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Gloria Corrons
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LA CASA
DE NADIE
POR
GLORIA CORRONS
Gloria Corrons naci en Barcelona, estudi la carrera
de Piano en el Conservatorio
BIOGRAFA
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del Liceo, y Diseo Textill y Dibujo en la Escuela de Arte Suntuarias Massana.
Aficionada desde nia a la literatura ha escrito numerosos relatos breves,
poesas, ensayos, artculos y entrevistas.
Fue ganadora del premio Viola en castellano en los X JUEGOS FLORALES del ao 1992 celebrados en Sant Cugat del Valles con el tema Trascendencia y
obtuvo tres accsit de narrativa por dos historias cortas: UN PASEO CON MI PADRE ANTES DE NACER y EL PJARO y dos poesas: CARTAS y UNA
POESA DEDICADA A MI PADRE.
En el ao 1994 gan una Mencin especial en los II JUEGOS FLORALES de la localidad de la Floresta por el escrito en prosa titulado LA MEVA FILLA.
En el ao 2005 gan el Segundo Premio del I CERTAMEN DE RELATOS DE CIENCIA-FICCIN Y FANTASA 'REALIDADES ETREAS' organizado por la
Delegacin de Juventud del Ayuntamiento de Arcos de la Frontera por el relato
titulado 'ELLA'.
HA escrito tambin varias novelas. Una de ellas, titulada HISTORIAS EN EL
AIRE consistente en 100 relatos imaginarios sobre fondo histrico que
comienzan en la Prehistoria y acaban en el siglo veintiuno, fue traducida al
alemn y seleccionada en el ao 2008 para aparecer peridicamente en el
ALMANACH deuschprachiger Schriftsteller ARTZ patrocinado por el colectivo medico de Alemania, con el titulo IN DER WINDGESHRIEBEN .y
paralelamente en la pagina de Internet www.catarismo.com en castellano,
dedicada a la Historia
Esta novela esta escrita para todos los que todava no han perdido la capacidad de
imaginar
Gloria Corrons
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LA CASA DE NADIE
Haca casi un cuarto de hora que esperaba en el andn y el corazn
amenazaba saltarme dentro del pecho, hasta me dolan sus latidos.
Estaba all, quieta como una estatua y no saba lo que estaba esperando.
La gente pasaba por mi lado en todas direcciones y todos parecan saber a
donde iban menos yo, que no poda pensar y mucho menos decidir. Ni
siquiera saba dnde me encontraba, me haba apeado en aquella estacin
porque me gust su nombre. No s cuanto tiempo hubiera pasado as, si un
hombre no me hubiera preguntado si necesitaba ayuda para cargar el
equipaje. Mientras recoga mis maletas, le pregunt si conoca alguna
pensin tranquila donde alojarme, me dio una direccin y la grab en mi
memoria. Un viejo taxi, ruidoso y destartalado, me llev hasta la puerta de
mi nuevo hogar y una vez dentro de las cuatro paredes de mi habitacin en
pocas horas hice de ella un mundo a mi medida.
Tena una amplia ventana con vistas al campo y no repar en las paredes
agrietadas, ni en la puerta falta de pintura. Me sent a gusto por primera vez
desde que emprend el viaje. Haba encontrado un refugio donde estar a
salvo de mis recuerdos, aunque sabia que stos atravesaran las paredes,
entraran por las ventanas, caminaran a mi lado durante el da y dormiran
en mi cama por las noches, hasta que yo lo decidiese, porque los recuerdos
no conocen distancias, ni huidas, ni refugios, viven dentro de uno mismo y
se llevan vaya donde se vaya hasta que uno se cansa de su compaa y los
echa para siempre.
Me quit los zapatos y me estir en la cama.- qu iba a hacer ahora?.-
pens.-
Nada.- me contest. Aquella palabra, me pareca tener un sonido delicioso,
lleno de una extraa armona. Durante aos me haba ahogado la sensacin
de tener que hacer algo, simplemente por el miedo a estar a solas con mis
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AdministratorResaltado
AdministratorResaltado
pensamientos. Ahora ya no tena miedo de dialogar conmigo misma. Sonre
al techo de la habitacin como si estuviese vivo y me escuchase, al fin
haba tirando por la borda toda una serie de obligaciones morales y
sociales. Nunca me haba sentido ms feliz. Adems tenia el presentimiento
de que este descubrimiento iba a depararme muchas sorpresas, solo tena
que estar atenta para descubrirlas .Un rayo de sol atraves tmidamente los
cristales de la ventana y me hizo cosquillas en los ojos. Se estaba bien all.
As pues me abandon a sus caricias y volv a dormirme.
Los das en aquel pueblo sin nombre transcurran tranquilos y yo era
consciente de cada segundo que pasaba, recrendome como si fuera el
primero y ltimo de mi vida. No hablaba con nadie porque a nadie conoca
y tampoco deseaba hacerlo. Estaba descubriendo que la vida que a m me
gustaba vivir era simplemente dar un paseo por el campo, adormecerme al
sol y sentir la caricia del viento en la cara, poda parecer todo aquello
insignificante, pero no lo era porque me hacia feliz.
Fue en uno de aquellos paseos cuando empez todo. Aquel da haba ido
ms lejos que de costumbre y me haba adentrado en el pueblo, como si mis
pasos me dirigieran y no yo a ellos. De improviso vi la silueta de la anciana
sentada en uno de los bancos de la plaza. Pareca una estatua viviente
integrada en que aquel lugar desde el principio de los tiempos. Me qued
quieta mirndola desde la esquina de la calle y, sin saber porqu sent
deseos de sentarme a su lado, entonces fue cuando ella me mir a los ojos y
apoyando su brazo sobre el mo me habl con familiaridad, como si ya me
conociese.
- Por fin has vuelto, Elvira...
No supe que contestarle, mi primera reaccin fue aclararle que se
confunda, que yo no me llamaba Elvira y que nunca la haba visto antes,
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AdministratorSubrayado
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pero ella sigui hablndome con la misma confianza y yo segu
escuchndola.
- Pens que nunca ms volveras despus de todo lo que ocurri. !Me
alegro tanto de que ests de vuelta! Todos lo dems han muerto y yo me
siento muy sola.Has ido ya a la casa? All todo sigue igual, aunque ms
viejo, pero tu sigues siendo la misma despus de tantos aos.
Sent inters por aquella historia desconocida, quera preguntarle dnde
estaba aquella casa, pero comprend que mi pregunta me descubrira.
- Qudate conmigo un rato y hazme compaa- continu. Tienes muchas
cosas que contarme, nunca me escribiste y me doli en el alma tu falta de
confianza, yo no te conden por lo que hiciste... yo era la nica que te
conoca bien.
La cara de la anciana me fascinaba, aquel ser tena el aspecto de haber
llegado a la profundidad de todos los abismos y pareca resurgir de sus
propias cenizas con una luz casi infantil en contraste con los surcos de las
arrugas trabajadas en su piel por el tiempo. Pero aunque la historia me
intrigaba comprend que deba marcharme, no poda seguir el dilogo y
tampoco quera desilusionarla. Me desped con amabilidad, evitando ms
preguntas y prometindole que volvera pronto. La dej sentada en el
banco en una hora y en un lugar fuera de todo tiempo.
Cuando me dorm aquella noche me senta extremadamente excitada, por la
maana intentara averiguar quien haba sido aqulla mujer que me
intrigaba, quizs alguien pudiera decrmelo, deseaba conocer algo ms
sobre ella. Haba ido a aquel lugar perdido entre montaas para olvidar mi
pasado y lo mejor que poda haberme ocurrido era comenzar de nuevo en la
piel de una persona diferente como si mi vida anterior nunca hubiera
existido. Y a partir de aquel instante comenc a olvidarme de mi misma y a
sentirme un poco aquella Elvira que tanto se me pareca.
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Me levant temprano dispuesta a iniciar la aventura. Desayun en el
comedor de la pensin, donde nunca haba intercambiado ni una palabra
con nadie pero aquel da pregunt al dueo por las casas ms alejadas del
pueblo.
- Hay varias construidas en las afueras.- me contest - y todas estn
habitadas. Pero si busca una casa muy antigua donde nadie vive desde
hace tiempo, probablemente se refiere a la casa del Valle. Es un casern en
ruinas, donde tuvo lugar una historia oscura que pocos conocen o no
quieren explicarla. Cuando la miras causa una impresin extraa, parece
arrancada de un cuento de terror. En realidad nadie suele visitarla y desde
luego nadie me ha preguntado nunca por ella. Yo no paseara por all.
El hombre cambi de actitud y dej de ser comunicativo probablemente mi
curiosidad empez a parecerle extraa.- Gracias por la informacin - Dije
levantndome y sal a la calle.
A medida que mis pasos se encaminaban hacia el valle, deseaba ms y ms
ver aquella casa, como si pudiese encontrar en ella algo que haba estado
buscando desde haca mucho tiempo. El camino me pareci largo, tal era
mi impaciencia por llegar.
De repente la vi a lo lejos, no poda ser otra, fue como el reconocimiento de
algo familiar y sin embargo tena la certeza de que nunca la haba visto
antes. Ms que acercarme yo a ella, pareca que la casa se acercaba a m.
Era un casern ruinoso y grande pero su antiguo esplendor se adverta aun
en sus puertas y ventanas ornamentadas, en sus porches seoriales y en sus
terrazas que miraban al cielo. Estaba rodeada de un amplio jardn, donde la
naturaleza haba instalado su propio reino. Mir a m alrededor. El silencio
era casi absoluto. Slo el aire haca crujir las hojas de los rboles al
balancearlas de un lado al otro, pareca como si el bosque hubiera
enmudecido de pronto. No saba lo que poda haber all dentro pero estaba
segura que haba estado esperando toda la vida aquel encuentro.
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Entr. Mis pies se deslizaron en su interior oscuro, no haba nadie, a lo
menos no se vea a nadie. Recorr las habitaciones una a una, adentrndome
cada vez ms en la casa, pero no toqu nada, no poda evitar la sensacin
de sentir una presencia agazapada en cada rincn, algo vivo dentro de
aquellas paredes muertas, algo que se aferraba con fuerza tras las cortinas
hechas trizas y los trastos viejos, como si muchos otros ojos me observaran,
entonces tuve miedo, pero no poda irme, la casa me atraa demasiado.
Lleg un momento en que perd la nocin del mundo exterior y me sent
parte de cada piedra, de cada jirn de tela, de cada vidrio roto, del polvo, de
los pedazos de papeles amarillentos que se amontonaban por todas partes y
hasta de las ratas que huan al verme. El presente y el pasado se haban
fundido en un largo abrazo que abarcaba el futuro. Cuando sal de la casa,
me encontr en paz.
A partir de aquel da ir a la casa lleg a convertirse para m en algo familiar
como si se hubiera establecido un dilogo profundo entre los espritus que
haban vivido all y yo. Un dilogo sin palabras. La extraa sensacin de
estar fuera del tiempo persista cada vez que cruzaba el umbral de la puerta
como si de un recinto sagrado se tratase y yo intentaba imaginar como
haba sido todo aquello cuando estaba habitada por aquella mujer que tanto
se pareca a m.
Sin embargo aquel da sucedi algo inesperado, una suave luz ilumin los
que un da fueron amplios salones decorados con muebles de maderas
nobles y suelos alfombrados. Pude ver que en las ventanas colgaban ahora
cortinajes de seda y las mesas cubiertas de tapetes de encaje sostenan
jarrones con flores. Estaba sufriendo una alucinacin, pens, no poda ser
de otro modo, mi mente estaba jugando conmigo. Aterrorizada intent huir
pero mis piernas no me obedecieron, estaba clavada en el suelo sin poder
mover ni un solo msculo obligada a presenciar algo que quizs no debera
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ver. En el fondo del pasillo, al otro lado de la casa, se oa algo parecido a
una conversacin. Me debat entre la sensacin del miedo que me
impulsaba a correr hacia la puerta y la curiosidad. Venci esta ltima y me
dirig despacio hacia el lugar de donde provenan las voces. Llegu hasta el
umbral de una puerta cerrada, estaba lo bastante cerca para distinguir el
timbre de la voz de un hombre y una mujer, aunque no para entender el
dilogo. Mi mano se apoy en el pomo sin atreverme a abrirla, tema que al
hacerlo todo desaparecera pero las voces se escuchaban aun ms cerca y
comprend que estaban a punto de salir de la habitacin. Aquellos seres no
deberan estar all. El solo pensamiento de encontrrmelos frente a frente
me hizo reaccionar y el valor que me haba impulsado a llegar hasta all
desapareci. Ech a correr desesperadamente en direccin contraria y segu
corriendo sin parar a travs del jardn, solo cuando estuve a bastante
distancia de la casa me detuve sin aliento y me gir para mirarla, volva a
ser el viejo casern amenazando ruina. Incapaz de pensar me sent enferma
y mi mente se resisti a buscar explicaciones.
Emprend el camino de regreso muy despacio, senta un gran peso sobre
mis espaldas como si el universo entero se hubiera colgado de mis hombros
y tuviera que arrastrarlo conmigo. Cuando entr en mi habitacin, me estir
sobre la cama exhausta y slo entonces pude comenzar a analizar lo que
haba visto. Llegu a la conclusin de que fuese lo que fuese lo ocurrido
yo no deba volver all porque me senta incapaz de enfrentarme a ello. Y
sin embargo ya no pude dejar de pensar en la casa. Era algo as como si
sta me estuviese llamando continuamente a travs de la distancia.
Una noche tuve un sueo extrao, la casa se me represent claramente con
todos sus detalles como la ltima vez, llena de luz y de vida y yo caminaba
por su interior sin ningn miedo. Haba gente en su interior y yo no
solamente poda escuchar sus voces sino que tambin poda verles, pero
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pronto me di cuenta de que ellos no podan verme a m. Pareca una familia
de clase acomodada de principios de siglo, ya que llevaban trajes antiguos
como lo que es exhiben en los museos. Una criada joven, cuyo rostro me
recordaba mucho a la anciana con la que haba hablado en el pueblo, serva
la mesa. Unos nios jugaban y rean alrededor de una mujer muy hermosa
que arreglaba las flores de un jarrn. Toda la escena pareca real pero yo
sabia con certeza que estaba soando y tena miedo de despertarme en
cualquier momento. Aquella mujer llam especialmente mi atencin y me
acerqu para verla mejor. Me situ tan prxima a ella que poda tocarla con
la mano. Mi corazn dio un vuelco... era como mirarme en un espejo. Yo
no tena su cara, ni su cuerpo, ni su edad, ni viva en su tiempo, pero me
reconoc en ella. La mujer me mir tambin pero comprend que no poda
verme porque yo no estaba en su realidad sino en mis sueos.
Y aquel mismo sueo se repiti muchas veces Yo deseaba intensamente que
llegase la noche para visitar la casa porque aquello satisfaca mis deseos de
volver a ella, como si mi inconsciente hubiera hallado una solucin a mi
angustia. Poco a poco, me introduje en la vida de aquella familia como si
yo tambin formase parte de la misma. Nada revelaba en apariencia, el
terrible episodio que, segn todos, sucedi all.
La hermosa mujer era madre de tres nios y me conmova ver como los
cuidaba, acariciaba y jugaba con ellos. El marido era un hombre gris de
mediana edad que apareca raras veces en escena. Elvira, pues ya no tena
duda que de ella se trataba; acostumbraba a dar largos paseos por el bosque.
Yo la vea salir con un pequeo sombrero, bajo cuya ancha ala asomaban
algunos rizos de su pelo castao y un grueso chal enrollado sobre los
hombros. Cuando volva pareca aun ms joven, ms hermosa y ms feliz.
Hubiera dado cualquier cosa por saber a donde iba.
Decid informarme sobre lo ocurrido en aquella casa. Deba descubrir por
qu cada noche me trasladaba a ella a travs del tiempo y por qu mirar a
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aquella mujer de apariencia tan distinta a la ma era como mirarme en un
espejo.
El dueo de la pensin, que me observaba cada vez con ms recelo, me
indic donde estaba el archivo de Documentos Antiguos de la localidad y
pens dirigirme all, sera ms practico que el ir al pueblo preguntando a la
gente, ya que pareca que muchos ignoraban la historia y los que la saban
preferan olvidarla. Me pas varios das en medio de libros viejos y llenos
de polvo sin conseguir averiguar nada, pero mis sueos seguan
sucedindose y estaba segura de que queran indicarme algo que yo deba
encontrar.
Un da descubr los papeles que estaba buscando. Pertenecan al ao 1898,
fecha en que se haba construido la casa. Haba sido encargada por un tal
Jos de Ambrs, capitn de navo, personalidad importante por sus hazaas
en la guerra de Cuba y conociendo su nombre, me dirig inmediatamente a
la Biblioteca donde no me cost encontrar referencias a aquel personaje:
Naci en aquel mismo pueblo donde vivi hasta su adolescencia; su padre
haba sido un terrateniente muy rico, lo que le permiti educarse en la
ciudad y estudiar la carrera de marino muy alejada a sus orgenes
familiares, pues todos se haban dedicado al cultivo y explotacin de las
tierras. Pero parece ser que el joven Jos tena inquietudes, ansias de
conocer mundo y viajar, a parte de ser inteligente y ambicioso. Cuando
estall la guerra se enrol en la marina y fue protagonista de varios actos
heroicos en sucesivas batallas que le dieron renombre y le reconciliaron
con la familia, que nunca acab de perdonarle que abandonara la tradicin
del campo. Ya en su madurez, tras haber vivido varios aos en ultramar
viajando constantemente, sinti aoranza de sus orgenes y regres a su
pas trayendo consigo a una mujer de aquellas tierras con la que se haba
casado y poco despus hizo construir la casa del pueblo parar trasladarse
all a vivir con ella y sus hijos. Toda la familia muri ms tarde en un
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terrible incendio en un pas extranjero donde parece ser que se haban
trasladado para pasar un corto perodo de vacaciones. La casa estaba
cerrada desde entonces y por asuntos de herencia no haba podido
venderse. No haba ms datos, pero yo tena la intuicin que la historia no
se limitaba a lo que contaban los papeles oficiales.
Al fin en el mundo de mis sueos, se me permiti acompaar a Elvira en
uno de sus paseos y caminando a su lado como una sombra invisible fui
testigo de sus citas clandestinas. Alguien la aguardaba oculto entre los
rboles del jardn.
Le vi de espaldas. Era alto, delgado y tena la complexin de un hombre
joven; los cabellos casi rozaban sus hombros. Ella le llam desde lejos
acelerando el paso, entonces l se gir lentamente y cuando estaba a punto
de ver su rostro me despert. -Por qu?Por qu no he podido verle,
cuando ya estaba tan cerca de l?- grit. Y a partir de aquel momento, los
sentimientos de Elvira y los mos fueron los mismos. Esperaba las noches
con la impaciencia y el deseo de una mujer enamorada y ya no era slo ella
quien tena una cita secreta, yo tambin la tena. Pero exista una diferencia
entre las dos: Elvira conoca al hombre que la aguardaba y yo no. Durante
muchas noches, viv una intensa pasin con alguien a quien no poda ver el
rostro y aunque era Elvira quien se entregaba en sus brazos yo tambin los
senta entre los mos.
Una noche me despert sin el menor recuerdo de haber soado. Me encerr
en mi habitacin desesperada. Deseaba tanto dormir que no poda conciliar
el sueo. Aquello se repiti varias veces. Cansada y exhausta dormitaba por
las tardes y era tal mi estado de nimo que tem caer enferma. Comprend
entonces que haber dejado de soar con la casa significaba que deba
volver all otra vez.
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Tom una decisin me levant y me vest apresuradamente, deba recuperar
el tiempo perdido. Fui hasta la casa. No haba rastro de vida en aquel lugar.
Busqu a Esteban por todas partes, deseaba verle, necesitaba encontrarle.
Pens que estaba siendo vctima de una pesadilla, mi mente estaba tan
enferma que comenzaba a confundir el sueo con la realidad y me asalt un
pensamiento: yo solo poda verle a l en mis sueos, pero quizs l si poda
verme a m estando despierta, de ah vena probablemente la sensacin de
sentirme observada.
Entr en lo que haba sido la habitacin de Elvira y la record como la
haba soado: La pared tapizada de color violeta... flores en el pequeo
tocador al lado de los peines y los espejos... los retratos de sus seres
queridos encima de la cmoda... sus ropas cuidadosamente dobladas en el
armario... el libro semiabierto que sola leer antes de dormir... Me sent
encima del nico superviviente de todo aquello, un viejo bal donde la
haba visto guardar sbanas que olan a espliego y me sent desalentada. A
mi alrededor restos de mosaico, pedazos de madera carcomida y jirones de
ropas apiladas en el suelo mezcladas entre s. Los numerosos vndalos que
haban entrado antes que yo en la casa lo haban destrozado todo y el
tiempo haba hecho el resto.
Fij los ojos en lo que quedaba de un pequeo escritorio donde Elvira sola
escribir. Me levant y lo abr, todava quedaban restos de papel escrito
quizs por ella, pero era muy difcil leerlos porque estaban hechos pedazos
por las ratas. Un pequeo saliente del mueble me intrig, pareca un
escondrijo secreto. Forceje para ver si ceda y tras un largo intento se
abri, entonces vi las cartas atadas con un hilo de seda y prcticamente
intactas. Las cog, sent como si quemasen mi mano, deba de hacer aos
que estaban all, escondidas y las apret contra mi pecho como si de un
tesoro se tratase, saba que haban estado all esperndome y slo Elvira y
yo podamos leerlas porque ambas ramos una sola alma que haba
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cambiado de rostro a travs del tiempo. Una fotografa cay al suelo, la
recog y vi la cara de un hombre joven mirndome sobre el papel. Yo no
haba visto nunca aquel rostro pero sent que le conoca desde haca mucho
tiempo. Todo desapareci a mi alrededor excepto aquellos ojos. Camin
hacia la salida con los brazos cruzados fuertemente sobre el cuerpo. Me
haba enamorado de un hombre que me haba precedido en el tiempo y me
estremec al darme cuenta de que l estaba utilizando mis propios brazos
para abrazarme. Esteban tambin me amaba. Ahora su pasado y mi presente
se encontraran en las lneas de aquellas cartas y el tiempo y las distancias
dejaran de existir.
Despus de haber ledo todas las cartas comprend que Elvira y Esteban
haban dejado de escribirse para comenzar a vivir su propia historia de
amor, una historia inacabada, porque l segua buscndola entre las ruinas
de la casa y Elvira le esperaba en algn lugar que yo intua en mi.
- Desvaras- me dije a mi misma. Esteban ha muerto y t no puedes ser
Elvira. Te has dejado impresionar por una historia del pasado hasta el
punto de confundir la ficcin de un sueo con la realidad. Pero - me
repliqu en voz alta: Y si en realidad lo verdadero fuese aquel extrao
mundo en el que me estaba adentrando y lo irreal es lo que haba sido mi
vida hasta ahora.?
Haba tantas preguntas sin respuesta que quiz lo nico que poda hacer
era abrir mi mente y mi corazn sin reservas a todo aquello que estaba
viviendo. Ya no poda volverme atrs en aquella fantstica excursin a lo
desconocido. Contestara a sus cartas una a una como si realmente l
pudiese leerlas y esperara una llamada, una seal para volver a la casa.
cuando esto sucediera, Esteban estara all esperndome. Y sin vacilar cog
papel y una pluma y comenc a escribir..
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Querido Esteban: He vuelto. Han pasado muchos aos y muchas cosas,
tanta que las he olvidado todas, slo me acuerdo de ti, pero no s donde
encontrarte. S que no contestars a mi carta, ni tampoco se donde
envirtela, pero estoy segura de que encontrars un medio para
comunicarte conmigo. Lo s. Te amo
A partir de entonces cada noche le explicaba a Esteban sobre el papel lo
que nunca me haba atrevido a contar a nadie. Guardaba mis cartas
celosamente, como Elvira haba hecho con las suyas casi 100 aos atrs, y
segua esperando, pacientemente, con la paz interior que da la fe en algo.
A veces bajaba al pueblo. Deseaba volver a ver a la anciana que haba
cambiado mi vida con sus palabras. Saba que ella podra explicarme
muchas cosas que yo debera saber. Y un da la encontr tal y como la haba
dejado, sentada en el mismo lugar, como si hubiera estado esperndome all
desde nuestro primer encuentro. No me sorprend al verla y ella tampoco.
Me sent a su lado y esta vez fui yo la que comenc a hablar
- Estuve en la casa pero no haba nadie all- le dije sin prembulos -
Quin era Esteban? Necesito saberlo. He perdido la memoria y no
recuerdo nada de lo que sucedi - La anciana no me contesto, slo me
pregunt a su vez:
Elvira, donde has estado durante todo este tiempo? Conseguiste al fin ser
feliz?-
Por algn motivo el pasado no acababa de cerrarse en su mente, como si
todos los involucrados en aquella historia estuvieran atrapados en ella. Me
di cuenta de que esperaba aquella contestacin desde hacia muchos aos
pero yo no tena respuestas, slo preguntas por qu la anciana vea a
Elvira a travs de m? Una voz desconocida me devolvi a la realidad.
- Ya es la hora de volver, abuela-
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La mujer recin llegada cogi familiarmente a la anciana del brazo y la
ayud a incorporarse. La mir con sorpresa y ella me sonri. Me dirig a
ella
- Por favor me gustara hacerte algunas preguntas Podra decirme quien es
esa seora? Me confunde con alguien que conoci hace tiempo y me
gustara saber por qu
- La anciana nos miraba pero ya no pareca vernos.
- Oh, la pobre tiene ya muchos aos y su mente esta confusa!- Contest la
cuidadora - A veces imagina que an es joven y revive todos los episodios
de aquella poca, como si el tiempo no hubiese transcurrido.
- Me ha hablado de una familia de este pueblo donde estuvo sirviendo y
cree que soy su antigua ama. - Quizs se parezca a ella y por eso la
confunde... no s, es muy difcil adivinar lo que hay dentro de sus
pensamientos.
La mujer pareca propicia a hablar. Segu preguntando - Sabe usted algo
sobre la leyenda de la casa abandonada en el valle?.
- La vieja historia! - contest la recin llegada suspirando - Yo no soy de
aqu, pero me han contado que la mujer que all viva, abandon a su
marido y a sus tres hijos y huy con un amante. El barco en que viajaban
ambos se hundi y ella se ahog en el naufragio, el resto de la familia
muri tambin de un modo muy extrao, lejos de aqu. Parece ser que
despus de la tragedia, su amante, se volvi loco y regres viviendo en la
casa deshabitada durante aos, esperando la vuelta de la mujer de la que se
haba enamorado. Un da desapareci sin dejar rastro y nunca ms se supo
de l - y aadi bajando la voz aunque no haba nadie alrededor que
pudiese orla. - Se dice que fueron los mismos lugareos quienes le
mataron haciendo desaparecer su cuerpo despus.
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-Por qu queran matarle?- pregunt horrorizada
La gente pensaba que era un demonio o algo parecido y traa la desgracia
al pueblo, aunque todo est muy poco claro y no parece que nadie quiera
explicarlo, ya sabe, esas historias populares que al cabo de los aos se
convierten en leyendas. Es muy difcil separar la fantasa de la realidad.
Se interrumpi - Ahora, perdone pero debo marcharme.
Antes de abandonar la plaza con la anciana cogida del brazo, se giro y
aadi
- Se llama Aurora, vive en el asilo y no tiene familia, pero all est bien
atendida, de vez en cuando la traigo aqu para pasear y tomar un poco el
sol. Se est muy tranquilo en esta plaza. Venga a verla de vez en cuando.
Se lo agradecer.
Las vi alejarse poco a poco. La anciana ni siquiera se haba despedido de
m, yo haba dejado de existir para ella. Me qued sola en la plaza
pensando en todo aquello. Si los los recuerdos de Esteban haban quedado
grabados en las paredes de la casa en ruinas y yo haba sido capaz de
reproducirlos, ah estara entonces la explicacin de mis visiones y de mis
sueos. Pero quedaban muchas otras preguntas a las que no poda
responder. por qu mi identificacin con Elvira? Por qu la anciana me
confunda con ella? Mi razn y mis sentimientos se dividan cada vez ms,
pero la batalla estaba perdida desde haca mucho tiempo.
Una noche, vi reflejada en la superficie del espejo la cara de Elvira en lugar
de la ma. Fue solo un instante pues enseguida se desvaneci. Me qued
aterrorizada. Ella estaba ocupando mi personalidad. Ya no era yo quien
libremente la escoga para vivir una vida distinta, sino que ella me escoga
a m para acabar la suya y no poda explicrselo a nadie porque no
solamente no me creeran sino que pensaran que estaba loca.
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Sin embargo poco a poco, me acostumbr a ver aparecer su imagen a
menudo en el espejo. Ella jams me hablaba, se limitaba a reproducir
exactamente mis gestos y actitudes. De hecho no era otra persona, sino yo
misma con una cara diferente. Desde el otro lado del espejo el concepto de
tiempo y espacio no existan. Pens que quiz algn da me atrevera
cruzarlo como Alicia en pas de las Maravillas y ese da sera cuando
Esteban me enviase la seal que yo le haba pedido en mi carta, aquella
esperada seal era lo nico que me mantena encerrada entre las cuatro
paredes de la habitacin donde yo haba ido a olvidar mi pasado, ahora ya
solo bajaba al comedor de la pensin cuando tena hambre pero intentaba
pasar desapercibida y me sentaba en una pequea mesa de un rincn. Si
antes no deseaba ver a nadie, ahora tampoco deseaba que nadie me viese.
Me hubiera gustado ser invisible para todos porque todos ellos eran
invisibles para m.
Un da, aunque el comedor estaba lleno de gente alguien llam mi atencin.
Estaba sentado de espaldas a m, en una mesa cercana, erguido sobre sus
hombros, los largos cabellos rozando sus hombros. Le reconoc enseguida,
era Esteban, estaba segura. Me levant sin reflexionar en lo que iba a hacer
y me dirig a su mesa, pero casi en el mismo instante y como si hubiera
presentido mi presencia, l se levant a su vez y abandon el comedor.
Todo fue tan rpido que no me dio tiempo a seguirle y cuando reaccion me
dirig casi corriendo hacia la puerta de salida. La desesperacin me invadi
pero a la vez tena una esperanza! l estaba en el hotel! Sabia bien que
Esteban estaba muerto haca muchos aos y lgicamente no poda estar all,
pero haba vivido tanto tiempo a caballo entre la imaginacin y lo real que
los lmites entre uno y otro se haban esfumado. Acaso era lgico ver a
Elvira cada noche mirndome frente al espejo? Acaso fue lgica la
reaccin de la anciana confundindome con ella? Tena sentido mi visin
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de la casa tal y como haba sido 100 aos atrs? Poda explicar por qu yo
soaba con ella cada noche? Lo asombroso es que an pudiera asombrarme
de algo. No saba si aquella visin era la seal esperada pero s saba que si
l no venia a mi encuentro yo ira al suyo, si l estaba all yo ira a verle.
Me acerqu al mostrador para preguntar en qu habitacin se alojaba pero
desist, lo averiguara por m misma como haba estado haciendo hasta
ahora. Sub a mi habitacin y me encerr dentro para forjar un plan. Por la
maana bajara temprano al comedor y en cuanto le viese de nuevo me
acercara a su mesa y me sentara a su lado, entonces le hablara... le
explicara lo mucho que haba deseado verle... le preguntara mil cosas...
le... o quiz fuera mejor no decirle nada? Simplemente le mirara y
esperara a que me hablase l primero. La excitacin me impeda pensar
serenamente, ni siquiera coordinaba bien mis ideas. Dorm mal, me
despert muchas veces durante la noche. Pensaba que quiz Esteban estaba
en la habitacin de al lado y si escuchaba atentamente podra or su
respiracin a travs de la pared, contuve la ma, pero solo escuch silencio.
Por la maana mont guardia en el comedor desde que ste se abri hasta
que se cerr intilmente. l no apareci, ni tampoco al da siguiente ni al
otro. No tuve ms opcin que preguntarle al dueo de la pensin, no saba
en realidad por quien hacerlo porque slo conoca su nombre, pero
expliqu sus rasgos fsicos. La respuesta me dej aun ms aturdida, el
dueo nunca haba visto a nadie all con aquel aspecto, ningn hombre
como l se alojaba en la pensin, me dijo incluso, que yo no poda haberle
visto en el comedor porque aquella mesa estaba reservada desde haca
semanas a una seora extranjera que la ocupaba diariamente. Pero yo
estaba segura de haberle visto, como vea a Elvira detrs del espejo cada
da mirndome. Esteban estaba all, utilizaba otro cuerpo para los dems,
pero slo yo poda ver su verdadera apariencia.
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Volv a mi habitacin con la cabeza baja, absolutamente desalentada,
cuando de repente alc los ojos y le vi de nuevo, caminaba por el corredor
frente a m en la misma direccin. Corr para alcanzarle y cuando mi mano
estaba apunto de tocar su hombro ech a correr y desapareci tras una
esquina. - Esta jugando conmigo pens - lo ha estado haciendo desde el
principio, pero... por qu?-
Me qued quieta en el mismo lugar donde l haba desaparecido, sin saber
qu hacer ni a donde ir. Varias personas se cruzaron conmigo. Les mir sin
verlos, cmo explicar a nadie lo que me ocurra? Despus de todo quien
era yo? Quin poda ser Esteban y Elvira? Y la anciana seora del asilo?
Existamos realmente? Me di cuenta de la inutilidad de mis esfuerzos por
comprender lo incomprensible, de mi absurda bsqueda. Creo que fue
entonces cuando realmente enloquec o quizs recuper mi cordura.
Esteban estaba muerto pero Elvira haba vuelto a este mundo en mi cuerpo
y yo deba morir tambin para liberarla y reunirme con l. - Quizs la seal
esperada es la muerte.- pens.
Haba tomado una decisin. Sub a mi habitacin, entr y me dirig al
cuarto de bao sin mirar al espejo, No quera que nadie fuese testigo de lo
que iba a hacer. Tom compulsivamente un frasco de pldoras somnferas
que guardaba en un cajn, lo abr y lo vace en la palma de mi mano. Sent
su tacto spero y las apret tanto que me hicieron dao entre los dedos,
despus llen un vaso con agua, iba ya a bebrmela cuando llamaron a la
puerta.- Esta vez s es l pens-.- Se ha compadecido de m y ha venido,
no poda ser nadie ms -
La llamada se repiti en varios golpes rpidos y secos a qu estaba
esperando para abrirla? Le imagin tras la puerta mirndome, haba estado
buscndole desde que lo vi aparecer en mis sueos, haba soado con l
constantemente, pero ahora me daba miedo enfrentarme a l cara a cara.
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Deslic el cerrojo de la puerta lentamente y una vez la puerta estuvo
abierta, cerr los ojos. Permanec un rato as sin atreverme a mirar.
Cuando por fin los abr slo se extenda el corredor vaco con sus puertas
uniformes a ambos lados. No haba nadie. Cerr la puerta de un golpe y la
rabia y la desesperacin me desbordaron... No poda ser. Ya no era capaz de
resistir ms.
Tragu rpidamente las pldoras que an llevaba en la mano y que llenaron
mi boca con dificultad y corr a arrebujarme en la cama que me acogi
como a un nio que busca el regazo materno y all esper. Pronto un
zumbido extrao y desagradable golpe mis odos, me sent girar dentro de
una especie de remolino que daba vueltas y vueltas sin parar y del cual no
pareca poder salir, finalmente mi cuerpo pareci moverse con rapidez a lo
largo de un tnel oscuro y me pareci estar cayendo en el vaco.
Cuando sal de l pude verme acostada en mi cama en posicin fetal, como
si fuese un espectador y me contemplase en el escenario de un teatro. No
comprenda nada pero me reconoc a m misma aunque yo saba que ya no
estaba all. Ya no senta miedo ni angustia, por primera vez estaba
tranquila, experimentaba una sensacin de ligereza, como si no tuviera
peso, mi cuerpo era otro cuerpo, era algo diferente.
Entonces lleg la luz, un poco apagada al principio pero cada vez ms
intensa hasta convertirse en un enorme foco y me invadi una clida
sensacin. Despus la habitacin estall a mi alrededor y yo, con ella, me
fui partiendo por dentro en pequeos trozos y me pos sobre la mesa, me
hice polvo en los cristales de las ventanas, letras en las pginas de los
libros, me introduje entre los pliegues de las sbanas, me deslic
suavemente sobre el suelo y atraves el espejo de Alicia en el pas de las
maravillas. Una vez al otro lado ya nada fue igual que antes.
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Me encontr caminando por el bosque sin rumbo y dej de nuevo que mis
pasos me guiaran. A medida que avanzaba la luna pareca agrandarse en el
horizonte, como si todo el cielo fuera de plata y en su interior flotaran los
rboles y las montaas engullidos por la brillante esfera. La brisa de la
noche acariciaba mi cara y los olores del bosque perfumaban el aire pero
pronto la brisa se convirti en un aire fro que comenz a soplar con fuerza
azotando mis espaldas. Cuando amain, la niebla comenz a posarse sobre
el valle y todo se oscureci. No vea el camino, estaba cansada y me
hubiera gustado detenerme, pero continu caminando en la oscuridad. De
repente empez a llover con fuerza y el agua empap mi cuerpo. A lo lejos
los relmpagos iluminaron el horizonte y un trueno como un sollozo
desgarrado pareci estremecer la tierra. Me pareci que Esteban me
llamaba a lo lejos. Comenc a correr bajo la lluvia que caa a torrentes
dirigindome ansiosamente al lugar de donde provena su voz y entonces
unos brazos me sujetaron por la espalda. Esteban estaba de pie, a mi lado,
tan cerca que poda tocarle con solo extender mis manos, poda notar el
jadeo de su respiracin y mi cara estaba tan cerca de la suya que poda
mirarme en sus ojos.
Caminamos juntos bordeando el valle, sin hablar, solamente unidos por al
accin de andar hacia adelante, la tormenta haba cesado y ambos sabamos
que bamos hacia la casa. Poco a poco iba comprendiendo que aquel paseo
era el final de mi viaje que emprend desorientada y triste en una estacin
de tren. Todo lo que me rodeaba, an cuando era el mismo paisaje de
siempre lo vea distinto, como iluminado por una luz especial y al llegar al
final del camino me di cuenta de que aquella extraa luz pareca provenir
de la casa que resplandeca a lo lejos. A medida que nos acercbamos, me
di cuenta tambin de que ya no estaba en ruinas, apareca ante nosotros con
todo su esplendor, rodeada de jardines floridos y era tan hermosa y
deslumbrante como la anciana me la haba descrito. Casi no poda contener
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la impaciencia pero me qued en el umbral sin atreverme a cruzarlo.
Esteban cogi mi mano y entramos juntos. Despus la puerta se cerr tras
de nosotros y comprend que ya no volveramos a separarnos. Yo tambin
estaba muerta.
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EPLOGO
El dueo de una pensin en una pequea poblacin rural alarmado por la
ausencia prolongada de uno de sus huspedes, decidi entrar en la
habitacin que ocupaba para averiguar que poda ocurrirle, pero all solo
encontr todas sus pertenencias personales, nada haca suponer que hubiera
abandonado la pensin puesto que nada suyo se haba llevado consigo. Ya
completamente convencido de que algo extrao deba haberle ocurrido,
avis a sus familiares y todos se dirigieron a una casa deshabitada en el
valle que ella sola visitar a menudo. Una vez en aquel lugar encontraron su
cuerpo sin vida en el mismo lugar donde aos atrs se haba hallado el de
un hombre muerto tambin en extraas circunstancias. Nadie pudo explicar
como haba ido a para all ya que nadie la haba visto salir del hotel y como
todo lo que trasciende la razn y la lgica, el caso qued archivado. A partir
de aquel momento la gente del pueblo comenz a considerar la casa como
un lugar maldito. Nadie quiso volver a habitarla, nadie quiso comprarla
nunca y la llamaron la casa de nadie.
Un da se derrib lo que de ella quedaba y fue olvidndose poco a poco,
como si aquella casa no hubiera existido nunca. En su lugar hoy se alza un
moderno complejo de apartamentos poco frecuentado, a pesar de que el
lugar y el clima son inmejorables, nadie quiere alquilarlos porque dicen que
por la noche se oyen ruidos que les impiden dormir. Algunos los han
descrito como jadeos, gemidos, risas y gritos de una pareja de amantes
haciendo el amor y que parecen surgir de las paredes, del techo, del suelo,
de todas partes...,
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El presente el pasado y el futuro no precisan de una secuencia lineal en
que todo suceda ordenadamente. El futuro puede estar antes que el
presente y el ayer en el futuro. La distincin entre pasado, presente y futuro
es una ilusin
Albert Einstein
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