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1 Gitanos en la Nueva España: Ideas y fuentes para un artículo sobre el tema de “Gitanas en la Nueva EspañaJosé Antonio González Gómez Argumento Describir la presencia de los gitanos en la Nueva España a través del estudio de varios procesos inquisitoriales (cuatro en concreto) que cubren de 1607 a 1668. Como introducción al tema, hay que hablar de cómo llegan los gitanos a España y a Portugal aparentemente de Egipto, de cómo se comportaron en España durante el transito de reino a imperio, luego del fin de la Reconquista y cual fue la política real hacia ellos tanto a nivel secular como inquisitorial en España y Portugal (comparando su situación con la ejercida con judíos y moros) y de cómo comenzaron a emigrar al continente americano. Luego, como parte del Desarrollo, hay que referir (si es posible y si se encuentran datos) el como y cuando desde España y Portugal, comenzaron a llegar a la Nueva España y que tipo de situación encontraron en la Nueva España, haciendo referencia a las circunstancias reflejadas en los documentos inquisitoriales analizados. Fuentes AGN 00.- Ramo Indiferente – Año S/F, Caja 5751, Expediente 025, fojas 2 Confesión que hace un individuo por mandato de su confesor, el padre Juan Antonio Flota, al Santo Oficio de la Inquisición; la primera cosa es que se dejo timar por una gitana y la segunda cosa es que invoco al Demonio. 01.- Ramo indiferente – Año 1616, Caja 1369, expediente 028, foja 1 Investigación del Santo Oficio para conocer la limpieza de sangre de Doña Ana Muñoz, difunta y parientes de origen gitano, por acusaciones de Jaime Gallego 02.- Ramo Inquisición - Año de 1607, Volumen 467, Expediente 16, fojas 49 a 81 Testificación contra la gitana “La Maldonada” por hechicera, Veracruz 03.- Ramo Inquisición - Año de 1610. Volumen 475, Expediente 20, fojas 693 Testificación contra Francisca la Gitana 04.- Ramo Inquisición - Año de 1620, Volumen 328, Expediente 17, fojas 76 a 177 Denuncia contra una gitana zahorí, México 05.- Ramo Inquisición - Año de 1668, Volumen 1502, Expediente 2, fojas 1 a 2 El Señor Fiscal del Santo Oficio contra María de la Concepción, gitana, natural de Lisboa, Portugal, viuda, vecina de Veracruz por bruja-hechicera, Ciudad de Veracruz 06.- Ramo Inquisición - Año de 1668, Volumen 1502, Expediente 3, fojas 1 a 243 Criminal por querellas; el Capitán Mateo Andrés, residente en esta ciudad contra Francisca Toscazo, mulata y libre y María, de nación gitana, por haber ligado al dicho capitán por medio de palabras diabólicas y supersticiosas con unas cuentas y otras cosas.

Gitanos en la Nueva España

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Ideas y fuentes para trabajar una investigacion que tenga como producto, un artículo sobre el tema de Gitanas en la Nueva España

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Gitanos en la Nueva España: Ideas y fuentes para un artículo sobre el tema de “Gitanas en la Nueva España”

José Antonio González Gómez

Argumento Describir la presencia de los gitanos en la Nueva España a través del estudio de varios procesos inquisitoriales (cuatro en concreto) que cubren de 1607 a 1668. Como introducción al tema, hay que hablar de cómo llegan los gitanos a España y a Portugal aparentemente de Egipto, de cómo se comportaron en España durante el transito de reino a imperio, luego del fin de la Reconquista y cual fue la política real hacia ellos tanto a nivel secular como inquisitorial en España y Portugal (comparando su situación con la ejercida con judíos y moros) y de cómo comenzaron a emigrar al continente americano. Luego, como parte del Desarrollo, hay que referir (si es posible y si se encuentran datos) el como y cuando desde España y Portugal, comenzaron a llegar a la Nueva España y que tipo de situación encontraron en la Nueva España, haciendo referencia a las circunstancias reflejadas en los documentos inquisitoriales analizados. Fuentes AGN 00.- Ramo Indiferente – Año S/F, Caja 5751, Expediente 025, fojas 2 Confesión que hace un individuo por mandato de su confesor, el padre Juan

Antonio Flota, al Santo Oficio de la Inquisición; la primera cosa es que se dejo timar por una gitana y la segunda cosa es que invoco al Demonio.

01.- Ramo indiferente – Año 1616, Caja 1369, expediente 028, foja 1 Investigación del Santo Oficio para conocer la limpieza de sangre de Doña Ana

Muñoz, difunta y parientes de origen gitano, por acusaciones de Jaime Gallego 02.- Ramo Inquisición - Año de 1607, Volumen 467, Expediente 16, fojas 49 a 81 Testificación contra la gitana “La Maldonada” por hechicera, Veracruz 03.- Ramo Inquisición - Año de 1610. Volumen 475, Expediente 20, fojas 693 Testificación contra Francisca la Gitana 04.- Ramo Inquisición - Año de 1620, Volumen 328, Expediente 17, fojas 76 a 177 Denuncia contra una gitana zahorí, México 05.- Ramo Inquisición - Año de 1668, Volumen 1502, Expediente 2, fojas 1 a 2 El Señor Fiscal del Santo Oficio contra María de la Concepción, gitana, natural de

Lisboa, Portugal, viuda, vecina de Veracruz por bruja-hechicera, Ciudad de Veracruz

06.- Ramo Inquisición - Año de 1668, Volumen 1502, Expediente 3, fojas 1 a 243 Criminal por querellas; el Capitán Mateo Andrés, residente en esta ciudad contra

Francisca Toscazo, mulata y libre y María, de nación gitana, por haber ligado al dicho capitán por medio de palabras diabólicas y supersticiosas con unas cuentas y otras cosas.

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07.- Ramo Inquisición - Año de 1668, Volumen 1502, Expediente 4, fojas 1 a 20 Testificación sacada del proceso y causa de fe que en este Santo Oficio se siguió

en contra de María de la Concepción, gitana penitenciada en auto de fe contra Catalina Machado, María Olviera y otras personas residentes en el reino de Portugal, por delitos de hechicería y pacto con el Diablo – Ciudad de México.

Información básica preliminar

Los gitanos en la Europa del S. XV

A causa de las incesantes guerras entre bizantinos y pueblos tártaros y turcos, los gitanos iniciaron una nueva migración cerca del siglo XV y a partir del ese momento, comienza a encontrárseles por todas partes, y los documentos multiplican los testimonios de su presencia por toda Europa.

En 1416 se informa de la presencia de gitanos en Rumania, en Bohemia (República Checa) y en Lindau (Alemania). En 1417 el rey de Bohemia Segismundo II les concedió un salvoconducto, y entre 1418 y 1419 los gitanos ya circulaban por la actual Confederación Helvética. Entraron en Francia en 1419, y el 12 de agosto un grupo llegó a las puertas de Sisteron y luego circuló por la Provenza.

En enero de 1420 estaban en Bruselas, y en octubre en Flandes y el norte de Francia. En 1421 llegaron a Brujas y después descendieron a Arrás. El 18 de julio de ese mismo año un grupo llegó a Bolonia para solicitar al Papa un salvoconducto como peregrinos cristianos.

En España se informa de su presencia por primera vez en 1415, y el 8 de mayo de 1425 se les localiza en Zaragoza. En 1427 ya se encontraban en Roma.

También en 1427 se produjo una de las llegadas de gitanos mejor documentadas, conservada en la obra «Temoignage d'un bourgeois de Paris».

El 12 de agosto de ese año llegaron a París, donde causaron gran fascinación por su aspecto miserable y extraño, y la gente acudió en masa para verles adivinar el futuro. Vivían de la magia y de los pequeños robos, hasta que el obispo los expulsó en septiembre de dicho año y partieron en dirección a Pontoise. Según Helena Sánchez Ortega esta crónica resume el cuadro de tipificación negativa de los gitanos que se ha de mantener hasta nuestros días.

Su periplo europeo no se detuvo, y en 1430 circulaban por toda Francia bajo una acogida desigual: Arlés, Brignoles, Metz, Troyes, Grenoble, Nevers, Romans, Colmar, Orleáns y Le Luc.

En 1435 fueron vistos en Santiago de Compostela, y en 1462 se les recibió con honores en Jaén. Suiza los expulsó en 1471.

En 1493 estaban en Madrid. En esta última ciudad, en el Concejo «…acordaron de dar

limosna a los de Egibto porque a ruego de la Villa pasaron delante, diez reales, para

evitar los daños que pudieran hazer trezientas personas que venían…».

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Llegada a España

En España se cree que llegaron hacia 1415, dispersándose y viajando después por todo el país. Una primera teoría los hace proceder del norte de África, desde donde habrían cruzado el estrecho de Gibraltar para reencontrarse en Francia con la ruta migratoria norteña.

Este grupo de gitanos africanos, se distinguirían claramente de los gitanos del norte, entrados por Perpiñán; de esta forma, hubo dos grupos gitanos en la España de finales del s. XV, los del sur, o tingitanos (en su pronunciación deformada, gitanos, es decir, procedentes de Tingis, hoy Tánger), y los del este (o grecianos) que penetraron por la ribera mediterránea en los años ochenta del siglo XV, probablemente a causa de la caída de Constantinopla.

La penetración mejor documentada es la del norte; sobre esta el primer documento conservado es de 1415.

En él Alfonso (luego el Magnánimo) concede salvoconducto a un tal Tomás Sabba, peregrino a Santiago de Compostela; ese mismo monarca concede otra carta de paso en 1425 a otro jefe gitano con su gente, ordenando que sea bien tratado:

«…Como nuestro amado y devoto don Juan de Egipto Menor… entiende que debe pasar por algunas partes de nuestros reinos y tierras, y queremos que sea bien tratado y acogido… bajo pena de nuestra ira e indignación… el mencionado don Juan de Egipto y los que con él irán y lo acompañarán, con todas sus cabalgaduras, ropas, bienes, oro, plata, alforjas y cualesquiera otras cosas que lleven consigo, sean dejado ir, estar y pasar por cualquier ciudad, villa, lugar y otras partes de nuestro señorío a salvo y con seguridad… y dando a aquellos pasaje seguro y siendo conducidos cuando el mencionado don Juan lo requiera a través del presente salvoconducto nuestro… Entregada en Zaragoza con nuestro sello el día doce de enero del año del nacimiento de nuestro Señor 1425. Rey Alfonso.».

En esos años se sucedieron los salvoconductos, otorgados a supuestos nobles gitanos peregrinos.

Este es el caso de los nobles gitanos de 1425. En ese año, entraron por los Pirineos diciéndose expulsados de su tierra, el Pequeño Egipto (región de Grecia) por los turcos.

De ahí vendría el nombre de egipcianos, egiptanos o gitanos. Circulan en tropas de cuarenta a cien conducidos por personajes que se dicen 'condes' o 'duques'.

En 1462 dos condes del Pequeño Egipto llamados Tomás y Martín llegaron a Andalucía al frente de unas cien personas, Pronto se les vio ya en la comitiva procesional de diversas fiestas del Corpus: danzando, tocando tamboriles, panderos y sonajas: estas mismas actividades las realizaron después en Guadalajara, en 1478, y poco después también en Segovia y luego en Toledo.

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Con el tiempo, estas actividades se volvieron permanentes, ya que desde 1607 las zambras gitanas sustituyeron a las danzas y zambras de los moriscos en las festividades populares asociadas a las fiestas del calendario religioso católico y acabarán sustituyéndolos definitivamente después de la expulsión de los moriscos de España de 1610.

Esto no significó que ambas zambras fueran iguales, pero todo indica que los gitanos eran capaces de imitar y ‘superar" a los moriscos en las actividades de canto y danza, igual que los músicos y cantantes gitanos, comenzaron a interpretaron seguidillas castellanas a la manera gitana.

El análisis y seguimiento de los salvoconductos y pasaportes otorgados por las autoridades españolas a los grupos de gitanos por toda la geografía española reveló para algunos investigadores (según Teresa San Román) algunas evidencias:

• El número de gitanos que entraron o habitaron en la Península en el siglo XV se calcula aproximadamente en 3.000 individuos.

• Los gitanos viajaban en grupos variables, de 80-150 personas, lideradas bajo una jefatura encarnada en un varón, el patriarca u “hombre fuerte”.

• Cada grupo autónomo mantenía relaciones a distancia con alguno de los otros, existiendo tal vez relaciones de parentesco entre ellos (algo común en nuestros días entre los gitanos españoles).

• La separación entre cada grupo era variable y en ocasiones unos seguían a los otros a corta distancia y por las mismas rutas.

• La estrategia de supervivencia más común era la de presentarse como peregrinos cristianos para buscar la protección de un noble.

• La forma de vida era nómada y se dedicaban a la adivinación y el espectáculo.

Según estos estudios, las relaciones entre la población local y los gitanos se pueden considerar como tolerantes y de convivencia pacifica, durante el siglo XV.

De esta forma, el siglo XV puede ser considerado como la edad de oro de los gitanos en Europa, pues estos vagaban de ciudad en ciudad, y aunque es cierto que fueron expulsados con frecuencia, habría que esperar al siglo XVI para que se desatara una ola de persecución solo comparable al antijudaísmo de los europeos.

En el siglo XV los estereotipos negativos aún no estaban enraizados, y entre la hostilidad y la fascinación la cultura gitana se dispersó por el continente, mezclándose con las culturas y los idiomas locales. Lentamente la presencia de la población gitana en España, se fue convirtiendo en un desafío para los poderes establecidos, para la población sedentaria y para la religión dominante.

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El siglo XVI y el comienzo de la persecución

Cuando tuvo lugar el descubrimiento de América, en 1492, los gitanos ya estaban esparcidos por toda Europa, donde a pesar de una buena acogida inicial comenzaron a ser perseguidos, marginados, expulsados, severamente castigados, esclavizados (como en Rumania, donde la esclavitud gitana no fue abolida hasta 1864) o simplemente exterminados.

El desencuentro entre los no gitanos y los gitanos perduraría desde el siglo XVI hasta la actualidad.

A partir de 1499, con la llegada al trono de los Reyes Católicos, la situación cambió radicalmente, presumiblemente a causa de la búsqueda de la homogeneidad cultural en España, lo cual era la característica propia de la unión de las coronas regionales.

Así, en España, la pragmática de Medina del Campo de 1499, emitida por los Reyes Católicos, obligó a los gitanos a abandonar la vida nómada.

Dicha pragmática fechada en Medina del Campo en 1499, decía:

"Mandamos a los egipcianos que andan vagando por nuestros reinos y señoríos con sus mujeres e hijos, que del día que esta ley fuera notificada y pregonada en nuestra corte, y en las villas, lugares y ciudades que son cabeza de partido hasta sesenta días siguientes, cada uno de ellos viva por oficios conocidos, que mejor supieran aprovecharse, estando atada en lugares donde acordasen asentar o tomar vivienda de señores a quien sirvan, y los den lo hubiese menester y no anden más juntos vagando por nuestros reinos como lo facen, o dentro de otros sesenta días primeros siguientes, salgan de nuestros reinos y no vuelvan a ellos en manera alguna, so pena de que si en ellos fueren hallados o tomados sin oficios o sin señores juntos, pasados los dichos días, que den a cada uno cien azotes por la primera vez, y los destierren perpetuamente destos reinos; y por la segunda vez, que les corten las orejas, y estén sesenta días en las cadenas, y los tornen a desterrar, como dicho es, y por la tercera vez, que sean cautivos de los que los tomasen por toda la vida".

(Isabel y Fernando, Medina del Campo, 1499, recogido en la Novísima Recopilación, Libro XII, título XVI).

En 1500, el mismo año en que entraron en Polonia y Rusia, la Dieta de Augsburgo los expulsó de Alemania. En 1505 Jacobo IV de Escocia les concedió un salvoconducto y saltaron a Dinamarca.

Llegaron a Suecia en 1512, y en 1514 a Inglaterra, de donde se los expulsaría, bajo pena de muerte, en 1563. Antes de eso, en España se les conminó en 1539 a la sedentarización bajo pena de seis años de galeras, y en 1540 los obispos de Bélgica ordenaron su expulsión bajo pena de muerte.

A partir de finales del siglo XVI se sucederán en toda Europa pragmáticas, leyes y decretos contra el modo de vida de los gitanos.

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La dinámica de estas disposiciones será contradictoria (se les obliga a sedentarizarse al tiempo que se les impide la entrada en muchas ciudades, se les obliga a asimilarse al tiempo que se les concentra en determinados barrios, se les obliga a trabajar en oficios reconocidos al tiempo que se les impide la entrada en los gremios…).

Las autoridades españolas a partir de 1500, dieron a los gitanos un plazo de dos meses para que tomaran un domicilio fijo, adoptaran un oficio y abandonasen su forma de vestir y sus costumbres, so pena de expulsión o esclavitud.

Con todas estas medidas se buscaba la unificación de los súbditos en todas las regiones, siendo el ideal al alcanzar la centralización del poder político, la existencia de una única religión, una única lengua, una única cultura y, por consiguiente, una única manera de ser.

De tal manera, las Cortes de Castilla de 1594 emitieron un mandato tendiente a separar a los «gitanos de las gitanas, a fin de obtener la extinción de la raza» Vaticinando la política de las prácticas de esterilización que seguirían otros monarcas europeos de la Edad Moderna.

Durante la España del siglo XVI, muchos gitanos trabajaron en las minas y vivieron en casas construidas en cuevas de montañas donde cientos de judíos, musulmanes y gitanos paganos se habían refugiado huyendo de las reconversiones forzosas llevadas a cabo por los gobernantes y la iglesia.

Los principales centros y familias flamencas se localizan todavía en barrios y ciudades que sirvieron de refugio para los gitanos: Alcalá, Utrera, Jerez y el barrio de Triana de Sevilla.

Aparentemente, durante estos años de persecuciones, acoso, cárceles e intentos de exterminio, los gitanos de España viajaban por toda la península, cruzando de España a Portugal y viceversa, entre pueblos, campos y ciudades, ocupando espacios de producción comerciales, ganaderos, artesanales y de jornaleros estacionales; todos estos espacios donde no están sometidos a nadie, donde mantienen en lo esencial sus ansias de libertad de movimiento y pueden al mismo tiempo, vivir dignamente y mantener lo más profundo de sus raíces culturales: la unidad de sus familias.

En 1633, una pragmática real, negó a los gitanos el carácter de nación y prohibió incluso el uso del término gitano en el reino español.

La Gran Redada de gitanos en la España del siglo XVIII

En 1749, un acontecimiento hoy casi olvidado y escasamente estudiado por los historiadores ha sido La Gran Redada, también conocida como Prisión general de Gitanos, una persecución autorizada por el Rey de España, Fernando VI, y organizada en secreto por el Marqués de la Ensenada, que se inició de manera sincronizada en todo el territorio español el miércoles 30 de agosto de 1749, con el objetivo declarado de arrestar y finalmente extinguir a todos los gitanos

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del reino, sin excepción de sexo, estado, edad, o reserva con respecto a refugio alguno al que se hayan acogido.

La presencia gitana en el Continente Americano

El salto de los gitanos hacia América corrió parejo a la propia diáspora de los europeos. Se emprendió entonces una nueva migración. Está plenamente establecido que en 1498, Cristóbal Colón, en su tercer viaje, embarcó a cuatro gitanos que pisaban el nuevo mundo.

Se sabe también que Inglaterra y Escocia enviaron remesas de gitanos a sus colonias americanas de Virginia, en el siglo XVII y Luisiana.

La práctica de la deportación a América fue seguida ese mismo siglo por Portugal.

Según este autor, los gitanos españoles solamente podían viajar a América con permiso expreso del rey. Felipe II decretó en 1570 una prohibición de entrada a los gitanos en América, y ordenó el regreso de los ya enviados.

Se conoce el caso de un herrero gitano (Jorge Leal) que consiguió autorización para viajar a Cuba en 1602. Habría que esperar a la pragmática de 1783 para que los gitanos tuviesen permiso de residencia en cualquier parte del reino.

La presencia Gitana más antigua en América de que se tiene conocimiento proviene del Brasil y data de 1574 y actualmente el pueblo Gitano, se encuentra presente en América Latina, principalmente en Argentina, Perú y Brasil, pero también en Colombia, Uruguay, Chile, Ecuador, Guatemala, El Salvador, Honduras, Puerto Rico y minoritariamente en Cuba. Los Gitanos en México Aunque es difícil precisar con exactitud en qué año llegaron a México las primeras migraciones de Gitanos, quizás éstas se iniciaron a finales del siglo XVI, pues durante los primeros años de sus conquistas en América, tanto España como Portugal comenzaron a expulsar a sus nuevas colonias a los grupos de Gitanos que vagaban por tierras europeas. Algunos piensan que muchos de estos Gitanos eran de origen húngaro, ya que en ese entonces el imperio español abarcaba hasta tierras austriacas. Las primeras referencias bibliográfica sobre la presencia Gitana en México durante el siglo XIX, aparecen en las notas de Albert Guilliam, viajero estadounidense que recorrió entre 1843 y 1844 el norte y centro de México y menciona a los Gitanos comerciantes que recorrían el país. También el noruego Kart Lumholtz hace alusión a ellos en su obra “El México Desconocido”:

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“Me sorprendió de repente la alegre charla y extraña apariencia de un grupo de gentes de largos cabellos sueltos que estaban bañando algunos grandes caballos en un río […] El principal oficio de los hombres es de caldereros […], también comercian con caballos […] Muchos eran bosnios y no faltaban unos cuantos turcos y griegos que llevaban osos y monos; pero como los más son originarios de Hungría, húngaros les llaman por todo México. Varios hablan bien el inglés y el francés, y uno de ellos me dijo que su padre, que iba en la banda, conocía mí país”. En efecto, en México, al igual que en muchos países de América Latina, se les conoce con el nombre genérico de “húngaros” por ser considerados originarios de ese país, aunque como se ha dicho anteriormente su origen está en el norte de la India. La primera gran migración documentada en México se da a partir de 1890 y proviene principalmente de Hungría. Más tarde llegan grupos rumanos con la intención de ingresar a Estados Unidos. Otra gran oleada de migración se dio entre 1920 y 1926, a causa del racismo contra ese pueblo que se intensificó después de la Primera Guerra Mundial. Se trataba de familias polacas y húngaras que decidieron probar suerte en Estados Unidos, quedándose muchas de ellas en México. Pocos años antes, otros Gitanos rusos habían hecho lo mismo al huir de la revolución comunista. Como México tenía en ese tiempo una política de inmigración bastante flexible y acogía sin discriminación a cualquier extranjero, las familias Gitanas hacían recorridos entre Francia y México pasando por Cuba. Estas facilidades se terminaron con la promulgación de la ley de inmigración de 1930, en que se limitó el ingreso al país a perseguidos políticos y exiliados. En México viven pocos Gitanos de origen español, pues la mayoría llegaron de Hungría, Rusia, Polonia, Grecia, Bosnia, Yugoslavia, Turquía, Francia y Rumania. El grupo mayoritario es el Rom, dividido en clanes o subgrupos principalmente de Kalderash, Husos, Grecos, Xoraxai, Xoropesti y Hungaresdos; todos ellos hablan el romaní, lengua emparentada con el sánscrito y enriquecida con préstamos dialectales de otros idiomas. Viven establecidos en grandes ciudades y centros mercantiles, sin embargo, emprenden largos viajes so pretexto de estrategias comerciales, pero el verdadero motivo es la nostalgia por el viaje. Los rumanos son Ludar y hablan rumano antiguo, aunque las nuevas generaciones han perdido casi por completo esa lengua; son nómadas, a pesar de algunos intentos por establecerse, pero la tentación de la camino es mayor que cualquier comodidad de la vida sedentaria. Los Ludar llaman a los Rom, Gurbet, y éstos a su vez se refieren a los Ludar como Boyhás, pero ambos se autodenominan “paisanos” para diferenciarse de los no Gitanos.