gesche_RECUPERAR UNA TEOLOGÍA DE LA CREACIÓN

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  • 7/29/2019 gesche_RECUPERAR UNA TEOLOGA DE LA CREACIN

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    ADOLPHE GESCH

    RECUPERAR UNA TEOLOGA DE LACREACIN?

    ltimamente, la teologa de la creacin ha perdido su lugar entre los tratados

    teolgicos, en favor de la antropologa. Esto es un hecho; muy positivo, por otra parte.Pero este giro antropolgico, no tiene sus grandes peligros, si no es corregido por unaverdadera teologa del cosmos y de la naturaleza? La respuesta a esta preguntaconstituye el objetivo del presente artculo, escrito con gran claridad y garra teolgica.

    La cration: cosmologie et anthropologie, Revue thologique de Louvain, 14 (1983)147-166

    Puede ser que la creacin sea el primer tema de las investigaciones teolgicas de losdiez prximos aos.

    Partimos de la tesis que el campo teolgico se divide en tres grandes apartados: Dios, elhombre y el mundo.

    El tema del mundo ya casi no existe en teologa debido a la desestructuracin de laontoteologa y a la derrota de la cosmometafsica. La cosmologa -antes tan valorada enteologa- hoy da es tenida por irrelevante ante las urgencias ticas del momento. Dios,es verdad, se interesa ms por el hombre que por las puestas de sol. La teologa, pues, seha vuelto deliberadamente acsmica para centrarse en el hombre (giro antropocntrico).

    En cuanto a la temtica de Dios, se nota, desde hace unos diez aos, ciertarecondensacin teolgica dirigida hacia la antropologa: el discurso sobre Dios,habiendo huido de los campos cosmometafsicos, se fija en el trazado -de hecho centraly fundador- del hombre "a imagen y semejanza de Dios". Se quiere llegar, por una

    parte, a descubrir a Dios a partir del hombre (y no del cosmos) y, por otra parte, a labuena noticia de la salvacin para el hombre. La construccin de este discurso es muyvaliosa, sin duda alguna. Sin embargo convendra preguntarse si no cede a cierta derivaantropocntrica.

    El tema del hombre es el tema-rey. La teologa especulativa fue tomando, desde losaos sesenta, una direccin tica y antropolgica que, desde luego, es muy apreciable.

    Se ha debido a muchos factores. Factores tericos internos: como la teologa de lasrealidades terrestres, la eclesiologa de la salvacin, las cristologas de economa, queinfluenciaron tanto la teologa de la post-guerra (sobre todo la teologa de lenguafrancesa); de parte a parte, una preocupacin constante para hablar ms de lo que leinteresa al hombre que de cuestiones juzgadas puramente especulativas (el universo oDios mismo). Factores tericos externos: por una parte, las filosofas del sujeto,(fenomenologa, existencialismo), de los valores (personalismo), del lenguaje (nuevahermenutica), de la metafsica tica (E. Levinas); por otra parte, las ciencias humanas(psicologa, sociologa, lingstica, antropologa social y cultural). Aqu todo contribuaa centrar las preocupaciones en el hombre individual o dentro de la sociedad. Factores

    prcticos: unos internos tambin, como el despertar pastoral en pases

    descristianizados, todava en los mismos aos de la post-guerra y, en tiempo msprximo, el descubrimiento de la solidaridad hacia los ms pobres; otros externos, como

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    las crticas ateas de un cristianismo que sera como una evasin de este mundo y olvidode los hombres. Todo invita a los cristianos a reaccionar. De ah que, bajo unas formasdiversas (teologas de la secularizacin, de la liberacin, de la palabra, etc.) aparezcauna teologa que no debemos tener miedo en llamar antropolgica y hastaantropocntrica.

    No se trata en absoluto de renunciar a este descubrimiento y contradecir este discurso.Para el hombre, claro, pero tambin para Dios que es ante todo para nosotros el Dios dela "philantrpia", fue bueno y an lo es, que nos preocupemos siempre por el hombre yque la teologa se coloque aqu, en el conjunto de los discursos sobre el hombre. Pero, la

    pregunta que se nos presenta, es saber si, para salvar el mismo riesgo descubierto enesta renovacin antropolgica, no sera mejor restablecer el dilogo con el cosmos y lanaturaleza. Quisiera demostrar en estas pginas cmo y por qu una teologa de lacreacin (y en particular del cosmos) se impone hoy da como una de las tareas msurgentes y ms beneficiosas.

    I. POR QU DESEAR UNA TEOLOGA DE LA CREACIN Y DELCOSMOS?

    El hecho de constatar una laguna cosmolgica en teologa podra, segn parece, llevar aalgunos telogos a lanzarse a las magnificiencias gratuitas de la contemplacin deluniverso para escudriar sus enigmas y misterios. No estara mal, ya que la gratuidad,

    paradjicamente, forma parte de nuestras necesidades; pero no es tan sencillo. Dehecho, si miramos mejor, vemos que se trata nada menos que del destino de Dios, delhombre y del destino (teolgico) del cosmos.

    El destino de Dios

    Es indispensable darle a Dios una "reserva cosmolgica" (B. Willaert). Es cierto queDios es, ante todo, el Dios del hombre, sobre todo en la tradicin judeo-cristiana. Pero,sera Dios si no fuera Dios de todo, por tanto tambin del cosmos? Tal como ya lohaba notado Voltaire, una teologa demasiado centrada en el hombre tiene el peligro dereducir a Dios a nuestra imagen y semejanza, un Dios a nuestra medida, la de nuestrasnecesidades. Pero entonces viene o puede llegar el da en que Dios, sencillo reflejo denosotros mismos, por ms que se le engrandezca, ser rechazado. Podemos

    preguntarnos si muchos atesmos no encuentran all su fuente y su razn de ser cuando

    rechazan a un Dios en el cual no ven ms que la proyeccin del hombre.Un Dios que no fuera ms que la proyeccin del hombre puede llegar a ser intil yestorbar, pues al hombre no le interesa mucho encontrarse reflejado en todas partes; yan ms, llegara a ser insoportable si es verdad que "el infierno son los dems": elhombre puede llegar a morir si no tiene ms horizonte que l mismo, por ms que fuerainterpuesto por Dios.

    Es, pues, importante y urgente dar una mayor dimensin a Dios, sin reducirle a nuestrasnecesidades por ms justificadas que estn. En atencin a esto, formulara aqu unahiptesis: existe realmente una diferencia entre dos teologas opuestas tales como la del

    pietismo y la de la revolucin)? En su estructura, no buscan a Dios en funcin de lasnecesidades del hombre, aunque aquellas necesidades sean diametralmente opuestas y

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    aunque los telogos que las defienden no estn de acuerdo? No quiero decir, claro, queno se puede invocar a Dios para las necesidades del alma, ni invocarle para unas causas

    justas; pero cuando nos olvidamos de cualquiera otra dimensin, no hay prejuiciocontra Dios? Una teologa de la creacin y, muy deliberadamente, una teologa delcosmos, tendra que -digmoslo as- dar ms vitalidad y espacio a un Dios menos

    crispado sobre el hombre. Dios es el Dios de todo el universo; si no, no es Dios, aunquelo esencial de su preocupacin se centre en el hombre.

    El destino del hombre

    Es verdad que hoy da hay unos anti-humanistas declarados que pronuncian la muertedel sujeto, lo que llamara "antropologa de la muerte del hombre". Es verdad tambinque la teologa ha prestado unos grandes servicios y seguir hacindolo siendoantropolgica, volviendo a centrar el proyecto divino sobre el hombre, por lo tantoengrandecindolo. Pero a la larga, una teologa exclusivamente antropolgica puede

    acabar, no tan slo por ahogarse, (por falta de hablar de Dios), sino, paradjicamente,por ahogar al mismo hombre.

    El hombre, siempre remitido al hombre, aunque sea pasando por Dios (pero un Diosantropolgico), acaba por autoasfixiarse. Hay en el hombre y para el hombre muchascosas que van ms all (Dios) y le sobrepasan (el cosmos), segn decan Pascal yMalraux. Ahora bien, lo que va ms all del hombre le es tan indispensable como lmismo para su constitucin. Vemos cmo una teologa antropocntrica tiene el peligrode fallar precisamente y paradjicamente a su propsito (la preocupacin para elhombre), por falta de proponer a ste otra cosa fuera de s mismo o proponindole unDios demasiado disfrazado, hasta desfigurado a la medida del hombre. Sera, pues,urgente devolverle al hombre el cosmos; sta sera una de las tareas actuales de lateologa de la creacin.

    El destino mismo del cosmos

    El hombre, para ser hombre, necesita mucho del cosmos. Es una cuestin de civilizacinprimordial. Un hombre totalmente acsmico sera, en todos los sentidos, un hombreperdido (sin salvacin posible).

    Dios ha dado el hombre a los hombres, claro, pero tambin "las flores y los pjaros" (S.Francisco de Ass), la tierra y todas sus maravillas. El hombre tiene una necesidad vitaldel cosmos: tiene que morar, comer, amar, vivir, admirar... Puede lograrlo aislndose?

    No es ste el proyecto del Dios judeocristiano que hizo la tierra ut habitaretur (Is46,18). El mundo de la naturaleza es esencialmente don de Dios. Conviene volver a daral hombre el sentido de un universo teologal. Podra ser una de las tareas de la teologade la creacin.

    No se trata de desacreditar sin ms las ciencias humanas, sino enunciar sus lmitescuando llegan a ser exclusivas y cautivan toda la atencin. Un descubrimiento notable

    de la grandeza de las ciencias de la naturaleza (Whitehead, MerleauPonty, Prigogine y

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    Stengers, etc.) tendra que animar al cristiano y al telogo a redescubrir y restituir elcosmos.

    Hasta ahora hemos querido mostrar por qu una teologa de la creacin y en particulardel cosmos, se impona por muchos motivos. Ahora convendr mostrar cmo hoy se

    podra y se debera considerar aquella teologa. Pero antes es necesario enumerar lasantiguas problemticas y las nuevas preguntas en torno a la teologa de la creacin.

    II. ANTIGUAS PROBLEMTICAS Y NUEVAS PREGUNTAS

    Antiguas problemticas

    En el plano cientfico, hoy da la evolucin, el origen de la vida y de las especies (enparticular el hombre), no preocupa mucho ni a los telogos ni a los hombres de ciencia,ni es motivo de inquietud para la fe de los creyentes. Una mejor apreciacin de los

    lmites respectivos, del campo propio de los objetos, del respeto de las fronteras, de lasapreciaciones de los registros del lenguaje, ha llegado a desdramatizar aquellascuestiones.

    En el plano filosfico, la categora de causalidad est hoy da sometida a discusin porel descubrimiento, inaudito para la ciencia clsica, de la indeterminacin. Parece que el"causalismo" hace cada vez menos justicia a la gran riqueza de la realidad y de susurgimiento. Pero damos ms importancia a la reticencia filosfica (Bergson, GabrielMarcel, Heidegger) por la cual se teme que, sin ser falsa, la categora de causalidad seauna de las ms pobres, hasta de las menos adecuadas para dar razn de las cosas, y muydelicada de manejar, en particular para expresar la relacin entre Dios y el mundo,relacin que objetiva (mundo de las personas), en lugar de hacer justicia a las personas.

    De todos modos, es en el plano terico donde los problemas son ms grandes. Aunaceptando la legitimidad de la nocin de causalidad, la teologa tan slo puede ver unareduccin, o un aspecto muy parcial de una realidad mucho ms amplia y ms rica, la dela misma creacin que no est muy reconocida en el concepto de causalidad. Hoy da,

    pues, se trata de una problemtica a superar para hablar de la creacin.

    Nuevas cuestiones

    Es muy importante la gran valoracin de la naturaleza en la sensibilidad y elpensamiento contemporneos. La ecologa, aunque le falta madurar an, expresa unanecesidad imperiosa del hombre de hoy, y la teologa no puede no darle importancia.Filosfos (J. Ladrire, Cl. Bruaire, E. Bloch), socilogos (E. Morin), antroplogos (S.Moscovici), economistas (J. P. Dupuy), vuelven a encontrar en la naturaleza un"paradigma perdido" que es urgente que el hombre recupere.

    Desde todos los campos se teme que el hombre llegue a destruirse si no respeta lanaturaleza.

    La distincin tajante entre naturaleza y cultura que ayer caa de su peso en antropologa,se vuelve a poner en discusin. "Someted la tierra" no sera, tal como se pensaba en

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    tiempo de la secularizacin, un dominio discrecional? Se pregunta a la tradicin juego-cristiana si no tendra ms bien que contribuir aqu, en virtud de lo que est escrito en elGnesis, a un dominio del dominio del hombre sobre este mundo.

    Tambin el campo muy rico de los mitos y los smbolos se abre al pensamiento

    contemporneo. La riqueza de este campo abierto a la filosofa, la antropologa y lalingstica se manifiesta especialmente en los relatos de origen y en las cosmogonas.Aqu nos encontramos con un material muy prximo a nuestras preguntas sobre elcosmos y la creacin. Si durante mucho tiempo este campo ha sido despreciado, hoy da

    podra aportar mucho a la teologa.

    La teologa debe terminantemente volver a descubrir la calidad y el peso (en el sentidopositivo de la palabra) de su propia herencia. Palabras como gracia, salvacin, don,aumento, superabundancia, son palabra propias y sobre todo particularmente pertinentes

    para calificar o indicar las "cosas de la fe". Pues la creacin no es objeto de unaproposicin filosfica sino de una confesin de fe. Por tanto, convendra recurrir a estas

    viejas palabras para pensarteolgicamente la creacin y en particular el cosmos. Estasviejas palabras de la fe corresponden a unos conceptos usados hoy da tales comogratuidad, alteridad, "exceso", juego.

    Es verdad que el cosmos es, dentro de la creacin, lo que parece menos sensible a unascategoras ticas tales como don, gracia, etc. Pero, por lo que se refiere al cosmos, doshechos culturales nuevos nos obligan a volver a plantearnos la teologa de la creacin.Por una parte, en ciencia, el tiempo y la historia ya se han introducido en las ciencias dela naturaleza (Prigogine y Stenfers), all en donde slo pareca reinar el espacio y elnmero. He aqu una "metamorfosis" que podra llevar a una "nueva alianza" delhombre y del cosmos, que no puede dejar a la teologa indiferente. Categoras cada vezms "ticas" y cada vez menos "materiales" se introducen en las ciencias. Por otra parte,del lado de la filosofa y de la teologa (Whitehead, Ch. Hartshorne, J.-B. Cobb, etc.), la

    Process Philosophy y la Process Theology que se interesan ms por la realidad (Diosincluido) en su ser-en-proceso y hablan de un Dios afectado por lo creado, de co-creacin y de relacin real (y no tan slo de razn) entre Dios y el mundo.

    III. CMO REALIZAR UNA TEOLOGA DE LA CREACIN Y DELCOSMOS?

    Hablar de la creacin es constitutivamente y al mismo tiempo, hablar de Dios y delmundo (y hasta de su relacin): De Deo/creante/mundum Claro, siempre es as enteologa. El discurso sobre Dios (teologa) interesa y concierne al hombre, le dice algo.Y el discurso sobre el hombre (teologa de la salvacin, por ejemplo), nos ensea algode Dios. Sin embargo, podemos tener un "De Deo" que no habla mucho del hombre, yse puede discutir sobre el hombre, hasta en teologa, sin hablar para nada de Dios. (etsi

    Deus non daretur), en particular all donde se quiere significar la autonoma de losvalores. La teologa de la creacin, por su parte, es un nico discurso sobre Dios y sobreel hombre, que nos dice algo sobre Dios y que nos dice algo sobre el cosmos.

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    El Dios de la creacin

    La tradicin tomista dice que la creacin no aporta nada a Dios. Expresa esta doctrinadiciendo que no hay relacin real (constitutiva para Dios) de Dios para con el hombre,ya que la relacin de creacin slo es constitutiva para el hombre (entonces, slo hay

    relacin "real" del hombre con Dios).

    Esta teologa, por lo menos, quiere salvar dos cosas:

    1) Que Dios, "por ms que haga" ad extra (crear, revelar, salvar, etc...) es siempre elmismo Dios. El Dios creador es el Dios que ya conocemos como bueno, todopoderoso,trinitario, etc. ("Creo en un solo Dios").

    2) Que Dios es trascendente. Dios no depende de la creacin para ser, Dios no necesitala creacin para ser, como si sta fuera un momento de su constitucin. Siendo Dios

    perfecto en el orden del ser, del conocimiento, del amor, del obrar, etc. "se basta a s

    mismo". La creacin depende de l, pero no le puede aportar nada en el planoontolgico, en el plano del ser.

    Esta teologa, adems de preservar en Dios la independencia "ontolgica", subraya, a sumanera, la gratuidad de la creacin.

    Algunos protestan delante de estas afirmaciones ("The Process Philosophy y "ProcessTheology") preguntando si se puede considerar como real un mundo que no afecta a sucreador y si este Dios, al que no afecta lo creado, que es inmutable, tiene algo que vercon el Dios revelado por los patriarcas, los profetas y Jesucristo.

    Dios es Dios (o no es). No tiene, pues, que necesitar nada para ser, para "llegar a ser".Es y "nada ms". El trmino "creador" no define a Dios. La creacin es un acto (libre).Ser "creador" le califica, pero no le expresa. Al decir esto no alteramos la doctrina puesno tocamos su trascendencia, su "en s".

    En el acto creador, Dios acepta ser alcanzado por lo que crea. Creares ms que hacer,es suscitar unos creadores, unos seres capaces, a su vez, de transformarse en sujetoscapaces de dar.

    No es tan grande, de parte de Dios, recibir como dar, recibir dando? Tal sera la fuerza

    de la gratuidad.Ya hemos dicho que el eje del pensamiento para la creacin era el rgimen de lagratuidad. Se podra pensar que aquel anlisis de la gratuidad, en la que recibir y dar seconjugan, nos lleva a un descubrimiento de Dios ms acusado. As tendramos la

    posibilidad de encontrar un Dios "sensible", "mudable", alcanzado, afectado por sucreacin; pero "porque lo ha querido", claro.

    Me parece que es la misma lgica de la trascendencia y de la independencia de Dios,expresada en trminos de don, la que "impone" hacer ver que el misterio profundo de lagratuidad en la creacin es de dar, no como un dspota arbitrario (por ms bueno que

    sea), sino como donador vulnerable que dota a su criatura de una capacidad de

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    acercrsele y dndose a s mismo la capacidad de serlo. Sin lo cual, habra realmentegratuidad, por tanto creacin?

    He aqu lo que la teologa de la creacin podra, entre muchas otras cosas, ensearnosacerca de Dios. Entre una inmutabilidad absoluta, espantosa en el fondo, y una

    mutabilidad que hara perder a Dios toda consistencia, hay que volver a encontrar untrmino ms tico que fsico, el de lafidelidad, que es an uno de los secretos del don yde la gratuidad.

    El cosmos del hombre

    La creacin nos habla del mundo creado por Dios, el cosmos. Si este mundo esimportante para Dios, cunto ms para nosotros!

    Dios presenta el cosmos como una realidad en s y para s (y para el hombre, ya lo

    veremos ms tarde). Es muy importante. Veremos por ello que el hombre tiene en elcosmos su propio bien y no puede ser desposedo de l. Desarrollemos estaconsideracin.

    En el Sal 115,16 (Vg 113,24) se dice: Clum, Cli Domino; terram autem dedit filiishominum, (los cielos son los cielos de Jahveh, la tierra, se la ha dado a los hijos deAdn).

    El cosmos es verdaderamente el sitio del hombre, en donde est en casa, y en su gloria.As como hay una antropologa de gloria (la teologa cnica del hombre a imagen deDios) tendra que haber una cosmologa doxolgica, mostrando el cosmos como el lugarde la gloria del hombre. El hombre est en su "o kos", en su morada, en su casa. Lateologa de la creacin aparece aqu como una teologa de la economa, previa indispensable, en el fondo, a la de la soteriologa. No se puede separar al hombre delcosmos sin destruirle.

    Toda mediacin entre los hombres pasa por el cosmos en que, cada uno, sintindose encasa (para ser), puede entonces salir para encontrar a otros.

    Dios cre la tierra como lugar del hombre. Desposeerle de ella sera, pues, atentar a unode sus derechos imprescindibles, quizs al ms grande de sus derechos. El derecho del

    hombre al cosmos se arraiga tan profundamente que -si se puede decir as- el mismoDios no puede desposeerle ya que el acto creador, siendo gratuito, no puede volveratrs.

    Esta teologa del cosmos tiene una verdadera dimensin tica y sabemos que la tica esla primera preocupacin del hombre: hacer justicia, tratar al otro como a un fin y nocomo a un medio (Kant...) etc. En el fondo, no es ms que restituir al hombre el cosmos,que es su sitio. Dar pan al que le falta, un techo al que no tiene, etc. no es ms que dar alhombre un trozo del cosmos.

    Y el fundamento de todo lo anterior lo encontramos en frases como la que sigue: "El

    auxilio me viene del Seor"; de qu Seor? "Del Seor que hizo los cielos y la tierra",de aquel Seor que no es tan slo el creador del hombre, sino tambin del cosmos.

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    Acabar diciendo que es urgente teolgicamente una (nueva) teologa del cosmos. Noser fcil porque ya no estamos acostumbrados. Pero el nuevo planteamiento de lasciencias de la naturaleza tendra que ayudarnos, ya que, hoy en da, el tiempo y lahistoria estn colocados en primera fila, por tanto ms cerca de nosotros, haciendo de la

    physis una naturaleza fraterna.

    En nuestra preocupacin antropolgica legtima, hemos acogido muy bien las cienciashumanas ; sabemos, ahora, escuchar tan atentamente las ciencias de la naturaleza?Nos va a ser posible o, por el contrario, indispensable, despus de haber visto que estnen juego el hombre y la tica, recuperar una teologa del cosmos?

    Nos quejamos de un mundo sin Dios. No ser porque hemos pensado demasiado enDios sin mundo?

    Tradujo y condens: MARIE-THERESE CABIA