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 UNIVERSIDAD DE BARCELONA ISSN: 0210-0754 Depósito Legal: B. 9.348-1976 Año IX. Número: 49 Enero de 1984 GEOGRAFÍA SOCIAL Y GEOGRAFÍA DEL PAISAJE(*) Alberto Luis Gómez Nota sobre el autor   Alberto Luis Gómez nació en Bilbao en 1946. Realizó sus estudios de Geografía en la Universidad de Barcelona, donde obtuvo el grado de Licenciado en junio de 1979, con una tesis sobre la geografía social muniquesa. Durante dos años amplió estudios en la R.F.A., principalmente en las universidades de Bonn y Mun ich , con una beca del Serv icio Aca démico Ale mán de Int erca mbi o (DAAD) . Recientement e ha  presentado su tesis doctoral -« La geogr afía del bachillerato es pañol (1836- 1970). Historia de una crisis»- en el Departamento de Geografía de la Universidad de Santander, en donde ejerce como profesor desde el año 1980. Sus centros de interés son la Geografía Social, y, dentro de ella, la Geografía del Tiempo Libre, la Didáctica de la Geografía así como la Teoría e Historia de la Geografía, habiendo publicado diversos trabajos respecto a las dos últimas áreas. Es Colaborador de «Geo-crítica» y ha publicado en esta serie cuatro trabajos, uno de ellos en colaboración con L. Urteaga «Geo-crítica» nº 14, 25, 38 y 48), y la traducción de varios textos alemanes «Geo-crítica» nº 14,21,22,24 y 26). El desarrollo de la geografía social aleja a los geógrafos de las ciencias naturales...» ya que «...a partir del mismo instante en que la geografía deja de limitarse al estudio de las relaciones entre el hombre y el medio físico, es inevitable que el estudio de los hechos humanos quede cada vez más vinculado a las demás disciplinas sociales». (CLAVAL,1974)  En otro lugar, (Luis, 1983), pusimos de relieve las dificultades de la geografía tradicional para incluir dentro de sus planteamientos teóricos a lo social como factor conforma dar del paisaje. Ciertamente, como han  puesto de relieve los trabajos de Otto, Claval, Buttimer y otros a los que hicimos r eferencia en el trabajo que acabamos de mencionar, lo social -en un sentido genérico- no estuvo nunca «...ausente de la geografía» (Capel, 1983, pág. 19); pero nuestra disciplina lo abordaba de una manera indirecta. Pese a la existencia de figuras aisladas que, como A. Ruehl o Busch-Zantner (1937), reclamaron un auténtico enfoque científico-social en la geografía a la hora de explicar las relaciones existentes entre el espacio y la sociedad, desde finales de los años cuarenta y hasta mediados de los años sesenta encontramos tanto en Francia como, sobre todo, en la R.F.A.(1), un intento peculiar de combinar una preocupación por lo social en nuestra disciplina -dedicando una mayor atención al estudio de los grupos humanos y de la sociedad-, así como la firme voluntad de realizar esto de una manera que estuviese dentro de la tradición clásica del  pensamiento geográfico, lo cual, de nu evo, p ermitiría salvaguar dar la es pecificidad d e la tarea del geógrafo,

Gomez Alberto Luis - Geografía Social y Geografía Del Paisaje

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  • UNIVERSIDADDE BARCELONA

    ISSN: 0210-0754 Depsito Legal: B.

    9.348-1976 Ao IX. Nmero:

    49 Enero de 1984

    GEOGRAFA SOCIAL Y GEOGRAFA DEL PAISAJE(*)

    Alberto Luis Gmez

    Nota sobre el autor

    Alberto Luis Gmez naci en Bilbao en 1946. Realiz sus estudios de Geografa en la Universidad deBarcelona, donde obtuvo el grado de Licenciado en junio de 1979, con una tesis sobre la geografa socialmuniquesa. Durante dos aos ampli estudios en la R.F.A., principalmente en las universidades de Bonn yMunich, con una beca del Servicio Acadmico Alemn de Intercambio (DAAD). Recientemente hapresentado su tesis doctoral -La geografa del bachillerato espaol (1836-1970). Historia de una crisis- enel Departamento de Geografa de la Universidad de Santander, en donde ejerce como profesor desde el ao1980. Sus centros de inters son la Geografa Social, y, dentro de ella, la Geografa del Tiempo Libre, laDidctica de la Geografa as como la Teora e Historia de la Geografa, habiendo publicado diversos trabajosrespecto a las dos ltimas reas.

    Es Colaborador de Geo-crtica y ha publicado en esta serie cuatro trabajos, uno de ellos en colaboracincon L. Urteaga Geo-crtica n 14, 25, 38 y 48), y la traduccin de varios textos alemanes Geo-crtica n14,21,22,24 y 26).

    El desarrollo de la geografa social aleja a los gegrafos de las ciencias naturales... ya que ...a partir del mismo instante en que lageografa deja de limitarse al estudio de las relaciones entre el hombre y el medio fsico, es inevitable que el estudio de los hechoshumanos quede cada vez ms vinculado a las dems disciplinas sociales. (CLAVAL,1974)

    En otro lugar, (Luis, 1983), pusimos de relieve las dificultades de la geografa tradicional para incluir dentrode sus planteamientos tericos a lo social como factor conforma dar del paisaje. Ciertamente, como hanpuesto de relieve los trabajos de Otto, Claval, Buttimer y otros a los que hicimos referencia en el trabajo queacabamos de mencionar, lo social -en un sentido genrico- no estuvo nunca ...ausente de la geografa(Capel, 1983, pg. 19); pero nuestra disciplina lo abordaba de una manera indirecta.

    Pese a la existencia de figuras aisladas que, como A. Ruehl o Busch-Zantner (1937), reclamaron un autnticoenfoque cientfico-social en la geografa a la hora de explicar las relaciones existentes entre el espacio y lasociedad, desde finales de los aos cuarenta y hasta mediados de los aos sesenta encontramos tanto enFrancia como, sobre todo, en la R.F.A.(1), un intento peculiar de combinar una preocupacin por lo social ennuestra disciplina -dedicando una mayor atencin al estudio de los grupos humanos y de la sociedad-, ascomo la firme voluntad de realizar esto de una manera que estuviese dentro de la tradicin clsica delpensamiento geogrfico, lo cual, de nuevo, permitira salvaguardar la especificidad de la tarea del gegrafo,

  • y, con ello, la supervivencia de la geografa como disciplina diferenciada; es lo que se ha conocido como lageografa social paisajstica, cuyos representantes alemanes ms importantes son H. Bobek, W. Hartke, K.Ruppert y F. Schaffer.(2) En las pginas que siguen a continuacin -a lo largo de los tres apartados-intentaremos mostrar cmo, pese a las diferencias. existentes entre las propuestas de estos autores y a losveinte aos transcurridos entre los trabajos de Bobek y Ruppert-Schaffer, existen en los mismos una serie desimilitudes en lo que se refiere a conservar puntos de vista de la geografa regional en relacin con la teoradel conocimiento: su aproximacin a lo social volver a ser substancial, alejndose cada vez ms de laspautas ofrecidas por las ciencias sociales para explicar el comportamiento espacial de los grupos humanos.

    Hans Bobek o la propuesta de una geografa social paisajstica

    Desde finales de los aos cuarenta, se hace patente en la geografa la necesidad de prestar una mayoratencin al factor humano como estructurador del paisaje. El primero en apoyar esta reorientacin social(institucional) de la geografa humana fue el gegrafo austriaco H. Bobek que, entre 1948 y 1962, formul ennumerosos trabajos los principios bsicos de una geografa social como parte integrante de la geografaregional.

    Ya Busch-Zantner, en una de sus principales aportaciones metodolgicas en trabajo publicado en el ao1937, persigui dos objetivos que estarn en la mente de todos los gegrafos sociales posteriores: haceroperativa para la investigacin emprica las conexiones existentes entre el hombre y la naturaleza as comofijar de nuevo las relaciones entre la sociedad y el espacio. Este autor, defendiendo una lnea que sermarginal en Alemania y en otros pases hasta despus de 1970, consideraba a la sociedad como el sujeto y elobjeto de la geografa, sealando el carcter abstracto de su anlisis cientfico. Junto a ello, rechaz unconcepto de espacio como mero marco fsico y propuso una diferenciacin de la sociedad teniendo en cuentalos criterios que se derivaban de la divisin social del trabajo as como de las formas resultantes de lavaloracin social.

    Frente a esta propuesta que remita a la sociologa en el caso de que se quisiesen averiguar las causas de laorganizacin espacial de la sociedad, la alternativa de H. Bobek es mucho ms continuista, enlazandoconscientemente con la geografa vida liana francesa y proponiendo como concepto clave para explicar laorganizacin del espacio de las sociedades modernas el de Lebensform (gnero de vida).(3)

    En el estudio de las relaciones existentes entre el espacio y la sociedad, Bobek seala la necesidad de prestaruna mayor atencin a esta ltima como factor bsico a la hora de modificar el paisaje. Ahora bien, supropuesta es muy diferente a la defendida por Busch-Zentner, puesto que su perspectiva geogrfico-social(regional) le lleva a dirigir su atencin mucho ms hacia el sustrato material de la sociedad (hacia el espacioen s) que hacia la sociedad en el espacio. Adems, mientras que para Busch-Zantner la sociedad no seentenda como la suma de una serie de elementos aislados (la poblacin clasificada segn variables diversas),por lo que su mero anlisis no era suficiente para explicar la dinmica interna de lo social, Bobek, de unamanera substancialista y concreta, la diferenciaba doblemente: por una parte, los grupos portadores de lasfunciones antropgenas; por la otra, grupos de seres humanos cuya caracterstica bsica era la de comportarsede una manera similar en lo que a sus actuaciones sobre el espacio se refiere.

    Otro de los aspectos en donde se pone de manifiesto la peculiaridad de la geografa social paisajstica es en ladefinicin del concepto de grupo. A la hora de abordar la formacin de grupos sociales, Bobek renunciar aanalizar sistemticamente las causas econmicas, polticas y psicolgico-sociales prestando solamenteatencin a los valores y a las motivaciones en funcin de su trascendencia espacial. Por ello, Bobekdistingui tres tipos de grupos humanos: aquellos que tenan . una influencia similar en la fisonoma delpaisaje, los grupos de caractersticas estadstico-sociales -las cuales deban explicar el comportamientohomogneo del grupo-, y agrupaciones de personas como componentes que se articulan en complejos msgrandes histrica y regionalmente delimitados: en sociedades.

  • Esta utilizacin de conceptos substanciales, este esencialismo, trajo como consecuencia que al plantearse lacuestin de localizar las normas y los valores que originan el similar comportamiento espacial de los gruposhumanos, Busch-Zantner y Bobek defiendan alternativas diferentes. Mientras que para el primero eraimprescindible estudiar la naturaleza social inmaterial y no substancial de las motivaciones delcomportamiento espacial, el segundo concretiza -vase Killisch- Thoms (1973, pgs. 8-9 y 17-25)- lanaturaleza social de las motivaciones del comportamiento espacial, proponiendo la investigacin de personasaisladas o de grupos de caractersticas.

    Finalmente, otra de las cuestiones que se ha prestado a muchas confusiones ha sido la del pr8tendido enfoquefuncional utilizado en nuestra disciplina, y pro- puesto por H. Bobek para la geografa urbana en el ao 1927,con el que habran de evitarse las insuficiencias de la aproximacin morfolgica al estudio del paisajecultural.(4) La problemtica planteada por el funcionalismo en las ciencias sociales en general as como lacoherencia interna de sus proposiciones cientficas fue abordada por Nagel (1974, pgs. 468-481). Y tantoHarvey (1969, pgs. 433-466) como Hard (1973, pgs. 229 y 287-88) se han ocupado de estudiar suaplicacin en nuestra ciencia. Sin entrar en detalles, puesto que desbordara con muchos los lmites denuestro estudio, queremos sealar el hecho de que el funcionalismo fue un intento de explicar los fenmenossociales utilizando modelos que procedan de la fisiologa o de las ciencias naturales en un sentido msamplio, siendo su impacto muy fuerte tanto en la sociologa como en la antropologa. Y, como ha indicadoNagel (1974, pgs. 470-473), el trmino anlisis funcional ha sido empleado por los cientficos sociales demuy diversas maneras.

    En el campo concreto de la geografa, diversos autores han puesto de relieve durante los ltimos aos laambigedad y la peculiar manera con la que se han utilizado en nuestra disciplina los trminos defuncionalismo o anlisis funcional.(5) Harvey (1969, pgs. 440-441) en su obra fundamental, trasanalizar diversos problemas lgicos de las explicaciones funciona listas, distingui entre un funcionalismofilosfico y un funcionalismo metodolgico, radicando la diferencia fundamental entre los dos en que elprimero parte de supuestos previos metafsicos, mientras que el segundo se apoya en proposiciones que, porlo menos en parte, pueden ser evaluadas empricas y objetivamente. En su opinin (Harvey, 1969, pg. 441),pese a que en nuestra disciplina no se defendieron explcitamente filosofas funcionalistas como en lasociologia o en la antropologa, en la prctica, sin embargo, el trabajo emprico del gegrafo se hadesarrollado apoyndose en una serie de supuestos que, en su conjunto, conllevaron una concepcinfilosfica del funcionalismo, siendo un buen ejemplo de esto la consideracin holista de la regin.

    Y, en la misma direccin que Harvey, Hard (1973, pgs. 287-288) -al ocuparse del tema del regionalismo ydel historicismo en su famoso manual- indica la existencia en la geografa de un vago funcionalismo,detallando las diversas acepciones con las que se han empleado en nuestra disciplina las expresionesfuncional, funcionalismo, enfoque funcional y conexin funcional.(6)

    Lo expuesto anteriormente pone de manifiesto la dificultad de combinar coherentemente en la geografa unenfoque cientfico social a la hora de explicar la organizacin espacial de las sociedades modernas con elmantenimiento del supuesto bsico de la geografa humana tradicional: el intento de captar la esencia de losocial-de la accin social-, como causa de las modificaciones de la estructura paisajstica, utilizandoconceptos concretos. Y H. Bobek, con su propuesta de una geografa social funciona lista, es el gegrafoen el que mejor se evidencian estas contradicciones, puesto que no slo mantiene como tarea bsica denuestra disciplina la explicacin del paisaje cultural, sino que -en un tipo de sociedad en la que ya no existenlas relaciones directas entre el hombre y el medio, y en la que se ha roto el principio de autoctona, es decir,que la organizacin espacial de un rea dada puede ser explicada por la accin de agentes sociales que noradican en la misma sino que actan a centenares de kilmetros de distancia-, pretende hacerlo utilizandocategoras tericas que no se han liberado an de su vinculacin a lo concreto como las de funcin,sociedad o grupo social.

    Precisamente, esta excesiva cosificacin de lo social, este intento de derivarlo o de aprehender su estructurainterna a partir del sustrato material en el que se desarrollaba la accin social, era un problema que invalidaba

  • buena parte de los trabajos empricos de nuestra disciplina, con la consiguiente prdida de prestigio y derelevancia social. Ser precisamente W. Hartke, junto con diversos autores franceses, el que, en el ao 1959,propondr el abandono del paisaje como objeto de estudio central de la geografa.

    W. Hartke y el abandono del paisaje como objeto de estudio de la ciencia geogrfica

    Hasta el momento hemos expuesto las dificultades de la geografa regional clsica para aproximarse a losocial de una manera indirecta. Y, pese al gran esfuerzo realizado por H. Bobek, al que Buttimer (1967, pgs.36-37) considera como el constructor de la geografa social moderna, nuestra disciplina segua sin utilizarteoras y mtodos elaborados por las ciencias sociales a la hora de explicar la organizacin espacial de lassociedades industriales.

    Claval, en diversos trabajos (1974, 1967 Y 1970), pero sobre todo en su libro Prncipes de GographieSociale (1973, pgs. 44 y ss.), que no ha tenido la difusin que se merece en nuestro pas, ha dedicadoatencin al problema planteado en la geografa a partir de los aos treinta del siglo actual, precisamente, porel intento de querer fundamentar una geografa social sin hacer referencia a una teora explicativa generalque slo poda venir del mbito de las ciencias sociales.

    Como hemos intentado resaltar (en Luis, 1983), a partir de Vidal de la Blache -sobre todo-, la evolucin de lageografa es, en cierto modo, paradjica. Lo cual se debe a que, visto exclusivamente desde el punto de vistade la argumentacin racional y dejando de lado los aspectos estratgicos-institucionales de toda nuevaproposicin cientfica, es contradictoria. Y lo es porque, por un lado, se reivindica cada vez con ms fuerza lacomponente humana de la geografa; pero, por el otro, se hacen propuestas que prescinden conscientementedel anlisis directo de los grupos humanos que son los agentes transformadores del espacio.

    Realmente, no se puede afirmar que en nuestra disciplina no se haya remarcado la importancia de lo social,pues hasta para O. Schlter, patrocinador del enfoque morfolgico a la hora de analizar el paisaje cultural,es la vida en sociedad, la relacin entre el individuo y la sociedad lo que da el sentido ms profundo a lageografa urbana.(7) Pero, detrs de estas afirmaciones demasiado genricas, cuando se investigan laspropuestas concretas de los gegrafos encontramos que el elemento central de sus investigaciones es elpaisaje o la regin. Y que, si bien para la explicacin del mismo era necesario acudir a una serie de grupossociales relevantes, stos, para no entrar en competencia con otras disciplinas, eran seleccionadosexclusivamente en funcin de su relacin con el medio.

    Las diferencias entre la geografa y la sociologa en lo que se refiere a e;ta auestin viene de antao.Buttimer (1980, pgs. 44-51) ha puesto de manifiesto la distinta concepcin que Ratzel y Durkheim tenandel grupo social. Mientras que el primero consideraba a los grupos sociales desde un punto de vista ecolgicocomo clulas biolgicas relacionadas con su entorno, para el segundo el grupo era el producto de unaconciencia colectiva que se haba formado dentro de un marco institucional. y la obra de L. Febvre, de tantatrascendencia, y para el que -siguiendo a Vidal de la Blache- la geografa era la ciencia de los lugares y no delos hombres, he ah, en verdad, el ncora de salvacin, (8) pretendi delimitar absolutamente el campo dela geografa humana y el de la morfologa social. Lgicamente, teniendo en cuenta su punto de partida, anuestra disciplina le correspondera el estudio del paisaje y el de los grupos sociales con una base territorial,dejando de lado el anlisis de las ...agrupaciones (sociales) no territoriales..., (9) puesto que estabanincluidas en los dominios de la sociologa.

    Sauer (1931 ), en un importante trabajo, distingui entre una geografa humana, que se ocupara de lasrelaciones entre el hombre y el medio, y una geografa cultural dedicada al estudio de las transformacionesdel paisaje natural en paisaje cultural debido a la accin modificadora qel ser humano. Y pese a que estageografa no haba prestado excesiva atencin al ser humano, sino que ...ms bien ha dado muestras endeterminados momentos de tendencias excesivas en sentido contrario, el gegrafo norteamericano era

  • tambin partidario de la opinin general segn la cual ...el hombre, por s mismo... no era objeto ...directode la investigacin geogrfica.(10)

    Ya hemos indicado al comienzo que la elaboracin de una geografa social paisajstica, la cual intentaballegar a la estructura interna de la accin social a travs de lo concreto en el paisaje, no se realiz solamenteen Alemania. Tambin en Francia y en los pases de habla inglesa encontramos propuestas que son similaresa las de H. Bobek y que son precursoras del trabajo metdico de W. Hartke aparecido en el ao 1959, pese aque, conceptualmente, este autor propugna para la geografa una direccin cualitativa diferente comoveremos ms adelante.

    En Francia, Demangeon (1942) public una de las contribuciones metodolgicas ms importantes de la pocareferida a los problemas de la geografa humana, cuya influencia, en opinin de Claval (197O, pgs. 418-421) se ha dejado sentir hasta hace bien poco en el pas vecino.(11)

    Significativamente titulado Una definicin de la geografa humana, la aportacin del gegrafo francs estdividida en dos partes que se ocupan de cuestiones referidas al mtodo y a los problemas existentes a la horade definir el objeto de nuestra disciplina. Respecto a lo primero, se propone decididamente el mtodoposibilista (12) as como la necesidad de no abandonar en nuestro trabajo lo que hemos venido denominandocomo el concretismo geogrfico.(13) Y, junto con ello, la defensa del mtodo gentico a la hora de explicar laimagen del paisaje cultural. El gegrafo, se nos dice, ha de recurrir a la historia pues muchos de loshechos que, consideramos en funcin de las condiciones presentes nos parecen fortuitos, se explican desde elmomento en que se les considera en funcin del pasado(14)

    Pero lo que resulta de mayor inters para el tema que a nosotros nos ocupa es la delimitacin que se proponepara la geografa humana. Demangeon analiza en primer lugar los problemas planteados por una definicinde la geografa segn la cual sta debiera ocuparse del estudio de las relaciones de los hombres con el mediofsico, o del estudio de las relaciones de las agrupaciones humanas con el medio fsico.

    Estas dos definiciones le parecen insuficientes, puesto que la primera tiende a dar un peso excesivo a lainfluencia del medio sobre el hombre, y la segunda es muy amplia. Debido a ello, propone considerar a lageografa humana como el estudio de las agrupaciones humanas en su medio geogrfico. Lo cual tendrapara Demangeon una doble ventaja: por una parte, la sustitucin de la expresin medio fsico por la demedio geogrfico hace nfasis en el papel activo del ser humano como modificador de la naturaleza; por laotra, y esto tiene una gran importancia puesto que el gegrafo francs aspiraba a delimitar definitivamente elcampo de la geografa, su propuesta conceda a nuestra disciplina un objeto de estudio que no era trabajadopor ninguna otra ciencia, por lo que se garantizaba mejor su supervivencia.(15)

    Vemos pues que la definicin de la geografa humana propuesta por Demangeon no aporta soluciones alproblema que nos ocupa, siguiendo las pautas tradicionales segn las cuales en nuestra disciplina, pese ahablarse constantemente del hombre, de la sociedad y de los grupos sociales, a la hora de delimitar losmismos se opta por una perspectiva concreta, territorial. cientfico-natural y no por un enfoque cientfico-social. La consecuencia de ello es que los grupos humanos que no tengan una vinculacin territorial, los msimportantes en las sociedades modernas, no interesan a la geografa.

    El paisaje: de objeto de la geografa a mero campo de observacin de fenmenos sociales.

    No cabe duda que una buena parte de las dificultades que encuentra el gegrafo para explicar los problemasrelacionados con la organizacin espacial de las sociedades modernas tienen su origen en su escasaformacin cientfico-social, tanto terica como metdica, como lo han puesto de manifiesto ya desde hacelargo tiempo autores como Steinmetz, Ruehl, u otros tan poco sospechosos de heterodoxia geogrfica comoBroek (1944, pgs. 250-252), Troll (1947, pg. 5) o Watson (1953, pg. 469 sub. A.L.), el cual se quejaba deque muy ...pocos gegrafos haban tenido algn tipo de preparacin sociolgica..., por lo que ...muypocos (eran) competentes para tratar con los factores sociales inmateriales en la escena geogrfica.

  • Ciertamente, hacia los aos cincuenta, gegrafos de diversos pases se haban dado cuenta de las deficienciasde su paradigma terico para explicar la organizacin espacial de las sociedades modernas, debido,precisamente, a una insuficiente consideracin de lo social.

    Ante este dilema surgen dos alternativas diferentes a la hora de abordar el estudio del comportamiento de losgrupos humanos. Unos, en la lnea de Bobek, aspirarn a una comprensin intuitiva de la totalidad de laimagen del paisaje cultural, al que consideran como un espritu objetivado. A partir de ciertos estilos depaisaje cultural pretenden deducir el espritu cultural y econmico que ha originado esa determinadaimpronta del paisaje cultural. Por ello, su objetivo ltimo est en la lnea de la geografa clsica: interpretar oexplicar el paisaje. Otros, de los que Hartke es en Alemania el mejor exponente y quizs R. Brunet enFrancia si seguimos a Claval (1973, pg. 47), intentan, a travs del paisaje, deducir procesos sociales consignificacin espacial. El paisaje es para estos autores slo un campo de observacin. Y mediante ciertosindicadores en el paisaje (visibles en una primera fase), se pretende explicar procesos sociales modificadoresdel espacio. La meta ltima de estos gegrafos no es la de interpretar o explicar el paisaje, sino la deemplearlo para explicar el comportamiento de los grupos sociales con significacin espacial.

    La conciencia que tenan los gegrafos de este problema se manifiesta -hasta 1959, y sin tener en cuenta laobra de Bobek a la que ya hemos hecho referencia-, en la aparicin de diversos trabajos metodolgicos queabordan el tema desde alguna de las dos posturas: (16) Chatelein (1946 y 1947), George (1947), Cholley(1948), Sorre (1948) -que seala la insuficiencia del concepto de modo de vida al aplicarlo a sociedades noagrarias-, Watson (1953), Chatelein (1953) -que distingue entre una morfologa social o geogrfica de lasclases sociales y una geografa de la vida social a la que tambin denomina geografa sociolgica o delcomportamiento social-, y el importante libro de Sorre (1957) que retoma desde una postura ms ecunime elproblema de las relaciones entre la geografa y la sociologa al que dedic su atencin L. Febvre, defendiendola necesidad de una mejor colaboracin, y ms estrecha, entre estas dos ciencias.

    Es precisamente dentro de la tradicin de aquellos autores que, insatisfechos con la posicin predominanteque se le conceda al paisaje en la geografa tradicional -a costa de dejar en segundo trmino a lo social-,intentaron utilizarlo como un campo de observacin a partir del cual poda obtenerse hiptesis para explicarel comportamiento espacialmente relevante de los grupos sociales, donde hay que situar la importantecontribucin metdica de W. Hartke, que, publicada en el ao 1959, se ha convertido ya en un clsico de lageografa social alemana.(17)

    A lo largo de toda la dcada de los aos cincuenta, este autor,(18) y discpulos suyos como Ruppert (1955)haban .publicado numerosos trabajos en los que ya puede comprobarse una estructura argumental que difieredel enfoque propuesto por Bobek, como seal claramente D. Bartels tanto en su habilitacin a ctedra-Bartels (1968, pg. 159)- como en diversos trabajos suyos aparecidos posteriormente.(19)

    El punto de partida era la consideracin del paisaje como el resultado de la valoracin humana, aspirandosiempre a una explicacin de fenmenos sociales a travs del mismo. Y, en lo que se refiere a la concepcindel grupo, Hartke considera totalmente insuficiente su definicin utilizando solamente sus vinculaciones conun territorio dado. El grupo es para l una institucin que genera valores (el gegrafo alemn llega a hablarde la existencia de una coaccin originada por un grupo), los cuales son la causa del comportamientohomogneo sobre el espacio de las personas que pertenecen al mismo.

    Dado que una parte del trabajo humano se plasma en el paisaje, estas huellas pueden ser empleadas comoindicadores para averiguar la existencia, el radio de accin y los lmites de los espacios en los que actuan losgrupos con similar comportamiento.

    La tarea de la geografa social, y esto supona una innovacin de gran importancia hacia los aos cincuenta,era la determinacin de espacios sociales caracterizados por un comportamiento homogneo de ciertosgrupos sociales. Por ello, el inters del gegrafo se desplaz hacia la bsqueda de correlaciones entre ciertascaractersticas sociales y paisajsticas. Es el enfoque de los indicadores o de los ndices sociales.( 20)

  • El espacio geogrfico como espacio psicolgico-social.

    Ciertamente, no vamos a caer en el error de considerar que la segunda fase de geografa social paisajstica, dela que W. Hartke es uno de sus mximos exponentes, signific una ruptura con la geografa tradicional ascomo la aceptacin total de los postulados cientfico-sociales en nuestra disciplina. Buttimer (1967, pg. 38)sealaba hacia finales de los aos sesenta las diferencias cualitativas existentes entre los enfoques propuestospara la geografa social por T. Haegerstrand y por W. Hartke: el primero deductivista en la lnea de lageografa neopositivista, y el segundo inductivista mucho ms cercano a la tradicin geogrfica clsica. Y enotro trabajo, la misma autora -Buttimer (1975, pg. 130)- pona claramente de manifiesto, como tambin loapuntaba Claval (1974, pgs. 169-80), que llamar geografa sociolgica a la investigacin realizada enMunich -en donde Hartke estuvo de catedrtico- puede inducir a error.

    Pese a ello, no conviene tampoco minusvalorar la importancia del gegrafo alemn, tanto por lo que supusosu propuesta como por el impacto que tuvo en Francia -pas con el que Hartke tuvo abundantes relaciones-.(21)

    Sin romper en absoluto con una parte de la tradicin del pensamiento geogrfico, la alternativa ofrecida a lageografa social presentaba diversas ventajas para los miembros de nuestra comunidad, siendo la msimportante en nuestra opinin el haber puesto en el centro de inters del gegrafo la explicacin de diversasactividades humanas con significacin paisajstica. El paisaje, que segua desempeando un importantepapel en la investigacin geogrfica, puesto que se utilizaba como campo de observacin, como una placafotogrfica en la que quedaban reflejados una parte de los procesos sociales -enfoque este que segualegitimando la especificidad de la tarea del gegrafo-, era el resultado de la valoracin humana.

    Watson (1953, pg. 471), resaltaba el papel desempeado por los factores subjetivos en la organizacin delespacio, haciendo referencias a ideas defendidas por Farde y Bowmann en trabajos aparecidos en el ao1934, que sealaban el hecho de que entre el medio fsico y la actividad humana transformadora del mismose interponen siempre una serie de escalas valorativas -pautas culturales-, que difieren entre los diversosgrupos sociales. Teniendo en cuenta esto, para Hartke la tarea de la geografa social era la delimitacin deespacios geogrficos caracterizados por el comportamiento similar de un grupo social, puesto que era ste elportador de la valoracin. Y estos espacios, a los que se les puede designar como geogrfico-sociales, leparecan a Hartke mucho ms geogrficos y reales que las unidades espaciales que se obtenan utilizandocomo criterios de delimitacin los geofactores clsicos.(22) y en lo que respecta al concepto de grupo, en elgegrafo alemn se encuentra una concepcin que, pese a sus insuficiencias(23) supone un avance importantecon respecto a las anteriores. El grupo social se entiende como una cantidad de personas con similarescaractersticas sociodemogrficas, postulndose que personas que poseen dichas caractersticas pertenecen aun mismo grupo y se comportan en el espacio de una manera similar. Al revs que Bobek, para quien elgrupo econmico-social era el que determinaba el comportamiento del individuo, Hartke defendi la tesissegn la cual era la situacin econmica la que explicaba los comportamientos homogneos de personas en elespacio. Pero, a nivel de ~stmulo, y esto es tambin lo que convierte a Hartke en un pionero, en su trabajo seesboza otra concepcin del grupo que va ms all de la mera cantidad de personas que poseen similarescaractersticas estadstico-sociales. El grupo social es concebido como una institucin que genera valores,guiando y vigilando el comportamiento de sus miembros, por lo que se plantea aqu una explicacin delcomportamiento humano entendida como algo 'ms que una mera correlacin del mismo con caractersticasestadstico-sociales.

    No es de extraar que Hartke (1959, pg. 429) ponga de manifiesto la estrecha relacin que debe existir entrela Geograhie des Menschen (este es el trmino que emplea) y la sociologa para llevar adelante su programade trabajo -la bsqueda de indicadores paisajsticos, o de ndices, a travs de los cuales poder llegar aprocesos sociales con trascendencia espacial-, mxime si se tiene en cuenta la respuesta tan poco satisfactoriaque hasta el momento haban dado a esta cuestin las ciencias sociales.

    Con W. Hartke se abri, pues, una va de colaboracin ms intensa de la geografa con las ciencias

  • sociales(24) Las consecuencias para nuestra disciplina sern muy positivas, como se puso de relieve a finalesde los aos sesenta con la propuesta de la tercera fase de la geografa social paisajstica.

    La alternativa de Ruppert/Schaffer (1969): acercamiento o alejamiento de las ciencias sociales?

    Durante la dcada de los aos sesenta el problema de la bsqueda de una fundamentacin terica consistenteseguir preocupando a los gegrafos de diferentes pases, existiendo numerosos trabajos que se ocupan deesta cuestin, si bien la mayora de los mismos se sitan dentro de la tradicin gegrafico-regional clsicaque coloca al paisaje o a la regin, como objeto a explicar, en el primer pIano y que sigue propugnando unaaproximacin indirecta a lo social.

    A partir del ao 1960 pueden encontrarse aportaciones que pretenden fijar la posicin de la geografa socialdentro de la geografa humana, como las de Keunig (1960 Y 1968) o Vries Reilingh (1973). Este ltimoautor, en el epgrafe titulado Sociografa de la obra dirigida por R. Koenig y dedicada a los problemas de lainvestigacin emprica, intenta delimitar lo que l denomina sociologa geogrfica (o el estudio de ladistribucin espacial de los fenmenos sociales) de la geografa sociolgica o sociogeografa (entendidacomo el anlisis de las estructuras y relaciones sociales relevantes en un rea dada), y de la sociografa,que, para l, es el estudio del campo total de la vida social desde un punto de vista geogrfico.

    Junto a este tipo de trabajos aparecen tambin manuales de tanta repercusin en Espaa como el de Derruau(1971) en el que SE defienden puntos de vista muy tradicionales en relacin con el tema que aqu nos ocupa.(25) y la misma postura de recelo en lo que se refiere a las relaciones que deben existir entre la geografa y lasociologa se encuentra tambin, aunque menos dogmtica que la defendida por otros autores, en Sorre(1967, pg. 179).

    Uno de los intentos de buscar una base en la que apoyar la geografa social, pero combinado con laaceptacin de los postulados de la geografa tradicional, fue el realizado por P. George, el cual, influido porun marxismo de tipo economicista, pretenda explicar los grandes hechos de la geografa humana reduciendolos fenmenos sociales a fenmenos econmicos -polmica que se desarroll tambin en Alemania entreBobek (1962b) y Otremba (1962), si bien desde otros supuestos ideolgicos-.(26)

    Mucho ms interesante que la geografa social defendida por P. George -autor que se ha traducido alcastellano numerosas veces, y que, como bien indicaba Claval (1974, pg. 168) ya en el ao 1964, est dehecho mucho ms cerca de la geografa clsica de lo que cabra presumir, lo cual puede comprobarseanalizando diversos trabajos suyos(27)- son los trabajos de Rochefort (1961 y 1963) que proponan ya unageografa social entendida como una geografa del comportamiento y que recababa una mayor atencin hacialo social en nuestra disciplina.(28) y lo mismo sucede con las aportaciones de los socilogos que, comoChombart de Lauwe (1956, pg. 248) (29) haban mostrado desde hace largo tiempo una preocupacin por elestudio de los aspectos espaciales de las relaciones sociales, distinguiendo entre el espacio objetivo y espaciosubjetivo.(30)

    A mediados de los aos sesenta nos encontramos con monografas que se ocupan de la historia delpensamiento geogrfico haciendo especial nfasis en cuestiones relacionadas con la geografa social, como latesis doctoral de Buttimer (1964) o el importante estudio de Claval (1974). y lo mismo sucede con diversosartculos realizados por Buttimer (1965 Y 1968b), Pahl (1970 Y 1971), Wrigley (1970) -estos ltimos en lalnea de la nueva geografa anglosajona-, Claval (1966, pgs. 386-401) y Hadju (1968).

    Sin embargo, la mayora de estos trabajos ponen de relieve las dificultades con las que se encuentra lageografa social as como su ambiguedad, puesto que ...carece de fronteras establecidas, no tiene conceptocentral unificador, y ni siquiera se ha llegado a un acuerdo respecto a su contenido.(31) Wrigley (1970, pg.9) hace nfasis en el arcaismo que supuso la geografa vidaliana, puesto que fue, en su momento, ...una

  • visin de cosas pasadas o a punto de pasar y no una visin de cosas presentes o futuras. Y en estasretrospectivas se pone de manifiesto que la geografa social paisajstica, aJ igual que la geografa tradicional,careca de fundamentacin: la mayor parte de los trabajos iniciales... destacaron ms por su cohesinartstica y por las descripciones integrativas que por su valor analtico o terico (Buttimer, 1968, pg. 129).

    Pese a todos los esfuerzos realizados, y aunque alrededor de los aos setenta apareciesen en la geografainternacional obras innovadoras como las de Bartels (1968 y 1975),(32) Abler-Adams-Gould (1977) y otras,(33) creemos puede afirmarse con Claval (1973, pg. 66) que la distancia entre la geografa y las cienciassociales haba aumentado y no disminuido, puesto que nuestra disciplina era ms bien reacia a la recepcinde los avances que se producan en las ciencias vecinas.

    La concepcin geogrfico-social de la Escuela de Munich.

    En la R.F.A., pas en el que los gegrafos se preocuparon siempre por la fundamentacin terica de suquehacer prctico, se produjeron en el umbral de los aos setenta diversas propuestas con el fin de dar unasolucin al problema de la crisis de la geografa -ya sealada por Hartke (1960)-, derivada de su escaso pesoespecfico como materia de enseanza as como de su incapacidad terica para explicar la organizacinespacial de las sociedades industriales modernas.

    Por una parte, la habilitacin a ctedra de Bartels (1968) ofreci un nuevo tipo de racionalidad para lageografa alemana -la neopositivista-, definiendo a nuestra disciplina desde un punto de vista metdico -y node una manera esencialista- como una ciencia que describe y explica procesos en lo que se refiere a susmuestras de difusin e interconexin sobre la superficie terrestre. Por otra parte, la geografa tradicionalalemana se vio sometida a una severa crtica tanto cientfica como ideolgica por parte estudiantil, (34)debido a su falta de significacin social as como a la contradiccin interna de muchas de las proposicionesde la geografa del paisaje, que, como se sabe, se apoya en una peculiar concepcin en lo que a la teora delconocimiento se refiere.

    Junto a estas dos alternativas a la geografa clsica alemana, que tuvieron un escaso eco a corto plazo debidoa que no entroncaban ni cientfica ni ideolgicamente con el pensamiento tradicional, por lo que fueronsentidas como algo extrao por la comunidad de gegrafos alemanes -al igual que ocurri con lasimportantes aportaciones de Hard (1970)-, Ruppert y Schaffer (1979), tomando como base ideas de la tesisdoctoral de Schaffer (1968), ofrecieron en el ao 1969 una nueva concepcin de la geografa social comoalternativa a la desprestigiada geografa del paisaje, la cual alcanz una rapidsima difusin y un gran xitoen la R.F.A., puesto que pareca solucionar los problemas de la ciencia geogrfica tanto en el campo de ladocencia como en el de la investigacin, y, adems, su propuesta enlazada totalmente con la tradicingeogrfica alemana.

    Hemos analizado con ms detalle en otro lugar (Luis, 1979), los fundamentos bsicos de la nueva concepcingeogrfico-social que propusieron Ruppert y Schaffer, la cual, por otra parte, haba sido difundida ya en elao 1966 en un prestigioso diccionario especializado en cuestiones referidas a la ordenacin del territorio(Ruppert-Schaffer, 1966).

    Entendida como el estudio de las formas de la organizacin espacial de la sociedad, a las que se explica comoel resultado de la interaccin entre los grupos humanos al realizar las funciones vitales,(35) la concepcingeogrfico-social muniquesa, que se cree heredera de la geografa humana tradicional tal y como sedesprende de la interpretacin que hacen de la historia del pensamiento geogrfico, considera tambin elpaisaje como el punto de partida de su trabajo cientfico.

    Al estudiar estas formas de organizacin del espacio por parte de los grupos humanos, la geografa socialmuniquesa no slo pone nfasis en la concepcin estructural del espacio sino tambin en la procesual. En elenfoque estructural del espacio, que era el determinante en la geografa social clsica, lo fundamental era laexplicacin de la diferenciacin regional de la sociedad; en el procesual, por el contrario -y ah vean

  • Ruppert y Schaffer una de sus principales aportaciones sobre todo en lo que se refiere a la posibilidad deaplicacin de los resultados del trabajo cientfico de la geografa social-, la atencin del gegrafo estabadirigida hacia el surgimiento o hacia el cambio de las estructuras espaciales existentes. De una maneradinmica, el paisaje se considera aqu como ...un campo de procesos, a partir del cual (gracias a la actividadde los grupos humanos)... se regeneran, cristalizan o modifican nuevas estructuras (Ruppert-Schaffer, 1979,pg. 17).

    Resumiendo, podemos sealar, pues, que los supuestos bsicos de esta geografa social son los siguientes: enprimer lugar, el paisaje cultural no es entendido esttica mente sino dinmicamente, como una imagencompleja de las funciones vitales de una sociedad en un rea dada. En segundo lugar, la organizacinespacial de dicha sociedad se explica como el resultado de la interaccin de los diversos grupos sociales quela componen al realizar las funciones vitales bsicas. Finalmente, y como consecuencia de lo anterior, lageografa social es definida como una geografa de los grupos humanos -grupos que, se indicaexplcitamente,(36) han de ser distintos a los utilizados por los socilogos-, a los que se les considera comolos responsables de los comportamientos espaciales homogneos.

    En funcin de lo dicho, han quedado ya esbozadas las ventajas de carcter racional que la concepcingeogrfico-social muniquesa ofreca a la comunidad de gegrafos alemanes, en relacin con la viejaantropogeografa o con la misma geografa social paisajstica defendida por H. Bobek. Por una parte, unamayor cientificidad, pues para sus patrocinadores, no dejaba ...de lado los conocimientos de las cienciassociales modernas... al concebirse como ...una geografa de los grupos humanos, es decir, una geografasorial, (37) si bien sobre esta cuestin existan ya por aquel entonces ideas no del todo coincidentes entre lossocilogos y los gegrafos (38) as como entre los mismos gegrafos.(39) Adems esta acentuacin delenfoque geogrfico-social eliminaba de la geograffa el peligro del determinismo, aunque Hadju (1968, pg.410) sealase la posibilidad de estar incurriendo en un determinismo de tipo social. Y, junto a ello, dos cosasan de gran importancia: el carcter afianzador de la unidad de la geografa del principio geogrfico-social,(40) as como la mejora de la imagen de nuestra disciplina dadas las nuevas posibilidades que, como cienciaaplicada, se le abran a la geografa en el mbito de la planificacin territorial.(41)

    El proceso de argumentacin racional y estratgico-institucional contra la geografa social muniquesa. Eltriunfo de la propuesta de Ruppert-Schaffer fue fulgurante, difundindose sus ideas con una enorme rapideztanto en el campo de la investigacin cientfica como en el rea de la enseanza. Rhode-Juechtner (1975), ensu tesis doctoral, presenta una lista de preferencias -obtenida mediante encuesta- de los gegrafos alemanesen relacin con diversos temas entre los que se encuentra el de la geografa social. De los 25 ttulos citados,10 tienen por autor a K. Ruppert, y a F. Schaffer, a los dos conjuntamente o, dos trabajos, a K. Ruppert consu discpulo J. Maier.(42) Y en el campo de la enseanza, otra encuesta realizada por Hard-Wismann (1973)pone tambin de manifiesto la amplia difusin de la concepcin geogrfico-social en los diversos niveleseducativos, as como las esperanzas que tenan los docentes de que, con esta nueva temtica, se mejorase elpapel de nuestra disciplina en el currculo.

    Pese al xito obtenido por la concepcin geogrfico-social defendida por Rupprt-Schaffer, que tambin hapasado a ser un clsico de la bibliografa alemana sobre este tema,(43) tanto la concepcin de la geografasocial tradicional como la muniquesa recibieron importantes crticas desde diversos sectores de la geografaalemana.

    No podemos detenernos aqu a exponer con detalle el contenido de dicha crtica, cosa que, por otra parte,hemos realizado ya en otro lugar (Luis, 1979, pgs. 97 -163). No obstante, queremos poner de manifiesto que/a misma, pese a aparecer tempranamente en /a R.F.A., como lo demuestran los trabajos de Fuerstenberg(1970), Mueller (1971) o Buchholz (1972) -dirigida contra la geografa social en la lnea de H. Bobek-, o laya expresamente orientada a sealar ciertas insuficiencias de la geografa social muniquesa -Leng (1973),Birkenhauer (1974), Laschinger-Loetscher (1975) y Rhode-Juechtner (1975, pgs. 98-153 y 1977)-, fue unacrtica marginal, es decir, que no fue aceptada por la comunidad de gegrafos alemanes, por lo menos en sumayor parte, hasta la importantsima recensin efectuada por Wirth (1977) al manual que sintetizaba los

  • principios bsicos de la geografa social muniquesa.(44)

    Todos estos autores pusieron de manifiesto el carcter continuista de la alternativa ofrecida por la geografasocial alemana en la que, pese a las afirmaciones que se hacan en sentido contrario, no se habansolucionado de una manera satisfactoria ni la falta de teora cientfico-social ni el empleo de categorassubstancialistas como las de funcin o grupo de nuestra disciplina.

    Fuerstenberg (1970, pgs. 35-40) seal la contradictoriedad interna de la geografa social clsica en lo quese refiere a la teora del conocimiento, puesto que se quiso compaginar el funcionalismo -tal y como seutilizaba en las ciencias sociales, en donde por funcin se entienden categoras tericas que no sonaprehensibles fisonmicamente ni idnticas a los fenmenos mismos- con el esencialismo epistemolgico dela geografa regional. (45)

    Buchholz (1972, pgs. 89-92), socilogo de profesin, apuntaba ya en el trabajo mencionado -cuyomanuscrito se entreg en 1968, es decir, cuatro aos antes de su publicacin-, hacia los dos problemasbsicos de toda la historia de la geografa humana: la necesidad de buscar enfoques tericos que se liberen dela vinculacin a lo concreto, al territorio, al paisaje, en las sociedades industriales, por una parte; y que lateora ha de tener en cuenta fuerzas sociales que son relevantes espacialmente, por la otra. Ahora bien, lascausas de esta relevancia espacial no radican para este autor en el grupo social -al que habra que definirtomando como punto de partida el criterio de la interaccin social y no utilizando pautas que ya haban sidorelegadas por los cientficos sociales desde haca mucho tiempo-,(46) sino que era necesario analizarlas en elcontexto de procesos sociales globales.

    Lo que pudiramos denominar como la segunda fase de las crticas dirigidas a la geografa social, sta ya deascendencia muniquesa, har tambin hincapi en similares cuestiones insistiendo en su falta defundamentacin cientfico-social. Leng (1973, pgs. 124-128) pondr en duda el que la organizacin espacialrle la sociedad actual pueda explicarse como el resultado de la interaccin de los grupos humanos en eldesarrollo de las funciones vitales. Adems, el no aceptar la pertenencia del concepto de funcin a dossistemas de referencia -al del espacio cuando se trata de funciones de superficie, y al de la sociedad, cuandose las considera como actividades del proceso de pr09uccin y reproduccin de las condiciones necesariaspara la perpetuacin y reproduccin de las condiciones necesarias para la perpetuacin de un sistema social-,la concepcin geogrfico-social muniquesa ser incapaz de explicar el carcter, el tipo de interaccin y ladependencia cambiante de las funciones. Junto a ello, la negativa a definir el grupo utilizando criteriossociolgicos -y hacerlo meramente en funcin de su relevancia espacial o tomando como punto de referenciasu mejor adaptacin al objeto de estudio-, dificultar enormemente la explicacin del similar comportamientoespacial de los seres humanos en las sociedades modernas.

    Finalmente,(47) Rhode Juechtner (1977, pgs. 167-169) puso de relieve que los gegrafos socialesmuniqueses no jerarquizan la accin social y la accin individual. Estos gegrafos aceptan la existencia deuna polaridad entre el individuo y la sociedad, debido al marco de condiciones que impone el Estado. Laalternativa que presentan para explicar la organizacin espacial de la sociedad son los grupos socialesportadores de las funciones y bajo cuya influencia estn los individuos. Como los gegrafos se interesan porconocer cules son los grupos sociales espacialmente relevantes -y no por las causas que hacen que lo sean-,no se preocupan de analizar la relacin jerrquica existente y entre el individuo, el grupo y la sociedad: paraellos, la accin social no es cualitativamente diferente a la accin individual.

    Todas estas ideas, ya lo hemos indicado anteriormente, alcanzaron un escaso eco en la comunidad degegrafos alemanes. Con lo cual, no queremos en modo alguno restarles importancia, sino todo lo contrario.Esta no aceptacin de la crtica a la geografa social alemana, hasta bien entrada la dcada de los aossetenta, hay que relacionarla, sin lugar a dudas, con estrategias disciplinarias. En la R.F.A., la crisis de lageografa regional -tanto a nivel cientfico como educacional- fue tan fuerte que todos los esfuerzosinstitucionales se concentraron en rehacer la posicin de la ciencia geogrfica. Debido a ello -como puedemuy bien comprobarse en las instrucciones a las recopilaciones de textos clsicos que aparecen por esa poca

  • en la R.F.A.-, los mismos relevantes de la comunidad de gegrafos solamente rebatieron las crticas msdestructivas a la geografa del paisaje, las cuales no provenan de la geografa social en absoluto sino dela geografa neopositi,'ista (Bartels, Hard...) y de las ideas defendidas por el activo colectivo estudiantilagrupado en torno a la revista berlinesa Geografiker.

    Solamente cuando la situacin mejor, por medio de E. Wirth, se institucionalizaron cierto tipo de crticas -yno todas- a la geografa social muniquesa, las cuales perseguan un doble objetivo: suministrar a nuestradisciplina un armazn terico que explicara con mayor consistencia la organizacin espacial de nuestrasociedad as como reforzar la posicin de la geografa como ciencia diferenciada. Respecto a la primeracuestin, ya hemos visto que constituye uno de los problemas bsicos de nuestra disciplina. Algunos autores,como Nickel (1971, pgs. 26-33), sealan la tradicional aversin que los gegrafos han sentido siempre porla sociologa as como de una falta de informacin sobre teoras y mtodos de esa ciencia que pudieranemplearse con gran fruto en nuestra disciplina. Y Quaini (1981, pg. 23) consideraba a la geografa humanacomo una ...ciencia en construccin... que todava debe... (elaborar) gran parte de sus bases tericas,epistemolgicas....

    Precisamente, el trabajo de Wirth -que acaba de insistir sobre esta misma problemtica, si bien referido aciertas insuficiencias de la geografa del comportamiento, Wirth (1981 )-, tuvo el mrito de apuntar en estadireccin resaltando la contradiccin interna de las propuestas de la geografa social muniquesa. Pues, por unlado, pretenden haber introducido los conocimientos cientfico-sociales modernos en la viejaantropogeografa funcional. Pero, por el otro, siguen utilizando conceptos substanciales como los defuncin, grupo y sociedad e intentando superar contradicciones tericas empleando tcnicas cada vezms referidas.

    Por lo menos parcialmente, hacia 1980 segua siendo vlida la afirmacin realizada por Steinmetz acomienzos de la segunda dcada de nuestro siglo, segn la cual, el problema de la geografa humana era el deponerse a la altura de las ciencias sociales para no decepcionar, y en esta direccin -si bien conambigedades- ha avanzado desde entonces la geografa social muniquesa.(48)

    Acabamos de poner de relieve, fijndonos especialmente en la geografa alemana -aunque bien pudierahacerse igual utilizando como ejemplos las de otros pases-, los intentos realizados en nuestra disciplina porrecuperar el atraso cientfico en el que se encontraba inmersa en relacin con otras ciencias sociales. El cual,junto con el educacional, y al que no hemos prestado atencin, pese a su importancia, era el responsable desu prdida de imagen ante la opinin pblica en general, y se deba a la pervivencia de una concepcincientfica historicista que la incapacitaba para la comprensin y explicacin de la problemtica espacial de lassociedades modernas.

    La geografa social, con sus diversas variantes, intent recuperar ese atraso. Su voluntad de convertirse enciencia aplicada la condujo a una utilizacin cada vez mayor de teora y mtodos cientfico-sociales, si bienla necesidad de salvaguardar su especificidad disciplinaria, hizo que tanto aqulla como stos fuesenadoptados desde una ptica peculiar no exenta de dificultades, como hemos tratadode poner de relieve.

    Desde finales de los aos sesenta -en la R.F.A., pero mucho antes en otros pases-, una parte del discursogeogrfico se situar en la ptica cientfica del neopositivismo, abordndose el problema de la organizacinespacial de la sociedad desde otros puntos de vista que aportarn soluciones y plantearn nuevosinterrogantes a las que esperamos poder prestar atencin en el futuro.

  • NOTAS

    * Lo que aqu se presenta. si bien con ligeras modificaciones, formaba parte de una investigacin ms amplia que, bajo el ttulo La geografa del bachillerato espaol (1836-1970). Historia de una crisis y dirigida por el Dr. Horacio Capel Sez, present como tesis doctoral en el mes de septiembre de 1983 en el Departamento de Geografa. Facultad de Filosofa y Letras. de la Universidad de Santander.

    1. Nuestro anlisis se concentrar en obras alemanas, pues fue en este pas en donde se desarroll ms esta propuesta. En relacin con los intentos franceses en la misma direccin, consltese Claval (1973, pgs. 44-80). Dejamos de lado la problemtica de la geografa anglosajona, que, desde los aos sesenta, avanz decididamente en otra direccin. Vase Pahl ('970) Y Eyles (1974).

    2. Entre los trabajos metdicos ms importantes sealamos los de Bobek ('948); Bobek (' 950); Bobek (1953); Bobek (1961); Bobek (1962a); Bobek (1962b); Hartke (1959); Ruppert-Schaffer (1979); Schaffer (1968) Y Maier-Paesler-Ruppert-Schaffer (1977).

    3. En relacin con la importancia de la sociedad como factor modificador del paisaje. vase Bobek (1948, pg. 44); cit. segn Storkerbaum (1969)~ El tradicionalismo de Bobek fue puesto de manifiesto por Thomale (1972, pg. 196), al indicarnos que el gegrafo austraco no prest atencin a los socigrafos -como Steinmetz- ni a las investigaciones de la Escuela de Chicago.

    4. Sobre esta cuestin, vase, entre otros, Troll (1947, pgs.24-25); Platt (1962, pgs. 39-42); Overbeck (1954, pg. 218); Steinberg(1967, pg. 13) Y Wrigley (1970, pg. 15)

    5. Murcia Navarro (s.f., pgs. 110-112); Harvey (1982, pgs. 77-99); Gmez Mendoza-Muoz Jimnez-Ortega Cantero (1982, pgs. 62-63). Y referido a la geomorfologa, Capel (1983, pgs. 33 y ss.) ha mencionado el impacto del funcionalismo en esta ramade la geografa

    6. Este autor distingue cinco usos distintos que no creemos necesario detallar. El diferente empleo del concepto de funcin en la sociologa y en la geografa social fue puesto tambin de relieve por Watson (1953, pg. 475).

    7. Schlueter (1906); cit. segn Paffen (1959, pg. 361). Al igual que otros pasajes, todas las traducciones al castellano son de A.L.

    8. Febvre (1961, pg. 57); vase tambin a este respecto las pgs. 32, 42, 43 Y 57-59. Este autor apoya su concepcin de la geografa como una ciencia del paisaje en ideas de M. Sorre, en un trabajo aparecido en 1913 y en el que se afirmaba que toda la geografa se encontraba en el anlisis del paisaje (pg. 56).

    9. Ibidem, pgs. 42-43.

    10. Sauer (1931, pgs. 351 y 352). En la traduccin castellana, pg. 622.

    11. Autores del rea anglosajona que trabajaron en la direccin de una geografa social paisajstica fueron, entre otros, Forde, Bowmann, Watson, etc.

    12. Nada pues -nos dice el gegrafo francs- de determinismo absoluto sino solamente posibilidades..., Demangeon (1956, pg. 15).

    13. La Geografa humana debe trabajar apoyndose sobre una base territorial, Ibidem (pg. 15 sub. AL).

    14. Ibdem, pg. 16.

    15. El que A. Demangeon pretenda que esta delimitacin esencia lista del objeto de nuestra disciplina garantizase mejor sus status de ciencia diferenciada, queda muy claro al indicarnos que concebir y limitar el contenido y el objeto de la Geografa humana no basta. Son necesarios principios de mtodo, sea para abarcarlo bien, sea para no salirse de sus lmites. Ibidem, p. 14 (sub. AL).

    16. Vase Claval (1974, pgs. 161-180), en un captulo que trata de las diversas geografas sociales.

    17. Como lo demuestra su inclusin en la seleccin de textos recopilada por Bartels (1970, pgs. 125-129). Lo que aqu aparece es

  • un resumen del original.

    18. Vase a este respecto Thomale (1972, pgs. 37-39) de su exhaustivo apndice bibliogrfico sobre el tema de la geografa social.Como paradigmticos del nuevo enfoque que se propone, consltese Hartke (1953 Y 1956).

    19. Bartels (1970a pgs. 31-33; 1907b, pgs. 14 y ss.). Es de inters la polmica surgida en torno al trabajo de Hadju sobre la geografa social alemana, Hadju (1968); Bartels- Peucker (1969).

    20. Sobre el trabajo de los gegrafos sociales con indicadores no directamente visibles, los denominados ndices, como la subscripcin a peridicos, etc., vase Thomale (1972, pgs. 206 y ss.); tambin Hard (1973, pgs. 190-195) y Claval (1973, pgs. 44-49), el apartado primero del captulo segundo dedicado al tema de las relaciones existentes entre el paisaje y la estructura social.

    21. Claval (1973, pgs. 47-49). Las ideas de W. Hartke fueron recogidas aqu en Espaa por M. de Tern en un trabajo que, pese a ser muy citado, ha sido escasamente comprendido, en nuestra opinin (Teran, 1964).

    22. Vase respecto a estas cuestiones, Hartke (1959, pgs. 427 -428).

    23. Sobre este tema, G ruber (1977, pgs. 4-11). Pese a no haberla podido consultar, existe tambin una tesis doctoral dedicada al problema de la formacin de grupos en la geografa social, Freist (1976).

    24. Vanse los diferentes enfoques dados en la sociologa y en la geografa a la cuestin de las relaciones entre el espacio y la sociedad en Herold (1969).

    25. A la geografa humana se la sigue considerando aqu como una ciencia que ...se interesa por la huella que dejan los grupos humanos en el suelo: es, pues, una ciencia visual..., aunque al mismos tiempo estudie lo que no se ve a lo que casi no se ve... en cuanto que afectan a la vida de los grupos sobre el terreno. Y en lo que se refiere a las relaciones entre la sociologa y la geografa, el punto de vista es el de siempre. Nuestra disciplina no se ocupa de estudiar ...las relaciones del hombre con el hombre...) sino .../asdelhombre y su sostn territorial, Derruau (1971, pgs. 16-17 y 22-23, sub. AL).

    26. Sobre esta polmica, vase Ruppert-Schaffer (1979, pgs. 15-16); tambin, Claval (1973, pg. 52).

    27. Como. por citar solo a dos de los ms conocidos. George (1974), especialmente la introduccin que se ocupa del tema de las relaciones entre estas dos ciencias, pgs. 5-24; y George (1973).

    28. Sobre esta autora y sus ideas, vase Claval (1974, pgs. 174 y ss.).

    29. Citado segn Thomale (1972, pg. 159).

    30. Chombart de Lauwe (1965 y 1976).

    31. Buttimer (1968, pg. 131).

    32. Este trabajo, con algunas matizaciones, apareci por vez primera en Alemania en el ao 1970.

    33. K. Cox, R.L. Morril, etc. -por no mencionar los trabajos pioneros de Haegerstrand en Suecia-, que representan la introduccin del conductismo para explicar comportamientos espaciales en una geografa social de cuo neopositivista.

    34. Vase Luis (1978, pgs. 5-21). La ponencia estudiantil se encuentra traducida en ese mismo nmero, pgs. 22-42. Este trabajo, aparecido por primera vez en la revista Geografiker se ha convertido en un clsico de la geografa al haberse reproducido en un volumen dedicado a los problemas de la geografa regional, Stewig (1979).

    35. Sobre las funciones vitales, vase Ruppert-Schaffer (1979, pgs. 12-15).

    36. La simple adopcin del concepto del grupo, tal como es utilizado por los socilogos, no es en absoluto una solucin satisfactoria, ibidem, pg. 19 (sub. AL).

  • 37. Ibidem, pg. 14.

    38. De lo cual son buena muestra las intervenciones de R. Koenig y E. Otremba en el Congreso de Geografa celebrado en Kassel el ao 1968, Koenig (1969); Otremba (1969).

    39. Varios autores (1969). El tema de las relaciones entre espacio y sociedad, y en particular el comportamiento espacial de los grupos sociales en las sociedades industriales, fue tratado de un modo interesante por Krysmansky (1967).

    40. Ruppert-Schaffer (1979, pgs. 15-16).

    41. Ibidem, pg. 21.

    42. Ocupan los lugares 1, 3, 6, 7, 11, 14, 21, 22, 23 y 24

    43. Reeditado parcialmente en Bartels (1970, pgs. 451 -456).

    44. El trabajo de Leng (1973) fue replicado por Ruppert-Schaffer (1974). De la recensin de Wirth (1977) existe una traduccin castellana, al igual que del librito realizado por Maier-Paesler-Ruppert-Schaffer (1977), si bien esta ltima -llevada a cabo por J. Gutirrez Puebla y Carmen Basno se ha publicado an. Recientemente, se han vuelto a referir a la polmica de la geografa social dos autores desde la R.D.A., Neumann-Kroenert (1980).

    45. Nos parece de gran inters la idea de este autor segn la cual en la geografa tradicional se intentaron fusionar tradiciones (positivistas, historicistas y funciona listas) que se vinculaban a diferentes teoras del conocimiento. Por aqu pudiramos ampliar elenfoque pendular con que Capel (1983, pgs. 38 y ss.) analiza la historia del pensamiento geogrfico. Y la sntesis que nos presenta Capel en la fig. n 4 (p. 42) se vera enriquecida, puesto que en todos los autores historicistas que seala existe tambin un planteamiento funcionalista, si bien combinado con una manera substancia lista de entender el concepto de funcin.

    46. Buchholz (1972, pgs. 89-92). Este autor (pg. 90) indica que los gegrafos sociales empleaban concepciones de la sociedad yasuperadas por Pintschovious (1934), que no reduca aquella a un conglomerado y grupos sociales.

    47. Birkenhauer (1974) reconoca al principio de las funciones vitales un valor heurstico, pero no consideraba que debieran guiar la elaboracin de los nuevos planes de estudio, puesto que haba procesos ms importantes -como los de la industrializacin, urbanizacin, etc.- que se desarrollaban en nuestra sociedad, y en torno a los cuales debieran centrarse los esfuerzos para la elaboracin de un nuevo curriculo.

    48. Vase Maier (1982, pgs. 160-276). Y tambin una interesante introduccin a la problemtica de la geografa social, pgs. 1138. Un punto de vista crtico respecto a las tesis defendidas por la geografa social muniquesa en el campo de la Geografa del Tiempo Libre, puede consultarse en Steinecke (1980). En Espaa, el anlisis geogrfico-social de las actividades de la vida cotidiana est an en sus comienzos, si bien han empezado a difundirse los puntos de vista ms tradicionales de la geografa social muniquesa, vase Gutirrez Puebla (1981). Por cierto, es difcil comprender la razn por la cual este autor silencia la traduccin al castellano de varias obras alemanas que menciona.

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