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10 | Domingo Grandes travesías CON NIÑOS ¿Llegar en velero hasta la Antártica, recorrer a pie la Gran Muralla o atravesar el Cañón del Colorado en una motorhome, y hacerlo con niños pequeños, incluso de seis meses? Aquí, aventureros, blogueros y viajeros empedernidos cuentan en primera persona la historia de sus más inolvidables travesías familiares. POR Juan Pablo González y Francisco Sepúlveda. El gran cruce del Atlántico “Hicimos este viaje entre ju- nio y julio de 2016, cuando mi hijo Larry tenía 3 años. Nosotros tuvimos que prepararnos de ma- nera especial, porque íbamos a estar lejos de cualquier médico en caso de emergencia, entonces armamos un botiquín muy completo y mi señora, Melanie Leibbrandt, hizo un curso de primeros auxilios. “Empezamos en las islas Ba- hamas, específicamente en Bi- mini, y nos fuimos por la costa de Estados Unidos hasta New- port, Rhode Island. Después participamos de una regata que se llama Newport Bermuda, hasta Bermuda y atravesamos las islas Azores. La parte más difícil fue cruzar el triángulo de las Bermudas donde se producen corrientes, vientos, tormentas, relámpagos y rayos, pero afortunadamente no tuvimos mayores problemas. “El período más largo que es- tuvimos sin ver tierra fue 11 días. En un punto del viaje estábamos a 6 días de cualquier tipo de ayu- da: ese fue el instante en que, co- mo padre, sentí más aprensión, por si pasaba algo, lo que feliz- mente no ocurrió. “Uno de los momentos más espectaculares fue cuando pesca- mos un mahi mahi, que era bas- tante más grande que Larry. El pez mide como 1,80 metros y pe- saba entre 40 y 50 kilos. Lo pes- caron en la mañana mientras yo dormía y me despertaron porque era un espectáculo digno de ver: un animal hermoso, de colores azules y dorados, que va perdien- do su color cuando muere. Nos proporcionó comida por varios días y lo preparamos de todas las formas posibles. “Viajar con niños es muy es- pecial. Les da una libertad y una seguridad en sí mismos que ojalá los acompañe toda la vida. El mayor esfuerzo lo hizo Melanie, que se dedicaba a entretener a Larry en las largas travesías: ar- maban legos, hacían dibujos, veíamos una película en las no- ches como gran cosa. Mi hijo también se entretenía pescando, viendo los delfines y la vida mari- na en general”. Por Martín Westcott, primer chileno en dar la vuelta al mundo en velero (Equinoccio3.com).

Grandes travesías CON NIÑOS · 2019. 2. 14. · armamos un botiquín muy completo y mi señora, Melanie Leibbrandt, hizo un curso de primeros auxilios. “Empezamos en las islas

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10 | Domingo

Grandes travesíasCON NIÑOS

¿Llegar en velero hasta la Antártica, recorrer a pie la Gran Muralla o atravesar el Cañón delColorado en una motorhome, y hacerlo con niños pequeños, incluso de seis meses? Aquí,

aventureros, blogueros y viajeros empedernidos cuentan en primera persona la historia de susmás inolvidables travesías familiares. POR Juan Pablo González y Francisco Sepúlveda.

El gran cruce del Atlántico

“Hicimos este viaje entre ju-nio y julio de 2016, cuando mihijo Larry tenía 3 años. Nosotrostuvimos que prepararnos de ma-nera especial, porque íbamos aestar lejos de cualquier médicoen caso de emergencia, entoncesarmamos un botiquín muycompleto y mi señora, MelanieLeibbrandt, hizo un curso deprimeros auxilios.

“Empezamos en las islas Ba-hamas, específicamente en Bi-

mini, y nos fuimos por la costade Estados Unidos hasta New-port, Rhode Island. Despuésparticipamos de una regata quese llama Newport Bermuda,hasta Bermuda y atravesamos lasislas Azores.

La parte más difícil fue cruzarel triángulo de las Bermudasdonde se producen corrientes,vientos, tormentas, relámpagosy rayos, pero afortunadamenteno tuvimos mayores problemas.

“El período más largo que es-tuvimos sin ver tierra fue 11 días.En un punto del viaje estábamosa 6 días de cualquier tipo de ayu-da: ese fue el instante en que, co-mo padre, sentí más aprensión,por si pasaba algo, lo que feliz-mente no ocurrió.

“Uno de los momentos másespectaculares fue cuando pesca-mos un mahi mahi, que era bas-tante más grande que Larry. Elpez mide como 1,80 metros y pe-saba entre 40 y 50 kilos. Lo pes-caron en la mañana mientras yodormía y me despertaron porqueera un espectáculo digno de ver:un animal hermoso, de colores

azules y dorados, que va perdien-do su color cuando muere. Nosproporcionó comida por variosdías y lo preparamos de todas lasformas posibles.

“Viajar con niños es muy es-pecial. Les da una libertad y unaseguridad en sí mismos que ojalálos acompañe toda la vida. Elmayor esfuerzo lo hizo Melanie,que se dedicaba a entretener aLarry en las largas travesías: ar-maban legos, hacían dibujos,veíamos una película en las no-ches como gran cosa. Mi hijotambién se entretenía pescando,viendo los delfines y la vida mari-na en general”.

Por Martín Westcott, primer chileno en dar la vueltaal mundo en velero (Equinoccio3.com).

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MALALCAHUELLO.Los volcanes y sushuellas eruptivasatraen la atención delos más chicos.

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Un súper 8 en Nueva Zelandia

“Hace 15 años dejé Santiagopara instalarme con mi familia enChiloé, pero el año pasado quisi-mos hacer un break y nos fuimos avivir a Brisbane, Australia, duran-te 8 meses, con la idea de quenuestros hijos Ignacio (13), Diego(11) y Simón (10) aprendieran in-glés. Cerrando el año escolar nosarrancamos tres semanas a NuevaZelandia. Fuimos a Auckland, ahítomamos una motorhome y re-corrimos las islas Norte y Sur.Fueron como 3.700 kilómetros

en 18 días; la ruta fue como ungran 8.

“En la isla norte pasamos porTauranga, Taupo, el Parque Na-cional Tongariro y en Wellingtontomamos un ferry para cruzar ha-cia Picton, en la isla Sur. Despuésfuimos a Kaikoura y luego estuvi-mos en el glaciar Franz Josef, delParque Nacional Westland. Lle-gamos hasta el Lago Tekapo yQueenstown.

“El primer día, en una curva sa-lió volando el microondas; en-

tonces ahí me di cuenta de que es-taba manejando una mole: apren-dimos que había que cerrar los ca-jones con seguro para que no seabrieran andando. Además, habíaque manejar por la izquierda; al fi-nal te acostumbras a eso.

“Hay diversas aplicaciones parael teléfono que te muestran dóndeestacionarte gratis, o dónde en-contrar espacios más grandes. To-do fue súper fácil en realidad. Meimpactó que las señaléticas esta-ban en maorí, incluso los letrerosde los taxis. Teníamos hartos jue-gos de mesa y los niños ahí se en-tretenían durante los viajes. Es di-fícil encontrar doblevía en NuevaZelandia y en los caminos haymuchas cuestas”.

Por Andrés Bravari, empresario hotelero ydueño del hotel Sizigia, en Chiloé.

VIAJEROS. Bravari y su familia recorrieron Nueva Zelanda en 18 días.

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Admirar la naturaleza en Malalcahuello

“En mayo del año pasado fui-mos a la Reserva Nacional Malal-cahuello, en La Araucanía. En esaépoca, otoño, los bosques se vuel-ven rojizos. Hicimos miles de pa-seos: uno es el de la Araucaria Ma-dre, en el que se debe atravesar elbosque, muy entretenido y fácil.

“Los papás tenemos una labormuy importante: transmitirles alos niños lo impresionante que esla naturaleza; cuando nos encon-tramos con una araucaria y no so-mos capaces de contarles que esaaraucaria está hace miles de años,

ellos no se van a impresionar. “Mis hijos se acuerdan mucho

del Mirador de los Volcanes, en elcráter Navidad, al que se llega enauto y caminando. Se pueden verlos volcanes Lanín, Villarrica, Llai-ma, Sierra Nevada, Lonquimay,Tolhuaca y Callaqui.

“Cuando uno les dice a los ni-ños que todo esto se ve yermo, sinbosque, debido a que alguna vezpasó lava por aquí, ellos logran im-presionarse de una manera quedespués te impacta la forma en quelo recuerdan y cómo lo cuentan”.

Por Catalina Rioja, fundadora de Umatu.cl, sitio webde panoramas con niños.

Con cinco niñosen Iguazú

“Fui a las Cataratas de Iguazúpara la Semana Santa de 2018, conmis tres hijos, de 10, 8 y 3 años,más dos retoños de mis amigos.Nos alojamos en el hotel Bour-bon de Foz de Iguazú. Este es unlugar ideal para ir con niños, por-que hay senderos con bosquestropicales, un minizoológico,juegos y piscina climatizada.

“Comenzamos en el lado brasi-leño de las cataratas. Allí nos baja-mos en el sendero principal delParque Nacional do Iguaçu, a unkilómetro y medio del lugar.Contemplamos vistas maravillo-sas del sector y no hay problemaspara ir con niños chicos; de he-cho, llevé a la más pequeña en co-che, aunque podría haber sidomás práctico un portabebé por lasescaleras.

“Recorrimos el lado argentinoen dos días, porque es mucho másgrande y los niños se cansan másrápido. Llegamos a la estación Ca-taratas en tren, donde disfrutamosde un lindo paseo con los peque-ños. También hay un sendero pa-ra ir caminando, pero preferí noagotarlos tanto. El primer día llo-vió todo el rato, pero no tuvimosproblemas para poder disfrutar.

“Los senderos que recorren lascataratas están en medio de la sel-va, donde hay saltos de agua, ani-males como coatís, pájaros y ma-riposas de todos los colores. Es unpaseo muy bonito que se puedehacer con coches de bebé incluso.

“En el último día fuimos a laGarganta del Diablo, que fue lafrutilla de la torta de nuestro viaje.Después de haber visto toda estanaturaleza uno piensa que nada teva a deslumbrar, pero la fuerza delagua y el sonido ensordecedor medejaron sin palabras”.

Por Magdalena Dieste,periodista uruguaya ycreadora dePoracayporalla.com

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“Somos una de las pocas fami-lias chilenas que viaja con niñosen velero, lo que es una respon-sabilidad tremenda: tenemosque hacerles clases en el barco ypreocuparnos de que tengan unavida ahí. Mis hijos son pequeñostodavía, la Antonia tiene 5 añosy el Theo tiene 9. Ellos, junto ami señora Jutta, son mis compa-ñeros de aventura.

“A principios de 2017 fuimosa Puerto Williams para hacer to-do el papeleo y zarpar hacia laAntártica. Cuando estuvimoslistos, salimos rumbo a isla De-cepción en nuestro Polarwind,un velero modelo Reinke de 15metros.

“Partimos el 25 de diciembrey fue un viaje muy duro. Estuvi-mos 6 días cruzando el Cabo deHornos a vela, con un vientomuy fuerte; las olas del Pacífico yAtlántico nos golpeaban de ma-nera muy agresiva, con alturasde 6 metros o más, que podíancubrir fácilmente todo nuestrobarco. Cuando llegamos a la islaDecepción, en las Shetland delSur, por un cambio meteoroló-gico no pudimos zarpar ahí y tu-vimos que hacerlo desde la isla

Enterprise.Tres días después, mientras

cenábamos, el glaciar que estabaal frente nuestro se desplomó ygrandes masas de hielo golpea-ron violentamente nuestro bar-co; estábamos aterrados. Que-darnos más tiempo ahí era muypeligroso y después de verificarque no teníamos ningún tipo dedaño en el casco, zarpamos rum-bo a Bahía Paraíso.

“Cuando llegamos a la Penín-sula Antártica visitamos la basechilena González Videla y la ba-se inglesa de Lockroy. Todohasta que llegamos a un sectorllamado Plenor, que está cercade los 65 grados latitud sur.

“Llevábamos seis semanas deviaje y aún no había condicionespara devolvernos, así que nosentreteníamos con una rutinaque variaba entre la limpieza delvelero, desembarcos a tierra paraexplorar, jugar en la nieve connuestros niños o tomar un cafécaliente en cubierta mientrasobservábamos las orcas que seaproximaban a la bahía. Final-mente, llegó el día en que pudi-mos zarpar y volvimos felices aPuerto Williams.”.

Por Osvaldo Escobar Torres, velerista(Polarwind-expeditions.com).

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RESIDENTES.Osvaldo Escobar, sumujer y sus dos hijospasan meses en elvelero Polarwind.

En velero hasta la Antártica

Aventura en Hokkaido

“Yo vivía en Corea del Sur yya planeaba volverme a Chile.En Corea del Sur y en la partecentral de Japón, el verano esmuy húmedo y hace un calor te-rrible, mientras que en Hokkai-do, la segunda isla más grande deJapón, hay como 25 grados. En-tonces fui con mis suegros, micuñada, mi esposo y mi hija a re-correr esa isla en un tour.

“Lo bueno que tiene Japón ycasi todos los países de Asia esque siempre hay un sendero parahacer con niños. Pasamos porlos campos de flores de Hokkai-do, donde todas las ciudades tie-nen a su representante: en Bieihabía girasoles y Fulano estaballeno de lavandas. Caminamoshasta llegar a la laguna azul oAoiike, que se llama así por sucolor.

“Mi hija tenía 1 año 8 meses.En ese tiempo dormía bastanteen los viajes y era la única bebédel tour, así que todo el mundole hacía gracia y le daba galletitas,jugos. Teníamos cuidado eso sícon mantener sus horarios decomida. Mientras comiera a sushoras, no había problemas”.

Por Claudia Cabrera,bloguera y fundadora deCoreanizada.com

POSTAL. La laguna azul o Aoiike es uno de los lugares de naturaleza másimpresionantes de Hokkaido.

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De safari por Dubái

“En 2017 fui a Dubái con miesposa Marcela y mi hijo Lucas,que entonces tenía 3 años. Fui-mos a hacer un safari en camio-neta por el desierto. Es una rutabien movida, una verdaderamontaña rusa. Había que desin-flarles los neumáticos a los autospara entrar al desierto. Hay va-rias cosas que te impactan: elatardecer en las dunas es precio-so, la arena en tus pies, ver quetodo es virgen a tu alrededor.

“Cuando mi hijo Lucas vio alos camellos cumplió un sueño:le hizo cariño en su hábitat natu-ral. Lucas ahora tiene 5 años yrecuerda ese viaje. De vez encuando me dice: ‘¿Papá, vamos aDubái el domingo?’ Fue una ex-periencia que lo marcó; subir aun camello, andar por el desiertoa pie pelado, correr en las dunas.

“Mucha gente quiere ir a Dis-ney, pero hay otros destinos a losque los niños también se adap-tan. No me cabe en la cabeza ir aDubái y dejar a mi niño acá.Puede que sea exótico, pero noes más caro que ir a Europa o aEstados Unidos. No hay que li-mitar los viajes por tener hijos”.

Por Eduardo Pérez,youtuber, creador de@FamiliaViajera

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Sobre losvolcanes deCosta Rica

“Hace unos meses recorrimosCosta Rica por 30 días y vivimosun montón de experiencias quecompartimos con mi hijo Ta-hiel. Fuimos al Parque NacionalVolcán Arenal, uno de los másactivos de Costa Rica. Había-mos empezado la caminata unahora y media antes, yo ya estabacansada y él solo quería llegarhasta el lugar más alto al que sepuede acceder. Al principio, elcamino era llano y sin muchasatracciones para la personalidadinquieta de mi hijo, salvo un ár-bol con raíces grandes a las quese trepó feliz. Le propuse queusara su cámara de fotos para

captar animalitos o flores. Laidea funcionó hasta que vio lapendiente por la que tenía quesubir, con ‘escalones’ de lava fríay eso lo tentó mucho más. Llegóantes que yo.

“Nos quedamos un rato ob-servando al volcán Arenal, queno quería dejarse ver del todo, yle explicamos con palabras acor-des a sus casi cinco años cómo seformó ese cono que estaba antenuestros ojos. Atento, nos pre-guntó si todas las montañas eranvolcanes y si siempre la lava quesalía se transformaba en roca. Esamisma tarde tuvimos la posibili-dad de experimentar la sensa-ción de inestabilidad que generael cruce de los puentes colgan-tes. Tahiel no solo los cruzó ca-minando, sino también corrien-do. Lo hicimos en Místico Park,una reserva donde se construyóun camino y seis puentes col-gantes para que los visitantessientan la naturaleza”.

Por Aldana Choldi, bloguerade viajes argentina, creadorade @magiaenelcamino

Un día en laGran Muralla

“Hace 3 años estuve viviendoun tiempo en China. Un día deci-dimos ir a visitar la Gran Murallacon mi marido y mi bebé de seismeses. En Beijing hay dos cami-nos, uno que se llama Badaling,que es muy concurrido y se suelellenar mucho en tiempo de vaca-ciones. El otro se llama Mitianyu,que no es tan visitado y está en unsector de naturaleza. Este últimoescogimos.

“Anduvimos como dos horasen bus, en una autopista atochada,llena de taco para llegar. En Mu-tianyu había dos opciones para lle-gar a la muralla: subir un sendero oir en el funicular, que fue la queelegimos, ya que andaba con la

guagua en portabebé. Mientrasíbamos subiendo se veían las mon-tañas, es un lugar lleno de naturale-za, impresionante. Arriba, el cieloera absolutamente azul, no se veíanada de contaminación.

Por Daniela Kemeny,creadora de@a_baby_abroad

ENTRADA. Kemeny recomiendaseguir el camino Mitianyu, menosvisitado y más verde.

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Buscando dinosaurios en el Gran Cañón

“Con mi marido y mis hijosBenito, de apenas siete meses,Samuel (4) y Clara (3), decidi-mos recorrer el Gran Cañóndel Colorado. Arrendamos unamotorhome en Las Vegas ypartimos.

“Nuestra primera escala fueel Zion National Park, en elsector sur de Utah. Es un par-que precioso, seco pero igualcon vegetación. Allí, el temade la casa rodante te facilita to-do de forma increíble. Al finalno te tienes que ir moviendode un lugar a otro, y evitas quelos niños duerman mal, al notener que cambiarlos de lugarcada noche.

“Luego llegamos a Bryce

Canyon National Park, que es-tá hacia el norte. Bryce se carac-teriza por los ‘hoodoos’, forma-ciones de tierra en forma de to-rres. Después nos fuimos a laentrada norte del Gran Cañón,que no es la más tradicional. Alos niños les impresionó esto dever como la tierra se abre. Ellosse acoplaban a nosotros: en lacasa rodante iban con cuader-nos, l ibros, se entretenían.Además, como el Gran Cañónes un lugar de alto valor geoló-gico y paleontológico, a los ni-ños les hablamos harto del temade los dinosaurios y eso los ob-sesionó. Llegamos buscandoosos y terminamos buscandodinosaurios.

“En Estados Unidos todofunciona de manera increíble,desde el guardaparque que lespasa un librito y tienen que in-vestigar y buscar cosas, hastalos lugares para acampar, queestán muy bien señalizados”. D

Por Anita Irarrázaval, colaboradora de Umatu.cl

AN

ITA

IRA

RRÁ

ZA

VAL

CIENTÍFICA. Los niños puedenentretenerse aprendiendo sobrepaleontología y geología en elGran Cañón.

“La muralla está construida enmontañas muy empinadas para ca-minar, por lo que uno tiene quesubir y bajar constantemente enunas escaleras bien empinadas. Yoalgunas las subí gateando con laguagua y no se cómo no me caí. Elportabebé es muy necesario siquieres recorrer todas esas escalerascon un niño pequeño, porque delo contrario es imposible hacerlo”.