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42 COMUNICOLOGÍA, CIENCIA E HISTORIA Verón, Elíseo (1991): Efectos de la agenda. Barcelona: Gedisa. Verón, Elíseo (1995): Construir el acontecimiento. Barcelona: Gedisa. Verón, Elíseo; Lucrecia Escudero Chauvel (comps.) (1997): Telenovela. Barcelona: Gedisa. Vizer, Eduardo A. (2003): La trama (in)visible de la vida social. Comunicación, sentido y realidad. Buenos Aires: La Crujía. Wallerstein, Immanuel (1987): El moderno sistema mundial. México: Siglo XXI. Wallerstein, Immanuel (coord.) (1996): Abrirlas ciencias sociales. México: Siglo XXI-UNAM. Watzlawick, Paul, et al. (1971): Teoría de la comunicación humana. Buenos Aires: Tiempo Contemporáneo. Weber, Max (1984): Economía y sociedad. México: Fondo de Cultura Económica. White, L. A. (1982): La ciencia de la cultura.Barcelona: Paidós. Wiener, Norbert (1981): Cibernética y sociedad. México: CONACYT. Wiener, Norbert (1985): Cibernética. Barcelona: Tusquets. Williams, Raymond (1974): Los medios de comunicación social. Barcelona: Península. Williams, Raymond (1982): Cultura, sociología de la comunicación y el arte. Barcelona: Paidós. Williams, Raymond (1995): Historia de la comunicación. Barcelona: Bosch. Wimmer, Roger D.; Joseph R. Dominick (1996): La investigación científica de los medios de comunicación. Barcelona: Bosch. Wolf, Mauro (1987): La investigación de la comunicación de masas. México: Paidós, Wolf, Mauro (1994): Los efectos sociales de los media. Barcelona: Paidós... Wolton, Dominique (1995): Elogio del gran público. Barcelona: Gedisa. Wolton, Dominique (1999): Sobre la comunicación: una reflexión sobre sus luces y sus sombras. Madrid: Acen- to Editorial. Wolton, Dominique (2000): Sobrevivir a Internet. Barcelona: Gedisa. Wright Mills, C. (1961): La imaginación sociológica. México: Fondo de Cultura Económica. Young, K. (1969): Psicología social de la opinión pública y de los medios de comunicación. Buenos Aires: Paidós. Zallo, Ramón (1988): Economía de la comunicación y de la cultura. Madrid: Akal. Zeitlin, Irving (1979): Ideología y teoría sociológica. Buenos Aires: Amorrortu. Zemelman, Hugo (1987): Uso crítico de la teoría. México: UNU-EI Colegio de México. Zermeño, Ana Isabel (2000): Fragmentos de cotidianidad televisiva y otras tecnologías. Colima: Universidad de Colima-Universidad de Guadalajara-CONACYT. OCIOLOGIA FENOMENOLOGICA COMO FUENTE CIENTÍFICA HISTÓRICA DE UNA COMUNICOLOGÍA POSIBLE Marta Rizo García I. PERSPECTIVA GENERAL DE LA SOCIOLOGÍA FENOMENOLOGICA Hablar de Sociología Fenomenológica implica, antes que nada, tener claridad en torno a lo que conocemos como Fenomenología. En este apartado se presenta una introducción general a la Fenomenología para después exponer de qué forma se incorporó esta perspectiva en el campo del conocimiento sociológico. 1.1. Esbozo histórico, definiciones elementales y principios constructivos básicos de la Fenomenología | i La Fenomenología es un movimiento filosófico del siglo xx que describe las estructu- ras de la experiencia tal y como se presentan en la conciencia sin recurrir a teoríasr deducciones o suposiciones procedentes de otras disciplinas, tales como las cien- cias naturales. Ello porque se considera que la conciencia es siempre conciencia de algo, de ahí que exista un vínculo indisoluble éntre la conciencia y el objeto de la misma. La filosofía fenomenológica surge de alguna manera del descontento por el papel desempeñado por la filosofía entre finales del siglo xix e inicios del xx y de la nostalgia por el prestigio de los filósofos en el siglo xvim y por la solidez de la filosofía en esa época. Este movimiento científico y espiritual presenta varias ramificaciones, aunque en casi todos los casos se parte del reconocimiento del libro Investigaciones filosóficas (1913), de Edmund Husserl, como primera fuente de inspiración del pensamiento

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4 2 COMUNICOLOGÍA, CIENCIA E HISTORIA

Verón, Elíseo (1991): Efectos de la agenda. Barcelona: Gedisa.Verón, Elíseo (1995): Construir el acontecimiento. Barcelona: Gedisa.Verón, Elíseo; Lucrecia Escudero Chauvel (comps.) (1997): Telenovela. Barcelona: Gedisa.Vizer, Eduardo A. (2003): La trama (in)visible de la vida social. Comunicación, sentido y realidad. Buenos Aires: La Crujía.Wallerstein, Immanuel (1987): El moderno sistema mundial. México: Siglo XXI.Wallerstein, Immanuel (coord.) (1996): Abrirlas ciencias sociales. México: Siglo XXI-UNAM.Watzlawick, Paul, et al. (1971): Teoría de la comunicación humana. Buenos Aires: Tiempo Contemporáneo. Weber, Max (1984): Economía y sociedad. México: Fondo de Cultura Económica.White, L. A. (1982): La ciencia de la cultura.Barcelona: Paidós.Wiener, Norbert (1981): Cibernética y sociedad. México: CONACYT.Wiener, Norbert (1985): Cibernética. Barcelona: Tusquets.Williams, Raymond (1974): Los medios de comunicación social. Barcelona: Península.Williams, Raymond (1982): Cultura, sociología de la comunicación y el arte. Barcelona: Paidós.Williams, Raymond (1995): Historia de la comunicación. Barcelona: Bosch.Wimmer, Roger D.; Joseph R. Dominick (1996): La investigación científica de los medios de comunicación. Barcelona: Bosch.Wolf, Mauro (1987): La investigación de la comunicación de masas. México: Paidós,Wolf, Mauro (1994): Los efectos sociales de los media. Barcelona: Paidós.....Wolton, Dominique (1995): Elogio del gran público. Barcelona: Gedisa.Wolton, Dominique (1999): Sobre la comunicación: una reflexión sobre sus luces y sus sombras. Madrid: Acen­to Editorial.Wolton, Dominique (2000): Sobrevivir a Internet. Barcelona: Gedisa.Wright Mills, C. (1961): La imaginación sociológica. México: Fondo de Cultura Económica.Young, K. (1969): Psicología social de la opinión pública y de los medios de comunicación. Buenos Aires: Paidós.Zallo, Ramón (1988): Economía de la comunicación y de la cultura. Madrid: Akal.Zeitlin, Irving (1979): Ideología y teoría sociológica. Buenos Aires: Amorrortu.Zemelman, Hugo (1987): Uso crítico de la teoría. México: UNU-EI Colegio de México.Zermeño, Ana Isabel (2000): Fragmentos de cotidianidad televisiva y otras tecnologías. Colima: Universidad de Colima-Universidad de Guadalajara-CONACYT.

OCIOLOGIA FENOMENOLOGICA COMO

FUENTE CIENTÍFICA HISTÓRICA DE UNA

COMUNICOLOGÍA POSIBLE

M arta Rizo García

I. PERSPECTIVA GENERAL DE LA SOCIOLOGÍA FENOMENOLOGICA

Hablar de Sociología Fenomenológica implica, antes que nada, tener claridad en torno a lo que conocemos como Fenomenología. En este apartado se presenta una introducción general a la Fenomenología para después exponer de qué forma se incorporó esta perspectiva en el campo del conocimiento sociológico.

1.1. Esbozo histórico, definiciones elementales y principios constructivos básicos de la Fenomenología |

iLa Fenomenología es un movimiento filosófico del siglo xx que describe las estructu­ras de la experiencia tal y como se presentan en la conciencia sin recurrir a teoríasr deducciones o suposiciones procedentes de otras disciplinas, tales como las cien­cias naturales. Ello porque se considera que la conciencia es siempre conciencia de algo, de ahí que exista un vínculo indisoluble éntre la conciencia y el objeto de la misma. La filosofía fenomenológica surge de alguna manera del descontento por el papel desempeñado por la filosofía entre finales del siglo xix e inicios del xx y de la nostalgia por el prestigio de los filósofos en el siglo xvim y por la solidez de la filosofía en esa época.Este movimiento científico y espiritual presenta varias ramificaciones, aunque en casi todos los casos se parte del reconocimiento del libro Investigaciones filosóficas (1913), de Edmund Husserl, como primera fuente de inspiración del pensamiento

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fenomenológico. Husserl construyó su propuesta fenomenológica a partir de sus crí­ticas hacia el positivismo y el historicismo1.En un sentido estricto, sin embargo, la perspectiva fenomenológica existía antes de las aportaciones de Husserl. De hecho, se dice que este filósofo se limitó a dar un nombre nuevo a una actividad o disciplina filosófica que ya era practicada por otros. Y al respecto, se señala a Brentano2 como antecedente básico del pensamiento fenomenológico, sobre todo expresado en su obra Psicología desde el punto de vis­ta empírico (1874), considerada el primer tratado de fenómenología. En esta obra, Brentano distingue tres grandes territorios en la experiencia del sujeto en el mundo: el estimar valores, el creer o no en los juicios y, por último, el representar entidades u objetos. Para el autor, existe un cierto orden entre las esferas de la vida: en lo que se refiere a la esfera psíquica, dice el autor, es imposible, por ejemplo, creer en algo si ese algo no está previamente representado por el sujeto que cree; por otra parte, la esfera decisiva confirma que todo saber humano debe basarse en general en funda­mentos intuitivos. En este sentido, Brentano considera que todos los datos intuitivos son resultado de la unidad de dos datos o fenómenos muy disímiles: la vivencia (el fenómeno psíquico) y la entidad (el fenómeno físico).En cuanto al origen etimológico, el término “fenomenología” proviene del griego fai- nomai, “mostrarse” o “aparecer”, y logos, “razón” o “explicación”. Es un método filo­sófico que procede a partir del análisis intuitivo de los objetos tal y como son dados a la conciencia cognoscente, a partir de lo cual busca inferir los rasgos esenciales de la experiencia y lo experimentado. Como método, por tanto, la fenomenología se plantea como objetivo principal el retroceder hasta el lugar de la fenomenicidad de todo fenómeno.Otra definición es la que concibe a la Fenomenología como el estudio descriptivo de un fenómeno, de la sucesión de los fenómenos o de un conjunto de fenómenos. Un estudio que se basa en las vivencias y trata de examinar de fprma sistemática los tipos y formas de experiencias internas de los sujetos teniendo como fin último la comprensión del ser humano. Es, por tanto, una perspectiva más basada en la intuición y la vivencia que en el análisis y la explicación. De ahí que se afirme que la Fenomenología estudia las formas generales o esenciales de la constitución tras­cendental, es decir, de la constitución y confirmación dél sentido de cualquier.entidad o valor, y lo hace suscitando la intuición originaria del ser y del valor, retrocediendo a ciertas vivencias, como condiciones de posibilidad de todo sentido. Por ello, la

1 Husserl criticó la consideración positivista de que los descubrimientos científicos son los únicos tipos posibles de conocimiento. Para él, la ciencia positiva no logra certezas sobre las esencias de lo humano. Y de la misma manera, tampoco el historicismo logró satisfacer las inquietudes o exigencias científicas de la filosofía. El recha­zo de Husserl al positivismo viene también motivado por su rechazo al psicologismo más radical.2 En términos generales, la escuela de Brentano concebía que cualquier objeto posible, sea éste provenientedel deseo, del sentimiento y de la creencia, o sea, proveniente de la representación, empieza siempre por ser un objeto para una vivencia, es decir, un objeto para un sujeto que vive, percibe y construye de forma particular este objeto.

fenomenología examina el mundo sin prejuicios, sin teorías preconstruidas, “vuelve a las cosas mismas”.Desde el campo de la filosofía, la Fenomenología se comprende como una metodo­logía del conocimiento del mundo o de la cognición del mundo. A su vez, la Fenome­nología se concibe como una ciencia de las estructuras de la experiencia tal y como éstas se presentan a la conciencia de los sujetos. Por ello, uno de los principios bási­cos de la Fenomenología es la existencia de un vínculo indisoluble entre la concien­cia y el objeto de la conciencia. Ésta es subjetiva, intencional; por tanto, se constata una conexión entre el sujeto y el objeto en el fenómeno, esto es, en la apariencia del objeto en la conciencia del sujeto.La Fenomenología abre un camino para la comprensión y análisis del conocimiento del mundo que tienen los sujetos. A continuación se exponen, a grandes rasgos, algunos de sus principios constructivos básicos que se desarrollarán posteriormente en el apartado de conceptos y juicios básicos:• La oposición entre materias inobservables y sistemas de pensamiento especu­

lativo.• La oposición entre el naturalismo y el subjetivismo.• La asociación entre cognición —proceso de conocimiento— y evidencia.• La negación de la exclusividad de las evidencias de los objetos procedentes del

mundo natural-material3.• El papel universal atribuido a la descripción eidética.• La consideración de la reducción fenomenológica trascendental como la vía de

acceso al conocimiento más eficaz.La Fenomenología, comprendida como el estudio de las esencias, considera que no se pueden comprender al hombre y al mundo si no es a partir de la facticidad, es decir, de los hechos. De alguna manera, la Fenomenología es una filosofía trascen­dental que pone en suspenso, para comprenderlas, las Afirmaciones de la actitud natural, pero es también una filosofía para la cual el mundo está siempre “ya ahí”, antes de la reflexión, como una presencia inalienable. En estas afirmaciones se pone en evidencia la dualidad de la Fenomenología: por un lado, pretende erigirse como una ciencia rigurosa; pero por la otra, también tiene como fin dar cuenta del espa­cio, del tiempo y del mundo que viven los sujetos. De ahí que se defina también por su voluntad de hacer una descripción directa de la experiencia de los sujetos en el mundo tal y como es, sin consideraciones acerca de su génesis psicológica y de las explicaciones causales que especialistas como historiadores o sociólogos, entre otros, puedan dar.

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3 Para la Fenomenología, también los objetos ideales, pertenecientes al ámbito de la conciencia humana, pue­den hacerse evidentes.

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46 C o m ú n ic o l o g ía en c o n st r u c c ió n

El método fenomenológico se propone describir y no explicar o analizar. De ahí que en los inicios, Husserl definiera a la Fenomenología como una psicología descripti­va, interesada en volver “a las cosas mismas”, retomando así, pues, los inicios del pensamiento fenomenológico contemplados en Brentano. De alguna manera, la Fe­nomenología desaprueba a la ciencia tal y como ésta es concebida tradicionalmen­te. Así entonces, la Fenomenología sitúa en el sujeto el principio básico, la fuente más eficaz, para el conocimiento del mundo y rechaza las explicaciones causales sobre las cuales se ha sustentado el conocimiento científico. Volver a las cosas mis­mas implica, en este sentido, volver al mundo anterior al conocimiento y del que el conocimiento habla siempre y frente al cual toda determinación científica es abs­tracta, significativa y dependiente. El análisis fenomenológico, por tanto, parte de la experiencia de los sujetos en el mundo y considera al sujeto como condición de la posibilidad del conocimiento.Como programa filosófico, la Fenomenología se caracteriza por una determinada agenda de temas. De ahí que podamos hablar, siguiendo a Embree (1999), de cuatro etapas de la Fenomenología, a saber:a. En la primera etapa sé distinguen dos momentos: la primera tematización de

los aspectos fundacionales de las ciencias formales, el lenguaje, la percepción y la representación, ocurrida a principios del siglo xx; la incorporación, durante la Primera Guerra Mundial, de cuestiones como el género, el derecho, la teoría del valor, la antropología filosófica, la religión y la estética, entre otros temas.

b. La segunda etapa se inicia alrededor de 1913 con la propuesta de una Fenome­nología constitutiva. En ella fue prioritaria la reducción fenomenológica, y como objetos tematizados, se incorporaron el cuerpo y la filosofía de las ciencias natu­rales y culturales.

c. El surgimiento de la Fenomenología existencial a finales de los años veinte, ten­dencia que predominaría en Francia durante dos décadas, de los treinta a los cincuenta. La literatura, la política, las cuestiones étnicas, el teatro, entre otros temas, se incorporan a la agenda de la Fenomenología.

d. Desde la segunda mitad del siglo xx, una vez restaurada la Fenomenología en Alemania, empieza a predominar la corriente hermenéutica, que desarrolla al máximo las posibilidades metodológicas de la interpretación. Nuevos temas como la tecnología y el medio ambiente pasan a formar parte de la agenda fenomeno­lógica.

En síntesis, concebir al mundo, a las cosas y al hombre como fenómenos es hacerlos objetos de conocimiento. De ahí que la Fenomenología se erija como una ciencia sin prejuicios, esto es, un enfoque que no elimina la capacidad de ser conocidos a even­tos o fenómenos que tradicionalmente, según la ciencia clásica, estaban exentos de carácter científico.

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1.1.1. La fenomenología de Edmund Husserl

El fundador de la Fenomenología, el filósofo alemán Edmund Husserl, introdujo este término en su libro Ideas. Introducción general a la fenomenología pura, publicado en 1913. El filósofo alemán Max Scheler, influido por el libro anterior de Husserl Investigaciones lógicas (1900), afirmó que el objetivo básico de la Fenomenología es, como ya se ha indicado anteriormente, el estudio de las esencias de las cosas y la de las emociones. Aunque Husserl nunca renunció a su interés por las esencias, con el tiempo comenzó a considerar que únicamente las esencias de ciertas estruc­turas conscientes particulares constituyen el objeto propio de la Fenomenología. En 1910, el autor definió la Fenomenología como el estudio de las estructuras de la conciencia que capacitan al conocimiento para referirse a los objetos fuera de sí misma. Este estudio requiere de una reflexión sobre los contenidos de la men­te para excluir todo lo demás. Husserl llamó a este tipo de reflexión “reducción fenomenológica”. Dado que la mente puede dirigirse hacia lo no existente tanto como hacia ios objetos reales, Husserl advirtió que la reflexión fenomenológica no presupone que algo exista con carácter material, más bien equivale a “poner en paréntesis la existencia”, es decir, dejar de lado la cuestión de la existencia real del objeto contemplado.En este sentido, el punto de partida de la filosofía de Husserl fue la actitud natural de la conciencia, definida como el natural dejarse vivir de la conciencia en el que ésta vive efectiva y definitivamente en sus actos —los ejecuta— creyendo en la realidad de lo que en ellos se le presenta (Husserl, 1985). Por tanto, la actitud natural consiste en una experiencia originaria del mundo, de las cosas; desde una actitud natural, las cosas se nos dan tal como son para nosotros antes de toda teorización, antes de cualquier construcción y significado cultural. Este concepto está relacionado con el de mundo natural, comprendido por Husserl como aquel en el que reside el sentido primario de las cosas, el sentido sobre el que se tiene todo pensamiento posterior ya construido culturalmente.Lo que Husserl comprobó cuando analizaba los contenidos de la mente fue una serie de actos como el recordar, desear y percibir e incluso el contenido abstracto de esos actos, a los que denominó “significados”. Estos significados permitían a un acto ser dirigido hacia un objeto bajo una apariencia concreta, y según el autor, la direccio- nalidad, denominada por él “intencionalidad”, era la esencia de todo conocimiento. La Fenomenología trascendental, según HusserL era el estudio de los componentes básicos de los significados que hacen posible la intencionalidad. Posteriormente, en Meditaciones cartesianas (1931), introdujo la Fenomenología genética, a la que definió como el estudio de la formación de esos significados en el curso de la ex­periencia.La misión de la fenomenología de Husserl fue, retomando todo lo anterior, trascen­der todo significado cultural y científico, regresar al contacto ingenuo y prerreflexivo con el mundo que define a la conciencia natural para otorgarle el estatus filosófico necesario. Y para comprender estas afirmaciones de la actitud natural hay que sus-

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penderías, de ahí el concepto ya nombrado de “reducción fenomenología”, epojé, instrumento que nos permite volver consciente lo que naturalmente no lo es.La definición que el propio Husserí hizo de la Fenomenología incluye las afirmacio­nes anteriores. Para el autor, la Fenomenología es la verdadera ontología universal, y es trascendental porque tiene como meta reducirse a la subjetividad trascendental, la esfera o ámbito en el que se constituye el sentido radical de todo lo mundano que los sujetos se encuentran en el vivir natural4.

1.1.1.1. Conceptos y planteam ientos básicos de la fenomenología de Edmund Husserl

En este punto se presentan algunos de los conceptos y planteamientos básicos de la Fenomenología husserliana. Posteriormente, se retomarán algunos de ellos al pre­sentar las especificidades de la sociología fenomenológica de Alfred Schütz.

La actitud natural

La actitud natural de la conciencia es a la vez el punto de partida y la meta de la fi­losofía de Flusserl. El autor la describe como el natural dejarse vivir de la conciencia en el que ésta vive efectiva y definitivamente en sus actos — los ejecuta— creyen­do en la realidad de lo que en ellos se le presenta. La conciencia natural es conce­bida como un acto de conciencia viviente, cogito lebendig. En la actitud natural, la conciencia se halla penetrada por una convicción total de realidad, por un compro­miso con el mundo; esto es lo que Flusserl denomina vida, vivir: la conciencia ejecu­tando actos. En palabras de Teresa González de la Fe (2003: 222), “la actitud natural acepta sin cuestionamiento que existe un mundo fuera de nuestra experiencia de él, y sobre este mundo o realidad externa que existe fuera de cada uno, se construye tanto el conocimiento de sentido común como el conocimiento científico”.En otros términos, la actitud natural es un saber antepredicativo del mundo, un contacto primario, preteórico e incluso ingenuo de la conciencia con el mundo. Por tanto, la actitud natural consiste en una experiencia originaria del mundo, de los objetos, en el que éstos se nos dan tal como son para nosotros antes de cualquier teorización.Relacionado con el concepto de actitud natural, encontramos el concepto de mundo natural. Flusserl Jo define como la suma de saberes o experiencias primarias, el lugar de la experiencia originaria en el que reside el sentido primario de las cosas.

4 La propuesta de fenomenología trascendental husserliana tiene ciertos puntos de conexión con la propuesta que Kant presenta en la Crítica de la razón pura (1781). El sujeto trascendental kantiano es un sujeto formal y abstracto, una estructura universal de la subjetividad que contiene las posibilidades del conocimiento. El idea­lismo subjetivista de Kant, paradigma de la modernidad, fue criticado por su carácter solipsista, unq crítica que también recibió Husserl en varias ocasiones.

La sociología fenomenológica como fuente científica HISTÓRICA DE UNA COMUNICOLOGÍA POSIBLE 49

La reducción fenomenológicaEl paso de la actitud natural a la actitud fenomenológica sólo puede hacerse median­te la suspensión de la creencia en los objetos de la experiencia. Esta suspensión es denominada por Flusserl epojé y constituye el primer paso del método de reducción fenomenológica.La reducción fenomenológica se concibe como el retorno a una conciencia trascen­dental ante la cual el mundo se despliega en una transparencia absoluta. La opera­ción de la significación, es decir, el dotar de sentido al entorno, es la que define a la conciencia. De ahí que el mundo no sea otra cosa que la significación del mundo. Es esta reducción la que permite, según Flusserl, el pasar de la intuición individual a la intuición esencial. Es decir, la reducción fenomenológica permite a los sujetos constituirse como subjetividad pura —o ego trascendental— . El objetivo último es, por tanto, captar la conciencia —que siempre es conciencia de algo— inadvertida en la actitud natural para así poder tematizar el sentido intencional de la misma.La reducción fenomenológica o trascendental está compuesta por dos momentos: el primero, la epojé, el distanciamiento o toma de actitud natural ante toda posición objetiva; el segundo, la captación y la descripción de las vivencias intencionales en las que tienen lugar los objetos.Lo que se trata de eliminar en la reducción fenomenológica son todas aquellas impre­siones, referencias, recuerdos, aseveraciones anteriores, juicios y producciones de otros en torno al objeto que constituyen nuestro conocimiento de sentido común. Se trata, pues, de recuperar el estado perceptivo original, la sensación de la primera mirada.Este método fue criticado por el hecho que conduce al solipsismo. De hecho, el mis­mo Flusserl se planteó la importancia de cómo escapar al solipsismo, según el cual la existencia del mundo es únicamente relativa a la conciencia del sujeto. Para tratar de dar respuesta a este problema, el autor construyó su tqoría de la intersubjetividad, basada en la aparición de otros con los cuales los sujetos comparten conciencias.

Mundo de la vida ÁPara Flusserl, el mundo de la vida es el fundamento de todo conocimiento. A partir de este concepto, el autor fundamenta su crítica a lá ciencia. El mundo de la vida es el mundo de las vivencias no teorizadas, el mundo de la actitud natural, el mundo que es dado antes de cualquier reflexión científica y sobre el cual la ciencia construye su imagen. Dice el autor que es “el suelo que soporta y donde tienen asentamiento todos los saberes” (Flusserl, 1962).

La intuición

Una de las piezas claves de la Fenomenología de Flusserl es la constitución de la filosofía como ciencia estricta completamente fundamentada. Ésta no puede llevarse a cabo si no es sobre las cosas mismas y, por tanto, sobre la base del método de la

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intuición. Husserl concibe a la intuición como la capacidad en general del sujeto de darse cuenta de sus estados objetivos individuales, la capacidad mediante la cual le son dados los objetos. Con este principio, el autor pretendió obtener un método que ofreciera verdades absolutas, autoevidentes, independientes de los sujetos.Las verdades independientes de cualquier saber reflexivo no se obtienen, según Husserl, ni por inducción ni por deducción. Se intuyen de la cosa misma, proceden de la presencia de la cosa misma en la intuición.

La intencionalidadSegún Husserl, la objetividad primaria de la filosofía se halla en el objeto intencional, en lo intencionado por la conciencia. El estudio de la intencionalidad es imprescin­dible para comprender el objeto de la filosofía. Husserl, a partir de la aplicación del método propio de la filosofía —la intuición y la descripción de la conciencia—, llega a la conclusión de que la conciencia es intencionalidad.A diferencia de Brentano, quien consideraba a la actitud natural como una propiedad de los actos psíquicos reales —contrapuestos a jos actos físicos—, Husserl conside­ra que la intencionalidad sólo puede ser entendida superando la distinción entre lo físico y lo psíquico.Los conceptos anteriores dan lugar a los juicios básicos de la fenomenología de Husserl, que se apuntan a continuación:• El criterio de verdad que rige a la Fenomenología es el de la vivencia que produce

la evidencia primera.• El sustrato donde se dan las experiencias es el mundo de la vida, el mundo con­

creto del vivir cotidiano (Lebenswelt).’ La evidencia primera es la siguiente: “el contacto primero que tengo con las cosas

que sobresalen como figuras sobre un fondo siempre único llamado mundo. Es el diálogo que mantengo con mi alrededor y que hace toda la realidad de mi ser tanto en el momento presente como en mis recuerdos más lejanos. Es el mundo de las proposiciones que me hace el mundo y del comportamiento por el cual las asumo y se las devuelvo, el nudo de mis iniciativas y de las respuestas por las cuales las cosas se conforman a estas iniciativas ó las resisten. En el fondo, es la vida, ni más ni menos, con sus alegrías y sus penas, sus trabajos y sus asuetos, proyectos y cuidados, con su medio familiar y social” (Robberechts, 1968:42).

• El diálogo, la relación sujeto-mundo, es un diálogo instaurador de sentido.• El hombre se manifiesta hacia el exterior a través de la intencionalidad. Por tanto,

el elemento esencial de la conciencia humana es su carácter intencional.• La subjetividad trascendental es la capacidad del sujeto de otorgar significado a

todos los objetos, incluidos su propio cuerpo, su propia personalidad empírica y la cultura e historia que constituye como condiciones de su “yo” empírico.

• La actitud natural es gobernada por un motivo pragmático. El hombre necesita colocarse en una posición de confianza respecto a la existencia de las cosas del

mundo a partir de la cual pueda proceder a su resolución. No podría ser así si se moviera sólo a partir de la duda sistemática del método cartesiano. Por ello, como veremos posteriormente, Schütz planteará como una característica básica del hombre en actitud natural la suspensión previa de la duda. Esta figura de “po­ner entre paréntesis” es la “epójé” de la actitud natural, el no cuestionamiento del mundo, su presuposición.

. Para construir conocimiento científico, rebasando la realidad natural, se requiere de una “epojé” fenomenológica, que consiste en la suspensión de la creencia en la existencia de la realidad, un poner entre paréntesis nuestro conocimiento, pro­ducto del sentido común.

. El procedimiento metodológico de reducción fenomenológica propuesto por Hus­serl consiste, precisamente, en el paso de la uepojé” de la actitud natural a la “epo- ¡é” fenomenológica.

1.1.2. Críticas a la FenomenologíaLa principal crítica que recibió la Fenomenología fue su énfasis en las reducciones trascendentales, que, según los críticos, conllevan a un estilo de investigación des­criptivo que difícilmente puede constituir marcos explicativos. Por otra parte, también se considera una limitación el hecho que los modelos teóricos presentados desde la Fenomenología operan casi exclusivamente en el reino de la subjetividad y tienen poco que decir acerca de la objetividad de lo social.Se pueden señalar, específicamente, cuatro críticos básicos de la Fenomenología: Talcott Parsons, Claude Lévi-Strauss, Jürgen Habermas y Niklas Luhmann.• Parsons señala que un punto de partida subjetivo no aporta ningún enrique­

cimiento a las ciencias sociales, pues los fenómenos subjetivos sólo son signifi­cativos para las ciencias sociales cuando pueden ser objetivamente descritos y analizados por un observador.

• Lévi-Strauss critica el intento de la Fenomenología poi’ situar la conciencia subje­tiva en el núcleo de la sociología; según él, la conciencia no es susceptible de un análisis científico riguroso. \

• Habermas afirma que lo más que puede alcanzar el observador fenomenológico es una idea abstracta de la constitución del mundo para una subjetividad trascen­dental, mientras que del único mundo que puede hablar es del suyo propio.

• Para Luhmann, hay que poner en duda tanto la idea de descripción que presu­pone un sujeto como la idea de un mundo de la vida que escapa de un análisis sistémico.

Las críticas anteriores se pueden tratar de rebatir diciendo que la primacía de la subjetividad trascendental fue rechazada desde uñ principio por los fenomenólogos o que al menos la fueron corrigiendo paulatinamente. Por otra parte, la actitud tras­cendental de la Fenomenología no implica necesariamente que el científico social tienda al solipsismo, aí egq, sino más bien implica una suposición de que el sujeto

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—o más bien su conciencia— es el punto de partida para la construcción de cono­cimientos.

1.2. De la primera Fenomenología a la Sociología Fenomenológica: Schütz, Berger y Luckmann

El abordaje de la Sociología Fenomenológica implica en un primer momento recono­cer a grandes rasgos la relación histórica entre la Sociología y la Fenomenología. La Sociología ha sido considerada como una de las disciplinas no filosóficas donde mayor influjo ha tenido la Fenomenología. Las relaciones entre ambos campos de pensamiento no han sido fáciles y mucho menos la propuesta de una Sociología Fenomenológica, etiqueta que se ha usado simultáneamente con otras como “feno­menología social” o “sociofenomenología”.Hablar de Sociología Fenomenológica es hacerlo de una ciencia de la sociedad inspi­rada en la Fenomenología. El programa de la sociofenomenología no defiende una- visión individualista pese a que en los inicios se observa una tendencia subjetivista en la fenomenología mundana, cotidiana. Desde los inicios, como se verá después, la propuesta de Schütz modifica las principales premisas husserlianas aun partiendo de ellas. Se pasa de la egología trascendental a proponer descripciones de la acti­tud natural que se da en el ámbito de la vida cotidiana. Dicho de otra forma, Schütz rompe con la perspectiva trascendental de Husserl y le da relevancia a los colectivos sociales y al mundo sociohistórico, aspectos olvidados o relegados a un segundo plano en la filosofía de Husserl.En este punto se presentan de forma sucinta las características de esta Sociología con énfasis en los aportes de Schütz, Berger y Luckmann, los tres autores consi­derados representantes por excelencia de la -vertiente más fenomenológica de la Sociología o de la vertiente sociológica de la Fenomenología. Sin embargo, y dado el consenso que existe en torno a que una de las fuentes básicas del pensamiento schütziano es la sociología comprensiva de Max Weber, dedicaremos una breve exposición a ella.

1.2.1. Sobre la sociología comprensiva de Max Weber y las críticas recibidas por Schütz

El positivismo de August Comte, continuado por Durkheim, el materialismo histórico y dialéctico de Karl Marx y, por último, la sociología comprensiva de Max Weber cons­tituyen los tres paradigmas clásicos de la Sociología. Por los objetivos del presente texto nos centramos sólo en el último autor.La sociología comprensiva de Max Weber pone el énfasis en la acción social para poder estudiar la sociedad. Según el autor, es en la interpretación de la acción social donde se puede conocer la intencionalidad de los actores en el mundo. Para com­prender las acciones sociales, Weber elabora una clasificación a partir del cpncepto de tipos ideales.

El interés de Weber fue comprender (verstehen) al mundo a través de la historia y la sociología. Para el autor, la sociedad es una relación fundamentada en la compensa­ción de intereses, hecho que enfatiza la racionalidad; por el contrario, la comunidad haría énfasis en las relaciones afectivas, más emocionales.Según Schütz, la sociología comprensiva de Weber comete el error de dar por su­puestas una serie de cuestiones que es necesario resolver. El ejemplo más claro es el problema de la significación subjetiva, elemento que se establece, usa y aplica, pero que en sí mismo encierra un conjunto de conceptos no aclarados (significado, sentido, intención, etc.). Como veremos en el próximo apartado, Schütz trata de resolver los problemas anteriores a partir de la Fenomenología de Husserl y las teorías de Henri Bergson5 (ambas ayudan a fundamentar filosóficamente la sociología weberiana).Las críticas de Schütz al pensamiento de Weber van encaminadas principalmente a dos asuntos: el concepto de acción social y la propia comprensión weberiana. A continuación, un breve apunte sobre ambas críticas.Según Weber, “por acción social debe entenderse una conducta humana (bien con­sista en un hacer externo o interno, ya en un omitir o permitir) siempre que el sujeto o los sujetos de la acción enlacen a ella un sentido subjetivo” (Weber, 1997:5). El proble­ma, siguiendo a Schütz, está en cómo el sujeto da el significado, lo otorga o adjudica a sus acciones. Para aclarar este asunto, Schütz usa conceptos fenomenológicos como “corriente interna de conciencia”, con el cual explica detalladamente el proceso por me­dio del cual se constituyen las vivencias en la vida de los sujetos, se consideran como significativas y se insertan en contextos subjetivos de significados.Para Schütz, el significado es producto del encuentro de los hechos con la corriente interna de la conciencia; esto es, ocurre cuando las vivencias son reflexionadas. Por tanto, el significado no es algo inherente a los hechos mismos.En cuanto a la crítica a la comprensión weberiana, Schütz se pregunta quién compren­de a quién. Weber no distingue entre el sujeto de la acción como observador de las acciones de los otros y el científico social como observador de su objeto de estudio. Esto conlleva a contradicciones en su teoría. Weber creé que es posible comprender el significado que un actor da a sus acciones de manera clara. Schütz, por el contrario, afirma que rige el principio de “inaccesibilidad” a la conciencia del otro. El asunto de

t " a « ' ' V. i- •: __________y - • \5 Henri Bergson (1859-1941) elaboró una teoría de la evolución basada en la dimensión espiritual de ja vida humana que tuvo una gran influencia en múltiples disciplinas. En Tiempo y libre albedrío (1889) plantea sus teo­rías de la libertad de la conciencia y del tiempo, al que consideró como uña sucesión de instantes conscientes entremezclados e ilimitados. A esta obra le siguió Materia y memoria (1896), libro en el que subraya la selec­tividad del cerebro humano; La risa (1900), ensayo sobre la base mecanicista de la comedia, que tal vez sea su trabajo más citado, y La evolución creadora (1907), donde explora el problema de la existencia humana y define la mente como energía pura, como ímpetu vital responsable de toda la evolución orgánica. En las dos últimas décadas de su vida sólo publicó un libro, Las dos fuentes de la moral y la religión (1932), donde rela­cionó su propia filosofía con el pensamiento cristiano. Bergson subrayó la importancia de la intuición sobre el intelecto al impulsar la idea de dos corrientes opuestas: la materia inerte en conflicto con la vida orgánica, de modo semejante a como el impulso vital se esfuerza por conseguir la acción libre creadora.

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la intersubjetividad es planteado como un problema por resolver. Schütz afirma que lo que percibimos de los otros no son más que indicios o indicaciones de sus vivencias, de las cuales inferimos su existencia y su carácter, mas no su significado.Schütz dice que los tipos de comprensión propuestos por Weber (comprensión ob- servacional directa para captar ideas, reacciones emocionales y acciones/compren- sión motivacional en la cual deducimos los motivos que llevaron a la acción) toman en cuenta la observación desde un punto de vista dado por contextos objetivos de significado socialmente construidos y compartidos, pero que dejan de lado el signifi­cado subjetivo determinado por cada individuo.Para resolver este punto, Schütz plantea la comprensión en tres niveles: como forma experiencial de conocimiento por parte de los sujetos en el mundo de la vida, como un problema epistemológico en general y, por último, como un método específico de las ciencias sociales que se auxilia de la teoría de los motivos como la forma más adecuada de acercarse al sentido subjetivo de las acciones.Ahora sí, habiendo expuesto sucintamente la sociología comprensiva de Weber, así como las críticas que ésta recibió por parte de Sqhütz, presentamos en el siguiente apartado los pormenores de la sociología fenomenológica schütziana.

1.2.2. La sociología fenomenológica de Alfred Schütz

La sociología fenomenológica de Alfred Schütz está basada en la filosofía de Ed- mund Husserl (1954) y en el método de comprensión de Max Weber(1978). El debate general gira en torno a cómo se puede lograr el conocimiento a par­tir de preguntas como las siguientes: ¿cómo podemos tratar los datos subjetivos en términos objetivos?, ¿cómo conocemos otras mentes?, ¿cómo se produce la com­prensión y la comunicación recíproca entre sujetos? De ahí que se pueda afirmar que Schütz concibe a la Fenomenología como instancia de aproximación metodológica a lo cotidiano. Desde un punto de vista epistemológico, la Fenomenología implica una ruptura con la formas de pensamiento de la Sociología tradicional, ya que enfatiza la necesidad de comprender más que de explicar la realidad sugiriendo que es en el durante, en el aquí y en el ahora donde es posible identificar elementos de significa­ción que describen y construyen lo real. ALa propuesta schütziana, y en general toda propuesta sociofenomenológíca, no pone énfasis en el sistema social ni en las relaciones funcionales que se dan en la vida en sociedad, sino en la interpretación de los significados del mundo ( ) y lasacciones e interacciones de los sujetos sociales. Del mundo conocido y de las ex­periencias intersubjetivas compartidas por los sujetos se obtienen las señales, las indicaciones para interpretar la diversidad de símbolos. Y es que, como se verá en los siguientes apartados, para Schütz la intersubjetividad existe en el presente vivido6,

6 Para Schütz, el presente vivido es el núcleo de todo curso de vivencia y de toda acción. Todo sujeto operaentonces desde el presente primigenio o vivido.

en el que los sujetos se hablan y escuchan unos a otros en un espacio y tiempo compartidos.Como bien afirma Fréderic Keck, “el pensamiento de Schütz no es solamente una aplicación de la Fenomenología husserliana al estudio de la acción social: constituye un verdadero viraje al interior del proyecto husserliano y un desafío a la Fenomeno­logía tal como ella ha venido desarrollándose bajo la herencia de Flusserl” (Keck, 2001: 55)7.De hecho, Schütz no retoma todos los conceptos de la Fenomenología, sólo algu­nos. Y los retoma para comprender, fundamentalmente, temas como la acción, la intersubjetividad y la elaboración de tipos ideales. El autor define a la realidad como un mundo en el que los fenómenos están dados sin importar si éstos son reales, ideales, imaginarios, etc. Se considera entonces un mundo de la vida cotidiana que los sujetos viven en una actitud natural desde el sentido común. Esta actitud frente a la realidad permite a los sujetos suponer un mundo social externo en el que cada sujeto vive experiencias significativas y asume que otros también las viven, pues es posible ponerse en el lugar de otros: “Desde esta actitud natural, el sujeto asume que la realidad es comprensible desde los conceptos del sentido común que maneja y que esa comprensión es correcta” (Schütz, 1932: 37-39).De alguna manera, Schütz transforma la Fenomenología trascendental de Flusserl en una fenomenología mundana mediante lo que él denomina “epoyé” de la “epojé” original. Lo que toma como unidad de análisis es la doxa, el discurso social común, el discurso cotidiano dado por descontado, y lo que pone entre paréntesis es la actitud dubitativa en torno de la actitud natural. Así entonces, mientras que Flusserl pone el paréntesis sobre el ámbito del sentido común con el fin de aproximarse a la con­ciencia en estado puro y a la subjetividad trascendental, Schütz orienta o enfoca su pensamiento hacia la vida cotidiana y pone entre paréntesis la duda del filósofo.El enfoque de Schütz parte de la necesidad de analizar las relaciones intersubjetivas a partir de las redes de interacción social. En La Fenomenología del mundo social, Schütz (1972) toma como punto de partida para su análisis de la estructura signifi­cativa del mundo tanto a la Fenomenología de Flusserl como a la metodología de Weber (sociología comprensiva).Pese a poder determinar tan claramente los antecedentes presentes en su obra, cabe destacar varios elementos que constituyen,las principales aportaciones de Al­fred Schütz al pensamiento sobre lo social:a. La incorporación del mundo cotidiano a la investigación sociológica a partir de la

reivindicación como objeto de estudio de la sociología al ámbito de la sociabilidad, es decir, el conjunto de las relaciones interpersonales y de las actitudes de la gen­te que son pragmáticamente reproducidas o modificadas en la vida cotidiana.

La s o c io l o g ía f en o m e n o ló g ic a c o m o f uen te c ie n t íf ic a HISTÓRICA DE UNA COMUNICOLOGÍA POSIBLE 55

7 Citado en Toledo Nickels (2003).

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b. La definición propia de las características del mundo de la vida: sus significados son construcciones sociales, es intersubjetivo, está conformado por personas que viven en él con una actitud “natural”8, es un ámbito familiar en el que los sujetos se mueven con un “acervo de conocimiento a mano”.

Alfred Schütz coincide con Max Weber en el reconocimiento de la importancia de la comprensión del sentido de la acción humana para la explicación de los procesos sociales. Para ambos, la sociedad es un conjunto de personas que actúa en el mun­do y cuyas acciones tienen sentido, y es relevante tratar de comprender este sentido para poder explicar los resultados del accionar de los sujetos. Sin embargo, mientras que para Weber la comprensión es el método específico que la sociología utiliza para rastrear los motivos de los actores y así poder asignar sentido a sus acciones, Schütz le otorga a la comprensión un papel mucho más importante: considera que el mundo en el cual vivimos es un mundo de significados, un mundo cuyo sentido y significa­ción es construido por nosotros mismos y los seres humanos que nos precedieron. Por tanto, para Schütz, la comprensión de dichos significados es nuestra manera de vivir en el mundo; la comprensión es ontológica, no sólo metodológica.En ambos casos, y posteriormente lo veremos también en Berger y Luckmann (1993), la propuesta de la Sociología Fenomenológica implica una apuesta por el estudio y explicación del verstehen, es decir, de la experiencia de sentido común del mundo intersubjetivo de la vida cotidiana. La propuesta de Schütz, en este sentido, destaca por su comprensión de las diferencias entre el “mundo de la vida” de Husserl y la vida cotidiana. A continuación exponemos algunas consideraciones que ayudan a entender estas diferencias:- El mundo de la vida cotidiana es “ja región de la realidad en que el hombre puede

intervenir y que puede modificar mientras opera en ella mediante su organismo animado (...) sólo dentro de este ámbito podemos ser comprendidos por nuestros semejantes y sólo en él podemos actuar junto con ellos” (Schütz, 1977: 25).

- La actitud natural está determinada cotidianamente por motivos pragmáticos. El conocimiento de la vida cotidiana es un conocimiento no sistemático, poco orde­nado.

- La intersubjetividad es la que delinea el campo de la cotidianidad por un lado y es el fundamento que posibilita lá existencia del mundo de vida por el otro. Schütz abandona la perspectiva trascendental de Husserl y se centra en la esfera mun­dana.

- El problema de la vida cotidiana se expresa en las relaciones de los actores socia­les entre sí y en cómo comprenden y constituyen la realidad social.

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8 La “actitud natural" consiste en tomar las cosas de manera arcaica, irreflexiva y práctica tal como apare­cen. En este sentido, y retomando a Husserl, esta actitud se contrapone con la actitud fenomenológica del científico fundamentada en la reducción eidética. Dicho de otra forma, la actitud natura! es una actitud desinte­resada, implica la abstención de la participación intencional en el modo de la practicidad. Por su parte, la acti­tud fenomenológica tiene una intención de reflexividad, implica poner entre paréntesis al mundo y a nosotros mismos como sujetos.

El mundo de la vida es el extenso horizonte de sentido que abarca a todas las regiones o provincias finitas de sentido. La vida cotidiana es una región particular de sentido.

Por tanto, el mundo de la vida es el horizonte último de sentido nunca agotable ni trascendióle, mientras que la vida cotidiana es sólo una provincia del mundo de la vida, mundanalmente intersubjetiva. La relación fenomenológica entre ambos mun­dos se da, según Schütz, a partir de las relaciones sociales cotidianas, de la con­ciencia social cotidiana, del entramado social de sentido cotidiano y, por último, de la comunicación cotidiana. Por tanto, la teoría social fenomenológica de Schütz es una “ciencia de los fenómenos de la intersubjetividad mundana, por lo que un análisis de las estructuras del mundo de la vida puede interpretarse como una sociología general de la vida cotidiana” (Grathoff, 1989:107)9. En el mismo sentido, y siguiendo á Tañía Rodríguez (1996: 200): 4 - , 0

...la idea del mundo de la vida permite comprender la dimensión social en la que se construyen marcos de sentido que sirven para interpretar y actuar en la realidad. Remite a procesos y estructuras que posibilitan la comprensión de las formas en que se sustentan, se reproducen y se transforman los estilos de vida y de pensa­

miento en la vida cotidiana.

La intersubjetividad, por tanto, dota de marcos de interpretación a los sujetos, permi­te a éstos otorgar sentido a su entorno y a sus semejante^.Según Schütz, los sujetos que viven en el mundo social están determinados por su biografía y por sus experiencias inmediatas. Así, cada individuo se sitúa en un deter­minado lugar en el mundo dado que toda su experiencia es única e irrepetible. Es­tas experiencias inmediatas se relacionan con el hecho que los sujetos aprehenden la realidad desde, precisamente, esta posición que ocupan en el mundo. Dicho de otra forma, el espacio y el tiempo en que transcurre el individuo determinan sus vi­vencias.Desde este lugar se configura un repositorio de conocirri/ento disponible que con­siste en el “almacenamiento pasivo de experiencias” (Schütz, 1932: 107), aquellas que pueden ser traídas al aquí y ahora y constituir una nueva experiencia personal inmediata. Gracias a esta reserva de conocimientos, los sujetos pueden comprender nuevos fenómenos sin tener necesariamente que iniciar un proceso reflexivo para ordenar cada una de las vivencias que transcurren (Schütz, 1932).Una de las distinciones básicas en el pensamiento de Schütz es la establecida entre actos y acciones. Los primeros constituyen algo realmente cumplido en el pasado o bien la idealización de algo concretado en el futuro (Schütz, 1932: 60); se trata de vivencias instaladas en el repositorio de conocimiento disponible de algo concretado sea real o imaginario. Por su parte, las acciones constituyen ejecuciones de los actos proyectados; constituyen la experiencia de estar cúmpliendo el acto (Schütz, 1932:

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9 Citado en Estrada Saavedra (2000:112).

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90). Estas experiencias se dan en la corriente temporal interna del sujeto y la acción se vincula al suceso que se está vivenciando.

1.2.2.1. La intersubjetividad enA lfred Schütz10

La intersubjetividad es uno de los conceptos esenciales en la adopción del pen­samiento husserliano por parte de Schütz. La intersubjetividad aparece en las Medi­taciones cartesianas de Husserl (1931) y es comprendida como el encuentro por parte del sujeto de otra conciencia que va constituyendo el mundo en su propia perspectiva. En el tránsito de Husserl a Schütz, la intersubjetividad experimenta un cambio: no se reduce al encuentro cara a cara entre el ego y el alteregó, sino que se amplía a todas las dimensiones de la vida social. Es decir, aunque ambos autores se centraron en la intersubjetividad, Husserl lo hizo en el plano de la conciencia, mientras que Schütz amplió su punto de mira a todo el mundo social.Para la conceptualización de la intersubjetividad, Schütz tomó como fuente el pen­samiento de tres autores: Scheler, Sartre y, en menor medida, Leibniz. Para el prime­ro, el objeto de la percepción del otro no es su cuerpo, ni su alma, ni su mente, sino una totalidad indivisa de objetos de experiencia exterior e interior. Por su parte, Sar­tre construye su propuesta sobre la intersubjetividad a partir del rechazo hacia las posturas realistas é idealistas* 11. Por último, Schütz toma de Leibniz el concepto de mónada, que le sirve para construir su concepción del ego.Para Schütz, la configuración particular del sujeto está determinada por la intersubje­tividad, que constituye una característica esencial del mundo social. El aquí se define porque se reconoce un allí, donde está el otro. El sujeto puede percibir la realidad po­niéndose en el lugar del otro, y esto es lo que permite al sentido común reconocer a otros análogos al yo. Es en la intersubjetividad donde los sujetos pueden percibir fenómenos que escapan al conocimiento de su yo, pues los sujetos no pueden per­cibir su experiencia inmediata, pero sí las de los otros, en tanto le son dadas como aspectos del mundo social.La intersubjetividad, siempre dada en situaciones de simultaneidad, es posible por­que el mundo del sentido común permite anticipar ciertas conductas de otros12 para

10 Aunque en el apartado dedicado a los conceptos y juicios básicos de Alfred Schütz se hace referencia al con­cepto de ¡ntersubjetividad, se ha considerado importante dedicar un apartado previo a este tema por tratarse de una de las aportaciones básicas del autor que, como se verá después, está estrechamente relacionada con la comunicación y la interacción.11 Concretamente, su propuesta se basa en los siguientes puntos: 1) no es necesario probar la existencia del otro; 2) el cogito cartesiano es el único medio para concebir al otro como ser no-yo; 3) el otro se debe captar en su existencia para nosotros no como objeto; 4) el otro se concibe como un ser no-yo que se entiende como una negación interna.12 En este sentido, es válido afirmar que a Schütz no le interesaba tanto la interacción física entre las personas, sino más bien las formas en que se comprenden recíprocamente las conciencias de éstas, la manera en que se relacionan intersubjetivamente unas con otras.

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desarrollar la vida social: cuando un sujeto se dirige a otro, presupone que comparte con él ciertos códigos. Sirva un extenso pasaje de Schütz para ejemplificar este fe­nómeno:

Si usted y yo contemplamos un pájaro en vuelo, mis observaciones del pájaro en vuelo son una sucesión de experiencias de mi propia mente, así como sus observa­ciones de un pájaro en vuelo son experiencia de su propia mente (...) No obstante, aunque no puedo conocer el contenido específico y exacto de su conciencia, sé que usted es un ser humano vivo y dotado de conciencia. Sé que cualesquiera que hayan sido sus experiencias durante el vuelo del pájaro, ellas eran contemporáneas con las mías. Veíamos un pájaro juntos (...) envejecíamos juntos... (Schütz, 1974: 18).

Para Schütz, pueden darse relaciones con otros de los que el mismo sujeto forma par­te, constituyendo una relación nosotros13, un vínculo entre un conjunto de sujetos que comparten una misma vivencia o vivencias muy similares. También se pueden dar relaciones de otros sin él, esto es, relaciones ustedes. Y, por último, pueden darse relaciones de terceros, nombradas por Schütz como relaciones ellos. Esto en cuanto al espacio.En cuanto a las relaciones referidas al tiempo, Schütz establece tres tipos: los con­temporáneos, aquellos otros con los que se puede interactuar, es decir, experimentar acciones y reacciones con ellos; los predecesores, que son otros con los que ya no se puede interactuar, aunque sí es posible acceder a sus actos, y, por último, los sucesores, aquellos otros con los que no es posible interactuar, pero hacia quienes el sujeto puede orientar sus acciones (Schütz, 1963:45-46). En el mundo de los con­temporáneos existe una categoría particular de otros, los llamados asociados, para la que no basta solamente con el reconocimiento y la vivencia compartida. En este caso, es indispensable una relación cara a cara ininterrumpida en la que el sujeto es capaz de conocer a tal punto a otros que puede orientar su acción hacia las reacciones que espera de esos otros. Los asociados, por tanto, reviven la relación nosotros que establecieron anteriormente.En síntesis, el aquí y el allí de Husserl son adaptados por ¡Schütz al mundo de la vida. La reciprocidad de perspectivas es el punto clave de su explicación de la intersubje­tividad. El concepto de corriente interna también le sirvepara comprender cómo se­da la relación “nosotros”, en la cual se constituye la conciencia de un sujeto y la del otro en un solo flujo en el cual el primero puede percibir indicaciones de la vivencia del otro, pero no las propias. En este punto, Schütz plantea la inaccesibilidad de la conciencia del otro, propuesta previamente por Husserl.Para ello, Schütz plantea su teoría de la “apresentación”, mecanismo por el cual el sujeto capta signos de la conciencia del otro: “Los objetos o sucesos del mundo

13 Ya en Kant aparecía el concepto de relación nosotros. Sin embargo, desde la perspectiva trascendental kantiana, se concebía a este tipo de relación como condición de posibilidad de toda experiencia social, esto es, como un a priori de lo social.

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externo percibidos por mí son interpretados por mí como signos y símbolos de sucesos en la conciencia del otro” (1962: 149). Para Schütz, el lenguaje es el prin­cipal vehículo de “apresentación” entre los sujetos. Por “apresentación” se entiende la experimentación intuitiva de algo que indica, en calidad de signo, otra cosa. En el caso del lenguaje, lo que intuimos es la conciencia misma del sujeto que habla.

1.2.2.2. Las acciones y los significados en A lfred SchützSchütz retoma de Husserl el concepto de corriente interna de conciencia para profun­dizar en la teoría de la acción social. Este concepto le permite explicar la constitución y elaboración de un proyecto en la conciencia del sujeto que da origen a ¡a acción. Es en la comente interna en donde se dilucidan los “motivos porque” y los “motivos para” que justifican las acciones y donde se elaboran los contextos de significado. En el proceso de elaboración del proyecto que antecede a la acción interviene el concepto de acervo de conocimiento, ya presentado anteriormente.Para Schütz, toda acción realizada por un sujeto está cargada de significado. Aunque el sujeto no tenga la intención de significar algo, su acción tiene significados en tanto pueda ser interpretada por otros. Las vivencias son interpretadas subjetivamente, pues el sujeto recurre a su repositorio de conocimiento disponible para asociar aque­llo que se conoce a lo que se desconoce.El mundo del sentido común se encuentra, según Schütz, tipificado en categorías de significado que permiten reconocer los nuevos fenómenos e incorporarlos a la conciencia del sujeto. Así, una experiencia reconocida como novedosa es aque­lla para la que no se tienen tipificaciones de significado o son erróneas, lo que implica la reorganización de estas tipificaciones. De todos modos, no existe una única inter­pretación de las vivencias, sino que éstas varían según la perspectiva desde la que son interpretadas, esto es, según el aquí y ahora que experimenta el sujeto (Schütz, 1932:113-114).Desde la observación directa, los sujetos no pueden determinar qué acciones son conductas significativas, pues no tienen acceso a la actitud epistémica qué el sujeto que realiza la acción tiene frente a ella. Por otra parte, la observación y la compren­sión de actos encierran también uña dificultad similar, la misma que puede ser subsa­nada a través de la objetivación de los componentes de esos actos, entre los cuales destaca la definición de la conducta de los sujetos.Schütz parte de la sociología comprensiva de Weber para determinar que sí es po­sible comprender las acciones. El autor propone la idea de una comprensión ob- servacional, que es la que ejercemos cotidianamente en nuestras relaciones con otros objetivando lo observado y dándole una interpretación, pero sin arriesgar una interpretación de lo que el actor intenta significar. Por otra parte, habla de la com- prensión motivacional, que implica un conocimiento del actor, de su configuración y del significado que podría darle a su acción, de modo que la observación dé lugar a una interpretación que atribuya motivos a la acción (Schütz, 1932: 55-61).

La sociología fenomenológica como fuente científica HISTÓRICA DE UNA COMUNICOLOGÍA POSIBLE 61

E n este último tipo de comprensión, Schütz distingue dos tipos de motivos: ios “mo­tivos para”, que se desarrollan en la conciencia del sujeto, son atribuidos a fines de­seados y a objetivos propuestos, son subjetivos y se refieren al futuro, y los “motivos porque”, que se refieren al contexto de la acción o a una predisposición psíquica del sujeto, son objetivaciones de aspectos que rodean la acción y por su carácter causal se refieren al pasado (Schütz, 1932: 117-123).

1.2.2.3. La concepción schütziana del método fenomenológicoAlfred Schütz incorpora a las ciencias sociales el método fenomenológico fundamen­tado en la reducción fenomenológica, es decir, en una suspensión de la conciencia que nos aparte de las tipificaciones del sentido común. Si la actitud natural hacia el mundo consiste en una suspensión del sentido común, de las dudas que pueda generar ese mundo, la reducción fenomenológica debe apartarse de esas tipificacio­nes y de las idealizaciones que se generan en torno a la vida cotidiana. Esta actitud que desvincula la conciencia temporal interna del mundo temporal es llamada epojé (Schütz, 1932: 73-74).A diferencia de Husserl, Schütz no se ocupa de los aspectos de la Fenomenología tras­cendental. Su interés está puesto en el significado que “el ser humano que mira al mun­do desde una actitud natural” (Schütz, 1932:128) atribuye a los fenómenos. Se trata de suspender la creencia en el mundo del sentido común e incorporar la duda filosófica en el análisis. Ésta es la esencia del método fenomenológico planteado por Schütz.

1.2.2.4. Conceptos y p lanteam ientos básicos de la sociología fenomenológica de A lfred SchützAunque en los apartados anteriores ya se han apuntado algunos de los concep­tos y juicios básicos del pensamiento de Schütz, es importante retomar algunos de ellos e introducir otros. En este punto se presentan de forma sintética los principales conceptos de la teoría schütziana, así como sus planteamientos básicos. Esta pre­sentación servirá para, posteriormente, vincular los conceptos y juicios básicos de la Sociología Fenomenológica con la propuesta de la Comunicología posible.

Realidad socialEl objetivo básico de las ciencias sociales, según Schütz, era lograr un conocimiento organizado de la realidad social. Según el autor, la realidad social es la suma total de objetos y sucesos dentro del mundo social cultural, taj como los experimenta el pensamiento de sentido común de los sujetos que viven su existencia cotidiana entre sus semejantes, vinculados a través de relaciones de interacción múltiples. La reali­dad social no es, por tanto, un mundo privado, sino intersubjetivo, común a todos los sujetos, y es otorgado y potencialmente accesible a cada uno de ellos.Schütz concibió como limitante de la realidad social la consideración de que la única alternativa a la observación sensorial es la introspección subjetiva, a la que calificó

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como incontrolable y no verificable. El autor desacreditó aquellos postulados que describen y explican la conducta humana en términos de observaciones sensoriales controlables y planteó preguntas que pudieran propiciar descripciones y explicacio­nes en torno al proceso mediante el cual el investigador controla y verifica los descu­brimientos obtenidos con su observación por parte de otros.Según Schütz, los sujetos tienen conocimiento de las diversas dimensiones del mun­do social en que viven. Sin embargo, este conocimiento es fragmentario, parcial, ya que se limita principalmente a ciertos sectores de este mundo, no a todos. Para el autor, pese a que existen diferencias de un sujeto a otro, basta que el individuo tenga un conocimiento de sentido común de la vida cotidiana para entenderse con el otro, con los objetos culturales y con las instituciones sociales, es decir, con la realidad social. Dicho de otra forma, aunque los sujetos no puedan conocer todo el mundo, el hecho que estén dotados de conocimiento de sentido común permite a los sujetos moverse en este mundo, compartirlo con otros.

Mundo de la vida14

El mundo de la vida cotidiana es la realidad que'se muestra como evidente para los hombres que permanecen en actitud natural. Esta realidad pertenece a las estruc­turas fundamentales de lo precientífico y debe erigirse como el punto de partida de las ciencias que aspiren a interpretar el pensamiento y comportamiento de los seres humanos.La región de realidad social que puede ser intervenida y/o modificada por los sujetos es el mundo de la vida. Sólo dentro del ámbito de la vida cotidiana los sujetos pueden ser comprendidos por sus semejantes, por los otros con los que comparte este mun­do de la vida, y sólo junto a ellos los sujetos pueden actuar en el mundo, moverse en esta realidad.Desde una actitud natural, el sujeto siempre se encontrará con un mundo que presu­pone y considera real. Nació en él y presupone que existió antes de él y que seguirá existiendo después de que él no esté. De ahí que el mundo de la vida se defina como la realidad fundamental y eminente del hombre, como el fundamento dé todo lo reci­bido por experiencia. ;El mundo de la vida se presenta a los sujetos de forma normada, reglamentada, con objetos circunscritos con propiedades determinadas. En este mundo, el sujeto presupone que ios otros están dotados de una conciencia esencialmente igual a la suya. Por ello, recuperando lo dicho anteriormente, este mundo no es privado, sino intersubjetivo, y da lugar a múltiples relaciones de interacción entre semejantes. Los

14 No sobra señalar que varios de los procesos que explican a partir del concepto de mundo de la vida han sido construidos desde otros enfoques —sobre todo sociológicos y antropológicos— con otras denominaciones. Algunas de éstas son las siguientes: cultura, comunidad interpretativa, conciencia colectiva e imaginario.

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sujetos ven de forma evidente, por tanto, el poder tener experiencias de otros, y vi­ceversa.El mundo de la vida es, en este sentido, el marco común de interpretación en el que los sujetos interactúan. Como afirma Tania Rodríguez (1996: 201):

...el análisis del mundo de la vida que realiza Schütz no es algo independiente y externo a los actores, sino que es el resultado de sus prácticas intencionales. Los actores sociales construyen la realidad social dando significado y sentido a sus ex­periencias en las interacciones de la vida diaria.

Actitud natural

Estrechamente relacionado con los dos conceptos anteriores encontramos a la acti­tud natural, ya nombrada en apartados anteriores. Schütz consideró que en la actitud natural de la vida cotidiana se presentan los siguientes elementos:- La existencia corpórea de otros sujetos.- La consideración de que esos cuerpos están dotados de conciencias similares ai

individuo.- Los objetos del mundo externo incluidos en el ambiente de un sujeto y en el de sus

semejantes son las mismas cosas y tienen, generalmente, el mismo sentido.- El sujeto puede entablar relaciones y acciones recíprocas con sus semejantes.- Los sujetos pueden hacerse entender entre ellos.- El mundo social y cultural está dado históricamente de antemano como un marco

de referencia para el sujeto y para sus semejantes (Schütz y Luckmann, 1973: 26- 27).

La actitud natural del sujeto en el mundo de la vida opera por motivos pragmáticos. Es decir, los sujetos actúan en un escenario que norma sus acciones recíprocas y no sólo actúan y operan dentro de este mundo de la vida, sino también sobre él. Dicho de otra forma, los seres humanos actúan en el mundo con ciertas finalidades y bajo ciertas normas con el propósito de establecer relaciones con sus semejantes. Rela­ciones que, como ya se ha dicho anteriormente, le permitirán al sujeto adaptarse a su entorno, moverse en él.

Situación biográfica y

Al comportamiento específico de cada individuo Schütz lo denominó situación bio­gráfica. Según el autor, cada sujeto lleva una secuencia en su vida de las interpre­taciones de lo que encuentra en el mundo de acuerdo con la perspectiva de sus intereses, motivaciones e ideología particulares.Por ello, aunque la realidad del sentido común es dada a los sujetos en formas cul­turales o históricas de validez universal comunes, la forma en que éstas se expresan en las vidas individuales depende de la totalidad de experiencias que una persona construye en el curso de su existencia concreta.

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Así entonces, la situación biográfica determina o condiciona el modo de actuar de los sujetos. O lo que es lo mismo, la experiencia fundamentada de una vida condiciona la subsiguiente interpretación que el sujeto hará de sus acciones.

Acervo de conocimientoEl acervo de conocimiento es aquello de lo que disponen los sujetos y está integrado por tipificaciones del mundo del sentido común. El mundo de la vida incluye además de seres vivos y objetos inertes, seres y objetos que son percibidos típicamente y que le son familiares al sujeto.Alo largo de su vida, el sujeto incorpora y acumula una gran cantidad de indicaciones que luego utilizará como técnicas para comprender o por lo menos controlar aspec­tos de su experiencia cotidiana.Este concepto se relaciona con lo que Schütz denominó tipificaciones. Según el au­tor, las personas construyen y usan tipificaciones en el mundo social, las mismas que determinan las acciones. Como se ha dicho anteriormente, toda acción viene de­terminada “por un tipo constituido en experiencias anteriores” (Schütz y Luckmann, 1973: 229). Siempre que los sujetos hacen uso del lenguaje de alguna manera están tipificando, de ahí que Schütz considere al lenguaje como “el medio tipificador por ex­celencia” (Schütz y Luckmann, 1973: 75) dado su carácter de conjunto de tipologías de las que el sujeto se sirve para dar sentido a su entorno.

Intersubjetividad

Para comprender el concepto de intersubjetividad es importante,, primero, aclarar qué se entiende por subjetividad. Esta última es comprendida como la conciencia que se tiene de todas las cosas desde el punto de vista propio. Los sujetos compar­ten sus subjetividades con otras personas cotidianamente.La intersubjetividad es el proceso en el que los sujetos comparten sus conocimientos con otros en el mundo de la vida. Para entender este proceso hay que asumir la exis­tencia de un ego y de un alterego. Sirva una frase de Schütz para ilustrar este punto: “Así, desde el comienzo, mi mundo cotidiano no es mi mundo privado, sino más bien un mundo intersubjetivo; la estructura fundamental de su realidad consiste en que es compartido por nosotros” (Schütz y Luckmann, 1973: 26).La intersubjetividad es regulada por las características de las personas que Schütz, siguiendo a Scheler (1969), concibió como formadas por impulsos emocionales, vida instintiva, memoria asociativa e inteligencia práctica.El alterego, según Schütz, le es dado al ser como una demostración práctica de un ser idéntico con quien comparte un mundo intersubjetivo, conocido como “mundo del yo”, en el que conviven sus antecesores, sus contemporáneos y sus predecesores. Esto significa que el “otro” es como “yo”, capaz de actuar y de pensar; que su capa­cidad de pensamiento es igual a la mía en su totalidad; que análogamente a mi vida, la de él muestra la misma forma estructural-temporal con todas las experiencias que

64 COMUNICOLOGÍA EN CONSTRUCCIÓN La sociología fenomenológica como fuente científica HISTÓRICA DE UNA COMUNICOLOGÍA POSIBLE 65

ello conlleva. Significa, conjuntamente, que el “otro”, como “yo”, puede proyectarse sobre sus actos y pensamientos dirigidos hacia sus objetos o bien volverse hacia su “sí mismo” de modo pretérito, pero puede contemplar mi flujo de conciencia en un presente vivido; que, por tanto, tiene la legítima experiencia de envejecer conmigo, y viceversa.Así entonces, todos los sujetos experimentan el mundo cotidiano de una forma simi­lar. Estas experiencias son experiencias de sentido común:

Nuestro experiencia de este mundo cotidiano es una experiencia de sentido co­mún, una experiencia en la que cada uno da por supuesto que los otros existen, que tienen una vida consciente y que nos podemos comunicar y, finalmente, que ellos viven el mismo mundo natural y sociocultural que nosotros vivimos (González

de la Fe, 2003: 230). /

El carácter común de estas experiencias lleva a Schütz a hablar de la intercambia- bilidad de perspectivas, esto es, el mundo de sentido común supone que los sujetos comparten ese mundo porque es posible una suerte de intercambio de posiciones, un ponerse en el lugar del otro y ver el mundo como ese otro lo ve.

Acción socialLos sujetos, en el mundo de la vida, emprenden acciones basadas en proyectos y caracterizadas por intenciones. La acción se concibe como la conducta intencionada proyectada por el agente; por su parte, el acto es definido como la acción cumplida. Para concretar su concepto de acción, Schütz aborda los proyectos, a los que conci­be a partir de su estructura temporal —toda proyección consiste en una anticipación de la conducta futura por la imaginación— y a partir de la distinción entre los motivos “para” y los motivos “porque”: el primero denota el objetivo que se pretende alcanzar con una acción; el segundo se refiere a las experiencias pasadas del actor que lo llevan a actuar de tal o cual manera.Las experiencias subjetivamente provistas de sentido, sean las de la vida interior o las que se insertan en el mundo externo, son definidas por Schütz como comporta­mientos. El autor distingue dos tipos de comportamiento: uno manifiesto, el “mero~ hacer”, y otro latente, el “mero pensar”. Por otra parte está el comportamiento que ha sido ideado de antemano, lo que Schütz denomina acción. Cuando en una ac­ción latente se tiene el proyecto de llevarla a cabd, hablamos de una acción dotada de propósito o de una efectuación. Para Schütz, las efectuaciones que requieren de movimientos corporales son las ejecuciones (acciones en el mundo externo basadas en proyectos y caracterizadas por la intención de producir él estado de cosas proyec­tado mediante movimientos corporales).

Significado

En el marco de sus críticas a la sociología comprensiva de Weber, Schütz encontró algunas ambigüedades en la concepción que Weber tenía acerca del significado. La

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propuesta weberiana entendió al significado como aquel subjetivamente mentado por los actores sociales o bien construido por el investigador a modo de tipo ideal (Schütz, 1962: 53).Para subsanar este asunto, Schütz propone la distinción entre significados subjetivos y significados objetivos. Los primeros hacen referencia al significado que algo tiene para el sujeto que ejecuta este algo, el significado del autor. Esto tiene que ver con los “motivos para” y los “motivos porque”, definidos en el rubro dedicado a la acción social. Por su parte, los significados objetivos son aquellos que ponemos sobre las acciones de los actores, es decir, son los significados de los observadores y de los investigadores y no de los propios actores que ejecutan una acción.

Conocimiento de sentido comúnComo se ha afirmado en varias ocasiones, el mundo de la vida es intersubjetivo, por­que en él viven sujetos entre sujetos, vinculados entre ellos, con valores comunes y procesos de interpretación conjunta. También se trata de un mundo cultural, ya que se constituye como un universo de significación para los sujetos, es decir, en una tex­tura de sentido que los sujetos deben interpretar para orientarse y conducirse en él.El conocimiento dé sentido común es el conocimiento del mundo de la vida. Este conocimiento, por tanto, no es privado, sino intersubjetivo y socializado, compartido por los sujetos que en ese mundo interactúan, se vinculan. Este tipo de conocimiento es intersubjetivo y no particular; de todo el conocimiento, sólo una pequeña parte se origina en el marco de las experiencias personales de los sujetos, siendo en gran medida de origen social, transmitido generación tras generación por otros sujetos. Es por medio del lenguaje cotidiano del sentido común que el sujeto transmite sus conocimientos a sus semejantes y de alguna manera “deja” estos conocimientos a sus predecesores. Por ello, el lenguaje es considerado como el medio tipificador o significador por excelencia. Y este punto da lugar al siguiente concepto: la comuni­cación.

ComunicaciónTodas las acciones sociales conllevan comunicación y toda comunicación se basa en actos ejecutivos para comunicarse con otros. Dicho de otra forma, los sujetos deben llevar a cabo actos manifiestos en el mundo externo que se supongan interpretados por los otros como signos de lo que quieren transmitir.Durante el proceso de comunicación se pueden observar dos estados existentes. Uno protagonizado por el comunicador, en el que no sólo experimenta lo que real­mente dice, sino que ese proceso es experimentado por el comunicador como una ejecución en su presente vivido. El agente, por su parte, experimenta acciones in­terpretativas como sucesos del presente vivido, pero esta interpretación no es una ejecución, sino solamente una efectuación.

66 COMUNICOLOGÍA EN CONSTRUCCIÓN

Según Schütz, cuando tiene lugar una comunicación en la que los partícipes com­parten el espacio vivido, se lleva a cabo una relación cara a cara. En esta relación, cada sujeto es también un elemento del ambiente del otro; ambos participan en un conjunto de experiencias comunes del mundo externo dentro del cual pueden inser­tarse los actos ejecutivos de cualquiera de ellos.

Interacción socialLa intersubjetividad requiere de interacción y en toda situación de interacción se pro­duce un contacto intersubjetivo. Ambos conceptos son, por tanto, interdepen-dien- tes.Para la Sociología Fenomenológica, cualquier forma de interacción social tiene su ori­gen en las construcciones referentes a la comprensión del otro. Por simple que sea, cualquier interacción entre sujetos presupone una serie de construcciones de sentido común; en este caso, se construye la conducta que un sujeto prevé de otro, y vice­versa. Los significados sociales, por tanto, no permanecen o se hallan en los objetos físicos, sino en las relaciones de los sujetos entre ellos mismos y entre ellos y los ob­jetos.Como se puede observar, el concepto de interacción social incluye de alguna ma­nera a todos los anteriores. Es decir, en cualquier situación de encuentro con otro •—interacción—, los sujetos llevan consigo su acervo o repertorio de conocimiento disponible, el mismo que emerge de las experiencias pasadas y que incluye lengua­jes y, en general, cualquier forma de tipificación que hace posible la comunicación con los otros.

1.2.3. La propuesta sociofenomenológica de Berger y Luckmann15

Como se ha podido ver a lo largo del texto, la Fenomenología del mundo social está más cercana a la sociología que a la filosofía husserliana que inauguró el pen­samiento fenomenológico. Peter Berger y Thomas Luckrhann, autores de La cons­trucción social de la realidad (1993), no constituyen una excepción.Los autores afirman que la vida cotidiana implica un mundo ordenado mediante sig­nificados compartidos por la comunidad. Su propuesta fenomenológica tiene como objetivo principal la reconstrucción de las construcciones sociales de la realidad. Se basan, igual que Schütz, en la teoría de la comprensión o verstehen desarrollada previamente por Max Weber.El núcleo de la obra citada se encuentra en la afirmación de que los sujetos crean la sociedad y de que ésta se convierte en una realidad objetiva que, a la vez, crea a los

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15Aunque el mentor de la Fenomenología de corte sociológico fue, sin duda, Alfred Schütz, dedicamos también un apartado a Berger y Luckmann por ser éstos los autores que más contribuyeron a la divulgación de las propuestas de Schütz.

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sujetos: “La sociedad es un producto humano. La sociedad es una realidad objetiva, el hombre es un producto social” (Berger y Luckmann, 1993: 61). El objetivo básico de La construcción social de la realidad fue, a decir de los propios autores, ampliar la obra de Schütz, reforzarla con otros aportes como la psicología social de George H. Mead e incluso con las discusiones de Marx y Durkheim sobre la sociedad y la cultura.Para Berger y Luckmann, la subjetividad se comprende como un fenómeno que pone de manifiesto el universo de significaciones construido colectivamente a partir de la interacción. A decir de los propios autores, la propuesta combina teoría y análisis empírico: “El análisis constitucional fenomenológico y la reconstrucción empírica de las construcciones humanas de la realidad se complementan mutuamente” (Berger y Luckmann, 1993: 21).La propuesta de Berger y Luckmann tiene como eje básico el concepto de intersub­jetividad, comprendida como el encuentro, por parte del sujeto, de otra conciencia que va constituyendo el mundo en su propia perspectiva. La intersubjetividad no se reduce al encuentro cara a cara, sino que se amplía a todas las dimensiones de la vida social. Tanto Berger y Luckmann (1993) como Schütz (1977) abandonan la concepción de la intersubjetividad como flujo de' conciencia interior y la compren­den como un vivir humano en una comunidad social e histórica. Sus propuestas so- ciofenomenológicas implican el tránsito de lo individual a lo social, de lo natural a lo histórico y de lo originario a lo cotidiano.En La construcción social de la realidad (1993), Berger y Luckmann parten de dos tesis básicas: por un lado, parten de que la realidad se construye socialmente; por el otro, consideran que es tarea de la sociología del conocimiento el analizar los proce­sos por medio de los cuales la realidad es construida socialmente. La realidades de­finida como una cualidad propia de los fenómenos que reconocemos como indepen­dientes de nuestra propia volición; por su parte, el conocimiento es concebido como la certidumbre de que los fenómenos son reales y de que poseen características específicas. Para la exposición de estas dos tesis básicas, los autores construyen un argumento central: los procesos de objetivación realizados por medio del lenguaje usado en la interacción social cotidiana construyen a la sociedad y la convierten en una realidad objetiva a través de los mecanismos de institucionalización y legitima­ción; dichos procesos de objetivación son interiorizados por los sujetos a través de procesos de socialización primaria y secundaria.Para Berger y Luckmann (1993), el conocimiento del sentido común, más que las ideas abstractas, debe constituir el objeto de estudio central de la sociología del co­nocimiento. Partiendo de Durkheim —la consideración de los hechos sociales como cosas— y de Weber —el objeto del conocimiento debe ser el conjunto de significa­dos subjetivos de la acción social— , Berger y Luckmann se plantean la siguiente interrogante: ¿Cómo es posible que los significados subjetivos se transformen en facticidades objetivas? O ¿cómo es posible que la actividad humana produzca un mundo de cosas? Para dar respuesta a estas y otras preguntas, los autores presen­tan los fundamentos del conocimiento en la vida cotidiana.

La realidad de la vida cotidiana se organiza en torno a un aquí y un ahora; ambas dimen­siones constituyen lo real de la conciencia de los sujetos. Sin embargo, la realidad no se agota en estos dos fenómenos presentes, ya que abarca también fenómenos que ya sucedieron en el pasado. De ahí que los sujetos puedan experimentar la vida cotidiana en grados distintos de proximidad y lejanía tanto en el terreno.espacial como en el temporal.Igual que Schütz, Berger y Luckmann conciben a la realidad de la vida cotidiana como una realidad intersubjetiva, esto es, compartida con otros. La interacción “cara a cara” es considerada como la más importante de las experiencias de interacción social: de ella se derivan todas las demás situaciones de interacción. La realidad so­cial de la vida cotidiana es aprehendida en un continuo de tipificaciones que se vuel­ven progresivamente anónimas a medida que se alejan del “aquí” y “ahora”, de la situación de interacción “cara a cara”. En un extremo estarían aquellos otros con los que un sujeto interactúa de forma intensa, permanente; en el otro, cabrían otros más abstractos, anónimos, que incluso pueden ser inaccesibles “cara a cara”. Un ejemplo de esto último lo encontramos en la concepción de la opinión pública como “otro”.En definitiva, para los autores, los actores sociales perciben la realidad social como independiente de sus propias aprehensiones. La realidad, por tanto, aparece ya ob­jetivada, como algo impuesto a los sujetos. Para la objetivación de la realidad es fun­damental tomar en cuenta el lenguaje, que en Berger y Luckmann se erige como el medio básico para proveer a los sujetos de las objetivaciones indispensables, como el elemento que dispone el orden dentro del cual la realidad de la vida cotidiana ad­quiere sentido para las personas.

1.2.3.1. Conceptos básicos en la obra de Berger y Luckmann

Además de los ya citados —intersubjetividad, conocimiento de sentido común, reali­dad social de la vida cotidiana—, otros conceptos básicos del planteamiento sociofe- nomenológico de Berger y Luckmann son los que se presentan en este apartado.

' iMundo social

Para Berger y Luckmann, para que la experiencia humana tenga un carácter ordena-^ do es necesaria la existencia de un orden social que es previo a cada individuo. Este orden social, y el mundo resultante, es un producto humano constante.Así entonces, Jos sujetos son producidos por el mundo y, a la vez, producen el mundo social. He aquí la paradoja: el ser humano es capaz de producir un mundo que después experimenta como algo distinto a un producto humano. La relación entre el productor del mundo —el ser humano— y el producto —el mundo social— es dialéctica. Esta relación se produce por medio de, al menos, tres procesos: la externalización (proceso que per­mite la producción del orden social como resultante de la actividad humana ya pasada), la objetivación (proceso por medio del cual los productos extemalizados por los sujetos alcanzan el carácter de objetividad) y la interiorización (proceso mediante el cual el mun­do social objetivado vuelve a proyectarse en la conciencia durante la socialización).

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Significación y lenguaje

La significación es una forma de objetivación —única forma por medio de la cual es posible hablar de una realidad de la vida cotidiana— . Pero es un caso especial de objetivación, ya que se refiere a la producción humana de signos. Éstos se agrupan en una gran variedad de sistemas: gestos faciales, movimientos culturales pactados, grupos de artefactos u objetos materiales, etc.El lenguaje es el sistema de signos vocales más importante de la sociedad humana. Las objetivaciones comunes de la vida cotidiana se sustentan primariamente por la significación lingüística, lo que hace que la comprensión del lenguaje sea esencial para cualquier comprensión de la realidad de la vida cotidiana.El lenguaje es capaz de transformarse en depósito objetivo de vastas acumulaciones de significado y experiencia que puede preservar a través del tiempo y transmitir a generaciones futuras. Además, el lenguaje es capaz de trascender por completo la realidad de la vida cotidiana.

Acopio social de conocimiento

El simbolismo y el1 lenguaje simbólico llegan a ser constituyentes esenciales de la realidad de la vida cotidiana y de la aprehensión que tiene de esta realidad el sentido común. El lenguaje constituye campos semánticos o zonas de significación lingüís­ticamente circunscritos. Dentro de estos campos semánticos, se posibilita la objeti­vación, la retención y la acumulación de la experiencia biográfica e histórica. Esta acumulación forma un acopio social de conocimiento que se transmite de generación en generación y está al alcance del individuo en la vida cotidiana. Lo anterior permite la “ubicación” de los individuos en la sociedad y el manejo apropiado de ellos cuando participan en el cúmulo social de conocimiento.El acopio social de conocimiento establece diferenciaciones dentro de la realidad según los grados de familiaridad. De esa manera el conocimiento sobre la propia ocupación y el propio mundo es muy abundante y específico, mientras que del mundo ocupacional de los otros el sujeto tiene apenas un conocimiénto muy es­quemático.El conocimiento de la vida cotidiana se estructura en términos de relevancias, algu­nas de las cuales determinan los propios intereses pragmáticos inmediatos y otras por la situación general en que se encuentra el individuo dentro de la sociedad. Esto determina el grado de acopio de conocimiento objetivado.

La socialización: externalización, objetivación e internalización

Para Berger y Luckmann, el ser humano es siempre un ser social. De hecho, el or­den social es una producción humana constante, es decir, existe solamente como producto de la actividad humana.

Toda actividad humana está sujeta a la habituación. Todo acto que se repite con fre­cuencia crea una pauta que luego puede reproducirse con economía de esfuerzos y que ipso facto es aprehendida como pauta por el que la ejecuta. Hasta los indivi­duos que se encuentren aislados estarán sujetos a la habituación.Estos procesos de habituación son los que anteceden a toda institucionalización, que aparece cuando se da una tipificación recíproca de acciones habitualizadas por tipos de actores. Un sector de la actividad humana se institucionaliza, por tanto, cuando es sometido al control social. Un mundo institucionalizado se experimenta como realidad objetiva, tiene una historia que antecede al nacimiento del individuo y no es accesible a su memoria biográfica. En este punto, la coincidencia con Schütz es notable, ya que en ambos casos se considera que la relación entre el hombre y el mundo social es siempre dialéctica, se fundamenta en la interacción.La externalización, la objetivación y la internalización, ya presentadas para explicar el concepto de mundo social, son momentos del proceso de la socialización. Cada uno de ellos corresponde a una caracterización esencial del mundo: la sociedad es un pro­ducto humano, la sociedad es una realidad objetiva, el hombre es un producto social.

Los roles

Las instituciones se encarnan en la experiencia individual por medio de los roles. Al desempeñar roles, los individuos participan en un mundo social, y al interiorizar di­chos roles, ese mismo mundo cobra realidad para ellos subjetivamente. El origen de los roles reside en el mismo proceso fundamental de habituación y objetivación que el origen de las instituciones. Los roles aparecen tan pronto como se inicia el proce­so de formación de un acopio común de conocimiento que contenga tipificaciones recíprocas de comportamiento. Así entonces, todo comportamiento institucionalizado involucra roles. O lo que es lo mismo, los roles representan el orden institucional.

La legitimación

La legitimación es el proceso que constituye una objetivación de significado de “se­gundo orden”. El proceso de explicar y justificar el orden institucional atribuyendo validez cognoscitiva a sus significados objetivados constituye la legitimación. El co­nocimiento precede a los valores en la legitimación de las instituciones.La legitimación incipiente aparece tan pronto como se transmite un sistema de obje­tivaciones lingüísticas de la experiencia humana.

El universo simbólico

Se concibe como la matriz de todos los significados objetivados socialmente y subje­tivamente reales. El universo simbólico se construye mediante objetivaciones socia­les y aporta el orden para la aprehensión subjetiva de la experiencia biográfica. Pue­de describirse diciendo que “pone cada cosa en su lugar” en el sentido que ordena las diferentes fases de la biografía.

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Como legitimador, el universo simbólico resguarda el orden institucional a la vez que la biografía individual; ordena la historia y ubica los acontecimientos colectivos den­tro de una unidad coherente que incluye el pasado, el presente y el futuro; establece una memoria que comparten todos los individuos socializados; establece un marco de referencia común para la proyección de las acciones individuales, y, por último, proporciona una amplia integración de todos los procesos institucionales aislados.

La identidadLa identidad constituye un elemento clave de la realidad subjetiva y como tal se halla en una relación dialéctica con la sociedad. La identidad se forma por procesos socia­les. Las identidades producidas por el interjuego del organismo, conciencia individual y estructura social, reaccionan sobre la estructura social dada manteniéndola, modi­ficándola o reformándola. Las estructuras sociales históricas específicas engendran tipos de identidad reconocibles en casos individuales. Los tipos de identidad son observables y verificables en la experiencia preteórica y, por ende, precientífica. .La identidad es un fenómeno que surge de la dialéctica entre el individuo y la so­ciedad. La situación psicológica está relacionada' con las definiciones sociales de la realidad en general definiéndose socialmente por sí misma. Las teorías psicológicas sirven para legitimar los procedimientos establecidos en la sociedad para el mante­nimiento y reparación de la identidad proporcionando el eslabón teórico entre la iden­tidad y el mundo. A la vez, son elementos de la definición social de la realidad y su capacidad de generación de la realidad es algo que comparten otras teorías legiti­madoras de la identidad.

La interacciónAl igual que Schütz, Berger y Luckmann conciben a la interacción y a la intersubjeti­vidad como conceptos—y situaciones— interdependientes. Sin embargo, las aporta­ciones de los autores de La construcción social dé la realidad añaden poco al trabajo previamente realizado por Schütz al respecto. Las relaciones nosotros de Schütz implican, según Berger y Luckmann, un intercambio inmediato de significados; en ellas hay un menor grado de tipificación que en el caso de las relaciones ellos, que implican a otros sujetos anónimos. Como las relaciones nosotros están menos de­terminadas por las tipificaciones, ellas pueden permitir un mayor espacio para la negociación entre sujetos.

1.3. Síntesis de conceptos y obras básicas de la Fenomenología y la Sociología Fenomenológica como fuentes independientes de la comunicación

En este apartado se recuperan de forma sintética los conceptos centrales de la Fe­nomenología y, sobre todo, de la Sociología Fenomenológica como fuente indepen­diente de la ciencia de la comunicación. Posteriormente, con base en estos términos, se establecen algunas de las principales relaciones conceptuales que dan lugar a un

mapa de síntesis de la propuesta teórica de la Sociología Fenomenológica. Dado que estos conceptos ya han sido definidos en los apartados anteriores, en este punto sólo recuperamos aquellos más importantes y de algún modo aquellos que servirán para la posterior relación entre la Sociología Fenomenológica y la Comunicación.

La sociología fenomenológica como fuente científica HISTÓRICA DE UNA COMUNICOLOGÍA POSIBLE 73

Figura 1. Conceptos básicos de la Fenomenología y la Sociología Fenomenológica

- í. IIE. Husserl-

i?: - ~ :

WmM

moBm

Actitud natural

Reducciónfenomenológica

Mundo de la vida

Intuición

Actitud natural

Mundo de la vida

Intersubjetividad

Acervode conocimiento

Acción social

Comunicación

SüSl

Es un saber antepredicativo del mundo, un contacto pri­mario, preteórico e incluso ingenuo de la conciencia con el mundo.

Es la suspensión de la creencia en los objetos de la ex­periencia, el retorno a una conciencia trascendental, la eliminación de impresiones, referencias, recuerdos, etc., de otros en torno al objeto.

E s el mundo de las vivencias no teorizadas, el mundo de la actitud natural, dado antes de cualquier reflexión científica.

Capacidad del sujeto de darse cuenta de sus estados ob­jetivos individuales. Método que ofrece verdades absolu­tas independientes de los sujetos.

E s la conciencia por parte de! sujeto de la existencia de otros sujetos con conciencias similares a la suya; la acti­tud de ser consciente deque los sujetos pueden estable­cer relaciones y entenderse unos a otros.

E s el que se muestra como evidente para los sujetos que. permanecen en actitud natural. Se presenta normado, re­glamentado, con objetos con propiedades determinadas-. Es un mundo intersubjetivo! que da lugar a múltiples rela­ciones de interacción. ;

E s el proceso por medio del cual los sujetos comparten sus conocimientos con otros en el mundo de la vida. E s posible porque el mundo del sentido común permite anti­cipar ciertas conductas de otros.

Aquello de lo que disponen los sujetos; el conjunto de in­terpretaciones de sentido común que, incorporadas por el sujeto, le sirven para controlar aspectos de su experiencia cotidiana.

E s la conducta intencionada proyectada por los sujetos sociales.

Toda acción social conlleva comunicación, y ésta, a su vez, se basa en los actos ejecutivos que los sujetos des­pliegan para comunicarse con otros.

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CONCEPTOSBASICOS DEFINICIONAUTORES

Situación o escenario en el qüe se producen los contac­tos intersubjetivos; presupone construcciones de sentido común sobre uno mismo y sobre el otro con quien se in­teractúa.

Forma de objetivación por medio de la cual.se produce la realidad de la vida cotidiana.

A. Schütz Interacción

Significación

Medio tipificador por excelencia; permite la objetivación de la vida cotidiana.

Lenguaje

Acumulación de conocimientos que se transmite de gene­ración en generación y está al alcance del individuo en la vida cotidiana.

Acopio social

T. Luckmannconocimiento

Es la matriz de todos los significados objetivados social­mente y subjetivamente reales; legitima y resguarda el or­den institucional a la vez que las biografías individuales.

Universosimbólico

Fuente: Elaboración propia.

MUNDO DE LA VIDA

Significaciones

Acervo de conocimientoAcervo de conocimiento

SujetoIntersubjetividad

AcciónAcción

7 4 COMUNICOLOGÍA EN CONSTRUCCIÓN .

Figura 1. Conceptos básicos de la Fenomenología y la Sociología Fenomenológica (Continuación)

A continuación se sintetiza la relación conceptual básica sujeto-intersubjetividad-sig- nificación-mundo de la vida. Se han elegido estos conceptos por sus posibilidades para el abordaje de la Sociología Fenomenológica y sus relaciones con la Comunica­ción como campo académico y como objeto. Esto último se explorará en las últimas partes del presente texto.

Figura 2. Mapa conceptual de síntesis de la propuesta sociofenomenológica

Fuente: Elaboración propia.

La sociología fenomenológica como fuente científica HISTÓRICA DE UNA COMUNICOLOGÍA POSIBLE 75

Como se puede observar, la relación entre sujetos —que actúan e interactúan— pro­duce la intersubjetividad, que a su vez da lugar a significaciones en el marco del mundo de la vida. Estas significaciones son producto de los acervos de conocimiento disponibles que cada sujeto “lleva” a la situación de interacción en la que participa.P o r otra parte, en lo que se refiere a las obras básicas de la Fenomenología y la Sociología Fenomenológica como disciplinas independientes de la Comunicación, se consideran las siguientes:

Figura 3. Obras básicas de la Fenomenología y la Sociología Fenomenológica

SH Berger, Peter; Thomas Luckmann [1967] (1993): La construcción social de la realidad. Buenos Aires: Amorrortu. / '

Hegel, G. W. F. [1807] (2003): Fenomenología del espíritu, decimocuarta impresión. México: Fondo de Cultura Económica.

Husserl, Edmund [1931] (2004): Meditaciones cartesianas, segunda reimpresión. México: Fondo de Cultura Económica.

Flusseri, Edmund [1925] (2001): invitación a la fenomenología. Barcelona: Paidós.

Flusserl, Edmund [1952] (2005): Ideas relativas a una fenomenología pura y una filo­sofía fenomenológica, segunda edición. México: Fondo de Cultura Económica.

Scheler, Max (1969): E/ puesto del hombre en el cosmos. Buenos Aires: Editorial Lo­sada.

Schütz, Alfred [1932] (1993): La construcción significativa del mundo social. Introduc­ción a la sociología comprensiva, primera reimpresión. Barcelona: Ediciones Paidós.

Schütz, Alfred [1962] (1974): El problema de la realidad social. Buenos Aires: Amo­rrortu.

Schütz, Alfred (1974): Estudios sobre teoría social. Buenos Aires: Amorrortu.

Schütz, Alfred; Thomas Luckmann (1973): Las estructuras del mundo de la vida. Bue­nos Aires: Amorrortu. ! |■. .y;. :: .y: r~ y ; • v r::.; 'V.-,"■ . :

Weber, Max [1922] (1997): Economía y Sociedad. Esbozo de sociología comprensiva, primera reimpresión de la segunda edición en español. Colombia: Fondo de Cultura Económica.

V ?*• >' ' .i* f « •> >. V "~ '¿ c b rl 2S. * < * V is.- * •> f " 1 ¡T- * í í „ * -Fuente: Elaboración propia.1.4. Cierre sintético

Lo presentado hasta el momento da cuenta del carácter ambiguo de la Sociología Fenomenológica o al menos de su particular desarrollo. Cuando se habla de So­ciología Fenomenológica, se cita casi exclusivamente a Alfred Schütz, y a Berger y Luckmann como los continuadores de su obra. No puede hablarse de una disciplina con tan pocas aportaciones en lo que respecta al número de autores.Surgen muchas preguntas al respecto. ¿Es la Sociología Fenomenológica una dis­ciplina o sólo un enfoque particular de la filosofía fenomenológica desarrollada por

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Husserl? ¿Por qué ha sido escaso el trabajo empírico realizado desde la Sociología Fenomenológica? Estas y otras cuestiones abren vetas de reflexión interesantes.Por las particularidades de este texto, el centro de interés está en las aportaciones que la Sociología Fenomenológica ha hecho al campo de la comunicación. Los si­guientes apartados abandonan la presentación general de las propuestas sociofeno- menológicas y se centran en los vínculos —reales o posibles— entre este enfoque y la conceptualización de la comunicación.

II. LA SOCIOLOGÍA FENOMENOLÓGICA Y LA COMUNICACIÓN

Las relaciones entre las ciencias sociales y la comunicación pueden leerse de formas muy diversas. Una de ellas, quizá la más legitimada, es la que considera a las cien­cias de la comunicación —en plural— como parte de las ciencias sociales.En términos generales, las ciencias sociales16 tienen como objeto de estudio el conoci­miento de diferentes dimensiones de la vida de los seres humanos que viven en so­ciedades y grupos diversos. Aunque dentro de las ciencias sociales existen múltiples disciplinas, todas ellas coinciden en hacer énfasis o al menos contemplar las dimen­siones temporales de la vida social, la interacción entre sujetos y entre éstos y el entorno. Como lo apuntaba Max Weber, las ciencias sociales tienen como fin explicar y comprender las acciones de los sujetos sin pretensiones de verdades absolutas, es decir, sin apuntar hacia el establecimiento de leyes generales tal y como buscan las ciencias naturales. No es objeto de este texto el discutir esta distinción entre ciencias sociales y naturales. Esta introducción sirve, eso sí, para situar el debate en torno a las relaciones entre la sociología —concretamente su enfoque fenomenológi- co— y la ciencia de la comunicación.Durante la segunda mitad del siglo xx aparecen las llamadas teorías sociológicas contemporáneas. Junto con el funcionalismo estructural de Parsons y Merton, la teo­ría del conflicto de Dahrendorf, la teoría de sistemas de Luhmann y el interaccionis- mo simbólico de Mead, la Sociología Fenomenológica —con Schütz al frente— suele ser considerada una de las principales escuelas sociológicas contemporáneas, Si bien abundan los escritos sobre esta comente de la Fenomenología, y de hecho en español contamos con traducción de gran parte de la obra de Alfred Schütz, es muy pobre —por no decir inexistente— la producción científica en torno a las relaciones entre la Sociología Fenomenológica y la Comunicación. Aunque el propio Schütz habló de la comunicación y la interacción, desde el campo de la comunicación no se han atendido las aportaciones de este autor. O al menos no se han considerado im­portantes para la conceptualización e institucionalización del campo de conocimiento de la ciencia de la comunicación.

16 La Sociología, como ciencia social por excelencia, estudia varios asuntos relacionados con la vida social: la estructura social, los grupos sociales, las instituciones, las relaciones entre poder y autoridad, las clases socia­les, los roles, los procesos sociales y las formas de interacción. La Sociología Fenomenológica podemos decir que se centra sobre todo en los dos últimos tópicos u objetos de estudio.

En la primera parte de este capítulo se presenta la situación “real”, es decir, se explo­ran las relaciones que han existido—legitimadas o no— entre la Sociología Fenome­nológica y las ciencias de la Comunicación (en este caso utilizamos el plural por ser ésta la formulación que goza de mayor legitimidad). Posteriormente, se presentan, a modo de prospectiva, las posibilidades que ofrece la Sociología Fenomenológica como fuente del pensamiento comunicológico; de alguna manera abordaremos el terreno de lo “ideal” no por ser lo ejemplar o deseable, sino por constituirse en un proyecto, en un proceso en construcción, en reflexiones de lo que puede ser y toda­vía no es.

2.1. Sociología Fenomenológica y campo académico de la Comunicación

En este apartado se presentan, en un primer momento, los juicios básicos de la Sociología Fenomenológica en torno al fenómeno de la comunicación, considerada ésta como objeto de estudio u objeto de reflexión. Posteriormente, se exponen algu­nos rasgos de la historia oficial de la fuente histórico-científica Sociología Fenomeno­lógica en el campo de la comunicación con énfasis en los aportes de la Escuela de Chicago y el Interaccionismo Simbólico. Por último, se presentan algunos rasgos específicos de la producción académica en comunicación con el fin de explorar qué tanta presencia tiene la Sociología Fenomenológica en nuestro campo.

2.1.1. Juicios básicos sobre la comunicación en la Sociología Fenomenológica

Aunque en las obras básicas de la Sociología Fenomenológica difícilmente encontra­mos apartados completos dedicados a la comunicación, son muchas las reflexiones que Schütz, Berger y Luckmann hicieron al respecto. En la mayoría de casos, la co­municación aparece vinculada a los conceptos de acción je intersubjetiviidad. A con­tinuación se exponen los principales juicios de esta corriente —con Schütz al frente— sobre la comunicación y temas afines.a. No es posible la comunicación en la esfera trascendental porque toda situación

de comunicación necesita de elementos del mundo natural, del mundo intersub­jetivo de la vida cotidiana. Por tanto, la comunicación es un fenómeno exclusivo del ámbito de significado finito de la vida cotidiana.

b. La naturaleza de la intersubjetividad es el vínculo, es decir, la comunicación, entre semejantes.

c. La posibilidad de comprender a los otros está fundamentada en la existencia de relaciones de mutuo entendimiento y, por tanto, en la existencia de un ambiente común comunicativo. Este ambiente comunicativo se da principalmente en las relaciones cara a cara que permiten la intercambiabilidad de los puntos de vista de los participantes en una determinada interacción.

La sociología fenomenológica como fuente científica histórica de una comunicología posible 77

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d. La comprensión intersubjetiva puede darse en dos situaciones: la primera, cuan­do las acciones se llevan a cabo sin ningún intento comunicativo; la segunda, cuando las acciones suponen un intento comunicativo. Sin proceso comunicativo mediador no se pueden conocer los significados subjetivos a los que tienden las acciones.

e. Para comprender las acciones de los otros por medio de la comunicación es ne­cesario no sólo conocer la materialidad de los mensajes que están siendo comu­nicados, sino también comprender a quién los está emitiendo.

f. La comunicación es el medio por el cual los sujetos superan su experiencia de la trascendencia de los otros, especialmente sus experiencias del mundo. Por me­dio de los signos, el proceso comunicativo permite a los sujetos ser conscientes de los pensamientos de los otros17.

g. La existencia de comunicación depende de una serie de realidades propias del mundo de la vida: el mundo de los objetos físicos y culturales, la existencia de los otros como seres dotados de conciencia, la capacidad de los sujetos de atribuir significados subjetivos a las conductas de los otros, la conciencia de que muchos objetos y fenómenos del mundo de la vida cotidiana tienen el mismo significado para el otro que para uno.

h. Aunque la comunicación es un elemento básico pará la existencia de lá sociedad, Schütz no la considera su elemento constitutivo: “ ...la comunicación ya presu­pone una interrelación social sobre la cual se fundamenta, tal como la relación de sentirse ‘sintonizados’ uno con otro, de estar motivado a dirigirse al otro o a escucharle” (Schütz, 1966: 38).

i. Para que la comunicación sea posible no es sólo necesario que los sujetos com­partan un mundo, sino que tienen que ser capaces de comprender este mundo de una forma similar a como el otro lo comprende.

j. La comunicación es posible con contemporáneos y sucesores, no solamente con los sujetos que Schütz denominó “consocios”. Es decir, existen algunas situacio­nes comunicativas alejadas de la simultaneidad espacio-temporal. Sin embargo, aunque la comunicación no exige la situación de copresencia, sí es necesario que se dé una sincronización de las duraciones de los copartícipes en esa comunica­ción.

k. Existen dos tipos básicos de comunicación entre el comunicador y el intérprete o receptor: aquellos en los que el resultado final de la acción comunicativa le es ofrecido al receptor para que lo interprete, como, por ejemplo, una señal de trá­fico, y aquellos en los que el sujeto participa en el proceso en curso de la acción comunicativa del otro, como, por ejemplo, un discurso o una carta (Martín Algarra, 1993:214).

78 COMUNICOLOGÍA EN CONSTRUCCIÓN

17 Sin embargo, Schütz reconoce que la comunicación completamente exitosa es imposible; porque hay zonas de la vida privada de los otros que son inaccesibles a la conciencia de uno.

I. Sólo son comunicativas las acciones que intentan transmitir un determinado signi­ficado. De ahí que Schütz distinga entre interpretación (comprensión de la acción que el sujeto contempla y a la que asigna el significado subjetivo que el producto o el curso de la acción le presenta), expresión (intención de exteriorizar conteni­dos de conciencia por parte de un individuo, pero sin que exista necesariamen­te otro al que se dirijan estos contenidos) y comunicación (aquí sí ha de existir ese otro al que se destina el mensaje o contenido sea este otro alguien identifica­do o anónimo). Dicho de otro modo, la acción expresiva siempre está orientada hacia el otro, mientras que la acción comunicativa necesariamente pretende ac­tuar sobre el otro.

Todo ello da lugar a la definición básica de la comunicación que elaboró Schütz. Para el autor, la comunicación no es sólo un sistema semántico, sino que implica un “com­partir el flujo de las experiencias del otro en el tiempo interior, este vivir a través de un presente común que constituye la experiencia del ‘nosotros’, que es el fundamento de toda comunicación posible” (Schütz, 1964: 173). Así entonces, la simultaneidad necesaria para que tenga lugar la comunicación se da en el tiempo interior de los sujetos y la situación privilegiada para la existencia de procesos de comunicación la encontramos en la relación-nosotros.

2.1.2. Un apunte sintético sobre la comunicación como acción según la perspectiva sociofenomenológica

La comunicación es una acción que se dirige siempre a otro. Es por ello que la comunicación, como ya se ha dicho anteriormente, sólo puede darse en el marco del mundo de la vida cotidiana. La acción no sólo comunica mensajes, sino que es en ella misma significativa.

Aunque la acción comunicativa se basa en acciones exteriores, fundamentalmente en movimientos corporales, éstos no constituyen estrictamente la comunicación, sino que sólo son su vehículo.La comunicación puede ser definida como una doble acción, ya que consta de dos elementos: una parte de expresión que el otro tiene que interpretar y la efectiva inter­pretación de lo expresado por parte de ese otro. >Todo lo anterior, la comunicación como acción, puede sintetizarse diciendo que la co­municación sólo puede ser concebida si se cuenta con un “tú” al que dirigir nuestros actos expresivos con el fin de que sean interpretados.La última idea pone de manifiesto que la comunicación se comprende nuevamente como sinónimo de interacción. Es interesante la exploración de los conceptos de acción e interacción para comprender la naturaleza sociofenomenológica de la co­municación.

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2.1.3. Breve apunte sobre la historia de la fuente en el campo de la comunicación

Hablar de la historia de la Sociología Fenomenológica en el campo académico de la comunicación nos remite, fundamentalmente, a una escuela: la Escuela de Chicago, y concretamente a los aportes realizados unas décadas más tarde por parte de la corriente del Interaccionismo Simbólico. El predominio de los estudios sobre medios si bien relegó a la Escuela de Chicago a un segundo plano, no debe hacernos perder de vista la importancia de sus aportes a la comprensión de la interacción social (y, por ende, de la comunicación), fundamentales en la constitución de las ciencias de la comunicación.

2.1.3.1. La Escuela de Chicago y sus aportes a la comunicación

Los trabajos de la Escuela de Chicago durante los primeros treinta años del siglo xx

son fundamentales para comprender el desarrollo posterior de corrientes como la so­ciología urbana, la ecología humana y la sociología de la desviación, entre otras. Los investigadores de Chicago se centraron en temas como la pobreza, la inmigración, la integración social de las minorías étnicas, la desorganización de las personalida­des producto del cambio del entorne?, las relaciones entre clases sociales distintas, la marginación y la desviación social. Todos ellos temas surgidos del entorno que la ciudad de Chicago vivía en esa época.La recuperación de los trabajos de los sociólogos George Simmel, William I. Thomas y Robert E. Park, así como de los filósofos George H. Mead y John Dewey, dieron como resultado una escuela que rompió con el pensamiento sociológico anterior erigiéndose como una de las principales inspiraciones de la sociología contempo­ránea. De alguna manera, la sociología de la Escuela de Chicago se convirtió en la alternativa a los estudios funcionalistas —y cuantitativos— desarrollados en Estados Unidos simultáneamente.Hasta 1935, la Escuela de Chicago fue la hegemónica en Estados Unidos. Es en ese año cuando se ve desplazada por las Escuelas de Columbia y Harvard. Algu­nos teóricos consideran que la pérdida de hegemonía se debió a que la Escuela de Chicago se encerró en sí misma, no supo ver y apropiarse de los avances que se estaban dando en Europa y sólo trabajó la ciudad de Chicago (González de la Fe, 2003: 182).Los aportes de la Escuela de Chicago se sitúan en el terreno de lo empírico. De hecho, para sus investigadores, la teoría era sólo un conjunto de hipótesis para la investigación empírica. Fue poca, por tanto, su labor de construcción teórica. Sin embargo, ello no implica que de sus aportes para la comprensión y explicación de lo social no pueda desprenderse un marco conceptual concreto.Aunque dedicamos parte de este apartado a la corriente del Interaccionismo Sim­bólico, es importante primero ver en términos más generales cómo se concibió la interacción en el marco de la Escuela de Chicago. Para ello, es indispensable re­

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ferirnos a la figura de William I. Thomas, quien, influido por los aportes de Charles H. Cooley y John Dewey, es el antecedente más importante del Interaccionismo Simbólico.La idea principal del pensamiento de Thomas (1905) es que todos los hechos so­ciales pueden leerse como manifestaciones de la interacción humana en contextos históricos concretos, y de esta idea se deriva otra: toda acción social es producto de los motivos e intenciones de los actores sociales. Thomas se situó en un enfoque si- tuacional, esto es, comprendió las definiciones individuales de las situaciones18 como unidades que pueden explicar la totalidad de la conducta social. Su interés fue com­prender cómo se comportan los individuos en situaciones específicas. Y para Tho­mas, el individuo siempre actúa hacia las cosas según el significado que éstas posean para él, y este significado viene dado por las interacciones anteriores del su­jeto por todo su proceso de socialización. De ahí que Thomas se sitúe en la tensión de lo individual y lo social, haciendo también importantes aportaciones para lo que conocemos como Psicología social.Otro autor importante es Robert E. Park, pionero de la Ecología Humana. El au­tor definió a la sociología como una ciencia de la conducta colectiva, de ahí que la sociedad fuera considerada como producto de las interacciones entre los indivi­duos que la componen. Su propuesta de Ecología Humana se fundamentó a partir del concepto dé comunidad. Para Park, la comunidad se puede definir a partir de los siguientes elementos: es una población territorialmente organizada más o menos arraigada en el suelo que ocupa y sus unidades individuales viven en relación de interdependencia.

2.1.3.2. El Interaccionismo Simbólico como corriente sociofenomenológica

En este apartado, luego de una breve presentación de los aportes básicos del Inter- accionísmo Simbólico, se sintetizan las principales ideas de dos de los autores más influyentes en la Sociología —tanto general como fenomenológica— del siglo xx:

George H. Mead y Erving Goffman19.La corriente del Interaccionismo Simbólico, surgida en 1938 cuando Herbert Blumer la bautiza con este nombre, parte de la importancia de la comunicación en el desarrollo de la sociedad, la personalidad y la cultura. Las raíces históricas del Interaccionis- mo Simbólico son el pragmatismo y el conductisfno: el primero, por la importancia otorgada a la acción de los sujetos para la existencia de la verdadera realidad; el.

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18 Las situaciones, según Thomas, están compuestas por tres elementos: los valores (objetos sociales rele­vantes a la conciencia del actor son objetivos), las actitudes (posicionamientos preexistentes en el actor con respecto a los objetos sociales son subjetivas) y la definición de la situación (entendimiento que tiene el actor de los valores, las actitudes y las características específicas del entorno).19 Aunque Mead y Goffman podrían haber sido expuestos en los apartados dedicados a la Sociología Fenome­nológica como fuente independiente de la comunicación, se ha considerado más pertinente situarlos en este apartado por sus múltiples aportaciones —más o menos reconocidas— al campo del conocimiento que nos ocupa: la ciencia de la comunicación.

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segundo, que en George H. Mead tomará un carácter social y no psicológico por la preocupación por las conductas empíricamente observables de los individuos.Según este enfoque, el individuo es a la vez sujeto y objeto de la comunicación, en tanto que la personalidad se forma en el proceso de socialización por la acción recíproca de elementos objetivos y subjetivos en la comunicación. Esta considera­ción convierte al Interaccionismo Simbólico en una corriente de pensamiento que se sitúa a caballo entre la Psicología Social (por su énfasis dado a la interacción) y la Sociología Fenomenológica (por la consideración de la interacción como base para la construcción de consensos en torno a las definiciones de la realidad social).La importancia otorgada a la interacción por parte del Interaccionismo Simbólico pue­de sintetizarse en tres puntos importantes:1. El primero, el valor dado a la alienación del sentido de la comunicación cotidiana

y al importante papel que desempeña en la sociedad la empatia, la capacidad de ponerse en el lugar del otro.

2. El segundo punto pone de manifiesto que la realidad social se explica a través de las interacciones de los individuos y los grupos sociales; de esta manera, esta corriente se opone a las ideas del determinismo social.

3. El tercer punto.es el que concierne a la metodología, que en el caso del Interac- cionismo Simbólico se caracteriza por el uso extendido de estudios de caso, por el predominio absoluto de procedimientos inductivos y por el abordaje de la reali­dad en términos microsociales y sincrónicos.

Así entonces, el Interaccionismo Simbólico pone énfasis en la interacción de los individuos y en la interpretación de estos procesos de comunicación en las situa­ciones inmediatas y no presta atención a las estructuras sociales, a los sistemas ideológicos y a las relaciones funcionales, sino al mundo de significados dentro del cual actúan los sujetos.La finalidad principal de las investigaciones que se realizaron desde el Interaccio- nismo Simbólico fue el estudio de la interpretación por parte de los actores de los símbolos nacidos de sus actividades interactivas. La obra clave para comprender las aportaciones de esta corriente de pensamiento es Symbolic Interaccionism, de Herbert Blumer (1968). En ella; el autor establece'las tres premisas básicas sobre las que se sustentan tanto la reflexión teórica como las investigaciones empíricas realizadas desde el Interaccionismo Simbólico, a saber:1. Los humanos actúan respecto de las cosas sobre la base de las significaciones

que estas cosas tienen para ellos, o lo que es lo mismo, la gente actúa sobre la base del significado que atribuye a los objetos y situaciones que le rodean.

2. La significación de estas cosas deriva o surge de la interacción social que un in­dividuo tiene con los demás actores.

3. Estas significaciones se utilizan como un proceso de interpretación efectuado por la persona en su relación con las cosas que encuentra y se modifican a través de dicho proceso.

De estas premisas se extrae que el análisis de la interacción entre el actor y el mundo parte de una concepción de ambos elementoscomo procesos dinámicos y no como estructuras estáticas. Así entonces, se asigna una importancia enorme a la capaci­dad del actor para interpretar el mundo social.

Los aportes de George H. Mead al estudio de la comunicaciónMead es quizá el pensador más relevante en la historia del Interaccionismo Sim­bólico. Su pensamiento se plasmó en la obra Espíritu, persona y sociedad (1968), en la cual se pone de manifiesto la prioridad de lo social, y no lo individual, en el pensamiento del autor. Según el autor, su propuesta fue “explicar la conducta del in­dividuo en términos de la conducta organizada del grupo social en lugar de explicar la conducta organizada del grupo social en términos de la conducta de los distintos individuos que pertenecen a él” (Mead, 1968: 7). Así entonces, lo social puede expli­car lo individual, y no a la inversa.La unidad de análisis básica de la teoría de Mead es el acto20, un concepto que lo acercó más a la propuesta conductista de estímulo-respuesta y que le sirvió a la vez para desmarcarse de la concepción automática e irreflexiva de las respuestas de los actores humanos. Es decir, Mead concibió los estímulos como oportunidades para actuar y no como compulsiones o mandatos que generan respuestas automáticas.A diferencia del acto que implica a una sola persona, el acto social implica a dos o más personas. En él, los gestos ocupan un papel primordial. El autor distinguió los gestos no significantes de los significantes: los primeros son aquellos que tienen lugar de forma instintiva, irreflexiva y automática y se dan tanto en el mundo animal como en el mundo de los seres humanos; los gestos significantes, por su parte, sólo son posibles en el terreno de lo humano, ya que requieren de la reflexión por parte del actor antes de que se produzca la reacción.Sin negar la importancia de los conceptos anteriores, la aportación central de la obra de Mead la encontramos en el self o “sí mismo”, uno de los conceptos de mayor importancia dentro de la corriente del Interaccionismo Simbólico. En términos ge­nerales, el se lf(“sí mismo”) se refiere a la capacidad del considerarse a uno mismo como objeto; el self tiene la peculiar capacidad de ser tanto sujeto como objeto, y presupone un proceso social: la comunicación entre los seres humanos. Es decir, el self permite a las personas participar en situaciones de interacción con otros.El mecanismo general para el desarrollo del self es la reflexión o la capacidad de po­nernos inconscientemente en el lugar de otros y de actuar como lo harían ellos, o lo

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20 Según Mead, el acto está formado por cuatro fases: 1) el impulso, un estímulo sensorial inmediato que ge­nera una reacción del actor a modo de necesidad de hacer algo como respuesta; 2) la percepción, en la que el actor busca y reacciona al estímulo; 3) la manipulación, la acción que el sujeto emprende con respecto al objeto frente al cual reacciona, y 4) la consumación, que implica la comprensión de la acción que satisface el impulso original.

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que es lo-mismo, la condición del self es la capacidad de los individuos de salir “fuera de sí”. Dice Mead (1968: 184-185) que “sólo asumiendo el papel de otros somos ca­paces de volver a nosotros mismos”. Es mediante la reflexión que el proceso social es interiorizado en la experiencia de los individuos implicados en él. Por tales me­dios, que permiten al individuo adoptar la actitud del otro hacia él, el individuo está conscientemente capacitado para adaptarse a ese proceso y para modificar la resul­tante de dicho proceso en cualquier acto social dado.Mead identifica dos aspectos o fases del self: el yo y el mí. La primera fase, e| yo, es la respuesta inmediata de un individuo a otro; es el aspecto incalculable, imprevisible y creativo del self. Las personas no saben con antelación cómo será la acción del “yo”. El yo reacciona contra el mí, que es el conjunto organizado de actitudes de los demás que uno asume.El autor sitúa el surgimiento del self en dos etapas del desarrollo infantil: la etapa del juego y la etapa del deporte. Durante la primera, el niño aprende a adoptar actitudes de otros niños concretos, mientras que en la segunda, el niño ya es capaz de adop­tar el papel de todos los que están involucrados en la situación de interacción. Es en esta segunda etapa donde los niños empiezan a ser capaces de funcionar como grupos organizados.La etapa del deporte contiene uno de los conceptos que más aportan a la compren­sión del self: el otro generalizado. Mead lo concibe como la actitud del conjunto de la comunidad misma que puede ser adoptada por un solo individuo y que permite el desarrollo de su self. De igual forma, la adopción de la actitud del otro generalizado le permite al sujeto pensar de forma abstracta y objetiva, dado que lo hace capaz de evaluarse a sí mismo como los otros lo harían.El último concepto básico de la obra de Mead que interesa resaltar en este texto es el de sociedad. El autor la concibe como un proceso social que precede tanto a la mente como al se/f21 y que constituye el conjunto organizado, de respuestas que adopta el individuo en la forma de “mí”. En términos más concretos, Mead define a las instituciones sociales como las respuestas o los hábitos vitales de la comunidad. Es decir, el autor afirma que toda comunidad —institución— actúa hacia el individuo de forma idéntica y le sirve a éste para controlarse en sociedad. La educación es el proceso mediante el cual los hábitos comunes de la comunidad pueden ser interiori­zados por los actores sociales.Para sintetizar, se puede decir que la principal aportación de Mead a la conceptua- lización de la comunicación se encuentra en el concepto de self. Como se ha dicho anteriormente, el self presupone procesos de comunicación entre sujetos, permite a los sujetos interactuar. En este sentido, es mediante el self que los sujetos pueden

21 De ahí que Eilsworth Faris, estudioso de la obra de Mead, considerara que el orden conceptual de la obra Espíritu, persona y sociedad fuera de algún modo erróneo: “no el espíritu y luego la sociedad; sino la sociedad primero y luego los espíritus que surgen con esa sociedad (...) es éste el orden que él [Mead] hubiera estable­cido” (citado en Millar, 1982: 2).

participar de situaciones de interacción, en las que son capaces de ponerse en el lugar de otros, y de verse a sí mismos desde el punto de vista de los otros.

Los aportes de Erving Goffman al estudio de la comunicaciónEn los años sesenta y setenta destaca la obra de Erving Goffman (1922-1982), co­nocida por su extraordinaria minucia descriptiva, vertebrada por la idea de que la interacción social agota su significado social más importante en la producción de apariencias é impresiones de verosimilitud de la acción en curso. En Goffman (1972), la sociedad se muestra como una escenificación teatral en que la vieja acepción grie­ga de “persona” recobra plenamente su significado. El modelo planteado por Erving Goffman recibió el nombre de enfoque dramático o análisis dramatúrgico de la vida cotidiana, y puede sintetizarse a partir de tres consideraciones básicas:• En primer lugar, permite comprender tanto el nivel macro (institucional) como el

micro (el de las percepciones, impresiones y actuaciones de los individuos) y, por tanto, el de las interacciones generadas y generadoras de la vida social; en este sentido, destaca el importante papel asignado a la interacción —a la comunica­ción— en la formación de la vida social.

• En segundo lugar, el poder interpretativo de este modelo tiene como límites el de los mundos culturales análogos al de las sociedades anglosajonas.

• Por último, Goffman lleva su reflexión sobre la interpretación dramática hasta sus últimas consecuencias y retoma los elementos esenciales de su análisis para acercarse al problema del individuo. Es decir, lleva a la práctica el principio dialéc­tico que establece la relación y el enriquecimiento entre cada una de las fases de la investigación y, aplicando el conocimiento sobre los dos primeros niveles, logra explicar elementos de las actuaciones individuales inicialmente no definidos.

Las ideas anteriores, así como las que se presentan a continuación, se encuentran expuestas en la obra básica de Erving Goffman, sin duda la que le dio mayor recono­cimiento a su trabajo: La presentación de la persona en Iq vida cotidiana (1972).Para el autor, el self no es una posesión del actor, sino más bien el producto de la interacción dramática entre el actor y la audiencia, motivo, por el cual puede ser des-^ truido durante la representación. Según Goffman, en circunstancias normales, a los actores se les asigna un self firme y estable que en la mayoría de los casos permite que las interacciones triunfen, sean eficaces. tEn el marco de su modelo dramatúrgico, de su analogía teatral, Goffman comenta que existen fachadas, esto es, partes del escenario que funcionan regularmente de un modo prefijado con el fin de definir la situación. Dentro de la fachada, se pueden distinguir el medio (escenario físico que rodea a los actores de una interacción) y la fachada personal (las partes escénicas que la audiencia identifica con los actores y que espera que lleven en el escenario).Uno de los elementos más decisivos de la obra de Erving Goffman, y que sin duda se relaciona con los conceptos anteriores, fue su conceptualizáción del “ritual”. Desde

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su perspectiva, más que un suceso extraordinario, el ritual es parte constitutiva de la vida diaria del ser humano, por lo que se puede decir que la urdimbre de la vida coti­diana está conformada por ritualizaciones que ordenan nuestros actos y gestos cor­porales. En este sentido, los rituales aparecen como cultura encarnada, interiorizada, cuya expresión es el dominio del gesto, de la manifestación de las emociones y la capacidad para presentar actuaciones convincentes ante otros. Las personas mues­tran sus posiciones en la escala del prestigio y el poder a través de una máscara expresiva, una “cara social” que le ha sido prestada y atribuida por la sociedad y que le será retirada si no se conduce del modo que resulte digno de ella; las personas interesadas en mantener la cara deben cuidar que se conserve un cierto orden ex­presivo (Goffman, 1972).Del concepto de ritual propuesto por Goffman se derivaron dos ideas importantes. La primera, la de relacionar a los rituales con el proceso de comunicación, pues los rituales se ubican en la categoría de actos humanos expresivos, en oposición a los instrumentales. Además de ser un código de conducta, el ritual es un complejo de símbolos, pues transmite información significativa para otros. La segunda idea consiste en relacionar a los rituales con los movimientos del cuerpo en el sentido de que la ritualización actúa sobre el cuerpo produciendo la obligatoriedad y asimilación de posturas corporales específicas en cada cultura.Como se puede observar, todas las aportaciones de Goffman se pueden enmarcar en su concepción de la interacción. Su unidad de análisis, al igual que en Mead, fue­ron los grupos y no los individuos considerados de forma independiente. Los grupos, o equipos, como los llamó Goffman, actúan de forma cooperativista en rutinas de representación. Interactúan, pues, confiando los unos en los otros y siendo conscien­tes de su participación en el acto “teatral” en la situación de interacción.Los cuatro principios de la interacción cara a cara que emergen de la propuesta de Goffman son, atendiendo al análisis de Manning (1992), los siguientes:1. Los interactuantes deben saber cómo conducirse en las situaciones sociales, es

decir, deben hacer lo que se espera de ellos, lo adecuado para tal situación de interacción.

2. Las personas se deben implicar de forma apropiada en las situaciones sociales de interacción en las que participan.

3. Cuando interactúan con desconocidos, las personas deben mostrar un grado apropiado de desatención cortés.

4. Los sujetos que interactúan deben ser accesibles a los demás para que la interac­ción se mantenga, no se rompa.

En otra de sus obras básicas, Frame Analysis (1974), Goffman establece los princi­pios del análisis estructural y se centra en el estudio de las pequeñas estructuras de la vida social. Sin embargo, el autor fue más allá de las situaciones cotidianas e in­tentó encontrar sus estructuras invisibles. Estas estructuras son definidas por Snow (1986: 464) como

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esquemas de interpretación que permiten al individuo localizar; percibir, identi­

ficar y etiquetar ocurrencias en su espacio, vital y en el mundo en general. Al dar

significado a los eventos u ocurrencias, la estructura se pone en marcha para orga­

nizar la experiencia y guiar la acción, sea individual o colectiva.

Toda la propuesta dramatúrgica de Goffman puede ser leída en términos comunicati­vos. De hecho, el modelo provee de categorías de análisis para abordar situaciones de interacción cotidianas. De ahí la importancia de Goffman para el estudio de la comunicación, tanto verbal como no verbal, en situaciones cotidianas.

Síntesis de aportes y juicios básicos del interaccionismo Simbólico

Como se ha podido observar, el Interaccionismo Simbólico es una corriente que re­toma elementos de corte psicosocial por un lado y consideraciones más sociológicas por otro que pueden inscribirse en las reflexiones de la Sociología Fenomenológica. El modelo dramatúrgico, los conceptos de ritual, situación, encuentro, marco (frame), máscara social, sí mismo y yo espejo, entre otros, son algunas de las herencias básicas que esta corriente de pensamiento ha dejado para los posteriores análisis y acercamientos a la interacción social, y por ende a la comunicación, como base de la construcción de la sociedad.De la Psicología Social se retoma principalmente la necesidad de estudios que to­men en cuenta tanto al individuo como a los procesos sociales, mientras que de la Sociología Fenomenológica, además del interés por el análisis de la vida cotidia­na, se recupera la idea de la intersubjetividad como proceso mediante el cual se construye la vida social. Por ser esta última la fuente científica histórica que nos inte­resa, nos detendremos un momento para sintetizar los principales juicios sociofeno- menológicos que pueden contribuir al estudio de la interacción y la comunicación:

1. La comunicación es el proceso esencial de construcción de la vida social.2. Por medio de la comunicación, los sujetos interactúan, y por medio de la interac­

ción, construyen significaciones en torno al mundo de la vida cotidiana.3. La intersubjetividad es interdependiente de la interacción.4. Cualquier acción social requiere de comunicación para ser realizada.5. La interacción requiere de la capacidad de los seres humanos de ponerse en el

lugar de otros.

Los puntos anteriores ponen de manifiesto la importancia otorgada a la interacción por parte del Interaccionismo Simbólico. Sintetizando lo anterior, se puede decir que sin interacción social no puede haber vida social en tanto ta interacción es el proceso que posibilita a los sujetos sociales significar el mundo que los rodea. Se establece, por tanto, una relación de interdependencia entre la interacción, la realidad social y los significados que los sujetos atribuyen a ésta.

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8 8 COMUNICOLOGÍA EN CONSTRUCCIÓN

2.2. La presencia de la Sociología Fenomenológica en el campo académico de la comunicación

Para ver qué tanta importancia le ha sido otorgada a la Sociología Fenomenológica en el campo de la comunicación empezaremos por analizar la presencia de esta disciplina en algunos manuales de teorías de la comunicación. Partiremos de un trabajo realiza­do con anterioridad (Rizo, 2005)22 para dar cuenta de ello. El objetivo de este análisis previo fue determinar cómo aparecen nombrados los distintos enfoques teóricos en co­municación en los manuales tomados como objeto de estudio. A efectos de este texto, se considerarán sólo los resultados vinculados con la presencia de la Sociología Feno­menológica en estas obras. Los manuales objeto del análisis fueron los siguientes:

Fisura 4. Manuales de teorías de la comunicación

Toussaint, Florence (1975): Crítica de la información de masas. México: Trillas.

Smith, Alfred G. (comp.) (1976): Comunicación y Cultura, 3 vols. Buenos Aires: Nueva Visión.

Paoli, J. Antonio (1977): Comunicación e información. Perspectivas teóricas. México: Trillas. .

Moragas, Miquel de; (1981): Teorías de la Comunicación de Masas. Investigaciones sobre medios en América y Europa. Barcelona: Gustavo.Gili.

Corral Corral, Manuel (1986): La ciencia de la comunicación en México. Origen, des­arrollo y situación actual, México: Trillas.

Wolf, Mauro (1987): La investigación de la comunicación de masas. Crítica y perspec­tivas. Buenos Aires: Paidós.

Rodrigo, Miquel (1989): Los modelos de la comunicación. Madrid: Tecnos.

McQuail, Denis (1991): Introducción a la teoría de la comunicación de masas. Barce­lona: Paidós.

Lazar, Judith (1996): La ciencia de la comunicación. México: Publicaciones Cruz.

Lozano, José Carlos (1996): Teoría e investigación de la comunicación de masas. México: Alambra.

Miége, Bernard (1996): El pensamiento comunicacional. México: Universidad Ibero­americana.

Mattelart, Armand; Mattelart, Michéle (1997): Historia de las teorías de la comunica­ción. Barcelona: Paidós'.

Rodrigo, Miquel (2001): Teorías de la comunicación, Ámbitos, métodos y perspectiva. Barcelona: Universidad Autónoma de Barcelona.

Torrico Villanueva, Erick (2004): Abordajes y períodos de la teoría dé la comunicación. Buenos Aires: Norma.

Igartúa, Juan José; María Luisa Humanes (2004): Teoría e investigación en comuni­cación social. Madrid: Síntesis.

22 Rizo, Marta (2005) “La Teoría en el campo académico de la comunicación. Análisis de manuales de teoría de la comunicación desde la propuesta de la Comunicología Posible”, en Lenin Martell; Marta Rizo y Aimée Vega (eds.) (2005) Políticas de comunicación social y desarrollo regional en América latina, México: AMIC-UACM, pp. 179-216.

Los criterios para la selección de las obras anteriores se pueden resumir como sigue: se trata de obras que se pueden considerar manuales, esto es, libros de divulgación más que de construcción científica; en todos los casos son obras cuyo idioma original o de traducción sea el español; en tercer lugar, como compilaciones, todos los libros presentan un panorama amplio de las teorías de la comunicación, es decir, no expo­nen únicamente una teoría, sino varias. Relacionado con lo anterior, las obras selec­cionadas presentan revisiones históricas, o lo que es lo mismo, exponen varias de las teorías de la comunicación que se han ido desarrollando a lo largo de varias décadas23; en la mayoría de los casos, se trata de obras que han tenido cierta pre­sencia en el campo académico de la comunicación en México, algo que puede obser­varse si se revisan las bibliografías de las materias de teorías de la comunicación en varios planes de estudio de universidades mexicanas24. Otro criterio ha sido el que íos libros hayan sido publicados por editoriales con una distribución más o menos importante en México y América Latina; y, por último, se han seleccionado algunas de las obras más actuales en materia de teoría de la comunicación, la de Torrico Villanueva (2004) y la de Igartúa y Flumanes (2004).En los manuales seleccionados, la Sociología Fenomenológica aparece muy poco referenciada aun cuando esta disciplina aborda todo lo relacionado con la interac­ción, con el concepto de intersubjetividad al centro. El campo académico de la comu­nicación ha dejado a un lado estos temas, nuevamente por centrar su atención en la difusión, en los medios. En lo que se refiere a las formas de nombrar a las teorías de la comunicación que ponen énfasis en la Sociología Fenomenológica, nos en­contramos ante un panorama muy pobre. Sólo cuatro.de los quince manuales anali­zados hacen alguna referencia a algo que tenga que ver con la propuesta de la So­ciología Fenomenológica. En el libro de Miége (1996) se cita a la Etnometodología; también aparece esta misma nomenclatura en el libro de Mattelart (1997), en el cual los autores también se refieren a la Teoría de la Acción Comunicativa de Flabermas, que de alguna manera puede considerarse deudora de la Sociología Fenomenológi­ca. El tercer libro con referencias a la fuente que nos ocupa es el de Miquel Rodrigo (2001), donde nuevamente aparece la Etnometodología yidonde se expone también la aportación interaccionista del Interaccionismo Simbólico. Por último, la obra de Igartúa y Flumanes (2004) se refiere brevemente a la Etnometodología.Como se puede ver, salvo los casos en los que se hace referencia a la Teoría de la Acción Comunicativa y al Interaccionismo Simbólico, en la mayoría de manuales la Sociología Fenomenológica queda reducida a ló que se denomina Etnometodolo­gía, que estrictamente no constituye una propuesta sociofenomenológica, al menos

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23 Por la juventud misma del campo, las obras en su mayoría abarcan el período que va de la década de los setenta hasta el momento actual.24 Autores como Héctor Gómez (1990) y Jesús Galindo (2005) tienen trabajos de revisión bibliográfica de planes de estudio de comunicación en México.

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90 COMUNICOLOGÍA EN CONSTRUCCIÓN

en lo que concierne a la construcción teórica. Por la presencia relativamente notoria de este enfoque metodológico, es importante dedicar uno o dos párrafos a sus par­ticularidades.La Etnometodología, cuyo exponente principal es Harold Garfinkel, se centra en la forma mediante la cual las personas enfrentan las situaciones de la vida diaria. En la Etnometodología, el término “etno” hace referencia a la disponibilidad que un su­jeto tiene de conocimientos de sentido común sobre su sociedad. Se puede definir a la Etnometodología como el estudio de los modos en que se organiza el conoci­miento que los individuos tienen de los cursos de acción normales, de sus asuntos habituales, de los escenarios acostumbrados. Dicho de otra forma, es el estudió de los conocimientos de sentido común (dados por descontado) que los sujetos usan en las prácticas cotidianas, de los métodos o estrategias empleadas por las personas para construir, dar sentido y significado a sus prácticas sociales cotidianas. En este sentido, la Etnometodología “reserva para las actividades más comunes de la vida cotidiana la atención normalmente concedida a los sucesos extraordinarios” (Gar­finkel, 1967), es decir, trata a los hechos sociales como realizaciones. En aquello que normalmente se ve como cosas, datos o hechos, el etnometodólogo ve, y trata de ver, los procesos mediante los cuales se crean y sostienen de manera constante las características de escenarios socialmente organizados (Pollner, 1974).Su relación con la Sociología Fenomenológica se encuentra en la pregunta básica que la sustenta. Esto es, la Etnometodología no se pregunta si existe el mundo, sino “¿cómo puedo saber que existe un mundo social compartido con y por los demás?” (Skidmore, 1975). También comparte con la Sociología fenomenológica el énfasis dado a las situaciones de la vida cotidiana, aunque la Etnometodología no construye en términos teóricos su propuesta, sino más bien en términos de estrategias meto­dológicas. En síntesis, “el tema crucial de la Etnometodología (...) es el análisis de los modos comunes en que los individuos hacen racionales y explicables sus expe­riencias de todos los días. En otras palabras, la Etnometodología es una sociología de la vida cotidiana” (Filmer et al., 1972: 217). O como afirma Gidlow (1972: 396), “la moraleja que nos ofrece la Etnometodología es la de volver a la tierra y alcanzar una más completa comprensión del ‘mundo dado por descontado’, evitando así la tendencia a erigir vastos edificios sociológicos”.Cambiando de rubro, para el caso concreto del campo académico de la comunica­ción en México, se ha empleado la estrategia de revisar la presencia de la Sociología Fenomenológica en las obras referenciadas en el Catálogo de Ciencias de la Comu­nicación (CC-DOC)25 del Consejo Nacional para la Enseñanza y la investigación de las Ciencias de la Comunicación (CONEICC). El panorama es desalentador, confir­ma el vacío, la inexistencia de algo que tenga que ver con la Sociología Fenomeno-

25 El catálogo CC-DOC se encuentra disponible en la página http://ccdoc.iteso.mx/.

lógica en el campo de la comunicación en México. Para la búsqueda se utilizaron los siguientes descriptores: intersubjetividad, intersubjetivo, intersubjetiva, fenomenolo­gía, fenomenológico, fenomenológica y mundo de la vida. En total, se encontraron diez textos con alguna referencia a alguno de estos conceptos, lo cual no asegura, por cierto, su relación con la Sociología Fenomenológica. Vale la pena señalar algu­nos autores y artículos encontrados:. Tania Rodríguez, de la Universidad de Guadalajara, en “El itinerario del concepto

de mundo de la vida. De la fenomenología a la teoría de la acción comunicativa” (1996), presenta la relación conceptual entre la fenomenología social y la teoría de la acción comunicativa. Se trata de un texto casi único en el campo académico en México y vale la pena señalar que la autora es socióloga.

• Marta Rizo, de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, en “Comunicolo- gía, Psicología Social y Sociología Fenomenológica. Exploraciones teóricas para la conceptualización de la interacción y la comunicación” (2005), presenta una re­visión conceptual de estas dos fuentes histórico-científicas de la comunicología y sus aportes a la comprensión de la interacción. El texto se inscribe en los trabajos del Grupo hacia una Comunicología posible (GUCOM).

• Alejandro M. Sanders Romero, en “Amor y comunicación (Fenomenología de la comunicación)” (1979), plantea el amor como fundamento de la comunicación hu­mana.

En otros casos, como en los textos de Aguirre (2003) y De la Torre (1997), nos en­contramos con referencias a la Fenomenología como una actitud que el investigador despliega o adopta durante el trabajo de campo. Se nos habla de la Fenomenología como acercamiento metodológico a determinadas situaciones de la vida cotidiana, pero en sentido estricto no se toma a la Sociología Fenomenológica como marco de referencia, ni teórico ni metodológico, para el abordaje de las investigaciones.Si bien es cierto que el catálogo CC-DOC no incluye todos los textos que se publican en México, sí nos da una visión general acerca de la producción académica en co­municación. Y como se ha podido ver, la presencia de la Sociología Fenomenológica es casi mínima en México. Al menos de forma explícita.

2.3. Cierre sintético v

Hay poco que decir acerca de la relación entre Sociología Fenomenológica y cam­po académico de la comunicación, al menos si tomamos en cuenta la situación oficial actual del mismo, en el que, como se ha podido ver, la presencia de la Sociología Feno­menológica en el campo académico de la comunicación es casi nula, es decir, no exis­ten textos con presencia campal —“famosos”— asociados a la Fenomenología. Las únicas excepciones podrían ser la obra de Mead (1968) y ’Goffman (1959) por un lado y la compilación de Yves Winkin (1984), La nueva comunicación, por el otro. Los dos primeros autores, como ya se ha dicho anteriormente, no han tenido una presen­cia campal tan notable como se podría esperar por sus aportes a la comunicación.

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Y los artículos contenidos en la obra de Winkin, si bien pueden leerse en algún sen­tido como aportes cercanos a las premisas de la Sociología Fenomenológica, se ha considerado más bien como ilustradores de las propuestas sistémicas y cibernéticas de la Escuela de Palo Alto26.En el contexto del campo de la comunicación mexicano y latinoamericano, la situa­ción no es muy diferente: no hay textos relevantes con énfasis en la fenomenología. El texto de Eduardo Vizer (2003) es quizá el único que pone en el centro la reflexión fenomenológica .para el abordaje de la comunicación y la construcción de sentidos sobre lo social. Sin embargo, este texto no puede considerarse como básico o rele­vante tomando en cuenta su desafortunadamente escasa presencia y fama dentro de nuestro campo.Lo anterior puede leerse como una paradoja, ya que la comunicación ocupa un lugar central en la reflexión sociofenomenológica; es comprendida como fundamento de la socialidad, como eje básico de la constitución de la vida social, como acción, etc. En el siguiente capítulo abordaremos las posibilidades que ofrece el diálogo entre la Sociología Fenomenológica y la Comunicología.

III. LA SOCIOLOGÍA FENOMENOLÓGICA Y LA COMUNICOLOGÍA POSIBLE. APUNTES PARA UNA LECTURA PROSPECTIVA

Una vez presentados los elementos característicos de ía Sociología Fenomenológi­ca como fuente independiente de la comunicación, así como las relaciones básicas conceptuales entre esta fuente y la comunicación en un sentido general y su pre­sencia en el campo académico “oficial” de la comunicación, se está en condiciones de presentar algunos apuntes y vetas de reflexión para explorar las posibilidades de la fuente histórica científica Sociología Fenomenológica en el proyecto de construc­ción de una ciencia de la comunicación, la Comunicología. Así entonces, después de presentar brevemente las características de la fuente dentro de la propuesta del Grupo hacia una Comunicología posible (GUCOM), se desarrollan sus posibilidades teóricas en el marco de la construcción de la Comunicología.

3.1. La Sociología Fenomenológica en la propuesta del Grupo hacia una Comunicología posible (GUCOM)

La primera propuesta de trabajo del GUCOM incluye la revisión de siete fuentes histó­ricas científicas, las mismas que deben permitir reconstruir la historia del pensamiento comunicológico. Estas fuentes son las siguientes: Sociología funcionalista, Sociología crítico-cultural, Sociología Fenomenológica, Psicología Social, Economía Política, Ci­

92 COMUNICOLOGÍA EN CONSTRUCCIÓN

26 De la compilación de Winkin (1984), sobre todo nos parece relevante la referencia a Erving Goffman, un autor que ha sido ubicado en distintos enfoques. Para el proyecto de Comunicología, Goffman es importante al menos en tres fuentes históricas científicas: la Psicología Social, la Cibernética —por su estrecho vínculo con la Escuela de Palo Alto— y la que nos ocupa en este texto, la Sociología Fenomenológica.

bernética y Semio-lingüística27. Jesús Galindo, en una síntesis de la propuesta de reconstrucción histórica a posterior^ habla de la existencia de tres grandes grupos de fuentes: las Ciencias Sociales, que incluirían a las tres sociologías, la psicología social y la economía política; las Ciencias del lenguaje, representadas por la semio- lingüística, y, por último, las Ciencias del Control, con la cibernética. Esta hipótesis de trabajo confirma el carácter sociocéntrico de las Ciencias de la Comunicación alo largo de la historia.Según Jesús Galindo, la Sociología Fenomenológica es la fuente menos desarrolla­da en América Latina, con mucha diferencia, con respecto a las otras fuentes. Dice el autor que esta fuente

tiene su fundaijiento en la comprensión y la significación de los fenómenos sociales siguiendo a la guía hermenéutica por una parte y a la filosofía fenomenológica por la otra. Sus representantes provienen del mundo del pensamiento humanístico alemán. Los más cercanos a la comunicación son los miembros de la Escuela de Chicago, como Mead, y los miembros de la universidad invisible, como Goffman. Trabajan sobre todo con la interacción como trama constructiva comunicacional de lo social (Galindo, 2005: 554-557).

En algunos trabajos anteriores (Rizo, 2004, 2005) se han desarrollado propuestas para relacionar la Sociología Fenomenológica y la comunicación dentro del progra­ma de trabajo del GUCOM. Concretamente, se han explorado las características generales de la fuente, que ya han sido expuestas en este texto, y, más importante, se ha presentado una propuesta para leer a la dimensión de la Interacción desde los aportes de esta fuente histórico-científica de la comunicología.En el siguiente apartado se presenta una síntesis general de esta lectura de la inter­acción desde la Sociología Fenomenológica para posteriormente explorar la pre­sencia de esta fuente en el trabajo biblioteconómico desarrollado por el GUCOM y plasmado en la obra Cien libros hacia una comunicología posible. Ensayos, reseñas y sistemas de información (Galindo, Karam y Rizo, 2005).

3.1.1. La dimensión comunicológica de la interacción y la Sociología Fenomenológica

En el proyecto del GUCOM, la interacción se define como la dimensión comuni­cológica, que “consiste en la comprensión y estudio de la figura de los sistemas de comunicación. És decir, la vida comprendida,»percibida y vivida como relacio­nes que se mueven y son movidas por su acción recíproca y con otras relaciones. Cercana de la Sociología Fenomenológica, de la Cibernética, de la Psicología So­cial” (Galindo, 2005: 557-558). Como se puede observar, es hipótesis de trabajo del

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27 Actualmente, la fuente Sociología crítico-cultural se divide en Sociología Crítica y Sociología Cultural; y lo mismo sucede con la fuente Semio-lingüística, que en la propuesta actual aparece separada en dos fuentes: Lingüística y Semiología. Ello da lugar a un programa de revisión de nueve fuentes, las que estructuran la obra colectiva en la qué se encuentra el presente texto.

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GUCOM la exploración de la Sociología Fenomenológica para la conceptualización de la interacción, así como la Psicología Social y la Cibernética, fuentes que dan lugar a dos capítulos de este libro colectivo.Para la Sociología Fenomenológica, el individuo es un actor social que reproduce su contexto social a partir de sus interacciones cotidianas. La reflexión se centra en las relaciones intersubjetivas bajo el ángulo de la interacción y se otorga un rol relevante a los elementos de negociación y de comunicación en la construcción social de los referentes de sentido que posibilitan el diálogo, negociación y/o conflicto en cualquier encuentro o situación de interacción humana.Abordar la interacción desde la Sociología Fenomenológica implica, en primer lu­gar, hablar de la relación entre el yo y el otro. Esta relación dialéctica no se inscribe en la reflexión de corte más antropológico de construcción de las identidades y las alteridades, sino que más bien se toma como punto de partida para la construcción social de la realidad. En concreto, esta dialéctica se sitúa en el debate en torno a la intersubjetividad como principio básico del mundo social. Como afirma Schütz:

al vivir en el mundo, vivimos con otros y para otros y orientamos nuestras vidas hacia ellos. Al vivenciarlos como otros, como contemporáneos y congéneres, como predecesores y sucesores, al unirnos con ellos en la actividad y el trabajó común, influyendo sobre ellos y recibiendo a nuestra vez su influencia, al hacer todas estas cosas comprendemos la conducta de los otros y suponemos que ellos comprenden la nuestra (Schütz, 1979: 39).

La interacción en el mundo se da, por tanto, en el plano de la intersubjetividad, lo cual implica, para la Fenomenología, la cualidad de las personas de ver y oír fenomeno- lógicamente. Estas acciones constituyen las dos formas de relación por excelencia con el mundo. Y el habla, como principal canal de comunicación, es consecuen­cia de ellas. Es a partir del ver y el oír que se forma el sentido, desarrollado a través de los diálogos y las interacciones. Ello se explica por el hecho que la interpreta­ción de lo social, en términos colectivos, tiene como telón de fondo a las influencia que las acciones de las personas tienen en los demás. Dicho de otra forma, “nuestra capacidad de interpretar y la mera presencia dentro de un contexto social nos pon ante los demás en la doble posición de actores y observadores” (Vizer, 2003: 188). Eduardo Vizer habla de la situación “de espejo” para poner de manifiesto la relación que existe entre los sujetos que se encuentran e interactúan.Por^todo ello, se puede decir que la interacción —y la comunicación como su materi prima— instituye la realidad social, le da forma, le otorga sentidos compartidos nivel de los objetos (dimensión referencial), a nivel de las relaciones entre los ha­blantes (dimensión interreferencial) y a nivel de la construcción del propio sujeto en tanto individuo social (dimensión autorreferencial) (Vizer, 1982)28. Estos tres niveles

28 Citado en Vizer (2003:191).

se ponen de manifiesto en cualquier situación comunicativa, es decir, en cualquier situación se habla de algo, se establecen relaciones entre quienes están hablando y la personalidad de éstos tiene fuertes implicaciones en la relación de interacción dada.Además de la intersubjetivdad, como concepto central de la reflexión sociofenome- nológica en torno a la interacción, es también importante la percepción, comprendida como “un proceso de interacción entre el individuo y la sociedad a la que pertenece” (Hernández, 2000: 92). Interactuar y percibir son dos actividades que van estrecha­mente ligadas. Sin ellas, el sujeto social no existe. Así lo consideran Berger y Luck- mann en la siguiente afirmación:

No puedo existir én la vida cotidiana sin interactuar y comunicarme continua­mente con otros. Sé que otros también aceptan las objetivaciones por las cuales este mundo se ordena, que también ellos organizan este mundo en torno de aquí y ahora, de su estar en él, y se proponen actuar en él. También sé que los otros tienen de ese mundo común una perspectiva que no es idéntica a la mía. Mi aquí es su allí (...). A pesar de eso, sé que vivo en un mundo que nos es común. Y, lo que es de suma importancia, sé que hay una correspondencia entre mis significados y sus significados en este mundo (Berger y Luckmann, 1993: 40-41).

La creación del consenso en torno a los significados de la realidad social es, pues, resultado de las interacciones de las que participan los sujetos en la vida cotidiana.Así, el mundo de la cotidianidad es sólo posible si existe un universo simbólico de sentidos compartidos, construidos socialmente y que permiten la interacción entre subjetividades diferentes. Ramón Xirau sintetiza esta idea: “Cuando percibo a ‘otro’ lo percibo como un ser encarnado, como un ser que vive en su cuerpo, es decir, como un ser semejante al mío, que actúa de manera semejante a como actúo y que piensa de manera semejante a la manera en que pienso” (Xirau, 2002: 436-437). El mismo autor afirma que “el mundo de los hombres está'así hecho de seres en co­municación que se perciben unos a otros como semejantes porque comparan al otro con ellos mismos” (Xirau, 2002: 437). LEn conclusión, para la Sociología Fenomenológica, la subjetividad está inevitable­mente presente en cualquier acto de comunicación, pues éste parte de las perspecti­vas divergentes de los participantes en el acto. Sin interacción no existen los sujetos sociales dado que la construcción de sentidos compartidos sobre la realidad social requiere, inevitablemente, de la interacción.

3.1.2. Objetos de estudio y problemas básicos de la Sociología Fenomenológica como fuente histórico-científica de la Comunicología

A partir de los comentarios anteriores, y en un intento de sistematizar u ordenar las posibilidades dé la fuente Sociología Fenomenológica en la construcción de una Co­municología posible, se pueden enlistar los siguientes objetos y problemas básicos:

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96 COMUNICOLOGÍA EN CONSTRUCCIÓN

La construcción de consensos en situaciones de la vida cotidiana.Los elementos que facilitan el diálogo y la negociación en situaciones comunicati­vas interpersonales.Los elementos que obstaculizan el diálogo y la negociación de significados en situaciones comunicativas interpersonales.La diferencia entre expresión, interpretación y comunicación y su objetivación en situaciones de interacción concretas.La puesta en escena de los repertorios de conocimiento disponibles (y su objetiva­ción) en situaciones interpersonales.La importancia de la comunicación en la construcción de subjetividades individua­les y colectivas.

3.2. Evaluación general de la fuente

Para realizar una evaluación general de la fuente, que como se ha visto puede dar lugar a muy pocos juicios dada la escasa presencia de la fuente en el campo de la comunicación, se ha tomado como unidad de análisis el trabajo de revisión y sis­tematización bibliográfica realizado en el libro Cien libros hacia posible (Galindo, Karam y Rizo, 2005).En este trabajo, de los ciento cuarenta libros reseñados, sólo dos se ubicaron en la fuente Sociología Fenomenológica, y en ambos casos se trata de libros originaria­mente escritos en idioma distinto al español. Se trata de la obra de Erving Goffman La presentación de la persona en la vida cotidiana (1971) y la de George H. Mes Espíritu, persona y sociedad (1968). Los dos libros gozan de una cierta legitimid: en el campo académico de la comunicación, aunque la hipótesis del GUCOM es que no han sido trabajados de forma rigurosa y su efecto en el campo —en sus objetos y problemas básicos— ha sido casi insignificante.La obra de Goffman aborda el modelo dramatúrgico de la interacción y surgió: fuera del campo de la comunicación —en concreto, fue mayormente reconocí dentro del campo de la Sociología— Esta obra es importante para la dimensi' comunicológica de la interacción y progresivamente se fue convirtiendo en un bro clásico de los estudios que ponen el acento en los sistemas de comunicad' humanos. Junto con las obras de Mead y de los autores de la Escuela de Pa Alto, esta obra contribuyó a ampliar el espacio conceptual de la dimensión de la interacción, y en este sentido, puede considerarse como un organizador dent de la propuesta de la Comunicología posible.Goffman es un clásico de la Sociología Fenomenológica. Siendo ésta una de I fuentes que goza de menor presencia en el campo de la comunicología mexican' podemos decir que actualmente la obra de este autor no es muy tomada en cuenta en el campo. Sí lo fue, sin embargo, en los años setenta, cuando se consideró que la psicología social y la fenomenología eran las grandes disciplinas para abordar la co­municación. El predominio de los estudios sobre difusión ha hecho que obras cor

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éstas, centradas en procesos de comunicación interpersonal, no se tomen en conside­ración en el desarrollo de los planes curriculares y los programas de investigación de jas universidades.Igual que en encaso de Goffman, la obra de Mead Espíritu, persona y sociedad fue escrita desde fuera y para fuera del campo de la comunicación, teniendo una mayor aceptación en la sociología y, sobre todo, en la psicología social. Para Jesús Galindo (2005: 372), “la Comunicología sería impensable sin las aportaciones del interaccio- nismo simbólico y sin Mead”. La interacción es la dimensión central de la comunica­ción y éste es un libro que, precisamente, presenta un esquema y un programa de trabajo sobre la interacción. El reconocimiento de esta obra en el campo académico de la comunicación es escaso, incluso está menos trabajado que el de Goffman. Qui­zá esto último se deba a que Mead presenta una obra integral, compleja, sobre las relaciones entre individuo y sociedad; una obra escrita con rigor y con tono filosófico que quizá no se supo entender.Siguiendo con la revisión bibliográfica —tomando como referencia Cien libros hacia una comunicología posible—, hay que destacar que en otros casos, pocos, la So­ciología Fenomenológica aparece como fuente secundaria de algunas de las obras reseñadas. En varias ocasiones se trata de diccionarios (Katz et a/., 1980; O’Sullivan et a/., 1997; Benito, 1991); en otras, existen referencias secundarias a la Sociología Fenomenológica en obras de corte metodológico y técnico (Galindo, 1998); además, también encontramos a esta fuente como secundaria en readers u obras colectivas (González, 1998; Smith, 1977). Un grupo de libros que de forma más o menos evi­dente hacen algún tipo de referencia a algo que tenga que ver con la Sociología Fe­nomenológica es el conformado por obras de revisión de la historia del pensamiento en comunicación, algunas de las cuales ya han sido referenciadas en el apartado dedicado al análisis de manuales de teorías de la comunicación (Mattelart, 1997; Miége, 1996). Sólo en el caso de Ricci y Cortesi (1980), Rodrigo (1999), Habermas (1987) y Sfez (1995) encontramos propuestas individuales de inclusión del pen­samiento sociofenomenológico como importante para la Comprensión y conceptua- lización de la comunicación. Estas obras abordan la comunicación no verbal, la comunicación intercultural, la teoría de la acción comunicativa y, en el caso de Sfez (1995), una propuesta integral para comprender a la comunicación, respectivamente. En la gran mayoría de casos, las obras están escritas desde un enfoque epistemoló­gico cercano a la hermenéutica.Jgy: ■ -La escasa presencia de libros vinculados a la Sociología Fenomenológica —dos en idioma distinto al español y ninguno en español— con base en Cien libros hacia una comunicología posible, se relaciona también con la igualmente escasa presencia de obras que aborden elementos relacionados con la dimensión comunicológica de la interacción, que, como hemos dicho, constituye la dimensión más cercana a las fuentes Sociología Fenomenológica, Psicología Social y Cibernética. En el caso de Ja Psicología Social, por ejemplo, encontramos siete libros en español y cinco en un idioma distinto, mientras que la Cibernética está presente en cuatro obras escritas en español y nueve en otro idioma. Los datos anteriores contrastan con el predominio

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evidente de obras ubicadas en la Sociología crítico-cultural (28 libros en español y 23 en otro idioma) y en la Sociología funcionalista (23 libros en español y 22 en otro idioma).Si tomamos en cuenta el sistema de información bibliográfica general del GUCOM, formado por poco más de mil libros básicos para la construcción de una comuni- cología posible (y del que surge Cien libros hacia una comunicología posible), la situación no es muy diferente. Además de los señalados, encontramos como nuevos los libros de Cicourel (1982) y Coulon (1988), ambos adscritos a la tradición de la Etnometodología, así como el clásico de Schütz (1993), La construcción significativa del mundo social, y tres obras menos conocidas, pero que de alguna forma también permiten explorar la Sociología Fenomenológica como fuente histórico-científica de la comunicología: Schwartz y Jacobs (1984), con un libro sobre metodología cualita­tiva; Schibutani (1970) y Uriz (1993), los dos últimos con aportaciones a la relación entre sociedad, socialización, personalidad y comunicación.Para concluir este apartado, hacemos referencia a dos obras que no fueron con­templadas en los análisis anteriores (ni en el análisis de manuales de teorías de la comunicación ni en el sistema de información bibliográfica de Cien libros hacia una comunicología posible).Nos referimos, en primer lugar, a La comunicación en la vida cotidiana. La fenome­nología deAlfred Schütz, de Manuel Martín Algarra (1993). Esta obra es única, pues no sólo expone de forma sintética la propuesta de Schütz, sino que explora la Socio­logía Fenomenológica desde el punto de vist^de los aportes que ésta puede ofrecer a las Ciencias de la Comunicación. Son pocos los libros que, desde el campo de la comunicación (el autor es profesor de comunicación en la Universidad de Navarra, Pamplona, España), abordan la Sociología Fenomenológica desde este enfoque, es decir, atendiendo sobre todo a lo que esta corriente de la fenomenología puede apor­tar a la comunicación. El texto constituye un ejercicio interesante y de alguna manera trabaja con una lógica similar a la del Grupo hacia una Comunicología Posible, ya que reconstruye la historia de una fuente de pensamiento con miras a explorar sus relaciones con el pensamiento comunicacional.En segundo lugar, hacemos referencia al último libro del investigador español José Luis Piñuel, Ensayo general sobre la comunicación (2006), escrito conjuntamente con Carlos Lozano. Esta obra va más allá de los manuales de teorías de la comuni­cación, ya que lejos de presentar de forma cronológica los paradigmas y enfoques que han nutrido a las ciencias de la comunicación, plantea una propuesta integral de ciencia de la comunicación. Los autores revisan varias fuentes: las ciencias de la vida —poco tomadas en cuenta en el campo de la comunicación— , la psicolo­gía, las ciencias del lenguaje y la historia, entre otras. La Sociología Fenomenológi­ca, en este caso, no es una fuente central, pero Piñuel y Lozano la colocan como parte de las fuentes que permiten explorar la relación entre comunicación y com­portamiento. Por otra parte, contemplan al idealismo fenomenológico como parte de las epistemologías alternativas para la construcción de una ciencia de la comu­

La s o c io lo g ía f en o m e n o ló g ic a c o m o f u en te c ie n t íf ic a h ist ó r ic a de u n a c o m u n ic o lo g ía po sible 99

nicación. La importancia de esta obra radica en su propósito general: proponer una epistemología de la comunicación, un modelo teórico que permita una aproximación integra! a la comunicación.

3.3. Apuntes para una lectura prospectiva

S i tuviéramos que evaluar la trayectoria de la Sociología Fenomenológica en México en el campo de la comunicación, podríamos decir que simplemente no existe. Salvo las aportaciones de Tania Rodríguez —socióloga— , de la Universidad de Guadalaja- ra, y las incipientes producciones de Marta Rizo —-comunicóloga— en el marco del Grupo hacia una Comunicología Posible, la presencia de esta fuente en México es si no nula, casi inexistente.Pese a esta situación desalentadora, una lectura prospectiva de la fuente nos puede hacer reflexionar y plantear algunas preguntas que permitan continuar —o iniciar, según cómo se mire— el desarrollo de trabajos que retomen a la Sociología Feno­menológica para la construcción de una ciencia de la comunicación.Esta lectura no se agota en las preguntas e hipótesis de trabajo que se enlistan a continuación. El ejercicio de la prospectiva permite imaginar, poner sobre la mesa algunos tópicos que permitan guiar futuros trabajos de reflexión teórica y, por qué no, de construcción de datos empíricos.En un primer momento, se apuntan algunas ideas-guía en lo que concierne al trabajo de reflexión teórica y curricular:1. La relación entre la inexistencia de pensamiento sociofenomenológico en español

y el predominio de los estudios sobre medios en México y América Latina. Esto se puede abordar a partir de la confirmación de la importancia de Estados Unidos en la historia del pensamiento comunicacional.

2. La inexistencia de reflexión sociofenomenológica en el campo de la comunicación como elemento compartido entre América Latina y España. ¿Será porque no se ha leído correctamente la obra traducida de autores como Schütz, Goffman y Mead? ¿O bien porque la Sociología Fenomenológica ha sido considerada como una corriente filosófica y la filosofía no ha sido suficientemente tomada en cuenta en el pensamiento sobre comunicación?

3. La presencia de temáticas propias de la Sociología Fenomenológica en los Pla­nes de Estudio (Licenciatura y Posgrado) en México y América Latina. Aquí se puede jugar a dos bandas: a partir de la revisión de Jos planes de estudio y de los trabajos de investigación (tesis) presentados tanto en escuelas de comunicación como de sociología.

4. La reflexión sobre la comunicación humana en el pensamiento sociológico y filo­sófico de énfasis fenomenológico.

5. El punto anterior puede dar lugar a una revisión de la relación del campo de la comunicación con los otros campos de conocimiento como la sociología y la filo-

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sofía, que, a su vez, puede permitir ver qué tanto pensamiento comunicacional ha habido fuera del campo académico de la comunicación.

6. El análisis del impacto de la bibliografía básica de la Fenomenología y la Socio­logía Fenomenológica (Husserl, Schütz, Berger y Luckmann, Goffman y Mead, principalmente) en el campo académico de la comunicación en México.

7. La relación entre la propuesta de la tipificación y los sistemas de signos de Alfred Schütz y las fuentes Semiología y Lingüística de la comunicología.

8. La relación de la Sociología Fenomenológica con las otras fuentes históricas cien­tíficas de la Comunicología posible, especialmente con el Arte y la Filosofía.

Para concluir con este ejercicio de prospectiva, se apuntan algunos tópicos que pue­den dar lugar a un enriquecimiento del trabajo empírico en comunicación:• La construcción de observables empíricas que permitan aterrizar los conceptos

de intersubjetividad y mundo de la vida en los trabajos empíricos sobre comu­nicación interpersonal y comunicación grupal.

• La reflexión metodológica sobre la historia de vida como técnica que puedehacer observable el acervo de conocimientos disponibles —que Schütz precisa­mente ubica como surgidos de la situación biográfica de los sujetos— de las per­sonas. 1

• Las aportaciones que los conceptos de subjetividad, intersubjetividad, mundo de la vida y alterego pueden hacer a los estudios sobre procesos de comunicación intercultural.

• Las relaciones entre la Sociología Fenomenológica y el pensamiento sobre la ciu­dad y lo urbano.

Los puntos anteriores pueden convertirse en programas de investigación per se. Sin embargo, antes de su desarrollo, es conveniente seguir trabajando en términos teóricos los aportes de la Sociología Fenomenológica a la comprensión de la comu­nicación y la interacción humanas.Este texto ha querido ser un aporte a esto último. Aunque no se ha abarcado la to­talidad de temáticas posibles, una empresa que requeriría de muchos más años de estudio, la hipótesis de trabajo está construida y son muchas las ideas qu§ pueden emerger de la exploración presentada.

IV. BIBLIOGRAFIA

4.1. Bibliografía básica comentada

Berger, Peter; Thomas Luckmann [1967] (1993): La construcción social de la realidad. Buenos Aires: Amorrortu.Obra básica de los autores reconocida en los campos de la sociología y la comunicación. En este último campo se ha utilizado sobre todo para hacer analogías acerca de cómo los medios son constructores de la realidad social. Berger y Luckmann son conocidos como los principales divulgadores del pensamiento

La s o c io l o g ía f e n o m e n o ló g ic a c o m o fu en t e c ie n t íf ic a h ist ó r ic a de u n a c o m u n ic o lo g ía po sib le 101

de Alfred Schütz. La obra se inscribe en la tradición de la sociología del conocimiento y ha sido también punto de referencia para los sociólogos de la vida cotidiana.

Goffman, Erving [1959] (1972): La presentación de la persona en la vida cotidiana. Buenos Aires: Amorrortu.Esta obra es importante para la dimensión comunicológica de la interacción. Junto con las obras de Mead y de los autores de la Escuela de Palo Alto, esta obra contribuye a aumentar el espacio conceptual de la dimensión de la interacción, y en este sentido, opera como organizador dentro del campo de la comunicología. Es la obra más importante de Goffman, ya que en ella se presenta su analogía teatral del análisis dramatúrgico de la vida cotidiana. La obra fue un clásico en la sociología durante los años sesenta y setenta. Actualmente, su importancia es residual.

Hegel, G. W. F. [1807] (2003): Fenomenología del espíritu, decimocuarta impresión. México: Fondo de Cultura Económica.Obra clásica de Hégel sobre Fenomenología. En ella presenta su concepción de la Fenomenología a partir de un argumento central: la conciencia se halla en movimiento constante. La define como una ciencia de la experiencia de la conciencia. En el campo de la comunicación, Hegel es prácticamente inexistente. Se le considera básico para la comprensión de la Fenomenología, aunque fue Husserl quien se convirtió en el máximo exponente de esta corriente de la filosofía.

Husserl, Edmund [1913, 1954] (2005): Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica, 2.a edición. México: Fondo de Cultura Económica.Los dos libros de Ideas constituyen la obra básica del pensamiento husserliano. De alguna manera con­forman la summa de toda su propuesta. El libro primero fue publicado en 1913 y el segundo, postumo al autor, en 1954. En el conjunto de la obra, el autor plantea sus reflexiones básicas sobre la fenomenología trascendental a partir de conceptos como intuición, realidad, mundo espiritual, mundo natural.

Husserl, Edmund [1925] (2001): Invitación a la fenomenología. Barcelona: Paidós.Obra que sintetiza toda la propuesta filosófica de Husserl. Incluye el ya clásico artículo “Fenomenología”, publicado en la Enciclopedia Británica, y dos capítulos acerca de la filosofía en relación con la crisis de la humanidad. Vale la pena la introducción de Reyes Mate, en la que se exponen con mayor claridad los planteamientos básicos de Husserl, así como el contexto social y científico en el que este autor construyó sú propuesta.

Husserl, E. [1931] (2004): Meditaciones cartesianas, segunda reimpresión. México: Fondo de Cul­tura Económica.Cinco meditaciones en torno al conocimiento y la verdad constituyen esta obra, clásica en el pensamiento

--y !:; ' ■ : ’husserliano. En ella plantea la tarea básica del filósofo: alcanzar una ciencia universal de! mundo, una to­talidad de verdades sobre el mundo en sí.

Lyotard, J. F. [1954] (1989): La fenomenología. Barcelona: Paidós.Aunque Lyotard es reconocido por sus aportes a la conceptualización de la posmodernidad, en esta obra presenta una síntesis de la fenomenología tomando como referencia a Husserl y Hegel. En una segunda parte reflexiona en torno a las relaciones éntre la Fenomenología y las ciencias humanas (psicología, sociología e historia).

Mead, G. H. [1934] (1968): Espíritu, persona y sociedad. Desdé el punto de vista del conductismo social. Madrid: Paidós.Aunque también puede ser considerada como obra básica para la Psicología social, Mead y los promo­tores del interaccionismo simbólico son los principales representantes, aun siendo poco reconocidos, de la Sociología Fenomenológica en el campo oficial de la comunicación. Este libro presenta un esquema y