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¿Por qué se crean mapas y cartografías? ¿Por qué se mide el espacio? La necesidad aparente de crear modelos y esquemas para representar países es el centro de esta exposición. Aquí presentamos algunos mecanismos que ilustran cómo los gobiernos crean imaginarios de las comunidades, de acuerdo con Benedict Anderson (China, 1936). Unos mecanismos que a su vez se cristalizan en mapas, atlas u otro tipo de modelizaciones de nación. Partiendo de esa inquietud se desarrolla la iniciativa conjunta del Museo de la Independencia-Casa del Florero y el Instituto Caro y Cuervo, materializada en esta exposición temporal en la que se abordan dos proyectos políticos: la Comisión Corográfica y el Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia (alec). 5 guía gestión de museos Exposición temporal Museo de la Independencia ◆ Casa del Florero Julio 2015 • Marzo 2016

gestión de museos Exposición temporal Museo de la

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Page 1: gestión de museos Exposición temporal Museo de la

¿Por qué se crean mapas y cartografías? ¿Por qué se mide el espacio? La necesidad aparente de crear modelos y esquemas para representar

países es el centro de esta exposición. Aquí presentamos algunos mecanismos que ilustran cómo los gobiernos crean imaginarios de las comunidades, de acuerdo con Benedict Anderson (China, 1936). Unos mecanismos que a su vez se cristalizan en mapas, atlas u otro tipo de modelizaciones de nación. Partiendo de esa inquietud se desarrolla la

iniciativa conjunta del Museo de la Independencia-Casa del Florero y el Instituto Caro y Cuervo, materializada en esta exposición temporal en la que se abordan dos proyectos políticos: la Comisión Corográfica y el

Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia (alec).

Instituto Caro y Cuervo

Carmen Millándirectora

Camilo Hoyossubdirector académico

Margarita Castañedasubdirectora administrativa

y financiera

Juan Manuel Espinosadecano seminario andrés bello

Luz Clemencia Mejíabiblioteca josé manuel rivas sacconi

Fernando Alonso Cortésgrupo de gestión contractual

gestión de museos

Juan Darío Restrepo museólogo

Melissa Solórzanoconservadora

Alejandro Munévarinvestigador de colecciones

Carlos BuelvasCamilo Gómez

comunicadores educativos

Museo de la IndependenciaCasa del Florero

Daniel Castrodirector

Myriam Cecilia Chacóngestión administrativa

Pablo VargasNorma Jiménez

conservación y registro de colecciones

Silvia CasasMarcela Merchán

Camilo Rubianocomunicación educativa

Ángela MejíaEmma Zapata

divulgación

Daniel CastroNataly Mendigaña

Alejandro MunévarJuan Darío RestrepoJhonathan Sánchez

investigación, curaduría y textos

Camilo Sánchez diseño museográfico

Neftalí Vanegas diseño gráfico

Samuel Leóntraducciones en sala

PorMilINC Decals

Héctor Pedraza producción y montaje

agradecimientosArchivo General de la Nación

Biblioteca Nacional de ColombiaMuseo Nacional de Colombia

Asociación de Amigos Instituto Caro y Cuervo

Asociación de Amigos Museo Nacional de Colombia

Carlos Lleras de la FuenteCristina Lleras Figueroa

TERRITORIO A LA MEDIDA

El grupo de investigadores llegaba a cada lugar, tomaba foto-grafías, realizaba grabaciones de audio y se entrevistaba con las personas de la localidad. Las entrevistas se desarrollaban en casa de los lugareños, siguiendo un cuestionario de alrededor de 1500 preguntas. Los encuentros se dividían por género: los hombres hablaban generalmente con los campesinos y las mujeres conver-saban generalmente con las campesinas.

El resultado de este proyecto se concretó en seis volúmenes, con un total de 1532 mapas y láminas de texto, que representan la distribución geográfica de las voces del español y de la cultura popular colombiana. Además de estos productos, a lo largo del trabajo de investigación se recolectaron objetos que representaran prácticas concretas relacionadas con la pesca, la agricultura, la caza, la venta en plazas de mercado, la producción artesanal de tejidos, la alfarería, la ganadería, entre muchas otras. Hoy en día, son patrimonio material del país.

PAÍS DESMEDIDO

Aunque se trató de una investigación a gran escala, los investiga-dores no cubrieron todo el territorio colombiano. El suroriente no pudo ser visitado debido a las difíciles condiciones de acceso de la época, sin contar que Colombia se encontraba en pleno auge de diversas formas de violencia y de creación de grupos subversivos armados que luchaban por intereses diferentes. Tampoco se al-canzó a llegar al archipiélago de San Andrés y Providencia que en ese momento se encontraba en la periferia invisible del país.

Actualmente, el Instituto está realizando un esfuerzo por revita-lizar los resultados de ese trabajo. Una de las primeras acciones que busca presentar esa medición de nación es la reapertura de los museos del Instituto Caro y Cuervo y, en particular, del Museo de Yerbabuena. Una apuesta por llevar a cabo la relación entre palabra y objeto en espacios abiertos a todo el público.

PAÍS A LA MEDIDA CENSO DE 2016

Tras diez años del último censo, en 2016 el Departamento Na-cional de Estadística (dane) realizará el segundo censo de demo-grafía y vivienda del siglo xxi. Por tal razón, ya están en marcha los preparativos del censo con participación del Ministerio de Hacienda y el Departamento Nacional de Planeación. La inversión en la medición se estima en trescientos cincuenta mil millones de pesos. La importancia de realizar un censo radica en que el país toma sus decisiones sobre políticas públicas basado en el número de personas que habitan el territorio y en las condiciones demo-gráficas, sociales y económicas que arrojan los estudios. Entre los siglos xx y xxi Colombia realizó censos en 1905, 1912, 1918, 1928, 1938, 1951, 1964, 1973, 1985, 1993 y 2005. Im

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MEDIDA DE PROGRESO

A finales del siglo xix la lengua llega a convertirse en sinónimo de unidad nacional en Europa. La identificación con una forma de hablar se transforma en una de las herramientas principales de los movimientos nacionalistas europeos. Es en ese contexto que en el continente europeo se comienzan a hacer atlas lingüísticos y etnográficos para dar cuenta tanto de los usos de la lengua como de la diversidad cultural de cada país.

Basándose en los preceptos de la ciencia y alimentados por las concepciones de progreso industrial, a principios del siglo xx se crean el Atlas Lingüístico de Francia (alf) y el Atlas Lingüístico-Etnográ-fico Ítalo-Suizo (ais). El objetivo de esos proyectos es medir el territorio, reconocer el espacio para controlarlo, pero en función de la lengua y de las prácticas culturales del campesinado. La nación se representa bajo la forma de conjuntos de mapas, pensados como representaciones exactas del terri-torio, en otras palabras, como modelos de medición de país.

QUIENES CUENTAN

El Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia (alec) fue un proyecto financiado por el Estado y de-sarrollado entre 1956 y 1982. Esta empresa tuvo el apoyo de catorce gobiernos: seis liberales, siete conservadores y la dictadura militar. El objetivo era dominar el paisaje, conocerlo para controlarlo. Por esta razón, se encargó a Luis Flórez (1916-1985), lingüista de profesión y director del Departamento de Dialectología del Instituto Caro y Cuervo, conformar un grupo de 23 hombres y mujeres formados en lingüística para la investigación.

Con el doble objetivo de identificar la menor variación posible del español de Colombia y de visibilizar la cultura popular del país, se entrevistaron 2234 campesinos y campesinas en 264 localidades dife-rentes. Los criterios de selección de la población fueron los siguientes: 1) haber vivido en la localidad la mayor parte de su vida, 2) tener poca o ninguna formación escolar, 3) estar entre los cuarenta y sesenta años y 4) desarrollar actividades campesinas.

TERRITORIO A LA MEDIDA

Al inicio de 1850, la Nueva Granada se en-contraba dividida en 32 provincias que, por cambios políticos, en 1858 se transformaron constitucionalmente en la Confederación Granadina. Dicha transformación reconfiguró las citadas provincias en ocho estados: Antio-quia, Bolívar, Cauca, Boyacá, Cundinamarca, Magdalena, Panamá y Santander. Fue en ese territorio donde Codazzi y sus ayudantes tuvieron que desarrollar su trabajo, el cual se condensó en ocho expediciones. Sin embargo, esta tarea se vio desactualizada en parte por la transformación territorial ocurrida como producto de los vaivenes políticos en los que el gobierno conservador, liderado por Mariano Ospina Rodríguez, le dio una nueva forma al país.

A pesar de las muchas dificultades, el resulta-do final fue positivo, pues casi muchos gober-nadores provinciales propusieron reformas en la administración o planes de obras públicas, construcción de bodegas, instalación de puertos, repartición de resguardos, establecimientos de colonias agrícolas, trazado de caminos, todo ello con base en las consultas formula-das a la Comisión en su paso por las provin-cias. Incluso, en algunas oportunidades se intentó contratar a Codazzi para actividades adicionales como la construcción de nuevas rutas de comunicación entre una población y otra, lo cual sobrepasaba sus capacidades.

¿QUIÉNES CUENTAN?

Para cumplir su objetivo, la Comisión Corográfica conformó un equipo de investigadores cuyo principal gestor fue el italiano Agustín Codazzi, in-geniero y geógrafo militar que había llegado a la Nueva Granada en 1849 como instructor del Colegio Militar de Bogotá y que había realizado una actividad similar en Venezuela por encargo del general José Antonio Páez.

Las ilustraciones que completaron los análisis geográficos, corográficos y topográficos de la Comisión son tal vez las piezas más difundidas y por las que se identifica comúnmente a este proyecto político, cultural y económico. Dichas imágenes fueron realizadas primero por Carmelo Fernández, quien fue reemplazado en 1851 por el inglés Henry Price y, posteriormente, por el cartógrafo Manuel María Paz, último dibujante y además secretario de la Comisión.

Sin embargo, es necesario reconocer que, además de este listado de polí-ticos, ingenieros, geógrafos, militares, abogados y artistas, los que hicieron posible que la comisión tomara forma fueron realmente los habitantes del territorio neogranadino, quienes quedaron registrados tanto en las cróni-cas de Ancízar y Paz como en las láminas de los dibujantes.

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PAÍS DESMEDIDO

El mapa que Codazzi ambicionaba, y que nunca vio la luz, se convertiría en un mural multicolor de 2,5 m de largo por más de 1,5 m de alto. Esto indica cómo el esfuerzo que realizaron los geógrafos e investigadores en la captura de datos y su registro respectivo pare-ce quedarse corto respecto a la dimensión del territorio y la manera de darle forma en un for-mato asequible para su posterior circulación. Además, la paradoja de la Comisión fue que, a pesar de ese deseo de medir el país totalmente, por diversas circunstancias sus trabajos que-daron dispersos y la conexión existente entre ellos se perdió de vista.

No obstante, el efecto posterior a esos resulta-dos tangibles, tanto científicos como literarios o descriptivos, derivó en la gran pregunta que permanece hasta nuestros días: ¿Qué significa ser parte de una comunidad política que se inscribe en un territorio específico y cuáles son los elementos que le dan forma a lo que se ha querido denominar identidad nacional?

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MEDIR EL REINO: LA EXPEDICIÓN BOTÁNICA DEL NUEVO REINO DE GRANADA

La Expedición Botánica, llevada a cabo en el territorio que ocupaba el Virreinato de la Nueva Granada, la actual República de Colombia, se inició oficialmente el 30 de mayo de 1783 por inicia-tiva de José Celestino Mutis, tras varios intentos para que fuera aceptada por el rey de España Carlos III y por su representante en este territorio, el virrey Antonio Caballero y Góngora. Este proyecto tuvo como objeto catalogar los recursos botánicos de este reino de España en ultramar. Si bien la intención de la expe-dición era de orden científico, respondió a una serie de enmiendas económicas denominadas Reformas Borbónicas, a través de las cuales el gobierno español tomó medidas para explotar al máximo los recursos de sus colonias y generar así abundante materia prima para el beneficio de la metrópoli.

En el ejercicio de su trabajo, los botánicos encargados se dedi-caron a recorrer el territorio del Virreinato y a realizar medicio-nes climáticas y geográficas, además de recolectar muestras de especímenes de las especies botánicas, lo que permitió el descubrimiento de ejemplares desconocidos hasta el momento. Igualmente, consultaron a los campesinos y demás habitantes de las zonas exploradas en busca de los nombres y los usos curativos de las plantas. Esta práctica emparenta a la empresa científica borbónica con lo que iba a suceder en los siglos xix y xx con los proyectos de la Comisión Corográfica y el Atlas Lingüístico-Etno-gráfico de Colombia (alec), respectivamente.

MEDIR EL TERRITORIO: LA COMISIÓN COROGRÁFICA

Describir la totalidad de la tierra, una región específica y un lugar individual da forma a las acciones geográficas, coro-gráficas y topográficas, respectivamente. En ese sentido, la Comisión Corográfica fue una gran empresa de conocimiento territorial de la Nueva Granada, nombre que recibía la actual Colombia, y se llevó a cabo entre los años 1850 y 1859.

Su principal interés fue conocer las condi-ciones de las diferentes regiones de la Nueva Granada. Como proyecto patroci-nado por el Estado, la Comisión intentó dar respuesta a la urgente necesidad de explorar el territorio nacional y crear condiciones de mejoramiento de sus vías de comunicación con miras a una mejor y más eficaz circulación de los productos e insumos producidos en cada lugar del país, entre otras cosas.

Auguste Le Moyne (Atribuido) Vendedora de pollos Ca. 1835Acuarela sobre papel acantilado de fabricación industrial.Colección Museo Nacional de Colombia (Donación Carlos Botero - Nora Restrepo)

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5guía

MEDIDA DE PROGRESO

A finales del siglo xix la lengua llega a convertirse en sinónimo de unidad nacional en Europa. La identificación con una forma de hablar se transforma en una de las herramientas principales de los movimientos nacionalistas europeos. Es en ese contexto que en el continente europeo se comienzan a hacer atlas lingüísticos y etnográficos para dar cuenta tanto de los usos de la lengua como de la diversidad cultural de cada país.

Basándose en los preceptos de la ciencia y alimentados por las concepciones de progreso industrial, a principios del siglo xx se crean el Atlas Lingüístico de Francia (alf) y el Atlas Lingüístico-Etnográ-fico Ítalo-Suizo (ais). El objetivo de esos proyectos es medir el territorio, reconocer el espacio para controlarlo, pero en función de la lengua y de las prácticas culturales del campesinado. La nación se representa bajo la forma de conjuntos de mapas, pensados como representaciones exactas del terri-torio, en otras palabras, como modelos de medición de país.

QUIENES CUENTAN

El Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia (alec) fue un proyecto financiado por el Estado y de-sarrollado entre 1956 y 1982. Esta empresa tuvo el apoyo de catorce gobiernos: seis liberales, siete conservadores y la dictadura militar. El objetivo era dominar el paisaje, conocerlo para controlarlo. Por esta razón, se encargó a Luis Flórez (1916-1985), lingüista de profesión y director del Departamento de Dialectología del Instituto Caro y Cuervo, conformar un grupo de 23 hombres y mujeres formados en lingüística para la investigación.

Con el doble objetivo de identificar la menor variación posible del español de Colombia y de visibilizar la cultura popular del país, se entrevistaron 2234 campesinos y campesinas en 264 localidades dife-rentes. Los criterios de selección de la población fueron los siguientes: 1) haber vivido en la localidad la mayor parte de su vida, 2) tener poca o ninguna formación escolar, 3) estar entre los cuarenta y sesenta años y 4) desarrollar actividades campesinas.

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TERRITORIO A LA MEDIDA

Al inicio de 1850, la Nueva Granada se en-contraba dividida en 32 provincias que, por cambios políticos, en 1858 se transformaron constitucionalmente en la Confederación Granadina. Dicha transformación reconfiguró las citadas provincias en ocho estados: Antio-quia, Bolívar, Cauca, Boyacá, Cundinamarca, Magdalena, Panamá y Santander. Fue en ese territorio donde Codazzi y sus ayudantes tuvieron que desarrollar su trabajo, el cual se condensó en ocho expediciones. Sin embargo, esta tarea se vio desactualizada en parte por la transformación territorial ocurrida como producto de los vaivenes políticos en los que el gobierno conservador, liderado por Mariano Ospina Rodríguez, le dio una nueva forma al país.

A pesar de las muchas dificultades, el resulta-do final fue positivo, pues casi muchos gober-nadores provinciales propusieron reformas en la administración o planes de obras públicas, construcción de bodegas, instalación de puertos, repartición de resguardos, establecimientos de colonias agrícolas, trazado de caminos, todo ello con base en las consultas formula-das a la Comisión en su paso por las provin-cias. Incluso, en algunas oportunidades se intentó contratar a Codazzi para actividades adicionales como la construcción de nuevas rutas de comunicación entre una población y otra, lo cual sobrepasaba sus capacidades.

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¿QUIÉNES CUENTAN?

Para cumplir su objetivo, la Comisión Corográfica conformó un equipo de investigadores cuyo principal gestor fue el italiano Agustín Codazzi, in-geniero y geógrafo militar que había llegado a la Nueva Granada en 1849 como instructor del Colegio Militar de Bogotá y que había realizado una actividad similar en Venezuela por encargo del general José Antonio Páez.

Las ilustraciones que completaron los análisis geográficos, corográficos y topográficos de la Comisión son tal vez las piezas más difundidas y por las que se identifica comúnmente a este proyecto político, cultural y económico. Dichas imágenes fueron realizadas primero por Carmelo Fernández, quien fue reemplazado en 1851 por el inglés Henry Price y, posteriormente, por el cartógrafo Manuel María Paz, último dibujante y además secretario de la Comisión.

Sin embargo, es necesario reconocer que, además de este listado de polí-ticos, ingenieros, geógrafos, militares, abogados y artistas, los que hicieron posible que la comisión tomara forma fueron realmente los habitantes del territorio neogranadino, quienes quedaron registrados tanto en las cróni-cas de Ancízar y Paz como en las láminas de los dibujantes.

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PAÍS DESMEDIDO

El mapa que Codazzi ambicionaba, y que nunca vio la luz, se convertiría en un mural multicolor de 2,5 m de largo por más de 1,5 m de alto. Esto indica cómo el esfuerzo que realizaron los geógrafos e investigadores en la captura de datos y su registro respectivo pare-ce quedarse corto respecto a la dimensión del territorio y la manera de darle forma en un for-mato asequible para su posterior circulación. Además, la paradoja de la Comisión fue que, a pesar de ese deseo de medir el país totalmente, por diversas circunstancias sus trabajos que-daron dispersos y la conexión existente entre ellos se perdió de vista.

No obstante, el efecto posterior a esos resulta-dos tangibles, tanto científicos como literarios o descriptivos, derivó en la gran pregunta que permanece hasta nuestros días: ¿Qué significa ser parte de una comunidad política que se inscribe en un territorio específico y cuáles son los elementos que le dan forma a lo que se ha querido denominar identidad nacional?

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¿Por qué se crean mapas y cartografías? ¿Por qué se mide el espacio? La necesidad aparente de crear modelos y esquemas para representar

países es el centro de esta exposición. Aquí presentamos algunos mecanismos que ilustran cómo los gobiernos crean imaginarios de las comunidades, de acuerdo con Benedict Anderson (China, 1936). Unos mecanismos que a su vez se cristalizan en mapas, atlas u otro tipo de modelizaciones de nación. Partiendo de esa inquietud se desarrolla la

iniciativa conjunta del Museo de la Independencia-Casa del Florero y el Instituto Caro y Cuervo, materializada en esta exposición temporal en la que se abordan dos proyectos políticos: la Comisión Corográfica y el

Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia (alec).

Instituto Caro y Cuervo

Carmen Millándirectora

Camilo Hoyossubdirector académico

Margarita Castañedasubdirectora administrativa

y financiera

Juan Manuel Espinosadecano seminario andrés bello

Luz Clemencia Mejíabiblioteca josé manuel rivas sacconi

Fernando Alonso Cortésgrupo de gestión contractual

gestión de museos

Juan Darío Restrepo museólogo

Melissa Solórzanoconservadora

Alejandro Munévarinvestigador de colecciones

Carlos BuelvasCamilo Gómez

comunicadores educativos

Museo de la IndependenciaCasa del Florero

Daniel Castrodirector

Myriam Cecilia Chacóngestión administrativa

Pablo VargasNorma Jiménez

conservación y registro de colecciones

Silvia CasasMarcela Merchán

Camilo Rubianocomunicación educativa

Ángela MejíaEmma Zapata

divulgación

Daniel CastroNataly Mendigaña

Alejandro MunévarJuan Darío RestrepoJhonathan Sánchez

investigación, curaduría y textos

Camilo Sánchez diseño museográfico

Neftalí Vanegas diseño gráfico

Samuel Leóntraducciones en sala

PorMilINC Decals

Héctor Pedraza producción y montaje

agradecimientosArchivo General de la Nación

Biblioteca Nacional de ColombiaMuseo Nacional de Colombia

Asociación de Amigos Instituto Caro y Cuervo

Asociación de Amigos Museo Nacional de Colombia

Carlos Lleras de la FuenteCristina Lleras Figueroa

MEDIR EL REINO: LA EXPEDICIÓN BOTÁNICA DEL NUEVO REINO DE GRANADA

La Expedición Botánica, llevada a cabo en el territorio que ocupaba el Virreinato de la Nueva Granada, la actual República de Colombia, se inició oficialmente el 30 de mayo de 1783 por inicia-tiva de José Celestino Mutis, tras varios intentos para que fuera aceptada por el rey de España Carlos III y por su representante en este territorio, el virrey Antonio Caballero y Góngora. Este proyecto tuvo como objeto catalogar los recursos botánicos de este reino de España en ultramar. Si bien la intención de la expe-dición era de orden científico, respondió a una serie de enmiendas económicas denominadas Reformas Borbónicas, a través de las cuales el gobierno español tomó medidas para explotar al máximo los recursos de sus colonias y generar así abundante materia prima para el beneficio de la metrópoli.

En el ejercicio de su trabajo, los botánicos encargados se dedi-caron a recorrer el territorio del Virreinato y a realizar medicio-nes climáticas y geográficas, además de recolectar muestras de especímenes de las especies botánicas, lo que permitió el descubrimiento de ejemplares desconocidos hasta el momento. Igualmente, consultaron a los campesinos y demás habitantes de las zonas exploradas en busca de los nombres y los usos curativos de las plantas. Esta práctica emparenta a la empresa científica borbónica con lo que iba a suceder en los siglos xix y xx con los proyectos de la Comisión Corográfica y el Atlas Lingüístico-Etno-gráfico de Colombia (alec), respectivamente.

MEDIR EL TERRITORIO: LA COMISIÓN COROGRÁFICA

Describir la totalidad de la tierra, una región específica y un lugar individual da forma a las acciones geográficas, coro-gráficas y topográficas, respectivamente. En ese sentido, la Comisión Corográfica fue una gran empresa de conocimiento territorial de la Nueva Granada, nombre que recibía la actual Colombia, y se llevó a cabo entre los años 1850 y 1859.

Su principal interés fue conocer las condi-ciones de las diferentes regiones de la Nueva Granada. Como proyecto patroci-nado por el Estado, la Comisión intentó dar respuesta a la urgente necesidad de explorar el territorio nacional y crear condiciones de mejoramiento de sus vías de comunicación con miras a una mejor y más eficaz circulación de los productos e insumos producidos en cada lugar del país, entre otras cosas.

TERRITORIO A LA MEDIDA

El grupo de investigadores llegaba a cada lugar, tomaba foto-grafías, realizaba grabaciones de audio y se entrevistaba con las personas de la localidad. Las entrevistas se desarrollaban en casa de los lugareños, siguiendo un cuestionario de alrededor de 1500 preguntas. Los encuentros se dividían por género: los hombres hablaban generalmente con los campesinos y las mujeres conver-saban generalmente con las campesinas.

El resultado de este proyecto se concretó en seis volúmenes, con un total de 1532 mapas y láminas de texto, que representan la distribución geográfica de las voces del español y de la cultura popular colombiana. Además de estos productos, a lo largo del trabajo de investigación se recolectaron objetos que representaran prácticas concretas relacionadas con la pesca, la agricultura, la caza, la venta en plazas de mercado, la producción artesanal de tejidos, la alfarería, la ganadería, entre muchas otras. Hoy en día, son patrimonio material del país.

PAÍS DESMEDIDO

Aunque se trató de una investigación a gran escala, los investiga-dores no cubrieron todo el territorio colombiano. El suroriente no pudo ser visitado debido a las difíciles condiciones de acceso de la época, sin contar que Colombia se encontraba en pleno auge de diversas formas de violencia y de creación de grupos subversivos armados que luchaban por intereses diferentes. Tampoco se al-canzó a llegar al archipiélago de San Andrés y Providencia que en ese momento se encontraba en la periferia invisible del país.

Actualmente, el Instituto está realizando un esfuerzo por revita-lizar los resultados de ese trabajo. Una de las primeras acciones que busca presentar esa medición de nación es la reapertura de los museos del Instituto Caro y Cuervo y, en particular, del Museo de Yerbabuena. Una apuesta por llevar a cabo la relación entre palabra y objeto en espacios abiertos a todo el público.

PAÍS A LA MEDIDA CENSO DE 2016

Tras diez años del último censo, en 2016 el Departamento Na-cional de Estadística (dane) realizará el segundo censo de demo-grafía y vivienda del siglo xxi. Por tal razón, ya están en marcha los preparativos del censo con participación del Ministerio de Hacienda y el Departamento Nacional de Planeación. La inversión en la medición se estima en trescientos cincuenta mil millones de pesos. La importancia de realizar un censo radica en que el país toma sus decisiones sobre políticas públicas basado en el número de personas que habitan el territorio y en las condiciones demo-gráficas, sociales y económicas que arrojan los estudios. Entre los siglos xx y xxi Colombia realizó censos en 1905, 1912, 1918, 1928, 1938, 1951, 1964, 1973, 1985, 1993 y 2005.

Auguste Le Moyne (Atribuido) Vendedora de pollos Ca. 1835Acuarela sobre papel acantilado de fabricación industrial.Colección Museo Nacional de Colombia (Donación Carlos Botero - Nora Restrepo)

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