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R. Schilan – E. Prieto Unidad 6 – Guía de estudio 1
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GEOGRAFÍA HUMANA GENERAL
2016
GUÍA DE ESTUDIO
Unidad 6: Motivaciones políticas de las acciones humanas sobre el territorio
Los temas políticos en Geografía: Sociedad, Poder y Territorio. Funciones y competencias del Estado. El proceso de descentralización
R. Schilan – E. Prieto Unidad 6 – Guía de estudio 2
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GUÍA DE ESTUDIO (1º parte) 1) Introducción
Los temas políticos en Geografía han evolucionado desde un momento en que las explicaciones
se buscaban en planteos naturalistas (Ratzel, por ejemplo) hasta concepciones geopolíticas
donde interesa especialmente el tema de los problemas de límites; luego durante la geografía
locacional o cuantitativa en que los temas de Geografía política quedan muy asociados a lo ideológico y por eso muy poco desarrollados. Finalmente desde las décadas del ’70 y ’80 con la
Geografía radical se introduce con fuerza “lo político”, pero centrado en el tema de poder y
espacio. Particularmente de qué manera las estructuras de poder contribuyen a la explicación
de las estructuras espaciales. Y así como lo económico está dominado hoy por la llamada
“globalización”, lo político está caracterizado por una “fragmentación territorial” en distintas
escalas.
Geografía política: algunas definiciones
1) “… el estudio de las relaciones entre los factores geográficos (físicos y humanos) y los
fenómenos y las entidades políticas (Sanguin, 1981). La geografía política convencional se ha intresado siempre por la distribución y las consecuencias espaciales de los
procesos y de los fenómenos políticos”.
- Nogué, J. (2006), “Geografía política”, en: LINDÓN, A., HIERNAUX, D., Tratado de Geografía
Humana General. Barcelona, Anthropos2)
2) La geografía política estudia las condiciones espaciales y territoriales, aspectos y consecuencias de los procesos de decisión, cuando se vinculan con bienes colectivos y
afectan a otras personas y grupos. La geografía política está particularmente
interesada en acciones que: se destinan a la prestación de seguridad, libertad y
justicia, especialmente a los bienes públicos fundamentales.
- Claval, P. (2013), “A naturaleza e o objetivo da geografia política”, en: DE ALMEIDA, M. G., ARRAIS, T. (orgs.), é geografia, é Paul Claval, Universidad Nacional de Goias, Goiania,
FUNAPE
3) Para Sanguin (1981)4, la Geografía Política es una rama de la ciencia geográfica que se
refiere a las relaciones entre los factores geográficos y las entidades políticas. Su
campo de estudio se concentra, sobre todo, en Estados y naciones, aunque (como también afirman Taylor y Sánchez) existe igualmente un interés por las escalas
global y local. En suma, la Geografía Política es el análisis de las consecuencias
espaciales del proceso político - Sanguin, A. (1981), Geografía política, Oikos-Tau, Barcelona, 1981.
4) Para Sánchez (1992), la Geografía Política estudia los efectos que las relaciones de poder provocan sobre el territorio, es decir, la manera en que los grupos sociales compiten
por organizar y estructurar un espacio en su beneficio. - Sánchez, J.E. (1992), Geografía Política, Síntesis, Madrid, 1992.
5) Hartshorne dice que la Geografía Política es el estudio de la variación de los fenómenos
políticos de lugar a lugar, interconectados con los cambios de otros hechos de la superficie terrestre, considerada la vivienda del hombre. Se encuadra así en una
visión <geométrica> corológica de la Geografía (Capel, 1983)
- García Ballesteros, A., Bosque Sendra, J. (1985), “Evolución y tendencias actuales de la Geografía Política”, en: Documents d’Analisi Geogràfica, n. 6, pp. 115-132
Lectura y comentario de los siguientes textos
a) Al reflexionar sobre este título, “Fronteras de lo político”, me he preguntado si la política tiene todavía fronteras, no porque haya devorado todo lo que no es política, sino porque se ha hecho difícil circunscribir con claridad el ámbito de lo político. Bien podemos decir que, en el transcurso de aquella evolución iniciada en el siglo pasado que se ha acentuado a lo largo de nuestro, la política ha impregnado todos los problemas de la sociedad y se ha dejado impregnar por ellos.
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Ante todo, esto se ha hecho notar especialmente en lo (que atañe a la economía: la política protege a la economía, tal y como ocurrió en el siglo XVII en Francia con el colbertismo y en el siglo XIX con el proteccionismo alemán, y el fenómeno dura todavía. Se puede afirmar que la política controla cada vez más la economía, establece leyes anti-trust en los Estados Unidos e incluso la toma a su cargo, esforzándose en orientarla, en estimular su crecimiento. Como caso extremo, en el totalitarismo de tipo soviético la política ha puesto la economía totalmente bajo su mundo. En Occidente las cosas ocurren hoy de otra manera, casi a la inversa: se tiene la impresión de que a partir de ahora es la política la que debe estar al servicio de la economía, de la tasa de crecimiento, de la balanza de pagos, etc., y que tal vez se dé una reducción de lo político a lo económico. Así que nos enfrentamos a dos tipos de fenómenos al parecer opuestos, pero en los que siempre se produce una pérdida de autonomía, bien de lo económico, bien de lo político. Hay un concepto que ha adquirido una importancia fundamental a partir de la segunda guerra mundial: el concepto de desarrollo. Parecería que creemos que se debe poner en práctica una política de desarrollo económico, y que éste dará origen a un desarrollo
social, que a su vez provocará un desarrollo humano, que, por su parte, suscitará un desarrollo político. Se tiene la impresión de que economía y política se muerden la cola una a otra. Por tanto, resulta muy difícil trazar la frontera entre ambas. En lo que se refiere al problema de la sociedad y de los ciudadanos, la política ha tenido siempre un aspecto asistencial, de protección, de mantenimiento del orden, etc. Pero en el transcurso de este siglo hemos visto cómo se multiplicaba la seguridad social en relación con la vida, el trabajo, la enfermedad, las jubilaciones, la maternidad, la infancia, las pompas fúnebres. Hemos visto incluso que la política se hacía cargo del costo de catástrofes naturales como inundaciones o temblores de tierra. Y sabemos también que no sólo controla, a través del Estado, una gran parte de la educación, sino que la política de educación se ha ampliado hoy a la cultura, al tiempo libre: mientras que el libro y la prensa han sido durante mucho tiempo víctimas de lo político a causa de la censura que se les imponía, en la actualidad existe una normatividad de lo político en lo que se refiere a los medios de comunicación y, sobre todo, a la televisión. En definitiva, podemos decir que la prosperidad y el bienestar se han convertido en fines políticos fundamentales.
Morin, Edgar, “Fronteras de lo político”, www.pensamientocomplejo.com.ar b) Tal parece entonces que en el Siglo XXI la geografía política nacional e internacional experimentará profundos cambios, derivados de la necesidad de re-ecuacionar la geografía económica con la política. El mapamundi del futuro, más que parecerse a un telegrama, en la feliz expresión de Guillén, se parecerá a un caleidoscopio, con múltiples espacios sobrepuestos y traslapados, en un arreglo que al observador incauto le parecerá caótico en el sentido banal del término, pero que al observador entendido en el proceso de cambio actual, le parecerá perfectamente ordenado. A esa nueva geografía política y económica corresponderá una nueva composición política, entremezclando Estados nacionales distintos en sus competencias a los actuales, con cuasi-Estados sub-nacionales para gobernar las regiones y con cuasi-Estados supra-nacionales, a cargo de la regulación de la globalización. Boisier, Sergio (2003), “Globalización, geografía política y fronteras”, en: Anales de Geografía de la Universidad Complutense, n. 23, pp. 21-39
Evolución de los temas políticos en Geografía
FASES COYUNTURA
INTERNACIONAL
CARACTERÍSTICAS
Desde final del s. XIX hasta la 2° Guerra mundial
De orden multipolar a bipolar
Fuerte base nacional, existencia de “escuelas nacionales de geografía”
Desde 1945 Orden bipolar Una ruptura con la geopolítica,
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hasta los
años 1970
que llegó a ser visto como una
pseudo ciencia
Mayor rigor teórico-metodológico
Preocupaciones como la guerra fría y dos sistemas socioeconómicos (capitalismo y socialismo)
Desde 1970 al presente
Crisis de bipolaridad
Renacimiento o gran expansión con enfoque crítico de antiguos temas e introducción de nuevos temas
Influencia de determinados acontecimientos como la guerra de Vietnam, lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, el Mayo francés; nuevos sujetos como los movimientos
sociales
Crisis del planeamiento centralizado y del marxismo
Globalización y Nuevo orden mundial
Vensentini, José W. (2010), “Repensando a geografía política. Um breve histórico crítico e a revisao de uma polémica atual, en: Revista do Departamento de geografía, n. 20, pp. 127-142
Contenidos de la Geografía política actual
DIVISIONES POLÍTICO-ESPACIALES DE LA SUPERFICIE TERRESTRE
•Tema tradicional. •Primacía de los análisis morfológicos. •Introducción de aspectos dinámicos.
INFLUENCIA DE LA ACTIVIDAD POLÍTICA EN LA ESTRUCTURACIÓN DEL TERRITORIO
•Poder público como agente espacial. •Estudio de las motivaciones y mecanismos de las tomas de decisión.
ESTRUCTURA ADMINISTRATIVA DEL ESTADO
•Organización territorial del Estado. •Disfuncionalidad o grado de adaptación de esta estructura a las necesidades sociales.
PROCESOS ELECTORALES •Aplicación de técnicas estadísticas y enfoques conductistas a la geografía electoral. •Análisis del voto y del comportamiento político del ciudadano
GEOGRAFÍA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES
•Modelos geoestratégicos tradicionales. •Estudio de la influencia actual de las organizaciones internacionales. •Resurgimiento de los nacionalismos y de la conflictividad en diversas regiones del planeta. •Preocupación geopolítica por los espacios marítimos.
- Méndez, R. y Molinero, F. (1984), Geografía y Estado. Introducción a la Geografía política. Madrid, Cincel
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Enfoques metodológicos útiles para la Geografía Política (según Cohen, 1982) I. El análisis del poder, en el que se estudia el espacio físico como fuente del poder político de un país.
II. El enfoque histórico que trata de conocer la evolución histórica del territorio ocupado por un
Estado (WHITTLESEY1, 1944).
III. El enfoque morfológico con el que se estudian las áreas políticas en función de su forma
(SANGUIN, 1981).
IV. El enfoque funcional. Trata del funcionamiento de una zona del espacio como unidad política (HARTSHORNE, 1950).
V. El enfoque behaviorista, o del comportamiento, en el que el espacio es una variable
independiente (explicativa) (KASPERSON y MINGHI, 1969). Un buen ejemplo de esta
aproximación metodológica es la Geografía Electoral.
VI. El enfoque sistémico que deriva de la Teoría general de Sistemas (COHEN y ROSENTHAL1,
971; COHEN, 1982). - García Ballesteros, A., Bosque Sendra, J. (1985), “Evolución y tendencias actuales de la
Geografía Política”, en: Documents d’Analisi Geogràfica, n. 6, pp. 115-132
2) Sociedad, Poder y Territorio
2.1. Sociedad Es un todo interrelacionado de diversos niveles de alta complejidad
1) Los habitantes
2) La estructura económica en la que intervienen las fuerzas de Trabajo y los medios de
producción
3) El aspecto político institucional que comprende el Estado y las leyes
Lectura y comentario de los siguientes textos
¿Sociedad mundo? Esta globalización tecnoeconómica se puede considerar como el último estadio de la
planetarización. Al mismo tiempo, se puede considerar como la emergencia de una infraestructura de un nuevo tipo de sociedad: una sociedad mundo.
Una sociedad dispone de un territorio que lleva consigo un sistema de
comunicaciones. El planeta es un territorio dotado de una textura de comunicaciones (aviones, teléfono, fax, Internet) de la que ninguna sociedad pudo disponer en el pasado.
Una sociedad incluye una economía; la economía es desde ahora mundial, pero le
faltan las constricciones de una sociedad organizada (leyes, derecho, control) y las instituciones mundiales actuales, FMI y otras, son ineptas para efectuar las más elementales regulaciones.
Una sociedad es inseparable de una civilización. Existe una civilización mundial,
salida de la civilización occidental, que desarrolla el juego interactivo de la ciencia, la técnica, la industria, el capitalismo y que comporta un cierto número de valores típicos.
Una sociedad, aunque acoge en su seno múltiples culturas, suscita también una
cultura propia. Ahora bien, existen múltiples corrientes transculturales que constituyen
una cuasi-cultura planetaria. A lo largo del siglo XX, los medios han producido, difundido y combinado un folclore mundial, a partir de temas originales procedentes de distintas culturas, a veces repristinados, a veces sincretizados.
No hay todavía una sociedad civil mundial, y la conciencia de que somos
ciudadanos de la Tierra Patria es dispersa, embrionaria. En suma, la mundialización ha instalado la infraestructura de una sociedad mundo
que ella misma es incapaz de instaurar. Tenemos los cimientos, pero no el edificio. Tenemos el hardware y no el software.
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Morin, Edgar (2003), “¿Sociedad mundo o imperio mundo? Más allá de la globalización y
el desarrollo”, en: Gazeta de Antropología Nº 19, Texto 19-01 http://www.ugr.es
2.2. Poder Lectura de Sánchez, Juan E. (1979), “Poder y espacio”. Barcelona, Geocrítica (Cap. 2) Partir de que el poder es el articulador del espacio requiere, en primer lugar, aproximarse a una definición del mismo, a fin de delimitar el contexto en el que se enmarca la hipótesis. Desde el momento en que el hombre actúa como tal, como ser inteligente, hasta nuestros días, podemos ver cómo el ser humano ha ido ampliando su conocimiento del medio geográfico, al tiempo que su dominio sobre el mismo. Ello significa que un punto capital en la historia de la humanidad es el momento en que el hombre deja de depender del medio y empieza a dominarlo. Cabe situar en la consecución de la agricultura, como medio de dominio sobre la naturaleza, el punto culminante de la afirmación de la especie humana como grupo animal inteligente, ya que la práctica agrícola implica haber descubierto el ciclo de la naturaleza, las posibilidades de su modificación y la adaptación de este ciclo a unos objetivos alejados en el tiempo. Es decir, se trata de un avance esencial en el que el hombre ha aislado dos variables, el tiempo y el espacio
mediante la manipulación de los factores geofísicos. A partir de ese momento, el hombre podrá desarrollar una de sus características fundamentales, la creación de valor. Si hasta ese estadio el hombre ha satisfecho simplemente su reproducción como especie sin que se haya producido acumulación, excepto la implícita en la propia ampliación de la especie, con la incorporación de la agricultura se posibilita la creación de valor más allá del preciso para su reproducción simple, es decir, la producción de un excedente. La existencia de un excedente es la que posibilita el que algún miembro de la comunidad pretenda apropiarse del mismo, con lo cual al aprendizaje de los mecanismos de producción se incorpora el aprendizaje de los mecanismos de apropiación, lo que, a su vez, equivale a desarrollar los mecanismos de dominio sobre otros hombres. Este mecanismo se articulará a través de una forma de división social del trabajo basada en la división jerárquica, que dé el poder a un grupo restringido de la comunidad. Las relaciones cooperativas existentes hasta entonces serán sustituidas por unas relaciones de poder que permitan que el excedente se acumule en manos de uno o unos pocos individuos, en lugar de repartirse entre la comunidad.
El poder, en el sentido en que será aplicado en este estudio, ha hecho su aparición. Poder que se definirá por la capacidad de apropiación y/o gestión del excedente por parte de un grupo restringido de la comunidad. Si hablo de relaciones de poder, si creo que el análisis debe plantearse básicamente en términos de poder, más que en términos de clases, es por partir de la consideración de que éstas -y la lucha de clases- son una forma particular de las relaciones de poder, donde, fundamentalmente, el poder viene ligado a la propiedad privada de los medios de producción. Si la lucha de clases sólo puede darse por definición en una sociedad dividida en clases, nos encontramos ante la limitación de no poder utilizar la hipótesis en sociedades definidas como sin clases. Pienso que las clases son una forma particular de la resultante del poder y que, por tanto, la variable poder es más amplia que la variable clase social y la engloba. Si esto es cierto, tomar las relaciones de poder como variable analítica deberá permitirnos analizar cualquier ámbito territorial, sea en el tiempo, sea en el espacio y esto es precisamente lo que se pretende. Planteado de esta forma, el poder vendrá definido por una doble faceta no excluyente: la de la apropiación del excedente y la de la gestión del mismo. En este sentido asociaré constantemente el poder tanto a la apropiación como a la gestión. La importancia
analítica del excedente se centra en que es un factor que se da a lo largo de todo lo que puede considerarse historia de la humanidad en cuanto los grupos superan el estadio del primitivismo autorreproductor simple, e incluso la etapa anterior puede analizarse en términos de no-excedente. Esta constancia histórica y la necesidad de que el excedente sea gestionado, aun cuando no exista apropiación privada, nos brinda un hilo conductor analítico en cuanto a la forma de producir el excedente, de gestionarlo y de su apropiación dentro de cada grupo territorial y, por tanto, de las diversas etapas históricas ligadas a las diversas formas en que esto se ha producido y a los cambios. Poder y excedente como constante histórica pasan a ser el centro de los procesos y cambios históricos y de la práctica de las relaciones sociales.
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Llegados aquí, debe buscarse el mecanismo histórico-social que liga ambas factores y que los
coloca en el centro de la práctica social. Pienso que en el estadio actual de las ciencias sociales se poseen elementos para la formulación de este mecanismo de articulación social, el cual se sitúa en el análisis de los modos de producción y, por tanto, en su concreción real, las formaciones sociales. Esta formulación parte del supuesto de que a cada modo de producción le corresponde una articulación definida y propia de producción-gestión-apropiación del excedente, lo que equivale a una estructura de poder, a su vez, definida y diferenciada.
Concepto de poder Nos hallamos ante un término -que comporta un concepto- de amplia utilización pero difícil de aprehender. Dos son las características de su uso. Por un lado, se han efectuado numerosas definiciones, con diversidad de intenciones y matices; por el otro, se utiliza sin una definición explícita, dando por implícito un sentido común a todos los receptores. Ante esta situación, querer definir el concepto de poder es una tarea arriesgada pero que debe afrontarse, cuanto menos delimitando el sentido en el que se aplicará a lo largo de este trabajo, sin que ello represente querer dar una definición definitiva.
Utilizaré el concepto de poder en un sentido próximo al definido por Max Weber cuando asocia poder a obediencia. Dice el autor: «Por poder debe entenderse (...) la probabilidad de que una orden concreta sea obedecida por un determinado grupo de hombres». A pesar de la ambigüedad que el término «probabilidad» incorpora, y que ha estado sometida a diversas críticas, pienso que la relación poder-obediencia es operativa a la hora de analizar las variadas situaciones de poder. Dentro de una relación económica, política , o social, quien consigue imponer su criterio o sus intereses es quien consigue que los otros lo acepten, lo que comporta una «obediencia». Esto es claro cuando la situación es de tensión o de conflicto de intereses, ya que la consecución por una de las partes de sus objetivos implica que la otra no ha tenido la «fuerza» suficiente como para imponerse y no le queda otra opción que «obedecer», a pesar de que interiormente no lo acepte, ya que no puede evitarlo. Según esto, el concepto de obediencia en sentido amplio, será la aceptación, forzada o voluntaria, de los designios de otro, al no disponer de la «fuerza» suficiente para imponer los suyos. Esta concepción del poder como capacidad para obtener obediencia no se aleja mucho del sentido que Marx y Engels le dan en La ideología alemana cuando asimilan poder a la «capacidad de
imponerse» o a la «capacidad de dominar», lo que comporta, para los que en aquel momento no tienen poder, que han de aceptar el poder del otro por incapacidad de imponerse ellos. De aquí derivarán conceptos como «grupo dominante», «clase dominante», etc. Para establecerse, ser aceptado y poder mantenerse y reproducirse, Max Weber ve preciso el cumplimiento de una regla general del poder. Dice: «La experiencia muestra que ningún poder puede contentarse con fundamentar su permanencia sobre motivos exclusivamente afectivos o racionales respecto a su valor. Todo poder busca ante todo cultivar y cuidar la fe en su propia legitimidad. Según la clase de legitimidad a la que aspira, es fundamentalmente diverso también el tipo de obediencia, el aparato administrativo establecido para su continuidad, el carácter del ejercicio del poder y consecuentemente su eficacia”. ¿Cómo se llega a obtener esta legitimación? Marx en el Prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política afirma: «El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se eleva un edificio jurídico y político y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social». Este edificio jurídico y político creador de formas de conciencia social será el que tendrá por misión, dentro de la estructura de poder, el lograr la legitimidad que le dé la fuerza para mantener unas relaciones asimétricas en la sociedad. A través de ella el poder ha de asegurar que todas las partes se conformen con los objetivos y las reglas fijadas por él, aceptándolas, aceptando sus decisiones, el control, etc. dentro de esta sociedad y, por tanto, la represión de toda forma de actuación no «legitimada» dentro de la conciencia social. En La ideología alemana Marx y Engels dicen: «...toda clase que aspire a im. plantar su dominación (...) tiene que empezar conquistando el poder político, para poder presentar su interés como el interés general» Añaden más adelante: «La clase que ejerce el poder material dominante
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en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante (...) las relaciones que hacen
de una determinada clase la clase dominante son también las que confieren el papel dominante a sus ideas»; y ponían como ejemplo: «en una época y en un país en que se disputan el poder la corona, la aristocracia y la burguesía, en que, por tanto, se halla dividida la dominación, se impone como idea dominante la doctrina de la división de poderes, proclamada ahora como «ley eterna» La división será así uno de los mecanismos más eficaces para conseguir el mantenimiento y la reproducción y que reencontraremos en forma de división social del trabajo en articulaciones básicas estables dentro de cada modo de producción. En relación con el mantenimiento y reproducción del poder, sabemos que una sociedad no puede mantenerse indefinidamente sobre la base del temor o la coacción. Una de las características del poder es que no es pasivo, sino que es «productor». Foucault reconoce esta característica al poder cuando dice: «Si el poder no tuviese por función más que reprimir, si no trabajase más que según el modo de la censura, de la exclusión, de los obstáculos, de la represión, a la manera de un gran superego, si no se ejerciese más que en forma negativa, sería muy frágil. Si es fuerte, es debido a que produce efectos positivos (...)” y estos efectos positivos se articulan a través del mecanismo de la legitimación de este poder.
El poder no es ni una institución, ni una estructura, ni cierta potencia personal de la que algunos estén dotados, sino que es una situación estratégica compleja dentro de cada sociedad. Es, en palabras de Poulantzas, «el efecto del conjunto de las estructuras sobre las relaciones de las prácticas de las diversas clases en lucha» lo que equivale a «la capacidad de una clase social para realizar sus intereses objetivos específicos» En toda sociedad el poder se ejerce desde unos centros de poder. Desde el punto de vista del espacio creo interesante establecer la consideración de que en el proceso de división-estructuración del espacio, la ciudad desempeña el papel de centro de poder de las relaciones espaciales. En la articulación ciudad-espacio, la ciudad asumirá el lugar de centro hegemónico. Una jerarquización se producirá al mismo tiempo entre ellas mismas para asumir la hegemonía geográfica relacionada con el asentamiento del poder. Sobre esta consideración centraré uno de los aspectos importantes del análisis de las relaciones entre poder y articulación del espacio. Se trata de introducir, como he dicho, como variable analítica las relaciones de producción,
entendidas como proceso de apropiación y/o gestión del excedente, apoyándonos, según la propia definición, en que la creación del excedente -en cuanto entremos en la Historia- y la apropiación-gestión privada son dos constantes sea cual sea la forma que asuman las relaciones sociales globales y, en concreto, las relaciones de producción.
a) ¿cómo define el poder el autor?
b) ¿por qué dice el autor “es una situación estratégica compleja dentro de cada sociedad”?
c) ¿cuáles son los centros de poder que se mencionan en el texto?
d) ¿puede dar ejemplos locales, regionales o nacionales de poder, según lo analizado?
- - - - - - - - - - - - -
Usted introdujo un concepto nuevo en geografía, el de "geometría del poder". ¿Puede explicar
de qué se trata?
-Como decía, los espacios están llenos de poder y son un producto de las relaciones sociales,
hacemos el espacio todo el tiempo. Pero el poder es siempre un producto relacional, no se trata
de que yo tengo poder y usted no, se trata del ejercicio del poder entre personas, entre cosas, entre lugares. El concepto de geometría del poder intenta captar estas cuestiones. El espacio
está siempre hecho de las relaciones sociales llenas de poder y, por otro lado, el poder siempre
tiene una cartografía, se puede hacer mapas del poder social, político, económico.
Soy geógrafa, y ‘la geometría del poder’ es un concepto que inventé, en el contexto de mi trabajo, para enfatizar el carácter social del espacio – el hecho de que el espacio social (y el
espacio en general) es producto de acciones, relaciones y prácticas sociales. Y por eso:
1. como producto social es, por consiguiente, abierto a la política (si lo producimos, igualmente
podemos transformarlo)
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2. como producto social el espacio es, en su misma constitución, lleno de, empapado de, poder
social
3. y el poder, como sabemos, tiene múltiples formas (económica, política, cultural; dominacíon,
igualdad, potencia) y se realiza ‘en relación’, entre una cosa (persona, nación, región, lugar) y
otra 4. y por eso a su vez, el poder tiene una geografía.
Massey, Doreen (2007), Geometrías del poder y la conceptualización del espacio. Conferencia
dictada en la Universidad Central de Venezuela, Caracas, 17 de setiembre, 2007. Disponible
en: http://iner.udea.edu.co/grupos/GET/Seminario_Geografia_Perla_Zusman/7-Massey.pdf
Poder y autoridad
El poder puro crea, allí donde se aplica, una curiosa geometría de mancas cada vez menos
dominadas a medida que uno se aleja de la residencia del “jefe”. En la relación de autoridad, en
cambio, se puede hacer una misma directiva a poblaciones numerosas sin necesidad de la cercanía.
PODER PURO ≠ AUTORIDAD
Es control directo
Se debilita con la distancia
Necesita vigilancia constante
Da lugar a la división del espacio en unidades cada vez menores
Es control indirecto
Exige respeto por el que manda por:
tradición (legado de nuestros antepasados)
razonamiento (conveniencia de tener alguien que ponga orden)
carisma (capacidad de convencer a las masas)
PODER PURO + AUTORIDAD
MAYOR PODER
La relación de autoridad – poder combina las dos formas simples y saca de ellas su eficacia. A partir del momento en que una gran parte de la población admite la legalidad del gobierno, el
juego del poder se modifica. Ya no es indispensable el control permanente y minucioso de la
totalidad de la población; únicamente hay que vigilar a minorías. Aquellos a quienes
perjudican las opciones tomadas por el poder, o que no admiten su legitimidad, impugnan la
política seguida, pero no tienen ya la simpatía de quienes los rodean. Si su oposición se hace demasiado sistemática y demasiado violenta, choca contra la mayoría que se niega a hacerse
su cómplice y se encarga de informar a los agentes del gobierno. La reversión de la información
se hace fácilmente y cuesta poco; el uso de la fuerza ya no es chocante cuando se ejerce contra
quienes amenazan a la seguridad; el debilitamiento del poder debido al alejamiento del centro
no se hace sentir ya de la misma manera; se puede dirigir un gran espacio a partir de un
centro único; él representa legítimamente a la sociedad en su conjunto (Claval, 1982:56).
2.3. Territorio
Es una construcción físico-histórica. Las sociedades no se desarrollan prescindiendo de las
dificultades naturales. Cada sociedad tiene su propio modo de relación, de apropiación y de
utilización del cuadro natural, transformado según los medios técnicos del momento y el tipo
de organización de la sociedad. Por sus usos, sus costumbres, su cultura cada sociedad
imprime en una porción de espacio su propio sello, transformándose esta construcción en un territorio.
Es fácil demostrar que la globalización en verdad revaloriza el territorio. Primeramente hay que recordar que el hombre es "un animal territorial" antes que ser el aristotélico "animal político", si bien nos gusta, en nuestra vanidad de especie, recordar esta última
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característica y olvidar la primera, ya que ella nos recuerda nuestra elemental
animalidad. Es cierto que en la agresividad que surge en la defensa del territorio (desde el hogar hasta la Nación) ya no se nos erizan los pelos ni mostramos los colmillos, pero somos rápidos en desenfundar el revólver y también en apretar el botón nuclear. Esta característica del ser humano ya está incorporada en nuestro ADN y en el código genético y por desagradable que nos resulte recordarla, es difícil imaginar que algún gobierno encargase a la genómica y a la ingeniería genética eliminarla, porque, ¿quién, por pacifista que sea, desearía un pueblo que no defendiese lo suyo?. Así pues, el territorio seguirá formando parte básica de nuestra conducta y seguiremos levantando muros reales o virtuales y continuaremos siendo la especie animal con mayor agresividad territorial. Para demostrar de un golpe la importancia actual y perenne del territorio, bastaría preguntar a un palestino o a un israelita, su opinión al respecto. Por otro lado, la persona humana, superior categoría espiritual del ser humano, categoría alcanzable cuando éste aprende a conocer, a saber, a amar, y a liberarse de las ataduras sociales (pobreza, desempleo, discriminación) está indisolublemente ligada a un territorio de escala pequeña, a un territorio de cotidianeidad con el cual interactúa
permanentemente. En la construcción de su propio ser, en ese permanente desafío heideggeriano, el ser humano construye su identidad apelando a una matriz de relaciones (familia, raza, religión) entre las cuales destaca por su fuerza, la vinculación a un territorio. El ser de un lugar, el reconocerse en el lugar, es una derivación del carácter territorial del "animal humano" y tan fuerte que, como sabemos, el exilio es considerado como una pena máxima y el desarraigo del territorio cotidiano, aún en procesos migratorios internos y voluntarios es una experiencia dolorosa para las personas. La globalización, se dice, conlleva la amenaza de romper con los lazos de identidad territorial, traspasándolos a un mundo corporativo, funcional, en el cual sería más importante ser "ciudadano de la Coca-Cola" que chileno o colombiano. Sin embargo ello jamás ocurrirá; en verdad lo que la globalización genera es una dialéctica de identidad: cuanto mayor es el peligro de una alineación total, mayor es la tendencia de las personas a reforzar la dimensión (territorial) local, como un espacio recuperado de solidaridad, como tal vez única forma de superar la discusión entre "globalizarse o no", abriendo
espacio a la cuestión de cómo controlar este proceso para convertirlo en una oportunidad para el desarrollo.
Boisier, Sergio (2003), “Globalización, geografía política y fronteras”, en: Anales de Geografía de la Universidad Complutense, n. 23, pp. 21-39 Uno de los resultados más relevantes de la revisión crítica sobre la geografía política clásica ha sido la profunda reformulación del concepto de territorio. Existe un consenso fundamental en los nuevos enfoques que plantea una diferencia radical con los abordajes del pasado: el abandono de la idea fisicalista de territorio. En la geografía política contemporánea, el territorio no se confunde más con el suelo. Más que como hecho físico, se lo piensa como un proceso que incluye tres dimensiones: material (referida al terreno concreto en el que se define), funcional (formas de control espacial que se ponen en juego) y simbólica (formas de identidad social asociadas) (Paasi, 2003). Fernández Caso, M., Gurevich, R. (coord.) (2007), Nuevos temas, nuevas preguntas. Un temario para su enseñanza. Buenos Aires, Biblos Usted suele repetir un lema: "La geografía importa" (Geography matters!). ¿Por qué y para qué es importante hoy la geografía? -Importa en principio porque la geografía de una sociedad hace una diferencia a la organización de la sociedad. El desarrollo desigual dentro de un país hace una diferencia en relación con cómo funciona esa sociedad. Por ejemplo, si hay personas jóvenes que no tienen acceso a la cultura, van a tener dificultades para entrar en determinados espacios, como los grandes museos o lugares por el estilo, espacios oficiales del arte; esta dificultad empeora la exclusión. La organización del espacio tiene efectos sobre la posición social de las personas. El espacio es un producto social y a su vez tiene efectos sobre lo social. Porque el espacio está lleno de poder. Cada día producimos el espacio. A nivel global, por ejemplo, están los vínculos financieros, y aun dentro del espacio íntimo, la diferencia entre la cocina y una oficina marcan estas relaciones de
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poder. En Europa, por ejemplo, en este momento un aspecto importante del problema es espacial,
porque no pueden diseñar una arquitectura financiera que ataque al desarrollo desigual entre países, es el problema fundamental, es geográfico, pero no pueden manejarlo. Massey, Doreen (2007), Geometrías del poder y la conceptualización del espacio. Conferencia dictada en la Universidad Central de Venezuela, Caracas, 17 de setiembre, 2007. Disponible en: http://iner.udea.edu.co/grupos/GET/Seminario_Geografia_Perla_Zusman/7-Massey.pdf En la geografía política contemporánea, el territorio no se confunde más con el suelo. Más que como hecho físico, se lo piensa como un proceso que incluye tres dimensiones: material (referida al terreno concreto en el que se define), funcional (formas de control espacial que se ponen en juego) y simbólica (formas de identidad social asociadas) (Paasi, 2003). En é participan diversas relaciones de poder, que se traducen en tramas de límites, áreas de control, centralidades y redes institucionales a diferentes escalas, y que en todos los casos poseen una estabilidad relativa. Según una de las definiciones más genéricas y aceptadas en la actualidad, el territorio es el resultado espacial de una relación social construida en torno de una situación de poder-
control. - Quintero, S. (2007), Territorio, gobierno y gestión. Temas y conceptos de la nueva geografía política Es sorprendente, pero lo cierto es que, en vez de disminuir el papel del territorio, la internacionalización y la integración mundial han aumentado su peso específico, no solo no han eclipsado al territorio, sino que han aumentado su importancia. Estamos, pues, ante una revalorización económica del lugar, sin duda, pero no solo económica. Éste reaparece también en sus dimensiones culturales, sociales y políticas. Ante la crisis del Estado-Nación y los procesos de homogeneización cultural, las lenguas y las culturas minoritarias reafirman su identidad y reinventan el territorio, puesto que es innegable que una cultura con base territorial resiste mucho mejor los embates de la cultura de masas mundializada. … Por otra parte, muchos movimientos sociales de nuevo y viejo cuño se organizan –y en algunos casos se definen- territorialmente.
Finalmente, en lo referente a la dimensión política, hay que reconocer que el territorio tiene un peso específico cada vez mayor en el ámbito político, no solo porque la política absorbe problemáticas sociales de carácter territorial, como las ambientales, sino porque las propias organizaciones políticas, incluidos los partidos, no tienen más remedio que descentralizarse para acercarse más y mejor al ciudadano. - Nogué, J. (2006), “Geografía política”, en: LINDÓN, A., HIERNAUX, D., Tratado de Geografía Humana General. Barcelona, Anthropos
3) Relaciones Centro - periferia a distintas escalas
El breve repaso de las relaciones de poder en relación con la estructuración espacial, ha puesto
de manifiesto que las relaciones centro – periferia existieron siempre, con el planteo de “cómo
dominar la periferia con la misma fuerza o intensidad que en el centro”. Sin embargo, desde el
punto de vista de la distribución de beneficios, de condiciones afines con el progreso social y calidad de vida en general, se toma conciencia de “centro y periferia” cuando se le atribuye al
Estado el deber de solucionar las disparidades regionales, las diferencias de desarrollo. Es
entonces cuando se hace evidente la incapacidad de ciertos lugares para modificar las reglas
del juego. Aunque los estudiosos sociales hayan intentado explicar, teorizar y mostrar estas
diferencias (sociólogos, geógrafos, economistas, antropólogos) es en el siglo XX cuando la
sociedad toma mayor conciencia, y se hacen intentos por eliminar o contrarrestar las desigualdades (económicas y sociales) asociadas con los lugares.
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El estudio de las relaciones centro – periferia lleva implícito un problema de escala. En el
mundo existen países centrales y países periféricos; en cada país se suceden también estas
relaciones (entre estados provinciales y capital nacional, entre ciudades, entre ciudad y
campo…)
Indudablemente, este tema se vincula estrechamente con las relaciones de poder. Situación
que lleva a tratar dos temas: de una parte, la concentración (o centralización) del poder en el
Estado; de otra, la relación centro – periferia en el sistema mundo.
3.1. La centralización del poder a nivel del Estado. Factores que la determinan
1. Muchos Estados periféricos han privilegiado el desarrollo centrípeto de ciertas funciones
económicas claves (carreteras, comunicaciones, energía, industrias básicas, banca pública),
llevando a cabo una planificación central de la economía
2. Muchas veces el Estado periférico ha asumido un proceso descolonizador (ej. África) en
respuesta al crecimiento interno de centros de poder hegemónico, pero su capacidad real para
intervenir en un proceso de transformación social se ha visto limitada
3. La lógica interna del crecimiento burocrático del Estado ha sido un factor poderoso para la
centralización, por convertirse en una fuente de riqueza y poder. Lucha por el control del
aparato político – administrativo. Fuerzas armadas y policía centralizada, para eliminar el
surgimiento de poderes arbitrarios regionales, aunque se mezcla con la intención de nutrir un
permanente sentimiento de unidad nacional/territorial
4. Concentración de poderes en el Ejecutivo, inflación y super compartimentación de la
administración y la localización de actividades alrededor de la ciudad capital, han contribuido
a reforzar las vías centrípetas del desarrollo
5. La centralidad es apoyada en parte por el proceso organizacional. La creación de unidades administrativas bien delimitadas y jerarquizadas refleja la transformación del territorio y de la
comunidad para su gobernabilidad
6. Sensación de extrema exposición ante organizaciones “guerrilleras” que constituyen una
amenaza a la jurisdicción político/territorial y al control del Estado central
Los conceptos claves que se manejan para caracterizar este tipo de Estado centralizado son:
hegemonía y dominación.
3.2. Centro – periferia en el sistema mundo
Lectura y comentario de los siguientes textos
a) Wallerstein (1994) propone una teoría para enfocar los sistemas mundiales. “El elemento central de este enfoque es la economía – mundo capitalista que surgió en Europa en la época posterior a 1450 y que se fue extendiendo hasta que en 1900 abarcó todo el mundo; así, tanto el papa Alejandro VI en Tordesillas (en 1494) como el presidente Bush en Río (en 1992) son parte de la misma trama” (Taylor, 1994:3).
En razón de la expansión geográfica de la economía – mundo, las distintas áreas del planeta fueron incorporándose paulatina y sucesivamente. El sistema mundial inicial es ubicado por Wallerstein en Europa Occidental, Europa Oriental y las zonas de América Central y del Sur dominadas por portugueses y españoles. El resto del mundo era región exterior. Recordemos que esta es la situación entre 1450 y 1500. Con el tiempo se van incorporando otras áreas, pero en calidad de periferias de los núcleos originales. “El concepto de periferialización o proceso que reduce a la periferia implica que estas zonas nuevas no se incorporaron a la economía mundo en calidad de socios de pleno derecho, sino que se incorporaron en condiciones desfavorables respecto a los antiguos
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miembros; en realidad se incorporaron a una parte determinada de la economía mundo
que denominamos periferia (periphery). Hoy es corriente definir el mundo moderno utilizando los términos de centro (core), para referirse a los países ricos de América del Norte, Europa Occidental y Japón, y periferia, para referirse a los países pobres del Tercer Mundo. Aunque el ascenso de Japón al estatus de centro en el siglo XX haya sido muy espectacular, se suele considerar que la pauta de división entre centro y periferia es bastante estática, casi un fenómeno natural. Sin embargo, el uso de los términos centro y periferia en el análisis de sistemas mundiales es totalmente distinta, porque los dos se refieren a procesos complejos y no a zonas, regiones o Estados. Se convierten en centrales porque predominan los procesos de centro en esa zona, región o Estado determinados; del mismo modo, son definidas como periféricas, aquellas zonas, regiones o Estados en donde predominan los procesos de periferia. No se trata de un argumento semántico sin importancia, sino que se relaciona directamente con la forma en que se modela la estructura espacial. El espacio por sí mismo no puede tener un carácter de centro o de periferia, son los procesos de centro y de periferia los que estructuran el espacio, de modo que en cualquier momento dado predomina uno de los dos procesos. Puesto que estos procesos no actúan al azar, sino que producen un desarrollo económico desigual, hay
grandes zonas de centro y de periferia. Estas zonas dan muestras de cierta estabilidad – algunas partes de Europa siempre han estado en el centro -, pero también se pueden apreciar grandes cambios a lo largo de la historia de la economía – mundo, principalmente en el ascenso de zonas no europeas, como Estados Unidos y posteriormente Japón”. ¿Cómo define Wallerstein estos dos procesos fundamentales? Como en todos los modelos centro – periferia se insinúa que el centro explota y la periferia es explotada. Pero no es que las zonas se exploten unas a otras; esta explotación se produce debido a que en las distintas zonas operan procesos diferentes. Los procesos de centro y periferia son dos tipos opuestos de relaciones complejas de producción. En términos simples, los procesos de centro consisten en relaciones que combinan salarios relativamente altos, tecnología moderna y un tipo de producción diversificada; en tanto que los procesos de periferia son una combinación de salarios bajos, tecnología más rudimentaria y un tipo de producción simple. Estas son las características generales, cuya naturaleza específica cambia constantemente con la evolución de la economía – mundo”.
“El centro y la periferia no agotan los conceptos de Wallerstein que sirven para estructurar el espacio. A pesar de que estos procesos tienen lugar en zonas determinadas y producen contrastes relativamente definidos en la economía – mundo, no es fácil establecer de modo inequívoco el carácter central o periférico de cada zona concreta. En este sendio, uno de los aspectos más originales del enfoque de Wallerstein es el concepto de semiperiferia (semiperiphery), que no es ni el centro ni la periferia sino que combina de una forma particular ambos procesos. Fíjense en que no hay procesos semiperiféricos; más bien, el término de semiperiferia se aplica directamente a las zonas, regiones o Estados en los que no predominan ni los procesos de centro ni los de periferia. Esto significa que las relaciones sociales generales que se producen en estas zonas suponen la explotación de zonas periféricas, a la vez que la misma semiperiferia sufre la explotación del centro”. “La semiperiferia es interesante, porque es la categoría dinámica de la economía – mundo. Gran parte de la reestructuración del espacio es consecuencia del ascenso o del hundimiento de determinadas zonas en la semiperiferia. …Wallerstein considera que el papel de la semiperiferia es más político que económico”.
Taylor, Meter (1994), Geografía política. Madrid, Trama. Capítulo 1: El análisis de sistemas mundiales y la Geografía política, pp. 1 – 44
b) El concepto puede ser empleado en todos los niveles de la escala geográfica (centro y periferia dentro de los límites de un pueblo, de una ciudad, de una región, etc.). Pero ha tenido éxito particularmente a nivel mundial, como equivalente de las parejas mundo desarrollado/mundo subdesarrollado, o Norte/Sur. Hablar de centro/Periferia permite una descripción de la oposición de los lugares, pero sobre todo posibilita proponer un modelo explicativo de esta diferenciación: la periferia está subordinada porque el centro
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es dominante -y recíprocamente-. Este concepto ha sido utilizado en consecuencia sobre
todo en las reflexiones tercermundistas, más o menos como instrumento de mala conciencia para los habitantes de los países occidentales. Pensar en términos de centro(s) y de periferia(s) permite una reflexión sobre la interacción entre los lugares del mundo: los lazos de dependencia recíproca donde las desigualdades son la regla, pero que no funcionan en un sentido único. Para que la pareja tenga sentido, es necesario que existan relaciones entre los dos tipos de lugares, es decir flujos (de personas, de mercaderías, de capitales, de informaciones, de decisión,...), y que estas relaciones sean disimétricas (saldo desequilibrado de flujos, jerarquía de las relaciones de poder...). El centro es central justamente porque saca provecho de esta desigualdad y, recíprocamente, la o las periferia(s) se caracteriza(n) por un déficit que mantiene su posición de dominada(s). El sistema descrito de este modo es autorregulado: el centro reproduce las condiciones de su centralidad y recíprocamente para la periferia. Sin embargo, justamente porque está fundado sobre una lógica de intercambio (desigual), el sistema es dinámico. Si ciertas periferias pueden volverse ángulos muertos (éstas son denominadas por ello abandonadas), otras pueden
beneficiarse con su situación (ventaja a término en el tamaño más grande, en la posición de contacto con el exterior del sistema espacial...); esto puede implicar inversiones de polaridad en una lógica que permanece globalmente idéntica, o bien cambios de sistemas. C.G. (2004), Centro / Periferia. Hypergéo
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GUÍA DE ESTUDIO (2º parte)
4) La función actual del Estado Lectura de Méndez, R. y Molinero, F. (1992), Geografía y Estado. Introducción a la Geografía Política. Colombia, Cincel (Cap. 2)
1. El Estado como unidad político – territorial 2. Los conceptos de nación y Estado. Tipos de Estado 3. Las bases territoriales de los Estados 4. Las fronteras como límites territoriales de los Estados 5. Núcleo central y capital política
4.1) Definiciones
Tradicionalmente definido como una superficie de tierra (o tierra y agua) con unas relativamente bien definidas fronteras, generalmente reconocidas de forma
internacional. En este territorio reside una población con identidad política independiente que se puede conocer como nacionalismo. Esta definición equivale a lo
que se denomina Estado – nación.
Conjunto de instituciones encaminadas a la protección y mantenimiento de una sociedad. Este conjunto de instituciones incluye gobierno, poder judicial, fuerzas
armadas, etc. Estas instituciones garantizan la reproducción de las relaciones sociales en una forma que hace imposible la existencia de grupos aislados.
Una nación es un grupo de personas que comparten elementos culturales comunes referidos al idioma o la personalidad política o histórica: a pesar de que el reconocimiento de una identidad territorial común es importante, no es un rasgo imprescindible: algunos pueblos se reconocen “nación” a pesar de vivir en diáspora o sin una contigüidad espacial que dé coherencia al resto de factores culturales compartidos. Así se habla de la nación kurda (repartida entre los territorios estatales de Siria, Turquía, Irán e Irak), del pueblo gitano (esparcido por muy diversas zonas de Europa y Asia) o de los buracos (hay casi tantos puertorriqueños viviendo en Estados Unidos como en la isla de Puerto Rico).
El Estado-nación, aquella fórmula ideal nacida a finales del siglo XVIII por la que un grupo homogéneo de personas vive gobernado por su propio estado, es prácticamente inexistente en la actualidad. Ya sea debido a los cambios de fronteras (en Europa), a los efectos del imperialismo y el colonialismo (en el resto del mundo) o a las extensas migraciones, hoy por hoy lo habitual son los estados plurinacionales o multiétnicos, si bien no siempre las comunidades integrantes conviven en régimen de igualdad. En África o Asia muchos estados integran diversos grupos nacionales, los cuales, a su vez, a menudo tienen su marco territorial de referencia partido por fronteras estatales impuestas. También es el caso de Europa, donde Francia o España son buenos ejemplos de estados plurinacionales en los que, históricamente, las propuestas de homogeneización (de identificación del estado solo con los rasgos de una única nación: la francófona en el caso de Francia, la castellana en el caso de España) han tenido un éxito relativo. A través de sus instituciones básicas (esencialmente el ejército o el sistema educativo, pero también la legislación) el estado actúa para legitimar su posición, mantener su imagen interna y externa y armonizar los intereses de sus gentes. En el marco del sistema capitalista, el estado, además, se ha encargado de asegurar el óptimo funcionamiento de las estructuras económicas que le caracterizan (mercados, esquemas de producción y reproducción, etc.), dado que tradicionalmente el estado-nación (en tanto que unidad política independiente y dotada, al menos teóricamente de plena soberanía y con unas fronteras reconocidas) coincidiría con el marco adecuado para desarrollar y proteger un mercado interior (de producción, distribución y consumo) y en contraste con el resto de mercados-estados-nación.
Albet, A., Benejam, P. (2000), Una Geografía Humana renovada: lugares y regiones en un mundo global. Barcelona, Vicens Vives
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4.2) Elementos distintivos
Forma del Estado: comprende la estructura específica de Estado y cómo se integra una formación social determinada. Ejemplo: una sociedad capitalista da un Estado claramente
capitalista
Función del Estado: actividades que asume el Estado
a) suministrador de bienes y servicios b) regulador de la economía
c) ingeniero social con actividad propia
d) árbitro entre los numerosos grupos que componen la sociedad
Aparato estatal: mecanismos por los cuales las funciones son ejecutadas (Poder Ejecutivo,
Poder Legislativo, Poder Judicial, en Argentina)
4.3) Evolución del papel del Estado
fines del s. XIX
Agente que toma a su cargo el progreso
para asegurar la expansión del capitalismo
principios del s. XX
Comienza a abarcar cargas de protección social
Para contrarrestar ideas socialistas
durante el s. XX
- Hasta mediados
Estado planificador
Regionalismos
Para disminuir las diferencias espaciales
- desde los ‘50
Aplicación de políticas de polos de desarrollo
Estado benefactor1
Para facilitar la expansión del capital buscando crecimiento económico
- desde ’70 y ‘80
. Fracaso de los intentos anteriores (no soluciona las contradicciones del capitalismo) . Se profundizan las diferencias espaciales y sociales . Cambia su papel: de centralizado a dominio de fuerzas locales
1 → guardián de la sociedad civil
proteger la vida, la libertad, la sociedad
asistencia a los sectores desprotegidos
hacedor adecuado para todos sus problemas sociales y todas las tareas sociales
→ señor de la economía
regulación de los bancos, los ferrocarriles, la energía
conservar el “clima” para el crecimiento económico → agente fiscal
extracción de recursos dispersos de la población (a través de la recaudación de impuestos)
libertad para realizar gastos (comienzo de la deuda externa)
→ preparado para la defensa
organizar la sociedad y la economía como un estado de alerta permanente (guerra fría)
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4.4) El papel actual del Estado
Procesos actuales: - desmembramiento del megaestado descentralización
- acción de organismos transnacionales
- activación de los regionalismos
- aparición del tribalismo
FRAGMENTACIÓN TERRITORIAL
Sobre nacionalismos y regionalismos El nacionalismo y el regionalismo reflejan el sentimiento de pertenencia a una nación paralelamente a la creencia de que esta nación tiene el derecho natural a la autodeterminación, es decir, a la posibilidad de decidir sobre el futuro de sus propios
asuntos. En ocasiones, este nacionalismo deriva en independentismo (voluntad de formación de un marco estatal propio a partir de la estructura nacional) que a pesar de los avatares históricos se mantiene latente y reaparece cuando las circunstancias, sociales, política o económicas son propicias: es el cado de la Europa Oriental (Estonia, Letonia, Lituania, Eslovaquia, Eslovenia, etc.), que en la última década del siglo XX han canalizado la voluntad independentista interna y han obtenido o recuperado el reconocimiento internacional de su estructura estatal. En otras ocasiones, el nacionalismo y el regionalismo se traducen en formas de autonomía política que, aceptando la soberanía de un estado no propio, permiten el desarrollo autogestionado de determinadas esferas de la economía, la política o la cultura. Éste ha sido el caso de España que, a través de la constitución de 1978, estableció un esquema merced al cual no solo los territorios identificados con una nación sino también otras regiones dentro del territorio estatal alcanzaron un grado considerable de autonomía política. Friedrich Ratzel, padre de la geopolítica, formuló una de las teorías clásicas en Geografía según la cual todo grupo humano instalado en un territorio determinado debe tender, de
forma natural, a la expansión territorial como única garantía de supervivencia ante la presión de otros pueblos y como estrategia para asegurar los recursos necesarios para el sostenimiento de sus ciudadanos. Esta teoría de base darvinista conectaría a la perfección con las pautas de dominación política, cultural y económica llevadas a cabo por los europeos al menos desde el siglo XVI y, también, con la exacerbación de ciertos nacionalismos, que llevó, ya en pleno siglo XX, a algunos países europeos a ocupar territorios vecinos. El imperialismo pues, en cuanto extensión de la autoridad de un estado sobre la vida política, económica y cultural de otros territorios, ha sido una constante a lo largo de los últimos siglos, traduciéndose en una dominación casi absoluta de unos estados centrales (europeos, norteamericanos: del “norte”, supuestamente “fuertes” debido a su organización social y a su despliegue tecnológico) sobre otros periféricos (africanos, sudamericanos, asiáticos del “sur”, supuestamente “débiles”por el hecho de no compartir aquellos valores). El imperialismo no necesariamente implica un control gubernamental formal sobre el área dominada sino que puede, simplemente, implicar formas de presión para asegurar determinados comportamientos o actitudes: amenazas militares, intervenciones sociales y manipulaciones culturales, sanciones
económicas, etc. En diversas etapas de la historia este imperialismo se ha traducido en colonialismo, con el consiguiente establecimiento y mantenimiento formal de un gobierno y administración (colonias, protectorados) por parte de un poder soberano sobre una población y un territorio extranjero, a través de un proceso de colonización que asegurase la extracción de la riqueza en beneficio del país ocupador así como la dependencia económica y política de las tierras ocupadas. Cuando el colonialismo resulta insostenible, la independencia política llega para muchos territorios, si bien a menudo se consigue tras un proceso doloroso y en ocasiones sangriento.
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No obstante, el fin del colonialismo no presupone el fin del imperialismo ya que, como se ha dicho, éste no necesariamente necesita de la dominación política directa: a través de canales más o menos sutiles, el control económico, social, cultural (y también el político) ha continuado siendo una realidad para muchos países del mundo. La descolonización política no necesariamente significa el fin de la dominación dentro del sistema mundial, tal como lo demuestra el hecho de que muy pocos países anteriormente colonizados se han convertido en prósperos y económicamente competitivos desde que consiguieron la autonomía política. Incluso, a pesar de que una antigua colonia pueda exhibir los diversos distintivos que simbólicamente manifiestan su soberanía (incluyendo la bandera nacional, estructura gubernamental, moneda propia, sistema educativo, fuerzas militares), su economía y estructura social pueden continuar dramáticamente configuradas, de muy diversas formas, por los estados centrales. La participación en los circuitos comerciales, industriales y de servicios; la integración en los sistemas financieros internacionales; la asimilación de las pautas educativas y sociales “occidentales” o la aceptación de sus patrones culturales y de consumo son, entre muchos otros, elementos que aseguran la vinculación de los países periféricos con los centrales,
estableciéndose unas relaciones que si formalmente difieren de las observadas durante el colonialismo, estructuralmente hacen perdurar la dependencia. Así, las inversiones industriales y los acuerdos comerciales capacitan a los países centrales para ejercer una importante influencia sobre los países periféricos anteriormente colonizados: los contratos agrarios se han convertido en el principal vehículo a través del cual la producción agrícola de la periferia se ha reorganizado en función de las necesidades, las referencia, los estándares, las condiciones y, evidentemente, los precios, establecidos por el consumo realizado en los países centrales. Las inversiones industriales de los países desarrollados en los territorios periféricos, además de buscar los costes de fabricación más bajos y las condiciones de producción menos estrictas, a menudo imponen ajustes y condiciones económicas, sociales e incluso políticas para su instalación. Paralelamente, la difusión de un “orden mundial capitalista” ha tenido un innegable impacto de “modernización” de las sociedades locales a través de la educación, el cuidado sanitario, los hábitos de consumo y otros diversos factores, tergiversando completamente (a veces en positivo, a veces en negativo) las pautas
culturales, sociales y políticas autóctonas tradicionales.
Sobre organizaciones internacionales y supranacionales Al igual que los estados se han convertido en las piezas clave de la Geografía política, también a lo largo del siglo XX las organizaciones internacionales y supranacionales han contribuido decisivamente a la configuración del sistema mundial global. Además de estar pensadas para resolver conflictos internacionales y para armonizar criterios, buscan una gestión más eficaz de los recursos y un más fácil flujo de la información, los intercambios y la tecnología. Con todo, en determinados períodos (como los momentos álgidos de la “guerra fría”) estas organizaciones han sido vistas como puntos de referencia política o ideológica: la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) o el ya desmantelado Consejo de Asistencia Mutua Económica (COMECON) cumplieron esta función partiendo de unos principios de cooperación militar o comercial, respectivamente. Una organización internacional es aquella que incluye a dos o más estados que buscan una cooperación política o económica: un buen ejemplo es la Organización de las Naciones Unidas (ONU) teóricamente encargada de buscar el equilibrio mundial y la resolución de los conflictos. A pesar de la aparente representación equitativa y la supuesta audiencia universal que mantienen estos foros, a menudo se convierten en los nuevos mecanismos a través de los cuales se justifican actitudes neoimperialistas y neocolonialistas: aunque presentadas bajo la óptica del interés internacional, en ocasiones las iniciativas del Fondo Monetario Internacional (FMI) o de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) reflejan mayoritariamente las políticas de determinados países centrales y del “norte”, dado que el velo de la globalidad hace estéticamente “incorrecto” que ciertas decisiones que afectan a otros países sean adoptadas
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exclusivamente por un estado. Evidentemente, no todas las organizaciones
internacionales tiene este sesgo intervencionista y en muchas de ellas el objetivo esencial es la gestión cooperativa de determinadas problemáticas regionales (acuerdos de uso en cuencas fluviales supraestatales, relaciones en regiones transfronterizas, etc.) A diferencia de las organizaciones internacionales, las instituciones supranacionales reducen la centralidad de los estados miembros. A través de un proceso de autorregulación y de cesión de competencias, estas organizaciones disminuyen, hasta cierto punto, la soberanía individual de cada estado a favor de los intereses colectivos. La Unión Europea (UE) es quizá el mejor ejemplo de organización supranacional ya que posee su propio parlamento y sistema judicial y decide la admisión de nuevos miembros; busca crear un espacio político, económico y social común en el cual las mercancías, servicios, personas e información circulen libremente gracias a unos mecanismos financieros y a una actuación política coordinada.
Albet, A., Benejam, P. (2000), Una Geografía Humana renovada: lugares y regiones en un mundo global. Barcelona, Vicens Vives
a) Procesos actuales externos a.1) Transnacionalismo
motivos
♦ el dinero no tiene patria; los bancos centrales no controlan los flujos de dinero, sólo aumentan o disminuyen las tasas de interés
♦ la información tampoco tiene patria, desborda las fronteras, socaba
y destruye la identidad nacional
♦ manifestado en el daño global del ambiente, particularmente en sus
grandes pulmones (ej., la polución es también transnacional)
♦ necesidad de un control transnacional de armas, de difusión de
derechos humanos por la amenaza de grupos terroristas que pueden
tomar como rehén a toda una nación
a.2) Regionalismo
Es consecuencia del transnacionalismo.
Bloques organismos de gobierno regionales paralelos a los gobiernos nacionales
creación de “mercados comunes” en lo económico
asunción de funciones políticas, tales como regulación común de profesiones y oficios, legislación social, otras
Minirregiones unidades económicas lo bastante grandes para establecer un libre comercio y competencia interior
ejemplos: - región turca (Turquía, Lituania, Letonia y Estonia
- región báltica (Finlandia y Suecia)
- región SE asiático (Malasia, Singapur, Indonesia, Filipinas, Tailandia)
b) Procesos actuales internos
b.1) Tribalismo
◙ socava el Estado desde el interior
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◙ se pone énfasis en la diversidad más que en la unidad
◙ ya no se trata de integrar a los “distintos” sino de conservar las identidades
◙esos grupos pueden, por sí mismos, establecer contactos con regiones económicas
◙ si bien tienen contactos con el mundo porque ven la misma T.V. y compran los mismos
productos, necesitan pertenecer a una comunidad local ◙ es el polo del transnacionalismo
“Internacionalismo, regionalismo y tribalismo están creando una nueva organización
política, una compleja estructura que no tiene precedentes. La organización política post
capitalista tiene 3 (tres) vectores: cada uno con una dirección diferente, inestable, impredecible. Pero la única institución que tenemos hasta ahora es la del Estado – Nación y
su gobierno, el cual debe restaurar la capacidad de funcionamiento”.
DESCENTRALIZACIÓN
¿Qué podemos entender por descentralización? Aun cuando existen algunas diferencias
acerca de los alcances del concepto de descentralización, -especialmente, en lo que respecta
a las fórmulas jurídico-institucionales requeridas para su implementación- parece haber consenso en que, en lo esencial, descentralizar implica aumentar el poder, la autonomía de
decisión y de control de los recursos, las responsabilidades y las competencias de las
colectividades locales, en detrimento de los órganos del Estado central (E. Preteceille,
1987:38). Básicamente, una descentralización implica una reforma de carácter político-
administrativo, por la que se pretende lograr una redistribución territorial del poder, que
permita poner fin al centralismo decisorio, al que se responsabiliza por un conjunto de males que aquejan a las comunidades locales.
Uno de los objetivos de la descentralización es ser un instrumento propicio para promover
el desarrollo local, democratizando los procesos sociales, aumentando la participación
popular y reduciendo la injusticia social en las colectividades involucradas. (De Mattos,
Carlos LA DESCENTRALIZACION, ¿UNA NUEVA PANACEA. PARA IMPULSAR EL DESARROLLO LOCAL? p.2 )
Rondinelli sostiene que la descentralización puede "facilitar la articulación e
implementación de las políticas de desarrollo diseñadas para lograr crecimiento con
equidad, fortaleciendo la capacidad de las unidades regionales y subregionales y
capacitando a los líderes políticos a identificar sus propios problemas y prioridades de desarrollo" (Rondinelli, 1981). El mismo autor señala además que la descentralización
puede, entre otros, reducir el papeleo y los procedimientos altamente burocratizados,
incrementar la unidad nacional y la legitimidad política del gobierno, conducir a una más
efectiva coordinación de la planificación local y de su implementación, incrementar la
eficiencia de las agencias centrales de gobierno, relevando a sus funcionarios superiores de tareas rutinarias que podrían ser ejecutadas más efectivamente por funcionarios locales,
constituir un prerrequisito para incrementar la participación ciudadana en los procesos de
planificación del desarrollo, etc., etc. (Rondinelli, idem). (De Mattos, p. 3)
"se requiere una diferente distribución del poder político en la sociedad, una suerte de
nuevo "contrato social" entre el Estado y la sociedad civil, parcialmente expresada y organizada en regiones. A este nuevo "contrato social" se llega por medio de la
descentralización política-territorial. De aquí que desarrollo regional y descentralización
sean dos procesos que en la práctica definen un solo proceso autocontenido, de evidente
naturaleza y dimensión tanto política como social". (Boisier, 1988: 43 en: de Mattos, p. 3)
Actividades
1 – Sobre la base de las lecturas precedentes, justifique la afirmación que sostiene que los
procesos políticos y económicos actuales están conduciendo a una FRAGMENTACIÓN
TERRITORIAL.
R. Schilan – E. Prieto Unidad 6 – Guía de estudio 22
22
2 – Interprete las relaciones de poder expuestas en el esquema adjunto y exponga su
reflexión en un texto breve
Esquema de Sociedad y territorio a través de las relaciones de poder