
los
resultados del
tratamien-
to, es decir, para controlar la eficacia del tratamiento psico-
analítico.
En la fase diagnóstica, el perfi l
de cada
caso debe comenzar
con el s íntoma que
motivó la consulta,
su
descripción,
su
his-
toria
y
antecedentes familiares
y una
enumeración
de las
n
fluencias
ambientales posiblemente
significativas. Desde allí
avanza hacia el cuadro
interno
del niño
que
contiene informa-
ción acerca de la
estru tur
de
su
personalidad; las in teracciones
dinámi s dentro de
la
estructura;
algunos factores
e onómi os
que
conciernen
a
la
actividad
de los
impulsos
y
la
intensidad
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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relativa de las fuerzas del ello y
del
yo; su adaptación a la
realidad, y algunas h ipótesis de
naturaleza
genética que
deben
verificarse durante y después del tratamiento . Entonces, divi-
dido
en
ítems, un
perfil
individual puede consist ir
en
:
E
squem
a d
el perfil
diagnóstico
l . MOTI
VO
E CONSULT Detención del
desarrollo
, problemas
de conducta, ansiedades, inhibiciones, síntomas, etc. .
II . DES
CRIPCIÓN DEL NIÑO
Apariencia personal,
actit
ud,
ma-
neras, etc. .
III. AN
TECEDE
NTES F MILI RES E
HISTORI
A PERSON L
IV. POSIBLES
INFLUENCI S
MBIENT LES SIGNIFIC TIV S .
V.
EV LU CIÓN DEL DES RROLLO
A.
esarrollo
de
los
mpu sos
1.
Libido
- Examinar y describir
a
en
relación con
la
fase del iiescrroüo
si
en
la secuencia de las fases l ibidinales oral, anal,
fálica,
latencia,
preadolescencia, adolescencia el
niño
ha alcanzado la adecuación
a su yo y especial-
mente más
allá
del
nivel
anal
hasta el
fálico;
si
el nivel
más alto alcanzado es
el
dominante ;
si en
el momento
de
la
evaluación, este
nivel
más
alto
se
mantiene
o
ha
sido abandonado de
manera
regresiva
por
otro anterior;
b
en
relación
con
la
distribución de la libido
si el yo se encuentra catectizado lo mismo que
el
mundo objetal y si existe
suficiente narcisismo pr
i-
mario y secundario,
investido
en el
cuerpo,
el
yo
o
el superyó para asegurar su respeto de sí mismo,
su
autoestima
, un
sentido de bienestar
sin
llegar
a una sobreestimación de
sí
mismo, indebida inde-
pendencia
objetal,
etc
.; describir
el
grado de depen-
dencia
de
la
propia estimación
de
las relac
iones
objetales;
c en relación con
la
li bido de los objetos
si en el nivel y calidad de las
relaciones objetales
narcisista, anaclítica,
constancia objet
al, preedí-
pica, ed ípica, postedípica, adolescente
el
niño ha
progresado de acuerdo con su edad;
si en
el
momento de la evaluación, el nivel más alto
alcanzad?
se mantiene o
ha
sido abandonado regre-
sivamente;
112
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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si
las relaciones objetales existentes se corresponden
con el nivel mantenido
o
en regresión
de
la
fase
de
desarrollo.
2.
Agresión
- Examinar las
expresiones
agresivas
que
se
encuentran
a
la
disposición
del
niño:
a de
acuerdo con su cantidad,
es decir
presencia
o
au-
sencia en el cuadro manifiesto; .
b de acuerdo
con
su
calidad
es
decir la corresponden-
cia con el nivel del desarrollo de la libido;
c
de
acuerdo con su dirección hacia el mundo objetal
o
hacia
el propio yo.
B
l des rrollo del yo y del superyó
a
Examinar
y
describir la normalidad
o las deficiencias
del aparato del
yo
que sirven
a
la
percepción
la
memo-
ria, la motricidad,
etcétera;
b
examinar
y
describir
en
detalle
la
normalidad
o
anor-
malidad de las
funciones
del
yo memoria,
prueba de
la
realidad,
síntesis,control de
la motricidad, el habla, los
procesos secundarios
del pensamiento .
Investigar espe-
cialmente
deficiencias
primarias. Anotar la falta de uni-
formidad
en los
niveles
alcanzados.
Incluir
los
resultados
de
los
tests
de inteligencia.
c
examinar
en
detalle el
estado
de
la
org niz ción de l s
defens s y considerar:
si
la defensa es
empleada
específicamente contra los im
pulsos individu les que deben identificarse o
por
lo
general,
contra la
actividad de
los impulsos y el
placer
instintivo
como
tal;
si
las
defensas son decu d s l yo demasiado
primitivas
o demasiado precoces;
si
la defensa está equilibr d
es decir
si el
yo
tiene
a
su
disposición
muchos mecanismos importantes
o
si
está restringido a
utilizar
unos pocos de manera ex-
cesiva;
si la defensa es efectiv
especialmente
en el
control de
la ansiedad, si ello
resulta
en equilibrio o desequili-
brio labilidad
movilidad
o
paralización dentro de la
estructura;
si las defensas
del niño
contra los impulsos
dependen,
y
hasta qué
punto,
del mundo
objetal, o
son
indepen-
dientes
del mismo desarrollo
del
superyó .
d
anotar
toda interferencia secundaria
en
la
actividad
de-
3
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
http://slidepdf.com/reader/full/freud-anna-normalidad-y-patologia-en-la-ninez 112/186
fensiva con los logros del yo , es decir, el precio pagado
por
el individuo
para mantener
la organización defen-
siva.
VI. EV LU IONES GENÉTI S las regresiones y los
puntos
de
fijación)
Desde
que presumimos que las
neurosis infantiles y al-
gunos
trastornos
psicótícos de
los niños) se
inician
en
las re-
gresiones
de
la libido
hacia
los
puntos de
fijación
en
los
veles anteriores, la localización de estos
puntos
problemáticos
en la historia
del niño
es
uno
de
los
intereses vitales del exami-
nador. Durante
el diagnóstico inicial
se delatan
los campos
siguientes:
a)
por ciertas formas
de
ondu t manifiesta
que
son
ca-
racterísticas
de
determinados
niños y
que permiten arri-
bar
a
ciertas
conclusiones
con respecto
a los procesos
subyacentes
al ello
que
han
sufrido
represiones y modi-
ficaciones
pero que
han dejado una huella inconfundible.
El mejor ejemplo 10 constituye el carácter
obsesivo
ma
-
nifiesto, en
donde
la limpieza, el orden, la puntualidad ,
la
acumulación de
objetos,
las dudas, las
indecisiones,
etc.,
traicionan
las dificultades especiales
experimenta-
das por el niño cuando
luchaba con
los impulsos
de
la
fase sádico-anal, es decir
una
fijación a esa fase.
De
manera similar, otros rasgos
del carácter
o
actitudes trai-
cionan
los
puntos
de
fijación
en
otros
niveles
o
en
otros campos.
La preocupación
por
la
salud o
seguridad
de los
padres
y
hermanos demuestra
dificultades espe-
ciales
para
enfrentar deseos
de
muerte
de
la infancia;
el temor
a las medicinas, los caprichos alimentarios, etc.,
señalan
la defensa contra
las fantasías
orales;
la timi-
dez, la defensa
contra
el exhibicionismo; la
añoranza
por el
hogar
a la ambivalencia no resuelta,
etcétera ;
b
por la tivid d de
las
f nt sí s
del
niño,
algunas
veces
traicionadas accidentalmente durante el procedimiento
diagnóstico,
por
lo
común
accesibles sólo
por medio
de
los
tests de
personalidad. Durante el análisis, las fan-
tasías conscientes e inconscientes proporcionan, por
su
-
puesto,
la
información más completa acerca de las partes
3
La
interacción del desarrollo de los impulsos con el desarrollo
del yo y el superyó pueden evaluarse por medio de
las líneas
del
desarro llo véase el
capítulo
III lo cual nos
da
una idea
de
qué
manera la personalidad total reacciona ante cualquiera de las situa-
ciones vitales
que plantean
para el niño un problema de control inme-
diato.
Esto
puede hacerse dentro del ámbito del perfil como Parte
v.c.) o como
un
complemento.
114
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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importantes
desde el
punto
de
vista
patógeno de
la
his-
toria de
su desarrollo ;
e por aquellos ítems en la sintom tolo í
donde las
rela-
ciones entre
la
superficie y lo profundo es tán firme-
mente establecidas, sin
posibilidad
de variación, y fami-
liares al examinador,
como los
síntomas de las neurosis
obsesivas
con
sus puntos de
fijación
conocidos. En con-
traste,
síntomas tales
como la mentira, el hurto, la enu-
resis
nocturna,
etc.,
con su
etiología
múltiple,
no
sumi-
nistran
información genética
durante
la
etapa diagnós-
tica.
VII. EV LU IONES DINÁMI S
ESTRU TUR LES
conflictos
La
conducta
es gobernada por el
juego
de
fuerzas
internas
y externas o de
las fuerzas internas
conscientes o incons-
cientes
entre
sí, es decir,
por
el desenlace
de los conflictos.
Los conflictos
deben examinarse
y
clasiñcarse en
cada caso
como:
a conflictos
externos
entre las acciones del ello-yo y el
mundo objetal
creando un
temor del mundo objetal ;
b conflictos internalizados
entre
el yo-superyó y el ello
después
que las acciones del yo han
hecho
suyas
las
exigencias
del
mundo objetal y las representan para el
ello provocando sentimientos de culpa ;
e conflictos internos entre impulsos insuficientemente fu-
sionados
o
sus representantes incompatibles tales
como ·
ambivalencia
no
resuelta, actividad
y pasividad,
mascu-
linidad y
feminidad, etcétera .
De acuerdo con
el
predominio de
cualquiera de
estos tres
tipos es posible arribar a
la
evaluación de:
1. el nivel de
madurez,
es decir, la
independencia
relativa
de la estructura de la
personalidad
del
niño;
2. la severidad
de sus
trastornos;
3. la intensidad de la terapia necesaria para lograr la me-
joría
o
la remisión
de las
alteraciones.
VIII. EV LU IÓN
LGUN S
R TERÍSTI S
GENER LES
La
personalidad total
del
niño
debe
examinarse
también
para conocer ciertas característ icas generales que son de pro-
bable
valor pronóstico de
la
recuperación espontánea y de reac-
ción al tratamiento. Examinar en
este
sentido los campos si-
guientes : .
a la
tolerancia
de frustraciones.
Cuando
con
respecto
a
la
edad la tolerancia
para
la tensión
y
la frustración
es
115
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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excesivamente baja se originará más ansiedad que
la
que
se
puede enfrentar
y
la
secuencia patológica de
la
regresión la actividad defensiva y la formación
de
sín-
tomas será
puesta
en
marcha con mayor
facilidad. Cuan-
do la tolerancia a la
frustración
es
alta
el
equilibrio
se
mantendrá
o
recobrará
con
mayor
facilidad
;
b)
el
potencial de sublimación
del
niño. Los individuos di-
fieren ampliamente
en el grado en que las gratificacio-
nes
desplazadas, con fines
inhibidos
y
neutralizadas pue-
den recompensarlos
por
la
realización
frustrada de los
impulsos. La
aceptación
de estos primeros tipos de gra-
tificación o la liberación
del
potencial de sublimación
durante
el
tratamiento puede reducir
la necesidad de
soluciones patológicas;
e) la actitud
general del
niño hacia
la
ansiedad.
Examinar
hasta
qué punto las defensas del niño
contra
el
temor
del
mundo externo y de la ansiedad provocada por el
mundo interior están basadas exclusivamente en medidas
fóbicas
y
en contracatexis que están
estrechamente
re-
lacionados con la patología; y hasta
qué punto
existe
una
tendencia
a
dominar activamente las
situaciones
de
peligro
externas
e
internas
lo
que
constituye
un
signo
de una estructura
del
yo
básicamente saludable
y
bien equilibrada;
d)
fuerzas
progresivas
del
desarrollo
contra
las
tendencias
regresivas. Ambas
se
encuentran normalmente
presen-
tes
en la personalidad inmadura.
Cuando
la primera
so-
brepasa
a
la
segunda las perspectivas
de normalidad
y
recuperación espontánea están
aumentadas;
la formación
de
síntomas es
de carácter más
transitorio ya que los
movimientos pronunciados
hacia
el nivel siguiente de
desarrollo alteran el equilibrio de
las
fuerzas internas.
Cuando las tendencias regresivas predominan
las
resis-
tencias contra el
tratamiento
y
la terquedad de las
so-
luciones patológicas
serán
más formidables. Las relacio-
nes económicas entre las dos tendencias
pueden
dedu-
cirse al observar
la
lucha
del niño
entre
el
deseo
activo
de crecer
y
su resistencia
a
renunciar
a los
placeres pa-
sivos
de
la infancia.
IX.
DIAGNÓSTICO
Finalmente
es
tarea del examinador integrar
los
ítems
mencionados más arriba
y
combinarlos en
una evaluación clí-
nica significativa. Tendrá entonces que decidir entre
una
se-
rie de
posibles categorías como las
siguientes:
1. que, a
pesar
de
los
trastornos manifiestos de
la
con-
116
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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ducta
diaria, el
crecimiento
de
la personalidad del
n ño
es
esencialmente saludable
y
cae dentro de la amplia
gama
de las
variaciones
de
10 normal ;
2. que las formaciones patológicas
existentes
síntomas
son de
naturaleza transitoria
y
pueden
clasificarse como
productos secundarios de las tensiones del crecimiento;
3.
que existen
regresiones permanentes
de
los impulsos
hacia puntos de
fijación previamente establecidos
que
conducen a conflictos de tipo neurótico y dan lugar a
las neurosis infantiles
y a los
trastornos del carácter;
4.
que existen regresiones
de los impulsos como
en el
caso
anterior, más regresiones
simultáneas
del yo
y
superyó
que
conducen
a
trastornos
como infantilismo, condiciones
limítrofes,
delincuencia
o psicosis;
qu
existen
deficiencias primarias
de
naturaleza orgá-
nica
o
privaciones
tempranas
que distorsionan
el des-
arrollo y la estructuración, y
producen
personalidades
retardadas,
defectuosas y atípicas;
6.
que existen
procesos
destructivos de origen
orgánico,
tóxico o psíquico,
de origen
conocido o desconocido
que
han
interrumpido
el crecimiento mental o están a
punto
de
hacerlo.
117
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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v
EV LU ION DE
L
P TOLOGI
P RTE LGUNOS PREEST ÍnOS INF NTILES
DE
L
PSI OP TOLOGI
ULT
Para el analista
de niños,
la evaluación
del
estadio del niño
sirve a
una
variedad de finalidades. Algunos
tienen
interés prác-
tico tales
como
la decisión a favor o en contra
del
tratamiento
y la selección del método terapéutico más
adecuado.
Otros son
teóricos y representan esfuerzos
dirigidos
a comprender mejor
los procesos del
desarrollo.
Finalmente, aunque no menos
im-
portantes, están
los
esfuerzos
por
formular cuadros más
claros
de las fases iniciales de
aquellos
trastornos
mentales
que
se
conocen en sus estados finales, a aclarar el campo distinguien-
do entre las manifestaciones patológicas transitorias y perma-
nentes.
LAS NEUROSIS INFANTILES
Existen varias razones
por las
cuales el analista de
mnos
se siente
en
terreno completamente seguro
en
presencia
de
esta
categoría diagnóstica. Desde los días iniciales
del
psicoanálisis
en adelante, la neurosis infantil ha sido
considerada
no sólo a
la par
con
la
neurosis
adulta
sino
aun más:
su
prototipo
y
modelo
En la bibliografía
analítica
básica sobre este
tema,
se en-
cuentra
la afirmación de
que
la neurosis infantil tiene
el
signi-
ficado
de
ser típica
y
ejemplar (S Freud, 1909 Obras om
1 De acuerdo
con
un término introducido por Liselotte Frankl,
para
estud ia r la hi stor ia natural de
los trastornos
del adulto.
119
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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pletas vol.
II) con
respecto a las neurosis
adultas
; que
el aná-
lisis de las neurosis infanti les aportan a la exacta comprensión
de
las
neurosis
de
los adultos
tanto
como
los
sueños infantiles
a la interpretación de los sueños ulteriores (S. Freud, 1918,
Obras Completas vol.
II);
que el estudio de las neurosis de
la
infancia [puede]
ahorrarnos más
de
un error en la
compren
-
sión de las neurosis
que atacan
al
sujeto en
épocas
más avan-
zadas de
su vida (S.
Freud,
1916-1917,
Obras Completas
vol.
II);
que el análisis
nos
revela
siempre
que
se trata de
la
consecuencia directa
de
una dolencia
infantil
del mismo
género
ídem).
Además, se
ha
demostrado
repetidamente que
existe
una
correspondencia estrecha
entre
la sintomatología manif iesta de
la neurosis infantil y
de
la
adulta.
En la histeria
que
es co-
mún
a ambas,
está la
ansiedad
l ibre flotante
y los ataques
de
ansiedad;
las conversiones en
síntomas físicos; los
vómitos
y
el
rechazo
de a limentos; las fobias
a
los
animales,
la
agora-
fobia.
La
claustrofobia, no obstante,
es
rara en
niños en quienes
en
su
lugar las fobias s ituacionales tales como fobias a la es-
cuela, fobias al dentista, etc., juegan un papel prominente. Con
respecto a la neurosis obsesiva tanto los niños como los adul-
tos padecen de
sentimientos
ambivalentes magnificados peno-
samente, de
ceremonias
a
la hora de acostarse, otros
rituales,
compulsiones de
limpieza,
acciones
repetitivas,
preguntas, fór-
mulas;
ambos emplean palabras y gestos mágicos o la evitación
mágica
de ciertas palabras y movimientos; compulsiones de
contar y hacer listas,
de
tocar o evitar tocar, etc. Con las inhi
biciones
del juego
y
el aprendizaje en
el
niño
corresponden
restricciones
similares
de
actividad
en
etapas
vitales posterio-
res;
la inhibición
del
exhibicionismo, la
curiosidad, la
agresión,
la competencia, etc., produce los mismos efectos
incapacitantes
en
la
personalidad
del
individuo, lo
mismo
si ocurren
en
edad
temprana o
adulta.
En los caracteres neuróticos se encuentran
pocas
diferencias entre
el
carácter
histérico, obsesivo o impul-
sivo de la
niñez
y sus
equivalentes
posteriores, completamente
desarrollados.
Más importante aún que estas correspondencias en el n ivel
manifiesto,
es
la
identidad que puede demostrarse
entre
las
neurosis
infantiles y adultas con
respecto
a su dinámica.
La
clásica
fórmula etiológica para
ambos casos es la siguiente:
pro-
greso inicial del desarrollo
hasta un nivel
comparativamente
alto en
el
desarrollo de los instintos y del yo por ejemplo, en
el niño hasta la fase f álíco-edípica,
para
el
adulto
hasta el
nivel genital); un
aumento intolerable
de
ansiedad o
frustra-
ción en esta posición para el niño, la angustia de
castración
en el complejo de Edipo); regresión de los instintos
desde
la
adecuación al ¡yo hasta .los puntos de fijación
pregenitales;
emer-
gencia de los impulsos pregenitales infantiles sexuales-agresivos ,
2
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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deseos y fantasías;
ansiedad
y culpa en
relación con
éstos
movilizando reacciones
defensivas
por parte
del yo bajo la in
f luencia del superyó; act iv idad
defensiva
conduciendo a la for
mación de compromisos;
como resultado
trastornos del
carácter
o
síntomas
neuróticos cuyos detalles y tipo se
determinan por
el
nivel
de
los puntos
de
fijación hacia
los
cuales ha
ocurrido
la
regresión
por el
contenido
de
los
impulsos
y
fantasías
re
chazados
y por la
selección de
mecanismos
de
defensa particu
lares que se están
utilizando.
En los
días
iniciales
de la
práctica analítica cuando
sólo
un
pequeño y preseleccionado
número de
niños llegaban al
analista se esperaba que la mayoría de estos
pequeños
pacien
tes
pertenecerían
a la categoría de las neurosis infantiles y on
el
pequeño Hans y
el Hombre Lobo
como prototipos podrían
incluirse en la fórmula
etiológica
descripta más arriba. Pero
esta opinión cambió con el paso de la práctica
privada
a la
apertura
de centros
de
consulta
y
clínicas
para
niños
adonde
llega una gran cantidad
de mater ia l
no seleccionado reclamando
la atención
del
analista.
Así se
logró
al principio un hallazgo descorazonador
rela
cionado
con
una
discrepancia entre la neurosis
infantil
y la del
adulto. Mientras que en
el
adulto
el
síntoma neurótico individual
en
genera l forma
parte
de
la estructu ra de la personalidad
relacionada genéticamente no sucede así en
el niño.
Aquí los
síntomas
se presen tan
con frecuencia aislados o asociados con
otros síntomas y rasgos
de
la personalidad de diferente natu
raleza
sin orígenes
relacionados.
Aun los
síntomas
obsesivos
bien
definidos
tales
como
los
rituales
a
la
hora de
acostarse
o
las compulsiones
de
contar
aparecen
en niños que por otra
parte
son
incontrolables
inquietos impulsivos
es decir con perso
nalidades
histéricas; o conversiones histéricas tendencias fó
bicas
síntomas
psicosomáticos aparecen dentro de estructuras
del carácter de naturaleza obsesiva. Los niños bien
adaptados
y generalmente conscientes cometen
actos
delictivos
únicos
. Los
niños
incontrolables
en el hogar se someten a la autoridad
en
la escuela y viceversa.
Otra desilusión consistió en observar que a pesar de todos
los
vínculos
existentes
entre la
neurosis infantil
y
la
del
adulto
no existe
la menor certidumbre de poder
comprobar
un deter
minado tipo de neurosis
infantil
como
el
predecesor del mismo
tipo en el adulto. Por el contrario existe una gran cantidad
de
evidencia
clínica que
señala la dirección
opuesta. Un
ejem
plo es
el
estado incontrolable de un niño de
cuatro
años seme
jante en varios puntos al del delincuente juvenil o adulto con
respecto a que ambos
liberan
sus impulsos especialmente los
agresivos y atacan destruyen y
se apoderan
de lo que
desean
sin
considerar
los sentimientos de los demás. A pesar de todas
estas simil itudes esta conducta delincuente
temprana
no se
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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convierte necesariamente en un verdadero
estado
delincuente
posterior;
el
niño en cuestión
puede
desarrollar un carácter
obsesivo o una neurosis obsesiva en lugar de convertirse en un
delincuente o criminal. Muchos niños que comienzan
con
una
fobia o histeria de ansiedad
se
desarrollan posteriormente como
verdaderos obsesivos
Muchos con
síntomas obsesivos
reales
tales
como
las
compulsiones de limpieza rituales del
tacto
detallistas etc semejantes
por
completo a los
adultos
obsesivos
mientras son pequeños
están
a
pesar de
todo predestinados a
desarrollar posteriormente no una neurosis obsesiva sino estados
esquizoides
y
esquizofrénicos.
Muchas
presunciones
sugieren la explicación
de
estas in
consistencias Ovbiamente
aun
en los casos en que los compo
nentes instintivos dominantes son los mismos como con
el
sa
dismo
anal del
neurótico delincuente
y obsesivo la elección
entre las
dos
soluciones patológicas opuestas
depende
de la
interacción
con
las actitudes del yo
y
éstas
varían
en el
curso
de los procesos de maduración y
desarrol lo. Los
deseos de
muerte agresión
deshonestidad
que
son
aceptables
para
el
in
dividuo
en
un determinado nivel del yo y del
superyó están
condenados y existen defensas contra ellos en el siguiente; de
aquí
el cambio
de rasgos delictivos a compulsivos.
De
otra
manera de nuevo
con
la maduración del yo las defensas contra
la
ansiedad que
utilizan el s is tema motor tal como la con
versión somát ica y
las retiradas
fóbicas cambian por meca
nismos de
defensa en los procesos del pensamiento tales como
contar las
fórmulas
mágicas
deshacer aislar;
esto
explica
el
paso de la sintomatología histérica a la obsesiva
Las
mezclas
de
síntomas
histéricos y obsesivos pueden
explicarse
simple
mente:
los niños que producen trastornos histéricos de carácter
permanente adquieren
no
obstante adicionalmente
un
número
transitorio de síntomas compulsivos mientras pasan a través
de
la
fase
sádico anal para los cuales
están
adecuados; en otros
en quienes
se
está
desarrollando
una neurosis
obsesiva perma
nente
las ansiedades
libres flotantes
las fobias y
los
síntomas
histéricos persisten como
residuos
del nivel de
desarrollo que
les ha precedido En los obsesivos
más pequeños
los conflictos
ambivalentes
y
las compulsiones
pueden considerarse
como
signos ominosos tempranos de escisiones y desarmonías dentro
de la estructura suficientemente serias como
para
conducir en
etapa
posterior a una
total
desintegración psicótica de la per
sonalidad.
Otro hallazgo que todos los analistas
pueden
confirmar en
el
servicio diagnóstico
de las
clínicas
de niños es que
el
campo de
las
alteraciones mentales en la infancia es más extenso de lo
esperado de acuerdo
con
la
experiencia
de la psicopatología del
adulto. Entre
todo
este
material
clínico se
encuentra
por supues
to
el
núcleo de todas
las
formas
t ípicas de
compulsiones
ceremo
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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niales, rituales, ataques de
ansiedad,
fobias,
trastornos
de origen
traumático y psicosomático, inhibiciones y deformaciones
del
carácter,
que
se pueden agrupar dentro del capítulo de las neu-
rosis infantiles; o los serios
retraimientos
del mundo
objetal
y
el
enajenamiento de la realidad que se clasiñca dentro del capítulo
de las psicosis infantiles. Pero esto no
constituye de n inguna
manera la
mayoría.
Habría que agregar
las
alteraciones no
or-
gánicas) de
las
necesidades vitales del organismo, por ejemplo
los trastornos de
la
alimentación y del sueño
del
infante;
las
excesivas demoras no orgánicas)
en
la
adquisición
de ciertas
capacidades
vitales tales como el control de la
motricidad,
del
habla,
de
los hábitos higiénicos,
del
aprendizaje;
los trastornos
primarios
del
narcisismo
2
y de las
relaciones
objetales; los estados
originados por tendencias destructivas y la destrucción de sí
mismo
de naturaleza incontrolable, o por derivados incontrola-
bles de los impulsos sexuales y agresivos; las personalidades in-
fantiles
y con
retardos. Algunos de
estos
niños
nunca
llegan
a la fase fálico-edípica, que constituye
el
verdadero punto de
partida
de
las
neurosis infantiles. En
algunos la organización
defensiva
está
poco desarrollada, es
primitiva
y defectuosa con
el resultado de que sus síntomas corresponden a irrupciones del
ello
más
que a formaciones
de
compromiso
entre
el ello y
el
yo.
En
algunos casos, la formación
del superyó
es tan incompleta
que
los juicios
morales,
la
culpabilidad y los conflictos internos
faltan como fuerzas internas
de
control.
Hasta
el
presente sólo
existen
formulaciones descriptivas
y
no dinámicas suficientemente detalladas
para
explicar la enor-
me
variedad
de cuadros clínicos que existen en este
campo.Qui-
zás
algunos
de los
trastornos
que
sobrevienen en
los
primeros
años
de la vida
representan los preestadios
del
desarrollo
neuró-
tico que serán transformados en una neurosis específica con los
avances
adecuados al yo y al superyó en la
estructuración. Otros
pueden representar neurosis abortivas, es decir, intentos falli-
dos,
incompletos
y a
corto
plazo, de las acciones
del
yo para co-
rresponder
a los
impulsos
y modificarlos.
LOS TRASTORNOS DEL DESARROLLO
Como
mencionamos
anteriormente, los tras
tornos
mentales
son numéricamente más frecuentes
y
más
variados
en
los niños
que
en
los adultos. Su frecuencia aumen
ta
por una parte debido
a
las circunstancias
creadas por
la dependencia
del niño y, por
otra parte, a los
esfuerzos
y tensiones relacionados
con
los pro-
cesos del desarrollo
en
sí.
2 Véase J. J . Sandler, Trastornos del narcisismo
una
serie de
trabajos
a
publicar).
3
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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Tensiones
externas
Debido
a la incapacidad
de
cuidarse a sí mismos los niños
tienen
que
aceptar el tipo de cuidado que se les brinda.
Cuando
este
no es extremadamente sensitivo origina un número de tras-
tornos, los más tempranos de los cuales
están ligados
con el
sueño, la alimentación, la evacuación el deseo de
estar acom-
pañado.
En estos cuatro campos las
inclinaciones
naturales
propias
del
niño no están en armonía
con
muchos de los
hábitos
cultu-
rales sociales de la actualidad. El niño tiene
su
propio ritmo
de sueño
pero
éste generalmente no
coincide
con la
hora
durante
el día o la
noche,
ni
con el
tiempo que la
madre
desea que duer-
ma, de acuerdo
con
las necesidades
de
su
horario. El
niño
tiene
sus propios
métodos para
hacer la
transición del estado de vi-
gilia al sueño
por
medio de actividades autoeróticas tales como
chuparse
el
dedo,
masturbarse
o
abrazar
los
objetos
de transición
Winnicott, 1953 pero sólo puede hacerlo libremente con la
indulgencia
de
la
madre,
que
por
otra par te a
menudo
interfiere.
Es una necesidad
primitiva
del niño el
contacto estrecho cálido
de la piel de otra persona mientras se queda dormido, pero esto
contraría
las reglas de higiene
que exigen
que
el niño duerma
en
su propia
cama
sin
compartir la de sus
padres.
Los
alimentos
que el niño apetece, la hora en
que
quiere ingerirlos o la can-
tidad, raramente dependen de su propia decisión excepto en
el
método de
alimentación
por
solicitud
de los infantes ,
con
el
resultado
de que
se le imponen
penosos
períodos
de espera
al
hambre que padece o se lo alimenta cuando no lo desea. Excepto
en los tipos más modernos
de
crianza, el entrenamiento del con
trol
de
esfínteres comienza demasiado pronto
es decir,
cuando
aún
ni el primit ivo cont rol muscula r ni
los
progresos de
la
per-
sonalidad hacia
el
manejo
corporal
están preparados para ello.
La necesidad biológica infantil
de
la
presencia constante de un
adulto que lo
cuide
se ignora en
nuestra
civilización occidental,
y los niños son expuestos a largas horas de soledad
debido
a la
concepción errónea de que es saludable para los pequeños dor-
mir,
descansar
y posteriormente, el jugar solos. Este desconoci-
miento
de las necesidades
naturales crean
las
primeras
dificul-
tades en el funcionamiento
normal de los procesos de
satisfac-
ción de los impulsos y de las necesidades. Como resultado, las
madres buscan consejo cuando sus niños tienen dificultades en
conciliar el
sueño
o no duermen en
toda
la noche a
pesar
de
estar cansados;
que
no
comen
lo
suficiente
o
rechazan
los ali-
mentos
adecuados, a
pesar de
la
necesidad
obvia de
nutrir
su
organismo; o que lloran excesivamente son incapaces
de
acep-
tar
el
consuelo
ofrecido por
la madre. En
la
medida en
que estos
t rastornos se deben
a los hábitos
ambientales
pueden
eliminarse
si
desde
el
principio
se
emplean
distintos
estilos
de
crianza.
No
124
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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obstante,
una
vez establecidos, sus consecuencias no se
pueden
eliminar fácilmente
ni s iquiera
cuando
a
través
de
ciertos
tra-
tamientos se realizan
cambios beneficiosos.
Las frustraciones
y
el displacer
experimentados
por el niño en
relación
con una
necesidad o componente instintivo parti-cular
permanecen
aso-
ciados
en
la
mente del
niño. Esto
debilita
la
efectividad
y
ur-
gencia
del
impulso, lo
hace
vulnerable y en consecuencia prepara
el camino
para
futuros trastornos
neuróticos en el área compro-
metida véase también A. Freud, 1946).
El manejo incorrecto
de las necesidades
infantiles tempranas
tiene
repercusiones posteriores
para el
desarrollo patológico.
En
su crecimiento hacia la independencia
y autosuficiencia, el
niño
acepta
la
actitud
inicial
de
la
madre, gratificante
o
frustrante,
como un modelo para imitar y recrear en
su
propio yo. Cuando
ella comprende, respeta y satisface los deseos de su hijo en la
medida de
lo posible,
existen buenas
posibilidades
de que el
yo
del
pequeño
demuestre una tolerancia
similar. Cuando
ella
in-
necesariamente demora,
se opone o
ignora
la realización
de
los
deseos, el yo
del niño está
propenso a
demostrar
en mayor
grado
la llamada hostilidad hacia el ello , es decir , facil idad para los
conflictos
internos, que const ituye uno de
los requisitos previos
del
desarrollo neurótico.
ensiones intern s
En
contraste
con las tensiones determinadas
por el
mundo
externo que
en gran parte pueden evitarse, las internas son ine-
vitables y más virulentas en aquellos casos en
que
el daño previo
de
origen externo)
ha
minado la integridad orgánica de
los
im-
pulsos y menos lesivas cuando
la actividad
de los impulsos ha
permanecido normal.
Pero,
en esencia, son tan inevitables como
los mismos procesos
de maduración
y desarrollo. En
contraste
con
las formaciones patológicas
de
la vida
adulta,
estos stresses
son
de carácter transitorio
a pesar
de su intensidad
dejados
atrás
al
superar la
fase
del desarrollo
en
que
han aparecido.
r stornos del sueño
Al
margen
del
cuidado el éxito obtenido con respecto al
hábito
del
sueño del infante durante su primer año de vida,
en
el segundo año, y casi
sin
excepción,
aparecen las
dificultades
para
conciliarlo.
El niño de un
año,
una
vez
satisfechas sus ne-
cesidades corporales, no
sufre
dolores o incomodidad,
puede
quedarse súbitamente dormido
en
cualquier momento cuando
está
cansado, quizá en medio
de algún
juego o con la cuchara
todavía
en
la mano. Solamente unos cuantos
meses después,
el
mismo
niño
protestará
cuando llega la
hora
de
acostarse, a
pesar
5
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de
estar
cansado, moviéndose
continuamente
en
la
cama o lla-
mando para que
le
acompañen por períodos más o menos largos.
Se
tiene la impresión de que las batallas contra
el
sueño son
tan intensas como
su
cansancio. Lo que ha sucedido es
que
dormir
ya
no es
una
cuestión
de naturaleza puramente física como la
respuesta automática
a
una
necesidad corporal en
un
individuo
indiferenciado
en quien el
yo y el ello, el sí
mismo
y el
del
mundo objetal no se han separado aún unos de otros. Con el
aumento de la intensidad de los vínculos del niño
con
los objetos
y
su mayor compromiso en
los hechos del
mundo
exterior el
retiro
de la libido y de los intereses del yo hacia sí mismo se
convierte en
un
requisito
previo
y
necesario
para
dormir. Esto
no
siempre
se
logra
sin dificultades y
la
ansiedad que produce
contribuye
a
que
el pequeño se
aferre
con
más
tenacidad
al
deseo
de mantenerse despierto.
Las manifestaciones sintomáticas
de
este estado
son las continuas
llamadas
desde
la cama
por
la pre-
sencia
de la madre por
una
puerta
abierta por un
sorbo
de
agua
etc. Todo esto desaparece espontáneamente cuando
las relaciones
objetales del niño se
hacen
más
seguras
y menos ambivalentes y
cuando el yo se estabiliza lo
suficiente
para permitir
la
regresión
al
indiferenciado
estado
narcisista necesario
para
dormirse.
De
acuerdo con
lo
ya
mencionado los
métodos espontá-
neos del niño para
facilitar la transición del
estado de
vigilia al
de sueño son las actividades autoeróticas como mecerse suc-
cionarse los dedos, masturbarse y los objetos de transición como
juguetes adecuados para abrazar objetos de materiales suaves
etc.
Cuando
estos
métodos
se
abandonan
o
cuando
años
más
tar-
de
el
niño lucha
contra la masturbación con
frecuencia
se origina
una nueva ola de dificultades para
conciliar
el sueño. Si esto
sucede
durante
el
período de
latencia
los nuevos
métodos
que
utiliza
el
niño para
combatir
el
trastorno
son
comúnmente
de
naturaleza
obsesiva tales
como la
tendencía compulsiva
a con-
tar a leer a pensar etcétera.
Aunque las
dificultades
del
niño
para dormirse son
similares
en
su apariencia manifiesta a los trastornos del sueño de los
adultos melancólicos o
deprimidos
el cuadro metapsicológico
subyacente
es
diferente
y
así este estado del
niño
no
debe
con-
siderarse precusor de
la
condición en el adulto. Ambas
tienen
en
común
la vulnerabilidad
de
la
zona del sueño.
rastornos de la alimentación
En general
sabemos algo más con
respecto
a los
trastornos
de
la
alimentación
del
niño y los
caprichos
alimentarios
que
tienen una larga historia y pueden
ser
de muy variada
naturale-
za, Los
diversos t rastornos de la
ingestión de alimentos se re-
3 Véase el capítulo lII
La
línea
de desarro llo desde la ama-
mantación
a
la
alimentación racional
y
Freud
(1946).
6
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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lacionan
con
las
distintas fases
de la línea de desarrollo
hacia
la
alimentación
independiente,
a medida
que
las fases se
suceden
y superan unas a otras.
Desde
el
punto de vista cronológico esta
secuencia
sigue
aproximadamente
el curso siguiente .
Los
primeros trastornos
aparecen en relación con la lactancia
de
pecho y son de origen
mixto: con respecto
a
la madre puede
ser
obstáculos
físicos
re -
lacionados
con el
flujo
de la
leche
o la forma
del
pezón; o bien
psicológicos
relacionados
con una respuesta ambivalente o an-
siosa a amamantar a
su
hijo. El niño puede tener dificultades
orgánicas, como
un reflejo
de succión demorado o la urgencia
disminuida de alimento; o bien psicológicas bajo la forma de
una reacción negativa automática a la duda o la ansiedad de
la madre. El
siguiente
trastorno es el
frecuente
rechazo de ali-
mentos
en el período del destete, aunque puede prevenirse
cuan-
do el cambio se lleva a cabo de
manera
muy
gradual
y consi
derada. Cuando
estos
trastornos
son
excesivos
dejan generalmen-
te
su
huella en forma de
disgusto
por la comida,
aversión
por
sabores y
consistencias nuevos,
la
ausencia
de
intrepidez
para
comer,
y la
de
placer en la esfera
oral.
Algunas veces los tras-
tornos producen el resultado
opuesto,
es
decir,
dan origen a una
excesiva voracidad y al temor de pasar hambre.
Las batal las
del niño que está
comenzando a
caminar
para
comer los
alimentos que le
ofrece
la madre expresan sus
rela-
ciones ambivalentes con ella.
Un
ejemplo
clínico
excelente
se ob
servó en
un niño
de alrededor de
dos años
el
cual
cuando
se
enojaba con su madre, no
sólo
escupía
la
comida
que ésta le
daba, sino
que también se frotaba la lengua
para
desprender
cualquier pedacito de comida adherida.
Literalmente
no quería
nada de ella .
Las
peleas relacionadas con la cantidad alternan
con las provocadas por
el
tipo de comida
preferido
o rechazado,
es decir los caprichos y con otras relacionadas
con
el mecanismo
de
comer,
o sea los modales en la mesa. Aun más, dentro de
la naturaleza de los síntomas, es la evitación
disgustada
de cier-
tas
formas,
olores colores y
consistencias
particulares de los
alimentos derivada de las defensas contra las tendencias ana-
les; o
el vegetarianismo que
si
no se produce
y
mantiene
por
las influencias ambientales) es el resul tado de la defensa contra
las fantasías regresivas canibalistas y sadistas; o el rechazo de
comidas que engordan, y a
veces
de todas las comidas para pre-
servarse de fantasías como la
inseminación
oral y
el embarazo
.
Puesto que estas
formas
variadas de
conducta sintomática
son manifestaciones del desarrollo cada una
por
derecho propio
no
hay razón para temer, como los padres hacen a menudo, que
las
formas más
leves como el rechazo de
ciertas
comidas cons
tituyen las fases
previas
de
trastornos más
severos,
tales
como el
rechazo
sis temático de
todo
alimento, cuando
aquéllas
no
son
7
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tratadas. A menudo son por definición transitorias y susceptibles
de
curación espontánea.
No
obstante
toda alteración
excesiva
de
los procesos de la alimentación en las etapas tempranas
de
la
vida dejarán residuos que
aumentan
y complican los trastornos
de
las fases posteriores.
En general
los
trastornos infantiles
de
la alimentación
dejan
vulnerable la zona correspondiente y
pre-
paran
el terreno
para
las
afecciones
neuróticas del
estómago y
del apetito
en la
vida adulta.
os t or s rc icos
Antes que el
niño
desarrolle
estados
de ansiedad
coordi-
nados con el aumento
de
la estructuración de
la
personalidad
pasa
a través
de
una fase
de ansiedad
más
temprana
que es
desagradable
no sólo
para él sino también para
el observador
debido a
su
intensidad.
Estas
ansiedades se
denominan
a me-
nudo arcaicas
pues
su origen
no
puede
rastrearse
hasta
nin-
guna
experiencia previa
de
temor pero que parece
formar
parte de la disposición congénita.
De
manera
descriptiva
son
los miedos a la oscuridad a la soledad a los extraños a
situa-
ciones y
perspectivas nuevas
a las
que no está habituado al
trueno algunas
veces al viento etc. Metapsicológicamente no
son
fobias
pues
al
contrario
de
las
fobias
de
la fase fálica
estos
temores no
se
basan
en
regresiones
o conflictos o
despla-
zamientos.
En su lugar expresan la debilidad
del
yo
inmaduro
y
la desorientación de tipo pánico cuando se enfrentan con
impresiones
desconocidas
que
no
pueden controlarse
y asi-
milarse.
Los miedos arcaicos
desaparecen
en
proporción al aumen-
to debido al desarrollo
de
las diversas funciones
del
yo tales
como
la memoria la
prueba
de la realidad
los procesos
de
funcionamiento secundarios
la
inteligencia la lógica etc. y
especialmente
con
la
disminución de la proyección
y
del pen-
samiento
mágico.
os tr stornos de l conduct del niño que comienz
c min r
Los trastornos
de
la
conducta del
niño
que
comienza a
caminar provocan intensa
preocupación
especialmente cuando
asumen proporciones que la madre
no puede
controlar.
Estas
manifestaciones
están
vinculadas con el nivel más alto
del
sadismo
anal
y
expresan sus
tendencias en
parte directamente
a
través de
la destrucción
el desorden
y el desaliño la
inquie-
tud
motriz y en parte
reactivamente
por medio
del
apego exce-
4 Véase el capítulo
IV
La evaluación
por
medio
del
tipo
de
ansiedad y de conflicto .
8
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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sivo, la incapacidad de separarse de
la
madre, los quejidos y
gimoteos,
la
infelicidad, los estados afectivos caóticos inclu-
yendo las rabietas .
A pesar de su
severidad
y
apariencia
patológica, el síndro-
me
es
de corta
duración.
Permanece
activo mientras no
existen
otras formas
de
descarga
que
las motrices
para
los
impulsos
y los afectos del niño, y su
intensidad disminuye
o desaparece
tan
pronto
como
se
abren
nuevas
vías de descarga, especial-
mente con la adquisición
del
lenguaje
Anny Katan,
96 .
Una fase obsesiva transitoria
El
orden y la limpieza excesivos, la
conducta
ritualista
y las ceremonias a la hora de acostarse que a menudo asocia-
mos a
la
neurosis obsesiva o
al carácter
obsesivo,
aparecen
en
la
mayoría
de los niños alrededor o inmediatamente después
de
culminar
la
fase anal. Corresponden
por una
parte,
a
las
defensas establecidas como resultado
del entrenamiento del con
-
trol
esfinteriano
y por la otra, a los aspectos específicos
del
desarrollo
del
yo
que
por lo general, aunque no de manera
invariable,
coinciden con los
problemas de analidad
H.
Hart-
mann, 1950a El hecho
de
que el niño
durante este
período
se comporte como un obsesivo crea una falsa impresión pato-
lógica. Es
habitual
que las manifestaciones compulsivas desapa-
rezcan sin
dejar
huella tan pronto
como
se hayan superado
las
posiciones
del inst in to correspondiente
y
del
yo.
Por
otra
parte, las manifestaciones
obsesivas
normales
de
naturaleza
transitoria
representan
una
amenaza
patológica per-
manente si por alguna
razón
la inversión libidinal en la fase
sádico-anal ha sido excesiva,
de
tal manera que grandes can-
tidades
de
libido permanecen fijadas
en
dicha fase
.
En
estos
casos el
niño regresará
a la fase sádico-anal,
generalmente
des-
pués de
alguna
experiencia de temor
en
el
nivel fálico. Sólo
estas regresiones,
con las
defensas
respectivas
y
las
formacio-
nes
de compromiso resultantes, forman la base
de una verda-
dera y
perdurable patología
obsesiva.
os trastornos de
fase fálica preadolescencia
y adolescencia
La manera en
que la
progresión de los instintos y del yo
curan o bien
originan trastornos
en el desarrollo
está
demos-
trada con mayor convicción en aquellos
puntos
de
transición
entre
las
fases, en donde
no
sólo la
calidad
sino también
la
cantidad de
la
actividad de
los impulsos se modifican. Un ejem-
plo lo
constituye
la extrema
angustia
de castración, los deseos
y
temores
de muerte
junto con
las defensas contra ellos,
que
dominan
la
escena
en
el
momento culminante
de
la
fase
fálico-
9
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edípica, y que
crean las bien
conocidas inhibiciones,
las
sobre-
compensaciones de masculinidad, la
pasividad
y los movimien-
tos regresivos durante
este
período. Este
conjunto
de síntomas
desaparece como por
arte
de magia
tan
pronto el niño
da
los
primeros pasos hacia
el
período
de
latencia
, es decir, como
una
reacción
inmediata
a
la
disminución de
la
actividad de
los impulsos, determinada biológicamente. Comparado con
el
niño
de la fase edípica, el
pequeño del
período de
latencia
está
sin
lugar
a dudas menos importunado por conflictos.
Sucede lo
contrario
en
el
punto de
transición
desde el
período de latencia
hacia
la preadolescencia. En este momento ,
las modificaciones en la
calidad
así
como en
la cantidad de los
impulsos y
el
aumento en las variadas tendencias pregenitales
primitivas especialmente orales y anales) originan una falla
severa de la adaptación social, de las sublimaciones y en ge-
neral
de
los logros
de
la
personalidad
alcanzados
durante
el
período de latencia.
La
impresión de salud y de racionalidad
desaparecen
otra vez
el preadolescente parece
menos ma-
duro, menos normal y a menudo con inclinaciones hacia la
delincuencia.
Este cuadro cambia una
vez
más con
la
llegada
de la
ado-
lescencia propiamente dicha. Las
tendencias
genitales que emer-
gen
actúan
como curas transitorias para las inclinaciones
pa
-
sivo-femeninas adquiridas
durante el complejo de
Edipo
ne-
gativo y retenidas
durante
el período de latencia y la
preado-
lescencia.
También concluyen
con
la pregenitalidad
difusa
de
la preadolescencia. Al margen
de todo
esto, como ha sido des-
cripto por varios autores por ejemplo, Eíssler, 1958; Geleerd,
1958), la adolescencia produce
su
propia sintomatología
que
en los casos más severos es de
naturaleza
cuasi-asocial, cuasi-
.psicótíca y de carácter limítrofe. Esta patología también des-
aparece
cuando se deja atrás la adolescencia.
5
En
su monografía La neurosis infantil en prensa) el doctor
H. Nágera sugiere div id ir los trastornos de l
desarrollo
en la
forma
siguiente:
a)
interferen i s
o
trastornos
en
el desarrollo
definidos como
casos cuando el
ambiente impone
al
niño exigencias
que no
son
razonables ni adecuadas a su yo y a las cuales no
puede
con trola r sin g randes tras to rnos ;
b) conflictos
del
desarrollo definidos como experimentados por
todos
los
niños
en mayor o
menor grado, cuando
el
ambiente
impone
ciertas exigencias específicas
en las
fases
adecuadas
del desarrollo o bien
cuando
se
alcanzan
niveles de maduración
y desarrollo que
provocan
conflictos específicos;
e) onfli tos neuróticos definidos como los que se originan entre
la
actividad
de
s
impulsos y
la s exigencias internalizadas,
es
decir,
precursores
del
supery ó;
d)
la
neurosis
inf n
til
3
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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ASOCIALIDAD, DELINCUENCIA
Y
CRIMINALIDAD
COMO CATEGORIAS
DIAGNOSTICAS
EN LA
NIÑEZ
EL
factor edad n
l
de
sarrollo social, l g l
y psi oló i o
Además
de
las
categorías
diagnósticas analizadas
en
las
secciones
precedentes, existen otras que
no pueden aplicarse
sin
modificaciones
a los
niños
o de los cuales ciertos períodos
de
la niñez están por completo exentos.
Son ejemplos
la aso-
cialidad, la
delincuencia
y la
criminalidad.
Las incertidumbres acerca de
su
aplicación se reflejan
claramente en el campo
legal,
en los
activos
debates relacio-
nados
con la edad límite
por
debajo
de
la
cual
el niño que
comparece ante el juez debe clasificarse simplemente
como
sin control , que
necesita
cuidado y protección ; 6 o hasta
qué
edad
debe
mantenerse al
menos
la presunción de au-
sencia
de
responsabilidad criminal , la cual debe ser refutada
por medio de
evidencia,
más completas cuanto más
se
acerca
el niño a los ocho años; 7 hasta qué
edad
debe
concederse
al
joven acusado el beneficio de la edad cuando se comprueba
la existencia
de
intención. La tendencia a las recomendaciones
aún
consideradas
en
Inglaterra y en
otros
países , es hacia
el
aumento de
estos
límites de edad y especialmente de la edad
que
implica
responsabilidad plena dentro de la ley.
Como sucede en el ámbito
legal,
también
en
el educacional
psicoanalítico
encontramos incertidumbre
con
respecto
a
las
edades
en
las cuales las designaciones de asocial, delincuente
y
criminal son adecuadas. Por derecho, no deberíamos apli-
carlas
a los más
tempranos
desacuerdos entre el niño pequeño
y su ambiente, aun cuando manifiesten una conducta desorde-
nada y
destructora
y sean extremadamente alarmantes para
la
familia,
es decir,
para
la
primera
comunidad social a la que
el niño
pertenece.
La presunción
de ausencia de
intención cri-
6 En Inglaterra,
hasta
la edad
de
ocho años; antes
de
la cual
se
lo considera incapaz
de
intención
criminal
y
de
cometer delitos en el
sentido
técnico.
7
En Inglaterra, hasta la edad
de catorce
años
.
8 En Inglaterra,
de catorce a
diecisiete años.
9
En Inglaterra se
recomienda
elevar la edad
para
la posibili-
dad de intento criminal hasta doce
y
posteriormente
catorce
años.
En
los
Estados Unidos la edad límite se
ha
elevado
de
siete
hasta
dieciséis,
dieciocho
y
aun veintiún
años en algunos Estados. En el continente
europeo la
edad
promedio es de
trece
o ca tor ce año s. En
el
derecho
internacional, los criminólogos han acordado
que
es d eseabl e
que
la
edad para los fines
de la
l
ey penal en
los países europeos no debe
fijarse
por debajo
de
los
18
años .
Véase
para mayor información
T . E.
Jame
s (1962,
págs.
124, 125,
129,
158-160 .
Para
l as edades cor respondientes
en
los
Estados
Unidos
,
véase Nei l
Peck
(1962) .
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minal
en el sentido legal es
comparable
desde el
punto
de
vista
psicoanalítico con la noción de que del niño pequeño no puede
decirse
que se comporte
de manera social o asocial
antes
de haber adquirido por lo menos la capacidad para
percibir
y
comprender el
medio social al
que pertenece
y
pueda
identifi-
carse con las reglas
que
lo
gobiernan
.
De acuerdo con
la
ley,
creemos
que
la adquisición
de esta
capacidad es
una función
del avance
de
la edad y de la madurez, aunque esperamos
ver-
las desarrollarse antes
y no después
de
las
edades mínimas
es-
tipuladas
por
la
ley. También
de
acuerdo con el procedimiento
legal, damos al
individuo
en
desarrollo
el beneficio
de la
edad
cuando evaluamos
la
adaptación social, puesto que con-
sideramos esta
última
como
un
proceso gradual ligado con el
desarrollo de
los impulsos,
el
yo y el superyó, y
en
general
de-
pendiente de su curso.
Pero
a
pesar
de todas estas
convicciones
teóricas
y
en
com-
pleta
oposición
con el
uso legal, cuando
se trata de la práctica
clínica y educacional
no
podemos dejar
de
pensar o hablar
in-
cluso de los menores de cinco años que se comportan de ma-
nera antisocial, asocial, etc., o
que demuestran
asocialidad la-
tente Aichhorn, 1925 . Obviamente, esta
práctica
está
basada
en la
creencia de que existen
varios niveles
intermedios
de
adaptación social que el niño debe alcanzar a
determinadas
eda-
des, y
de que tenemos derecho
a
alarmarnos si
no observamos
en
su
conducta evidencia ostensible
de este
progreso en los
momentos
adecuados, es decir, si
la esperada
cronología
del
desarrollo social
gradual está
destruida.
De acuerdo
con nuestro concepto psicoanalítico, el logro fi-
nal de la adaptación social es el resultado de un número variado
de progresos en el desarrollo.
Es
útil
enumerarlos
y
examinarlos
en detalle, porque de esta manera establecemos los requisitos
previos para
predecir
los
trastornos
masivos
futuros
cuando
sólo se encuentran presentes las indicaciones más ligeras
de
desarmonía,
de
desniveles en el crecimiento, o de una
respuesta
inadecuada
al
ambiente. Este
esfuerzo
también
dispone efecti-
vamente de
la concepción
que
considera la asocialídad como
una
entidad nosológica basada en
una
causa específica, sea ésta
considerada
interna ta l como deficiencia
mental
o
insania
moral ) o externa ta l como hogares destruidos, desacuerdos de
los padres, negligencia
del
niño, separaciones, etc.). A medida
que
dejamos
de pensa r
en
las us s
específicas
de
asocialidad
somos capaces
de
concebir las tr nsform iones favorables o des-
favorables
de
la autoindulgencia
y
de la tendencia
asocial, y
de
actitudes
que normalmente forman parte
de la naturaleza origi-
nal del
niño.
Todo
esto ayuda a
construir las l íneas del desarro-
llo
que
conducen a
resultados
patológicos, aunque éstas
resulten
más
complejas,
menos definidas
y
con
una
gama más amplia de
132
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posibilidades
que las l íneas del desarrollo
normal, cuyo
intento
de exposición se llevó a cabo en el capítulo anterior.
El
recién
nacido como una ley en sí
mismo
El
recién nacido comienza
la
vida, no
sin
leyes
sino con
sus reacciones gobernadas por un principio interno
supremo
de
acuerdo
con
el
cua l d is fruta las experiencias
placenteras, re-
chaza el displacer lucha por reducir la tensión. Es significativo
para su
desarrollo posterior, que
consiga
operar por su cuenta
este principio del placer
en
tanto
pueda su
propio cuerpo
gratifi-
car sus necesidades
y
exigencias
instintivas,
por
ejemplo, en el
campo limitado de las satisfacciones autoeróticas. En cuanto
a
estas
concierne
mecerse,
succionar
el dedo,
distintas formas
de
masturbación)
es y
puede
permanecer,
una
ley en
sí
mis-
mo .lO
madre
como el
primer
legislador externo
Puesto
que en todos los otros aspectos el pequeño es incapaz
de satisfacer sus necesidades por sí mismo,
el
principio del
placer,
a pesar
de
ser una
ley interna
enclavada
dentro
del
propio
niño,
debe
complementarse desde el exterior por la madre que
provee
o retiene
la satisfacción.
Debido a
esta actividad, la
madre
se
convierte
no sólo
en
el
primer
objeto del niño
anaclítico,
que
satisface las
necesidades) sino también en el primer legis-
lador externo. Las
primeras
leyes
externas
con las cuales con-
fronta
a
su
hijo conciernen
al
hor rio y a la ntid d de sus
satisfacciones. A
este respecto,
los
diferentes
tipos
de crianza
varían de manera
amplia
en
cuanto
al grado en que toman en
cuenta las leyes innatas del niño o las violentan. Los ejemplos
extremos
de
este
último caso
son
los métodos
que no
consideran
el
sufrimiento
donde el
placer es mantenido al
mínimo
en
interés del entrenamiento y condicionamiento de las necesi-
dades tales
como
el método de Truby
King);
ejemplos del pri-
mer
caso
son
Jos
regímenes
basados en la declarada intención de .
seguir el principio del placer,
es
decir, de reducir e l displacer
y
las
frustraciones
de
aumentar
las
experiencias
placenteras
hasta los
límites
de que la madre es capaz tal como alimentar
al bebé
sólo
cuando
lo pide).
Los recién nacidos los niños tienen poca o ninguna
alter-
nat iva para
aceptar
o
rechazar la forma
de
satisfacer
sus nece-
ro
Si no
existen
interferencias indebidas del ambiente
o
después
de la estructuración del sentimiento de
culpa.
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
http://slidepdf.com/reader/full/freud-anna-normalidad-y-patologia-en-la-ninez 131/186
sidades. Al ser incapaces de mantener su propia e
xi
stencia,
las
re
glas
impuestas por el ambiente reinan supremas . No obstant e,
las
prim
er
as escaramuzas
entre el
niño y el amb
ien
te t ie
nen
lugar en el campo de batalla del cu idado co
rporal,
al
mismo
ti
empo
qu
e ambas
partes
proporcionan sus p
rimeras
impresio-
nes el
uno
del otro. El
pequeño
experiment a el r é
gim
en impuesto
como
un
a
fuerza amistosa
u
hos
til
, de acu erdo con la
sen
sibili
da
d
o
inse
ns ibilidad hacia el
principio
del placer que la ma
dre
des-
pl ieg
ue en
su cuidado. La
madre
, por
su par te,
tiene
la
primera
oportunidad de experimentar a su hijo, bien
com
o un niño su-
miso, acomodaticio, fácil , bien como inflexible, voluntarioso
y difícil según
la
gracia,
buen
a o
mala
, con
la
que forzosa-
mente
se somete a las reglas benéficas o
adver
sas y a los
regl
a-
mentos que la madre impone
en
la satisfacción de sus nece-
sidades .
El control ext
erno
ex tendido a lo s impu lsos
A medida que la infancia se deja
atrás
, las
discrepancias
entre el
principio
interno del placer y la real idad externa se
extienden gradualmente
desde el dominio de
las
necesidades
corporales básicas por
alimentos,
calor, sueño,
bienestar
cor-
poral
hacia
los princ
ipales derivados
de los
impulsos
tales como
los sexuales-pregenitales, los agresivos-destructivos, los egoístas-
posesivos . Es tan
natural
para el niño
buscar la
gratificación
de
todos estos
instintos con urgencia,
prontitud
y
completa auto-
indulgencia como es inevitable para el mundo adulto imponer
restricciones
en la
satisfacción
de
acuerdo
con
Jos dictados de
la realidad, lo cual incluye la
evitación
de peligros para el niño
mismo, para otras
personas,
para
la
propiedad y
posteriormente,
las
transgresiones a las reglas comunes
de la
decencia social.
Los choques entre estos intereses externos e internos se mani-
fiestan
en
muchos actos
de
desobediencia, desenfreno,
travesuras
,
berrinches, etc., del niño normal.
Inter
nali
z
ació
n l
control externo de
los
impul
sos
Cuando
la
realización de los impulsos y de los deseos, su
aceptación o su rechazo, depende de
la
autoridad externa , re-
presenta
una dependencia
moral
y como tal indica
inmadu
rez.
Casi toda la formación del
carácter
y
la
personalidad
tal
cual
la
conocemos, puede considerarse también como
remedio
de
esta
humillante
situación como adquisición de las personas
maduras del
derecho
a
juzgar
sus
propias
acciones. Por su-
puesto , el crecimiento hacia
la
independencia
moral
no es un
134
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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proceso libre de conflictos, sino
todo
lo contrario es decir, el
resul tado de una
lucha
dinámica en la
cual
las capacidades y
energías a
disposición
del
individuo
se
depositan
en un lado u
otro
. A continuación
estas etapas
se
descubren bajo diferentes
encabezamientos según favorezcan o dificulten
el
proceso de
socialización.
os principios regul dores del funcion miento m nt l y su
influenci en los procesos de soci liz ción
El principio
del
placer en
su
forma
original
y
su
modifi-
cación posterior el principio
de
la realidad
son
ambos leyes
internas cada una válida para períodos zonas e intereses es-
pecíficos de la personalidad.
El
principio del placer como se
describió
más
arriba es la suprema ley durante la infancia.
Después de este período aún continúa regulando todo
el
fun-
cionamiento relacionado
estrechamente
con
los
procesos
en el
ello, tales como
las fantasías inconscientes
y en menor
grado
las conscientes los
sueños
la formación de
síntomas
en las
enfermedades neuróticas
psicóticas. El
principio
de la
rea-
lidad gobierna
todas las finalidades normales
del
yo
durante
las últimas etapas de la niñez y en la edad
adulta
. Ambos
principios
son concepciones psicológicas que tratan de carac-
terizar
los diferentes tipos de funcionamiento mental.
Origi-
nalmente no
estaban
dirigidos a
implicar
juicios de
valor
mo-
ral
o social.
Por
otra
parte
las implicaciones
para el
desarrollo
social
y moral son demasiado obvias para ignorarlas. El funciona-
miento
de
acuerdo con el principio del placer significa la acep-
tación como f inalidad suprema
de
la inmediata e indiscrimi-
nada
satisfacción
de las
necesidades
e impulsos sin tomar en
consideración las condiciones
externas; por consiguiente esto
es sinónimo
de
la absoluta ignorancia de las normas ambien-
tales
. El
funcionamiento
de acuerdo con
el principio
de la
rea-
lidad restringe modifica y posterga la gratificación en interés
de
la
seguridad
es
decir deja lugar
a la
evitación de
conse-
cuencias
desfavorables
que pudie ran surg ir
de
los
choques con
el ambiente.
Por
consiguiente
el
principio
del
placer
está
firmemente vinculado
con
la
conducta
asocial, antisocial e
irresponsable
así como el
principio
de la realidad es esencial
para la adaptación social y
el
desarrollo de actitudes de acata-
miento
a
las
leyes. No
obstante
sería un error asumir que la
relación
entre
el principio de la realidad y la socialización es
simple. August
Aichhorn
1925
fue
el primero en señala r que
delincuentes y
criminales
pueden
alcanzar
un alto grado de
adaptación a la realidad sin que
al
mismo tiempo
pongan
esta
capacidad
al
servicio
de
la
adaptación
social. Es
cierto
135
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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que la
conducta
social no
puede realizarse
a
menos que el
individuo haya progresado desde
el
principio del placer hasta
el principio
de
la realidad. Pero
no
se puede afirmar
que
este
avance por
sí mismo garantiza la socialización.
El avance del niño desde el principio
del
placer hacia el
principio
de
la
realidad
significa una
tolerancia creciente para
la
frustración
de
los
instintos
y
de
los deseos
para la
poster
gación
temporal de su
ratificación
para la
inhibición
de sus
finalidades para el desplazamiento
hacia
otros fines y objetos
para la aceptación
de placeres
substitutos todo lo
cual
está
invariablemente acompañado
de
una reducción cuantitativa
de
la realización
de
los deseos.
En
efecto es este
crecimiento
del niño en la capacidad de tolerar frus traciones que mu
chos
autores
consideran
como el
factor
decisivo en el proceso
de
socialización siendo
su
ausencia o
su
insuficiencia una
razón
importante para la conducta asocial y delictiva. Esta opinión
aunque
válida
dentro de
un
l imitado marco de referencia
re
sulta una simplificación
extrema
cuando se aplica a todo el
proceso
del
desarrollo social dentro
del cual deben tomarse
en
cuenta
muchos otros elementos de
igual
importancia.
l des rrollo de l s funciones
del
yo como un de l s
precondiciones de l soci liz ción
Si el proceso
de
socialización
del individuo depende
en
buena
medida del
progreso desde el principio del placer al
de
la realidad
esto
último
a
su
vez depende
de
las
funciones
del yo que tienen que
desarrollarse más allá de
ciertos niveles
primitivos para hacer el mayor avance
posible.
Las
sensacio
nes y percepciones por ejemplo
deben acumularse
y
almacenar
se
en la mente en forma
de huellas
mnémic s
antes que
el indivi
duo
pueda
actuar con previs ión
y
de acuerdo con su expe
riencia es decir actuar de manera
adecuada
a
las
condiciones
de
la realidad.
Las
sensaciones
que provienen del mundo
in
terno tienen que
distinguirse de las
percepciones
producidas
por estímu
los
externos
; es decir la re lid d
de
estas
experien
cias
debe ser prob d
y
separada de
los
productos
de
la fan
tasía
antes de abandonar
la
realización de
deseos
por medio
de
la alucinación en favor
de
acciones
determinadas tendien
tes a este fin. l
lengu je
y
con
ello
la introducción de la
r zón y la ¡ógic en los procesos del pensamiento representan
por
sí mismos
un enorme
progreso en la socialización
del
indi
viduo y significa
la
capacidad de comprender la c us y el
efecto
que antes
no
existía sin
la
cual las reglas ambientales
resultan
simplemente
confusas para el niño como influencias
extrañas que
le
imponen una sumisión
mecánica.
También
introducen
la acción experimental en el pensamiento es decir
6
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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hacen
posible para
el nmo el insertar
el razonamiento
entre
el comienzo
de un
deseo
instintivo
y
la
conducta tendiente a
su satisfacción. Cuando
las
ctivid des musculares del niño son
controuui e por
el
yo sensible
en
vez de servir a los
impulsos
del
ello esto constituye otro paso importante
hacia la
socialización.
Finalmente existen avances esenciales que
ocurren
en la fun
ción
integrativa del
yo
que sintetizan
lo
que
en
el niño
cons
tituye
un
manojo
de
impulsos y de actitudes
caóticas
y los
convierte gradualmente en una unidad estructurada
con
ca
rácter
y
personalidad
propios.
Es el
desarrollo
de
las funciones
del
yo más
allá del nivel
del proceso
primario
lo que resulta
tan
importante
para la
so
cialización como cualquier
otro
avance del
desarrollo
de la
personalidad. No esperamos
encontrar
actitudes sociales
en
niños
que cursan
la
etapa preverbal o antes que la
memoria
la prueba de
la
realidad o los procesos
secundarios
del
pensa
miento
se
hayan
establecido.
Igualmente no
los
esperamos en
individuos con
un grado bajo de deficiencia mental o con
otros
tipos de
daños
del yo. También esperamos
que la
socia
lización se destruirá cuando severas
regresiones
disminuyan
las
funciones
del
yo al nivel
preverbal y
de
los procesos
pri
marios en la vida
adulta
.
os mec nismos de yo que f vorecen soci liz ción
Los avances descriptos desde el principio
del p lace r al de
la realidad
y desde el funcionamiento mental
primario al
se
cundario
sirven
para
disminuir
la
distancia que existe
entre
las leyes
internas y
las
externas; pero esto
no
lo pueden
lograr
sin
la
ayuda brindada por ciertos mecanismos
del yo cuya
acción está basada en los
vínculos libidinales
del
niño con
el
ambiente. Los mecanismos más familiares que actúan
en
este
sentido
son la
imitación
la
identificación y
la
introyección.
La imit ción de las actitudes de los padres es el
primero
de estos
mecanismos que
se pone en
funcionamiento; comienza
en la
infancia y aumenta a medida que el niño
toma
concien
cia
de
l
mundo objetal.
Por
medio
de la
imitación
de los
padres
el infante logra colocarse
en el
ro l de estas
poderosas
y admi
radas
figuras
que
son capaces de
controlar má
gic
amente el
flujo
y
el
reflujo de la
satisfacción
y
las
necesidades de los
impulsos de acuerdo con
regl
as que
en
esa et ap a vi t al r esu
lt
an
misteriosas
y extrañas para el niño.
La
identific ción a estos
intento
s de
imitaciones continúa
desde
la
fase preedípica en adelante siempre que esta
última
haya resultado
en
una experiencia placentera . Este otro me
canismo está
basado
en el
deseo de
apropiarse de
esos as
7
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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pectos deseables
de
manera permanente por medio de cam
bios en
el
yo o al menos en su concepción de la imagen de los
padres. Los ideales sociales
de
los padres cualesquiera sean,
son por
consiguiente
transportados
desde
el mundo externo
hacia
el
interno
en
donde se arraigan como el ideal de la
propia persona
del
niño
y se
convierten en
precursores im
portantes del superyó.
Al
compartir este ideal
con los
padres
también se reestablece
por
lo
menos en
un terreno
moral
circunscripto
la unidad
absoluta entre el niño y su madre
simbiosis) que existía al comienzo de la vida antes de que
el niño diferenciara entre el yo que busca placer y el mundo
objetal que lo brinda o lo
retiene.
La introyección de l a autoridad externa es
decir
de los
progenitores
se agrega a esta nueva acción interna durante
y después
del
período edípico. Por consiguiente avanza desde
el estado de un mero ideal
deseable
hacia el de
un legislador
real
y efectivo,
es
decir, el
superyó
desde
ese
momento
en
adelante podrá
regular
internamente el
control de los impulsos
por medio de
la recompensa del yo sumiso con sentimientos
de
bienestar
y autoestima y castigando
la rebeldía del
yo con
remordimientos de conciencia y sentimientos de culpa; de
esta manera reemplaza la
dependencia
de los padres y el
te
mor que éstos
despiertan
que
regulaban
la conducta
anterior.
Pero
aun con este grado
de
legislación interna establecida
el
superyó todavía necesitará
durante
un largo período
la
con-
formidad con
la autoridad
externa y el apoyo activo de ésta.
os atributos del ello como obstáculos para la
socialización
La efect ividad del desarrollo del yo y de los
mecanismos
de· identificación e introyección pueden crear
una
impresión
errónea
esto
es, conducirnos a
subestimar
los
obstáculos
en
el
camino
de
la socialización
que deben combatir
todos los
in
dividuos inmaduros.
La
tendencia hacia
la
catexis,
aceptación
e internalización
de las normas
sociales es
ciertamente
poderosa,
debido
a los vínculos libidinales del niño con sus padres que
son sus primeros representantes.
Por
otra parte
la
tendencia
del
niño
hacia
la
satisfacción de sus
finalidades instintivas
es
igualmente imperativa. Siempre
será sumamente difícil para
el ser humano el
hecho
de que
sus tendencias
sexuales y agre
sivas,
tal
como son durante la infancia no se adapten a las
normas
culturales adultas que
deben
modificarse
antes de
que esto sea posible y que la socialización, por consiguiente
demanda del niño
no
sólo
un cierto grado
de
alienación
de los
aspectos más íntimos y legítimos de
su
yo, sino
también
una
reacción
contra
ellos.
8
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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Hay que aceptar, por
otra
parte, que algunas de
las
mo-
dificaciones necesarias no son
el
resultado de conflictos y es-
fuerzos
pero
se presentan más
o
menos
espontáneamente
du-
rante el
curso natural
del
crecimiento
y la
maduración.
Las
fantasías
canibalistas
tempranas, por ejemplo, parecen enfren-
tarse
con
una represión
primaria
antes de la
existencia
de un
yo o
superyó
efectivo.
Igualmente, la agresión
y
destrucción
indiscriminada del niño
están
vinculadas, dominadas y con-
troladas no por medio de manipulaciones ambientales o
internas
sino
por el
proceso espontáneo de fusión con
la
libido del niño
y puesta a su servicio. Aun algunas de
las
inclinaciones anales
hacia
los olores, atracción
por
el excremento y otras sucieda-
des, si no son mal manejadas, exageradas y perpetuadas por
el medio, siempre
invitablemente
se desplazan
neutralizan
en
sublimaciones
que
la
cultura acepta.
No
obstante,
es de vita l importancia hacer notar
que nor-
malmente la mayoría
de los
componentes instintivos del niño
son más persistentes y
crean
r
consiguiente
conflictos, ini-
cialmente con el
medio
y después con
las
acciones del yo
en cuanto las
mismas
están orientadas por el
ambiente. El niño
considera entonces
los
componentes
instintivos
no
como sim-
ples fuentes
de placer sino que los escudriña
para
determinar
si
son adecuados o inadecuados, aceptables o inaceptables desde
el punto de vista moral y ambiental. Es indudable que la vo-
racidad, las demandas excesivas, el deseo de posesión exage-
rado, los celos
extremos,
una tendencia marcada a
competir,
los impulsos de dar
muerte
a los rivales y a las figuras frus-
trantes, es decir, todos los elementos normales de la vida
ins-
tintiva
infantil, se
convierten en núcleos
de asociabilidad pos-
terior, si se les
permite permanecer
sin modificaciones, y que
el
crecimiento
de las tendencias sociales implica
la
adopción
de
una
actitud negativa y
defensiva
contra aquéllos. Como re-
sultado de
la
actividad defensiva
del
yo, algunos se eliminan
por completo
por
represión);
otros
se convierten en sus ten-
dencias opuestas
que son
más aceptables por formaciones
reactivas) o son
desviados
hacia fines no instintivos por su-
blimación); otros elementos se desplazan desde el marco del
yo hacia las imágenes
de
otras personas por proyección);
los
componentes fálicos,
más
avanzados y placenteros, se
relegan
para ser
satisfechos
en el futuro
distante, etcétera.
Los procesos
de
socialización
mientras
que protegen
al
niño
de posibles
tendencias
delincuentes, también restringen,
inhi-
ben y empobrecen su
naturaleza
original. Esto no es un re-
sultado
accidental debido, como
sugieren algunos
autores,
al
empleo
infor tunado de mecanismos de
defensa
patológicos
tales
como represión , formac iones reactivas, etc. en lugar
de
mecanismos de adaptación
normales
tales como
el
9
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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desplazamiento, la sublimación); ni tampoco se debe al énfa-
sis de los padres en los procesos de
defensa
opuestos al libre
desenvolvimiento de la personalidad del niño. En realidad,
todos los mecanismos de
defensa
sirven simultáneamente pa-
ra
la restricción
interna
de los impulsos y para la
adaptación
externa
que
son simplemente
las
dos caras de la
misma
mo-
neda.
No
hay
antítesis
entre
desarrollo
y
defensa
puesto que
el
fortalecimiento del
yo y su organización
defensiva
es en sí
misma una parte esencial del crecimiento,
comparable
en
im-
portancia al
desenvolvimiento
y maduración de los impulsos.
La
antítesis
verdadera t iene
raíces
más
profundas y
de ma
-
nera
inevi table en
los mismos
fines
del desarrollo, es
decir
en la completa
libertad
ind ividual (que
significa
libertad en
las actividades de los
impulsos)
y la
sumisión
a las normas
sociales (que significa restricción
de
los instintos).
La
dificul-
tad para
combinar
estas
tendencias opuestas
es
considerada
con
razón
como
uno de
los
mayores
obstáculos
en
el
camino
de la socialización.'
Fallas
l so i liz ión
La multiplicidad de factores comprometidos en los proce-
sos
de socialización
concuerda con
la
multiplicidad
de tras-
tornos
que pueden afectarla. Como se ha señalado en las pá-
ginas anter iores , la manipulación externa por parte de -los
padres
y
las
influencias
internas
en
relación
con el
desarrollo
de los
instintos, del yo
y
del superyó
contribuyen al desenlace.
11
En lugar de
diferenciar
entre
defensa
y
adaptación
y de
re
-
ferirse a los mecanismos empleados
por
el yo
como patológicos
o
nor-
males,
es preferible
diferenciar sus diversos resultados
que
dependen
de una variedad de
factores
tales como: a decuación al
yo
Las de-
fensas tienen su
propia
cronología
aun cuando sea solamente aproxi-
mada,
y
tienden
a
determinar
resultados
patológicos
si
comienzan
a
utilizarse antes de la
edad
adecuada
o se mantienen
mucho t iempo
después. Un
ejemplo de
esto
es la
negación
y
la proyección
que son
normales
en la infancia temprana y
tienen consecuencias
patoló-
gicas
en
los años
posteriores;
o
la
represión
y
las
formaciones
reac-
tivas
que
invalidan la personalidad
del niño
si
son empleadas en
etapas
vitales muy tempranas ; b)
quilibrio La organización
defensiva
más
normal es
aquélla
en donde se utilizan
diferentes
métodos
para
situa-
ciones
peligrosas
distintas que surgen del ello sin que predomine nin-
gún mecanismo que excluya a los demás ; e Intensidad El que las
defensas
conduzcan
a
la
formación
de
síntomas
antes
que a la
adap-
tación social
normal
depende de
factores
cuantitativos
aun
más que
de factores
cualitativos.
Cualquier
exceso
en la
restricción
de los im-
pulsos independiente
de los
mecanismos empleados inevitablemente
conduce
a
resultados neuróticos;
d)
Reversibilidad
La actividad de-
fensiva
instigada en el
pasado como protección
de
determinados
peli-
gros no
debe
mantenerse
activa
en el presente cuando
éstos
puedan
haber
desanarecido.
4
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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La
primera
varía
de acuerdo con elementos culturales fami-
liares
e individuales; las últimas están sujetas a variaciones
temporales
así como a detenciones regresiones y otras vici-
situdes del
desarrollo. En concordancia las diferencias
que
existen
entre
los individuos
con respecto
a la cronología, la
consistencia
y
la
amplitud del
desarrollo
del superyó son
con-
siderables
y
resulta
útil pensar en las variaciones de la for-
mación del superyó
más
bien que en las desviaciones de una
norma
hipotética determinada.
A estas alturas se reconocen muchos factores y
constela-
ciones
que
conducen a la asociabilidad posterior y que han
sido
así descriptos en la bibliografía. falla en desarrollo
de los aspectos más refinados y superiores del yo
por
las ra-
zones
dadas
anteriormente , que resulta
en una
socialización defi-
ciente
está
confirmada por el gran
número de
delincuentes y
criminales
quienes
sometidos
a
exámenes
psicológicos,
de-
muestran tener
una
mentalidad
primitiva infantil
retardada
deficiente y defectuosa con cocientes
de
inteligencia bajos.P
Muchos autores Aichhorn 1925; Augusta Bonnard 1950 han
señalado que la asocialidad y criminalidad por parte de los
padres
son
incorporados al
superyó del
niño a través de iden-
tificaciones
normales
con
ellos.
August
Aichhorn 1925 fue el
primero en
insistir
que los trastornos severos de la socializa-
ción se originan cuando la id entificación
con
los padres se
desbarata debido a separaciones
rechazos
y
otras
interferen-
cias
en el
vínculo emocional con
ellos,
hecho confirmado
en
abundancia por John Bowlby 1944 por lo común
aceptado.
En general los factores cualitativos en la lucha del niño
.
para
alcanzar la
socialización
reciben más atención
que
los
factores
cuantitativos aunque estos
últimos no
son menos
res-
ponsables
de un
número de
fracasos que se
presentan
durante
la infancia. Cualquier a lteración de las
fuerzas
en las acciones
del ello o del yo puede trastornar el precario equilibrio social
del
niño.
Si su yo
está debilitado por cualquier
razón
será
incapaz
de
controlar la actividad
normal
de los impulsos de
manera
adecuada
sufrirá
la
regresión
a
actitudes anteriores
de búsqueda
de placer
y autoindulgencia
es
decir,
su conduc-
ta será asocial.
Si
la act ividad de los impulsos en general o en
un
determinado componente instintivo
en particular aumentan
los
esfuerzos
y las defensas normales de
su
yo resultarán in-
suficientes para controlarlos. Por otra parte estas alteraciones
cuantitativas están siempre presentes y forman parte de la vida
normal cualesquiera sean
sus resultados. El yo infantil
se
de-
bilita a causa
de dolores
físicos,
enfermedades
ansiedad he-
12
Véase
J. J.
Michaels
1955
sobre
el
carácter
delictivo
im-
pulsivo.
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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chos desagradables tensiones emocionales etc. Las modifica-
ciones de la
intensidad de
los impulsos
también están deter
minadas
bien por el ambiente a través de seduccion es
ex
pos ici ón a ob ser vac io nes indulgencia o
frustración
excesivas
bien
internamente por
las transiciones
de un nivel del
desa
rrollo al sigu
íente.v
Mientras
estos
factores cuantitativos estén
en constante flujo ninguna de
las
actitudes sociales adoptadas
por el niño
puede
considerarse como
final.
En la
bibliografía sobre
el tema encontramos que por
lo general los componentes que se consideran como
una
ame
naza para la socialización no son los de la sexualidad infantil
sino los ag resiv os. Aunque convincente a primera vista
esta
opinión
no
resiste
un
examen minucioso. En efecto si las
ten
dencias agresivas
están
fusionadas con las libidinales como
ocurre normalmente constituyen
influencias socializadoras an
tes que lo contrario. Ellas proveen la energía
inicial
y
la
te
nacidad
con
que
el
niño
alcanza
el
mundo objeta l y allí se
sostiene.
Posteriormente
constituyen la
base de la ambición a apro
piarse de las
cualidades
y
poderes
de los
padres
así como del de
seo de ser grande e
independiente. Además
ellas prestan ener
gía y severidad
moral al
superyó
en
su s relaciones con el yo
cuando
son
retiradas de los
objetos
y puestas a
su
disposición.
La
agresión es
una amenaza para la
adaptación social sólo
cuando
aparece en
cultivo
puro
sea
por no haberse fusionado
nunca
con
la
libido
sea por haberse
separado
de ella
después
de
la
fusión. Y el origen de esto
generalmente
reside no en
los instintos agresivos sino en los p roceso s
libinales
que
quizá
no se
han
desarrollado
lo
suficiente como
para
domesticar
y
amarrar
la
agresión
o que
han perdido
esa
capacidad
en al
gún momento
del
crecimiento
del
niño
debido a desilusiones
en
el objeto amado rechazos imaginados o reales
pérdida del
objeto etc. Un
punto
de especial peligro
para la pérdida
de
fusión
es la
fase sádico anal durante
la cual la
agresión alcanza
normalmente
un
punto culminante y su utilidad social depende
especialmente
de su estrecha asociación
con iguales
cantidades
de
libido. Todo
trastorno
emocional
en esta
etapa
libera el
sadismo normal
del
niño de su mezcla libidinal de manera
que
se convierte
en
una tendencia destructiva pura y como tal se
vuelve contra
los
objetos
animados e inanimados y
también
contra
sí mismo. Lo que ocurre entonces es que las act itudes
provocativas
voluntariosas
medio en broma y medio en serio
del niño de casi dos años se fijan en la personalidad como
13 Compárese por ejemplo la intensidad de
los
impulsos
durante
e l período de latencia
con
otros per íodos anteriores posteriores. El
descenso
de
la presión de los impulsos
en
esta etapa
corresponde con
el
a lto n ivel
de
respuestas
sociales
durante
el
per íodo de latencia.
4
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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tendencias a la querella y
la argumentación
a
conseguir
lo
que
desea a
cualquier
precio
la preferencia por relaciones
hos-
tiles antes que
amistosas
con los demás. Más importante aún
es que la agresión en esta forma separada no es
controlable
sea externamente
r
los padres sea internamente por el yo
y
el
superyó.
Si
no se restablece
la
fusión
por medio
del re-
fuerzo de los procesos
libidinales
y nuevas catexis
objetales
las tendencias destructivas se convierten
en
la causa principal
de delincuencia y criminalidad.
Desde
los estándares familiares a los
de
la comunidad
Los procesos
de imitación
identificación
e introyección
que
tienen
lugar antes durante y después del complejo de
Edipo
conducen
al
niño
sólo a
la
internalización de
los
están-
dares
de
los
padres.
Aunque
estos
procesos son indispensables
como pasos
preparatorios
para la
futura
adaptación a la co
munidad de
adultos no
aseguran
por sí
solos que esa
adapta-
ción
será alcanzada finalmente ni siquiera en aquellos casos
afortunados
en donde
coinciden las normas familiares
con las
de la
comunidad.
Las
normas
morales sobre las
que se basa
la
vida famil ia r
son aceptables para el
niño
por dos razones: por una parte
están representadas
por la s figuras
de los padres que el niño
ama
y
con
cuyas act itudes
puede
identificarse;
por
otra
le
son
presentadas de
una manera
altamente
personal
por
los
padres que se han identificado narcisistamente con él que
sienten
simpatía
por sus peculiaridades y una
empatía
ins-
tintiva hacia sus dificultades e idiosincrasias. Su
propio
com-
promiso emocional
con el niño les impide imponer
exigencias
que
están
más allá de la capacidad de
comprensión del
niño
o
más allá de su capacidad de acceder o adaptarse a
ellas.
De
este modo en el
hogar
se da a cada
niño
no sólo el beneficio de
la
edad
sino
también los
beneficios
de su
personalidad y
de
su
posición
específicas
dentro del marco
familiar. Es
cierto
que este estado de cosas puede convertirse en una desventaja
pues
conduce
al niño a esperar
como un derecho que se le
ofrezca una tolerancia
similar
en
su
vida adulta; pero también
es
cierto que las
acciones
del yo inmaduro necesitan esta
indul-
gencia
para
iniciar
y
aumentar su
ac
titud
receptiva y positiva
hacia el ambiente.
Como
quiera
que sea el
niño
retiene sólo unos pocos
de
estos
privilegios
iniciales
cuando ingresa a
la escuela.
Las
reglas
escolares aún conservan un
sabor
personal hasta tanto
sean representadas por la imagen del
maestro
a quien en
con-
diciones
favorables el niño ama
o
admira
y
la
utiliza en con-
4
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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secuencia como objeto
de
identificación. Por otra parte las
re-
glas de
la
escuela prestan
poca
o
ninguna atención
a las di-
ferencias individuales. Los niños están clasificados de acuerdo
con
su madurez
en el sentido
de que
diferentes
normas se
aplican a los distintos grupos
de
edades
pero
dentro
de cada
grupo se espera que
todos los individuos se adapten a una
norma
común
cualquiera
sea
el sacrificio
que
esto
pueda
sig
nificar para
sus personalidades. Por esta
razón
muchos niños
encuentran
difícil
lograr
la
transición
de los
es tándares del
hogar
a los de la escuela.
El
hecho
de
que los
primeros
se
ha-
yan
identificado y aceptado con
éxito
no
garantiza que
se
identi-
ficarán
y aceptarán con igual facilidad los segundos. El niño
bien adaptado
dentro
de
la
familia
no es
necesariamente un
niño bien ajustado en la escuela o viceversa.
Con el cambio
siguiente
en
la
adolescencia
de
la
escuela
a
la comunidad adulta
las
normas legales
se
vuelven final-
mente
impersonales.
Ser
igual ante
la
ley
no es sólo
una
ventaja para
el individuo
también
significa
que
todas
las exi-
gencias
de
beneficios privilegios
tratamiento
preferencial
por
razones
personales deben
abandonarse.
Es
un paso difícil y
que
no todos logran aceptar que la comunidad imponga sus
leyes y castigue las
transgresiones
sin consideración
por
el
sacrificio
del placer que
esto
representa para
el individuo
sin
tomar en
cuenta
sus necesidades deseos y dificultades
personales y
sin referencia
a
su
estado caracterológico e
inte-
lec tual que
lo
capacitan
o
incapacitan para
acatar
esa
ley.
Las
únicas
dos excepciones
hasta
este momento las constituyen
dos casos
extremos
es decir
el deficiente mental
y el insano
basadas en la supuesta incapacidad para
distinguir entre
el
bien
y
el
mal.
Al margen de las
reglas morales básicas
que se
incorpo-
ran
al
superyó
los códigos
legales con su naturaleza
imper-
sonal
compleja
y
formal
no forman
parte
del
mundo
interno
de un individuo. Lo
que
se espera que el superyó asegure
no
es
la
identificación
del
individuo
con el
contenido
de todas
las leyes específicas
sino su
aceptación e internalización
de
la
existencia
de
una
norma
general
que
gobierna.
En
este
sen
tido
el
ciudadano promedio en
su actitud hacia
la ley perpe-
túa la posición
infantil de
un niño ignorante y sumiso con
frontado por
los
omniscentes
y
omnipotentes
progenitores.
El delincuente o el criminal perpetúa
la actitud
del niño
que
ignora desprecia o
resta importancia
a la
autoridad de
los
padres desafiándola.
También
existen
algunos individuos excepcionales cuyas
exigencias morales hacia
sí mismos
son mayores
y
más
es
trictas que
lo
que
el
ambiente
espera
de
ellos o
podría
impo-
nerles.
Estos
sujetos adquieren sus estándares por
medio de
la
144
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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identificación con
una imagen ideal de los padres más que
con sus personas reales y las
imponen
a
través
de un superyó
excesivamente
severo
por
haber tornado
hacia
dentro casi toda
la
agresión
de que disponía. Estas personas se
sienten
seguras
en
cuanto
a la regulación y juicio
interno
de su
propia
con-
ducta
que
reconocen
superior
y más
allá
de la norma común.
En esta forma indirecta y
tortuosa, desarrollando
una forma
extrema de
carácter
a menudo obsesivo logran convertirse
una vez más en
que los
seres
humanos son en la
infancia,
es decir una ley por sí mismos .
LA
HOMOSEXUALIDAD
COMO UNA
CATEGORIA
DIAGNOSTICA
EN LOS
TRASTORNOS
DE LA INFANCIA
Muchos de los argumentos que
se aplican
a la asocialidad
pueden emplearse con algunas modificaciones en el caso de
las manifestaciones
homosexuales de la infancia. Existe
una
semejante incertidumbre
en relación con
la
edad
en
que pue-
de utilizarse de manera
legítima el
término homosexualidad.
Se observan
relaciones
similares entre
las manifestaciones de
homosexualidad y las fases
del
desarrollo normal.
También
se encuentran
iguales dificultades
para pronosticar la
homo-
sexualidad
propiamente
dicha del adulto, es decir para esta-
blecer conexiones confiables entre ciertas fases preliminares
visibles en la
niñez y
el
desenlace
sexual
anormal.
Desde
la
publicación de res ensayos sobre u teoría
sexua
en
1905 una creciente
cantidad
de bibliografía psico-
analítica se ha dedicado al
estudio
del fenómeno de la homo-
sexualidad desde varios ángulos y no todos son
de
importancia
en la
niñez. La significativa distinción
en tre la
homosexualidad
manifesta y latente, por ejemplo se puede
aplicar
a la con-
ducta sexual de
los adultos pero no de igual manera a
la
masturbación mutua
y a otros juegos sexuales de niños o
aun
de los adolescentes.
La diferenciación
entre homosexualidad
pas
iva y activa
o más
bien
entre las fantasías
sub
yacentes pasivas o activas
se refiere a la actitud adoptada por
cada
parte en el mismo
acto sexual, es decir
en prác
ticas se
xua
les que t
ienen lugar
después
de la
adolescencia. El extenso
de
bate respecto de la
reversibilidad de estas
tendenc
ias
también
se
puede
aplicar
sólo al
adulto
para quien su forma
homosexual
de vida es o
bien distónica
y en consecuencia accesible al
anális
is o
sin-
tónica
para el yo en
cuyo
caso se
ev
i
ta
el tratamiento o se
acepta sólo
debido
a
presiones
e
xterna
s.
145
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
http://slidepdf.com/reader/full/freud-anna-normalidad-y-patologia-en-la-ninez 143/186
Por otra
parte,
un
número de
problemas
relacionados
con
la homosexualidad son igualmente
prominentes
en
la biblio-
grafía y
de gran
importancia
para el
analista de
niños, pues
puede encontrar en ellas ciertas indicaciones para sus evalua-
ciones
o
contribuir con
datos para
su
solución
que
se
derivan de
sus propias observaciones.
Estos problemas
se
relacionan con
los tres aspectos siguientes: con la
elección de objeto
con las
reconstrucciones en el análisis
de
adultos su valor para el
pronóstico
de la
homosexualidad en las
evaluaciones
hechas
durante
la
niñez; y
con la causación
de
la
homosexualidad
valorando
los
elementos constitucionales con
los
adquiridos
a selección de objeto factor edad
Una de
las proposiciones básicas en
la teoría psicoanalíti-
co
de la sexualidad infantil
es
que
los
niños de ambos
sexos
establecen vínculos
líbidinales
con
objetos de ambos
sexos En
cada
período de la niñez la elección
de
objeto está gobernada
por
reglas, requerimientos
necesidades, tal
como se
demuestra
a continuación.
Por lo tanto,
los vínculos
con las personas
del
mismo
sexo
son tan normales
como
con
los
del sexo opuesto
no pueden considerarse
como
los precursores de la homo-
sexualidad
posteríor.>
Los niños
al
comienzo de la
vida, seleccionan
sus objetos
basados en las funciones, no en el sexo. La madre es
catee-
tiza
da
con
libido
porque
ella cuida
al
niño
y
le
provee
sa-
tisfacción
para sus
necesidades,
el padre
como
un símbolo de
poder,
de
protección,
poseedor
de la madre, etc Una
relación
de tipo
materna se
establece
a
menudo
con
el padre cuando
éste
toma el rol de
proveedor de
las necesidades, o una rela-
ción de tipo paterno con la
madre
cuando ésta
es la figura
dominante en la familia. De
esta manera,
el niño normal,
varón
o mujer , mantiene vínculos objetales
con ambas
figuras
masculina
y femenina. Aunque
en el
más es tricto sentido de la
palabra el niño no es heterosexual
ni
homosexual, también se
puede
describir
como
ambas
cosas
La
t ransferencia en el tratamiento psicoanalítico confirma
también que
las funciones
y no el sexo
del
objeto
deciden
14 Para
el
psicoanálisis,
la falta de
toda
re lación de dependen-
cia entre
el
sexo del
individuo
su elección de objeto,
la
posibilidad
de or ienta r indife rentemente e sta
última
hacia objetos masculinos o
femeninos hechos comprobables tanto en la infancia individual
como
en la de los pueblos),
parecen
const itui r la act itud primaria
original,
a partir de la cua l se desarro lla luego el tipo sexual
normal
o el in-
vertido
por
la
acción
de determinadas restricciones según el sentido
de las mismas.
S.
Freud, 1905 nota añad ida en 1915
Obras Com
pletas
vol
J
46
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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estas
relaciones,
donde el sexo
del
analista
no representa
una
barrera en contra
del
des
pl
azami
ento
hacia su
persona de
las
relaciones paternales y maternal J.
Aparte
de esta elección de .jeto de tipo anaclítico, es ob-
vi
o que las tendencias del ce probante pregenital dependen
par
a
su
satisfacción,
no del aparato sexual
de
l c
ompañero
sino
de otras cualidades y actitudes. Si éstas existen en la madre
y si por esa misma razón la madre se convierte en
el
objeto
amoroso principal, entonces el niño
durante
las fases oral y
anal es heterosexual , y la niña
homosexual ;
si las cuali-
dades existen en el padre la situación se inv
ierte
. En todo caso,
la elección de objeto,
determinada
por la cualidad y los fines
del componente instintivo dominante, es fase adecuada y nor-
mal s in tener en cuenta si la r
el
ación resultante es heterosexual
u homosexual.
En contraste con las
fases precedentes,
el sexo
del objeto
adquiere
gran
importancia en la
f s
fálica
La sobreestima-
ci ón del pene,
normal
en
esta
fase,
induce
a los niños
de am-
bos sexos a buscar relaciones que posean, o al menos que
se
supone posean
(tales como
la
madre
fálica). Cualquiera
que sea el curso que las
tendencias
instintivas hayan tomado
en otros sentidos,
no
pueden
disociarse de
un
tipo
de ob
jeto
definido
por
una
determinante
particular t.t
El complejo
de
Edipo en sí, en
sus
formas posit iva
y ne-
gativa, está basado en
el
reconocimiento de las diferencias
sexuales
y dentro de
este
marco el niño
hace su
elección
de
objeto a la manera
del
adulto basado en
el
sexo
de su
pareja.
El
complejo
de Edipo positivo
con
el progenitor del
sexo
opues-
to como el objeto
amoroso
preferido corresponde t
an
estrecha-
mente
con la heterosexualidad ad
ult
a, como el complejo de
Edipo
negat
ivo
con el
vínculo con
el
progenito r de l mismo
sexo corresponde a la
homosexualidad
adulta . Por ser ambas
manifestaciones normales durante
el
desarrollo, no son
sin
embargo conclu
yentes en
cuanto
a la
patología
posterior ;
ellas
meramente
sat
isfacen
las legít imas necesi
dade
s
bi
sexua
le
s del
niño. No obstante,
en al
gunos n i
ños el
énfasis
pu
ede recaer
en
las
relaciones
edí
picas
posit iv as o
ne
g
at
ivas
y
est as di fe-
r encias cuantitativas pueden co
nsid
er ar se como
in
dicaciones
de valor pr on óstico para
el
futuro, pues reve lan pre feren-
cias importantes por uno u otro
sexo que
están
enraiz
adas
en las e
xperienci
as preedípicas . Por una par t e, la
pe
r
sonalid
ad
15 . como nu
es tr o J u anit o,
el cual se
m
uestra
ig
ua
lm
ente
ca-
r iñoso
con
lo s niños que con las ni
ñas
y en una ocasión declar a
que
su am ígu
it
o F eder ico es su nena
más
quer ida . J u
an
ito es h omosexual
en
un
sent
id
o, en el q ue todos los n
iñ
os
pueden
ser lo.
pu sto qu no
conocen más
u
un
clase
de
órgano qenit l
un gen ital como el
suyo.
S.
Freud,
1909,
Obras Com pletas
vo
l.
n
147
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
http://slidepdf.com/reader/full/freud-anna-normalidad-y-patologia-en-la-ninez 145/186
de los
progenitores
sus propios éxitos o fracasos
en
sus
roles
sexuales
han dejado
su
huella
hacia
las identificaciones que
se
establecen
después de
alcanzar
la fase de amor objetal.
Por otra parte las
fijaciones a
las
tendencias
sádico-agresivas
empujan
al niño firmemente en la dirección del complejo de
Edipo
positivo
en
etapa
posterior hacia
la
heterosexualidad
igual que
las fijaciones
a
las
tendencias
orales
y
anales pasivas
lo fuerzan hacia
el complejo
de
Edipo
negativo y
quizás
hacia
la
homosexualidad posterior.
En
conjunto la conducta
del niño
durante
el
período fá
Iico edípico
permite vis lumbrar
más
claramente
que en nin-
guna
otra
etapa sus
futuras
inclinaciones con respecto al
rol
a la elección del objeto sexual.
Cuando entra en
el
período de l tenci
este
aspecto par-
ticular de
la vida libidinal del niño desaparece una vez más
del
campo
de observación. Exis ten en
esta
época por
supuesto
remanentes
inmodificados del complejo de Edipo
que deter-
minan los lazos particularmente en los
niños
neuróticos que
no
han sido
capaces
de resolver y disolver sus relaciones edí
picas
con
los padres. Pero al
margen
existen también las
tendencias adecuadas a esta
fase
con
fines
inhibidos despla-
zadas o sublimadas para las cuales la identidad sexual del
objeto es de
nuevo
una
cuestión
de relativa indiferencia. Ejem-
plo de esto
son las relaciones
del
niño en
el
período de laten-
cia con
sus maestros a
quienes
ama
admira
odia o rechaza
no porque
sean
hombres o
mujeres
sino porque
los considera
figuras
bondadosas útiles
inspiradoras
o
duras
intolerantes
y
provocadoras de
ansiedad.
Las
evaluaciones del diagnosticador durante
este período
son
aun
más
confusas
debido al hecho de que la
elección
de
objeto
con
respecto a los contemporáneos procede
en líneas
opuestas a las habituales en el adulto. El niño que busca ex-
clusivamente
la compañía
masculina
y
evita
y desprecia a las
niñas no es el futuro homosexual cualquiera que sea la simi-
litud en la conducta manifesta. Todo 10 contrario
este
apego
a los varones
el rechazo
desprecio de las niñas puede
con-
siderarse
como
la marca distintiva
del niño
masculino
normal
del período de latencia es decir
el
futuro heterosexual.
En
esta
edad
las
tendencias
futuras
homosexuales son delatadas
más
bien por
una
preferencia
para
jugar con las niñas y
por
la apreciación y apropiación de sus juguetes.
Esta
inversión
de la
conducta
se
considera típica
de
las niñas
en
el
período
de
latencia que buscan la compañía de los varones no
cuando
son
femeninas
sino
cuando
son
marimachos
por ej
emplo
por
su
envidia del
pene
deseos de masculinidad
no
por sus de-
seos femeninos de
relacionarse
con el
sexo
opuesto.
Lo
que apa-
renta
en la conducta manifiesta como
inclinaciones
homosexua-
148
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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les
son
en realidad
inclinaciones heterosexuales
y
viceversa.
Se debe
recordar
a este respecto que la elección de
compañeros
de juegos en el período de latencia es
decir,
la
elección de
ob-
jeto
entre
los contemporáneos está basada sobre
identificacio-
nes con los otros
niños,
no sobre relaciones objetales de amor
propiamente
dichas
esto
es
en
un
sentido de
igualdad que puede
inclui r igualdad del sexo o no.
Finalmente, en la pre dolescenci y la dolescenci
se
sabe
que episodios homosexuales son
bastante
comunes y
existen
junt o a manifestaciones heterosexuales sin que sean en sí mis-
mos
signos pronósticos confiables. Estas manifestaciones deben
entenderse en parte como r ecurr encias de los vínculos
objetales
pregenitales y sexualmente indiscriminados del niño pequeño,
qu e son válidos una v ez m ás en la preadolescencia
junto con
la
reverificación de
muchas
otras ac titudes pregenita les y preedípi-
so La elección de objeto homosexual en la adole
scencia se debe
t ambién a
la
regresión del adolescente desde la catexis objetal
hacia el
amor por su propia
persona
y la identificación con el
objeto.
En
este
último aspecto
el obje tivo del adolescente re-
presenta en muchos casos no sólo su yo real
individual
sino
su
ideal de sí mismo un concepto
que
invariablemente incluye la
noción
ideal del adolescente
de
su rol sexual. Las parejas
ado-
lescentes formadas sobre
estas
bases
exhiben todas
los signos ex-
teriores de relaciones de objeto
homosexuales
y
se
aceptan con
frecuencia como verdaderas preetapas de la
homosexualidad
adulta.
Pero, desde
el
punto de vista
metapsicológico
constitu-
yen
fenómenos de
naturaleza
narcisista,
que
como
tales
perte-
necen
a la variada sintomatología esquizoide de la adolescencia
y t ienen más
significado
como indicadores de
la profundidad
de
la
regresión
que como pronósticos del futuro rol sexual del
individuo.
ronósti o re onstru ión
Comparado
con el pequeño
número de indicios
pronósticos
que se encuentran cuando se
sigue
el
movimiento progresivo
de
la libido
en
el niño,
existe
en
el análisis
de homosexuales
adultos
una gran cantidad de datos valiosos
reconstruidos,
que rastrean
las
variadas
manifestaciones de la
homosexualidad
latente y
manifiesta
hasta sus raíces
infantiles.
En la importante
biblio-
grafía existente, se discute el origen de la homosexualidad en
re lación con los siguientes campos del desarrollo de la perso-
nalidad, períodos y experiencias:
las
dotes
congénitas del
individuo,
es decir la bisexualí-
dad como la base instintiva de la homosexualidad Freud,
1905
especialmente pie de página
agregado
en
1915 1909;
149
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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Bohm, 1920; Sadger, 1921;
Bryan
, 1930; Nunberg, 1947;
Gillespie, 1964 ;
- el
narcisismo
individual
que crea la necesidad de escoger
un objeto sexual
de
acuerdo con
su propia imagen
Fe-
r enczi, 1911, 1914; Fr eud, 1914; Bohm, 1933 ;
- las relacio
nes entre la homosexualidad y las fases pre-
genitales
orale
s y
anales Bó
hm, 1933;
Grete Bibring,
1940; Sad
ger
, 1921; Lewin, 1933 ;
- la sobr eestimación
del pene
en la fase fálica Freud,
1909; Sadger, 1920; J ones, 1932; Lewin, 1933; Loewenstein,
1935; Fenichel, 1936; Pasche, 1964 ;
la
influencia del amor y dependencia excesivos de
la
madre
o el padre o la
hostilidad
extrema
hacia uno
de
ellos
Fr
eud, 1905, 1918, 1922; Sadger, 1921; Weiss, 1925;
Bohm, 1930, 1933; Wulff, 1941 ;
- las observaciones traumáticas
de
los genitales femeninos
y de
la menstruación
Daly, 1928, 1943; Nunberg, 1947 ;
- la
envidia del
cuerpo
de
la
madre
Bohm
, 1930;
Melanie
Klein, 1957 ;
_ . los celos entre
hermanos
rivales, los cuales se convierten
en sustanciales objetos amorosos Freud, 1922; Lagache,
1950 ;
etcétera.
A pesar de estos muchos y bien documentados vínculos
entre
la
infancia pasada
y
el
presente
adul to, el
razonamiento
no puede invertirse
y los datos
reconstruidos
no
pueden
utili-
zarse para la investigación
temprana del
desarrollo homosexual
en los niños.
La razón por
la
cual
esto no
puede realizarse resul-
ta obvia cuando examinamos
en
detal le uno
de los t ipos homo-
sexuales, por ejemplo, el
homosexual
masculino pasivo-femenino
cuya psicopatología ha sido especialmente
estudiada
en muchos
análisis terapéuticos.
Este
tipo de homosexualidad se caracteriza
por la estrecha
vinculación con la
madre
, por la falta
de
deseo o incapacidad
de
realizar el
acto
sexual
con
mujeres
y
por actividades sexua-
les con hombres,
por
lo genera l de un
orden
social inferior, esco-
gidos
porque poseen atributos
corporales masculinos
crudos tales
como una
gran fuerza
muscular,
un
cuerpo velloso, etc. Cuando
son analizados, la sintomatología homosexual puede rastrearse
hasta un apego extremadamente pasional con la madre que do-
minó la infancia y la niñez desde la fase oral, a
través
de la
fase anal y más
allá
de
la
fase fálica; hasta el horror
hacia
el
cuerpo
femenino,
adquirido
en
forma traumática
después
del
descubrimiento
de
ros genitales de la
madre
o una hermana; y
hasta
un
período de fascinada admiración del pene del
padre
.
150
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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Estos elementos que
indudablemente son
influencias pató
genas
en el pasado del
homosexual no
pueden ser
no
obstante
utilizados
para
pronosticar la homosexualidad si forman parte
del cuadro clínico
de
un niño. Lejos de
ser
manifestaciones anor
males o ni siquiera poco comunes constituyen por
el
contra
rio
partes regulares
e
indispensables
del
equipo
de
desarrollo
de
todos los varones.
El
est recho vínculo con la madre
que
de
vasta al futuro
homosexual
al
incrementar
temor
del
padre
rival
al aumentar su angustia de castración y al imponer
una
regresión a la
dependencia
anal y oral es también la bien cono
cida constelación del complejo
de
Edipo
positivo
y como tal el
precursor normal de la
heterosexualidad adulta.
El shock que
todos los
varones
experimentan cuando
son confrontados
con
el genital femenino por
primera
vez y que crea en el futuro
homosexual una aversión
perdurable por
cualquier atracción
por p rt del
sexo
femenino es un hecho habitual e inevitable
ya
que
comienzan
por
creer que
todos
los
seres
humanos
pos n
un pene como ellos.
Normalmente
el
descubrimiento
de la di
ferencia
entre
los sexos
no
significa
más
para el
varón
que un
aumento
temporario
de su
angustia
de
castración; puede incluso
actuar
reforzando de
manera
saludable sus
defensas contra sus
propios
deseos e
identificaciones
femeninas puede
fortalecer
su orgullo
en la pos sión del p y simplemente aumentar el
desprecio lastimoso por
las mujeres
castradas que es
una
de las
características
verdaderamente masculinas
del
varón en la fase
fálica. Finalmente la admiración
por
el
mayor
tamaño del
pene que
domina
la
vida amorosa de este
tipo de
homosexual
pasivo
con
exclusión
de
todo lo demás es
también
una estación
normal
intermedia en las relaciones de todos los niños varones
con
su
padre. El futuro homosexual permanece fijado en
este
pu to y continúa atribuyendo a
todos sus
objetos masculinos
todos los deseables signos de
fortaleza
y
potencia
masculinas
mientras que
el
niño normal supera es ta fase
se identifica con
el
padre
como poseedor del pene y adquiere
sus
características
masculinas y actitudes heterosexuales p r su propia persona y
para
su fu tu ra identidad sexual.
En
otras palabras
la
presencia de
ciertos
elementos en la
niñez en determinados casos que
han conducido
a
un
desenlace
homosexual
específico
no
excluye
un resultado
diferente o
incluso opuesto en otros casos. Obviamente lo que determina
la dirección del
desarrol lo no
son los
hechos
y constelaciones
infanti les más importantes
en
sí
mismos
sino una
multitud
de
circunstancias acompañantes cuyas
consecuencias
son
difíciles
de juzgar tanto de manera retrospectiva en
el
análisis de adul
tos
como pronóstico en la
evaluación
de los niños.
Estas
con
secuencias
incluyen
factores
externos
internos cualitativos
y
cuantitativos.
Que el amor
de
un
niño por
su
madre
sea
el
primer
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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paso en el camino
hacia
su
masculinidad
o que lo determine a
reprimir
su
agresividad masculina en beneficio de ella depen
derá
no
sólo
del
niño es decir de la naturaleza
saludable
de
sus
impulsos fálicos de la intensidad de sus temores deseos
de
castración
y de
las cantidades
de libido
dejadas
atrás en los
puntos de fi jac ión iniciales. El desenlace también depende de
la personalidad
de
la madre
de sus
acciones
de
la
cantidad
de
satisfacción y frustración que ella le administra oral y analmente
durante
los
procesos de la
alimentación y
el
entrenamiento del
control esfinteriano del deseo que
aquélla
tenga de
mantener
al
niño
dependiente o
su
propio orgullo para que
el hijo
logre
la
independencia
y finalmente
aunque no menos
importante
de la
aceptación
o el
rechazo
de manera placentera o intole
rante de los
progresos
fálicos del niño hacia ella. Los shocks de
castración
a los
que
ningún varón puede
escapar bajo
la forma
de amenazas
observaciones operaciones
etc. dependen en
pri
mer
lugar
en
cuanto
concierne
a
la
intensidad de sus
conse
cuencias del
momento en
que
se presentan
y
se
hacen sentir más
cuando coinciden
con
el acmé de la masturbación fálica los de
seos
pasivos
femeninos hacia el padre los sentimientos de culpa
etc. Los
temores
de
castración
y las
tendencias
pasivas están a
su
vez influidas por las actitudes represivas o seductoras del padre
su capacidad
o incapacidad en el rol
de modelo
masculino etc.
Cuando
el
padre
está
ausente por
divorcio deserción o muerte
falta la restricción
del
rival edípico
circunstancia
que intensi
fica
la
ansiedad y la culpabildad en
la
fase fál ica y
favorece
la
falta de
masculinidad.
En
esta
situación
la
fantasía del niño de
que el
padre
ha sido eliminado
por
la
madre
como
castigo por
su
masculinidad
agresiva t ambién ac túa como un trastorno pa
ra
sus deseos
heterosexuales
normales.
En
última
instancia tenemos que reconocer que lo que pue
de impulsar
el desarrollo
sexual en una u otra dirección
son
hechos puramente
ocasionales
como los
accidentes
las seduccio
nes las
enfermedades las pérdidas
del objeto amoroso causadas
por
muertes
la facilidad o
dificultad
de hallar un objeto hete
rosexual en la adolescencia etc.
Ya
que
estos
hechos son im
previsibles
pueden
modificar
la
vida del
niño
en cualquier
momento
trastornan
los
posibles cálculos
pronósticos
establecidos
previamente.
Homosexualidad
favorecida
o
evi tada por
las
posiciones
normales l
desarrollo
De
acuerdo con los
argumentos
previos es
preferible
consi
derar no las
preetapas
infanti les de la homosexualidad
adulta
sino las
influencias
del
desarrollo que favorecen
o
evitan
la
ho
5
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mosexualidad. Este criterio se basa en la presunción de que du-
rante el crecimiento las inclinaciones homosexuales
alternan
re-
gularmente y
compiten
con la heterosexualidad normal y que
las dos
tendencias uti lizan
por
turno
las diversas posiciones
libidinales
por
las que el niño atraviesa.
Considerado desde este
punto
de vista el
desarrollo
homo-
sexual resulta
favorecido
por
los
factores siguientes:
1.
Las tendencias
bisexuales
que
son consideradas
como
parte integral de la constitución y
que
dotan al individuo
con rasgos
psicológicos no sólo del propio sexo sino tam-
bién
del opuesto y le permiten
tomar
objetos
amorosos
que pertenezcan a ambos sexos. Esta bisexualidad
innata
se
intensifica
en
el
periodo preedípico
por
las identifi-
caciones con
ambos progenitores y permanece como base
constitucional para cualquier inclinación
homosexual
que
pudiera surgir
en
etapas
vitales posteriores.
2. El
narcisismo
primario y secundario
del individuo
es
decir la catexis libidinal de
su
propio yo. En tanto la
elección de
objeto en
las
etapas
poster iores de la in -
fancia
sigue esta pauta narcisista original se escoge la
pareja
tan idéntica como sea posible al propio yo inclu-
yendo
la identidad
del
sexo.
Estas relaciones
homosexua-
les
o más estrictamente hablando narcisistas son carac-
terísticas del
período
de latencia y de
ciertas
fases de la
preadolescencia y la adolescencia.
3.
El
apego
anaclítico
del niño
a los
objetos
para
quien el
sexo
es de importancia secundaria. Esto
tiene
una sig
nificación especial
para la
homosexualidad femenina
ya
que la niña puede
fijarse en esta
fase como homo-
sexual .
4.
La
libidinización
del
ano y de las tendencias pasivas ha-
bituales
de
la fase
anal
que proveen
la base física normal
para
la identificación femenina del niño.
5.
La
envidia del pene que provee la base normal para la
identificación
masculina de
las
niñas.
6.
La
sobreestimación del pene en la
fase
fálica
que hace
difícil o imposible
para el niño aceptar
un objeto amo-
roso
castrado .
7. El complejo
de
Edipo negativo que representa una fase
normal
homosexual en
la vida
tanto
de los
niños
como
de las niñas.
En contraste
con los
factores enumerados antes
y que
impulsan al
individuo
hacia
la homosexualidad hay otras
in-
fluencias
operantes
que
actúan en la dirección
opuesta
y prote-
5
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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gen
a determinadas personas contra la adopción de este tipo
particular de solución
sexual:
1.
Tendencias heterosexuales homosexuales compiten
unas
con
otras de
manera
cuantitativa
durante
todo
el
período de
la
niñez.
Cualquier elemento que
favorezca
la
heterosexualidad controla la homosexualidad a
un
nivel
correspondiente. Por
ejemplo,
el aumento de las ten-
dencias heterosexuales
que
está
ligado con la entrada
del
varón
en la fase fál ica y
el
complejo de Edipo posi-
tivo, automáticamente disminuye toda inclinación homo-
sexual
que
ha quedado como residuo del
período
de pa-
sividad
anal.
La misma disminución de las
tendencias
homosexuales ocurre en
ciertas
fases de la
adolescencia
debido
al influjo de la masculinidad genital que mueve
al varón hacia la elección de objeto
heterosexual.
2.
La
misma intensidad de los temores de castración que
de termina que algunos
hombres
eviten a las mujeres
se conviertan
en
homosexuales, actúa
en
otros como
una fuerza contrapuesta al complejo de Edipo
negativo
y
como una
barrera
contra
la homosexualidad. Puesto
que los deseos pasivos femeninos
hacia el
padre presu-
ponen para
su
satisfacción aceptar la castración, estos
deseos son evitados
por
estos varones a cualquier precio.
Esto a
menudo
resulta en una seudomasculínídad exa-
gerada como una reacción contra la angustia de castra-
ción, y en una agresividad sexual hacia las mujeres que
niega la posibilidad de
castración
y la
presencia
de todo
deseo femenino en consecuencia bloquea el camino
hacia cualquier manifestación homosexual.
3. Mientras que la
regresión
desamparada a la fase anal
promueve actitudes homosexuales pasivo-femeninas
en
el varón, las formaciones reactivas contra
las
tendencias
anales,
especialmente
el disgusto, de manera efectiva
bloquean
el
camino hacia la
homosexualidad
o al
menos,
de
su
expresión
manifiesta. En
el
análisis de adultos
estos
hombres
aparecen como homosexuales fracasados ,
4. Finalmente, la tendencia a completar
el
desarrollo y
la
racionalidad
biológica Edward Bibring, 1936
que
hacen que el individuo prefiera la normalidad pueden
considerarse factores que se oponen a la homosexualidad.
En
conjunto,
el
equilibrio entre la
heterosexualidad y
la
homosexualidad
durante
todo el período de la
niñez
es tan pre-
cario,
las escalas son tan
fácilmente invertidas en
una
direc-
ción
o
en
la
otra
por
una mult itud
de influencias,
que
la
opinión
5
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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todavía válida
es
que:
La decisión de la actitud sexual defi-
nitiva tiene efecto después
de
la
pubertad
S. Freud, 1905
Obras ompletas vol. 1 .
OTRAS
PERVERSIONES
Y
ADICCIONES
COMO
CATEGORIAS
DI
AGNOSTICAS EN
LA
INFANC
IA
Otras característ i
cas diagnósticas que
no
pueden ser
utili-
zadas directamente
en
los niños son las
perversiones
como
el
travestismo, fetichismo y adicciones.
En estos casos como en el de todas las perversiones la
razón
es obvia. Puesto que la sexualidad infantil es por definición po-
limorfamente perversa clasificar sus a spectos específicos como
perversos es en el me
jor
de los casos un uso impreciso del térmi-
no, si
no
significa además una comple
ta
ignorancia del desarro-
llo del instinto sexual. En
lugar
de evaluar ciertos fenómenos de
la
infancia
como perversos, error en
que
aun los analistas pue-
den incu rrir
fácilmente, los problemas diagnósticos necesitan
ser
reformulados en
estos
casos y debemos investigar qué com-
ponentes
instintivos parciales o en
qué
condiciones algunos de
estos
componentes
permanecerán activos
después de la niñez;
es decir cuándo deben considerarse
como
los precursores reales
de las
perversiones del adulto.
Con respecto a la conducta manifiesta, algunos
cuadros
clí-
nicos de los niños son
casi
idénticos con los
de
los
adu
ltos
per-
vertidos.
No
obstante,
esta aparente similitud
no
significa
una
correspondiente
identidad
metapsicológica.
En los
adultos, el
diagnóstico de perversión significa
que
la primacía de los geni-
tales no
se
ha establecido o mantenido nunca, es decir,
que
en
el
acto sexual los componentes
pregenitales no
se han reducido al
rol de factores contribuyentes o
meramente
preparatorios.
Esta
defin ición es necesariamente incorrecta si se aplica
antes
de
haber
alcanzado
la
madurez,
es decir, a
una edad cuando
el
act
o
sexual está fuera de la cuestión y mient ras se
da
por sent
ada
la igualdad de las zonas pregenitales y genitales. Por consiguien-
te los
individuos
q
ue
no
han
llegado
a
la
adolescencia
no son
pervertidos en el sentido adulto del t érmino y deben int
rod
ucirse
puntos
de
vista diferentes para explicar
su
sintomatología im-
portante.
La
experiencia
clínica
sugiere
que esta sintomatología puede
explicarse
como desviaciones de la norma
del
desarro
ll
o en dos
direcciones principales es d ecir cr onológica y cuantitativa-
mente.
La
cronología está
alterada cu
ando
la
s zonas
corporales
es-
pecíficas que proveen
estimulación
eró
tica
no funcionan en
el
orden temporal que corresponde a la secuencia
normal
del des-
155
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arrollo
de
la
libido Al margen
de la ocurrencia posterior de
las
bien conocidas regresiones
cualquiera de
estas zonas
puede
resultar extraordinariamente persistente
en
su rol
de
proveedora
de
placer
en
vez
de disminuir en
favor
de
las
zonas
que debie-
ran ocupar
su
lugar
de
acuerdo con las leyes de maduración.
En
este
sentido
el
erotismo
de
l piel
del niño
es
un ejemplo
instructivo.
Al
principio
de
la
vida
ser
acaricado
abrazado
y
satisfecho a través del contacto corporal lib id in iza diferen tes
zonas
del cuerpo
y
contribuye
a crear
una imagen corpórea
y del
yo
corporal
saludables aumenta su
catexis con
libido
de
tipo
narcisista
y
simultáneamente favorece
el
desarrollo del amor
objetal reforzando los lazos entre el niño y la madre No hay
duda de
que en
este período la
piel en
su
rol erógeno llena
múl-
tiples
funciones
en el
desarrollo
del niño
Por o tra parte estas funciones resultan redundantes nor-
malmente después
de
la
infancia.
El erotismo
de la
piel
cambia
de
carácter
si
su
gratificación
continúa
siendo
importante para
el
niño
después de
alcanzadas
las
fases anal y fálica Entonces la
piel
continúa como fuente de estimulación erótica
mientras que
los
fenómenos
de descarga de la excitación sexual se
han alte-
rado por el desarrollo y
alcanzan
niveles diferentes. Un varón
en
la fase
edípica
por ejemplo puede anhelar
vorazmente
este
tipo de contacto
con
su madre
pero
si es gratificado
en
realidad
o en fantasía descarga su excitación a través de la
masturbación
fálica
similar
a lo
que sucede en
el adulto
pervert ido que des-
carga
la excitación de
fuentes
extragenitales a través del orgas-
mo
genital.
Es precisamente esta
discrepancia
entre
la fuente
de estimulación y la
descarga
de la excitación que
crea
el pa-
recido con la perversión
en
ciertos casos ínfantiles l
Con
respecto
al specto cu ntit tivo es
decir las desviacio-
nes
de las intensidades
normales
de los componentes
instintivos
constituye obviamente una común variación
de
la normalidad
dentro
del marco de la naturaleza polimorfa pervertida
del
niño.
En
cualquier
momento durante la niñez
cualquiera
de los com-
ponentes instintivos de la
sexualidad
o
cualquier
aspecto parcial
de
la agresión infantil
pueden poseer
una intensidad exagerada
y
dominar
el cuadro
de manera
excesiva
o
exclusiva. Esto
pudiera
deberse
a la constitución innata del niño. La
experiencia
clínica
demuestra
por
ejemplo
que
con
frecuencia
se encuentran
ten-
dencias orales
de marcada intensidad en los hijos de drogadictos
alcohólicos o maniaco-depresivos. También
se
sabe que los hijos
16 Este estado de
cosas
fue c la ramente ilustrado en el
análisis
de un varón t ra tado por I sabe l Paret
en
la
Hampstead
Child-Therapy
Clinic desde los
dos
años
medio hasta los cuatro años
medio. En
su caso
fue
posible determinar
el
papel
que en el deseo de
ser aca ri-
ciado jugó la in fluenc ia seducto ra del
ambiente es
decir su propia
adicción
a
la madre
en
este part
icular
contacto corporal con su hijo.
6
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de padres obsesivos tienen
tendencias anales
poderosas
aunque
en
estos casos lo innato
está invariablemente
reforzado
por
la
manera en que los
adultos
obsesivos
conducen
el entrenamiento
del control de
esfínteres
del niño.
Por supuesto el
aumento en
la intensidad de
los componentes instintivos puede deberse
exclusivamente
a influencias
ambientales
tales como
la
falta
de idoneidad general
de los
padres
la
seducción
las
fallas
en
controlar
y guiar
al
niño etc.
Muy frecuentemente la razón
de la excesiva intensidad de un componente instintivo reside en
la
interacción
de
factores
externos
e internos tales como la
relativa debilidad
del
yo o del superyó
en
el manejo de los
instintos o
en la
excesiva severidad del superyó que se ma-
nifiesta
en una
acti
vidad
defensiva exagerada.
Un
ejemplo
co
mún de esta
última
constelación
son los varones que
durante
la
fase fálica
viven
en constante
temor
de sus insuficiente-
mente reprimidas tendencias pasivo femeninas. Para controlar
sus temores
de
castración
que
en
estos casos
están aumentados
por deseos
simultáneos
de castración exageran abiertamente
todas
las tendencias opuestas
con
el
resultado de que
parecen
masculinamente agresivos y
con frecuencia
adoptan la conducta
de
los exhi icionist s fálicos. No obstante a pesar de esta iden-
tidad de
conducta
la diferencia más importante reside en que
su
tipo de exhibicionismo es el resultado
de mecanismos
del yo
que
sirven
a propósitos tranquilizantes y defensivos
mientras
que en
el
tipo
adulto constituye una parte genuina de la actividad
instintiva
del
pervertido
encaminada a
procurar la
satisfacción
sexual.
di ión
También en
las
adicciones es el aumento en la intensidad de
las tendencias
por
otra parte normales
el
responsable de crear
la
impresión de una conducta pervertida . Los niños son a
me-
nudo
excesivamente adictos a los dulces
aparentemente en
for-
ma
similar a las adicciones de los adultos al alcoholo
las
drogas.
Experimentan una
voracidad
por
los dulces
empleando
la
sa
tisfacción de este deseo como un antídoto contra la ansiedad la
privación la
frustración
la
depresión etc. como
hacen
los
adultos
y también como ellos
están dispuestos
a
utilizar
cual-
quier
método es decir mentir o robar para asegurarse
la
pose
sión de la sustancia deseada. Pero a pesar de
todas
estas simili-
tudes la constelación metapsicológica subyacente
a
la
manífes-
tación difiere
en los dos casos. La
inclinación
de los niños hacia
los dulces es
la
expresión relativamente simple y directa de
un
componente
instintivo. Tiene su raíz en deseos insatisfechos
o sobreestimulados durante
la
fase oral deseos que se
han
hecho
7
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excesivos y que
en virtud
de su cantidad dominan las expresio-
nes libidinales del niño. Posteriormente estos deseos
por
lo gene-
ral se
desplazan
de los dulces hacia otras
sustancias
que resultan
más o
menos
inofensivas. De esta manera encuentran satisfac-
ción
en
algunos casos bebiendo grandes cantidades de agua;
en
otros comiendo con exceso en la
glotonería
o
quizá fumando.
Desde
el
punto de vista
libidinal se
expresan en
la
preferencia
por relaciones objetales de un
tipo
especial y reconfortante de
mantenimiento. Ninguna de
estas manifestaciones
por sí misma
pertenece
a
la
categoría de las adicciones. La adicción
verda-
dera
en
el
sentido
adulto del
término
es una estructura más
compleja en la que
la
acción de tendencias
pasivo-femeninas
y
autodestructivas se
añade
a los deseos orales. Para el adulto
adicto
la
sustancia
anhelada
no representa sólo
un
objeto o
materia
buena
que
ayuda
y
fortalece
como los dulces
para
el
niño sino
que
de manera
simultánea
se
experimenta
como
dañina
abrumadora
debilitante desmasculinizante
castrante
tal como sucede
con
el exceso de alcohol y de drogas. Es
la
mez-
cla de las dos
tendencias
opuestas del deseo de ser fuerte y de
ser débil
la
actividad y
la
pasividad
la
masculinidad y
la
fe
mineidad que ata al
adulto adicto
al
objeto
de
su hábito de
una manera
que
no
encuentra
paralelo con lo que sucede en
las adicciones más benignas y positivas del niño.
Travestismo
Los factores libido económicos también juegan
un
papel en
la
distorsión
y
exageración
de
ciertas
inclinaciones
comunes
a
todos los niños y en crear por consiguiente
el
fenómeno de
travestismo
como se
observa
con cierta frecuencia. En este
caso los aumentos de
intensidad
están referidos a las tendencias
masculinas o femeninas de
la
naturaleza del niño.
El
interés por las ropas que son
adecuadas
al sexo opuesto
o a los adultos de
ambos
sexos es en sí un rasgo común de la
infancia. El
juego
estructurado tan
popular
de disfrazarse
da a los
niños la
oportunidad de imaginarse a sí mismos
en
el
rol del padre
o de
la madre del hermano
o
la hermana
o
de
escenificar cualquiera
de
las
ocupaciones que simbolizan para
ellos
el
rol de los
padres.
Un paraguas un bastón o un som
brero pertenecientes al
padre son suficientes
para transformar
al niño
en
su progenitor; una cartera
zapatos
o el uso de lápiz
labial lo
transforman
en
la
persona de la
madre.
Los cascos de
astronautas
o pilotos
las gorras
de conductores
de
ómnibus
la
vestimenta de los indios
piel roja
los uniformes de enfermera
etc
. son juguetes convencionales diseñados para
crear
la ilusión
de que puede cambiar su propia personalidad por la de aquellos
8
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a
quienes
admiran
apropiándose
de las ropas necesarias. Las
diferencias de sexo son
fácilmente transgredidas en
estos juegos
fantásticos especialmente por
las niñas
y los
artículos
de vestir
seleccionados
para
dis frazarse
son
con f
recuencia símbolos
tanto del estado como de l sexo.
Fuera del terreno de los juegos con las niñas
en la
fase de
envidia del pene
la preferencia
por los pantalones y otras ropas
de varones es tan
familiar
que ha
pasado
a conside
rarse
adecuada
al yo . Esta tendencia
no
crea preocupación excepto
en
aquellos
casos en que la niña se niega absolutamente y r esulta en efecto
incapaz de
aceptar la
vestimenta femenina c
ualquiera que
sea
la ocasión; así esto se
interpreta
como signo de
que su
envidia
del pene sus tendencias masculinas y
el
re
ch
azo
de
su
propia
femineidad han
alcanzado
un nivel excepcional. Pero aun en
e
st
os casos
extremos
constituye un
error
considerar
esta
expre-
sión sintomática como paralela
en
significado con
la del
adulto
travestista femenino
.
La
conducta de estas niñas
no es
una
manifestac
ión
sexual propiamente dicha es decir no está acom
pañada
por la
masturbación
o las fantasías
de la
masturbación
ni está en otros
sentidos dirigida
a obtener excitación
sexual
directa.
Más
bien cumple
el
propósito de
imitación e identifica-
ción con los varones hasta el extremo de
asumir
realmente su rol
en la conducta
cotidiana;
de
defensa
contra la envidia y la riva
lidad
contra
el
autodesprecio
de sentirse castrada y
contra
la
culpabilidad por haberse
supuestamente
lesionado
como
conse
cuencia de
la
masturbación. De esta manera el travestismo de
la niña
fálica
constituye
tanto
una
función
de
su
sistema
de
fensi
vo como una
descarga para
las tendencias
masculinas
de
su
innata bisexualidad.
Del lado del niño no existe
un
paralelo completo a esta
conducta de las niñas.
Aparentemente en nuestra
cultura nin-
guna fase del
desarrollo
por sí produce normalmente
en
el
niño
el deseo de vestirse como las
niñas. En
los casos
aislad
os en que
se observa
esta
conducta se
ti
ende a
considerarlo
como algo
muc
ho más anormal y generalmente
intranquili
za a los pad
res
com
o el signo omin oso inicial de
aberraciones
sex
uale
s post e
ri
ores.
En
un pequeño número de casos de este
ti
po.t? el cuadro
clínico fue bastant e u niforme . Cuando el síntoma
rea
l
apar
ece
entre los tres y cin co años la conducta femen in a d el niño varía
desde
la
simple expresión del deseo de ser una niña de tener
un nombre de niña de jugar
con
las niñas y sus muñecas darle
nombre de niñas al osito etc. hasta ve
st
ir realmente la r opa
inter i
or
o l os
vestido
s de la madre de
una
h ermana o de
una
17 Observados en l a Hampstead
Ch
ild-Th erapy Clinic durante un
pro
cedi
mien
to
diagnó
st i
co o
un
t
ratamie
nto
an a
lít
ico.
159
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mnera favorita,
con especial
preferencia por
las
ropas bonitas,
con volados, bien específicamente femeninas. Cuando el niño
no tiene a
su
alcance ropas femeninas, puede vesti r las propias
de manera que imiten la blusa de
una niña,
la c in tura
estrecha
de una mujer joven, etc. Algunas
veces
el niño lo exhibe abier-
tamente; en otros casos, oculta las
ropas
en su cama para ves-
tirlasen
secreto
durante
la
noche.
Cuando
se interfiere
con estas
actividades,
el
niño racionaliza su
conducta
o lo niega con un
sentimiento
de culpa, o
incluso
ll
ora patéticamente de acuer-
do con el informe de la madre,
cuando
se le quitan las vesti-
mentas ilegítimamente adquiridas.
Las
circunstancias
externas también son
parecidas
en los
distintos casos. Casi sin excepción, se
encuentra
cierta presión
hacia
la
femineidad
ejercida por la madre que
manifiesta
pre-
ferir
una hermana
mayor
o
menor
o
que admite haber
deseado
una niña antes que el
niño
naciera. Como dijo un
niño
de padres
divorciados,
a
la madre
no
le
gustan
los
hombres porque no le
gusta papi .
Con frecuencia
se encuentra una colusión
por
parte
de la madre
hasta
el punto de complacer los deseos del
niño
de
comprar le delanta les con
volados,
para
mantener la
paz
entre
el hermano y la hermana , etc.
La
separación
de
una fi-
gura femenina muy
querida
l a madre, la niñera) es
otra
cir-
cunstancia externa de importancia obvia y observada con fre-
cuencia.
Del mismo modo
que
la conducta manifiesta y
las
influen-
cias ambientales, el análisis de niños descubrió los
distintos
significados
de
los
procedimientos travestistas.
Vestir
como
una
niña
representa para algunos el intento
de
atraer el
cariño
de
la madre con
el
disfraz de l a hermana
preferida. En
otros casos,
sirve
para negar por
completo su masculinidad fálica
que,
justa
o injustamente, supone
que
no
agrada
a
la
madre.
Aun en
otros,
mantiene e l
vínculo libidinal interno con
el objeto
amo-
roso perdido
por
medio de una identificación parcial con ella.
Es
cierto
, por supuesto, que como en el caso
de
la niña, la
conducta
travestista del
niño
se basa en alteraciones cuantita-
tivas de la economía libidinal.
Sin
un refuerzo excesivo de sus
inclinaciones
femeninas,
no puede ignorarse el
orgullo
del niño
en su propio atavío masculino y
otras
manifestaciones tendrían
que
emplearse
para expresar la misma envidia, celos, rivalidad,
el
galanteo a la
madre
, la defensa contra la angustia de
sepa-
ración, etc. Además, la
conducta
travestista en niños de ambos
sexos
probablemente
se
explique
por
la fijación del niño en
un nivel en que una par te del objeto se acepta como
un
sustituto
por el
todo y en
el cual,
por tanto, se realizan fácilmente
desplazamientos del
cuerpo masculino
o femenino)
hacia las
ropas que lo cubren, es decir,
una fijación
a la
base
del desarro-
llo en la cual se origina
el
simbolismo de la ropa
Flugel,
1930 .
160
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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Con
respecto a la significación
pronóstica
de la
conducta
travestista, ésta no
necesita
considerarse como
más
o menos
ominosa
que
cualquiera
de las otras
expresiones
de
los conflic-
tos bisexuales del niño. Así como en el caso de la
niña
está
relacionada con el estadio de
la envidia
,
del
pene, también está
vinculada
en los niños con los componentes femeninos del
período pasivo-anal
y
con
el
complejo
de
Edipo negativo
o
con
regresiones a estas actitudes.
Mientras sirve al
propósito
de
defensa contra la
ansiedad
angustia
de separación,
temor
de
perder
el
cariño del
objeto,
peligros
fálicos , no
hay razón
para
suponer que
el
travestismo
persistirá más
allá
de las fases donde
dominan
estas ansiedades. Sólo cuando la
conducta
travestista
es
en
sí
misma la
descarga de la
sexualidad
infantil,
es decir,
cuando
se acompaña de
signos inequívocos
de
excitación sexual,
puede considerarse
como
paralela
y precursora de la
perversión
específica.
Probablemente,
aquellos casos en que esta actividad
se realiza
en
secreto,
en
la
cama
y
durante la
noche,
son
signi-
ficativos en este sentido. Pero
sin pruebas
directas
suministra-
das por las erecciones, la masturbación, etc., en conjunción con
esta
actividad,
el exacto
significado
del travestismo
en la
vida
sexual
del niño es de difícil evaluación y verificación, aun en
los casos
bajo análisis.
eti hismo
Como
ya
señalamos
en
las
secciones
anteriores, la conducta
pervertida manifiesta de un niño
puede
ser tanto parte de su
organización defensiva
de
sus esfuerzos para controlar ciertas
ansiedades como también
la
expresión
de
sus necesidades se-
xuales.
Este
doble aspecto es aun
más
obvio en los fenómenos
descriptos como fetichismo en los niños,
que ha
sido objeto
de una atención considerable en
la
bibliografía psícoanalítíca.
Aunque existen muchos
desacuerdos en
puntos
esenciales, la
mayoría
de los
autores
comparten la
opinión
de que aunque
el fetichismo
infantil se
parece
al
de
los adultos ,
el llamado
fetiche
del
niño es
simplemente
una fase
de
un proceso
que
puede
conducir
o no al fetichismo
adulto
Sperling, 1963 .
Wulff
1946 lo
expresa con gran
énfasis cuando dice
que
estas ma-
nifestaciones
anormales
en el período preedípico son en
su
estructura psicológica nada más
que
una simple formación reac-
tiva
de
un impulso
inhibido o no gratificado de
manera ínstíntí-
as En
este sentido
véase también la
discusión
de Charles Sa rnof f
1963) del trabajo de Melit ta Sperl ing The Analysis of a Transvestite
Boy .
19 Véase Melit ta Sperling 1963), Fetishims in Children ,
con
la
bibliografía adjunta.
161
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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va ,
o cuando afirma que mientras que las
manifestaciones
fe-
tichistas
en
el
niño
pequeño son frecuentes ,
su estructura psi-
cológica es diferente
de
la
del
fetichismo adulto.
En
este caso,
como en otras ocasiones
ya
antes descriptas, es obvio que el
empleo
del
mismo
término
para las
manifestaciones
infantiles
y las adultas conduce a la
presunción
errónea de que la
seme-
janza de la
conducta
en
ambos
casos está equiparada por
la
co-
rrespondiente identidad metapsicológica.
Lo que el niño
tiene en común
con
el
fetichista adulto es
la tendencia a catectizar algún objeto o
parte
de su
propio
cuerpo o
el de otra
persona,
con
grandes cantidades de libido,
bien
narcisista
, bien objetal. Basado
sobre
la intensidad de esta
cate
xis, el mencionado objeto o parte del cuerpo
adquiere e l
valor de
un objeto
parcial o proveedor de
las necesidades
y se
convierte
en algo
indispensable para el
individuo.
En psicopa-
tología adulta esta situación es bien conocida por
el
analista:
el
fetichista
adulto reconoce al
objeto parcial,
simbolizado
por el
fetiche, como el pene imaginario de
la
madre fálica al cual el in-
dividuo
se
encuentra atado
para su
satisfacción sexual.
Con
respecto al
homosexual pasivo he señalado
anteriormente que
el pene
mismo de
su pareja
masculina
puede asumir
la
condición
de un fetiche,
representando
los propios atributos
masculinos
del
individuo
que
han
sido desplazados hacia la persona del otro
hombre.
También
aquí,
la
excitación y
la
gratificación sexuales
están ligados de manera
indisoluble
al fetiche, que es
buscado
compulsivamente y en cuya ausencia
el
individuo se
siente
ham-
briento de satisfacción sexual, despojado
y
castrado.
Es
en
este sentido que
la
diferencia
entre
el verdadero fe-
tiche
del
adulto y los objetos
fetichistas supercatectizados
del
niño
resulta
fundamental . Mientras que el
fetiche
adulto
sirve
un propósito
único
y juega un papel central en la vida del adulto
pervertido
sexual, el
objeto
fetichista
del
niño
tiene
diferentes
significados simbólicos y
sirve
a una
variedad
de fines del ello
y del yo, que cambian de
acuerdo
con la fase de
desarrollo
al-
canzada.
En la
época de
la
lactancia y
del
destete,
por
ejemplo,
cualquier
objeto
como un chupete, etc.) puede ser
sobrecatec-
tizado
y
hacerse indispensable, siempre que
sirva
por
una parte
,
para
el
placer
oral
del
niño y, por
la
otra,
para evitar
o dismi-
nuir la
angustia de separación, al garan tizar
la
permanencia
ininterrumpida de
la
gratificación.
De
acuerdo con Wulff 1946),
el
valor del
fetiche
en esta etapa yace en
el hecho
de
que
re-
presenta
un
sustituto del cuerpo de
la
madre y
en
particular,
del pecho materno . En la fase siguiente, el objeto sobrecatecti-
zado, generalmente del
tipo
de
un juguete
suave, una
almohada,
una
frazada, etc., se convierte en un
objeto
de
transición
Winnicott, 1953), investidos igualmente con libido
narcisista
y
objetal
que,
para
los
propósitos de
la
distribución de
la
libido,
162
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establece
un puen te entre la persona del niño y la de
la madre
.
De
acuerdo con
Winnicott,
estos fenómenos,
aunque
permitidos
y esperados por la madre, son inherentes a la propia
naturaleza
del niño y como tal, constituyen una par te del desarrollo emo-
cional
normal .
De
acuerdo con
Melit ta Sperl ing
1963 , son
manifestaciones patológicas de trastornos específicos en las
relaciones objetales y directamente
influenciados
y
promovi-
dos
por
los sentimientos
inconscientes
y las actitudes conscientes
de
la
madre.
Es en
las dificultades
del
niño
pequeño a la hora de acos-
tarse que estos objetos
de transición o fetichistas juegan
un
papel especialmente importante
en
el
establecimiento
de
las
precondiciones esenciales para
conciliar el
sueño, es decir,
en
el
retorno del
interés del
mundo
objetal
hacia sí mismo. Hay
mu-
chos niños
que
son incapaces
de quedarse
dormidos,
excepto que
tengan
a
su lado
una
de
estas preciosas posesiones,
al
mismo
tiempo
que
se
muestran
profundamente
afectados
cuando
aqué-
llas
desaparecen o se
extravían; en
tales ocasiones, muchas
madres
organizan una búsqueda frenética de tales objetos como
respuesta
al
sentimiento de
privación
evidente que el
niño ma-
nifiesta.
Melit ta Sperl ing
plantea el problema de
por qué
un
niño
se
hace tan
adicto a un
objeto
intrínsecamente sin valor
de manera de llegar a ser más
importante
que
la
propia ma-
dre , y
concluye
que esto no sucedería
sin la
colusión activa de
la
madre.
Nosotros arribamos a
una
respuesta diferente si de
acuerdo con Winnicot t)
le
adjudicamos suficiente
valor a las
propiedades calmantes del
objeto
de
transición
en
el cual las ven-
tajas del
amor a sí mismo se
combinan con las
venta jas del
amor objetal; aun más, para su importancia como una posesión
permanente
bajo
su control, en contraste con la madre que no
S
encuentra
bajo su control y cuya independencia para irse o
quedarse,
aparecer y
desaparecer,
amenaza constantemente al
niño con sentimientos de inseguridad y ansiedad de separación.
Contrario a este punto de vista que
sostiene
que
la
madre
juega
un
papel
en la génesis de
la
conducta fetichista y
en la
elección
del
fetiche Sperlíng,
1963 , se puede afirmar que
todas
las
sugerencias
de
su
parte
permanecerían
sin
efecto si no coinci-
dieran
con las ascilaciones
entre el
autoerotismo , el narcisismo
y el
amor objetal determinadas
por el
propio
desarrollo del niño.
Hay
muchos
otros aspectos, más o menos obvios,
en
que
el
objeto fetichista se encuentra
relacionado
con la sexualidad po-
limorfa pervertida del niño. Las
cualidades
específicas tales
como
la
textura, unen el objeto fetichista con
el
primitivo ero-
tismo
de la piel del infante, que sir
ve
como
un objeto
para
ser
rítmicamente
frotado, acariciado, tocado, etc. Su olor, especial-
mente cualquier
tipo
de
olor relaci
onado con el cuerpo,
establece
una
importante conexión
con
las práct icas travestistas que
el
163
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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fetiche sirve al determinar el tipo de vestidos o ropa interior
escogidos para disfrazarse. En
la
fase del sadismo
anal
, el ju-
guete
de
pelusa
como ob
jeto
de
transi
ción sirve a la e
xpre
sión
abierta
de
la ambivalencia aumentada del niño al ofrecer
una
descarga sin riesgos para la sucesiva expresión
de
s
enti
mientos
afectuosos y hosti les,
dirig
idos
hac
ia
el
mismo
objeto. Es sólo
durante la
fase fálica Wulff , 1946)
que
el fetiche se identifica
finalmente con el propio pene, el
del
padre o
con
el
imaginar
io
de
la
madre
.
Hasta
qué punto este
seudofetichismo
de
la niñez es
una
preetapa y precursor
de
las verdaderas
per
versiones posteriores,
es un
problema que hasta el momento ningún
autor
ha
podido
resolver
de
manera
satisfactoria.
Examinado
desde el
punto de
vista
de
casos
importantes
de análisis de adultos, no hay duda
del temprano origen
del fet iche
y
de su
naturaleza
persistente
,
sin relación
con
el hecho de que éste esté
representado
por un
miembro del
cuerpo,
un
modelo o
tipo determinado
de
ropas
,
un
zapato
O
un guante,
o como en un caso especial
de
fetichismo
en un paciente adulto.s? por un
ruido
que,
se
pudo
determinar
,
fue
producido
en
primera
instancia por
la
madre. Examinado
des-
de el punto de vista de l a experiencia clínica con niños, por
otra
parte, resulta
igualmente obvio
que
el número de fetiches
en la
niñez
es siempre
mucho mayor que el de
los fetichistas
verdaderos
de los años posteriores, 10 cual significa
que
una
gran parte de los fenómenos
del
fetichismo infantil
está
aso-
ciada
con
fases específicas
del
desarrollo y desaparece cuando
se
superan
las necesidades
especiales
de
l ello o
del
yo a
las que
sirve.
Como ya lo mencionáramos
en
los casos de travestismo ,
los tipos más cercanos a
la perversión
adulta y por consiguiente
con
más oportunidad
de persistir son aquéllos en
que
las nece-
sidades
instintivas
tienen
una
importancia
primordial y no
las
del
yo o los mecanismos defensivos, es decir, aquellos casos
que
desde el comienzo se
acompañan de
signos inequívocos
de
e
xcitación sexual
y
sirven
como una mayor
fuente de
descarga ,
a
lrededor de
la cual
se organiza
toda la
vida sexua
l
del niño
.
Las descripciones de
tales
casos son
abundantes
en
la
I
íteratura.
{ Analizado
por
la autora.
21
Véase
Melitta
Sperling 1963).
Otro e jemplo
lo
constituye
el
caso de un niño de cuatro años informado
por
Anna
Freud
Sophie
Dann 1951). Este niño era huérfano, criado sin una madre susti-
tuta
,
que
para sus gratificaciones se vio obligado a
recurrir
al chu-
peteo compulsivo
a la masturbación, al autoerotismo
los objetos
fetichistas . Todo su
interés
se concentraba
en
las toa llas o franelas
para la cara que él chupeteaba
mientras
colgaban de sus ganchos
trataba los baberos como
fetiches
, es decir
frotándolos rítmicamente
hacia arriba hacia abajo en su nariz mient
ras
chupeteaba, atesorando
seis
baberos
en
sus
brazos, o apretando uno o más entre sus piernas.
Cuando
daba un
paseo
,
algunas
veces
ansiaba
estos
éxtasis
con
gran
6
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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Pronóstico
del resultado
final
:
En vista
de
la variedad de elementos
que intervienen no
es posible predecir,
con
ningún grado de seguridad, el
destino
último
de
un componente
instintivo que se
ha
desviado
de
la
norma
habitual
en
una de
las formas
descriptas. Está aún sin
resolver
el
problema de
si
el componente instintivo tomará
fi-
nalmente el
curso
normal, sometiéndose
a
la
primacía de los ge-
nitales,
o si
permanecerá independiente
convirtiéndose
por
ende
en el núcleo de una perversión verdadera. No hay certeza en
cuanto a
su
destino
último
antes de
la
adolescencia.
Aun en-
tonces el desenlace dependerá de un número
de
influencias
como
las siguientes:
si los
impulsos genitales
que aparecen
en
la pubertad
son
fuertes
o débiles
es
decir capaces o
incapaces
de
dominar
las tendencias pregenitales;
si las
cantidades
de la libido
que han permanecido rete-
nidas en los puntos
de
fijación pregenitales ejercen una
atracción
regresiva lo suficientemente
intensa
como
para
interferir y debilitar la genitalidad;
si el progresivo deseo
de
ser grande y adulto sobrepasa
en la personalidad la
atracción
regresiva de
las primeras
satisfacciones;
- si el mundo objetal
ofrece
oportunidades para la gratifi-
cación
sexual
adulta
del individuo
o
si
se
frustran
los
primeros intentos genitales etcétera.
Son
estos factores cuantitativos
añadidos
a los
cualitativos
los que hacen difícil e incierto el pronóstico del desenlace.
excitación, corriendo hacia la casa al regresar mientras exclamaba
con
alegría
'¡Babero,
babero '
.
La
excitación fálica
la masturbación
acompañante no estaban en
duda. Por
otra
parte, era obvio
que el
fetiche
mismo no t enía significación fálica
el
hecho de que e ra indi-
ferente a los: mismos
baberos cuando
habían sido
recientemente
la-
vados
sugería la
posibil idad de
que su
excitación
erótica
se derivaba
del
olor
relac ionado con
su
alimentación
inicial.
6
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
http://slidepdf.com/reader/full/freud-anna-normalidad-y-patologia-en-la-ninez 163/186
L S POSI ILID DES TER PEUTIC S
En
una
clínica psicoanalítica infantil todos los posibles
tipos
de
tr astorn os de niñez se examinan con fines diagnós
ticos y
el
tratamiento
comienza
en
el
extremo de
las alteracio-
nes má s comunes
del desarrollo
los fracasos escolares los retar-
dos y detenciones del
desarrollo
mental conduciendo a
través
de los casos
traumatizados
y seducidos de
una
neurosis infan-
til
específica
al
otro e xt re mo c on
defectos
graves
y atípicos
del
yo y
de
la libido
trastornos
limítrofes estados
autistas
y psi
cóticos
adolescentes
delincuentes o
cuasi
esquizofrénicos et-
cétera.
En
los casos
de
niños aceptados para análisis
la
terapia y
la recolección de
datos
son dos propósitos que se alternan y
preceden
un o
al
otro
en
distintos grados momentos y situacio-
nes. Hay casos en los
cuales
el terapeuta
después
de haberse
familiarizado con
el
paciente no
duda de
que el
análisis
no hu-
biera
sido
necesario
si se hubiese
trabajado
de manera preven-
tiva
con
los
padres
en
el
momento
adecuado o si
se
hubieran
creado
oportunidades correctas o si se
hubieran
evitado
las in-
te rf er enc ia s a mb ien ta le s m ás lesivas. Existen casos donde el
terapeuta se siente tan razonablemente seguro
del
diagnóstico
como de la indicación del método analítico aplicado de manera
conveniente.
Pero existen
también casos donde el
analista se
enfrenta c on e ni gmas
q ue d es pi er ta n
su incertidumbre acerca
de las posibilidades terapéuticas.
En
estos casos debe conten-
tarse
co n
la convicción de que el análisis de niños o fr ec e o po r-
1
Como
la
Hampstead
Child-Therapy
Clinic.
7
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
http://slidepdf.com/reader/full/freud-anna-normalidad-y-patologia-en-la-ninez 164/186
·
unidades
sin
rival
para
explorar
sus psicopatologías especí-
ficas.
Naturalmente,
ninguna
alteración puede
clasificarse co-
rrectamente
o adaptar
su
tratamiento de elección
antes
que los
factores genéticos, dinámicos y libido-económicos responsables
se
hayan aclarado.
Cuando
el análisis no
brinda
la
mejoría esperada,
la
culpa
se atribuye
generalmente no
a la psicopatología del caso en sí,
sino a circunstancias
externas
desfavorables
tales
como la inex-
periencia o incapacidad
del
terapeuta, la falta de colaboración
de
los padres, el
no
haber dado t iempo suficiente al proceso
analítico, las
interrupciones
debidas a las enfermedades somá-
ticas, los
trastornos
en el hogar, cambio de analista, etc.
Cuando
el análisis
tiene
éxito,
sea total
o
parcial, su competencia se da
por
sentada y
no nos sorprendemos
que un procedimiento tan
definido y
circunscripto
como el análisis
de niños pueda bene-
ficiar un número tan
variado
de
trastornos,
en tanto casos tan
diferentes entre sí en cuanto
a
su estructura
y
origen
concierne.
LA TERAPIA
PSICOANALITICA
CLASICA
PARA
ADULTOS:
SU
EXTENSION y DEFINICION
La
terapia psicoanalítica se creó en
un
principio ajustada
a las necesidades de los
adultos neuróticos
y,
similarmente, la
primera adaptación del
método en niños fue hecha con la neu-
rosis
infantil presente.
Desde
entonces, en el
terreno
adulto
,
la amplitud
de
la
terapia analítica se
ha
hecho
mayor, y, con
alteraciones mínimas,
ahora se
aplica
además
de en las
neuro-
sis, en otros tipos de
trastornos
tales como las psicosis, las per-
versiones, las adicciones,
la
delincuencia, etc. De manera si-
milar, el análisis de niños siguió los mismos pasos, extendiendo
su
campo de aplicación en las mismas direcciones.
En el psicoanálisis de adultos poseemos
una extensa
biblio-
grafía
en
constante aumento, referida al
método psicoanalítico,
los elementos
que
contiene y los procesos terapéuticos
que
mo-
viliza.
2
Con
excepción
de Melanie Klein y
sus
discípulos, que incluye-
ron los defectos serios del yo y las psicosis
entre
sus pacientes desde
el principio.
3 Véase el Simposio 1954) con este título.
4 O
parámetros ,
según K.
Eissler 1953).
5
En vez de citar el gran número
de
autores,
incluyo
la
lista
de
una serie de simposios y discusiones de
panel
que han resumido este
tema:
1936.
Congreso Psicoanalít ico Internacional, Marienbad: The
Theory
of
the
Therapeutic
Results of Psycho-Analysis
Glover,
Fe-
8
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
http://slidepdf.com/reader/full/freud-anna-normalidad-y-patologia-en-la-ninez 165/186
Podemos extraer de estas publicaciones varias
definiciones
con respecto a los fines
de
la
terapia
analítica, tales como
las
siguientes:
que
es
una de las f inalidades del análisis
cambiar
las
inte
rrela-
ciones
en tre el
ello e l yo y
el
superyó Bibring [Simposio,
1937]) ;
que
la
terapia
analítica induce al yo a suspender o alterar las
defensas a
tolerar
los
derivados del
ello que es tán cada
vez menos distorsionados
Feníchel
[Simposio, 1937]);
que
el
análisis influencia
el
superyó aumentando su tolerancia
Strachey [Simposio, 1937]);
que
el
objetivo
del
análisis
es una
modificación intrapsíquica
del paciente Gill [Panel, 1954
b]
que la
meta
del analista
es
proveer de ínsíght al
paciente
de
manera que pueda resolver
por
sí
mismo sus
conflictos
neu-
róticos;
por
consiguiente, efectuando cambios
permanentes
en
su
yo, ello y superyó, y
de
este modo extendiendo el
poder y la soberanía de
su
yo
Greenson
[Simposio, 1958]) ;
Existe unanimidad entre estos
diferentes autores
y muchos
otros
no
mencionados aquí), acerca de que
el pr inc ipal
efecto
terapéutico
del
psicoanálisis es la modificación
del
equilibrio
de
fuerzas
entre el ello,
el yo
y el superyó, un aumento de la
tolerancia
de
los fines de cada uno y, como
resultado,
de
la ar-
monía
entre ellos. Esto, por supuesto, presupone que en los
trastornos
en
tratamiento, el
conflicto
intrapsíquico figura
como
el
principal agente
patógeno
y que,
comparado
con la
suprema
importancia de este único factor, otros, como por
ejemplo
las
relaciones interpersonales
insuficientes R. Waelder
[véase Zet-
zel, 1953]), ocupan un
lugar
secundario.
Los
procedimientos te-
nichel, Strachey,
Bergler,
Nunberg,
E. Bibring). Para las contribuciones
individuales véase el simposio 1937).
1952.
Asociación Psicoanalítica Americana,
Midwinter
Meeting,
Nueva York: The
Traditional Psychoanalytic
Technique
and
it s Va-
r ia tions Orr ,
Greenacre
,
Alexander,
Weigert).
Para
el in forme
de
la
discusión
del panel , véase Zetzel 1953). Para los trabajos individuales
véase
panel 19541a).
1953.
Asociación Psicoanal ít ica Americana, Meeting Anual , Los
Angeles: Psychoanalysis and Dynamic Psychotherapy E. Bibring,
Gill, Alexander, Fromm-Reichmann, Rangell) . Para
los
t rabajos indi-
viduales véase
panel 954: b) .
1954. Simposio en Arden House, Nueva York:
The
Widening
Scope of Indications for Psychoanalysis Stone, Jacobson,
Freud)
.
Para las
contribuciones
individuales
véase
simposio
. 1954:).
1957. Simposio,
Congreso Psicoanalítico Internacional, París:
Va-
riations in Classícal Psycho-Analytic Techniques Greenson,
Loewen-
ste
ín, Bouvet, Eissler ,
Reich, Nacht). Para las contribuciones indivi-
duales véase
simposio
1958).
9
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
http://slidepdf.com/reader/full/freud-anna-normalidad-y-patologia-en-la-ninez 166/186
rapéuticos se valoran
por
consiguiente de acuerdo
con
el grado
en
que
cumplen
este propósito.
LA TERAPIA
PSICOANALITICA
PARA NIÑOS:
SU
FUNDAMENTO
Aunque
ninguno
de
los pronunciamientos que hemos citado
más arriba se hicieron con
el
análisis de niños in m nt resultan
de todos modos
importantes
para
el
analista
de niños
puesto
que lo
incitan
a reexaminar
las
precondiciones de su
trabajo
clínico y a determinar el te rreno de su
legitimidad.
Lo que debe
definir con mayor
claridad
son
las relaciones
entre los conflictos
intrapsíquicos
la psicopatología infantil y la terapia analítica
de niños.
Después
de todo está
justificado
considerar el
aná
lisis
de
niños
a
la
par
6
con el
de
adultos
sólo si
ambos
métodos
al margen de
la
técnica tienen en común el campo de aplica
ción y
las finalidades terapéuticas.
Los conflictos intraps íquicos
en
el análisis de niños
os conflictos «normales
de
la infancia y el análisis
Como se ha discutido en los
capítulos
anteriores los con
flictos intrapsíquicos como
tales
son productos secundarios nor
males del
desarrollo
estructural
comunes
a todos los
individuos
que evolucionan
en
su crecimiento más allá del
nivel
primitivo
de la no diferenciación. Se presentan tan pronto como el yo y
el
superyó se separan
lo
suficiente primero del
ello y luego
uno del otro; cada estructura
persiguiendo
sus propias
fina
lidades.
En condiciones
normales
estas
desarmonías
internas deter
minadas por el
desarrollo
son manejadas por el yo del
niño
asistido por el apoyo
la
ayuda y guía
ofrecida
por los padres.
Cuando esto
es insuficiente
y el
sufrim
iento del
niño
es conside
rable puede
recurri
rse
a
la
a
yuda
del
análisis
ya
que
la
clari
ficación verbalización e
interpretación
empleadas de manera
coherente reducen
las
ansiedades
a medida que se presentan
eliminan las
defensas
incapacitantes antes de que se tornen
pa
tógenas y
abren
o mantienen
abiertas las
salidas para
la
activi
dad de los
impulsos
que producen alivio . Todo esto ayuda al
niño a mantener un mejor equilibrio
mientras atraviesa
las
distintas etapas del
desarrollo
y
en esta circunstancia que
se
basa la
opinión
expresada con
frecuencia
de que todos los
6
Véase
el
capítulo
II.
7
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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runos
podrían
beneficiarse con el análisis y no sólo aquéllos
manifiestamente
t ras tornados . De todas maneras el analista
de
niños no
puede escapar al presentimiento de que en este
caso
el método
terapéutico
se asigna una tarea
que
por derecho
debe
ser llevada a cabo, por una parte . por el yo del niño y,
por la otra
por
sus padres.
os tr stornos del des rrollo el nálisis
La
situación
es diferente en aquellos casos en que
una
pro
gresión
i rr egular en el
desarrollo
de los
impulsos
y del yo altera
el equilibrio interno
en
una dirección
u otra.
Como describimos
más
arriba
los
niños con un
desarrollo
acelerado del
yo y del
superyó experimentan un gran
sufrimiento
cuando son confron
tados
con
sus
impulsos orales
y anales agresivos y
crueles.
Aun
que
esto
podría
considerarse como adecuado a la
fase desde
el
punto
de vista de la maduración
de
los impulsos es
distinto
desde
el divergente
aspecto
de
l yo, y
se inician las defensas
contra
ellos.
Un sufrimiento similar pero
por
razones
opuestas
puede
presentarse
cuando
la progresión del yo
se
retarda com
parada
con la de
los impulsos;
el
yo es,
en este
caso, incapaz
de controlar los impulsos
pregenitales
que lo invaden.
A quí tam bién la decisión de
aplicar
el tratamiento
psico-
analítico no está
claramente definida.
Después
de todo, es posible
que el progreso de desarrollo del ello
y
del
yo
pueda equilibrar
las nuevamente, aun cuando no se recurra
al
tratamiento. Por
otra parte el desequilibrio puede ser excesivo
, y en
ese
caso
sus
efectos
pueden persistir
y
lesionar
de manera permanente
el
carácter y la personalidad. El análisis de niños es
capaz
deevi
tar
10 y al m itigar los conflictos actuar no sólo
como
una
me
dida terapéutica sino también preventiva
en
el sentido más real.
El
diagnosticador
se encuentra así enfren tado a
la
difícil
tarea
de
prejuzgar el desenlace
de un
proceso del
desarrollo
q
ue aún
no
se ha
completado.
neurosis inf n t y
nálisis como el tr t miento
de elección
Ninguna
de
estas
difíciles
decisiones
se plantea en
relación
con la neurosis infantil
(categoría
diagnóstica
3) y
en este
campo
terapéutico el
ana li sta de n iños puede sen ti rse
tranquilo.
Con los conflictos del complejo de Edipo
como
causa precipi
t ante y
la sintomatología
n
eur
ótica explicada
por medio de la
fórmula
clásica
de pel igro
ansiedad regresión permanente
de
los
puntos
de fijación
rechazo de
los
im
pulsos
pregenitales
reactivados defensa formación de
compromisos ,
la neuro
sis infantil no sólo
está
más próxima
al tras torno correspon
7
Véase
el
capítulo
IV.
1
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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diente
del
adulto en
la
identidad
metapsicológica, sino
que
también ofrece al analista el rol
similar
al que
tiene
en los
casos adultos. Puede asumir el papel de compañero
del
yo del
paciente y
bajo
condiciones favorables es
aceptado
como
tal
por
el niño.
El problema
referente
a
la
edad desde
la
cual
el yo
del niño
es lo
suficientemente
maduro como para desear el tratamiento,
puede
resolverse en la neurosis infantil en relación con el
hecho
de la formación de
síntomas:
un yo que se opone sufi-
cientemente a los
impulsos
como para reforzar los compromisos
neuróticos
a su respecto, confirma
la intención
de mantener su
posición y esto indica, al
menos
en teoría, su voluntad
de acep-
tar
ayuda
externa.
A pesar
del
hecho,
ya antes
discutido, de
que
el sufri-
miento
provocado
por los síntomas no tiene el mismo valor
diagnóstico
en
los
niños
que
en
los adultos,
en
muchos
nmos
neuróticos
el sufrimiento motiva la terapia, por ejemplo,
las
molestias y dolores físicos causados
por
los trastornos psicoló-
gicos
gástricos
y digestivos,
las
dermatopatías, el asma, las cefa-
lalgias,
las alteraciones
del
sueño,
etc.; en
las
fobias a la escuela,
a
la calle
o a los animales,
por la pérdida
de
la libertad
de
acción, la
incapacidad
de
hacer
lo
que
otros
niños
y
la exclusión
de
sus placeres;
en los rituales y obsesiones,
por la idea
de
en-
contrarse a
la
merced de
una
fuerza desconocida y
compulsiva
que ordena la
realización
de acciones sin sentido; etcétera.
Algunas
veces, estos
sentimientos son verbalizados abierta-
mente por los
niños
como, por ejemplo, en el caso de un pa-
cíente
de
cuatro
años y medio
8 que
dijo a
su
analista
después
de
un
ataque de su conducta ritualista
compulsiva:
Ahora tú .
puedes ver
por lo
menos
lo
que
me obligan a hacer
mis preocu-
paciones , expresando de
esta manera
el extremo desamparo
experimentado por
su
propio yo
en esa
situación; o por una
paciente
de seis años,
en las
agonías de
una
severa fobia a
la
escuela
que le dijo a
su
madre:
Sabes,
no es que no quiera ir a
la
escuela, es
que
no
puedo ;
o por una niña en el período de
latencia,
la
mayor
en una
famil ia numerosa, con
dificultades
del
carácter
ocasionadas por
su
envidia
del
pene, los celos, la
culpa-
bilidad por la masturbación, que cantaba para sí: Todos los
otros
niños
son
buenos
y solamente yo soy mala. ¿Por qué soy
tan
mala? Ella, como los otros, expresaba
de
esta manera el
abismo
que
existía
entre
e l idea l
de sí
misma, las exigencias
de
su
superyó
y su yo impotente, junto
con
la perplejidad ocasio-
nada por
el hecho
de no
poder, por
sí
misma,
hacer nada
para
remediar la si tuación véase también Bornstein, 1951 .
8
Tra tado anal ít icamente en
la
Hampstead Child-Therapy Clinic
po r Audrey
Gavshon.
172
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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Naturalmente e l analista de nmos no
esperará
que
estos
insights provean
para
el niño nada más que un
enfoque inicial
del tratamiento. Aun al margen de la interferencia normal oca-
sionada
por la resistencia y la transferencia
no se
puede contar
con
que
este interés inicial
persista
por tiempo indefinido
en
el
caso
de
los niños, o
que provea un t erreno fi rme en
el
cual
basar la técnica;
La
división
del yo en una parte que observa y
otra
que es
observada ayuda a los pacientes adultos
durante
largos perío
dos de
sus
análisis en los procesos de elaboración, y está por
completo
descartada
sólo
en
las peores
tormentas de la
neurosis
de transferencia. Esta actitud en que una parte
del
yo se iden
tifica con
el
analista, comparte
la
clarificación de los problemas
y
toma
parte
en
el esfuerzo terapéutico , fue descripta de manera
convincente por
Richard Sterba
(1934) .
Esta
introspección,
que
es
una
capacidad
normal del
yo
del
adulto
no
existe
en
los niños, quienes no
escudriñan
sus pen
samientos o hechos
internos al
menos cuando no son obsesivos.
En
este
último caso, esta
división particulares
simplemente una
entre muchas otras
tendencias similares tales como
la aumen
tada
ambivalencia
la
inclinación
a
aislar la
avidez por
explotar
el autocriticismo y la culpabilidad con
propósitos
masoquistas
etc.; es decir, en estos casos, la
introspección
sirve más
bien
a
fines
de
naturaleza
patológica que constructiva.
Al
margen de
estos casos, los
niños
no se
inclinan
a
tomarse
a sí mismos como
objetos de
su propia
observación o a
valorar honestamente
los
hechos
que ocurren en
sus mentes.
Su
curiosidad
natural
se
dirige hacia el mundo exterior alejándose
del
mundo interno y
por lo general toman la
dirección
opuesta hasta la pubertad
cuando en algunos tipos juveniles específicos
9
el
autoexamen
y
la introspección
excesiva pueden aparecer como
un
ingre
diente
doloroso del proceso adolescente.
En los
períodos
preedípíco edípico y de latencia esta au
sencia habitual de percepción del mundo interior también sirve
a la repugnancia
del
niño para exper imentar de manera con-
sistente todo confl icto como
intrapsíquíco
Es
aquí
donde el
mecanismo
de
externalízacíón.t
no solamente hacia
la
persona
del
analista
se pone en juego. Es bien
sabido
que muchos niños,
después
de transgredir de una manera u otra
sus propias
normas
internas,
huyen de
los sentimientos de culpa
resultantes
, ha
ciendo que los
padres asuman el rol de la autor
idad
que cri tica
o castiga, es decir,
una
externalización
del
conflicto con el
superyó
que
es responsable de
los incurables
actos de desobe-
diencia
que
de otra manera resultar ían
inexplicables. Esto
se
9 Por supuesto, no
en
el t ipo delincuente.
10
Véase el
capítulo
n.
73
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
http://slidepdf.com/reader/full/freud-anna-normalidad-y-patologia-en-la-ninez 170/186
refiere
específicamente
a los rimos
en
·el período de
latencia
con un
conflicto por masturbación
activa quienes después
de
cada irrupción y
satisfacción
de sus necesidades
sexuales tratan
siempre de irritar al mundo adulto
en
su
contra por
medio de
su conducta
provocativa.
En el terreno de la asocialidad también
es un hecho
familiar
que una conciencia culpable
no
sólo sigue
al acto delictivo sino que
con frecuencia
lo precede y motiva
la
delincuencia. En todos estos casos
sentirse
criticado acu-
sado o castigado por un agente externo
alivia
el conflicto
interno
con el superyó.
Los conflictos con los impulsos
son tratados de manera
si-
milar. Las tendencias
peligrosas
de
origen
preedípico
o edípico
tales como los impulsos orales y anales los deseos
inconscientes
de muerte de los
hermanos,
la hostilidad contra el progenitor
rival, se desplazan y
externalizan
o proyectan hac ia figuras del
mundo exteríorr.por
consiguiente éstos
se
consideran seductores
y
perseguidores con quienes
el
niño
puede
comenzar
una
batalla
exterior. Los
mecanismos utilizados
aquí
son
bien conocidos
desde las fobias infantiles escuela calle animales
en
las cua-
les por medio del desplazamiento y la externalización
la tota-
lidad
del
campo de batalla
interno
se transforma en externo.
Lamentablemente
para el anal is ta de niños esta tendencia
a
externalizar
los conflictos internos tiene una relación definida
con
las esperanzas del niño respecto del tratamiento. Mientras
que el adulto neurótico espera mejorar con los cambios
que
tengan lugar dentro de sí y que por lo tanto
desea
que ocurran
el niño pone sus esperanzas
en
el
poder superior del
terapeuta
para
modificar
el ambiente, por cuanto éste
ha
sido
utilizado
para personificar sus propias acciones conflictivas internas.
u
El
niño espera en
este
sentido que cambiar de
escuela
y ale-
jarse del maestro
temido
aliviará 10 que, en realidad, son sus
propios sentimientos de culpa; o que la separación de
un
mal
compañero pondrá fin a sus
tentaciones,
ignorando que éstas se
originan
de
sus
propios
impulsos y fantasías sexuales agresivos;
o
que la
separación
de
compañeros
del
colegio abusadores re-
mediará
lo que
en realidad
son sus tendencias pasivo-masoquis-
tas
.
El
analista
que,
con
toda
razón
se
niega
a
aceptar
este rol
que
el
paciente
trata de
imponerle
cambia con
facilidad en la
estimación del niño
de un
compañero apreciado
a
un adversario.
Con bastante frecuencia, los
padres
se inclinan
por la
pre-
ferencia del
niño
a modificar
el
ambiente y no
las
condiciones
intrapsíquicas, La
ausencia de la
capacidad
introspectiva del
niño y el consiguiente
insight
disminuido sobre
la naturaleza
de
sus dificultades neuróticas, no
son
idénticas con esas resisten-
cias contra el análisis que pueden comprenderse e interpretarse
u
Véase
el
capítulo
II
Resistencias.
7
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
http://slidepdf.com/reader/full/freud-anna-normalidad-y-patologia-en-la-ninez 171/186
dentro del
marco
de sus dependencias emocionales
y
en
los
fenómenos transferenciales. La
falta
de introspección
es una
actitud general del
yo,
característica de la niñez,
a
la
cual el
niño se adhiere
como un
efectivo
agente
preventivo de sufri-
miento
psíquico. Es sólo a través de la
identificación
con un
adulto
en
el cual
confía, y
de
su al ianza con
él,
que abandona
esta actitud y la reemplaza con desgano
por
un punto de vista
más honesto del mundo interno.
Sería válido objetar que la
negación
de la naturaleza intra-
písquica
de
los
conflictos
no
es
exclusiva
del
niño
sino que
muchos adultos la utilizan también
como
defensa. Esto
es
cierto,
pero
afortunadamente para
el
analista de adultos los
individuos
que uti lizan esta
defensa particular no
son por lo general
quie-
nes eligen
someterse al tratamiento analítico. Si en
este sentido
operan
en un nivel infantil,
también prefieren curarse por
medios
externos,
es decir,
mediante el acting out en el
medio
ambiente.
Es,
por
lo
tanto,
una dificultad especial reservada
para
el
analista de niños
el
hecho de que sus
pacientes
deban
someterse
a un
procedimiento
que no
han
escogido
por propia
decisión ni libremente y enfrentar imposiciones
que
de él se
derivan.
Una subespecie de la neurosis
in ntil
en anáLisis
Cuando
el
niño
no
resuelve su
conflicto
con
los
impulsos
por
medio de
una
neurosis
infantil específica, pero
elimina
los
desacuerdos
por
medio
de
la
disminución de
todos
los
estándares
del
yo como
sucede en
los casos
de
infantilismo, trastornos
atípicos,
algunas
reacciones asociales se
conforma con
su
dete-
rioro,
del mismo modo que
los
adultos con su perversión, delin-
cuencia o criminalidad.
De
igual
manera
que el
adulto
, el
niño siente
que la inter-
vención
analí
.ca es
indeseable
y
que perturba su estado
de
tranquilidad
interna. Esto
sitúa
al analista en la paradójica
posición
de
que,
para tratar al
niño
,
tiene
que
favorecer y dar
la bienvenida)
los
mismos
conflictos
entre el
yo y
el
ello que
trata
de
resolver, cuando está
en
presencia
de
neurosis
infantiles.
En
la
historia
del
análisis de
n
iños
este síndrome
particu-
lar fue tomado
en dos ocasio
ne
s lo
sufi
cientemente en
serio
como
para
justificar la
introducci
ón de par ámetr os técnicos es-
pecíficos.
August Aichhorn 1925, 1923-1948 expresó la opinión
de que
no lograba progresar en el
tratamiento de
los delincuen-
tes juveniles
mientras se
mantenían rebeldes
contra el
medio
y
contra él, al mismo
tiempo
que concordaban con
sus propias
12
Véase la
categoría
diagnóstica 4.
13
Véase capítulo IV, Regresiones
permanentes.
175
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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inclinaciones asociales.
Favoreciendo la
identificación y el víncu-
lo narcisista) primero
con
él como persona y
después con
sus
sistemas de
valores,
logró cambiar los estándares
de su
yo
y
crear,
por
consiguiente, un estado de desarmonía en
su
estruc-
tura. En
sus propias palabras,
cuando esto sucedía, el delin-
cuente se ha vuelto o vuelve a ser)
un
neurótico , que podría
responder ahora
a
la
terapia
psicoanalítica
más
o
menos
según
la norma habitual.
En
el sentido empleado más arriba, consi-
deraba
la presencia
del
conflicto intrapsíquicocomo sine u
non
para la aplicación del
análisis
clásico.
La llamada fase de introducción sugerida
por
mí en 1926,
tenía un motivo similar
además
de
facilitar
por vez primera
la
entrada
en el mundo privado del niño).
Aunque ínterpretada
erróneamente por muchos colegas como una
ínterve
riéíon edu-
cacional , es decir, una manera de lograr
mejorías
transferen-
ciales
injustificadas, su
verdadera
finalidad consistía en
alertar
al
niño
con
respecto
a
sus
propias desarmonías internas al
inducir
un estado del yo favorable
para
su
percepción. El
razo-
namiento subyacente era mi pretensión
de
que
el
conflicto
intra-
psíquico debe ser reintroducido en
la
estructura y experimentado
por
el
niño antes de que
su
interpretación analítica pueda
aceptarse y resulte eficaz. Hoy en día, la interpretación consis-
tente de las defensas sirve al mismo propósito de confrontación
del ello-yo.
sum n
Es evidente por lo antedicho,
que
en
relación
con todos los
onfli tos de la
niñez, sean
transitorios y vinculados con
el
des-
arrollo, o permanentes y neuróticos propiamente dichos, el
trastorno y la terapia analítica están íntimamente relacionados.
Al margen
de
las bien conocidas mejorías
transferenciales ini-
ciales que no
deben
engañar al analista ni a los
padres,
es
po
sible generalmente relacionar
en
detalle las
mejorías
a medida
que
se presentan, con
las
interpretaciones consecutivas del ma-
terial, la resistencia defensa) y la
repetición transferencial,
es
decir, con e l t raba jo analítico en el
sentido
más estricto.
En las dificultades y desarmonía del desarrollo,
el
sufri-
miento se disminuye y las detenciones
se neutralizan
cuando las
ansiedades pueden claríficarse e interpretarse; las regresiones
se anulan, es
decir,
que
son transitorias
y
se
reinicia
la pro-
gresión
con la clarificación analítica
de las situaciones peligro-
sas
que las de te rminaron . En la
neurosis
infantil, los ataques
de
ansiedad,
los rituales a la hora
de
acostarse, las ceremonias
diurnas se
reducen
o eliminan
con
la interpretación de los con-
tenidos inconscientes; las compulsiones a
tocar
desaparecen cuan-
do se revela
su
conexión con la masturbación o las
fantasías
176
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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agresivas subyacentes; las fobias ceden al desenmascararse
con
las interpretaciones de los desplazamientos edípicos que las han
creado; las fijaciones a hechos traumáticos repr imidos se libe-
ran
cuando
la memoria trae el trauma a la concie
ncia
o cu ando
se
reviven e interpretan en la transferencia.
En la sintomatología de las
neur
osis inf
antile
s, un doble
daño
han
padecido
los
der ivados de
los
imp
ulsos como
también
el yo.
La contraparte terapéutica
es la do
bl
e acc ión
del aná
-
lisis. Puesto que la interpretación de la defensa altern a con
la interpretación del
contenido,
a su
turno
a
liv
ia al yo y al
impulso
duramente
oprimido
hasta
que lo inconsciente en am-
bos
se hace más superficial, se
verbal
iza,
clarific
a, in ter pr
et
a y
llega a formar par
te
de la
personalidad
integ
ra
da del niño.
l tr t miento de s tr stornos no neuróticos
A medida que nos alejamos de
las alte
raciones
neuróticas
basadas en conflictos Categorías 1 a 4) y nos acercamos a las
detenciones, defectos y
deficiencia
s del desarrollo (Categorías
5-6), el
proceso terapéutico cambia
su naturaleza , aunque el
análisis
de
niños
aún es aplicable y produce
mejorías.
Los elementos terapéuticos del psicoanálisis
14
Todos los autores que han estudiado
este
tema co
incide
n
en que hay más elementos contenidos en
el
método analítico
que
la
interpretación
de
la
transferencia
y
la
resistencia
,
la
mpl
ación del área de lo consciente a expensas de las partes
inconscientes
del ello, del yo y del
superyó
y el consecuente
aumento en
el
dominio del yo . Mientras que éstos son su s ele-
mentos
esenciales, existen también
otros cuya pres
encia es
inevitable aun en
los
casos no
intencionales.
La verbalización y
clarificación de lo preconsciente juega un rol definido, espe-
cialmente en los
niños
,
para
preparar el
camino par
a la ínter-
pretación adecuada y disminuir
el
impacto concomit
an
t e
de
la
ansiedad. Existen elementos sugestivos que son co
ns
ecuencia
inevitable de
la
posición
transitoria de poder
e
Imp
o
rtan
cia
emocional del analista
en
la
vida
emocional del paciente: con
los niños están representados por los llamados efectos sec
un
-
darios educacionales del
tratamieno
analíti
co. Ex is t e
la
ren-
dencia del paciente a emplear mal la
rel
ación t
ransfer
encíal
p ' : a la experiencia emocional correctiva tendencia qu e
re-
.ulta más
fuerte
cuanto
mayor
sea el r ol del
an
al ista como un
objeto
nuevo .
Finalmente
, existe seguridad que en el caso
14 Véase E. Bibring (1954).
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
http://slidepdf.com/reader/full/freud-anna-normalidad-y-patologia-en-la-ninez 174/186
del
niño es
inseparable
de la
presencia
e
intensidad de
la
re-
lación con
un
adulto en quien confía plenamente.
Los
analistas están adiestrados para evitar
estos
elementos
no
analíticos
del
método y mantener
su
acción al mínimo,
p ro
en última instancia la elección
del
proceso terapéutico no pa
rece depender de ellos sino
de
sus pacientes.
Ferenczi
1909,
pág
55
cita
a S.
Freud
como diciendo
con
r sp to
a
las
neurosis:
Podemos tratar
a un neurótico
de
cual-
quier manera
que
se nos ocurra él
siempre se trata
a
sí
mismo
. . .
con transferencias
es decir,
repitiendo
sus constelaciones
neuróticas reorganizadas alrededor de la persona del
analista.
Otra impresión frecuentemente expresada por Freud es la si-
guiente: De
cualquier
modo y
por
cualquier
medio técnico
tratemos de mantener a nuestros pacientes
en
análisis, ellos
.r
su par te
se aferran
al
tratamiento
de distintas maneras cada uno
de
ellos
sobre la base de su
propia patología: el histérico por
medio
de su
transferencia pasional
de
amor
y odio; el obsesivo
invistiendo al
analista con poderes
mágicos en los cuales
en-
tonces él participa en la transferencia; el masoquista por medio
del imaginario sufrimiento que extrae
del
tratamiento;
el
sadista
con el propósito
de
tener
un
objeto dentro del alcance
de
la
transferencia
al
cual torturar;
el adicto, porque
convierte
a
la
persona del analis ta
en algo tan
indispensable para él
como
la droga o el alcohol
del
que depende .
Con respecto
a
la patología del
yo,
K.
Eissler
1950
de
manera similar establece que
cada paciente
reacciona a la téc-
nica
analítica
de
un
modo personal
y
que
por el parámetro
que
el
anal is ta se
ve obligado a
utilizar
es posible
establecer
las desviaciones de la norma del yo del paciente. Coincidiendo
con
este
criterio
se puede decir que
la
naturaleza de
los tras-
tornos de un
niño
se
revela
a sí misma por medio de los elementos
terapéuticos
específicos
que
selecciona
para
empleo
terapéutico
cuando se le ofrece la gama completa de posibilidades conte-
nidas en el
análisis.
La
selección
de
elementos terapéuticos
de
acuerdo
con la categoría diagnóstica
Si
se
aplican
en
detalle
estos
puntos de vista al
campo
de
la psicopatología
infantil
:
Como ya lo
habíamos
señalado, los preestadios
de la neuro-
sis infantil y
de
las neurosis infantiles específicas responden
adecuadamente
a
las interpretaciones
de
resistencia
y
transfe-
rencia
, defensa y contenido es decir, a
verdaderas medidas ana-
líticas,
que
para
los
niños
se
convierten en
procesos
terapéuticos
por
cuanto inician
alteraciones y
producen
mejorías.
Ni
la su-
gestión, ni
el
apoyo
Ia-
experiencia correctiva
o el
tratamiento
8
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
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juegan
un papel digno
de
mencionarse
siempre que
el
tera
peuta no se aparte
de
su
rol analítico.
Cuando el niño neu
rótico las rechaza
expresa
la
resistencia
en momentos en
que
huir
del
análisis es
más importante
para él
que
la adquisición
de
insight. Ninguno de
esos
elementos
aislados o
combinados
tienen un
efecto
terapéutico sobre la neurosis infantil
que se
aproxime
a lo
que
el
analista requiere
de
una
curación.
Aun
cuando
se logran
mejorías sintomáticas por tales
medios como
en la orientación y en
la
psicoterapia infantiles el equilibrio de
fuerzas entre
las
distintas
operaciones
internas
no
se
modifica
por medio de estos procedimientos.
Por el contrario los casos
no
neuróticos
se
benefician a
veces
sea con
unos
sea con otros
o con
la
combinación
de
los
elementos terapéuticos complementarios mientras que el
pro
cedimiento
analítico esencial
puede
no
brindar resultado alguno
o producirlos desfavorables o desvanecerse en el trasfondo.
Con
los casos
limítrofes
por
ejemplo
el
clásico
avance
y
retroceso entre transferencia defensa
y
el
análisis
del conte
nido
tiene
consecuencias
distintas de las que se producen
en
los niños neuróticos. La actividad
de
la
fantasía
del niño limí
trofe es prolíf ica
mínima
la
distorsión de
los derivados
del
ello y por consiguiente
la interpretación
del
analista
es
fácil
y directa.
Pero
no
se logra la mejoría habitual
ni
el mayor
con
trol del yo sobre el mundo
de
la fantasía. En su lugar las mis
mas palabras utilizadas en la interpretación analítica son
uti
lizadas
por
el
paciente
y entretejidas en
un continuo
y
au
men
tado flujo
de
fantasías provocadoras
de ansiedad.
Enfre
ntado
sólo con
interpretaciones
bien dentro bien fuera
del mate
r ial
de la transferencia
el
niño limítrofe utiliza
la
oportuni
dad para
convertir la
relación con el analista en una
especie
de
oli
ux que le
resulta
placentera y está de acuerdo
con
sus
necesidades patológicas
pero
que no rinde frutos des
de
el
punto
de
vista terapéutico. Por otra
parte
el
tra
t
ami
ento le
sirve
para
verbalizar
y
clarificar
los peligros
in
ternos
exter
nos y los afectos atemorizantes
que
percibe preconscientemente
pero
que
el
yo
débil
e
impotente
abandona
do a sí mismo
no
puede
integrar
y
traer
bajo
el
dominio
de
los procesos
secunda
rios.
Desde el punto de vista
diagnóstico por cons
iguiente
la
cualidad
limítrofe
de un
caso
puede
evalu
ar
se
median
te su
reacción terapéutica negativa
a la
inter
pretación
del
incons
ciente
específico.
Los niños con
graves defectos de l li ido
se relac ion
an
con
el
analista
en el nivel
más
bajo de las re laciones objetales en
que
se ha detenido
su
desa
rroll
o;
por
e
je
mplo
tran
sfieren las
actitudes
simbióticas o
de sati
sfacción de necesidades la
ausen
cia del nivel
de
constancia ob jetal etc. En estos casos la inter
pretación
específica no
prod
uci
rá
el efecto deseado de
reiniciar
9
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el desarrollo, excepto en
aquellos
casos donde
la
detención
tuvo un origen traumático
o neurótico. Cuando el
defecto de
la libido se debe a
privaciones
tempranas y severas
en
las
re-
laciones
objetales,
la
interpretación
de
la
repetición
transferida
no
produce resultados terapéuticos, y en
su
lugar el niño puede
reaccionar
a la
int imidad de
la
relación
analista-paciente,
que
es favorable para el crecimiento
del
vínculo libidinal, debido a
la frecuencia
y prolongada
duración
del contacto
la ausencia
de interrupciones,
la exclusión
de
rivales
molestos etc.
Apoyado
en esta nueva y diferente experiencia emocional
el
niño puede
progresar hacia niveles más adecuados del
desarrollo
libidinal
un
cambio terapéutico iniciado
dentro
del marco del análisis
de
niños
pero
basado en una
experiencia emocional correc-
tiva .15
Los
niños con
retardo uiteleciuol generalmente
sufren terri-
blemente
de
sus miedos arcaicos. Debido a la
inmadurez
de
las funciones
del
yo
carecen
de
suficiente orientación
y dominio
del
mundo interno y externo, y la
misma
intensidad
de
la an-
siedad
que
sufren, impide a su vez el progreso del crecimiento
del yo. En
el
anális is de
niños
este círculo vicioso está inte-
rrumpido,
con
el resultado de que el niño avanza gradualmente
por
la escala
del
desarrollo, desde los temores arcaicos
de total
aniquilación,
hacia
la
angustia de
separación, la
angustia de
castración,
el temor de
la
pérdida de
amor, culpabilidad,
etc.
Pero el elemento terapéutico responsable de la mejoría en estos
casos es el rol de apoyo del analista y no de su ayuda
analítica.
Aun en
los casos
con
defectos orgánicos
traumatismos del
parto, daño cerebral mínimo)
pueden
lograrse mejorías en las
lesiones graves de la formación
de
la personalidad. Cuando un
yo
comparativamente
normal
ejerce
una excesiva presión sobre
una constelación
de
impulsos
empobrecidos
el niño
se bene-
ficia con
la
estimulación
de
las fantasías y la apertura de des
cargas para los
derivados
del ello que son
productos
secun-
darios de la situación analítica.
Cuando
una actividad
instintiva
promedio
está
controlada de manera insuficiente por
un
yo
subdesarrollado, el rol y
la
acción
del analista
como yo au-
xil iar , otro producto
lateral
del
análisis
vienen en ayuda del
paciente.
Los ado escentes trastornados en tratamiento analítico
res-
ponden en
rápida
sucesión a los
distintos elementos
del proceso
15 En
contraste con
el
efecto
de
la
interpretación analítica que
no está l imitada para el niño
por
la edad u oportunidad de
la
inter-
vención,
la
experiencia
emocional
correctiva
está limitada
por
las eta-
pas de
la
maduración, y debe ocurr ir aproximadamente dentro de
la
misma fase del desarrollo en la cual
ha
tenido lugar el
daño
de los
procesos
libidinales.
Una vez que se
han
superado estas limitaciones
en
el
tiempo,
ya
es
demasiado
tarde para
lograr
la
corrección.
8
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terapéutico de
acuerdo
con las
necesidades
de su
psicopatología
combinada.
En un estudio de
estos casos se
ha descripto esta
observación desde el punto de vista de las frecuentes variaciones
intencionales
que hace
el
analista
con la técnica K. Eissler,
1958 .
Aquí
lo consideramos como un , proceso espontáneo por
parte
del
paciente es decir, la
variación de
la selección
que
va
haciendo
el
paciente de
los
distintos elementos terapéuticos
disponibles,
mientras que por
parte
del
analista el
procedimiento
permanece invariable
.
CONCLUSIONES
Dentro del terreno de las regresiones permanentes
y
de
la
sintomatología
neurótica
fijada
nada producirá
cambios en el
niño
con excepción
del
análisis
que trabaja
para
alterar el equi
librio de las fuerzas dentro
de
la
estructura.
Fuera
del campo
de las neurosis,
la
personal idad infant il permanece más f luida
y
abierta
a una
variedad
de influencias
que
se
ejercen
en la
vida
familiar en la educación o en el
tratamiento.
En el desarrollo
del
niño las potencialidades
inherentes
se
aceleran
o
demoran de acuerdo
con el
grado de
interés o desin
terés que tengan las madres
en ellas.
El
progreso disarmónico
se
equil ibra s i
los
padres
Iíbídinízan las líneas del desarrollo
en
las
cuales
el niño
se ha detenido, en
vez de cometer el error
común de estimular aun más la inteligencia del niño
con
alto
coeficiente o
el habla de
los
que
se
demuestran
muy
verbales
o
dándole
al
niño
físicamente activo
más
oportunidades para
la
acción.
Las
tendencias
destructivas que
han
aumentado de manera
excesiva por
la
defusión y agresión
de
la libido se disminuyen
y
atan de
nuevo,
si
se promueven los vínculos libidinales. Los
mismos procesos libidinales y agresivos
responden
al ofreci-
miento de un
objeto
para la
catexis.
Las actitudes del
yo se
modifican cuando existe la
oportunidad
para identificaciones o
la
pres ión del superyó disminuye
con
la oportunidad
de
exter
nalizaciones adecuadas.
En
suma las
posibilidades
de una
n
tervención
beneficiosa en el campo del desarrollo son práctica
mente tan ilimitadas
como las de
interferencia
les
iva en el
des-
arrollo o como las infinitas variaciones de n
ormalidad
y anor
malidad.
Algunos analistas después de un estudio intensivo de cam
pos y períodos específicos del desarrollo infantil recomiendan
que para
ciertos tipos de patología
puede resultar ventajoso
si
el
trastorno
y
la
te rapia se relacionan más estrechamente;
que
en los niños
con
retardos libidinales
sus
necesidades
autistas
o simbióticas
deben
ser atendidas antes que nada; que debe
181
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darse la oportunidad
de una
experiencia
emocional correc
tiva
a los niños
que
han
experimentado
una privación materna tem-
prana Augusta Alpert 1959; Margaret
Mahler
1955 . Siguiendo
el
mismo
razonamiento se debería ofrecer
a los
niños con
defectos del yo exclusivamente la protección
tranquilizadora del
yo
auxiliar
que
buscan y a los niños
limítrofes
los
métodos
de
la
verbalización
y clarificación.
A primera vista esta especialización
de
la terapia
resulta
racional
y económica
puesto que reduce
el gasto
de
esfuerzo
potencial que demanda un procedimiento complejo como el aná-
lisis
de niños al
margen
del campo
legítimo
de
las neurosis
es decir
para
pacientes que en realidad utilizan una mínima
parte de los distintos elementos terapéuticos y se
concentran
en los menos esenciales. No obstante la observación
más precisa
hace
que surjan en la mente una cantidad de objeciones contra
la aplicación
de
estos métodos a la
mayoría
de los casos.
Una
de
las
objeciones
se
basa
en
la experiencia
real
de que
pacientes infantiles se presentan con un cuadro
clínico
puro
que justificaría él solo un tratamiento
dirigido
a un factor
específico.
En
la
mayoría de
los casos los
trastornos
consisten
más bien
en
mezclas y combinaciones de elementos
que contri -
buyen
en distintos grados al
resultado
patológico final: defectos
en la
libido
asociados o subsiguientes a defectos
en
el yo ; in-
fluencias
traumáticas agudas se combinan
con la
influencia
de
situaciones crónicas
perjudiciales;
rasgos delictivos y
neuró-
ticos entremezclados
igual que
los rasgos
de naturaleza
limí-
tro
fe y
atípica
con los conflictos
neuróticos; excepto
en
los casos
más graves existen siempre
zonas
normales
y
anormales
en la
personalidad del
niño.
Es esta
psicopatología mixta
que
requiere
el método comprensivo
del
análisis específico
de
niños puesto
que
sólo en
él se encuentra disponible
la
gama completa de
posibilidades
terapéuticas
para el paciente
y
cada
uno de sus
aspectos
recibe
la
oportunidad por
un lado
de manifestarse
y por el otro de curarse.
Para la mente inquisitiva
del
analista una
segunda
y vital
objeción es la imposibilidad
de obtener
datos de evaluación
cuando
no
se
utiliza el
método
analítico. Necesitamos tener
absoluta certeza
en la clasificación
de un
caso
determinado
an-
tes
de
que los elementos
terapéuticos
seleccionados pasen desde
el paciente
a
nuestras
manos es decir
antes
de
limitar
las
oportunidades
de la
terapia a
un
factor único.
Sin
embargo
en
el
estado
actual de nuestra capacidad de evaluación
consi-
dero
que
esta
exactitud de juicio diagnóstico es un
verdadero
ideal
que
alcanzaremos
no
con nuestros
conocimientos actuales
sino en un
futuro
distante.
8
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ste li ro se t erminó de imprimi r
el 4 de Enero de 1974 en
Del Carril Impresores
Av Salvador M del Carril 2639 4
Buenos Aires
8/20/2019 Freud Anna Normalidad Y Patologia en La Ninez
http://slidepdf.com/reader/full/freud-anna-normalidad-y-patologia-en-la-ninez 186/186
:
. efinirqué es normal y qué es patológico en el psicoanálisis infantil se
convierte en el punto de partida crucial para el especialista en esta disci-
plina. Si bien durante años se ha utilizado con los niños el mismo
criterio
que con los adultos los diagnóst icos resultantes no merecen ahora igual
confianza. Para Anna Freud deslindar lo normal y lo patológico en el niño
ha sido el centro de su tarea en esta obra .
Con tal
fin
se vale de los conceptos fundamentales del psicoanálisis que
el terapeuta emplea en relación con su trabajo los esclarece y revitaliza
con sus propias contribuciones y sobre todo establece cómo se vinculan
con la realidad cotidiana.
En esta obra Anna Freud ofrece la integración de su teoría en torno del
análisis del niño. Trata los temas siguientes: el
criterio
psicoanalítico y
la infancia en el pasado
y
el presente; reconstrucciones a
partir
del
análisis de adultos y sus aplicaciones. Las relaciones entre el análisis
infantil
y
el análisis de adultos. La evaluación de la normalidad en la
niñez; cuatro áreas de diferencia entre el niño y el adulto; la regresión
como un principio del desarrollo normal. La evaluación de la patología;
criterio
para evaluar la severidad de la enfermedad; un per fil metapsico-
lógico del niño. Evaluación de la patología; las neurosis infantiles; los
trastornos del desarrollo; asocialidad delincuencia y criminalidad como
categorías diagnósticas en la niñez; la homosexualidad como una cate-
goría diagnóstica en los trastornos de la infancia; otras perversiones
y
adicciones. Las posibil idades terapéuticas.
El lector puede consultar del catálogo Paidós las siguientes obras de la
misma autora:
Anna Freud: yo y los mecanismos de defensa.