Grez Camino Cuestion Social

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    EL ESCARPADO CAMINO HACIA LA LEGISLACIN SOCIAL:DEBATES, CONTRADICCIONES Y ENCRUCIJADAS

    EN EL MOVIMIENTO OBRERO Y POPULAR(CHILE: 1901-1924)*

    Sergio Grez TosoMuseo Nacional Benjamn Vicua MackennaUniversidad ARCIS

    INTRODUCCIN

    La historiografa marxista clsica recalc el carcter contestatario, rupturista yrevolucionario que asumi el movimiento obrero y popular en Chile desde fines delsiglo XIX1. Segn dichos anlisis, sus reivindicaciones, luchas, organizaciones y

    principales expresiones poltico-ideolgicas habran adquirido un radicalismoantisistmico situado en el polo opuesto de la poltica oligrquica dominante resumida

    de manera paradigmtica en la clebre frmula de Enrique Mac-Iver en 1903: Lacuestin social no existe en Chile. La represin de las luchas populares cuyo cicloms sangriento se extendi entre 1903 y 1907- habra sido la nica respuesta de la elitea los acuciantes problemas planteados por la condicin de las masas pobres y sucreciente rebelin. La mezcla de exclusin, represin y agravamiento de las condicionesde vida habran impulsado al movimiento obrero y popular a abrazar las ideologas deredencin social del anarquismo y del socialismo, desatndose una lucha de clases sincuartel que dejaba poco o nulo espacio para las polticas de reforma, mediacin,dilogo, acercamiento, bsqueda de acuerdos y cooptacin. De este modo, hasta que amediados de la dcada de 1920 se empez a producir un significativo cambio en laactitud del Estado respecto de los problemas sociales, el movimiento obrero habravivido una etapa heroica a la vez que fundacional.

    Esta visin historiogrfica ha sido cuestionada, especialmente por las corrientesde la nueva historia econmica y social. Algunos trabajos han verificado un intersms precoz de parte de sectores de la elite por las consecuencias humanas, sociales,morales, econmicas y polticas que poda generar la deplorable condicin popular,

    proponiendo desde los primeros aos del nuevo siglo medidas de distinto tipo,especialmente legislativas, para abordar la cuestin social2. En un registro distinto,

    pero complementario al anterior, Mara Anglica Illanes ha demostrado la forma comodesde la elite y la clase media profesional se desarroll una poltica de contencin socialque buscaba la integracin popular a las instituciones de asistencia, a travs de la

    proteccin (mdica e higinica) de los cuerpos de los sujetos populares, en laperspectiva de un nuevo pacto social3. Ambas estrategias, la de reforma legislativa y la

    * Artculo elaborado en el marco del Proyecto Fondecyt N1000034. Se agradece la colaboracin prestadapor los profesores Jacqueline Oses Gmez, Juan Carlos Yez Andrade y Carola Agliati Valenzuela y lasobservaciones formuladas al texto original por Jorge Rojas Flores.1 Representada principalmente por Hernn Ramrez Necochea, Marcelo Segall, Julio Csar Jobet y JorgeBarra.2 Un buen ejemplo de esta mirada revisionista es el trabajo de Juan Carlos Yez, Estado, consenso ycrisis social. El espacio pblico en Chile: 1900-1912, tesis para optar al grado de Magister Artium enHistoria, Santiago, Universidad de Santiago de Chile, 1999.3 Un amplio y slido desarrollo de estos temas en Mara Anglica Illanes, Cuerpo y poltica.

    Disciplinamiento asistencial y visitacin popular (Chile, 1900-1940), tesis para optar al grado de Doctoren Historia, Santiago, Pontificia Universidad Catlica de Chile, 2003. Agradezco a la autora la gentileza

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    de desarrollo de las redes asistenciales, pueden ser concebidas como dos caras de unaemergente poltica caracterizada por sus mtodos persuasivos, de envolvimiento,atraccin y cooptacin, que actu en paralelo a la respuesta represiva que estabadestinada a perder peso relativo respecto de la nueva estrategia que despunt a pocotranscurrir el nuevo siglo.

    El presente artculo se sita en esta ptica revisionista. Sin negar absolutamente

    los elementos de verdad que contienen las visiones clsicas de la historiografa delmovimiento obrero, que pueden sintetizarse admirablemente en el concepto de JorgeBarra de etapa heroica, pretendemos explorar la recepcin y las respuestas que dio elmovimiento obrero y popular a las problemticas e inciertas polticas de reformalegislativa y de cooptacin que, de manera balbuceante primero, ms segura y decididadespus, formul la elite poltica en su direccin. Este trabajo que forma parte de unsondeo ms amplio, que incluye tambin los mecanismos de conciliacin y dearbitraje4- abordar los debates, contradicciones y encrucijadas a los que se vioenfrentado el movimiento de trabajadores frente a las primeras proposiciones delegislacin social a comienzos del siglo XX.

    LAS PRIMERAS DEMANDAS POPULARES DE LEGISLACIN SOCIAL

    La idea de dotar a Chile de una avanzado cuerpo de leyes sociales no surgidesde la elite sino desde el Partido Democrtico, primer partido poltico de raigambrenetamente popular5. Esta colectividad fue la primera fuerza poltica que sostuvo demanera sistemtica la necesidad de la legislacin social6. Las posiciones demcratas sefueron decantando poco a poco, pero desde los primeros aos del nuevo siglo cobraronfuerza y coherencia, formando un conjunto muy completo de proposiciones legislativas.El diputado y hasta entonces lder indiscutido del partido, Malaquas Concha, presenten 1901 un proyecto de reglamentacin del trabajo que contemplaba condicionesgenerales, seguridad, reglamentacin laboral, inspeccin e indemnizacin poraccidentes del trabajo. Entre sus disposiciones se destacaban: prohibicin del trabajo alos nios menores de doce aos en manufacturas, fbricas, minas, canteras y otraslabores peligrosas; interdiccin del trabajo femenino en el subsuelo minero; fijacin dela semana laboral en diez horas; descanso dominical; indemnizaciones por accidentesdel trabajo, y el pago semanal en moneda de curso forzoso, con prohibicin de multas,retenciones y embargos de salarios7.

    El proyecto de ley fue criticado por la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA),organismo que aglutinaba a los empresarios industriales. La asociacin fabril aceptabala proscripcin del trabajo a los menores de doce aos, pero limitaba la salubridad,higiene y seguridad en las fbricas y talleres a los reglamentos y sostena que la

    de facilitarme el manuscrito original. Vase tambin su libro En el nombre del pueblo, del Estado y dela ciencia. Historia social de la salud pblica. Chile 1880/1973 (Hacia una historia social del Siglo

    XX), Santiago, Colectivo de Atencin Primaria, 1993.4 Sergio Grez Toso, Autonoma o escudo protector? El movimiento obrero y popular y los mecanismosde conciliacin y arbitraje (Chile, 1900-1924), enHistoria, N35, Santiago, 2002, pgs. 91-150.5 Sergio Grez Toso,De la regeneracin del pueblo a la huelga general. Gnesis y evolucin histricadel movimiento popular en Chile (1810-1890), Santiago, Ediciones de la DIBAM RIL Ediciones, 1998,pgs. 655-703.6 Es necesario anotar que los efmeros grupos socialistas que surgieron en torno al cambio de siglotambin postularon la necesidad de algunas leyes sociales, pero de manera muy aislada e incompleta.7 Proyecto de lei de la reglamentacin del trabajo presentado en sesin de 26 de diciembre de 1901 pordon Malaquas Concha, enBoletn de la Sociedad de Fomento Fabril, N1, ao XX, Santiago, enero de1903, pgs. 23-25.

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    indemnizacin por accidentes del trabajo slo proceda en los casos de culpabilidadpatronal. La organizacin de los industriales rechazaba la limitacin de la jornadalaboral y el descanso dominical por considerar que los obreros chilenos trabajabancuando queran, que eran informales e incurran sistemticamente en la inveteradainasistencia al trabajo al comenzar la semana (el San Lunes). Aunque la Convencinde Sociedades Obreras reunida en 1902 rechaz de plano estas afirmaciones, el proyecto

    de ley ni siquiera fue discutido en la Cmara de Diputados8

    .A pesar de este fracaso, los demcratas continuaron desplegando esfuerzos paraavanzar hacia la legislacin social. El mismo Malaquas Concha en una proclama a lostrabajadores de Tarapac, sostena a fines de 1902 que el cambio de las fichas a la parobtenido en ciertos lugares de la pampa, si bien constitua una reparacin de laexpoliacin infringida a los obreros, era necesario completarla aprobando una ley quehiciera obligatorio el pago de los salarios cada siete das, precisando la forma como serelacionara ese objetivo legislativo con las luchas sociales:

    Entretanto logra el Partido Democrtico hacer pasar una ley de justicia, queabata estos monopolios y explotaciones abominables, pueden los obreros deTarapac alcanzar idnticos resultados unindose todos, o como se dice por all

    mancomunndose, para fijar las condiciones de la contratacin del trabajo.El arrendamiento de servicios es completamente libre segn nuestra legislaciny al contratarlos se deben fijar las condiciones, entre otras, la duracin, eldesahucio, y losperodos de pago.Pues bien, nanse los operarios y acuerden contratar sus servicios de todo orden,con la condicin de ser pagados porsemanas, en lugar de serlo cada mes o cadaseis meses como se acostumbra por los patrones, y entonces no tendrn stos

    pretexto para explotarlos a ttulo de suples.De esta manera quedan de hecho abolidas las fichas, los vales, las libretas ydems sistemas de expoliacin de que se les hace vctimas. El trabajador en

    posesin de su salario, satisfar sus necesidades all donde mejor le convenga ypodr destinar al ahorro una parte de las utilidades que alcanzan con susesfuerzos9.

    Igualmente, el dirigente demcrata propona el voto de una ley para evitar elmonopolio comercial de los patrones en las oficinas salitreras y recalcaba la labor

    parlamentaria de su partido el cual haba presentado a la Cmara a travs de su conductoproyectos de ley adecuados para solucionar la cuestin social y econmica en sentidonetamente favorable a los intereses y derechos de los trabajadores10.

    De acuerdo con estos postulados, el Partido Democrtico levant como puntosprogramticos de su campaa electoral parlamentaria de 1903 la legislacin social11 y

    8 Las opiniones y crticas de la SOFOFA fueron publicadas en Informes i correspondencias de laSociedad. Reglamentacin del trabajo, Santiago, 19 de junio de 1903, en Boletn de la Sociedad de

    Fomento Fabril, N6, ao XX, Santiago, julio de 1903, pgs. 213-215. Vase tambin, Gonzalo Vial,Historia de Chile (1891-1973), vol. I, tomo II, pgs. 535 y 536. Tampoco encontr acogida en la Cmarade Diputados un proyecto de ley relativo al trabajo, el arbitraje, el ahorro popular y los accidentes deltrabajo, presentado en 1903 por el diputado radical Fidel Muoz. Ricardo Donoso, Alessandri agitador ydemoledor. Cincuenta aos de historia poltica de Chile, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1952,tomo I, pg. 151.9 Notable documento de actualidad, El Demcrata, Iquique, 13 de diciembre de 1902. Cursivas en eloriginal.10Ibid.11 Angel Guarello, candidato demcrata a diputado por Valparaso, propuso un programa que inclua lalegislacin protectora del trabajo y de los operarios y de todos los que gozan de remuneraciones a jornal o

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    en la sesin de la Cmara de Diputados del 30 de octubre del mismo ao, MalaquasConcha propuso que se solicitara al Presidente de la Repblica la inclusin en lalegislatura de proyectos de ley sobre pago de salarios, seguridad y salubridad de lostalleres, cajas de ahorros para los operarios de los ferrocarriles, reduccin de impuestossobre artculos alimenticios, descanso dominical, jubilacin de los empleados de las

    policas y crdito agrario12.

    El derrumbe que sepult a decenas de obreros que laboraban en la Casa Pr de lacapital el 10 de octubre de 1904 caus un hondo impacto en la opinin pblica,acelerando la toma de conciencia de muchos sectores acerca de la imperiosa necesidadde contar con una ley de accidentes del trabajo13. Las organizaciones populares,especialmente las cercanas al Partido Democrtico, empezaron a plantear con mayorfuerza esa reivindicacin. A los pocos das de la tragedia santiaguina, El Eco Obrero,

    peridico penquista que proclamaba su independencia poltica, pero que formaba partede la sensibilidad demcrata, calificaba de impostergable dicha legislacin:

    Leyes sobre accidentes del trabajo existen en todo el mundo. Fuerza es que sedicte tambin entre nosotros, pues son incontables los accidentes que entrenosotros ocurren, y que pueblan los hospitales de fracturados y el cementerio de

    muertos.Es esa una ley de compensacin, una ley justa, humanitaria, cristiana, que enestos momentos, con la desgracia que todos lamentamos, cobra los caracteres dela ms palpitante actualidad.No habr por ah un diputado, sinceramente amigo del pueblo, que formule unlacnico proyecto de ley sobre la materia o exhume alguno de los que duermenen la secretara de la Cmara?El momento es propicio. Una ley de esta naturaleza no suscitara resistencias.Flota en el ambiente un sentimiento de honda conmiseracin por las vctimas yun sincero deseo de reparar los daos causados por la catstrofe.Saquemos de estos infortunios de unos infelices, el remedio para toda la claseobrera, aprovechando el fervor general por favorecerle.El diputado que llevara a la Cmara una proposicin de esta naturaleza, no harasino interpretar el deseo general, satisfacer una aspiracin que est en todos losnimos y realizar una bellsima obra a favor de los obreros, que sera algo ascomo una flor brotada en la tumba de los mrtires cados en la funesta tarde del10 de octubre!14.

    La concepcin demcrata del cambio social, sobre todo la que animaba a lafraccin reglamentaria del partido, combinaba las reformas legales especialmente lasleyes sociales- con la presin organizada de los movimientos populares. En esta

    perspectiva, la actividad electoral y la lucha sindical o de resistencia secomplementaban mutuamente, como lo explic con ocasin de su instalacin- el nuevo

    Directorio General elegido en la Convencin celebrada en 1905 en Temuco:

    mensual, de la reglamentacin de los talleres y fbricas, del descanso semanal, de las horas de trabajo, delseguro obligatorio y de diversos tpicos relacionados con la legislacin obrera, Partido Demcrata.Manifestacin a sus candidatos,El Mercurio, Valparaso, 27 de febrero de 1903.12 Archivo Nacional de la Administracin (en adelante ARNAD), Fondo Ministerio del Interior (enadelante FMI), vol. 2757 (1903), oficio N2757 de la Cmara de Diputados al Ministro del Interior, s.f.13 Una descripcin de la tragedia en Actualidad santiaguina. La catstrofe de la Casa Pr, Sucesos,N112, Valparaso, octubre 14 de 1904, pgs. 30-32.14 Una lei impostergable. Los accidentes del trabajo, El Eco Obrero, Concepcin, 22 de octubre de1904.

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    Para defender los intereses de los trabajadores, el Partido Democrtico persiguela conquista de los poderes pblicos mediante el voto de los obreros mismos.Esto no excluye la accin sindical, ni la asociacin en corporaciones deresistencia; por el contrario, una y otra forma de lucha se complementan: en elGobierno la accin vigilante de nuestros representantes preparando la legislacin

    sobre el trabajo; afuera los grandes esfuerzos colectivos, una accin continua,metdica, que ejerza presin irresistible sobre las clases capitalistas paraasegurar el xito de las reformas polticas y econmicas a favor del

    proletariado15.

    Paralelamente, en sintona con estas acciones y concepciones, las organizacionessociales influenciadas por el Partido Democrtico tambin formulaban las primerasexigencias de legislacin social. En 1902, al proyectarse la realizacin de una reuninnacional destinada a promover la unificacin de las sociedades obreras de todo el

    pas, el Congreso Social Obrero de la capital present un proyecto de plataforma queinclua numerosas demandas de leyes sociales, destacndose las relativas a construccinde poblaciones obreras, contratos de trabajo, reglamentacin del inquilinaje, arriendos

    de habitaciones, derechos de la mujer trabajadora y proteccin de la infancia, vejez einvalidez16.

    A esas alturas la aspiracin de normar las relaciones laborales pareca seraceptada por crecientes sectores de la opinin pblica. La Delegacin Fiscal deSalitreras en su memoria anual dada a conocer a la opinin pblica en abril de 1904,despus de mencionar los distintos proyectos de reglamentacin del trabajo presentados

    por el Ejecutivo o por parlamentarios ninguno de los cuales haba prosperado- plantela impostergable necesidad de legislar sobre materias tales como la moneda en quedeban pagarse los salarios, los cachuchos, pulperas, asistencia mdica, escuelas,inutilizacin en el trabajo o enfermedades profesionales17. La reivindicacin de una leyde descanso dominical se haba difundido desde los empleados de comercio y obreros

    panificadores, como qued reflejado en las conclusiones del meetingorganizado a finesde junio de 1904 por la Mancomunal de Trabajadores y la Agrupacin de EmpleadosDescanso Dominical de Valparaso y al que adhirieron la Confederacin General delTrabajo y distintos gremios obreros de ese puerto18. La Convencin de las sociedadesobreras de todo el pas celebrada en Talca en septiembre del mismo ao sostuvo que eranecesario reglamentar el trabajo en orden a la distribucin del tiempo y paga de los

    jornales, y solicit al gobierno limitarlo hasta las 12 hrs. del da sbado19. Y lassociedades obreras de Valparaso reunidas en la manifestacin de celebracin del DaInternacional de los Trabajadores en 1906, hicieron llegar al Presidente de la Repblicacomo conclusiones de su acto:

    1 Pedir al poder legislativo que se tome en cuenta la jornada de ocho horas de

    trabajo.2 Que el Gobierno tome las medidas del caso sobre el acaparamiento de losartculos de primera necesidad por algunas casas comerciales y

    15 Manifiesto del Directorio Jeneral del Partido Democrtico, El Progreso, Concepcin, 28 de mayo de1905.16 Reunin de presidentes,El Mercurio, Valparaso, 13 de agosto de 1902.17 Patrones y obreros ante la delegacin fiscal de salitreras, El Mercurio, Valparaso, 17 de abril de1904.18 El meeting de ayer,El Mercurio, Valparaso, 27 de junio de 1904.19 La Convencin Obrera de Talca. Los acuerdos adoptados,El Mercurio, 26 de septiembre de 1904.

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    3 Que el da 1 de Mayo es declarado da festivo por todos los trabajadores deChile20.

    El Partido Democrtico era el motor de este movimiento ascendente. De susinstancias dirigentes emanaban las proposiciones ms completas y coherentes, al mismotiempo que su red nacional de agrupaciones difunda las nuevas consignas y ayudaba a

    organizar las demandas populares en pro de leyes de proteccin social.Sistematizandoexperiencias y proposiciones, el Directorio General del partido elegido en laConvencin de Temuco (1905) dirigi un Manifiesto exponiendo su programa dereformas. Lugar destacado ocupaba la legislacin social, precisando que era un deber delos representantes que eligiera el partido en las prximas elecciones impulsar el voto deleyes que consultaran las siguientes ideas:

    Reposo de un da por semana, o prohibicin a los patrones de hacer trabajarms de seis das sobre siete.Limitacin de la jornada de trabajo a ocho horas diarias.Prohibicin de hacer trabajar a los nios de menos de catorce aos.Sistema de media jornada para los adolescentes y combinacin del trabajo con la

    educacin de los mismos.Prohibicin del trabajo de noche para las mujeres, los nios y los adolescentes.Legislacin protectora del trabajo a domicilio.Prohibicin del pago en mercaderas; abolicin de las pulperas y almacenes delos patrones.Libertad de comercio en las faenas.Fijacin de un salario mnimo.Pago de salarios en moneda efectiva.Prohibicin a los patrones de reducir el salario por aplicacin de multas o porotros medios.Supervigilancia de los talleres, fbricas, minas, canteras, construcciones,servicios pblicos, almacenes, etc., etc., respecto a las condiciones del trabajo, lahigiene y la seguridad de los obreros.Cajas de ahorro y habitaciones para obreros.Reglamentacin de los trabajos en las prisiones, de modo que el salario no seainferior al de los obreros asociados.Reposo legal de la mujer seis semanas antes y seis semanas despus delalumbramiento.Precedencia del matrimonio civil al matrimonio religioso.Ley sobre accidentes del trabajo.Organizacin por el Estado de un sistema de seguro social que comprenda a latotalidad de los trabajadores en la industria, el comercio, la agricultura, contralos riesgos de enfermedad, accidentes, invalidez, ancianidad y carencia de

    trabajo.Constitucin de fondos de seguro, sin disminuir los salarios. En subsidio limitara la dcima parte la contribucin del obrero, debiendo el resto ser suministrado

    por el Estado o los patrones21.

    20 ARNAD, FMI, vol. 3137 (1906), Acta de los acuerdos tomados por las Sociedades de Obreros deValparaso en la manifestacin del 1 de mayo de 1906, anexa a la Nota N770 del Intendente deValparaso al Ministro del Interior, Valparaso, 2 de mayo de 1906, s.f.21 Manifiesto del Directorio Jeneral del Partido Democrtico, El Progreso, Concepcin, 28 de mayo de1905.

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    Contemporneamente a estas iniciativas y demandas que surgan desde el campopopular, la elite poltica del pas iniciaba su propia reflexin y camino hacia lalegislacin social. Acicateados por grandes tempestades sociales, en los primeros aosdel siglo los gobernantes y parlamentarios impulsaron la discusin y aprobacin de las

    primeras leyes sociales, que aunque tmidas, incompletas y casi siempre inoperantes,

    marcaron el inicio de una transicin que culminara un par de dcadas ms tarde. Desde1905 se constituyeron comisiones especiales encargadas de estudiar proyectos delegislacin social, en 1906 se aprob la ley de Habitaciones Obreras, en 1907 se cre

    por Decreto Supremo la Oficina del Trabajo, y en 1912 se form una Comisin Especialy Permanente de la Cmara de Diputados para analizar e informar los proyectos delegislacin social enviados al Congreso. Por su parte, en 1913 el Partido Democrticoelabor un Programa Econmico que consideraba la creacin de un Ministerio delTrabajo y Previsin Social, reconocimiento legal de los sindicatos y asociaciones y un

    proyecto de previsin social que inclua desocupacin, invalidez, vejez, muerte ycontrato de trabajo, entre otros aspectos22.

    EL DEBATE EN EL MOVIMIENTO POPULAR

    No obstante la creciente adhesin a la idea de la proteccin social legalmentegarantizada, las actitudes de rechazo, las aprensiones o indiferencia frente a las

    proposiciones de legislar tambin se manifestaban en el mundo de los trabajadores. Deacuerdo con sus postulados ms arraigados, la corriente anarquista haca gala de unrechazo categrico a los proyectos de legislacin social, pero no era la nica. Laoposicin tambin se manifestaba en el seno de la tendencia doctrinaria del PartidoDemocrtico. Cuando las proposiciones de la fraccin reglamentaria, especialmente desus parlamentarios, ya haban alcanzado un alto grado de desarrollo, la tendencia msradical de la Democracia segua expresando de manera desperdigada sus reparos oreticencias. En realidad no se trataba de una oposicin frontal como la de los cratas- ala idea de legislar a favor del pueblo bajo las condiciones de la dominacin burguesa,

    pero el planteamiento maximalista segn el cual los explotados slo deban confiar ensu lucha econmica y poltica a fin de arrancar concesiones a la clase dominante volvaa aparecer persistentemente en su prensa. As, en julio de 1906,La Reforma, public unartculo firmado por Sara Cdiz, planteando a propsito de la situacin de la mujer que:

    Es intil esperar que leyes dictadas en el futuro vengan a mejorar su condicin;sera tan absurdo como si pretendisemos llegar a la igualdad social en laconfianza que los privilegiados se desprendieran de motu propio de sus

    prerrogativas en beneficio de los desposedos.Pedir leyes que impidan el abuso, es tiempo estrilmente perdido; esperar que

    los capitalistas, por humanidad, retribuyan mejor el trabajo de la mujer, que seanms suaves en su trato para con ellas y que disminuyan las horas de trabajo, estiempo que se pierde sin provecho para la colectividad.[...]

    22 James O. Morris,Las elites, los intelectuales y el consenso. Estudio de la cuestin social y del sistemade relaciones industriales en Chile, Santiago, Editorial del Pacfico, 1967, pgs. 138 y 139.

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    La emancipacin de la mujer debe ser obra de ella misma; no se debe esperarque salgan redentores de arriba que dicten leyes, ni esperar de las bondades delos explotadores que disfrutan del trabajo de la mujer23.

    Pero muy poco tiempo despus, en septiembre del mismo ao, en otro artculodel citado peridico, esta vez dedicado a la condicin de los nios de las clases

    populares, se insinuaba una posicin favorable a una legislacin protectora de los hijosde la clase trabajadora. Aunque no se trataba de una postura clara, el tono empleadodejaba entrever ms que un matiz de diferencia con el planteamiento anterior:

    En nuestro pas carecen los nios como las mujeres y los adultos, de unalegislacin que salvaguarde sus existencias continuamente amenazadas por lacodicia de los patrones y la desidia de nuestras autoridades. [...].An no tenemos una legislacin que armonice los derechos y obligaciones delnio, que salvaguarde sus intereses continuamente pisoteados por los llamados

    patrones, que tienen la cobarda de abusar de la necesidad o ignorancia de losinfantes, llevados slo por la codicia del oro, pues saben que un obrero de siete uocho aos les costar una sexta parte del salario de un adulto [...]24.

    Y en junio de 1907, durante la huelga general ferroviaria que en la capitalarrastr a muchos gremios paralizando casi por completo la ciudad, el mismo rgano dela tendencia demcrata doctrinaria se pronunciaba a favor de la constitucin de unTribunal Arbitral encargado de zanjar las diferencias entre el capital y el trabajo y decomenzar a estudiar a fondo la cuestin social y establecer la legislacin obrera25.

    El estado de indefensin en el que se encontraban los obreros y la precariedad desus condiciones de vida y de trabajo, abogaban en pro de una legislacin protectora yhacan que esta idea ganara partidarios en el movimiento obrero y popular. A medidaque pasaba el tiempo, los demcratas, de manera cada vez ms homognea, secolocaban a la vanguardia del movimiento que exiga del Estado leyes que garantizaranel descanso dominical, limitaran las jornadas laborales y cubrieran los gastos generados

    por los accidentes del trabajo. Los demcratas polemizaron con los representantes de laclase patronal que desde el parlamento, la prensa y sus organizaciones gremiales seoponan, obstruan, condicionaban o dilataban el advenimiento de la legislacin social.

    El Pueblo Obrero, rgano de la agrupacin iquiquea del Partido Democrtico,conocedor de la dura realidad laboral imperante en la pampa, haca or su voz con

    particular fuerza en 1907. Al denunciar los numerosos accidentes del trabajo que seproducan por descuido de los industriales, falta de seguridad de las maquinarias,imprevisin de colocar a individuos inexpertos o de fuerzas insuficientes en laborescomplicadas o arriesgadas, este peridico deca que los legisladores se encogan dehombros o entregaban argumentos falaces para encubrir la realidad:

    Se ha querido argir por los sofistas de la clase adinerada que el Cdigo Civilcontempla los accidentes del trabajo, y se citan casos en que la autoridad judicialha mandado indemnizar a las vctimas con alguna suma de dinero.La argucia podra pasar ante las personas que no conocen nuestro sistema

    judicial y especialmente la elasticidad de esa ley, que se adapta siempre a quien

    23 Organizacin femenina. I,La Reforma, Santiago, 6 de julio de 1906.24 Obreros prematuros,La Reforma, Santiago, 23 de septiembre de 1906.25 La huelga ferroviaria,La Reforma, Santiago, 8 de junio de 1907.

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    maneja mejor sus hilos o a quien cuenta con mayores influencias ante laautoridad.De qu sirve el hecho de haber indemnizado a algunos, despus de dos aos detramitaciones, cuando la inmensa mayora, la totalidad ms bien dicho, no tienenni un mendrugo que llevar a sus labios y, por tanto, no pueden disponer deldinero suficiente para ocurrir [sic] ante los tribunales?

    Lo que el pueblo, lo que el trabajador necesita en esta emergencia son leyesseguras, rpidas, expeditas, sencillas y que no demanden ninguna clase de gastosa quienes hayan de ejercitar su derecho26.

    Los redactores de El Pueblo Obrero opinaban que la legislacin existente enmateria social era escasa, dispersa y restringida, apenas referida a higiene y salubridadde los establecimientos industriales (atribucin de las municipalidades que no haba sidoaplicada cabalmente), adems de algunos proyectos de ley, como el propuesto en 1904

    por la Comisin Consultiva del Norte que, entre otros puntos, consagraba en formaamplia la libertad de contrato de trabajo, la forma de pago de los salarios y limitaba las

    jornadas laborales, pero que no haban prosperado. Todas esas disposiciones yproposiciones eran slo antecedentes valiosos, pero haba que continuar avanzando.

    Corresponda a los poderes pblicos dictar las providencias que deban ser materia deley, y a las municipalidades implementar las ordenanzas y reglamentos que su estatutoorgnico les autorizaba en las reas de higiene y seguridad del trabajo27.

    El Pueblo Obrero sostena en 1908 que los atropellos a los trabajadores seconsumaban en total impunidad debido a la inexistencia de leyes que los protegieran,que no haban ni podan haber leyes de este tipo:

    [...] porque los legisladores se tomaron el templo de las leyes, as como lospropietarios se repartieron el territorio como botn de bandoleros, y como nunca elpueblo ha tenido representantes genuinos, no hay ninguna ley a su favor, ningunaley igualitaria, porque todas estn mostrando de manifiesto que todo lo que existeest plagado de maldad, de usura, de avaricia, de corrupcin y de audacia28.

    Para los demcratas, la legislacin social obrera era ms necesaria en las nacionessudamericanas que en la propia Europa, a condicin de que estas leyes no fueran unnuevo medio o emboscada para tiranizar al pueblo, sino una gran obra de reformasocial apoyada en los principios de la democracia republicana29. La prensa demcratase preocupaba de difundir los sistemas de seguridad social en caso de accidentes deltrabajo o enfermedades profesionales vigentes en pases como Alemania, Inglaterra ySuiza30, y de anunciar, apoyar y alabar con entusiasmo la labor legislativa de los

    parlamentarios del partido, como por ejemplo, los proyectos de ley del diputadoLindorfo Alarcn, representante por Antofagasta, relativos a la constitucin legal detribunales de arbitraje entre patrones y obreros y al cierre de los cachuchos, libre

    comercio y supresin de las fichas en las oficinas salitreras

    31

    . Durante los perodos pre-

    26 Legislacin Obrera. Accidentes del trabajo,El Pueblo Obrero, Iquique, 10 de agosto de 1907.27 Proteccin al trabajo,El Pueblo Obrero, Iquique, 31 de agosto de 1907.28 Igualda [sic] y justicia,El Pueblo Obrero, Iquique, 9 de junio de 1908.29 Lejislacin obrera,El Pueblo Obrero, Iquique, 27 de mayo de 1909.30 Vase, a modo de ejemplo, Lejislacin obrera. Las enfermedades profesionales. Su reparacin enAlemania, en Inglaterra y en Suiza,El Pueblo Obrero, Iquique, 29 de mayo y 1 de junio de 1909.31 Lejislacin obrera. La labor demcrata,El Pueblo Obrero, Iquique, 23 de julio de 1909; Lejislacinobrera, El Pueblo Obrero, Iquique, 28 de agosto de 1909; La necesidad de la lejislacin obrera, El

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    electorales la bandera de la legislacin social ocupaba un destacadsimo lugar en lascampaas de los candidatos demcratas al Congreso Nacional. En el manifiesto dado aconocer a fines de noviembre de 1908, Angel Guarello, candidato a senador porValparaso del Partido Democrtico recientemente reunificado, sostena que lalegislacin sobre el trabajo, amparando al asalariado, proletario o empleado, y

    protegindolo, ofrece vasto campo a la accin del Congreso, y propona como medidas

    de su programa: prohibicin del trabajo a los menores de 15 aos; reglamentacin deltrabajo de las mujeres; fijacin de un mnimun de salarios; limitacin legal de la jornadalaboral; descanso dominical obligatorio; igualdad de los salarios; seguro obligatorio delobrero para los casos de accidentes en el trabajo, enfermedad o vejez; responsabilidad

    patronal en los accidentes laborales, adems del arbitraje obligatorio como medionico y razonable para llevar la oliva de la paz en los conflictos entre el capital y eltrabajo32.

    De manera ms general, puede apreciarse que desde la vspera del Centenario dela Independencia de Chile, el apoyo de la corriente demcrata y del mutualismo a los

    proyectos de legislacin social era irrestricto. Onofre Avendao, militante demcrata ypresidente del Congreso Social Obrero, organismo que nucleaba a las mutuales de todoel pas, entrevistado porEl Mercurio de Valparaso en 1910 a propsito de la cesanta

    que exista en diversas regiones, sostena que los intendentes deberan dar a conocer alos trabajadores las informaciones sobre salarios y costo de la vida que obtuvieran de laOficina del Trabajo. Pero para ello era necesario revertir la negativa del Parlamento aentregarle ms recursos a ese organismo creado en 1907, dotndolo de ms personalespecializado. De ese modo -sostena Avendao- los trabajadores podran disponer dedatos exactos sobre el trabajo y las condiciones de vida en cada regin o provincia33.

    La fraccin demcrata socialista que en 1912 dara origen al Partido ObreroSocialista comparta plenamente la adhesin de sus correligionarios reglamentarios

    por la legislacin social y la intervencin del Estado en materias econmicas y sociales.En vsperas de la ruptura que llevara a los demcratas de tendencia socialistatarapaqueos a crear tienda aparte, su rgano, El Despertar de los Trabajadores,

    proclamaba en abril de 1912 como parte de la lucha por transformar la sociedadcapitalista en sociedad colectiva comn, la obtencin de la legislacin obrera, elsalario mnimo, la jornada mxima, la municipalizacin de los servicios, y la creacinde oficinas del trabajo, entre otros puntos. Los militantes que se aprestaban a dar vida alPartido Obrero Socialista bajo la conduccin de Luis Emilio Recabarren reivindicabanla intervencin del Estado en los conflictos laborales y el papel de la Oficina delTrabajo como elemento destinado a humanizar las luchas sociales, conocer lascondiciones laborales, fiscalizar los salarios reales y ayudar a los parlamentariosmediante sus estudios a legislar con conocimiento de causa. La gran diferencia de los

    precursores del Partido Obrero Socialista con el planteamiento de los agentes del Estadoy de otras corrientes polticas resida en su adhesin a un modelo de Oficina del Trabajocontrolada por los propios trabajadores. Pero la idea misma de la legislacin social y de

    la intervencin estatal era sostenida con fuerza por la corriente socialista

    34

    .Tan slo la tendencia anarquista pareca rechazar tajantemente las leyes socialespuesto que, segn sus anlisis, el dictado de normas legales en la sociedad capitalista no

    Pueblo Obrero, Iquique, 31 de agosto de 1909; Sobre el bienestar obrero. Ley que debe dictarse y leyque debe suprimirse,El Pueblo Obrero, Iquique, 6 de noviembre de 1909.32 La eleccin senatorial. Imponente desfile en honor al seor Guarello,El Mercurio, Valparaso, 25 deseptiembre de 1908.33 El problema obrero,El Mercurio, Valparaso, 20 de marzo de 1910.34 La conferencia del sbado. Incapacidad del orador para tratar la cuestin social,El Despertar de losTrabajadores, Iquique, 2 de abril de 1912.

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    corregira las injusticias estructurales del sistema. Polemizando con los partidarios delestablecimiento de la legislacin social, un columnista del peridico crataLa Ajitacin,que utilizaba el sugerente seudnimo de Senza Patria (Sin Patria), sostena en 1905:

    Pues con ley del trabajo o sin ella, los obreros franceses duermen en los puentesy mueren de hambre y de fro en invierno. Con ley del trabajo o sin ella, la

    miseria ms negra pesa sobre dos millones de infelices en la sola capital deInglaterra. Con ley o sin ella, en todas partes predominan el latrocinio y lainjusticia, a que contribuye el Estado echando su espada en un platillo de la

    balanza: en el del Capital.[...]A sabiendas de estampar una perogrullada, afirmamos que mientras haya quienconsuma sin producir, el problema quedar en pie, por ms que intervengantodos los Estados del mundo.En otros trminos: mientras haya ladrones (los capitalistas), habr robados (losobreros).Por otra parte, y ponindonos en el mejor de los casos, supongamos que est envigencia la ley, y que diga ms o menos: Los patrones son obligados a dar su

    jornal ntegro a todo obrero que se inutilice para el trabajo dentro de una fbrica,taller o mina.Desde que los capitalistas cuenten con este nuevo gravamen en el costo de la

    produccin encarecern el precio de las cosas producidas, de que el obreromismo, es el consumidor ms numeroso; de tal manera que siendo el asalariado

    productor y consumidor a la vez, es l en definitiva quien pagar, como siempre,el mayor precio de los objetos. Ms claro: los obreros sern los que se paguen as mismos los accidentes del trabajo, porque los patrones nada producen, si no esla miseria entre los trabajadores35.

    Los anarcos afirmaban con gran conviccin que no haba solucin a losproblemas sociales dentro del capitalismo. Slo una reforma social radical resolvera lacuestin. Dicho en su propio lenguaje: dentro de una asociacin en que no hayaladrones ni robados, en el Comunismo-Anrquico, esto es, una sociedad regida por ellema D cada uno segn sus fuerzas, y consuma segn sus necesidades36. Lalegislacin social era un engao, una hipocresa de los bien hallados en el sistema

    presente37. Ms an, la idea misma de la existencia de leyes de cualquier tipo erarechazada como contraria a la libertad del ser humano:

    Quien dice ley, dice limitacin, dice falta de libertad. Eso es axiomtico.Los que fan a las reformas de las leyes el mejoramiento de la vida y pretenden

    por ese medio un aumento de la libertad, carecen de lgica o mienten lo que nocreen.

    Porque una ley nueva destruye una ley vieja, unos lmites viejos, pero crea otrosnuevos. Y as las leyes son siempre trabas al libre desenvolvimiento de lasactividades, de las ideas y de los sentimientos humanos.

    35 La lejislacin sobre el trabajo,La Ajitacin, Santiago, 17 de mayo de 1905. Cursivas en el original.36Ibid. Cursivas en el original.37Ibidem.

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    Es, por tanto, un error tan generalizado como se quiera, pero error al fin, lacreencia de que la ley es la garanta de la libertad; no, es y ser siempre sulimitacin, que es como decir su negacin38.

    Por lo dems, si en otros pases el Estado haba promulgado leyes protectoraspara los sectores populares o si se haban obtenido algunas pequeas mejoras, se deba

    nicamente a la lucha del proletariado a travs de los sindicatos mediante huelgas yotros medios enrgicos. Y en Chile, opinaban los anarcos:

    Las huelgas, los meetings, las asonadas y una constante propagandarevolucionaria han hecho ms labor que la accin de unos cuantos diputadosdemcratas39.

    Las reformas o mejoras inmediatas se conseguiran nicamente mediante laasociacin de los trabajadores y su lucha a travs de los medios de la accin directa40.

    La corriente libertaria, por sus postulados ms arraigados, se colocaba fuera dela lucha por la legislacin social41.

    ESPERANZAS Y FRUSTRACIONES:LA TARDANZA E INOPERANCIA DE LAS PRIMERAS LEYES SOCIALES

    La demanda popular de leyes protectoras para los desposedos aumentprogresivamente en torno al Centenario. A comienzos de enero de 1908, poco despusde la masacre de la Escuela Santa Mara de Iquique, el Congreso Social Obrero reunidoen Santiago, present un Memorial al Presidente de la Repblica exigiendo juicio ycastigo para los responsables de la represin, adems de una serie de reivindicacioneseconmicas. Entre los puntos del petitorio figuraba, aun cuando sin mayor fundamento,la reivindicacin de la promulgacin de una legislacin obrera42. Ese mismo verano,La

    Reforma, rgano central de la fraccin doctrinaria del Partido Democrtico, atribuyhechos como los de la matanza iquiquea a la inexistencia de leyes que fijaran con

    precisin y claridad las obligaciones de patrones y operarios, y reclam leyes justas,sabias, no viles ametralladoras43. Durante la celebracin de su 7 Convencin Obreraen septiembre de 1910, el Congreso Social Obrero estudi el tema de la legislacinsocial a travs de una comisin ad-hoc destinada a presentar un proyecto de ley sobre lamateria, que una vez aprobado por la asamblea general sera sometido a laconsideracin del Congreso Nacional por uno de los diputados obreros44. Con motivo dela Fiesta del Trabajo de 1911 las sociedades obreras de Santiago y el PartidoDemocrtico dirigieron un Memorial al Presidente de la Repblica, Ramn Barros

    38 Inutilidad de las leyes,El Productor, N1, Santiago, marzo de 1912.39 El Estado y la clase trabajadora,El Productor, N13, enero de 1912 [en realidad se trata de enero de1913].40Ibid.41 Lo mismo ocurri en otros pases. Los anarquistas argentinos, por ejemplo, sostuvieron posiciones muysimilares a los chilenos. Vase el esclarecedor anlisis de Juan Suriano, La oposicin anarquista a laintervencin estatal en las relaciones laborales, en Juan Suriano (compilador), La cuestin social en

    Argentina 1870-1943, Buenos Aires, Editorial La Colmena, 2000, pgs. 89-110.42 Cuestiones obreras,El Mercurio, Valparaso, 18 de enero de 1908.43 En vez de ametralladoras, leyes,La Reforma, Santiago, 11 de febrero de 1908.44 Onofre Avendao, Las sociedades obreras en Santiago en 1910,El Mercurio, Valparaso, 1 de enerode 1911.

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    Luco, solicitndole que utilizara su influencia para obtener de las cmaras legislativas ladiscusin y el despacho de leyes de instruccin gratuita y obligatoria, jornada laboral de8 horas, habitaciones higinicas y baratas, accidentes del trabajo y seguro obrero.Legislar -decan los peticionistas- sobre la forma de efectuar el trabajo, las relacionesentre el patrn y el operario es una cosa que ya nadie discute", agregando que:

    Tratar de armonizar los intereses de las clases trabajadoras con los de loscapitalistas es tratar de evitar futuros conflictos que no acarrean para la nacinsino perjuicios45.

    Legislando de esa manera, sostenan los dirigentes populares, se haranhombres libres, trabajadores, morales y honrados46. Una informacin periodsticacuenta que el Jefe de Estado les asegur que se preocupara de los problemas sealadosen el Memorial y enviara al Parlamento en el prximo perodo legislativo varios

    proyectos de ley tendientes a mejorar la condicin de las clases trabajadoras, retirndosesatisfechos los solicitantes por la promesa presidencial47.

    Aparte los ejemplos ya mencionados de pronunciamientos a favor de lalegislacin social, durante esos aos pueden citarse: el petitorio dirigido al Congreso por

    la Sociedad de Artesanos La Unin de Santiago en julio de 1913 para obtener, entreotros puntos, la sancin de los proyectos de ley de accidentes del trabajo, de salubridade higiene de los talleres, de trabajo femenino e infantil, adems de la reforma de ley dealcoholes48; el memorial elevado al Senado por las sociedades de obreros de Temuco encomicio pblico del 1 de mayo de 1914 pidiendo el despacho de los proyectos relativosa los accidentes del trabajo y a la construccin de habitaciones para obreros49; y lasolicitud al Presidente de la Repblica elevada en el meetingrealizado ese mismo Dadel Trabajo en Valparaso por la Federacin Obrera Regional de Chile (FORCH) (detendencia socializante y anarquista), y la Gran Federacin Obrera de Chile, que incluael pronto despacho de leyes que fijaran la jornada laboral de ocho horas,indemnizaciones por accidentes del trabajo, de reglamentacin del trabajo femenino einfantil y de reforma de la ley de descanso dominical50.

    A comienzos de la segunda dcada del nuevo siglo la aspiracin popular deproteccin social en los casos de accidentes del trabajo fue extendindose rpidamente,siendo la reivindicacin de legislacin social que concitaba mayor adhesin en todo el

    pas. Desde las salitreras tarapaqueas en el Norte Grande hasta los gremios agrupadosen la Federacin Obrera de Magallanes se elevaron voces clamando amparo frente a losriesgos de las actividades laborales. La opinin pblica fue sensibilizndosegradualmente gracias a la agitacin desarrollada por las organizaciones obreras ytambin por los pronunciamientos de personajes y prensa de la elite dirigente a favor de

    45 ARNAD, FMI, vol. 3836 (Providencias 1911), Memorial de peticiones que las sociedades obreras deSantiago le dirijen a S.E. el Presidente de la Repblica de Chile con motivo de la Fiesta del Trabajo,Santiago, 1 de mayo de 1911, s.f.46Ibid.47 La fiesta del trabajo,El Mercurio, Santiago, 2 de mayo de 1911. En este artculo se precisa que entrelos participantes al meetingse encontraban los gremios de panaderos, curtidores, zapateros, talabarteros,la Federacin de Ferrocarrileros, la Sociedad en Resistencia de Costureras, el Partido Democrtico y laEscuela Socialista, expresin de una de las tendencias ms radicales al interior de ese partido.48Cmara de Diputados, Boletn de las Sesiones Ordinarias en 1913, Santiago, Imprenta Nacional, 1913,Sesin 40 Ordinaria en 25 de julio de 1913, pgs. 946-949.49 Cmara de Senadores, Sesiones Estraordinarias de 1913, Documentos Parlamentarios , Santiago,Imprenta Nacional, 1913, Sesin 69 Estraordinaria en 11 de mayo de 1914, pg. 819.50 Jorge Barra Sern, Los movimientos sociales de Chile desde 1910 hasta 1926, Santiago, EditorialUniversitaria, pg. 220.

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    una legislacin protectora. Los accidentes en los cachuchos de las oficinas salitreras, enla gran minera del cobre y en los ferrocarriles ocuparon abundantes pginas de la

    prensa nacional.La demanda interpuesta en 1910 por un operario de la Empresa de Ferrocarriles

    del Estado para cobrar una indemnizacin por la prdida de un brazo durante el trabajosirvi para mostrar la creciente preocupacin por este tema. La empresa aleg que el

    accidente se haba producido debido a la imprudencia del obrero y que por no tratarsede una persona extraa a su servicio, el trabajador no tena derecho a reclamar otraindemnizacin que la indicada en la ley de polica de ferrocarriles, la cual nocontemplaba aun tratndose del caso de muerte- una indemnizacin mayor que elmonto de un ao de sueldo. Un tribunal civil orden pagar slo seis meses de salario alobrero, argumentando que como ste se hallaba cumpliendo sus obligaciones no tenaderecho para cobrar lo que un extrao habra podido percibir de acuerdo a lasdisposiciones de derecho comn en los casos de cuasidelito. La Corte de Apelacionesconfirm posteriormente la sentencia51.

    El Mercurio de Santiago hizo de la desgracia de este trabajador, nico sostn deuna familia de cinco personas, un caso emblemtico, denunciando la injusticia del

    principio sentado por los tribunales que un obrero de los Ferrocarriles del Estado, por el

    hecho de estar ms expuesto a sufrir accidentes, tena menos derecho que otra persona aser indemnizado. En menos de un ao dos fallos de los tribunales referidos a sendosaccidentes producidos en la misma empresa uno sobre la prdida de una pierna de un

    palanquero y otro respecto de la muerte de un conductor producida por un choque detrenes-, empezaron a revertir la jurisprudencia acordando elevadas indemnizaciones alas vctimas o a sus familiares y sentaron el principio de la responsabilidad patronal enlos accidentes laborales. Lo ms notable de esta evolucin -como fue subrayado por elinfluyente diario capitalino- fue que las tres sentencias -la de octubre de 1910 y las dosde julio de 1911- haban sido pronunciadas por el mismo tribunal y por el mismo juez52.Algo estaba comenzando a cambiar, pero la resistencia era an grande en los mediosempresariales y polticos de la elite. El movimiento obrero y popular continuara

    presionando en los aos posteriores para obtener esa y otras leyes sociales.Hacia 1911 y 1912 los accidentes laborales cobraron gran cantidad de vidas

    humanas en el mineral de cobre de El Teniente, explotado por la compaanorteamericana Braden Copper Co. Los ms graves el del 23 de febrero de 1911, quecost diez vidas y alrededor de veinte heridos, y el del 7 de julio de 1912, la explosinde un polvorn que ocasion la muerte de ms de cuarenta obreros- provocaron granconmocin pblica. Al da siguiente de la primera tragedia, se reunieron ms de mil

    personas en la Plaza de Rancagua en un acto de protesta contra la compaa y laautoridad regional a quien se acusaba de no haber velado por el cumplimiento de lasnormas legales de seguridad por parte de la Braden Copper Co. Los manifestantessolicitaron al Presidente de la Repblica la promulgacin de leyes que obligaran a lasempresas a asumir sus responsabilidades en casos como el recin acaecido y pidieron a

    las autoridades judiciales el pago de indemnizaciones para los familiares de lasvctimas. Una comisin del Ministerio de Industria concluy que la lnea frrea dondese haba producido el accidente presentaba serios problemas de seguridad y la justiciaordinaria de Rancagua dictamin la obligacin de la empresa de revisar y manteneradecuadamente los convoyes por donde se transportaba el mineral, deber que habadescuidado, por lo que la Braden Copper fue condenada a pagar una multa municipal,

    51 [Editorial], La responsabilidad por los accidentes del trabajo,El Mercurio, Santiago, 15 de agosto de1911.52Ibid.

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    indemnizaciones a las vctimas o sus familiares y los costos del proceso. La segundacatstrofe indujo al Ministerio de Industria y Obras Pblicas a enviar una comisininvestigadora al lugar de los hechos. El detallado informe tcnico elaborado por lacomisin sirvi para que las autoridades comenzaran a disear reglamentos y normaslegales de seguridad ms exigentes que los que existan hasta entonces en lasexplotaciones mineras. Sin embargo, a pesar de que la compaa norteamericana haba

    pagado indemnizaciones a familiares de las vctimas, los montos haban sido objeto delitigio por lo que en el Juzgado de Rancagua se ventilaban varios juicios por estacuestin53.

    Desde entonces, la demanda de cobertura en caso de accidentes laborales no dejde crecer.

    Poco despus, cuando los obreros portuarios de Valparaso fueron a la huelga ennoviembre de 1913 para defender su poder adquisitivo amenazado por la inestabilidaddel valor de la moneda nacional, el reclamo del tipo de oro para sus salarios fueacompaado de una peticin de legislacin sobre accidentes del trabajo. El movimientorecibi muestras de solidaridad desde otros puntos del pas, especialmente de lostrabajadores de Punta Arenas, que reunidos en un comicio pblico organizado por laFederacin Obrera de Magallanes expresaron su apoyo levantando las mismas

    demandas. En una comunicacin dirigida al Presidente de la Repblica pusieronespecial nfasis en una ley de accidentes del trabajo:

    Esta ley, Exmo. Seor, es una necesidad apremiante para el pueblo obrero queda a da ve caer bajo las mquinas a un pobre padre de familia dejando en laorfandad y la miseria a sus hijos que tendrn que mendigar un pedazo de pan

    para no morir de hambre. Esos cuadros de miseria, Exmo. Seor, se presentan ala vista a cada paso, y es por esto que recurrimos a V.E. para que, como Jefe dela Nacin, arbitre medios para que los obreros en el futuro tengan algunagaranta respecto de su vida al pisar las puertas de un taller y saber que si caen al

    pie de las mquinas hay una ley que obliga al patrn a atender a la manutencinde su viuda y de sus hijos54.

    Adems, los manifestantes planteaban la necesidad de reformar la ley dedescanso dominical para corregir sus vacos y deficiencias55.

    Un par de aos ms tarde, la Federacin Obrera de Magallanes encabezando unamanifestacin del Da del Trabajo, insista ante la mxima autoridad del pas en lademanda de legislacin social, ampliando la argumentacin y las peticiones anteriores:

    Una legislacin obrera, amplia y equitativa que consulte todas las necesidadesde los asalariados, es una necesidad que desde mucho tiempo viene hacindosesentir en todo el pas: Ley sobre accidentes del trabajo en que el industrialasegure la vida de sus operarios, para que ste pueda tener asegurada su

    alimentacin y la de sus hijos en caso de accidente, ley que declara legal las53 Mara Celia Baros Mansilla, Una historia social de trabajadores a comienzos de siglo: campamentominero El Establecimiento. 1905-1912, Santiago, Seminario de Tesis para optar al grado de Licenciadoen Humanidades con mencin en Historia, Universidad de Chile, 1988, pgs. 145-190. Sobre la comisininvestigadora, vase ARNAD, Archivo Oficina del Trabajo, vol. 13 (1911-1912), oficio N938, Santiago,29 de agosto de 1912, s.f.; oficio N939, Santiago, 28 de agosto de 1912, oficio s.n, Santiago, 7 denoviembre de 1912, s.f.54 ARNAD, FMI, vol. 4181 (Providencias 1913), Carta de la Federacin Obrera de Magallanes alPresidente de la Repblica, Punta Arenas, 13 de noviembre de 1913, s.f.55Ibid.

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    ocho horas de trabajo, reglamentacin de horas de trabajo para mujeres y nios,higienizacin de los talleres, el mnimun de salario y el mximun de horas detrabajo para los adultos. Una legislacin que consultare todos los puntosmencionados hara ms llevadera la azarosa vida de la familia obrera de este

    pas56.

    La va evolutiva de reformas legales era difcil de implementar porque lasdemandas cada vez ms decididas de legislacin social de los trabajadores seenfrentaban con el rechazo, silencio o vaguedad de las formulaciones patronales y desus representantes polticos57. En marzo de 1904, una de las organizacionesempresariales ms poderosas del pas, la Combinacin Salitrera que reagrupaba a los

    productores de nitrato de Tarapac y Antofagasta, en un extenso memorial dirigido alMinistro del Interior apenas haba evocado la necesidad de dictar una ley general,armonizando los derechos y deberes entre patrones y trabajadores de las diversasindustrias58. Cuando en 1907 se discuti la ley de descanso dominical hubo un

    parlamentario -el diputado Surez Mujica- que sostuvo que una ley de ese tipo no sejustificaba ya que en Chile los obreros trabajaban cuando queran sin que los capitalistasse impusieran jams a los obreros, sino al contrario:

    Comprendo, seor Presidente -deca el diputado Surez Mujica durante eldebate en la Cmara- que se dicte una ley para proteger el derecho al descansoen los pases en que el descanso est afectado, est comprometido; pero en Chileen qu forma, y dnde est comprometido este derecho? Aqu donde losobreros trabajan dos das de la semana y descansan cuatro es razonable esta leyde descanso dominical? Es posible que el poder pblico intervenga para

    proteger un derecho que, lejos de estar afectado, est abusado, si as puedoexpresarme?

    No me opongo en forma alguna a que se legisle sobre el trabajo; pero siempreque se haga en forma eficaz, til y seria. Creo que este proyecto no es necesario,ni til, ni eficaz y ni siquiera serio59.

    Oposiciones de este tipo hicieron que al promulgarse poco tiempo despus la leyde descanso dominical, sus vacos y debilidades fueran tan grandes -como subray El

    Pueblo Obrero desde Iquique- que el nuevo derecho era irrenunciable slo para lasmujeres y los menores de 16 aos, siendo puramente terico en una gran cantidad decasos:

    Con esta puerta de escape -deca el peridico demcrata- los patrones obligarna los empleados u operarios a renunciar al descanso que les corresponde, parasalvar la responsabilidad impuesta por la ley.Bastar un simple contrato que estipule esa condicin para anular por completo

    todo el texto de la ley, que se crea hara excepcin solamente de aquellos

    56 ARNAD, FMI, vol. 4456 (Providencias 1915), Carta de la Federacin Obrera de Magallanes alPresidente de la Repblica, Punta Arenas, 1 de mayo de 1915, s.f., anexa al Oficio N208 de laGobernacin de Magallanes al Ministro del Interior, Punta Arenas, 1 de mayo de 1915, s.f.57 James O Morris entrega una detallada exposicin acerca de la oposicin que generaron los proyectos delegislacin social en vastos sectores de las elites. Morris, op. cit., pgs. 149-173.58 Memorial de la Combinacin Salitrera,El Mercurio, Valparaso, 18 de marzo de 1904.59Cmara de Diputados, Boletn de las Sesiones Ordinarias en 1907, Santiago, Imprenta Nacional, 1907,Sesin 6 Ordinaria en 14 de junio de 1907, pg. 137.

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    industriales que no pueden paralizarse sin perjuicio para la industria o el interspblico.Pero como las leyes siempre se hacen al sabor de los capitalistas, que son losmismos legisladores, no se poda dejar tampoco esta ley sin ms frmula queaparentemente satisfaga las aspiraciones del pueblo y les dejara a ellos lalibertad de proceder como mejor les acomode.

    As es como se satisface al pueblo en sus campaas: evitando a toda costa cuantopueda contrariar las conveniencias o los deseos de los capitalistas.Creemos que bien pronto esa ley caer en desuso, porque los patrones tienen ensus manos el medio para burlarla60.

    Tales predicciones eran acertadas. La ley de descanso dominical tuvo efectosslo en algunas empresas o rubros de la actividad econmica. Los patrones,especialmente de casas comerciales, amparndose en la ausencia de reglamento, noaplicaron sus disposiciones de buenas a primeras. En 1908 el representante demcrataMalaquas Concha denunci el hecho en el Parlamento61, los empleados de comercio

    publicaron un comunicado en los diarios pidiendo al gobierno la pronta elaboracin deun reglamento para poner en prctica esta ley62 y el gremio de peluqueros de Santiago

    solicit al senador Matte Prez interponer su influencia para obtener el despacho de eseestatuto63.

    Pero los anhelos de los trabajadores se estrellaron durante mucho tiempo contrala mala voluntad evidente de gran parte de la clase dirigente que senta sus interesesamenazados por esta concesin al mundo popular. Puesto en la necesidad de tener quedar un curso a un reglamento de aplicacin de la ley, el Ejecutivo no encontr mejoralternativa que encargar su redaccin a la Sociedad de Fomento Fabril, la cual elaborun texto que, en el decir de Malaquas Concha, contena disposiciones completamentenegatorias y contrarias al espritu de la ley, como el descanso escalonado64.Rpidamente los trabajadores se percataron del incumplimiento de la ley y presionaron

    para que fuese respetada. Las solicitudes y protestas se sucedieron. En noviembre de1908, el diputado por uble, Sr. Barros Errzuriz, cont a sus colegas de la Cmara queun humilde empleado de peluquera le haba informado que en una reunin de dueosde peluquera se haba prcticamente adoptado el acuerdo de abrir sus establecimientostodos los das domingos, considerando que la ley no estaba vigente por falta delreglamento respectivo65. El mismo parlamentario transmiti la peticin de dictado delreglamento pendiente formulada por la Sociedad de Empleados de Comercio de Chilln,una de las iniciadoras del movimiento en pro del descanso dominical66.

    En 1912 poco o nada haba cambiado; entonces los trabajadores volvieron a lacarga, esta vez a travs de la voz del diputado demcrata Zenn Torrealba, quiendenunci que la disposicin de la ley que estableca que existiendo contratos entre los

    60 El descanso dominical,El Pueblo Obrero, Iquique, 28 de septiembre de 1907.61Cmara de Diputados, Boletn de las Sesiones Ordinarias en 1908, Santiago, Imprenta Nacional, 1908,Sesin 8 Ordinaria en 25 de junio de 1908, pg. 240.62Cmara de Diputados, Boletn de las Sesiones Ordinarias en 1908, op. cit., Sesin 18 Ordinaria en 10de julio de 1908, pg. 513.63Cmara de Senadores, Boletn de las Sesiones Estraordinarias en 1908, Santiago, Imprenta Nacional,1908, Sesin 10 Estraordinaria en 2 de noviembre de 1908, pg. 292.64Cmara de Diputados, Boletn de las Sesiones Ordinarias en 1908, op. cit., Sesin 18 Ordinaria en 10de julio de 1908, pg. 512.65 Cmara de Diputados, Boletn de las Sesiones Estraordinarias en 1908-09, Santiago, ImprentaNacional, 1909, Sesin 8 Estraordinaria en 6 de noviembre de 1908, pg. 277.66Ibid.

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    empleados y los patrones, al tratarse de negocios que por su naturaleza no podanparalizarse los domingos y festivos serva -especialmente en Santiago- para relajar yviolar completamente la ley del descanso dominical67. La misma denuncia incluso msdetallada- fue ratificada hacia fines de 1913 por el diputado Pablo Ramrez, autor de un

    proyecto alternativo de reposo dominical. Uno de los artificios patronales para burlar laley existente consista, segn este congresal, en refugiarse en la disposicin que

    conceda el reposo del da domingo slo a aquellos trabajadores que hubiesen laboradotodos los das hbiles de la semana, cuestin muy difcil de averiguar por la polica y lajusticia. Por otra parte, la facultad otorgada por la ley para que trabajadores yempleadores fijaran mediante un convenio privado otro da de descanso que no fuera eldomingo, imposibilitaba la pesquisa de las contravenciones. Por ltimo y esta era unade las estratagemas ms recurrentes-, amparndose en ciertas aspectos de la misma ley,muchos patrones argan necesidades de la empresa para saltarse el cumplimiento delferiado legal:

    As, en las fbricas puede obligarse la asistencia de los obreros el da domingo,para limpiar las mquinas, en vez de hacerlo en la tarde del sbado o en lamaana del lunes, para no perturbar en estos ltimos das la marcha de los

    trabajos.Muchos dueos de lecheras, panaderas, negocios de abastos, menestras ycomestibles en general, usurpan a sus empleados el descanso del domingo,alegando que se trata de negocios cuya clausura perjudica al pblico o a ellosmismos, entre otras razones, por la posible descomposicin de los artculos enventa.En muchas tiendas y almacenes de abarrotes, los patrones ordenan que susempleados limpien los das domingos las estanteras, adornen las vidrieras yarreglen las bodegas, a fin de no perjudicar las ventas en el resto de la semana.Estos mismos patrones eligen el da festivo para realizar sus inventarios, trabajoque con un poco de ms sacrificio, podran efectuar en los das ordinarios68.

    La ineficiencia de la ley movi a los parlamentarios a aprobar en 1917 un nuevotexto destinado a garantizar el reposo dominical69. Sin embargo, su incumplimientocontinu siendo denunciado por los medios de prensa del movimiento popular. A finesde 1918, El Proletario, rgano del Partido Democrtico en Tocopilla, hacindose ecode las quejas formuladas por obreros del establecimiento Chile Exploration (NuevaObra), denunciaba la inobservancia de la ley de descanso dominical 70 y a mediados de1919, en un artculo consagrado a la situacin de las mujeres del pueblo, desde lascolumnas del peridico santiaguino La Democracia se expresaba cun terico habasido el derecho a reposo establecido por el legislador:

    En los grandes talleres del centro, de modas, especialmente, y algunas casas

    comerciales, las obreras y empleadas trabajan desde las ocho de la maana hastalas diez de la noche. Y el da sbado, hasta ms tarde an. A veces, por la

    67 Cmara de Diputados, Boletn de las Sesiones Estraordinarias en 1911-12, Santiago, ImprentaNacional, 1912, Sesin 75 Estraordinaria en 10 de enero de 1912, pg. 1824.68 Cmara de Diputados, Boletn de las Sesiones Estraordinarias en 1913-1914, Santiago, ImprentaNacional, 1914, Sesin 7 Estraordinaria en 5 de noviembre de 1913, pg. 131.69 Descanso dominical, El Mercurio, Santiago, 2 de noviembre de 1917; La nueva ley de descansodominical, El Mercurio, Santiago, 26 de noviembre de 1917; Descanso dominical. Su reglamento,El

    Mercurio, Santiago, 17 de enero de 1918.70 Violacin de una ley,El Proletario, Tocopilla, 22 de diciembre de 1918.

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    desenfrenada ambicin de sus patrones, suelen trabajar durante todo el dadomingo. Esto ocurre invariablemente a principios del mes de septiembre, porlos apuros de las fiestas dieciochanas.Hasta cundo toleran los legisladores que con tanta impudicia se explote eltrabajo de la mujer? Qu se burle la ley del descanso dominical?71.

    En una fecha mucho ms tarda hacia fines de 1923- la Sociedad de Empleadosde Farmacia de Santiago denunciaba en una nota enviada al primer alcalde de laMunicipalidad el incumplimiento de esa ley en las boticas de la capital, subrayandocomo agravante las largusimas jornadas de trabajo de 12 y hasta 14 horas a que estabansometidos los dependientes del rubro72.

    Algo parecido ocurra con la llamada ley de la silla, que obligaba a lospropietarios de establecimientos comerciales a colocar sillas para el uso de susdependientes. Varios aos despus de su promulgacin, la ley segua siendo un texto

    puramente terico en innumerables casos. Segn lo expuesto a comienzos de 1918 porun redactor del peridico demcrata valdiviano Los Debates, dicha ley que pretenda

    beneficiar a empleados de tiendas y almacenes que a menudo realizaban jornadas detrabajo de 12 y hasta 14 horas, era violada asiduamente por los dueos de negocios so

    pretexto que la silla ensea a flojo al empleado y que era mejor para la actividadcomercial que los dependientes permanecieran las 12 horas de pie73. La misma suertecorran otras leyes sociales, como la que estableca las condiciones en las que se debadesarrollar el trabajo infantil en fbricas, talleres, comercio y otras empresas, cuyasdisposiciones eran sistemticamente burladas mediante distintas triquiuelas, segn lorevel detalladamenteEl Mercurio de Santiago en abril de 191774.

    Los cotidianos abusos patronales, el luctuoso ciclo de masacres de los aos1903-1907 y la inoperancia de las tmidas leyes sociales, dejaban poco espacio para lasilusiones en el movimiento popular, incluso entre los ms fervorosos partidarios de estetipo de legislacin. En realidad, los dirigentes obreros no creyeron de buenas a primerasque el voto de las leyes dara inicio a una era de justicia y armona social. Muchas veceshaban sido engaados y saban que los textos legales solan ser letra muerta si noexista un poder fiscalizador que velara por su acatamiento. As, ya a comienzos de1908, cuando se discuta en la Cmara de Diputados un detallado proyecto de ley quereglamentaba el trabajo femenino e infantil, El Pueblo Obrero se preguntaba conescepticismo si en caso de ser aprobado en su totalidad, seran aplicadas susdisposiciones. La respuesta del redactor iquiqueo a su propia pregunta no dejaba dudasacerca de la falta de esperanzas en el cumplimiento que la burguesa dara a leyes quelimitaban su poder y sus ganancias:

    Aqu en Chile, donde se violan las leyes, se atropellan todos los derechos ygarantas y se hace caso omiso de la voluntad del pueblo. Es posible queveamos cumplirse estrictamente una ley que favorece a las clases obreras y las

    libra en parte de la explotacin descarada del capital?Los industriales, los dueos de fbricas, de talleres, los hacendados, muchos delos cuales son diputados y senadores en el Parlamento de la Repblica

    71 Problemas sociales. La mujer humilde,La Democracia, Santiago, 5 de julio de 1919.72 Ley de descanso dominical,El Mercurio, Santiago, 10 de noviembre de 1923.73 Farmacpola, La lei de la silla,Los Debates, Valdivia, 5 de enero de 1918. Vase tambin el artculode idntico ttulo firmado con el seudnimo de Nern, publicado en la edicin del 19 de enero delmismo peridico.74 No se cumplen nuestras leyes sociales,El Mercurio, Santiago, 7 de abril de 1917.

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    respetarn esa legislacin obrera, una vez que el proyecto que se discute lleguea ser ley de la Repblica?Qu inters puede tener el gobernante y el capitalista, en hacer cumplirdisposiciones o leyes que los privan, en parte, de satisfacer sus ansias de lucro yambicin?[...]

    La ley se promulgar, pero no producir los resultados aparentes que se esperan.Nadie se tomar el trabajo de hacer cumplir esa legislacin, porque ha sidohecha para el pueblo y en su beneficio75.

    El pueblo no poda esperar nada de nadie, slo deba confiar en su propiaorganizacin y honradez; nicamente cuando los legisladores salieran de sus mismasfilas podra aspirar a una era de felicidad y bienestar76. Ms an, las nuevas leyes podanconstituir una trampa ya que ellas contemplaran los ms severos castigos contra losque alzaran su voz para reclamar sus derechos:

    Se nos va a decir entonces: ustedes tienen ya esta garanta y no podrn pasar deah, si hablan, si reclaman, si llevan otra exigencia, si van a molestar al patrn

    les abocaremos las ametralladoras y caones.[...]Para luchar con ventajas ante este movimiento criminal que se alza, nosotros notenemos por el momento otro medio que la Unin. Preconicemos la Unin comoel medio nico, como la salvacin de las clases trabajadoras; alcemos este

    principio para todos los actos de nuestra vida, antes que se haga tarde, antes quelleguen las leyes de la tirana, antes que se amordace nuestra prensa, antes que sedestruyan nuestras escasas libertades, antes que el rifle y el sable vengan adecidir de la suerte y la vida de los trabajadores77.

    Un razonamiento similar expresaba Jos H. Moraga en Antofagasta a travs delas columnas de El Trabajo, perteneciente al Gremio de Pampinos, Mineros y ramosafines, al decir que los capitalistas en el gobierno no podan legislar a favor del obreroya que lo que hicieran en ese sentido chocara directamente con sus ambiciones de lucroy predominio78.

    Los temores de los demcratas y de diversos dirigentes del movimiento obrerose vieron confirmados poco despus, al iniciarse la discusin parlamentaria de un

    proyecto de ley destinado a reglamentar las huelgas, catalogado porEl Pueblo Obrero yotros peridicos populares como un nuevo atentado contra la libertad79. La iniciativatomada por el gobierno del presidente Montt en 1908 pocos meses despus de lamasacre de la Escuela Santa Mara de Iquique, pretenda poner una camisa de fuerza almovimiento obrero que amenazaba, segn la percepcin de la elite dirigente, el ordensocial. Si bien el derecho a huelga era reconocido, severas disposiciones penalizaban las

    conductas violentas, la coaccin o la libertad de trabajo de terceros. El proyecto delEjecutivo exclua el derecho a huelga cuando sta afectara el trfico de ferrocarriles uotras empresas de transporte martimo o fluvial o dejase sin aprovisionamiento de

    75 Proyecto de ley para reglamentar el trabajo de las mujeres y de los nios, El Pueblo Obrero, Iquique,11 de febrero de 1908.76Ibid.77 L. Alarcn H., En presencia del crimen. El deber de los trabajadores, El Trabajo, Antofagasta, 7 deabril de 1908.78 Jos H. Moraga, Una palabra oportuna,El Trabajo, Antofagasta, 15 de noviembre de 1908.79 Represin de las huelgas,El Pueblo Obrero, Iquique, 22 de agosto de 1908.

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    alimentos a una poblacin, penalizando en su grado mximo a los jefes, organizadores ypromotores de las huelgas80. Tambin se contemplaba castigar a quienes empleasenviolencia, amenazas o profirieren insultos para impedir el libre ejercicio de unaindustria o trabajo, alcanzando las sanciones a las personas que dirigieren discursos ala muchedumbre o repartieran escritos impresos o no incitando a los huelguistas aejecutar delitos81. El carcter draconiano de la propuesta legislativa era coronado en

    sus ltimos artculos que pretendan extirpar hasta las ltimas races y ramificaciones dela contestacin social:

    Art. 7 Si no pudieren descubrirse los autores de delitos cometidos durante unahuelga o con motivo de ella, sern castigados y penados como cmplices de talesdelitos los instigadores, promovedores y encabezadores de la huelga que,habiendo podido evitar dichos delitos, no lo hubieren hecho.Art. 8 Si las personas que no pertenecieren a la industria o trabajo cuyosoperarios se hubieren declarado en huelga, o que hubieren venido de otraslocalidades para tomar parte en stas, cometieren algunos de los delitos penadosen esta ley, se les impondr una pena inmediatamente superior en grado almximo de las establecidas para los dems casos82.

    Tres aos ms tarde, cuando fue presentado para la discusin en el CongresoNacional el proyecto de ley de accidentes del trabajo, el peridico iquiqueo de latendencia demcrata socialista El Grito Popular lo calific de nuevo engaodestinado a ocultar una necesidad largo tiempo acumulada. Los militantes agrupados entorno a ese rgano de prensa, que al ao siguiente romperan con su partido para fundarel Partido Obrero Socialista, no criticaban la idea de legislar sobre los accidentes deltrabajo sino el contexto, la forma y algunas de las disposiciones especficas del proyectoque se encontraba en trmite parlamentario. Antes que nada -se planteaba en un artculo

    publicado en julio de 1911- haba que legislar sobre proteccin e inspeccin del trabajo,porque mientras no existiera una ley que obligara a los patrones a tener en adecuadascondiciones de seguridad sus establecimientos, maquinarias y herramientas, stos se

    podran eximir del pago de indemnizaciones con arreglo al primer artculo del proyectode ley83, agregando ms adelante:

    Y no hablemos de los artculos 7 y 9 de dicha ley, los cuales ponen a lostrabajadores en manos de los jueces para cobrar sus derechos o calificar la lesinrecibida. Y como los jueces son subalternos de la burguesa, porque son losllamados a aplicar las leyes y las leyes las hicieron ellos; ya estamos de estemodo expuestos a que la lesin se califica de leve, cuando sea grave, o a que senos quiera hacer ver que se pusieron todos los medios para evitar el accidente yde este modo nos rebajen el precio de nuestra indemnizacin84.

    La alternativa propuesta desde las columnas de El Grito Popularconsista en laconstitucin de comisiones en las que tuvieran representacin legal los trabajadores, yque estas comisiones fueran las encargadas de inspeccionar los lugares de trabajo,

    80Cmara de Senadores, Boletn de las Sesiones Ordinarias en 1908, Santiago, Imprenta Nacional, 1908,Sesin 40 Ordinaria en 18 de agosto de 1908, Mensaje del Presidente de la Repblica al Senado y laCmara de Diputados, pgs. 981 y 982.81Ibid.82Op. cit., pg. 982.83 Otro engao ms,El Grito Popular, Iquique, 9 de julio de 1911.84Ibid.

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    calificar los accidentes y proponer a las cmaras las ampliaciones o reformas alproyecto de ley que en esos momentos se encontraba en discusin. De otra forma, seaseguraba, la ley no sera respetada85.

    En todo caso, ni el proyecto discutido en el Parlamento ni las contraproposicionesque emanaban desde el movimiento obrero prosperaron en aquella oportunidad y eldebate parlamentario continu centrado en tecnicismos hasta 1917, cuando fue

    promulgada una ley que tuvo poca trascendencia prctica porque el Senado desech lateora del riesgo profesional planteada en el proyecto de la Cmara de Diputados,sustituyndola por disposiciones que establecan que el trabajo deba efectuarse bajo lavigilancia inmediata del patrn y que los accidentes laborales para ser amparados porla ley deban producirse por causas ajenas al obrero. La ley, en realidad, ms quegarantizar los derechos de los obreros, tenda a facilitar a los patrones el cumplimientode sus obligaciones pues autorizaba la sustitucin de la responsabilidad empresarial pormedio de las compaas de seguros, como fue reconocido en una entrevista de prensa

    por Eugenio Fras Collao, jefe de la Oficina del Trabajo, encargado por el gobierno deredactar el reglamento de aplicacin de la nueva disposicin legal86. De este modo,segn lo denunciado por la representacin demcrata durante la discusin en elParlamento al justificar su oposicin a una ley vaciada de su espritu original, quedaban

    sin cubrir la mayora de los accidentes puesto que stos casi siempre se producan porfatiga, cansancio, descuido o familiaridad del propio obrero con los instrumentos deltrabajo87.

    Pero tan o ms grave que las deficiencias del texto legal, que obligaron en 1923 algobierno de Arturo Alessandri a publicar un decreto para reglamentar los valores de losdaos causados a los obreros por los accidentes laborales88, era la percepcin que tenala clase empresarial de las obligaciones que conllevara su aplicacin. De acuerdo a loinformado porEl Mercurio cuando haba transcurrido casi un mes de vigencia:

    Los patrones miran la ley con desagrado, viendo en ella una nueva gabela para laindustria, y algunos de ellos han manifestado que recargarn el valor de los

    productos y mercaderas para resarcirse de los gastos que les impondr la ley;pues sta, como es sabido, no permite cercenar ni en un solo centavo los salariosde los obreros89.

    Segn la misma informacin de prensa, los obreros, no se encontrabancompenetrados del espritu ni de la letra de la ley y, en consecuencia no la apreciabandebidamente90. Las evidencias recogidas en esta investigacin sugieren ms bien que elgrado de confianza de la masa trabajadora en las leyes sociales aprobadas por el

    85Ibid.86 El seguro obrero y la ley de accidentes, El Mercurio, Santiago, 1 de junio de 1917. Vase tambin:La ley de accidentes del trabajo,El Mercurio, Santiago, 31 de mayo de 1917.87 Un problema social de importancia,El Mercurio, Santiago, 18 de noviembre de 1916.88 Decreto que reglamenta la ley de accidentes del trabajo, El Mercurio, Santiago, 9 de mayo de 1923;Las indemnizaciones por accidentes del trabajo,El Mercurio, Santiago, 7 de junio de 1923; Los pagospor accidentes del trabajo,El Mercurio, Santiago, 24 de junio de 1923.89 La ley de accidentes del trabajo,El Mercurio, Santiago, 22 de julio de 1917.90Ibid. Otra dificultad detectada posteriormente porEl Mercurio era la gran cantidad de uniones libresexistentes en los sectores populares, esto es, vnculos de pareja y de familia que no haban sidolegalizados mediante la celebracin del matrimonio civil, lo que dejaba a las convivientes y a los hijos delos trabajadores vctimas de accidentes del trabajo sin derecho a indemnizaciones ya que la ley slobeneficiaba a los miembros de las familias legalmente constituidas. Los accidentes del trabajo y lafamilia,El Mercurio, Santiago, 22 de diciembre de 1920; La cuestin social,El Mercurio, Santiago, 7de enero de 1921.

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    parlamento era muy bajo, sin que eso significara un rechazo a la idea misma de laproteccin social legal, ya que en algunas de las ms importantes luchas obreras de losaos que siguieron, como por ejemplo, durante la huelga larga del carbn de 1920,volvi a aflorar el reclamo por el incumplimiento patronal a la ley de accidentes deltrabajo91. Entonces, ms que rechazo o indiferencia la posicin mayoritaria en elmovimiento obrero organizado podra sintetizarse en la frmula que adoptaron el 12 de

    enero de 1919 los delegados al Primer Congreso Regional de la Federacin Obrera deChile (FOCH) reunidos en el pueblo de Unin, en plena pampa salitrera:

    Se propicia el principio de que toda ley sobre legislacin del trabajo no puedaser puesta en vigencia si no es aprobada por un voto general directo de la clasetrabajadora92.

    En los ltimos das de ese ao, la III Convencin Nacional de la FOCH realizadaen Concepcin, precis su adhesin a la idea de legislar en materias sociales y laboralesal establecer entre las necesidades de todo orden:

    Una Ley de Accidentes del Trabajo: es necesaria una reforma de la legislacin

    que existe, porque la actual no merece la confianza obrera ni responde, como esde necesidad, al objeto para la cual fue dictada, una ley que fije el salariomnimo y la jornada de 8 horas es una necesidad popular que se hace sentirhondamente93.

    Quedaba un largo camino por recorrer. Para algunos sectores del movimientoobrero se trataba pura y simplemente de arrancar concesiones a la burguesa mediantelos mtodos de la accin directa. Otros, en cambio, pensaban que las luchas socialesdeban fortalecer la organizacin obrera y popular, lo que potenciara electoralmente ala Democracia y permitira conquistar la mayora parlamentaria encargada de votar lalegislacin protectora de los trabajadores y vigilar su estricta aplicacin.

    Sin embargo, la estrategia demcrata de reformas graduales, conquista de unamayora electoral y plena incorporacin al juego de los partidos de la elite dirigente,incluyendo la participacin en gabinetes de coalicin, encerraba una contradiccin vitalcon la defensa de los intereses populares, hasta entonces muy poco considerados en las

    polticas gubernamentales y parlamentarias. Era posible seguir levantando de maneraconvincente la bandera de la legislacin social si el Partido Democrtico formaba partede gobiernos como el de Juan Luis Sanfuentes- cuyo saldo en materias sociales era,

    por decir lo menos, discretsimo? El gradualismo demcrata deba necesariamente

    91 La actitud del gobierno ante la huelga carbonfera, El Mercurio, Santiago, 8 de abril de 1920. Vasetambin, Barra, op. cit., pg. 68. Segn un informe redactado en septiembre de 1921 por un inspector dela Oficina del Trabajo que visit la zona del carbn, obreros y empresarios atribuan a causas muydistintas los numerossimos accidentes del trabajo que se producan en las explotaciones mineras.

    Mientras los trabajadores denunciaban la mala disposicin de los que dirigan las labores, el mal estado delas maquinarias o la mala calidad del material, los patrones, en cambio, achacaban la responsabilidad a lanegligencia o a la imprudencia de los operarios. El autor del informe conclua en que era necesariomejorar la ley con el objeto de obligar a los patrones a llevar a cabo reformas que se les indiquen comoindispensables para prevenir accidentes. ARNAD, FMI, vol. 5571 (Providencias 1921), Informe alDirector de la Oficina del Trabajo, documento N22, Concepcin, 10 de septiembre de 1921, s.f.92 Primer Congreso Regional de la Federacin Obrera de Chile. Reunido el da 12 de enero de 1919 en elpueblo de Unin,El Socialista, Antofagasta, 16 de enero de 1919. Reproducido por Ximena Cruzat yEduardo Devs (recopiladores), Recabarren. Escritos de prensa, tomo 4 1919-1924, Santiago, EditorialNuestra Amrica-Terranova Ediciones, 1987, pg. 9.93 Barra, op. cit., pg. 128.

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    acentuarse y su discurso tena que centrarse en proclamar los magros avances de suestrategia, dejando siempre como tarea pendiente la obtencin de un sistema global delegislacin social. As, la Agrupacin demcrata de Valdivia a travs de su rgano Los

    Debates, aplaudi el decreto emitido el 27 de diciembre de 1917 por el lder del partido,Malaquas Concha, en su calidad de Ministro de Industria y Obras Pblicas, quereglamentaba las horas de trabajo y las condiciones de salubridad de diversas

    reparticiones de los Ferrocarriles del Estado, y fij como prximo objetivo la extensinde la recin lograda jornada de 8 horas de los ferroviarios al sector privado94. Haba quearmarse de paciencia ya que la tctica parlamentaria del partido implicaba respetar losmecanismos polticos y legales cuyo funcionamiento, ya se saba, era, adems deincierto, lento y engorroso:

    El primer paso est dado. Corresponde ahora a la representacin demcratapedir el concurso de sus aliados los radicales y liberales para conseguir eldespacho de una ley que extienda a las industrias particulares las disposicionesque regirn, en virtud del decreto mencionado, para los obreros de losFerrocarriles del Estado. Ello no es posible obtenerlo en el presente perodoextraordinario de sesiones del Congreso; pero bien vale la pena ir preparando,

    mientras tanto, el campo para alcanzar, en el momento oportuno, el mejorresultado apetecible95.

    En esa perspectiva, hacia comienzos de 1918, cuando an ocupaba el cargo deMinistro de Industria y Obras Pblicas, Malaquas Concha encarg a la Oficina delTrabajo la preparacin de un proyecto de reforma de la ley de accidentes del trabajoapuntando a establecer sanciones para los patrones que no cumplieran sus disposicionese incluir entre los beneficiarios de las indemnizaciones a los ascendientes (ya que eltexto legal vigente hasta entonces slo contemplaba a los descendientes)96. Un par deaos despus, el proyecto de ley dorma en el Congreso Nacional y pasara an muchotiempo antes de que se aprobara una ley de accidentes del trabajo depurada de las

    principales limitaciones y deficiencias que haba manifestado el texto original97.Superando con creces la corriente demcrata y su estrategia gradualista, en la

    medida en que se agudizaba la crisis social, econmica y poltica que tuvo en 1920 unsimblico epicentro, la aspiracin popular de lograr proteccin legal frente a losavatares ms dramticos de la vida se convirti en un hilo reivindicativo central delmovimiento obrero y popular. El Partido Obrero Socialista tambin asumi estosanhelos. Su primer Congreso realizado en Santiago el 1 de mayo de 1915, adopt como

    puntos programticos una variada gama de medidas de legislacin social, entre las quese destacaban: fijacin de la jornada laboral en 8 horas, reglamentacin del trabajoindustrial femenino e infantil, reglamentacin del trabajo encargado a domicilio,accidentes del trabajo, creacin del Seguro Obrero, formacin de tribunales mixtos(patrones y obreros) para resolver los conflictos laborales, pensiones de retiro e

    94 Un decreto importante,Los Debates, Valdivia, 12 de enero de 1918.95Ibid.96 Accidentes del trabajo y modificaciones que requiere esta ley, El Mercurio, Santiago, 11 de julio de1920.97 De acuerdo a lo observado por Peter De Shazo, en 1921 no se pag indemnizaciones al 49% de lostrabajadores que sufrieron accidentes del trabajo en Santiago y Valparaso, y hasta mediados de los aos20 la polica y los inspectores de la Oficina del Trabajo fueron incapaces de vencer la resistencia de losempleadores a esa ley. Peter De Shazo, Urban Workers and Labor Unions in Chile 1902-1927,Wisconsin, The University of Wisconsin Press, 1983, pg. 40.

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    invalidez del trabajo y reglamentacin del trabajo minero98. Este partido ratific suadhesin a la idea de la legislacin protectora del trabajo en varias oportunidades,especialmente luego de la manifestacin pblica organizada en Santiago en febrero de1916 para protestar contra los abusos cometidos en el mineral de El Teniente, cuandoreclam la jornada laboral de 8 horas, el cumplimiento de la ley de habitaciones obreras,la instruccin primaria obligatoria, la eliminacin de las fichas-salario y la aprobacin

    de la ley de accidentes del trabajo99

    , y posteriormente, con ocasin de comiciosorganizados simultneamente el 8 de septiembre de 1918 en Iquique, los pueblos delinterior de la provincia de Tarapac, Tocopilla, Antofagasta, Mejillones, Punta deRieles (Calama), Pampa Unin, Yungay, Taltal, Valparaso y Santiago, cuando ademsde una serie de medidas y leyes para abaratar el consumo, se pidi al gobierno queimpulsara la aprobacin de leyes para establecer la jornada laboral de 8 horas y elsalario mnimo, y la obligacin patronal de pago semanal a los obreros, entre otrasmedidas100.

    Sin embargo, el Partido Obrero Socialista oscil entre la integracin y elmaximalismo alentado en ciertos momentos por su principal lder, Luis EmilioRecabarren. As, cuando la FOCH y el partido en Antofagasta levantaron su candidaturaa diputado a comienzos de 1921, Recabarren fij de manera muy drstica la posicin

    que orientara su quehacer parlamentario, sin dejar ninguna ilusin respecto de lalegislacin social:

    Quieren los obreros que vaya a la Cmara a hacer leyes obreras, opuestas a lasleyes burguesas?

    No. Ya comprendemos los obreros que el problema social no se resolver pormedio de las leyes, pues, la burguesa capitalista